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Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Filosofía y Letras Licenciatura en Historia SUAyED
Historia Contemporánea III
“EL ABISMO ECONÓMICO”
ERIC HOBSBWAM, HISTORIA DEL SIGLO XX
Prof. Lic. Rafael Hernández Ángeles Alumna: Peña Mena Ruth Angelina de la
(Para examen extraordinario
EB-2013-1) Num. De Cta. 8508141-1
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En este tercer capítulo de la obra de Eric Hobsbwam, Historia del Siglo XX, encontramos una exposición a un tema de capital importancia, la situación económica mundial del periodo de entreguerras. La lectura nos introduce a la visión de uno de los más famosos famosos historiadores contemporáneos, contemporáneos, pero más que conocido, su manera sencilla de explicar un difícil proceso histórico y su contundencia expositiva, nos hacen sumergirnos en sus palabras para acercarnos a uno de los momentos más complicados y decisivos de la historia moderna. Decisivo por haber transformado la mentalidad de las personas, principalmente políticos, economistas y hombres de negocios.1 Y junto a esta mudanza intelectual, los cambios objetivos, el más importante, el destierro del liberalismo económico, como consecuencia de la Gran Depresión.2 Así pues, Hobsbawm hace un recuento de los sucesos ocurridos durante lo que él llama “el abismo económico”. Pero la importancia d e su obra radica en que no se conforma con dar una serie de datos históricos que hoy en día son de fácil acceso, sino que aporta un sentido crítico y académico a estos sucesos, analizando las consecuencias sociales, políticas, económicas y de toda clase a que estos conllevaron. Para apoyarse en sus reflexiones, nuestro historiador cita a diferentes autores, principalmente economistas, de la categoría de Schumpeter, Leontiev, Kindelberger y Hal B. Lary por mencionar algunos. En el caso de W.W. Rostow, quien es consultado sobre todo en materia de estadísticas, y del cual, Hobsbwam nos dice en la parte explicativa de la bibliografía: “aunque discutible y lejos de ser un libro de cabecera, proporciona un gran caudal de información. ”3 Asimismo, recurre a autores especialistas en historia del comunismo, ya sea alemán o italiano, siendo generalmente teóricos y personas que vivieron esa etapa de la historia, es el caso de Hermann Weber y Paolo Spriano. En cuanto a la información estadística, además de Rostow, utiliza en varias ocasiones, información vertida en los cuadros del Historical Statistics of the United States. States . Introduciéndonos a los temas más importantes que se manejan en este capítulo, es prioritario mencionar la tesis de Hobsbwam sobre las profundas consecuencias que tuvo el hundimiento económico mundial del periodo de entreguerras en los sucesos posteriores del siglo XX. Para hacer una pintura clara del panorama causado por la gran crisis que se dejó venir, el historiador nos confronta a una frase: “Si no se hubiera producido la crisis económica, no habría existido Hitler y, casi con toda seguridad, tampoco Roosevelt… el mundo de la segunda mitad del siglo XX es 4
incomprensible sin entender el impacto de esta catástrofe económica” Dramática y categórica,
esta frase está puesta para hacernos recapacitar. Así pues, la herencia de la Primera Guerra Mundial, no fue sólo una perturbación de corto plazo, sino que arrastró consigo la economía mundial de la era posbélica. La única nación que no se vio afectada, Los Estados Unidos, vivieron una etapa de prosperidad ,aunque no en todos los campos, pues la agricultura, al cerrarse el 1 2
Hobswam, Eric, “El abismo económico” en Historia del siglo XX , Buenos Aires, Crítica, 1998, P. 101.
Ídem. 3 Op. Cit., Historia del siglo XX , p. 594. 4 Ibid .,., p. 93.
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mercado cautivo de la Europa atrapada por la guerra, cayó en una severa recesión, paliada por el apoyo gubernamental y la suerte que corrían mercados más prósperos como el industrial. Sin embargo, la integración de la economía mundial perecía haber retrocedido. Y ello parece más llamativo pues, al finalizar la Gran Guerra, se crearon nuevos países que pudieron hacer crecer las estadísticas del intercambio comercial, pero no fue así. De igual forma, los movimientos migratorios mundiales, se estancaron y con la llegada de la crisis del 29, la otra gran interrupción, fue la del flujo internacional de capitales. 5 Hasta antes de la Gran depresión, los estudiosos de la economía y los hombres de negocios, se encontraban habituados a las fluctuaciones del capitalismo y de hecho, esperaban expansiones y depresiones de manera cíclica, pero no una con la envergadura de la iniciada en el año 1929 y que podría poner realmente en peligro al sistema capitalista. Para explicar este proceso de estancamiento mundial, Hobsbwam nos lleva a los primeros años de la posguerra, donde Los Estados Unidos parecen alzarse como una nación autosuficiente, que no depende tanto del comercio exterior. A ello, se une la actitud proteccionista de los países con tal de resguardar su economía frente a una economía mundial en situación cada vez más difícil. En otros países, más golpeados por el resultado de la guerra, el ahorro privado se evaporó, esfumándose así capital circulante circulante que podría ser usado por las empresas. El desempleo apareció apareció como un flagelo ecuménico. Existieron préstamos, llegados principalmente de Estados unidos, pero aquellas naciones que dependían de ellos, el caso de Alemania, se hacían económicamente muy vulnerables. Y exactamente fue lo que pasó, cuando Norteamérica, retiró sus capitales. La economía alemana se convulsionó, dando paso a una vulnerabilidad que aprovechó el fascismo naciente. 6 Pero, ¿cuáles fueron las causas que llevaron llevaron a la gran crisis, según nuestro autor? Para empezar, Hobsbwam aclara que, sólo a partir de la situación de los Estados Unidos se puede explicar la crisis económica mundial. Para esos años de la posguerra, s e había convertido en el principal acreedor y primer exportador del mundo y casi el primer importador, antecedido solamente por Gran Bretaña. En consecuencia, consecuencia, una baja en cualquiera de estos rubros, provocaba un problema en los países con los que mantenía relaciones comerciales. De hecho, economistas como el mencionado Kidelberger, imputan a la nación norteamericana el no asumir una función estabilizadora de la economía mundial, como se supone que lo había hecho la Gran Bretaña en su momento hegemónico, velando la libra esterlina, en la que se sustentaba el sistema mundial de pagos. Sin embargo, aunque no lo hizo en ese momento, la “lección” fue aprendida y quedaron convencidos
de que debían responsabilizarse de la estabilidad económica mundial. 7 Pero no todo era tropiezo de los estadounidenses, Europa también cargaba con parte de la culpa, hundiendo sus raíces raíces en las cuestiones cuestiones políticas. políticas. Los pagos onerosos adjudicados a Alemania Alemania como responsable por los daños causados con la guerra, eran imposibles de pagar. Parte del plan, sobre todo de los franceses, era mantener debilitado al Estado alemán, mas los Estados Unidos vincularon la cuestión de las reparaciones de Alemania con el pago de deudas de guerra que 5
Ibid .,., pp. 94-95. Ibid .,., pp. 96-98. 7 Ibid .,., pp. 106-107. 6
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tenían los aliados con Washington, fijándose también, una cantidad absurda y arrastrando a estos países al endeudamiento. Como era de esperar, con la depresión, se suspendieron los pagos y E.E. U.U. dejó de percibir ese capital.8 Por otro lado, volcándonos a lo económico, Hobswbam menciona dos premisas: la primera es la desigualdad presentada por las naciones con respecto a los Estados Unidos, pues no se encontraban tan desarrolladas como él y como ya se mencionó, su poca preocupación y compromiso por tratar de estabilizar la situación económica. Asimismo, como segunda proposición, asume la postura que ya habíamos encontrado con Alberto Lettieri, la mayor aceptación de la teoría de la “sobreproducción”. Al estancarse los salarios, no puede existir una
gran demanda de productos, y si se mantiene la prosperidad en la industria, existirá una oferta mayor a la que se puede vender. Además, las empresas especulan con sus ganancias y tienen que dejar de producir al no haber consumo de sus productos. Con ello se crea el paro y un menor porcentaje de gente con capacidad de compra. Ello refuerza el círculo vicioso, pues los nuevos productos duraderos, necesitan difundirse con con rapidez y por ello, gente con mayores ingresos para adquirirlos, así como un grado alto de confianza en el porvenir. A su vez, los Estados Unidos, al conceder gran cantidad de créditos, ve hundirse su banca, por la extrema extrema proporción de deudas incobrables. Y aunque, a veces, se recuperaba lo que se había hipotecado –una propiedad por ejemplo- difícilmente podrían podrían recuperar el capital, pues no había quien invirtiera ah ora. Con todo ello, la esperanza en salir pronto de este atolladero, se veía muy lejana, la confianza se había derrumbado. Y como se dijo al principio del trabajo, quienes más desalentados se sentían eran los hombres de negocios, los políticos y los economistas, que no encontraban una teoría que los ayudase a salir de esta situación. Sin embargo, las masas creían que todo se arreglaría pronto.9 En algunos países, la recuperación económica se fue dando de manera más temprana, no así en la nación norteamericana, pues a los resultados obtenidos por los experimentos puestos en práctica en los Estados Unidos para minimizar la crisis, fueron escasos y no dieron los efectos deseados. Ni siquiera el New Deal de Deal de Roosevelt. Y en ello concuerda Hobsbwam con Lettieri. 10 Quizá uno de los puntos más interesantes de este trabajo y que no se encuentra en todos los historiadores, es el de las consecuencias que trajo la Gran depresión a corto, mediano y largo plazo. La forma en que lo maneja Hobsbwam es muy atractiva y como dije en un principio, nos invita a reflexionar. Uno de los puntos que más remarca nuestro autor, es la caída del liberalismo económico después de la debacle económica. Era un sistema en el que ya no se podía confiar. Ni economistas, ni políticos podían mantener una economía de libre mercado que había demostrado no poder crear una “competencia perfecta”, ni conservar las condiciones para salvaguardar el empleo y el
consumo. Conforme intentaban defender la ortodoxia económica, más empeoraban las cosas. Ni implementando medidas para proteger el patrón oro mediante políticas deflacionarias, reducir
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Ibid., pp.104-106. Ibid., pp.106-109. 10 Ibid., p. 108. 9
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gastos y equilibrar el presupuesto, lograban acabar con la crisis. 11 Producto de esta situación, fue la caída de diversos gobiernos, tanto de derechas como de izquierdas, en diferentes partes del mundo. Tanto en Europa, como en Latinoamérica, Asia y hasta en África, pues las metrópolis que los colonizaban, no se interesaron por su situación y no los protegieron como a su economía nacional, provocando descontento en la población por la caída de los precios de las materias primas, algunas de ellas, producto único para el intercambio comercial. 12 Así pues, disturbios civiles, movimientos políticos nacionalistas, derrocamientos de gobiernos, etc., demuestran el carácter universal de la Gran Depresión. 13 Sin embargo, Hobsbwam nos habla de algunas de las consecuencias positivas de este gran desastre económico, como sería el mayor intervencionismo intervencionismo del Estado para controlar el mercado y la implantación de sistemas modernos de seguridad social, que a la larga, evitaron conflictos sociales al sobrevenir nuevas crisis o recesiones. 14 Asimismo, para gran sorpresa de los políticos y economistas de occidente, la URSS no resintió los problemas económicos en ese periodo. Parecía que su sistema y sus planes quinquenales, surtían buen efecto. No había desempleo y la industrialización se encontraba en franca aceleración. Ello llevó al capitalismo a ver su situación comparativamente más grave, al confrontar un sistema contrario a su lógica con el retroceso experimentado por el propio. De esta manera, la “planificación” fue adoptada y defendida en
adelante. 15 Así las cosas: “…a mediados de los años treinta eran pocos los estados donde la política no se
hubiera modificado sustancialmente con respecto res pecto al periodo anterior a la Gran Depresión.” 16 Pero algo llamó la atención, a pesar de que el capitalismo demostró no ser el gran sistema de prosperidad, la izquierda revolucionaria no tuvo un fortalecimiento, pues lejos de iniciarse un nuevo proceso revolucionario, como podría creerse que pasaría, la Depresión redujo al movimiento comunista internacional a una gran debilidad, salvo en la URSS. 17 La depresión dio paso a la inclinación hacia hacia la extrema derecha. Japón y Alemania, por ejemplo, ejemplo, tuvieron un marcado triunfo de un régimen nacionalista, belicista y agresivo, que llevaría posteriormente al mundo a una nueva y sangrienta s angrienta guerra. El fascismo se afianzaba. Al finalizar la lectura, se nos dan tres nuevas opciones surgidas de la crisis de los años treinta, para consolidarse como hegemonía política. Y más que nada, porque se estaba consciente de que no se podría regresar a la sociedad del siglo XIX, ni a su economía. Así, la primera opción que se ofrece es el comunismo, pues la URSS pareció inmune al desastre económico. Como segunda alternativa, encontramos un capitalismo tendiente a la socialdemocracia, socialdemocracia, pues ya era evidente la inefectividad inefectividad del mismo como se había presentado hasta el momento. Ahora, había abandonado la fe en los 11
Ibid.,pp. Ibid.,pp. 109-110. Aquí, Hobsbwam nos comenta que los países que lograron mantener niveles de autosuficiencia no se vieron tan afectados como aquellos que dependían completamente completamente del intercambio internacional. internacional. 13 Op. Cit. Hobsbwam, pp. 110-113. 14 Ibid .,., pp. 102-103. 15 Ídem. 16 Ibid., p. 111. 17 Ídem. Aunque el autor nos dice que existió un marcado giro hacia la izquierda en América, con presidentes como Roosevelt, Roosevelt, Cárdenas, etc. 12
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principios del libre mercado y pretendía evitar que se produjera una nueva crisis. De hecho, se presentaba como la opción más eficaz para evitarlo. Por último, el fascismo, que se ostentaba como otra posibilidad más y que iba en camino de convertirse en un movimiento mundial, o como bien diría Hobsbwam “…en un peligro mundial” .18 Sin embargo, lo más increíble de todo, no fue el surgimiento o el refuerzo de sistemas políticoeconómicos como el comunismo o el fascismo, la Segunda Guerra Mundial y la posterior Guerra Fría. Pues se veía como un futuro cercano y cada vez más patente que: “… en la era de las catástrofes no solo la paz, la estabilidad social y la economía, sino también las instituciones políticas y los valores intelectuales de la sociedad burguesa liberal del siglo XIX estaban retrocediendo o derrumbándose”. De esta manera, lo sorprendente fue que conociendo los resultados que alcanzaron los efectos de la Gran Depresión, en los años ochenta se haya regresado a la ortodoxia del mercado libre y se estén viviendo constantes crisis, cada una más dura y difícil de superar. Pero en este capítulo, Hobsbwam no se aventura a exponer posibles soluciones. No obstante, lanza una sentencia que nosotros, como futuros historiadores, debemos tomar en cuenta, y esta es, su preocupación por confrontar a los teóricos y prácticos de la economía ante los errores anteriormente cometidos por la economía clásica y no dejar que olviden los sucesos originados por ello. Justamente nos llama “recordadores” profesionales, de lo que otros desean
olvidar.
Bibliografía Hobswam, Eric, “El abismo económico” en Historia del siglo XX , Buenos Aires, Crítica, 1998, pp.92-
115. Lettieri, Alberto, “Entre los años dorados y la Gran Depresión. Los Estados Unidos en las décadas de 1920 y 1930”, en Alberto Lettieri, Annette Pfei ffer y otros, Los tiempos modernos. Del capitalismo a la globalización siglo XVII al XXI. Argentina, Ediciones del Signo, 2000. pp. 197- 222.
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Op. Cit . Hobsbwam, pp. 113-114.