Beneficios y características del Tamarindo NOMBRE CIENTIFICO:Tamarindus indica, composición: El fruto del tamarindo está constituído por varias sustancias azucaradas, las cuales se encuentran encuentran entre un 20% y 30% del fruto. un 18% del tamarindo corresponde corresponde a ácidos orgánicos, orgánicos, entre los que se destaca el ácido tartárico, málico y ascórbico. Alrededor del 25 % del total del fruto del tamarindo corresponde a agua. Además, el tamarindo es rico en sales minerales, entre las que se detacan las de potasio, hierro y fósforo. BENEFICIOS El tamarindo posee en su composición, una gran cantidad de fibras, las cuales favorecen la realización de los procesos digestivos. Alrededor del 8% del tamarindo corresponde corresponde a fibra, de esta esta cantidad cerca del 50% es fibra insoluble. El fruto de este árbol posee vitaminas entre sus componentes, destacando su aporte en vitamina C (ácido ascórbico) y vitaminas del complejo B. Por otra parte, cerca del 2% de este fruto es proteína y el 0.5% corresponden a grasas. USOS MEDICINALES DEL TAMARINDO El fruto del tamarindo, árbol conocido científicamente como Tamarindus indica, tiene propiedades diuréticas, esto se debe a que posee una gran cantidad de potasio. Esta propiedad genera un aumento de la diuresis, por lo cual sirve para el tratamiento y la prevención de los cálculos renales e infecciones urinarias. Una de las mejores formas de aprovechar esta propiedad es consumiendo zumos de tamarindo o ingiriendo su fruto. El tamarindo tiene propiedades digestivas, por lo que resulta indicado incluirlo en la dieta de las personas que padecen constantemente de estreñimiento y de digestiones lentas. El fruto de este árbol tiene propiedades depurativas, ya que ayuda a eliminar toxinas presentes en nuestro organismo. Comer de manera regular el fruto de este árbol o consumir zumos de tamarindo ayudará a que nuestro cuerpo esté más sano. El tamarindo es un excelente fruto para incluir en la dieta de las personas que quieran bajar de peso. Esto se debe a las propiedades diuréticas, digestivas y depurativas que posee. Las hojas de este árbol sirven para el tratamiento de parásitos intestinales, una de las formas de aprovechar esta propiedad es mediante la ingesta de infusiones en base a estas hojas. El tamarindo (Tamarindus indica L.) es una árbol frutal, que se cultiva en América América Tropic Tropical. al. Se Se desarro desarrolla lla en en climas climas con una una temper temperatur atura a media media anual anual de 21 °C y a una altura inferior a 600 m. Estos árboles siempre verdes toman de 5 a 12 años para madurar y producir frutos y pueden alcanzar alturas de hasta 30 metros. El fruto es una vaina curvada, con una longitud entre 15 y 17 cm. y un ancho promedio de 2 cm. Está constituido por una cáscara de color café brillante y de una a diez semillas ovaladas, aplanadas, de color café y con una longitud de 1 cm, unidas entre sí con fibras que se encuentran en la pulpa que la rodea las semillas. La cosecha se realiza desprendiendo los frutos a mano
o recogiéndolos del suelo. Se puede obtener una producción promedio por árbol de 160 kg por año y de 12 a 16 toneladas por hectárea. La pulpa constituye entre el 40 y el 50% del peso de la vaina, es de color marrón y de sabor muy ácido. Es una buena fuente de tiamina (vitamina B1, calcio y fósforo. La acidez se debe principalmente a los ácidos tartárico y málico. Para su obtención, las semillas se mezclan con agua, se dejan reposar durante 3 horas y se pasan por un despulpador de malla fina. Después de un tratamiento térmico y adición de preservantes la pulpa se utiliza como ingrediente en la preparación de refrescos, salsas y helados.
El tamarindo es uno de los ingredientes predilectos de la cocina mexicana, y en verdad es difícil encontrar a alguien que no disfrute su agradable sabor. Lo cierto es que, contrario a lo que muchos podrían pensar, este producto no es nativo de nuestro territorio, ni siquiera de nuestro continente, sino que fue introducido entre los siglos XVI y XVII por los colonizadores europeos, y sembrado por primera vez en zonas cálidas y húmedas de Jalisco, Colima y Guerrero (costa sur y occidental del Pacífico). Siendo más precisos, diremos que el lugar de origen de tan singular fruto, generado por un árbol de idéntico nombre, es la región que se encuentra al sur del desierto del Sahara, en África, donde es tan común que incluso el nombre de la capital de Senegal, Dakar, significa “tamarindo” en idioma wolof. Asimismo, se sabe que diversos comerciantes se interesaron en las propiedades de este alimento y fueron los responsables de llevarlo a Egipto, los países árabes e India, siendo dicha nación la primera en explotar su potencial en plenitud. Europa conoció a este vegetal y sus amplias propiedades culinarias y medicinales mediante su intercambio con mercaderes de la India, y este hecho fue fundamental en la designación de su nombre científico: Tamarindus indica. El árbol del tamarindo alcanza una altura promedio de 10 a 25 metros, aunque en un suelo muy fértil, con humedad y clima cálido constantes puede medir hasta 30 metros. Generalmente, sus flores se dan una vez al año y en pequeños racimos, además de que son ideales para que las abejas produzcan miel. Su fruto es una vaina aplanada y curva, cuya capa externa (epicarpio) se vuelve resistente y rugosa conforme madura; su pulpa es suave, fibrosa, con concentración relativamente baja de agua, y suele alojar en su interior de 1 a 12 semillas, las cuales son lisas, brillantes y de 1 centímetro de largo. La madera de este árbol es muy estimada, ya sea para la fabricación de muebles, utensilios para el hogar y artesanías o para la elaboración de leña y excelente carbón, ambos capaces de generar más calor que sus similares obtenidos de otros vegetales. Asimismo, de sus hojas se puede obtener un tinte natural de tono amarillo, sin olvidar que las semillas, pulverizadas y mezcladas con otros componentes, producen pegamento de alta calidad.
Por curioso que parezca, cuando el fruto se encuentra tierno y el epicarpio no ha endurecido, puede utilizarse como condimento de arroz o consumirse en ensaladas junto con flores y brotes tiernos del mismo árbol. Los beneficios son considerables, pues la cáscara del tamarindo es rica en fibra y taninos, sustancias que neutralizan a los compuestos responsables del envejecimiento y la formación de células cancerosas (antioxidantes). La parte más apreciada por el ser humano es la pulpa del fruto, misma que comprende aproximadamente la mitad del peso de la vaina. Cabe mencionar que el característico sabor agridulce de este alimento se debe a una afortunada combinación de componentes cuyo impacto es positivo para la salud: azúcares (30 al 40% del total), necesarios para que el organismo cuente con energía suficiente para realizar esfuerzo físico e intelectual, y ácidos acético (controla infecciones ocasionadas por hongos) tartárico (útil para asimilar alimentos ricos en grasas) y ascórbico (vitamina C, la cual es antioxidante y participa en la formación y renovación de tejidos). Otros nutrientes importantes de la pulpa del tamarindo son: Calcio. Mineral ampliamente distribuido en el cuerpo humano, debido a que es el componente esencial de huesos y dientes. Ayuda en la coagulación de la sangre, transmisión de impulsos nerviosos y funcionamiento de los músculos y corazón. Fósforo. También se incluye en el sistema óseo, sin olvidar su utilidad para transformar los alimentos que se convierten en energía. Hierro. Necesario para la correcta utilización de vitaminas del complejo B e indispensable para la producción de hemoglobina (sustancia en glóbulos rojos encargada de transportar oxígeno en la sangre) y mioglobina (oxigena músculos). Tiamina (vitamina B1). Fundamental para asimilar los azúcares, sin olvidar que cumple importante labor en la conducción de impulsos nerviosos. Riboflavina (vitamina B2). Interviene en la transformación de alimentos en energía, pues favorece la absorción de proteínas, grasas y carbohidratos. Básica para el crecimiento, reproducción y buen estado de piel, uñas, cabello y membranas mucosas; beneficia la vista y alivia la fatiga ocular. Niacina (vitamina B3). Se encarga del mantenimiento de células, formación de transmisores nerviosos, producción de hormonas sexuales e insulina, así como del buen funcionamiento del aparato digestivo. Ayuda a mantener la piel sana y es indispensable para la salud del cerebro y sistema nervioso. Fibra. Facilita el tránsito intestinal y regulariza las evacuaciones (laxante). Pectina. Tipo de fibra que absorbe agua y ayuda tanto en problemas de estreñimiento como de diarrea. Ácido glutámico. Fuente de energía para el cerebro que tiene la peculiaridad de ayudar a mejorar la memoria. Glicina. Hace posible el aprovechamiento de proteínas, actúa como neurotransmisor y estudios recientes destacan sus propiedades antioxidantes. Leucina y ácido aspártico. Importantes componentes del ácido desoxirribonucleico (ADN, con el cual se codifica la información genética), utilizados también para hacer posible la comunicación entre neuronas.
Los productos derivados del tamarindo eran empleados en la medicina tradicional de África, América Latina e India, y todavía hay poblaciones en estas regiones del planeta que llegan a utilizarlos. Una infusión de la corteza es buen auxiliar en el tratamiento de diarrea; asimismo, sirve para realizar lavado de los ojos. La ceniza que se obtiene al quemar el exterior del tronco es un buen digestivo, mientras que un remedio elaborado con las semillas ayuda a combatir la disentería (evacuaciones frecuentes y muy líquidas, a menudo acompañadas de mucosidad y sangre). Por su parte, las hojas machacadas son de utilidad para el tratamiento de heridas cutáneas. Mención aparte merece la pulpa del fruto, que cuando se consume pulverizada en poca agua, formando una pasta espesa, tiene acción laxante suave y efectiva. Puede ingerirse en combinación con algunas plantas para potenciar sus resultados, pero su uso no debe prolongarse mucho tiempo, ya que puede ocasionar diarrea. Por ello, siempre es importante consumirlo bajo supervisión del médico (gastroenterólogo, nutriólogo, naturista).