ROSARIO A LA SANTISIMA VIRGEN MARIA El Santo Rosario
Oraciones iniciales: Guía: Por la señal † de la Santa Cruz, de nuestros † enemigos líbranos, † Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, † y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Guía: Señor mío Jesucristo. Todos: Dios y hombre verdadero, me pesa de todo corazón de haber pecado, porque he merecido el infierno y perdido el cielo, y sobre todo, porque te ofendí a ti, que eres bondad infinita, a quien amo sobre todas las cosas. Propongo firmemente, con tu gracia, enmendarme y alejarme de las ocasiones de pecar, confesarme y cumplir la penitencia. Confío me perdonarás por tu infinita misericordia. Amén. Guía: Abre, Señor, mis labios. Todos: Para alabar tu nombre, y el de tu Santa Madre. Guía: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Todos: Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén. El que Guía, anuncia los Misterios que se van a meditar: de gozo, de luz, de dolor o de gloria y antes de cada decena se va anunciando el Misterio, rezando el Padrenuestro y a continuación diez Avemarías y un Gloria al Padre. Al final de cada Misterio, se acostumbra rezar alguna jaculatoria: Guía: María, Madre de gracia, Madre de Misericordia. Todos: En la vida y en la muerte, ampárame, gran Señora. O ésta que pidió la Virgen de Fátima: Guía: ¡Oh Jesús mío! Perdona nuestros pecados, presérvanos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas especialmente a las más necesitadas de tu misericordia. O cuando el Rosario es por algún difunto: Guía: Dale, Señor, el descanso eterno.
Todos: Y brille para él (ella) la luz perpetua. Guía: Descanse en paz. Todos: Así sea. MISTERIOS DE GOZO Lunes y Sábado 1. Primer misterio de gozo: La Encarnación del Hijo de Dios (Lucas 1, 37). 2. Segundo misterio de gozo: La visita de la Virgen María a Santa Isabel (Lucas 1, 39-56). 3. Tercer misterio de gozo: El nacimiento del Niño Jesús (Lucas 2, 1-20). 4. Cuarto misterio de gozo: La presentación del Niño Jesús en el Templo (Lucas 2, 22-40). 5. Quinto misterio de gozo: El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo (Lucas 2, 41-52). MISTERIOS DE LUZ Jueves
1. Primer misterio de luz: El bautismo de Jesús en el Jordán. (Mateo 3, 13-17). 2. Segundo misterio de luz: Jesús se da a conocer en las bodas de Caná. (Juan 2, 1-12). 3. Tercer misterio de luz: Jesús anuncia el Reino de Dios invitando a la conversión. (Marcos 1, 15). 4. Cuarto misterio de luz: La Transfiguración de Jesús. (Lucas 9, 35). 5. Quinto misterio de luz: La institución de la Eucaristía, expresión sacramental del Misterio Pascual. (Juan 13, 1). MISTERIOS DE DOLOR Martes y Viernes 1. Primer misterio de dolor: La oración de Jesús en el huerto (Marcos 14, 22-42).
2. Segundo misterio de dolor: La flagelación de nuestro Señor Jesucristo (Marcos 15, 1-15). 3. Tercer misterio de dolor: Jesús es coronado de espinas (Marcos 15, 16-20). 4. Cuarto misterio de dolor: Jesús con la cruz a cuestas (Marcos 15, 21-28). 5. Quinto misterio de dolor: La Crucifixión y muerte de nuestro Señor Jesucristo (Marcos 15, 2939). MISTERIOS DE GLORIA Miércoles y Domingos 1. Primer misterio de gloria: La Resurrección del Hijo de Dios (Mateo 28,1-8). 2. Segundo misterio de gloria: La Ascensión del Hijo de Dios (Hechos 1,6-11). 3. Tercer misterio de gloria: La venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles (Hechos 2, 1-13).
4. Cuarto misterio de gloria: La Asunción de María (Apocalipsis 12,1). 5. Quinto misterio de gloria: La Coronación de nuestra Señora, como Reina de cielos y tierra (Lucas 1, 46-50). Al terminar los cinco misterios se dice: Guía: Oh Soberano Santuario, Sagrario del Verbo Eterno. Todos: Libra, Virgen, del infierno a los que rezan tu Rosario. Guía: Emperatriz poderosa de los mortales consuelo. Todos: Ábrenos, Virgen, el cielo con una muerte dichosa. Guía: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Todos: Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Guía: Dios te salve, María Santísima, hija de Dios Padre, Virgen purísima y castísima antes del parto, en tus manos encomiendo mi fe para que la alumbres, llena eres de gracia, etc. Todos: Santa María... Guía: Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo, Virgen purísima y castísima en el parto, en tus manos encomiendo mi esperanza para que la alientes, llena eres de gracia, etc. Todos: Santa María... Guía: Dios te salve, María, esposa del Espíritu
Santo, Virgen purísima y castísima después del parto, en tus manos encomiendo mi caridad para que la inflames, llena eres de gracia, etc. Todos: Santa María... Guía: Dios te salve, María, templo, trono y sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida sin la culpa original, Dios te salve. Todos: Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos
dignos de alcanzar las nuestro Señor Jesucristo. Amén.
promesas
de
Letanías de la Santísima Virgen Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos. Dios, Padre Celestial que eres Dios. Ten piedad de nosotros. Dios Hijo, Redentor del mundo que eres Dios. Ten piedad de nosotros. Espíritu Santo que eres Dios. Ten piedad de nosotros. Santísima Trinidad, que eres un solo Dios. Ten piedad de nosotros. Santa María. Santa Madre de Dios. Santa Virgen de las vírgenes. Madre de Jesucristo. Madre de la divina gracia. Madre purísima.
Madre castísima. Madre intacta. Madre sin mancha. Madre amable. Madre del buen consejo. Madre del Creador. Madre del Salvador. Madre de la Iglesia. Virgen prudentísima. Virgen venerable. Virgen digna de alabanza. Virgen poderosa. Virgen misericordiosa. Virgen fiel. Espejo de justicia. Trono de la Sabiduría. Causa de nuestra alegría. Vaso espiritual. Vaso honorable. Rosa Mística. Torre de David. Torre de Marfil. Casa de Oro. Arca de la alianza. Puerta del cielo.
Estrella de la mañana. Salud de los enfermos. Refugio de los pecadores. Consoladora de los afligidos. Auxilio de los Cristianos. Reina de los Ángeles. Reina de los Patriarcas. Reina de los Profetas. Reina de los Apóstoles. Reina de los Mártires. Reina de los Confesores. Reina de las Vírgenes Reina de todos los Santos. Reina concebida sin pecado original. Reina subida al cielo en cuerpo y alma. Reina del Santísimo Rosario. Reina de la paz. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. Perdónanos, Señor. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. Ten piedad y misericordia de nosotros. Guía: Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, oh Virgen gloriosa y bendita. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Todos: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Guía: Oh Dios, cuyo Unigénito Hijo, con su vida, muerte y resurrección, nos alcanzó el premio de la vida eterna: concédenos, a los que recordamos estos misterios del Santo Rosario, imitar lo que contienen y alcanzar lo que prometen. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Ofrecimiento del Santo Rosario Guía: Por estos Misterios santos de que hemos hecho recuerdo, te pedimos, ¡oh María!, de la Fe santa el aumento; la exaltación de la Iglesia; del Papa el mejor acierto; de la Nación Mexicana, la unión y feliz gobierno. Que el no cristiano conozca a Dios, y el que se ha alejado reconozca sus errores. Que todos los pecadores tengamos arrepentimiento. Que los cristianos perseguidos puedan practicar su fe. Goce puerto el navegante y de salud los enfermos. Que en el Purgatorio logren las ánimas refrigerio. Y que este santo ejercicio tenga efecto tan completo en toda la cristiandad, que alcancemos por su medio, el ir a alabar a Dios en tu compañía en el cielo. Amén. Conclusión Guía: Reina del Santísimo Rosario. Todos: Ruega por nosotros. Guía: Viva la gracia.
Todos: Muera el pecado. Guía: Ave María purísima. Todos: En gracia de Dios concebida.
Oración a la Virgen de Guadalupe Virgen de Guadalupe, que a la tierra de México le has querido dar especiales muestras de benevolencia y has prometido consuelo y ayuda a los que te aman y siguen, mira benignamente a todos tus hijos: ellos te invocan con confianza. Conserva en nuestras almas el don precioso de la gracia divina. Haz que seamos dóciles a la voluntad del Señor, de tal manera que cada vez más se extienda su reino en los corazones, en las familias y en nuestra nación. Virgen Santísima, acompáñame en las fatigas del trabajo cotidiano, en las plegarias, en las penas y dificultades de la vida, de modo que nuestro espíritu
inmortal pueda elevarse, libre y puro, a Dios, y servirlo gozosamente, con generosidad y fervor. Defiéndenos de todo mal, Reina y Madre de México; y haz que seamos fieles imitadores de Jesús, que es Camino, Verdad y Vida, a fin de que un día podamos alcanzar en el cielo el premio de la visión beatífica. Amén. (Juan XXIII) Oración a Nuestra Señora de Guadalupe ¡Oh Virgen Inmaculada, Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia! Tú, que desde este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos y preséntala ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro. Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a ti, que sales al encuentro de
nosotros, los pecadores, te consagramos en este día todo nuestro ser y todo nuestro amor. Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores. Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y Madre nuestra. Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena fidelidad a Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu mano amorosa. Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por todos los Obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios y a las almas. Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorga abundantes vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe, y
celosos dispensadores de los misterios de Dios. Concede a nuestros hogares la gracia de amar y de respetar la vida que comienza, con el mismo amor con el que concebiste en tu seno la vida del Hijo de Dios. Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias, para que estén siempre muy unidas, y bendice la educación de nuestros hijos. Esperanza nuestra, míranos con compasión, enséñanos a ir continuamente a Jesús y, si caemos, ayúdanos a levantarnos, a volver a él, mediante la confesión de nuestras culpas y pecados en el Sacramento de la Penitencia, que trae sosiego al alma. Te suplicamos, que nos concedas un amor muy grande a todos los santos Sacramentos, que son como las huellas que tu Hijo nos dejó en la tierra. Así, Madre Santísima, con la paz de Dios en la conciencia, con nuestros corazones libres de mal y de odios podremos llevar a todos la verdadera alegría y la verdadera
paz, que vienen de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que con Dios Padre y con el Espíritu Santo, vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. (Juan Pablo II) Triduo a la Virgen de Guadalupe Primer día Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Invocación para todos los días Madre mía dulcísima de Guadalupe. Heme aquí en tu presencia e imploro humildemente tu protección poderosa, tu clemencia maternal y tu intercesión, siempre consoladora y eficaz. Pobre en este valle de dolor, de miseria y de lágrimas, ¿a quién si no a ti, he de acudir en mis necesidades y tristezas? Escucha, pues, mis ruegos e intercede por mí para que tu Hijo Divino Jesucristo, fruto bendito de tu vientre, por la pureza inmaculada de tu corazón, por la
excelencia de tus méritos, y por la fidelidad de tu siervo Juan Diego, se digne concederme la gracia que pido en este Triduo, si ha de ser para gloria mayor de tu mismo Hijo Jesucristo y la salvación eterna de mi alma. Amén. Oración para los tres días Santísima Virgen de Guadalupe, Reina soberana y Madre tiernísima de los mexicanos: vengo a postrarme de hinojos a tus plantas, con el respeto y sumisión de un fiel vasallo hacia su Reina, pleno mi corazón, de amor y confianza, pues, eres también mi Madre amorosísima. Vengo a recordarte la dulcísima promesa hecha a tu fiel mensajero Juan Diego, de que “lo afamarías y sublimarías” en recompensa de lo que por ti hiciera, para que se cumpliera tu deseo de asentar aquí tu trono de misericordia, Madre mía, te ruego con todo el fervor de mi alma que te dignes realizar dicha promesa.
Con esta gracia que te pido, se habrá afianzado para nunca más romperse, el lazo de amor y gratitud que hacia ti nos liga. Se habrá colmado el anhelo de tu Nación privilegiada y principiará para ella la era verdadera de ardiente Fe, de prosperidad material bajo tu égida, y de una inquebrantable unión de todos los nacidos en este suelo santificado por tus benditas plantas. Te pido también, Santísima Madre mía, que te muevan a compasión mis pesares, que remedies mis necesidades, me acojas amorosa bajo tu manto, y bendigas mi hogar y a los que en él moramos. Te lo pido por los méritos de tu siervo Juan Diego, a quien nombro mi intercesor delante de ti. Amén. Jaculatorias en memoria de las cuatro apariciones: Madre Nuestra, Santa María de Guadalupe, sálvanos. Dios te Salve María.
Reina Nuestra, Santa María de Guadalupe, sálvanos. Dios te Salve María. Abogada Nuestra, Santa María de Guadalupe, sálvanos. Dios te Salve María, Vida, dulzura y esperanza nuestra. Santa María de Guadalupe, sálvanos. Ave María. Segundo día Hecha la señal de la Santa Cruz, se reza la siguiente invocación: Madre mía amantísima de Guadalupe; hacia ti dirijo mi humilde súplica en este día, pidiéndote por intercesión de tu “hijo pequeñito” Juan Diego, que terminen las penas y calamidades que sobre el mundo entero han llegado. Madre mía, óyeme; Madre mía, escúchame; Madre mía, atiéndeme y concédeme la gracia y el bienestar para los míos y el perdón de nuestras culpas. Te lo pido por el amor que demostraste a tu humilde siervo Juan Diego, al nombrarlo tu embajador. Amén. Sigue la invocación, Oración y Jaculatorias como el primer día (páginas 156 y 157).
Tercer día Hecha la señal de la Santa Cruz, se dice la siguiente invocación: Virgen Santísima de Guadalupe, Reina de México y Emperatriz de América: postrado de rodillas te pido con todo el fervor de mi alma, que te dignes alcanzarme de tu Divino Hijo Jesucristo, la glorificación de tu hijo predilecto Juan Diego aquí en la tierra, según tú misma te dignaste prometérselo, cuando lo constituiste tu mensajero ante el Obispo de la Santa Iglesia. Muéstrate, una vez más, verdadera Madre compasiva para tus hijos, dignándote escuchar benigna mi petición. Te lo pido por esa predilección tan singular que demostraste a tu fiel siervo Juan Diego, a quien pongo por mi intercesor. Amén. Oración del Beato Juan Pablo II a la Virgen de Guadalupe ¡Oh Virgen Inmaculada, Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia! Tú, que desde este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los
que solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos y preséntala ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro. Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos en este día todo nuestro ser y todo nuestro amor. Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores. Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y Madre nuestra. Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena fidelidad a Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu mano amorosa. Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por todos los Obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios y a las almas. Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorgue abundantes vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe, y celosos dispensadores de los misterios de Dios.
Concede a nuestros hogares la gracia de amar y de respetar la vida que comienza, con el mismo amor con el que concebiste en tu seno la vida del Hijo de Dios. Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias, para que estén siempre muy unidas, y bendice la educación de nuestros hijos. Esperanza nuestra, míranos con compasión, enséñanos a ir continuamente a Jesús y, si caemos, ayúdanos a levantarnos, a volver e Él, mediante la confesión de nuestras culpas y pecados en el Sacramento de la Penitencia, que trae sosiego al alma. Te suplicamos que nos concedas un amor muy grande a todos los santos Sacramentos, que son como las huellas que tu Hijo nos dejó en la tierra. Así, Madre Santísima, con la paz de Dios en la conciencia, con nuestros corazones libres de mal y de odios podremos llevar a todos la verdadera alegría y la verdadera paz, que vienen de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que con Dios Padre y con el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos, Amén. Oración a la Virgen de Guadalupe (I) Dios de poder y de misericordia, bendijiste las Américas en el Tepeyac con la presencia de la Virgen
María de Guadalupe. Que su intercesión ayude a todos, hombres y mujeres, a aceptarse entre sí como hermanos y hermanas. Por tu justicia, presente en nuestros corazones, reine la paz en el mundo. Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén. Oración a la Virgen de Guadalupe (II) Santa María de Guadalupe, Mística Rosa, intercede por la Iglesia, protege al Soberano Pontífice, oye a todos los que te invocan en sus necesidades. Así como pudiste aparecer en el Tepeyac y decirnos: “Soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios”, alcánzanos de tu Divino Hijo la conservación de la Fe. Tú eres nuestra dulce esperanza en las amarguras de esta vida. Danos un amor ardiente y la gracia de la perseverancia final. Amén. Oración a la Virgen de Guadalupe (III) Virgen Santísima de Guadalupe, Madre de Dios, Señora y Madre nuestra. Venos aquí postrados ante tu
santa imagen, que nos dejaste estampada en la tilma de Juan Diego, como prenda de amor, bondad y misericordia. Aún siguen resonando las palabras que dijiste a Juan con inefable ternura: “Hijo mío queridísimo, Juan a quien amo como a un pequeñito y delicado,” cuando radiante de hermosura te presentaste ante su vista en el cerro del Tepeyac. Haz que merezcamos oír en el fondo del alma esas mismas palabras. Sí, eres nuestra Madre; la Madre de Dios es nuestra Madre, la más tierna, la más compasiva. Y para ser nuestra Madre y cobijarnos bajo el manto de tu protección te quedaste en tu imagen de Guadalupe. Virgen Santísima de Guadalupe, muestra que eres nuestra Madre. Defiéndenos en las tentaciones, consuélanos en las tristezas, y ayúdanos en todas nuestras necesidades. En los peligros, en las enfermedades, en las persecuciones, en las amarguras, en los abandonos, en la hora de nuestra muerte, míranos con ojos compasivos y no te separes jamás de nosotros. Oración a la Virgen de Guadalupe (IV)
Virgen de Guadalupe, Madre de América. Tiende tu protección sobre todas las naciones del Continente y renueva su fidelidad a Cristo y a la Iglesia. Suscita propósitos de equidad y rectitud en sus gobernantes. Protege a los hermanos de Juan Diego para que no sufran discriminación. Cuida a los niños. Guarda la unidad de las familias... Que desde esta tu Imagen manifiestes siempre tu clemencia, tu compasión y tu amparo. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Oración a la Virgen de Guadalupe (V) Virgen Santísima de Guadalupe, Madre y Reina de nuestra patria. Aquí nos tienes humildemente postrados ante tu prodigiosa imagen. En Ti ponemos toda nuestra esperanza. Tú eres nuestra vida y consuelo. Estando bajo tu sombra protectora, y en tu maternal regazo, nada podremos temer. Ayúdanos en nuestra peregrinación terrena e intercede por nosotros ante tu Divino Hijo en el momento de la muerte, para que alcancemos la eterna salvación del alma. Amén.
Novena a la Inmaculada Oración inicial para todos los días: Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida por Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción: así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por Ti, que por la gracia de Dios has sido elegida para ser Madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre. A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado. Consideraciones: [1º día][2º día][3º día] [4º día][5º día][6º día] [7º día][8º día][9º día]
Primer día: María, Madre de Dios “Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer” (Gal 4,4). Santa María, eres la Madre de Dios. El título más grande y el origen de todas tus demás gracias. Gracias a tu respuesta generosa, el Hijo de Dios se encarnó y nos redimió. Y Tú misma estás elevada en el cielo a la mayor dignidad: «Más que Tú, solo Dios» (Camino 496). Comenzamos hoy la Novena venerándote como Madre de Dios, y dándote gracias por todos tus beneficios. Oración final: Ave María. Segundo día: María, Inmaculada “María dijo al ángel: ¿De qué modo se hará esto, pues no conozco varón?” (Lc 1,34). «Eres toda hermosa, y no hay en ti mancha» (San Josemaría, Sto. Rosario, 5º Misterio glorioso). Madre nuestra, Dios te concedió la gracia de nacer Inmaculada, sin mancha de pecado. Y Tú supiste guardar esa gracia toda tu vida, crecer más y más en los amores limpios. Enséñanos a nosotros a vivir muy bien la virtud de la santa pureza.
Oración final: Bendita sea tu pureza. Tercer día: María, siempre fiel “Dijo entonces María: He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra. Y el ángel se retiró de su presencia” (Lc 1,38). Santa María, que siempre cumples la Voluntad de Dios, que siempre eres fiel a cuanto Dios te pide, ayúdanos a nosotros a responder con generosidad a nuestra propia vocación, a ser siempre esclavos del Señor. Oración final: Acordaos. Cuarto día: María, esclava del Señor “Glorifica mi alma al Señor, y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador: porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava” (Lc 1,46-48). Tu humildad, Madre nuestra, resalta en todos los textos del Evangelio: en la Anunciación, en la visita a tu prima Santa Isabel, en Belén, en Egipto, en Nazaret, en Caná, en la Cruz... Enséñanos a nosotros a no atribuirnos los méritos que son solamente de Dios, a ser humildes de corazón.
Oración final: Magníficat. Quinto día: María, enamorada del Señor “José, como era de la casa y familia de David, subió desde Nazaret, ciudad de Galilea, a la ciudad de David llamada Belén, en Judea, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, estando allí, le llegó la hora del parto, y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el aposento” (Lc 2, 4-7). María vivía pendiente de Jesús, vivía enamorada de Dios. «Señora, Madre nuestra, el Señor ha querido que fueras Tú, con tus manos, quien cuidara a Dios: ¡enséñame -enséñanos a todos- a tratar a tu Hijo!» (Forja 84). Oración final: Salve, Reina de los cielos y Señora de los Ángeles; salve raíz, salve puerta, que dio paso a nuestra luz. Alégrate, virgen gloriosa, entre todas la más bella; salve agraciada doncella
y ruega a Cristo por nosotros. Sexto día: María, maestra de oración “María guardaba todas estas cosas ponderándolas en su corazón” (Lc 2,19). La Virgen meditaba todos los sucesos de su vida en su oración: todo lo hablaba con Dios. Así hemos de hacer nosotros: «María, Maestra de oración. -Mira cómo pide a su Hijo, en Caná. Y cómo insiste, sin desanimarse, con perseverancia. -Y cómo logra. – Aprende» (Camino 502). Oración final: Bajo tu protección. Séptimo día: María, al pie de la Cruz “Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María de Cleofás, y María Magdalena” (Io 19,25). El Amor de nuestra Madre -como todo amor- no se detiene ante el sacrificio. Al contrario, allí se purifica, se enrecia y se acrecienta. Aprendamos de la Virgen a saber amar siempre con obras, aunque en ocasiones nos llegue el sufrimiento: «Admira la reciedumbre de Santa María: al pie de la Cruz, con el mayor dolor
humano -no hay dolor como su dolor-, llena de fortaleza. -Y pídele de esa reciedumbre, para que sepas también estar junto a la Cruz» (Camino 508). Oración final: Madre del Redentor, virgen fecunda, puerta del cielo siempre abierta, estrella del mar, ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar. Ante la admiración de cielo y tierra engendraste a tu santo Creador, y permaneces siempre virgen. Recibe el saludo del arcángel Gabriel y ten piedad de nosotros, pecadores. Octavo día: María, Madre nuestra “Jesús, viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a su madre: Mujer, he ahí a tu hijo. Después dice al discípulo: He ahí a tu madre. Y desde aquel momento el discípulo la recibió en su casa” (Io 19, 26-27). «Veo tu Cruz, Jesús mío, y gozo de tu gracia, porque el premio de tu Calvario ha sido para nosotros el
Espíritu Santo... Y te me das, cada día, amoroso ¡loco!- en la Hostia Santísima... Y me has hecho ¡hijo de Dios!, y me has dado a tu Madre» (Forja 27). Ahora tenemos por Madre a la Madre de Dios, y nos quiere con locura. Acudamos a Ella con confianza, cada día. Oración final: Dulce Madre, no te alejes. Noveno día: María, Reina del cielo “Una gran señal apareció en el cielo: Una mujer vestida de sol, la luna bajo sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas” (Apoc 12, 1). La Virgen ha sido coronada en el cielo como Reina de todo lo creado: «únete a esa fiesta del Cielo. -Yo, a la Madre de Dios y Madre mía, la corono con mis miserias purificadas, porque no tengo piedras preciosas ni virtudes. -¡Anímate!» (Forja 285). Así lo hacemos: Madre nuestra, yo te quiero ver siempre así, como Reina, Reina del cielo, Reina del mundo, y Reina de mi corazón. Tómalo, tuyo es, mío no. Oración final: Salve.