El modernismo en América Latina.
El siglo XIX en América se caracteriza por ser una etapa dinámica en la que se presenta presenta una serie hechos que han de marcar la sociedad de esta época. Los movimientos independentistas que toman vigor en 1810 que dan como fruto la emancipación de algunos de los pueblos de América Latina, la modernización de las sociedades como resultado del establecimiento de la industrialización lo que convierte a la sociedad en materialista y el posterior acercamiento a Europa. Son tan solo algunos de los hechos que conforman el contexto socioeconómico del siglo XIX. En la segunda mitad del siglo XIX aparece un grupo de escritores que sienten la libertad en sus venas, estos se oponían rotundamente a los estilos que venían imponiendo desde la colonia y por ende sienten un repudio hacia la producción literaria latinoamericana de la época. Miran hacia Francia tomando parte de la estética simbolista. A esta generación generación precursora del modernismo se le denomina como: “Poetas de la primera generación del modernismo”. En la que destacan: José Martí, Manuel Gutiérrez Nájera, José Asunción Silva y Julián del C asal. Es gracias a estos cuatro escritores y al genio unificador de Rubén Darío que la literatura latinoamericana a finales del siglo XIX toma la vanguardia literaria universal, gracias al nuevo movimiento nacido en las entrañas de América que seria bautizado por el mismo Darío con el nombre de modernismo. Como su nombre lo dice, el modernismo consistía en una literatura renovada, alejada de los moldes de épocas antiguas. “Algunos decidieron entonces hacer de la literatura una manifestación de la belleza, una posibilidad de recuperar la armonía perdida y de penetrar territorios inalcanzables para la ciencia”. (Fernandez, 1991, P.6) Según Valverde: El modernismo, en su aspecto más superficial, tenía mucha decoración exótica, antigüedades clasicistas con faunos y ninfas de escayola, decorados medievales y fantasías morbosas en ambiente dandy-alcohol nocturnidad, disipación moral, sed de belleza pura, pero lo decisivo fue que acertó a introducir un lenguaje más rico y refinado. En la forma poética, dio nueva vida a la métrica, y trajo otras dimensiones imaginativas para las metáforas y los temas. El estilo modernista resultaba así exquisito, matizado, sorprendente, por ejemplo, en los colores, no se usaban los acostumbrados elementales, sino una detalladísima paleta […] Pero, además, además, ese lenguaje refinado se hizo capaz de encontrar nuevas bellezas en lo conversacional, incluso con ironía, y a veces recurriendo a lo vago, a lo impreciso – al al modo de Verlaine-, todo ello con reciente pretensión de perfección artística (Valverde, 1981, pag.42)
Características del modernismo
El rechazo de la realidad cotidiana.
Una actitud aristocratizante y cierto preciosismo en el estilo.
La belleza se consigue a través de imágenes muy plásticas y acercamiento a las artes.
La fidelidad a las grandes estrofas clásicas como las variaciones sobre los moldes métricos, utilizando versos medievales como el alejandrino, el dode casílabo y el eneasílabo.
El uso de la mitología y el sensualismo.
Una renovación léxica con el uso de helenismos, cultismos y galicismos.
El culto a la perfección formal, con poesía serena y equilibrada.
La figura del cisne como símbolo de belleza.
Máximos exponentes del modernismo y su declive.
Junto a Rubén Darío que es considerado la figura insigne del modernismo ya que con su libro Azul abre una nueva etapa para las letras latinoamericanas, también destacan: Amado Nervo (1870-1919), Enrique Gonzales Martínez (1871-1952), Julio Herrera y Reissig (1875-1910) y José Santos Chocano (1875-1934). “Todos contribuyeron a dotar al lenguaje poético de cualidades plásticas, pictóricas, y musicales, y las inquietudes compartidas no impidieron que cada uno ofreciese su versión personal de la nueva estética” (Fernández, 1991, p. 11) El modernismo decae debido a que nuevos escritores como: Enrique Gonzales Martínez, Alfonsina Storni. Escriben obras sin ese lenguaje tan ostentoso, adornado y superficial que se podía apreciar en las obras de Darío. “Al principio su crisis se tradujo sobre todo en la depuración de una retorica que consideraba decorativa y superflua, determinada por un cosmopolitismo frívolo que ahora se trataba de desterrar. La mirada de los escritores se volcó a la intimidad y a lo cotidiano, y a la vez, de la mano de una preocupación americanista cada vez más acentuada”. La figura del cisne paulatinamente va desapareciendo y en su lugar aparece el búho como símbolo de sabiduría y amante de la soledad. Enrique Gonzales Martínez en su poema Tuércele el cuello al cisne deja a entrever el declive que está sufriendo el modernismo debido a que posa sus ojos en Europa y no en América.
“Tuércele el cuello al cisne de engañoso plumaje que da su nota blanca al azul de la fuente;
él pasea su gracia no más, pero no siente él alma de las cosas ni la voz del paisaje.”
El modernismo tuvo un apogeo de casi 30 años, en este tiempo Latinoamérica estuvo a la cabeza de la literatura occidental. Darío “el poeta niño” se ganó con creces el sitio que hoy ocupa en lo mas alto de la literatura universal, gracias a sus poemas que eran un canto a la belleza y que evocaban mundos de ensueño como la Grecia clásica, jardines y la Grecia de París.
Referencias
Saganogo, B. (2007, junio). Rubén Darío y el modernismo: la consolidación de Una nueva estética literaria. Destiempos, número 20. Recuperado de http://www.destiempos.com/n20/Saganogo.pdf
Fernández, T. (1991). La poesía hispanoamericana del siglo XX. Primera edición. Madrid: ANAYA.
Universidad Nacional Autónoma de Homduras En el Valle de Sula UNAH-VS
Harry Josué Alvarenga
Seminario de poesía latinoamericana del siglo XX
El modernismo en Latinoamérica.