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jerárquicos tendían a producir una mayor identificación y compromiso con los intereses de la empresa. Al mismo tiempo, “el “el rasgo central y distintivo de la vía japonesa fue desespecializar a los trabajadores profesionales y, en lugar de dispersarlos, convertirlos en especialistas multifuncionales.” (Coriat citado por Castells.), con lo cual también se cambia el carácter de éstos. El modelo toyotista irradia su influencia hacia el exterior de la empresa a través del sistema de relaciones con su red de proveedores. La firma inspiradora, Toyota, “mantiene en Japón una red de proveedores de tres niveles que abarca miles de firmas de tamaños diferentes”. La importancia de la interconexión entre empresas es decisiva como forma de flexibilidad organizativa y los modelos de interconexión son variados. Uno de ellos es el de redes multidireccionales, en multidireccionales, en que se interconectan empresas medianas y pequeñas con varias empresas, de diverso tamaño, para explotar algún nicho del mercado. Otro es el modelo basado en la franquicia y la subcontratación, subcontratación, en el que una multitud de pequeñas o medianas empresas se comprometen a la distribución o producción, habitualmente exclusiva, del producto de una gran empresa u organización. Para Castells “el dinamismo renovado de las pequeñas y medianas empresas se encuentra bajo el control de las grandes empresas, que continúan en el centro de la estructura de poder económico en la nueva economía global.” La lógica productiva se ha compartido dividiendo los procesos productivos cada vez más en establecimientos diferentes ligados entre sí, lo que ha permitido distribuir entre ellos el riesgo empresarial y las pérdidas y ganancias, según relaciones desiguales de poder y de acceso a los mercados. Internamente ha funcionado disminuyendo costos y riesgo empresarial mediante menor empleo de capital y traspaso de parte de los costos y riesgos a los trabajadores.
1.5 Las nuevas técnicas de gestión aumentan la heterogeneidad entre trabajadores Las nuevas formas de organización tienen un gran impacto sobre el mercado de trabajo aumentando la diversidad de formas de contratación de manera tal que los estándares sobre los cuales se basaban los contratos laborales se hacen cada vez menos aplicables a las situaciones concretas. Los efectos se hacen sentir: por una parte, se presiona para flexibilizar la legislación del trabajo incorporando las nuevas prácticas, por otra, se observa un crecimiento de trabajadores regidos por contratos comerciales sin protecciones laborales. Aunque siempre ha habido un gran contingente de personas trabajando fuera del régimen de trabajo asalariado, proporcionalmente mayor en los países en desarrollo, lo nuevo es que las formas distintas se hacen más frecuentes y numerosas, se amplían sus formatos y parecen insertarse en la economía de una manera funcionalmente útil a la empresa moderna. Se produce una división entre los trabajadores que están al interior de las empresas matrices y profitan de este tipo de trabajo amable, humano y “autónomo” dentro de las empresas y los que continúan en la cadena productiva hasta los niveles más bajos y más lejanos que siguen trabajando en condiciones “tayloristas” y además, peor pagados, inseguros, sin beneficios, con menores calificaciones. calificaciones. (Gorz, 1997)