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Carta arta 30 De Nicol Nicolá ásMaquia quiavelo a Francesco Vettori ttori
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De agosto a noviem noviembre bre se produce produce una pausa en la la corres correspondencia ncia entr ntre Maquia uiavelo y Vettor tori. Cuando éste la re reanuda, pesaroso de “haber incurri ncurrido en tanta sobrie obriedad con el cálamo”, no lo lo hace para discurri discurrir cálculos polí políticos ticos, sino para referi ferirle la las inti intimidades de su vida vida romana. La carta está fina finalmente compuesta. Toda ella apunta al trazado de una amable ble form orma de vivir vir en el goce moderado de los pla placeres tanto materiales como espir pirituales. El puesto de embajador, dor, más nominal queefectivo, efectivo, sólo sólo le le exige xigeir dos o tr tresveces por semanaa Pala Palacio; cio; conversa en él con el Papa, con los los cardenales, cambia bia impres presiones con los los demás embajadores dores y reg regresa luego a su casa, sit situada cerca de “la coli colina llllamada por los anti ntiguos Janículo” lo”. Lacasaes cómoday placenteros el jardíny los los paseos aledaños. Laservidumbre, sin ser numerosa, es sufici uficie ente; las comidas sobrias, sin el fastidi stidio o de invita nvitados obli obligados. En el retir tiro del estudio, lalectura turadelos clásicos re resulta siempre aleccionadora; y, antes dedormir, por las noches, el recre creo de algunanovelita delas corri corrientes. Por temor alas fie fiebres veranieg niegas ha renuncia nciado a frecuenta ntar las cort cortesanas, aunque no falt falta alguna que lo visi visitte y le brinde brinde el halago desu bell ellezay la laamenidaddesu charla. Vettori ori term terminasu cartainvit nvitando aMaquia quiavelo a que le visit visite en Rom Roma con la la seguridad de que pasarán buenos momentos junt juntos. os. Aquí –le dicedice- no tend tendráotr otraocupación ción que pasear, ver y lue luego volve volver alacasaparacomenta ntar y reí reírrse de lo visto. visto. Y para reclamo fi final: “Aunque el lug lugar donde vivo vivo es soli olitario, tengo ahora una vecina cinaqueno os disg disgustaría ustaría. Es de noble noble alcurni curnia a, pero no desdeñalos favores favores”1. Larespuesta de Maquia uiavelo a la la invit nvitación ción del amigo es, sin sin duda, la más conocida conocida y afamada carta de su epistolario.
Fl orenc rencii a, 10 dedic dici embre de de 1513 1513.. Magnif Magnifi co oratori oratori fi orent orentiino Fr Franc ancii sco Vectori apud Sum umm mum Pont ontii fi cem et benef nefact actori suo. Romae. ae.
Magníf nífico embajador: dor: “Las divi divina nas gracia cias no ll llegan nuncatarde”2. Dig Digo esto porqu porque me parecíahaber, si no perdi perdido, do, por lo menosextr xtravia viado el favor vuestro, estando vostanto tiempo sin sin escri cribir birme y yo en dudas acerca cerca de dónde podrí podría procede proceder la causa. Y de todo (*) (*)
Toma Tomado de Cartas Aires, Cart as pri pri vadas de Nico Ni coll á s Maquiave Maqui avell o. Traducc Traduccii ón y not notas as por Luis Lui s A. Aroc Aroceena , Buenos Air Eudeba, 1979, pp. 114-120 114-120. 1 2
Carta Cart a de Frances Francesco Vettori a Nico Ni coll á s Maquiave Maqui avell o , Roma, 23denoviem noviembre brede1513,
Tarde no furon furon mai grazie grazie divi divine ne.. Ma Maquia quiavelo velo cit citaasí, sí, dememori oria, un verso dePetr Petrarca, queverdaderamente se lee así: sí: Ma tarde “Triumphus Eternitati Eternitatis” s”, en Ri me e Tri tarde non fur mai mai grazie grazie divi divine ne (Vid., “Tri Tri onfi di Francesco , ed. a cura di Fe Ferdina rdinando Neri, Neri, 2a. ed., d., Torino, orino, Ed. Torine orinese, 1960, pág. 596). Que sentía ntía las Petrarca resonancia nciasafectiva ectivasdeesteversosenota notapor el hechodequemásta tardelo loim imitaráenunpoem poemasuyo: Grazie amoros am orose mai non furor furor tarde arde (Vid., “Serenata”, enRi me Vari Varie e , ed. cit., it., vol. II, pág. 734).
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aquello que me veníaalamente hacíapoca cuenta, salvo de laduda de si no habríais dejado de escribirme porque alguien puedo haceros saber que yo no era un buen guardián de vuestras cartas. Sabía, sin embargo, que, fuera de Filippo y de Pagolo3, nadie más, por mi parte, las había visto. Recobrado ahora por la última vuestra del 23 del mes pasado, quedo contentísimo al ver cuán ordenada y quietamente desempeñáis la función pública y os exhorto aquelacontinuéis así, yaque quien dejasusconveniencias por las conveniencias de los demás pierde las suyas y no ganalagratitud de los otros. Cuando lafortunase empeñaen hacerlo todo, hay que dejarla hacer, estarse quieto, no apremiarla y esperar el momento en que ella consienta en dejar hacer algo también alos hombres. Entonces os tocará dedicaros más avuestros trabajos, vigilar de más cercalas cosas; y, amí, abandonar el campo y poder decir: ¡aquí estoy! Queriendo devolver los mismos favores, no puedo por ahora hacer otra cosa que contaros en esta carta cuál es la vida mía; y, si acaso la consideráis buena para cambiarlapor lavuestra, quedarécontento con el trueque. Estoy viviendo en mi casade campo y, desde que me pasaron todas las últimas cosas, sumándolos todos, no he estado veinte días en Florencia4. Me he dedicado hastaahoraacazar tordos por mi mano. Me levantaba antes del amanecer, preparaba las ligas y salía con una carga de jaulas a la espalda tal que parecía Geta cuando retornaba del puerto llevando a cuestasloslibrosdeAnfitrión5. Cazabados, cuando másseis tordos. Paséasí todo setiembre; despuésestadistracción despreciable, extrañaamisgustos y ejercitadacasi por despecho, me hafaltado también paramayor contrariedad mía. Os diré en qué consiste mi vidaahora. Me levanto por lamañanacon el sol y me voy aun bosquequeposeo y estoy haciendo talar; dos horas me paso en él, viendo los trabajos del día anterior y charlando con los leñadores que siempre tienen algún pleito a lamano, yaseaentre ellos yacon sus vecinos. A propósito de este bosque ospudieracontar mil cosas buenas queme han ocurrido con Frosino daPanzano6 y con otros más que deseaban comprarme leña. En especial con Frosino, quien, sin decirme 3
Filippo Casavecchia y Paolo Vettori, el hermano deFrancesco y amigo también de Maquiavelo.
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Maquiavelo, tras perder su empleo y ser encarcelado por sospechoso dehaber entrado en unaconspiración contrael reinstalado régimen de los Medici, seretiró, como se havisto, asu pequeñapropiedad campesina en Sant’ Andreain Percusina. Ello debió ocurrir en los últimos días de marzo de1513. Con todo, lamayoría de las cartas fechadas por ese entonces las sigue datando en Florencia. 5
De unaversión medieval de lacomedia de Plauto Amphitruo sederivó lanovella cuatrocentistaGeta eBirria . En los medios burguesesdel cuatrocientos, indicaVittorio Rossi, surgió aquellarecomposición en octavas de unacomediamedieval elegíacalatina, refundición asu vez de laplautina Anfitrión , queyaen el Trescientos había rimado ágilmente un tal Ghigo di Attaviano Brunelleschi, y después intentada, con su habitual gravedad pedantescapor Domenico daPrato bajo el título de Geta e Birria , con el cual alcanzó gran boga(“Il Quattrocento”, en Storia Letteraria d’ Italia , Milano, F. Vallardi, 1933, pág. 253). En ella, Anfitrión, para avisar asu mujer queharegresado, envíadesdeel puerto a su siervo Geta cargado de libros. 6
Frosino da Panzano, a cuya tacañería hace aquí Maquiavelo referencia, era amigo suyo y de Vettori. Precisamente éste le menciona como jugador de naipes en una cartaanterior (Vid., Carta deFrancesco Vettori a Nicolá s Maquiavelo , Roma, 23 de noviembre de1513).
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nada, se llevó algunas cargas; y, al momento de pagar, quería descontarme diez liras que decía yo le adeudabadesde hacía cuatro años por una partida de naipes jugada en la casade Antonio Guicciardini y ganada por él. Me di a todos los diablos, amenacé con acusar de ladrón al carrero que habíavenido abuscar las cargas; por fin, Giovanni Machiavelli medió y nospuso deacuerdo. Batista Guicciardini, Filipo Ginori, Tommaso del Bene, y algunosotros ciudadanos, me pidieron cargas cuando soplaba el tramontano que vos sabéis7. Yo se las prometí atodos, mandéunaaTommaso y, al llegar aFlorencia, se redujo alamitad porque se pusieron a ligarlaél, su mujer, las criadas y sus hijos, de tal maneraqueparecían Gaburra cuando los jueves, con susmuchachos, apalealacarne deun buey8. Así, visto enqué consistía laganancia, leshedicho alos demás que no teníamásleña; y todos los han tomado amal, en especial Batista, que equiparaestacalamidad con el saqueo de Prato9. Salgo del bosque, voy a una fuente y desde allí al sitio donde tengo montadas las trampas paralos pájaros. Llevo un libro bajo el brazo, o Dante, o Petrarca, o alguno de esos poetas menores como Tibulo, Ovidio y otros semejantes10; leo en ellos sus pasiones amorosas, susamoresme recuerdan los míos y con este pensamiento me solazo un rato. Me traslado luego a la posada que está sobre el camino, hablo con los viajeros que pasan, les pregunto noticias desuslugares, me informo de varias cosas y me impongo de lavariedad de gustos y de la diversidad imaginativa de los hombres. Así llega mientras tanto la hora del almuerzo y como entonces con mi familia aquello que una pobre casa de campo y un misérrimo patrimonio permiten. Una vez almorzado retorno a la posada, donde habitualmente, además del posadero, están un carnicero, un molinero y dos horneros. Con ellos me encanallezco el resto del día jugando a la bácigay a las damas11. Del juego surgen mil disputas e infinitos insultos con palabras injuriosas. Las más de las veces se juega un
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Nuevamención de las contrariedades sufridas por Maquiavelo a principios del año.
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Panzano y su aprovechada familia habrían ligado la leña tan estrechamente que el volumen de la carga quedó reducido alamitad. Gaburradebió ser un carnicero bien conocido que, al uso deentonces, golpeaba los jueves, frente asu negocio, paraablandarla, lacarne destinadaaser vendidael sábado, tras el viernes de abstinencia. 9
Maquiavelo seburlade BattistaGuicciardini por elevar unanimiedad al nivel deun desastre, como lo fue, sin duda, latomay saqueo de Prato el 29 deagosto de1512. SegúnMario Bonfantini, laalusión esaún más intencionadade lo que parece, porque Battista era podestá delaciudad al producirsesu caíday los terribles desmanes de la soldadesca española victoriosa (Vid., Nicolás Maquiavelo: Opere , a cura di M. Bonfantini, Milano-Napoli, Riccardo Ricciardi ed., 1954, pág. 1110, n. 4). 10
Claro está que Tibulo y Ovidio no son poetas menores comparados con Petrarca y Dante. Maquiavelo, conforme a los consentimientos humanísticos de su época, los considera así en relación con los grandes poetasdelalatinidad clásica: Virgilio, Horacio, Lucrecio. 11
En el original: giuocando a cricca, a triche-tach . La cricca consistía en la suerte ganadora de este juego de naipes, esto es, tener tres barajas con lamismafigura. Triche-tach eraun antiguo juego que combinabadados ydamas.
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centavo y, sin embargo, nuestros gritos se escuchan hasta en San Casciano12. Así, revuelto con estos piojosos, dejo enmohecer mi cerebro y desahogo lamalignidad de estasuerte mía, contento de que me pisotee de semejante manera por ver si, al fin y al cabo, no se avergüenzalafortunadeperseguirme. Llegadalanoche, vuelvo acasay entro en mi escritorio; en su puertame despojo de la ropa cotidiana, llena de barrio y mugre, y me visto con paños reales y curiales; así, decentemente vestido, entro en las viejas cortes de los hombres antiguos, donde, acogido con gentileza, me sirvo de aquellos manjares que son sólo míos y para los cuales he nacido. Estando allí no me avergüenzo de hablar con tales hombres, interrogarles sobre las razones de sus hechos; y esos hombres, por su humanidad, me responden. Durante cuatro horas no siento fastidio alguno; me olvido de todos los contratiempos; no temo a la pobrezani me asustalamuerte. De tal maneraquedo identificado con ellos. Y, como Dante dicequeno hay ciencia si no serecuerdalo que se hacomprendido13, he anotado cuanto he podido alcanzar de sus conversaciones y compuesto de esa manera un opúsculo, De principatibus , en el cual ahondo cuanto puedo los problemas de tal asunto, discutiendo qué esun principado, cuántas clases hay deellos, cómo seadquieren, cómo semantienen, por quése pierden. Y, si alguna fantasía de las mías os ha agradado antes, ésta no os habrá de disgustar. A un príncipe, máxime si es un príncipe nuevo, le debiera resultar aceptable; por ello lo dedico a la MagnificenciadeGiuliano14. Filipo Casavecchialo havisto; él ospodrá informar acercadelos detalles, y de la obra en sí, tanto como de las discusiones que ha tenido conmigo sobre el particular, aun cuando todavíalo estoy incrementando ypuliendo. Vos quisierais, Magnífico embajador, que abandonase yo estaviday fueraallí a gozar la vuestra. Así lo haré de todos modos; lo que me detiene ahora son ciertos negocios míos que dentro de seis semanas habré concluido. Algo, sin embargo, me hace dudar, y es el hecho de que están allí los Soderini, a los cuales me veré precisado a visitarlos estando en Romay conversar con ellos15. Temo que, ami regreso, en lugar de descabalgar en mi casa,
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El caserío deSant Andreadistabaunos cuatro kilómetros de San Casciano. Era, pues, tal el griterío delos jugadoresqueselespodíaoír asemejantedistancia. 13
Lacitade Dante correspondeaestos versos del Paraíso , V, 40-42: Apri la mente a quel chi io ti paleso e fermalvi entro, ché non fa scienza, senza lo ritenere, avere inteso.
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Como Giuliano deMedici murió en 1516, Maquiavelo resolvió finalmente cambiar el destinatario de su dedicatoria. Terminó siéndolo LorenzodePiero deMedici. 15
Piero Soderini, el exgonfaloniero vitalicio de Florencia, bajo cuyagestión había servido Maquiavelo, pasó de Ragusa, el primer sitio de su obligado exilio, a Roma. Allí vivía con su hermano, el cardenal Francesco Soderini, que, al parecer, había logrado atemperar la enemistad de su familia con la de los Medici. Maquiavelo, con todo, teme comprometersevisitándolo en la Corte Pontificia.
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lo tuvieraque hacer enel Bargiello16, yaque, aun cuando este régimen tiene sólido arraigo y gran seguridad, es, sin embargo, un régimen nuevo y, por tanto, suspicaz. No le faltan tampoco sabelotodos que, por asemejarseaPagolo Bertini, brindan aunos lo que tienen que pagar los otros. Os ruego me aliviéis de este temor y veré después, transcurrido el lapso indicado, de encontraros allí de cualquier manera. He discutido con Filippo sobre este opúsculo mío y si estaba bien que lo dedicara o no; y, considerando oportuno el dedicarlo, si sería bueno que yo mismo lo llevase o que lo enviase. El no dedicarlo me hace temer que no fuese siquiera leído por Giuliano y que Ardinghelli17 se alce con los honoresde este último trabajo mío. El dedicarlo me lo manda, por una parte, la necesidad que me apremia, porque yo me consumo y no puedo seguir así mucho tiempo sin que la pobreza me torne despreciable; por otra, el deseo de que estos señoresMedici sedediquen aemplearme. Incluso, haciéndome hacer rodar unapiedraen los comienzos, porque, si despuésno me los ganase, me despreciaríaamí mismo. Lalecturade mi obralesmostraríaquelos quince años queheconsagrado al estudio del arte del Estado no los he dormido ni jugado; y debiera apreciarse lo que vale servirse de alguien que, a cuenta de otros, estuviera cargado de experiencia. De la lealtad mía no se debiera dudar, porque habiéndola observado siempre no puedo aprender ahora a quebrantarla. Quien ha sido honrado y bueno durante cuarenta y tres años –que son los que ahora tengo- no es posible que mude aestas alturas de naturaleza. Y de la lealtad y la honradez mía da testimonio mi pobreza. Desearía, por todo ello, que vos me escribieseis sobre lo que este particular os parezca. Y avos me encomiendo. Sis felix. Die 10 Decembris 1513.
NicolásMaquiavelo, en Florencia.
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Ir aparar alacárcel enlugar de alacasa. El Palazzo del Bargello , en Florencia, erael lugar donde, además defuncionar los tribunales de justicia, estaban los calabozos. 17
Pietro Ardinghelli actuó como secretario privado de León X. No trataba, sin embargo, directamente con el Papa; lo hacíapor intermedio de un cardenal. Ni Maquiavelo ni Vettori parecen tener unaideamuy alta deél.