Grado en Filosofía Historia de la Ciencia II
Daniel Vila Mota
Comentario de texto: cuadro 19.14, pág. 670 La Historia de la Filosofía nos presenta a Denis Diderot (1713-1784) como pensador comprometido con el proyecto ilustrado de emancipación. En general podemos entender la Ilustración más como etapa de puesta en cuestión y crítica de los métodos y conocimientos tradicionales que como tiempo de nacimiento de nuevas teorías filosóficas. En este sentido los ilustrados emprenden una cruzada crítica contra los dogmas metafísicos, las supersticiones religiosas y las tiranías políticas que es llevada a cabo desde la confianza en la razón humana, razón que aunque heredera del racionalismo de Descartes, Spinoza o Leibniz ahora será consciente de sus límites. La razón ilustrada es crítica en la medida en que es empírica; se va perdiendo el anterior interés por las esencias y el fin último de las cosas para partir de la experiencia en busca de las leyes que explican el funcionamiento de la naturaleza. La “Enciclopedia”, editada por Diderot y D’Alembert entre 1751 y 1772, resulta paradigmática, siendo considerada por muchos como la empresa más representativa del espíritu ilustrado, y se convirtió en el instrumento de difusión de las nuevas ideas críticas, a pesar de las presiones de los sectores tradicionalistas, en especial de los eclesiásticos, que veían peligrar la estructura política, social y religiosa tradicional. En “Sobre la interpretación de la naturaleza”, obra en la que se sitúa el texto que nos ocupa, Diderot reflexiona sobre el método filosófico-científico, criticando abiertamente la tradicional filosofía especulativa más preocupada por explicar el sentido de los fenómenos que en dar cuenta de las leyes que los regulan. Asimismo critica y pone límites al uso de las matemáticas, entonces la geometría y la astronomía, por suponer en ese momento una disciplina abstracta y separada de la experiencia, que todavía tardará en convertirse en el lenguaje científico actual. El resto de la obra contiene interesantes y graves reflexiones que atañen en general a la ciencia y una serie de conjeturas que se articulan a modo de pequeña enciclopedia y que son el vivo ejemplo de la búsqueda de respuestas empíricas a los procesos naturales y el abandono de intentar explicar la naturaleza en clave teleológica. El texto comienza distinguiendo dos tipos de filosofía, la experimental y la racional, y veladamente afirma que la primera “tiene los ojos vendados, avanza siempre a tientas, coge todo lo que cae en sus manos, y encuentra al fin cosas muy valiosas.”, y sobre la segunda, la filosofía racional, dice que “reúne esas materias preciosas, y trata de hacer con ellas una antorcha: pero esa supuesta antorcha, hasta ahora, le ha sido de menos ayuda que los tanteos a su rival; y así tenía que ser.”. Resulta evidente la crítica que realiza a la filosofía especulativa denunciando sus escasos resultados y destacando su altanería. Poco antes del texto que comentamos, Diderot se cuestiona el por qué de los pocos conocimientos seguros de los que se dispone, y él mismo se contesta que “Las ciencias abstractas (la matemática, la geometría y la astronomía)1 han ocupado demasiado tiempo y con unos resultados demasiado escasos a los mejores espíritus” 2. Diderot, por tanto, se decanta abiertamente por la ciencia experimental, la cual aunque tortuosa y costosa, como dirá en otras partes de la obra3, se limita a constatar y acumular los hechos que va encontrando sin pretender encajarlos en los sistemas presupuestos. De ahí que diga que la filosofía experimental tiene los ojos vendados, porque no parte de un sistema hecho sino que debe descubrirlo a partir de los datos que encuentra. Resulta muy gráfica la 1
El texto entre paréntesis es una observación mía. En Sobre la interpretación de la naturaleza, pág. 33. 3 ”por desgracia es más fácil consultarse a sí mismo que a la naturaleza”. En Sobre la interpretación de la naturaleza, pág. 21. 2
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Daniel Vila Mota
transcripción que hace de la Fábula de Esopo4, donde la moraleja viene a ser que el trabajo es un tesoro en sí mismo. Aplicada al contexto de la física experimental que propone Diderot nos sugiere que la investigación experimental da por sí misma frutos, quizás diferentes a los buscados pero siempre valiosos para el desarrollo del conocimiento. No obstante, la crítica que realiza Diderot contra la filosofía racional no anula la razón ni a ésta sino que la supone el complemento necesario de la experimental, tal y como vemos en la obra cuando dice que “Disponemos de tres medios principales: la observación de la naturaleza, la reflexión y la experiencia. […] Raras veces se ven esos medios reunidos. Por eso son tan escasos los genios creadores.”5. Este método propio de la física experimental (en el sentido amplio con el que se la entendía en la época), se viene fraguando desde el inductismo baconaniano y llega hasta Diderot por las vías cartesianas y newtonianas. Ciertamente Descartes y Newton y después sus seguidores pretenden aplicar las matemáticas a aquellas disciplinas de la ciencia que habían sido difícilmente matematizables, las no abstractas. Las dificultades que esto entrañaba se han visto sobradamente en “Historia de la Ciencia” de Carlos Solís y Manuel Sellés, donde se refleja el costoso, lento y desesperante —para los investigadores— desarrollo de la explicación de regularidades, los sistemas de medidas y su interpretación. Tanto cartesianos como newtonianos buscan la explicación mecanicista de los fenómenos, y aunque difieren en las explicaciones, pretenden una ontología de corpúsculos en movimiento que no eran observables a la que reducían todos los fenómenos sensibles. De tal manera que todavía habrán de pulirse los métodos de investigación para llegar al concepto de filosofía experimental que proyecta Diderot en su obra y que rechaza toda especulación que no se desprenda de la observación y el experimento. Asimismo anima a los investigadores a que expongan sus experimentos de forma clara y detallada, cosa que reprocha a Newton entre otros, por la oscuridad de sus escritos y las dificultades para entenderlos por aquellos que no sean especialistas en la materia, unos pocos privilegiados. La importancia de esta claridad y detalle en la exposición de los experimentos la encontramos en el ejemplo que cita Diderot al final del texto y que le sirve como prueba y cierre de su argumentación. Termina diciendo que la filosofía racional había negado la descomposición de la luz y que al tiempo la física experimental, por medio del prisma, lo había desmentido. Con esto Diderot sentencia la posibilidad de la ciencia sin experimento. Pues bien, este experimento acerca de la óptica realizado por Newton fracasó en su primera presentación frente a la academia científica porque los prismas fueron fabricados con materiales indebidos, detalle que Newton no mencionó en sus escritos. Diderot, al mismo tiempo que alaba el trabajo de Newton, apunta la necesidad de que la explicación del experimento sea clara y detallada para el buen desarrollo de la ciencia. Diré como conclusión que la actitud y obra de Diderot resultan muy atractivas por su inquebrantable voluntad y dedicación por el proyecto ilustrado, contra viento y marea, y por su criterio desprejuiciado y crítico hacia lo que la ciencia debería ser y que se aproxima a la forma en que la entendemos en la actualidad. El texto y la obra en cuestión dan muy buena cuenta de la polémica surgida en ese contexto histórico en el que la ciencia, al igual que la sociedad, daba sus primeros pasos hacia la emancipación.
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El labrador y sus hijos, de Esopo. Reproducida por Diderot en Sobre la interpretación de la naturaleza, pág. 45. 5 En Sobre la interpretación de la naturaleza, pág. 31
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BIBLIOGRAFÍA Sobre la interpretación de la naturaleza, Denís Diderot, Antrophos, 1992. Historia del pensamiento filosófico y científico, vol II, Giovanni Reale y Dario Antiseri, Herder, 2009. Historia de la Ciencia, Carlos Solís y Manuel Sellés, Espasa Calpe, 2009.