LA GESTIÓN COMO HERRAMIENTA PARA EL MEJORAMIENTO DE LA EDUCACIÓN. ENSAYO
GABRIEL ROLDAN
MATERIA
UNIVERSIDAD DEPARTAMENTO MEDELLIN, MARZO DE 2011
LA GESTIÓN COMO HERRAMIENTA PARA EL MEJORAMIENTO DE LA EDUCACIÓN. ENSAYO
La industrialización, la conformación de los conglomerados de personas en sociedades, la definición de sistemas de gobierno, las complejas actividades humanas, etc., son algunos de los fenómenos que durante la historia del hombre han propiciado el surgimiento de un concepto muy común hoy en día conocido como la administración. La noción de administración se ha extendido a las diferentes actividades que se desarrollan en las sociedades, desde las grandes empresas, hasta los hogares aplican los principios administrativos en mayor o menor medida. La salud, la educación, la política, en todos estos ejes constitutivos de las dinámicas sociales, está presente la administración; sin embargo, el ser humano evoluciona y contantemente redefine sus costumbres, creencias y prácticas. La administración no es ajena a esta evolución, el carácter globalizado, tecnológico y complejo de la sociedad actual demanda una revolución en diferentes campos incluyendo la educación. Esto implica que las prácticas administrativas se deben llevar a un nivel más avanzado de modo que se adapten a las necesidades de la sociedad actual. Hasta ahora, y especialmente en los países del tercer mundo, la educación así como otros aspectos colectivos, se han manejado desde el enfoque administrativo, el cual designa objetivos y recursos y al final del proceso evalúa resultados, sin embargo, hay poca o ninguna intervención durante el proceso como tal, en este sentido; el gobierno, como administrador de la educación, define los objetivos que se deben alcanzar y proporciona los recursos para alcanzar tales o bjetivos, tal como tradicionalmente lo hace un administrador en una empresa cuando ordena realizar determinadas actividades con determinados recursos y solamente al final, se evalúan esos resultados para determinar si se han cumplido o no los objetivos. Ahora es tiempo de cambiar esta concepción de la educación y pasar de una visión administrativa a una “gestión de la educación”. Es decir, ya no se hablará de administrador sino de gestor; un gestor no solamente determina que hacer y con qué recursos, un gestor está presente en la etapa clave para alcanzar un objetivo, es decir, un gestor está presente durante los procesos llevados a
cabo para alcanzar los objetivos, pero no solamente está presente, sino que es a la vez ejecutor y evaluador, de hecho, se convierte en un auto-evaluador en la medida en que vigila un proceso en el cual está participando. La gestión de la educación, radica precisamente en intervenir en los procesos educativos y corregir los errores que surjan en el camino. Tal intervención se manifiesta cuando un rector, educador, padre de familia, estudiante, etc. toma una decisión, actúa de forma autónoma, se autoevalúa, etc. En este sentido, las instituciones educativas se consolidan en entidades descentralizadas con autonomía institucional a través del fortalecimiento de su gestión. Pero, como ayuda la gestión de la educación a mejorar la calidad de la misma? Por una parte, es difícil prevenir los errores, pero el hecho de mantener un monitoreo permanente a los procesos educativos, por parte de diferentes representantes del propio sector, permite detectarlos en el momento en que se presentan evitando así que avancen mas de modo que se pueden corregir sobre el proceso y no sobre el producto. Por otra parte, el motivar los individuos a ser parte activa del proceso educativo y a autoevaluarse, permite que adquieran mayor responsabilidad sobre sus acciones y les ayuda a convertirse en personas integras y dueñas de su propio destino; debe quedar atrás la costumbre de culpar los gobiernos por la totalidad de los males de la sociedad, esa es una visión facilista que pretende exonerar a los individuos de la culpa por sus propias desgracias. Como en cualquier otro proceso, una buena forma de evaluar los resultados, es a través de los indicadores, en el contexto de la gestión educativa se les llama “indicadores críticos” y se refiere a aquellos con los que de algún modo se puede medir la eficacia de una determinada institución educativa en la medida en que muestran no solamente el alcance en materia de rendimiento académico, sino en otros aspectos que también deben hacer parte de la labor educativa como el liderazgo, la investigación, la participación de las familias, etc. Ahora bien, aunque estos indicadores exponen resultados globales, demandan el compromiso individual de todos los actores para su mejoramiento. En nuestro país, ya se han dado los primeros pasos en gestión educativa, una muestra de ello es el Plan Nacional Decenal de Educación 2006-2016 en donde se determinó mejorar la calidad de la educación a través de la gestión de la misma, con el fin de enfrentar el reto que suponen las nuevas realidades mundiales. Para ello se definieron cinco ejes fundamentales sobre los que se debe trabajar: el fortalecimiento de la gestión y el liderazgo del sistema educativo; el fortalecimiento de la articulación intra e intersectorial en los ámbitos nacional, departamental, municipal e institucional; el fortalecimiento de la efectividad y la transparencia del sistema educativo; la
implementación de mecanismos adecuados de inducción, selección, formación y evaluación del desempeño de los responsables de la educación; y por último el desarrollo de una cultura de evaluación para conocer, realizar y controlar la gestión del sector y de las instituciones educativas.1 Es decir, el gobierno en su papel, ya no de administrador, sino de gestor, define los lineamientos a seguir para una adecuada gestión y monitorea el p roceso durante su ejecución a la vez que evalúa el trabajo realizado y sus propias políticas. Para concluir se puede decir entonces que la educación requiere ser gestionada en lugar de administrada, pues de este modo, hay un mayor compromiso de los gestores en la ejecución de los procesos educativos y su evaluación, además, es posible corregir errores en el camino. A la vez se logra formar personas de acción, que no temen tomar decisiones que afectan su propio destino lo que de modo global se configurará en una sociedad menos rígida con mayor participación, donde son sus miembros y no el gobierno quienes determinan el rumbo a seguir. Los gobiernos proporcionan las premisas básicas para la gestión pero es cada individuo quien las lleva a cabo; cada institución obtiene unos resultados globales que se ven reflejados en los indicadores críticos, pero las acciones de mejora que se toman al respecto deben provenir de cada individuo.
1. Fuente: http://www.mineducacion.gov.co/1621/article-137440.html