Figuras literarias Las figuras literarias son formas no convencionales de utilizar las palabras, de manera que, aunque se emplean con sus acepciones habituales (aspecto que las diferencia de los tropos), se acompañan de algunas particularidades fónicas, gramaticales o semánticas, que las alejan de ese uso habitual, por lo que terminan por resultar especialmente expresivas. Debido a esto, su uso es característico, aunque en modo alguno exclusivo, de las obras literarias. De forma coloquial, reciben también los nombres de recursos literarios, estilísticos, retóricos o expresivos y el de figuras retóricas o del discurso, etc. Las figuras, junto con los tropos, constituyen dentro del ámbito de la retórica uno de los formantes básicos del ornatus retórico, el constituyente principal de laelocutio. Las figuras literarias se dividen en dos grupos: las figuras de dicción y las figuras de pensamiento.
Figuras de dicción Las figuras de dicción afectan primordialmente a la forma de las palabras, aunque en ocasiones inciden también sobre el significado. Se distinguen cuatro categorías: figuras de transformación, figuras de repetición, figuras de omisión yfiguras de posición.j
Figuras de transformación También llamadas metaplasmos1 consisten en la utilización de formas léxicas que serían, en teoría, incorrectas en la lengua ordinaria. Las más conocidas de estas figuras son las licencias métricas. Las figuras de transformación son las siguientes: prótesis, epéntesis, paragoge, aféresis, síncopa, apócope, diástole o éctasis, sístole, dialefa, sinéresis, sinalefa, ecthlipsis y metátesis.
Figuras de repetición Las figuras de repetición consisten en el uso de elementos lingüísticos (fonemas, sílabas, morfemas, frases, oraciones...) que ya habían sido usados en el mismo texto. La repetición no tiene por qué ser necesariamente exacta, por lo que en muchas ocasiones se dan casos de semejanza. Las figuras de repetición son las siguientes: aliteración, onomatopeya, homeotéleuton, anáfora, epífora, complexio, geminación, anad iplosis, gradación, epanadiplosis, polisíndeton, annominatio (paronomasia, derivatio, figura
etimológica, diáfora, políptoton), traductio, equívoco/antanaclasis, paralelismo (isocolon, parison, cor relación), quiasmo y commutatio/retruécano.
Figuras de omisión Las figuras de omisión consisten en la supresión de un elemento lingüístico y necesario, en teoría, para la construcción del texto. Su uso tiende a aligerar la expresión. Las figuras de omisión son las siguientes: asíndeton, elipsis, zeugma, silepsis, reticencia o aposiopesis, braquilogía y paralipsis (ta mbién llamada preterición o pretermisión).
Figuras de posición Las figuras de posición son aquellos procedimientos que se basan en la alteración del orden normal de las partes de la oración. Las figuras de posición son las siguientes: hipérbaton, anástrofe, tmesis y synchysis/mixtura verborum.
Figuras de pensamiento Las figuras de pensamiento afectan principalmente al significado de las palabras. Se distinguen las siguientes categorías: figuras de amplificación, figuras de acumulación, figuras lógicas, figuras de definición, figuras oblicuas, figuras de diálogo, figuras dialécticas' (o de argumentación) y figuras de ficción.
Figuras de amplificación Aunque la, en latín, amplificatio, no es tanto un desarrollo más por extenso de una idea sino más bien su realce (por un uso especial de la entonación, por ejemplo), en la práctica las figuras de amplificación incluyen técnicas de alargamiento de los contenidos de un texto. Las figuras de amplificación son las siguientes: expolitio, interpretatio, paráfrasis, isodinamia, digresión y epifonema.
Figuras de acumulación Las figuras de acumulación son procedimientos que buscan la adición de elementos complementarios a las ideas expuestas. Las figuras de acumulación son las siguientes: enumeración, distributio, epífrasis y epíteto.
Figuras lógicas Las figuras lógicas son procedimientos que tienen que ver con las relaciones lógicas entre las ideas dentro de un texto; de forma especial, se considera la relación de contradicción o antinomia, por lo
que la figura lógica porantonomasia es la antítesis. Como variantes de esta, se encuentran la cohabitación, la paradoja y el oxímoron.
Figuras de definición Las figuras de definición (y descripción) se utilizan para reflejar lingüísticamente la esencia o apariencia de los temas tratados (personas, objetos, conceptos...). Las figuras de definición y descripción son las siguientes: definitio, prosopografía, etopeya, pragmatografía, topografía, cronografía, retrato y evide ntia / demonstratio.
Figuras oblicuas Las figuras oblicuas designan de forma indirecta una realidad utilizando las palabras en sentido apropiado. Constituyen la frontera con los tropos. Las figuras oblicuas son las siguientes: perífrasis o circunloquio, lítotes o atenuación, y preterición o paralipsis..l.
Figuras de diálogo o patéticas Las figuras de diálogo son las propias del estilo directo, pues subrayan el carácter comunicativo del discurso. Se denominan también figuras patéticas pues pretenden incidir afectivamente en el destinatario. Las figuras de diálogo son las siguientes: apóstrofe / invocación, exclamación, interrogación retórica, optación y deprecación.
Figuras dialécticas Las figuras dialécticas o de argumentación son las propias de los debates dialécticos (la disputatio, en latín); se trata de técnicas argumentativas. Las figuras dialécticas son las siguientes: concessio, correctio, dubitatio, communicatio, conciliatio y distinctio / paradiástole; pueden, además, incluirse aquí las llamadas probationes argumentativas, o pruebas expuestas por el orador para defender su argumentación: simile, argumentum y sententia.
Figuras de ficción Las figuras de ficción permiten presentar como reales situaciones imaginarias. Las figuras de ficción son las siguientes: personificación / prosopopeya, sermocinatio / idolopeya y subiectio / percontatio.
Catálogo alfabético de figuras literarias Con el objeto de disponer de una visión de conjunto de las figuras literarias, se ofrece a continuación un listado por orden alfabético. Aunque propiamente no sean figuras, se incluyen también en el listado los tropos, pues popularmente se incluyen, junto con aquellas, bajo el marbete genérico de "recursos literarios o estilísticos".
Aféresis (fonética) Aféresis (en griego aphaireín «quitar, llevarse», en francés aphérèse, y en inglés aphaeresis)1 es la pérdida de un sonido o grupo de sonidos al comienzo de una palabra.2 3 Esta puede darse en la evolución patrimonial de una palabra, por ejemplo, del latín al español: lectorile > letril > latril > atril. La aféresis puede ser de una letra inicial;4 por ejemplo, la pérdida de la p en la palabra psicología > sicología. Más concretamente, la aféresis es un metaplasmo donde se produce la pérdida o desaparición de uno o varios fonemas o sílabas al principio de algunas palabras (cuando la pérdida se produce al final de la palabra se denominaapócope, y si la pérdida tiene lugar en medio de la palabra se llama síncopa).5
Aféresis en poesía La aféresis es un recurso poético consistente en la supresión de una sílaba al principio de una palabra. Este recurso era habitual en la poesía en español hasta el Romanticismo, siendo muy usado en el Siglo de Oro, ya que la exigencia métrica en las distintas estrofas conllevaba a este tipo de licencias y libertades; con el tiempo cayó en desuso, siendo hoy en día muy raro encontrarla y constituye cuando se da un rasgo de extrañamiento más que un recurso métrico.
Alegoría Alegoría, del griego allegorein «hablar figuradamente», es una figura literaria o tema artístico que pretende representar una idea valiéndose de formas humanas, animales o de objetos cotidianos. La alegoría pretende dar una imagen a lo que no tiene imagen para que pueda ser mejor entendido por la generalidad. Dibujar lo abstracto, hacer «visible» lo que solo es conceptual, obedece a una intención didáctica. Así, una mujer ciega con una balanza, es alegoría de la justicia, y
un esqueleto provisto de guadaña es alegoría de la muerte. El creador de alegorías suele esforzarse en explicarlas para que todos puedan comprenderlas. Por su carácter evocador, se empleó profusamente como recurso en temas religiosos y profanos. Fue usada desde la antigüedad, en la época del Egipto faraónico, la Antigua Grecia, Roma, la Edad Media o el Barroco. «...contra la desafortunada confusión entre símbolo y alegoría. La alegoría es una representación más o menos artificial de generalidades y abstracciones perfectamente cognoscibles y expresables por otras vías. El símbolo es la única expresión posible de lo simbolizado, es decir, del significado con aquello que simboliza. Nunca se descifra por completo. La percepción simbólica opera una transmutación de los datos inmediatos (sensible, literales), los vuelve transparentes. Sin esta transparencia resulta imposible pasar de un plano al otro. Recíprocamente sin una pluralidad de sentidos escalonados en perspectiva ascendente, la exégesis simbólica desaparece, carente de función y de sentido». Henry Corbin
También se denomina alegoría a un procedimiento retórico de más amplio alcance, en tanto que por él se crea un sistema extenso y subdividido de imágenes metafóricas que representa un pensamiento más complejo o una experiencia humana real, y en ese sentido puede constituir obras enteras, como el Roman de la Rose de Jean de Meung; la alegoría se transforma entonces en un instrumento cognoscitivo y se asocia al razonamiento por analogías o analógico. Por ejemplo, Omar Khayyam afirma que la vida humana es como una partida de ajedrez, en la cual las casillas negras representan las noches y las blancas los días; en ella, el jugador es una pieza más en el tablero. Jorge Manrique, por otra parte, afirma, tomándolo del Eclesiastés, que nuestras vidas son ríos y como ellos sólo parecen diferentes en su curso y caudal, pero no en su final, que es el mar/la muerte: el final ha sido ya escrito, pero no el transcurso de la vida. Y Bernardo de Chartres enseñaba que somos «enanos a hombros de gigantes», porque por nosotros mismos no podemos ver muy lejos, pero subidos a hombros del saber antiguo podemos ver incluso más de lo que vieron los grandes hombres del pasado. El significado alegórico es también uno de los cuatro que es posible extraerle a la Biblia según los teólogos. Por otra parte, se conoce como Escuela alegórico-dantesca la poesía alegórica española del siglo XV influenciada por la Divina Comedia de Dante Alighieri.Podemos ver en la Divina Comedia de Dante que la loba es alegoría de lujuria y el león es alegoría de soberbia. Los principales representantes fueron don Íñigo López de Mendoza, el Marqués de Santillana y Juan de Mena. El dramaturgo barroco Pedro Calderón de la Barca llevó a su perfección el subgénero dramático alegórico en un acto de tema eucarístico denominado auto sacramental, donde los personajes son en realidad alegorías de conceptos abstractos. En El verdadero dios Pan, define así la alegoría: La alegoría no es más que un espejo que traslada lo que es con lo que no es, y está toda su elegancia en que salga parecida tanto la copia en la tabla, que el que está mirando a una piense que está viendo a entrambas.
Un buen ejemplo de alegoría son los siguientes versos de Jorge Manrique: Este mundo es el camino para el otro, que es morada sin pesar mas cumple tener buen tino para andar esta jornada sin errar. Partimos cuando nacemos andamos, mientras vivimos, y llegamos al tiempo que fenecemos así que cuando morimos descansamos. (Coplas a la muerte de su padre) Tzvetan Todorov dice que ésta implica la existencia de, por lo menos, dos sentidos para las mismas palabas; se nos dice a veces que el sentido primero debe desaparecer, y otras que ambos deben estar juntos. En segundo lugar, este doble sentido está indicado en la obra explícitamente y no depende de la interpretación. La imposibilidad de atribuir un sentido alegórico a los elementos sobrenaturales del cuento nos remite al sentido literal.
La alegoría en el arte En historia del arte es la representación artística de ideas abstractas por medio de figuras o atributos. Son características las alegorías del pintor flamenco El Bosco, en El carro de heno o El jardín de las delicias, aunque también son propias de otros autores, como Botticelli en su Alegoría de la Primavera, o La calumnia de Apeles.
Aliteración Aliteración es la reiteración de estructuras consecutivas o ligeramente separadas. Dicho de otra manera, es la repetición de sonidos consonantes (fonemas) al principio de palabras o de sílabas acentuadas, como por ejemplo en el verso de Zorrilla "el ruido con que rueda la ronca tempestad".1 En la tradición hispánica, a diferencia de la francesa e inglesa, la repetición de sonidos vocálicos también es considerada como aliteración. Esta figura retórica consiste en el efecto sonoro producido por la repetición consecutiva de un mismo fonema, o de fonemas similares, vocálicos o consonánticos, en una oración o en un verso. En ocasiones, la aliteración suele sugerir imágenes relacionadas con los sentidos, como el sonido del viento, el del agua, o el del paso de un coche. En este caso también se puede considerar onomatopeya.
Aunque la aliteración es hoy por hoy un "embellecimiento" en la prosa y la poesía, el verso aliterativo fue un principio de estructura formal en el verso germánico antiguo. Ecos de este recurso han permanecido en la persistencia de la aliteración en la poesía moderna alemana; como puede verse en los textos de numerosos lieder -canciones alemanas-; como en el texto de Der Nussbaum, de Mosen: Es grünet ein Nussbaum vor dem Haus, luftig duftig breitet erblätrig die Äste aus. En su breve texto sobre las kenningar, Jorge Luis Borges comenta: "En las historias de la literatura se lee que el verso germánico medieval constaba de dos hemistiquios: en el primero dos palabras aliteraban, es decir, empezaban con el mismo sonido; en el último, una palabra aliteraba con las dos anteriores. Esa estructura rigurosa no siempre corresponde a la realidad. Líneas como Ofer brade brimu Brytene sohtan (sobre el ancho mar buscaron a los Britanos), de la Oda de Brunanburh, donde el grupo consonántico br ocurre tres veces, son relativamente raras." Borges Las kenningar (Nueva antología personal, Bruguera, 1980)
Una precisión con respecto a la aliteración en la poesía germánica antigua: en realidad, la aliteración propiamente dicha se refiere a la grafía; como ejemplo, adviértase que "casa" y "cesta" forman aliteración y no sólo mediante las letras "s" y "a", sino también mediante la letra "c" aunque ésta no represente el mismo sonido en una palabra y en la otra. Cuando se trata de los fonemas, lo correcto en el caso de la poesía germánica antigua y en los de las composiciones en que se haga uso del mismo procedimiento es hablar de "rima inicial"; como ejemplo, vemos que, con la pronunciación y la ortografía normativas del castellano actual, "barro" y "vena" no presentan aliteración, pero sí ocurre que la "b" de barro y la "v" de "vena" suenan igual. "Casa" y "cesta" forman aliteración, pero no presentan rima inicial. "Barro" y "vena" sí presentan rima inicial, que es lo que interesa en general, más que la aliteración en sí, en, por ejemplo, la poesía germánica antigua, dirigida sobre todo a auditorios poco o nada letrados, y que básicamente no se leía, sino que se cantaba y se declamaba acompañada por algún instrumento musical. Nótese también que se consideraba que la thorn (sorda) y la eth (sonora) formaban aliteración, y que en un mismo poema anglosajón podía aparecer la misma palabra con alternancia de ambas letras, incluso en el mismo pasaje.
La aliteración en las lenguas tonales Repetición de un sonido al menos dos veces en un verso de arte menor, o al menos tres veces en un verso de arte mayor. Constituye el recurso fundamental (el único que puede acuñar verso) en la poesía germánica antigua de los escaldas, donde el verso debe tener al menos tres palabras que empiecen por el mismo sonido.
Ejemplos
"A las aladas almas de las rosas..." (Miguel Hernández). "En el silencio sólo se escuchaba / el susurro de las abejas que sonaban" (Garcilaso) "Oye el sórdido son de la resaca, infame turba de nocturnas aves" (Góngora). "Mi mamá me mima" (Popular) Gustavo Adolfo Bécquer Fragmento de la Rima 39 de El libro de los Gorriones: Mientras se sienta que se ríe el alma, sin que los labios rían; mientras se llore, sin que el llanto acuda a nublar la pupila; mientras el corazón y la cabeza batallando prosigan, mientras haya esperanzas y recuerdos, ¡habrá poesía!
Anacoluto El anacoluto o solecismo es un cambio repentino en la construcción de la frase que produce una inconsistencia; como si se hubiera cambiado la frase en el medio. Es habitual e inconsciente como parte del habla informal, pero en algunos casos se utiliza intencionalmente, como figura retórica. En este caso suele denominarse reticencia y consiste en dejar incompleta una frase o no acabar de aclarar una especie, dando, sin embargo, a entender el sentido de lo que no se dice. Guarda cierta similitud con el solecismo, pero este implica una irregularidad sintáctica en el idioma empleado.
Etimología Anacoluto proviene del latín anacoluthon, y este del griego ανακόλουθον (anakólouthon; ‘que no sigue’, ‘inconsecuente’); palabra compuesta con el prefijo privativo ἀν- (an-) y la raíz ἀκόλουθος (akóluthos; ‘acólito’, ‘consecuente’, ‘compañero de camino’). Su prácticamente sinónimo, «solecismo», proviene del latín soloecismus, que a su vez deriva del griego σολοικισμός (soloikismós, ‘error sintáctico’). Su origen es la palabra σόλοικος (sóloikos) aplicada a los habitantes de Soloi (enCilicia), que hablaban una variedad de griego altamente peculiar.
Tipología El anacoluto se divide en dos subtipos:
Anantapódoton: es la supresión de una parte de la frase. Por ejemplo: «La historia hubo muchas guerras», en vez de «En la historia hubo muchas guerras».
Anapódoton: es la repetición de una parte de la frase. Por ejemplo: «Si los estudiantes suspenden el examen lo suspenden, tendrán una recuperación».
En retórica Anacoluto tiene incidentalmente el significado de la frase latina non sequitur en lógica, es decir una expresión inconsecuente, falta de concordancia, que se aparta del logos en cuanto sentido de un discurso. En la retórica clásicaanacoluthon se utiliza como marca de un posible error de lógica discursiva.
Anadiplosis La anadiplosis o conduplicación es un recurso literario que consiste en la repetición de la misma palabra o grupo de palabras al final de un verso y al comienzo del siguiente.1 2 El uso continuado de anadiplosis se denominaconcatenación (...a/a...b/b...c/c...). Ejemplos Oye, no temas, y a mi ninfa dile, / dile que muero. Esteban Manuel de Villegas, siglo XVII Mi sien, florido balcón / de mis edades tempranas, / negra está, y mi corazón, y mi corazón con canas. Miguel Hernández, siglo XX Nadie ama solamente un corazón: / un corazón no sirve sin un cuerpo. José María Fonollosa, siglo XX A veces pienso en ti incluso vestida, / vestida de mujer para la noche, / la noche que cambió tanto en mi vida; / mi vida, deja que te desabroche...'. Javier Krahe, siglo XX Mal te perdonarán a ti las horas; / las horas que limando están los días, / los días que royendo están los años.
Anáfora (retórica) La anáfora es una figura retórica que consiste en la repetición de una o varias palabras al principio de verso o enunciado. Ejemplos: Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo. No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada. Miguel Hernández, "Elegía por la muerte de Ramón Sijé", siglo XX
La anáfora es también considerada como la repetición simple de una palabra cuando ésta va al principio de la frase, o también recurrir al texto con menciones implícitas mediante pronombres demostrativos. Por ejemplo: Juan y Pepe fueron a pescar; éste pescó una trucha de tres kilos y aquél otra de cinco.
También se considera una deixis que desempeñan ciertas palabras para asumir una parte del discurso ya emitida. Por ejemplo: Dijo que había estado, pero no me lo creí.
En prosa, puede consistir en la repetición de distintas frases o grupos sintácticos. La anáfora se halla relacionada con la pragmática. Se utiliza bastante en la oratoria, donde da mayor sonoridad y ritmo al párrafo en que se emplea este recurso retórico.
Anástrofe En retórica, la anástrofe, del griego anastrophé, "inversión", es, dentro de las figuras literarias, una de las figuras de posición; consiste en invertir el orden sintáctico habitual o normal de dos o más palabras sucesivas en una frase. No siempre se distingue con claridad del hiperbatón, que, a diferencia de la anástrofe, supone transposición de uno o más elementos de la oración. Ejemplos: 1. En la fraseología: "A Dios rogando y con el mazo dando" (el orden normal -que no habitual- sería "rogando a Dios") 2. En la literatura: "ninguno no debe usar ni querer de mujeres amor" (Arcipreste de Talavera, Corbacho). 3. En la retórica publicitaria: "no sabe a plástico, /no sabe a lata,/ no sabe a cartón,/ y no sabe ni siquiera a vidrio,/ el vidrio" (Campaña de la asociación nacional de fabricantes de vidrio).
Animalización La animalización es una figura literaria consistente en la comparación entre personas y animales siendo la persona el objeto real y el animal, el imaginario.
Breve historia de su paso por la literatura española Esta figura es típica del naturalismo, aunque en la literatura española no es muy frecuente, debido a que la religiosidad característica de este país chocaba frontalmente con este movimiento literario, que otorgaba el motivo de los actos de las personas a la naturaleza y personas que nos rodean, influidos estos últimos a su vez también por más de lo mismo. Todo esto contra la Iglesia que tenía bastante poder durante la época del realismo en dicho país
Annominatio En retórica, la annominatio es, dentro de las figuras literarias, el nombre genérico que reciben una serie de figuras de repetición (la paronomasia, la derivatio, la figura etimológica y el políptoton) en tanto que comparten el rasgo de ser repeticiones de palabras que coinciden en determinadas secuencias fónicas, formen esas palabras familia léxica o no.
Equívoco (o Antanaclasis) Un equívoco es una expresión o situación que puede entenderse según varias significaciones o sentidos. Por lo que es el oyente o el intérprete quien otorga la forma de interpretación del contenido. Uno que se usa frecuentemente es el "doble sentido", originado en la consideración de un término que tiene más de un significado. No debe confundirse con anfibología, que es aquella falacia no formal originada en la sintaxis de un texto, y no en el significado equívoco de una palabra. En tanto el equívoco atiende a una sola palabra, la anfibología atiende a un enunciado. En retórica, el equívoco (o antanaclasis), dentro de las figuras literarias, es una de las figuras de repetición. Consiste en hacer uso del valor polisémico de algunas palabras: se repite el significante (o cuerpo fónico de la palabra) pero en cada aparición el significado es distinto. Ejemplos: La palabra "presa" es equívoca en sí misma y su significado únicamente podremos obtenerlo según el contexto en el que se use:
Mujer en la cárcel. Objeto que busca el cazador. Embalse artificial de agua Instrumento que se utiliza para sujetar
"Es necesario que traigas las velas para salir a navegar" Se puede entender "vela" como el bastón de cera, con un núcleo de pabilo, usado para iluminar; o bien, aquella porción de tela útil para acaparar el viento e impulsar una embarcación. Tu cara de los ángeles tan cara (Gregorio Silvestre). Retórica Cara como faz de una persona Cara como adjetivo, en femenino, que determina el precio que se está dispuesto a pagar por algo, es decir, el grado en que se "aprecia" y se valora algo. Cara con respecto a una medida de precio derivación del significado anterior. Cara como opuesto a "cruz" de una moneda En este caso se juega con los dos primeros sentidos. "¿Cómo quieres que vaya de noche a verte si el perro de tu padre sale a morderme?" En esta frase el equívoco surge del sentido que se le quiera dar a la preposición "de":
como propiedad perteneciente a un concepto: (tu padre, según el concepto que tiene quien habla, tiene la cualidad "de" ser un "perro")
como propiedad de pertenencia física y material de un objeto a un sujeto. (El perro que tu padre tiene en su casa).
Por cuyo equívoco surge la anfibología de la frase.
Antífrasis La antífrasis (del griego ἀντίφρασις, ‘decir lo contrario’) es una figura retórica que consiste en dar a un objeto o persona un nombre que indica cualidades contrarias a las que realmente posee. 1 Así, en griego antiguo se llamaba γλυκάδιον, ‘dulcecito’, al vinagre, y el cantante afrocubano Ignacio Jacinto Villa se hizo famoso con el nombre artístico de Bola de Nieve. Del mismo modo, al rey Ptolomeo II se le conoce irónicamente como Filadelfo (‘que ama a su hermano’) porque mató a dos hermanos suyos;2 al rey Ptolomeo IV se le llamó Filopátor (‘que ama a su padre’) porque, según algunos historiadores, hizo envenenar a su padre, Ptolomeo III,3 y a Ptolomeo VI se le conoce como Filométor (‘que ama a su madre’) porque odiaba a su madre, Cleopatra.4 La antífrasis obedece a veces a un propósito apotropaico y eufemístico: así, los griegos llamaban Euménides (‘Bien dispuestas’) a las Erinias y los romanos Manes (‘Buenos’) a los espíritus malignos de los difuntos.
Antítesis La antítesis es un recurso estilístico que consiste en contraponer dos sintagmas, frases o versos en cada uno de los cuales se expresan ideas de significación opuesta o contraria (antítesis propiamente dicha) o impresiones más subjetivas e indefinidas que se sienten como opuestas (contraste). Obsérvese cómo en este soneto Lope responde a los reproches que le hace Góngora por ser demasiado claro, utilizando sobre todo antítesis en la segunda estrofa y en el verso final: Livio, yo siempre fui vuestro devoto, nunca a la fe de la amistad perjuro; vos en amor, como en los versos, duro, tenéis el lazo a consonantes roto. Si vos imperceptible, si remoto, yo blando, fácil, elegante y puro; tan claro escribo como vos escuro: la vega es llana e intrincado el soto. También soy yo del ornamento amigo; sólo en los tropos imposibles paro y de este error mis números desligo. En la sentencia sólida reparo, porque dejen la pluma y el castigo escuro el borrador y el verso claro.
Lope de Vega, Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé Burguillos (1624), nº 147.
Otros ejemplos Eres como la Rosa de Alejandría, colorada de noche, blanca de día. (tradicional) José Agustín Goytisolo escribió estos versos: Los niños van por el sol y las niñas, por la luna.2 Federico Novalis: harto está el corazón, vacío el mundo.3 Pablo Neruda escribió: Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.4 Rubén Darío: Cuando quiero llorar no lloro, y, a veces, lloro sin querer.5
Antonomasia La antonomasia (
En retórica En retórica, antonomasia es la sustitución de un nombre propio por una expresión, tal como «la Ciudad Eterna» por Roma. El proceso inverso, también es a veces nombrado como antonomasia. Mediante el uso del recurso de estiloconocido como antonomasia, se utiliza un atributo característico —aunque generalmente no privativo— de una entidad individual, para poder particularizarla. Ese atributo asume entonces la función de nombre propio y, de hecho, a veces sustituye el nombre original. Un ejemplo muy frecuente de antonomasia ocupado durante la Edad Media y en los inicios del Renacimiento fue el uso del término «el Filósofo» para referirse a Aristóteles. Un ejemplo más reciente que el anterior del uso de arquetipos fue cómo los periodistas estadounidenses en los años treinta llamaban «solones» a los legisladores, en honor al legendario Solón, legislador de Atenas. De igual manera, la antonomasia funciona en la dirección contraria, utilizando el nombre propio de personas o entidades individuales como generalización de atributos comunes por los cuales aquellas eran conocidas, y actuando así en funciones de nombre común. Por ejemplo, de un dictador sanguinario como Pol Pot, podría decirse que es «un Hitler». A este subtipo de antonomasia se la conoce con el nombre de «antonomasia vossiana», por haber sido establecida modernamente por Gérard Jean Vossius (o Gerhard Jan Voss).1 Las antonomasias, a pesar de ser sustantivos comunes, se escriben con mayúsculas, debido a que funcionan como nombres propios. En el lenguaje periodístico actual es muy común acudir a un uso abundante de expresiones antonomásticas y clichés, siendo ésta una notable característica distintiva de ese registro del lenguaje. La generación mediática de antonomásticos es constante y difundida tanto por medios escritos como audiovisuales.
Siendo lugares comunes del habla, los antonomásticos vienen dados por la cultura nacional de los distintos países, su mundo periodístico, su tradición literaria, etc. Sin embargo existen antonomásticos que son ampliamente compartidos internacionalmente, especialmente en el lenguaje escrito. Por ejemplo, «Ciudad Luz» para referirse a París.
Apócope En gramática, una apócope (del griego apokopé < apokopto, "cortar") es un metaplasmo donde se produce la pérdida o desaparición de uno o varios fonemas o sílabas al final de algunas palabras (cuando la pérdida se produce al principio de la palabra se denomina aféresis, y si la pérdida tiene lugar en medio de la palabra se llama síncopa). Era figura de dicción según la preceptiva tradicional. El género de esta palabra es femenino.
Ejemplos En español moderno existen unos pocos adjetivos que presentan apócope (aunque son palabras muy frecuentes): Ante masculino singular: bueno → buen: "buen día" malo → mal: "mal augurio" Ante un nombre en singular: grande → gran: "gran elefante" santo → san: "San Antonio"
Aposiopesis o Reticencia En retórica, la reticencia o aposiopesis (ἀποσιώπησις, 'silenciamiento') es, dentro de las figuras literarias, una de las figuras de omisión. Consiste en dejar incompleta una frase, destacándose más lo que se calla. Ejemplo: "Si yo hablase...".
Apóstrofe No debe confundirse con el apóstrofo, un signo de puntuación. La apóstrofe es una figura literaria de diálogo que consiste en hablar en un discurso o narración de manera breve en segunda persona, dirigiéndose a un grupo o personas presente, fallecida o
ausente, a abstenciones u objetos inanimados, o incluso a sí mismo. El empleo de este recurso es muy común en las plegarias u oraciones, en los soliloquios y en las invocaciones. También es frecuente la utilización de esta figura en política, ya que crea la impresión entre el público de que el orador se está dirigiendo directamente a sí mismo, lo que aumenta la receptividad.
Ejemplos Olas gigantes que os rompéis bramando En las playas desiertas y remotas Envuelto entre sábanas de espuma, ¡Llevadme con vosotras! Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LII ¡O virtuosa, magnífica guerra! En ti las querellas volverse debían, en ti do los nuestros muriendo vivían por gloria en los cielos y fama en la tierra, en ti do la lanza cruel nunca yerra nin teme la sangre verter de parientes; revoca concordes a ti nuestras gentes de tales quistiones y tanta desferra. Juan de Mena, Laberinto de Fortuna.
ejemplo: “Goza cuello, cabello, labio y frente, antes que lo que fue en tu edad dorada oro, lilio, clavel, cristal luciente, no sólo en plata o viola troncada se vuelva, más tú y ello juntamente en tierra, en humo…”
Asíndeton El asíndeton es un recurso literario que consiste en omitir la conjunción rápidamente. Suele utilizarse para dar agilidad al texto. Designa la supresión de las marcas de la coordinación y, por lo tanto, unión entre términos que normalmente las llevarían. Acude, corre, vuela, traspasa la alta sierra, ocupa el llano. No perdones la espuela no des paz a la mano; menea fulminando el hierro insano. Fray Luis de León (siglo XVI)
Es una figura que afecta a la construcción sintáctica del enunciado y que consiste en la omisión de nexos o conjunciones entre palabras, proposiciones u oraciones. Esta ausencia de nexos confiere al texto una mayor fluidez verbal, al tiempo que transmite una sensación de movimiento y dinamismo o de apasionamiento, y contribuye a intensificar la fuerza expresiva y el tono del mensaje. Como por ejemplo: Llegué, vi, vencí. (Veni, vidi,vici).
Asonancia La Asonancia es una figura retórica consistente en la repetición de sonidos, generalmente las vocales de una frase. Está emparentada con la aliteración pero se diferencia en que la asonancia sólo repite las vocales. La Asonancia es en parte lo contrario de la consonancia. Ejemplo de Asonancia : el título y toda la letra de la canción Ojo con los Orozco de León Gieco y el título y toda la letra de la canción Bandas chantas arañan la nada de Virus
Batología, Datismo o Pleonasmo Un pleonasmo es una expresión en la que aparecen uno o más términos redundantes (por ejemplo: sal para fuera).
Ejemplos Algunos ejemplos típicos de pleonasmo son: Lo vi con mis propios ojos. ¡Métete adentro! Sube para arriba. Baja para abajo. Sal para afuera. Entra para adentro. Te vuelvo a repetir. Cállate la boca. Cómete la comida.
Uso del pleonasmo En algunos casos el pleonasmo tiene valor expresivo y se utiliza como recurso estilístico, como sucede en estos ejemplos, tomados de sendos romances tradicionales: Allí arriba en aquel cerro hay un lindo naranjel que lo cría un pobre ciego, pobre ciego que no ve. (Romance de la huida a Egipto) Te echaré cordón de seda para que subas arriba; si la seda no alcanzare, mis trenzas añadiría. (Romance del enamorado y la muerte)
Figura opuesta Lo contrario del pleonasmo es el oxímoron («instante eterno», «silencio atronador»).
Cacofonía La cacofonía es el efecto sonoro producido por la cercanía de sonidos o sílabas que poseen igual pronunciación dentro de una o varias palabras cercanas en el discurso, como sucede por ej. en “atroz zozobra”, “camarón caramelo, caramelo camarón”. Según Ayuso: "las cacofonías son sonidos repetidos que maltratan los oídos".1 Se emplea a veces como recurso literario. Etimológicamente es un cultismo del griego κακοφωνία, que significa malsonante, de κακός ('horrendo', 'desagradable'), y φωνή ('sonido'). La cacofonía se produce por una repetición de fonemas o la pronunciación de una palabra que al unirse a otras en una misma frase resultan chocantes. Por otro lado, puede ser utilizada para marcar ejemplos de la insuficiencia del lenguaje, como ocurre en los tonos despectivos. La mejor forma de detectarlas es leyendo el texto en voz alta. Algunas técnicas para corregir las cacofonías son:2
pasar al plural algunas de las palabras
usar sinónimos
cambiar el orden de las palabras para distanciar los sonidos repetitivos
Ejemplos Descubierto habéis la caca con las cacas que cantáis. Francisco de Quevedo Y déjame muriendo un no sé qué que quedan balbuciendo San Juan de la Cruz, Cántico espiritual, siglo XVI
En la enseñanza del idioma español, especialmente a niños, se concede el uso adecuado de expresiones cacofónicas formando parte de trabalenguas, como ejercicio para adquirir una pronunciación y una buena articulación: Tres tristes tigres tragaban trigo en un trigal en tres tristes trastos.
Otros trabalenguas con cacofonías, son: El que poco coco come, poco coco compra; el que poca capa se tapa, poca capa se compra. Como yo poco coco como, poco coco compro, y como poca capa me tapo, poca capa me compro. Pedro Pérez pide permiso para partir para París, para ponerse peluca postiza porque parece puerco pelado.
Humor La repetición de sílabas, palabras o frases, iguales o muy semejantes, también se utiliza para producir efectos humorísticos. Por ejemplo, en este conocido calambur: Yo loco, loco, y ella loquita.
Yo lo coloco y ella lo quita.
Por otra parte, la cacofonía también puede emplearse como un recurso en la literatura. Hay ocasiones, incluso, en que la cacofonía se usa para que el lector termine creando, sin intención, una palabra que no quisiera pronunciar al combinar las sílabas de términos diferentes. El antónimo de cacofonía es eufonía, una noción que hace referencia al efecto sonoro que resulta placentero o estético cuando se combinan los sonidos en una expresión.
Calambur El calambur es un juego de palabras que, basándose en la homonimia, en la paronimia o en la polisemia, consiste en modificar el significado de una palabra o frase agrupando de distinta forma sus sílabas. Por ejemplo: plátano es/plata no es.
Origen El padre de este artificio lingüístico, según la mayoría de los autores, es Georges de Bièvre, quien al parecer comenzó a explotar la hilaridad que en la corte de Luis XVI provocaban los continuos equívocos protagonizados por el conde de Kalemburg, embajador de Westfalia, debido a su escaso dominio de la lengua francesa. No obstante, hay quienes postulan que el término calambur proviene del árabe kalembusu (palabra equívoca), o del italiano calamo burlare (bromear con la pluma). Otros estudios lo hacen proceder del francés calembour, (de calembourg) y este, de Kahlenberg, pueblo cuyo párroco, hacia 1300, fue célebre por el empleo de este juego de palabras.
Ejemplos
El calambur más famoso de la historia de la lengua española se atribuye [donde?] a Francisco de Quevedo quien llamó "coja" a la reina doña Mariana de Austria (coja realmente y a la que le enojaba mucho toda mofa hacia su discapacidad), segunda esposa de Felipe IV de España, tras apostar el pago de una cena con sus colegas a que el propio Quevedo tenía el valor de decirle dicho insulto a la cara. Compró Quevedo dos ramos de flores: uno de claveles blancos y otro de rosas rojas, y se presentó ante la reina en la plaza pública en la que ésta se encontraba. Con una cortés reverencia, Quevedo extendió los brazos ofreciéndole a la reina los dos ramos de flores, uno sujeto en cada mano. A continuación Quevedo recitó a la reina los dos versos que harían que sus amigos le pagasen la cena de la apuesta. Y dijo así: Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja. / Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad es coja.
(Esta anécdota es probablemente apócrifa) Otro calambur de Quevedo se encuentra en un poema suyo, narrando la boda de unos esclavos: Ella esclava y él esclavo que quiere hincársele en medio. / Ella esclava y él es clavo que quiere hincársele en medio.
Un famoso ejemplo, éste más moderno, es el de una campaña publicitaria (que salió en abril de 2007) de Telemadrid, cadena televisiva pública de la Comunidad de Madrid. El lema fue ideado por la agencia Publicis, concretamente por la publicista Blanca Gomará. Oficialmente el calambur no se hizo con tendenciosidad, sino que fue fruto de una coincidencia; sin embargo, muchos aseguran que realmente el lema tuvo el fin de transmitir un mensaje oculto que expresara una queja a Esperanza Aguirre (presidenta de la Comunidad de Madrid) por unas supuestas intervenciones partidistas en Telemadrid. Dicho lema era repetido por varios periodistas de la cadena mientras sujetaban un espejo, en la publicidad de dicha cadena y también en la vía y el transporte público. Tras percatarse del mensaje oculto en el lema, la campaña fue inmediatamente retirada. El lema era el siguiente: Telemadrid, espejo de lo que somos. / Telemadrid, "Espe" jode lo que somos.
También encontramos una instrumentalización de calambur en el uso que de éste hacían Juan Luis Cano y Guillermo Fesser, componentes del dúo Gomaespuma. En los numerosos sketches radiofónicos que improvisaban en las diferentes etapas del programa que recibía el mismo nombre, bautizaban a sus personajes con combinaciones de nombres y apellidos que resultaban como mínimo simpáticos en su significado alternativo. Algunos de estos personajes eran: Felipe Lotas, Chema Pamundi, Luis Ricardo Borriquero, Felipe Luquín, Francisco Rupto, Josechu Letón, Aitor Tilla, Diego Norrea o Carmelo Cotón.
Más ejemplos:
Si yo lo quito, ella lo caza. / Si yo loquito, ella locaza. Yo loco, loco, y ella loquita. / Yo lo coloco y ella lo quita. ¡Ave!, César de Roma. / A veces arde Roma. Mi madre estaba riendo. / Mi madre está barriendo. El Conde Escoto, ni es Conde, ni Escoto. / El Conde Escoto ni esconde, ni es coto. Alberto Carlos Bustos. / Al ver tocar los bustos. Armando Esteban Quito. / Armando este banquito. Serapio Joso. / Será piojoso. El Comandante. / El coma andante. Mi Comandante. / Mico mandante. ¿Por qué lavo la rueda? / ¿Por qué la bola rueda? El militante del IRA. / El militante delira. No le tiene miedo. / Nole tiene miedo. (lo dijo un comentarista en la final de Wimbledon entre Andy Murray y Nole Djokovic) Perón incrementa la producción y evita la prostitución. / Perón incrementa la producción y Evita la prostitución (Pancarta colocada por los contrarios a Perón durante su gobierno)
Captatio benevolentiae La Captatio benevolentiae, del latín captatio ('captación, acción de buscar algo') y benevolentia ('benevolencia') en el caso genitivo, es un recurso literario y retórico a través del cual el autor intenta atraerse la atención y buena disposición del público, en el caso de un discurso, o lector, si apareciese en una obra escrita. Los autores hacen alusión la mayoría de las veces a que los oyentes o lectores sean comprensivos con sus errores aduciendo alguna excusa o razón, si bien en muchos de los casos es, presumiblemente, falsa modestia.
Catacresis Tropo que consiste en dar a una palabra sentido traslaticio para designar algo que carece de nombre especial; p. ej., la hoja de la espada; una hoja de papel.
La catacresis (del griego κατάχρησις, 'aprovechamiento') o abusión es una figura retórica que consiste en utilizar metafóricamente una palabra para designar una realidad que carece de un término específico.1 Así, hablamos por ejemplo de boca de riego o de agujero negro, a sabiendas de que no se trata propiamente de una boca ni de un agujero, pero sin que tengamos como alternativa otro término no metafórico para designar a esas realidades.
Circunloquio o Perífrasis En retórica, dentro de las figuras literarias, la perífrasis o circunloquio, es una de las figuras oblicuas; consiste en designar de forma indirecta un concepto a través de un conjunto de sus características. Fundamentalmente, se trata de dar un rodeo para evitar una expresión estereotipada o común más usual, utilizando para ello varias palabras que la evocan sin citarla de forma expresa. Es un mecanismo frecuente en la lítotes o atenuación, en la ironía y en el eufemismo, y está vinculado a la definitio.
Ejemplos
«el techo del mundo» = la cumbre del Everest; «el rey de los animales» = el león; «la materia que sirve para calcular los ángulos» = la trigonometría; «dio su último suspiro» = murió; «no pocos» = muchos (lítotes); «el Supremo Hacedor» = Dios; «el abajo firmante» = nombre propio.
Los epítetos épicos como «el que en buena hora nació» para referirse a El Cid, también se pueden clasificar como perífrasis.
Clímax (narrativa) El clímax (en ingles Climax, en francés acné), en la narrativa, es el momento con más tensión de un cuento. Generalmente el clímax se encuentra en lo que se llama el desarrollo o nudo 1 o parte central del cuento,2 y el desenlace corresponde al final o conclusión del mismo. En ese pasaje del cuento llamado clímax, el protagonista con el antagonista se interponen produciendo un "conflicto" entre sí que los separa, que los opone. Obviamente este concepto no es exclusivamente aplicable a los cuentos, sino que puede extenderse a otro tipo de obras o de situaciones.
Origen y uso del concepto El acmé (del griego antiguo ἀκμή, « apogeo ») designa el punto extremo o culminante de una tensión, de una situación, de un discurso. Aplicado a una civilización, el concepto evoca su apogeo, su cenit, su punto de mayor expansión, esplendor, y éxito. Este concepto fue abundantemente utilizado por Diógenes Laercio, quien parece haberlo tomado de Apolodoro de Atenas. El término latín floruit a veces es también utilizado. Este concepto designa o señala el punto culminante de la vida de una persona, el que antiguamente se suponía que se alcanzaba alrededor de la cuarta década de vida. Este criterio general ha permitido a los eruditos de situar aproximadamente el período de más esplendor de los personajes importantes. Conviene sin embargo señalar que ello es un mero indicador, y no un criterio fiable y firmemente establecido, pues la doxografía ha tenido tendencia a « arreglar o manipular » los períodos del acmé para que allí se incluyan los acontecimientos más remarcables de la vida de una persona (eventos políticos remarcables, muerte del maestro, encuentro con algún discípulo importante…). En idioma francés, el término acmé surgió en 1751 en el área médica, para designar el grado más alto de intensidad o incidencia de una enfermedad (y ciertamente ello aún es usado en este sentido, así como en el dominio psicológico (cf. artículo sexualidad infantil : donde se expresa cette description évoque à tous les adultes l’acmé jouissif du rapport génital).
Significaciones modernas Dans la première moitié du Plantilla:XIXe siècle le mot acquiert un sens large et désigne le « point culminant » d'une pensée ou d'un ouvrage. Il reste très approprié pour qualifier le sommet d'une pensée philosophique (cf. l'article Aristote : le second séjour à Athènes marque l’acmé de la philosophie aristotélicienne). Le mot acmé devient alors un synonyme de « climax » avec son sens moderne (venu de l'anglais) de pic, d'apogée.
Cohabitación
En retórica, la cohabitación, dentro de las figuras literarias, es una de las figuras lógicas. Consiste en adscribir a un mismo sujeto dos conceptos contrarios; su uso estilístico más frecuente tiene por objeto el reflejar las contradicciones de la persona en el plano amoroso o moral.
Ejemplo "lloro e río en un momento e soy contento e quexoso, ardid me fallo e medroso..." Marqués de Santillana
Communicatio En retórica, la communicatio, dentro de las figuras literarias, es una de las figuras dialécticas. Consiste en presentar, con fines argumentativos, varias posibilidades como vías de actuación ante una situación determinada. Su expresión se suele hacer mediante una pregunta retórica, dirigida o no al interlocutor. Ejemplo: "muchas veces he dudado sobre cuál cosa haré antes: desterrar a ti de la tierra o a mí de mi fama en darte lugar que digas lo que quisieres". (Diego de San Pedro, Cárcel de Amor).
Commutatio o Retruécano En retórica, un retruécano (o conmutación), dentro de las figuras literarias, es una de las figuras de repetición. Consiste en un quiasmo al que se le ha añadido también el cruce de las funciones sintácticas de los términos implicados. En otras palabras, el retruécano es la reorganización diferente de los elementos de una oración en otra oración subsiguiente, en la que se invierte la posición de los términos que se repiten, de manera que el sentido de la segunda oración contraste con el de la primera. Por ejemplo, «hay muchos que siendo pobres merecen ser ricos, y los hay que siendo ricos merecen ser pobres.» (Quevedo). En este ejemplo tenemos, en primer lugar, el quiasmo que consiste en el intercambio de posición en el texto de los términos pobres y ricos; pero, en este caso, se habla de retruécano porque, además, las funciones sintácticas también han sido cruzadas: en su primera aparición, ricos es el atributo de ser; pero en la siguiente frase, el atributo pasa a ser pobres.
Ejemplos "Muchos de los que viven merecen la muerte. Muchos de los que mueren merecen vivir. ¿Puedes devolver la vida?"
J. R. R. Tolkien Si tu vida fuera mi vida moriría de pena No me acuerdo, pero no es cierto Y si es cierto, no me acuerdo No me acuerdo hoy Los Tres, No es cierto (fragmento)
Otros ejemplos:
«Hay grandes libros en el mundo, y grandes mundos en los libros». «Yo me río en el baño y yo me baño en el río». «Voy a prenderme fuego sin llamas, ahora que no me llamas ni para pedirme fuego». «Pensar tanto en ti en la vida, es como la vida soñando solo contigo». «Muchas vueltas da la vida, las vueltas dan mucha vida». «Voy de palabras con cuerpo a tu cuerpo sin palabras». «Si no hay contrato, no hay garantía; si no hay garantía, no hay contrato». «Jugar con el Tito es jugar con el fuego, jugar con el fuego es jugar con el Tito». «Mujer eres llamarada/ llamarada eres mujer». No sabía ya si nuestra tropa «era un animal que quería ser muchos, o muchos animales que querían ser uno». «No es lo mismo la tormenta se avecina, que la vecina se atormenta».
Sobre cómo analizar e interpretar este tipo de creaciones Son unos cuantos los "aforismos" que utilizan el retruécano, jugando con la polisemia y la homofonía de algunas palabras, y sin descuidar tampoco la semántica y la etimología de cada término. De ese modo se manejan vocablos, conciliando conceptos antitéticos e incluso antinómicos, y frecuentemente alternando entre reflexiones humorísticas (del tipo por ejemplo de las usadas por Woody Allen y Juan Verdaguer) y reflexiones trágicas (Sofocles, Euripides), sin olvidar que estas sentencias siempre vehiculan conceptos y mensajes profundos.
Comparación o Simile El término latino simile designa una de las probationes argumentativas o pruebas retóricas que se utilizan para fundamentar las tesis en una argumentación. Dentro de ellas, lo simile pertenece a las llamadas «pruebas intratécnicas», esto es, frente a la «extratécnicas», a aquellas que dependen de la capacidad retórica del orador. Al mismo grupo pertecen el argumentum y la sententia. Al ámbito de lo simile pertenecen los razonamientos que se apoyan en la analogía o relación de semejanza entre los asuntos tratados. Se distinguen cuatro técnicas dentro de lo simile: dos de ellas, el exemplum y la similitudo, tienen un claro valor probatorio dentro del razonamiento; las otras dos, el símil y la comparación, por su parte, tienen un valor puramente retórico, en el sentido de «ornamental». En este sentido, las
analogías que aparecen en estas dos últimas técnicas suelen ser más breves que las que aparecen en las dos primeras. Concretamente:
en el exemplum, el elemento con el que se establece la analogía es un hecho concreto (ficticio o real) protagonizado por unos personajes en un tiempo determinado; en la similitudo, a diferencia del anterior, el hecho con el que se establece la analogía es un hecho cotidiano, no concreto, con protagonistas no especificados; en cuanto al símil, se trata de una analogía en la que los elementos relacionados son presentados como iguales en cuanto a una cualidad; por último, en la comparación la analogía presenta a uno de los elementos en cuestión como superior o inferior al otro, de acuerdo con alguna cualidad específica.
Complexión En retórica, la complexión (o complexio, en latín) es una de las figuras literarias de repetición. Consiste en el uso combinado de dos figuras de repetición, la anáfora y la epífora, por lo que la repetición de palabras se repite tanto al principio como al final de versos o unidades sintácticas consecutivas.
Ejemplos "no vos supe servir, no, y, agora que os serviría, no vos puedo haber, no"
Concatenación Figura consistente en emplear al principio de dos o más cláusulas o miembros del período la última voz del miembro o cláusula inmediatamente anterior. En el contexto de las figuras retóricas, la concatenación es el uso continuado de la anadiplosis en un enunciado o verso. Nótese el siguiente ejemplo: La plaza tiene una torre, La torre tiene un balcón , el balcón tiene una dama, la dama una blanca flor... Antonio Machado
Concessio En retórica, y dentro de las figuras retóricas, la concessio es una de las figuras dialécticas. Consiste en conceder parte de la razón al adversario en el asunto sobre el que se está discutiendo; en tanto que recurso retórico, este reconocimiento parcial de falta de razón no es más que un mecanismo
que tiene por objeto intensificar la importancia del resto de aspectos en los que no se concede la razón al otro.
Conciliatio En retórica, la conciliatio, dentro de las figuras literarias, es una de las figuras dialécticas. Es un recurso manipulador del lenguaje pues retoma un término usado previamente en el discurso, hipotéticamente por el interlocutor, y lo reutiliza pero con un significado completamente diferente al que en su anterior aparición tenía. Ejemplo: "no puedo negar a vuesa merced lo de ser mudable, pues no he tenido cosa en mi casa que vuesa merced no me la haya mudado en la suya con la facilidad que sabe" (Francisco de Quevedo); en su primera aparición en el ejemplo, mudar tiene un sentido intelectual, mientras que en la segunda lo tiene físico.
Correctio En retórica, dentro de las figuras literarias, la correctio es una de las figuras dialécticas. Se trata de introducir una corrección respecto de un elemento emitido en el discurso. Esta rectificación se resuelve en una relación de antonimiaentre los términos implicados. Ejemplo: "-Trabajo tenías, madre, con tantas mozas, que es ganado muy trabajoso de guardar. - ¿Trabajo, mi amor? Antes descanso y alivio." La Celestina.
Cronografía En retórica, la cronografía (del griego χρονο 'cronos', "tiempo", y γραφειν grafía, "describir"), dentro de las figuras literarias, es una de las figuras de definición; consiste en una descripción de tiempos, entendidos estos por momentos temporales determinados. Por ejemplo Por el mes de abril cuando hace calor, cuando canta la calandria y responde el señor, cuando los enamorados
van a servir al amor. Romance del prisionero. La cronografia nos sirve para describir el tiempo en el que estamos
Definitio En retórica, la definitio, dentro de las figuras literarias, es una de las figuras de definición. Consiste en relacionar las características esenciales de un concepto partiendo de la especificación de este (en el caso en que se elude la expresión del concepto, se tiene un caso de perífrasis). Ejemplo: «La misericordia es virtud muchas veces coronada, es merced enternecida, es un amor materno; la más amartelada diligencia para el perdón...» (Francisco de Quevedo).
Demostratio o Evidentia En retórica, la evidentia (o demonstratio), dentro de las figuras literarias, es una de las figuras de descripción. Se trata de un término que hace referencia genérica a una técnica descriptiva que consigue representar una realidad de una forma especialmente viva y detallada. A tal efecto, la evidentia hace uso de varios recursos:
la descripción pormenorizada; la enumeración; la translatio temporum o "cambio de perspectiva temporal", esto es, utilizar un presente histórico para hacer la acción más cercana al receptor; el apóstrofe; la sermocinatio; la similitudo; la subiectio.
Deprecación En retórica, la deprecación, dentro de las figuras literarias, es una de las figuras de diálogo. Consiste en emplear la súplica, el ruego o la plegaria para lograr un fin. Ejemplo: “Sácame de aquesta muerte, mi Dios y dame la vida; no me tengas impedida en este lazo tan fuerte. Mira que muero por verte, y vivir sin ti no quiero y tan alta vida espero que muero por que no muero”. Santa Teresa de Jesús
Derivación (lingüística) La derivación es uno de los procedimientos de formación de palabras, y permite a las lenguas designar conceptos relacionados semánticamente con otros en cierto sentido considerados como primitivos, añadiendo afijos (ej. cuchillada de cuchillo). La derivación permite que el léxico designe numerosos sentidos a partir de un número mucho más reducido de raíces o lexemas. En muchas lenguas, la derivación es la principal fuente de nuevas palabras, aunque también hay lenguas sin derivación, principalmente lenguas aislantes, que tienden a usar más la composición. La derivación contrasta con la flexión: ambas usan morfemas añadidos a la raíz para expresar diferencias, pero la flexión no comporta cambio de referentes sino que las marcas añadidas tienen un fin estrictamente gramatical. La derivación es transparente para la sintaxis, la flexión no. Además la derivación con frecuencia comporta cambio de categoría gramatical (por ej. el verbo materializar deriva del adjetivo material, el cual a su vez deriva del sustantivomateria), mientras que en la flexión siempre se matiene la categoría gramatical (por ej. las formas flexivas canto, cantaban, cantando son siempre verbales; las formas enfermero, enfermeras son siempre sustantivos). Por otro lado la derivación se parece en cuanto a los cambios de significado a la composición, con la diferencia de que mientras la derivación usa afijos sin significado propio (como -izar añadido a material para formar materializar), en la composición se juntan morfemas que aislados ya tienen significado (como tela y araña en telaraña).
Morfemas derivativos En las lenguas flexivas es común distinguir dos tipos de afijos: los llamados afijos derivativos y los llamados afijos flexivos. Los morfemas derivativos implican un significado más específico que el campo semántico dado por la raíz, así del campo semántico de objetos y actividades relacionados con papel se obtienen las palabras derivadas: papelero, papelería, papelajo, etc. Por otra parte los morfemas flexivos no especifican relaciones semánticas, sino que indicancategorías morfológicas. Así para el número gramatical la mayoría de lenguas distinguen dos valores singular/plural, muchas lenguas distinguen en el género gramatical al menos el valor masculino/femenino u animado/inanimado, y en cuanto al caso en las lenguas nominativo-acusativas con marcas de caso explícitas se tienen los valores nominativo/acusativo, etc). En casi todas las lenguas flexivas que poseen derivación se aprecia que los morfemas derivativos tienden a estar más cerca de la raíz que los morfemas flexivos. Así por ejemplo en enfermeras el afijo flexivo -as va al final, mientras que el afijo derivativo -er(o) está más próximo a la raíz enferm(o). Además los morfemas flexivos suelen ser más sistemáticos, mientras que los morfemas derivativos pueden llegar a ser bastante ideosincráticos.
Palabras derivadas El conjunto de términos del léxico formados a partir de un mismo lexema mediante afijos derivativos forman un campo semántico, llamado campo semántico de palabras derivadas de la raíz o lexema. A veces dentro de un campo semántico de palabras derivadas se dice que una palabra es una palabra derivada de otra si la segunda se puede formar a partir de afijos derivativos (y tal vez suprimiendo algún afijo flexivo). Por ejemplo: cant-a-r > cant-a- (supresión de afijo flexivo) > cant-a-nte (adición de sufijo derivativo) Sin embargo, a veces de una familia de palabras derivadas de una misma raíz es difícil señalar a una de ellas como primitiva, ya que existen varias palabras simples sin afijo derivativo claro, por ejemplo cantar y canto.
Derivatio En retórica, la derivatio es, dentro de las figuras literarias, una de las figuras de repetición. Consiste en el uso de palabras que pertenecen a la misma familia léxica, esto es, que comparten el mismo lexema. Ejemplo: "ahorcóse por ser desagradecido a su mismo desagradecimiento." Francisco de Quevedo.
Diástole (figura literaria) En retórica, la diástole (o éctasis) es una figura literaria de dicción que en latín permitía que una sílaba breve se pronunciara como larga. En lenguas donde no existe la cantidad vocálica, como el español, la figura se aplica a laacentuación: adelantar la posición del acento de una sílaba a la siguiente (en ocasiones, con el objeto de facilitar ciertas rimas).
Dialefa La dialefa, es la desunión de un diptongo, formando dos sílabas en lugar de una, como lo sería gramaticalmente. La dialefa se indica con la colocación de dos puntos, llamados crema, diéresis o puntos diacríticos, sobre la vocal débil, o la de menor intensidad fonética del diptongo. Ejemplo: El süave susurro. La palabra "suave" tiene dos sílabas, en la primera hay un diptongo, una sola sílaba gramatical con el diptongo "ua" (sua-ve). En el verso se ha aplicado la diéresis y se ha separado el diptongo, "su/a", dando lugar a tres sílabas métricas (su-a-ve), para indicar esta licencia se ha colocado el signo correspondiente, dos puntos o diéresis; así, este verso tiene seis sílabas gramaticales, pero siete sílabas métricas.
Digresión Una digresión ( del latín digressĭo, -ōnis, apartarse) es el efecto de romper el hilo del discurso con un cambio de tema intencionado. En literatura la digresión formó parte sustancial de los trabajos satíricos del siglo XVIII, como en El cuento del tonel de Jonathan Swift, La vida y opiniones del caballero Tristram Shandy de Laurence Sterne. También Benito Pérez Galdósla usó mucho en sus obras durante el siglo XIX. En el siglo XX se ha asociado con la ficción posmoderna que ha usado la digresión para distanciar al lector de la ficción y para crear una sensación de juego. Ejemplo: - El gato de mi prima está demasiado alterado - Dijo impaciente. Y cómo no iba a estarlo, si cierta raza de gatos no puede siquiera adaptarse al clima tan frío del pueblo donde vivían. Es como si alguien quisiera traerse verduras exóticas del Caribe, y las plantara lo más al norte de Rusia. Aunque, claro, puede darse el caso de que si aquello funciona, no sería más que una de las tantas muestras de supervivencia de las especies. - ¿Estará estresado? - Lo dudo.
Distinctio En retórica, la paradiástole o distinctio es, dentro de las figuras literarias, una de las figuras dialécticas. Relacionado directamente con la conciliatio, de la que sería una suerte de negación, el recurso de la distinctio manifiesta la inconveniencia de considerar como sinónimos dos términos determinados.1
Ejemplos No todo alabar es bien decir. Conocer no es lo mismo que saber.
Distributio En retórica, la distributio, dentro de las figuras retóricas, una de las figuras de acumulación. Consiste en la puntualización de los distintos aspectos que forman parte de una idea expuesta al comienzo de un texto; a diferencia de laexpolitio, no implica una explicación detallada de esos aspectos.
Dubitatio En retórica, la dubitatio, también llamada aporesis, es una de las figuras dialécticas dentro de la clasificación de figuras literarias. Consiste en expresar una duda entre distintas posibilidades para expresar un concepto. Ejemplo: “Nadie más incapaz que yo para dirigiros la palabra, pero, venciendo mi natural timidez, me atrevo a hacerlo, empujado por el entusiasmo que me posee”.
Ecthlipsis En retórica, la ecthlipsis es la figura literaria de dicción que complementa a la sinalefa, pues supone la fusión de las consonantes final e inicial de sendas palabras cuando aquéllas son idénticas o muy similares.
Ejemplo: los siguientes versos, de Jorge Manrique, forman parte de una estrofa formada con versos de 8 y 4 sílabas. El segundo de los versos, aunque cuenta con 5 sílabas gramaticales, gracias a la ecthlipsis, se queda con 4, pues su primera sílaba, que empieza por d, se une a la última palabra del primer verso que termina en d. ni menos la voluntad de tal manera.
Enálage La enálage (del griego ‘εναλλαγή, 'cambio') es una figura retórica que consiste en utilizar una palabra con una función sintáctica que no le es propia. Así, en el verso de Quevedo soy un fue, y un será, y un es cansado las formas verbales fue, será y es ejercen la función de atributo, como si se tratara de sustantivos. En ocasiones, se considera también enálage el uso traslaticio de un tiempo verbal por otro, o de un género gramatical por otro. Uno de los rasgos característicos de los romances es el uso del tiempo imperfecto de indicativo con valor de pretérito perfecto simple o de presente de indicativo. Por ejemplo, el Romance del prisionero comienza con el verso Que por mayo era, por mayo, pero la acción no sucede en el pasado, sino en el presente (cuando hace la calor; sino yo, triste y cuitado / que yago en esta prisión).
Encabalgamiento Encabalgamiento es un efecto poético que ocurre cuando la pausa de fin de verso no coincide con una pausa morfosintáctica (una coma, un punto...). La frase inconclusa queda, por tanto, «a caballo» entre dos versos (efecto del que toma su nombre la figura retórica). Si en medio de combinaciones de palabras que no permiten pausas entre ellas (Sust. + Adj., Sust. + CN, etc.) se introduce la pausa final del verso, se produce el encabalgamiento. Existen dos tipos, abrupto y suavo, y dos subtipos:
Se denomina abrupto o brusco cuando la pausa se produce antes de la 5ª sílaba del verso encabalgado.
Se llama suave el que va más allá de esa sílaba del verso encabalgado.
Cuando el encabalgamiento abrupto abrupto ocupa tres sílabas o menos, se denomina braquistiquio, y sirve para subrayar o destacar el significado de una expresión entre dos pausas fuetes
Cuando el encabalgamiento comprende ambos versos por completo se denomina esticomitia
. En un comentario de texto, el encabalgamiento se debe situar en el nivel fónico de los aspectos verbales.
Ejemplos Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas... Miguel Hernández (1910-1942) Bien como la ñudosa carrasca, en alto risco desmochada con hacha poderosa de ser despedazada del hierro, torna rica y esforzada... Lira de Fray Luis de León (1528-1591) El primer encabalgamiento sería abrupto y el segundo suave: Yo voy soñando caminos de la tarde. ¡Las colinas doradas, los verdes pinos las polvorientas encinas!... Antonio Machado Otro ejemplo, en el que se produce encabalgamiento en todos los versos: Una tarde parda y fría de invierno. Los colegiales estudian. Monotonía de la lluvia en los cristales.
Endíadis o Hendíadis La endíadis o hendíadis (del latín hendiadys, y éste de la expresión griega ἓν διαὰ δυοῖν, 'uno mediante dos') es una figura retórica que consiste en la expresión de un único concepto mediante dos términos coordinados. Así, si decimos "estará aquí en carne y hueso", los dos sustantivos sirven para trasmitir una sola idea ('en persona'). Otros ejemplos comunes son las expresiones "prometer el oro y el moro", "estar a las duras y a las maduras", "a tontas y a locas", "a trancas y barrancas" y "a troche y moche" (en las que intervienen también la rima y la paronomasia).
Elipsis (figura retórica) En lingüística, la elipsis (del griego ἔλλειψις, élleipsis, "omisión") o construcción elíptica es una figura retórica que consiste en la omisión de una o más palabras en una cláusula que, aunque sea necesario para la correcta construcción gramatical, se sobreentiende por el contexto. Hay numerosos tipos de elipsis reconocidas en la sintaxis teórica.
Ejemplos[editar · editar fuente] Yo llevaba las flores y ellos, el incienso.
En este verso se omite el verbo 'llevar': Yo llevaba las flores y ellos llevaban el incienso. Félix cantaba una canción romántica y sus amigos, unos boleros.
En este verso se omite el verbo 'cantar': Félix cantaba una canción romántica y sus amigos cantaban unos boleros. Texto original
Texto sin elipsis
Con estas y con otras leyes y estatutos
Con estas y con otras leyes y estatutos
nos conservamos y vivimos alegres;
nos conservamos y vivimos alegres;
somos señores de los campos, de los sembrados,
somos señores de los campos, de los sembrados,
de la selvas, de los montes, de las fuentes, de los
de la selvas, de los montes, de las fuentes, de los ríos;
ríos;
los montes nos ofrecen leña de balde; los árboles nos
los montes nos ofrecen leña de balde; los árboles,
ofrecen frutos;
frutos;
las viñas nos ofrecen uvas.
las viñas, uvas. Miguel de Cervantes
La repetición incesante de "nos ofrecen" resulta fastidiosa, sin embargo al elipsarla, la lectura esta se vuelve más fluida sin perder su significado.
Énfasis En retórica, el énfasis es un tropo que consiste en emplear una palabra o expresión en un sentido más restringido y preciso del que habitualmente tiene en la lengua común, con el objeto de intensificar un determinado sentido. Puede considerarse una forma de sinécdoque. Por ejemplo: en "es todo un hombre", la palabra hombre no designa al ser humano varón, sino al conjunto de cualidades propias de la hombría. De esta forma, la aplicación de tal frase a un hombre se hace con el objeto de subrayar lahombría de la persona en absoluto.
Enumeración (retórica) En retórica, la enumeración 1 2 es una de las figuras de acumulación. Consiste en sumar o acumular elementos lingüísticos a través de la coordinación, bien a través de conjunciones, bien por yuxtaposición. A diferencia de lainterpretatio, los miembros coordinados designan realidades diferentes. Normalmente, se acompaña del uso de la anáfora o del paralelismo. Ejemplos: De Lope de Vega (en castellano, de "Desmayarse") 3 Desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo[...]
De Vicente Aleixandre (en castellano, de "Se querían") 4 [...]Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios, ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas, mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal, metal, música, labio, silencio, vegetal, mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.
De Rosalía de Castro (en gallego, de "Quíxente tanto meniña") 5 [...]para min eras branca aurora e craro sol auga limpa en fresca fonte rosa do xardín de Dios alentiño do meu peito vida do meu corazón
Epanadiplosis La epanadiplosis1 (también epanalepsis,2 ciclo o redición), palabra griega que significa duplicación, es una figura retórica que consiste en repetir, al principio y final de una cláusula (una o varias oraciones) las mismas palabras, ya sea una o varias. Ejemplos: Verde que te quiero verde. / Verde viento. Verdes ramas.
Federico García Lorca, Romance sonámbulo
¡Preciosa, corre, Preciosa! / ¡Míralo por donde viene!
Federico García Lorca, Preciosa y el aire
Vete, soldadito, vete / al lado de esa morena.
El Quintado, romance tradicional
Zarza es tu mano si la tiento, zarza, / ola tu cuerpo si lo alcanzo, ola.
Miguel Hernández, El rayo que no cesa
Pasas llevando en tus ondas / palabras de amor, palabras.
Gerardo Diego, Romance del Duero
Silencio de la noche, doloroso silencio / nocturno...
Rubén Darío, Nocturno
Epéntesis Epéntesis es, en fonología, un tipo de intrusión. Se denomina de esta forma a la adición de un fonema o más en el interior de una palabra, esto es, la intercalación o adición de un segmento, en general vocálico, en una secuencia fonológica. Sucede naturalmente en la evolución de los lenguajes. Se ve en el siguiente ejemplo de la lengua española, en el cual tras la caída de la "e" aparece una "b" que ayuda a marcar el límite entre las dos sílabas: (humerum > hom'ro > hombro). El elemento epentético sería la "b". Algunos autores reservan el nombre de épentesis para intrusiones en interior de palabra, aunque algunos otros usan el término epéntesis para una intrusión en cualquier posición incluyendo la posición inicial, 1 que otros autores designan exclusivamente con el término prótesis. También puede ser usado deliberadamente como metaplasmo, creando una nueva palabra o neologismo. Los motivos son sumamente variables, puede ser, por ejemplo, para adaptar una palabra de origen extranjero a la forma canónica de la lengua o para facilitar la articulación según la estructura fonológica de la lengua o por otros motivos. En literatura técnica la epéntesis se llama también anaptixis (gr. ‘desarrollo’). Ejemplo: calvaria > calavera,
Epífrasis La epífrasis es una figura literaria, clasificada en retórica dentro de las figuras de acumulación. Constituye una epífrasis cualquier adición de ideas complementarias a la principal, de forma que si éstas se eliminan queda aquella con un sentido completo. Su etimología nos señala que viene del griego, señalando lo que está alrededor de la frase, o sea, del concepto principal.
Ejemplo “Con dolorido cuidado, degrado, pena y dolor, parto yo, triste amador, d’amores, que d’amor” (Jorge Manrique)
Epíteto Un epíteto (del griego epitet, ‘agregado’) es un adjetivo o participio, que resalta las características intrínsecas de un sustantivo (el frío en la nieve, el calor en el fuego, la humedad en el agua, etc.). Son muy frecuentes acompañando nombres de divinidades, reyes o personajes históricos, tales como Atenea «Partenos» (Atenea «Virgen»), Alejandro «Magno», Alfonso X «el Sabio» o febe (dios titánide).
Características Los epítetos son aquellos que expresan cualidades objetivas (en la terminología tradicional, «adjetivos calificativos propiamente dichos»), limitándose a describir al referente (me gustan las motos grandes) o a definirlo (me gusta la motogrande). Por el contrario, los epítetos subjetivos expresan la propia consideración subjetiva del hablante, fruto de su valoración en lugar de la experiencia. Esta actitud puede dividirse en dos subclases principales, la de los epítetos apreciativos (un gol magnífico) y la de los peyorativos (una película horrible). En castellano, un tipo muy frecuente es el epithetum constans, que conviene intrínsecamente al sustantivo (la blanca nieve), pero cuya definición no debe extenderse a todo el término «epíteto». Ciertos adjetivos pueden expresar, dependiendo del contexto o su posición respecto al nombre al que acompañan, tanto la actitud del hablante como un intento de expresión objetiva de éste (una mujer pobre / una pobre mujer). En contraste con los epítetos se encuentran los adjetivos llamados por la gramática funcional «clasificadores». Como ejemplo: «Los actuales representantes sindicales mexicanos». Pueden distinguirse de los epítetos porque no admiten grados de comparación o de intensidad (*un castillo muy medieval) y tienden a estar semánticamente unidos al nombre (por ejemplo: «valor catastral», en contraste con otros valores, como el sentimental, y que no admite, en su contexto, otra forma de clasificación). En castellano, es frecuente que el epíteto se anteponga al nombre (frío hielo en lugar de hielo frío), aunque no suceda siempre: blanco tu ardiente fuego y frío hielo...
―Fernando de Herrera, Sonetos.
al acero valiente, al mármol frío...
―Francisco de Quevedo.
Por ti la verde hierba, el fresco viento, el blanco lirio y colorada rosa y dulce primavera deseaba…
―Garcilaso de la Vega.
Epítetos en la literatura épica En la literatura épica, se denomina epítetos a los apelativos que alternan con el nombre del personaje o lo acompañan. Por ejemplo, cuando en el Cantar de mio Cid se designa a Ruy Díaz «el que en buena hora ciñó espada», o cuando en la Ilíada se habla de «el ingenioso Ulises».
Epítetos épicos de Mio Cid Campeador Noble barba tan crecido El buen nacido El que en buena hora ciñó espada El que en buena hora nació.
Epítetos en la literatura homérica Ulises, fecundo en ardides Héctor, domador de caballos Júpiter altitonante Atenea, la de los ojos brillantes Hera, la diosa de los níveos brazos Zeus, el que junta las nubes Aquiles, el de los pies ligeros, el más valiente de los aqueos
Epítetos en el Antiguo Egipto En la literatura del Antiguo Egipto, se llama epítetos a los apelativos que alternan con el nombre del personaje, resaltado sus características. Por ejemplo, «toro victorioso» se utiliza en la titulatura real como epíteto de faraón. Se utilizó con profusión para referirse a sus dioses. Amón fue denominado «el oculto», «padre de todos los vientos», «alma del viento», «el dios único que se convierte en millones», «Aquel que habita en todas las cosas», «Amón-Ra, señor de los tronos de las dos tierras», «el toro de su madre», «el eterno»; y en función de los lugares de culto, como «hijo real de Kush», «Toro del desierto», o «señor de los oasis».
Epifonema En retórica, un epifonema (del griego epiphoneîn, «exclamar») es un breve enunciado con el que se cierra un texto, de forma que, de alguna manera, condense alguna idea principal que se derive del mismo o exprese una valoración al respecto. Se trataría de una figura literaria de ampliación que, en ocasiones, se puede identificar con el aforismo, la máxima o la sentencia, y que, frecuentemente, adopta la modalidad exclamativa. Por extensión, recibe el nombre de epifonema cualquier texto que sintetice el contenido o tema de otros. Ejemplo: en la lengua oral, una exclamación del tipo "¡lo que hay que oír...!" al final de una conversación, sería un ejemplo de epifonema. Algunos ejemplos: 1. "Porque ese cielo azul que todos vemos ni es cielo ni es azul. Lástima grande que no sea verdad tanta belleza."
(Lupercio Leonardo de Argensola)
2. "¿No era este el cuerpo a quien servía el mar y la tierra para tenerle la mesa delicada, la cama blanda y la vestidura preciosa? Cata aquí, pues, hermano, en qué para la gloria del mundo con todos los regalos y deleites del cuerpo…"
(Fray Luis de Granada.)
3. en la lengua oral, una exclamación del tipo "¡lo que hay que oír...!" al final de una conversación, sería un ejemplo de epifonema. 4. Os recortan las pensiones, os recortan la sanidad, os recortan las pensiones y los políticos y enchufados cobrando bien sus sueldos... ¡disfruten lo votado! 5. Las últimas palabras las pronunció entre los renovados aplausos del grupo de industriales. Al terminar, el General llamó a Pinillos y le dio un abrazo. Pons no pudo más y, casi sollozando, decía a gritos: -¡Ay, si Él gobernara en todo el país!…
Etopeya La etopeya es una figura literaria que consiste en la descripción de rasgos psicológicos o morales de una persona, como son el carácter, cualidades, virtudes, cualidades espirituales o costumbres de uno o varios personajes comunes o célebres.
Ejemplo:
Su vivir se asemeja, en el andar sin descanso, a un evangelista del civismo, cuya inmensa caída de prosélitos él viera por seis lustros alimentando muchedumbres, libertando galeotes, avizorando lejanías, fascinando mieses de pasión, aromando la extraña como propia tienda con el precioso sándalo de la bondad y del ingenio Guillermo León Valencia
Hay tantas maneras de describir a una persona, como puntos de vista e intenciones. Se puede describir a alguien desde el exterior como del interior; es decir, hablar de su físico o de su personalidad, es más, nos atrevemos a describirlo desde el punto de vista psicológico, destacando sus virtudes o poner en énfasis sus defectos y tal vez sus vicios, cuándo el énfasis de una descripción está puesto en los rasgos, tales como los sentimientos, las creencias, las virtudes o los defectos y en fin todo aquello que conforma la personalidad de un individuo. La palabra etopeya, viene de las raíces griegas Ethos que significa costumbre y que ha venido a ser la base de la palabra ética y Porco que significa describir, por lo tanto, en retórica antigua la finalidad de la etopeya era la descripción de los rasgos éticos y morales de una persona; actualmente, la etopeya puede estar compuesta por otros rasgos de la personalidad, tales como la manera de ser, la manera de ver la vida, las costumbres, las diferentes actividades, la actitudes, los sentimientos, y en fin todo lo que nos parezca o llame la atención de las personas.
Justificación del uso de la etopeya La etopeya entra dentro del mundo de la imaginación. Nos metemos en un personaje, y damos rienda suelta a las palabras que pronunciara en una situación dada. Esa técnica de construcción literaria puede ser útil, al sacar la persona de su propia perspectiva y llevarle a ver el mundo desde un enfoque diferente. La etopeya es un paso más allá de la descripción. Si en aquella describimos una persona u objeto desde un punto de vista personal, en la personificación lo describimos desde "dentro", realizando, por decirlo con otras palabras, un gesto teatral .
Tipo de composición. Definición Etopeya: imitación del carácter de una persona. Descripción del carácter, acciones y costumbres de una persona a través de sus palabras. Para ello hemos de utilizar, obviamente, el diálogo o el monólogo, para dejar que el personaje del que queremos desarrollar el carácter "hable" por sí mismo.
Características principales En la etopeya se imaginan las palabras de una persona y se reproducen. Se inventa el carácter. Viene a ser como el moderno monólogo dramático. Por ejemplo, "¿qué palabras pronunciaría Isabel la Católica al conquistar Granada? El carácter que le demos puede ser histórico, legendario o literario o enteramente ficticio; en este último caso se le llama prosopopeya. Si se hace imitando a algún fallecido se denomina idolopeya. Tracemos unas líneas que nos sirvan para dibujar el carácter de una persona:
En primer lugar debemos conocer las circunstancias que rodean a la persona dibujada. Por ejemplo, si es Cristóbal Colón en el momento de descubrir América hay que saber de la penuria pasada, de su equivocación (creía que estaba en la India, de su afán por las riquezas, etc. ) Debemos recurrir a la dramatización, el discurso directo: el personaje habla al auditorio, sin narrador intermedio. Para ello le debemos dar el lenguaje apropiado, la emoción exacta, hablar a través del discurso de sus circunstancias. El lenguaje que utilices deber ser claro, breve, con los giros propios de la época o del personaje No debes hacerle hablar como si estuviera "escrito" su monólogo: ahórrate las metáforas y demás figuras retóricas. Además no tiene que tener un final; estamos pintando un carácter, no narrando una historia Por último, piensa en el momento en el que sitúas la acción. No adelantes acontecimientos del futuro (por ejemplo, que Colón no llame "América" a lo que descubre, sino "Indias". Procura diferenciar el tiempo pasado, el presente y el futuro; que no se mezclen en las palabras de tu protagonista.
Ejemplos de Etopeya
Palabras de Níobe cuando sus hijos yacían muertos:
"¿Qué clase de fortuna cambio por qué otra, privada de hijos quien antes era considerada afortunada por su prole? La abundancia se convirtió en carencia, y no soy madre de un solo hijo yo que antes aparecía como madre de muchos. ¡cuán necesario hubiera sido en un principio no tenerlos antes que tenerlos para llorarlos! Quienes son privados de sus hijos son más desgraciados que quienes no los tuvieron, pues lo que llega a experimentarse aflige cuando es arrebatado. Pero ¡ay de mí!, sufro un destino semejante al de mi padre. Soy hija de Tántalo, el cual convivía con las divinidades, pero, después del banquete, era expulsado de la compañía de los dioses, y, puesto que procedo de Tántalo, confirmo mi linaje con las desgracias. Me hice amiga de Leto y por culpa de ésta soy desgraciada, y he recibido su trato para verme privada de mis hijos, y la convivencia con la diosa desemboca para mí en desgracias. Antes de llegar a su conocimiento, yo era una madre más envidiada que Leto, pero, después de resultarle conocida, quedo privada de una prole que antes de nuestro encuentro tenía en abundancia. Y ahora ya nacen muertos mis hijos de uno y otro sexo, y es más difícil llorar lo que resultó ser más venerable. ¿A dónde he de dirigirme?, ¿a quiénes me dedicaré?, ¿qué clase de funeral me bastará ante la pérdida de todos mis hijos muertos?: faltan las honras ante tal número de desgracias. Pero, ¿por qué lamento estos hechos cuando me es posible pedir a los dioses que cambien en otra mi naturaleza? Conozco una única liberación de las desgracias, transformarme en aquello que nada siente. Sin embargo temo, más bien, que, aun presentando esa naturaleza, he de seguir llorando.
Medea contemplando a sus hijos asesinados por su mano:
"Horribles flores rojas brotan debajo de sus pacíficos rostros. Son las flores cultivadas por mi mano, mano de una madre. He dado vida, ahora también la quito, y ninguna magia puede devolver el
espíritu a estos inocentes. Nunca volverán a poner sus brazos minúsculos alrededor de mi cuello, nunca su risa llevará la música de las esferas a mis oídos. Que la venganza es dulce es una mentira. Puedo haber herido el corazón de Jasón con estos asesinatos, pero he maldecido completamente mi propia alma. Para siempre estaré maldita. Pasaré mis restantes días en el cuerpo de una mujer con el alma desgraciada y vacía de una gorgona." (traducción libre de los Progymnasmata de Edward Pate)
Recursos que se pueden emplear en la etopeya Puedes dar vida a través de las palabras a objetos o cosas inanimadas. A esto se le llama personificación. También lo contrario: representar a las personas como objetos inanimados. Es lo que se conoce como antiprosopopeya. Puedes aprovechar el estilo directo para describir el carácter de la persona.
Eufemismo Un eufemismo es una palabra o expresión políticamente aceptable o menos ofensiva que sustituye a otra palabra de mal gusto o tabú, que puede ofender o sugerir algo no placentero o peyorativo al oyente. También puede ser la palabra o expresión que sustituye a nombres secretos o sagrados para evitar revelar éstos a los no iniciados. Algunos eufemismos tienen la intención de ser cómicos. Se produce cuando se pretende usar palabras inofensivas o expresiones para desorientar, evadir, o evitar hacernos conscientes de una realidad cruda y desagradable. A menudo el propio eufemismo pasa a ser considerado vulgar con el tiempo para ser sustituido de nuevo. Cabe indicar que el eufemismo no siempre reemplaza palabras de la jerga en un idioma, sino que muchas veces sustituye palabras aceptadas en el uso normal pero que por alguna razón se consideran tabúes, o al menos que pueden ser rechazadas o molestas para una parte de la población. Los eufemismos son muy empleados en el lenguaje políticamente correcto para evitar posibles ofensas a grupos de individuos, o como instrumento de manipulación del lenguaje para hacer más fácil la aceptación por la "masa" de ideologías que, expuestas de otro modo, resultarían reprobables. También se emplean eufemismos para suavizar blasfemias: en francés se tiene parbleu en lugar de par Dieu. En español tenemos diantre en vez de diablo y diez o sossustituyendo a Dios en varias expresiones blasfemas. Lo contrario de un eufemismo es un disfemismo.
Etimología La palabra eufemismo proviene de la palabra griega euphemo que significa "favorable/bueno/habla afortunada" y que se deriva a su vez de las raíces griegas eu (εὗ), "bueno/bien" + pheme (φήμί)
"habla(r)". Eupheme era originalmente una palabra o frase usada en lugar de una palabra o frase religiosa que no debía pronunciarse en voz alta; etimológicamente, eupheme es el opuesto de blasfemia (habla endemoniada). El primer ejemplo de palabras tabú que requieren del uso de un eufemismo son los nombres indecibles de algunas deidades como Perséfone, Hécate, o Némesis.
Expolitio En retórica, la expolitio (palabra latina) es una de las figuras de amplificación; consiste en ampliar una idea desarrollando su exposición extensamente. Esto se puede hacer a través de la repetición (que, si es a través del uso de sinónimos, se denomina interpretatio), de la argumentación minuciosa y de la enumeración detallada de los aspectos parciales en que se divide.
Falacia patética La falacia patética o falacia antropomórfica es la descripción de objetos inanimados de la naturaleza de manera que se les dota con sentimientos, pensamientos y sensaciones humanas. Es un caso especial de la falacia de reificación. La palabra "patética" aquí se entiende como empatía y no es peyorativa. El término se origina en la crítica literaria pero su uso se ha extendido El término fue acuñado por John Ruskin en Modern Painters (1856), en el que Ruskin escribió que la misión de la falacia patética era la de "significar cualquier descripción de objetos naturales inanimados que les atribuya capacidades, sensaciones y emociones humanas." En el sentido estricto de Ruskin, la falacia patética es un fallo artístico, puesto que él creía que el valor central del arte, literario o visual, debería ser su representación veraz del mundo tal como aparece ante nuestros sentidos, y no como aparece en nuestras reflexiones imaginativas e imaginarias sobre él. Los críticos posteriores a Ruskin generalmente no lo secundaron en considerar a la falacia patética como fallo artístico, asumiendo en cambio que la atribución de sentimientos y rasgos humanizantes a la naturaleza es una manera centralmente humana de entender el mundo, y que efectivamente tiene un papel útil e importante en el arte y la literatura. De hecho, rechazar el uso de la falacia patética significaría desechar la mayor parte de la poesía romántica y de muchas de las imágenes más memorables de Shakespeare. Sin embargo, para los críticos literarios es útil tener un término
específico para describir tendencias antropomorfas en el arte y la literatura, por lo que la frase se utiliza actualmente en un sentido neutral y despojada de prejuicios. La falacia patética no es una falacia lógica puesto que no implica un error en el razonamiento. Como figura retórica, tiene una cierta semejanza a la personificación, aunque es menos formal. En el campo de las relaciones internacionales, cabe destacar la aproximación conceptual que realizó el politólogo argentino Carlos Escudé, en su obra Realismo periférico: «Postulo en primer lugar que toda invocación de la “dignidad”, el “orgullo” o el “honor” nacionales constituye una extrapolación a la nación de conceptos que son válidos para el individuo,La falacia patética o falacia antropomórfica es la descripción de objetos inanimados de la naturaleza de manera que se les dota con sentimientos, pensamientos y sensaciones humanas. Es un caso especial de la falacia de reificación. La palabra "patética" aquí se entiende como empatía y no es peyorativa. El término se origina en la crítica literaria pero su uso se ha extendido El término fue acuñado por John Ruskin en Modern Painters (1856), en el que Ruskin escribió que la misión de la falacia patética era la de "significar cualquier descripción de objetos naturales inanimados que les atribuya capacidades, sensaciones y emociones humanas." En el sentido estricto de que tiene un sistema nervioso y una espina dorsal, y que es un todo superior a la suma de sus partes. Estos conceptos, sin embargo, no son válidos o aplicables para las colectividades, que no tienen una espina dorsal sino en términos de una mala metáfora, y que, desde el punto de vista de la razón de ser del Estado no constituyen “todos” superiores a la suma de sus partes; carecen, como tales, de sistema nervioso y de sentimientos. (…) En segundo lugar, postulo que en todas las invocaciones a la dignidad, el orgullo o el honor nacionales está presente un elitismo perverso, especialmente cuando estos conceptos se utilizan para criticar políticas pragmáticas que atienden exclusivamente a los costos y beneficios materiales de un país pobre como la Argentina.»1
Figura etimológica En retórica, la figura etimológica, dentro de las figuras literarias, es una de las figuras de repetición. Es una de las manifestaciones de la annominatio y consiste en utilizar dentro de una misma frase, y en posiciones sintácticas diferentes, formas derivadas de un mismo lexema. Ejemplo: "dos caballeros que vivían con el infante don Enrique eran entramos muy amigos e posaban siempre en una posada". (Don Juan Manuel, El conde Lucanor).
Geminación o Reduplicación La reduplicación1 (del latín reduplicatio) o geminación (del lat. geminatio) es un recurso literario que consiste en la repetición de una palabra o grupo de palabras en contacto dentro de una oración o cláusula. Si los elementos se repiten dos veces, se suele considerar reduplicación; si se repiten tres o más veces, se habla de geminación.
Ejemplos No, mi corazón no duerme. está despierto, despierto. ¡Orden! ¡Orden! Qué altiva imposición del orden una mano un color, un sonido!
(Antonio Machado)
(Miguel Hernández, El silbo de afirmación en la aldea)
Abenámar, Abenámar, moro de la morería
(Anónimo, Abenámar y el rey don Juan).
Gradación En retórica, la gradación (o clímax) 1 2 es una figura literaria de repetición que, en origen, consistía en un encadenamiento exclusivamente formal de las palabras (por ejemplo, palabras en versos o frases sucesivas terminadas en las mismas sílabas). No obstante, terminó derivando en una colocación de elementos en un orden ascendente o descendente desde el punto de vista semántico (tratándose de un orden descendente, se llama anticlímax), de manera que las ideas aparezcan encadenadas firmemente. Ejemplos: Ascendente: Aspiro siempre a lo bello, lo perfecto, lo sublime... Descendente (anticlímax): ¿De qué sirve sembrar locos amores, si viene un desengaño que se lleva árboles, ramas, hojas, fruto y flores?
Hipálage o Epíteto transferido La hipálage (del griego ὑπαλλαγή, 'sustitución') es una figura retórica que consiste en atribuir a un sustantivo una cualidad o acción propia de otro sustantivo cercano en el mismo texto, rompiendo así con la relación lógica del sustantivo con el verbo o adjetivo. Un ejemplo es el famoso haiku de Matsuo Bashō:
¿Quién es el que se lamenta, su barba soplando al viento, por el ocaso del otoño?, donde se atribuye la acción de soplar a la barba en vez de al viento. También son un ejemplo los versos de Virgilio, celebrados por Borges, Ibant obscuri sola sub nocte per umbram (Eneida 6:28), donde la noche oscura y los viajeros solitarios han intercambiado los adjetivos que les corresponden. Esta figura también ha sido utilizada por autores del siglo XX, como Pablo Neruda, en su poema XX, cuando dice: Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.", desplazando el cielo por la noche. Otros ejemplos son: la noche insomne, la celda condenada.
Hipérbaton El hipérbaton es la figura literaria que consiste en alterar el orden lógico de una oración. Su plural es hipérbatos. Fue un recurso especialmente utilizado en los periodos cortesanos de la historia de la literatura cuyo objetivo era hacer más noble el lenguaje, especialmente en la prosa latinizante del siglo XV, ya que al aplicar este recurso, el esquema sintáctico coincidía con el predominante en Latín, siendo asimismo recurso habitual en la estética de la literatura barroca.
Tipos Se distinguen cuatro tipos de hipérbatos: la tesis, que consiste en intercalar una palabra entre dos elementos de otra compuesta; el paréntesis, que consiste en introducir en una frase una interjección u oración con entonación distinta; la anástrofe, que consiste en posponer la preposición al sustantivo cuyo caso rige, y la histerología, que consiste en alterar el orden de las palabras y decir primero lo que debería ir después.
Usos Casi siempre obedece a cualquiera de estos dos motivos: el deseo de imitar la sintaxis del latín, lengua en la cual el verbo se sitúa al final de la oración, o bien destacar o subrayar el significado del elemento desplazado de su posición normal, casi siempre para llevarlo al primer lugar de la frase. Menos artísticamente, se usa también por las razones métricas de situar un acento necesario, facilitar una sinalefa o hacer posible una rima.
Ejemplos En Rima LIII, de Gustavo Adolfo Bécquer, hay muchos cambios en la sintaxis, por lo que es un buen ejemplo del hipérbaton. El orden natural sería: «Las golondrinas oscuras volverán a colgar sus nidos en tu balcón». Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar.
El hipérbaton usado por Bécquer también puede notarse en este otro verso: Del salón en el ángulo oscuro, de su dueña tal vez olvidada, silenciosa y cubierta de polvo veíase el arpa.
Por otra parte, en estos versos de la Égloga I, de Garcilaso de la Vega, encontramos un hipérbaton con el verbo al final en la frase: «sus quejas imitando». La sintaxis natural sería: «imitando sus quejas». El dulce lamentar de los pastores, Salicio juntamente y Nermoroso, he de cantar, sus quejas imitando; cuyas ovejas al cantar sabroso estaban muy atentas, los amores, de pacer olvidadas escuchando…
Otro ejemplo de hipérbaton en Garcilaso es: Con tanta mansedumbre el cristalino Tajo en aquella parte caminaba, que pudieran los ojos el camino determinar apenas que llevaba".
Hipérbole, Hipotiposis, Homeotéleuton.
I
Idolopeya, Interpretatio, Interrogación retórica, Invocación, Ironía, Isocolon, Isodinamia.
L
M
Lítotes.
Metáfora, Metalepsis, Metátesis, Metonimia, Mixtura verborum.
O
Onomatopeya, Optación, Oxímoron.
P
Palindromía, Parábola, Paradiástole, Paradoja, Paráfrasis, Parágoge, Paralelismo, Parison, Paronomasia, Percontatio, Perífrasis, Personificación, Pleonasmo, Polisíndeton, Políptoton, Pra gmatografía, Preterición, Prolepsis,Prosopografía, Prosopopeya, Prótesis.
Q
Quiasmo.
R
Repetición, Reticencia, Retruécano,
S
Sarcasmo, Sententia, Sermocinatio, Silepsis, Símil, Simile, Sinalefa, Síncopa, Sinécdoque, Sinéresis, Sinestesia, Sístole, Subiectio, Synchysis.
T
Tautología, Tmesis, Topografía, Traductio.
Z
Zeugma.