CONCLUSIONES Y CRÍTICAS DEL POSITIVISMO DE AUGUSTO COMTE
La filosofía de Comte entronca con la revuelta revuelta moderna moderna contra los antiguos que inició Francis Bacon y extendió L’enciclopédie francesa y
que consistió, a grandes rasgos, en la asunción de la razón y la ciencia como únicas guías de la humanidad capaces de instaurar el orden social sin apelar a oscurantismos teológicos o metafísicos.
La evidente evidente intención de reforma social de de su filosofía se adhiere, adhiere, sin embargo, a una postura conservadora y contrarrevolucionaria en claro enfrentamiento con las propuestas ilustradas de
Voltaire y Rousseau.
Tomando como trasfondo trasfondo la Revolución Revolución Francesa, Comte acusa a estos estos dos autores de generar utopías metafísicas irresponsables e incapaces de otorgar un orden social y moral a la humanidad.
Los problemas sociales y morales han han de ser analizados analizados desde desde una perspectiva científica positiva que se fundamente en la observación empírica de los fenómenos y que permita descubrir y explicar el comportamiento de las cosas en términos de leyes universales susceptibles de ser utilizadas en provecho de la humanidad.
Según Comte, los conocimientos pasan pasan por tres estados teóricos teóricos distintos, tanto en el individuo como en la especie humana. La ley de los tres estados, fundamento de la filosofía positiva, es, a la vez, una teoría del conocimiento y una filosofía de la historia. Estos tres estados se llaman:
Metafísico.
Positivo.
Estado Teológico:
Es ficticio, provisional y preparatorio. En él, la mente busca las causas y los principios de las cosas, lo más profundo, lejano e inasequible. Hay en él tres fases distintas:
Fetichismo: en que se personifican las cosas y se les atribuye un poder mágico o divino.
Politeísmo: en que la animación es retirada de las cosas materiales para trasladarla a una serie de divinidades, cada una de las cuales presenta un grupo de poderes: las aguas, los ríos, los bosques, etc.
Monoteísmo: la fase superior, en que todos esos poderes divinos quedan reunidos y concentrados en uno llamado Dios.
En este estado, predomina la imaginación, y corresponde a la infancia de la humanidad. Es también, la disposición primaria de la mente, en l a que se vuelve a caer en todas las épocas, y solo una lenta evolución puede hacer que el espíritu humano de aparte de esta concepción para pasar a otra. El papel histórico del estado teológico es irremplazable. o
Estado Metafísico :
O estado abstracto, es esencialmente crítico, y de transición, Es una etapa intermedia entre el estado teológico y el positivo. En el se siguen buscando los conocimientos absolutos. La metafísica intenta explicar la naturaleza de los seres, su esencia, sus causas. Pero para ello no recurren a agentes sobrenaturales, sino a entidades abstractas que le confieren su nombre de ontología. Las ideas de principio, causa, sustancia, esencia, designan algo distinto de las cosas, si bien inherente a ellas, más próximo a ellas; la mente que se lanzaba tras lo lejano, se va acercando paso a paso a las cosas, y así como en el estado anterior que los poderes se resumían en el concepto de Dios, aquí es la naturaleza, la gran entidad general que lo sustituye; pero esta unidad es más débil, tanto mental como socialmente, y el carácter del estado metafísico, es sobre todo crítico y negativo, de preparación del paso al estado positivo; una especie de crisis de pubertad en el espíritu humano, antes de llegar a la adultes. o
Estado Positivo:
Es real, es definitivo. En él la imaginación queda subordinada a la observación. La mente humana se atiene a las cosas. El positivismo busca sólo hechos y sus leyes. No causas ni principios de las esencias o sustancias. Todo esto es
inaccesible. El positivismo se atiene a lo positivo, a lo que está puesto o dado: es la filosofía del dato. La mente, en un largo retroceso, se detiene a al fin ante las cosas. Renuncia a lo que es vano intentar conocer, y busca sólo las leyes de los fenómenos.
Comte plantea que tras la Revolución Francesa no se produce un cambio profundo en la reorganización de la sociedad, sino reformas. Critica tanto a los reyes como al Tercer Estado (pueblo) porque no han sido capaces de llevar a cabo un nuevo orden social. Propone una tercera vía que es la organización científica de la sociedad. Piensa que los reyes quedan desautorizados para llevar las riendas de éste al igual que el pueblo.
A juicio de Comte, el hecho de haber participado en el ámbito político no otorga legitimidad para dirigir las transformaciones sociales. Es así que el grupo critica que la reorganización de la sociedad debe llevarse a cabo más rápido gracias a la Ilustración debido a la amplitud de perspectivas. Ésta debe ir de la teoría a la práctica, es decir, que no se pueden llevar realizar acciones sin un previo establecimiento de ideas y debe existir un objetivo común que encauce las acciones de todas esas personas que forman parte de la sociedad.
El fin del Antiguo Régimen se preocupaba por su protección, tenía un fin militar, y la nueva realidad-sociedad- es articulada por la industria. Según Comte los industriales deben de ser los responsables de realizar la parte práctica pero con una previa elaboración teórica por parte de los sabios(los intelectuales).
Comte es un tecnócrata ya que aboga por el papel decisivo de los sabios, en este aspecto hay un cierto paralelismo con Platón y su propuesta del filósofo gobernante como piezas claves de la sociedad. Entroniza a la ciencia y la pretende establecer como única forma posible de conocimiento. Considera como natural la evolución de los tres estadios (teológico, metafísico y científico). El teológico es el primero de los tres
estadios. En éste la gente atribuía los fenómenos naturales a una voluntad divina o sobrenatural. El segundo estadio, metafísico, es la continuación del teológico. Durante este estadio consideraban las explicaciones como algo abstracto, es decir, que Dios era un ser abstracto y que unas fuerzas ocultas dirigían los acontecimientos del planeta. Finalmente, el estadio positivo es el definitivo, establece la explicación científica como forma de conocimiento-método científico-, tanto en la observación, como en la experimentación y en la comparación. Los seres humanos intentan establecer relaciones de causa y efecto.
Comte al pretender establecer el método científico como única forma válida de conocimiento, es decir, como la poseedora del monopolio de la verdad, está haciendo ideología puesto que obvia que la ciencia no está exenta de las relaciones y mecanismos de poder y no olvidemos que la mentira es una característica intrínseca del poder. Por lo tanto el grupo critica, la ciencia es una buena herramienta de conocimiento pero la ciencia puede servir a fines colectivos o a f ines perversos y maquiavélicos. Lo podemos observar con claridad en el campo de la economía o la medicina, cuando las recetas neoliberales son presentadas como científicas se les otorga un carácter incuestionable e inamovible, de esta manera la sacrosanta ciencia es utilizada para legitimar al neoliberalismo.
El grupo critica de la siguiente manera y le pone el siguiente caso caso del modelo médico hegemónico actual, representado por el oficialismo y por la llamada “comunidad científica” que no es otra cosa que la industria
farmacéutica, lo vemos también de manera precisa. Organismos sanitarios a nivel nacional e internacional, formación en las universidades, revistas científicas, nada escapa a las garras del capital. Por ejemplo la OMS ha recibido más de 95 millones de dólares de los cuatro principales fabricantes de vacunas-GlaxoSmithKLine, Merck, Novartis y Sanofi Pasteur-. Sólo el 11% de los tratamientos actuales que se ofrecen en la sanidad disponen de evidencia clínica, lo reconoce el mismísimo British Journal Medical. Estamos hablando entonces de que el 89% restante es pseudociencia, pero claro como el “oficialismo científico” lo respalda se
acata. O por ejemplo la tercera causa de muerte en EE.UU después del cáncer y de los infartos es la iatrogenia, los efectos secundarios de los fármacos, es un auténtico escándalo y fracaso. La sociedad, en su mayoría, asume de una manera incuestionable y sumisa el discurso oficialista. Son dos claras formas de uso perverso de la ciencia como legitimadora.