LA COTIDIANIDAD DE LA PRÁCTICA DOCENTE.
Los días transcurren unos detrás de otros en una aparente repetición, que nos proporciona sensaciones de calma, seguridad y desenvoltura, en nuestra vida diaria. Para comenzar este ensayo se muestran los siguientes conceptos de cotidianidad: “circularidad ininterrumpida en que cualquier fin último, como quiera que aparezca, puede ordenar un sistema, o convertirse a su vez, en medio para alguna cosa” 1 “se mantiene fácticamente en el término medio de aquello que „esta bien ‟, que se
admite o no, que se aprueba o se rechaza. Este término medio vigila sobre todo conato de excepción. Todo lo original es aplanado, como cosa sabida ha largo tiempo, de la noche a la mañana. Todo lo conquistado ardientemente se vuelve vulgar. Todo misterio pierde su fuerza”2 “serie de eventos conocidos y rutinarios relacionados con las representaciones” 3
Leyendo los conceptos anteriores de cotidianeidad, puedo decir que está compuesta por aquellas actividades o cuestiones que se presentan en nuestra vida diaria, las cuales nosotros vamos adoptando y adaptando para incorporarlas a diario en nuestra vida. El concepto que acabo de dar nos evoca la idea de que lo cotidiano siempre es igual, sin embargo esto no es así ya que la cotidianeidad es cambiante, dinámica, es decir es cierto momento en el tiempo se presenta algo nuevo en nuestra vida diaria, al principio es algo que nos perturba pues quizás desconocemos totalmente
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CHÁVEZ CARAPIA, Julia del Carmen. La participación social: retos y perspectivas. Edit. Plaza y Valdés, 2003. p. 81 2 Pérez Agote, Alfonso. Medio ambiente e ideología en el capitalismo avanzado. Edit. Encuentro, 1979. p.46. 3 Cucurella ,Leonela. Pensar lo cotidiano. Edit. A bya Yala, 1999. p.7.
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el suceso o aquello que se acaba de presentar, sin embargo, al asimilarlo, adoptarlo y adaptarlo, deja de ser ya algo nuevo para pasar a ser algo cotidiano. En la cotidianidad que se vive en la escuela, hay momentos de repetición y momentos de novedad o cambio, y todos son importantes. Aparecen simultáneos en los acontecimientos que van teniendo lugar en el día a día. Acontecimientos personales, familiares, grupales, acontecimientos festivos, culturales, hasta aquellos acontecimientos que de cierta forma están implícitos dentro del aula. Acontecimientos que hemos de liberar y dejar sin pautar para que sean las actividades de los niños los que realmente marquen la cotidianidad y no tanto las de los maestros. Muchas veces los docentes no le damos la importancia que debiera a la cotidianidad la vemos como si fuera lo más natural del mundo, como si se diera sin esfuerzo, ni a voluntad de nadie. El sólo escuchar la palabra cotidianidad, trae a nuestra mente en muchas ocasiones una idea de algo aburrido, de algo normal y sin chiste, ni importancia, pero si hacemos un análisis de ésta, tendríamos que reconocer que la repetición de las cosas o fenómenos es necesaria, porque es la cotidianidad quien prepara el terreno para que, puedan darse las cosas nuevas. Por un lado la repetición supone partir de las pautas conocidas, incluir la experiencia, dominar, asegurarse, mejorar, crear las condiciones necesarias para que surjan las novedades. La escuela es un lugar en el que se aprenden cosas nuevas, divertidas y se adquieren nuevas habilidades, asimismo es el espacio donde se llevan a cabo múltiples actividades que pasan desapercibidas, como pintar las mesas, los alumnos levantan las manos para responder una pregunta hecha por el maestro, se pasan papeles de mano en mano, etc. Estos aspectos desapercibidos de la 2
vida escolar nos son familiares a todos y son dignas de atención. Para apreciar la importancia de estos acontecimientos de la clase, es necesario tener en cuenta la frecuencia con que ocurren y el entorno escolar, para esto, debemos reconocer que los alumnos pasan mucho tiempo en la escuela y que se encuentran ahí quiéranlo o no. Incluso los olores de la clase son uniformes o parecidos, todo este entorno de cosas y olores se convierte en algo tan familiar para profesores y alumnos que quedan muy presentes en la conciencia de cada uno y solo es percibido cuando se encuentra el aula o la escuela en condiciones un poco diferentes. Para pensar en la escuela como vida cotidiana hemos de considerar las dos características esenciales descritas bajo la concepción de Agnes Heller : es heterogénea y jerárquica. La escuela mantiene dentro de sí misma una variedad de actividades con las que los niños se encuentran día con día y que muestran su heterogeneidad, tales como: 1. Diversidad de temáticas con tiempos establecidos: matemáticas, español, conocimiento del medio, etc. 2. Espacios de recreo en los que se puede comer, comprar, jugar con los amigos. Los juegos pueden ser de gran variedad: fútbol, básquetbol, yoyo, las canicas, las agarradas, las escondidas, etc. 3. Aplicación y resolución de exámenes, ya sean determinados por los maestros o por instancias administrativas, estos últimos son en determinados periodos. 4. Ensayar para algún evento, un baile, una tabla rítmica, una obra de teatro, o bien, preparar material para alguna fecha en particular, las banderas para el 16 de Septiembre por ejemplo.
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5. Festivales y salidas ocasionales: El día de las madres, día de la Independencia, día de muertos la conclusión del ciclo escolar, etc. Esta lista de actividades muestra lo heterogénea que puede ser la vida en la escuela, distinta en contenido y en significación. Cómo podemos ver la cotidianidad está presente en nuestras aulas, existen demasiados elementos que la transforman, tales como: el contexto social, el geográfico, la interacción de los sujetos (maestro-alumno, maestro-maestro, maestro-comunidad…), etc. La realidad de la vida cotidiana se presenta ya objetivada, es decir, constituida por un orden de objetivos que han sido designados como objetos antes de que uno aparezca en escena, uno de los aspectos que puede marcar las coordenadas de nuestra cotidianidad es el lenguaje. La vida cotidiana se divide en sectores, unos que se aprehenden por rutina y otros que nos presentan problemas de diversas clases. El mundo de la vida cotidiana se estructura tanto en el espacio como en el tiempo. La estructura temporal de la vida cotidiana me enfrenta a una facticidad con la que debo contar, es decir, con la que debo tratar de sincronizar las actividades de mi vida diaria. La misma estructura temporal, como ya he indicado, es coercitiva. No puedo invertir a mi voluntad las secuencias que ella impone: “lo primero es lo primero” esto constituye un elemento esencial de mi conocimiento de la vida cotidiana. La estructura temporal de la vida cotidiana no sólo impone secuencias preestablecidas en las actividades a desarrollar de un día cualquiera de trabajo, sino que también se impone en todos los aspectos de mi vida, laboral, personal, moral, etc.
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Durante la impartición de clases los maestros desarrollamos ciertas concepciones cotidianas respecto a nuestros alumnos esto sucede porque uno aprehende a nuestros pequeños por medio de esquemas tipificadores, si bien estos esquemas son más vulnerables a su interferencia que otras formas “más remotas” de interacción, son las que utilizamos básicamente, es decir, cuando tenemos un grupo a nuestro cargo, sabemos quién de nuestro salón para nosotros es el más listo, quién es un niño guerristo, quién es la niña mas callada, etc. aunque no lo demos a conocer dentro del grupo. La clasificación de las personas que interactúan con nosotros en nuestra vida cotidiana se hace por el contacto “cara a cara” que se tiene con ellos, ya que este acercamiento nos brinda una evidencia directa, de sus actos, de sus atributos, etc. Considero que es importante el reconocer cómo se presenta la cotidianeidad en nuestro trabajo para que de esta forma nos planteemos ciertos problemas que nos lleven a transformar las actividades cotidianas dentro y fuera de nuestras aulas, para poder brindar a los alumnos siempre experiencias nuevas. Con base en ello, enlistaré ciertas actividades cotidianas que se presentan en mi aula: Los niños estaban acostumbrados a tener una etiqueta (el más flojo, el más listo, el sucio, etc.) durante este ciclo escolar que estuvieron a mi cargo las eliminé, ahora mis alumnos están acostumbrados a ser llamados por su nombre, ser respetados por todos los miembros del grupo. El control del grupo lo logro mediante la rigidez, es cotidiano para mis alumnos que cuando ellos están haciendo un total desastre en el aula, sino se controlan cuando así lo pido, serán mandados a lavar el baño o tendrán que salirse del aula y retirarse a su casa.
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Las materias que se ven diariamente son: español y matemáticas, mis alumnos saben que español se ve al entrar a clases siempre y matemáticas después del recreo. Los niños de San Baltazar Guelavila (comunidad en la que laboro) hablan zapoteco y es común para mi y para los alumnos el mezclar el español con el zapoteco. Siempre para los homenajes escojo a los niños que leen y se desenvuelven mejor ante el público, utilizo los mismos criterios para seleccionar a aquellos niños que necesiten participar fuera del aula. En cuanto al contexto escolar es cotidiano que los maestros deban sujetarse a la forma de realizar las actividades de la escuela de años atrás. Una actividad tradicional y cotidiana para los padres de familia es la realización del día de la samaritana, dicho evento hace que se pasen las clases mínimo hasta el recreo. En cuanto a las jerarquías institucionales es cotidiano que el director y los maestros jueguen un rol específico de acuerdo a su status, ejemplo: a la hora de las reuniones el personal de apoyo se relega, puesto que piensan que al ser intendentes no pueden opinar algo mejor que los que somos profesores. Es cotidiano el pensar que logro el aprendizaje de mis niños mediante la repetición, imitación y memorización. Algo cotidiano de la normatividad de mi escuela es exigir que se trabajen los planes y programas de la SEP, para mi supervisor es cotidiano que los maestros sólo trabajen el Plan 1993, por tal hecho exige que todos lo hagamos. Las actividades cotidianas que yo realizo, son muy relevantes ya que pueden marcar la formación de un niño o impactar el comportamiento de los padres de 6
familia el cuál puede ser negativo o positivo, incluso las actividades que yo pueda hacer o proponer puede alterar la normatividad existente, o las concepciones que mis compañeros tengan acerca de su práctica docente. La cotidianidad a parte de estar presente dentro de nuestra aula, también se presenta en nuestro ámbito profesional, por ejemplo en la actualidad es cotidiano que el trabajo de profesor sea una profesión considerada fácil, nada exigente, no se necesitan grandes conocimientos para ejercerla, ya que el maestro Oaxaqueño es un flojo, un sujeto que año con año, se dedicará a instalar un plantón en el zócalo de la ciudad de Oaxaca. En cuanto a nuestra formación docente, la experiencia escolar es formativa para nosotros. Los contenidos que la práctica cotidiana nos comunica complementan, contradicen o hacen efectivas las enseñanzas recibidas que estoy recibiendo en la universidad pedagógica, y a la larga adquieren mayor pero que éstas, es decir la práctica demuestra que teorías son verdaderas y cuáles falsas acerca de la educación. La cotidianidad por otro lado en el centro de trabajo se organiza de una manera que contrasta con las pautas predominantes en la familia y que retoma algunas de las relaciones que caracterizan el contexto de trabajo y de vida social cotidiana de la comunidad. La cotidianidad está presente en todo momento en la escuela, en nuestras aulas, considero que es deber de los docentes aprovecharla para que en base a ella innovemos nuestra práctica docente constantemente para que lo cotidiano no se vuelva sinónimo de monotonía.
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CONCLUSION.
Considero que es importante que los docentes hagamos consciencia sobre lo importante que es la cotidianidad que se vive en nuestras aulas porque a partir de ella nosotros podemos valorar si nuestras prácticas dentro del salón de clases propicia que los niños asistan con gusto a la escuela o sólo porque tienen que hacerlo. Debemos abrir bien los ojos para reconocer la cotidianidad de cada uno de los niños y las niñas que están en nuestro salón de clases para entender que los hechos cotidianos que construyen colectivamente los niños en la cotidianidad son diferentes a los de nosotros los adultos, en base a esto debemos buscar la forma de generar en el aula un ambiente de trabajo, de interacción en el que el niño se sienta cómodo, contento y no un espacio que le resulta ajeno. En el proceso de la transformación de la vida cotidiana de nuestra aula, el demandante del cambio no puede ser exclusivamente el docente, debemos propiciar que las demandas de cambio procedan de nuestros pequeños, es hora de dejar atrás a aquél maestro que no permite que los niños expresen su sentir, porque aunque quizás no les permitamos que oralmente se expresen, los niños siempre encuentran la forma de hacerlo, por ejemplo enseñándonos la lengua cuando nosotros vemos hacia el pizarrón. Es entonces función de nosotros como maestros: Propiciar condiciones para que los niños reconozcan su cotidianidad dentro de la escuela, apoyarlos para que se reconozcan como constructores de cotidianidad, promover acuerdos en torno a lo que quieren cambiar y, finalmente, apoyarles para que construyan propuestas desde las formas de relación que ellos y ellas valoran como positivas. Todo esto para lograr una escuela a la que todos los niños quieran asistir. 8
BIBLIOGRAFIA.
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