UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR FACULTAD MULTIDISCIPLINARIA DE OCCIDENTE DEPARTAMENTO DE INGENIERIA Y ARQUITECTURA INGENIERIA INDUSTRIAL
Asignatura: Fundamentos de Administración FAE135 Ciclo I/2012 Docente responsable: Ing. Marta Raquel Quevedo Introducción. Al llegar al último año de la carrera, muy pocos estudiantes de Ingeniería Industrial conocen el origen de la misma y desconocen la relación estrecha con la Administración de Empresas; condición necesaria para entender el campo de acción de su carrera y los niveles de incursión en la industria. HISTORIA SOBRE LA INGENIERIA INDUSTRIAL Algunos autores consideran que la Ingeniería Industrial, tal como se conoce en la industria, comercio y gobiernos de todo el mundo, tal vez sea la más amplia de todas las funciones de la administración moderna.
Quizá las personas que se dedican al
estudio de tiempos se consideren a sí mismas ingenieros industriales, así como los planificadores de procesos, los analistas de sistemas de fabricación o las personas que determinan las tarifas de pago. Sin duda que todas ellas desempeñan actividades que caen dentro del amplio campo de acción de las actividades que generalmente se consideran parte de las funciones de la Ingeniería Industrial. El campo de acción es tan amplio que se puede decir que “la ingeniería industrial consiste en todas las actividades de control de ingeniería y administración que no se pueden designar claramente como funciones de otras ingenierías o de contabilidad” La verdad es que la ingeniería industrial es como una gran sombrilla que incluye una amplia variedad de tareas establecidas con el propósito de diseñar, establecer y mantener los sistemas administrativos para una eficiente operación. La ambigüedad de lo que constituye la ingeniería industrial probablemente tiene sus raíces en la forma en la que se desarrolló como profesión. Esto, desde luego, se
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remonta a muchas décadas antes de que se acuñara el nombre de ingeniería industrial en los años de la revolución industrial. Los pioneros de la administración, quienes surgieron durante y después de la revolución industrial en Inglaterra y Estados Unidos. Antes de la revolución industrial, los bienes los producían los artesanos en el conocido sistema “casero”. En aquellos días la administración de las fábricas no era problema. Sin embargo, a medida que se desarrollaban nuevos aparatos y se descubrían nuevas fuentes de energía se tuvo la necesidad práctica de organizar las fábricas para que pudieran tomar ventajas de las innovaciones. El pionero fue Sir Richard Arkwright (1732-1792) inventó la hiladora continua de anillo, además creó y estableció lo que probablemente fue le primer sistema de control administrativo para regularizar la producción y el trabajo de los empleados de las fábricas. Por la misma época, James Watt, junto con su socio, Matthew Boulton, estaban organizando una fábrica en el Soho para producir máquinas de vapor. Ellos instituyeron la capacitación técnica para los artesanos. Sus hijos establecieron la primera fábrica completa de máquinas de manufactura en el mundo. Entre otras cosas constituyeron un sistema de control de costos diseñado para disminuir el desperdicio y mejorar la productividad. Charles Babbage (1792-1891) aportó contribuciones significativas a la ciencia de la ingeniería industrial, ya que creó los sistemas analíticos para mejorar las operaciones, que publicó en su libro, The economy of Machinery and Manufacturers, teniendo semejanza con el trabajo de Frederick W. Taylor. El trabajo de estos hombres fue bastante exitoso, sobre todo cuando se aplicaba en sus propias empresas. Sin embargo no hubo un movimiento generalizado entre otros empresarios para adaptar a sus propios negocios las ideas exitosas de esos pioneros y es por esta razón que la industria manufacturera británica, aunque se llamaba “el taller del mundo”, permaneció en cierta forma tosca y rudimentaria, aunque hacia fines del siglo diecinueve, los mismos métodos primitivos de uso generalizado en Inglaterra estuvieron también de moda en Estados Unidos. El ímpetu por cambiar la forma como se realizaba el trabajo en las fábricas comenzó en Estados Unidos y posteriormente en Europa; lo inició Frederick W. Taylor, quien, con sus exitosos experimentos para mejorar los métodos manuales de manejo de
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materiales en las fábricas de acero, obtuvo ganancias asombrosas en productividad y sus escritos sobre la materia, fueron presentados ante la American Society of Mechanical Engineers (ASME), al mismo tiempo se hizo de un gran número de críticos que consideraban que sentían que su filosofía sobre como debería organizarse y administrarse el trabajo era inhumana. A Taylor se le llegó a conocer como el “padre de la administración científica” cuando publicó en 1911, su último libro titulado “The principles of Scientific Management”. Creó lo que él llamó la fórmula para máximas producciones, en la que establecía que “la máxima producción se obtiene cuando a un trabajador se le asigna una tarea definida para desempeñarla en un tiempo determinado y de una forma definida”. Muchos seguidores de Taylor obtenían asombrosas ganancias en productividad simplemente con establecer el sistema de destajo y otros planes de incentivos salariales basados en los estándares de producción. Posteriormente estos esquemas tuvieron resultados desfavorables debido a que algunos ingenieros y gerentes sin escrúpulos recortaron arbitrariamente los estándares de producción o las tarifas por pieza para hacer que el trabajador produjera más por el mismo dinero o menos. El resultado natural fue que los trabajadores se oponían a todos los esfuerzos de la gerencia por cambiar sus estándares de producción, aun cuando hubiera razones legítimas para el cambio. Muchas de las actitudes en los trabajadores que resultaron de esta táctica de “aceleración”, todavía continúan en estos días en muchas compañías. Aunque Taylor estudió y reconoció la importancia de los métodos, no fue sino hasta que llegaron Frank y Lillian Gilbreth, que se le dio la importancia la estudio de movimientos, con los estudios de ellos se apoyó la idea de Taylor de que se podía establecer un manual de valores universales de tiempo (basado en métodos predeterminados) y que se aplicara en cualquier industria. Fueron las bases para la Medición del tiempo de los Métodos (MTM). Harrington Emerson, fue otro pionero de la ingeniería industrial, defensor de las operaciones eficientes y del pago de premios para el incremento de la producción. Su libro The twelve principles of efficiency, presentaba las bases para obtener operaciones eficientes, y sus 12 principios, que de alguna forma fueron paralelos a las enseñanzas de Taylor, eran los siguientes: 1. Ideales definidos claramente.
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2. Sentido común 3. Asesoría competente 4. Disciplina 5. Trato justo 6. Registros confiables, inmediatos y adecuados 7. Distribución de las órdenes de trabajo 8. Estándares y programas 9. Condiciones estandarizadas 10. Operaciones estándar 11. Instrucción de la práctica estándar por escrito 12. Recompensa a la eficiencia. Los incrementos en la producción que resultaron de los primeros planes de incentivos y que después se mantuvieron por medio de un recorte poco escrupuloso de las tarifas, condujeron a dos efectos secundarios: Primero: debido a que los incrementos eran tan fáciles de obtener, se prestó muy poca atención a los buenos métodos de producción. Segundo: la reacción de los trabajadores y del público ante las tácticas de aceleración que se alcanzaron, esto es, que el trabajador nivelaba su producción de tal forma que sus ganancias no parecieran excesivas y así evitaba que la gerencia tuviera la oportunidad de recortar más las tarifas. Mucha gente reaccionó ante los efectos deshumanizantes de la ingeniería industrial. Estas reacciones condujeron a un aumento del interés en los beneficios de los estudios de métodos. Los esfuerzos de Gilbreth en el campo del estudio de movimientos habían sido considerados más bien teóricos e imprácticos. En los años veinte y treinta hubo un interés renovado en su trabajo y en el de otros ingenieros industriales. En 1927, H. B. Maynard, G. J. Stegemerten y S. M. Lowry escribieron su libro Time and Motion Study en el cual resaltaban la importancia del estudio de movimientos y el uso de buenos métodos, y para el año de 1932 A. H. Mogensen publicó el libro Common Sense Applied to Time and Motion Study en el cual hacía hincapié en sus principios de simplificación del trabajo. Asimismo R. M. Barnes publicó el libro Motion and Time Study en el cual puso especial énfasis en el aspecto del estudio de movimientos de la ingeniería industrial. Se generó una polarización sobre la importancia del estudio de movimientos y del estudio de tiempos, derivando en que las grandes corporaciones de Estados Unidos
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crearan departamentos de igual magnitud pero separados, uno para el estudio de tiempos y otro para el estudio de movimientos. De alguna forma los estudios de tiempos predeterminados han disminuido esta polarización, debido a que se tiene que realizar el análisis de métodos en una operación, con el trabajo estándar como el subproducto natural del análisis de métodos. En 1934, H. B. Maynard y sus socios acuñaron el término “ingeniería de métodos” que se define de la siguiente forma: La ingeniería de métodos es la técnica que somete a un profundo análisis a cada operación de determinada parte del trabajo, con el fin de eliminar todas las operaciones innecesarias para acercarse al método mejor y más rápido de desempeñar cada método estándar. Sólo cuando ya se ha hecho todo esto, y no antes, se determina, por medio de una medición precisa, el número de horas estándar en las cuales un operario, trabajando con un desempeño promedio, puede realizar el trabajo; por último, normalmente, aunque no de manera necesaria, se concibe un plan de compensación de mano de obra, que motive al operario a alcanzar o superar el desempeño promedio. En 1943, el Work Standardization Comité, de la división gerencial de la American Society of Mechanical Engineers (ASME), esbozó una gráfica en la que se describen las funciones de la ingeniería industrial. Un desarrollo muy significativo de la ingeniería industrial se inició con la publicación de la información para el uso de los sistemas predeterminados de tiempos y movimientos (MTA), desarrollado por A. B. Segur. Otro sistema fue el WOFAC, work factor. El más notable fue creado por Maynard, Stegemerten y Schwab como resultado de un intenso estudio de tiempos y movimientos auspiciado por la Westinghouse Electric Corporation, la compañía promovió el sistema MTM, que llamó mucho la atención por todo el mundo cuando la revista Fortune publicó un artículo sobre el nuevo sistema MTM. La definición más ampliamente aceptada de la ingeniería industrial la elaboró el Institute of Industrial Engineers (IIE) y establece lo siguiente: La ingeniería industrial trata sobre el diseño, mejoramiento e instalación de sistemas integrados de hombres, materiales y equipos. Requiere de conocimiento especializado y habilidades en las ciencias matemáticas, físicas y sociales, junto con los principios y
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métodos de análisis y diseño de ingeniería, para especificar, predecir y evaluar el resultado que se obtenga de dichos sistemas.
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