Falsa conciencia Karl Marx denominó como falsa conciencia al pensamiento de los individuos que no es consecuente con sus condiciones materiales de existencia. Según Marx, es el ser social el que determina la conciencia, no la conciencia la que determina el ser social. Un ejemplo de falsa conciencia es la adopción de la ideología burguesa por un trabajador asalariado. Esto también puede expresarse diciendo que ese trabajador carece de conciencia de clase, clase, ya que adopta una visión del mundo que no concuerda con sus intereses individuales y de clase, sino con los intereses de clase de la burguesía burguesía.. Marx explica el fenómeno de la falsa conciencia como un producto de la alienación alienación.. Si la actividad social de los individuos es alienada (no se corresponde con sus necesidades y deseos), la conciencia de estos individuos también lo será. La falsa conciencia de los trabajadores asalariados, entonces, se explica por su existencia social como clase dominada.
Autoconciencia Autoconciencia , traducción del inglés conciousness raising , abreviado como c.r.,
es una forma de activismo político iniciada por elfeminismo elfeminismo norteamericano desde finales de los años 60. Suele consistir en un grupo de gente que intenta centrar la atención de un grupo más amplio sobre una causa o asunto concreto. La autoconciencia es la primera parte del adagio admitir el problema es parte de la solución.
Contenido
[ocultar ] 1
Proceso
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Historia
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Referencias
4
Bibliografía
[editar ]Proceso
El feminismo temprano argumentó que las mujeres estaban aisladas unas de otras y que por ello muchos de los problemas de la vida de las mujeres se entendían como "personales" o como resultado de conflictos entre la personalidad de hombres y mujeres más que como formas sistemáticas de opresión. La autoconciencia o toma de conciecia pretendía ayudar a uno mismo y a otros a convertirse en políticamente conscientes . Los grupos de toma de conciencia aspiraban a comprender mejor la opresión de la mujer juntando a las mujeres para discutir o analizar sus vidas sin la interferencia de la presencia del hombre. Explicando la teoría subyacente a la toma de conciencia en una conferencia de 1973, Kathie Sarachild hizo hincapié en que "Desde el comienzo de la autoconciencia [...] no ha habido un método para la toma de conciencia. Lo que realmente cuenta en la toma de conciencia no son los métodos sino los resultados. Los únicos métodos para la toma de conciencia son esencialmente principios. Existen unos principos políticos radicales básicos de dirigirse hacia la fuente original, tanto histórica como personal, dirigirse propiamente hacia las personas-mujeres y experimentar de la teoría a la estrategia. 1 En todo caso, mucho de los grupos que buscaban la autoconciencia siguieron un patrón similar para reunirse y discutir. Los encuentros solían tener lugar una vez por semana, con un grupo reducido de mujeres y frecuentemente en el salón de alguna de las participantes. Estas reuniones eran sólo para mujeres y solían consistir en cada mujer comentando un tema predeterminado. Algunas feministas indicaron que el proceso de autonciencia permitía a las mujeres analizar las condiciones de sus propias vidas y descubrir que aquello que parecían problemas aislados e individuales como la necesidad de un aborto aborto,, sobrevivir a una violación o conflictos entre maridos y mujeres por el trabajo doméstico eran en realidad el reflejo de las condiciones comunes a las que se enfrentaban todas las mujeres. Sarachild escribió en 1969, "Aceptamos que nuestros sentimientos nos están diciendo algo sobre lo que podemos aprender, que nuestros sentimientos significan algo que merece la pena analizar, que nuestros sentimientos significan algo político, algo que refleja miedo a que algo malo nos va a pasar o esperanza, deseo, conocimiento de que algo bueno nos pasará. [...] En nuestros grupos, compartamos nuestros sentimientos y juntémolos. Dejémonos ir y ver a donde conducen nuestros sentiminetos. Nuestros sentimientos nos conducirán a ideas y luego a acciones. 2
Ellen Willis escribió en 1984 que la autoconciencia había sido "malinterpretada y menospreciada como una forma de terapia", pero que en realidad era, en su momento y contexto, "el método primario para entender la condición de las mujeres " y consistió en "la herramienta más exitosa de organización de movimiento". Al mismo tiempo, advitió la ausencia de teoría y énfasis en la experiencia personal en lo tocante a "los supuestos políticos y filosóficos previos". 3 [editar ]Historia Los grupos de autoconciencia fueron encabezados por New York Radical Women, un grupo temprano del feminismo en Nueva York, y se expandieron rápidamente por los Estados Unidos. En noviembre de 1967, un grupo incluyendo a Shulamith Firestone, Anne Koedt, Kathie Sarachild y Carol Hanisch comenzó a reunirse en el apartamento de Anne Koedt donde se acuñó el término conciousness raising . En Acción de Gracias de 1968, Kathie Sarachild presentó "A Program for Feminist Consciousness Raising" (Programa para la Autoconciencia Feminista ) en la Primera Convención Nacional de la Liberación de la Mujer. En este programa explicaba los principios detrás de la toma de conciencia y delineaba un programa para el proceso que los grupos de Nueva York habían desarrolado el año anterior. Grupos formados por antiguos miembros de New York Radical Women, en particular Redstockings y New York Radical Feminists promovieron la autoconciencia y distibuyeron hojas en las que sugerían asuntos para tratar en reuniones de grupos. New York Radical Feminists organizó grupos de toma de conciencia por vecindarios como Manhattan, Brooklyn y Queens que llegaron a implicar a cuatrocientas mujeres en los momentos álgidos. 4 Susan Brownmiller , miembro de uno de los grupos organizados por New York Radical Feminists, escribiría más tarde que "los pequeños grupos de autoconciencia fueron el movimiento más exitoso para crear un vínculo femenino y la fuente da la mayoría de su pensamiento creativo. Algunos de los pequeños grupos estuvieron juntos más de una década".5
Falsa conciencia / Ideologías / Conciencia: definiciones tautológicas, metafísicas y místicas
La expresión «falsa conciencia» (f alsche Bewutseins) es utilizada, no definida, por Marx y Engels en el contexto de sus análisis de las «ideologías», tal como ellos las entendieron (en oposición, por cierto, a como las entendía Desttut de Tracy): «La ideología es un proceso realizado conscientemente por el así llamado pensador, en efecto, pero con una conciencia falsa; por ello su carácter ideológico no se manifiesta inmediatamente, sino a través de un esfuerzo analítico y en el umbral de una nueva conyuntura histórica que permite comprender la naturaleza ilusoria del universo mental del período precedente» (carta de Engels a Mehring de 14 de junio de 1893). Marx entendió las ideologías como determinaciones particulares, propias( idiologias) de la conciencia, no como determinaciones universales, al modo de Desttut de Tracy. Y no sólo esto: particulares o propias, no ya de un individuo, sino de un grupo social (en términos de Bacon: idola f ori, no idola specus). La gran transformación que Marx y Engels imprimieron al problema de las ideologías, consistió en haber puesto la temática de ellas en el contexto de la dialéctica de los procesos sociales e históricos, sacándolas del contexto abstracto, meramente subjetivo individual, dentro del cual eran tratadas por los «ideólogos» y, antes aún, por la «Teoría de las Ideas trascendentales» de Kant. Las ideologías, según su concepto funcional, quedarán adscritas, desde Marx y Engels, no ya a una mente (o a una clase distributiva de mentes subjetivas), sino a una parte de la sociedad, en tanto se enfrenta a otras partes (sea para controlarlas, dentro del orden social, sea para desplazarlas de su posición dominante, sea simplemente para definir una situación de adaptación). Lo que caracteriza, pues, la teoría de Marx y Engels, frente a otras teorías de las ideologías, es el haber tomado como «parámetros» suyos a las clases sociales («ideología burguesa» frente al «proletariado»); pero también pueden tomarse como parámetros a otras formaciones o instituciones que forman parte de una sociedad política dada, profesiones (gremios, ejército, Iglesia). Y, asimimo, podrá ser un «parámetro» la propia sociedad política («Roma», «Norteamérica», «Rusia») en cuanto es una parte de la sociedad universal, enfrentada a otras sociedades políticas (y así hablaremos de «ideología romana», «ideología yanqui», o «ideología soviética»). En cualquier caso, el concepto de ideología debe ser coordinado con el concepto de «conciencia objetiva» (conciencia social, supraindividual, no en el sentido de una conciencia sin «sujeto», sino en el sentido de una conciencia que viene impuesta al sujeto en tanto éste está siendo moldeado por otros sujetos del grupo social). Y debe ser desconectado del concepto de conciencia subjetiva, que nos remite a una conciencia individual, perceptual, distinta y opuesta a la conciencia objetiva. Poner a las ideologías en su contexto dialéctico es tanto como tratarlas desde una perspectiva crítica, es decir, analizarlas en cuanto formaciones que tienen que ver con la verdad y la falsedad, y no meramente, tratarlas desde una perspectiva psicológica, o social-funcional. El mismo concepto de «falsa conciencia» es ya constitutivamente un concepto crítico, pero al que, sin embargo, se le atribuyen
unas referencias que se suponen sometidas a una legalidad o necesidad del mismo orden que la necesidad que Espinosa atribuía a la concatenación de las ideas inadecuadas y confusas. Pero con esto, Marx y Engels han abierto problemas de fondo que ellos mismos ni siquiera tuvieron tiempo de formular. Pues la idea de una «conciencia falsa» implica, desde luego, la idea de «conciencia», y ni Marx ni Engels han ofrecido un análisis mínimo de esta idea. Incluso han arrastrado usos mentalistas de la misma (como cuando Marx expone las diferencias entre una abeja y un arquitecto diciendo que éste «se representa en su mente la obra antes de hacerla»). No es posible, sin embargo, seguir adelante sin responder a esta pregunta: ¿qué idea mínima de conciencia es preciso determinar para que pueda alcanzarse su especificación de «falsa conciencia»? No se trata, por tanto, partiendo del uso del concepto de «falsa conciencia» de regresar a una definición convencional (tautológica, metafísica o mística) de conciencia del tipo (a) tautológico: «Conciencia es darse cuenta de las cosas», como si ese «darse cuenta» no fuera una simple paráfrasis del término «conciencia», o bien, (b) metafísico: «Conciencia es la autopresencia del sujeto», como si «autopresencia del sujeto», fuese un concepto legítimo dotado de alguna contrapartida precisa; o bien (c) místico: «Conciencia es la voz íntima de mi ser», como si esto fuese algo más que una metáfora sonora, la metáfora de «la voz de la conciencia» (sacralizada místicamente por quienes apelan a ella al formular, por ejemplo, la «objeción de conciencia»). Y una vez alcanzado este concepto general de «conciencia» fingir que se redefine la «falsa conciencia» como una simple especificación de la conciencia, por el error. Pues la cuestión estriba en comprender cómo la conciencia puede ser falsa. Si la conciencia fuera autopresencia, cogito,¿cómo podría haber una autopresencia falsa?; ¿no habría de ser esa autopresencia siempre verdadera, de suerte que, de no tener lugar, más que de falsa conciencia habría que hablar de no conciencia, de inconsciencia, de no autopresencia? Pero la falsa conciencia es conciencia, no es inconsciencia; y no es mera conciencia «equivocada» porque la conciencia verdadera también se equivoca y cae en el error. Necesitamos pues, ante todo, una definición genérica de conciencia tal que, a partir de ella, podamos entender, por desarrollo interno del concepto genérico, tanto la especificación de la conciencia verdadera como la especificación de la conciencia falsa ±y todo ello, dentro de los contextos dialécticos de referencia. Especificaciones por la verdad y falsedad (por tanto, «epistemológicas», críticas) que no han de confundirse con las especificaciones morales (buena conciencia, mala conciencia, o mala fe), o psicológicas (conciencia vigilante, somnolienta). Pero tampoco, cabe disociar todas estas especificaciones de un modo absoluto. {CC382-385}
Conciencia de clase
Conciencia de clase es un concepto marxista que define la
capacidad de los individuos que conforman una clase social de ser consciente de las relaciones sociales antagónicas -ya sea económicas, políticas, etc,- que se aduce siendo la condición original de la organización de una sociedad de clases y de actuar de acuerdo a ellas para beneficio de sus intereses. Para esta corriente de pensamiento la explotación de la burguesía sobre el proletariado es un hecho y el poder entender esta situación como derivada de la lógica del antagonismo fundamental de clases es conciencia de clase. Su opuesto sería la alienación; la imposibilidad de ver la explotación capitalista en la propia vida cotidiana. Uno de los desarrollos teóricos más relevantes en este ámbito es el del filósofo húngaroGeorg Lukács en su libro H istoria y conciencia de clase . Contenido
1
La teoría de la conciencia de clase
2
Conciencia de clase en las sociedades contemporáneas
3
Crítica
4
Referencia o
4.1
Bibliografía
5
Véase también
6
Enlaces externos
[editar ]La
teoría de la conciencia de clase
Algunos autores destacan la distinción en la obra de Marx entre clase en sí y clase para sí . La primera refiere a la existencia de una clase como tal 1 y la segunda a los individuos que conforman dicha clase en tanto consciente de su posición y situación histórica. Analizando la situación de Gran Bretaña en los años 1840, Marx señala: "En principio, las condiciones económicas habían transformado la masa del país en trabajadores. La dominación del capital ha creado en esta masa una situación común, intereses comunes. Así, esta masa viene a ser ya una clase frente al capital, pero todavía
no para sí misma. En la lucha, de la cual hemos señalado algunas fases, esta masa se reúne, constituyéndose en clase para sí misma. Los intereses que defienden llegan a ser intereses de clase". Marx, Karl; Miseria de la Filosofía, pág. 257. Ed. Júcar).
A principios del siglo XX ocurrieron grandes discusiones en torno a la idea de la actuación política de una vanguardia consciente sobre la masa obrera. Lenin en "Qué hacer ", 1902, sostuvo la idea de que los intelectuales tenían que desarrollar la conciencia política del proletariado debido al retraso de éstos en dicho campo. Sin embargo con posterioridad, al proponer el paso de "todo el poder a los soviets de obreros, campesinos, soldados y marineros" adscribiría un grado de conciencia superior a ese mismo proletariado, tal como para dirigir el camino al comunismo y demandar que los intelectuales se sometieran a la "disciplina proletaria". Rosa Luxemburgo, desde Alemania, donde el desarrollo de las fuerzas productivas era bastante mayor que en Rusia, argumenta en cierta forma contra la preferencia en el papel de concientización de las masas a cargo del partido obrero. Esto se debe a que en Alemania lasocialdemocracia y los partidos burocratizados frenaban, a su juicio, el avance del proletariado. Gramsci apoyaría luego una posición no distante de la de Rosa Luxemburgo, pero tampoco lejana de la de Lenin, dado que reconocía las limitaciones del llamado "espontaneísmo" pero no le negaba valor, ni capacidad de fomentar la conciencia de clase. A los eventos que suponían conductas contradictorias presentes en un porcentaje significativo de la población no-burguesa se les llamócontradicción de clase, cosa que fue posteriormente cuestionada por parte del marxismo que postulaba que la conciencia de clase podía contener en sí misma espacios de contradicción de clase debido a la manera totalizante en que opera el capitalismo sobre la sociedad. [editar ]Conciencia
de clase en las sociedades contemporáneas
Las transformaciones sociales progresivas desde el siglo XX promovieron una complejidad extraordinaria en el entramado social, lo que afectó notoriamente la teoría temprana de conciencia de clase, hecho asumido tanto por el neomarxismo como por el posmarxismo; lo que llevo a autores tales como Nicos Poulantzas a postular que sistemas capitalistas "maduros" existe una fragmentación del sistema de clases que los autores clásicos describen. Las causa de esta fragmentación o multidimensionalidad es -según los seguidores y revisores del pensamiento de Marx- la misma raíz histórica que la carencia de conciencia de clases original: la alienación producida por las estrategias de dominación capitalista. [editar ]Crítica
Mientras que el ³proletario´ debe ser consciente de la explotación que sufre (según la opinión marxista), el ³burgués´ debería, por lo tanto, ser consciente de su ³perversidad´. La concientización de clase es observada, por los no marxistas, como una simple campaña ideológica tendiente a promover divisiones y antagonismos entre los distintos sectores de la sociedad. René Bertrand-Serret considera que para los sembradores de división, el mito de las clases representa un medio cómodo y un instrumento eficaz y poderoso con vistas a convertir las diferencias en antagonismos y a exacerbarlas en hostilidades irreductibles. Los burgueses son responsabilizados colectivamente de las faltas presentes y pasadas de algunos entre ellos; y, a la vez, los obreros son calificados colectivamente por la miseria pasada o presente de una parte de ellos para reclamar de cualquier burgués un crédito eterno.2 Respecto de la concientización de clase, Karl Popper estima que la fuerza del marxismo reside en su llamamiento ético. Advierte que nos dejamos impresionar muy fácilmente por teorías que apelan directa o indirectamente a nuestra moral y no nos enfrentamos a estas teorías de manera suficientemente crítica; no estamos
intelectualmente a su altura y nos convertimos en sus complacientes y abnegadas víctimas. Popper relata el caso del científico soviético Andréi Sájarov, quien se sentía avergonzado por haber puesto en manos de Stalin nada menos que la bomba de hidrógeno. Todo esto sucedía porque estaba cegado por aquella malvada y demente ideología stalinista y porque, por lo tanto, creía en la misión del gran humanista Stalin ± pues por tal lo tenía. Así se convirtió Sajarov, en la atmósfera de esa tiranía, temporalmente, en una verdadera bestia demente. Popper indica que la tiranía nos roba nuestra humanidad, pues nos priva de nuestra responsabilidad humana. 3 [editar ]
El socialismo es un orden político basado en el control y democratización de la producción por parte de la clase obrera. También se define por socialista a toda teoría, doctrina o movimiento que aboga por su implantación y a su vez se deriva de la esencia política del marxismo. El socialismo puede ser no-estatal (mediante la propiedad comunitaria en un sentido amplio) o estatal (a través de la nacionalizacióny la planificación económica de la producción). En un sistema socialista, al establecerse la propiedad social (colectiva) de los medios de producción, desaparece cualquier forma de propiedad privada de los bienes de capital y con esta el capitalismocomo forma de apropiación del trabajo asalariado, que supone en la teoría marxista una forma de explotación por vía económica. Siendo el capitalismo la última sociedad con clases dentro de la secuencia histórica de los modos de producción de Karl Marx, esto comportaría a su vez la desaparición de las clases sociales que son generadas por los diferentes orígenes del ingreso, dando así por superada la lucha de clases y quedando únicamente la dialéctica, la lucha entre lo nuevo y lo viejo como motor histórico en procura de la superación constante en espiral ascendente para el bienestar y la felicidad de la raza humana. Frecuentemente coexisten diferentes movimientos políticos que adoptan el título de socialismo: desde aquellos con vagas ideas de búsqueda del bien común e igualdad social, hasta los proyectos reformistas de construcción progresiva de un Estado socialista en términos marxistas, o las variantes pre y
post-marxistas de socialismo (sean obreristas o nacionalistas), o al intervencionismo, definiciones de socialismo o de sus métodos que pueden variar drásticamente según varíen los interlocutores políticos y que algunas veces se distancian en mayor o menor medida de su etimología: estatismo, nacionalistas, marxistas, cooperativistas, corporativistas gremiales clásicos, socialistas de renta, socialistas de mercado, mutualistas, socialdemócratas modernos, etc. El socialismo continúa siendo un movimiento con un gran interés de control político y suele ser promovido por medios activistas intensos y auto-proclamarse como un "movimiento de lucha político vinculado con el establecimiento de un orden político construido por, para, o en función de, la clase reprimida por el gobierno actual", y para el cual debe crearse uno público (por vía del Estado o no), ya sea mediante revolución o evolución social o mediante reformas institucionales, con el propósito de construir una sociedad sin clases estratificadas o subordinadas unas a otras; idea esta última que no era originaria del ideario socialista sino del comunista y cuya asociación es deudora del marxismo-leninismo. La radicalidad del pensamiento socialista no se refiere tanto a los métodos para lograrlo sino más bien a los principios que se persiguen.
Karl Marx, fundador del socialismo científico y el marxismo Contenido
1
Socialismo y comunismo
2
Explicación previa al contexto
3
Historia
o
o
3.1
Origen
3.1.1
La influencia de la ilustración y el socialismo utópico
3.1.2
Los debates entre los socialistas clásicos
3.2
El socialismo en el siglo XX
4
Una ideología, un grupo de ideologías
5
Véase también
6
Referencias
7
Enlaces externos
Socialismo y comunismo A diferencia de lo que sucede con el concepto de "comunismo" (término cuya utilización se remonta aPlatón), en el cual la contribución a la producción común es libre y no planificada mientras que el consumo se vive en común,
Marxismo El marxismo es el conjunto de doctrinas políticas y filosóficas derivadas de la obra de Karl Marx, filósofo y periodista revolucionario alemán, quien contribuyó en campos como la sociología, la economía y la historia, y de su amigo Friedrich Engels, quien le ayudó en muchas de sus teorías. Para distinguir la doctrina inicial de las corrientes derivadas, al marxismo propuesto por Marx y Engels se ha denominado históricamente como socialismo científico. Contenido
[ocultar ] 1
Las raíces filosóficas del marxismo
2
Influencias intelectuales en Marx y Engels
3
La concepción materialista de la historia
4
La economía marxista
5
Análisis de clases
6
El marxismo y la religión
7
Partidos, movimientos y gobiernos inspirados en el marxismo
8
Críticas al marxismo
9
o
8.1
La crítica liberal
o
8.2
La crítica anarquista colectivista
Véase también
10
Referencias
11
Bibliografía
12
Enlaces externos
Las raíces filosóficas del marxismo
Primera edición del M ani f iesto del Partido Comunista.
Marx tuvo dos grandes influencias filosóficas: la de Feuerbach, que le aportó y afirmó su visión materialista de la historia, e indudablemente la de Hegel que inspiró a Marx acerca de la aplicación de la dialéctica al materialismo. Aunque para su trabajo de disertación doctoral eligió la comparación de dos grandes filósofos materialistas de la antigua Grecia, Demócrito y Epicuro, Marx ya había hecho suyo el método hegeliano, su dialéctica. Ya en 1842 había elaborado suCrítica de la f ilosof ía del derecho de H egel desde un punto de vista materialista. Pero a principios de la década del 40, otra gran influencia filosófica hizo efecto en Marx: Feuerbach. Especialmente con su obra La esencia del cristianismo . Tanto Marx como Engels abrazaron la crítica materialista de Feuerbach al sistema
hegeliano, aunque con algunas reservas. Según Marx, el materialismo feuerbachiano era inconsecuente en algunos aspectos, idealista. Fue en las T esis sobre Feuerbach (Marx, 1845) y La ideología alemana (Marx y Engels, 1846) donde Marx y Engels ajustan sus cuentas con sus influencias filosóficas y establecen las premisas para la concepción materialista de la historia. Si en el idealismo de Hegel la historia era un devenir contradictorio que reflejaba el autodesarrollo de la Idea Absoluta, en Marx son el desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción las que determinan el curso del desarrollo socio-histórico. Para los idealistas el motor de la historia era el desarrollo de las ideas. Marx expone la base material de esas ideas y encuentra allí el hilo conductor del devenir histórico.
Influencias intelectuales en Marx y Engels Marx y Engels se basaron en la filosofía alemana de Hegel y de Feuerbach, la economía políticainglesa de Adam Smith y de David Ricardo, y el socialismo y comunismo francés de Saint-Simon y Babeuf respectivamente, para desarrollar una crítica de la sociedad que fuera tanto científica como revolucionaria. Esta crítica alcanzó su expresión más sistemática en su obra más importante dedicada a la sociedad capitalista, El capital: crítica de la economía política . Además de las raíces mencionadas, algunos pensadores marxistas del siglo XX, como Louis Althusser o Miguel Abensour , han señalado en la obra de Marx, el desarrollo de temas presentes en la obra de Maquiavelo o Spinoza. También diversos sociólogos y filósofos, comoRaymond Aron y Michel Foucault, han rastreado en la visión marxista del final del feudalismo como comienzo del absolutismo y la separación del Estado y la sociedad civil, la influencia de Montesquieu y Tocqueville, en particular en sus obras sobre el bonapartismo y la lucha de clases en Francia.
Karl Marx.
La concepción materialista de la historia Ver materialismo histórico Marx resumió la génesis de su concepción materialista de la historia en Contribución a la crítica de la economía política 1 (1859): El primer trabajo emprendido para resolver las dudas que me azotaban, fue una revisión crítica de la filosofía hegeliana del derecho, trabajo cuya introducción apareció en 1844 en los ³Anales francoalemanes´, que se publicaban en París. Mi investigación me llevó a la conclusión de que, tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general del espíritu humano, sino que, por el contrario, radican en las condiciones materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del siglo XVIII, bajo el nombre de ³sociedad civil´, y que la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la economía política. En Bruselas a donde me trasladé a consecuencia de una orden de destierro dictada por el señor Guizot proseguí mis estudios de economía política comenzados en París. El resultado general al que llegué y que una vez obtenido sirvió de hilo conductor a mis estudios puede resumirse así: en la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una f ase determinada de desarrollo de sus f uerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción f orma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas f ormas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual
en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia .
Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica se transforma -más o menos rápidamente- toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas transformaciones hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra las f ormas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de transformación por su conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización. A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso en la formación económica de la sociedad el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués. Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de producción; antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de la sociedad humana.
La economía marxista En su labor política y periodística Marx y Engels comprendieron que el estudio de la economía era vital para conocer a fondo el devenir social. Fue Marx quien se dedicó principalmente al estudio de la economía política una vez que se mudó a Londres. Marx se basó en los economistas más conocidos de su época, los británicos, para recuperar de ellos lo que servía para explicar la realidad económica y para superar críticamente sus errores. Vale aclarar que la economía política de entonces trataba las relaciones sociales y las relaciones económicas considerándolas entrelazadas. En el siglo XX esta disciplina se dividió en dos. Marx siguió principalmente a Adam Smith y a David Ricardo al afirmar que el origen de la riqueza era el trabajo y el origen de la ganancia capitalista era el plustrabajo no retribuido a los trabajadores en sus salarios. Aunque ya había escrito algunos textos sobre economía política ( T rabajo asalariado y capital 1 de 1849, Contribución a la Crítica de la Economía Política 1 de 1859, Salario, precio y ganancia1 de 1865) su obra cumbre al respecto es El Capital . El capital ocupa tres volúmenes, de los cuales sólo el primero (cuya primera
edición es de 1867) estaba terminado a la muerte de Marx. En este primer volumen, y particularmente en su primer capítulo ( T ransf ormación de la mercancía en dinero), se encuentra el núcleo del análisis marxista del modo de producción capitalista. Marx empieza desde la "célula" de la economía moderna, la mercancía. Empieza por describirla como unidad dialéctica de valor de uso y valor de cambio. A partir del análisis del valor de cambio, Marx expone su teoría del valor , donde encontramos que el valor de las mercancías depende del tiempo de trabajo socialmente necesario para producirlas. El valor de cambio, esto es, la proporción en que una mercancía se intercambia con otra, no es más que la forma en que aparece el valor de las mercancías, el tiempo de trabajo humano abstracto que tienen en común. Luego Marx nos va guiando a través de las distintas formas de valor, desde el trueque directo y ocasional hasta el comercio frecuente de mercancías y la determinación de una mercancía como equivalente de todas las demás (dinero). Así como un biólogo utiliza el microscopio para analizar un organismo, Marx utiliza la abstracción para llegar a la esencia de los fenómenos y hallar las leyes fundamentales de su movimiento. Luego desanda ese camino, incorporando
paulatinamente nuevo estrato sobre nuevo estrato de determinación concreta y proyectando los efectos de dicho estrato en un intento por llegar, finalmente, a una explicación integral de las relaciones concretas de la sociedad capitalista cotidiana. En el estilo y la redacción tiene un peso extraordinario la herencia de Hegel. La crítica de Marx a Smith, Ricardo y el resto de los economistas burgueses residen en que su análisis económico es ahistórico (y por lo tanto, necesariamente idealista), puesto que toman a la mercancía, el dinero, el comercio y el capital como propiedades naturales innatas de la sociedad humana, y no como relaciones sociales productos de un devenir histórico y, por lo tanto, transitorias. Junto con la teoría del valor, la ley general de la acumulación capitalista, y la ley de la baja tendencial de la tasa de ganancia , son otros elementos importantes de la economía marxista.
Análisis de clases Los marxistas consideran que la sociedad capitalista se divide en clases sociales, de las que toman en consideración principalmente dos:
La clase trabajadora o proletariado: Marx definió a esta clase como «los individuos que venden su mano de obra y no poseen los medios de producción», a quienes consideraba responsables de crear la riqueza de una sociedad (edificios, puentes y mobiliario, por ejemplo, son construidos físicamente por miembros de esta clase; también los servicios son prestados por asalariados). El proletariado puede dividirse, a su vez, en proletariado ordinario y lumpenproletariado, los que viven en pobreza extrema y no pueden hallar trabajo lícito con regularidad. Éstos pueden ser prostitutas, mendigos o indigentes. La burguesía: quienes «poseen los medios de producción» y emplean al proletariado. La burguesía puede dividirse, a su vez, en la burguesía muy rica y la pequeña burguesía: quienes emplean la mano de obra, pero que también trabajan. Éstos pueden ser pequeños propietarios, campesinos terratenientes o comerciantes.
Para el marxismo, el comunismo sería una forma social en la que la división en clases habría terminado, la estructura económica sería producto de «la asociación de los productores libres», y la producción y distribución de los
bienes se efectuaría según el criterio «de cada cual de acuerdo a su capacidad; para cada cual según sus necesidades».
El marxismo y la religión El marxismo ha sido tradicionalmente opuesto a todas las religiones. Marx escribió al respecto que "el fundamento de la crítica irreligiosa es: el ser humano hace la religión; la religión no hace al hombre" y la frase cuyo final se haría célebre: La miseria religiosa es, por una parte, la expresión de la miseria real y, por la otra, la protesta contra la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, así como es el espíritu de una situación carente de espíritu. Es el opio del pueblo .2
La referencia al opio ha prestado a una interpretación vulgar ya que éste no es -como suele suponerse- un estupefaciente ni tampoco un alucinógeno, sino un narcótico analgésico. Este equívoco del lector contemporáneo ha derivado en una confusión frecuente respecto de la sentencia marxista. La cita completa revela el por qué de la referencia a un opiáceo: jamás pretende que la religión se considere una forma de degradación intelectual ni tampoco una mera ilusión generada por las clases dominantes (interpretación no marxista que suprimiría la idea que éste tenía de la ideología, esto es, la ilusión de universalidad dentro de cada clase), sino que la religión sea, por el contrario, el anestésico necesario de la sociedad entera frente a la alienación social y de las clases oprimidas frente a sus condiciones materiales de existencia. En Marx, la crítica de la religión no es una defensa del ateísmo, sino la crítica de la sociedad que hace necesaria a la religión. La supresión de estas condiciones y la realización plena de la comunión humana se desvincula de la condición biológica, proyectándose "al cielo" como intervención divina en una parusía futura, particularmente en el especial caso del cristianismo, 3 en vez de construirse políticamente mediante la abolición de la propiedad privada y la división del trabajo. El fundamento filosófico del rechazo marxista de la religión ha estado vinculado al desarrollo del materialismo dialéctico por parte de Engels y Lenin.
En cualquier caso, ha habido diversos teóricos que consideran que ser marxista y religioso es compatible. Dentro de ellos se puede señalar al irlandés James Connolly y a diversos autores dentro de la teología de la liberación como Camilo Torres y Leonardo Boff . Pero la crítica teórica hacia cualquier religión se basa en que ésta es concebida como el resultado de la producción de la superestructura de la sociedad, es decir, de la fabricación de ideas ideológicas que se hace una sociedad sobre sus propios modos de producción económicos. Así, la religión siempre es una concepción de ideas políticas que tienden a reafirmar la estructura económica existente. Los textos marxistas donde se puede encontrar información sobre la concepción marxista de la religión son: La ideología alemana de Marx y Engels, y La f ilosof ía como arma de la revolución de Louis Althusser. Marx describe a la religión como un ente alienador, el cual le pone como meta alcanzar a Dios, situación imposible para un humano pues Dios es la esencia humana deificada, es decir: la humanidad le ha dado sus mejores características a Dios. La religión haría conformista al hombre y lo obligaría a no luchar en este mundo, pues este es solo un preludio del verdadero. La síntesis cristianomarxista de los teólogos de la liberación replica que el marxismo no implica este aserto y que, de ser así, también las clases dominantes impregnadas de espíritu religioso serían conformistas respecto de su existencia material e incluso serían pasivas frente a un conflicto con otras clases sociales. Para estos, en cambio, la religión -y en particular la cristiana- siempre exige una lucha en este mundo en función de una comunidad religiosa: sea con o sin clases dependiendo de cómo se la entienda políticamente. Debe recordarse que para el catolicismo la resurrección es el regreso al edén en la tierra y que, aunque dependa de Dios, ningún esfuerzo individual tendría sentido si estuviera coronado por una muerte sin retorno (incluso si la realización plena de la humanidad pudiera hacerse sólo socialmente y no biológicamente como en la resurrección cristiana), ya que la salvación de cada hombre de acuerdo a su esfuerzo dentro del alienado mundo presente sólo puede ser asegurado con la eternidad y la participación en el mundo venidero. Esto es igualmente cierto tanto para el ideario de autorrealización personal de la derecha cristiana (calvinista o al menos reconciliada con la burguesía), como para la lucha de clases de la izquierda cristiana (marxista o no), como para las originarias posiciones ascéticas y apolíticas del cristianismo primitivo. Estas últimas en particular dieron forma estamental a la dicotomía interna entre la vida
económica y la religiosa del occidente medieval extramundano y a su peculiaridad histórica de fusión entre "sociedad civil" y "sociedad política" descrita con atención por Marx en su obra Sobre la cuestión judía, cuya visión llegaría, junto con la opuesta de Nietzsche, a Max Weber , y que entroncaría en el debate marxista-weberiano sobre la influencia económica de la religión. En su versión más ortodoxa, la interpretación marxista de la religión sería la de una forma de alienación cuya consecuencia para el hombre sería perder sus virtudes para adjudicárselas a un inventado ser supremo. Según Karl Marx, esto es lo que ocurriría en particular con la religión monoteísta: el hombre toma toda virtud que posee y toda idealización metafísica posible, y se la atañe a un ser supremo de su propia creación, devaluándose a sí mismo y dedicando su ser y propio destino a su voluntad y una trascendencia irreal posibilitada por su existencia.
Partidos, movimientos y gobiernos inspirados en el marxismo Desde la muerte de Marx en 1883, varios grupos del mundo entero han apelado al marxismo como base intelectual de sus políticas, que pueden ser radicalmente distintas y opuestas. Una de las mayores divisiones ocurrió entre los reformistas, también denominadossocialdemócratas, que alegaban que la transición al socialismo puede ocurrir dentro de un sistema pluripartidista y capitalista, y loscomunistas, que alegaban que la transición a una sociedad socialista requería una revolución para instaurar la dictadura del proletariado. La socialdemocracia resultó en la formación del Partido Laborista y del Partido Socialdemócrata de Alemania, entre otros partidos; en tanto que el comunismo resultó en la formación de varios partidos comunistas; en 1918 en Rusia, previo a la formación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, dimanan 2 partidos del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia: el Partido Comunista, formación comunista, y el Partido Social Demócrata de Rusia. Aún sigue habiendo muchos movimientos revolucionarios y partidos políticos en todo el mundo, desde el final de la Unión Soviética, aunque el internacionalismo obrero ha sufrido una grave crisis. Aunque hay partidos socialdemócratas en el poder en varias naciones de Occidente, hace mucho que se distanciaron en aspectos relevantes de sus lazos históricos con Marx y sus ideas. En la actualidad en Laos, Corea del
Norte, Vietnam, Cuba, la República Popular China y Moldavia hay en el poder gobiernos que se autoproclaman marxistas. Muchos gobiernos, partidos políticos, movimientos sociales y teóricos académicos han afirmado fundamentarse en principios marxistas. Ejemplos particularmente importantes son los movimientos socialdemócratas de la Europa del siglo XX, el bolchevismo ruso, la Unión Soviética (Lenin, Trotsky, Stalin) y otros países del bloque oriental, Mao Zedong, Fidel Castro, Ernesto "Che" Guevara, Santucho, Kwame Nkrumah, Patrice Lumumba, Julius Nyerere, Thomas Sankara y otros revolucionarios en países agrarios en desarrollo. Estas luchas han agregado nuevas ideas a Marx y, por lo demás, han transmutado tanto el marxismo que resulta difícil especificar el núcleo de éste. Actualmente las transformaciones socio-económicas han obligado a repensar al marxismo en una línea llamada posmarxismo en la cual se encuentran autores como Ernesto Laclau y Chantal Mouffe. La Revolución de octubre de 1917, encabezada por los bolcheviques (cuyas figuras principales eran Vladímir Lenin y León Trotsky) fue el primer intento a gran escala de poner en práctica las ideas socialistas de un Estado obrero. Se suceden otra serie de gobiernos o dobles poderes obreros de relativamente breve duración, impulsados por revueltas proletarias con activa participación de los partidos comunistas locales, inspirados en el modelo de república de consejos obreros. La mayoría de estos son aplastados por las fuerzas de la reacción capitalista de las distintos gobiernos y potencias burguesas y fracasan. Son el caso de laRevolución de noviembre de 1918, encabezada por los espartaquistas en Alemania, la República Soviética Húngara de 1919, la República Soviética Bávara de 1919, el bienio rojo o movimiento de consejos de fábrica del norte de Italia de 1919 a 1920, el Sóviet de Nápoles, laRepública Socialista Soviética Galiciana en 1920, la República Popular Soviética de Bujara de 1920 a 1925, la República Socialista Soviética de Persia o República Soviética de Gilan, de 1920 a 1921, etc. Tras morir Lenin, Iósif Stalin se había hecho con una gran concentración de poder en sus manos en el seno del Partido Comunista y del Estado soviético, el cual fue fortaleciendo en detrimento de los propios soviets (ya de por sí debilitados durante el hambre, la bancarrota económica y las masacres
ocasionadas por la Guerra Civil Rusa). Hasta su muerte, numerosas purgas se vivieron en la URSS, bajo consignas tales como la "lucha contra el trotskismo", "los sabotajes", o "los agentes del fascismo", en las que se logró inhabilitar a los principales elementos críticos del PCUS y la sociedad soviética, muchos de ellos comunistas, testigos directos de la Revolución y opositores en mayor o menor medida a la deriva burocrática y la concentración de poderes que se estaba generando en seno de la URSS, encarnada en una casta de funcionarios y burócratas del partido, cuya divergencia de intereses respecto a la clase trabajadora y el peligro que entrañaban para la revolución obrera comienzan a manifestarse desde la primera mitad de los años 20, aún en vida del propio Lenin. Dichas purgas sólo logran fortalecer el poder de la nueva dirección del PCUS, encabezada ahora por Stalin, y pronto se extenderán a las secciones nacionales del Komintern, que, a nivel internacional, comienza a ser dirigido desde el comisariado de asuntos exteriores enMoscú. Aunque llevaron a cabo pequeñas aportaciones teóricas al marxismo, Stalin y sus seguidores se caracterizan por haber dado cobertura ideológica a sus métodos y posicionamientos tácticos y políticos, encaminados al fortalecimiento del control sobre los medios de producción y administración del Estado por parte de la burocracia y dirección central del partido, a través de la falsificación o la adaptación de los principios ideológicos del marxismo y del leninismo a sus propios fines. Esto derivará en un sistema de gobierno y pensamiento formulado bajo el nombre de marxismo-leninismo y la teoría del socialismo en un solo país, también llamado estalinismo, considerado por sus críticos marxistas como un alejamiento o distorsión de los postulados y principios de la tradición marxista y pensadores como Marx,Engels o Lenin; particularmente insistentes en esta postura son aquellas corrientes basadas en los planteamientos de Trotsky y Lenin(trotskismo) y las del denominado comunismo de izquierda, el marxismo libertario o el comunismo de consejos, también críticos en este sentido con la denominada corriente del leninismo (y por ende el trotskismo). A raíz de la muerte de Stalin, esta burocracia termina por acaparar el poder y afianzarse en la llamada nomenklatura. Ésta comenzará a medio plazo un proceso de progresiva liberalización de la economía, que culminará con la perestroika.
Al final de la II Guerra Mundial se produjo una expansión, por la vía militar, del poder político de la URSS, que se consolidó mediante el establecimiento de los llamados Estados satélites o del Pacto de Varsovia, en los países del Este que quedaron bajo su zona de influencia tras los acuerdos de Yalta y de Postdam. Estos Estados reprodujeron estructuras políticas y sociales y tipos de economía y de gobierno muy similares a los de la Unión Soviética. Fueron gobernados mediante la formación de Partidos Comunistas, encuadrados en la Komintern, y adscritos a las fórmulas del marxismoleninismo oficial. Algunos de los partidos adscritos a la Internacional Comunista que llegaron a formarse por sí mismos, lograron a la postre tomar el poder a través de insurrecciones guerrilleras y, en algunos casos, con bastante apoyo popular, y establecer un estado que seguía el modelo marxista-leninista oficial. Estas naciones comprendían a la República Popular China,Vietnam, Corea del Norte, Yugoslavia, Albania, Etiopía, Yemen del Sur , Angola, y otros. Después de la invasión militar por parte de Vietnamde Kampuchea Democratica, gobernada por el Jemer Rojo, un gobierno de estructura similar a aquél será establecido en Camboya. En Chile, el gobierno de la Unidad Popular , encabezado por Salvador Allende, que duró desde 1970 hasta el golpe de estado de 1973, tenía una fuerte inspiración marxista. Si bien cambió radicalmente la formas de lucha conocidas al concretar un gobierno por la vía electoral, la revolución a la chilena buscaba la transformación de la sociedad hacia el socialismo. Al mismo tiempo, la coalición que llevó a Allende al gobierno estaba construida por la unión del Partido Comunista y el Partido Socialista, ambos declarados marxistas-leninistas en ese tiempo. En 1991, la Unión Soviética se disolvió y el nuevo Estado ruso ya no se identificó con el marxismo. Otras naciones del mundo siguieron el mismo camino. Actualmente el socialismo científico ha dejado de ser una fuerza política prominente en la política mundial. China, donde gobierna el Partido comunista chino, relajó su concepción económica del marxismo en 1978 avanzando progresivamente hacia un sistema económico más cercano al libre comercio. Este proceso continúa hoy en día. Desde el comienzo de la democrácia en España, en 1975, el PSOE se presentó a las elecciones como un partido Marxista, proclamandose primera
fuerza de oposicion en el gobierno hasta que en 1982, con Felipe González a la cabeza, abandonaron su postura Marxista, ganando las elecciones.
Críticas al marxismo Artículo principal: Críticas al marxismo
La crítica liberal Los miembros de la escuela austríaca fueron los primeros economistas liberales en criticar sistemáticamente la escuela marxista, ya que trataban en forma casi opuesta cuestiones como el dinero, el capital, los ciclos económicos y los procesos económicos. Entre estos se cuenta principalmente a Eugen von Böhm-Bawerk quién se dedicó a refutar la teoría del valor marxista, tanto desde la Escuela Austríaca ( La teoría de la explotación ) como desde dentro de la propia teoría marxista ( La conclusión del sistema marxiano). Rudolf Hilferding hizo una contrarréplica que salteó ciertas cuestiones puntuales para rescatar la validez holística del marxismo como crítica a la "teoría económica burguesa". El debate que sucedió a este fue entre Ludwig von Mises (discípulo de Böhm-Bawerk) y el economista marxista polaco Oskar Lange. Mises impactó profundamente en los planificadores soviéticos preocupados por la poca consecución de sus objetivos, con una observación empírico-deductiva sobre las razones del creciente fracaso de los proyectos económicos del socialismo, su inminente colapso o dependencia de países extranjeros capitalistas. Esta primer exposición sobre la necesidad de precios para los factores de producción se volvería una obra completa titulada El socialismo. Más tarde Mises se extendió más allá de la imposibilidad del cálculo económico en el socialismo (problema observado con especial atención por su colega Max Weber en Economía y sociedad ), alcanzando su crítica a la misma metodología marxista de interpretación histórica con su análisis del polilogismo clasista en T eoría e historia, que había sido la base de la crítica de Hilferding. Oskar Lange propugnó una economía socialista con un mercado estatal en la que los precios fuesen determinados según un método de ensayo y error , hasta hallar un precio adecuado. El debate entre ambos economistas continuó durante varios años, hasta que Oskar Lange afirmó que von Mises tenía parcialmente razón, asimilando el aporte de von Mises al análisis de la acción humana: lapraxeología, pero sin explicar con ella toda la teoría económica. La
respuesta austríaca a los argumentos de Oskar Lange se vio completada con el análisis no-praxeológico y evolucionista de Friedrich Hayek, cuyos escritos al respecto fueron compilados en el libro I ndividualismo y orden económico . Un amigo de Hayek, el epistemólogo Karl Popper , realizaría paralelamente una crítica muy conocida a la filosofía social del marxismo, en un aspecto nuclear de dicha doctrina: el historicismo. Economistas austríacos como Joseph Schumpeter han revisado los orígenes del capitalismo y han rechazado la noción marxista de acumulación originaria como una contradicción autorreferente que requiere capital inicial para la actividad de una supuesta burguesía violenta originaria. En El capitalismo y los historiadores, Hayek junto a T.S. Ashton, Louis Hacker y otros historiadores del progreso tecnológico, proponen una relectura no-marxista de la historia del desarrollo del capitalismo, en particular la Revolución industrial. Desde premisas económicas no tan dispares a las marxistas, el ala más liberal de las escuelas económicas clásicas así como delmainstream neoclásico, ha entrado en conflicto con interpretaciones teóricas e históricas de los seguidores de Marx. Entre estos cabe mencionar a Gary Becker para la comprensión de la historia desde la sociología económica y James Buchanan con una visión maquiavelista de la filosofía política desde la teoría de la elección racional. Thomas Sowell desde la economía y Robert Nozick desde la filosofía (en Anarquía, Estado y utopía) han reabierto el debate sobre las contradicciones gnoseológicas en el análisis económico marxista. El institucionalista Douglass North en su estudio clásico El nacimiento del mundo occidental: una nueva historia económica ha ofrecido una revisión de la historia del capitalismo que ha sido tenido muy en cuenta entre los historiadores marxistas. En contraposición a la antropología del americano Lewis H. Morgan que Marx y Engels hicieron suya en El origen de la f amilia y según la cual todas las economías comunitarias primitivas habrían sido comunistas, el liberalismo se ha nutrido de la antropología de diferentes autores e historiadores como Bronisaw Malinowski y Fustel de Coulanges entre otros, para elaborar una visión casi opuesta del origen de la propiedad privada que luego sería resumida en la obra del historiador Richard Pipes Propiedad y libertad . Respecto de la noción marxista de "ideología de clase", el autor liberalconservador Kenneth Minogue fue uno de los primeros en invertirla en La
teoría pura de la ideología , volviendo contra las propias doctrinas sistémico-
clasistas (que tratan de "ideológico" a todo pensamiento) la acusación de reificación ideológica por parte de intereses revolucionarios en una lucha de clases cuya existencia no puede ser puesta en duda sin apelar a una instancia neutral.
La crítica anarquista colectivista Tanto el anarquismo socialista, que fue en el siglo XIX la forma más popular de "anarquismo histórico", como el comunismo marxista buscaban en última instancia la abolición de la propiedad privada y la sociedad sin clases sociales ni Estado mediante una revolución social. No obstante, anarquistas y marxistas han estado enfrentados desde que Pierre Joseph Proudhon, que conocía a Marx y Bakunin, afirmó que así como la tesis del capitalismo garantiza la libertad aboliendo la igualdad, la antítesis comunista sufre la contradicción opuesta; aplicando la dialéctica hegeliana en su libro Sistema de las contradicciones económicas o f ilosof ía de la miseria (1847), señaló que sólo con la síntesis del mutualismo se pueden resolver estas contradicciones, lo que provocó la ruptura de Marx con Proudhon, expresada en su escrito crítico M iseria de la f ilosof ía (1847).4 El enfrentamiento entre marxistas y anarquistas históricos alcanzó su clímax en la lucha entre los partidarios de Marx y los de Mijaíl Bakunin por el control de la Primera Internacional, y que acabó con la ruptura de la misma en 1872. La base del conflicto se centraba en que, así como los marxistas creían en la necesidad transicional de un Estado bajo control de los trabajadores (la «dictadura del proletariado») y que a su vez se encargara de controlar la economía («planificación central»), los anarquistas pensaban que el camino alsocialismo (o al comunismo) pasaba por la destrucción del Estado. Para los anarquistas, un Estado socialista repetiría las características de opresión y privilegio contra las que luchaban, al tiempo que, al extender los poderes a la organización de la vida económica, resultaría ser incluso más opresivo. 5 Otra confrontación se encontraba en el papel que tenían lucha económica y la lucha política en la emancipación de la clase obrera. Para los marxistas, como el objetivo de la lucha proletaria era la conquista del poder político, la lucha política ocupaba un lugar central. Para los anarquistas, la única lucha política válida era la lucha por la destrucción revolucionaria del Estado, que
esperaban surgiera espontáneamente de la lucha económica. La socialdemocracia, heredera del marxismo, se inclinó hacia el parlamentarismo y la actividad legal; mientras que el anarquismo se inclinó hacia los ataques a las instituciones y agentes estatales (propaganda por el hecho) y a la organización obrera apolítica (anarcosindicalismo). La confrontación entre marxistas y anarquistas continuó luego bajo otro cariz a partir de la revolución rusa. El bolchevismo ruso, encabezado por Lenin, dio nueva vida a la teoría del Estado revolucionario. En su obra El Estado y la Revolución, Lenin explica que el estado burgués debe ser destruido para luego instaurar un Estado revolucionario y que sería este estado quien se extinguiría conforme desaparezcan las contradicciones de clase. Los anarquistas, ante las consecuencias de la dictadura bolchevique, continuaron reivindicando, con nuevo brío, la teoría bakuninista de la destrucción inmediata del Estado como objetivo de la revolución social. Actualmente, la controversia entre anarquistas colectivistas y marxistas pasa más por las formas de organización y métodos de lucha revolucionarias anticapitalistas. Mientras los herederos del marxismo (partidos leninistas de distinto cuño) continúan reivindicando las prácticas político-partidarias con sus métodos centralistas, los herederos del anarquismo colectivista reivindican la organización asamblearia, la federación y la democracia directa.