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Christian Quintero El filosofar según wittgenstein Revista Colombiana de Filosofía de la Ciencia, vol. VI, núm. 12-13, 2005, pp. 155-169, Universidad El Bosque Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/ http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=41401307 articulo.oa?id=41401307
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Revista Colombiana de Filosofía de la Ciencia Vol. VI. Nos. 12 y 13. Págs. 155-170
EL FILOSOFAR SEGÚN WITTGENSTEIN Christian Quintero* Motto: …me he cansado, como todos los creadores, de las viejas lenguas. Nietzsche, Zaratustra, El niño del espejo.
RESUMEN El siguiente texto explora dos elementos capitales del concepto wittgensteiniano de filosofía: la noción de filosofía no teórica y el concepto de problemas filosóficos. Así mismo, opone la idea de hacer gramática filosófica a la idea de un filosofar entendido como creación conceptual. El texto concluye con una tesis osada, según la cual, el auténtico filosofar de Wittgenstein se desliza hacia el pensamiento místico y no hacia la gramática. Palabras clave: Filosofía, Teoría, Problemas Filosóficos, Gramática, Creación Conceptual, Mística. ABSTRACT The present text explores two main elements of Wittgenstein’s notion of philosophy: the concept of non theoretical philosophy and the concept of philosophical problems. Moreover, the text opposes doing philosophical Grammatik to philosophy as a conceptual creating. The text ends with a daring theory according to which the real Wittgenstein’s philosophy is not represented by his philosophical Grammatik, but by his mystical thought. Key words: Philosophy, Theory, philosophical problems, Grammatik, conceptual creating, Mystic. *
Profesor, Facultad de Cíencias Humanas, Escuela de Filosofía, Universidad Industrial de Santander
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INTRODUCCIÓN El problema afrontado por Wittgenstein al iniciar sus Investigaciones filosóficas1 era el llamado problema del significado, al cual daba como respuesta su concepto de “juego de lenguaje”. Por esta vía, la tesis filosófica del uso como significado hacía su aparición, entrando así en batalla con otras tantas que postulaban candidatos ontológicamente diversos para el significado, tales como las entidades mentales o extralingüísticas2. Esta dicotomía problema-concepto aparece una vez más en IF con la cuestión metafísica acerca de la esencia del lenguaje y la noción de “parecidos de familia”. En contra de sus escritos iniciales, Wittgenstein sostuvo que no había nada que pudiera o debiera llamarse “la esencia” del lenguaje (o de la proposición: en TLP la esencia es asimilada con la allgenmeinste Satzform, a la cual se llega solamente a través de un tortuoso camino de ascendencia lógico-trascendental que arranca con el signo proposicional), y sí una serie de parecidos o aires de familia entre los diversos juegos que componen nuestro lenguaje ordinario. Fogelin entiende por ejemplo que tanto el concepto de “juego de lenguaje” como el de “parecidos de familia” pueden ser considerados críticas al referencialismo y perfeccionismo lógico respectivamente 3. En efecto, el segundo de los conceptos representa la explicita respuesta de Wittgenstein a lo que
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IF = Investigaciones filosóficas ; UNAM -Crí tica, 1988. CAM = Cuadernos azul y marrón ; Tecnos, 1968. CE = Conferencia sobre ética ; Paidós, 1990. TLP = Tractatus Logico-Philosophicus ; Alianza, 1987. GF = Gramática filosófica ; UNAM, 1992. OF = Observaciones filosóficas ; UNAM, 1997. CV = Culture and Value ; Basil Blackwell, 1988. MP = Movimientos del pensar ; Pre-Textos, 2000. SC = Sobre la certeza ; Gedisa, 1988. WCV = Wittgenstein y el círculo de Viena; FCE, 1973. NB = Botebooks 1914-1916 ; Basil Blackwell, 1998.
Abreviaturas:
Cabe decir: procesos mentales como el significar, comprender o interpretar no constituyen un criterioacertadoen función del cual pueda establecerseel significado de una determinada palabra; y la tesis según la cual el significado es extralingüístico, es decir, que “no está en la cabeza” es reinterpretada por Wittgenstein al considerar que los objetos del mundo son ellos mismos parte del lenguaje, funcionan muy bien como sustitutos de entidades mentales (v. gr., imágenes) o bien como reglas de aplicación de una palabra (CAM, pp. 27-32, pp. 3843). [Dicho sea de paso, la idea de que utilizamos los objetos del mundo como sustitutos de entidades mentales y facilitadores de otros tantos procesos ha sido la base de modelos de la mente como los propuestos por el cognitivismo corpóreo (Clark, A., Estar ahí ; Paidós, 1999). No hay que ver en Wittgenstein al típico conductista filosófico.] 3 Fogelin, R., “Wittgenstein’s critique of philosophy”. The Cambridge Companion to Wittgenstein. Cambridge University Press, 1996, pp. 34-58.
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él mismo llamó “la tendencia a sublimar la lógica de nuestro lengua je”, (IF, §38, §89) y es precisamente con esta crítica a la lógica que inicia sus consideraciones en torno a la naturaleza de la filosofía y la actividad filosófica. Mi propósito en este breve escrito es presentar esa singularidad en que consiste el concepto wittgensteiniano de filosofía, tratar de exponer dos de sus componentes, señalar las dificultades a las que se enfrenta y las posibles líneas de fuga que en apariencia presenta ese concepto. Me he concentrado en dos escritos de Wittgenstein solamente, IF y CAM, cobijado bajo el supuesto de que ambos proporcionan un marco perfectamente delimitado y suficiente para tratar a un Wittgenstein diferente al de Gramática filosófica y Observaciones filosóficas, uno muy distinto al del TLP y, en fin, uno mucho más asible y controlable que el Wittgenstein místico. (No se malinterprete: si hablo de múltiples Wittgenstein lo hago por dos razones. Primero, por el hecho de que Wittgenstein al hacer filosofía hacía por lo menos tres cosas: lógica, metafísica o gramática; y segundo, porque al advertir que la lógica, la metafísica y la gramática fueron en él sólo medios para alcanzar lo único que le interesaba e importaba realmente, esto es, lo místico, da igual que sea uno o infinitos Wittgenstein pues todos ellos señalan en una misma y única dirección.) I Wittgenstein comienza sus reflexiones sobre la naturaleza de la filosofía con una crítica al presunto carácter “sublime” de la lógica, es decir, una crítica a la idea de que ésta pueda constituirse en un medio idóneo para el análisis de nuestro lenguaje efectivo y a la idea de que en su seno pueda albergarse la esencia del mismo. Aquella posición central que el TLP otorgó a la lógica (espejo del mundo, criterio absoluto del sentido, espacio lógico-trascendental de los hechos, cálculo veritativofuncional, sustancia formal, etc.) le es arrebatada en IF y el triple papel que allí asumía (método de análisis, esencia del lenguaje y base de la metafísica) es borrado por completo. La eliminación no obedecía únicamente a la incapacidad de la lógica (en tanto método de análisis) para servir como molde formal a una materia esencialmente informe y cambiante como nuestro lenguaje ordinario4, tampoco a una lógica incapaz de reflejar el mundo o constituirse en el retículo último del
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lenguaje. La razón, aunque sencilla, sigue siendo interesante, y puede ser introducida a través de unos cuantos términos generales dados por Rorty. “Sería harto extraño – dice Rorty – saber qué método debe seguir un filósofo sin tener alguna noción sobre la naturaleza de la empresa filosófica y del conocimiento humano. Para saber qué método adoptar, uno debe haber llegado ya a algunas conclusiones metafísicas y epistemológicas”5. En esencia, y como es bien conocido por todos, Wittgenstein opera un radical cambio en su método, cambio que queda perfectamente ejemplificado por TLP e IF; mientras allí, como ya señalé, el método era la lógica (una medida del objeto, la figura y el signo), desde 1930 en adelante su método estará representado por la idea de hacer gramática de la filosofía6. Esta transformación del método sólo podía obedecer a una metamorfosis completa de su concepto originario de filosofía y, como indica Rorty, a la sustitución de unas tesis filosóficas sustantivas por otras. El práctico y absoluto abandono de la lógica por parte de Wittgenstein enraíza justamente en uno de los rasgos fundamentales de su concepto de filosofía; a saber, el concepto de una filosofía que no es, ni hace, teoría alguna. En efecto, si para Wittgenstein la filosofía constituye una suerte de actividad (TLP, 4.112) cuyos resultados nunca pueden ser edificios teóricos (OF, Prefacio), la lógica no podía formar parte ya de su actividad, pues su condición de ser base de la metafísica (NB, p.106) la ubica del lado de la teoría, mientras las nuevas tesis sustantivas sobre el lenguaje presentes en IF la descalifican como método filosófico. Intentaré explorar ahora ese rasgo fundamental que he mencionado, bajo la pregunta: ¿qué pensaba Wittgenstein que estaba haciendo al filosofar; cómo concebía la actividad filosófica? II Los conceptos de “juego de lenguaje” y “parecidos de familia” surgieron, en parte, a raíz de nuevas tesis sustantivas sobre el lenguaje, 4
Mi opinión a este respecto es que Wittgenstein jamás se ocupo del lenguaje cotidiano en su primera filosofía; el Tractatus, desde cierta perspectiva, es un tratado sobre el deber ser de la lógica o, más exactamente, un tratado sobre cómo tendría que ser un simbolismo lógicamente correcto. Recuérdese en este sentido la idea de Ramsey según la cual la lógica es una disciplina normativa. 5 Rorty, R., El giro lingüístico ; Paidós, 1998, p. 48 y ss. 6 Garver, N., “Philosophy as Grammar”. The Cambridge Companion to Wittgenstein . Cambridge University Press, 1996, pp. 139-170.
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como aquella según la cual el lenguaje ordinario está en perfecto orden (IF, §98, CAM, p.57) y, en parte, debido al método de investigación adoptado por Wittgenstein en IF, el cual consiste, a grandes rasgos, en describir juegos y luego compararlos con una finalidad determinada (hacer gramática). Ahora bien, lo característico de la gramática filosófica es su búsqueda de diferencias antes que de rasgos comunes entre juegos de lenguaje y son estas diferencias las que, por una parte, revelan la singularidad de todo juego y, por otra, llevan finalmente al concepto de “parecidos de familia” (y no al de “esencia del lenguaje”). A Wittgenstein le interesa, por ejemplo, lo especializado que es nuestro uso de la palabra “sé” y no lo que hay en común a todos los casos en los que se aplica la palabra, pues según él no hay nada común a tales aplicaciones (SC, §11) 7. La investigación filosófica ha de ocuparse de casos particulares y todo lo que diga al respecto no debe ir más allá de los casos que describe, es decir, en filosofía no puede haber generalizaciones de ninguna especie. Por el contrario, la norma en filosofía, dice Wittgenstein, ha sido siempre “la actitud despectiva hacia el caso particular” y el “ansia de generalidad” (CAM, p. 45-46). Este anhelo de lo general que acompaña al desprecio por lo singular es propio del modo de pensar científico y constituye para Wittgenstein el error en que cae la filosofía, a saber, la pretensión de adoptar los métodos y fines de la ciencia. Philosophers constantly see the method of science before their eyes, and are irresistibly tempted to ask and answer questions in the way science does. This tendency is the real source of metaphysics, and leads the philosopher into complete darkness. I want to say here that it can never be our job to reduce anything to anything, or to explain anything. Philosophy really is ‘purely descriptive’. (CAM, pp. 46, Cfr. 164) Estas líneas reflejan la conocida actitud de Wittgenstein hacia todo modo de teoría y en concreto hacia aquella forma soberana implantada por la Modernidad: la ciencia natural. Como lo indica Cordua,8 el constante rechazo de la ciencia por parte de Wittgenstein obedece tanto a razones filosóficas como a motivos muy personales. Para 7
Confróntese una opinión contraria a la de Wittgenstein en Ayer, A., The Problem of Knowledge ; Pelican, 1956, p.10 y ss.
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Wittgenstein es la ciencia la única capaz de explicar fenómenos, producir conocimiento, formular hipótesis, establecer leyes, estar en posesión de un objeto de investigación propio con vistas a una efectiva manipulación técnica, etc. La ciencia es por ello un tipo de investigación totalmente diferente de la investigación filosófica (IF, §89, §109, §§124-128), pues esta última opera según un método distinto al científico consistente en la descripción sinóptica de singularidades (IF, §122). La filosofía hace gramática, es decir, lanza una mirada comparativa sobre los fenómenos del lenguaje, y sólo sobre estos, mirada que sustituye todo ejercicio de pensamiento en torno a tales fenómenos por su sola descripción y comparación. Recuérdese en este sentido el dictum “denk nicht, sondern schau!” (IF, §66) Por otra parte, para Wittgenstein la ciencia, y con ella la teoría, carecen de total interés y valor (TLP, 6.52, WCV, 117). Son conocidas sus fuertes críticas a la cultura moderna por estar su espíritu y su sentido dominados por la racionalidad científica (CE, p. 33-34, OF, Prefacio, CV, p. 8 y ss.) Incluso sus pala bras hacia la ciencia alcanzan en ocasiones un tono bastante fuerte (CV, p. 55-56). Este primer elemento del concepto de filosofía de Wittgenstein es el que quiero resaltar, el elemento o concepto de una filosofía que no elabora teorías, una actividad que puede equipararse a la gramática filosófica pero nunca a la creación de teorías. Esta concepción de la filosofía despliega sus naturales consecuencias sobre la actividad en que se manifiesta. La rotunda negativa a un filosofar teorético implica la puesta en práctica de una actividad que se prohíbe a sí misma toda intervención sobre los fenómenos (IF, §90, §124), ya sean éstos lingüísticos, naturales o humanos –limita su acción a la comprensión del lenguaje ordinario, a la observación pasiva de su funcionamiento, dejando a un lado el acicate del llamado “lenguaje ideal” (IF, §§81, 98). Para Wittgenstein, por tanto, la investigación filosófica no puede ni debe, dada su condición y su tarea, tener consecuencias de ninguna índole sobre la realidad: “Sie lässt alles wie es ist“ (IF, §124) – salvo, claro está, a la propia filosofía: La filosofía expone meramente todo y no explica ni deduce nada. –Puesto que todo yace abiertamente, no hay nada que explicar. Pues lo que acaso esté oculto, no nos interesa… El trabajo del filó8
Cordua, C., Wittgenstein:reorientaciónde la filosofía ; Dolmen, 1997, C. I-II, Apéndices II, IX.
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sofo es compilar recuerdos para una finalidad determinada. (IF, §126-127) A través de la presentación de estas consecuencias de la filosofía no teórica y de estas últimas palabras, introduzco la siguiente cuestión: si la supuesta actividad en que consiste la filosofía –hacer gramática– no tiene consecuencia alguna más allá de la filosofía, ¿cuál es entonces su finalidad? Intentaré responder a ésta pregunta con el segundo componente del concepto wittgensteiniano de filosofía, el componente de los “problemas filosóficos”. III Moore, en su ensayo sobre las lecciones de Wittgenstein, afirmaba: “Él solía discutir muy extensamente…ciertas cuestiones generales sobre el lenguaje; pero dijo más de una vez que no discutía estas cuestiones porque pensara que el lenguaje era el objeto de la filosofía. No pensa ba que lo fuera. Las discutía exclusivamente porque pensaba que determinados errores filosóficos, o ‘enredos de nuestro pensamiento’, se debían a las falsas analogías sugeridas por la manera en que usábamos las expresiones; y subrayaba que para él solo era necesario discutir aquellos puntos acerca del lenguaje que conducían, creía él, a tales errores o confusiones particulares” 9.Así pues, la tarea positiva que Wittgenstein le asigna a la filosofía (describir y comparar usos lingüísticos) es esencialmente un medium para lo que puede considerarse una finalidad puramente negativa : la anulación o destrucción del filosofar que elabora teorías. El mismo Wittgenstein ha dicho, a propósito de la tarea descriptiva de la filosofía: Y esta descripción recibe su luz, esto es, su finalidad, de los problemas filosóficos. Éstos no son ciertamente empíricos, sino que se resuelvan mediante una cala en el funcionamiento de nuestro lenguaje, y justamente de manera que éste se reconozca: a pesar de una inclinación a malentenderlo. Los problemas se resuelven no aduciendo nueva experiencia, sino compilando lo ya conocido. La filosofía es una lucha
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Moore, G., Defensa del sentido común ; Taurus, 1972, p. 298.
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contra el embrujo de nuestro entendimiento por medio de nuestro lenguaje. (IF, §109; MP, 65; CAM, 56) Se hace gramática para disolver supuestos problemas filosóficos que sólo podían surgir en el seno de una filosofía que se comprende a sí misma como teoría y que por tanto entiende que hace parte de su tarea el plantear problemas. Desde la perspectiva no teorética del filosofar, sencillamente no cabe plantear problema filosófico alguno, y la disolución de los problemas formulados por toda filosofía teórica viene dada por el desenmascaramiento de su naturaleza y origen a través del método de hacer gramática filosófica. En efecto, en los escritos de Wittgenstein está harto extendida la idea según la cual los problemas filosóficos son esencialmente confusiones conceptuales producidas por las formas lingüísticas de nuestro lenguaje. Sin em bargo, me interesa ahora no la pretendida naturaleza de los problemas, sino su origen y génesis. Para Wittgenstein el origen de los problemas filosóficos se localiza en el lenguaje ordinario ya que la gramática de nuestras propias palabras la que da lugar a la ilusión del problema a través de falsas analogías sugeridas por su forma lingüística. El filósofo, en cuanto hombre natural, conoce y domina su lenguaje (CAM, p.92) pero, por extraño que parezca, olvida su uso diario, cotidiano, olvida los juegos por los que aprendió el uso de las palabras. Sin embargo, el lenguaje no sería origen de los problemas si no tuvieran éstos a su vez una génesis, es decir, si no existiera el proceso de su gestación, y para Wittgenstein ese proceso se efectúa ya no en el lenguaje, sino en el filósofo, esto es, en su pura individualidad; dicha génesis aparece bajo la figura de patologías psicológicas (IF, §140, CAM, p.92) y fisiológicas (las cuales, puede suponerse, son las causantes de aquel olvido del uso). Por tanto, si bien la naturaleza y origen del problema son lingüísticos, su solución exige tratar al pro blema como una suerte de enfermedad (IF, §255) bajo la sospecha de que lo que origina el problema está causado por desequilibrios mentales o fisiológicos. Son estos desequilibrios los que finalmente llevan al filósofo a usar el lenguaje de un modo que nadie le ha enseñado y nadie practica cotidianamente. Del lado de la patología psicológica, el filósofo puede ser víctima de la ansiedad, la obsesión, la repetición constante de una expresión (IF, §38, CAM, p.191), la perplejidad, la fobia a lo impuro, la ten-
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sión mental, etc., mientras del lado de la patología fisiológica padece una serie de afecciones corporales como los intensos dolores de cabeza provocados por la concentración absoluta en el objeto o la incapacidad de dar con una solución inexistente al problema imaginado, la tensión muscular, el vértigo y el mareo (IF, §412), etc. Entonces, un problema filosófico tiene cuando menos dos procedimientos de resolución en apariencia muy diferentes; o bien el pro blema se elimina mediante psicoanálisis (y en situaciones extremas, cuando la patología deja de ser mental y deviene psiquiatrica, con medicamentos) –recuérdese en este punto la persistente comparación de la filosofía lingüística con el psicoanálisis–, o bien mediante el método de describir sinópticamente diversos juegos, recordándole así al filósofo el uso real del lenguaje. Digo que aparentemente ambos métodos divergen, pues en realidad el último de ellos refleja el singular rasgo terapéutico que Wittgenstein imprime a la labor filosófica. En efecto, si la gramática ordinaria desencadena las más penosas “compulsiones” psicológicas que finalmente llevan a plantear problemas filosóficos, era preciso que fuese una gramática filosófica la cura de la enfermedad (o la droga para su control), la cual consiste en “reconducir las palabras de su empleo metafísico a su empleo ordinario” (IF §116); y es que el ansia de generalidad, por ejemplo, puede ser tratada mediante de descripciones de juegos lingüísticos (el juego como terapia), al igual que la búsqueda de esencias puras mediante ejercicios sinópticos o, en fin, recordando la adiestradora experiencia del aprendizaje lingüístico. Ambos métodos pueden ser acusados de no dar con una solución filosófica al problema, y esta crítica es en cierto sentido correcta, pues no podría haber solución filosófica a algo que esencialmente no es un problema (CAM, p. 77); la solución sólo podría ser gramatical (IF, §90) y a partir de esto para Wittgenstein es claro que “los problemas filosóficos debe desaparecer completamente” (IF, §133). Es posible resumir la situación en estos términos: Wittgenstein no piensa que la actividad filosófica deba ser creadora (en el sentido en que es creadora la ciencia o el arte), pues no da lugar a teorías, ni problemas de ningún tipo; es una actividad consistente en la clarificación gramatical del lenguaje, cuya meta objetiva es la eliminación de toda filosofía teórica. Finalmente todo intento de decir algo filosófico o bien queda condenado al silencio místico (TLP) o bien es rechazado por no encontrar su lugar dentro de la práctica cotidiana del lenguaje. El
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lenguaje filosófico es un puro arremeter contra los límites lógicos del lenguaje o un uso carente de juego. Sobre este último punto, sin em bargo, Wittgenstein no es muy claro: ¿ha de rechazarse el lenguaje filosófico –no hablo ahora de la filosofía teórica– por el hecho de que sus expresiones no encuentran ninguna aplicación en el lenguaje cotidiano? ¿Acaso Wittgenstein en tanto supuesta instancia normativa impone una prescripción sobre la labor filosófica, un “debes emplear las palabras como de ordinario”; o bien su noción de un filosofar no teorético abre la posibilidad de una labor filosófica entendida y practicada como creación conceptual? IV El filósofo, podría pensarse y solicitarse, debe naturalizar su lengua je10,esto es, emplear las palabras de acuerdo con su uso cotidiano (uso que él conoce y domina). En cierto sentido, insiste Wittgenstein, el empleo que la filosofía hace del lenguaje obedece simplemente a una manifestación de su descontento hacia ese uso, hacia los juegos y convenciones que lo dominan: La persona que dice “sólo mi dolor es real” no intenta decir que ha descubierto mediante los criterios comunes –es decir, los criterios que dan a nuestras palabras sus significados comunes– que las otras personas que decían que tenían dolores estaban mintiendo. Sino que contra lo que se revela es contra el uso de esta expresión en conexión con estos criterios. Es decir, pone objeciones al hecho de que se use esta palabra del modo particular en que se usa comúnmente. Por otra parte, no se da cuenta de que está oponiéndose a una convención” (CAM, p. 89-90) ¿Ese revelarse contra lo cotidiano y ordinario que hay en el lenguaje, contra la “historia natural” (IF, §25) que lo respalda y, en fin, contra las formas de vida que configura, es valorado positiva o negativamente por Wittgenstein? Parece hablar a favor cuando afirma: 10 Utilizo el término en el sentido de Strawson, Escepticismo y naturalismo ; Mínimo Transito; 2003, especialmente el Capítulo IV, en el que Strawson presenta sus puntos de coincidencia y separación en relación con el naturalismo de Wittgenstein.
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Nuestro lenguaje ordinario, que de todas las posibles notaciones es la que impregna toda nuestra vida, mantiene nuestra mente rígidamente en posición, por así decirlo, y en esta posición la mente se siente a veces entumecida, deseando adoptar otras posiciones. De este modo, nosotros a veces deseamos una notación que acentúe con más fuerza una diferencia, la haga más evidente de lo que la hace el lenguaje ordinario, o bien una que utilice en un caso particular formas similares de expresión de un modo más uniforme que nuestro lenguaje ordinario. Nuestro entumecimiento mental desaparece cuando se nos muestran las notaciones que satisfacen estas necesidades. Estas necesidades pueden ser de lo más variadas. (CAM, p. 92) Según esto, el filósofo puede insistir en su intento de emplear las palabras según criterios propios, pero sin duda nunca con la pretensión de modificar la historia y forma de vida naturales del “hombre de sentido común”; puede decir: “no me interesan, lo que yo busco son nuevos usos, diferentes.” La pregunta entonces es si sus notaciones están permitidas, justificadas. El mismo Wittgenstein afirma que “no hay nada que objetar” a la nueva notación, mas el filósofo estará obligado a reconocer que con ella “no nos dijo una nueva verdad, ni nos mostró que lo que nosotros decíamos antes fuese falso” (CAM, p. 94), siendo esto último algo que ya estaba presupuesto en el concepto de filosofía no teórica. Quien acepte la tarea de crear nuevas notaciones tendrá que aceptar que su creación, primero, no es teórica –quiero decir científica– y, segundo, que es muy probable que nunca llegue a formar parte de la historia y formas de vida naturales del hombre, es decir, será puramente conceptual. No obstante, Wittgenstein se precipita a decir: Para nosotros el significado de una expresión está caracterizado por el uso que hacemos de ella. El significado no es un acompañamiento mental de la expresión. Por esta razón, la frase: “Yo pienso que con ella significo algo”, o “estoy seguro de significar algo con ella” que tan frecuentemente oímos en las discusiones filosóficas para justificar el uso de una expresión, no es para nosotros justificación alguna. Nosotros preguntamos: “¿ Qué quiere usted decir?”, es decir, “¿Cómo usa usted esta expresión?” (CAM, p. 99)
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Que en filosofía una expresión carezca de significado depende ahora de la tesis filosófica de que el significado en la gran mayoría de casos se identifica con el uso, el cual está pesadamente resguardado por su juego (= prácticas, experiencias comportamientos, aprendizaje, reglas, etc.). Sencillamente para Wittgenstein un uso que no descanse sobre una historia y formas de vida naturales es un uso que “marcha en el vacío” (IF, §132). La cuestión queda reducida entonces a un punto: el lenguaje filosófico, en tanto que lenguaje no naturalizado, es un lenguaje injustificado. La cuestión que quiero dejar abierta es si una tal falta de justificación, de fundamento, es suficiente para la eliminación del “pensamiento filosófico” o si, por el contrario, esa misma falta de fundamento constituye el suelo para una posible actividad creadora de conceptos 11 libre de toda característica teorética o de la pretensión de modificar, o de incorporarse a, la historia y formas de vida naturales del hombre. No creo que Wittgenstein autorizara la idea de un filosofar entendido como creación conceptual; sea como fuere, tampoco se siente uno muy cómodo con la perspectiva de una actividad filosófica esencialmente finita, limitada, como lo es la gramática filosófica. Además, en la medida en que su único fin es la supresión de todo filosofar teorético y la disolución de los problemas filosóficos, la gramática filosófica –¡pero no el concepto de filosofía no teórica!– es una lucha contra toda filosofía tradicional (desde Platón hasta Russell). Esto último es lo que finalmente quiero comentar a modo de conclusión, luego de haber expuesto estos dos elementos del concepto wittgensteiniano de filosofía. CONCLUSIÓN La idea de un filosofar no teórico no puede implicar la absurda idea de la eliminación del pensamiento filosófico y no creo que Wittgenstein alguna vez lo hubiese propuesto o siquiera pensado; su lucha contra la filosofía tradicional es una lucha contra un modo del pensamiento filosófico que pretende elevarse a pensamiento científico, que intenta ser una imagen especular de tal pensamiento, es decir, es la lucha de un modo de pensar contra otro. Se opone categóricamente a la racio11 En el sentido, por ejemplo, de Deleuze en su ¿Qué es filosofía? ; Anagrama, 1993.
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nalidad científica por considerar que la ciencia es una empresa carente de valor e interés. Los términos en que lo hace tienen en ocasiones aires muy heideggerianos: It is not e.g. absurd to believe that the scientific & technological age is the beginning of the end for humanity, that the idea of Great Progress is a bedazzlement, along with the idea that the truth will ultimately be known; that there is nothing good or desirable about scientific knowledge & that humanity, in seeking it, is falling into a trap. It is by no means clear that this is not how things are. (CV, p. 64) Creo que los dos elementos apuntados poseen un sentido que puede interpretarse en los siguientes términos: el filosofar de Wittgenstein, en la medida en que es comprendido únicamente como una “lucha contra el embrujo de nuestro entendimiento por medio de nuestro lenguaje”, es decir, como un filosofar que aspira eliminar los problemas filosóficos mediante el método de hacer gramática – ¡entiéndase que la adopción de un método es función de una determinada finalidad! – posee un sentido y un significado puramente negativo; se trata, incluso, de una empresa “carente de interés y valor”. Por el contrario, el concepto de una filosofía no teorética, en la medida en que representa una ruptura frente a todo filosofar tradicional, alberga en su seno la posibilidad de una actividad filosófica entendida como creación conceptual y en cuanto tal posee un sentido y un significado esencialmente positivo. Hacer gramática, incluso gramática filosófica, no es hacer filosofía; es tan sólo un modo de eliminar los errores filosóficos del pasado bajo la sospecha de que han surgido a raíz de la pretensión de querer hacer de la filosofía una ciencia. La gramática es una actividad transitoria, incluso con un sentido preparatorio y pienso que Wittgenstein lo comprendió perfectamente, hasta el punto de poner en práctica el concepto de filosofía no teorética. Es bastante claro: abandonar la filosofía teórica no significa únicamente abrazar las armas de la gramática, significa también intentar una filosofía no teórica, sólo que en el caso particular de Wittgenstein ésta no está representada por la creación conceptual, sino por algo totalmente diferente: la mística12. El giro de Wittgenstein no es sólo un 12 El concepto de “mística” exige un desarrollo independiente, no puedo por ello abordarlo en este escrito.
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giro lingüístico sino, más importante aún, es un giro místico. Dicho de una buena vez: la auténtica filosofía de Wittgenstein se encuentra en su pensamiento místico no es su gramática filosófica; ésta (al igual que la lógica o la metafísica) es una línea de fuga hacia dicho pensamiento. En este sentido vale la idea de Reguera: La filosofía es una huida del mundo. La actividad en que consiste cierra, pero no es cerrada; se da cuenta de que no se puede encerrar sin más en las fronteras del mundo definido…la filosofía es una actividad liberadora13 BIBLIOGRAFÍA Ayer, A., the Problem of Knowledge; Pelican, 1956. Cordua, C., Wittgenstein: reorientación de la filosofía; Dolmen, 1997. Clark, A., Estar ahí; Paidós, 1999. Deleuze, G., ¿Qué es filosofía?; Anagrama, 1993. Moore, G., Defensa del sentido común; Taurus, 1972. Reguera, I., La miseria de la razón: El primer Wittgenstein; Taurus, 1980. Rorty, R., El giro lingüístico; Paidós, 1998. Sluga, H., Stern, D., (Ed.) the Cambridge Companion to Wittgenstein; Cambridge University Press, 1996. Strawson, P., Escepticismo y naturalismo; Mínimo Transito; 2003. Waismann, F., Wittgenstein y el círculo de Viena; FCE, 1973. Wittgenstein, L., Conferencia sobre ética; Paidós, 1990. Cuadernos azul y marrón; Tecnos, 1968. Culture and Value; Basil Blackwell, 1988.
________, Gramática filosófica; UNAM, 1992 ________, Investigaciones filosóficas; UNAM-Crítica, 1988
13 Reguera, I., La miseria de la razón ; Taurus, 1980.
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________, Movimientos del pensar; Pre-Textos, 2000. ________, Observaciones filosóficas; UNAM, 1997 ________, Sobre la certeza; Gedisa, 1988 ________, Tractatus Logico-Philosophicus; Alianza, 1987
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