La PNL en la entrevista psicológica
Por
Ruby Carolina Olguín Chong Técnicas de Observación y Entrevista II Iris Palacios Serna
INTRODUCCIÓN En la psicoterapia y el asesoramiento, sea cual sea la definición que se tenga de ellas, la concepción teórica o el enfoque metodológico que se maneje, hay diversos factores comunes: ambas son procesos dinámicos, basados en la conformación de un tipo especial de alianza o relación que exige ciertas competencias personales y profesionales para establecerla y que adquiere estructura mediante la entrevista individual o el contexto interactivo grupal. En ambas se desarrolla a lo largo del tiempo una situación comunicacional multidireccional, en la cual la principal herramienta de trabajo es precisamente la comunicación y la relación entre personas. En ese contexto, el elemento esencial es el conjunto o sistema de relaciones e interacciones verbales y no verbales que se establece entre un profesional capacitado y el individuo que solicita o requiere atención, incluyendo las conversaciones y diálogos que ambos sostienen consigo mismos. En ese sistema, pues, el profesional es un comunicador y su labor puede ser caracterizada la mayor parte del tiempo como una tarea comunicacional por excelencia. Pero, además, tanto la psicoterapia como el asesoramiento psicológico -la orientación psicológica- son situaciones de aprendizaje, en las cuales se producen cambios, se re-definen significados, percepciones o sentimientos, se modifican actitudes, valores, conductas y visiones del mundo, se aprenden y se refinan destrezas y habilidades. Esto exige que en el curso de este proceso, el psicoterapeuta o el asesor u orientador psicológico vaya siendo un “facilitador de aprendizajes”.
En efecto, en cualquier intento de caracterización específica del proceso de asesoramiento psicoló gico (“psychological counseling”, en la literatura anglosajona) se encuentran quizás esos dos aspectos primordiales. El asesoramiento psicológico
puede considerarse una disciplina de servicio en la cual un profesional capacitado -el asesor psicológico o psicólogo orientadorutiliza abordajes científicos y procedimientos técnicos para crear un contexto de relaciones y aprendizajes en el cual ofrece asistencia a personas, grupos, familias u organizaciones, con el fin de que éstos exploren, identifiquen, desarrollen y utilicen proactivamente sus recursos personales como herramientas para enfrentar retos, crisis y contingencias que derivan de su constante interacción con el ambiente. El objetivo final de esta intervención es el manejo óptimo y creativo de tales situaciones, que a la larga resulte en la detección, prevención y corrección de eventos vinculados al desarrollo emocional, educativo, vocacional y/o social, con el consiguiente incremento del bienestar integral. Así, pues, el asesoramiento psicológico es una situación de influencia interpersonal y de comunicación, con toda la complejidad inherente a la comunicación humana y al mismo tiempo es una situación de aprendizaje, especialmente orientada hacia las áreas cognitivas y las áreas emocionales. En esa situación, el asesor es, pues, simultáneamente un comunicador profesional y también un diseñador de contextos de aprendizaje y cambio, en los cuales sirve además como guía, modelo y fuente principal de recompensa. Sobre esta base, puede resultar entonces interesante cualquier reflexión acerca de los aportes que la Programación Neurolingüística (PNL), como modelo de comunicación y cambio, puede brindar al asesoramiento psicológico y al trabajo cotidiano del asesor psicológico. PNL y Asesorimiento El profesional del asesoramiento que use la PNL como marco de referencia para su actividad concebiría la relación psicológica de ayuda y la situación de cambio como un proceso de tres pasos: 1. 2. 3.
La identificación del estado o condición presente, actual La identificación precisa del estado deseado, es decir, el resultado o la meta a alcanzar La identificación, exploración y puesta en marcha de los recursos disponibles en la persona o el grupo que consulta, para el logro de esa meta.
Por otra parte, ese profesional tiene como fundamento de su actuación un postulado altamente apreciado en PNL: “Las personas tienen ya los recursos que requieren para efectuar ca mbios en sus vidas y esos recursos se encuentran en su propia experiencia personal, es decir, en su propia historia.”
Como ocurre en psicoterapia, en asesoramiento psicológico el trabajo con la PNL se concentra sobre la estructura o el proceso de la experiencia subjetiva -el “cómo”-, más que sobre la explicación del contenido de esa experiencia - el “por qué”-. Es decir, la PNL focaliza su acción sobre la forma como las personas interpretan, codifican, le dan estructura a su experiencia subjetiva, la comunican a otros mediante el lenguaje y la reflejan en su comportamiento. En ese sentido, la conducta, según este enfoque,
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es un resultado, una consecuencia, de complejos procesos mentales o procesamientos neurofisiológicos de la información percibida por los órganos sensoriales. Estos componentes que hacen posible la experiencia pueden ser intencionalmente organizados (“programados”, “reprogramados” o “desprogramados”) para alcanzar ciertos propósitos específicos. De modo que, a la larga, “toda conducta es programada”, es decir, es el resultado de la organización sistemática de ciertos elementos o
componentes para lograr un resultado o un cambio (Dilts, 1980).
Un aspecto de interés en el trabajo con este modelo aplicado al asesoramiento psicológico es que la acción se orienta hacia la “mente inconsciente” (automática, espontánea, habitual, involuntaria ) de la persona, puesto que el cambio, para PNL, ocurre esencialmente en el nivel “inconsciente” ya que se considera que la “consciencia” es menos importante y muchas veces ejerce
una función de vigilancia que obstruye la posibilidad misma del cambio. Por eso, diversas intervenciones en PNL se manejan en un plano analógico, metafórico, circular, ilógico, lo cual implica muchas veces trabajar con el “cerebro derecho” más que con el “cerebro izquierdo”. Esto llevó a Watzlawick (1978) a sostener que el “lengua je del cambio es el lenguaje del cerebro derecho”.
Uno de los fundamentos de la PNL se relaciona con algunos supuestos del constructivismo, según los cuales lo que se conoce como realidad es más bien una construcción, una invención más que un descubrimiento, de quienes la viven. Es decir, los seres humanos viven en un mundo “real”, pero no actúan directa e inmediatamente sobre ese mundo, sino que operan dentro de él empleando “mapas”, “representaciones”, “modelos mentales” o codificaciones e interpretaciones de esa realidad. Cada persona tiene, entonces, desde la temprana infancia, la capacidad de construir en su cerebro o mente su propio “mapa”, “modelo” o “representación” del mundo, a partir de la manera peculiar como procesa y estructura las experiencias y vicisitudes que ha
vivido a lo largo de su historia y la información que recibe del entorno y que ingresa por sus órganos de los sentidos. Esos mapas o modelos mentales están constituidos por el conjunto de creencias de la persona, por sus opiniones, aprendizajes, valores, visión de las cosas, actitudes, maneras de pensar, normas, paradigmas, reglas, patrones o esquemas, etc. Por ejemplo, para Senge y otros (1995) los modelos mentales son las imágenes, supuestos e historias que tenemos en la mente acerca del mundo, de nosotros mismos, de los demás y de las instituciones y sin ellos no podríamos enfrentarnos al entorno. En efecto, estos modelos mentales o mapas guían la conducta de los seres humanos y les sirven para orientarse en la realidad en que se desenvuelven, pero en sí mismos no constituyen la “realidad real”. En otras palabras, como dice un conocido principio importante en PNL: “el mapa no es el territorio”: difiere de él, es sólo una representación del mismo y como tal puede tener distorsiones, limitaciones y empobrecimientos, derivados de los significados peculiares que cada individuo ha dado a sus experiencias. Este principio resulta de especial interés para el ejercicio del asesoramiento, por cuanto el profesional en esta rama trabaja esencialmente con la “realidad” que sus clientes le presentan, es decir, con los significados, las codif icaciones e interpretaciones que ellos asignan a los eventos que viven. De modo que el asesor que acepta el marco de referencia de la PNL comparte el supuesto de que la conducta de los seres humanos es primordialmente generada, mediada y afectada por los constructos, modelos y representaciones que aquellos crean a partir de su experiencia en el mundo. Así, cuando alguien plantea ante el asesor sus necesidades, insatisfacciones, frustraciones o dolor, por ejemplo, las limitaciones o restricciones que esa persona experimenta no están necesariamente presentes en el mundo en sí, sino en su representación o modelo del mundo. En tal sentido, la meta esencial de cualquier intervención en asesoramiento o psicoterapia es contribuir para que la persona cambie su modelo o mapa del mundo, es decir, enriquezca, amplíe y expanda su manera de representarse la realidad. Para cumplir ese objetivo el asesor tiene un interés especial: conocer mejor a los interlocutores con quienes trabaja asesorados, clientes, alumnos, colegas, etc.-, buscar acceso a sus mapas o modelos mentales y aproximarse así a sus representaciones del mundo. Ese objetivo se intenta lograr en PNL utilizando diversas vías, entre ellas las siguientes: 1.
El conocimiento de los sistemas de representación o modos de pensamiento que la persona usa para lidiar con ese mundo. En efecto, al usar este enfoque, el asesor u orientador debe ser un hábil observador, ya que
al percibir las señales no verbales y al escuchar los predicados verbales de su cliente, puede tener una idea bastante clara acerca de su sistema de representación primario o “estilo” de pensamiento, o de la modalidad de pensamiento
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que esa persona está usando en ese instante. Para el asesor es de interés también el hecho de que ante una pregunta hecha a un sujeto, éste generalmente puede ofrecer primero, antes de cualquier manifestación verbal y en forma inmediata e involuntaria, una respuesta no verbal que con frecuencia aporta información útil y constituye una clara señal de acceso a su manera de pensar.
La familiarización con los patrones de lenguaje verbal de su cliente, ya que el lenguaje verbal refleja su identidad y sus modelos mentales. Es muy importante, entonces, que el asesor desarrolle su habilidad para
escuchar activa y efectivamente el lenguaje verbal del asesorado, porque oír la forma cómo una persona usa su lenguaje verbal es una manera de aproximarse a sus modelos mentales o mapas.
Las estrategias de acción. Conocer las “estrategias” que emplea el asesorado para obtener ciertos resultados es una forma de acceder a sus mapas o modelos mentales. En PNL, una estrategia es la
secuencia progresiva de una cadena de representaciones o actos sensoriales que una persona realiza en un momento dado, muchas veces en forma automática y que conducen a un resultado. A un asesor profesional le interesa conocer 2
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las estrategias que usan sus asesorados para realizar ciertas acciones y alcanzar los fines que están obteniendo. Para ello es importante que esté bien familiarizado con las señales de acceso verbales y no verbales que le permitan identificar la secuencia de sistemas de representación que está empleando su interlocutor o cliente cuando describe su estrategia. El asesor puede codificar esa secuencia de representaciones y si logra identificar que la estrategia es efectiva y correcta para producir el resultado deseado por su cliente, la refuerza o la apuntala. En cambio, si localiza dónde una estrategia está siendo disfuncional, poco útil o incorrecta para lograr el resultado deseado, busca instalar, en cooperación con el asesorado, una nueva estrategia, procurando cambiar algún paso de la secuencia usada, alterando otros pasos, eliminando algún acto sensorial, incorporando nuevas representaciones y probando esa nueva secuencia en la realidad. En suma, la PNL permite manejar un instrumento que operacionaliza el trabajo con las estrategias; así, el asesor puede ayudar a cambiar estrategias inefectivas, a instalar estrategias más útiles y funcionales, a probar esas nuevas estrategias en la realidad, a corregirlas sobre la base de la retroalimentación recibida y a reforzar aquellas que producen el resultado esperado. Puede, inclusive, identificar sus propias estrategias de trabajo o de acción y modificarlas si fuese necesario. Los procedimientos de anclaje y desanclaje de conductas. El anclaje es una especie de “condicionamiento emocional” en el cual una situación, vivencia o experiencia vivida en el pasado de una persona se asocia a un estímulo específico (“ancla”) y reaparece en el presente con determinadas consecuencias. Son respuestas “ancladas”
espontáneamente en la historia pasada del individuo, sensaciones o sentimientos agradables o dolorosos, placenteros o destructivos, que se han ido depositando a lo largo de la vida y que la persona vuelve a experimentar ante un estímulo consciente o inconsciente, externo o interno. El aporte de la PNL ha sido establecer que también es posible
“anclar”, en forma intencional y controlada, determinados sentimientos positivos o ciertas respuestas o conductas útiles y fa vorables para la persona, así como también “desanclar” respuestas desagradables, limitantes o dolorosas. Es
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decir, el anclaje se puede usar deliberada y sistemáticamente para aumentar la efectividad de una intervención en asesoramiento. Esta posibilidad de modificar algunos anclajes anteriores y de crear o instalar otros nuevos bajo el control del asesor le confiere a éste una gran potencia y hace más versátil su comportamiento profesional como inductor de cambios. El re-encuadre de situaciones. Este es un viejo recurso que en PNL se actualiza y se convierte en un instrumento de trabajo. En asesoramiento particularmente, cualquier intento por dar otro marco de referencia distinto a los hechos con el fin de que el cliente responda en forma diferente puede considerarse un re-encuadre o redefinición de la situación ya que se parte de que el llamado “problema” o “síntoma” o “evento limitante” pierde sentido para la persona cuando lo aprecia desde una perspectiva distinta o en un contexto diferente. De lo que se trata entonces, es de ayudar al asesorado a asignarle un significado nuevo a su comportamiento indeseable o a cualquier evento que lo esté afectando negativamente, o a encontrar un nuevo ambiente o contexto dónde esa conducta adquiera un sentido útil y provechoso para él. La idea es que al cambiar el significado o el contexto se cambian actitudes que pueden generar a su vez comportamientos diferentes. El trabajo con el re-encuadre en PNL es muchas veces un proceso laborioso y complejo que parte siempre de explorar, identificar, desarrollar y poner en marcha los recursos de la persona, porque se entiende que “la gente tiene ya los recursos que necesita para cambiar” y que no hay conductas “malas” o “negativas”, sino que cada conducta, característica personal o experiencia tiene una función útil y es apropiada en
algún contexto dado o con algún marco de referencia distinto. APLICACIONES ESPECÍFICAS
De lo expuesto hasta ahora puede inferirse que las posibilidades de aplicación de la PNL al asesoramiento y la orientación son extensas y variadas. Un profesional del asesoramiento, cualquiera que sea su enfoque teórico, puede enriquecer su repertorio de destrezas complementándolo con aquellos aspectos de este modelo que le resulten compatibles. Específicamente, se mencionarán brevemente algunos de los múltiples usos que puede darse a la PNL en este campo. 1.
El establecimiento de una efectiva relación de trabajo o “rapport”: Para la PNL, establecer el “rapport” con la persona
con quien se trabaja es básicamente un proceso de tres condiciones:
Explorar e identificar sus sistemas de representación o su sistema de representación primario.
Acompasar la conducta no verbal del interlocutor, marchar al paso con él, hacer “espejo” de su comportamiento
corporal. Acompasar su lenguaje verbal, usando expresiones parecidas a las que emplea la persona y predicados verbales correspondientes a sus mismos sistemas de representación. En suma, establecer un “rapport” efectivo con alguien es “aprender a hablar su propio lenguaje”. De hecho, el “acompasamiento” de la conducta corporal y
verbal del interlocutor es tal vez la herramienta más útil en el trabajo con la PNL. Ella permite, una vez que se ha acompasado en forma efectiva la conducta del otro, introducir entonces nuevas pautas de comportamiento que a su vez el cliente ahora acompasará. Esto hace lucir la comunicación efectiva como un proceso parecido a una “danza” corporal y lingüística.
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2. Ampliar, cambiar y/o añadir sistemas de representación: Si el asesor determina en un momento dado que la dificultad o limitación de una persona está ligada al uso estereotipado o poco funcional de un sistema de representación, puede crear situaciones en las cuales esa persona tenga que usar sus sistemas de representación en forma diferente, ensayar el empleo de sistemas distintos o usar otros sistemas de representación presentes en ella, con los cuales pueda manejar la situación más efectivamente. 3. Atender las interferencias en la comunicación interpersonal. Muchas veces la comunicación entre individuos, en la pareja, la familia o los miembros de un equipo de trabajo se enrarece y se torna inefectiva por la presencia de sistemas de representación primarios o “estilos” de pensamiento diferentes en esas personas, lo cual origina dificu ltades de relación entre ellas. No es extraño que personas predominantemente “visuales”, por ejemplo, puedan experimentar choques, cruces o incomprensiones en su comunicación con individuos predominantemente “kinestésicos” o “auditivos”. En estos casos, el asesor debe primero identificar el sistema de representación primario de cada uno de los participantes en esas interacciones y servir lu ego de “intérprete” entre ellos ya que a fin de cuentas ellos están hablando lenguajes o “idiomas” distintos. En un mom ento dado, esto favorecería probablemente una comunicación
más fluida entre los miembros de una pareja o de una familia, por ejemplo. 4.
El trabajo con “fantasías guiadas”: En asesoramiento y orientación se recurre con frecuencia al uso de “fantasías guiadas”. Es muy conveniente que al dirigir una fantasía el asesor conozca el sistema de representación primario de la persona con quien trabaja. En esta forma podrá guiar la fantasía del cliente “hablándole en su propio idioma”. Si está
trabajando con grupos, el asesor podría usar términos asociados a todos los sistemas de representación. En esa forma, haría más versátil y comprensible la experiencia. 5.
Modelado o modelaje: PNL ofrece la posibilidad de aplicar procedimientos de “modelado” o “modelaje” de la
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En dramatizaciones y en el trabajo con los patrones de comunicación de Virginia Satir: Si el asesor emplea procedimientos de dramatización, a lo largo de ella puede utilizar la información que haya recogido acerca de los sistemas de representación del asesorado, con el fin de crear situaciones en la s cuales el “actor” se valga de tales sistemas para ampliar y enriquecer su experiencia dramática. Al dirigir el juego de roles, el asesor puede hacer que el sujeto se salga momentáneamente del drama, se observe a sí mismo en un espejo, se vea desde afuera cuando es sustituido en la acción por un doble (V), se escuche o utilice su voz de cierta manera (A), o emplee su cuerpo de un modo determinado para desarrollar ciertos movimientos o acciones (K). Usando el modelo de Satir, puede, por ejemplo, identificar las posiciones disfuncionales en los miembros de una familia (“suplicante”, “acusador” e “irrelevante”), hacer que cada uno asuma esos patrones disfuncionales y pase sucesivamente por diversas experiencias vinculadas con los sistemas de representación: se verá en tales posiciones, se escuchará comunicándose consigo mismo y con otros desde esa posición, se dará cuenta de sus sensaciones y sentimientos y ensayará conductas y actitudes diferentes en el núcleo familiar.
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En terapia Gestalt. En el trabajo con las polaridades, por ejemplo, para intensificar y facilitar el proceso de diferenciación, es muy provechosa la utilización de diversos anclajes de experiencias visuales, auditivas y kinestésicas con cada uno de los polos de la polaridad con la cual se trabaja. En cuanto a la integración de polaridades aparentemente irreconciliables, el asesor puede apoyarse en anclajes kinestésicos.
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Metáforas: Los procedimientos de trabajo con metáforas terapéuticas se integran con la PNL, de modo que el asesor puede construir, presentar y utilizar metáforas (relatos, cuentos, historias, mitos, leyendas, parábolas, etc.) tomando como base y punto de partida los sistemas de representación de la persona con quien trabaja y a quien va dirigida la metáfora. Así, la situación qu e se enfoca puede ser comprendida, aceptada e integrada a un nivel “inconsciente” por el sujeto, quien dispone ahora de una plataforma para introducir los cambios deseados.
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El trabajo con fobias: Se ha afirmado que la PNL es un instrumento particularmente efectivo en el tratamiento de temores o fobias. Aquí se emplean básicamente los procedimientos de anclaje de recursos y desanclaje de experiencias temidas, tomando en cuenta la generalización de las respuestas de miedo y evitación para ir derrumbando anclajes anteriores a través del tiempo, hacia el pasado y en varios contextos, hasta llegar, si fuese
conducta de otros como herramientas para el aprendizaje de una destreza efectiva de otra persona, o para actuar como modelo de sí mismo y reproducir la propia excelencia demostrada en alguna situación anterior.
posible, a la situación inicial que “originó” el temor o la fobia, todo esto contando con la imaginación y los recuerdos del sujeto y con su capacidad para “disociarse” del evento traumático. Conclusión:
Podemos concluir con que el modelo de comunicación y cambio conocido como Programación Neurolingüística cuenta con interesantes perspectivas de aplicación en el asesoramiento psicológico y la orientación, puede llegar a ser y de hecho está 4
siendo un útil instrumento de trabajo en ese campo. Con el entrenamiento adecuado, manejado escrupulosamente y teniendo en cuenta la dimensión ética indispensable en el trabajo con seres humanos, puede ser una herramienta que contribuya a ampliar el poder de cambio del profesional del asesoramiento ya que ofrece muchas posibilidades de integración con otras metodologías usadas en las ciencias de la conducta. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
DILTS, R. et al. (1980). Programación Neurolingüística. Estudio sobre la estructura de la experiencia subjetiva. Vol I. Cupertino, Californ: Meta Publicaciones
SENGE. P. et al (1995). La Quinta Disciplina en la práctica. Barcelona (España): Ediciones Granica.
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WATZLAWICK, P. (1978). El lenguaje del cambio. Madrid: Ed. Herder