MENTES FLEXIBLES
PAIDÓS
TRANSICIONES
El arte y la ciencia de saber cambiar nuestra opinión y la de los demás
How ard G ardner es profesor de Cognición y Educación de la Harvard G radúate School of Education y director del Project Z ero de la Universidad de Harvard. Galardonado con un prem io MacArthur.ha recibido diversas distinciones académicas y ha escrito más de una veintena de libros, entre los que se cuentan Mentes creativas, Mentes líderes (con E. Laskin), La educación de la mente y el conocimiento de las disciplinas, Inteligencias múltiples, La nueva ciencia de la mente, Arte, mente y cerebro, La mente no escolarizada, Educación artística y desarrollo humano, La inteligencia reformulada, Buen trabajo y La buena opción (con W. Fischman
y otros), todos ellos igualmente publicados por Paidós.
HOWARD GARDNER
MENTES FLEXIBLES El arte y la ciencia de saber cambiar nuestra opinión y la de los demás
B iblq R e d
Rad Capital de Bibliotecas Pública*
4 PAIDÓS Barcelona Buenos Aires México
A Courtney Sale Ross-Holst
Título original: Changing Minds. The Art and Science o f Changing Our Own and Other P eople’s Minds
Publicado en inglés, en 2004, por Harvard Business School Press. Boston, MA, EE.UU. Traducción de Genis Sánchez Barberán
Cubierta de Excentric
Q u«dan rigurosam ente prohibidas, sin fa autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción tota l o parcial de esta obra por cualquier m edio o p rocedim iento, co m p ren d id os la reprografia y el tratam iento inform ático, y la d istrib ución de ejem plares de ella m ediante alauiler o préstam o públicos.
© 2004 de todas las ediciones en castellano Ediciones Paidós Ibérica, S.A., Av. Diagonal, 662-664 - 08034 Barcelona www.paidos.com
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Sumario
Prólogo................................................................................................
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Agradecim ientos.........................................................................................
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1. L os con ten id o s d e la m en te ............................................................. 2. Las form as de la m ente ...................................................................... 3. El p o d e r d e las p rim eras teorías ...................................................... 4. L id erar u n a población heterogénea ............................................... 5. L id erar u n a institución: cóm o tra ta r con una población u n i f o r m e ................................................................................................... 6. El cam bio m ental in d irecto m ed ian te avances científicos, estudios académ icos y creaciones artísticas ................................... 7. El cam bio m ental en contextos form ales ...................................... 8. El cam bio m ental en contextos íntim os ........................................ 9. C am biar la m en talid ad de u n o m ism o ........................................... 10. Epílogo: el fu tu ro del cam bio m e n t a l .............................................
15 39 67 87 109 133 155 173 199 227
111. A péndice .......................................................................................................... ín d ic e analítico y de n o m b r e s .....................................................................
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Prólogo
U n lib ro p u e d e hacer referencia a sí m ism o. E n m uchos aspectos, este lib ro encarn a las características del cam bio m ental que describe. Al p rin cipio creía estar escrib ien d o una clase d e libro, p e ro fui cam b ian d o de p a recer y, al final, surgió un lib ro to talm en te diferente. C om o o cu rre con frecuencia, este cam bio se dio de u n a m anera im perceptible, casi in cons ciente, p e ro al final estalló en m i conciencia. El resto surgió con fluidez. Será m ejor q u e m e explique. C om o m uchos académ icos q u e han h e cho investigaciones d u ra n te décadas, he p artic ip a d o en u na am plia red de iniciativas. A lo largo d e estos años he estu d iad o la inteligencia, la creati vidad, el liderato, la enseñanza, el aprendizaje, la reform a educativa y la ética, to d as desde el p u n to d e vista d e la psicología cognitiva. A finales de la década d e 1990, un e d ito r d e la H arv ard Business School Press (H BSP) m e p re g u n tó si m e gustaría escrib ir so b re mis ideas para un p ú b lico em presarial. Tras un leve escepticism o inicial, la invitación m e entusiasm ó. A cordam os q u e ab o rd aría cada u n o de estos tem as cen trán d o m e en los problem as p ro p io s del m u n d o em presarial. D u ra n te los años siguientes hice varios in ten tos de escribir el libro, p e ro n in g u n o acababa de ser p len am en te satisfactorio. D e algún m odo, la idea d e refo rm u lar m is principales ideas p ara los lectores del Wall Street Journal o de Business W eek no m e acab ab a d e convencer. P o r aquel e n tonces m e en co n tra b a en u n a etap a d iferen te d e mi p ro p io pensam iento y el eq u ip o editorial d e H B S P tam b ién había cam biado. U n día, en el o to ñ o d e 2001, m ientras estaba h ab lan d o con H ollis H eim b o u ch , la d irectora ed ito ria l, su rg ió u n a n ueva idea. Tal co m o la re c u e rd o , la co nversación q ue actuó com o catalizador fue más o m enos así. H ollis m e dijo: «Estás in teresad o en la influencia q u e ejercen los líderes en los m iem bros de sus grupo s, y tam b ién estás interesad o en la educación y en la dificultad de enseñ ar algo nuevo. ¿C uál es la conexión? ¿Cuál es el “hilo c o n d u c to r”?».
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D e rep en te m e vino a la cabeza una idea de la d écada de 1970 expresada en la frase p oco elegante «D ejem os q u e N ix o n sea N ixon». Dije: «L o que hoy p o r hoy m e in teresa, H o llis, es cóm o p o d em o s conseguir q ue la g en te cam bie d e m en talid ad en relación con cuestiones im portantes». Ella me respondió: «P ues entonces deberías escrib ir un libro so b re eso». C on esta conversación ap aren tem en te sencilla cam bié claram ente d e dirección y, sin presiones excesivas, p ro n to nació un nuevo libro. Según el m o d elo q u e se desarrolla en las páginas que siguen, ¿cóm o concebiría ahora aquel cam bio m ental? D icho en pocas palabras, em pecé con u n a idea plasm ada en u n a representación: u n a serie de ensayos sobre varios tem as q u e ya había tratad o , salpicados con ejem plos extraídos del m u n d o d e la em presa en lugar de ejem plos sacados del m u n d o de la e d u cación (mi área d e atención habitual). Al final acabé con una idea to ta l m ente diferente: una reflexión en p ro fu n d id a d sobre la naturaleza del cam bio m ental con ejem plos extraíd o s de un abanico de ám bitos delib e radam en te am plio. E n el lib ro describ o siete palancas diferentes para p ro m over el cam bio m ental. E n el caso del cam bio que tuvo lugar m ientras escribía este libro, las p rincipales palancas q u e actuaron son las que llam o resonancia, redescripción representación a l y resistencia. Tam bién d escribo seis ám bitos o esferas d iferentes del cam bio m ental; en este caso concreto, el ám b ito en el q u e m e he cen trad o es el de la erudición, un ám bito que destaca el cam bio d e m en talid ad b asad o en la m anipulación de distintos sistem as sim bólicos. C onfío en q u e el lecto r descifre esta sim plificación a m edida q u e lea M en tes flexibles.
Agradecimientos
M uchas p ersonas han c o n trib u id o a suscitar este cam bio en mi propia m entalidad y a conseguir q u e este lib ro llegara a b u e n térm ino. Mi p rin ci pal agradecim iento en el cam po editorial es p a ra H ollis H eim b o u ch , que ha persev erad o en una em presa a veces fru stran te y que, com o m ínim o, m erece m i reconocim iento p o r su co n trib u ció n a la form a del lib ro y a sus conten id o s finales. E n el cam po de la investigación, mi principal agradeci m iento es p ara Kim B arberich, mi co m p eten te asistente q ue m e ha ayuda do a co m p ren d er la aplicabilidad d e mis ideas en un co n tex to em presarial y m e ha ofrecido útiles críticas d e diversos b o rrad o res. E n el cam po e d ito rial tam b ién deseo ex p resar mi agradecim iento a M arjorie W illiams y a Je ff K ehoe, d e H B SP; a Lucy M cCauley, q u e h a hecho u n trab ajo excelen te corrig ien d o un p en ú ltim o b o rra d o r un tan to pesado; y a C athi Reinfeld er y a Ja n e B onassar p o r las etapas finales d e la edición. E n mi p ro p io despacho, Alex C hisholm se ha h ech o cargo d e la p rep aració n del m an u s crito. M i esposa, E llen W inner, y mi hijo, Jay G a rd n er, m e han ofrecid o en to d o m o m en to su apoyo y su consejo. La T em pleton F o u n d a tio n ha apoyado mis investigaciones sob re el « b u en trabajo» en el cam po e m p re sarial. E n tre los m uchos colegas con quienes h e h ab lad o de estos tem as d u ra n te estos años, deseo ex p resar un agradecim iento especial a tres am i gos: a W arren Bennis p o r su conocim iento in co m parable de cuestiones relacionadas con la em presa y el lid erato , a Jeffrey E pstein p o r las ex ce lentes p reg u n tas q u e p lan tea y a Jam es O . F reedm an p o r su generosidad y su sabiduría. D edico este libro a C ourtney Sale R oss-H olst. Em pezam os com o cole gas estu d ian d o a fo n d o las cuestiones relacionadas con la creación de una nueva escuela. C ourtney hizo la m ayor p arte de la reflexión y yo no du d é en seguirla. C on los años hem os co lab o rad o en num erosas em presas y en m uchos lugares y nos hem os hecho buenos amigos. Los consejos de C ourt-
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ney casi siem pre dan en la diana; y u san d o un térm ino al que rara vez recu rro, es una verd ad era visionaria. H ay o tra m anera más directa de decir lo que acabo de decir: C o u rtn ey ha cam biado mi m entalidad en relación con m uchas cuestiones im portantes. C reo que sus ideas hoy visionarias sobre la educación llegarán a p arecer com unes y corrientes algún día p o rq u e, a una escala m undial, C ourtney h ab rá c o n trib u id o a provocar cam bios real m ente im portantes. C am bridge, M assachusetts S eptiem bre d e 2003
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Capítulo í
Los contenidos de la mente
H ab lam o s co n stan tem en te de cam bios m entales o de m entalidad. El significado d e esta m etáfora tan co rrien te p arece clara: tenem os la m ente orien tad a en u n a dirección, se lleva a cabo alguna operación y, com o c o n secuencia, la m en te se o rien ta en u n a dirección distinta. P ero p o r m uy cla ra q ue p u e d a p are c e r esta m etáfora a p rim era vista, el fenóm eno del cam b io m ental es una d e las experiencias hum anas m enos estudiadas y hasta diría q u e m enos co m prendidas. ¿Q u é o c u rre cu an d o cam biam os d e m en talid ad ? ¿Y q u é hace falta exactam ente p ara q u e una p erso n a cam bie de m entalidad y em piece a ac tu a r en función de ese cam bio? E stas preg u n tas han atraíd o mi curiosidad y, au n q u e he reflexionado so b re ellas com o investigador psicológico, me he dad o cu enta de q u e algunos aspectos del cam bio m ental seguram ente seguirán siendo un arte en el fu tu ro inm ediato. E n las páginas q ue siguen presen taré mis p ro p ias respuestas. N aturalm ente, la m entalidad es difícil de cambiar. P ero m uchos aspec tos de nuestra vida se orientan precisam ente a ello: convencer a un colega para que abo rd e una tarea de o tra m anera o in ten tar erradicar uno de n ues tros propios prejuicios. Algunos incluso nos dedicam os profesionalm ente a cam biar la m entalidad de la gente: el psicoterapeuta que influye en la im a gen que un p aciente tiene d e sí m ism o; el enseñante q ue presenta a sus alum nos nuevas m aneras d e co ncebir un tem a conocido; el ven d ed o r o el anunciante que convence a los consum idores para q ue cam bien de m arca. Casi p o r definición, los líderes son personas q u e cam bian m entalidades, con independencia de que lideren un país, una em presa u otra organiza ción. Así pues, está claro que en lugar de d ar p o r sentado el fenóm eno del cam bio m ental, nos será útil co m p ren d er m ejor sus m uchos enigm as fasci nantes: lo que o cu rre exactam ente cuando una m ente pasa de un estado aparen tem en te intransigente a un p u n to de vista radicalm ente diferente.
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M ejor será que ex p rese d esd e el p rin cip io lo q ue qu iero y no quiero decir cu an d o uso la expresión «cam bio m ental». Para em pezar, me refiero a unos cam bios de m en talid ad significativos. E n un sentido superficial, nuestra m entalidad cam bia a cada m o m en to m ientras estam os despiertos y, con to d a p ro b ab ilid ad , tam bién m ientras dorm im os. N uestra m entali dad tam bién cam bia c u an d o caem os en la senilidad, si bien este cam bio no suele ser m uy positivo. Reservaré la ex presión «cam bio m ental» para las situaciones d o n d e una p erso n a o un g ru p o a b a n d o n an su m anera h ab i tual de co n ceb ir una cuestión significativa y, en lo sucesivo, la conciben de o tra m anera. P o r ejem plo, decisiones com o leer las secciones del p e riódico siguiendo un o rd en d iferen te o de alm orzar al m ediodía en lugar de hacerlo a las 13 h no su p o n en un cam bio m ental significativo. P ero si siem pre he votad o a can d id ato s d em ócratas y d ecido q ue a p artir de a h o ra voy a p a rtic ip a r activam ente en la cam paña del P a rtid o L ib ertario , o si decido d ejar la carrera d e d erech o p ara trab ajar d e pianista en un bar, d i ría q u e estos ejem plos reflejan unos cam bios d e m entalidad significativos. (De acuerdo, siem pre h ab rá el b ich o raro para quien cam biar la hora de alm orzar rep resen te un cam bio de más envergadura q ue cam biar de ca rrera.) Se aplica el m ism o c o n traste c u an d o el agente del cam bio m ental es o tra persona. El en señ an te que d ecide p asar un exam en el jueves en lu gar del viernes y que, en consecuencia, altera mi p rogram a sem anal de es tudio, sólo suscitará un cam bio p e q u e ñ o en mi m anera de pensar. P ero un en señ an te q u e d esp ierte mi interés p o r a p re n d e r y que, de ese m odo, me anim e a p ro fu n d iz a r en un tem a aun desp u és d e h ab er finalizado el curso, influirá en mi m en talid ad de una m anera m ás sustancial. M e c en traré en los cam bios d e m entalidad que se dan conscientemen te , casi siem pre com o resu ltad o d e unas fuerzas que se p u ed en identificar (no m ed ian te u n a m anipulación sutil). E xam ino una serie de agentes que inten taro n p ro m o v er cam bios d e m en talid ad y q u e lo hicieron de una m a nera directa y tran sp aren te. M is ejem plos incluyen líderes políticos com o la prim era m inistra M argaret T hatcher, que cam bió el rum bo del Reino U nido en la d écada de 1980; líderes em presariales com o Jo h n Brow ne, ahora lo rd B row ne, q u e cam bió las o p eraciones de BP, el gigante b ritá nico d e la in d u stria p etro lera, en la d écad a d e 1990; el biólogo C harles D arw in, q u e transform ó la noción que tenían los científicos (y, con el tiem po, la noción que tenía el gran público) d e los orígenes del ser hum ano; el espía W h itta k e r C ham bers, cuyo tu m u ltu o so cam bio d e m entalidad alte ró el paisaje político estad o u n id en se a principios de la d écada de 1950; y enseñantes, colegas, psico terap eu tas, am antes y otras personas m ucho m e
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nos conocidas q u e cam biaron la m en talid ad de quienes estaban a su alre dedor. M i en fo q u e se cen tra p rin cip alm en te en agentes q ue h an ten id o éxito en pro m o v er el cam bio m ental, a u n q u e tam bién consideraré in tentos fa llidos de prov o car este cam bio p o r p arte d e líderes políticos y em p resaria les, de intelectuales y d e otras personas. Salvo d e una m anera casual, no voy a a b o rd a r los cam bios p ro d u cid o s p o r m edio de la coacción ni los re sultantes del engaño o d e la m anipulación. P resen taré siete palancas, o fa cto re s, del cam b io q u e a c tú a n ju n ta s o p o r se p a ra d o p a ra p ro m o v e r o fru stra r cam bios m entales significativos y m o straré cóm o actúan en una variedad de casos concretos. N atu ralm en te, soy consciente de q ue estos cam bios no siem pre son el resultado de las intenciones de sus agentes ni de los deseos d e la perso n a cuya m entalidad ha cam biado; algunos efectos p u ed en d arse a largo plazo o ser in directos, sutiles, im previstos y hasta perversos. Los artistas suelen ser los prim eros en reconocer terrenos q ue más ad e lante son ex plorados p o r los estudiosos de u n a m anera más explícita. P re cisam ente el novelista y ensayista N icholson B aker nos ofrece u n precioso ejem plo d e cam bio m ental y, aún m ás revelador, también nos ofrece una explicación intuitiva y reflexiva de cóm o se p u e d e n p ro d u c ir estos cam b io s.1 B aker recu erd a un viaje q u e hizo en au to bús de N ueva Y ork a la ciudad de R ochester, al n o rte del E stado. La coincidencia de dos sucesos en aquel viaje le estim uló p ara reflexionar so b re el proceso del cam bio m ental. E n p rim er lugar, en u n a p arad a del trayecto, el co n d u c to r del auto b ú s vio un zapato p e rd id o y p re g u n tó si era d e alguien. Al ver que ningún p a sajero respondía, el co n d u c to r tiró el zapato al cu b o de la b asura más cer cano. M ás adelante, un pasajero de aspecto b astan te lastim oso le p re g u n tó si había visto el zapato. El co n d u c to r le dijo que ya era dem asiado tard e y q ue lo había tirad o en las inm ediaciones d e B ingham ton. B aker co n trasta la decisión in m ediata de tira r el zapato con o tra deci sión m u ch o m ás gradual que, a la larga, desem b ocó en un cam bio de su pro p ia m entalidad. M ientras ib a en el au to b ú s, B aker em pezó a fantasear sobre la m anera de am ueblar su apartam en to . C oncretam ente, p ensó en u n a m an era m uy im aginativa d e se n ta r a la gente: c o m p ra ría e instalaría 1. Nicholson Baker, «Changes of Mind», en Nicholson Baker (comp.), The Size o f Thoughts: Essays and Othcr Lumber, Nueva York, Random House, 1982/1996, págs. 5-9. Agradezco esta cita a Alex Chisholm.
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en su ap a rta m e n to varias carretillas elevadoras de color am arillo y varias excavadoras de color naranja. Los visitantes p o d rían sentarse en unas es lingas q u e colgarían e n tre las horquillas d e las carretillas o en las cucharas de las excavadoras. B aker se en co n trab a calculando cuántas carretillas po d ría ag u an tar el suelo del piso c u a n d o el d esv en tu rad o pasajero p re g u n tó en vano so b re el p a ra d e ro de su zapato. B aker reflexiona so b re lo q u e o cu rrió los cinco años siguientes a la p rim era vez q u e im aginó esta exótica form a de am ueblar su apartam ento: «A hora veo que, sin d arm e cuenta, he cam b iad o de parecer. Ya no quiero vivir en u n a p artam en to am u eb lad o con excavadoras y carretillas elevado ras. E n algún m o m en to cam bié d e p arecer de una manera tan irrevocable como e l conductor d el autobús cuando tiró el zapato derecho de aquel hom bre extraño y triste [las cursivas son de B aker]. P ero, en to d o ese tiem po, en ningún m om en to le di vueltas a la idea d e las excavadoras ni la puse en d u d a» .2 B aker prosigue reflexionando so b re la peculiar naturaleza de estos cam bios m entales graduales: cam bios com o el d istanciam iento progresivo d e dos am igos, los cam bios del gusto artístico o los cam bios en las c re en cias políticas. Según él, estos cam bios suelen ser más el resultado de una m odificación lenta y casi im p ercep tib le de un p u n to de vista q ue la conse cuencia d e un solo arg u m en to o de una súbita revelación. A dem ás, las lla m adas co m prensiones súbitas suelen ser algo q u e señalam os después de que hayan o cu rrid o , unos relatos ad ecu ad o s q u e nos acabam os co n tan d o a noso tro s m ism os y a los dem ás p ara ex plicar el cam bio m ental. Baker concluye su reflexión con una caracterización q u e engloba precisam ente los tip o s de cam b io m ental q u e yo m ism o in te n to c o m p ren d e r: «R echa zo el relato del en señ an te tem ido y al m ism o tiem po respetado, del libro que im pacta com o un tru e n o , d e años d e riguroso estudio seguidos de una d eslu m b ran te revelación, del peso del arrep entim iento: deseo ver los cam bios secuenciales de m en talid ad en su v erd ad era m ultiplicidad, n u d o sa, espesa y e n red ad a, con los ribetes de la inteligencia en plena acción, rebosantes de colorido y o n d e a n d o al v ien to » .5 D esde un p u n to de vista fenom enológico, B aker expresa m uy bien la experiencia q u e to d o s hem os ten id o en relación con dos variedades del cam bio m ental: p o r un lado, tenem os las decisiones ap aren tem en te re p en tinas, com o tira r un zapato p o r la ventana; p o r o tro, tenem os las decisio 2. Ibíd., pág. 5. 3. Ibíd., pág. 9.
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nes a las q u e llegam os g rad u alm en te y quizá d e una m anera im p e rc ep ti ble, com o un cam bio en n u estro s gustos. C reo q ue B aker tiene razón al afirm ar q u e incluso los cam bios q u e irru m p e n d e u na m anera esp ectacu lar en la conciencia suelen o cu ltar o tro s procesos más sutiles que han ido cuajando d u ra n te un largo p erío d o d e tiem po. C on to d o , estos casos p e r sonales de cam bio m ental no son m ás q u e u n a subclase: en m uchos casos, hay otro s agentes — líderes, enseñantes, personajes de los m edios de co m unicación— q u e d esem peñan un p ap el decisivo en la generación de un cam bio m ental, sea súb ito o gradual. Todas estas form as d e cam bio m ental p id en u na explicación. L o que es enigm ático p a ra el novelista o provocativo p ara el ensayista p u ed e y d eb e ser ex p licad o p o r el científico social. E n este lib ro identifico: 1) la variedad d e agentes y m edios del cam bio m ental, 2) los instrum entos que los agentes tienen a su disposición, y 3) los siete factores q ue d eterm inan si te n d rá n éx ito en su in te n to de pro m o v er un cam bio m ental. Y tam bién tra to de d em o strar el p o d e r de mi explicación d e carácter cognitivo en com paración con o tras explicaciones contrarias, com o las basadas en fac tores biológicos o las q u e se cen tran en factores culturales o históricos. A ntes d e a b o rd a r los agentes y los in stru m en tos concretos q ue p u e d en generar u n cam bio m ental, d efiniré a q u é m e refiero c u an d o hablo de lo que o cu rre en la «m ente». A u n q u e ta n to N icholson B aker com o yo h a blam os de cam bios m entales, está claro q u e aquello de lo q ue escribo (y p u ed e q u e tam bién aquello de lo q u e escribe él) supone, en últim a in stan cia, cam bios de co nducta. Los cam bios q u e se p ro d u ce n « d e n tro d e la m ente» p u e d e n te n e r un interés académ ico, p e ro si n o p ro d u ce n unos cam bios d e c o n d u cta presentes o fu tu ro s no nos interesan aquí. E ntonces, ¿p o r q u é no h ab lar sim plem ente d e co n ducta? ¿P o r qué in tro d u c ir la m en te en la discusión? La respuesta es que una de las claves del cam bio m ental es m odificar las «rep resen tacio nes m entales» d e la p e r sona, es decir, la m anera con creta en q u e p ercibe, codifica, retiene y re c u p era inform ación. A quí entram os d e lleno en la historia de la psicología y en una m anera d e co n ceb ir la m en te h u m an a q u e nos perm itirá resp o n d er a la p regunta: ¿qué hace falta p ara gen erar un cam bio m ental?
U n a PSICOLOGÍA ABIERTA a LA «CONVERSACIÓN MENTAL»
H ace un siglo, en los inicios de la psicología científica, los investigado res se basaban en com unicaciones personales (introspección) y no tenían
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ningún rep aro en h ablar de ideas, d e pensam ientos, de im ágenes, de esta dos d e conciencia e incluso de la m ente. P o r desgracia, el ser hum ano no es un ob serv ad o r necesariam ente preciso de su p ro p ia vida m ental y las e x plicaciones introspectivas d e la experiencia no satisfacían las estrictas n o r mas científicas. E n reacción a esta depen d en cia excesiva de com unicacio nes personales com o la de N icholson Baker, una generación de psicólogos decidió elim inar d e su naciente disciplina to d o testim onio personal, toda referencia a fenóm enos m entales. E n lugar de ello, exigía un acento exclu sivo en las conductas observables, en los actos q ue se pudieran ver, regis trar y cuantificar de una m anera objetiva. Su enfoque, q ue llegó a ser el pred o m in an te en E stados U nidos y en algunos otros países d u ran te m edio siglo, recibió el n o m b re d e conductism o. Los principios (y los límites) del conductism o se expresan m uy bien en un viejo chiste: D os conductistas hacen el amor. Luego, el p rim ero le dice al segundo: «B ueno, tú te lo has pasado fenom enal. P ero, dim e, ¿cóm o m e lo he p asado yo?». F u eran cuales fueran sus virtudes, el co n d u ctism o se apagó d u ra n te la segunda m itad del siglo XX. H u b o varios factores q ue co n tribuyeron a ello, p e ro su prin cip al verd u g o fue el o rdenador. E n las décadas de 1950 y 1960 había q u e d a d o claro q u e los o rd en ad o res eran capaces de resolver problem as com plejos. Para hacerlo, necesitaban inform ación — d atos— a la q u e luego aplicaban varias secuencias d e operaciones. A dem ás, los o r d enad o res solían realizar sus cálculos siguiendo m étodos sim ilares a los que em plea el ser hum ano. A m ed id a q u e se iban acum ulando los indicios de que aquellos objetos creados p o r el h o m b re p o d ían pensar, parecía a b su rd o n egar la actividad m ental de las en tid ad es — los seres hum anos— que co n stru ían el hardw are, creab an el softw are y configuraban los p ro ce sos q u e seguían estas m áquinas. Y así es com o se inició la revolución cognitiva.4 H ace cincuenta años, esta co rrien te intelectual se ex ten d ió a diversas disciplinas y dio lugar a un cam po interdiscip lin ario llam ado ciencia cognitiva. R echazando las res tricciones del co n d u ctism o , los científicos cognitivos vuelven a ab o rd a r las p reg u n tas y los co n cep to s que se ten ían p o r legítim os d u ra n te los p ri m eros años d e la psicología (y que, p o r cierto, tam bién lo eran para las grandes filosofías del pasado). Los cognitivistas hablan sin reparos de im ágenes, d e ideas, de o p eraciones m entales y de la m ente. P ara ello sue 4. J. S. Bruner, In Search ofM ind, Nueva York, Harper, 1983; Howard Gardner, The M ind’s New Science: A History o f the Cognitive Revolution, Nueva York, Basic Books, 1985 (trad. cast.: La nueva ciencia de la mente, Barcelona, Paidós, 2002).
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len re c u rrir a la term inología inform ática y al establecim iento de analogías con el ordenador. P o r ejem plo, se dice que las personas, al igual q ue los dispositivos inform áticos m ecánicos o eléctricos, asim ilan inform ación, la p ro c e sa n d e varias m an eras y crean d iversas re p re sen tacio n e s m entales. Es posible describ ir estas representaciones m entales en inglés (o francés o sw ahili) n o rm al y co rrie n te , com o yo m ism o h a ré con frecuencia. P e ro en últim a instancia es preferib le q u e estas representaciones m entales se p u e d a n d e sc rib ir con la m ism a p recisió n q u e los o b jetos y las o p e ra c io nes de un lenguaje d e program ación. E n realidad, un nuevo cam po llam a do neurociencia cognitiva plantea que, ta rd e o tem prano, estas rep resen taciones m entales serán explicables en térm inos p u ram en te fisiológicos. Q uizá p o d am o s señalar el co n ju n to d e conexiones o redes neurales que represen ten u n a im agen, una idea o un co n cep to co n creto y observar d i rectam en te los cam bios corresp o n d ien tes. Y si las futuras técnicas de tra s p lan te cerebral o de ingeniería genética llegan a realizar su potencial, in cluso p u e d e que seam os capaces de p ro v o car cam bios m entales actuando directam en te so b re las n eu ro n as o los nucleótidos (hablaré más de esta cuestión en el últim o capítulo del libro). P ara co n tin u a r con la p resen te indagación m e ap ro p iaré del lengua je de la ciencia cognitiva y explicaré cóm o cam bian, o cóm o se cam bian, las representaciones m entales. N atu ralm en te, nuestras representaciones m entales cam bian constan tem en te, au n q u e de una m anera discreta. E n realidad, el lecto r no p o d ría h a b e r avanzado ta n to en este prim er capítulo si no h u b iera realizado unos cam bios voluntarios de representación, unos cam bios q u e quizá se reflejen en su co m prensión d e la historia de la p sico logía o en su m anera d e in te rp re ta r la frase «cam bio m ental». A dem ás, a m enos que el lecto r lea ob ras de sociología p o r p u ro placer, cabe su p o n er que estará leyendo este lib ro con la esperanza de q ue sus representaciones m entales del «cam bio m ental» ex p erim en ten m ás cam bios y q u e esos cam bios acaben siéndole útiles en el hogar, en el trabajo o en sus activida des de ocio. Así pues, ¿en q u é consisten las representaciones m entales? Lo m ejor será em pezar con u n ejem plo.
LAS REPRESENTACIONES MENTALES Y EL PRINCIPIO 8 0 / 2 0
C onsiderem os un cam bio m ental que m uchas personas han ex p eri m entad o con los años. D esde la m ás tiern a infancia, la m ayoría de noso
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tros hem os actu ad o bajo el siguiente supuesto: c u an d o afrontam os una ta rea, deb em o s esforzarnos al m áxim o y d ed icar más o m enos el m ism o tiem po a cada p a rte de la misma. Según este p rin cip io «50/50», si te n e mos q u e a p re n d e r una pieza m usical, d o m in ar un nuevo juego o desem p eñar algún rol en casa o en el trabajo, debem os d istrib u ir eq u itativam en te nu estro esfuerzo en tre los diversos com ponentes. C onsiderem os ahora este p ro b lem a d esd e o tra perspectiva. A p rin ci pios del siglo p asado, el econom ista y sociólogo italiano V ilifredo P areto p ro p u so lo q u e se conoce com o la «regla o p rin cip io 80/20». C om o ex p li ca R ichard K och en un lib ro encantador, The 8 0 /2 0 Principie? en general p o d em o s realizar la m ayor p a rte de lo q u e q u erem o s — quizás hasta el 80 % — únicam en te con una can tid ad relativam ente peq u eñ a del esfuerzo previsto, quizá sólo el 20 % (véase la figura 1.1). Es im p o rtan te elegir con buen criterio d ó n d e vam os a aplicar n u estro esfuerzo y estar atentos a los «p u n to s d e inflexión» que, de rep en te, p u ed an colocar un objetivo d en tro de n u e stro alcance (o más allá d e él). A la inversa, debem os evitar la te n ta ción n atu ral de aplicar las m ism as cantid ad es d e energía a cada c o m p o nen te de una tarea, un pro b lem a, un p royecto o una afición, o p ro d ig ar la m ism a can tid ad de atención a cada em pleado, a cada am igo o a cada p re o cupación. ¿ P o r q u é razón d eb eríam o s c am b iar de m e n talid ad y, en lu g ar de ac tu a r sig u ien d o el p rin c ip io 5 0 /5 0 , d eb eríam o s seguir el p rin c ip io de P a reto , q u e a p rim e ra vista p a re c e c o n tra rio a la in tu ició n ? Veam os alg u nos casos co n creto s. H ay estu d io s q u e d e m u e stran que, en la m ayoría de las em p resas, cerca del 80 % d e los beneficio s p ro c e d e n del 20 % d e los p ro d u c to s. E stá claro q u e lo razo n ab le es d e d ic ar aten ció n y recursos a los p ro d u c to s q u e son ren tab les y a b a n d o n a r los q u e n o lo son. En la m ayoría de las em p resas, los m ejores em p lead o s rin d en m u ch o m ás de lo q ue les co rre sp o n d e ; p o r lo ta n to , se d eb ería p re m iar a estos e m p lea dos e in te n ta r re d u c ir el n ú m e ro d e em p lead o s im p ro d u ctiv o s (y po co rentab les). C o m p le m e n ta n d o esta noción (y d a n d o la razón a los p esi m istas), el 80 % d e los p ro b le m a s d e p erso n al suelen te n e r su origen en un n ú m e ro p e q u e ñ o d e a lb o ro ta d o re s q u e, a m enos q u e sean p arien tes del jefe, se d e b e ría n d e sp e d ir rá p id am en te. (E n el m u n d o em presarial e sta d o u n id e n se , esta filosofía ha sid o a d o p ta d a ex p lícitam en te p o r em presas com o G E , q u e destaca el 20 % d e su p lantilla q u e rin d e m ejor y 5. Richard Koch, The S0/20 Principie: The Secret o f Achieving More with Less, Nueva York, Currency, 1998.
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se d esh ace del 10 % q u e n o rinde.) L a m ism a p ro p o rc ió n se aplica a los clientes: los m ejores re p re se n ta n la m ayor p a rte d e n u estro s éxitos, m ientras q u e la inm ensa m ayoría de n u e stra clien tela co n trib u y e p o c o a n u estro b alan ce final. E n relación con casi c u a lq u ie r p ro d u c to o p ro y ec to , p o d em o s lo g ra r los o b jetivos b ásicos m ás o m enos con u n a q u in ta p a rte del esfu erzo h ab itu al; casi to d o el esfu erzo re sta n te se d ed ica sim p le m e n te a alcanzar la p erfecció n o a satisfacer n u e stra faceta obsesiva. E n cad a caso n os d eb em o s p re g u n ta r: ¿realm en te deseam os esta p e rfe c ción?, ¿cuáles son los costes en c u a n to a p o sib ilid ad es q u e tie n e d e d icar m u ch a en erg ía a so lam en te u n a d e m u chas em p resas posibles? E l p rin cipio 8 0 /2 0 tam b ién se aplica a m uchos o tro s casos. Según el N ew York Times, el 20 % d e los em p lead o s d e los a e ro p u e rto s son resp o n sab les del 80 % d e los e rro re s co n los e q u ip a je s.6 R e s p o n d ie n d o a esta n e cesid ad , u n e x p e rto en aviación lam ad o M ichael C a n to r ha d ise ñ ad o una se n cilla tarea de p erc e p ció n q u e p e rm ite « d e te c ta r» a los em p lead o s m enos aptos. Figu ra 1.1
El principio 80/20
De Richard Koch, The 8 0 /2 0 Principie (Nueva York, Currency/Doubleday, 1998). Reproducido con autorización de Random House.
A estas alturas, a u n q u e el lecto r n u n ca haya o ído h ab lar d e este p rin cipio, es p ro b a b le q u e haya c ap tad o su esencia (¡quizás hasta el 8 0 % !). 6. Michael Moss, «A Nation Challenged: Airport Security. U. S. Airport Task Forcé Begins with Hiring», New York Timesy 23 de noviembre de 2001, pág. 21.
Ci
ial
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P u ed e q u e algunos lectores ya lo conocieran («P areto sim plem ente hab la ba de “reducir las p érd id as”») y que para otros represente una m anera real m ente nueva d e co n tem p lar las cosas («M e voy a ver d irectam ente al d i recto r d e recursos h u m anos p ara ver cóm o p o d em os lib ram o s del 20 % de nu estro eq u ip o q u e está m ano so b re m ano»). Tam bién es p ro b ab le que algunos se p lan teen p reg u n tas com o: ¿siem pre ha de ser 80/20?, ¿cóm o saber en q u é 20 % n os debem os cen trar?, ¿realm ente querem os q ue n u es tros pilotos, n uestros cirujanos, n u estro s científicos o nuestros artistas apliquen el criterio 80/2 0 ? Y los lectores un p oco irreverentes quizá se preg u n ten : «¿C óm o ha p o d id o alguien llam ado K och escribir un libro de 300 páginas so b re el p rin cip io 80/20?». La respuesta más rápida y breve es q u e se trata de un lib ro m uy am eno. E n otras palabras, a estas alturas es p ro b a b le q ue el lector esté em p e zando a cam b iar sus creencias an teriores y acepte la plausibilidad de la p rop o sició n d e P areto , p o r lo m enos en teoría. E n cierto sentido, el p rin cipio 8 0 /2 0 p arece b astan te fácil de form ular, c ap tar y asimilar. Q uizás el ser h u m an o haya sido d iseñ ad o para a p re n d e r a plantearse opciones n u e vas con facilidad. P e ro n ad a p o d ría estar más lejos de la verdad. U no de los h ábitos m ás arraigados del pensam iento h u m an o es la creencia de que se d eb e ac tu a r según el p rin cip io 50/50. D eberíam os tra ta r a todas las personas y a to d as las cosas de una m anera justa y equitativa y esperar lo m ism o de los dem ás (¡especialm ente d e nuestros padres!). D eberíam os dedicar la m ism a can tid ad de tiem po a cada persona, a cada cliente, a cada em pleado, a cada p royecto y a cada p arte d e cada proyecto. Los psicólo gos evolucionistas llegan hasta el ex trem o de afirm ar que este « principio de eq u id ad » form a p a rte d e la a rq u itectu ra m ental de nuestra especie. P ero no hay ninguna necesidad de invocar una explicación biológica. D es d e la m ás tiern a infancia, la noción de q u e deb em os re p a rtir la atención de una m anera equitativa recibe u n am plio apoyo cultural: «A ver, niños, vam os a re p a rtir los caram elos p ara q u e to d o s tengáis la m ism a cantidad». Y es p o r eso p o r lo q u e incluso las p ersonas que desean fervientem ente actu ar so b re u n a base d istin ta del 5 0 /5 0 — sea 80/20, 6 0 /4 0 o 9 9 /1 — e n cu en tran difícil hacerlo: es m uy fácil e x p o n e r o p ro p u g n a r el principio 80/20, p e ro cam b iar de m en talid ad y, en lo sucesivo, a ctu ar de acuerdo con él es m u ch o más difícil. Q uizá sea m ejor d escribir el principio 80/20 com o un concepto. El ser hum an o piensa m ediante conceptos y nuestra m ente está repleta de c o n ceptos d e to d a índole, algunos tangibles (com o el concepto de m obiliario o el co n cep to de com ida) y otros m ucho más abstractos (com o los conceptos
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de dem ocracia, gravedad o p ro d u c to in terio r bru to). C u ando los concep tos se hacen más familiares tam bién parecen hacerse más concretos y llega mos a p ensar en ellos casi com o si fueran algo que podem os tocar o degus tar. Así pues, a prim era vista el principio 80/20 p u ed e parecer abstracto y escurridizo, p ero cu an d o se ha aplicado d u ra n te un tiem po y se ha jugado con él en varios contextos, p u ed e llegar a ser totalm ente familiar. A dem ás, cu an to m ás fam iliar es u n co ncepto, m ás fácil es p ensar en él de diversas m aneras. Y esto m e lleva a una im p o rtan te observación: p re sentar m últiples versiones d e un m ism o co n cep to p u e d e ser un m éto d o m uy p o d e ro so para cam biar la m en talid ad d e una persona. H asta ahora, hem os descrito el p rin cip io 8 0 /2 0 m ediante palabras y núm eros, dos sig nos externos (sím bolos fácilm ente percep tib les q ue represen tan co n cep tos) m uy com unes. P ero este p rin cip io n o tiene p o r qué lim itarse a la sim bolización lingüística o num érica, y es la posibilidad de expresión en una variedad d e form as sim bólicas lo que con frecuencia facilita el cam bio m ental. P o r ejem plo, en la figura 1.1 (pág. 23) se ofrece una rep resen ta ción gráfica del prin cip io 80/20. Considerem os ahora otras tres figuras del libro de Koch. C ada una de estas figuras presenta datos sobre el consum o de cerveza en relación con el principio 80/20 y cada una p u ed e ayudar a expresar la misma idea general al m ism o público o a públicos diferentes. La figura 1.2 es una lista ordenada de 100 bebedores de cerveza don d e cada b e b ed o r está representado p o r el núm ero de jarras de cerveza que consum e a la semana. Los 20 prim eros b e bedores consum en cerca de 700 jarras; los 80 restantes consum en 300 y, de éstos, los 20 que m enos consum en sólo tom an 27 jarras en total. La figura 1.3 es una representación cartesiana del nú m ero de jarras consum idas p o r perso n a y p o r sem ana en relación con el porcentaje acu m ulad o del consum o total d e cerveza. A quí po d em os ver ta n to el n ú m e ro de jarras consum idas p o r cada p erso n a (las franjas verticales) com o el porcen taje acum u lad o p ara cada g ru p o (la línea q ue asciende con ra p i dez p o r el lad o izq u ierd o del gráfico y q u e luego se estabiliza po co a poco a lo largo d e la p a rte superior). L a figura 1.4, la m ás sim ple en casi to d o s los sentidos, m uestra dos gráficos d e barra. E sta represen tació n idealizada n o contiene inform ación individual so b re los beb ed o res. Sin em bargo, se p u ed e ver de inm ediato q u e un porcen taje relativam ente p eq u eñ o d e personas (el 20 % ) consum e la m ayor p a rte d e la cerveza (cerca del 70 % ). Estas distintas m aneras de co n ceb ir el p rin cip io de P a reto nos llevan a la im p o rta n te observación d e q u e las representaciones m entales tienen
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IU__________________________________ El principio 80/20 aplicado a bebedores de cerveza
Posición
Total acumulado
Nom bre Los 20 bebedores que consumen más
1 2 3= 5 6 7 8 9= 9= 9= 12 13 14 15= 15= 15= 15= 19 20
Charles H Richard j George K Fred F Arthor M Steve B Peter T Reg C George B Bomber J Fatty M Marian C Stewart M Cheryl W Kevin C N ickB Ricky M Nigel H Greg H Carol K
45 43 42 42 41 40 39 36 36 36 33 32 31 30 30 30 30 26 21
/
1 45 88 130 172 213 253 4f \ 292 .^ ■ -.•■ 3 2 9 -y,, y. 5365 401 437 > v/ 470 -’/y y/, //, y.‘ z- />. 502 533 563 593 623 653 679 700
Los 20 bebedores que consumen menos 81= 81= 81= 81 = 85= 85= 87= 87= 87= 87= 87= 8 7 *^vv
Rupert E Patrick W AnneB jamie R Stephanie F Carli S Roberta F Pal B |ames P Charles W jon T Edward W largo L Rosabeth M Shirley W G illyC Francis H David C Darleen B
De Richard Koch, The 8 0/20 Principie (Nueva York, Currency/Doubleday, 1998). Reproducido con autorización de Random House.
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Fig u a
Principio 80/20: gráfico de distribución de frecuencias de bebedores
d e cerv eza
cerveza comsumidos
de cerveza
más consumen
intermedios
que menos consumen
De Richard Koch, The 80/2 0 Principie (Nueva York, Currency/Doubleday, 1998). Reproducido con autorización de Random House.
Fig u a
m
ightet
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ta n to u n c o n te n id o co m o una form a (o un fo rm ato ). El contenido es la idea b ásica q u e e x p resa la re p re se n ta ció n , es decir, lo q u e los lingüistas llam arían la sem ántica del m ensaje. La form a (o el form ato) es el le n g u a je, la n o tació n o el sistem a d e sím b o lo s con q u e se p re se n ta el c o n te nido . C ad a una d e estas tres m aneras d e rep resen tar la noción 8 0 /2 0 e x p re sa en esencia el m ism o co n ten id o o la m ism a sem ántica: en cualquier g ru po, un po rcen taje relativam ente p e q u e ñ o de p ersonas consum e la m ayor p arte d e la cerveza. Sin em bargo, los m edios gráficos em pleados — la fo r ma, el form ato o, desd e un p u n to de vista más técnico, la sintaxis— son distin to s y, p ara algunas personas, unos p u ed en ser más fáciles de in te r p re ta r que los otros. O b sérv ese que, desd e un p u n to de vista form al, cada uno de estos sistem as gráficos p o d ría d e n o ta r cualquier cosa, desde el n ú m ero d e días soleados en S eattle d u ra n te el mes de septiem bre hasta el rit m o d e la p é rd id a de n eu ro n as en cada d écada d e la vida. Sólo es posible apreciar el significado co n creto que in ten ta re p resen tar el a u to r de un gráfico c u an d o se le añ ad en leyendas. Así pues, en esencia se p u e d e ex p resar el m ism o co n ten id o o el m ism o significado sem ántico con distintas form as: palabras, núm eros, listas, g rá ficos cartesianos o gráficos d e b arras. D e en trad a, p u ed e q ue una persona sólo p u e d a co n ceb ir el p rin cip io 8 0 /2 0 com o una p ro p o rc ió n num érica (4:1). Sin em b arg o , con el tiem p o se p u e d e llegar a co n ceb ir en función de im ágenes espaciales, m etáforas verbales, estados corporales o incluso pasajes musicales. O tra m anera m uy eficaz de expresar el principio 80/20 es el em pleo d e rep resentaciones gráficas con intenciones satíricas (com o en la figura 1.5). P o r o tro lado, se p u e d e usar el m ism o sistem a lingüístico o gráfico p ara ex p resar un n ú m ero indefin id o d e significados siem pre que se sigan las reglas sintácticas q u e rigen el sistem a co n creto de re p re sen ta ción y q u e la rotulación sea adecuada. Q uisiera rep etir d e nuevo que el uso de m últiples versiones de la m is m a cuestión constituye un m éto d o m uy p o d ero so para prom over el cam bio m ental. P ero ¿qué otros factores p u ed en hacer que una persona cam bie de m entalidad y, p o r ejem plo, a b a n d o n e el principio 5 0 /5 0 y em piece a ac tu a r en función del prin cip io 80/20 en diversos ám bitos de la vida? ¿Son los m ism os factores q u e p ersu ad iero n a N icholson B aker de que, después de to d o , no q uería am ueblar su ap artam en to con carretillas elevadoras y excavadoras? E n respuesta a estas p reg u n tas he identificado siete factores — o «palancas del cam bio»— q u e p u ed en actu ar en estos y en todos los ca sos d e cam bio m ental.
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Diagrama chapucero Este diagrama muestra el proceso de una «chapuza». Obsérvese que la figura del centro es un círculo con agujeros. La razón es que al hacer una «chapuza» simplificamos las cosas y siempre nos dejamos algo.
G. Robert Michaelis, The Quick & Dirty Offíciol Quick & Dirty Handbook (San José, Writer's Showcase, 2000). Reproducido con autorización.
Razón El uso d e la razón tiene un papel m uy destacado en las creencias, so b re to d o en tre las p ersonas que se tienen p o r cultas y educadas. E n focar algo d e m anera racional sup o n e identificar los factores pertin en tes, so p e sarlos u n o p o r u n o y llegar a una conclusión general. La razón p u ed e su p o n er el uso d e la p u ra lógica, el em pleo d e analogías o la creación de ta xonom ías. Al en co n trarse p o r vez prim era con el p rin cip io 80/20, una perso n a guiada p o r la racionalidad p ro cu raría id entificar todas las consi deraciones p ertin en tes y sopesarlas d ebidam ente: este pro ced im ien to le ayudaría a d eterm in ar si d eb e suscribir el p rin cip io 8 0 /2 0 en térm inos generales o si d eb e aplicarlo a un caso concreto. F ren te a la decisión sobre la m anera de am ueblar su ap artam en to , B aker p o d ría h a b e r elaborado u na lista de p ro s y contras antes de llegar a la decisión final. Investigación C o m p lem en tan d o el uso del razonam iento se en cu en tra la recopila ción d e d atos pertin en tes. Q uien es tienen u n a form ación científica p u e
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den p ro c e d e r de una m anera sistem ática, quizás incluso usan d o pruebas estadísticas p ara co nfirm ar o refu tar tendencias p rom etedoras. P ero la in vestigación no tiene p o r q u é ser form al; sólo necesita su p o n er la id e n ti ficación d e unos casos p ertin en tes y d eterm in ar si justifican un cam bio m ental. P o r ejem plo, un g eren te p o d ría investigar si lo que dice el p rin ci pio 8 0 /2 0 sob re las cifras de ventas o so b re los em pleados negligentes q ueda co n firm ad o p o r sus observaciones. N atu ralm ente, en la m edida en q ue su investigación confirm e este p rin cip io , más p ro b ab le será que base en él su c o n d u cta y su pensam iento. Baker, el escritor, p o d ría h ab er inves tigado de una m anera form al o inform al los costes de diversos m ateriales y las opiniones d e quienes fueran a visitar su ap artam en to am ueblado.
Resonancia La razón y la investigación apelan a los aspectos cognitivos de la m ente hum ana; la resonancia se refiere al com ponente afectivo. U na opinión, una idea o una perspectiva resuenan en una persona en la m edida en que ésta considere que es correcta, que parece encajar en su situación actual y que hace innecesaria cualquier consideración ulterior. N aturalm ente, es posible que la resonancia venga después del uso de la razón y/o de la investigación; p ero tam bién es posible que se prod u zca en un nivel inconsciente y que la idea así recibida en tre en conflicto con las consideraciones más sobrias de la m ente racional. La resonancia suele d arse p o rq u e sentim os cierta «afini dad» con quien nos transm ite una idea y encontram os que esa persona es «de fiar» o nos m erece respeto. P u ed e que B aker hubiera seguido adelante con su proyecto de decoración si el uso de carretillas y excavadoras hubiera suscitado en él alguna resonancia. Si alguien encargado de tom ar decisiones en una organización siente que el principio 80/20 constituye un enfoque m ejor que un principio 60/40 o 50/50, es p ro b ab le que lo acabe adoptando. La retórica es un vehículo fun d am en tal para p rom over el cam bio m en tal y se p u ed e b asar en m uchos d e estos factores: en la m ayoría de los ca sos, funciona m ejor c u a n d o se fu n d am en ta en una lógica rigurosa, recurre a investigaciones p ertin en tes y resuena en un público (quizá con la ayuda de alguno d e los otros factores).
R edescripciones rep resen lacio nales El cu arto facto r p u e d e so n ar m uy técnico p ero en el fo ndo es muy sencillo. Un cam bio m ental es convincente en la m edida en q ue se pueda
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represen tar d e varias form as diferentes y en la m edida en q ue estas form as se refuercen m utu am en te. A ntes hem os visto q u e es posible p re sen ta r el p rin cip io 8 0 /2 0 em p lean d o diversos form atos lingüísticos, num éricos y gráficos; tam b ién hem os visto que distintas p ersonas p u ed en desarrollar distintas versiones m entales d e la decoración p ro p u esta p o r Baker. Sobre to d o cu an d o se trata d e cuestiones relacionadas con la instrucción — sea en una clase d e prim aría o en u n cursillo p ara directivos— , la capacidad de ex p resar la lección deseada eñ m uchos form atos com patibles en tre sí es fu n d a m e n ta l/
Recursos y recompensas E n los casos exam inados hasta ahora, las p osibilidades de prom over un cam bio m ental se en cu en tran al alcance d e cualquier perso n a que te n ga u na m en talid ad abierta. Sin em bargo, el hecho de q ue se pro d u zca un cam bio m ental a veces d ep en d e de la posibilidad de co n tar con unos re cursos considerables. Supongam os q u e un filán tro p o decide financiar una organización sin ánim o de lu cro q u e está d isp u esta a seguir el principio 80/20 en todas sus actividades. E sto p o d ría m arcar el p u n to de inflexión. O supongam os q u e un d ec o ra d o r de in teriores con iniciativa d ecide d a r a B aker to d o s los m ateriales q u e necesita a p recio d e coste o incluso gratis. E n este caso, la o p o rtu n id a d d e red eco rar el ap artam en to con un coste re d u cid o tam bién p u e d e m arcar el p u n to d e inflexión. D esde una p ersp e c tiva psicológica, la provisión de recursos es un ejem plo de refuerzo p o siti vo. Se prem ia a las p ersonas q u e actúan y piensan de una determ inada m anera. P ero , a la larga, si la nueva m anera de p en sar no con cu erd a con otros criterios, com o la razón, la resonancia y la investigación, no es p ro bable q u e se m antenga c u an d o cesen los recursos. H ay o tro s dos factores q u e tam bién influyen en el cam bio m ental pero de una m anera algo d istin ta d e los cinco factores p resentados hasta ahora.
Sucesos del mundo real A veces se p ro d u ce un acontecim iento que afecta a m uchas personas, no sólo a las q u e contem plan la posibilidad d e un cam bio m ental. C om o 7. La expresión «redescripción representacional» está tomada de A. KarmiloffSmith, BcyondModularity, Cambridge, MIT Press, 1992 (trad. cast.: Más allá de la modularidady Madrid, Alianza, 1994).
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ejem plos podem os citar guerras, huracanes, ataques terroristas, depresiones económ icas o, en una vertiente m ás positiva, épocas de paz y p ro sp erid ad , la aparición de tratam ien to s m édicos p ara p rev en ir enferm edades o alar gar la vida, o el ascendiente de un líder, un g ru p o o un p a rtid o político con b u en a voluntad. Tam bién se p o d rían p ro m u lgar leyes basadas en el p rin cip io 80/20. Es posible im aginar que se a p ro b ara una ley (en Singapur, p o r ejem plo) q u e perm itiera o exigiera a b o n ar unas prim as especiales a los trab ajad o res ex cepcionalm ente p ro d u ctiv o s y red u cir el salario de los im productivos. E sta legislación p o d ría hacer q ue las em presas a d o p ta ran el p rin cip io 8 0 /2 0 incluso en áreas d o n d e h u b ieran estado siguiendo u n m éto d o m ás convencional, del tip o 50/50. V olviendo o tra vez a n ues tro ejem plo, una d ep resió n económ ica p o d ría ech ar p o r tierra los planes d e B aker p a ra renovar el m obiliario d e su ap artam ento, m ientras que un largo p erío d o de p ro sp e rid a d p o d ría po n érselo m ás fácil. (¡Incluso po d ría com p rarse o tro piso «experim ental»!)
Resistencias L os seis factores identificados hasta ahora p u ed en co n trib u ir al éxito del cam bio m ental. Sin em bargo, p re su p o n e r q u e sólo existen factores fa cilitadores es p o co realista. E n el cap ítu lo 3 p resen taré la principal p a ra doja del cam bio m ental: si bien es fácil y natural q ue la m entalidad de una perso n a cam bie d u ra n te los p rim eros años d e vida, este cam bio se va h a ciend o m ás difícil a m ed id a q u e pasan los años. E n pocas palabras, la ra zón es q u e desarrollam os unos p u n to s d e vista y unas opiniones m uy sóli das y resistentes al cam bio. C u alq u ier in te n to de co m p ren d er el cam bio m ental d eb e te n e r en cuenta la fuerza d e diversas resistencias. Estas resis tencias hacen q u e p a ra la m ayoría de noso tro s sea fácil o natural volver al p rin cip io 5 0 /5 0 aun d esp u és de q u e las ventajas del p rin cip io 8 0 /2 0 se h a yan ex p u esto d e una m anera convincente. P o r ejem plo, B aker p o d ría o p ta r p o r conservar el m obiliario actual d e su ap artam en to p o r m uy m elo diosos que p u e d a n ser los cantos de sirena d e la razón, las resonancias o las recom pensas. Los p roblem as que plantea una m udanza o la posibili d a d d e q u e o tra s p erso n as o el m ism o B aker se p u e d a n sen tir d e c e p c io nadas p o r las excavadoras y las carretillas p o d rían su p e ra r el im pulso de ad q u irir el nuevo m obiliario. A hora ya he p resen tad o los siete factores q u e desem peñan una función decisiva en los cam bios m entales. C u a n d o exam inem os ejem plos c o n c re tos de estos cam bios, algunos satisfactorios y otros infructuosos, podrem os
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ver el papel preciso de cada uno estos factores. P o r ahora m e lim itaré a d e cir que es m ás p ro b ab le que se pro d u zca un cam bio m ental cu ando los p ri m eros seis factores operan en arm onía y las resistencias son relativam ente débiles. A la inversa, cu an d o las resistencias son fuertes y los otros factores no em pujan en la misma dirección es im p ro b ab le que el cam bio m ental se acabe pro d u cien d o . N atu ralm en te, los cam bios m entales se p ro d u c en en varios niveles de análisis y los siete factores m encionados actúan so b re entidades q ue van d esde una sola p erso n a hasta un país entero. E n los capítulos 4 a 9 de este libro exam inaré seis esferas o ám bitos en los que se p u e d e p ro d u c ir el cam bio m ental: 1. C am bios a gran escala de gru p o s heterogéneos o diversos, com o la població n de un país entero. 2. C am bios a gran escala de gru p o s m ás hom ogéneos o uniform es, com o una em presa o una universidad. 3. C am bios suscitados p o r ob ras artísticas, científicas o académ icas, com o los escritos de Karl M arx o d e Sigm und F reu d , las teorías de C h a rle s D a rw in o d e A lb e rt E in ste in , o las creacio n es artísticas d e M artha G rah am o d e P ab lo Picasso. 4. C am bios in d u cid o s en contextos de enseñanza form al, com o e s cuelas o sem inarios. 5. Form as íntim as de cam bio m ental que afectan a un núm ero p e q u e ñ o d e personas, com o los m iem bros d e una familia. 6. C am bios d e la p ro p ia m en talid ad , com o los ex perim entados p o r N icholson B aker en relación con el m obiliario de su apartam ento. A continuación p resen taré la term inología básica que usaré a lo largo del libro.
C o n t e n i d o s d e l a m e n t e : id e a s , c o n c e p t o s , r e l a t o s , TEORÍAS, APTITUDES
La m ayoría de n osotros usam os la p alabra idea para d e n o ta r cualquier co nten id o m ental, algo que, p o r lo dem ás, es to talm ente adecuado. P ero com o hay m uchas clases de ideas, m e cen traré en cu atro tipos q u e tienen una im p o rtan cia especial p ara el estudio del cam bio m ental: los c o n cep tos, los relatos, las teorías y las aptitudes.
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U n concepto, la u n id ad m ás elem ental, es u n térm ino ag lu tinador que se refiere a cu alq u ier c o n ju n to d e en tid ad es estrecham ente relacionadas en tre sí. C u a n d o den o tam o s a to d o s los anim ales dom ésticos q ue son p e ludos, tien en cu atro patas y lad ran , estam os p o n ien d o de m anifiesto n ues tro co n cep to d e p erro . H asta los niños p eq u eñ o s conocen centenares de conceptos — d esd e autom óvil hasta zapato— , au n que p u ed e q u e no defi nan los lím ites en tre ellos — p o r ejem plo, e n tre « p erro » y «gato»— de la m ism a m anera q u e los adultos. Los adultos tam bién poseen conceptos más abstractos — gravedad, dem ocracia, fotosíntesis, orgullo— q ue los niños n o p u e d e n captar. L os relatos son n arracio n es q u e describen sucesos q ue se ex tien d en en el tiem po. C o m o m ínim o, co nstan d e un personaje p rincipal o p ro ta gonista, unas activ id ad es dirig id as a u n objetiv o , u na crisis y u na reso lu ción o, p o r lo m enos, u n in te n to de resolución. (En su ensayo so b re el cam bio m ental, B aker cu en ta dos relatos m uy breves: el del h o m b re y su zapato y el del p ro p io a u to r y su a p a rta m e n to fantaseado.) El ser hum an o gusta de o ír relatos y tam b ién es n a rra d o r p o r n aturaleza. C u a n d o los n i ños e n tra n en la escuela co n ocen d ocenas d e relatos q ue han o íd o d e sus fam iliares y d e los m edios d e com unicación, o q ue están basados en sus pro p ias observaciones y ex periencias. Y, cu an d o crecen, llegan a conocer cen ten ares d e relatos, a u n q u e p u e d e q u e estén basados en un núm ero p e q u e ñ o de tram as o argum entos. (¡R ecuérdese q ue hay sólo seis chistes básicos!) Las teorías son explicaciones relativam ente form ales de procesos del m und o . U na teo ría ad o p ta la form a «X ha o c u rrid o a causa de A , B, C», «H ay tres tipos de Y q u e difieren de las siguientes m aneras», o «P redigo q ue o bien o c u rrirá Z o bien o cu rrirá Y d e p e n d ie n d o de la condición D». El prin cip io d e P a re to ex presa una teoría so b re la m anera de actu ar con eficacia en la vida cotidiana. D esde m uy corta ed ad, los niños pequeños desarrollan teorías so b re el fu n cio n am ien to d e las cosas. Tam bién conoce rán teorías sostenidas p o r otras perso n as d e su cultura. Y c u an d o em p ie cen el estu d io d e las disciplinas en la escuela, se enco n trarán con teorías form ales. D e este m odo, y p o r citar sólo un ejem plo, todos los niños de zonas lluviosas d esarrollan teorías so b re las torm entas. Al p rin cip io p u e den p en sar q u e estos fenóm enos atm osféricos representan el enfado de sus p ad res, la ira d e los dioses o las m aquinaciones de una bruja m alvada. M ás adelante, al o bservar el o rd e n p red ecib le d e los sucesos, su p o n d rán que el relám pago es la causa del tru e n o . E n la m ayoría de los casos, no descu b rirán la explicación de las to rm en tas ni la relación e n tre el relám
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pago y el tru e n o a m enos que estudien m eteorología en la escuela y ap re n d an q u é son las co rrientes d e aire, los cam bios d e tem p eratu ra, las cargas eléctricas y las distintas velocidades de la luz y del sonido. El ejem plo de la to rm en ta ayuda a clarificar la relación en tre los tres tipos de co n ten id o q u e he m encionado hasta ahora. Al principio, un niño p u e d e ten er un sólo co n cep to d e torm enta: u n a am algam a indiferenciada de lluvia, relám pagos y ruidos estruendosos. M ás adelante p u ed e d e sarro llar un relato q u e le satisfaga: «El dios d e la com ida está enfadado conm i go p o rq u e m e he p o rta d o mal d u ra n te la cena y p o r eso hace un ruido que me asusta». E ste relato p u e d e evolucionar hacia una teoría profana: el re lám pago p ro d u c e una to rm en ta y la to rm en ta hace ruido. U n curso de m eteorología p u e d e c o n d u cir al desarrollo de una teoría más refinada: las torm en tas eléctricas en ten d id as com o corrientes de aire que revuelven la h u m ed ad y acum ulan cargas eléctricas q u e generan los rayos. Lo q u e nos lleva a nu estro cu arto y últim o co n ten id o de la m ente: las aptitudes (o prácticas) d e las que una p ersona es capaz. P o r naturaleza, los relatos y las teorías tienen un carácter proposicional. Estos relatos o teorías se p u ed en e x p o n e r m ediante series de palabras, aunque m entalm ente se p u ed en rep resen tar con otros form atos (com o una secuencia sin sonido de una película o un vídeo). E n cam bio, las ap titu d es (o prácticas) cons tan de proced im ien to s que las personas saben llevar a cabo in d e p e n d ie n tem en te d e q u e elijan — o p u e d a n — expresarlas en palabras. Las a p titu des van desde lo trivial (com erse un p látan o o a tra p ar una pelota) hasta lo com plejo (tocar una sonata para violín d e Bach o resolver ecuaciones dife renciales). C on frecuencia, la soltu ra en el desem peño de estas aptitudes cam bia de u n a m anera gradual, bien com o resultado de la práctica, bien p o r falta de uso. P ero las a p titu d es tam b ién p u e d en ex p erim en tar unas form as de cam bio más drásticas y, cu an d o o cu rre así, nos encontram os de lleno en el terren o del «cam bio m ental» q u e aquí se estudia. P o r ejem plo, pensem os en un m úsico ex p erim en tad o q u e norm alm ente ap ren d e una nueva pieza m usical em p ezando d esd e el p rin cip io y dom inándola c o m pás a com pás. Si com o resu ltad o de algunos o de to d o s los factores q ue he id en tificad o se convence de q u e esta pieza se ap re n d e m ejor al revés, o d om in an d o p rim ero el p rin cip io y el final, o to c a n d o p rim ero la pieza e n tera sin p reo cu p arse p o r la precisión, h abrá ex p erim en tad o un cam bio m ental significativo. (Nota: Las m ejoras de carácter más gradual que se pro d u cen p o r m edio de la práctica repetitiva tam bién constituyen cam bios m entales, p e ro aq u í no nos interesan a causa de su carácter o rd inario y previsible.)
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La relación e n tre el co n ten id o y la form a se m anifiesta de una m anera un ta n to d iferen te en el caso d e estas prácticas especializadas. N o p o d e mos ex p resar sim plem ente el co n ten id o — com o en el caso del principio 80/2 0 — usan d o un sistem a sim bólico y luego m o strar cóm o se conserva, au n q u e ligeram ente alterad o , c u a n d o se expresa m ediante o tra form a sim bólica. El estad o p resen te de la p ráctica es ta n to su form a com o su c o n te n id o o, rec o rd a n d o la fam osa p reg u n ta del poeta W illiam B utler Yeats, «¿C ó m o d istin g u ir en tre bailarín y danza?». El co n ten id o y la form a del pro ced im ien to p u e d e n cam biar y cam bian, p e ro en general lo hacen al unísono. T am bién p u ed e o c u rrir que el cam bio d e una práctica tenga efec tos en o tras prácticas; p o r ejem plo, si ap ren d em os a escribir en prosa de una m anera nueva, p u e d e q u e tam b ién acabem os hab lan d o (o incluso co m p o n ien d o m úsica) de o tra m anera. E n este caso, po d ríam o s decir que un cam bio co n creto d e co n ten id o resuena e n tre varios form atos (o, em p lean d o una expresión m ás técnica, se «transfiere» de un form ato a otro). N os p o d ríam o s p re g u n ta r si es posible especificar los co n tenidos de la m ente, es decir, ex p o n er todos los conceptos, los relatos, las teorías y las ap titu d es d e la m en te de un ser hu m an o co n creto o, puestos a ello, de to d a la h u m an id ad . E n cierto sentido, esta p reg u n ta tiene truco. El ser h um an o crea o construye co n stan tem en te nuevas representaciones m en tales y, en consecuencia, el co n ten id o de la m en te es, p o r naturaleza, una categoría ab ierta e infin itam en te expansible. Al m ism o tiem po, se han d a d o y se dan in ten to s serios d e d etallar y categorizar los principales c o n tenid o s m entales: basta con p en sar en los diccionarios, las enciclopedias, las páginas am arillas y los « m otores» de b ú sq u ed a en In tern et. En cu al q u ier caso, es in d u d a b le q u e una gran p a rte del peso cognitivo de nuestra vida descansa en determ inados conceptos, relatos, teorías y aptitudes. C o n siderem os los siguientes ejem plos: • Conceptos habituales: en tid ad viva/entidad m uerta; virtud/vicio; pla cer/d o lo r; p lanta/anim al. • Relatos habituales: «chico en cu en tra chica»; h éroe d erro tad o p o r un trágico defecto; el triu n fo del bien so b re el mal; el regreso del hijo pródigo. • Teorías habituales: quienes se parecen a nosotros son buenos, los d e más son malos; si dos sucesos se p ro d u cen con gran proxim idad, el prim ero es causa del segundo; el más fuerte siem pre gana. • A ptitu des habituales: d istrib u ir recursos de form a equitativa; co n servar energías d e cara a una actuación decisiva; acabar las tareas justo antes d e la fecha de entrega.
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É stos son los p rincipales tipos de con ten id o s q u e alberga la m ente h u m ana. T odos poseem os — o si el lecto r es u n m entalista rigurosam ente m o d ern o , to d o s somos— nuestras ideas, n u estro s conceptos, nuestros re latos, nuestras teorías y n uestras aptitudes. Los científicos cognitivos se enzarzan en discusiones so b re si nacem os con estos co n tenidos (usando su jerga, si existen ideas innatas, en cuyo caso to d o s los seres hum anos n a cerían sab ien d o el p rin cip io 50/5 0 ), si som os capaces d e a p re n d e r cu al q u ier idea co ncebible (en cuyo caso, p o d ríam o s d iseñar culturas d o n d e el p rin cip io 77/23 fuera tan fácil d e d o m in ar com o los principios 5 0 /5 0 o 100/0), o si ciertas ideas se ap ren d en con m ás facilidad p o rq u e estam os más p redispuestos a adquirirlas (en cuyo caso sería m ucho m ás fácil a p re n d e r el p rin cip io 50 /5 0 q u e el p rin cip io 80/20). N o lo voy a ocultar: p e rso nalm ente me d ecan to p o r la últim a hipótesis. La principal tarea de los científicos cognitivos es id e n tific a r estas ideas y e x p lic a r cóm o llegan a surgir. E n los capítulos q u e siguen in te n ta ré d em o strar cóm o cam bian estos tipos de ideas y v er en acción los diversos factores q ue provocan o fru s tran un cam bio m ental significativo. Sin em bargo, una vez p resentados los principales con ten ido s d e la m ente, antes d eberem os dirigir n u estra a te n ción a las diversas form as en que se p u e d e n m anifestar estos contenidos.