“EL CUERPO ASTRAL” Peter Selg EL CUERPO ASTRAL EL CUERPO ASTRAL, COMO CUERPO PERCEPTIVO “Vida”, no es aún percepción, ni conciencia. Se trata de un modo conceptual infantil de algunos científicos, que les impide captar correctamente, la noción de la percepción, que también a la planta, a la que tenemos que adjudicar vida, también le atribuyen percepción. Al afirmar esto por el hecho de que existen plantas que frente a un estímulo externo cierran hojas y flores, como si sintieran esa excitación, también podríamos decir, que el papel tornasol azul dispone de sensibilidad, dado que enrojece frente al contacto externo. Asimismo podríamos adjudicar percepción a las sustancias químicas, porque reaccionan frente a determinadas influencias. Esto empero, no es suficiente. Para poder constatar percepción, la excitación tiene que reflejarse en el interior. “Steiner ubicó en un primer plano, que de percepción recién pude hablarse, como del “PRIMER ELEMENTO DE LA CONCIENCIA, CUANDO EL ESTÍMULO EXTERNO SE REFLEJA EN EL INTERIO, CUANDO ESTÁ PRESENTE, A MODO DE VIVIENCIA INTERIOR. Condición indispensable para la real existencia de la percepción es la “reflexión de un estímulo exterior” a través de un procesoINTERIOR, tal como deleito o dolor, instinto, avidez, etc.” La aparición del consciente fenómeno de la percepción, indica según Steiner, un elemento anímico de forma existencial específicamente humana y animal, que no puede ser fundamentado suficientemente a través de la existencia y la actividad del “cuerpo físico” y del “cuerpo etérico”, la interiorización de lo viviente que aparece en los fenómenos elementales de la conciencia de la percepción, conduce a más allá del físico dotado de vida, indica la influencia de un principio superior, que Steiner describió como “cuerpo astral”: “Cuando la vida comienza a interiorizarse, entonces en la conciencia espiritual, comenzamos a hablar de un cuerpo astral, así llamado”. Se trata del tercer miembro de la entidad humana y el tercer miembro de la entidad animal. Del “alma”, o del “cuerpo astral”, según Steiner, podemos hablar recién allí, donde la vida interiormente se transforma en deleite o en pena, donde un objeto cualquiera en el exterior, no solamente ejerce un atractivo sobre un ser, sino donde en el interior del ser aparece una vivencia frente al objeto exterior, que en definitiva está fundamentado en un “experimentarse del espíritu en su actividad”. El cuerpo astral, o “cuerpo consciente”, que el hombre comparte meramente con el mundo animal y que no cobra efectividad en el mundo vegetativo, como entidad espiritual es portador de la vida perceptiva y por lo tanto, simplificando el asunto, también puede ser señalado como “cuerpo perceptivo”. Según Steiner, el “cuerpo astral” es el segundo miembro “invisible, suprasensorial de entidad humana”. Como “portador de la percepción” tiene a su cargo, apelar en el organismo animal y en el organismo humano a lo viviente de la sustancia perceptiva. “EL CUERPO ETÉRICO TRANFORMA SUSTANCIA ANORGÁNICA, EN HUMORES DE VIDA, EL CUERPO ASTRAL TRANSFORMA ESTA SUSTANCIA VIVIENTE EN SUSTANCIA PERCEPTIVA” LA CONCIENCIA COMO FENÓMENO LÍMITE DE LO VIVIENTE Y LA SUSTANCIA, FACULTADA A LA PERCEPCIÓN. Steiner señaló a la percepción como “el primer elemento de la conciencia”. En una conferencia dada el 8.11.1906 en la Casa del Arquitecto en Berlín, habló de manera fundamental, acerca de los aspectos “científicoespirituales” del problema de la conciencia, diciendo entre otros: “Solamente donde hay vida, puede generarse conciencia, sólo de la vida puede emerger conciencia. Al emerger la vida a partir de la materia aparentemente inanimada, siendo que la composición de la materia se complica de manera tal, que no puede sustentarse por sí misma y tiene que ser tomada en posesión por la vida para impedir constantemente su desintegración, entonces,
la conciencia como algo dentro de la vida se nos figura como algo superior. Allí donde la vida constantemente es aniquilada como vida, donde un ser se halla estrechamente junto al límite entre la vida y la muerte, donde la vida constantemente amenaza con desaparecer de la sustancia viviente, es allí donde se genera la conciencia. Y, como en primer término se descompuso la materia al no estar habitada por la vida, ahora, se nos figura descompuesta la vida, en el caso de que no se adhiera la conciencia a modo de un nuevo principio. La conciencia no puede ser comprendida de otra manera que no fuese que digamos: así como la vida tiene la finalidad de renovar determinados procesos, cuya ausencia provocaría la descomposición, así la conciencia tiene la finalidad de renovar a la vida una y otra vez, que de otro modo se disolvería”. Por lo tanto, a la conciencia le incumbe esencialmente la misión de conservar la vida, mediante la constante renovación, conservarla evitando su descomposición. La génesis de la conciencia acontece allí, “donde la vida constantemente intenta aniquilar a la vida, donde amenaza su disolución. Allí, evolutivamente se adiciona la conciencia, a modo de nuevo principio”. Pero, no todo lo viviente llega a la conciencia, a pesar de que la cualidad de la vida se encuentra en peligro constante, es lábil. La conciencia que se presenta a modo de fuerza activa, está sujeta a condiciones no propias de todo lo viviente. Steiner dice al respecto: “No toda vida puede renovarse interiormente de manera constante (mediante la añadidura de la conciencia a modo de un nuevo principio)”. Tiene que haber llegado a un nivel superior, para poder renovarse a partir de sí misma. Solamente aquella vida que en sí misma es tan fuerte que constantemente soporta la muerte dentro de sí, puede despertar a la conciencia. Cuando un ser trabaja en contra de la descomposición, es un ser viviente. Al tener la capacidad de generar la muerte dentro de sí misma y transformar esa muerte constantemente en vida, entonces, se genera conciencia. La conciencia es la más rigurosa de todas las fuerzas que vienen a nuestro encuentro. Conciencia, o espíritu consciente, es la fuerza aquella que eternamente genera de la muerte –que tiene que ser engendrada en medio de la vida nuevamente- que tiene que ser engendrada en medio de la vida nuevamente la vida. Conciencia puede poseer solamente una sustancia tal, que en su propio centro genera la muerte, para luego vencerla. La conciencia presupone procesos de vitalización y de revitalización –el proceso de generación descripto por Steiner, en la presentación por él dada, no solamente posee un aspecto sumamente complejo, sino que tampoco es muy claro en su contenido. Dado, que el ser consciente –según lo afirmado en la conferencia del 8.11.1906- se genera allí, donde la sustancia posee la suficiente “fuerza” como para poder vencer ella misma, la muerte inmanente –al mismo tiempo- Steiner asimismo dice- es esa conciencia llegada al accionar, que renueva a la vida y vence a la muerte. La condición generadora de la conciencia parece por lo tanto, presuponer la conciencia activa-efectiva. Frente a la pregunta, a causa de qué el proceso de muerte se genera en el “centro propio” de la sustancia, aquella sustancia que posee la suficiente fuerza, que es potencialmente perceptiva y consciente, Steiner dijo: “Cuando la vida se abre hacia afuera, cuando una entidad viviente se encuentra con luz, aire, calor, frío, entonces estos elementos exteriores en un principio actúan sobre el ser viviente. Mientras que estos elementos empero solamente actúan sobre este ser viviente, mientras que son recepcionados para este ser viviente, tal como son recepcionados para la planta, como portadora de procesos de vida interiores, no se genera conciencia. La conciencia se genera recién, cuando estos elementos externos entran en conflicto con la vida interior, cuando tiene lugar una destrucción. La conciencia tiene que fluir de la destrucción de la vida. Sin destrucción parcial, un rayo de luz no podrá penetrar en un ser viviente, jamás podrá ser incentivado en un ser viviente el proceso, a partir del cual surge la conciencia”. Cuando la luz empero penetra en la superficie de la vida, generando entonces una devastación parcial, derribando las sustancias y fuerzas interiores, entonces se genera ese misterioso proceso, que por doquier tiene lugar de determinada manera en el mundo exterior. Si pudiésemos presenciar este proceso con la mirada del espíritu, entonces podríamos ver como allí, donde en seres simples penetra un rayo de luz, la piel se transforma un poco y se genera un diminuto ojo. ¿Qué es aquello, que allí trasluce primero en la materia?, ¿en qué se expresa esa sutil destrucción, dado, que se trata de una destrucción que al respecto acontece? Es el dolor, que no es otra cosa que una expresión referida a esa destrucción. Por doquier, donde la vida va al encuentro de la naturaleza exterior, tiene lugar la destrucción, que al aumentar acarrea la muerte. Del dolor, nace la conciencia.
El mismo proceso que ha generado su ojo, se hubiese convertido en un proceso destructivo, si hubiese alcanzado predominio en el ser, que ha ido evolucionando en el ser humano. Así empero, se ha apoderado solamente en una pequeña parte, por lo cual, a partir de la destrucción, a partir de la muerte parcial, pudo crear aquel reflejo del mundo exterior, que denominamos conciencia. Por lo tanto la conciencia se genera esencialmente “a partir del dolor”. El mismo es expresión de una “destrucción” (que resulta de la contradicción del mundo interior y del mundo exterior), un “devastamiento parcial”, una “muerte parcial”. El devastamiento no es completo, la muerte no es total – dado, que el proceso creado del encuentro entre el mundo interior y el mundo exterior por su parte genera el órgano conciente aquél, que logra evidentemente limpiar la destrucción, superar la muerte posible. Conciencia, caracterizada explícitamente como “ESPEJO DE MUNDO EXTERIOR”, que se vale de sus órganos, es aquello “SUPERIOR”, capacitado a proteger la vida interior, mantenerla y, hasta re-crearla: “Vemos, que diversas vivencias del dolor se van desarrollando más y más, en órgano de la conciencia, ya en los animales se observa, que para la defensa hacia afuera solamente tienen una conciencia - reflejo, similar al hombre, que, cuando existe peligro para el ojo, lo cierra. CUANDO EL MOVIMENTO-REFLEJO YA NO ES SUFICIENTE PARA PROTEGER LA VIDA INTERIOR, CUANDO EL ESTÍMULO SE TORNA DEMASIADO FUERTE, SE LEVANTA LA FUERZA INTERIOR DE LA RESISTENCIA, DANDO A LUZ LOS SENTIDOS, LA PERCEPCIÓN, OJO Y OÍDO”. Resumiendo importantes afirmaciones de Steiner del 8.11.1906 podemos mantener: Conciencia se crea allí, donde la vida misma (y no solamente su base material) se encuentra amenazada por la descomposición, la muerte se halla presente de manera inmanente y omnipresente y, esencialmente allí, donde a través del encuentro entre el mundo interior y el mundo exterior se desarrollan procesos de destrucción y de devitalización. Al respecto, es condición previa irreversible para la aparición de conciencia, el ser, la esencia de la sustancia, que según Steiner - tiene que poseer un “vigor necesario” como para generar y superar la terapia de la muerte en su centro. Al respecto empero no queda en claro, si Steiner con ello se refería a la “sustancia perceptiva”, que fuera creada a través del “cuerpo astral”. A partir de la sustancia “solamente viva” - o, si por lo contrario, la “fuerza” de la sustancia (“viva”) es condición previa para que el “cuerpo astral” se apodere de ella, modificándola. Esto último parecería ser lo más cercano según lo expreso por Steiner - y no en último término por el hecho de que “junto” a esa sustancia se genera conciencia en primer término, por lo cual - según Steiner - recién entonces podemos hablar de “alma”, o de “cuerpo astral”. Así y todo tenemos que tomar en cuenta, que Steiner claramente había hablado de una “transformación” de la sustancia a través de la realidad supra sensorial del “cuerpo astral”, difícilmente puede significar una “aparición” (más bien pasiva) del fenómeno conciente “junto” a una sustancia determinada de tal o cual manera. EL “CUERPO ASTRAL”, COMO AL PRINCIPIO DEVITALIZADOR ¿De qué manera actúa en entonces el “cuerpo astral”? En una conferencia dada por Steiner el 17.12.1908 en la Casa del Arquitecto, habló del “cuerpo astral “cuerpo luz- espiritual”, una “luz interior de naturaleza espiritual”: “Es lo opuesto de la luz exterior, la luz que ilumina exteriormente”. Y siguió diciendo: “Y esta luz interior tiene la misión opuesta a aquella de la luz exterior, que a partir de materias anorgánicas tiene que anabolizar el cuerpo vegetal. La luz interior, introduce la destrucción parcial – a través de la cual únicamente se torna posible la conciencia, conduce al hombre a un nivel superior a aquel que ocupa la planta, por el hecho de que el proceso de las plantas se convierte en un proceso opuesto. “Según esta afirmación de Steiner, el “cuerpo astral” mismo, emprende el proceso destructivo, que subyace al desarrollo de la conciencia (una contradicción a lo dicho en la conferencia dada en Berlín en 1906, posiblemente existe tan sólo en un primer plano, ya que, cuando Steiner allí había hablado de la generación de los órganos de la conciencia, o bien de los órganos sensoriales, esto implicaba un aspecto, aunque no formulado- genético, evolutivo, y hasta cosmogónico; se dilucidaba ciertamente, un fenómeno parcial de la evolución de la tierra y de la humanidad. La luz actuante desde “afuera” puede ser entendida como “astralidad cósmica”, que, en el sentido de un “cuerpo astral”- humano, más tarde fue individualizado e interiorizado- de hecho, la cosmogonía de Steiner, que presentó detalladamente en su libro: “La ciencia oculta en esbozo”, sugiere un entendimiento en este sentido. Una contención tal del “cuerpo astral” en
acción lo apoyan asimismo declaraciones de Steiner 21.10.1907 (Berlín): “En cierto modo, el cuerpo astral durante la vida consciente – no, durante el estar dormido – constantemente está ocupando en dar muerte al el cuerpo etérico, disminuir, aplacar constantemente las fuerzas que desarrolla el cuerpo etérico. Por esa razón, la expresión referida a la vida del cuerpo astral, es el cansancio, el agotamiento del cuerpo durante el día. El cuerpo astral, constantemente destruye al cuerpo etérico; de no hacer esta tarea, no se generaría conciencia, dado, que conciencia no es posible, sin que la vida nuevamente se destruya gradualmente. Es de fundamental importancia, tomar en cuenta este hecho. Esta actividad espiritual- la vida en el mundo etérico, el maravilloso encender la vida en el mundo etérico, que se manifiesta dentro de magníficos movimientos y ritmos y el constante aplacamiento de este ritmo del cuerpo etérico a través del cuerpo astral – es aquello que produce la conciencia, aún la más simple conciencia animal. Condición necesaria para la génesis de la conciencia, lo constituye la destrucción continua del “cuerpo etérico” o “cuerpo de vida”, por el “cuerpo astral”, “cuerpo perceptivo” o “cuerpo de la conciencia”. El “cuerpo destructivo” que posibilita la conciencia, se expresa en el cansancio del cuerpo durante el día; “El proceso que señalamos como cansancio, es, esencialmente, en realidad una especie de proceso destructivo en el organismo”. Cuando ser viviente lleva a cabo trabajo sobre la base de su conciencia, se cansa el órgano en cuestión. De por sí, en el proceso de la vida, nada está conteniendo, podrá dar causa para el cansancio. Por lo tanto, el proceso de la vida, los órganos vitales en su conjunto, tienen que ser confrontados con algo que les es ajeno, para que pueda producirse el cansancio. Solamente aquello, que a través del rodeo por un proceso consciente, que a través de una iniciativa de conciencia le es alejado a un ser viviente, puede ser motivo para el cansancio. Sería por lo tanto, completamente absurdo, hablar de cansancio en ese caso de las plantas. Es por ello que podemos decir: en todo aquello que debe causar cansancio a un ser viviente, de hecho tiene que ser confrontado con algo que le es ajeno, tiene que serle insertado algo, que no corresponde en su propia naturaleza. “LA CONTRADICCION ENTRE LAS LEYES DE LA VIDA CONSCIENTE Y LAS LEYES DE LA VIDA Y DE LOS PROCESOS DE LA VIDA TÁN SÓLO EXPLICA LO DADO EN EL CANSANCIO”. EL “CUERPO ASTRAL” COMO PRINCIPIO ASTRAL CORPORAL Al lado de lo denominado en último término, lo cual por Rudolf Steiner fue denominado la realidad y la actividad del “cuerpo astral” humano, también pareciera cobrar esencial importancia, el hecho de que la relación del “cuerpo astral” hacia el “cuerpo etérico” y el “cuerpo físico”, de ningún modo es exclusivamente negativa, en sentido de una “destrucción” del “cuerpo de vida” (necesaria para la vida de la conciencia). Dado que por Steiner en la entidad espiritual del “cuerpo astral” en otra perspectiva ha sido señalada como el ANABOLISMO PROPIAMENTE DICHO DEL CUERPO ETÉRICO Y DEL CUERPO FÍSICO. Y en 1910 escribió: “Solamente mediante el cuerpo etérico humano, el hombre puede conservar su correspondiente figura y forma. Esta forma humana del cuerpo físico puede ser conservada únicamente por el cuerpo etérico tal, que a su vez recibe las fuerzas correspondientes del cuerpo astral. El cuerpo etérico es el plasmador, el arquitecto del cuerpo físico. Pero, puede plasmar tan sólo en el sentido correcto, al recibir por parte del cuerpo astral, el incentivo referido a la manera de formación. En el mismo se encuentran los EJEMPLOS, según los cuales, el cuerpo etérico le otorga su figura al “cuerpo físico”.
CONCIENCIA Y DOLOR, EN SU DINÁMICA CONSTITUTIVA DE LOS MIEMBROS DEL SER “El cuerpo físico, en principio es el miembro inferior de su entidad, en el caso de los hombres y de los animales. El cuerpo etérico es aquel, que forma las sustancias químicas y físicas de manera tal, que puedan constituirse en procesos de vida. De esta manera, el cuerpo etérico vive dentro del cuerpo físico, contienen dentro de sí, abarca, los procesos químicos y físicos. Dentro de todo esto, a su vez vive el cuerpo astral y, a modo de vivencia anímica, experimenta todo aquello que acontece el cuerpo etérico.ES SÍ, QUE EL CUERPO ETÉRICO ES EL ACTIVO, EL CREADOR EN EL CUERPO FÍSICO, Y EL CUERPO ASTRAL ES QUIEN VIVENCIA ANIMICAMNETE LO QUE ACONTECE EN UNA ENTIDAD ANIMAL O HUMANA. De esta manera, el cuerpo
físico se encuentra relacionado con el cuerpo etérico, en la edificación de los órganos – y el cuerpo etérico está conectado con el cuerpo astral, en la vivencia interior de esta edificación y esa actividad de los órganos. Es así, que todo aquello que acontece en el cuerpo físico, el cuerpo etérico y el cuerpo astral, lo tenemos que ubicar dentro de una mutua referencia. Según lo expuesto por Steiner acerca de la estructura de relación entre los miembros del ser, el “cuerpo astral”, “a modo de vivencia anímica”, percibe todo aquello “que acontece en el cuerpo etérico”, todas las “acciones” del “cuerpo etérico”. Este comportamiento de los miembros del ser en acción fue descripto por Steiner, a partir de la percepción del dolor del hombre, un proceso que se lleva a cabo, mediante la decisiva coparticipación del “cuerpo astral” (“para que se genere un dolor, la conciencia por lo menos tienen que tener el grado de conciencia del cuerpo astral. El dolor tiene que cobrar vida en el cuerpo astral. Donde en alguna oportunidad en el alma del hombre se genera dolor, existe un hecho del cuerpo astral.”). En una conferencia dada en Berlín, del 27.10.1908, Steiner se ha referido a las condiciones de generación del fenómeno elemental del dolor y explicó al mismo, a partir de una lesión banal en la yema del dedo. Entre otras cosas dijo: “El dedo es una parte del cuerpo físico”. Allí están presentes las sustancias del mundo exterior. El dedo está transpuesto por la parte etérica y astral del cuerpo, que pertenece al dedo. ¿Qué misión tienen estas partes superiores, lo etérico y lo astral? Este anabolismo físico del dedo, que consiste de carbono, agua, oxigeno, nitrógeno, etc., estas células que le son supeditadas, no podrían ser de esta manera, a no ser que detrás de las mismas se encontraría el actor activo, el plasmador y edificador, el cuerpo etérico, que, tanto ha actuado en el desarrollo del dedo, de modo tal que las células se han unido formando al dedo, que así mismo mantiene unidas a estas células en su acople actual, dado que impide que el dedo caiga o se descomponga. Este cuerpo etérico transpone, transeteriza a todo el dedo, se halla en el mismo espacio como el dedo físico. Pero, también el dedo astral está presente. Cuando en el dedo tenemos una percepción cualquiera, una presión o una sensación, naturalmente, el cuerpo astral del dedo es el transmisor de la misma, puesto que la percepción se encuentra en el cuerpo astral. De ningún modo empero, se trata de un contexto meramente mecánico entre el dedo físico, el etérico y el astral, sino, que esa relación es de índole constantemente viviente. El dedo etérico siempre inflama y colma de energía al dedo físico, constantemente trabaja en la configuración de las partes interiores del mismo. ¿Qué interés particular tiene el dedo etérico en el dedo físico? Tiene el interés de colocar estás partes, con las cuales está conectado hasta en sus partes más diminutas, en su ubicación correcta, en la correcta relación. Imaginemos ahora, que nos hemos hecho un rasponcito en la piel y así la lesionamos: en éste caso, por ese corte impedimos al cuerpo etérico, la correcta coordinación de las partes. Se encuentra en el dedo y debería mantener unidas las partes. Esta incisión mecánica las mantiene separadas, allí, el dedo etérico no puede llevar acabo lo que debe hacer. Este no – poder, lo podemos denominar privación. Esta imposibilidad (del “cuerpo etérico”) de intervención, la parte astral del dedo lo percibe como dolor. De esta manera, a través del accionar en conjunto de lo etérico y de lo astral, hemos conocido la esencia del dolor más primitivo y elemental. De hecho, así se genera el dolor y tiene una duración de todo el tiempo que lo astral de ésta parte se ha habituado a que ésta actividad ya no se lleva a cabo.” Con ello, Steiner caracteriza al dolor “como LA EXPRESIÓN DE UNA IMPOTENCIA DEL CUERPO ETÉRICO FRENTE AL CUERPO FÍSICO”, que mediante el “cuerpo astral” actuante, se convierte en percepción consciente. “Un cuerpo etérico que se maneja con su propio cuerpo físico, cobra un efecto tal sobre su cuerpo astral, que en el mismo parece bienestar y saludable vivencia interior. Un cuerpo etérico que por el contrario no se maneja debidamente con su cuerpo físico, cobra un efecto tal sobre el cuerpo astral, que en el mismo tiene que aparecer dolor y malestar.” Y en otro contexto de conferencia formuló más tarde: “La conciencia que allí aparece, se expresa en aquello que dominamos el dolor de la enfermedad, que no tenemos durante el bienestar normal del estado despierto, por el hecho de que allí nuestro cuerpo astral justamente está dormido. El estar dormido del cuerpo astral significa que se encuentra en contexto regular con el cuerpo físico y con el cuerpo etérico, significa ausencia del dolor. El dolor es expresión del hecho, que el cuerpo astral se comprime de manera tal en el cuerpo físico y el cuerpo etérico, como no debería hacerlo- llegando así a la conciencia”. El fenómeno del dolor está
indicando, que el “cuerpo sensible” está buscando una: conciencia en “el cuerpo físico” y en el “cuerpo etérico”“la enfermedad es un despertar anormal del cuerpo astral en el hombre”. Steiner explicó del modo referido, mediante el ejemplo de la génesis del dolor, la estructura de la acción fisiológica proveniente del cuerpo “físico”, “etérico” y “astral” -señalando una de las posibles divergencias, en el sentido de un desplazamiento de proceso pato- fisiológico de los miembros del ser. Con respecto a las diferencias fundamentales de Steiner, acerca del ser activo de los miembros del ser del hombre, parecería cobrar importancia para la función “astral”, que no se interprete demasiado pasivamente, al “sueño del cuerpo astral”, señalado como “normal” por Steiner. En la visión de Steiner, el “cuerpo astral” humano se realiza esencialmente a través de una “vivencia interior de actividad - etérica” – también el sentimiento fisiológico (corporal) del “bienestar”, se basa sobre una “vivencia interior” semejante, que es el correlato consciente de una actividad espiritual. A su vez cobra validez, que el “cuerpo sensible”, o “cuerpo consciente”, no es meramente orientado hacia el interior, sino, como principio extrovertido está orientado hacia el “mundo exterior”; “En el lugar de acción de un cuerpo astral, las impresiones exteriores se reflejan en procesos interiores. Un ser, que no posee actividad en su cuerpo astral, se encuentra cerrado en mayor medida frente al mundo exterior. Y un ser abre en medida mayor frente al mundo exterior con una mayor actividad del cuerpo astral. Por lo tanto el cuerpo astral reúne lo interior de un ser, con el mundo exterior”. 2.2.3.6. CONCIENCIA COMO FENÓMENO DEL “REFLEJO” Las exposiciones de Steiner referidas a las condiciones espirituales de generación del fenómeno del dolor circundaron reiteradamente aquel concepto de la conciencia, que ya en la denominación del “cuerpo astral”, ha sido tematizado a modo de un “cuerpo consciente”. Steiner señaló explícitamente por él así llamada “conciencia del dolor”, dilucidando su génesis a través de una aleación “patológicamente” reforzada del “cuerpo astral” y del “cuerpo etérico”. En una conferencia dada el 24.11.1910 en la Casa del Arquitecto en Berlín, se encuentra una reflexión de principio, de Steiner, acerca de los fenómenos de la conciencia en su relación hacia la realidad integral del hombre y su fundamentación corporal. Allí decía, entre otros: ¿Podemos acaso echar en un montón, el concepto de la conciencia tal como la conocemos para conciencia normal del hombre de la actualidad, con el concepto de lo anímico o de lo espiritual en el hombre? Para una mayor claridad de estos conceptos, quiero valerme de una comparación. Una persona puede estar caminando en una habitación, sin poder en ningún lugar de la misma, ver algo de su propio semblante. En un lugar solamente, donde puede mirar al espejo, puede ver algo de su rostro. Allí, la imagen, se representa la figura de su semblante. ¿Acoso no es una enorme diferencia para la persona, si tan solo camina en el espacio de la habitación, viviendo dentro de sí mismo, o, si aquello que está experimentando, lo puede contemplar también en la imagen – espejo? Lo mismo podría acontecer con la conciencia humana, en una manera poco más amplia. El hombre por así decirlo, vive su vida anímica y esa vida anímica misma – tal como la experimenta – recién por el hecho que se representa en una especie de espejo, llegaría a su conocimiento, a su conciencia. Esto podría muy bien ser así. Podríamos decir entonces: de hecho es imaginable, que la vida anímica del hombre perdure, indiferentemente a si el hombre está despierto o duerme, que empero el estado despierto consiste en que el hombre a través de un reflejo – digamos en principio mediante un reflejo dentro de corporeidad – percibe su vida anímica y que en el estado dormido no puede percibir, por el hecho de que no se refleja en su corporeidad. Con ello, en principio nada hemos comprobado, pero, por lo menos hemos obtenido dos conceptos. Hemos diferenciado entre la vida anímica como tal y entre la toma de conciencia del vida anímica. Y podríamos imaginar, que para nuestra conciencia, para nuestro conocimiento acerca de la vida del alma – tal como nos hallamos situados actualmente en la normal vida humana – todo depende del hecho,DE QUE A LA VIDA ANÍMICA LA RECIBIMOS REFLEJADA A TRAVES DE NUESTRA CORPOREIDAD, PORQUE A NO SER QUE LA RECIBAMOS REFLEJADA, NADA PODRÍAMOS SABER DE ELLA. Estaríamos entonces plenamente en un estado semejante al estar - dormido. El ser humano como “ser consciente” - el sentido de un saber “claro como el día” acerca de la propia vida anímica – por lo tanto requiere
de la corporeidad en la cual (o, junto a la cual) se “refleja” vida anímica, para poder percibirse así mismo, para tenerse presente. La “actividad anímica SE DELIMITA, CIERTAMENTE SE RETRO-REFLEJA EN SÍ MISMA, AL REFLEJARSE EN LA VIDA DEL CUERPO” – y es percibida, “es tomada como cierta” y de ésta manera se torna “consciente”. “Consciencia” presupone “reflejo” y – a la par – “delimitación”: Steiner dijo: “la actividad anímica es delimitada”, y: “LOS PROCESOS DE NUESTRO CUERPO EN REALIDAD SON AQUELLO, QUE A MODO DE INHABILITACIÓN SE OPONE A NUESTRA VIDA ANÍMICA, Y ÉSTOS PROCESOS INHIBITORIOS, AL MISMO TIEMPO, SON PROCESOS DEL REFLEJO” En el sentido de Steiner, la corporeidad del hombre es “espejo” esencialmente activo de la actividad anímica de un “yo” encarnado: “El reflejo en nuestra corporeidad, que vivencia la actividad de nuestra alma, está ligado al hecho que, mientras que nos reflejamos en nuestra corporeidad, EL REFLEJO MISMO ES UNA ACTIVIDAD, UN PROCESO EN NUESTRA COPOREIDAD, y que ha aquello que allí aparece a modo de reflejo, lo constatamos a modo de una actividad realizada por nosotros mismos”. El proceso del “reflejar” implica procesos modificadores dentro de la corporeidad – la misma ubica al alma “como una actividad” frente a sí, a modo de reflejo, tomando conciencia así de sí misma de modo indirecto y mediato. Por ahora ha quedado sin explicación, qué incumbencia se le adjudica al “cuerpo astral” (al cual en una conferencia ya mencionada parecía equiparar al alma humana) en ocasión del “reflejo” y con ello, lo toma de conciencia de contenidos anímicos. En la conferencia del 24.11.1910, Steiner habló del “cuerpo astral” como del “portador de todo aquello, que el hombre asimila conscientemente, aquello, que durante la vida diurna lo vivencia de manera tal, que puede obtener reflejado en el cuerpo”. Y, además decía allí: “Cuando el hombre se encuentra en la vida diurna, despierta, el cuerpo astral con el yo se encuentran insertos en el cuerpo físico y en el cuerpo etérico, y LOS PROCESOS DEL CUERPO FÍSICO ACTÚAN A MODO DE PROCESOS DE REFLEJO, MEDIANTE LOS CUALES TODO AQUELLO QUE ACONTENCE EN EL CUERPO ASTRAL, LLEGA A LA CONCIENCIA. CONCIENCIA ES EL ESPEJO DE LAS VIVENCIAS A TRAVES DEL CUERPO FÍSICO Y POR LO TANTO NO DEBEMOS CONFUNDIR CONCIENCIA CON LAS VIVENCIAS MISMAS”. Por lo tanto, el “cuerpo astral” es “portador” – o, principio posibilitante – de modos vivenciales, que permiten un “reflejo” (subsiguiente, o simultáneo) de los mismos, a través del “cuerpo físico” y con ello, la toma de conciencia (representación) de la vivencia (o, lo vivenciado) (El “cuerpo astral” es portador de todo aquello que el hombre “vivencia de manera tal, que puede obtenerlo reflejado del cuerpo”). Esto empero equivale a: “todo aquello que acontece en el cuerpo astral”, llega a la conciencia recién a través de procesos del “cuerpo físico”, que “actúan a modo de procesos de reflejo”. El “cuerpo sensible”, solamente en su dependencia del “cuerpo físico”, o bien en su contexto con el mismo, a su vez es “cuerpo consciente”. “Todo aquello que acontece en el cuerpo astral” – en el mencionado contexto, esto se refiere a la vida anímica como tal, más allá de inconciencia o conciencia, se refiere (en el sentido dado como ejemplo por Steiner) a la realidad del hombre que recorre la habitación (independientemente de la existencia y la importancia del espejo): nuestra vida anímica es una vida en independencia, una vida , de la cual durante el estar despierto diurno, mediante nuestra conciencia tenemos algo, que es un reflejo. COCNIENCIA ES REFLEJO DE COMUNICACIÓN DEL ALMA CON EL MEDIO CIRCUNDANTE. “Allí, durante el estar despierto diurno, nos encontramos entregados a nuestro entorno, a lo ajeno, entregamos a algo, que no somos nosotros mismos”. Con ello, Steiner una vez más, y de manera expresa, destacó la orientación “cuerpo astral” hacia el mundo exterior, reconociendo al físico animado, como órgano de toma de conciencia de vivencia del mundo interior. “Donde se encuentra activo el cuerpo astral, allí se reflejan las impresiones exteriores en procesos interiores”. De hecho, ésta afirmación se torna problemática o bien, ambigua, dentro del horizonte de compresión ampliada: las “impresiones” se “reflejan” en “procesos interiores” – esto, en el sentido de lo últimamente debatido puede significar: las impresiones se “reflejan” como aquello “que acontece en el cuerpo astral”, en “el interior”, vale decir en procesos del cuerpo físico. Puede significar empero así mismo: las “impresiones exteriores”, entendidos
como “estímulos”, son acompañados por “procesos interiores”, vale decir, por una “vivencia interior” - que podría ser consciente, o inconsciente. Recordemos, que Steiner también había hablado de un “reflejo” de “estímulos exteriores”, “mediante un proceso exterior”). En la citada conferencia del 24.11.1910, “Steiner no solamente habló de un reflejo de los procesos astrales a través del “cuerpo físico” (concretizado en el sentido de CEREBRO Y ORGANOS SENSORIALES), sino también acerca de un posible “reflejo” mediante la corporeidad etérica”: “Dado, que de hecho, no solamente tenemos que considerar al cuerpo físico a modo de un aparato de reflejo, sino también al cuerpo etérico, puesto que, mientras que el mundo exterior cobra impresión sobre nosotros, de hecho es el cuerpo físico que actúa a modo de un aparato de reflejo. Pero, cuando en nosotros se establece la calma, el silencio, y elaboramos aquello que el mundo exterior nos ha brindado a modo de impresiones, entonces, trabajamos dentro de nosotros mismos, nuestros pensamientos empero, así y todo, son reales. Vivimos nuestros pensamientos y también sentimos que dependemos de algo más delicado que nuestro cuerpo físico, es decir, del cuerpo etérico. ENTONCES, EL CUERPO ETERICO ES AQUELLO, QUE EN OCASIÓN DE LA SOLITARIA REFLEXIÓN, A LA CUAL EN PRINCIPIO NO SUBYACEN IMPRESIONES EXTERNAS, SE REFLEJA EN NOSOTROS. “La actividad conceptual llevada a cabo a consecuencia de impresiones sensoriales realizadas, se apoya sobre los procesos de vida del cuerpo de fuerzas plasmadores”; al respecto, el “cuerpo etérico” por un lado fue señalado por Steiner explícitamente como “aparato de reflejo”, y por el otro lado se constató, que este “cuerpo etérico” mismo se “refleja” en el alma humana. Consecuentemente, Steiner de nuevo entendió al “proceso espejo”, en el sentido, de que a partir de aquellas transformaciones el alma toma conciencia de la ejecución de sus propias acciones, que inducen a la mismísimas en el cuerpo-espejo. Estastransformaciones se reflejan viceversa por sí mismas en el alma. (En la conferencia del 24.11.1910, Steiner señaló, que en el “estado intermedio entre el estar despierto y el estar dormido”, los sueños que allí aparecen, también se basan sobre una conjunción tal de “cuerpo astral” y “cuerpo etérico” y dijo: “Al no tener la facultad de recibir impresiones sensoriales externas durante un estado intermedio entre el estar despierto y el estar dormido, pero sí podemos en cierto modo percibir algo relacionado con nuestro cuerpo etérico, el cuerpo etérico nos puede reflejar aquellos, que en nuestro ente anímico vivenciamos con nuestro cuerpo astral. Y, esto entonces son los sueños). A continuación, nuevamente se resumen declaraciones esenciales de Steiner, con respecto a la concepción de la conciencia – en la medida en la cual fueron señaladas por él en el contexto de sus dilucidaciones científicas – espirituales”, con respecto al “cuerpo astral”. Debe tomarse en cuenta, que la característica de la “ciencia espiritual”, a modo de “creciente” y “evolutiva”, debe ser tomada en serio de una manera no subestimada, que, dicho de otra manera, por ejemplo entre las dos conferencias citadas (noviembre 1906: acerca de la generación de conciencia junto a la sustancia amenazada de muerte, noviembre 1910: acerca de la importancia del fenómeno-espejo para la conciencia de la vida anímica) se encuentran cuatro años de trabajo cognitivo “científico – espiritual”. Algunos estados de cosas espirituales, contextos, relaciones, en el curso de los años se podrán haber manifestado con toda seguridad de manera diferente a Steiner – y, acorde a ello, los ha llevado a la comprensión conceptual modificada, a menudo de manera ampliada. Queda por ver, si Steiner pudo satisfacer siempre sus propia intención de la mayor exactitud y la más elevada precisión” en la exposición lingüística. En 1906, Steiner habló de la precepción como del “primer elemento de la conciencia”, nombró al respecto “la vivencia interior” frente a un “estímulo”, a modo del criterio decisivo para la existencia real de una cualidad anímica de esa índole (y señaló a la misma, en una manera que por lo menos brinda oportunidad a una interpretación errónea, como “reflejo del estímulo en el alma). Como necesaria condición previa para la posibilidad para una precepción real, Steiner señaló entonces la sustancia “sensible” (¿capacitada para la sensibilidad?) que es configurada a través de la entidad espiritual del “cuerpo astral” a partir de la sustancia meramente “viviente”. Cabe suponer, que esta “sustancia sensible” ha sido equiparada por Steiner con aquella, en la cual puede generarse “conciencia” – a la cual describió detalladamente en sus condiciones previas. Al respecto, le adjudicó a la conciencia una importancia mantenedora de la vida de la sustancia. Además, en este contexto caracterizó a la conciencia como “reflejo del mundo exterior”. Denominó como “conciencia – reflejo” a
una forma de conciencia (previa), que también se encuentra a disposición de los animales, en el sentido de una “defensa exterior” – y en la cual aún no se puede hablar de percepción “a modo del primer elemento de la conciencia”. Parecería estar referido a una conciencia no-intrínseca. En una conferencia del año 1910, Steiner se refirió nuevamente a esta “conciencia-reflejo”, nombrando allí también al estado del asunto “científicoespiritual” subyacente; Siempre, cuando el “cuerpo etérico” se sumerge a demasiada profundidad – decía Steiner – aparece “una conciencia, similar a la conciencia del estar dormido-humano, similar a la conciencia vegetal. Esta conciencia empero, se encuentra un grado más abajo”, que la conciencia “normal”, razón por la cual también una “tendencia particular”. Steiner señaló, que sobre el plano de la conciencia del reflejo” se torna posible el accionar pleno de sentido, aunque no realmente consciente. Conciencia, aquí (como así también en la conciencia dormida sin sueños de las plantas, que tiene la facultad de regularizar los procesos de vida, conduciéndolos a una armonía con los procesos del mundo exterior), parece tener aquí, la importancia de un conocimiento pleno de sentido, un conocimiento inmanente universal, que no llega a la percepción, a modo de la razón inconsciente, que no es sabida con presencia de ánimo, ni conscientemente. Cuando Steiner en una conferencia del año 1908 había caracterizado el fenómeno del dolor a partir de la visión “científica-espiritual”, a modo de una ausencia de armonía en la estructura de los miembros del ser, caracterizando al dolor como una “sensación” del “cuerpo astral”, en mayo de 1910 mencionó para la “generación de dolor, la necesaria condición (evolutiva), que la pertinente “conciencia por lo menos tendría que tener el grado de conciencia del “cuerpo astral” (en el mismo contexto se habían llevado a cabo las declaraciones con respecto al “reflejo” y la “conciencia vegetal”). En el contexto de la mencionada conferencia, Steiner habló además acerca de la esencia y el significado del a “conciencia del yo”, dentro de cuyo horizonte tiene que ser contempladas las mencionadas declaraciones. Un dolor tiene que “vivir en el cuerpo astral”, según Steiner, quien denominó al fenómeno del dolor, un “despertar” anormal del “cuerpo astral”, remitiéndose a la par, a un desplazamiento de los miembros del ser y un esclarecimiento de la conciencia ligado a ello (el “cuerpo astral” despierta al sumergirse a excesiva profundidad en el “cuerpo etérico” y en el “cuerpo físico”). En la mencionada conferencia de mayo 1910, Steiner no habló de la necesidad de un “reflejo” de los “procesos astrales” en otros miembros del ser (solamente se dijo, que la actividad del “cuerpo astral” se encuentra unido con un “reflejo” de impresiones externa, con procesos interiores. Esto, lo refirió Steiner, sin mención expresa del fenómeno de la toma de conciencia a modo de rememoración – y mucho indica, que “reflejo” y “proceso interior” se corresponden al uso lingüístico de 1906). Cabe sostener, que Steiner en ocasión del análisis del fenómeno del dolor en 1908 y 1910 (mayo), le adjudicó al “cuerpo astral” una facultad preceptiva para el propio organismo. Luego, en noviembre de 1910, definió explícitamente al “cuerpo astral” como aquel, que anímicamente vivencia los hechos del cuerpo etérico”. A fines de noviembre de 1910, Steiner dilucidó el fenómeno de la generación de conciencia, por vez primera a partir del fenómeno de “reflejo” orgánico-interior, siendo que la mayor importancia la ubicó de modo palmario sobre las vivencias anímicas tales, que se obtienen en el encuentro ambiental – y que a través del “reflejo” llegan a la conciencia. Esto de hecho presupone, que una percepción “inconsciente”, a modo de parte de la totalidad independiente, vale decir de la vida anímica, astral, que no depende de reflejo (la vida anímica independiente como tal), ha antecedido a todo “reflejo” y, con ello, a toda toma de conciencia. 2.2.3.7. EL “CUERPO ASTRAL” COMO “CUERPO ANÍMICO” UNIVERSAL Cobra sentido, retornar a la entidad “astral” como tal (en el sentido de una “realidad esencial”). En muchas conferencias del período de trabajo contemplado, Steiner ha indicado su “esencia” solamente de manera aforística, en la mayoría de los casos habló de su “efectividad” anímica y, en muchas exposiciones llamó al “cuerpo astral”, “portador de todas las cualidades anímicas bajas y elevadas del hombre, el portador de deleite, de pena, de alegría y dolor y de todos los impulsos volitivos” – (además, también la indicación, de que “junto al cuerpo astral” se encuentra adherido así mismo, la “capacidad del criterio, el juicio basado en el razonamiento acerca del medio circundante”). “En este cuerpo astral, llega a la expresión la vida del alma”. Es la parte “propiamente sensible y pensante del hombre”, portador también, del mundo habitual de los pensamientos, de los “impulsos volitivos”. El “cuerpo astral” empero a su vez es aquella corporeidad espiritual que “percibe al
mundo exterior” – “Es así mismo el medidor de las percepciones propiamente sensoriales”. Las indicaciones de Steiner permiten reconocer la universalidad anímica de un miembro del ser espiritual, cuya determinación concreta del ser, difícilmente puede ser definida a partir de las declaraciones dadas en las conferencias; dado a que conciencia de las mismas, por un lado, el “cuerpo astral” ES la entidad sensible y pensante del hombre y, por otro lado actúa “solamente” como “portador”, o de “mediador” de la vida propiamente dicha, “expresa alma” – sin ser ciertamente el alma él mismo. Declaraciones de Steiner: “Entonces diferenciamos un tercer miembro de la actividad humana: el portador de deleite y pena, de alegría y dolor, de instintos, avideces y pasiones, de todo aquello que en definitiva ya señalamos como lo anímico; PERO JUSTAMENTE, AL PORTADO, Y NO, ESTO ANÍMICO MISMO”. Así ciertamente Rudolf Steiner habló del hecho de que dentro del “cuerpo astral” se “refleja todo aquello que se lleva a cabo con respecto a las emociones anímicas” – parecería entonces, que a las mismas les cabe un modo de ser propio, independiente (sin embargo Steiner habló de una aparente equiparación de “alma o cuerpo astral”. Mientras que su obra (conserva en material taquígrafo no revisado y en notas retocadas) en lectura sinóptica, permiten una compresión no plenamente uniforme y clara del “cuerpo astral”, las obras del “Teosofía” (1904) y “La ciencia oculta” (1910), muestran una búsqueda fundamental acerca del esclarecimiento “sistemático” de la relación del cuerpo, alma y espíritu. Volveremos sobre el particular en el capítulo 2.2.5. Señalando al “cuerpo alma” como “cuerpo astral”, Steiner indicó la dimensión cosmológica, que en el sentido más amplio también puede ser denominada “ambiental”, del “alma- espiritual” humana. Haciendo referencia a las declaraciones propias con respecto a los fenómenos de hipótesis y sugestión (1897), así como las descripciones formuladas en 1901con respecto al término de “cuerpo astral” en la filosofía - natural de Paracelso, en una conferencia dada en el año 1904, Steiner remarcó nuevamente la “inmanencia universal” de hombre en el sentido físico – espiritual y dijo: “ Al desconectar empero la conciencia, se produce el contacto, entonces, de hecho vivimos nuevamente en ese mundo exterior; dado, que el cuerpo astral no es como nuestro yo, nuestra conciencia directa separada del resto del mundo. NO, por doquier parten hilos astrales en todas las direcciones, de tal modo, que compartimos la vida de todo mundo exterior y no solamente de la naturaleza física, sino también aquellos procesos astrales que nos rodean constantemente, los procesos espirituales de nuestro entorno. Todo esto lo percibimos, cuando nuestra conciencia está desconectada. Lo que recordamos, imaginamos y combinamos, aparecen de manera inmediata, en el estado sonámbulo, a modo de manifestación, conducida por la naturaleza exterior, por aquello, que vive fuera de nosotros. “En la contemplación “científica – espiritual”, el “cuerpo astral” del hombre es una realidad esencial, espiritual creadora, que a pesar de hallarse individualizada dentro de la misma, y como “cuerpo” perteneciente al hombre dándole “figura” y “forma al igual como el “cuerpo físico” y el “cuerpo etérico”, se encuentran en determinada relación hacia el cosmos en su conjunto”.