El rol de la educaci n sexual
Bel é lvarez Werth én Á lvarez En los textos le ídos resaltan dos ideas que llaman la atenci ón y es posible relacionar, referido al rol que tiene el discurso y el mismo psic ólogo en el paso a la pubertad. Por un lado, Stevens (2001) plantea que la entrada a la pubertad es dif ícil ya que sobrevienen un nuevo real, que se torna dif ícil ya que eso nuevo no viene con instrucciones. A diferencia de los animales, que saben lo que tienen que hacer por instinto, los ni ños deben encontrar aquello que tienen que hacer en el discurso. Además, el autor concluye que "no creo mucho en la prevenci ón, sino más bien en la fuerza de la palabra, es as í que se trata de o ír, de seguir, de aceptar, de valorizar para ayudar al adolescente, uno por uno, a hacer su c álculo propio" (Stevens, 2001, p. 14). Es decir, el p úber entrando en esta etapa adquiere la informaci ón que necesita a trav és de la palabra y necesita ser escuchado y usarla tambi én para organizar todo lo nuevo que va apareciendo en su vida. Por otro lado, Recalde (2008) plantea que el p úber encuentra un punto donde le falta un saber sobre el sexo, sobre lo que se tiene que hacer en pareja, y ese saber puede venir de un discurso o puede ser una invenci ón del púber (que tambi én tienen influencias discursivas), que por lo general son invenciones por la v ía del síntoma. Con estas dos ideas, surge la pregunta sobre como se vive la pubertad en nuestro pa ís. A partir de los textos se podr ía inferir que una educaci ón sexual de calidad y directa ser ía beneficiosa para que los ni ños entraran y salieran de mejor manera a esta etapa, ya que se eliminar ía parte de la incertidumbre y la aparici ón de síntomas más dañinos.
Como primer punto, surge el hecho de que la sexualidad en nuestro pa ís se vive como un tema tabú. Muchas familias evitan hablar de eso y no existe una conversaci ón explícita sobre aspectos sexuales entre padres e hijos. En general los ni ños, obtienen la mayor parte de la informaci ón que necesitan para manejarse en el mundo de parte de sus padres; son ellos los que les van mostrando el camino, las normas y costumbres del mundo social. Por lo que parece ser necesario que las familias aborden el tema de la sexualidad con sus hijos y que esto no sea un tema tab ú que eso solo termina confundiendo m ás a sus hijos. En segundo lugar, pareciera que la informaci ón que no se obtiene de la familia se obtiene en el sistema educacional. Muchas de las preguntas que no pueden ser preguntadas a los padres terminan pregunt ándose en el colegio. Pero vemos que en Chile, tampoco existe una educaci ón sexual de calidad, sino que pareciera que el tab ú existente en las familias se ha traspasado a los colegios y los temas sexuales o los cambios por los que pasa un ni ño o niña al entrar a la pubertad muchas veces no son abordados directamente, por lo que esta fuente de informaci ón tampoco esta probando ser muy efectiva. Ya que el ni ño o niña no puede obtener informaci ón ni de su familia ni de los colegios, termina recurriendo a los amigos o al internet en busca de informaci ón, y esto puede terminar confundi éndolo más o perpetuando diferentes mitos alrededor de la sexualidad. El efecto que podr ía tener esto ser ía una mal salida de esta etapa o una mala producci ón sintomática, ya que no se entrega la posibilidad de escucha ni la de la
palabra para el que el p úber pueda enfrentarse a esta nueva etapa; en el fondo no hay Otro con el que enfrentarse con toda esta nueva informaci ón. Como psicólogos, se tienen las herramientas para intervenir en estos aspectos. Como plantea Recalde (2008) la tarea de analistas es ofrecer un espacio y una escucha donde estos p úberes, relativamente desorientados, puedan aliviarse un poco del tormento, acompa ñarlos y que puedan encontrar un Otro a qui én dirigir las diferentes rarezas y problem áticas que trae la pubertad. As í también lo plantea Stevens (2001), donde plantea que la tarea del psic ólogo se encuentra en usar la fuerza de la palabra para que cada adolescente pueda hacer su proceso. Por todo esto, ser ía importante reflexionar sobre la importancia de potenciar al psic ólogo en las diferentes comunas y colegios como una fuente de informaci ón y escucha para todo adolescente que sienta que lo necesite o para la derivaci ón en caso que se considere pertinente.
Referencias
Recalde, M. (2008). El embrujo de la pubertad. En Recalde, M. (Eds.), Púberes y
Adolescentes (pp. 7-12), Buenos Aires: Grama Ediciones. Stevens, A. (2001). Cuando la adolescencia se prolonga . Revista Área 10, 9 (10), 5-16.