LUIS MARÍA MARTÍNEZ
EL ESPÍRITU SANT T TO O
DICIEMBRE DEL 2010
Introducción: esencialmente amor. “La vida cristiana es esencialmente El amor que el Espíritu Santo derrama en las almas, en forma de virtudes y dones”. Mons. Luis María Martínez
Parte I 1. LA VERDADERA DEVOCIÓN AL ESPÍRITU SANTO. 1.1 Mirada de conjunto
La vida cristiana es esencialmente amor. La caridad que el Espíritu Santo derrama es forma de todas las virtudes y los dones; es un amor ordenadísimo, pues la virtud, según la bella y profunda frase de San Agustín, es “el orden en el amor ”. ”. Y ese orden es fruto de la luz, de la verdad dogmática; así enseña Santo Tomás de Aquino: “Propio de la sabiduría es ordenar”. La
El prim primer ero o es sant santif ific icad ador or por por esen esenci cia, a, porq porque ue es Di Dios os,, la santidad infinita, porque es el Amor personal que consuma, por deci decirl rlo o así, así, la sant santid idad ad de Di Dios os,, cons consum uman ando do su Vida Vida y su Unidad y porque a Él corresponde participar a las almas el mist mister erio io de aquel quella la san santida tidad. d. La Virg Virgen en Marí María a es tan tan solo solo cooperadora, pero instrumento indispensable en los designios de Dios. Del influjo material que tuvo María en el cuerpo real de Cristo se deriva el influjo que tiene en ese cuerpo místico de Jesús. Que en todos los siglos se va formando hasta que al fin de los tiem iempos pos se eleve leve a los cie cielos, os, bell bello o y espl splendid ndido o, consumado y glorioso. Pero los dos –El Espíritu Santo y María- son los indispensables artí artífi fice cess de Jesú Jesús, s, los los impr impres esci cind ndib ible less sant santif ific icad ador ores es de las las almas. Cualquier santo del cielo puede cooperar a la santificación de un alma alma;; pero pero su coop cooper erac ació ión n ni es nece necesa sari ria, a, ni prof profun unda da,, ni constante; en tanto que la cooperación de esos dos artífices de Jesús, de quien venimos hablando, es tan necesaria, que sin ellas las almas no se santifican, dados los actúales designios de
unió unión n estr estrec echa ha y comp compen enet etra rarl rlo, o, como como si fuer fuera a part parte e de su alma, modelarlo a placer, como plasma en sus sueños el ideal que ama! Así concibo la obra santificadora del Espíritu Santo, artista de las almas: ¿No es la santidad el arte supremo? Dios no tiene sino un hijo. Ese hijo suyo es Jesús. El Espíritu Santo ama a Jesús más pero mucho más que el artista a su ideal supremo. Ese amor es su ser, porque el Espíritu Santo es el amor único, el amor personal del Padre y del Verbo. Con divino entusiasmo se acerca a cada alma, soplo del Altísimo, luz espiritual que puede fund fundir irse se con con la luz luz incr increa eada da,, esen esenci cia a exqu exquis isit ita a que que pued puede e transformarse en Jesús, reproduciendo el ideal eterno. Por esto la primera relación que tiene el Espíritu Santo con las almas es la de ser el dulce huésped de ellas. Como invoca la Iglesia al Espíritu Santo en la prosa inspirada de la Misa de Pentecostés. Mas quiero llamar la atención sobre el hecho de que que la Sant Santa a Escri scritu tura ra atri atribu buye ye de mane manera ra espi espiri ritu tual al esta esta
atrae al Dios de los cielos y lo cautiva con los vínculos de la caridad. Son esos dos amores que se buscan, que se encuentran, que se difunden en la divina unidad; es por parte de Dios el Espíritu Santo que se nos da y por parte nuestra debe ser ser la cari carida dad, d, a imag imagen en del del Espír spírit itu u Sant Santo, o, que que no pued puede e separarse del divino orden. En el orden sobrenatural el amor lleva a la luz: el Espíritu Santo nos conduce al Verbo y por el Verbo vamos al Padre, en el que toda toda vida vida se cons consum uma, a, y todo todo movi movimi mien ento to se conv convie iert rte e en descanso y toda creatura halla su perfección y su felicidad: porq porque ue toda todass las las cosa cosass se cons consum uman an cuan cuando do vuel vuelve ven n a su Principio.
1.3 El Director supremo El huésped dulcísimo del alma no permanece ocioso en su santuario íntimo. Como es fuego y amor – ignis, caritas, según la
enseñará todas las cosas y os sugerirá todo lo que yo he dicho. 4 San Pablo expresó muy bien esta acción del Espíritu Santo en las almas con estas palabras: “ Todos lo que son movidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.” 5 Y con ellas, el Apóstol señala un nexo misterioso entre la moción del Espíritu Santo y la divina filiación. Por el Espíritu Santo nos hacemos hijos de Dios y porque somos hijos, somos movidos por el Espíritu de Dios. Porque somos hijos, somos herederos y nadie puede llegar a la here herenc ncia ia de aque aquell lla a tier tierra ra de los los bien bienav aven entu tura rado doss si no es movido movido y guiado guiado por el Espíri Espíritu tu Santo Santo.. Así lo enseñ enseña a Santo Santo Tomás quien interpreta en ese sentido las palabras del salmista: “Tu espíritu bueno me conducirá a la tierra recta”. 6 Esta dirección íntima de nuestras almas, realizada por el Espíritu Sant Santo o, es algo algo prof profun unda dame ment nte e enla enlaza zado do con con nues nuestr tra a vida vida espiritual, es algo que esta vida exige esencialmente, así como nuestra vida natural exige la moción en nuestra alma y por consiguiente: consiguiente: El Espíritu Santo es con verdad el alma de nuestra alma y la vida de nuestra vida.
Espíritu Santo. Esta inefable intimidad la tiene el alma que está en gracia, con las las tres tres Di Divi vina nass Pers Person onas as de la Sant Santís ísim ima a Trin Trinid idad ad;; mas mas la primera intimidad es con el Espíritu Santo, porque es el primer don. No quiere decir esto que se pueda poseer una persona divina sin poseer las demás, pues son inseparables; pero, según el orden de apropiación, la razón de poseer al Padre y al Hijo es que poseemos al Espíritu Santo, que es el primer don de Dios. La posesión es el ideal del amor, la posesión mutua, perfecta e inad inadmi misi sibl ble. e. Dios ios al amar amarno noss y perm permit itir ir que que le amár amáram amos os satisfizo divinamente divinamente esta exigencia del amor: quiso ser nuestro y que nosotros fuéramos suyos. Pode Podemo moss goza gozarl rlo o y usar usar de sus sus efec efecto tos. s. Esta Esta es nues nuestr tra a potestad. Y está a nuestro arbitrio gozar de esa dicha que llevamos en nuestra alma. Santo Tomás de Aquino dice: “ Por la Gracia no sólo puede el alma usar libremente del don dado, sino gozar de la misma Persona divina” 7 Llama la atención la dulce familiaridad de los santos, la confiada
al gozo de Dios. Esta es precisamente la obra del Espíritu Santo en las almas: desa desarr rrol olla larl rlas as hast hasta a su sant santa a madu madure rez, z, hasta asta la pleni lenitu tud d dichosa. Desarrollar Desarrollar ese germen de amor que Él mismo depositó en las almas. La vida espiritual es la mutua posesión de Dios y del alma, que es esencialmente su mutuo amor. Cuando el Espíritu Santo llega a poseer plenamente un alma y ésta logra poseer plenamente el Don de Dios; esa es la unión, esa es la perfección, esa es la santidad. Entonces Dios obra en el alma como se obra en lo que nos per pertene tenece ce por compl omplet eto, o, y el alma lma goza de Di Dio os, con la confianza, con la libertad y con la dulce intimidad con que disponemos de lo nuestro. 1.5 El Ciclo Divino Tal es el ciclo divino de la santificación de las almas: nadie puede ir al Padre sino por Jesús; nadie puede ir a Jesús sino por
Figura 1.-El Ciclo Divino para la santificación de las almas. La flecha indica la dirección del ciclo. Nadie llega a Jesús sino es a través través del Espíritu Espíritu Santo. Nadie llega al Padre sino es a través de Dios hijo, el Espíritu Santo es el primer don del Padre que llega a nosotros, es el mismo Amor de Dios. Y así444 se cierra este círculo virtuoso,
en esta especialísima moción a la que nos referimos, el Espíritu Santo toma, en lo más íntimo de nuestras almas, el lugar que corr corres espo pond nde e a lo más más alto alto y más más acti activo vo y se const constit ituy uye e en director del alma, en plenitud de fuerza y sin alterar su libertad. “Los que son movidos por el Espíritu Santo, éstos son los hijos de Dios” dice el Apóstol San Pablo. Aho Ahora bien bien,, para que que el Espí spíritu ritu Sant Santo o mueva ueva a un alma lma necesita estar íntimamente unido a ella por la caridad. Nos mueve porque nos ama, y es por nosotros amado, nos mueve en la medida de nuestra mutua posesión. Se podría decir que su moción es una caricia del amor infinito de Dios. Sin esta moción del Espíritu Santo es imposible conseguir la salv salva ació ción de nuestr stras almas lmas y meno enos aún la perf perfec ecci ció ón cristiana. Nuestra salvación y nuestra perfección consiste en la reproducción fiel de Jesús en nuestras almas. Pues bien, esta reprod reproducc ucció ión n no la lograr logrará á jamás jamás el discíp discípulo ulo (nosot (nosotros ros), ), es necesario que la realice el Maestro (el Espíritu Santo).
mucho a la humildad, pues nos hace ver que por buenos que seamos, es obra principalmente del Espíritu Santo en nosotros y nuestro mérito es insignificante. insignificante.
1.7 La correspondencia del alma (la devoción al Espíritu Santo) ¿Qué otra cosa deberá ser nuestra devoción al Espíritu Santo sino la amorosa y constante cooperación con su divino influjo, con su obra santificadora? Ser devoto del Espíritu Santo es abrir el alma para que la habite, dilatar nuestro corazón para que lo unja en su caridad divina, poner en sus manos el bloque informe de nuestras miserias para que forme en él la divina imagen de Jesús. Todo cristiano es un templo del Espíritu Santo; todo cristiano está consagrado a Él; y en este templo en el que Dios habita, no
ajenos a Él. Es tan grande el Espíritu Santo que solamente cabe en un corazón vacío. Y eso hay que hacerlo siempre, todos los días. Siempre tener dispuesto nuestro corazón para recibir y dar el amor de Dios y para recibir los dones del Espíritu Santo, siguiendo su divina moción.
1.8 Ejercicio de las virtudes teologales t eologales.. 1.8.1 Aspectos generales En el capítulo anterior expusimos la parte negativa de nuestros deberes para con el Espíritu Santo, es decir, la necesidad de vaciar nuestra alma para que el divino espíritu la llene. Aho Ahora expon xpondr dre emos algo que que tien iene que que ver ver con con la parte rte positiva, el ejercicio de las virtudes teologales. No debemos olvidar que en la intimidad con Dios lo que el
alma lo mismo entre las tinieblas de la desolación que entre la claridad celestial del consuelo. Una Fe siempre precisa, siempre firme, siempre recta. Nuestra devoción al Espíritu Santo debe pues fundarse en la Fe, que que es la base base de la vida vida cris cristi tian ana, a, la que que real realiz iza a nues nuestr tra a primera comunicación con Dios, la que inicia nuestra intimidad con el Espíritu Santo. Sin duda que esta Fe es por naturaleza imperfecta, y para corregir sus imperfecciones, sirven los dones intelectuales del Espíritu Santo con los cuales la mirada de la Fe se va haciendo más penetrante, penetrante, más comprensiva, comprensiva, más divina y hasta más deliciosa. 1.8.3. La Esperanza. Por la virtud de la Esperanza tendemos hacia Dios no con la incertidumbre y vaivén de las esperanzas humanas, sino con la segu seguri rida dad d inqu inqueb ebra rant ntab able le de quie quien n se apoya poya en la fuer fuerza za amorosa de Dios. El término de la esperanza está en la Patria (el Cielo), porque es la eterna y plena posesión de Dios. De la firmeza con la que esperamos la vida eterna se desprende, por
cada uno de nosotros. Y lo que busca y anhela es que nosotros correspondamos a ese amor. Para eso nos da la tercera virtud teologal: La Caridad. Para corresponder a su amor. Precisamente, lo que Dios nos pide, lo que exige de nosotros, lo que vino a buscar en la tierra, en medio de los dolores y miserias de su vida mortal, fue nuestro amor. Sabía que a pesar de nuestras miserias, podía encontrar almas capaces de amarlo y por por lo tant tanto o vino vino a oblig bligar arno nos, s, con con los los ext extremo remoss de sus sus ternuras y con sus locuras de amor, a que lo amaramos. Ya vimos que la devoción al Espíritu Santo es la posesión mutua. Así, es claro que la Caridad está en el fondo de esta devoción. Por eso dice San Agustín “Ama et quod vis fac” 9 y por eso aquel verso de San Juan de La Cruz: “Mi alma se ha empleado y todo mi caudal a su servicio: que ya no guardo ganado, ni tengo ya otro oficio que sólo amarlo es mi ejercicio” 10
percibirla el alma necesita de silencio y paz. Así como el amor humano, por la unión que produce en los que se aman, hace que el uno identifique las intimidades del otro y adivine, en cierta manera, sus ocultos sentimientos. Así el amor divino, produce ese maravilloso sentido de lo divino que se muestra en las intuiciones de los santos. Uno de los gozos más intensos y delicados del amor es precisamente ese abandono a las disposiciones y a la acción del amado. Esa dulce esclavitud que hace que el alma pierda su propia soberanía para entr entreg egar arse se a la del del amad amado. o. Amar Amar es desa desapa pare rece cer, r, borr borrar arse se,, anonadarse, para que se realice nuestra transformación en el amado, para fundirse en su magnífica unidad. Ese dulce abandono a todos los movimientos del amor es, a mi juicio, el rasgo más característico de nuestro verdadero amor al Espíritu Santo. Amar a este divino Espíritu es dejarnos arrastrar por Él, como la pluma es arrastrada por el viento, como la rama seca se deja poseer por el fuego; dejarnos animar por Él como las las cuer cuerda dass de una una lira lira mara maravi vill llos osa, a, la cual cual toca toca sens sensib ible le y
1.10 El Espíritu Santo nos impulsa a realizar o aceptar la voluntad del Padre.
Tres son las formas principales de la devoción a Dios Padre: 1. La adora adoraci ción ón 2. El amor amor filial, filial, respetuoso respetuoso y tierno tierno 3. Cumplir Cumplir siempr siempre e su voluntad voluntad.. Esta fue la vida de Jesús: Adorar, amar y cumplir en todo la voluntad del Padre. Las tres las hizo en forma abundantísima; sin sin emba embarg rgo, o, resa resalt lta a de las las tres tres su pasi pasión ón por por cump cumpli lirr la voluntad de su Padre. Con sus propios propios labios nos nos enseñó Jesús Jesús
graduada de todas las formas de aceptación de la voluntad de Dios, desde la resignación más dolorosa y penosa e imperfecta hast hasta a el gozo gozo purí purísi simo mo de hace hacerr la volu volunt ntad ad de Di Dios os,, que que consiste no sólo en gozarse de que se cumpla su voluntad sino en el modo y disposición con la que lleva a cabo su voluntad, por doloroso que fuera, tendríamos al mismo tiempo la escala de los distintos grados de posesión por el Espíritu Santo de las almas. Jes Jesús ús nos nos desc descub ubri rió ó el anhe anhelo lo fund fundam amen enta tall de su alma alma al enseñarnos a decir: “Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo” pero este deseo de Jesús no se realiza hasta que el Espíritu Santo toma posesión de las almas.
1.11 La cruz. La cruz de Cristo es la clave de la obra grandiosa de Dios, el secreto de su unidad y belleza, el principio coordinador del
vida cristiana es la participación mística del sacrificio de Jesús en cada alma. Sí, me atreveré a decir lo siguiente: Hay una Misa íntima y espiritual que cada alma debe celebrar en su interior como participación del Sacerdocio Regio del que nos habla el apóstol San Pedro 18 Toda alma debe aspirar al martirio, debe tener la cruz como el centro de su vida y la meta de sus aspiraciones. El Espíritu Santo va, poco a poco, encendiendo en las almas un amor ardiente y apasionado apasionado al sufrimiento. El cristiano no aprende a amar el dolor, lo ama sólo cuando lo ve transfi transfigur gurad ado o en amor. amor. Y esa transf transfigu igurac ración ión de dolor dolor en amor amor solamen solamente te la ha hecho hecho Jesús Jesús en la Cruz. Cruz. Por Por ello para para amar la Cruz es indispensable ver en ella a Jesús, sentir la dulce y fuert fuerte e atrac atracció ción n que ejerce ejerce sobre sobre los coraz corazone ones. s. “Cuando fuere levantado de la tierra atraeré a Mi todas las cosas” 19 Y así surgen aparentes grandes contradicciones: Nada hay en el hombre abandonado a si mismo que aborrezca tanto como el dolor, y nada hay que ame tan apasionadamente como el dolor
1.12 Recapitulación o resumen sobre la Part Parte e I, la verd verda adera dera devoc evoció ión n al Espí Espíri rittu Santo. Nuestro pensamiento pensamiento principal ha sido exhortar a las almas para que le den al Espíritu Santo, en la vida espiritual, el lugar que le
perpetua, una verdadera consagración. Nuestra alma debe arrojar de sí todos los afectos terrenos y todos los ídolos falsos para permitir que el Paráclito inunde en forma total nuestro corazón. Las Las virt virtud udes es teol teolog ogal ales es:: Fe Fe,, Espe Espera ranz nza a y Cari Carida dad, d, tien tiene e un mayor peso para nuestra santificación que los dones del Espíritu Sant Santo o pues pues son vir virtudes udes sob sobrena renatturale raless que rel relaci aciona onan directamente a las almas con su Creador. Sin embargo; hay un efecto sinérgico entre ambas. Así, la Fe nos descubre al Espíritu Santo, la Esperanza nos pone en comunión con su fuerza divina, más la Caridad es la que nos enlaza íntimamente con Él y nos funde, por así decirlo, en estrecho abrazo. El amor que tiene por término al Espíritu Santo es un amor de docilidad suavísima, de entrega plena, de perfecto abandono, es un amor por el cual el alma se deja poseer y se entrega con amorosa fidelidad a la acción del director divino. Esa docilidad exige silencio para escuchar la voz del Espíritu. Pureza para comprender el sentido de sus palaras, abandono espíritu tu de sacrifi sacrificio cio ya que para dejarse llevar por Él y espíri
cumplir con su voluntad. Así amó Jesús al Padre aquí en la tierra y así debemos amarlo nosotros. Estas tres formas de devoción al Padre llevan a la cumbre del Calvario, porque la excelsa forma de devoción al Padre fue la Cruz. Es por consiguiente la Cruz -símbolo supremo de amor y de dolor- la consumación de la devoción al Padre, al hijo y al Espí spíritu itu Santo nto, y por lo tanto anto de la vid vida cris cristtian iana y de la perfección. La consumación del amor en la tierra se realiza en la Cruz. En el Cielo, se consuma, en el Seno de Dios.
Piedad, Fortaleza y Temor de Dios. 2.1 Aspectos generales. Sabemos bien que aún cuando todas las obras exteriores las realizan las tres Divinas Personas; sin embargo, con fundamento en la Escritura y la tradición, los teólogos apropian a cada una de Ellas aquellas operaciones que por sus características son más propi propias as de aquella aquella Divin Divina a Persona Persona.. De esta mane manera ra al Padr Padre e se le atri atribu buye ye la crea creaci ció ón, al Hijo Hijo,, la rede redenc nció ión n y al Espíritu Santo la santificación de las almas. ¡Si ¡Si pud pudiéra iéram mos conte ontem mpla plar esta sta obr obra mara maravi vill llo osa de la santificación de las almas! Me atrevo a decir que esa operación es la obra maestra del Espíritu Santo en la Tierra. Es verdad que la obra maestra del Espíritu Santo es Jesús: pero la santificación de nuestras almas ¿no es la prolongación y el complemento de
maravillosa. Así, el Espíritu Santo dirige esa obra genial y quiere que le ayud ayudem emos os,, pero pero lleg llega a un mome moment nto o en que que de una una mane manera ra personal pone los rasgos geniales de esa imagen divina. Para ello utiliza pinceles o instrumentos especiales que son sus siete dones. Nosotros tenemos también nuestros instrumentos que son las virtudes, las cuales recibimos junto con la gracia. Con ellas vamos destruyendo poco a poco al hombre viejo y trazando nuestro hombre nuevo al ir forzando nuestra imagen para que se parezca a Jesús, Pero llega un momento en el que Él toma directamente las riendas del potro salvaje en el que a veces nos conv conver erti timo moss y para para ello ello util utiliz iza a como como rien rienda dass los los done doness del del Espíritu Santo. Los dones del Espíritu Santo son receptores divinos para captar las inspiraciones del Espíritu Santo. Y esas inspiraciones no son sólo acústicas, sino que también producen mociones en nuestra alma.
virtudes crecen se está preparado el camino para que el Espí spíritu itu Santo nto ven venga con sus dones nes a real realiizar la obra santificadora. c.- Ser dóciles dóciles a las inspiraciones inspiraciones divinas. divinas. Nuestro Nuestro corazón corazón debe estar en silencio, atento a lo que dice, dócil para seguir las inspiraciones divinas. Cuanto más recibamos y sigamos esas inspiraciones, más se irán perfeccionando en nosotros los receptores misteriosos que son los dones del Espíritu Santo.
Ahor Ahora a abor aborde demo moss un pano panora rama ma gene genera rall de los los done doness del del Espíritu Santo antes de referirnos directamente a cada uno. A grandes rasgos podemos contemplar el conjunto de nuestras facultades. Por encima encima de todas todas ellas está el “entendimiento”. “entendimiento”. Es la facul cultad más alta lta que posee seemos. La que nos nos hace semejantes a los ángeles, la que pone en nuestras almas un rasgo de la imagen de Dios.
Así, Así, desd desde e la cúsp cúspid ide e de nues nuestr tro o espí espíri ritu tu,, hast hasta a la porc porció ión n inferior de nuestro ser, el Espíritu Santo tiene sus dones para comu comuni nica cars rse e con con todo todo el mund mundo o inte interi rior or que que llev llevam amos os en nosotros, para poder inspirar y mover nuestros actos humanos. Es conveniente ahora, que en los próximos capítulos, vayamos desm desmen enuz uzan ando do al deta detall lle e cada cada don. don. Hare Haremo moss la revi revisi sión ón en orden ascendente.
Nuestras Facultades ENTENDIMIENTO
Don del Espíritu Santo 1.- Sabiduría 2.Entendimiento 3.- Ciencia 4.- Consejo
VOLUNTAD*
5.-Piedad
PARTE INFERIOR DEL ALMA(instintos)
6.- Fortaleza
Objetivos del Don Juzgar las cosas divinas Penetrar, entender lo divino juzga a las criaturas Ordena y dispone nuestros actos Ordena la relación con los demás Quita el te temor al peligro
A primera vista parece extraño que haya un don de Temor; por ventura ventura ¿No todos todos los dones dones tienen por por raíz la caridad? caridad? ¿Y no dice dice la Sagr Sagrad ada a Escr Escrit itu ura que que el amor amor perf perfec ecto to excl excluy uye e el temor? Para Para compr comprend enderl erlo o es neces necesari ario o recor recordar dar que existe existen n varios varios tipos de temores: Hay un temor que nos aleja del pecado, pero que que es dema demasi siad ado o impe imperf rfec ecto to:: es el temo temorr serv servil il.. El cual cual consiste en el temor exclusivamente al castigo. Este tipo de temor no está comprendido en este don. Hay otro temo emor que es el lla llamado mado fili ilial. Este ste tem temor fili ilial corresponde a una repugnancia que siente el alma por alejarse de Dios. Este temor nace del amor a Dios. La Santa Escritura nos muestra muchos pasajes en que el Temor de Dios es el principio de la sabiduría. El temor servil puede ser útil al alma pues la detiene en la cuesta del pecado y la predispone para el temor filial. El don del Temor de Dios filial corresponde con las virtudes de humildad y de templanza, pues por un lado nos hace darnos
Pero este grupo de virtudes sobrenaturales, aunque eficacísimas, no son suficientes para que podamos superar las dificultades; porque las virtudes, por más que sean sobrenaturales, sobrenaturales, tienen nuestro sello, sello, tienen el modo modo humano, humano, y nuestro espíritu, estrecho estrecho y limitado, el cual es muy débil. De manera que, para alcanzar la salvación de las almas, no basta basta la virtud virtud de la forta fortalez leza, a, con sus virtu virtudes des anexa anexas, s, se necesita un don, un Don del Espíritu Santo, que lleva el mismo nombre de la virtud: el don de Fortaleza. Así, Así, bajo bajo la moci moción ón del del Espí Espíri ritu tu Sant Santo, o, la pobr pobre e cria criatu tura ra se reviste de la fortaleza de Dios y como que desaparece nuestra debilidad, como que tenemos la fuerza de Dios en propiedad. Y no solamente por el don de Fortaleza tenemos la firmeza necesaria para superar todas las dificultades y eludir todos los peligros, sino que el Paráclito infunde en nuestras almas una conf confia ianz nza a gran grande de,, una una segu seguri rida dad d que que prod produc uce e en nues nuestr tras as almas la paz. Gracias a Dios todos los bautizados tenemos este don, mientras estemos en estado de gracia.
nos hace amar a Dios en Sí mismo, mientras que el Don de Piedad hace velar por su honor. Cuando San Ignacio tomó por lema “AD MAIOREM DEI GLORIAM” 20 fue sin duda una moción del Espíritu Santo a través del don de Piedad. Los grados de este don de Piedad también son tres. En el 1° El alma alma se comunica comunica gener generosa osame mente nte con con los demás. demás. En el 2° grado la generosidad se incrementa dando no lo que te sobra, sino de las cosas necesarias para uno. En el 3° grado se entrega sin reservas a los demás, se da a si misma por los demás. Hemos visto hasta aquí los tres primeros dones del Espíritu Santo. Los dos primeros, el Don de temor de Dios y el Don de Fortaleza, rigen nuestra sensibilidad, el 3° (el Don de Piedad) dispone nuestra voluntad para que tengamos dignas y santas rela relaci cio ones nes con los dem demás. ás. Ahora ora, en el sigu siguiiente ente inci nciso, so, empezaremos a hablar de los cuatro dones intelectuales.
2.6 Los dones intelectuales.
O más bien, algo divino, ya que por el conocimiento de los dones se tienen intuiciones. Esta es la profunda explicación de los dones intelectuales; estos dones nos nos dan un conocimiento conocimiento dulcísimo dulcísimo de las cosas divinas ¿Por qué? Porque las almas que poseen ese conocimiento aman y de las profundidades del amor, brota la luz, una luz esplendida, una luz celestial.
2.7 El don de Consejo Hay en nuestra inteligencia una forma de actividad prof profun unda dame ment nte e prác prácti tica ca.. Noso Nosotr tros os,, para para hace hacerr una una acci acción ón real realiz izam amos os un proc proces eso o ment mental al con con el fin fin de exam examin inar ar con con cuidado, no sólo su conveniencia, sino su oportunidad y todas las circunstancias en las cuales nos encontramos. Para eso, para poder determinar con exactitud lo que en cada caso en particular debe hacerse, hay en el orden natural, la prudencia, y en el orden sobrenatural la virtud infusa y cardinal
1°. El hombre acierta con rapidez en hacer todo lo que es la voluntad de Dios. 2°. Lo hace no no solamente solamente en las cosas cosas necesarias necesarias de la vida en el orden espiritual, sino también en las cosas de consejo, en las cosas convenientes y útiles pero no obligatorias. 3°. El hombre como que se levanta de la tierra y vive en un mundo superior. Su consejo en todos los casos es atinadísimo. ¿No es verdad que una de las más grandes miserias de esta vida, son nuestras incertidumbres? Dichosos los hombres que son conducido por la vida por el Espíritu Santo por medio del don don de Conse nsejo, porque rque van bajo ajo la sombra bra de sus ala alas caminando por los senderos de la vida que han de llevarlas a la dulce eternidad.
2.6 El don de Ciencia Hay una ciencia a nivel natural, que es muy útil al hombre y que la da todo todo su caud caudal al inte intele lect ctua ual. l. Hay Hay otra otra cien cienci cia a a nive nivell
Después de su conversión San Francisco de Asís miró de una manera nueva todas las criaturas Recordemos sus expresiones: La her hermana mana agua, ua, el herm herman ano o sol, sol, el herm ermano fuego ego, el hermano lobo. Y les pedía que callaran porque para él eran ensordecedores sus gritos de alabanza a Dios. Pero veamos un grado superlativo de este don de Ciencia, las almas que lo poseen ven el sufrimiento y las humillaciones de una manera nueva. ¿Y cómo explicar ese amor a las humillaciones y al sufrimiento? ¡Ah! Es que a la luz del don de Ciencia el sacrificio y la humillación tienen un sentido divino y sobrenatural. Están muy lejos de la vanidad, y al mismo tiempo contienen de una manera copiosa y opulenta el destello de lo divino. Por el sufrimiento y la humillación nos asemejamos a Jesucristo y nada hay sobre la tierra tan divino como todo lo que atañe a Jesucristo y nos asemeja a Él.
2.7 El don de Entendimiento
La forma más sencilla de pedir a Dios que nos mande o nos permit permita a utiliz utilizar ar adecua adecuada dame mente nte el don don de Entend Entendimi imient ento o es decir simplemente: simplemente: ¡Señor, que yo vea!
2.8 El don de Sabiduría. El don de la Sabidu bidurí ría a abarca rca todos odos los cono onocimi cimien ento toss sobrenaturales y los coordina en Dios. Este don es el superior de todos los dones, inclusive del don de Entendimiento. Brota de la caridad y conduce a ella. Tiene una importancia capital en la contemplación sobrenatural. Y es por ello, que produce en nosotros la semejanza más perfecta con Jesucristo. Recordemos aquella frase de San Pablo: “Nosotros, contemplando a cara descubierta la gloria de Dios, nos vamos transformando en su misma imagen de claridad en claridad”. 21 Esta serie de claridades por las cuales se va el alma
A la luz del don de sabiduría, sabiduría, ¡Es tan tan bella la Cruz! ¡Es tan dulce el dolor! Que, donde está el dolor está la Cruz y en donde está la Cruz está el amor y donde está el amor está la perfecta alegría, la felicidad eterna. En los altos grados del don de Sabiduría, las almas viven como una vida celestial. Ya no quieren ver las cosas de la tierra. Ya todo lo ven en relación a la futura Patria. Esas almas comienzan a contemplar desde esta vida algo de Dios; miran tosas las cosas con los ojos del amado y contemplan el universo desde la excelsa atalaya de la divinidad.
TABLA II “los siete dones del Espíritu Santo, sus efectos y sus relaciones con las virtudes” Los Rang Dones o del Espíritu Esp íritu Santo
Efecto específico
1°
Juzga las cosas divinas
2°
Penetra las verdades divinas
Ciencia
3°
Juzga a las criaturas
Consejo
4°
Arregla y dispone
Sabidurí a Entendi miento
EFECTO SEGÚN NIVEL DE PERFECCIÓN DEL ALMA*
1° grado
Adherencia a Dios. Juicios rectos Se comprenden armonías bellísimas espirituales Se nos revela la vanidad de las cosas Acierta en hacer la
2° grado
Gusto especial de las cosas divinas Nos conocemos profundament e a nosotros mismos Mirar de manera nueva todas las criaturas Acierta en las cosas
3° grado
Comienza a ver algo de Dios.
Conocimiento más hondo de los misterios divinos y la visión de Dios Amor al sufrimiento y a la humillación. Mundo superior.
Virtudes con las que se interrelacion a Fe, piedad, prudencia, justicia La razón, el entendimient o natural Ciencia natural sobrenatural y teología Prudencia (virtud
nuestros actos
voluntad de Dios
Mejor Se es relación generoso con con el todos prójimo Quita el Fuerzas para 6° temor al Fortalez salvarse a peligro Temor Modera los El alma se 7° de Dios instintos aleja del desord. pecado • Ver pie de cita # 11 páginas 18 y 19. Piedad
5°
graves y en los comunes Se ess ess generoso y desprendido Fuerzas para hacer más
Con seguridad cardinal) hacia la cumbre Entrega de sí Virtud de mismo religión y caridad
Le da una gran paz interior Evi Evita las Pobreza, irreve- rencias desprendimie a Dios nto
Virtud cardinal de Fortaleza Humildad y templanza
PARTE III LOS DOCE FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO:
Caridad, Gozo, Paz, Paciencia, Longanimidad, Bondad, Benignidad, Mansedumbre, Mansedumbre, Fe Fe (Lealtad), Modestia, Continencia y Castidad22. 3.1 Aspectos generales.
En la “secuencia” de la Misa de Pentecostés, se le llama al
miles de santos la testifican, el dolor con alegría y no cualquier alegría sino la perfecta alegría. Tales son los consuelos que nos da el Espíritu Santo. Nos da el consuelo de la libertad (no estar atado a las criaturas), de la unión (con Dios), de la esperanza (en todo lo que Dios nos ha prometido) y finalmente el consuelo que hemos revisado, el consuelo del dolor. Con la Graci acia, las virtude udes y los dones tenemos todo lo necesario para vivir cristianamente y salvarnos. Más cuando esa semilla (las gracias, las virtudes y os dones) alcanzan cierta madurez aquí en la tierra, Dios dispuso, por su generosidad infinita, que empecemos a tener un poco de cielo en esta vida y así, se nos dan los frutos del Espíritu Santo. El fruto del Espíritu Santo es una operación sobrenatural que, proc proced edie iend ndo o de un alma alma que que ha lleg llegad ado o a cier cierta ta madu madure rezz espiritual, produce una dulzura y una suavidad su avidad celestial. No se requiere de la perfección absoluta para recibir los frutos
El Espí Espíri ritu tu Sant Santo o derr derram ama a en nues nuestr tros os cora corazo zone ness un amor amor nuevo, celestial y divino: la Caridad. La Caridad es la reina de las virtudes y es imagen del Espíritu Santo. El que tiene caridad tiene ya la capacidad de amar a Dios y tiene la raíz de esos consuelos y suavidades dulcísimas que la caridad produce en las almas; pero necesita ejercitar esa virtud hasta cierto grado de madurez. Tal Tal es el prim rimer frut ruto del Pará Parácl clit ito, o, la Cari Carid dad que que está stá íntimamente conexo con la virtud de la caridad y corresponde al consuelo, a la suavidad que la caridad produce en el alma cuando llega a cierta madurez. Todo el que ama cuando encuentra al ser amado, cuando lo posee, goza. Así, cuando por la caridad, la unión con Dios ha llegado a cierta madurez, entonces produce este fruto del Espíritu Santo: el
3.3 Paciencia y Longanimidad. Cuarto y quinto fruto. Estos dos frutos del Espíritu Santo, la Paciencia y la Long Longan anim imid idad ad,, son son los los frut frutos os del del dolo dolor, r, son son los los cons consue uelo loss íntimos, que Dios nos da para que podamos sufrir y para que podamos esperar. La Paciencia es la fortaleza para el sufrimiento, la serenidad para el dolor. Y esa virtud o conjunto de virtudes, que nos hacen capaces de enfrentarnos con los males y soportar los dolores, se convierten para nosotros, por medio del fruto de paciencia, en fuentes de consuelos: es algo delicioso y sublime sufrir por amor. Así el Espíritu Santo nos regala un nuevo fruto, la Paciencia en
nos enfocaremos al trato con el prójimo. La vida humana, no es una vida de aislamiento, sino una vida en sociedad. Dios nos hizo nacer en medio de una familia. Nos colo colocó có en una una socie socieda dad d y, ento entonce nces, s, noso nosotr tros os nece necesi sita tamo moss forz forzosa osame ment nte e conv conviv ivir ir con con nues nuestr tros os herm herman anos os,, con con nues nuestr tro o prójimo. Santo Tomás nos enseña que es más eficaz alcanzar la sant santiidad dad si nos pone onemos en con contact tacto o con con los los demás que recluirnos en la soledad. Así Así que es preci preciso so que el Espí Espíri ritu tu Santo Santo con con su luz, luz, con su fuego fuego y con su acción, acción, venga venga a ordenar ordenar nuestr nuestros os corazon corazones, es, para saber convivir con nuestro prójimo. Disponemos de dos auxilios recibidos en nuestro bautismo para hace hacerl rle e fren frente te a esta estass rela relaci cione oness con con el prój prójim imo: o: la Justi Justici cia a (virtud cardinal) y la Piedad, don del Espíritu Santo. Hay dos frutos del Paráclito, que se relacionan directamente con esta lucha por tener buenas relaciones con el prójimo. La Bondad y la Benignidad. La Bondad es el anhelo de hacer el bien a todos. La Benignidad
que damos a una verdad. Pero también significa fidelidad. O sea ser fieles, leales, rectos, sinceros, veraces, en nuestro trato con el prójimo. Ahí está el último toque de Dios en nuestras relaciones con los hombres. Debes querer hacerles el bien, hacerles el bien, con dulzura y con lealtad. Y a esa lealtad corresponde también un consuelo o fruto del Espíritu Santo: el gozo de ser leales, el gozo de ser fieles, de ser sinceros y veraces. El cristiano tiene mucho que sufrir, pero también tiene mucho que gozar.
3.5 Mode odestia tia, Cont Contiinen nencia cia y Cas Castida tidad, d, el déc décimo imo, decimo decimo primero primero y decimo decimo segundo, segundo, frutos frutos del del Espíritu Espíritu Santo. Las tres concupiscencias que tenemos (concupiscencias de la
recobramos nuestra libertad y nuestra soberanía y el Espíritu Santo infunde en nosotros los consuelos cons uelos correspondientes.
3.8 Conclusión de los frutos del Espíritu Santo De trecho en trecho, a la vera del camino, se levantan los árboles fecundos que producen los frutos divinos del Espíritu Santo. Primero se encuentran, en la parte inferior del del alma, los frutos que acabamos de revisar. La Castidad, la Continencia y la
TABLA III LOS DOCE FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO: CONSUELO ESPECÍFICO Y NIVEL DE ACCIÓN
FRUTO CARIDAD
RANG O
CONSUELO ESPECÍFICO
NIVEL DE ACCIÓN Y ORDEN DEL ALMA
1°
Gozo, delectación exquisita
GOZO PAZ PACIENCIA
2° 3° 4°
Dicha, gozo Paz exquisita y sobrenatural Gozo en el dolor
LONGANIMIDA D BONDAD
5°
Gozo en esperar
6°
Satisfacción por anhelar ser Orden del alma respecto a bondadoso las relaciones con los demás en cuanto a sus bienes Satisfacción po por se ser bo bondadoso Gozo por controlar la ira, Orden del alma respecto a dulzura por ser manso las relaciones con los demás en cuanto a sus males Gozo po por se ser le leal y fi fiel co con la las criaturas Gozo por ser modesto (exterior) Parte inferior del alma. Ordenar nuestras relaciones con las criaturas inferiores: riquezas, placeres, honores. etc.
BENIGNIDAD MANSEDUMB RE
7° 8°
LEALTAD (Fe)
9°
MODESTIA
10 °
Parte superior del alma. Orden del alma respecto al amor.
Orden del alma respecto a los males
Parte IV
LAS BIENAVENTURANZAS
OCHO
4.1 Aspectos generales: Las bienaventuranzas son también frutos del Espíritu Santo, pero son los frutos más exquisitos. Suponen la perfección; son algo excelso que solamente se desarrolla en las cumbres de la vida espiritual. Las bienaventuranzas son el fruto más perfecto que pueden producir producir las virtudes virtudes y los dones. dones. Las Las bienave bienaventuranz nturanzas as son son fruto, pero no todo fruto es bienaventuranza. Las
del Cielo es el gozo eterno. ¡Las bienaventuranzas son la marcha triunfal del amor! ¡Una gama riquísima de su divina armonía!
4.2 Primera bienaventuran b ienaventuranza za: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”
Aunq Aunque ue son son ocho ocho las las bien bienav aven entu tura ranz nzas, as, real realiz izan an una sola sola perfección. Como un rayo de luz blanca en que se funden los siete colores, así se funden los colores de todas las virtudes y de todos los dones para formar una luz celestial. Cada una de las bienaventuranzas expresa la perfección, pero con su propio matiz, y forman todas ellas una escala para subir a Dios. En la base de esta divina escala, está el desprendimiento de las cosas terrenas que tiene como principio el temor de Dios y
reino de los cielos”
4.3 Segunda Bienaventuranza tierra”
“Bienaventurados los mansos, porque poseerán la
Primero se transforma el hombre de iracundo a manso, con una gran mansedumbre, de la que habla la segunda bienaventuranza. La pobreza de espíritu la prepara puesto que ciega la fuente más abundante de la ira: Sosegada el ansia de poseer, el alma está dispuesta para la tranquilidad de la mansedumbre. El alma que tiende a la ira, utiliza los dones del Espíritu Santo. Así, usa de los dones de Ciencia y Consejo para orientarse en lo que debe hacer. Utiliza también la fortaleza para vencer su carácter irascible. Y finalmente usa del don de Piedad para trocar en dulzuras sus asperezas.
Y poseyendo a Dios el alma por la santa dulzura se posee a sí mism misma. a. La ira nos hace hace perd perder er el domi domini nio o de nosot nosotro ross mismos, turba la paz y la armonía de nuestro reino interior; la dulzura mantiene inalterable la paz en los confines de ese reino y puede así el alma sin temor, como los israelitas, al pie de la hig higuer uera y de su viña viña,, sent sentar arse se tranq ranqui uila lam mente nte a saborear los frutos del Amado. ¡Maravillosa dulzura que parece debilidad y es fuerza, que todo lo alcanza sin violencia y sin ruido, que mantiene sin lucha la paz, y que lleva en pos de sí, prendidos en sus lazos indestructibles y suavísimos, no solamente a los hombres, sino también a Dios que no resiste jamás la dulce violencia de la mansedumbre!
4.4 Tercera bienaventuranza
olvi olvida darr las las mise miseri rias as del del dest destie ierr rro o y les les da fort fortal alez eza a para para trabajar sin sin cansarse, para sufrir sufrir sin desfallecer, con los ojos y el corazón fijos, en aquel paraíso, cuya sustancia penetran por la fe, cuya posesión tocan ya por la esperanza y cuyo gozo comienzan a saborear por el amor.
4.5 Cuarta bienaventuran b ienaventuranza za “Bienaventurados los que tiene hambre y sed de justicia, porque serán saciados”
Tienen hambre y sed. Es una forma de expresar la vehemencia de su deseo. Justicia se entiende en el sentido del trabajo realizado para dar gloria a Dios. Así, el alma apurada por el aguijón del amor, cuya medida es no tener medida, busca con impaciente ardor la justicia, la cual anhela sin medir sus fuerzas porque cuenta con la fuerza
4.6 Quinta Bienaventuranza: Bienaventuranza: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos conseguirán misericordia“
Consumada Consumada la obra divina divina de la justicia, justicia, quédale quédale al alma alma un pendiente, si así puedo expresarme, más divina aún: la obra de misericordia. Es humano hacer nuestras las miserias de los que amamos; pero es divino amar aún a los enemigos. Es humano comp compad adec ecer ernos nos de cier cierta tass debi debili lida dade dess human humanas as:: un niño niño enfermo, una doncella mancillada o una madre que llora por un mal hijo; pero inclinarnos a las miserias que aparecen sin velos tales como: corregir con dulzura al que yerra, perdonar las injuri urias por grandes que hayan sido, o sufr ufrir con
Bienavent enturad urados os los limpio limpioss de corazó corazón n porque porque “Bienav ellos verán a Dios”. La santa Escritura dice que “Dios es luz” 25 y la Iglesia clama para exaltar exaltar al Verbo, Verbo, “Luz de Luz” y llama llama al Espíritu Espíritu Santo Santo “Luz felicísima”. Para que las almas se bañen en luz, para que sean luz, necesitan purificarse. “Erais en otros tiempos tinieblas, ahora sois luz del Señor” dice San Pablo. Pablo. Y para para transfor transformar mar las las alm almas en la imag image en de Di Dios os,, deben ben sub subir de pure purezza en pureza, aquilatándose más y más.ice más. ice San Pablo Por eso la sexta bienaventuranza tiene por premio la luz, porque porque tiene tiene por mérito mérito la purez pureza a y tiempo tiempo es ya de que el el alma, brille como un sol transparente de pureza, la pureza de la mente y la pureza de la inteligencia. Así lo expresa Santo Tomás aclarando que limpieza del corazón no es sólo de las pasi pasion ones es,, sino sino limp limpie ieza za de los los error rrores es cont contra ra la fe y las las buenas costumbres. Y San Agustín antes lo había dicho: La sexta operación del Espíritu Santo, que es el entendimiento,
inmenso vacío y una honda herida de amor. La séptima bienaventuranza ES LA CUMBRE DEL AMOR. El don de entendimiento acrecentó sin medida la caridad. Ahora con el don de Sabiduría surge una nueva luz en la tierra. EL don de Sabiduría rige, en cierta manera, todos los dones; al igual igual que la carida caridad d rige rige todas todas las virtu virtude des. s. De Desd sde e la primera bienaventuranza fue necesario el don de Sabiduría que dirige al don de Temor de Dios, principal don que influye en ésta; hasta la séptima bienaventuranza, en la que juega el papel princi ncipal siendo com como es, el faro espl spléndi ndido e indispensable para la contemplación. Existen dos maneras de conocer las cosas. Una, por explicaciones y teorías, otra por una experiencia íntima. Se nos puede explicar mil veces que es el amor, pero las mejores expl ex plic icac acio ione ness y te teor oría íass no ig igua uala lará rán n ja jamá máss a la ín ínti tima ma enseñanza que nos da el amor mismo. Aho horra bie ien, n, par ara a se serr pac acíífic icos os no bas asta ta vi vivi virr en dul ulce ce concordia con nuestros hermanos, es indispensable que todos
4.9 Octava Bienaventuranza “Bienaventurados los que sufren persecución por la Justicia, 7porque de ellos es el reino de los cielos.” Más Más alto alto que las las siet siete e cumb cumbre ress que que hemo hemoss cont contem empl plad ado o solamente hay una, el calvario, porque en ella está Jesús crucificado, divino modelo de perfección y tipo incomparable de felicidad. La fórmula de la santidad, tal como aparece en la cumbre de la séptima bienaventuranza es esta: ser santo es ser Jesús. Es prec precis iso o compl complet etar arla la en esta esta octa octava va bien bienav aven entu tura ranz nza: a: ser ser sant santo o es ser ser Jesú Jesúss Cruc Crucif ific icad ado. o. Esta Estarr como como Él, Él, desn desnud udo, o, llagado, ultrajado, crucificado. Ser santo es ser víctima, es ofrecerse como sacrificio de adoración. Pero es también ser altar y sacerdote. Por eso en la octava ava bienaventuranza que es la de la persecución, la Cruz, es la consumación de todas las demás.
TABLA IV. LAS OCHO BIENAVENTURANZAS Y SU ASOCIACIÓN CON LAS OTRAS GRACIAS DEL ESPÍRITU SANTO
ASOCIACIÓN CON: LAS BIENAVENTURANZAS RANG VIRTUDES DONES O FRUTOS Bienaventurados los que sufren Es la cumbre más alta: el calvario. Ahí Dios persecución por la justicia, 1° Hijo utilizó toldas las Virtudes, todos los Dones porque de ellos es el reino de d e los y recibió los consuelos de todos los frutos y de cielos. todas las bienaventuranzas. Bienaventurados los pacíficos Paz 2° Paciencia, paz Sabiduría porque ellos serán llamados hijos Caridad. de Dios. Bienaventurados los limpios de Pureza,, Castid Castidad ad Entendi Entendimie mient nt Gozo, 3° Pureza corazón porque ellos verán a o Caridad Dios. Bienaventurados los Caridad, 4° Humildad, Fe, Ciencia, misericordiosos porque ellos Caridad, Fortaleza conseguirán misericordia Esperanza Bienaventurados los que tienen Cari Caridad dad,, Justi Justici cia a Cons Consej ejo, o, Gozo, Paz, hambre y sed sed de justicia porque Fortaleza, Caridad 5 ° ellos serán saciados Lealtad Bienaventurados los que lloran Piedad, Gozo, Paz 6° Humildad,
porque ellos serán consolados Bienaventurados los mansos porque ellos poseerán la tierra. Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos.
7° 8°
Caridad Fortaleza, Caridad, Prudencia Esperanza y Caridad
ÍNDICE TEMÁTICO Prólogo________________________________________________3 Introducción____________________________________________5
Fortaleza, Mansedumb Consejo, re y Lealtad Piedad Temo Temorr de Dios Dios Contin Continenci encia a y Castidad
Página
Parte I. La verdadera devoción al Espíritu Santo 1.1 Mirada de conjunto____________________________7 1.2 El dulcísimo huésped del alma___________________8 supr emo____________________________9 _9 1.3 El Director supremo___________________________ Dios________________________________ ______ 10 1.4 El don de Dios__________________________ Divino_________________________________13 __13 1.5 El ciclo Divino_______________________________ d ones________14 1.6 La moción del Espíritu Santo por los dones________14 1.7 La correspondencia del alma al Paráclito_________15 teologales:_______________16 _16 1.8 Ejercicio de las virtudes teologales:______________
1.8.1 Aspectos generales_____________________16 1.8.2 La Fe_________________________________16 1.8.3 La Esperanza__________________________17
1.8.4 La Caridad____________________________17 1.9 Seguir las inspiraciones del Espíritu Santo _________18 1.10Que se haga la voluntad del Padre______________19 Cruz______________________________________20 20 1.11La Cruz______________________________________ la primera parte______________22 1.12Recapitulación de la
Parte II. Los siete dones del Espíritu Santo
2.1 Aspectos generales________________________ generales______________________________25 ______25 Tabla resumen I sobre los objetivos y las facultades beneficiadas por los dones del Espíritu Santo S anto _________________28 2.2 El don del Temor de Dios_________________________29 2.3 El don de Fortaleza_____________________________ Fortaleza______________________________29 _29 2.4 El don de Piedad________________________________30 Piedad________________________________30 2.5 Los dones intelectuales. Aspectos Aspectos generales__________31 generales__________31 2.5 El don de Consejo______________________________ Consejo________________________________31 __31 2.6 El don de Ciencia________________________________3 Ciencia________________________________32 2 2.7 El don de Entendimiento_________________________33 Entendimiento_________________________33 2.8 El don de Sabiduría______________________________34 Sabiduría______________________________34 Tabla resumen II: de los dones del Espíritu Santo_____________35
Parte III. Los trece frutos del Espíritu Santo
página
3.1 Aspectos Generales___________________ Generales_____________________________37 __________37 3.2 La Caridad, el Gozo, la Paz______________________38 3.3 Paciencia y Longanimidad______________________39 3.4 Bondad, Benignidad, Mansedumbre y Fe_________40 3.5 Modestia, Continencia y Castidad.________________41 3.6 Conclusiones_______________________ Conclusiones__________________________________42 ___________42
Tabla resumen III de los frutos fr utos del Espíritu Santo______43
Parte IV. Las ocho bienaventuranzas. 4.1 Aspectos generales_______________________ generales____________________________45 _____45 4.2 Primera bienaventuranza___________________ b ienaventuranza______________________45 ___45 43 Segunda___________________________________ Segund a_____________________________________46 __46 4.4 Tercera______________________________________4 Tercera______________________________________47 7 4.5 Cuarta______________________________________48 4.6Quinta_______________________________________49 4.7 Sexta________________________________ Sexta________________________________________49 ________49
4.8 Séptima_______________________________ Séptima______________________________________50 _______50 4.9 Octava________________________ Octava______________________________________51 ______________51 Tabla resumen resumen IV de las Bienaventuranzas__________51 55 Índice temático______________________ temático_______________________________ _________ 55 57 VENI CREÁTOR SPÍRITUS_____________________ SPÍRITUS_____________________ 57
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