ARREGLARSE PARA SALIR, ¿UN VERDADERO DESEO FEMENINO?
Dr. Roberto Rivera Pérez Docente-Investigador, Multiversidad Mundo Real Edgar Morin
Una de las características de la humanidad, han sido sus constantes intentos por establecer constructos sociales como una alternativa para comprender, organizar, administrar y justificar el orden del por qué las cosas cos as son así, y no de otra manera. Entre los constructos sociales más importantes de los que se pueden enunciar, se encuentran: la noción del espacio, tiempo, el género, cuerpo, la nación, cosmovisión, la patria, las clases sociales, entre otras. Sin embargo, para hablar sobre las características de la construcción del cuerpo, éste se debe entender como un constructo social que está identificado por un nombre propio y vinculado a una estructura familiar e institución específica. En la cual, se le enseñará la dicotomía masculino / femenino, y se le hará participe del rol que jugará toda su vida a razón de su fisiología. Sea cual fuere su género (otro constructo social), el cuerpo debe ser cuidado, adornado para salir al espacio público, cumplir y evitar una serie de movimientos supeditados al género asignado. Y finalmente, debe ser moldeado a razón de una serie derituales de paso individuales a los que será sometido durante toda su vida. Lo anterior, no es una causal para
que el individuo deje de participar activamente en el incremento y la exhibición de los capitales (económicos, materiales, sociales, culturales y simbólicos) o demás medallones de su grupo de origen. La construcción del cuerpo no estuvo desligada de los planes y proyectos de la integración nacional, pues en el caso de nuestro país, se abundó en el culto al cuerpo masculino sobre la base de la incorporación de las actividades actividades físicas y deportivas en los espacios de la educación básica.
Como una de las alternativas, que se tenían para exaltar los atributos y
corporeidadmasculina, la cual estaba asociada a la virilidad y la violencia que se puede desencadenar en contra de los agresores de la estabilidad nacional posrevolucionaria. Asimismo, las mujeres modernas nacionalistas tendrían que cuidar su integridad física, pero también ser las madres amorosas y esposas abnegadas que necesitarían los futuros soldados posrevolucionarios, y demás formas de masculinidades modernas que necesitaba en ese momento la nación. 1
Si se pudiera hablar de una identidad masculina nacional contemporánea, inevitablemente se tendría que incluir algunas de las actividades genéricas que están preestablecidas por el nacimiento, entre las que se pueden enunciar: ser un proveedor económico, protector de la familia y procreador-seductor. Sin mencionar, que muchos de estos varones centrarán parte de su tiempo libre para el culto personal de su propio cuerpo, pero sobre todo, muchas de sus prácticas estarán relacionadas con el ejercicio de la sexualidad y el incremento de la virilidad, es decir, campo que permite la demostración física y simbólica de superioridad frente a las mujeres, pero también frente a otros varones. En lo que respecta a las mujeres, y sin tomar en cuenta los cambios en la estructura genérica que se han desarrollado en los últimos años. Persiste el principio de que la identidad femenina contemporánea, estará incompleta de no contarse con un varón que la represente públicamente, quién la proteja y simplemente le permita volverse madre y esposa. Aunado a lo anterior, las industrias culturales y demás corporaciones dedicadas a la producción de mercancías femeninas, en los últimos años se han dedicado a la explotación del principio de la belleza de las mujeres, y ¿Qué mejor representación de la belleza femenina que la exhibición pública de su propio cuerpo? Razón por la cual, se ha creado un abanico de
productos que prometen retrasar los efectos del envejecimiento, reducir la masa corpórea – sin la necesidad del ejercicio-, prendas que permiten exaltar partes específicas del cuerpo femenino (caderas y busto), innumerables revistas de moda y de espectáculos (que incluyen consejos de belleza, estilo y ejercicio de la sexualidad), y la existencia de una gran gama de anticonceptivos, mismos que no permiten tener evidencias sobre la actividad sexual femenina (específicamente, evita embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual). Sin mencionar, los créditos y otras formas de acuerdos económicos para realizar cirugías y operaciones vinculadas a la estética corpórea femenina. Lo que también puede incluir,abortos y las recientes cirugías del himen, éstas últimas garantizarán un nuevo sangrado después de una penetración (algo semejante a la devolución física y simbólica de la virginidad femenina). Cabe mencionar, que todas estas prácticas médicas, la presencia de viejos productos y la inserción de nuevas mercancías para la feminidad, y la fuerte carga tradicional que representa para algunas mujeres, el no ser madre y no casarse oportunamente. Ha evidenciado una parte 2
sumamente oculta del dominio masculino, en donde estas acciones (operaciones y cirugías plásticas), el consumo de productos femeninos (maquillaje, revistas, prendas íntimas, reductores de peso, etcétera) y prácticas a favor de la feminidad (cursos sobre la estilización del cuerpo, membresías en gimnasios, ejercicios de danzas exóticas, etcétera), se ha traducido en acciones concretas que tienen que realizar las mujeres para atraer la atención de los hombres, pero sobre todo, para mantener el deseo sexual del varón con el que se ha establecido algún convenio de alianza (unión consuetudinaria mesoamericana – unión libre-, matrimonio, etcétera). En resumen, las relaciones estructurales del género, que a su vez, están administradas por los hombres. Oportunamente crearon las industrias culturales femeninas, con la simple intención de comercializar y producir elementos que vengan a incrementar el gozo, el placer y el deseo masculino, sobre el ahora cuerpo objetivizado de las mujeres. Bibliografía:
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