Aportes culturales del humanismo renacentista.
El Humanismo renacentista fue voluntad de renovar la sabiduría y entenderla como co mo realidad histórica; exigencia de reconocer la dimensión histórica de los acontecimientos. La edad media asimiló la cultura clásica haciéndola conte mporánea. Pero el humanismo renacentista la miró con perspectiva histórica, situándola en el pasado, queriendo imitarla, pero dejándola auténtica. De ahí que con el humanismo renacentista naciera la filología, para restaurar la cultura clásica con precisión y autenticidad, con deseo de conocimiento y veneración por sus contenidos culturales. La edad media fue un largo período de crisis histórica, y la clásica esplendor y progreso. El Renacimiento infravaloró así la edad media, y extravaloró la antigua, que ahora llama clásica, porque la tomó como modelo. Renacimiento y humanismo proyectaron la capacidad humana de progreso, equiparando ya cuerpo y alma, enalteciendo los placeres, exaltando la vida activa y la filosofía moral, y procurando el florecimiento de las grandes ciudades. Se reconoce un valor esencial a la poesía, la historia, la elocuencia, la filosofía y la ciencia. Forma también parte del humanismo renacentista la función civil de la religión y de la tolerancia to lerancia religiosa. La ciudad terrenal debe realizar la armonía y felicidad que se atribuye a la celestial, lo que supone paz y tolerancia religiosa.Los humanistas identifican filosofía y religión, rechazan la herencia medieval, y eligen la clásica como base de lo que llaman hombre nuevo. Con el reconocimiento del carácter esencial y determinante de la relación del hombre con la naturaleza el humanismo estableció la premisa de la investigación experimental moderna. Dirigirse a la experiencia sensible, interrogarla y hacerla hablar condujo a explicar la naturaleza por sí misma, a interpretar todo en sus elementos constitutivos, por lo que el hombre renacentista 1) tiene su patria en la naturaleza, y 2) capacidad de conocerla. El retorno a lo antiguo produjo reviviscencia de doctrinas y textos que facilitaron nuevos descubrimientos. Algunos de los rasgos culturales del humanismo son, po r ejemplo: ejemplo: y
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Estudio filológico de las lenguas e interés por la recuperación de la cultura de la Antigüedad clásica. Creaciones artísticas basadas imitación o mímesis de los maestros de la civilización grecolatina. En las artes se valora la actividad intelectual y analítica de conocimiento. En pintura, mediante la perspectiva, se unifica con un punto de fuga racional la escala antes expresionista de las figuras. Se ponen de moda las biografías de Plutarco y se proponen como modelos, frente al guerrero medieval, al cortesano y al caballero que combina la espada con la pluma.
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El equilibrio en la expresión, que debe ser clara, y no recargada ni conceptuosa: «El estilo que tengo me es natural y, sin afectación ninguna, escribo como hablo; solamente tengo cuidado de usar vocablos que signifiquen bien lo que quiero decir, y dígolo cuanto más llanamente me es posible porque, a mi parecer, en ninguna lengua está bien la afectación.» (Juan de Valdés). La idealización y estilización platónica de la realidad. Se pinta la realidad mejor de lo que es, se la ennoblece (nobilitare ). El arte humanista toma la materia popular y la selecciona para transformarla en algo estilizado e idealizado, de la misma manera que la novela pastoril recrea una vida campestre desprovista de las preocupaciones habituales al campesino. En el arte humanista no hay lugar para las manifestaciones vulgares de la plebe que se verán más tarde en el siglo XVII con el Barroco. El retorno a las fuentes primigenias del saber, la lectura de los clásicos en los textos originales y no a través de la opinión que dieron sobre ellos los Santos Padres y la religión católica. La lógica aristotélica frente al argumento de autoridad medieval: la imprenta multiplica los puntos de vista y los debates, enriqueciendo el debate intelectual y la comunicación de las ideas. Se ponen de moda los géneros del diálogo y la epístola, todo lo que suponga comunicación de ideas. Se propone la libre interpretación de la Biblia y su traducción a las lenguas vulgares (Lutero), frente al reduccionismo medieval de reducir su interpretación a la del Papa u obispo de Roma (Reforma o protestantismo).
En sus comienzos, el humanismo es un movimiento regenerador y en sus principios básicos se encuentra ya bosquejado en tiempos muy anteriores, por ejemplo, en las obras de Isócrates, que se impuso una labor de regeneración parecida en la Grecia del siglo IV a. C. En tiempos modernos se encuentra estrechamente ligado al Renacimiento y se benefició de la diáspora de los maestros bizantinos de griego que difundieron la enseñanza de esta lengua, muy rara hasta entonces, tras la caída de Constantinopla en poder de los turcos en 1453; la imprenta y el abaratamiento de los libros subsiguiente facilitó esta difusión fuera del ámbito eclesiástico; por entonces el término humanista servía exclusivamente para designar a un profesor de lenguas clásicas. Se revitalizó durante el siglo XIX dando nombre de un movimiento que no sólo fue pedagógico, literario, estético, filosófico y religioso, sino que se convirtió en un modo de pensar y de vivir vertebrado en torno a una idea principal: en el centro del Universo está el hombre, imagen de Dios, criatura privilegiada, digna sobre todas las cosas de la Tierra (antropocentrismo). En sintesis el humanismo proclamaba que debían rescatarse los textos originales de la literatura clásica, el estilo arquitectónico, las artes, y en general toda la cultura helénica y romana. Tal postura traducía no sólo un cambio de gustos, sino una transformación mucho más profunda: los humanistas descartaban la idea medieval de que el mundo es un valle de lágrimas y la vida un breve y amargo paréntesis entre la nada y la gloria o la condena eterna, y en su lugar proponían que la tierra es un sitio maravilloso y que la vida debe estar dedicada a disfrutarla, al margen de lo que ocurra después de la muerte (si es que ocurre algo).