Combate Cuerpo a Cuerpo sin Armas Sin duda alguna el combate cuerpo a cuerpo sin armas, confiando en las propias fuerzas y destrezas, es la forma más primitiva de confrontación y se pierde en el tiempo. Al ir avanzando las diferentes civilizaciones fueron apareciendo –y también desapareciendo-, diferentes métodos combativos. Hoy día de alguna manera se encuentran conservados en las denominadas artes marciales, términos que solía aplicárseles a disciplinas que aparecieron en Oriente (China, Japón, Corea, Tailandia, etc.), como ser el karate do, judo, kung fu, tae kwon do, jiu jitsu, muay thai, hapkido, etc. Posteriormente los medios de comunicación permitieron que el mundo conozca muchos otras artes marciales no originadas en Oriente, sino incluso en Occidente –algunas extintas-, exhibiendo que el combate cuerpo a cuerpo sin armas ha sido universal. Sin embargo en los últimos años es cuando sistemas de combate sin armas, con una orientación no deportiva han tenido una notable expansión, especialmente por haber sido objeto de modificaciones, cambios que buscaban incorporar nuevos elementos para hacerlas más completas, tanto para la función militar, policial e incluso para los civiles. El uso que debe dársele al combate cuerpo a cuerpo sin armas obedece a las características de la agresión, donde el encuentro puede incluir con una inmovilización o incluso al estar en riesgo la vida propia o de un tercero, la respuesta puede llegar a un nivel letal. Al respecto debe tenerse en cuenta que las agresiones pueden provenir por parte de dos o más agresores, incluso armados. Es evidente que todo el cuerpo se debe convertir en un arma y la forma de hacerlo es a través del entrenamiento, adquiriendo técnica, destreza, velocidad, potencia e instinto. Sin duda esto se convierte no solo en un medio de salir de una situación agresiva comprometida, sino también en la última o única opción de supervivencia, esta es una de las razones de la existencia de la autodefensa, el ejercicio de la defensa propia con capacitación.
Desarme, Inmovilización y Esposado Muchas situaciones donde se produce el desarme de un agresor, independientemente del arma que porte –contundente, armas blancas o de fuego-, así como su inmovilización, incluso en aquellos casos aunque no esté armado, pero se encuentre generando una situación violenta. En general tales situaciones que concluyen con una inmovilización y el posterior esposado son propias de las fuerzas de seguridad. Para poder colocar las esposas o precintos a un agresor se debe tener el control completo del mismo y proceder posteriormente a su traslado. Ante estas situaciones se debe conocer una amplia variedad de técnicas propias del combate cuerpo a cuerpo, de lo contrario no será posible dominar a un agresor, salvo con muchas dificultades o contando con apoyo de otros integrantes de la misma fuerza.
