ANDREA AMORTEGUI SIERRA EL MAGO Y EL HADA Había una vez un mago que vivía en un bosque encantado, vivía solo y triste porque a pesar de tener muchos poderes, su magia no había sido suficiente para encontrar el amor. Todos los días solía levantarse temprano a ejercer su magia pues su amiga la luna le había encargado la importante labor del cuidado de la flora de aquel bosque a cambio de darle fuerzas para soportar el dolor de tan grande soledad de la que se quejaba a diario. Una tarde a punto punto de completar su tarea tarea diaria, el mago cruzó la vista con la mirada más dulce que había visto en el mundo, era una pequeña hada que se había perdido en aquel bosque cuando andaba buscando frambuesas para un pastel que le encantaba preparar, al verse los dos quedaron flechados, como si por arte de magia se hubiesen enamorado, pero esta vez el mago no había hecho nada para atráela, fue un encuentro totalmente inesperado, lastimosamente en ese bosque no se daban las frambuesas pero como el mago tenía el poder sobre la flora, hizo florecer un arbusto lleno de grandes y deliciosas frambuesas. Desde ese momento el mago y el hada quisieron estar siempre juntos pues en ellos surgió un gran amor y no querían alejarse nunca. Empezaron a salir y se veían todos los días, leían juntos, bailaban juntos, cocinaban juntos, incluso el hada le enseñó sus mejores recetas al mago para que cuando ella no estuviera él las pudiera preparar y deleitarse con tan deliciosas comidas. No se despegaban ni un segundo, a donde el hada iba el mago la seguía y viceversa, eran inseparables. Un día al despertar el mago se sorprende al no encontrar a su pequeña hada a su lado como todas las mañanas, preocupado busca en toda su casa y en todo el bosque pero no lograba hallarla por ningún lado. El mago preocupado por el bienestar de su hada le empezó a surgir las más terribles ideas y no se podía imaginar pasar una noche sin ella ya que se había acostumbrado a hacer todo con ella y se sentía incompleto e inseguro. De repente, el mago se da cuenta que en el suelo hay un rastro polvo negro que solía aparecer cuando se usaba magia de la más oscura y perversa, fue ahí donde el mago recordaría a su peor enemigo, un compañero de su clase de magia en el castillo que siempre había envidiado su gran habilidad para manejar la magia y los hechizos, al principio no era más que una admiración, pero luego se fue convirtiendo en una envidia profunda, ya que él no lograba hacer los hechizos tan bien como el mago y no aguantaba la idea de que hubiese alguien mejor que él. Es así como un día el mago malo se reveló y decidió retirarse de la escuela de magia y se convirtió en un brujo, que lograba todo lo que quería con magia negra. Esta era un tipo de magia que era sumamente poderosa pero al mismo tiempo muy peligrosa y dañaba la mente de quien la usaba, aquel hombre juró vengarse, pues según él, el mago bueno le había quitado la oportunidad de ser el mejor en lo único que sabía hacer y
prometió arruinarle la vida y que nunca lograría ser feliz así tuviera los mejores poderes del mundo. Desesperado el mago salió corriendo de su casa en busca del malvado brujo que según los habitantes del bosque vivía en una aldea cerca al castillo del reino. El mago tocó todas las puertas de cada una de las casas de esa pequeña aldea sin encontrar al brujo y las personas que vivían allí aseguraban jamás a ver visto a un personaje tal como lo describía. Decepcionado y triste el mago se dispone a devolverse al bosque pero saliendo de la aldea entra a una pequeña tienda de frutas de donde provenía un olor dulce que lo hizo recordar los deliciosos pasteles de frambuesa que solía preparar su hada, al entrar sus ojos se pusieron como platos, no lo podía creer, allí estaba su hada, su pequeña hada que había estado buscando por todos lados. El mago corrió a abrazarla pero se sorprendió al ver la cara de susto que puso el hada, ella no lo recordaba, ni siquiera se le hacía conocido y le gritó que se fuera, ya que no era normal que una persona desconocida la quisiera abrazar de repente. El mago atónito por este hecho empezó a rogarle que por favor recordara todos los momentos que habían vivido juntos y todo lo que se amaban. Pero el hada no le creyó, después de todo era un aparecido y no tenía por qué hacerle caso ni confiar en sus palabras. El mago no sabía qué hacer y decidió pensar con cabeza fría como solucionar este gran problema e intento aplicar varios de sus mejores hechizos pero ninguno funcionaba, al parecer el hada había sido embrujada con otro tipo de magia, que solo la persona que lo aplicó podía deshacerlo. Es así como el mago fue en busca del brujo y por fin dio con su paradero a las afueras del reino, en una cabaña oscura y a simple vista tétrica. Al entrar vio a su enemigo y se le lanzó a gritarle y preguntarle cómo había sido capaz de hacerle tanto daño. El brujo solo reía pues era así como siempre había querido ver al mago, desesperado, solo y triste. También le confesó que al escuchar el rumor de que por fin el mago había encontrado el amor se llenó de rabia y envidia, ¿Cómo era posible que él tuviera los mejores poderes y la mejor vida? Cosas que ni con la magia negra el brujo había podido obtener. El mago le pidió que por lo que más quisiera le devolviera la memoria a su hada para que pudieran irse al bosque a llevar la vida como la iban llevando y prometió que no molestaría al brujo ni se acercaría a él. Pero al brujo no le gustó la idea y lo retó a un duelo de magia blanca, obviamente el mago acepto teniendo la certeza de que iba a ganar gracias a su poderosa magia, lo que no sabía es que todo era una trampa, pues el brujo usaría magia negra para hacerlo perder. Una vez iniciado el duelo y algunos movimientos de varita después el brujo decidió atar al mago con unas cuerdas irrompibles creadas con la magia oscura y llevó al hada que se encontraba en un sueño profundo, frente a los ojos del mago y le dijo que si no le daba todos sus poderes de mago tendría que matar al hada y resignarse a una vida sin ella. El mago con lágrimas en los ojos no lo dudó ni un
segundo, pues para él valía más la vida del hada que la de él mismo y accedió a cederle sus poderes, al decir eso el mago cayó al suelo en un profundo sueño. Al despertar estaba en su casa, en su cama, con su hada, con su amor, y pensó que todo no había sido más que un horrible sueño y despertó al hada para contarle todo, entonces ella sorprendida no podía creer el sueño tan extraño que había tenido el mago, pero fue más grande la sorpresa cuando al salir al bosque y querer hacer crecer más frambuesas no florecían los arbustos, al parecer el mago había perdido sus poderes y todo en realidad si había pasado. Pero eso no importaba ya, lo que verdaderamente importaba era que estarían juntos siempre, tal vez sin frambuesas, tal vez sin poderes mágicos, pero el amor entre el mago y el hada ya era un simple acto de magia.
