ADMINISTRACIÓN PÚBLICA EN GUATEMALA
Se le llama administración pública a la estructura del gobierno, e sto es, el conjunto de instituciones instituciones y funcionarios de un país encargado de llevar la "administración “de todos los asuntos políticos, económicos y sociales del mismo. En otras palabras, es todo el aparato de instituciones y funcionarios o servidores públicos que tienen la tarea de organizar, coor dinar y colaborar en el funcionamiento de todos los asuntos públicos de un Estado y asegurarse de la buena prestación de los servicios públicos. Características
· La administración se aplica en todo tipo de corporación. · Es aplicable a los administradores en todos los niveles de una cor poración. · La administración se ocupa del rendimiento esto implica eficiencia y eficacia. Problemas
Ya comenté hace mucho en este e ste blog el que para mí es el principal problema de la Administración pública, aunque creo que lo expliqué fatal. A ver si ahora me sale mejor. El problema es muy sencillo. La desgracia de la Administración es que su (mala) suerte no le duele a nadie. Dicho de otra forma, la suerte de las personas que la integran es independiente de la suerte de la organización. Los responsables políticos se la juegan mucho más en otras cosas que en el resultado de su gestión. No mováis la ceja, porque esta afirmación es tan triste como cierta. Y en la carrera de los funcionarios computan toda suerte de méritos, menos lo mucho o poco, lo bien o mal, que hayan trabajado. Mérito que, dicho sea de paso, sería imposible acreditar, porque nunca nadie midió el desempeño de su trabajo. ¿A quién le duele pues la suerte de la Administración? Pues de dolerle a alguien, sería a lo que antes se llamaba el administrado, o sea, el c iudadano y, en sentido amplio, también las empresas. Pero debe ser un dolor difuso, porque apenas se quejan. Y cuando lo hacen, lo mismo se quejan del lado bueno que del malo, lo que viene a dificultar aun más el diagnóstico. Así las cosas, ¿qué se puede hacer para mejorar la suerte de las administraciones públicas? La solución casi siempre está en el diagnóstico. Si los objetivos de la organización no están alineados con los de las personas que la mueven, habrá que hace r exactamente lo que estáis pensando. Por ejemplo, la introducción de la figura del directivo público, ligando su suerte a los resultados de su gestión, es una forma de comenzar a alinear los objetivos. Se me ocurren medidas similares con respecto a los responsables políticos y a los funcionarios, pero tampoco os lo quiero dar todo mascado. Poned algo de vuestra parte, que para eso estamos en lo 2 .0. La línea de actuación que hemos apuntado es t an potente que podríamos dejarlo aquí, pero no quiero terminar sin citar la otra que tengo en la cabeza. Seguramente, Seguram ente, ya os la estáis imaginando, porque está de supermoda. No, no es la innovación. ¿Qué permite hacer las cosas, digamos, sin
esmerarse demasiado? Por ejemplo, que no trascienda lo que se hace, o sea, que casi nadie se entere de ello. En este punto, los controles formales son la coartada perfecta, porque sólo sirven, en el mejor de los casos, para evitar algún que otro acto delictivo, pero aportan poco a la calidad de la gestión. ¿Y qué nos obliga a ponernos las pilas en e l trabajo? Pues lo contrario. Por ejemplo, la transparencia de nuestras actuaciones y la participación de personas interesadas ante las que hay que responder. Arrimando el ascua a la sardina de nuestras ideas, digo que trabajar en red es el mejor antídoto contra la ineficacia. ¿Os acordáis del Open Government? Pues esa es la otra receta potente para mejorar la suerte de la Administración pública. Necesidades inmediatas Calidades del estudiante
Para iniciar estudios en la carrera de Administración Pública, el estudiante debe tener las transferencias académicas de bachiller o enseñanza secundaria cursada y, en algunos países, poseer una titulación profesional en cualquier área de servicio público. Entre las competencias personales sugeridas para esta profwesión, encontramos: Mentalidad clara, objetiva y abierta. Interés en asumir nuevos retos académicos. Gusto por la lectura, los asuntos públicos y los temas administrativos, financieros y de gestión. Conocimientos críticos y analíticos de sector público, Capacidades para diseñar y construir en torno a estructuras políticas, administrativas o financieras. Vocación para el servicio público. Espíritu de liderazgo y gestión. Enfoque creativo en la solución de problemas. Habilidades para dirigir, organizar, delegar y gestionar.