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Amor Accidental Accidental Love de BL Miller Traducido por: Guri - Revisión de: Gorki - 2º revisión: Julieta “Meltryth” Derechos de propiedad : Los personajes que aparecen en esta historia son de mi propia
creación y poseo el derechos de propiedad literaria a ellos 1998 B L Miller. No redistribuya o copie esta historia a cualquier sitio. Los eslabones se permiten tan largo cuando le hacen aclarar que la historia se aloja en mi sitio. Cualquiera cuestiona o pueden dirigirse comentarios a mí a
[email protected] Situaciones adultas: Esta historia contiene escenas explícitas de dos mujeres que hacen el
amor a nosotros. Si esto lo ofende, no debería estar leyendo ninguna de mis historias. Espero que lo disfrute. B L
Capítulo 1
Rose Grayson se subió el cierre de su sudadera azul marino y bajó la capucha sobre su cabeza. El cordón que normalmente lo habría mantenido en su sitio había sido quitado mucho antes de que la comprara en el almacén de descuento. No tenía duda de que la primera ráfaga del viento frío penetrante lo sacaría de su cabeza pero por el momento, esto era lo mejor que podía hacer. Miró en la intensa iluminación del estacionamiento del Money Slasher, el gran supermercado en el que trabajaba a media jornada. Había esperado estar a tiempo completo ya, ya, pero con la economía de la manera que estaba, los trabajos de tiempo completo eran difíciles de obtenerse. El loco horario que le asignaron le hacía imposible conseguir otro trabajo de media jornada para completar el hueco y Rose no podía correr el riesgo de dejarlo. Había tardado semanas en conseguir el ingreso a los almacenes de Albany solo para conseguir este trabajo. Como el meteorólogo había pronosticado, los pequeños copos habían estado cayendo cuando ella comenzó su turno. Ahora estaba soplando una fuerte ventisca y un pie de nieve había caído interminable a la vista. Rose bajó la mirada en sus raídos tenis y gimió. Ésta era la peor parte de tomar un trabajo a dos millas de su apartamento. La larga caminata a casa garantizaba que sus pies estarían congelados, por no mencionar el resto de su cuerpo. A veces era bastante afortunada al conseguir que Kim, la encargada del almacén, le llevara a casa pero no esta noche Kim había terminado su turno hacía una hora y de ninguna manera Rose le hubiera pedido que la esperara. Respiró profundamente, metió su cabello rubio rojizo dentro de la capucha, doblándola hacia adelante, y salió al implacable clima. ***** Verónica Cartwright echó un vistazo en su reloj con diamantes por décima vez en una hora. De todas las miserables noches tenía que hacer una aparición en Sam's, la casa del marisco que hacía también de
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Amor Accidental Accidental Love de BL Miller Traducido por: Guri - Revisión de: Gorki - 2º revisión: Julieta “Meltryth” Derechos de propiedad : Los personajes que aparecen en esta historia son de mi propia
creación y poseo el derechos de propiedad literaria a ellos 1998 B L Miller. No redistribuya o copie esta historia a cualquier sitio. Los eslabones se permiten tan largo cuando le hacen aclarar que la historia se aloja en mi sitio. Cualquiera cuestiona o pueden dirigirse comentarios a mí a
[email protected] Situaciones adultas: Esta historia contiene escenas explícitas de dos mujeres que hacen el
amor a nosotros. Si esto lo ofende, no debería estar leyendo ninguna de mis historias. Espero que lo disfrute. B L
Capítulo 1
Rose Grayson se subió el cierre de su sudadera azul marino y bajó la capucha sobre su cabeza. El cordón que normalmente lo habría mantenido en su sitio había sido quitado mucho antes de que la comprara en el almacén de descuento. No tenía duda de que la primera ráfaga del viento frío penetrante lo sacaría de su cabeza pero por el momento, esto era lo mejor que podía hacer. Miró en la intensa iluminación del estacionamiento del Money Slasher, el gran supermercado en el que trabajaba a media jornada. Había esperado estar a tiempo completo ya, ya, pero con la economía de la manera que estaba, los trabajos de tiempo completo eran difíciles de obtenerse. El loco horario que le asignaron le hacía imposible conseguir otro trabajo de media jornada para completar el hueco y Rose no podía correr el riesgo de dejarlo. Había tardado semanas en conseguir el ingreso a los almacenes de Albany solo para conseguir este trabajo. Como el meteorólogo había pronosticado, los pequeños copos habían estado cayendo cuando ella comenzó su turno. Ahora estaba soplando una fuerte ventisca y un pie de nieve había caído interminable a la vista. Rose bajó la mirada en sus raídos tenis y gimió. Ésta era la peor parte de tomar un trabajo a dos millas de su apartamento. La larga caminata a casa garantizaba que sus pies estarían congelados, por no mencionar el resto de su cuerpo. A veces era bastante afortunada al conseguir que Kim, la encargada del almacén, le llevara a casa pero no esta noche Kim había terminado su turno hacía una hora y de ninguna manera Rose le hubiera pedido que la esperara. Respiró profundamente, metió su cabello rubio rojizo dentro de la capucha, doblándola hacia adelante, y salió al implacable clima. ***** Verónica Cartwright echó un vistazo en su reloj con diamantes por décima vez en una hora. De todas las miserables noches tenía que hacer una aparición en Sam's, la casa del marisco que hacía también de
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lugar para las reuniones sociales de los ricos y poderosos de Albany. Cualquier noche uno podría ir allí y ver al gobernador, a senadores de estado, y gente común que deseaba gastar ci entos de dólares en una cena. El maitre sabía quién era quién y los sentaba como correspondía. Nunca sentaria a alguien como Verónica, quien encabezaba una de las más grandes familias que poseía corporaciones en el área, cerca de alguien quien incluso no poseía su propia casa. A Verónica no le gustaba ir allí, a pesar del prestigio mundial de su cocina. Esta noche, sin embargo, tuvo poca alternativa. Mark Grace, el Zoning Board of Appeals Commisioner, peleaba una petición de cambio de zona y había acudido a ella para alisar sus arrugadas plumas y para conseguir que la negociación pujara. Sus primos llevaban una pequeña ramificación de la corporación familiar, Cartwright Car Washes. Era un negocio pequeño, en términos de los ingresos que traía a la familia, pero enorme a los ojos del público, especialmente con los treinta túneles de lavado de autos sobre el área y los numerosos anuncios de televisión. "Consiga su auto lavado adecuadamente en Cartwrights" era un muy acertado slogan, y hacía mucho tiempo, financieramente hablando, que el nombre de los varones de la familia era una noticia de casa. John y Frank, los primos a cargo del servicio de lavados de autos, deseaban construir uno nuevo en la esquina de Lake y State Streets. Era una primordial localización en un área predominantemente residencial. Incluso querían, por ahora, comprar la parte de la esquina del almacén que había estado previamente allí y las casas adyacentes en espera de conseguir la transición. Ahora el comisionado Grace estaba cuestionando la destrucción de tres "magníficos antiguos edificios" de Albany para poner otro "estúpido auto lavado". Las reuniones y negociaciones no funcionaron, ofertas de grandes donaciones cívicas no funcionaron, incluso los sobornos fallaron. Y cuando los hermanos habían agotado todas sus ideas y aún no podían dominarlo, acudieron a Verónica para poner las cosas correctas. El comisionado saltó en la oportunidad de encontrarse con una de las mujeres más elegibles de la ciudad e insistió en cenar esa noche. Así que como resultado ella tuvo que salir de su agradable hogar en medio de una de las peores ventiscas golpeando la ciudad desde hacía años, para venir y cenar con el comisionado para que les autorizara la transición. Era una situación para negociar y Verónica estaba acostumbrada a esto. El único problema era que Grace quería más que buena voluntad de la belleza de cabello oscuro que dirigía Cartwright Corporation. Debido a su insistencia en que ellos se encontraran esa noche, no había habido oportunidad de hacer la reserva de mesa. Para casi cualquier persona, habría significado no entrar a la prestigiosa casa de la ostra. Pero para Verónica, el maitre los colocó en el bar, mientras desesperadamente intentaba encontrar un lugar para la presidente de Cartwright Corporation y su invitado. Durante la espera, la mujer de azules ojos sufría teniendo que escuchar los clamores poco recortados de un hombre que le decía todo sobre sus títulos y lo inteligente que él era y cómo ella debería realmente considerar pasar más tiempo con el. La única parte buena de la noche había sido el constante rellenar de su copa de vino con el más fino de la cosecha por parte del camarero. Por lo menos había podido gozar de un buen vino mientras le escuchaba. Ahora una hora y media más tarde, estaban sentados en su mesa, tomando una cena que fue servida s ervida apenas pocos minutos antes. "Verónica... usted sabe ese es un nombre tan bonito. Un nombre bonito para una bella dama," Mark extendió su tenedor para robar un pedazo de langosta de su plato. "No entiendo por qué usted cree que un área con tal clase y belleza necesita un autolavado. ¿Puede usted imaginar todo el tráfico que atravesaría por allí? Interrumpiendo a la gente mientras ellos están durmiendo, disturbándolos con todo el fuerte ruido que esas máquinas hacen." Su tenedor encontró otro pedazo de langosta, el resto de la cola. "Seguramente usted no desearía uno de esos justo al lado de su puerta, ¿no es así?"
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Los azules ojos se deslumbraron en la mejor parte de su langosta que hacía su camino dentro de la boca de alguien más. Había sido cortés y agradable toda la noche y ahora era tiempo de enseñar al pequeño hombre una lección. Limpió sus labios con la servilleta de lino. "El autolavado está únicamente abierto de ocho de la mañana a diez de la noche. Estoy segura que a nadie se le despertará y se le estará molestando, y si usted roba un pedazo más de comida de mi plato yo voy a apuñalar su mano con este tenedor, ¿me explico claramente?" Dijo llanamente mientras que llevaba la copa de vino a sus labios. "Ahora usted y yo, ambos sabemos que en esas calles hay mucho tráfico, y seguro que a los residentes les gustará la idea de que un autolavado llegue a su área, y esto también significa diez trabajos más a la comunidad. ¿Qué piensa qué sucedería en las próximas elecciones si apoyamos a los Demócratas y les damos esta pequeña pieza de información? ¿Qué bueno sería su nombramiento si el nuevo alcalde decide limpiar la casa?" "Ahora usted está justo exhalando humo, Srta. Cartwright," él dijo, recostándose y encendiendo un cigarro. Fumar por supuesto estaba prohibido en esa sección del restaurante pero Mark creía que su posición lo ponía por encima de lo que él consideraba era una tonta ley. "Los Cartwrights siempre han apoyado a los republicanos, todo el mundo lo sabe." Él tomó otra calada de su cigarrillo, el humo cosquilleó la nariz de Verónica. “¿De verdad?" Ella vació su copa y la posó en el mantel de lino de la mesa, reprimiendo una sonrisa en
el pensamiento de la bomba que estaba a punto de poner en el desgraciado comisionado. "Déjeme decirle algo, Sr. Grace. Los Cartwrights han financiado a más de un demócrata durante años y ahora que yo estoy a cargo, hay más cada vez." Sus azules ojos taladraron en los de el cuando se inclinó y tomó el cigarro de su mano, hundiéndolo profundamente en su cangrejo relleno. "Ésta transición no significa nada para mí excepto conseguir a mis primos fuera de mi espalda. Su posición no significa nada para mí. Pagaría cientos de miles en la siguiente elección si significara sacarlo de la oficina y poner a alguien que viera que el trabajo es más importante que el poder de representar, así que usted necesita tomar una decisión. Puede ser el buen individuo que trajo diez trabajos para el área o puede ser el idiota que consiguió ser votado para salir de la oficina, la decisión es suya." Verónica había ya determinando que pronto habría un nuevo comisionado. "Creo que esta reunión terminó. Espero que haya disfrutado mi cena." En su sobresaltada mirada agregó, "¿Qué? ¿Usted pensó iba a tener suerte esta noche, Sr. Grace?" Sus ojos le miraron rápidamente una vez. "Lo siento. No duermo con perros. Nunca se sabe cuándo pueden tener pulgas". Recogió su maletín y salió en grandes pasos, dejando al enojado pero arrinconado comisionado con sólo una difícil posición y la cuenta. ***** Rose cruzó la calle y entró en el parque Washington, un gigantesco lugar en el centro de la ciudad. El parque estaba cerrado al oscurecer cada noche debido al crimen y al crucero que pasaba por allí. Normalmente Rose lo habría rodeado pero eso significaba seis cuadras adicionales fuera de su camino y con el alarido del viento y el agresivo frío, la ruta más directa a casa era necesaria. En las cinco cuadras de camino del supermercado al borde del parque, las orejas de Rose estaban rojas como la remolacha por el frío y su nariz había comenzado ya a moquear. No podía sentir los dedos de sus pies y los bolsillos de su sudadera no hacían nada para proteger sus dedos. Decidiendo que la falta de huellas en la nieve y la temperatura bajo cero era seguro, Rose caminó fatigosamente más allá de la enorme estatua de Moses que marcaba la entrada y la nieve cubría la señal que advertía contra estar en el parque en la noche. El feroz viento se negaba en permitirle mantener su capucha puesta y su cabello hasta los hombros ondeaba libremente sobre su cara. Su cuerpo temblaba ferozmente y todo en lo que ella podía pensar era llegar a casa y hundirse en un agradable baño caliente. Estaba a medio camino a
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