EL CONSUMISMO EN EL PERÚ Desde el campo ambientalista, la sociedad de consumo se ve como insostenible, puesto que implica un aumento constante de la extracción de recursos naturales, y del vertido de residuos, hasta el punto de amenazar la capacidad de regeneración por la naturaleza de esos mismos recursos imprescindibles para la supervivencia humana. El capitalismo a lo largo de su desarrollo como sistema social va utilizando metodos cientificamente cientificame nte desarrollados desarrollados para mantener mantener las conciencias de los pue blos inertes, sin capacidad de reacción ante cualquier inmoralidad, corrupción e injusticia. Los medios de comunicación juegan aqui un papel muy importante pues bombardean al televidente con propagandas y estereotipos de vida que no tiene que ver con la realidad, influyen en nuestra forma de pensar, nos crean necesidades superfluas y nos hacen solidarizarnos con ese 10% de la población que tiene el poder económico y nos gobierna sea cual sea el presidente de turno. Resulta paradójico que gran parte del 60% de la población población peruana que es pobre, historicamente explotada se identifique con sus explotadores. Lo mismo se puede decir del 30% de peruanos que pertenecen a esta clase media en agonía. Para el capitalismo capita lismo y los predicadores predicadores de este sistema social es ma s facil tratar con consumidores que con seres humanos pensantes pues los primeros son fáciles de manipular. Haciendo uso de palabras hermosas como ³Democracia, Libertad, etc. etc´ han creado creado una sociedad sin conciencia conciencia política, política, sin sensib s ensibilidad, ilidad, una una socie dad deshumanizada, una sociedad que no siente el padecer ajeno donde el individuo por alcanzar un bienestar económico esta dispuesto a pisotear los derechos de los demas.
Sobre minas, sociedad de consumo, calentamiento global y una anécdota Hemos vivido una fuerte protesta social encabezada por los dirigentes del valle del Tambo (Islay, Arequipa), en defensa de la tierra y en contra del más reciente proyecto de excavación minera de la Southern Perú. Es un tema que nos atañe a todos los peruanos y peruanas porque se trata de la protección y conservación de nuestras tierras, nuestra naturaleza y ecosistemas; pero que tiene un efecto directo e inmediato en la vida de los pobladores que viven cerca de las zonas en cuestión. Es también de interés de las personas que se han quedado detenidas debido a la toma de carreteras como medida de fuerza de quienes con sus acciones han logrado la suspensión del proyecto cuprífero Tía María; aunque a pesar de los inconvenientes para mí la protesta social es un derecho que debe ser respetado y respaldado por la población en general y no sancionado como han sugerido algunas autoridades. Sin embargo, el tema debería ser también de nuestro interés en un nivel más personal y cotidiano. Las mineras tiene cada vez más urgenci a de excavar por la demanda de minerales como materia prima de electrodomésticos, fibras ópticas, equipos de cómputo y una serie de objetos que han sido desarrollados por las nuevas tecnologías. Sin embargo, la mayoría de estos productos son reemplazados t an rápidamente como son obtenidos porque no responden a una necesidad sino más bien al estatus, la moda, la novedad, a lo que están representando como un modo de vida y no para atender una urgencia precisa. Es así que se tiran artefactos en perfecto estado por tener el último modelo, la última versión, la tecnología más actual, creando otro problema al ecosistema pues la mayoría de los insumos no son reciclables, tardan mucho en su degradación y hasta son tóxicos. Además de que todo esto ocurre a su vez en un macro contexto en el que hay millones de personas que no tienen lo suficiente para comer, que no tienen satisfechas sus necesidades básicas, que mueren por falta de las condiciones más elementales de vida. Hace algunos años, los artefactos eran de por v ida, más fuertes, más eficientes y funcionales; hoy en día son más decorativos, tienen menos tiempo de vida, son más baratos pero también menos resistentes. Cuando, por ejemplo, en una casa hay cinco televisores funcionando a la perfección habiendo sólo cu atro personas, es que algo anda mal. Hubo un momento en que la televisión fue un elemento de cohesión familiar,
todos sentados alrededor del cuadrado gigante, opinando, comentando, cuestionando o asombrándose por lo que veían y hoy en día es un elemento de desunión, de individuación, la imposibilidad del diálogo, de la negociación para ver todos el mismo programa. Cada quien en lo suyo, con su control remoto y sin preguntarse de dónde salió la materia prima para todos esos televisores. Todo esto nos debe ha cer pensar -sin quitar ni un ápice las responsabilidades empresariales y especialmente aquellas de las mineras, quizá de las industrias más contaminantes de la actualidad -, pensar hasta qué punto hemos contribuido a la expansión de esta rama productiva que condena a hombres a la oscuridad de un socavón, a daños en su salud, sin contar un entorno social principalmente machista y despótico (recordemos El tungsteno de César Vallejo), por el consumo desmedido, por dejarnos guiar por las necesidades superfluas y no por el uso racional y sostenible de la tecnología. Todo lo que se produce a nuestro alrededor tiene como materia prima la naturaleza y parece que la consideramos invulnerable y eterna, pero no lo es y no lo será si cada quien no hace conciencia de su r ol en la sociedad, de la postura ideológica, de la práctica ética, de la consideración ecológica necesaria para la continuación de la vida en el planeta. La anécdota es que el día que yo nací, llegó a casa el extractor, por lo que en un sentido irónico pue de ser mi hermano gemelo. Hoy, a sus 32 añitos bien vividos, siendo utilizado con asiduidad por todos los integrantes de la familia, desde mi abuela, mi abuelo y sus cinco hijos, luego mi mamá y mi papá, las distintas personas que han vivido en casa durante largas temporadas, familiares, amigos, vis itas, empleadas del hogar; jamás ha tenido que ser reparado, su motor está como nuevo y sólo una vez hemos tenido que cambiar el enchufe porque hacía cortocircuito. El extractor ha visto pasar varios refrigerador es, televisores, hornos microondas, hornitos, cocinas, licuadoras, pero sigue fuerte, eficiente, jugoso, es como de la familia. ¿Hay necesidad de cambiarlo por uno de último modelo? En un mundo como el nuestro, todo está relacionado y el consumo desmedido es parte de las razones de la grave crisis de la ecología mundial, el calentamiento global, las catástrofes naturales que se han extremado últimamente. Industrias como la
minería, tan nefastas en tantos sentidos y siempre tan poderosas, son monstruos económicos basados entre muchos otros factores en nuestras prácticas consumistas. Pensemos en una vida sin minería o con una minería sostenible, complementaria de normas de producción que obliguen a las industrias a hacer artefactos duraderos, a reemplazar tecnologías cuando sea necesario, a no cohabitar con más electrodomésticos que personas. Pensemos que quizá no podamos vivir sin la tecnología, pero a la larga la tierra se agotará, sus recursos mellarán y eso será un choque para nuestra sociedad, pero sobre t odo para un mundo bello y maravilloso como el nuestro. Si no queremos llegar a esos extremos creo que tenemos que empezar por evaluar nuestra contribución al problema, sin desestimar la responsabilidad social y la codicia de industrias como ésta que sólo b enefician a unos cuantos. Pensemos que la explotación, de personas o de la naturaleza, debe ser un delito, y que debemos proteger como derecho humano, el derecho al aire, al agua, a la tierra.