EL EVANGELI EVANGELIO O DE LOS ESENIOS
EVANGELIO ESENIO DE LA PAZ PRÓLOGO A LA EDICIÓN INGLESA DE 1937 *
Casi dos mil años han pasado desde que el Hijo del Hombre enseñase el camino, la verdad y la vida a la humanidad. Llevó salud al enfermo, sabiduría al ignorante y felicidad a quienes se hallaban en la desgracia. us palabras casi se olvidaron, y no se recogieron hasta algunas generaciones despu!s de que fueron pronunciadas. Han sido malentendidas, mal anotadas, cientos de veces reescritas y cientos de veces transformadas, pero a"n así han sobrevivido casi dos mil años. # aunque sus palabras, como las tenemos hoy en día en el $uevo %estamento, han sido terriblemente mutiladas y deformadas, han conquistado media humanidad y la totalidad de la civili&ación occidental. 'ste hecho prueba la eterna vitalidad de las palabras del (aestro, y su valor supremo e incomparable. )or esta ra&ón hemos decidido publicar las palabras de *es"s, puras y originales, traducidas directamente de la lengua aramea hablada por *es"s y su amado discípulo *uan, quien, "nico entre los discípulos de *es"s, anotó con e+actitud perfecta las enseñan&ass personales de su (aestro. enseñan&a
's una gran responsabilidad anunciar el $uevo %estamento actual, que es la base de todas las glesias Cristianas, como deformado y falsificado, f alsificado, pero no hay m-s alta religión que la verdad. 'ste libro contiene sólo un fragmento alrededor de una octava parte de los manuscritos completos que se conservan en arameo, en la /iblioteca del 0aticano, y en antiguo eslavo en la /iblioteca 1eal de los Habsburgo, actualmente propiedad del gobierno austriaco. 2ebemos la e+istencia de ambas versiones a los monjes nestorianos, quienes, ante el avance de las hordas de 3engis 4han, se vieron for&ados a huir del 'ste hacia el 5este, trayendo consigo todas sus antiguas escrituras e iconos. Los antiguos te+tos en arameo datan del primer siglo despu!s de Cristo, mientras que la versión en antiguo eslavo es una traducción tr aducción literal de aquellos. La arqueología a"n no puede reconstruirnos reconstruirnos e+actamente e+actamente cómo viajaron estos estos te+tos desde )alestina hacia el interior de 6sia, llegando a manos de los monjes nestorianos. 6ctualmente est- en preparación una edición conteniendo el te+to completo con todas las referencias y notas e+plicativas 7arqueológicas, históricas y e+eg!ticas e+eg!ticas88 necesarias 798. La parte publicada trata los trabajos sanadores de *es"s. Hemos emitido primero esta parte antes que el resto porque es de la que la humanidad sufriente tiene hoy m-s necesidad. $ada tenemos que que añadir a este este te+to. Habla por sí sí solo. 'l lector que estudie las p-ginas que siguen siguen con concentración, concentración, sentir- la vitalidad eterna y la poderosa evidencia evidencia de estas verdades profundas que la humanidad necesita hoy m-s urgentemente que nunca.
"Y la verdad se demostrará por sí misma."
Edmond Székely Londres, 1937 1937
: The Gospel of Peace of Jesus hr!s" #y "he $!sc!ple John . %he C. ;. 2aniel Co. Ltd., London 9<=>. 798 The Essene Gospel of Peace , que consta de los siguientes tomos? /oo@ tAo? The %nkno&n 'ooks of "he Essenes y /oo@ three? Los" norteamericana del Scrolls of "he Essene 'ro"erhoo 'ro"erhood, d, 6cademy /oo@s, an diego, California, 9<>B. 'l libro uno 7/oo@ one8 es la versión norteamericana ingl!s The Gospel of Peace( , y lleva por título The Essene Gospel of Peace . %ambi!n fue editado por 6cademy /oo@s. /oo@ four? The Teach!n)s of "he Elec" 76cademy 76cademy /oo@s, 9<98.
EL EVANGELIO DE LA PAZ
# entonces muchos enfermos enfermos y tullidos fueron a *es"s, pregunt-ndole? Di todo lo sabes, dinos Epor qu! sufrimos estas penosas plagasF E)or qu! no estamos enteros como los dem-s hombresF (aestro, c"ranos, para que nos hagamos fuertes y no tengamos que vivir por m-s tiempo en nuestro sufrimiento. abemos que en tu poder est- curar todo tipo de enfermedad. Líbranos de at-n y de todos sus grandes males. (aestro, ten compasión de nosotrosD. # *es"s respondió? DGelices vosotros que ten!is hambre de la verdad, pues os satisfar! con el pan de la sabiduría. Gelices vosotros que llam-is, pues os abrir! la puerta de la vida. Gelices vosotros que recha&-is el poder de at-n, pues os conducir! al reino de los -ngeles de nuestra (adre, donde el poder de at-n no puede penetrar. # ellos le preguntaron con desconcierto? DEui!n es nuestra (adre y cu-les son sus -ngelesF E# dónde se halla su reinoFD D0uestra (adre est- en vosotrosI y vosotros en ella. 'lla os alumbró y ella os da vida. D0uestra Gue ella quien dio vuestro cuerpo, y a ella se lo devolver!is de nuevo alg"n día. Gelices vosotros cuando llegu!is a conocerla, así como a su reinoI si recibís a los -ngeles de vuestra (adre y cumplís sus leyes. 'n verdad os digo que quien haga esto nunca conocer- la enfermedad. )ues el poder de nuestra (adre est- por encima de todo. # destruye a at-n y su reino, y tiene gobierno sobre todos vuestros cuerpos y sobre todas las cosas vivas. DLa sangre que en nosotros corre ha nacido de la sangre de nuestra (adre %errenal. %errenal. u sangre cae de las nubes, brota del seno de la tierra, murmura en los arroyos de las montañas, fluye espaciosamente espaciosamente en los ríos de las llanuras, duerme en los lagos y se enfurece poderosa en los mares tempestuosos. D'l aire que respiramos ha nacido del aliento de nuestra (adre %errenal. %errenal. u respiración es a&ul celeste en las alturas de los cielos, silba en las cumbres de las montañas, susurra entre las hojas del bosque, ondea sobre los trigales, dormita en los valles profundos y abrasa en el desierto. DLa dure&a de nuestros huesos ha nacido de los huesos de nuestra (adre %errenal, de las rocas y de las piedras. e yerguen desnudas a los cielos en lo alto de las montañas, son como gigantes que yacen dormidos en las faldas de las montañas, como ídolos levantados en el desierto, y est-n ocultos en las profundidades de la tierra. DLa delicade&a de nuestra carne ha nacido de la carne de nuestra (adre %errenalI carne que madura amarilla y roja en los frutos de los -rboles, y nos alimenta en los surcos de los campos. D$uestros intestinos han nacido de los intestinos de nuestra (adre %errenal, %errenal, y est-n ocultos a nuestros ojos como las profundidades invisibles de la tierra.
DLa lu& de nuestros ojos y el oír de nuestros oídos nacen ambos de los colores y de los sonidos de nuestra (adre %errenal, que nos envuelve como las olas del mar al pe&, o como el aire arremolinado al ave. D'n verdad os digo que el Hombre es Hijo de la (adre %errenal, y de ella recibió el Hijo del Hombre todo su cuerpo, del mismo modo que el cuerpo reci!n nacido nace del seno de su madre. 'n verdad os digo que sois uno con la (adre %errenalI ella est- en vosotros v vosotros en ella. 2e ella nacisteis, en ella vivís y a ella de nuevo retornar!is. 3uardad por tanto us leves, pues nadie puede vivir mucho ni ser feli& sino aquel que honra a su (adre %errenal y cumple us leyes. )ues vuestra respiración es u respiración, vuestra sangre u sangre, vuestros huesos us huesosI vuestra carne u carneI vuestros intestinos us intestinosI vuestros ojos y vuestros oídos son us ojos y us oídos. D'n verdad os digo que si dejaseis de cumplir una sola de todas estas leyes, si dañaseis uno sólo de los miembros de todo vuestro cuerpo, os perderíais irremisiblemente en vuestra dolorosa enfermedad y sería el llorar y rechinar de dientes. #o os digo que, a menos que sig-is las leyes de vuestra (adre, no podr!is de ning"n modo escapar a la muerte. # quien abra&a a las leyes de su (adre, a !l abra&ar- su madre tambi!n. 'lla curar- todas sus plagas y !l nunca enfermar-. 'lla le dar- larga vida y le proteger- de todo malI del fuego, del agua, de la mordedura de las serpientes venenosas. )ues ya que vuestra madre os alumbró, conserva la vida en vosotros. 'lla os ha dado u cuerpo, y nadie sino 'lla os cura. Geli& es quien ama a su (adre y yace sosegadamente en u rega&o. )orque vuestra (adre os ama, incluso cuando le dais la espalda. # Ecu-nto m-s os amar- si regres-is de nuevo a 'llaF 'n verdad os digo que muy grande es u amor, m-s grande que la mayor de las montañas y m-s profundo que el m-s hondo de los mares. # aquellos quienes aman a su (adre, 'lla nunca les abandona. 6sí como la gallina protege a sus polluelos, como la leona a sus cachorros, como la madre a su reci!n nacido, así protege la (adre %errenal al Hijo del Hombre de todo peligro y de todo mal. D)ues en verdad os digo que males y peligros innumerables esperan a los Hijos de los Hombres. /elceb", el príncipe de todos los demonios, la fuente de todo mal, acecha en el cuerpo de todos los Hijos de los Hombres. Jl es la muerte, el señor de toda plaga y, poni!ndose una vestimenta agradable, tienta y seduce a los Hijos de los Hombres. )romete rique&a y poder, y espl!ndidos palacios, y adornos de oro y plata, y numerosos sirvientes. )romete gloria y renombre, sensualidad y fornicación, borrachera y atracón, vida desenfrenada, holga&anería y ocio. # tienta a cada cual seg"n aquello por lo que m-s se inclina su cora&ón. # el día en que los Hijos de los Hombres ya se han vuelto esclavos de todas estas vanidades y abominaciones, entonces !l, en pago de ello, les arrebata todas aquellas cosas que la (adre %errenal tan abundantemente les dio. Les arrebata su respiración, su sangre, sus huesos, su carne, sus intestinos, sus ojos y sus oídos. # la respiración del Hijo del Hombre se vuelve corta y sofocada, trabajosa y maloliente como la de las bestias inmundas. # su sangre se vuelve espesa y f!tida, como el agua de las ci!nagasI se coagula y ennegrece como la noche de la muerte. # sus huesos se vuelven duros y nudososI se deshacen por dentro y por fuera se resquebrajan, como una piedra cayendo sobre una roca. # su carne se vuelve grasienta y acuosaI se corrompe y se pudre con costras y for"nculos que son una abominación. # sus intestinos se llenan de inmundicia detestable re&umando corrientes en putrefacción, y en ellos habitan numerosos gusanos abominables. # sus ojos se enturbian, hasta que la noche
oscura los envuelveI y sus oídos se tapan, como el silencio de la tumba. # por "ltimo, el Hijo del Hombre perder- la vida. )ues no guardó las leyes de su (adre, sino que sumó un pecado a otro. )or ello le son arrebatados todos los dones de la (adre %errenal? la respiración, la sangre, los huesos, la carne, los intestinos, los ojos y los oídos y, por "ltimo, la vida con la que coronó su cuerpo la (adre %errenal. D)ero si el pecador Hijo del Hombre se arrepiente de sus culpas y las repara, y regresa de nuevo a su (adre %errenalI y si cumple las leyes de su (adre %errenal y se libera de las garras de at-n resistiendo sus tentaciones, entonces la (adre %errenal recibe de nuevo a su Hijo pecador con amor y le envía sus -ngeles para que le sirvan. 'n verdad os digo que cuando el Hijo del Hombre resiste al at-n que habita en !l y no hace su voluntad, en esa misma hora se hallan ahí los -ngeles de la (adre para servirle con todo su poder y liberarle por entero del poder de at-n. D)ues ning"n hombre puede servir a dos señores. )orque o bien sirve a /elceb" y sus demonios o sirve a nuestra (adre %errenal y a sus -ngeles. 5 sirve a la muerte o sirve a la vida. 'n verdad os digo qu! felices son aquellos que cumplen las leyes de la vida y no vagan por los caminos de la muerte.D # cuantos le rodeaban escuchaban sus palabras con asombro, pues su palabra tenía poder y enseñaba de manera bien distinta a la de los sacerdotes y escribas. # aunque el sol ya se había puesto, no se fueron a sus casas. e sentaron alrededor de *es"s y le preguntaron? D(aestro Ecu-les son esas leyes de la vidaF u!date con nosotros un rato m-s y ens!ñanos. uerernos escuchar tu enseñan&a para que podamos curarnos y volvernos rectosD. # el propio *es"s se sentó en medio de ellos y dijo? D'n verdad os digo que nadie puede ser feli&, e+cepto quien cumple la LeyD. # los dem-s respondieron? D%odos cumplimos las leyes de (ois!s, nuestro legislador, tal como est-n escritas en las sagradas escriturasDD. # *es"s les respondió? D$o busqu!is la Ley en vuestras escrituras, pues la Ley es la 0ida, mientras que lo escrito est- muerto. 'n verdad os digo que (ois!s no recibió de 2ios sus leyes por escrito, sino a trav!s de la palabra viva. La Ley es la )alabra 0iva del 2ios 0ivo, dada a los profetas vivos para los hombres vivos. 'n dondequiera que haya vida est- escrita la ley. )od!is hallarla en la hierba, en el -rbol, en el río, en la montaña, en los p-jaros del cielo, en los peces del marI pero buscadla principalmente en vosotros mismos. )ues en verdad os digo que todas las cosas vivas se encuentran m-s cerca de 2ios que la escritura que est- desprovista de vida. 2ios hi&o la vida y todas las cosas vivas de tal modo que enseñasen al hombre, por medio de la palabra siempre viva, las leyes del 2ios verdadero. 2ios no escribió las leyes en las p-ginas de los libros, sino en vuestro cora&ón y en vuestro espíritu. e encuentran en vuestra respiración, en vuestra sangre, en vuestros huesos, en vuestra carne, en vuestros intestinos, en vuestros ojos, en vuestros oídos y en cada pequeña parte de vuestro cuerpo. 'st-n presentes en el aire, en el agua, en la tierra, en las plantas, en los rayos del sol, en las profundidades y en las alturas. %odas os hablan para que entend-is la lengua y la voluntad del 2ios 0ivo. )ero vosotros cerr-is vuestros ojos para no ver, y tap-is vuestros oídos para no oír. 'n verdad os digo que la escritura es la obra del hombre, pero la 0ida y todas sus huestes son la
obra de nuestro 2ios. E)or qu! no escuch-is las palabras de 2ios que est-n escritas en us obrasF E# por qu! estudi-is las escrituras muertas, que son la obra de las manos del hombreFD DECómo podemos leer las leyes de 2ios en alg"n lugar, de no ser en las 'scriturasF E2ónde se hallan escritasF L!enoslas de ahí donde t" las ves, pues nosotros no conocemos m-s que las escrituras que hemos heredado de nuestros antepasados. 2inos las leyes de las que hablas, para que oy!ndolas seamos sanados y justificados.D *es"s dijo? D0osotros no entend!is las palabras de la 0ida, porque est-is en la (uerte. La oscuridad oscurece vuestros ojos, y vuestros oídos est-n tapados por la sordera. )ues os digo que no os aprovecha en absoluto que estudi!is las escrituras muertas si por vuestras obras neg-is a quien os las ha dado. 'n verdad os digo que 2ios y sus leyes no se encuentran en lo que vosotros hac!is. $o se hallan en la glotonería ni en la borrachera, ni en una vida desenfrenada, ni en la lujuria, ni en la b"squeda de la rique&a, ni mucho menos en el odio a vuestros enemigos. )ues todas estas cosas est-n lejos del verdadero 2ios y de sus -ngeles. %odas estas cosas vienen del reino de la oscuridad y del señor de todos los males. # todas estas cosas las llev-is en vosotros mismosI y por ello la palabra y el poder de 2ios no entran en vosotros, pues en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu habitan todo tipo de males y abominaciones. i dese-is que la palabra y el poder del 2ios 0ivo penetren en vosotros, no profan!is vuestro cuerpo ni vuestro espírituI pues el cuerpo es el templo del espíritu, y el espíritu es el templo de 2ios. )urificad, por tanto, el templo, para que el eñor del templo pueda habitar en !l y ocupar un lugar digno de !l. D# retiraos bajo la sombra del cielo de 2ios, de todas las tentaciones de vuestro cuerpo y de vuestro espíritu, que vienen de at-n. D1enovaos y ayunad. )ues en verdad os digo que at-n y sus plagas solamente pueden ser e+pulsados por medio del ayuno y la oración. d por vuestra cuenta y ayunad en solitario, sin descubrir vuestro ayuno a hombre alguno. 'l 2ios 0ivo lo ver- y grande ser- vuestra recompensa. # ayunad hasta que /elceb" y todos sus demonios os abandonen y todos los -ngeles de nuestra (adre %errenal vengan a serviros. )ues en verdad os digo que a no ser que ayun!is, nunca os librar!is del poder de at-n ni de todas las enfermedades que de at-n vienen. 6yunad y orad fervientemente, buscando el poder del 2ios vivo para vuestra curación. (ientras ayun!is, evitad a los hijos de los hombres y buscad los -ngeles de nuestra (adre %errenal, pues quien busca hallar-. D/uscad el aire fresco del bosque y de los campos, y en medio de ellos hallar!is el -ngel del aire. uitaos vuestro cal&ado y vuestras ropas y dejad que el -ngel del aire abrace vuestro cuerpo. 1espirad entonces larga y profundamente, para que el -ngel del aire penetre en vosotros, 'n verdad os digo que el -ngel del aire e+pulsar- de vuestro cuerpo toda inmundicia que lo profane por fuera y por dentro. # así saldr- de vosotros toda cosa sucia y maloliente, igual que el humo del fuego asciende en forma de penacho y se pierde en el mar del aire. )ues en verdad os digo que sagrado es el -ngel del aire, quien limpia cuanto est- sucio y confiere a las cosas malolientes un olor agradable. $ing"n hombre que no deje pasar el -ngel del aire podr- acudir ante la fa& de 2ios. 0erdaderamente, todo debe nacer de nuevo por el aire y por la verdad, pues vuestro cuerpo respira el aire de la (adre %errenal, y vuestro espíritu respira la verdad del )adre Celestial.
D2espu!s del -ngel del aire, buscad el -ngel del agua. uitaos vuestro cal&ado y vuestras ropas y dejad que el -ngel del agua abrace todo vuestro cuerpo. 'ntregaos por entero a sus acogedores bra&os y, así como el aire penetra en vuestra respiración, que el agua penetre tambi!n en vuestro cuerpo. 'n verdad os digo que el -ngel del agua e+pulsar- de vuestro cuerpo toda inmundicia que lo mancille por fuera y por dentro. # toda cosa sucia y maloliente fluir- fuera de vosotros, igual que la suciedad de las vestiduras, lavada en el agua, se va y se pierde en la corriente del río. 'n verdad os digo que sagrado es el -ngel del agua que limpia cuanto est- sucio, y que confiere a todas las cosas malolientes un olor agradable. $ing"n hombre a quien no deje pasar el -ngel del agua podr- acudir ante la fa& de 2ios. 'n verdad que todo debe nacer de nuevo del agua y de la verdad, pues vuestro cuerpo se baña en el río de la vida terrenal y vuestro espíritu se baña en el río de la vida eterna. )ues recibís vuestra sangre de nuestra (adre %errenal y la verdad de nuestro )adre Celestial. D)ero no pens!is que es suficiente que el -ngel del agua os abrace sólo e+ternamente. 'n verdad os digo que la inmundicia interna es, con mucho, mayor que la e+terna. # quien se limpia por fuera permaneciendo sucio en su interior, es corno las tumbas bellamente pintadas por fuera, pero llenas por dentro de todo tipo de inmundicias y de abominaciones horribles. )or ello, en verdad os digo, que dej!is que el -ngel del agua os bautice tambi!n por dentro, para que os liber!is de todos vuestros antiguos pecados, y para que asimismo internamente se-is tan puros como la espuma del río jugueteando a la lu& del sol. D/uscad, por tanto, una gran calaba&a con el cuello de la longitud de un hombreI e+traed su interior y llenadla con agua del río caldeada por el sol. Colgadla de la rama de un -rbol, arrodillaos en el suelo ante el -ngel del agua y haced que el e+tremo del tallo de la calaba&a penetre vuestras partes ocultas, para que el agua fluya a trav!s de todos vuestros intestinos. Luego, descansad arrodill-ndoos en el suelo ante el -ngel del agua y orad al 2ios vivo para que os perdone todos vuestros antiguos pecadosI y orad tambi!n al -ngel del agua para que libere vuestro cuerpo de toda inmundicia y enfermedad, 2ejad entonces que el agua salga de vuestro cuerpo, para que se lleve de su interior todas las cosas sucias y f!tidas de at-n. # ver!is con vuestros ojos y oler!is con vuestra nari& todas las abominaciones e inmundicias que mancillaban el templo de vuestro cuerpoI igual que todos los pecados que residían en vuestro cuerpo, atorment-ndoos con todo tipo de dolores, 'n verdad os digo que el bautismo con agua os libera de todo esto. 1enovad vuestro bautismo con agua todos los días durante vuestro ayuno, hasta el día en que ve-is que el agua que e+puls-is es tan pura como la espuma del río. 'ntregad entonces vuestro cuerpo a la corriente del río y, una ve& en los bra&os del -ngel del agua, dad gracias al 2ios vivo por haberos librado de vuestros pecados. # este bautismo sagrado por el -ngel del agua es el renacimiento a la nueva vida. )ues vuestros ojos ver-n a partir de entonces y vuestros oídos oir-n. $o pequ!is m-s, por tanto, despu!s de vuestro bautismo, para que los -ngeles del aire y del agua habiten eternamente en vosotros y os sirvan para siempre. D# si queda despu!s dentro de vosotros alguno de vuestros antiguos pecados e inmundicias, buscad al -ngel de la lu& del sol. uitaos vuestro cal&ado y vuestras ropas
y dejad que el -ngel de la lu& del sol abrace todo vuestro cuerpo. 1espirad entonces larga y profundamente para que el -ngel de la lu& del sol os penetre. # el -ngel de la lu& del sol e+pulsar- de vuestro cuerpo toda cosa f!tida y sucia que lo mancille por fuera y por dentro. # así saldr- de vosotros toda cosa sucia y f!tida, del mismo modo que la oscuridad de la noche se disipa ante la luminosidad del sol naciente. )ues en verdad os digo que sagrado es el -ngel de la lu& del sol, quien limpia toda inmundicia y confiere a lo maloliente un olor agradable. $adie a quien no deje pasar el -ngel de la lu& del sol podr- acudir ante la fa& de 2ios. 'n verdad que todo debe nacer de nuevo del sol y de la verdad, pues vuestro cuerpo se baña en la lu& del sol de la (adre %errenal, y vuestro espíritu se baña en la lu& del sol de la verdad del )adre Celestial. DLos -ngeles del aire, del agua y de la lu& del sol son hermanos. Les fueron entregados al Hijo del Hombre para que le sirviesen y para que !l pudiera ir siempre de uno a otro. Dagrado es, asimismo, su abra&o. on hijos indivisibles de la (adre %errenal, así que no separ!is vosotros a aquellos a quienes la tierra y el cielo han unido. 2ejad que estos tres -ngeles hermanos os envuelvan cada día y habiten en vosotros durante todo vuestro ayuno. D)ues en verdad os digo que el poder de los demonios, todos los pecados e inmundicias, huir-n con preste&a de aquel cuerpo que sea abra&ado por estos tres -ngeles. 2el mismo modo que los ladrones huyen de una casa abandonada al llegar el dueño de !sta, uno por la puerta, otro por la ventana y un tercero por el tejado, cada uno donde se encuentra y por donde puede, asimismo huir-n de vuestros cuerpos todos los demonios del mal, todos vuestros antiguos pecados y todas las inmundicias y enfermedades que profanaban el templo de vuestros cuerpos. Cuando los -ngeles de la (adre %errenal entren en vuestros cuerpos, de modo que los señores del templo lo posean nuevamente, entonces huir-n con preste&a todos los malos olores a trav!s de vuestra respiración y de vuestra piel, y las aguas corrompidas por vuestra boca y vuestra piel y por vuestras partes ocultas y secretas. # todas estas cosas las ver!is con vuestros propios ojos, las oler!is con vuestra nari& y las tocar!is con vuestras manos. # cuando todos los pecados e inmundicias hayan abandonado vuestro cuerpo, vuestra sangre se volver- tan pura como la sangre de nuestra (adre %errenal y como la espuma del río jugueteando a la lu& del sol. # vuestro aliento se volver- tan puro como el aliento de las flores perfumadasI vuestra carne tan pura como la carne de los frutos que enrojecen sobre las ramas de los -rbolesI la lu& de vuestro ojo tan clara y luminosa como el brillo del sol que resplandece en el ciclo a&ul. # entonces os servir-n todos los -ngeles de la (adre %errenal. # vuestra respiración, vuestra sangre y vuestra carne ser-n una con la respiración, la sangre y la carne de la (adre %errenal, para que vuestro espíritu se haga tambi!n uno con el espíritu del )adre Celestial. )ues en verdad nadie puede llegar al )adre Celestial sino a trav!s de la (adre %errenal. 2el mismo modo que un niño reci!n nacido no puede entender la enseñan&a de su padre mientras su madre no te haya primero amamantado, bañado, cuidado, dormido y alimentado. (ientras el niño es pequeño, su lugar est- junto a su madre y a ella debe obedecer. Cuando el niño ya ha crecido, su padre le lleva a trabajar al campo a su lado, y el niño regresa junto a su madre solamente cuando llega la hora de la comida y de la cena. # entonces el padre le enseña para que se adiestre en los trabajos de su padre. # cuando el padre ve que su hijo entiende su enseñan&a y hace bien su trabajo, le da todas las posesiones para que !stas pertene&can a su amado hijo y para que !ste contin"e la obra de su padre. 'n verdad os digo que feli& es el hijo que acepta el consejo de su madre y lo sigue. # cien veces m-s feli& es el hijo
que acepta y sigue tambi!n el consejo de su padre, pues ya se os dijo? DHonra a tu padre y a tu madreD. )ero yo os digo, Hijos del Hombre? Honrad a vuestra (adre %errenal y guardad todas us leyes, para que sean largos vuestros días en esta tierra, y honrad a vuestro )adre Celestial para que sea vuestra en los cielos la vida eterna. )ues el )adre Celestial es un centenar de veces m-s grande que todos los padres por sangre y descendencia. # mayor es la (adre %errenal que todas las madres por el cuerpo. # m-s querido es el Hijo del Hombre a los ojos de su )adre Celestial y de su (adre %errenal que lo son los niños a los ojos de sus padres por sangre y por descendencia y de sus madres por el cuerpo. # m-s sabias son la )alabra y la Ley de vuestro )adre Celestial y de vuestra (adre %errenal que las palabras y la voluntad de todos los padres por sangre y por descendencia, y de todas las madres por el cuerpo. # tambi!n de m-s valor es la herencia de vuestro )adre Celestial y de vuestra (adre %errenal, el reino eterno de la vida eterna y celestial, que todas las herencias de vuestros padres por sangre y por descendencia, y de vuestras madres por el cuerpo. D# vuestros verdaderos hermanos son todos aquellos que hacen la voluntad de vuestro )adre Celestial y de vuestra (adre %errenal, y no vuestros hermanos de sangre. 'n verdad os digo que vuestros verdaderos hermanos en la voluntad del )adre Celestial y de la (adre %errenal os amar-n un millar de veces m-s que vuestros hermanos de sangre. )ues desde los días de Caín y 6bel, cuando los hermanos de sangre transgredieron la voluntad de 2ios, no e+iste una verdadera fraternidad por la sangre, # los hermanos act"an entre sí como e+traños, )or ello os digo, amad a vuestros verdaderos hermanos en la voluntad de 2ios un millar de veces m-s que a vuestros hermanos de sangre.
)ues vuestro )adre Celestial es amor. )ues vuestra (adre %errenal es amor. )ues el Hijo del Hombre es amor
D)or el amor el )adre Celestial y la (adre %errenal y el Hijo del Hombre se hacen uno. )ues el espíritu del Hijo del Hombre fue creado del espíritu del )adre Celestial, y su cuerpo del cuerpo de la (adre %errenal. Haceos, por tanto, perfectos como perfectos son el espíritu de vuestro )adre Celestial y el cuerpo de vuestra (adre %errenal. # amad así a vuestro )adre Celestial, igual que Jl ama vuestro espíritu. # amad así a vuestra (adre %errenal, igual que 'lla ama vuestro cuerpo. # amad así a vuestros verdaderos hermanos, igual que vuestro )adre Celestial y vuestra, (adre %errenal les aman. # entonces os dar- vuestro )adre Celestial su santo espíritu, y vuestra (adre %errenal os dar- su cuerpo santo. # entonces los Hijos de los Hombres se dar-n amor unos a otros como verdaderos hermanos, el amor que recibieron de su )adre Celestial y de su (adre %errenalI y todos se convertir-n en consoladores unos de otros. # desaparecer- entonces de la tierra todo mal y toda triste&a, y habr- amor y alegría sobre la tierra. # ser-
entonces la tierra como los cielos, y vendr- el reino de 2ios, # entonces vendr- el Hijo del Hombre en toda su gloria, para heredar el reino de 2ios. # entonces los Hijos de los Hombres dividir-n su divina herencia, el reino de 2ios. )ues los Hijos del Hombre viven en el )adre Celestial y en la (adre %errenal, y el )adre Celestial y la (adre %errenal viven en ellos. # entonces con el reino de 2ios llegar- el fin de los tiempos, )ues el amor del )adre celestial da vida eterna a todo lo que est- en el reino de 2ios. )ues el 6mor es eterno. 'l 6mor es m-s fuerte que la (uerte. D6unque yo hable con las lenguas de los hombres y de los -ngeles, si no tengo amor, mis palabras son como el sonido del latón o como el tintineo de un platillo. 6unque diga lo que ha de venir y cono&ca todos los secretos y toda la sabiduríaI y aunque tenga una fe tan fuerte como la tormenta que mueve las montañas de su sitio, si no tengo amor no soy nada. # aunque d! todos mis bienes para alimentar al pobre y le ofre&ca todo el fuego que he recibido de mi )adre, si no tengo amor no hallar! en ello provecho alguno, 'l amor es paciente y el amor es amable, 'l amor no es envidioso, no hace el mal, no conoce el orgulloI no es rudo ni egoísta. 's ecu-nime, no cree en la maliciaI no se regocija en la injusticia, sino que se deleita en la justicia. 'l amor lo defiende todo, el amor lo cree todo, el amor lo espera todo, y el amor lo soporta todoI nunca se agotaI pero en cuanto a las lenguas, cesar-n, y en cuanto al conocimiento, se desvanecer-. )ues poseemos en parte la verdad y en parte el error, mas cuando venga la plenitud de la perfección, lo parcial ser- aniquilado. Cuando el hombre era niño hablaba como un niño, entendía como un niño, pensaba como un niñoI pero cuando se hi&o hombre abandonó las cosas de los niños. )orque nosotros vemos ahora a trav!s de un cristal y a trav!s de dichos oscuros. 6hora conocemos parcialmente, mas cuando hayamos acudido ante el rostro de 2ios, ya no conoceremos en parte, pues nosotros mismos seremos enseñados por !l. # ahora nos quedan tres cosas? la fe, la esperan&a y el amor, pero la m-s grande de ellas es el amor. D# ahora os hablo en la lengua viva del 2ios 0ivo, por medio del santo espíritu de nuestro )adre Celestial. $o hay a"n ninguno de entre vosotros que pueda entender todo cuanto os digo. uien os comenta las escrituras os habla en una lengua muerta de hombres muertos, a trav!s de su cuerpo enfermo y mortal. )or lo tanto a !l le pueden entender todos los hombres, pues todos los hombres est-n enfermos y todos est-n en la muerte. $adie ve la lu& de la vida 'l ciego guía a los ciegos en el oscuro sendero de los pecados, las enfermedades y los sufrimientos, y al final se precipitan todos en la fosa de la muerte. D#o os he sido enviado por el )adre para que haga brillar la lu& de la vida entre vosotros. La lu& se ilumina a sí misma y a la oscuridad, mas la oscuridad se conoce sólo a sí misma y no conoce la lu&. 6"n tengo que deciros muchas cosas, mas aun no pod!is comprenderlas. )ues vuestros ojos est-n acostumbrados a la oscuridad, y la plena Lu& del )adre Celestial os cegaría. )or eso no pod!is entender a"n cuanto os hablo acerca del )adre Celestial, quien me envió a vosotros. eguid pues primero sólo las leyes de vuestra (adre %errenal, de quien ya os he contado. # cuando sus -ngeles hayan lavado y renovado vuestros cuerpos y fortalecido vuestros ojos, ser!is capaces de soportar la lu& de nuestro )adre Celestial. Cuando se-is capaces de contemplar el brillo del sol del mediodía con los ojos fijos, podr!is entonces mirar la lu& cegadora de vuestro )adre Celestial, la cual es un millar de veces m-s brillante que el brillo de un millar de soles. (as Ecómo miraríais la lu& cegadora de vuestro )adre Celestial, si no pod!is soportar siquiera la lu& del sol radianteF Creedme, el sol es como la llama de una vela comparado
con el sol de la verdad del )adre Celestial. $o teng-is, por tanto, sino fe y esperan&a y amor. 'n verdad os digo que no descar!is vuestra recompensa, i cre!is en mis palabras cre!is n quien me envió, que es el señor de todos y para quien todas las cosas son posibles. )ues lo que resulta imposible con los hombres, es posible con 2ios. i cre!is en los -ngeles de la (adre %errenal y cumplís sus leyes, vuestra fe os sostendr- y nunca conocer!is la enfermedad. %ened esperan&a tambi!n en el amor de vuestro padre celestial, pues quien confía en !l no ser- nunca defraudado ni tampoco conocer- a la muerte. D6maos los unos a los otros, pues 2ios es amor, y así sabr-n los -ngeles que vais por sus caminos # entonces acudir-n todos los -ngeles ante vuestro rostro y os servir-n. # at-n partir- de vuestro cuerpo con todos sus pecados, enfermedades e inmundicias. d, renunciad a vuestros pecadosI arrepentios vosotros mismosI y bauti&aos vosotros mismosI para que na&c-is de nuevo y no pequ!is m-s..D 'ntonces *es"s se levantó. )ero todos los dem-s permanecieron sentados, pues cada hombre sentía el poder de sus palabras. # entonces apareció la luna llena entre las nubes desgarradas y envolvió a *es"s en su resplandor. 2e su cabello ascendían destellos, y permaneció erguido entre ellos en la lu& de la luna, como si flotase en el aire. # nadie se movió, ni tampoco se oyó la vo& de nadie. # nadie supo cu-nto tiempo había pasado, pues el tiempo parecía parado. 'ntonces *es"s tendió sus manos hacia ellos y dijo? DLa pa& sea con vosotrosD. # de este modo, partió como la brisa que mece las hojas de los -rboles. # a"n durante un buen rato permaneció la compañía sentada sin moverse, y luego fueron saliendo del silencio, uno tras otro, como tras un largo sueño. )ero nadie deseaba irse, como si las palabras de quien les había dejado a"n sonasen en sus oídos. # permanecieron sentados como si escuchasen alguna m"sica maravillosa. )ero al fin uno dijo, como si estuviera algo atemori&ado? DKu! bien se est- aquíD 5tro dijo? DK5jal- esta noche no acabara nuncaD # otros? DK5jal- pudiera estar entre nosotros para siempreD D2e verdad que es el mensajero de 2ios, pues puso la esperan&a en nuestros cora&onesD. # nadie deseaba irse a su casa, diciendo? D#o no voy a casa, donde todo es oscuro y triste. E)or qu! hemos de ir a casaD donde nadie nos quiereFD # de este modo hablaron, pues casi todos ellos eran pobres, cojos, ciegos, lisiados, vagabundos, gentes sin hogar despreciadas en su desdicha, que sólo habían nacido para ser motivo de l-stima en las casas donde durante apenas unos días encontrasen refugio incluso algunos que tenían tanto casa como familia dijeron? D%ambi!n nosotros nos quedaremos con vosotrosDD. )ues todos sentían que las palabras de uien se había ido unían a la pequeña compañía con hilos invisibles. # todos sentían que habían nacido de nuevo. 0eían ante sí un mundo luminoso, incluso cuando la luna se ocultó en las nubes. # en los cora&ones de todos se abrieron flores maravillosas, de una belle&a maravillosa? las flores de la alegría. # cuando los brillantes rayos del sol aparecieron sobre el hori&onte, todos sintieron que aquel era el sol del reino de 2ios que venía. # con semblantes alegres se adelantaron a encontrar a los -ngeles de 2ios.
# muchos sucios y enfermos siguieron las palabras de *es"s y buscaron las orillas de las corrientes murmurantes. e descal&aron y desvistieron, ayunaron y entregaron sus cuerpos a los -ngeles del aire, del agua y de la lu& del sol. # los -ngeles de la (adre %errenal les abra&aron y poseyeron sus cuerpos por dentro y por fuera. # todos ellos vieron cómo todos los males, pecados e inmundicias les abandonaban r-pidamente. # el aliento de algunos se volvió tan f!tido como el olor que sueltan los intestinos, y a algunos les fluían babas y de sus partes internas surgió un vómito maloliente y sucio. %odas estas inmundicias salieron por sus bocas. 'n algunos por la nari&, y en otros por los ojos y los oídos. # a muchos les vino por todo su cuerpo un sudor apestoso y abominable por toda su piel. # en muchos de sus miembros se abrieron for"nculos grandes y calientes, de los que salían inmundicias malolientes, y de sus cuerpos fluía orina en abundanciaI y en muchos su orina no estaba sino seca y se volvía tan espesa corno la miel de las abejasI la de los otros era casi roja y dura casi como la arena de los ríos. (uchos lan&aban f!tidos pedos de sus intestinos, semejantes al aliento de los demonios. # su hedor se hi&o tan grande que nadie podía soportarlo. # cuando se bauti&aron a sí mismos, el -ngel del agua penetró en sus cuerpos, y de ellos salieron todas las abominaciones e inmundicias de sus antiguos pecados, y semejante a un río que descendiese de una montaña, salieron a borbotones de sus cuerpos gran cantidad de abominaciones duras y blandas. # la tierra donde cayeron sus aguas quedó contaminada, y tan grande era el hedor que nadie podía permanecer en aquel lugar. # los demonios abandonaron sus intestinos en forma de numerosos gusanos que se retorcían en el lodo de sus inmundicias internas. # despu!s que el -ngel del agua les hubo e+pulsado de los intestinos de los Hijos de los Hombres, se retorcieron en el suelo con ira impotente. # entonces descendió sobre ellos el poder del -ngel de la lu& del sol, y allí perecieron en sus desesperadas convulsiones, pisoteados bajo los pies del -ngel de la lu& del sol. # todos se estremecieron aterrori&ados al mirar todas aquellas abominaciones de at-n, de quienes les habían salvado los -ngeles. # dieron gracias a 2ios por haberles enviado sus -ngeles para liberarles. # había algunos atormentados por grandes dolores que no parecían querer abandonarlesI y no sabiendo qu! hacer, decidieron enviar alguno de ellos a *es"s, pues deseaban mucho tenerle entre ellos. # cuando dos hubieron ido en su busca, vieron al mismo *es"s acerc-ndose por la orilla del río. # sus cora&ones se llenaron de esperan&a y de alegría cuando oyeron su saludo? DLa pa& sea con vosotrosD. # muchas eran las preguntas que deseaban hacerle, mas en su sorpresa no podían empe&ar, pues nada acudía a sus mentes. Les dijo entonces *es"s? DHe venido porque me necesit-isD. # uno gritó? D(aestro, te necesitamos de verdad. 0en y líbranos de nuestros sufrimientosD. # *es"s les habló en par-bolas? Dois como el hijo pródigo, quien durante muchos años comió y bebió, y pasó sus días con sus amigos en el desenfreno y la lascivia. # cada semana, sin que su padre lo supiese, contraía nuevas deudas, malgastando cuanto tenía en pocos días. # los prestamistas siempre le prestaban, pues su padre poseía grandes rique&as y siempre pagaba pacientemente las deudas de su hijo. # en vano amonestaba a su hijo con buenas palabras, porque nunca escuchaba las advertencias de su padre, quien le suplicaba en vano que renunciase a sus vicios sin fin, y que fuera a sus campos a vigilar el trabajo de sus sirvientes. # el hijo le prometía siempre todo si pagaba sus
antiguas deudas, mas al día siguiente empe&aba de nuevo. # durante m-s de siete años el hijo continuó en su vida licenciosa. )ero, al fin, su padre perdió la paciencia y no pagó m-s a los prestamistas las deudas de su hijo. Di sigo pag-ndolas siempre dijo no acabar-n los pecados de mi hijoD. 'ntonces, los prestamistas, que se vieron engañados, en su cólera se llevaron al hijo corno esclavo, para que con su trabajo diario les pagase el dinero que habían tornado prestado. # entonces se acabó el comer, el beber y todos los e+cesos diarios. 2e la mañana a la noche mojaba los campos con el sudor de su frente, y con el trabajo desacostumbrado todos sus miembros le dolían. # vivía de pan seco, no teniendo m-s que sus propias l-grimas para humedecerlo. 6l tercer día había sufrido tanto por el calor y el cansancio, que le dijo a su dueño? D$o puedo trabajar m-s porque me duelen todos mis miembros. E)or cu-nto tiempo m-s me atormentar-sFD DHasta el día en que por el trabajo de tus manos me hayas pagado todas tus deudas, y cuando hayan pasado siete años, ser-s libreD. # el hijo desesperado respondió llorando? DK)ero si no puedo soportarlo ni siquiera durante siete días 6piadaos de mí, pues todos mis miembros me duelen y me abrasanD. # el malvado acreedor le gritó? DKigue con tu trabajo i pudiste dedicar tus días y tus noches al desenfreno durante siete años, tendr-s que trabajar ahora durante siete años. $o te perdonar! hasta que me hayas pagado todas tus deudas hasta el "ltimo dracmaD. # el hijo regresó desesperado a los campos, con sus miembros atormentados por el dolor, para seguir con su trabajo. #a difícilmente podía tenerse en pie debido al cansancio y a los dolores, cuando llegó el s!ptimo día, el día del abath, en el cual nadie trabaja en el campo. 1eunió el hijo entonces el resto de sus fuer&as y se arrastró hasta la casa de su padre. # ech-ndose a los pies de su padre, le dijo? D)adre, cr!eme por "ltima ve& y perdóname todas mis ofensas contra ti. %e juro que nunca m-s volver! a vivir desenfrenadamente y te obedecer! en todo. Lib!rame de las manos de mi opresor. )adre, mírame y contempla mis miembros enfermos y no endure&cas tu cora&ónD. 'ntonces brotaron l-grimas de los ojos del padre, que tomando a su hijo en bra&os dijo? D6legr!monos, porque hoy se me ha dado una gran alegría, pues he recuperado a mi amado hijo que estaba perdidoD. Le vistió con sus mejores ropas, y durante todo el día hicieron fiesta. # a la mañana siguiente dio a su hijo una bolsa de plata para que pagase a sus acreedores cuanto les debía. # cuando su hijo regresó, le dijo? D#a ves, hijo mío, lo f-cil que es con una vida desenfrenada contraer deudas por siete años, pero es difícil pagarlas con el trabajo de siete añosD. D)adre, es verdaderamente duro pagarlas incluso durante sólo siete díasD. # el padre le advirtió, dici!ndole? Dólo por esta ve& se te ha permitido pagar tus deudas en siete días en lugar de en siete años, el resto te est perdonado. )ero cuida de no contraer m-s deudas en el tiempo venidero. )ues en verdad te digo que nadie m-s que tu padre perdona tus deudas por ser su hijo. )orque de haber sido con cualquier otro, habrías tenido que trabajar duramente durante siete años, como est- ordenado en nuestras leyesD. D)adre, a partir de ahora ser! tu hijo amante y obediente, y nunca m-s contraer! deudas, pues s! que pagarlas es duro. D# fue al campo de su padre y todos los días vigilaba el trabajo de los labradores de su padre. # nunca les hi&o trabajar demasiado duro, pues recordaba su propio trabajo pesado. # pasaron los años y las posesiones de su padre aumentaron m-s y m-s bajo su mano, pues su tarea contaba con la bendición de su padre. # lentamente devolvió a su padre die& veces m-s de cuanto había derrochado durante aquellos siete años. # cuando el padre vio que el hijo trataba bien a sus sirvientes y todas sus posesiones, le dijo? DHijo mío, veo que mis posesiones est-n en buenas manos. %e doy todo mi ganado, mi casa, mis tierras y mis tesoros. ue todo esto sea tu herenciaI contin"a aument-ndola para que goce en tiD. # cuando el hijo hubo recibido la herencia de su padre, perdonó las
deudas a todos sus deudores que no podían pagarleI pues no olvidó que su deuda había sido tambi!n perdonada cuando no podía pagarla. # 2ios le bendijo con una vida larga, con muchos hijos y con muchas rique&as, pues era amable con todos sus sirvientes y con todo su ganado.D *es"s se volvió entonces al pueblo enfermo y dijo? D5s hablo en par-bolas para que entend-is mejor la palabra de 2ios. Los siete años de comer y beber y de vida desenfrenada son los pecados del pasado. 'l malvado acreedor es at-n. Las deudas son las enfermedades. 'l trabajo duro son los dolores. 'l hijo pródigo sois vosotros mismos. 'l pago de las deudas es la e+pulsión de vosotros de los demonios y de las enfermedades y la curación de vuestro cuerpo. La bolsa de plata recibida del padre es el poder libertador de los -ngeles. 'l padre es 2ios. Las posesiones del padre son el cielo y la tierra. Los sirvientes del padre son los -ngeles. 'l campo del padre es el mundo, que se convierte en el reino de los cielos si los Hijos de Hombre trabajan en !l junto a los -ngeles del )adre Celestial. )ues yo os digo que es mejor que el hijo obede&ca a su padre y vigile a los sirvientes de su padre en el campo, a que se convierta en deudor del malvado acreedor, y fatigarse y sudar en la servidumbre para restituir todas sus deudas. 2e igual modo, es mejor que los Hijos del Hombre obede&can tambi!n las leyes de su )adre Celestial y que trabajen con sus -ngeles en su reino, a convertirse en deudores de at-n, el señor de la muerte, de todos los pecados y todas las enfermedades, a sufrir con dolores y sudor hasta haber reparado todos sus pecados. 'n verdad os digo, que grandes y muchos son vuestros pecados. 2urante muchos años hab!is cedido a las tentaciones de at-n. Hab!is sido glotones, bebedores y putaneros, y vuestras antiguas deudas se han multiplicado. # ahora deb!is repararlas, y el pago es duro y difícil. $o os impacient!is por tanto ya al tercer día, como el hijo pródigo, sino esperad pacientemente al s!ptimo día, que est- santificado por 2ios, y entonces acudid con cora&ón humilde y obediente ante el rostro de vuestro )adre Celestial, para que os perdone vuestros pecados y todas vuestras antiguas deudas. 'n verdad os digo que vuestro )adre Celestial os ama infinitamente, pues tambi!n !l os permite pagar en siete días las deudas de siete años. uienes le deban los pecados y enfermedades de siete años, pero le paguen honestamente y perseveren hasta el s!ptimo día, a ellos perdonar- nuestro )adre Celestial las deudas de los siete años completos. DE# si hemos pecado durante siete veces siete añosFD, preguntó un hombre enfermo que sufría horriblemente. Dncluso en ese caso el )adre Celestial os perdona todas vuestras deudas en siete veces siete días. DGelices son aquellos que perseveran hasta el fin, pues los demonios de at-n escriben todas vuestras malas acciones en un libro, el libro de vuestro cuerpo y de vuestro espíritu. 'n verdad os digo que no hay una sola acción pecaminosa, hasta desde el principio del mundo, que no sea escrita ante nuestro )adre Celestial. )ues pod!is escapar a las leyes hechas por los reyes, pero a las leyes de vuestro 2ios, a esas no puede escapar ninguno de los Hijos del Hombre. # cuando acudís ante el rostro de 2ios, los demonios de at-n hacen de testigos en contra vuestra por medio de vuestros actos, y 2ios ve vuestros pecados escritos en el libro de vuestro cuerpo y de vuestro espíritu, y su cora&ón est- triste. (as si os arrepentís de vuestros pecados y busc-is a los -ngeles de 2ios por medio del ayuno y de la oración, entonces, por cada día que seguís ayunando y orando, los -ngeles de 2ios borran un año de vuestras malas acciones del libro de vuestro cuerpo y de vuestro espíritu. # cuando la "ltima p-gina ha sido tambi!n borrada y limpiada de todos vuestros pecados, os encontr-is ante la fa& de 2ios, y 2ios
se alegra en su cora&ón y os perdona todos vuestros pecados. 5s libera de las garras de at-n y del sufrimientoI os hace entrar en su casa y ordena a todos sus sirvientes, y a todos sus -ngeles, que os sirvan. 5s da larga vida, y nunca m-s conoc!is la enfermedad. # si en adelante, en lugar de pecar, pas-is vuestros días haciendo buenas acciones, entonces escribir-n los -ngeles de 2ios todas vuestras buenas acciones en el libro de vuestro cuerpo y de vuestro espíritu. 'n verdad os digo que ninguna acción buena queda sin ser escrita ante 2ios, y así ocurre desde el principio del mundo. )ues de vuestros reyes y de vuestros gobernadores pod!is esperar en vano vuestra recompensa, mas nunca han de esperar vuestras acciones buenas su premio de 2ios. D# cuando acudís ante el rostro de 2ios, sus -ngeles atestiguan a vuestro favor por medio de vuestras buenas acciones. # 2ios ve vuestras buenas acciones escritas en vuestros cuerpos y en vuestros espíritus, y se alegra en su cora&ón. /endice vuestro cuerpo y vuestro espíritu, y todas vuestras acciones, y os da en herencia su reino terrenal y celestial, para que en !l teng-is la vida eterna. Geli& es aquel que puede entrar en el reino de 2ios, pues nunca conocer- la muerte.D
# un gran silencio se hi&o tras sus palabras. # quienes se sentían desanimados obtuvieron nueva fuer&a de sus palabras, y continuaron ayunando y orando. # quien había hablado primero e+clamó? D)erseverar! hasta el s!ptimo díaD. # el segundo igualmente dijo? D#o tambi!n perseverar! durante siete veces el s!ptimo díaD. *es"s les respondió? DGelices son aquellos que perseveran hasta el fin, pues heredar-n la tierraD. # había entre ellos muchos enfermos atormentados por fuertes dolores, y se arrastraron con dificultad hasta los pies de *es"s. )ues no podían ya caminar sobre sus pies. 2ijeron? D(aestro, el dolor nos atormenta intensamenteI dinos qu! haremosDD. # mostraron a *es"s sus pies, cuyos huesos estaban retorcidos y nudosos y dijeron? D$i el -ngel del aire ni el del agua, ni el de la lu& del sol han disminuido nuestros dolores, a pesar de habernos bauti&ado nosotros mismos y de haber ayunado y orado y seguido tus palabras en todoD. D'n verdad os digo que vuestros huesos sanar-n. $o desesper!is, pero no busqu!is vuestra curación sino en el sanador de los huesos, el -ngel de la tierra. )ues de ella salieron vuestros huesos, y a ella retornar-n. # señaló con su mano donde la corriente de agua y el calor del sol habían ablandado la tierra dando un barro arcilloso, en el borde del agua. DHundid vuestros pies en el fango, para que el abra&o del -ngel de la tierra e+traiga de vuestros huesos toda inmundicia y toda enfermedad. # ver!is cómo at-n y vuestros dolores huyen del abra&o del -ngel de la tierra. 6sí desaparecer-n las nudosidades de vuestros huesos, y se endere&ar-n, y todos vuestros dolores desaparecer-nD. Los enfermos siguieron sus palabras, pues sabían que se curarían.
# había tambi!n otros enfermos que sufrían mucho con sus dolores, a pesar de lo cual persistían en su ayuno. # sus fuer&as se agotaban, y un calor e+tremo les atormentaba. # cuando se levantaban de su lecho para ir donde *es"s, les empe&aba a dar vueltas la cabe&a, como si un viento racheado les a&otase, y tantas veces como trataban de ponerse en pie caían nuevamente al suelo. 'ntonces, *es"s acudió a ellos y les dijo? Dufrís porque at-n y sus enfermedades atormentan vuestros cuerpos. (-s no tem-is, pues su poder sobre vosotros terminar- pronto. )orque at-n es como un vecino col!rico que penetró en la casa de su vecino mientras !ste estaba ausente, pretendiendo llevarse sus bienes a su propia casa. )ero alguien avisó al otro que su enemigo estaba saqueando su casa, y regresó a !sta corriendo. # cuando el malvado vecino, tras haber reunido cuanto le había apetecido, vio de lejos al dueño de la casa que regresaba a toda prisa, se encoleri&ó por no poder llevarse todo y se puso a romper y estropear cuanto allí había, para destruirlo todo. 6sí, aunque aquellas cosas no pudieran ser suyas, tampoco las tendría el otro. )ero el dueño de la casa llegó inmediatamente y, antes de que el malvado vecino consiguiese su propósito, le asió y le echó de la casa. 'n verdad os digo que de igual modo penetró at-n en vuestros cuerpos, que son la morada de 2ios. # tomó en su poder cuanto deseó robar? vuestra respiración, vuestra sangre, vuestros huesos, vuestra carne, vuestros intestinos, vuestros ojos y vuestros oídos. (as por medio de vuestro ayuno y de vuestra oración hab!is llamado de nuevo al señor de vuestro cuerpo y a sus -ngeles. # ahora at-n ve que el verdadero señor de vuestro cuerpo vuelve y que es el fin de su poder. )or ello, en su cólera, re"ne una ve& m-s sus fuer&as para destruir vuestros cuerpos antes de la llegada del señor. )or eso at-n os atormenta con tanto dolor, pues siente que su fin ha llegado. (as no dej!is que vuestros cora&ones se estreme&can, pues pronto aparecer-n los -ngeles de 2ios para ocupar nuevamente sus lugares y volver a consagrarlos como templos de 2ios. # asir-n a at-n y le e+pulsar-n de vuestros cuerpos, junto con todas sus enfermedades y todas sus inmundicias. Gelices ser!is, pues recibir!is la recompensa de vuestra constancia, y nunca m-s conocer!is enfermedadD. # había entre los enfermos uno a quien at-n atormentaba m-s que a ning"n otro. u cuerpo estaba enjuto como un esqueleto y su piel amarilla como una hoja seca. 'staba ya tan d!bil que ni siquiera a gatas podía arrastrarse hasta *es"s, y sólo de lejos pudo gritarle? D(aestro, api-date de mí, pues nunca ha sufrido ning"n hombre, ni siquiera desde el principio del mundo, como yo sufro. ! que has sido en verdad enviado por 2ios, y s! que si lo deseas, puedes e+pulsar inmediatamente a at-n de mi cuerpo. E$o obedecen los -ngeles de 2ios al mensajero de 2iosF 0en, (aestro, y e+pulsa ahora a at-n de mí, pues se enfurece col!rico en mi interior y doloroso es su tormentoD. # *es"s le respondió? Dat-n te atormenta tanto porque ya has ayunado muchos días y no pagas su tributo. $o le alimentas con todas las abominaciones con las que hasta ahora profanabas el templo de tu espíritu. 6tormentas a at-n con el hambre, y por eso en su cólera te atormenta !l a ti a su ve&. $o temas, pues te digo que at-n serdestruido antes de que tu cuerpo sea destruidoI pues mientras ayunas y oras, los -ngeles de 2ios protegen tu cuerpo para que el poder de at-n no te destruya. # la ira de at-n es impotente contra los -ngeles de 2iosD. 'ntonces acudieron todos juntos a *es"s, y con grandes voces le suplicaron diciendo? D(aestro, compad!cete de !l, pues sufre m-s que todos nosotros, y si no e+pulsas enseguida a at-n de su cuerpo tememos que no sobrevivir- hasta mañanaD.
# *es"s les replicó? D3rande es vuestra fe. ea seg"n vuestra fe, y pronto ver!is, cara a cara, el horrible semblante de at-n y el poder del Hijo del Hombre. )ues e+pulsar! de ti al poderoso at-n por medio de la fortale&a del inocente cordero de 2ios, la criatura m-s d!bil del eñor. )orque el espíritu santo de 2ios hace m-s poderoso al m-s d!bil que al m-s fuerteD. # *es"s ordeñó a una oveja que estaba pastando la hierba. # puso la leche sobre la arena caldeada por el sol, diciendo? DHe aquí que el poder del Mngel del agua ha penetrado en esta leche. # ahora penetrar- tambi!n en ella el poder del -ngel de la lu& del solD. # la leche se calentó con la fuer&a del sol. D# ahora los -ngeles del agua y del sol se unir-n al -ngel del aire.D # he aquí que el vapor de la leche caliente empe&ó a elevarse lentamente por el aire. D0en y aspira por la boca la fuer&a de los -ngeles del agua, de la lu& del sol y del aire, para que !sta penetre en tu cuerpo y e+pulse de !l a at-n. # el enfermo a quien at-n tanto atormentaba aspiró a su interior profundamente aquel vapor blanquecino que ascendía. Dat-n abandonar- inmediatamente tu cuerpo, ya que lleva tres días sin comer y no halla alimento alguno dentro de ti. aldr- de ti para satisfacer su hambre con la leche caliente y humeante, pues este alimento es de su agrado. 5ler- su aroma y no ser- capa& de resistir el hambre que lleva atorment-ndole desde hace tres días. )ero el Hijo del Hombre destruir- su cuerpo para que no atormente a nadie m-s.D 'ntonces el cuerpo del hombre se estremeció con una convulsión y pareció como si fuese a vomitar, pero no podía. 'l hombre abría la boca en busca de aire, pues se le cortaba la respiración. # se desmayó en el rega&o de *es"s. D6hora at-n abandona su cuerpo. 0edleD. # *es"s señaló la boca abierta del hombre enfermo. # entonces vieron todos con asombro y terror cómo surgía at-n de su boca en forma de un gusano abominable, en busca de la leche humeante. 'ntonces *es"s tomó dos piedras angulosas con sus manos y aplastó la cabe&a de at-n y e+trajo del cuerpo del enfermo todo el cuerpo del monstruo, que era casi tan largo como el hombre. Nna ve& que hubo salido aquel abominable gusano de la garganta del enfermo, !ste recuperó de inmediato el aliento, y entonces cesaron todos sus dolores. # los dem-s miraban con terror el abominable cuerpo de at-n. D(ira qu! bestia abominable has llevado y alimentado en tu propio cuerpo durante tantos años. La he e+pulsado de ti y matado para que nunca m-s te atormente. 2a gracias a 2ios por haberte liberado sus -ngeles, y no peques m-s, no vaya a retornar otra ve& at-n a tu cuerpo. ue tu cuerpo sea en adelante un templo dedicado a tu 2iosD. # todos permanecían asombrados por sus palabras y su poder. # dijeron? D(aestro, verdaderamente eres el mensajero de 2ios, y conoces todos los secretosD.
D# vosotros les replicó *es"s sed verdaderos Hijos de 2ios para participar tambi!n de su poder y del conocimiento de todos los secretos. )ues la sabiduría y el poder solamente pueden provenir del amor a 2ios. 6mad, pues, a vuestro )adre Celestial y a vuestra (adre %errenal con todo vuestro cora&ón y con todo vuestro espíritu. # servidles para que us -ngeles os sirvan tambi!n a vosotros. acrificad todos vuestros actos a 2ios, # no aliment!is a at-n, pues la retribución del pecado es la muerte. (ientras que en 2ios se halla la recompensa del bien, su amor, el cual es el conocimiento y el poder de la vida eternaD. # todos se arrodillaron para dar gracias a 2ios por su amor. # *es"s partió, diciendo? D0endr! de nuevo junto a quienes persistan en la oración y el ayuno hasta el s!ptimo día. La pa& sea con vosotrosD. # el hombre enfermo de quien había e+pulsado *es"s a at-n se puso en pie, pues la fuer&a de la vida había regresado a !l. 1espiró profundamente y sus ojos se esclarecieron, pues todo dolor le había abandonado. # arroj-ndose al suelo donde *es"s había estado, besó la huella de sus pies y lloró.
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# era en el lecho de un río donde muchos enfermos ayunaban y oraban con los -ngeles de 2ios durante siete días y siete noches. # grande fue su recompensa, pues seguían las palabras de *es"s. # al acabar el s!ptimo día todos sus dolores les abandonaron. # cuando el sol se levantó sobre el hori&onte de la tierra, vieron que *es"s venía hacia ellos desde la montaña, con el resplandor del sol naciente alrededor de su cabe&a. DLa pa& sea con vosotrosD. # ellos no dijeron una palabra, sino que sólo se postraron ante !l y tocaron el borde de su vestidura en agradecimiento por su curación. D$o me deis las gracias a mí, sino a vuestra (adre %errenal, la cual os envió a sus -ngeles sanadores. d y no pequ!is m-s, para que nunca volv-is a conocer la enfermedad. # dejad que los -ngeles sanadores sean vuestros guardianesDD. )ero ellos le contestaron? DE6dónde iremos, (aestroF )ues en ti est-n las palabras de la vida eterna. 2inos cu-les son los pecados que debemos evitar, para que nunca m-s cono&camos la enfermedadDD. *es"s respondió? D6sí sea seg"n vuestra feD, y se sentó entre ellos diciendo? DGue dicho a aquellos de los antiguos tiempos? DHonra a tu )adre Celestial y a tu (adre %errenal y cumple sus mandamientos, para que tus días sean cuantiosos sobre la tierraD. # luego se les dio el siguiente mandamiento? D$o matar-sD, pues 2ios da a todos la vida, y lo que 2ios ha dado no debe el hombre arrebatarlo. )ues en verdad os digo que
de una misma (adre procede cuanto vive sobre la tierra. )or tanto quien mata, mata a su hermano. # de !l se alejar- la (adre %errenal y le retirar- sus pechos vivificadores. # se apartar-n de !l sus -ngeles y at-n tendr- su morada en su cuerpo. # la carne de los animales muertos en su cuerpo se convertir- en su propia tumba. )ues en verdad os digo que quien mata se mata a sí mismo, y quien come la carne de animales muertos come del cuerpo de la muerte. )ues cada gota de su sangre se me&cla con la suya y la envenenaI su respiración es un hedorI su carne se llena de for"nculosI sus huesos se convierten en yesoI sus intestinos se llenan de descomposiciónI sus ojos se llenan de costrasI y sus oídos de ceras. # su muerte ser- la suya propia. )ues solamente en el servicio de vuestro )adre Celestial son vuestras deudas de siete años perdonadas en siete días. (ientras que at-n no os perdona nada y deb!is pagarle todo. 5jo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, vida por vida, muerte por muerte. )ues el coste del pecado es la muerte. $o mat!is, ni com-is la carne de vuestra inocente presa, no sea que os convirt-is en esclavos de at-n. )ues !se es el camino de los sufrimientos y conduce a la muerte. ino haced la voluntad de 2ios, de modo que sus -ngeles os sirvan en el camino de la vida. 5bedeced, por tanto, las palabras de 2ios? D(irad, os he dado toda hierba que lleva semilla sobre la fa& de toda la tierra, y todo -rbol, en el que se halla el fruto de una semilla que dar- el -rbol. 'ste ser- vuestro alimento. # a todo animal de la tierra, y a toda ave del cielo, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, donde se halle el aliento de la vida, doy toda hierba verde como alimento. %ambi!n la leche de todo lo que se mueve y que vive sobre la tierra ser- vuestro alimento. 6l igual que a ellos les he dado toda hierba verde, así os doy a vosotros su leche. )ero no comer!is la carne, ni la sangre que la aviva. # en verdad demandar! vuestra sangre que brota con fuer&a, y vuestra sangre en la que se halla vuestra alma. 2emandar! todos los animales asesinados y las almas de todos los hombres asesinados. )ues yo el eñor tu 2ios soy un 2ios fuerte y celoso, castigando la iniquidad de los padres sobre sus hijos hasta la tercera y cuarta generación de aquellos quienes me odian, y mostrando misericordia hacia los millares de aquellos que me aman y cumplen mis mandamientos. 6ma al eñor tu 2ios con todo cora&ón, con toda tu alma y con todas tus fuer&asI !ste es el primer y m-s grande mandamiento. # el segundo es seg"n !ste? D6ma a tu prójimo como a ti mismoD. $o hay mandamiento m-s grande que !stosD. # tras estas palabras todos permanecieron en silencio, e+cepto uno que voceó? DEu! debo hacer, (aestro, si veo que una bestia salvaje ataca a mi hermano en el bosqueF E2ebo dejar perecer a mi hermano o matar a la bestia salvajeF E$o transgrediría así la leyFD # *es"s le respondió? DGue dicho a aquellos de los antiguos tiempos? D%odos los animales que se mueven sobre la tierra, todos los peces del mar y todas las aves del cielo, han sido puestos bajo vuestro poderD. 'n verdad os digo que de todas las criaturas que viven sobre la tierra, sólo el hombre creó 2ios a su imagenD )or ello, los animales son para el hombre, y no el hombre para los animales. $o transgredir-s, por tanto, la ley si matas al animal salvaje para salvar a tu hermano. )ues en verdad te digo que el hombre es m-s que el animal. )ero quien mata al animal sin causa alguna, sin que !ste le ataque, por el deseo de matar, o por su carne, o porque se oculta, o incluso por sus colmillos, malvada es la acción que comete, pues !l mismo se convierte en bestia salvaje. # )or tanto su fin ha de ser tambi!n como el fin de los animales salvajesD.
# otro dijo entonces? D(ois!s, el m-s grande de srael, consintió a nuestros antepasados comer la carne de animales limpios, y sólo prohibió la carne de los animales impuros. E)or qu!, entonces, nos prohíbes la carne de todos los animalesF Eu! ley viene de 2ios, la de (ois!s o la tuyaFD # *es"s respondió? D2ios dio, a trav!s de (ois!s, die& mandamientos a vuestros antepasados. D'stos mandamientos son durosD, dijeron vuestros antepasados y no pudieron cumplirlos. Cuando (ois!s vio esto, tuvo compasión de sus gentes y no quiso que se perdiesen. # les dio entonces die& veces die& mandamientos, menos duros, para que los siguiesen. 'n verdad os digo que si vuestros antepasados hubiesen sido capaces de seguir los die& mandamientos de 2ios, (ois!s no habría tenido nunca necesidad de sus die& veces die& mandamientos. )ues aquel cuyos pies son fuertes como la montaña de ión, no necesita muletasI mientras que aquel cuyos miembros flaquean, llega m-s lejos con muletas que sin ellas. # (ois!s dijo al eñor? D(i cora&ón est- lleno de triste&a, pues mi pueblo se perder-. )orque no tienen conocimiento, ni son capaces de comprender tus mandamientos. on como niños pequeños que no pueden entender a"n las palabras de su padre. Consiente, eñor, que les d! otras leyes, para que no se pierdan. i ellos no pueden estar contigo, eñor, que al menos no est!n contra tiI que puedan mantenerse a sí mismos, y cuando haya llegado el momento y est!n maduros para tus palabras, rev!lales tus leyesD. )or eso rompió (ois!s las dos tablas de piedra donde estaban escritos los die& mandamientos, y les dio en su lugar die& veces die&. # de estas die& veces die&, los escribas y los fariseos han hecho cien veces die& mandamientos. # han puesto insoportables cargas sobre vuestros hombros, que ni ellos mismos sobrellevan. )ues cuanto m-s cercanos a 2ios est-n los mandamientos, menos necesitamos, y cuanto m-s lejanos se hallan de 2ios, m-s necesitamos entonces. )or eso innumerables son las leves de los fariseos y de los escribas, siete las leyes del Hijo del Hombre, tres las de los -ngelesI y una la de 2ios. D)or eso yo solamente os enseño las leyes que pod!is comprender, para que os convirt-is en hombres y sig-is las siete leyes del Hijo del Hombre. 'ntonces os revelar-n tambi!n los -ngeles sus leyes, para que el espíritu santo de 2ios descienda sobre vosotros y os guíe hacia su leyD. # todos estaban asombrados de su sabiduría, y le pedían? DContin"a, (aestro, y ens!ñanos todas las leyes que podemos recibirD. # *es"s continuó? D2ios ordenó a vuestros antepasados? D$o matar-sD. )ero su cora&ón estaba endurecido y mataron. 'ntonces, (ois!s deseó que por lo menos no matasen hombres, y les permitió matar a los animales. # entonces el cora&ón de vuestros antepasados se endureció m-s a"n, y mataron a hombres y animales por igual. (as yo os digo? $o mat!is ni a hombres ni a animales, ni siquiera el alimento que llev!is a vuestra boca. )ues si com!is alimento vivo, !l mismo os vivificar-I pero si mat-is vuestro alimento, la comida muerta os matar- tambi!n. )ues la vida viene sólo de la vida, y de la muerte viene siempre la muerte. )orque todo cuanto mata vuestros alimentos, mata tambi!n a vuestros cuerpos. # todo cuanto mata vuestros cuerpos tambi!n mata vuestras almas. # vuestros cuerpos se convierten en lo que son vuestros alimentos, igual que vuestros espíritus se convierten en lo que son vuestros pensamientos. )or tanto, no com-is nada que el fuego, el hielo o el agua haya destruido. )ues los alimentos quemados, helados o descompuestos quemar-n, helar-n y corromper-n tambi!n vuestro cuerpo. $o se-is corno el loco agricultor que sembró en
su campo semillas cocinadas, heladas y descompuestas y llegó el otoño y sus campos no dieron nada. # grande fue su aflicción. ino sed como aquel agricultor que sembró en su campo semilla viva, y cuyo campo dio espigas vivas de trigo, pag-ndole el c!ntuplo por las semillas que plantó. )ues en verdad os digo, vivid sólo del fuego de la vida, y no prepar!is vuestros alimentos con el fuego de la muerte, que mata vuestros alimentos, vuestros cuerpos y tambi!n vuestras almas.D D(aestro Edónde se halla el fuego de la vidaFD, preguntaron algunos de ellos. D'n vosotros, en vuestra sangre y en vuestros cuerposD. DE# el fuego de la muerteD, preguntaron otros. D's el fuego que arde fuera de vuestro cuerpo, que es m-s caliente que vuestra sangre. Con ese fuego de muerte cocin-is vuestro alimento en vuestros hogares y en vuestros campos. 'n verdad os digo que el mismo fuego destruye vuestro alimento y vuestros cuerpos como el fuego de la maldad que destro&a vuestros pensamientos y destro&a vuestros espíritus. )ues vuestro cuerpo es lo que com!is, y vuestro espíritu es lo que pens-is. $o com-is nada, por tanto, que haya matado un fuego m-s fuerte que el fuego de la vida. )reparad, pues, y comed todas las frutas de los -rboles, todas las hierbas de los campos y toda leche de los animales buena para comer. )ues todas estas cosas las ha nutrido y madurado el fuego de la vida, todas son dones de los -ngeles de nuestra (adre %errenal. (as no com-is nada a lo que sólo el fuego de la muerte haya dado sabor, pues tal es de at-n.D DECómo deberíamos cocer sin fuego el pan nuestro de cada día, (aestroFD, preguntaron algunos con desconcierto. D2ejad que los -ngeles de 2ios preparen vuestro pan. Humedeced vuestro trigo para que el -ngel del agua lo penetre. )onedlo entonces al aire, para que el -ngel del aire lo abrace tambi!n. # dejadlo de la mañana a la tarde bajo el sol, para que el -ngel de la lu& del sol descienda sobre !l. # la bendición de los tres -ngeles har- pronto que el germen de la vida brote en vuestro trigo. (oled entonces vuestro grano y haced finas obleas, como hicieron vuestros antepasados cuando partieron de 'gipto, la morada de la esclavitud. )onedlas de nuevo bajo el sol en cuanto apare&ca y, cuando se halle en lo m-s alto de los cielos, dadles la vuelta para que el -ngel de la lu& del sol las abrace tambi!n por el otro lado, y dejadlas así hasta que el sol se ponga. )ues los -ngeles del agua, del aire y de la lu& del sol alimentaron y maduraron el trigo en el campo, y ellos deben igualmente preparar tambi!n vuestro pan. # el mismo sol que, con el fuego de la vida, hi&o que el trigo creciese y madurase, debe cocer vuestro pan con el mismo fuego. )ues el fuego del sol da vida al trigo, al pan y al cuerpo. )ero el fuego de la muerte mata el trigo, y el pan y el cuerpo. # los -ngeles vivos del 2ios 0ivo solamente sirven a los hombres vivos. )ues dios es el 2ios de lo vivo y no el 2ios de lo muerto. DComed, pues, siempre de la mesa de 2ios? los frutos de los -rboles, el grano y las hierbas del campo, la leche de los animales, y la miel de las abejas. )ues todo m-s allde esto es de at-n y por los caminos del pecado y la enfermedad conduce hacia la muerte. (ientras que los alimentos que com!is de la abundante mesa de 2ios dan fortale&a y juventud a vuestro cuerpo, y nunca conocer!is la enfermedad. )ues la mesa de 2ios alimentó a (atusal!n, el viejo, y en verdad os digo que si vivís igual como !l vivió, tambi!n el 2ios de lo vivo os dar- una larga vida sobre la tierra como la suya.
D)ues en verdad os digo que el 2ios de lo vivo es m-s rico que todos los ricos de la tierra, y su abundante mesa es m-s rica que la m-s rica de las mesas de festín de todos los ricos de la %ierra. Comed, pues, durante toda vuestra vida en la mesa de nuestra (adre %errenal, y nunca conocer!is la necesidad. # cuando com-is en su mesa, comedlo todo tal como se halle en la mesa de la (adre %errenal. $o cocin!is ni me&cl!is todas las cosas unas con otras, o vuestros intestinos se convertir-n en ci!nagas humeantes. )ues en verdad os digo que esto es abominable a los ojos del eñor. D# no se-is como el sirviente avaricioso que comía siempre de la mesa de su señor la ración de otros. # todo lo devoraba y lo me&claba en su glotonería. # viendo aquello, su señor se encoleri&ó con !l y le e+pulsó de la mesa. # cuando todos acabaron su comida, me&cló cuanto quedó en la mesa y llamó al glotón sirviente, y le dijo? D%oma y come esto junto a los cerdos, pues tu lugar est- entre ellos, y no en mi mesaD. D%enedo en cuenta por tanto, y no profan!is con todo tipo de abominaciones el templo de vuestros cuerpos. Contentaos con dos o tres tipos de alimento, que siempre hallar!is en la mesa de nuestra (adre %errenal. # no dese!is devorar todo cuanto ve-is en derredor vuestro. )ues en verdad os digo que si me&cl-is en vuestro cuerpo todo tipo de alimentos, entonces cesar- la pa& en vuestro cuerpo y se desatar- en vosotros una guerra interminable. # se aniquilar- vuestro cuerpo como los hogares y los reinos que, divididos entre sí, aseguran su propia destrucción. )ues vuestro 2ios es el 2ios de la pa&, y nunca ayuda a la división. $o levant!is, pues, contra vosotros la cólera de 2ios, para que no vaya a e+pulsaros de su mesa y os ve-is obligados a ir a la mesa de at-n, donde el fuego de los pecados, de las enfermedades y de la muerte corromper- vuestros cuerpos. D# cuando com-is, no com-is hasta no poder m-s. Huid de las tentaciones de at-n y escuchad la vo& de los -ngeles de 2ios. )ues at-n y su poder os tentar-n siempre a que com-is m-s y m-s. )ero vivid por el espíritu y resistid los deseos del cuerpo. # que vuestro ayuno compla&ca siempre a los -ngeles de 2ios. 6sí que tomad cuenta de cuanto hay-is comido cuando os sint-is saciados y comed siempre menos de una tercera parte de ello. Due el peso de vuestro alimento diario no sea menos de una mina , pero vigilad que no e+ceda de dos. 'ntonces os servir-n siempre los -ngeles de 2ios, y nunca caer!is en la esclavitud de at-n y de sus enfermedades. $o obstaculic!is la obra de los -ngeles en vuestro cuerpo comiendo demasiado a menudo. )ues en verdad os digo que quien come m-s de dos veces diarias hace en !l la obra de at-n. # los -ngeles de 2ios abandonan su cuerpo y pronto toma at-n posesión de !l. Comed tan sólo cuando el sol est! en lo m-s alto de los cielos, y de nuevo cuando se ponga. # nunca conocer!is enfermedad, pues ello halla aprobación a los ojos del eñor. # si dese-is que los -ngeles se compla&can en vuestro cuerpo y que at-n os evite de lejos, sentaos entonces sólo una ve& al día a la mesa de 2ios. # entonces ser-n numerosos vuestros días sobre la tierra, pues esto es grato a ojos del eñor. Comed siempre cuando sea servida ante vosotros la mesa de 2ios, y comed siempre de aquello que hall!is sobre la mesa de 2ios. )ues en verdad os digo que 2ios sabe bien lo que vuestro cuerpo necesita y cu-ndo lo necesita. ∗
DCon la llegada del mes de *yar comed cebadaI con el mes de S!+an comed trigo, la m-s perfecta de las hierbas que dan semilla. # que vuestro pan de cada día sea hecho de trigo, para que el eñor cuide vuestros cuerpos. Con el mes de Tammuz comed la uva
-cida, para que vuestro cuerpo adelgace y at-n lo abandone. 'n el mes de Elul , recoged la uva para que su jugo os sirva de bebida. 'n el mes de archesh+an recoged la uva dulce, endul&ada y seca por el -ngel de la lu& del sol, para que aumente vuestros cuerpos y que los -ngeles del eñor moren en ellos. 2eb!is comer los higos jugosos en los meses de -# y de She#a" , y los que sobren que el -ngel de la lu& deO sol os los guarde. Comedios con las almendras durante todos los meses en que los -rboles no dan frutos. # las hierbas que brotan despu!s de la lluvia, comedlas durante el mes de The#e" , para purificar vuestra sangre de todos vuestros pecados. # en el mismo mes empe&ad a beber tambi!n la leche de vuestros animales, pues para ello dio el señor las hierbas de los campos a todos los animales que producen leche, para que ellos alimentasen al hombre con su leche. )ues en verdad os digo que felices son aquellos que comen sólo en la mesa de 2ios, y renuncian a todas las abominaciones de at-n. $o com-is alimentos impuros traídos de países lejanos, sino comed siempre cuanto produ&can vuestros -rboles. )ues vuestro 2ios sabe bien lo que os es necesario, y dónde y cu-ndo. # Jl da a todos los pueblos de todos los reinos los alimentos mejores para cada uno de ellos. $o com-is como los paganos, que se atiborran con prisa, profanando sus cuerpos con todo tipo de abominaciones. D)ues el poder de los -ngeles de 2ios penetra en vosotros con el alimento vivo que el eñor os proporciona de su mesa real. # cuando com-is, tened sobre vosotros al -ngel del aire, y bajo vosotros al -ngel del agua. 1espirad larga y profundamente en todas vuestras comidas para que el -ngel del aire bendiga vuestro alimento. # masticadlo bien con vuestros dientes, para que se vuelva agua y que el -ngel del agua lo convierta dentro de vuestro cuerpo en sangre. # comed lentamente, como si fuese una oración que hicieseis al eñor. )ues en verdad os digo que el poder de 2ios penetra en vosotros si com!is de tal modo en su mesa. (ientras que at-n convierte en ci!naga humeante el cuerpo de aquel a quien no descienden los -ngeles del aire y del agua en sus comidas. # el eñor no le permite permanecer por m-s tiempo en su mesa. )ues la mesa del eñor es como un altar, y quien come en la mesa de 2ios se halla en un templo. )ues en verdad os digo que el cuerpo de los Hijos del Hombre se convierte en un templo, y sus entrañas en un altar, si cumplen los mandamientos de 2ios. )or tanto, no pong-is nada sobre el altar del eñor cuando vuestro espíritu est! irritado, ni pens!is de alguien con ira en el templo de 2ios. # entrad solamente en el santuario del eñor cuando sint-is en vosotros la llamada de sus -ngeles, pues cuanto com!is con triste&a, o con ira, o sin deseo, se convierte en veneno en vuestro cuerpo. )ues el aliento de at-n lo corrompe todo. )oned con alegría vuestras ofrendas sobre al altar de vuestro cuerpo, y dejad que todos vuestros malos pensamientos se alejen de vosotros al recibir en vuestro cuerpo el poder de 2ios procedente de su mesa. # nunca os sent!is a la mesa de 2ios antes de que !l os llame por medio del -ngel del apetito. D1egocijaos, pues, siempre con los -ngeles de 2ios en su mesa real, pues esto complace al cora&ón del eñor. # vuestra vida ser- larga sobre la tierra, pues el m-s valioso de los sirvientes de 2ios os servir- todos los días? el -ngel de la alegría. D# no olvid!is que cada s!ptimo día es santo y est- consagrado a 2ios. 2urante seis días alimentad vuestro cuerpo con los dones de la (adre %errenal, mas en el s!ptimo día santificad vuestro cuerpo para vuestro )adre Celestial. # en el s!ptimo día no com-is ning"n alimento terrenal, sino vivid tan sólo de las palabras de 2ios. # estad todo el día con los -ngeles del eñor en el reino del )adre Celestial. # en el s!ptimo día dejad que los -ngeles de 2ios levanten el reino de los cielos en vuestro cuerpo, ya que trabajasteis
durante seis días en el reino de la (adre %errenal. # no dej!is que ning"n alimento entorpe&ca la obra de los -ngeles en vuestro cuerpo a lo largo del s!ptimo día. # 2ios os conceder- larga vida sobre la tierra, para que teng-is vida eterna en el reino de los cielos. )ues en verdad os digo que si no conoc!is m-s enfermedades sobre la tierra, vivir!is por siempre en el reino de los cielos. D# 2ios os enviar- cada mañana el -ngel de la lu& deO sol para despertaros de vuestro sueño. 5bedeced, por tanto, la llamada de vuestro )adre Celestial y no permane&c-is ociosos en vuestros lechos, pues los -ngeles del aire y del agua ya os aguardan afuera. # trabajad durante todo el día con los -ngeles de la (adre %errenal para que llegu!is a conocerlos a ellos y a sus obras cada ve& m-s y mejor. (as cuando el sol se ponga y vuestro )adre Celestial os envíe su -ngel m-s preciado, el sueño, id a descansar y permaneced toda la noche con el -ngel del sueño. # entonces os enviar- el )adre Celestial sus -ngeles desconocidos para que permane&can junto a vosotros a lo largo de la noche. # los -ngeles desconocidos del )adre Celestial os enseñar-n muchas cosas sobre el reino de 2ios, así como los -ngeles que conoc!is de la (adre %errenal os instruyen en las cosas de su reino. )ues en verdad os digo que ser!is cada noche los invitados del reino de vuestro )adre Celestial si cumplís sus mandamientos. # cuando os despert!is por la mañana, sentir!is en vosotros el poder de los -ngeles desconocidos. # vuestro )adre Celestial os los enviar- cada noche para que enrique&can vuestro espíritu, igual que la (adre %errenal os envía sus -ngeles para que construyan vuestro cuerpo. )ues en verdad os digo que si durante el día os acoge en sus bra&os vuestra (adre %errenal, y si durante la noche os respira su beso el )adre Celestial, entonces los Hijos de los Hombres os convertir!is en los Hijos de 2ios. D1esistid de día y de noche las tentaciones de at-n. $o os despert!is de noche ni durm-is de día, no os abandonen los -ngeles de 2ios. D$i tampoco os deleit!is con ninguna bebida, ni en ning"n humo de at-n, que os despertar-n por la noche y os har-n dormir de día. )ues en verdad os digo que todas las bebidas y humos de at-n son abominaciones a los ojos de vuestro 2ios. D$o comet-is putaísmo, ni de día ni de noche, pues el putañero es como un -rbol cuya savia se va del tronco. Mrbol que se secar- antes de tiempo y no llegar- a dar fruto. )or tanto, no putañe!is para que at-n no seque vuestro cuerpo y el eñor haga infructuosa vuestra semilla. D'vitad cuanto est! demasiado caliente o demasiado frío. )ues es la voluntad de vuestra (adre %errenal que ni el calor tiK el frío dañen vuestro cuerpo. # no dej!is que vuestros cuerpos est!n m-s calientes o m-s fríos del calor o del frío que les proporcionen sus -ngeles. # si cumplís los mandamientos de la (adre %errenal, entonces en cuanto vuestro cuerpo se vuelva demasiado caliente os enviar- el -ngel del frescor para que os refresque, y en cuanto vuestro cuerpo est! demasiado frío os enviar- el -ngel del calor para calentaros de nuevo. Deguid el ejemplo de todos los -ngeles del )adre Celestial y de la (adre %errenal, que trabajan día y noche sin cesar en los reinos de los cielos y de la tierra. )or tanto, recibid tambi!n en vosotros mismos a los m-s poderosos de todos los -ngeles de 2ios, los -ngeles de los actos, y trabajad juntos sobre el reino de 2ios. eguid el ejemplo del agua cuando corre, del viento al soplar, del sol naciente y poniente, de las plantas y los
-rboles en su crecer, de los animales cuando corren y reto&an, de la luna creciente y menguante, de las estrellas en su ir y venirI todas estas cosas se mueven y reali&an sus tareas. )orque cuanto tiene vida se mueve, y sólo lo que est- muerto permanece quieto. # 2ios es el 2ios de lo vivo, y at-n el de lo muerto. ervid, pues, al 2ios 0ivo, para que el movimiento eterno de la vida os mantenga y para que escap!is de la eterna inmovilidad de la muerte. %rabajad, pues, sin cesar para levantar el reino de 2ios, de modo que no se-is arrojados al reino de at-n. )ues una alegría eterna abunda en el reino vivo de 2ios, mientras que una quieta triste&a oscurece el reino de la muerte de at-n. ed, pues, verdaderos Hijos de vuestra (adre %errenal y de vuestro )adre Celestial, para que no caig-is en esclavos de at-n. # vuestra (adre %errenal y vuestro )adre Celestial os enviar-n sus -ngeles para que os enseñen, os amen y os sirvan. # sus -ngeles escribir-n los mandamientos de 2ios en vuestra cabe&a, en vuestro cora&ón y en vuestras manos, para que cono&c-is, sint-is y cumpl-is los mandamientos de 2ios. D# orad todos los días a vuestro )adre Celestial y a vuestra (adre %errenal, para que vuestra alma se vuelva tan perfecta corno el santo espíritu de vuestro )adre Celestial, y para que vuestro cuerpo se vuelva tan perfecto como el cuerpo de vuestra (adre %errenal. )ues si entend!is, sentís y cumplís los mandamientos, entonces todo cuanto pid-is a vuestro )adre Celestial y a vuestra (adre %errenal os ser- concedido. )orque la sabiduría, el amor y el poder de 2ios est-n por encima de todo. D5rad, por tanto, del siguiente modo a vuestro )adre Celestial? D)adre nuestro que est-s en los cielos, bendito sea %u $ombre. 0enga a nosotros %u 1eino. H-gase %u 0oluntad como en los cielos así en la tierra. 'l pan nuestro de cada día d-nosle hoy. # perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. # no nos condu&cas a la tentación sino líbranos del (aligno, pues tuyo es el reino, el poder y la gloria por siempre. 6m!nD. D# orad deK siguiente modo a vuestra (adre %errenal? D(adre nuestra que est-s en la tierra, bendito sea tu nombre. 0enga a nosotros tu reino y h-gase tu voluntad en nosotros así como en ti se hace. gual que envías cada día a tus -ngeles, envíalos tambi!n a nosotros. )erdónanos nuestros pecados, porque todos los e+piamos en ti. $o nos condu&cas a la enfermedad sino líbranos del mal, pues tuya es la tierra, el cuerpo y la salud. 6m!n.D # todos re&aron junto a *es"s al )adre Celestial y a la (adre %errenal. # despu!s *es"s les habló así? Dgual que vuestros cuerpos han renacido por medio de los -ngeles de la (adre %errenal, que vuestro espíritu rena&ca de igual modo por medio de los -ngeles del )adre Celestial. Convertios, pues, en verdaderos Hijos de vuestro )adre y de vuestra (adre, y en verdaderos Hermanos de los Hijos de los Hombres. Hasta ahora estuvisteis en guerra con vuestro )adre, con vuestra (adre y con vuestros Hermanos. # hab!is servido a at-n. 0ivid a partir de hoy en pa& con vuestro )adre Celestial, con vuestra (adre %errenal y con vuestros Hermanos, los Hijos de los Hombres. # luchad "nicamente en contra de at-n, para que no os robe vuestra pa&. 6 vuestro cuerpo doy la pa& de vuestra (adre %errenal, y la pa& de vuestro )adre Celestial a vuestro espíritu. # que la pa& de ambos reine entre los Hijos de los Hombres. DK0enid a mí cuantos os sint-is hastiados y cuantos pade&c-is los conflictos y las aflicciones )ues mi pa& os fortalecer- y confortar-. )orque mi pa& rebosa dicha. )or
eso os saludo siempre de este modo? KLa pa& sea con vosotros aludaos siempre por tanto entre vosotros de igual manera, para que a vuestro cuerpo descienda la pa& de vuestra (adre %errenal y a vuestro espíritu la pa& de vuestro )adre Celestial. # entonces hallar!is la pa& tambi!n entre vosotros, pues el reino de 2ios estar- en vuestro interior. # ahora regresad entre vuestros Hermanos, con quienes hasta ahora estuvisteis en guerra, y dadles a ellos tambi!n vuestra pa&. )ues felices son quienes luchan por la pa&, porque hallar-n la pa& de 2ios. d, y no pequ!is m-s. # dad a todos vuestra pa&, igual que yo os he dado la mía. )ues mi pa& es la de 2ios. La pa& sea con vosotros.D # les dejó. # su pa& descendió sobre ellosI y con el -ngel del amor en su cora&ón, con la sabiduría de la ley en su cabe&a y con el poder del renacimiento en sus manos, se dispersaron entre los Hijos de los Hombres para llevar la lu& de la pa& a aquellos que luchaban en la oscuridad. # se separaron, dese-ndose unos a otros?
"LA PAZ SEA CONTiGO. ''
---------------------------------------------------------------------------------------APÉNDICE *
6 mediados del siglo 0 an *erónimo comen&ó a encontrar tro&os de algunos manuscritos antiguos en poder de unos anacoretas que vivían en cabañas, en un valle escondido del desierto de Cal@is. 6 medida que aprendía hebreo y arameo empe&ó a entender el significado de los pergaminos fragmentados, y poco a poco comen&ó a reunir m-s. 2urante los años siguientes los fue traduciendo al latín. Las enseñan&as que esos rollos contenían le afectaron profundamente. uedó marcado para el resto de su vida porque entre ellos que tanto le costó traducir, para lo cual tuvo que aprender dos difíciles lenguas y sacrificar toda una vida de intensa dedicación a la Dvía del desiertoD estaba el 'vangelio 'senio de la )a&, %ras su muerte sus manuscritos se dispersaron, así como sus traducciones hebreas y arameas, pero muchos alcan&aron el refugio de los 6rchivos 0aticanos. 6l siglo siguiente, en su b"squeda de la verdad, el joven an /enito trope&ó en alg"n lugar con las traducciones de an *erónimo, igual que muchos años antes el mismo *erónimo trope&ó con los rollos originales en su propia b"squeda de la verdad, Las enseñan&as esenias tuvieron un profundo efecto sobre el joven eremita, atormentado como estaba por el amena&ador desorden mundial de la 'dad (edia. nspirado por la visión de la Hermandad 'senia, /enito concibió la santa 1egla, esa obra maestra de orden y simplicidad que dio lugar a un sistema mon-stico que a la larga salvó a la cultura occidental de la e+tinción durante las 'dades 5scuras. Cuando /enito fundó el m-s famoso de sus monasterios en (onte Cassino, ciertos antiguos rollos encontraron un lugar seguro detr-s de esas tranquilas paredes. # allí durmieron en los estantes del
criptorium, donde los monjes pacientemente copiaban pergamino tras pergamino, siglo tras siglo. 'speraron tambi!n pacientemente bajo capas de polvo en los 6rchivos ecretos del 0aticano. Habían sido escritos centenares de años antes por los mismos esenios, la misteriosa fuen"e. Gueron resucitados y traducidos en el siglo 0 por an *erónimo, la corr!en"e. nspiraron la fundación de una 5rden que salvaría a la cultura occidental de la e+tinción, por an /enito, el r.o. # ahora estaban a punto de ser redescubiertos por mí. %odo comen&ó con un trabajo que escribí sobre an Grancisco, y leí como despedida en mi "ltimo curso de enseñan&a media. e titulaba D2eja que an Grancisco cante en tu cora&ónD, y ponía en palabras mi amor y devoción por el amable PPsanto paganoD que siempre había sido mi favorito. 'staba acabando mis años de estudios secundarios en un monasterio )iarista antes de salir para una universidad Nnitaria. (i madre francesa católica y mi padre transilvano unitario habían llegado a una solución pacífica en cuanto a mi educación. (i trabajo impresionó mucho a nuestro querido director, monseñor (ondi@, y en cuanto me licenci! me llamó a su despacho para darme unas noticias asombrosas. #o había dicho en el trabajo que mi mayor deseo era aprender todo lo que pudiera sobre an Grancisco, y ahora !l me contaba que yo había sido elegido para estudiar durante algunos meses en los 6rchivos ecretos y llevar a cabo precisamente eso. (ons. (ondi@ me dio una carta de presentación pasa su amigo de la infancia (ons. (ercati, que ahora era jefe de los 6rchivos. La "nica condición era que debería vivir en la pobre&a, en la castidad y en la obediencia justo como un monje franciscano durante el tiempo de permanencia en 1oma, lo que significaba vivir y vestir del modo m-s simple posible, y comer sólo pan moreno, queso, fruta y hortali&as. )or otro lado, (ons. (ondi@ me dijo que tendría un banquete espiritual cada día al disponer de los inagotables tesoros de las edades que se encontraban en los 6rchivos y en la /iblioteca del 0aticano. 2esde la perspectiva actual, transcurridos muchos años, todo lo ocurrido fue que viví como un esenio para estudiar al que era la personificación misma del espíritu esenio? an Grancisco. # aunque entonces no lo sabía, pronto conocería de los esenios m-s que nadie en casi quinientos años 798. (ons. (ercati, una de las personalidades m-s inolvidables que jam-s he conocido, un amable y bondadoso sabio de ojos ardientes y una memoria sobrehumana que se decía abarcaba los cuarenta @ilómetros de largos estantes de los 6rchivos. (e dijo que había leído mi trabajo, y me preguntó por qu! quería yo estudiar en los 6rchivos. Le cont! mi deseo de conocer la fuente del conocimiento de an Grancisco, estudiar todo lo que había conocido el santo m-s original y "nico. La respuesta que me dio fue misteriosa y fascinante. (e dijo que an Grancisco era el océano y yo debía encontrar el r.o que lo nutria, igual que !l lo hi&o. 'ntonces debería buscar la corr!en"e. # luego, si estaba afirmado en el Camino, encontraría la fuen"e. #o estaba tremendamente animado, no sólo por el reto de sus palabras, sino tambi!n por su amabilidad hacia mí, por la señorial compasión que brillaba en sus ojos y me envolvía como en un abra&o. 2ecidí encontrar la fuente que decía, aunque me llevara el resto de la vida. # cuando observ! bien por primera ve& los 6rchivos ecretos del 0aticano, comenc! a pensar que eso me ocuparía, o tal ve& m-s. Había salas y corredores sin fin, docenas de subdivisiones, una habitación con m-s de QRR índices escritos a mano, y m-s de BR @ilómetros de estanterías de rollos, pergaminos, manuscritos y códices. 'n una esquina, había una habitación empolvada con m-s de 9R.RRR envoltorios de documentos Ksin e+aminar )ero no estaba solo en mi perplejidad.
Había allí estudiantes de todo el mundo, y compartimos una fraternal atmósfera de camaradería y unión. $o siempre entendíamos las lenguas de los dem-s, pero teníamos en com"n una intensa dedicación a nuestros estudios, y una inquebrantable devoción a (ons. (ercati, a quien todos queríamos. ui&- por mi fluide& en latín y griego, qui&- por mi paciente lucha con los índices polvorientos, un día (ons. (ercati me premió con otra de sus misteriosas manifestaciones? D1ecuerda hijo mío que el océano la"!no est- alimentado por el r.o )r!e)o, que est- alimentado por la corr!en"e aramea, que se origina en la fuen"e he#reaD. # me asignó un monje franc!s para que me ayudara en arameo y en hebreo, lenguas que no dominaba como el latín y el griego. us palabras iluminaron algo en mi mente, como un movimiento del ajedre& que repentinamente revela todo el juego, y poco despu!s supe que estaba en el camino correcto. Gue entonces cuando decidí descender por una misteriosa escalera circular que conducía a la parte m-s antigua de los 6rchivos, donde se guardaban los documentos m-s preciosos y antiguos. %ambi!n me había fijado en una puerta siempre cerrada pró+ima al final del corredor inferior que conducía al despacho de (ons. (ercati, de la que sólo !l tenía la llave. )ero por el momento me concentr! en la mencionada parte m-s antigua de los 6rchivos, bregando corno nunca antes con cuatro lenguas arcaicas, movi!ndome tanto con la intuición como con un trabajo de detective perseverante. Cuando finalmente tuve mi primera clave real sentí una profunda satisfacción y un insaciable deseo de saber m-s. Gui inmediatamente a (ons. (ercati y le pedí permiso para visitar los archivos del monasterio benedictino de (onte Casino. (e lo concedió con un guiño de ojos. u carta de recomendación para el 6bad estaba fechada del día anterior. e divirtió con mi asombro. D0e con 2ios, hijo mío. Creo que has encontrado el r.o.D Había encontrado el río, aunque mi primera visita a (onte Cassino no reveló la corr!en"e. )ero despu!s de pasar una semana en el monasterio observando el paseo de los monjes por los bosquecillos y trabajando en su huerto, comiendo su pan y los frutos todos juntos en sus comidas comunitarias, meditando en sus pequeñas celdas, cantando unidos sus bellos c-nticos mañana y tarde, supe lo que tenía que encontrar en los 6rchivos 0aticanos, y supe dónde buscarlo. 0olví a (ons. (ercati. 1euní todo mi valor y le pedí la llave de su habitación cerrada. Hubo una larga pausa mientras sus ojos buscaron los míos, y entonces me la dio solemnemente, dese-ndome suerte y dici!ndome que me asegurase de devolv!rsela. 'ntr! en la habitación secreta como un antiguo iniciado debía haber entrado en la c-mara secreta de la 3ran )ir-mide, y me abrí camino solo a trav!s de los polvorientos manuscritos empleando todo el conocimiento que me había costado tanto conseguir para encontrar el camino. $o transcurrió mucho tiempo hasta que encontr! lo que buscaba. )ocos días despu!s devolví la llave a (ons. (ercati y le pedí permiso para volver a (onte Cassino. (iró mi rostro y sonrió? D(e alegro de que hayas encontrado la corr!en"e, hijo mío. 6hora espero que encuentres la fuen"eD. # de nuevo me entregó una
carta fechada del día anterior, esta ve& pidiendo al 6bad que me dejara usar las grandes vitrinas del criptorium. 6hond! en los archivos de (onte Cassino como pe& en el agua. 'l río de an /enito me llevóI me impulsó la corriente de an *erónimo, que había descubierto en el precioso almac!n de la habitación cerrada, y escudriñ! versiones in!ditas de *osefo, Gilón y )linio, junto a muchos otros cl-sicos latinos. 2e nuevo vi los hermosos manuscritos de an *erónimo. (uchos de estos inapreciables trabajos se habían considerado perdidos desde hacía mucho tiempo, y yo leía y leía como en un cuento de tesoros de increíble rique&a. 6verigS! que otras copias de sus trabajos e+istían a"n entre otros monasterios benedictinos, como en la biblioteca de an alvatore, donde permaneció por siglos una bella copia hasta que con la destrucción de la abadía llegó a la /iblioteca Lauren&iana de Glorencia, donde ahora se la ha catalogado como el E+an)el!o -mu"!no. Los manuscritos originales de an *erónimo, que se creían perdidos en el siglo 0, por fortuna sobrevivieron en el monasterio benedictino de (onte Cassino y en el 0aticano. 'ntre estos manuscritos estaba el te+to completo del E+an)el!o Esen!o de la Paz . Había encontrado la fuen"e? fragmentos hebreos del 'vangelio 'senio, la versión aramea de la cual yo había leído en los estantes de la habitación cerrada de (ons. (ercati. upe ahora la procedencia de la lu& intensa que brillaba en esa figura amada, y percibí por un instante la heroica medida de su silencio. E2ebería tambi!n yo ahora guardar silencioF 0olví al 0aticano y fui inmediatamente al despacho de (ons. (ercati, ese estudio lleno de libros que había llegado a conocer tan bien. Cuando levantó la vista, vi algo nuevo en su e+presión? me&clada con su familiar mirada de sabia compasión había una indescifrable mirada casi de conmiseración, de algo compartido que !l nunca había compartido con ninguna persona. Has encontrado la fuente dijo en tono bajo. ECómo lo sabeF pregunt! )orque, hijo mío dijo centelle-ndole la mirada, tienes esa apariencia. # de nuevo esa e+traña e+presión cru&ó su rostro. 0i reflejada en ella toda la sabiduría y la compasión de las edades, me&clada con el tierno humor y la participación en un secreto indeciblemente precioso. 1epentinamente, las l-grimas inundaron mis ojos. Eu! har!, )adreF pregunt!. 2eja que an Grancisco cante en tu cora&ón susurró. (e arrodill! y bes! su mano. Jl dijo sólo una palabra, la palabra en latín m-s corta? DD 7ve8. # me fui y nunca m-s le volví a ver.