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Y ahora, pueden ser bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo, porque ustedes han creído en Jesucristo como su Salvador personal, su Salvador exclusivo, excl usivo, el cual les ha salvado. Para los bautismos estará el Rvdo. Andrés Cruz Gallego explicándoles explicándol es cómo van a hacer, porque hay agua, y si hay agua entonces es posible que sean bautizados todos los que han creído, porque estas cosas son cosas de vida o muerte. Creer en Jesucristo y ser bautizado tiene como resultado: salvación y Vida eterna. “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere será condenado.” Así que hemos creído ¿para qué? para recibir salvación y Vida eterna. Por lo tanto, haremos todo como Cristo nos ha enseñado. Dejo al Rvdo. Andrés Cruz Gallego para continuar y darles las instrucciones, cómo hacer para ser bautizados inmediatamente. Que Dios les bendiga, que Dios les guarde, muchas gracias por vuestra amable atención, y nos veremos en la próxima actividad el próximo año, en mayo Dios mediante, si estamos todavía en estos cuerpos, y si estamos en el nuevo cuerpo, pues nos veremos también. Nos veremos antes, seguida que tengamos el nuevo cuerpo, nos veremos todos. No sabemos cuándo vamos a recibir recib ir el nuevo cuerpo, en qué año, pero sí lo vamos a recibir cuando se complete el pueblo de Dios, cuando se complete la Iglesia de Jesucristo, cuando se complete el pueblo donde mora Dios. ¿Dónde está Dios? Está en medio de Su pueblo, está con ustedes y en cada uno de ustedes y en mí también. Bueno, con nosotros el Rvdo. Andrés Cruz Gallego para continuar. Que Dios les bendiga y les guarde a todos. “DIOS ESTÁ CON NOSOTROS.”
DIOS ESTÁ CON NOSOTROS
DIOS ESTÁ CON NOSOTROS
Es nuestra intención hacer una transcripción fiel y exacta de este Mensaje, tal como fue predicado; por lo tanto cualquier error en este escrito es estrictamente error de audición, transcripción e impresión; y no debe interpretarse como errores del Mensaje. El texto contenido en esta Conferencia, puede ser verificado con las grabaciones del audio o del video. Este folleto debe ser usado solamente s olamente para propósitos personales de estudio, hasta que sea publicado formalmente. (Fue tomado de una transmisión vía Internet)
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Y de ahí comenzó Felipe a explicarle el cumplimiento de esa profecía en Jesucristo nuestro Salvador y cómo fue llevado como oveja al matadero cuando fue llevado a la Cruz del Calvario, y le explicó que murió por todos nosotros y que ese fue el Sacrificio perfecto por el pecado, y le explicó que todo el que crea será salvo, y le explicó que todo el que crea es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y el eunuco cuando escucha esas cosas y ve agua, cuando iba pasando por cierto lugar y ve agua, dice: “¿Y qué impide que yo sea bautizado? He aquí agua.” Felipe le dice: “Si crees si puedes.” Y el eunuco le dice: “Si, yo creo, yo he creído ya.” Y ahora, todos los que creen, reciben a Cristo como su Salvador porque han creído, lo próximo que dicen es: “Bueno, yo quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, porque en la Escritura Cristo dijo: ‘El que creyere (ya yo he creído) y fuere bautizado será salvo.’ salvo .’ Ya yo he creído, quiero ser bautizado, porque El dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado será salvo.’ Y yo quiero la salvación de mi alma.” Cada persona es alma viviente, eso es lo que es la persona. Por lo tanto, cada persona quiere su salvación, la salvación de su alma, la salvación de lo que él es: alma viviente, para vivir con Cristo por toda la eternidad. Por lo cuando, por cuanto toda persona, luego de recibir a Cristo como su Salvador, pregunta: “¿Cuándo voy a ser bautizado?” bautizad o?” Y si ve agua, dice: “Ahí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?” Si crees, bien puedes, si has creído en Cristo como tu Salvador personal, como tu único y exclusivo Salvador, si puedes ser bautizado. Por lo tanto, para todos los que han creído, no hay ningún impedimento para ser bautizados, cualquier problema probl ema que hayan tenido lo resuelven después, ya Cristo los perdonó y entonces resuelven después cualquier cosita que tengan que resolver, pero ya Cristo les perdonó y les limpió con Su Sangre preciosa.
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nuestra alma, y Señor llénanos de Tu Espíritu Santo. Siendo que Tú has dicho que el que creyera y fuere bautizado será salvo, nosotros hemos creído, hemos creído en la Primera Venida de Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario por todos nosotros. Y ahora seremos bautizados porque Tú lo ordenaste, seremos bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y, Señor, Te rogamos nos bautices con Tu Espíritu Santo y Fuego, y nos hagas una nueva criatura y así produzcas en nosotros el nuevo nacimiento, y así nos coloques en Tu Reino, Tu Casa, Tu Templo, Tu Iglesia, en lugar donde Tú moras en Espíritu Santo. Dios Todopoderoso, Te rogamos estas cosas en el Nombre del Señor Jesucristo, a quien recibimos como nuestro único y suficiente Salvador. Amén y amén.
Y ahora, sé que ustedes son como el eunuco, al cual el Espíritu Santo le envió a Felipe y le dijo: “Vé, y vé a aquel eunuco que va en el carro, vé a él.” Y cuando fue (el eunuco, un hombre rico que había ido a Jerusalén a adorar y se regresaba a su tierra, allá en territorio etíope por allá), escucha que está leyendo la profecía de Isaías, donde dice: “Como oveja fue llevado al matadero,” y toda esa Escritura. Y cuando Felipe escucha le dice: “¿Entiendes lo que lees?” El eunuco le dice: “¿Y cómo voy a entender si no hay quién me explique?” ¿Cómo vamos a entender estas cosas si no hay quién nos explique? Pero Per o ya hemos entendido por medio de la explicación bíblica que hemos escuchado. Luego, el eunuco le dice a Felipe: “Sube al carro.” Subió al carro. Podía ser un carro tirado por caballos o por bueyes o alguna forma, y le dice: “Esto que está diciendo aquí el Profeta Isaías, ¿lo está diciendo de sí mismo o está hablándolo de otra persona?”
Por William Soto Santiago Domingo, 15 de septiembre de 2002 Villahermosa, Tabasco, México
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uy buenos días, amables amigos y hermanos presentes aquí en Villahermosa, Tabasco, República Mexicana; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, ocasi ón, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos saludos también de mi esposa Erica, y de mis niñas América y Yahannah Gabriela. Para esta ocasión leemos en San Mateo, capítulo 28, versos 16 al 20, donde dice: “Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. Y Jesús se acercó y les habló diciendo: dici endo: Toda potestad potesta d me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”
“DIOS ESTÁ CON NOSOTROS.” “CRISTO ESTÁ CON NOSOTROS.” Ese es nuestro tema para esta ocasión: “DIOS ESTÁ CON NOSOTROS.”
Para conocer el misterio de Dios con nosotros, es necesario ver cómo Dios en el Antiguo Testamento Testa mento estuvo en la Tierra, en medio del pueblo hebreo, y así poder ver este misterio de: “Dios con nosotros.” En el Programa Divino está est á el Dios estar con el ser humano:
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el ser humano como todo el pueblo, y el ser humano como individuo. Ahora, encontramos que en el tiempo del Profeta Moisés, Dios estaba con Moisés como también había estado con Abraham, con los patriarcas, con Jacob, con Isaac, con Abraham y así por el estilo. Ahora, Dios estaba con Moisés y le dijo que fuera a Egipto para libertar al pueblo hebreo. Dios se veló a través de Moisés, Dios estaba en el Angel de Jehová que es Cristo en Su cuerpo angelical. Y por medio del Angel de Jehová Dios se manifestó a Moisés y se veló a Moisés, y por medio de Moisés libertó al pueblo hebreo, y habitó en medio del pueblo hebreo y guió al pueblo hebreo hacia la tierra prometida. Y Dios moró en Moisés y a través de Moisés obró todos aquellos milagros. Moisés, aunque conforme a la historia que nos habla de Moisés, aparece que Moisés Mois és hizo muchos milagros milag ros y maravillas, pero cuando examinamos bien las Escrituras no fue Moisés, fue Dios a través del Profeta Moisés. El ser humano nada puede hacer. Las obras que estaban siendo hechas por Moisés no eran obras humanas, sino divinas, era Dios con Moisés y a través de Moisés realizando todas aquellas maravillas, maravi llas, y era Dios con el pueblo hebreo y en medio del pueblo hebreo manifestado. Por lo tanto, Dios estaba con el pueblo hebreo y estaba con y en Moisés. Y ahora, Dios le ordena al Profeta Moisés en el capítulo 25 del Exodo, a construir un tabernáculo (o sea, un templo), y le dice al Profeta Moisés. Capítulo 25, verso 1 en adelante, dice: “Jehová habló a Moisés, diciendo: Dí a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda. Esta es la ofrenda que tomaréis de ellos: oro, plata, cobre, azul, púrpura, carmesí, lino fino, pelo de cabras,
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Gallego esté aquí a mi lado, ya vamos a orar por todos. Yo oraré por ustedes y luego más adelante les pediré que me acompañen en una oración por ustedes delante de Dios. Vamos a inclinar nuestros rostros en esta ocasión para orar a Dios: Padre nuestro que estás en el Cielo, Santificado sea Tu Nombre, hágase Tu voluntad en nuestros días, venga Tu Reino, hágase Tu voluntad como en el Cielo aquí también en la Tierra, el pan nuestro de cada día danoslo hoy, y perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Perdona nuestras faltas, errores y pecados que hemos cometido contra Ti, y límpianos con la Sangre de Cristo derramada en la Cruz del Calvario, y justifícanos, déjanos como si nunca en la vida hubiésemos pecado. Sabemos y reconocemos que lo único que puede quitar nuestros pecados es la Sangre de Jesucristo. La Escritura dice que la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado, así lo dice en Primera de Juan, capítulo 1, verso 7, y nosotros lo creemos con toda nuestra alma. Por lo tanto, Señor, Dios Eterno, presento a Ti todas estas personas que han venido para recibir a Cristo como nuestro Salvador, y otros para ser reconciliados porque en una ocasión te sirvieron, recíbeles Señor, perdona sus pecados y limpiales con Tu Sangre preciosa. Y, Señor, bautízales con Tu Espíritu Santo y produce en ellos el nuevo nacimiento. Te lo ruego ¡oh Padre Celestial! En el Nombre de nuestro amado Señor Jesucristo. Amén .
Y ahora, repitan lo que voy a estar diciendo: Padre nuestro que estás en el Cielo, nos ace rcamos a Ti en esta ocasión arrepentidos de nuestros pecados, rogándote Señor, perdones nuestros pecados y nos limpies con Tu Sangre preciosa. Señor, perdónanos, ten Misericordia de nosotros, extiende Tu Misericordia hacia nosotros y sálvanos Señor, salva
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Cristo quiere tener misericordia y perdonarles a todos los que quieren salvación y Vida eterna, los que quieren vivir eternamente con Cristo nuestro Salvador. Podemos ver que hay cientos de personas que quieren el perdón de sus pecados, que quieren que Cristo salve sus almas, pues todos queremos vivir eternamente. Nadie quiere ir a lago de fuego, nadie quiere dejar de existir, todos queremos seguir existiendo y queremos existir eternamente en un cuerpo mejor que el que tenemos, y ese es el cuerpo nuevo que El ha prometido para cada uno de ustedes y para mí también. Por lo tanto, como dijo el siervo, el Espíritu Santo al padre de familia: “Hemos hecho todo lo que dijiste que hiciéramos,” cuando lo envió a buscar personas y colocarlas en la casa para la gran fiesta de boda del Hijo de Dios, y regresó el siervo con todos los que estuvieron trabajando con él y dijo al Padre de familia: “Hemos hecho todo lo que dijiste y todavía hay lugar.” Todavía hay lugar en este tiempo final para toda to da persona que quiere (arrepentido de sus pecados) recibir a Cristo como su Salvador, para que Cristo perdone sus pecados, salve su alma, lo llene con Su Espíritu Santo y produzca el nuevo nacimiento en usted y nazca en el Reino de Cristo, nazca en la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo. Hay todavía lugar en la Casa de Dios, hay todavía lugar en la Iglesia del Señor Jesucristo, hay todavía lugar en Cristo para cada uno de ustedes, que en esta tarde viene para recibir a Cristo como su Salvador. Yo les doy testimonio que hay lugar en la Casa de Dios todavía para todos ustedes, hay lugar todavía para la salvación del alma para todos ustedes. Todavía están viniendo más personas para recibir a Cristo como su Salvador, y otros para ser reconciliados con Cristo porque se habían apartado de Cristo. Ya vamos a orar. Vamos a pedirle al Rvdo. Andrés Cruz
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pieles de carneros teñidas de rojo, pieles de tejones, madera mader a de acacia, aceite para el alumbrado, especias para el aceite de la unción y para el incienso aromático, piedras de ónice, y piedras de engaste engast e para el efod y para el pectoral. Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos. Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis.”
Y en el mismo capítulo 25, verso 10 en adelante continuamos leyendo, dice: “Harán también un arca de madera de acacia, cuya longitud será de dos codos y medio, su anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio. Y la cubrirás de oro puro por dentro y por fuera, y harás sobre ella una cornisa de oro alrededor.”
Y sigue explicando cómo tenía que ser construida el arca y las cosas que llevaba. Luego el verso 16 continúa diciendo: “Y pondrás en el arca el testimonio que yo te daré. Y harás un propiciatorio de oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio. Harás también dos querubines de oro; labrados a martillo los harás en los dos extremos del propiciatorio. propiciatorio. Harás, pues, un querubín en un extremo, y un querubín en el otro extremo; de una pieza con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos. Y los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo cubrie ndo con sus alas el propiciatorio; sus rostros el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio los rostros de los querubines. Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré. Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de
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Israel.”
¿Dónde estaba Dios o estaría Dios en el templo o tabernáculo tabernáculo que construiría Moisés por orden divina? Estaría en el lugar santísimo, sobre el propiciatorio propici atorio que era la tapa del arca del pacto; el propiciatorio tenía dos querubines de oro. El propiciatorio completo era de oro puro. Por lo tanto, ese era el lugar para morada de Dios en medio del pueblo hebreo, en el tabernáculo que Moisés construiría por orden divina. También en el capítulo 15 de Levítico, dice del verso 1 en adelante. Levítico, capítulo 16, verso 1 en adelante, dice: “Habló Jehová a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón, cuando se acercaron delante de Jehová, y murieron. Y Jehová dijo a Moisés: Dí a Aarón tu hermano, que no en todo tiempo entre en el santuario detrás del velo, delante del propiciatorio que está sobre el arca, para que no muera; porque yo apareceré en la nube sobre el propiciatorio.”
Ahora, podemos ver que Dios aparecía en la nube, en la Columna de Fuego, el Pilar de Fuego, aparecía sobre el propiciatorio que estaba sobre el arca del pacto; y el arca del pacto con el propiciatorio estaba en el lugar santísimo del tabernáculo que construyó Moisés, allí moraba el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. El Dios de Israel moraba en el tabernáculo que construyó Moisés, y sobre el propiciatorio en medio de los dos querubines de oro. Por lo tanto, estando ese tabernáculo en medio del pueblo hebreo, Dios moraba en medio del pueblo hebreo, el único pueblo que podía decir: “Dios está con nosotros.” Así fue en el Antiguo Testamento, podía decir: “Dios está con nosotros.” Porque Dios estaba en Su templo, el tabernáculo que le ordenó a Moisés construir, y estaba sobre el propiciatorio propiciator io en el lugar santísimo. Por lo tanto, Dios estaba de parte del pueblo hebreo. Encontramos que siempre que iban hacia un lugar o a la
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salvación y Vida eterna. Pueden pasar acá al frente para estar orando por ustedes inmediatamente, para que así Cristo extienda Su Amor y Misericordia Misericor dia hacia ustedes y perdone sus pecados, les limpie de todo pecado con Su Sangre preciosa y les reciba en Su Reino. Cristo dijo que cuando un pecador se arrepiente arrepient e hay gozo en el Cielo, y dice que hay más gozo en el Cielo cuando un pecador se arrepiente, que por noventa y nueve justos; o sea, que hay más gozo cuando vienen a Cristo las personas, que cuando están los que ya están en Cristo. O sea, hay gozo por nosotros, pero cuando llega uno a Cristo, hay gozo en el Cielo, un gozo grande, porque está regresando a la Casa de nuestro Padre Celestial, un hijo de Dios que estaba extraviado en este mundo. Cristo está libertando a Su pueblo, Cristo está libertando a todas las personas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Por eso es que ustedes sintieron el llamado de Dios, escucharon la Palabra y sintieron que esa Palabra estaba llegando a sus almas, ¿por qué? Porque es Cristo, el Buen Pastor llamando Sus ovejas, es porque usted es una oveja del Señor. El está llamando Sus últimas ovejas en este tiempo final; este tiempo final es el Día Postrero delante de Dios, y El les llenará de Su Espíritu Santo porque la promesa es para los Días Postreros, y todavía estamos en los Días Postreros, en el último de los Días Postreros, donde los últimos hijos e hijas de Dios serán llenos del Espíritu Santo también. Por lo tanto, todas esas bendiciones las tiene Cristo para ¿quiénes? Para cada uno de ustedes también. Sigan pasando todos los que quieren recibir a Cristo como su Salvador, y también los que quieren reconciliarse con Cristo, que en una ocasión estaban en el Camino de Cristo y se habían apartado.
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Estas cosas os he escrito escri to a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna...”
Esa es la buena noticia para los que creen en Jesucristo, la buena noticia es que tenemos Vida eterna. Dice: “...para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”
Y ahora, los que no tienen a Cristo, los que no lo han recibido, pues no tienen la vida. En esta ocasión, por cuanto todos quieren tener Vida eterna, los que todavía no lo han recibido pueden hacerlo en esta ocasión. Por lo tanto, toda persona que en esta ocasión quiere recibirlo como su Salvador, puede levantar su mano para orar por usted, para que Cristo perdone sus pecados, lo limpie con Su Sangre preciosa y le dé Vida eterna, para que pueda vivir eternamente en el Reino de Cristo por toda la eternidad, y nos podamos ver en la eternidad todos juntos en cuerpos nuevos y glorificados, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto, estaré orando por todos los que levanten sus manos para así recibir a Jesucristo como su Salvador, también estaré orando por las personas que en alguna ocasión estaban esta ban en los caminos de Cristo y se apartaron, y en esta ocasión quieren volver a Cristo para que Cristo les perdone y les mantenga con Vida eterna en Su Reino. Por lo tanto, toda persona que quiere recibir a Cristo como su Salvador, y los que se habían apartado de Cristo y quieren volver a Cristo, pueden levantar sus manos y estaremos orando por ustedes. Allá veo muchas manos levantadas, acá también, al final, por aquí por el centro también, por acá también por el centro. Vean, Cristo quiere darnos Vida V ida eterna a todos. El no quiere que ninguno perezca, El quiere que todos vivamos eternamente, y ha hecho tan sencillo todo para que todos puedan alcanzar la
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guerra o caminando hacia la tierra prometida, llevaban el arca del pacto (los sacerdotes), llevaban el lugar donde Dios moraba y desde donde Dios se manifestaba. Y ahora, el pueblo hebreo podía tener el orgullo de decir: “Dios está con nosotros.” Porque verdaderamente verdaderamente Dios estaba con ellos. Ahora, encontramos que Dios obró grandes maravillas en medio de Su pueblo: el pueblo hebreo compuesto por los siervos de Dios del Antiguo Testamento; por lo tanto, el pueblo hebreo en el Antiguo Testamento era la Iglesia de Dios del Antiguo Testamento, porque iglesia lo que significa es “los sacados,” y el pueblo hebreo fue sacado de Egipto. Y en el Nuevo Testamento, Dios ha sacado del Egipto espiritual, que es el reino de las tinieblas, el reino del maligno, el reino del diablo, Dios ha sacado un pueblo que son los miembros de d e la Iglesia del Señor Jesucristo, Jesucris to, y ese es el Israel del Nuevo Testamento, ese es el Israel Celestial compuesto por los hijos e hijas de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Recuerden que toda persona que recibe a Cristo como su Salvador, lava sus pecados pecad os en la Sangre de Cristo y es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, Cristo lo bautiza con Su Espíritu Santo, le da Su Espíritu Santo y la persona obtiene el nuevo nacimiento y así nace del agua y del Espíritu, requisito para poder entrar al Reino de Dios. Como le dijo Cristo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar al reino de Dios,” capítulo 3 de
San Juan. Por lo tanto, Cristo hace posible que entremos al Reino de Dios cuando lo recibimos como nuestro Salvador, lavamos nuestros pecados en Su Sangre, somos bautizados baut izados en agua en Su Nombre y recibimos el Espíritu Espíri tu Santo que El nos da, y entonces así obtenemos el nuevo nacimiento y obtenemos un cuerpo
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angelical teofánico de la sexta dimensión, y venimos a ser pueblo de Dios, el pueblo celestial de Dios, el Israel Celestial de Dios; y así venimos a formar parte, como individuos, venimos a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el pueblo donde está Dios en el Nuevo Testamento. Y ahora, hemos visto cómo venimos a formar parte del pueblo donde está Dios: recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre, siendo bautizados en agua en Su Nombre, y recibiendo Su Espíritu Santo y así obteniendo el nuevo nacimiento. Y así nacemos de nuevo y nacemos como hijos e hijas de Dios, ¿dónde? En el Reino de Dios que es la Iglesia del Señor Jesucristo, el pueblo donde está Dios, donde está Dios en y a través de Cristo en Espíritu Santo, el cual dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” Y ahora, hemos visto el pueblo donde don de está Dios. De etapa en etapa, de edad en edad Cristo ha estado en medio de Su Iglesia, de Su pueblo, y ha estado manifestándose y ha estado llevando a cabo las obras maravillosas de la creación de una nueva raza, de un nuevo pueblo donde está Dios. Y esa es la creación de una nueva raza con Vida eterna. Por eso, el nuevo nacimiento lo coloca a usted como una persona de una Nueva Raza celestial de la cual Jesucristo es la cabeza, Jesucristo es el primero de esa Nueva Raza. Por eso la Escritura dice que Jesucristo es el Segundo Adán, y dice: “Y como hemos traído la imagen del terrenal (o sea, de Adán, terrenal), traeremos también la imagen del celestial (o sea, del Segundo Adán).” Y esto nos muestra que así como hemos venido a la Tierra y hemos obtenido un cuerpo mortal, corruptible y temporal, y hemos obtenido un espíritu del mundo el cual la raza caída descendiente de Adán ha obtenido, porque fue destituida de la gloria de Dios y perdió el derecho a recibir un espíritu celestial teofánico de la sexta dimen dimensión, sión, y perdió el derecho a recibir un
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al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”
Y ahora, hemos visto que el que no cree está condenado, la raza humana está condenada; para salir de esa condenación hay que creer en Cristo como nuestro Salvador, arrepentidos de nuestros pecados y confesando a Cristo nuestros pecados, y recibiéndolo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre, porque la Sangre de Cristo nos limpia de todo pecado, y siendo bautizados en agua en Su Nombre, y así obtenemos el perdón de nuestros pecados y obtenemos la salvación y la Vida eterna, y El nos da Su Espíritu Santo y obtenemos así el nuevo nacimiento. San Marcos, capítulo 16, verso 15 al 16, dice: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Todos queremos ser salvos, por lo tanto los que todavía no lo han recibido como su Salvador, tienen la oportunidad de recibirlo. Y ahora, ¿cuántos ya han recibido a Cristo como su Salvador? Pues la buena noticia es que vosotros sois salvos, sal vos, esa es la buena noticia, porque ustedes le han recibido como su único y suficiente Salvador. Dice San Juan, Primera de Juan, capítulo 5, versos 10 al 13, dice: “El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque po rque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo (la Vida eterna está en Jesucristo) . El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
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todas las cosas que deben suceder pronto, vienen reveladas todas las cosas que han de suceder. Por eso en el Mensaje de este Angel nos muestra cuál es el futuro de los que no han creído en Cristo, y nos muestra cuál es el futuro de los que han creído en Cristo nuestro Salvador. Y ahora, ¿cuál es el futuro de los que han creído en Cristo? Vivir eternamente eternam ente con Cristo en Su Reino con un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo. ¿Y quiénes son los que van a vivir con Cristo en Su Reino, en un cuerpo glorificado? Pues todos nosotros, porque lo hemos recibido como nuestro Salvador. Y ahora, los que no lo han recibido como su Salvador, no tienen Vida eterna, y por consiguiente van a ser juzgados en el juicio final y van a ser condenados por incrédulos. ¿Dónde dice eso? Es bueno que enfrenten o se enfrenten a la realidad mientras están vivos aquí, porque si se enfrentan a la realidad mientras están vivos, pues pueden evitar ir al infierno, ir al lago de fuego. En el capítulo 3 de San Juan, versos 14 en adelante dice (13 en adelante dice): “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
La humanidad está perdida; pero el que cree en Cristo no está perdido y no se perderá, sino que vivirá eternamente con Jesucristo nuestro Salvador. “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar
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cuerpo físico, inmortal, incorruptible, perdió ese derecho. Y por esa causa es que nacemos en esta tierra, vamos creciendo, llegamos llegamos de bebés a niñitos, de niñitos a jovencitos, y de jovencitos ya vamos madurando, y llegamos más jóvenes ya maduros, vamos a la escuela, a la universidad, obtenemos nuestra carrera (los que estudian), estudian) , y obtenemos un buen trabajo, y seguimos ¿qué? envejeciendo. Con todo lo que obtenemos en conocimiento, conocimiento , con todo y eso no podemos detener el tiempo para nuestro cuerpo, sigue el cuerpo envejeciendo. Y cuando llegamos ya a los 70 u 80 años, nos miramos en el espejo y decimos: “A la verdad que he cambiado bastante.” Y buscamos una foto de cuando teníamos unos 15 ó 25 años, y entonces decimos: “Yo era así pero ahora he cambiado bastante.” Esto es porque la raza humana descendiente de Adán fue destituida de la gloria de Dios, perdió el derecho a tener un cuerpo angelical, teofánico teofánico de la sexta dimensión, y perdió el derecho también a tener un cuerpo físico inmortal. Recuerden que lo que Dios le dijo a Adán fue que el día que comiera del árbol de ciencia del bien y del mal, ese día moriría. Por lo tanto, el día que pecó, que comió del árbol de ciencia del bien y del mal Eva y Adán, ese día murieron, ese día vinieron a ser mortales y por consiguiente la muerte entró a la raza humana por un hombre: Adán. Y ahora, el ser humano fue destituido de la gloria de Dios y por consiguiente fue destituido de la Vida eterna, pues cayó de la Vida eterna. Pero ahora viene el Segundo Adán: Jesucristo nuestro Salvador, viene el que salvará el mundo: Jesucristo, el que salvará la raza humana: Jesucristo, el Segundo Adán, el cual tiene Vida eterna y el cual no cayó, no pecó, por lo tanto mantuvo la Vida eterna en El. Y ahora, El es el único que puede darle Vida eterna al ser
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humano, para lo cual pues tiene que producir una nueva raza, tiene entonces que nacer una nueva raza por medio del Segundo Adán. ¿Y cómo va hacer El, Jesucristo? Ya que todos, humanamente, hemos nacido por medio del nacimiento natural a través de nuestros padres terrenales, y por consiguiente hemos nacido en la Tierra como descendientes descendi entes de Adán y de Eva; y por eso es que somos mortales: porque hemos nacido como descendientes de una raza que pecó allá cuando estábamos representados en Adán y Eva. Y ahora, encontramos que el Segundo Adán viene a resolver resolve r el problema del ser humano, de la raza humana, viene a salvar lo que se había ¿qué? perdido. Y por cuanto viene a salvar lo que se había perdido, entonces viene a sacar de la muerte al ser humano y viene a traerlo a Vida eterna; porque el ser humano sin Vida eterna, aunque esté vivo físicamente, está muerto. Por lo tanto, el ser humano en sí mismo tiene la muerte, y lo acompaña todo el tiempo hasta que se lo lleva al sepulcro; y nadie puede escapar de esa situación, pero Jesucristo si escapó, y El sabe cómo hacer que escapemos nosotros también. ¿Pero qué si nuestro cuerpo físico muere? Pues no hay ningún problema, El va a resucitar a todos los creyentes que lo han recibido como su Salvador. Esto lo ha prometido Cristo nuestro Salvador en San Juan, capítulo 6, verso 39 en adelante cuando dijo: “Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo l o resucite en el día postrero.”
¿Ven? Todo lo que el Padre le ha dado, o sea, todas las ovejas del Padre, le han sido dadas a Jesucristo para que El les dé Vida eterna, para que El venga a buscar y a salvar lo que se había perdido: las ovejas de Dios, los hijos e hijas de Dios, esas almas de Dios que están inscritas o escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Y El dice: “que todo lo que me
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vivir eternamente recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre y siendo bautizados en agua en Su Nombre, y así El nos ha dado Su Espíritu Santo y nos ha dado el nuevo nacimiento y así nos ha dado Vida eterna. Y ahora, El mora, El vive, El está en nosotros, en nuestra alma morando, viviendo. Así como está en Su Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes, está en cada miembro de la Iglesia del Señor Jesucristo, y por consiguiente estamos salvos por Cristo, salvos de la ira venidera, salvos del juicio final y del lago de fuego. Estamos salvos de la segunda muerte, ya la segunda muerte no tiene potestad sobre los que han creído en Cristo como nuestro Salvador. Por lo tanto tenemos Vida eterna, la cual ha sido otorgada por Cristo a cada uno de nosotros, y El mora en Espíritu Santo acá en nuestra alma, en nuestro corazón que es el trono de Jesucristo que nosotros tenemos acá. Y ahora, hemos visto a Dios en Cristo manifestado, y hemos visto dónde está Dios: Dios está con nosotros, está con nosotros como individuos acá en nuestra alma, y está con nosotros como Cuerpo Místico de creyentes en este tiempo final. El ha estado en Su Iglesia de edad en edad, y se ha manifestado por medio del Mensajero de cada edad. Para este tiempo final Cristo dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” Apocalipsis 22, verso 16; y
Apocalipsis 22, verso 6, dice: “Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”
Para mostrar a Sus siervos ¿qué? las cosas que deben suceder pronto. En el Mensaje de este Angel de Jesucristo vienen reveladas
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destinado para venir y morir. ¿Fue destinado desde cuándo? Lo leímos en Primera de Pedro, capítulo 1, verso 18 en adelante, desde antes de la fundación del mundo. Por lo tanto, lo que los gobiernos terrenales, los políticos y todos los hombres de ciencia buscan: solucionar los problemas del ser humano, un hombre tiene la solución a todos esos problemas, y se llama “Señor Jesucristo.” El es la solución a todos los problemas del ser humano. Por lo tanto, nosotros queremos la solución a todos nuestros problemas, y Cristo nos dice: “Pues ven, yo tengo la solución a todos tus problemas.” Y nosotros decimos: “Señor Jesucristo yo Te recibo como mi Salvador, coloco en Tus manos mi alma para que la salves, le des Vida eterna y me coloques en Tu Reino; yo quiero vivir contigo en Tu Reino por toda la eternidad.” Y Cristo la recibe con amor y salva su alma. ¿Ven lo sencillo que es todo? Está al alcance de todo ser humano: del que estudió y del que no ha estudiado, porque es algo no por sabiduría humana sino por la fe en Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto toda persona que ha recibido a Cristo como su Salvador, ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo arrepentido de sus pecados, y ha sido bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo le ha dado Su Espíritu Santo, tiene Vida eterna, no vendrá a condenación, no irá al juicio final para ser juzgado y condenado. Porque los que sean juzgados y condenados van a ser echados en el lago de fuego que es la segunda muerte, en donde dond e serán destruidos en cuerpo, espíritu y alma, y dejarán de existir como si nunca en la vida hubiesen existido, porque tuvieron la oportunidad de vivir eternamente recibiendo a Cristo como su Salvador y no quisieron. Pero los que han recibido a Cristo como su Salvador, y han recibido la oportunidad, oportunida d, y la han aprovechado la oportunidad de
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diere no pierda yo nada, sino que lo resucite en el Día Postrero.” El Día Postrero es el Séptimo Milenio de Adán hacia acá o Tercer Milenio de Cristo hacia acá, “porque un día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día,” dice Segunda Segund a de Pedro, capítulo 3, verso 8 y el Salmo 90, verso 4; ese Salmo es del Profeta Moisés. Un día delante de Dios para los seres humanos es mil años. Y ahora, para el Día Postrero delante de Dios que es el milenio postrero, el Séptimo Milenio de Adán hacia acá, Cristo va a resucitar a todos los creyentes en El que ya han muerto físicamente, y a los que estamos vivos y permanecemos vivos hasta ese momento, seremos transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, al Cielo, a la Casa de nuestro Padre Celestial. Cristo confirma nuevamente en el próximo verso, verso 40 de ese mismo capítulo 6 de San Juan diciendo: “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna...”
¿Para quién es la Vida eterna prometida aquí? Para todo aquel que ve al Hijo y cree en El, para todo aquel que ve que Jesucristo es el Hijo de Dios y que Jesucristo vino a buscar y a salvar lo que se había perdido, y la persona lo cree con toda su alma, lo recibe como su único y suficiente Salvador, y lava sus pecados en la Sangre de Cristo creyendo en el Sacrificio de Cristo como nuestro Salvador, “porque la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado.” Primera de Juan, capítulo 1, verso 7. Por lo tanto, la persona lo acepta, lo recibe y cree que Su Sangre nos limpia de todo pecado, y la persona luego es bautizada en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y luego Cristo le da Su Espíritu Santo y la persona obtiene el nuevo nacimiento y así nace como un hijo o una hija de Dios en la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo. Así entra al Reino de Dios.
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Y ahora, Cristo en esa forma está creando una Nueva Raza; no es la creación de una Nueva Raza por medio de Cristo casarse y tener una esposa y tener hijos, sino que es por medio de creación divina. Así como le dio a Adán una compañera para Adán reproducirse, ahora Dios le ha dado a Jesucristo una compañera; pero no es una compañera literal, una esposa literal para que se case y tenga hijos, sino una Iglesia. La Iglesia del Señor Jesucristo es la Iglesia Novia del Señor Jesucristo, para Cristo por medio de ella tener hijos e hijas de Dios; Cristo, el grano de trigo que fue sembrado en tierra, que murió y fue sembrado en tierra para tener muchos granos de trigo, muchos hijos e hijas de Dios. Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, El solo queda; pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva, o sea, muchos hijos e hijas de Dios. El trigo representa los hijos e hijas de Dios, los hijos del Reino conforme a la parábola de San Mateo, capítulo capítu lo 13, versos 30 al 43, el trigo son los hijos del Reino. Y ahora, es Cristo el que siembra el trigo, es Cristo el que siendo el grano de trigo que fue sembrado en tierra, se reproduce en la planta de trigo, tri go, que es la Iglesia, y a través de la planta de trigo: la Iglesia, El se reproduce y tiene muchos hijos e hijas de Dios que son los miembros de Su Iglesia. Y esa es la Casa de Dios, una Casa espiritual, esa es la Casa de Jesucristo, la Iglesia del Señor Jesucristo, el Templo Espiritual de Jesucristo nuestro Salvador, el lugar donde Dios está a través de Cristo en Espíritu Santo. Esa Casa, la Iglesia de Jesucristo puede decir: “Dios está con nosotros.” Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo, la Casa de Dios, el Israel Celestial ha estado pasando por diferentes etapas, y en cada una de esas etapas ha estado Dios con Su Iglesia, por medio de Cristo en Espíritu Santo. El dijo que estaría con nosotros todos los días hasta ha sta el fín del mundo. ¿Y qué estaría El haciendo? Estaría reproduciéndose reproduciéndose en
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ya no necesita sacrificios de animalitos, eso era para el pueblo hebreo en lo que llegaba Cristo, el Sacrificio perfecto por el pecado del ser humano. Y ahora, todo ser humano puede recibir el perdón de sus pecados y puede obtener la salvación de su alma, para vivir eternamente con Cristo en Su Reino. No hay otra forma que pueda encontrar el ser humano para obtener el perdón de sus pecados, solamente la Sangre de Jesucristo derramada en la Cruz del Calvario. No hay ninguna otra persona que pueda salvar al ser humano, solamente Jesucristo por medio de Su Sacrificio realizado en la Cruz del Calvario. Toda persona desea vivir eternamente, nadie quiere dejar de existir. Si aun con todos los problemas que tenemos en esta vida terrenal, y en estos cuerpos mortales, con todo y eso amamos la vida, ¿cómo será en un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible que Cristo ha prometido que nos va a dar? Allá será glorioso todo el tiempo por el milenio y por toda la eternidad, sin enfermedades, sin problemas de salud, sin problemas económicos, sin problemas de posiciones sociales. Pues acá hay problemas en las posiciones porque por que el que estudió mucho se coloca en una posición mejor, en un trabajo mejor, y el que no estudió, pues tiene que irse a la construcción o algún otro trabajo para poder ganarse el sustento de su familia, pero hay que hacerlo. Pero en el Reino de Cristo encontramos que tenemos la promesa que en el Reino Milenial vamos a estar como Reyes, como Sacerdotes y como Jueces, ocupando la posición más alta alt a que hay en el Reino de Cristo, y allá no tendremos los problemas que tenemos acá en la Tierra. Por lo tanto, no hay otra forma para tener un cambio favorable para nosotros, no lo podemos obtener humanamente, solamente Jesucristo lo puede realizar en nosotros. Para eso fue que El vino y murió en la Cruz del Calvario, ya había sido
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habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día (o sea, las 9:00 de la mañana, de 8:00 a 9:00) . Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños.”
¿Para cuándo dijo Dios, por medio del Profeta Joel, que derramaría de Su Espíritu Santo sobre toda carne? Dice que fue para los Postreros Días, por lo tanto tant o estaban allí ya los Postreros Días; ya habían comenzado los Postreros Días cuando Cristo tenía de 3 a 7 años de edad, para los seres humanos ya habían comenzado los milenios postreros, los tres milenios postreros. Y para esos tres milenios postreros que son los Días Postreros delante de Dios, Dios ha prometido derramar de Su Espíritu Santo sobre toda carne. Y ahora, ¿cómo podemos obtener el Espíritu Santo para obtener el nuevo nacimiento? Pues recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre, siendo bautizados en agua en Su Nombre, y entonces Cristo ha prometido darnos Su Espíritu Santo, y así obtenemos el nuevo nacimiento y nacemos en una nueva familia, en una Nueva Raza, y así somos descendientes del Segundo Adán: Jesucristo nuestro Salvador, nacemos como hijos e hijas de Dios, y por consiguiente nacemos dentro del Nuevo Pacto y somos y quedamos cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. No necesitamos sacrificios de animalitos porque ya se hizo el Sacrificio perfecto por el pecado: el Sacrificio de Cristo nuestro Salvador. Y ahora, el pueblo donde está Dios D ios en el Nuevo Testamento
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hijos e hijas de Dios, estaría creando una Nueva Raza con Vida eterna. Por lo tanto, nos da Vida eterna cuando lo recibimos como nuestro Salvador; y nuestra alma que es lo más importante que tenemos porque somos alma viviente, es restaurada a la Vida eterna, nos da Su Espíritu Santo y así obtenemos un cuerpo angelical teofánico. Y si nuestro cuerpo físico muere, no hay ningún problema, continuamos continuam os viviendo en un cuerpo angelical teofánico de otra dimensión. Esa dimensión a la que pertenece su cuerpo angelical es la sexta dimensión, que es el Paraíso, por lo tanto todos los santos, los creyentes en Cristo que han muerto físicamente se encuentran en el Paraíso viviendo en un cuerpo angelical, son como los Angeles de Dios porque tienen ese tipo de cuerpo: cuerpo angelical. Por eso es que antes de Jesucristo venir a la Tierra en un cuerpo de carne El ya existía, El dijo en una ocasión en San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58: “Abraham vuestro padre deseó ver mi día, y lo vio y se gozó.” Le dijeron los judíos: “Aún no tienes cincuenta años, ¿y dices que has visto a Abraham.” O sea, le están diciendo: “Eso que tú dices no es verdad, es imposible porque tú no tienes todavía cincuenta años y Abraham vivió hace ya algunos miles de años. Así que el Abraham del cual tú hablas no es el Abraham, el padre de la fe, será cualquier otro Abraham, Abraha m, pero el Abraham bíblico ese tú no lo has visto.” “No tienes cincuenta años, ¿y dices que has visto a Abraham?” Cristo les dice: “Antes que Abraham fuese, Yo Soy.” Entonces tomaron piedras para apedrearle, para matarlo. Creyeron que estaba diciendo una mentira pero era una verdad divina. ¿Cómo era Jesucristo antes de Abraham? Jesucristo era el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, Jesucristo era, en ese cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión, dimen sión, un hombre de
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la sexta dimensión. Y a través de ese hombre de la sexta dimensión llamado el Ángel de Jehová o Ángel del Pacto, que también es llamado el Verbo que era con Dios y era Dios, dice la Escritura, veamos aquí en San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante para que veamos todo lo que Dios hizo por medio de Jesucristo antes de Jesucristo venir a la Tierra en un cuerpo de carne, antes de eso Cristo tenía un cuerpo pero angelical. Vean, capítulo 1, verso 1 en adelante dice de San Juan: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, he chas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.”
¿Por medio de quién creó Dios todas las cosas? Por medio del Verbo que era con Dios y era Dios; y sin El no hizo nada, todo lo hizo a través del Verbo que era con Dios y era Dios. ¿Y quién era el Verbo que era con Dios y era Dios? El Verbo era Jesucristo en Su cuerpo angelical, angeli cal, era el cuerpo angelical de Jesucristo que es el cuerpo angelical de Dios, era la imagen del Dios Viviente, porque Jesucristo es la imagen del Dios Viviente, eso está en Hebreos, capítulo 1... luego continuaremos continuarem os con ese pasaje de San Juan. Hebreos, capítulo 1 dice, verso 1 al 3, dice: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo (o sea, por Jesucristo) , a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia...”
¿Ven? Cristo es la imagen misma de la sustancia divina: “...y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder...”
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bendición muy grande; recuerden lo que leímos en el capítulo 5 de San Juan, verso 39 al 40, donde Cristo dice: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero.” O sea, en el Día Postrero delante de Dios que es el Séptimo Milenio para la raza humana, Séptimo Milenio de Adán hacia acá o Tercer Milenio de Cristo hacia acá. De Cristo hacia acá contando esos milenios, entonces estamos contando los milenios postreros que son: Quinto Milenio, Sexto y Séptimo Milenio. Cuando Cristo tenía de 3 a 7 años de edad comenzó el Quinto Milenio y por consiguiente comenzaron los Días Postreros para Dios, y los milenios postreros para la raza humana. Por lo tanto, estamos viviendo los Días Postreros delante de Dios, ¿en cuál de los Días Postreros en la actualidad? En el último que es el Séptimo Milenio para los seres humanos. También en el libro de los Hechos, capítulo 2, dice San Pedro en el verso 34 en adelante, del verso 34 en adelante adelan te Pedro predicando el Día de Pentecostés dice: “Porque David no subió a los cielos...” vamos un poquito antes, dice capítulo 2, verso 14 en adelante, dice... Ese día recibieron el Espíritu Santo ciento viente creyentes que estaban allí esperando el Espíritu Santo como Cristo les había ordenado que hicieran, y ahora comenzaron a hablar en nuevas lenguas, otros idiomas, y les oían la gente que estaban allá en Jerusalén y que habían ido para adorar a Dios, eran de diferentes naciones, muchos convertidos al judaísmo judaísm o y otros que eran hebreos y vivían en otras naciones, e iban a Jerusalén en esa ocasión para adorar a Dios. Y ahora, les escuchaban hablar en los propios propi os idiomas de las naciones donde ellos habían nacido o donde ellos estaban viviendo. Ahora vean: “Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que
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¿Desde cuándo estaba destinado destina do Cristo para venir a la Tierra y morir? Desde antes de la fundación del mundo, desde antes de Dios crear los Cielos y la Tierra ya Dios había destinado a Jesucristo para venir a la Tierra y morir por todos nosotros. “...ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros.”
¿Manifestado cuándo? cuándo? En los postreros tiempos. Los días en que vivió Jesús en carne humana son los postreros tiempos, los Postreros Días, porque los Postreros Días delante de Dios son los milenios postreros para la raza humana. “Porque un día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día,” dice Segunda de Pedro, capítulo capí tulo 3, verso 8 y el Salmo 90, verso 4. Ahora, ¿quién más está de acuerdo en que aquellos días de Jesús eran los Días Postreros? San Pablo y San Pedro, dicen capítulo 1, verso 1 en adelante de la carta a los Hebreos, dice San Pablo: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días (¿cuándo dice? En estos postreros días) nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”
Ahora, ¿cómo es que son aquellos días en que Cristo estuvo en la Tierra los Postreros Días, y todavía nosotros estamos vivos aquí? Porque los Días Postreros o Postreros Días son los milenios postreros, son tres Días Postreros, por lo tanto son tres milenios postreros. Así como los tres últimos días de la semana son jueves, viernes y sábado; son los postreros días de la semana jueves, viernes y sábado. Y los postreros días delante de Dios para el ser humano son: el Quinto Milenio (para los seres humanos), el Quinto Milenio, Sexto Milenio y séptimo Milenio. Ahora, para el Día Postrero Dios ha prometido una
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¿Quién es el que sustenta todas las cosas? Jesucristo, el Hijo de Dios. “...habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.”
Y ahora, Cristo está sentado a la diestra de Dios en el Cielo, por eso El dijo: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra.” Y todo lo que Dios hace, lo hace por medio de Jesucristo nuestro Salvador. En Colosenses, capítulo 1, versos 15 en adelante, dice: “El es la imagen del Dios invisible...”
Cristo es la imagen ¿de quién? Del Dios invisible, ¿y qué es la imagen? Es el cuerpo angelical de Dios que en el Antiguo Testamento fue llamado el Angel de Jehová; por eso el Angel de Jehová cuando le apareció a Moisés le dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.” También le dijo: “Yo soy el Dios de tu padre (el Dios D ios de Amram, el padre de Moisés).” Y ahora, el Angel de Jehová es Jesucristo en Su cuerpo angelical, y Dios estaba, está y estará en Jesucristo eternamente y en toda Su plenitud. Por lo tanto, Dios estaba en Jesucristo en Su cuerpo angelical en toda Su plenitud, por medio de El creó todas las cosas, por medio de El es que Dios siempre ha obrado: “En el principio creó Dios los Cielos y la Tierra.” Y ahora, El es la imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda creación, por lo tanto, nadie apareció de parte de Dios antes que Jesucristo Jesucrist o en Su cuerpo angelical. ¿Y de dónde salió? De Dios, Cristo dijo: “Salí de Dios y vuelvo a Dios, salí del Padre y vuelvo al Padre.” Sigue diciendo: “Porque en él fueron creadas todas las cosas...”
O sea, que toda la creación fue creada en El, y de El fue que vino a existencia toda la creación. Por ejemplo, para entenderlo mejor: el cuerpo físico suyo ¿cómo vino a existencia? ¿Dónde estaba? ¿Cómo surgió? Lo explica el caso de Abraham cuando
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diezmó a Melquisedec. San Pablo en la carta que escribió a los Hebreos, nos dice ese misterio que hubo allí, que estuvo allí manifestado, dice en el capítulo 7 de la carta de San Pablo a los Hebreos, dice (verso 6 al 10): “Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos (o sea, Cristo) , tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas. Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor. Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive. Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos; porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.”
¿Dónde estaba Leví? En los lomos de su padre, ¿y dónde estaba su padre? En los lomos de su abuelo. O sea, que Leví siendo hijo de Jacob, Leví estaba en los lomos de Jacob pero Jacob no había nacido todavía, ¿y dónde estaba Jacob? En los lomos de Isaac. Pero Isaac no había nacido todavía, ¿y dónde estaba Isaac? En los lomos de Abraham. Ahora, podemos ver que nuestros cuerpos ya estaban en los lomos de nuestros padres terrenales; pero no estaban como están ahora, no podrían caminar en la tierra si hubieran estado nuestros cuerpos como están en la actualidad, pero estaba allí all í la semilla, la simiente; simi ente; y por la unión de nuestro padre terrenal con nuestra madre terrenal, concibió nuestra madre terrenal y luego apareció nuestro cuerpo terrenal. Es como una fruta —digamos— de mango o de aguacate, usted puede decir si entiende bien la ley de la siembra y de la cosecha y que toda simiente tiene que dar de acuerdo a su género, usted puede decir: “Yo tengo aquí esta fruta de mango o de aguacate, y aquí yo tengo un árbol de aguacate también.” Y si es de mango: “Aquí yo tengo un árbol de mango, mango , y también
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de seres humanos desde que Cristo murió, resucitó y ascendió al Cielo. Desde el Día de pentecostés en adelante han estado recibiendo salvación y Vida eterna millones de seres humanos de ahí en adelante, porque han estado obteniendo el perdón de sus pecados al arrepentirse de sus pecados y recibir a Cristo como nuestro Salvador, y lavar sus pecados en la Sangre de Cristo y ser bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo les ha dado Su Espíritu Santo y han obtenido el nuevo nacimiento, y han nacido en el Reino de Cristo que es el Reino de Luz donde todo ser humano quiere vivir. Porque nadie quiere vivir en el Reino de las tinieblas, el reino del diablo; por eso recibimos a Cristo como nuestro Salvador y El nos saca del reino de las tinieblas y nos coloca en Su Reino, el Reino de Luz, de paz, ese Reino que es para toda la eternidad. Ahora, les dije que Cristo no podía evitar morir, si El no moría, El continuaba existiendo en Su cuerpo de carne eternamente pero nosotros no estaríamos aquí. El no fue egoísta, El pensó en nosotros porque esa fue la misión que el Padre le dio para cumplir en la Tierra: venir para morir por las ovejas que el Padre le dio para que les diera Vida eterna. Eso ya estaba también pre-ordenado pre-ordenado por Dios, no fue algo que surgió y luego Dios dijo: “Vamos aprovechar esto que le pasó a Jesús.” No, miren en Primera de *Pedro, capítulo 1, verso 18 en adelante nos muestra cómo nosotros hemos sido libertados, redimidos, rescatados rescatados del reino de las tinieblas, dice: “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo...”
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otros hijos que tenía y los hijos de los hijos (o sea, los nietos de Jacob), también fueron librados porque allí hubo un hombre enviado de Dios que supo lo que había que hacer. Y después, cuando se revela a sus hermanos, les dice: “No se vayan ustedes ahora a estar lamentando y poniéndose tristes de que me vendieron, fue Dios el que estaba en todo eso para que yo llegara hasta acá, hasta Egipto para preservación de vida.” Y ahora, así le va a hablar Cristo a los hebreos cuando ellos sean llamados, cuando cuand o Cristo se revele a ellos. Todavía Todaví a no se ha revelado a ellos, pero cuando cuando se revele a ellos como lo hizo José a sus hermanos, ellos van a llorar, van a lamentarse, van a arrepentirse del pecado de haber rechazado y pedido la muerte de Cristo, y Cristo les va a hablar con amor y les va a decir: “Todo obró para bien, todo obró con un propósito: fue para la preservación de la vida de la raza humana. Si no sucedía eso y ustedes pedían mi muerte y me crucificaban los romanos, la raza humana hubiese perecido. Pero ahora, vean ustedes, hay todavía seres humanos viviendo en el planeta Tierra, todo esto porque yo morí en la Cruz del Calvario. Si no, no existiera la raza humana.” Gracias a Dios por Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, el cual murió por todos nosotros. Mientras Cristo esté en el Trono del Padre haciendo intercesión con Su propia Sangre, Dios no puede destruir la raza humana. Para Dios traer el juicio divino que está prometido para caer durante el tiempo de la gran tribulación que son tres años y medio de juicio divino sobre la Tierra, Cristo tiene que salir del Trono del Padre, del Trono de Intercesión en el Cielo, del Templo Celestial, y entonces ya no habrá Sangre, no estará la Sangre de Cristo allá, por consiguiente ya no habrá Misericordia para la raza humana. Pero antes de eso ya habrán obtenido la Misericordia Misericor dia de Dios y el perdón de sus pecados millones de seres humanos, millones
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tengo muchos mangos aquí.” O si es de aguacate: “Aquí tengo también un árbol de aguacate con muchos aguacates y muchas hojas también.” Cualquier persona puede decirle: “Tú estás loco.” Pero si usted está hablando en los términos de la ley de la siembra y de la cosecha, de lo que contiene en sí esa fruta, sabiendo que la vida está ahí en la semilla, entonces entonce s usted no está loco, sino que usted es una persona sabia que conoce la ciencia divina de la siembra y de la cosecha y de las simientes que tienen que dar, reproducirse de acuerdo a su simiente. Como cuando Cristo dijo que El era el grano de trigo, y si el grano de trigo no caía en tierra y moría, él solo quedaba. Pero si caía en tierra y moría mucho fruto llevaría. Ahora, podemos ver que así como en una fruta de mango o de aguacate hay no solamente un árbol de aguacate con muchos aguacates ahí representado, sino que ahí también están los otros árboles que pueden salir del árbol de aguacate que va a nacer y va a tener muchos aguacates. Luego, ¿qué sucede? Cuando ya nace el árbol, ya nacen muchos aguacates; y si se siembran entonces van a ser muchos árboles de aguacates que van a reproducirse en muchos aguacates. Vean a Abraham, ahí estaba la semilla, la simiente, toda la descendencia de Israel estaba representada en Abraham, y de Abraham nació Isaac, y de Isaac nació Jacob, y de Jacob nacieron los patriarcas, y de los patriarcas nacieron los hijos de los patriarcas, y de los hijos de los patriarcas nacieron más hijos y así se formó ¿quién? El pueblo hebreo. ¿Ven lo sencillo que es? Pero todo estaba representado en Abraham, por lo tanto en Abraham estando representada toda la simiente simient e hebrea, Abraham viene a ser el padre de la fe y el padre del pueblo hebreo. Por eso Cristo le dice: “Abraham vuestro padre deseó ver mi día, lo vio y se gozó.” Ahora, en Adán estaban representados los seres humanos
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que nacerían. Y ahora, los que nacerían, todos los seres humanos que nacerían estaban representados en Adán. Y ahora, encontramos que la Nueva Raza con Vida eterna estaba representada ¿en quién? En Jesucristo nuestro Salvador, ahí estaba representado cada creyente en Cristo. Por eso cuando escuchan la predicación del Evangelio no saben qué sucede pero algo sucede, algo llega acá al alma. ¿Saben qué es eso? Lo que dijo Cristo en una ocasión: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.” El dijo que esas son las ovejas que el Padre le dio para que les diera Vida eterna. San Juan, capítulo 10, verso 14 en adelante, donde dice: “Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, tra er, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”
¿Quiénes van a escuchar la Voz de Jesucristo? Las ovejas que el Padre le dio a Jesucristo para que les dé Vida eterna, porque este mandamiento El recibió del Padre, aquí también lo dice: “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, si sino no que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.”
O sea, que ya Cristo cuando vino a la Tierra, vino con el mandamiento divino de morir por cada uno de ustedes y por mí también. El no podía evadir, morir en la Cruz del Calvario, era imposible que Cristo evitara Su muerte. El dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda.” Estaría todavía caminando por la Tierra en el cuerpo de carne, pero no estaría con nosotros aquí, o sea, sería un
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caminante solitario en el planeta Tierra, se quedó con todo pero sin nosotros. ¿Y para qué El quiere un planeta Tierra vacío y que solamente exista El? No tendría con quién hablar, no tendría a quién bendecir, sería un desierto solitario para un solo hombre. Pero Cristo dijo: “Pero si el grano de trigo, si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva,” muchos hijos e hijas de D ios para vivir en este planeta Tierra en el Reino Milenial y por toda la eternidad. ¿Saben lo que iba a suceder en el tiempo en que Cristo murió en la Cruz del Calvario? Iba a venir la destrucción de la raza humana. “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda.” ¿Por qué? Porque Dios destruiría la raza humana, y no podía destruirlo a El porque El no tenía pecado, pero el resto de los seres humanos si tenía pecado, por lo tanto todos los seres humanos morirían. Es como cuando José, el hijo de Jacob, estuvo en Egipto, y Dios le mostró la hambruna, la sequía y hambruna que vendría sobre Egipto; y si eso sucedía todo Egipto moriría, pero Dios le reveló a José qué hacer para aunque viniera ese problema de la hambruna no perecer, y era almacenar alimento. Y el faraón cuando escuchó todo ese consejo que le dio luego de la interpretación del sueño, habló con sus sabios que le ayudaban y consejeros, y les dice a ellos: “¿Hallaremos un hombre mejor que éste en donde esté el Espíritu de Dios? No lo vamos a hallar, éste es el hombre que necesitamos aquí para librarnos de la muerte que va a venir a causa de la hambruna que va a venir sobre la Tierra.” Lo proclamaron el hombre elegido elegi do para hacer la labor que el mismo José recomendó que hicieran: que buscaran un hombre prudente y sabio que almacenara alimento para que no murieran de hambre todo Egipto. El fue el hombre de Dios a través del cual Dios libró de la muerte a Egipto y también al pueblo hebreo, a Israel con los