viernes 12 de febrero de 2010 Los misterios de la mujer - Fases lunares 2 El siguiente fragmento del libro de Esther Harding, “Los Misterios de la Mujer” aparece originalmente en la página “Odisea del Alma” pueden acceder a ella haciendo clic en el título de este artículo.
Segunda parte
El sueño que tuvo una mujer moderna puede ilustrar este punto mejor que lo que puedo expl explica icarl rles es.. Soñó Soñó que que se repr repres esen entab tabaa un dram dramaa con con un esce escena nari rio o o fond fondo o que que simbolizaba "las Fases de la Luna" o "las Fases de la Diosa"; ambos términos se usaron en el sueño. Dibujó el cuadro adjunto (figura 18) para mostrar lo que vio en el escenario del sueño. Asociaba la obra con el drama de la vida, representando los sucesos externos, nacimiento, matrimonio, muerte, trabajo y relación social. Todos estos acontecimientos se repr repres esen enta taba ban n en el escen escenari ario o a la vist vista. a. Detr Detrás ás de ello ellos, s, ésto ésto es, es, en un nive nivell psico psicológ lógico ico más profundo profundo,, tenía tenía lugar lugar el drama drama de los dioses dioses.. Este Este drama drama estaba estaba representado por las fases de la luna. En este dibujo vemos las diosas, o mejor, las diferentes fases de una de las diosas, cada una en relación con un cuarto de la luna. Todas sostienen la cruz ansada, un símbolo de la vida eterna. Cada figura lleva un vestido de pescado, que es el vestido de su instinto, haciéndole una sirena o pescado, habitante del mar, el inconsciente. Los peces eran sagrados para Atargatis, la diosa luna de Askalón, y ambas, Atargatis y Derketo, una forma de Ishtar, eran representadas a veces con colas de pescado. Posiblemente, esta representación de la diosa significa la inconsciencia del instinto femenino. Ya que el pez es de sangre fría, lejos del ser humano, actúa de acuerdo con las leyes de su propia naturaleza completamente sin escrúpulos. El cumplimiento de su instinto es lo único que cuenta; incluso los efectos de sus acciones no son reconocidos como tales. Por tanto, cuando se adoraba la diosa como med medio-p io-pez ez se ven venerab erabaa este este aspe aspect cto o cieg ciego o de la ley ley natur atural al;; no a una una ley ley intelectualmente reconocida y respetada por un acto consciente de voluntad sino la ley que se mueve invisible en las aguas profundas del inconsciente, que sólo puede ser
seguida por una devoción ciega. Para nosotros con nuestro punto de vista Occidental seguir estas leyes desconocidas nos parece totalmente absurdo, bastante profano, pero para los antiguos un servicio de esta característica era muy meritorio. Naturalmente no tomaban esta actitud de ciega veneración como guía en su conducta diaria, sino sólo como un acto religioso de sacrificio que se realizaba quizás sólo una vez en la vida o en algunos casos como ritual al que se recurría de vez en cuando. En este dibujo el vestido de pez cubre el cuerpo de la mujer por la mitad o tres cuartas partes, según la fase de la luna a que se refiera. En la luna llena sale completamente de su vestido de escamas, es la mujer brillante o "luz", completamente descubierta, totalmente humana. Debe suponerse que durante el período oscuro de la luna debe ser completamente pez, estando totalmente bajo el dominio del instinto. En el dibujo la luna oscura, la mujer oscura, está detrás de la Diosa Sol, Sekhet, Diosa de Vida. Pero esta fase no se muestra del todo, ya que esta fase de la mujer es tabú; no es humana, es demoníaca; no se debe hablar de ella, ni puede vivir a la luz del día. Pertenece a la esfera de los misterios de la mujer. Para un hombre, mirar a una mujer es entonces "enfermedad y muerte". El aspecto demoníaco, inhumano de la mujer puede traducirse en términos de experiencia diaria como sigue: Si una mujer actúa, en cualquier situación, solamente como hembra, yin, rehusando expresarse con las consideraciones humanas que podrían moderar su efecto yin, retiene al hombre por su instinto. Entonces está preparado para que le tiendan una trampa que lo deje sin apoyo. Esta situación se ha descritos menudo en novelas y obras donde una mujer usa su poder sobre el hombre para inducirlo por medio de su atractivo sexual a quedarse con ella cuando su honor o deber le obligan a irse. La historia típica es que debe reunirse con su regimiento. Cuando va a despedirse, ella lo engatusa para que se quede o es tan seductora que él olvida su obligación y el ejército parte sin él. Todas las mujeres leales censuran a la mujer que actúa de este modo, incluso más que los hombres. Ellas saben que una acción semejante goza de una ventaja injusta sobre la vulnerabilidad del hombre. La mujer que verdaderamente ama al hombre se siente en la obligación no de tentarlo por su hechizo femenino, sino de salvaguardar su honor. En las circunstancias arriba mencionadas, incluso esconderá sus atractivos, se ocultará, para que por su propia disciplina él quede libre para seguir también el camino de la disciplina. A veces la mujer no es consciente del poder de esta cualidad en ella, este femenino, este yin. En este caso un efecto desastroso de este tipo puede llegar a ocurrir mientras que ella permanece ignorante de la parte que ha jugado en la situación negativa de su enamorado. Otras mujeres son totalmente conscientes de este poder sobre los hombres y lo usan sin escrúpulos para su ventaja personal. Tales mujeres parecen ofrecer al hombre amor y comprensión cuando en realidad sólo le están dando las riendas para su propio deseo de poder. Si tales mujeres se detuvieran a averiguar sus propios motivos podrían ver fácilmente que su placer consiste principalmente en la satisfacción de su vanidad, alimentada por la adulación de él, y en el sentimiento de importancia que obtiene con su infatuación. Una mujer más consciente, más evolucionada, conoce este peligro, y se guarda escrupulosamente de causar un efecto tan desastroso. Porque sólo a través de una disciplina de no ansiedad puede quedar salvaguardado el amor y la relación psicológica entre un hombre y una mujer. Una mujer así hace consciente y voluntariamente lo que
las primitivas querían realizar por sus tabús de la menstruación. Ya que también puede decirse que una mujer que permite a su naturaleza yin actuar de un modo desenfrenado está en una situación peligrosa y debería ser apartada. Es una amenaza pública. Los Hindúes, cuyos dichos alegóricos están entre las relaciones primitivas y nuestras abstracciones psicológicas occidentales, eran conscientes del peligro del aspecto oscuro de la naturaleza de la mujer. En el Satapatha Brahamana se dice que cuando la luna está oscura viene a la tierra y espera en el lugar del sacrificio. Durante este tiempo los hombres deben ayunar. Ya que padecer de este poder y no hacerle caso requiere una auto-disciplina, un sacrificio de los deseos egoístas, un sacrificio del autoerotismo. Por parte del hombre, del deseo erótico que pide satisfacción cuando despierta la sexualidad y por parte de la mujer el sacrificio de su amor propio que siempre busca poseer al hombre y que puede ser tan fácilmente adulado por la facilidad de su conquista. El ego toma como propio lo que sucede por el poder de la luna. Sin embargo, esta atracción entre un hombre y una mujer es un efecto inhumano. Si se confunde con el amor humano sólo puede causar desgracia y desastre. Los antiguos dejaron en sus inscripciones que los hombres deberían ayunar cuando la luna viene a la tierra, y para las mujeres eran prescritos rituales más elaborados, por medio de los cuales se daba a los dioses lo que les pertenecía separándolo por tanto de lo que pertenecía a los seres humanos. La mujer que tuvo este sueño no sabía estas cosas. El mensaje de un sueño así sólo puede sentirse en el momento, pero poco a poco la vida revela su significado. Estos significados no son visiones, imaginaciones irreales, son realidades percibidas intuitivamente, que condicionan el funcionamiento inconsciente de la mujer. Pero podemos ir un poco más lejos que ésto, ya que el dibujo toma la forma de un mito impersonal, que corresponde a los mitos de la Diosa Luna, semejantes a los que se han encontrado en tiempos antiguos y entre la gente primitiva. Es, podríamos decir, un mito moderno, la expresión por una mujer moderna de hechos psicológicos que funcionan en las profundidades de todas las mujeres, expresiones del principio femenino, el Eros. Todas las mujeres en general, y también la mujer en particular, se basan en este principio, su experiencia de la vida está coloreada por sus cambios lunáticos. Fin
Esther Harding, desde Los Misterios de la Mujer; Ed. Obelisco, Barcelona, 1995.
miércoles 24 de febrero de 2010 Misterios de la Mujer 2 El siguiente fragmento del texto de Esther Harding, “Misterios de la Mujer” se publicó en la página Odisea del Alma, pueden acceder a ella haciendo clic en el título de éste artículo. Segunda
parte
Hay otra razón por la que este problema es especialmente urgente para las mujeres de hoy. Se refiere al reciente desarrollo de la parte masculina de la mujer que ha sido tan relevante en estos últimos años. Este desarrollo masculino está definitivamente
relacionado con su vida en el mundo de los negocios; en la mayoría de los casos incluso se considera un pre-requisito para ganarse la vida, practicar una profesión o llevar un comercio. El cambio de carácter que acompaña esta evolución no se detiene en la parte profesional de la vida de una mujer sino que afecta a toda su personalidad y ha causado profundos cambios en sus relaciones consigo misma y con los demás. Mientras la parte masculina de la naturaleza femenina estaba sin desarrollar e inconsciente, como ocurría en el pasado, dormía irreconocida o funcionaba de un modo puramente instintivo. El reciente despertar de la mujer de su apatía ha sacado a relucir los poderes latentes que, naturalmente, ella está dispuesta a desarrollar en la vida de grupo. Este paso hacia adelante en el desarrollo consciente no se hace sin dificultades e inconvenientes. La mujer se ha apartado del antiguo camino, bien establecido, de la conducta femenina y su adaptación psicológica. Hoy en día se encuentra acosada por problemas que ni ella ni las mujeres pioneras que iniciaron el movimiento para la emancipación de la mujer, preveían. Estos cambios han producido en la mujer un conflicto interior ineludible entre la urgencia de expresarse en el trabajo, como un hombre, y la necesidad interior de vivir de acuerdo con su propia naturaleza femenina antigua. Este conflicto parece condicionar toda la experiencia de la vida para aquellas mujeres modernas que son capaces de verse a sí mismas como individuos conscientes. Una vida parcial no es suficiente para ellas, el conflicto en su interior entre las tendencias opuestas de masculino y femenino tiene que ser afrontado. No pueden recuperar los valores femeninos por el viejo camino instintivo e inconsciente. Adquiriendo un nuevo grado de consciencia han cortado con el fácil camino de la naturaleza. Si deben tomar contacto con su parte femenina perdida, ha de ser a través del duro camino de la adaptación consciente. (...) me centraré en aquellos casos en que se ha construido una vida personal adecuada, y aún penetra en sus sueños material colectivo, mientras que al mismo tiempo hay una gran insatisfacción con la vida que han conseguido. En estos casos el problema individual no puede comprenderse si sólo se contempla desde un ángulo personal. Porque no hay vida humana que sea únicamente personal. Porque ganarse la vida, casarse, tener niños y formar parte de un grupo social no es suficiente. Más allá de esto, cada hombre y mujer debe adquirir una mayor comprensión de la vida si no quiere verse sofocado en un infantilismo. Como seres civilizados es necesario, como Jung observa, encontrar para nosotros un Weltanschauung o mundo exterior, lo cual implica una mayor adaptación al mundo, en ambos aspectos exterior e interior, que la necesaria para guiarse en una vida simple o provinciana, donde basta un funcionamiento casi inconsciente e instintivo. Es verdad que mucha gente vive y muere así, apenas más conocedores de los movimientos del espíritu que los animales o campesinos. Pero aquellos individuos en cuyos sueños existe una preponderancia de imágenes colectivas, se enfrentan con la necesidad de construirse un mejor Weltanschauung e interesarse por estos problemas generales, tanto si aparecen como problemas exteriores, relaciones sociales, económicas o internacionales, o como la necesidad de una filosofía y religión interiores. Si el material del sueño se reduce por el análisis de nuevo a la vida personal y si se interpreta relacionándolo sólo con la satisfacción de la parte personal del instinto, el individuo sufrirá una seria mutilación de su psique. Por otra parte, si se reconoce que cuando los factores personales dejan de ocupar un lugar predominante, el problema se presenta como un ejemplo de un problema humano universal, el individuo puede ser descargado de la esclavitud personal para encontrar
una solución en líneas más amplias. (...) Porque a menos que un individuo juegue adecuadamente su papel en el escenario de este mundo, sólo alcanzará la mitad de su desarrollo. Esta última tarea significa que debe encontrar su propia relación con aquellas fuerzas impersonales que determinan los movimientos raciales o nacionales, ambos en el campo de los logros externos y el mundo interior donde los principios e ideas filosóficas y religiosas son el objetivo a alcanzar. Quizás la más importante de estas leyes interiores que necesita hoy una nueva exploración, son los principios masculino y femenino. Estos términos no llevan fácilmente al lector corriente hacia la idea definitiva. Por "principio" quiero decir ley interior o esencial, no como las leyes impuestas por una autoridad legal, sino más bien como el término usado en la ciencia cuando hablamos de ley de la gravedad, las leyes matemáticas o la ley de la evolución. Estas leyes o principios son inherentes a la naturaleza de las cosas y funcionan infalible e inevitablemente. Incluso en el hombre que se ha rebelado contra los dioses, desafiando las leyes naturales, suceden estas cosas. Pero por su cualidad cuasi divina de transformar la naturaleza ha perdido en parte de vista estas leyes o principios. Sabe que en el campo físico sólo puede vencer a la naturaleza obedeciendo a sus leyes, pero en su propia persona, en muchos casos, está tan extasiado ante su poder para enfrentarse a la naturaleza que olvida sus leyes. En el mundo Occidental esto sucede con respecto a la esencia o principio de lo masculino y lo femenino. Fin
Esther Harding, Los Misterios de la Mujer, Ed. Obelisco, 1995