A G U S T ÍN ÍN I Z Q U I E R D O
La filosofía contra la religión Ideas sobre
e! ateísmo
E D A f g ENSAYO
Coordinador de la serie serie PENSAMIENTO: AGUSTÍN IZQUIERDO © 2003. Agustín Izquierdo © 2003. de esta edición, Editorial EDAF, S. A. Jorge Juan, 30. 28001 Madrid Diseño de cubierta cubierta:: Gerardo Domínguez Editorial Edaf, S. A. Jorge Juan, 30. 28001 Madrid http ://w ww .edaf. net
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Indice
Págs.
Introducción Ateos Ateos Ateos Ateos
.......................................................
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clandestinos .......................................... públicos del siglo XVIII .......... hegelianos hegelian os ............... ....................... ............... ............... ................ .......... solitarios ............... ...................... ............... ................ ................ ........... ...
13 17 31 36
Ateos Ate os clan cl ande desti stino noss ............... ....................... ................ ............... ............... ..........
43
Henri de Boulainvilliers .................................... Dudas Du das sobre la r e l i g i ó n ................................ Análi An álisis sis del de l Tratado Tr atado teológi teol ógicoco-pol polític ítico o .. .. Anónim Anó nimo o ..................................................... .......................... .................................. ....... Ensayo Ens ayoss sobre s obre la búsqu bú squeda eda de la verda ve rdad d .. Anón An ónim imo o . . . ..................................................... Reflex Ref lexion iones es sobre la existenc exis tencia ia del de l alma a lma y la existencia de Dios ............................... Beno Benoít ít de M a ille t .............. Opiniones de los filósofo filós ofoss sobre sobre la naturale za del a l m a ................................................... César Césa r Chesneau Che sneau Du Marsais Ma rsais ............... ....................... ............. ..... El E l f i l ó s o f o ........................................
43 43 44 45 45 50
.
50 54
54 56 56 7
LA FILOSOFÍA CONTRA LA RELIGIÓN
Págs.
Nicolás Nicolá s F r é r e t .................................................... Carta de Trasíbulo a Leucipa
Anónimo
.......................
.
...........................................................
Tratado de los tres impostores .....................
Anónimo
..............................................
Jorda Jo rdanus nus Brun Br unus us rediviv red ivivas as o tratado tra tado de los em or es popular populares es ...................................... .
Anónimo
.......................
Paridad de la vida v ida y de la muerte
...............
....................................................... Jean M eslie r ....................................................... M e m o r i a .........................................................
Ateos públicos del siglo siglo XV III
59 59 71 71 72 72
78 78 80 80
.........................
85
Julien Offrai Offrai de la M e t t r i e ...... ......... ...... ...... ...... ...... ...... ...... ...... .......
85 85 88 88 88 91 94 94 94 1144 11 1166 11 1166 11
El hombre m á q u i n a ......................................
Denis D id e r o t.............. t................... .......... .......... ......... ......... .......... .......... .......... ..... Pensamient Pensamientos os filosófico filo sóficoss .............. Adici Ad ición ón a los pens pe nsam amie ient ntos os filos fil osóf ófic icos os . . . . Carta sobre los ciegos .................................. ................................ Carta a Sophie Volland ................................
El barón d’Holbach ................ ................................................. El buen juic ju icio io ............................................. .............................. Sistema de la naturaleza .............................. Sylvain de Maréchal Mar échal .......... ............... ......... .... Diccio Dic cionar nario io de ateos ateo s antiguo anti guoss y moderno mod ernoss
Ateos Ate os he hege gelia liano noss .......... ............... .......... .......... .......... .......... .......... .......... ......... ....
1199 11
Ludwig Feuerbach ............................................
119 119 119
La esencia esenc ia del c r i s ti a n i s m o .........................
Karl Marx
.
...........................................................
Dif D ifer eren enci cia a de la filo fi lo s o fía fí a de la natur na tural alez eza a en Demócrito y Epicuro .............................. 8
131
131
ÍNDICE
Págs. Crítica de la filos fil osof ofía ía del derecho derecho de Hegel Man M anus uscr crito itoss de 1844 184 4 ....................................
Max Stirner
.......................................................
El único y su p r o p i e d a d ................................ ................................
A teos solita so litario rioss
............... ...................... ............... ............... ............... .............. ......
Schopenhauer ..................................................... .....................................................
131 131 133 1333 13 133 1455 14
..........................................
145 145 1455 14
..........................................
156
La volu vo lunt ntad ad de p o d e r .................................... .................................... La gaya ga ya c i e n c i a , ............................................. La geneal gen ealog ogía ía de la m o r a l............................ El E l Anticr Ant icrist isto o ...................
156 159 170 1733 17
O rigen rig en de los t e x t o s ........ ............ ....... ....... ........ ....... ....... ........ ....... ....... ........ ....
181
Sobre la religión
Friedrich Nietzsche
.
9
Introducción
Que esté permitido a cada uno pensar como quiera; pero que nunca le esté permitido per judica jud icarr por su manera de pensar. D ’Ho l b a c h
I
os escritos antirreligiosos que ponían en cuestión
-/la religión revelada y la autoridad religiosa tienen una larga tradición en el pensamiento europeo. Des pu p u és de los lo s n a tu ra lis li s tas ta s ren re n a ce n tist ti stas as,, en el s iglo ig lo x v n estos escritos se multiplican y este pensamiento desli gado de la teología y de la fe gana cada vez más adep tos. Fue sobre todo la obra de Spinoza la que dio un gran impulso a todo este movimiento filosófico, que alcanza su mayor expresión en el ateísmo. Hay algu nas ideas de Spinoza que pasan a formar parte del pri mer ateísmo europeo de finales del siglo x v i i y prim prim e ra mitad del xvm. Así, la idea de que no existen dos reinos separados como el mental y el corporal, sino que solo existe un ámbito en la existencia: es la céle bre b re fras fr asee « D ios io s o la n atu at u rale ra leza za » . A d em ás, ás , en el u n i verso no hay causas finales ni intenciones, como tam po p o c o hay ha y lib li b e rta rt a d en los lo s suce su ceso soss d e la n a tura tu rale leza za , donde todo se desarrolla siguiendo una necesidad. Por otro lado, Spinoza proporciona la clave para entender las Sagradas Escrituras desde un punto de vista racio 11
LA FILOSOFÍA CONTRA LA RELIGIÓN
nal y no como un u n contenido con tenido revelado, con su crítica de los milagros y las profecías. Pero, sobre todo, Spinoza reclaiina el derecho a la libertad de opinión y de expresión por una cuestión de hecho: «existe tanta diferencia entre las las cabezas com o en los palada pa ladares» res»11. La finalidad del Estado no se detiene en alcanzar y mantener la seguridad de los súbditos, que solo es un medio de garantizar la libertad de pensamiento de los ciudadanos. Naturalmente, las autoridades de aquella época y muchas de nuestro tiempo no estaban ni están de acuerdo con el filósofo de Amsterdam. Los manuscritos de inspiración espinosista llegaron a ser identificados como escritos antirreligiosos y ateos, por lo que eran perseguidos por las leyes europeas de entonces. Esta es la razón por la que eran clandestinos y por la que su difusión seguía los mismos caminos de la literatura clandestina en general, de modo que permanecieron en la oscuridad y solo a principios del siglo pasado se descubrió, en diversas bibliotecas, que entre los manuscritos clandestinos había también algunos de carácter filosófico, muchos de ellos ateos y deístas. Debido a su origen origen oculto, o culto, se ha pensado con frecuencia que las ideas ilustradas nacen en la segunda mitad del siglo siglo xvm , cuando m uchas de ellas ellas ya estaban estaban forfo rmuladas en toda su radicalidad en la primera ilustración, cuyas luces solo se encendían en la oscuridad po p o r tem te m o r a la l a rep re p resi re sióó n .
1Baruch Spinoza, Tratado teológico-político, traducción de Atilano Domínguez, Madrid, Alianza, 1986. 12
INTRODUCCIÓN
Ateos clandestinos El grupo de eruditos que dio un mayor desarrollo a las ideas ateas fue el que se formó alrededor del conde de Boulainvill B oulainvilliers iers (1658-1722), (1658-172 2), que se reunía reun ía en su su pro pro pia pi a casa ca sa o en la de dell du duqu quee de N oa oaille illes. s. D e este es te círc cí rcuu lo, lo , que leía a Spinoza con mucha muc ha atención, atención, salieron salieron bastan tes manuscritos fundamentales del ateísmo clandestino, algunos de ellos debido a la pluma del propio conde, como el Análisis Aná lisis teológico-fdosófico, una u na especie especie de re re sumen del tratado de Spinoza. Muchos de los que se reunían en torno al conde se dedicaban a hacer estudios de carácter histórico y filológico y pertenecían a la la A ca ca demia de Inscripciones y Bellas Letras de París; combi naban esta actividad pública junto con la discusión y la difusión de ideas que solo lo podían hacer en secreto para pa ra p rese re serv rvar ar su libe li bert rtad ad y segu se gurid ridad ad.. A sí, el p rop ro p io Boulainvilliers, además de su Análisis, escribió algunos ensayos sobre la monarquía francesa. Dumarsais (1676-1756) escribió el Tratado de los tropos o de los diferentes sentidos en que se puede tomar una palabra en una misma lengua y diversas voces para la Enciclo
pedi pe dia, a, jun ju n to co conn algu al guno noss m an anus uscr crito itoss fund fu ndaa m e ntal nt ales es del ateísmo ilustrado, como El filósof filó sofo o y El análisis de la religión cristiana. Fréret (1688-1749) dedicó mucho tiempo de su vida a hacer investigaciones sobre crono logía, logía, historia universal, literatura, literatura, y elaboró gramá g ramáticas ticas extranjeras, entre ellas la china. Era un erudito que no dejaba de leer, escribir o conversar sobre múltiples as pect pe ctos os de la cu cultu ltura ra y de la civi ci viliz lizac ació iónn un univ iver ersa sale les, s, hasta el punto de que su salud se resintió por el poco tiempo que dedicaba al descanso. Junto a,estos estudios 13
LA FILOSOFÍA CONTRA LA RELIGIÓN
sobre los más variados temas, Fréret no dejó de anotar sus posiciones personales en torno a las grandes preguntas acerca de Dios, el mundo y el hombre. De las obras surgidas de su actividad clandestina cabe destacar la Carta de Trasíbulo a Leucipa, donde se exponen muchas ideas fundamentales del ateísmo. Otros manuscritos tos son de autor desconoc desc onocido, ido, como el Jordanus Brunus redivivas, el Tratado de los tres impostores, etc. A finales del siglo xvn y primera mitad del siglo xvm, la figura que toma el hombre que critica la religión es el filósofo (le philosophe). Este, como el espíritu fuerte, tiene el poder de desembarazarse de los prejuic pre juicios ios reci re cibi bido doss a trav tr avés és de la ed educ ucac ació ión, n, pu pues es h a decidido que es necesario examinar bajo la luz de la razón cualquier proposición antes de ser aceptada. Según Dumarsais, el filósofo es una máquina, como cualquier hombre, que además se distingue por reflexionar sobre las causas que mueven su construcción mecánica, «como un reloj que se monta a sí mismo, buscando lo que le con convie viene ne y evitando lo que le perjudica, pe rjudica, tomando toman do coco mo fundamento de su acción la razón, que le permite conocerse a sí mismo». Los contenidos recibidos por la tradición o por la autoridad son sometidos a una razón que no está desligada, sin embargo, de la experiencia. Así, Así, lo primero primero que reclam an los filósofos es el derecho a la duda, al libre examen de todas las opiniones, incluidas las religiosas. El espíritu de Spinoza, que defiende la libertad de pensar y de expresarse, recorre toda Europa Europa y alcanza alcanz a a todos los hom bres ilustrados que muestran resistencia ante el despotismo de la opinión religiosa: «Es una auténtica tiranía hacer crímenes de 14
INTRODUCCIÓN
nuestras opiniones y querer privamos de la libertad de pens pe nsar ar,, q u e es d e d e rec re c ho na natu tura ral» l»,, e scri sc ribb e el c o n d e Boulainvilliers en su Análisis Análisi s del Tratado de Spinoza. Dumarsais justifica el examen de las ideas religiosas debido a que estas hablan hab lan de nuestro posible estado estado más allá de la vida: hay que analizar el fundamento de las prom pr om esas es as y am en enaa z as d e la relig re ligió ión. n. E n el caso ca so d e q u e la religión, después de ser examinada, aparezca como una ficción de lo que se tenía por una realidad, no hay motivo para ver un daño en ello. El resultado de todos los exámenes y análisis de la religión de estos escritos antirreligiosos es la constatación de que no hay un fundamento real para todo aquello que las religiones mantienen como verdadero; por tanto, si no tienen un fundamento racional para sus afirmaciones, estas han de ser rechazadas. Su apoyo no es racional, sino que ob obtietienen toda su fuerza de la tradición y de la autoridad. Por tanto, los filósofos no aceptan ninguna forma de colaboración entre razón y fe, sino que ven en ellas una relación contradictoria sin posibilidad de reconciliación alguna. De este modo la razón es considerada algo necesario frente a la fe, que es algo superfluo. Por otro lado, analizan también el concepto del ser supremo, «el mayor y más enraizado de esos prejuicios» de las religiones, y solo encuentran en él contradicciones que repugnan a la razón. razón. Niegan todas las pruebas de su existencia. Así, no hay designio de la providencia en la naturaleza, sino que esta es vista no como el producto de una inteligencia ordenadora, o creadora, sino como el resultado de un azar ciego, que en innumerables combinaciones, llega a establecer un orden, fruto de la 15
LA FILOSOFÍA CONTRA LA RELIGIÓN
necesidad. La admiración que provocan las maravillas de la naturaleza desaparece en cuanto estas se pueden explicar explicar por el el orden físico. físico. Lo que tomamos tomamo s por maram aravillas admirables son solo consecuencias naturales y necesarias de la combinación y la situación puestas por el azar en el universo. Del mismo modo, el hecho de descubrir utilidades para el hombre en el universo no implica el que existan causas finales. Además, el mundo solo está hecho de materia, que es concebida como eterna, y con el principio del movimiento en sí misma, lo que hace superflua la hipótesis de una inteligencia que ponga en movimiento la materia, pues ella lo tiene tiene en sí misma. De la consideración de que todo es materia, se deriva la idea de que no existen espíritus y que el alma es una consecuencia del cuerpo, por lo que la discusión sobre su inmortalidad es inútil, pues se niega de entrada su existencia. La materia es suficiente para ex plic pl icar ar todo to do lo qu quee suce su cede de en el un univ iver erso so:: no ha hayy n ing in g una necesidad, entonces, de multiplicar los seres para dar razón de los acontecimientos: las operaciones del espíritu son obra de la materia. También piensan que desde un punto de vista práctico, es más deseable no admitir las ficciones sobrenaturales, debido a que estas solo traen desgracias a los individuos y a los pueblos. Los filósofos piensan que la religión es perjudicial tanto para el bien de la sociedad como para la honestidad de los individuos, pues ambos, el hombre y la sociedad, están basa ba sado doss en la n atur at ural alez eza, a, y la reli re ligg ión ió n d estr es truy uyee esta es ta b a se sobre la que descansamos. Por tanto, los ateos ilustrados clandestinos exigen en primer lugar un examen a la luz de la razón de las religiones, cuyas proposiciones rechazan, pues carecen de fundamento racional, al tiem16
INTRODUCCIÓN
po qu quee prop pr opon onen en un unaa imag im agen en del un univ iver erso so qu quee no r e pug p ugnn e a la razó ra zón, n, a sí co com m o u n a m oral or al y un unaa po polít lític icaa b a sadas en la naturaleza y no en la sobrenaturaleza cuya existencia pretenden las religiones. De este modo, estos pens pe nsad ador ores es e sta st a ble bl e cen ce n las la s idea id eass y co conc ncep epci cion ones es fun fu n d a mentales del ateísmo en toda su extensión, hasta que pens pe nsad ador ores es de dell sigl si gloo x ix, ix , c o m o Stir St irne nerr y N ietz ie tzsc sche he,, h a cen que su crítica no solo alcance lo propiamente divino sino también muchas cosas que se creían naturales, pero pe ro qu quee son so n solo so lo po posi sibl bles es,, segú se gúnn ellos el los,, co conn la ay ayud udaa de actitudes religiosas.
Ateos públicos del siglo X V I I I El pensamiento pensam iento materialista materialista y ateo continúa su an dadura a lo largo del siglo de las luces con un pensador al que se tiene tiene po r singular: singular: Julien Ju lien Offrai de La L a Mettrie, médico nacido en Bretaña en 1709, al que se le puede considerar como un puente pue nte entre la literatura filosófica filosófica clandestina y los filósofos ilustrados más conocidos de las segunda mitad del siglo. Algunas obras de La Mettrie fueron publicadas anónimamente y circularon como mater m aterial ial clandestino. clandestino. Sin embargo, el nombre de La Mettrie aparece unido a una obra materialista y atea contrariamente a los autores clandestinos del grupo de Boulainvilliers, cuya obra filosófica nació en la oscuridad y así permaneció durante mucho tiempo, lo que prov pr ovoc ocóó qu quee solo so lo fuer fu eran an co cono noci cido doss p o r su ob obra ra p ú b lic li c a dedicada no a la crítica c rítica religiosa sino sino a diversos campos de las ciencias humanas: la retórica, la gramática, la historia, la geografía, la mitología, etc. Como la repre17
LA FILOSOFÍA CONTRA LA RELIGIÓN
sión de la difusión de las ideas no admitidas por el po der seguía activa, este médico se vio obligado a huir en numerosas ocasiones hasta que encontró un lugar segu ro y apacible en el círculo literario, científico y filosófi co que el rey de Prusia Federico el G rande creó y m an tuvo en su corte de Potsdam. La Mettrie inició sus estudios de medicina en Reims en 1725, ocho años después se trasladó a Leiden con el fin de seguir los cursos del célebre médico Flermann Boerhaave. Después de asistir a estos cursos, el médico materialista se dedicó a traducir algunas obras del célebre doctor introduciendo en ellas algunas no tas propias y dando una orientación orientació n materialista a las teo rías de Boerhaave. Después de pasar varios años ejer ciendo la medicina en su región natal, emprendió viaje a París en 1742 donde obtuvo el cargo de cirujano de la Guardia francesa. Durante el asedio de Friburgo, La Mettrie, en medio d e un acceso febril, tuvo la gran reve lación que proporcionó un sentido a su pensamiento: comprendió que no hay un alma independiente del cuerpo y que las funciones mentales se corresponden con los estados fisiológicos. El fruto inmediato de esta revelación revelación fue la primera prim era obra que redactó: Historia na tural del alma, que en la edición de sus obras completas de 1750 apareció con el título de Tratado del alma, y que se publicó clandestinamente por primera vez en 1745. Esta obra encolerizó a todo tipo de creyentes, por lo que el filósofo fue objeto de persecución por haber cometido un delito de opinión. opinión. L a obra fue secuestrada y condenada condenad a por el Parlamen Parlamento to de París a ser quemada, Pensamientos filosóficos filosófic os de Diderot, que ju n to co conn los lo s Pensamientos 18
INTRODUCCIÓN
también fueron atribuidos a La Mettrie. Objeto de la ira de toda clase de creyentes y de sus colegas de profesión, nuestro filósofo no tuvo más remedio que mudarse a otro país. Así se fue Flandes poniendo tierra por medio, país donde fue bien acogido en un principio y donde se le nombró jefe de los médicos de varios hos pita pi tale les. s. Su plu p lum m a , sin emba em barg rgo, o, no p erm er m an anec eció ió en r e p o so y compuso una nueva obra, que publicó de forma anónima: El hombre máquina, en 1747, y que también fue objeto objeto de escándalo. e scándalo. Acusado de nuevo de haber cometido un delito de opinión, La Mettrie se ve en la necesidad de cambiar de país. Ayudado por Maupertuis, que era presidente de la de Academia de Ciencias de Berlín, consigue encontrar un refugio, después de tantos avatares y delitos de opinión, en la corte del rey ilustrado ilustrado y déspota Federico F ederico II de Prusia, que promovía prom ovía un lugar de encuentro para p ara los eruditos y espíritus espíritus libres venidos de muchas partes de Europa. En este círculo, como en otros otros establecidos a lo largo de Europa, se discutía con libertad de los diversos diversos temas po r los los que sentían atracción los ilustrados. Voltaire describe en sus Memorias el ambiente del círculo filosófico donde La Mettrie encontró refugio y protección: protección: «Las comidas no eran con frecuenc ia menos filosóf filosóficas icas.. U n recién llegado que no hubiera hu biera escuchado, al ver esta pintura, pintura, habría creído oír a los los siete siete sabios de Grecia en el burdel burdel.. N un unca se habló en ningún lugar del mundo con tanta libertad de todas las las supersti sup ersticiones ciones de los hombres, y nunc a fueron tratadas con más bromas y desprecios. Dios era respetado, pero todos los que habían engañado a los hombres en su nombre no quedaban a salvo». Estos círculos donde se reunían los ilustrados, ilustrados, que ya y a existían 19
LA FILOSOFÍA CONTRA LA RELIGIÓN
en la época de la filosofía clandestina, fueron auténticos lugares de encuentro donde se intercambiaban y desarrollaban las ideas y los pensamientos de las luces, en muchas ocasiones de carácter deísta o ateo. El pensamiento pensam iento de La Mettrie recoge muchas ideas que ya se habían formulado y que se estaban formulando en ese momento en los manuscritos clandestinos, apoyándolas con nuevas argumentaciones científicas. Naturalmente, opina que todo está hecho de materia y que los fenómenos espirituales se derivan de una determinada organización de la materia. No hay un plan previo en la construcción del universo como tampoco tampoc o hay designios designio s en él; este se mueve por sí m ismo y las leyes, de naturaleza mecánica, por las que se mantiene el mundo son las mismas por las que fue creado. El principio del mundo es por tanto material y ciego y común a todos los seres que lo forman, entre los que se observa una continuidad material; son máquinas cuyos resortes hacen que se monten a sí mismas y que participen de la misma ley: una especie de imaginación por la que tienden a la felicidad. Son sus opiniones sobre este asunto lo que hace de La Mettrie un marginado no solo dentro de los ilustrados, sino en el seno mismo de los materialistas y ateos, que en general postulaban una moral altruista y utilitarista basada en los principios de la naturaleza. La Mettrie, en cambio, distingue d istingue dos tipos de moral: una que tiene su fuente en la sociedad y otra que nace de la naturaleza misma. La moral que tiene su origen en la política no pue p uedd e c o inc in c idir id ir co conn u n a m o ral ra l b a sad sa d a en la n a tura tu rale leza, que tiende exclusivamente a satisfacer las necesi20
INTRODUCCIÓN
dades de la organización fisiológica de cada ser, y que no se confunde necesariamente con una moral que tiende hacia el bien general de una sociedad, siguiendo así la tradición de los libertinos, que señalaban siempre el carácter convencional de toda moral social. Sin embargo, la mayoría de los materialistas ateos bu b u sca sc a n e s tab ta b lec le c e r un unaa m oral or al u tili ti lita tari rist staa q u e tien ti endd e h a cia el bien general partiendo de la consideración de la naturaleza humana. Por esta razón, a pesar de de com pa p a rtir rt ir u n a v isió is iónn m a teri te riaa list li staa de dell m u n d o , el m é d ico ic o bre br e tón tó n es v ilip il ipee n d iad ia d o p o r much mu chos os de los p en ensa sado dore ress ateos por constatar el carácter amoral de la naturaleza. Así, Diderot, en un famoso pasaje de su obra Ensayo Ensa yo sobre los reinos de Claudio y Nerón, afirma que La Mettrie es un autor que carece de juicio; disoluto, im pú p ú d ico ic o y bu bufó fónn , ju s tif ti f ic a todo to do tipo tip o d e c rim ri m ina in a l en sus su s fechorías y vicios, «ha muerto como debía morir, víctima de falta de templanza y de su locura». Para d’Holbach, el médico filósofo es un frenético que no distingue el vicio de la virtud. Por su parte, Voltaire Memoria s: «Había entonces un médico escribe en sus Memorias: en Berlín, llamado La Mettrie, el ateo más franco de todas las facultades de medicina de Europa; hombre po p o r o tra tr a p a rte rt e a leg le g re, re , a g rad ra d ab able le,, d istr is traa ído íd o , tan ta n ins in s tru tr u ido en la teoría como ninguno de sus colegas y, sin discusión, el peor médico de la tierra en la práctica». Helvecio, que era hijo del primer médico de la reina, se prometía desde niño una vida feliz y relajada en medio de riquezas y de placeres sin tener que soportar ninguna desgracia a lo largo de una placentera existencia, pues gozaba de la protección real. Según Grimm, el
LA FILOSOFÍA CONTRA LA RELIGIÓN RELIGIÓN
autor de la Correspondencia literaria2, donde da cuenta de todos los acontecimientos culturales del París de la época, Helvecio era un hombre «justo, indulgente, sin hiel, hiel, de una u na gran igualdad en el com ercio, tenía todas las virtudes de la sociedad», también era generoso, noble y benefa ben efacto ctor. r. M uy jove jo ven, n, co cons nsig igui uióó el carg ca rgoo de F erm er m ier ie r Général, Général, lo que le permitió p ermitió mostrar los rasgos que constituían tituían su carácter, carácter, en el que predom inaba la benevolencia. Su cargo le permitía acumular grandes riquezas, de las que hacía un uso generoso, y pronto empezó a relacionarse con las gentes de letras. A pesar de estas relaciones con los eruditos de la época, «su pasión dominante era, según Grimm, la de las mujeres. Le he oído decir que durante muchos años fue la primera y la última ocupación de su jomada jom ada,, sin perjuicio perjuicio de las las ocasiones que se ofrecían en el intervalo. Por la mañana, cuando se hacía de día en casa del señor, el camarero hacía entrar en primer lugar luga r a la joven que estaba de servici servicio, o, después servía el desayuno; el resto del día era para las mujeres del mundo». Pero nuestro filósofo epicúreo, que llevaba llevaba una vida vid a tan regalada, fue poseído por la papa sión literaria literaria y filosófica. Viendo la celebridad que qu e habían ha bían alcanzado Voltaire, Montesquieu o Maupertius escri bien bi endo do en ensa sayo yos, s, H elve el veci cioo qu quiso iso de dest stac acar ar tambi tam bién én en la carrera literaria. Observando cómo Maupertius seduce a las damas hablando sin parar de geometría, Helvecio inicia estudios de geometría que pronto abandona. Im pres pr esio iona nado do po porr las idea id eass de L oc ocke ke,, el filóso fil ósofo fo rico ric o y 2 Friedrich Melchior Grimm, Correspondance littéraire, Lettres choisies et presentées par Verena von der Heyden-Rynsch,
Mercure de France, 2001. 22
INTRODUCCIÓN
amable emprende la redacción de la obra que le iba a espír i deparar más pesadumbre que consideración: Del espíri tu. tu. El cielo limpio y sereno que hasta entonces había pres pr esid idid idoo su v ida id a se vo volv lvió ió d e repe re pent ntee oscu os curo ro y a m en enaa zador. zador. Con este libro quería que ría emular el éxito que Mo ntesleyes. s. Este quieu había logrado con El espíritu de las leye prop pr opós ósit itoo supu su puso so un unaa au auté tént ntic icaa revo re volu luci ción ón en su vida vi da.. Abandonó el cargo que tantas riquezas y honores le ha bía bí a p ropo ro porc rcio iona nado do ha hast staa en ento tonc nces es,, se c asó as ó co conn un unaa m u je j e r p ob obre re pe pero ro m uy dist di stin ingu guid ida, a, qu quee de desp spuu és m an ante tend ndrí ríaa un salón literario filosófico de mucho renombre en el París de entonces: el salón de la señora Helvecio. Des pués pu és de casa ca sars rsee se en ence cerr rróó en sus tierra tie rrass y se de dedi dicó có p o r completo al estudio, a la caza y a estar con su señora. Había reunido todos los elementos para su perdición, pues pu es el resu re sult ltad adoo de sus de desv svel elos os sería se ría un unaa ob obra ra qu quee fue fu e considerada materialista ma terialista y atea, contraria a las opiniones que todo hombre de bien debía mantener al menos pú blic bl icam amen ente te,, y la de desg sgra racc ia no fue m a y o r de debid bidoo a su esp í condición y posición en la corte real francesa. Del espí ritu apareció diez años después de El espíritu de las le yes. No procuró al autor esa alta consideración que ha bía bí a acar ac aric icia iado do,, y solo so lo de debi bióó su gran gr an cele ce lebr brid idad ad a la pers pe rsec ecuc ució iónn q ue le atraj atr ajo. o. En la co corte rte de la rein re inaa y del delfín, «El señor Helvecio fue considerado como un ni ño de perdición, y la reina se quejaba a su desgraciada madre como com o si hubiera dado a luz luz al Anticristo», escribe Grimm. Primero fueron los jesuitas los que se abalanza ron sobre el libro y obligaron al autor a firmar la prime ra de las tres tres retractaciones humillantes que tuvo tuvo que fir mar. Los jansenistas tampoco quisieron perder la ocasión y, por último, el Parlamento condenó el libro a 23
LA FILOSOFÍA CONTRA LA RELIGIÓN
la hoguera, con el pretexto de que el escrito contenía princ pr incip ipios ios m oral or ales es m uy pe pelig ligro roso sos, s, cu cuan ando do,, co com m o seña se ñala Grimm, un libro no puede corromper la moral, sino que este poder sí lo tienen el gobierno y la legislación. «El pobre Helvecio, muy sorprendido de verse tratado como un envenenador, envenenador, solo había intentado separarse de los caminos üillados». En efecto, Helvecio parte de la sensación sensación como el principio al que se reduce el hombre, sobre el que se basan sus acciones, pensamientos, pasiones y necesidades. A partir de esta concepción general, Helvecio construye una moral m oral utilitarista utilitarista a pesar de que reconoce que el motivo principal de todas las acciones de los hombres es el amor propio, pues la virtud moral se encuentra en las acciones que son útiles al público, al interés general. Helvecio dice que es posible, mediante una determinada educkción, hacer que concuerden el amor propio de cada uno con el bien público, que es la ley suprema. Por tanto, este libro, que parte de princi pios pio s m ateria ate rialis lista tas, s, tiene tie ne su ob objet jetivo ivo en co cons nstru truir ir un unaa soso ciedad más justa y equitativa, equitativa, reconociendo el amor pro pio co com m o el impu im puls lsoo fund fu ndam am en enta tall de las accio ac cione nes. s. E ste intento intento de reducir redu cir la miseria y de extender ex tender una conducta en conformidad con el bien público fue resumido por el abogado general del rey en el Parlamento del siguiente modo: «Es el código de las pasiones más vergonzosas e infames, la apología apolo gía del materialism o y de todo lo que la irreligión puede decir para inspirar el odio del cristianismo y del catolicismo». Tal fue el trauma que produjo la reacción hostil a la publicación de su libro que Helvecio decidió decidió no publicar pub licar nada más en vida e intentó recuperar el estilo de vida anterior a sus planes de convertirse en un autor de éxito. éxito. 24
INTRODUCCIÓN
Diderot es el autor de escritos materialistas y ateos cuya celebridad ha llegado hasta ha sta nuestros nuestros días debido a que compuso obras no solo de carácter filosófico sino también literarias. No poseía la fortuna de un Helvecio y desde su juventud consagró su vida al cultivo de las letras. A los quince años, en 1728, se instaló en París, ciudad en la que pasaría prácticamente el resto de su vida, para continuar con tinuar sus estudios estudios hasta que en 17 1732 32 co consinsiguió el título de Maitre es Arts en la Universidad de París. Diderot se casó en secreto con Antoinette Cham pion pi on,, pe pero ro no le fue fu e d em asia as iadd o bien bi en co conn e sta st a mujer mu jer,, a la que califica califica en una un a carta a Grirnm Grirnm de «m ujer desgraciadesgrac iada» y de «compuesto «comp uesto monstruoso». P or esto, el el filósofo filósofo no dejó de amar a otras mujeres, entre las que sobresalieron Mme. de Puisieux, que, al parecer parecer,, destacaba po r su fealdad y, sobre todo, Sophie Volland, el gran amor de su vida, con la que mantuvo una intensa correspondencia. Enjuta y enfermiza, Sophie tenía una gran afición por las ciencias y la filosofí filosofía, a, además ad emás de poseer la capacidad de reflexionar. Diderot tradujo la obra de Shaftesbury Ensayo so so sostiene una posición posición deísde ísbre el mérito y la virtud, que sostiene ta sobre el universo. Esa postura, contraria al ateísmo, es la que insp inspira ira su primera primer a obra publicada: Pensamien tos filosóficos, en 1746. De este modo, aunque en ella se atacan las creencias populares y supersticiosas, se afirma que el mundo posee un significado y un orden racional provenientes de su creador. Esta colección de aforismos aforismos fue fu e redactada red actada en pocos po cos días, entre el Viernes Viernes Santo y el Lunes de Pascua, y en un principio Diderot no tenía intención de publicarla, sino de difundirla so la25
LA FILOSOFIA CONTRA LA RELIGIÓN
mente en su versión manuscrita clandestinamente. Parece que fue la necesidad de dinero lo que empujó al filósofo a llevar los Pensamientos a la imprenta. La obra, a pesar de su carácter deísta, fue condenada por el Parlamento de París a ser quemada, junto con la Historia natural del alma, de La Mettrie, en julio del año de su aparición, debido a que situaba todas las religiones al mismo nivel y, a fin de cuentas, no reconocía ninguna, según declaraba la sentencia. En la Carta sobre los cie gos, Diderot ya expresa de una manera clara su posición atea. atea. La obra fue escrita e scrita con motivo de la polémica suscitada a partir de Locke sobre si un ciego de nacimiento podía reconocer las formas geométricas inmediatamente después de ha ber recobrado la vista. vista. Pero la carta deriva hacia otro tipo de problemas, como el origen de la ley moral. Diderot se enfrenta a los que defienden que esta surge de la conciencia espiritual y ex pres pr esaa su co conv nvicc icció iónn de qu quee la ley m oral or al tiene tie ne su fuen fu ente te en los sentidos. Y sobre todo, el filósofo plantea su posición atea y deja atrás el deísmo con el que había comenzado su carrera filosófica. El mundo no es la expresión de un orden racional, no es una máquina ordenada por p or un unaa inte in telig ligen enci ciaa supe su peri rior or qu quee la h a pu pues esto to en m ov oviimiento. El orden del mundo es solo aparente y efímero; proc pr oced edee del caos ca os y vo volv lver eráá al caos. cao s. N a da es esta es tabl ble, e, na nada es fijo; lo que se mueve en el mundo no es un sistema derivado de una inteligencia, sino una sucesión fortuita de combinaciones de una fuerza ciega y tenebrosa, algunas de las cuales alcanzan cierta estabilidad. La Carta sobre los ciegos salió al mercado en junio de 1749; un mes después, «el 24 de julio de 1749, un comisario llamado Rochebrune, con tres hombres de su 26
INTRODUCCIÓN
séquito, vino a las nueve de la mañana, cuenta cu enta su hija, hija, a casa de mi padre, y después de una visita visita muy minucio minu cio sa de su estudio y de sus papeles, el comisario sacó una orden de arrestarlo y conducirlo a Vincennes». Diderot ya era considerado muy peligroso por sus anteriore anterioress pu p u blic bl icac acio ione nes, s, y p arec ar ecee ser se r q ue la ap apar aric ició iónn de la Carta sobre los ciegos era la gota que había h abía colmado el vaso. Así, el autor de La religiosa se había convertido tam bién bi én en u n a v ícti íc tim m a de «las «l as p erse er secu cuci cioo n es de los lo s q u e tuvieron la desgracia de encontrar la verdad», pero no en «siglos de tinieblas», como escribe él mismo, sino pensam ientos os en el siglo de las luces. La Adición a los pensamient filosóficos filosó ficos,, de la que se extraen muchos aforismos en la pre p rese senn te an anto tolo logg ía, ía , fue fu e p u b lic li c ad adaa en 1762 1762,, cu cuan andd o el pen p ensa sam m ien ie n to d e D ider id eroo t y a h ab abía ía tom to m ad adoo u n a p o sici si ción ón clara y firme firme en cuanto cua nto a la concepción concep ción del universo. En esta colección de pensamientos se pone de relieve sobre todo el carácter absurdo de las religiones y sus múlti ples pl es co cont ntra radi dicc ccio ione nes. s. El filó fi lóso sofo fo,, de desp spuu és de las e x p e riencias vividas a propósito de la impresión de sus obras anteriores, prefirió difundir con moderación estos pen p ensa sam m ient ie ntoo s q u e h ab abía ía reda re dact ctad ado. o. F u e N aige ai geon on el q u e imprimió esta colección de pensamientos; primero en philoso phique ue y después en su Enciclopedia Enciclope dia un Receuil philosophiq metódica.
Por último, dentro de los ateos ilustres de la se gunda mitad del siglo de las luces, hay que referirse al baró ba rónn d ’H olba ol bach ch (172 (1 7233-17 1789 89), ), el gran gra n pro p rom m otor ot or y d ifu if u sor so r de las ideas ateas en la Europa Eu ropa ilustrada. ilustrada. Paul-Henri Thiry (Paul Heinrich Dietrich), barón d’Holbach nació en el Palatinado y se mudó a París cuando tenía doce años. 27
LA FILOSOFÍA CONTRA LA RELIGIÓN
Estudió en la Universidad de Leiden. En 1750 se esta blec bl eció ió en París Pa rís,, do dond ndee m an antu tuvo vo su c éleb él ebre re cóterie d u rante más de treinta años, desde el año de su llegada a la capital de Francia hasta 1780. Su educación, su ca rácter extrovertido y su gran fortuna hicieron de él un polo po lo de a trac tr acci cióó n de m uc ucho hoss ilus il ustr trad ados os qu quee vivía viv íann en aquella época en París. Durante la década de los años 50, el barón dedicó su tiempo a realizar estudios de ca rácter científico, sobre todo de química y de mineralo gía, al tiempo que ofrecía dos cenas semanales, los jue ves y los domingos, a sus amigos en su casa de la Rué Royal, esquina Saint-Roche. Entre sus primeros ami gos, cabe destacar a Diderot, Rousseau y Grimm. El juev ju eves es era er a co conn o cid ci d o p o r los e nc ncic iclo lope pedi dist stas as co com m o el día de la sinagoga. También poseía un lugar muy agradable en el campo: el castillo de Grandval, donde pasaba con su familia y amigos parte del verano y del otoño. El abad Morellet describe al barón en sus Memorias de este modo: «El barón mismo era uno de los hombres más instruidos de su tiempo, conocía varias de las len guas de Europa, incluso un poco de las antiguas, tenía una excelente y numerosa biblioteca, una rica colec ción de los dibujos de los mejores maestros, excelentes cuadros de los que era buen juez, un gabinete de histo ria natural... A estas ventajas añadía una gran educa ción, una sencillez igual, un comercio fácil y una bon dad visible a primera vista. Se comprende que una sociedad de este género debía ser solicitada. Por eso allí se veía, además de los hombres que acabo de nom bra b rarr [Did [D ider erot ot,, R ou ouss ssee au au,, H elve el veci cioo [...], B ou oulan lange ger, r, Marmontel], todos los extranjeros de algún mérito que venían a París; París que entonces era, como lo llamaba 28
INTRODUCCIÓN
Galiani, el café de Europa. No terminaría si no nom bra b rara ra todo to doss los lo s ex extr tran anje jero ross de d isti is tinn ció ci ó n p a ra los q u e era un honor ser admitidos allí: Hume, Wilkes, Sterne, Galiani, Beccaria, Caraccioli, el lord Shelburne, el conde de Creutz, Verri, Frisi, Garick, el príncipe heredero de Brunswick, Franklin...»3. Se solían reunir entre quince y veinte personas amantes de las artes y del es píri pí ritu tu y, segú se gúnn M o rell re llet et,, se serv se rvía ía un e x cele ce lenn te v ino in o y un excelente excelente café en unas reuniones donde dond e dom inaba la simplicidad de maneras y la alegría y que empezaban a las dos de la tarde y se prolongaban hasta las ocho. Igual que en las reuniones de Potsdam, en la casa de la Rué Royal también se conversaba con entera libertad: «Cuando digo libre, entiendo en materia de filosofía, de religión, de gobierno, pues las bromas libres en otro género estaban proscritas. En esas reuniones había muchos ateos, pero también se encontraban ilustrados deístas y teístas que discutían entre ellos en buena compañía. Allí también, pues hay que decirlo, Diderot, el doctor Roux y el buen barón establecían dogmáticamente el ateísmo absoluto, el del Sistema de la natura leza, con una persuasión, una buena fe, una probidad edificante, incluso para aquellos de entre nosotros que, como yo, no creían creían en su enseñanza», escribe Mo rellet. rellet. Los teístas y ateos defendían sus posiciones en casa del baró ba rónn rode ro dead ados os p o r el espí es pírit rituu de la toler to leran ancia cia.. Na Naig igeo eon, n, que se encargó de componer el elogio fúnebre del barón, resalta sobre todo su humanidad, su capacidad 3 Mémoires de l ’abbé Morellet de VAcadémie frangaise sur le dix-huitiéme siécle et sur la révolution , capítulo VI, Mercure de France, 2000. 29
LA FILOSOFÍA CONTRA LA RELIGIÓN
comunicativa y su celo por el progreso de la razón y de las ciencias. A partir de 1760 empleó su tiempo en traducir y difundir obras de tema antirreligioso. Algunos títulos de este tipo de libros traducidos son: De la impostura impostura sacerdotal, Los sacerdotes desenmascarados, Diserta ción crítica de los tormentos del infierno, etc. Es en
1767 17 67 cuando Ho Holbach lbach publicó su primera obra original: original: El cristianismo cristianismo desvelado, desvelado, o Examen de los principios y de los efectos de la religión religión cristian cristiana, a, por Boulanger. La obra fue atribuida a Boulanger para evitar la persecución sobre el verdadero autor. Como casi todos los li bros br os de H olba ol bach ch fue fu e impr im pres esoo en A m ster st erda dam m y de desp spué uéss enviado a Francia «sous le manteau». Con la lluvia de libros de incrédulos, en expresión de Diderot, también arreciaba la persecución y la intolerancia del gobierno, un proyecto que ponía en peligro el comercio de la li bre b rerí ríaa «y qu quee no noss redu re duce ce a p e d ir lim o sna sn a y a la e stup st upiidez», escribe Diderot a Falconet en 1768. El camino hacia la imprenta de los manuscritos del barón estaba lleno de peligros, por lo que las precauciones nunca eran pocas. Así, el barón, aunque tenía una letra clara, hacía copiar sus manuscritos por otra mano antes de mandarlos a imprenta impren ta con el fin de que no identificasen su letra y para que corrigiesen sus fallos de escritura. Esta persona debía de ser de confianza y no ignorante, era Naigeon. Naigeon. Su hermano pequeño le ayudaba copiando y corrigiendo con frecuencia los manuscritos del barón que después eran enviados a Lieja por la diligencia o los viajeros; el camino de vuelta de la obra impresa era también muy tortuoso. De ese mismo año es otra obra 30
INTRODUCCIÓN
de Holbach: La Teología portátil, un diccionario de chistes sobre la religión cristiana, algunos de ellos divertidos y otros bastante malos: «Jonás: la ballena se vio finalmente obligada a vomitarlo vomitarlo,, hasta tal punto un pro p rofe feta ta es difí di fíci cill de dige di gerir rir». ». E n 177 17700 ap apar arec eció ió la o b ra capital del gran propagador del ateísmo: El sistema de la naturaleza, o de las leyes del mundo mundo físico fís ico y del mun m un do moral, por M. Mirabaud, Secretario Perpetuo y uno de los Cuarenta de la Academia Francesa, Londres (Amsterdam). La obra, una especie de biblia del ateísmo científico, alcanzó más de treinta ediciones hechas en varios países: Francia, Alemania, España, Inglaterra y Estados Unidos, provocando una conmoción entre el públ pú blic icoo co com m o po poca cass o bras br as filos fil osóf ófic icas as lo h a n h echo ec ho,, lo que provocó provocó una m ultitud de refutaciones. refutaciones. Holbach H olbach pu blic bl icóó dos añ años os de desp spuu és u n resu re sum m en d e su ob obra ra c ap apit itaa l jui cio,, de donde se han extraícon el nombre de El buen juicio do los fragmentos incluidos en la presente antología.
Ateos hegelianos hegelianos
Otro grupo de d e pensadores ilustrados ilustrados y ateos surgió, entre 18 1830 30 y 184 1848, 8, en Alemania, Alem ania, a partir de la interpretación de la filosofía de Hegel. Estos pensadores son conocidos como la izquierda hegeliana, o los jóvenes hegelianos, frente a la otra facción de seguidores del pens pe nsam amie ient ntoo d e H eg egel: el: los viej vi ejos os he hege geli lian anos os o d erec er echa ha hegeliana. Lo que Hegel expresa en sus escritos es una concepción idealista del mundo, en la que se da la prioridad y la preeminencia al espíritu o idea frente a la materia. Por esto no es extraño imaginar que el hegelianis31
LA FILOSOFÍA CONTRA LA RELIGIÓN
mo se relacionase con el cristianismo, como su producto más excelso, como la suprema realización de las anti guas verdades del cristianismo. Estos jóvenes hegelianos se reunían para discutir sus ideas formando socieda des como el Doktorklub, Doktorklub, alrededor de Bruno Bauer, o Die Freie Freien n (Los libres), un grupo de poetas y filósofos que se encontraban encontra ban en el Weinstube de Hippel, al tiempo que manifestaban sus posiciones intelectuales a través de manifiestos, programas, etc. La izquierda hegeliana consideraba que el viejo hegelianismo desempeñaba un papel pa pel muy mu y po poco co filos fil osófi ófico co al serv se rvir ir de cria cr iada da a la l a teol te olo o gía luterana; ellos querían transformar el hegelianismo en un arma contra el cristianismo, justo en lo contrario de lo que significaba la filosofía para la vieja escuela. Para los jóvenes filósofos, Cristo no era más que un mi to generado por el deseo judío de liberarse del poder ro mano, es decir, de su anhelo mesiánico. Emprendieron así una crítica religiosa a partir de la dialéctica hegelia na. En 1841 apareció La esencia esencia del cristianism cristianismo, o, de Ludwig Feuerbach (1804-1872), en la que se realiza una reducción de Dios al hombre y la metamorfosis de la teología en antropología. Feuerbach nació en BaViera, hijo hijo de un reputado jurista y profesor de universidad. u niversidad. En 1824 se trasladó a Berlín, donde asistió a las clases im partidas parti das po porr He Hegel gel ha hast staa el año 1826. C ua uand ndoo term te rmin inóó su tesis doctoral, se la envió a su maestro, acompañada de un escrito al que el autor de la Fenomenología del es píritu píritu nunca respondió. En esa carta, Feuerbach abogaba por una u na nueva nu eva filos fil osofí ofíaa que q ue no se redu re duje jese se al cam ca m po a c a démico y que fundara un nuevo reino, una nueva época. En su primera obra publicada, Pensamientos sobre la muerte y la inmortalidad, ya reivindica reivindica el ateísmo y nie 32
INTRODUCCIÓN
ga la inmortalidad personal. Su obra más célebre es la cristianismo,, que obtuvo una ya referida Esencia del cristianismo gran repercus repercusión ión y conoció dos reediciones posteriores a la primera de 184 1841. 1. La clave de dicha obra es la con considesideración de la religión religión como un fenómeno antropológico antropológico y no teológico, el objeto de la religión es, por tanto, el hombre y no Dios, cuya esencia es algo imaginado, irreal y fantástico, por lo que lo divino, en tanto que so breh br ehum uman anoo y sobr so bren enat atur ural al,, de debe be ser red re d uc ucid idoo a la e se n cia del hombre natural e inmanente. Así, el cristianismo ha de ser superado poniendo en lugar de la Biblia la razón, y en el lugar de la religión la política. Se trata, como se puede apreciar, de un nuevo proyecto de secularización, que también encuentra en el origen de la idea de Dios un mecanismo psicológico: el sentimiento de de pen p ende denc ncia ia qu quee ha hacc e qu quee se proy pr oyec ecte tenn toda to dass las c u alid al idaa des de la especie humana en un ser fantástico. Reconocer en ese ser fantástico el ser del hombre, superar esa alienación, es lo que propone la filosofía de Feuerbach. Los atributos divinos no son más que los deseos humanos proyectados en una pantalla fantástica: la sabiduría divina es el deseo humano de saberlo todo, la omnipotencia divina es el deseo de poder hacerlo todo, etc. Este cristianismo d e humanismo expuesto de La esencia del cristianismo sobre la religió religión, n, riva riva hacia un naturalismo en el Ensayo sobre obra publicada en 18 1845, 45, donde Dios ya no aparece como el reflejo de las perfecciones de la especie humana sino de la naturaleza en general. De la misma manera que con los años la vigencia de la izquierda hegeliana fue perd pe rdie iend ndoo fue fu e rza rz a y actu ac tuaa lidad lid ad,, el pe pens nsam am ien ie n to de F e u e r bach ba ch fue fu e cay ca y e n do en el olvi ol vido do,, de m od odoo q ue su ú ltim lt im a revolución y las ciencias naturales, naturales, donde reaobra, La revolución 33
LA FILOSOFÍA CONTRA LA RELIGIÓN
firma su materialismo, ma terialismo, apenas tuvo repercusión. repercusión. Sin em bargo ba rgo,, La esencia del cristianismo tuvo muchos críticos; críticos; entre ellos Max Stimer, seudónimo de Johann Kaspar Schmidt (1806-1856). A los veinte años Stim S timer er se matriculó en la Univer sidad de Berlín para estudiar filosofía; aquí asistió a las clases de Hegel y de Schleiermacher. Hasta las 33 años no consiguió un empleo estable en una escuela para chi cas. En 1841 empezó a frecuentar las reuniones que el grupo de die Freien mantenía en la célebre taberna de Hippel. Durante los primeros años de la década de los cuarenta, Stimer publicó algunos artículos para el Rheinische Zeitung, como com o «El falso principio de nuestra edu cación» y «Arte y religión». Al mismo tiempo, sin em bargo ba rgo,, tam ta m bién bi én traba tra baja jaba ba e n secr se cret etoo y ardi ar dien ente tem m en ente te en la redacción de un libro que iba a provocar una conmo ción dentro del grupo de estos jóvenes hegelianos, El único y su propiedad, que apareció en 1844, con fecha del año siguiente, y fue distribuido rápidamente con el fin de evitar la censura. El libro no le proporcionó mu cha celebridad ni dinero, pero su efecto destructivo fue devastador dentro del grupo de «Los Libres», pues ata caba sus convicciones humanistas. Mientras que los de más asistentes a las reuniones en la taberna de Hippel argumentaban y bebían, Stirner solía mantener una post po stur uraa ap apar arta tada da y rese re serva rvada da.. Para Pa ra Enge En gels ls,, S tirn ti rner er era er a el más independiente y el que poseía más talento del gru po. C ua uand ndoo ap apar arec eció ió El único y su propiedad, que ataca ba b a de un unaa form fo rm a tan ta n ne neta ta la omni om nipo pote tenc ncia ia de dell amor am or y el humanitarismo de Feuerbach, todos los hegelianos hegelianos de iz quierda se apresuraron a ofrecer una respuesta; entre 34
INTRODUCCIÓN
ellos, Ruge, Bruno Bauer y Feuerbach. La de Engels y Marx, de los que también se incluye algún texto en esta antología, antología, está incluida incluid a en La ideología ideología alemana alemana.. Pero la disputa perdió fuerza y desapareció con los acontecimientos de la revolución revolución de 18 1848 48 y el autor que defendía defend ía el egoísmo murió en el olvido y en la pobreza. Sin em barg ba rgo, o, a final fin ales es de dell siglo sig lo xix x ix,, su figur fig uraa vol v olvv ió a de d e spe sp e rta rt a r cierto interés porque lo vincularon con el anarquismo y la obra de Nietzsche. Así, en las tres primeras décadas del siglo pasado se hicieron casi cincuenta ediciones de u na de ellas en español. A partir de entonces no El únic único, o, una hubo otra edición alem ana hasta al año 19 1968. 68. El pensamiento de Stirner es sin duda uno de los más radicales por su crítica de todos los ideales. Si Feuerbach y Stirner parten en su pensamien pensa miento to de la crítica de Hegel, al que echan en cara el no ser más que un teólogo, Stirner va mucho más m ás allá que Feuerbach, hasta h asta un ateísmo radical: «Mientras Feuerbach pensaba que avanzaba descubriendo que el Espíritu de Hegel es Dios racionalizado y Dios el hombre alienado, Stirner sacó otra conclusión. Más bien que avanzar, Feuerbach solo había tropezado, y entonces admiraba con devoción otra teofanía, el Hombre. Para Stirner había realmente muy poca po ca dife di fere renn cia ci a si lo sagr sa grad adoo se llam ll amab abaa Espí Es píri ritu, tu, D ios, io s, Hombre, Estado, porque la postura de todos los creyentes era la misma. [...] el egoísmo de Stirner surge de un ateísmo consciente y total»4, que rechaza toda forma de pens pe nsam am ient ie ntoo sobr so bree na natu tura rall o sagrad sag rado. o. 4 Stepelevich, L. S., The revival of Max Stirner en http:// http :// www.nonserviam.com/egositarchive.. www.nonserviam.com/egositarchive 35
LA FILOSOFÍA CONTRA LA RELIGIÓN
Ateos solitarios Arthur Schopenhauer (1787-1860) fue un filósofo que desarrolló su carrera al margen de cualquier grupo o escuela, y estuvo enfrentado constantemente a Hegel o a los hegelianos. Tuvo una gran formación gracias a sus lecturas y a los viajes y no se vio obligado a ganarse gan arse la vida debido a la herencia que le había dejado su pa dre. Redactó antes de los treinta años la obra principal de su vida: El mundo como voluntad volunta d y represen tación, cuyo éxito editorial fue nulo tanto en ventas como en crítica. Esto no le hizo detenerse en su carre ra filosófica; al poco tiempo de la aparición de El mun m un do, consiguió una plaza en la Universidad de Berlín. A su primera lección asiste Hegel, que interviene cuan do Schopenhauer termina de leer la lección. La discu sión que mantienen entre ellos prueba claramente que son dos pensadores que no se entienden en absoluto. Sus clases acaban siendo un fracaso y se ve obligado a abandonar la can-era universitaria. A partir de entonces lleva una vida solitaria y apacible, escribiendo varias obras, entre las que destacan los Parerga y Paralipómena, conjunto de ensayos, aparecidos en 1851, que tratan de numerosos temas: Pensamientos sueltos pero dis puesto pu estoss en un orden sistemático s istemático sobre una gran varie va rie dad de temas, esta obra fue la que le hizo alcanzar gran
celebridad, justo cuando el hegelianismo, tanto el viejo como el joven, había dejado de interesar después de la revolución de 1848. Nie N ietz tzsc sche he dice di ce qu quee «Sch «S chop open enha haue uerr fue fu e co com m o filó fil ó sofo el primer ateo confeso e inquebrantable que los ale 36
INTRODUCCION
manes hemos tenido: en esto consistía el fondo de su enemistad con Hegel». El filósofo de la voluntad parte también en su pensamiento en confrontación con Hegel, solo que, a diferencia de los hegelianos de izquierda, Schopenhauer no se inspira en en la dialéctica hegeliana, hegeliana, sino, según proclama él mismo en varias ocasiones, en la filosofía de Kant, aunque el resultado no sea precisamente muy kantiano. Schopenhauer admite que todo nuestro mundo es un conjunto de representaciones, pero al mismo tiempo qu iere desvelar la X kantiana ka ntiana que se sitúa más allá de las representaciones fenoménicas. Es im posi po sibl blee tom to m ar com co m o punt pu nto o de part pa rtid idaa expli ex plica cativ tivo o del de l mundo tanto el objeto como el sujeto, pues ambos son representaciones que no pueden explicar nada. Por consiguiente, en un principio, Schopenhauer niega tanto el materialismo como el idealismo, pues ambos adoptan meras representaciones como punto de partida. Para encontrar la clave del universo, universo, es necesario salir del mu ndo de las representaciones, lo que solo es posible mirando hacia nuestro interior: entonces encontraremos que somos voluntad y que todo el mundo es voluntad cuya objetivación objetivación es el cueipo. Esta fuerza única, la cara oculoc ulta de todos los acontecimientos, es la que mueve a todos los seres del universo, que son manifestaciones y expresión de esa fuerza, de ese querer vivir ciego, sin razón, sin fundamento: el resorte que hace moverse a los hom bres bre s como co mo m ario ar ione neta tass y «los «lo s reti re tien enee en la escen esc ena» a».. B u s cando el sentido de la vida, el filósofo del pesimismo solo encuentra el sinsentido, una eterna agitación, un desgarramiento de la unidad primitiva en que todos luchan contra todos. A pesar de que su filosofía parte teóricamente de Kant, la metafísica que construye está más 37
LA FILOSOFÍA CONTRA LA RELIGIÓN
cercana de los ateos clandestinos c landestinos que del filósofo de Konigsberg, pues esa esencia íntima del mundo no es un al ma con conciencia ni un dios creador, sino una fuerza oscura y ciega que se manifiesta en una eterna agitación. agitación. Ese mundo de fuerzas contrarias que luchan entre sí de los filósofos clandestinos, como Fréret, aparece de nue vo en una metafísica nacida de los presupuestos kantia nos sobre el fenómeno y el noúmeno. El mismo Scho penh pe nhau auer, er, au aunq nque ue solita sol itario rio,, m an ante tení níaa con conver versac sacion iones, es, muy brillantes según sus interlocutores, con algunos via jero je ross o pers pe rson onas as qu quee se dec d ecla lara raba bann discíp dis cípulo uloss suyos. suy os. Así, el conde Louis Alexandre Foucher de Careil escribe en una conversación con el filósofo de Danzig: «¡Afortuna dos los que han oído a este último de los conversadores de la generación del siglo XVIII! Era un contemporáneo de Voltaire y de Diderot, de Helvecio y de Chamfort»5. Y en efecto, era un ilustrado del XVIII, pero a su mane ra, más romántico y más sombrío, más tenebroso, pues la realidad del mundo le despertaba una sensación in quietante y extraña. Esa fuerza ciega y sin objetivo que solo quiere vivir es interpretada como dolor, cuando el deseo está por satisfacer, o como aburrimiento, cuando este ha quedado satisfecho. Schopenhauer no solo inter pret pr etaa la ex exist isten encia cia,, sino sin o qu quee le asig as igna na un valor, de modo mo do que ese universo concebido sin Dios tiene un valor mo ral intrínseco y negativo: «la vida es el mal. La vida es el velo que oculta el ser; ¡es el peso que arrastra la volun tad! ¡La vida es la decadencia, es el gran pecado origi nal! [...] ¡El infierno es el mundo!»6. 5 Conversación con Louis-Alexandre Foucher de Careil, en en Entretiens Entretiens,, Arthar Ar thar Schopenhauer, Criterion, 1992, París. 6 Conversaci Convers ación ón con Frédéric Frédér ic Morin, en en Entretien Entretiens. s. 38
INTRODUCCION
Nie N ietz tzsc sch h e (18 (1 8 44 -190 -1 90 0) con co n tin ti n uó d esar es arro ro llan ll an d o una filosofía de carácter ateo, tal vez la más célebre de las filosofías incrédulas. A pesar de haber realizado los estudios de filología, Nietzsche ya tenía el proyecto de consagrarse a la m editación editación filosófic filosóficaa cuando un día se encontró con el libro que iba a configurar su posición teórica a partir de la cual construiría su pensamiento: El mundo como voluntad y representación. Durante dos semanas el filósofo de la voluntad de poder estuvo en frascado en la lectura del libro emblemático del pesi mismo sin apenas dormir. Cuando terminó de leerlo, Nie N ietz tzsc sch h e e stab st ab a en d isp is p o sic si c ión ió n de em p ren re n d er la ta re a de la interpretación de la existencia, así como de su va loración. De este modo, Nietzsche redacta su primera obra:
El nacimiento de la tragedia, donde se muestra un se guidor de Schopenhauer al tiempo que se revela pro fundamente antischopenhaueriano. Por un lado, admite la falta de sentido en el mundo, pero, por otro lado, esto no le conduce a una negación de la vida por el hecho de que esta aparezca absurda y cruel. La actividad de la voluntad es artística y no m oral, por lo qu e esta no es ni divina ni demoníaca, sino que se justifica en su propio hacer, en su propio manifestarse. Lo que ocurre en el mundo, su devenir, no es culpable, sino algo totalmente inocente y justificado en su propia actividad, de manera que no tiene sentido sentido juz juz ga r la existencia existencia po r su cantidad de placer o de dolor, que son solo fenómenos concomi tantes. Para Nietzsche, el hecho de que el ateísmo de Schopenh auer condenara la existencia se debe debe a que no se han extraído todas las consecuencias de la muerte de 39
LA FILOSOFÍA CONTRA LA RELIGIÓN
Dios, pues este hecho histórico de la conciencia euro pea pe a d eb eber ería ía lleva lle varr a la acep ac epta taci cióó n co com m ple pl e ta de la e x isis tencia, frente a la actitud cristiana que desprecia este mundo ante el mundo sobrenatural de los espíritus. Para consumar la muerte Dios, Nietzsche piensa que es necesario dejar a un lado todas las concepciones que de alguna manera suponen la idea de Dios. Así, no basta rechazar la noción del ser supremo, sino que hace falta derribar también todo lo que de ella se deriva, como la noción de bien y de mal, o la de verdad, que a fin de cuentas reposa sobre nociones morales. El espíritu fuerte del siglo xvn acaba depurando todas las implicaciones religiosas que a primera vista parecen ser independientes de lo religioso, como la idea de que haya verdad o sentido en el mundo. Esta necesidad de la crítica exhaustiva, que comprende la moral y el conocimiento, recuerda a Max Stirner, al que Nietzsche nunca se refiere como una fuente de su pensamiento. El espíritu fuerte, que siempre se caracterizó por su independencia con relación a las costumbres y al tiempo, acaba convirtiéndose, en la visión nietzscheana, en el superhombre: el que ha destruido todos ios valores recibidos, todos los ídolos, de manera que se le abre la posibilidad de crearse a sí mismo sin necesidad de ninguna norma exterior, pues pu es ha en ente terr rrad adoo toda to da fe y todo to do lo qu quee sobr so bree ella el la esta es taba ba construido. Al tiempo que se crea a sí mismo, el superhombre afirma todos los aspectos de la existencia, hasta los aspectos más crueles y execrables, como lo que eternamente debe volver, en una afirmación completa que se repite una y otra vez, en el círculo del eterno retorno de lo mismo.
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INTRODUCCIÓN
Con Nietzsche se llega a una especie de culminación del ateísmo, el cual aparece como una actitud necesaria para devolver la inocencia al hombre y al devenir. Pero Nietzsche fue avanzando lentamente hacia la demencia, y en algunos pasajes de sus escritos lleva a una intensidad desaforada la confrontación entre el «su perh pe rhom ombr bre» e»,, qu quee tal ta l ve vezz e stá st á po porr ve venir nir,, y los ho hom m b res re s débiles que necesitan la convención para vivir, hasta el punt pu ntoo de o rgan rg aniz izar ar un unaa luch lu chaa qu quee esta es tabb lezc le zcaa una j e r a r quía adecuada. Bien es verdad que todos los escritos que se presentan en esta antología son escritos de com bate, ba te, cu cuya ya n a tura tu rale lezz a se de debe be,, en un p rin ri n c ipio ip io,, a qu quee los autores autores que sostenían semejantes posiciones eran perse guidos. Sin embargo, alcanzar un ateísmo para imponerse sobre otros parece algo extraño a la atmósfera en que se desarrolló en los comienzos de la modernidad. Para Spinoza, la diversidad de opinión en materia de religión se debe, fundamentalmente, a la diferente constitución de los hombres, a la diversidad de gustos y paladares y no a que unos sean superiores a otros, o al menos, en ningún caso, a que unos deban someterse a otros, pues el ateísmo moderno nació precisamente de la necesidad de liberarse de la sumisión de conciencia pra p ract ctic icaa da p o r las la s sace sa cerd rdot otes es relig re ligio ioso sos. s.
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Ateos c l a n d e s t i n o s
Henri He nri de Boulainvilliers Boulainvilliers Duda Du dass sobr so bree la religió re ligión n
S
i hubiera una revelación, sería necesaria para la felicidad de todos los hombres; si fuera necesaria para la felicidad de todos los hombres, D ios la habría dado a todos los los hombres; homb res; Dios no puede exigir de nosotros sin sin injusticia más de lo que somos capaces de hacer; ahora bie b ien, n, ha h a b ido id o y ha hayy h o m b res re s en la imp im p o ten te n cia ci a tota to tall de conocer la revelación: por tanto, no hay revelación; de otro lado, los hombres tienen la razón más o menos: por tanto, una es necesaria, n ecesaria, la otra no (1). (1). Antes de creer c reer hay que examinar si Dios ha revelado el culto que nos propone. [...] Este examen solo se puede hacer por la razón. razón. La opinión de los los demás no puede ju stificar la nuestra; por tanto la razón debe de be preceder prece der la fe (6). ¿Qué ideas nos da la Escritura de Dios? Él es ciego, colérico, burlón, ignorante, cruel (15).
LA FILOSOFÍA CONTRA LA RELIGIÓN
¿Quién es Jesucristo? Es un judío de Oriente, cuya imaginación ardiente se encendió con la lectura de los galimatías galimatías de los p ro fe tas, ta s,'' sus predecesores predece sores.. [... [...]] Se atrae a doce ignorantes, cuya ambición halaga con la esperanza esperanza de los los lugares lugare s que ocuparán ocupa rán en el Reino de su Padre. Este profeta consigue adherentes porque la novedad y el absurdo en materia de religión encuentran siempre seguidores (28). Una religión para ser admitida debe ser necesaria para par a el bien bie n de d e la socie so cieda dadd o pa para ra la probi pro bida dadd de cada ca da inin divid dividuo. uo. Lejos de ser s er necesaria necesa ria a la sociedad, la perjudica. Inspira odio a todos los que no piensan como nosotros. Inspira odio por las riquezas, lo que tiende a destruir truir el el comercio, ese bien comú c omúnn de las naciones. Hace consistir la perfección en la virginidad, por lo que destruye destruye la población. población . Ordena huir de d e los placeres y ser desgraciado. desgraciado. Ordena renunciar renun ciar a sus padres, amigos, etc., lo que haría haría del universo un vasto desierto, poblado por p or búhos. En una palabra, la sociedad está fundada sobre la naturaleza humana tal como es; ahora bien, la religión cristiana cristiana destruye nuestra nue stra naturaleza naturalez a tal tal como es sin po ner otra mejor para el bien general; por tanto, destruye la sociedad (52). (52).
Análi An álisis sis d e l Tratado teológ teo lógico ico-po -políti lítico co
Spinoza, en su prefacio, examina la naturaleza de la fe y la la define define com o pura credulidad, un u n prejuicio pe r44
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petu pe tuo o cuyo cu yo e fec fe c to es a p ag ar las luce lu cess natu na tura rale less y e l e n tendimiento. [...] Sostiene que por el derecho natural ningún hombre tiene que vivir a merced de otro; y en consecuencia la manera de pensar debe ser tan tan libre co mo la de sentir. Hace notar que todos los disturbios que sobrevienen sobrevienen en un estado con relación a la religión religión pr o vienen únicamente de que se erige en ley de estado co sas de pura especulación, de que se hacen crímenes a los hombres por sus opiniones y de que se inmola a los defensores de esas opiniones, no a la salvación pública y a la sociedad, sino a la pasión y a la crueldad de sus adversarios (56-7).
Anónimo Ensay En sayos os sobr so bree la bús b úsqu qued eda a de la verdad ver dad Nos N os n eg am os a c o n o ce r este es te enca en cade dena nam m ient ie nto, o, ese es e orden, esa conexión necesaria en todos los aconteci mientos, que los hace a todos dependientes unos de otros y que se sucedan en un orden preciso e infalible, que no depende de nosotros, sino de un principio fijo e inmutable. Esta necesidad inflexible, a la que se puede llamar esclava esclava de sí misma, conduce nuestras acciones, forma nuestras voluntades y, produciendo en nosotros las las disposiciones que nos hacen pensar de una man era o de otra, nos hace obrar en conformidad con lo que he mos creído querer libremente y por nuestro propio mo vimiento. Ella forma el temperamento que produce nuestras pasiones, las costumbres que causan nuestros prej pr eju u icio ic ioss y, so b re todo to do,, el dese de seo o ardiente; de una un a fe lic li c i 45
LA FILOSOFÍA FILOSOFÍA CON TRA LA RELIGIÓN RELIGIÓN
dad imaginaria, que, junto a los dos primeros motivos, es la causa necesaria de nuestras voluntades y de nues tras acciones (14). Pero nada prueba más invenciblemente la materia lidad de esos principios que ver el desarreglo que con lleva demasiado a menudo un ligero accidente del cuer po. Llam Ll am amos am os a ese es e de desa sarr rreg eglo lo locura. Nace a menudo del temor, de la alegría, de la esperanza, del amor; pero también algunas veces viene de una enfermedad del cuerpo, de un golpe en la cabeza, etc. Se ve con ello la sorprendente conformidad que hay entre el cuerpo y el alma; pues se podrían considerar las pasiones que aca bam ba m os de no nom m bra br a r co com m o afec af ecci cion ones es del alm al m a [...]. ¿N ¿Noo debe convencernos eso de que las pasiones son produci das por agentes materiales, puesto que causan los mis mos efectos que una enfermedad o un golpe? (23). Convenimos, pues, que esas dificultades insupera bles ble s de debe benn de dete term rmin inar arno noss a cree cr eerr qu quee n ue uest stra ra alm al m a no tiene otros principios más que nuestro cuerpo y que to da diferencia que se encuentra en ellos es que los de es te último son más groseros, mientras que los del alma son las partes de los licores más puras y más sutiles, que residen en el cerebro. [...] Me parece que nada im pli p lica ca tant ta ntaa co cont ntra radi dicc cció iónn co com m o de deci cirr qu quee el alma alm a es es es piri pi ritu tual al y q ue uere rerr al m ism is m o tiem tie m po qu quee resi re sida da en algun alg unaa part pa rte, e, y sobre so bre todo to do en un luga lu garr par p arti ticu cula larr (25). Queda por saber si el alma perece con el cuerpo o si conserva su misma forma y su misma naturaleza es tando separada. P ara que este último caso sucediera, sese46
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ría necesario que las partes que componen el alma no tuvieran necesidad de ser renovadas como todas las demás partes del cuerpo, es decir, haría falta que fuesen, desde el mom ento del nacimiento hasta el de la muerte, siempre las mismas partes que compusieran el alma. Pues si ellas son de naturaleza a ser disipadas, sea saliendo del cuerpo por transpiración sea convirtiéndose ellas mismas en partes de los órganos, es evidente que, al no e xistir ya el cuerpo, la sangre no provee rá ya a esta reparación de espíritus, y, en consecuencia, al ser disipados, los que estaban amasados el alma debe necesariamente perecer (26). Veamos Veamos ahora cómo po drá responder a las las adm iraciones que parecen tan bien fundadas el que no admite ningún designio particular en la providencia. Está de acuerdo con todos los hechos que ha señalado su antagonista. Está de acuerdo co n la regularidad de los astros y de las utilidades que los hombres sacan de ello; pero lejos de creer que esta ventaja de los hombres sea la causa final y el fin de un movimiento tan prodigioso, remonta a la causa física y, a cada paso que hace en el conocimiento de los primeros principios de las cosas, su admiración por sus efectos disminuye. [...] Supongo que un pequeño animal capaz de razonamiento exam ina con atención la caída de los granos de arena a través través del agujero de una clepsidra, y que se le ha metido m etido en la ca beza be za que qu e e ste st e orde or den n de la caíd ca ídaa de los lo s gran gr anos os en tre tr e ellos, que él ve, es absolutamente necesario y no puede ser cambiado. Admiraría, sin duda, que estuvieran todos tallados de manera que unos pasaran delante de los otros por medio de los pequeños ángulos y de otras di47
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ferencias que notaría sensiblemente; pero, si en lugar de estar dispuesto a admitir que este orden no pueda ser de otra manera, le llama la atención que solo el azar puede pue de d ar a los gran gr anoo s las dife di fere rent ntes es form fo rmas as qu quee tiene tie nenn y que, una vez que las tienen, es imposible que este flu jo no se ha haga ga en el orde or denn qu quee ve, en ento tonc nces es su a dm ira ir a ción cesaría de inmediato. Y eso es precisamente lo que debe pasarnos cuando, habiendo hecho un razonamien to semejante, hemos reconocido que esas cosas hasta entonces tan admirables son consecuencias naturales y necesarias de la combinación comb inación y de la situación en la que el azar ha puesto el universo. [... [...]] Remo R emonto nto a los prime prim e ros principios del todo y digo que esa primera disposi ción es de tal simplicidad que no es excesivo creer que es el azar el principio de ella y que, si por suposición ese mismo azar ciego hubiera dispuesto los principios de las cosas de una manera totalmente diferente de la que existe, habríamos encontrado en esa nueva combi nación nación utilidades utilidades que habríamos hab ríamos aplicado a plicado a nuestras n e cesidades tan ventajosamente y con tanta admiración como hacemos con esta disposición presente del uni verso (31-32). Estas son las conjeturas que me atrevo a aventurar y lo que creo que debe seguirse de todo lo que hemos dicho: la materia es una, infinita, eterna; habiendo exis tido siempre, ha mantenido y mantiene el universo en el estado en el que lo vemos, sin ninguna finalidad par ticular para nuestra utilidad ni para nuestras necesidades, pero pe ro ha hacie ciend ndo, o, sin emba em barg rgo, o, todo to do lo qu quee es ne nece cesa sari rioo para pa ra la prop pr opag agac ació iónn de las espe es peci cies es;; ella el la co cond nduc ucee n u e s tras acciones por un orden necesario, invariable y de48
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pen p endi dien ente te de las c ircu ir cuns nsta tanc ncia iass que nos no s rode ro dean an;; en fin, fin , solo ella existe, y es por ella por lo que todo existe. [...] Hay en el universo un movimiento que anima esta materia. Ahora bien, ¿cuál es este movimiento y cuál es su principio? Respondo que, aunque no haya tal vez nada tan ignorado en la física como el movimiento y sus causas, lo que se sabe con certeza es que es inseparable de la materia y que nunca puede haber movimiento sin materia. materia. Así, puede ocurrir que el movim iento sea ese ncial a la materia y forme parte de su ser. [...] Se puede decir que todas las partes de la materia tienen en sí mismas una fuerza que las determina a moverse a todas por igual [...], tratándose de moverse cada una con el mismo esfuerzo en direcciones opuestas (43). Preguntaré si, negando la [eternidad] a la materia, es más natural inventar expresamente un Ser para darle esta eternidad con una infinidad de otros atributos para que pueda crear la materia. Se ve que es suponer quimeras imposibles para querer negar una verdad que se mu estra tan sensiblemen sensiblemen te como somos capaces de sen tir (44). Olvidaba una objeción que se me puede hacer muy a propósito. Es que he confesado que la naturaleza parece tener como objetivo la propagación de la especie. Eso no sería conducirse por la sola mecánica, puesto que la destrucción se puede encontrar indiferentemen indiferentemen te como la producción en una disposición que no tendría como finalidad la conservación de las especies. Respondo a esta objeción que esa finalidad y ese deseo de la propagación no es una voluntad inteligente 49
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ni razonada, sino que todos los mixtos están compuesto compue sto por po r prin p rinci cipi pios os dife di fere rent ntes es.. [...] E sos so s prin pr inci cipi pios os son la fle fl e ma, al azufre, la sal, el caput mortuum y un quinto, que es el mercurio o la quintaesencia. Esa quintaesencia, que se encuentra dentro y extendida en todo el cuerpo que anima, está en una actividad continua [...]. Esta violenta agitación hace que la quintaesencia solo trate de salir, y así hace obrar a los animales según ese prin cipio y proporcionalmente a la abundancia o a la sutili dad de esa semilla. Es lo que produce en ellos esos mo vimientos y esa inclinación natural de un sexo por el otro, que se convierte en una necesidad que tratan de aliviar, como los demás, por los medios más eficaces y que están más a su alcance (45-6).
Anónimo Refle Re flexio xione ness sobr so bree la existenc exis tencia ia d el alma a lma y la existen exi stencia cia de Dios D ios
Los prejuicios que la educación de nuestra infan cia nos introduce sobre la religión, son aquellos de los que nos deshacemos con más dificultad. [...] Cambia mos de moda y de lengua, hay mil cosas a las que, in sensiblemente, nos acostumbramos a pensar de otra manera que en la infancia. Nuestra razón admite con gusto esas nuevas formas, pero las ideas que se ha for jad ja d o sobr so bree la reli re ligg ión ió n son so n d e u n a espe es peci ciee resp re spet etaa ble bl e p a ra ella, raramente se atreve a examinarlas, y la impre sión que esos prejuicios han dejado en el hombre aún niño no perece p or lo común con él (1). (1). 50
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Hay un axioma convenido, es que no hace falta multiplicar los seres sin necesidad. Si se concibe que las operaciones atribuidas atribuidas al espíritu espíritu pued en ser la obra de la materia qu e actúa por resortes resortes desconocidos, ¿ por qué imag inar un ser inútil inútil y que no resuelve ninguna dificultad? Es fácil ver que las propiedades de la materia no excluyen la inteligencia. [...] En efecto, esa sustancia, cia, que no tend rá ninguna analogía con la materia, ¿cómo podrá percibirla? Para ver las cosas, es necesario que produzcan una impresión en nosotros, que haya alguna relación entre ellas y nosotros; ahora bien, ¿cuál sería sería esa relación? Solo po dría venir de la inteligencia, inteligencia, lo que es supo ner lo que está en cuestión. cuestión. Po r otra parte, ¿cuál sería la unión de esas dos s ustancias? ¿Qué nudo las reuniría? ¿Cómo el cuerpo, advertido de los sentimientos del alma, le comunicaría a su vez las impresiones que recibe? Sin embargo, solo con ocasión de esas impresione s el alma hace uso de su inteligencia. Para que el alma tuviera ideas, debería bas b asta tarr que qu e h u b iera ie ra o bjet bj eto o s p erce er cep p tib ti b les le s y q u e e stu st u v iera ie ra en estado de percibirlos. ¿ Po r qué hace falta, falta, entonces, que sea advertida por los órganos materiales de lo que se presenta pres enta a la vista? ¿Qué es la inteligencia? inteligencia? Es, según las nociones ge nerales, la facultad de comprender, es percibir las cosas, sas, y percibirla s tal tal como com o son. [... [...]] No debería estar s u je t a a erro er ror; r; ¿ p o r q u é e rram rr am o s tan a m e n u d o ? Nu N u estr es tro o s erro er ro res re s p ro v ien ie n en sobr so bree tod to d o de un a r e la ción que vem os en tre dos ideas y que no existe. existe. [... [...]] Tengo dificultad en concebir cómo un ser, tal como se supone el alma, podría ser susceptible de ubicación o podría existir, respectivamente, en tales o cuales 51
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porc po rcio ione ness de m ater at eria ia.. [...] L a acci ac ción ón de la m ater at eria ia es el movimiento, y la impresión que pueda hacer sobre otro objeto es comunicarle ese movimiento, y por otra parte ya he probado por p or la definición de la inteligencia inteligencia que es incapaz de error, y que una idea falsa no podría ser su obra, puesto que en ese momento dejaría de ser inteli gencia. Así, suponiendo una sustancia intelectual unida a un cuerpo material, ma terial, la aniquilación de la inteligencia inteligencia re sultaría de esta unión. Es necesario entonces atribuir a la sola materia las operaciones que comúnmente atri buim bu imos os a un unaa sust su stan anci ciaa espi es pirit ritua ual,l, ya qu quee esta es ta susta su stanc ncia ia es incapaz de ello (4-5). La existencia de un Dios es el mayor y el más en raizado de esos prejuicios. [...] Examinemos la idea general que se nos ha dado de ese Dios. Es el dueño absoluto de todas las cosas, de la nada ha hecho he cho el cielo y la tierra; tierra; un ser infinit infinitoo que reú re ú ne en un grado infinito todas las perfecciones, que ha hecho a los hombres, hom bres, les ha prescrito prescrito leyes y les ha pro pro metido castigos y recompensas. ¡Cuántas contradiccio nes implica esta idea! En primer lugar, si fuera verdad que Dios es nuestro creador y nuestro señor, ¿por qué habría de castigarnos con la infracción hecha a esas le yes? ¿Por ¿P or qué habría ha bría de prescribirlas? Si la observación de esas leyes es útil, ese Dios razonable debería damos los medios de observarlas, y quitarnos los medios de in fringirlas; si es inútil, ese Dios no debería prescribirlas. Se ve, según esta idea, a un ser sabio obrar sin mo tivos. tivos. Después de haber ha ber estado, por así decirl decirlo, o, encerra do en sí mismo durante una eternidad, se le ocurre salir 52
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de sí mismo, ¿y para qué? Para hacer obras finitas, indignas de él y que le son inútiles. La inteligencia y la sabiduría misma no sabe lo que le es útil, o ignora que su pode r no de be ma nifestarse en vano. [... [...]] Crear es hacer que un ser exista exista que no existía antes; tes; crear la m ateria sería, sería, po r así decirlo, ponerla en lu gar de la nada. Para que D ios creara la materia, tendría que conocerla, ¿y cómo conocer lo que no es? Conocer algo es percibir sus propiedades, ¿las tiene la nada? Sin embargo, antes de la creación solo solo existía Dios y la n ada. da. Ser es la fuente de todas las propiedades, puesto qu e hace falta ser antes antes de ser algo. La mate ria que no e xistía no podía, podía, pues, ser conocida, y las ideas de Dios d e berí be rían an lim li m itar it arse se a sí m ism is m o, que qu e solo so lo él exist ex istía. ía. Es fácil concluir de estas observaciones que el hombre, al no deber su existencia a nadie, es independiente, pero no puede subsistir subs istir solo, solo, y la debilidad de su naturaleza le ha obligado a renunciar a ese estado de in dependencia. Se vio obligado a buscar a otros hombres y a contraer, recibiendo su socorro, la obligación de devolvérselo. Por esta especie de tráfico de auxilio subsiste la sociedad; ella es el fundamento de las leyes, que no son más que comentarios particulares de ese princi pio gene ge nera ral, l, qu e hay ha y que qu e m an tene te nerr los l os co m pro pr o m iso is o s a d quiridos mediante contrato, y ese principio tiene su fuente en nuestro corazón: el amor propio no nos permite engañar a nadie, siente una vergüenza secreta, es rebajarse por debajo del engañado. Razonando sobre estos principios, se verá que el amor propio es siempre el honesto hom bre cuando quiere quiere escucharse. escucharse. No N o es q u e esta es ta m o ral ra l sea se a pe p e lig li g rosa ro sa en gene ge nera ral, l, solo so lo es buena para predicarla a la gente honesta, y el pueblo 53
LA FILOSOFÍA CONTRA LA RELIGIÓN
no se detendría por ese sentimiento delicado de amor prop pr opio io.. P ero er o ¿es ¿e s la c u lpa lp a d e la m o ral? ra l? (5, 6 y 7).
Benoit de Maillet Opiniones de los filósofo filós ofoss sobre la naturaleza naturaleza de d e l alma
Lo que dicen los partidarios de la mortalidad para refutar las las pruebas precedentes. Niegan la existencia de todos los espíritus separados del cuerpo, por muchos nombres que les hayan dado, y consideran fábulas lo que han opinado más arriba, pretendiendo que todo lo que se dice sobre ellos es de la misma naturaleza que lo que se decía antiguamente de los oráculos, que hoy se está de acuerdo en general en que q ue no eran más q ue el efecto de la astucia y de la malicia de los sacrificadores y de las sacerdotisas, favorecidas por la superstición de los pueblos de ese tiempo. Con relación a las pruebas para la inmo rtalidad rtalidad del alma humana de la excelencia de sus operaciones, pretenden que toda la diferencia de la razón razón humana hum ana con la de los los animales no consiste más que en la organización organización de su cerebro, cerebro, que se encuentra en los hombres con una disposición disposición más m ás apropiada aprop iada para el razonamiento que en los otros animales. [...] Sostienen que lo que produce esas operaciones en los animales es lo que hace en el hombre aquellas por las que se pretende establecer la diferencia de su alma con la de las bestias. Si comprendéis, dicen, lo que da lugar en los animales a todas esas operaciones y cómo se 54
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hacen en ellos, conocéis, suponiendo una mayor perfección en los órganos de las que son el efecto, cuál es el instrumento y la causa en el hombre del pensamiento y del razonamiento. Lo propio del cerebro es, dicen, en todos los animales pensar, juzgar las relaciones que le son hechas por los demás sentidos y combinarlas, como lo prop pr opio io del de l ojo oj o es ver, y del de l oído, oíd o, oír; la m ayo ay o r o m eno en o r perf pe rfec ecció ción n en toda to dass esas esa s oper op erac acio ione ness no es más qu e el efecto de la diversa composición o disposición de las parte pa rtess en los órga ór gano noss que qu e son so n sus instr in strum umen entos tos.. [...] Continúan diciendo que si esos órganos llegan a alterarse alterarse o a deteriorarse en los hombres q ue mejor ra zonan, su razón se debilita y se perturba en proporción, a menu do hasta tal punto que esos hombres, después de haber sido admirados por la fuerza de su razón, siguen viviendo veinte o treinta años más, sin que aparezca en ellos el menor vestigio de esa razón (7, 8 y 9). En cuanto a la ventaja que se pretende sacar en favor de la inmortalidad de su alma, extendida entre varias naciones, de una vida después de esta, los partidarios de la opinión contraria dicen que una creencia así es menos una prueb a de esta inmortalidad inmortalidad que del amor pro p ropi pio o de los hom ho m bres br es;; los lo s cuale cu ales, s, al no pode po derr p e n sa r más que con dolo r en la certeza de la la aniquilación, aniquilación, han imaginado esta lisonjera manera de existir después de la destrucción destrucción d el cuerpo en una parte de ellos ellos m ismos que no estaría sujeta a esa destrucción. [...] Que no sería sorprendente que esas pinturas del bien y del mal hechas a los niños desde la cuna prevalezcan sobre los actos posteriores de la razón y sean creídas por hombres naturalmente débiles, llenos de te55
LA FILOSOFÍA CONTRA LA RELIGIÓN
mor, de esperanza y de sumisión por los dogmas de una religión que han mamado con la leche, y que los pensa mientos de la muerte se renuevan a medida que se van acercando a ella (13-4). En cuanto a la consecuencia consecu encia que se deriva deriva de la ne cesidad de otra vida es que los buenos, no recompensa dos en esta por sus virtudes, y los malos no castigados po p o r sus crím cr ímee ne nes, s, en encu cuee ntra nt rann e sta st a reco re com m p en ensa sa o este est e castigo, niegan esta necesidad y dicen que los buenos son recompensado recompe nsadoss desde esta con sus sus virtudes, o por la la estima de los demás hombres de la que disfrutan, o por el testimonio de su propia conciencia. Que por otra par te el bien o el mal, fuera del dolor, no siendo más que opinión, la privación de los honores, de las riquezas, de las comodidades mismas de la vida, no es más que un mal para los que se afligen por ello, y la posesión de las mismas cosas nada más que un bien para quienes las consideran como tales (15).
César Chesneau Du Marsais El E l filó fi lóso sofo fo
No ha hayy na nada da qu quee cu cues este te m en enos os ad adqu quir irir ir ho hoyy en día dí a que el nombre de filósofo; una vida oscura y retirada, algunas apariencias de sabiduría con un poco de lectura basta ba stann pa para ra atra at raer er e se n om bre br e a per p erso sona nass qu quee se ho honr nran an con él sin merecerlo. Otros, que han tenido la fuerza de deshacerse de los prejuicios de la educación en materia de religión, se 56
ATEOS CLANDESTINOS
consideran los únicos filósofos auténticos. Algunas luces naturales de la razón y algunas observaciones sobre la mente y el corazón humano les han hecho ver que ningún ser supremo exige culto de los hombres, que la multiplicidad de las religiones, sus contradicciones y los diferentes cambios que sobrevienen en cada una son una prueba prueba sensible de que nun ca ha habido ninguna re velada, y que la religión no es más que una pasión humana como el amor, hija de la admiración, del temor y de la esperanza. [...] El filósofo es una máquina humana como otro hombre; pero es una máquina que, por su construcción mecánica, reflexiona sobre sus movimientos. Los demás hombres están determinados a obrar sin sentir ni conocer las causas que les hacen moverse, sin imaginar siquiera que las pueda ha ber (1). La razón es al filósofo lo que la gracia es al cristiano en el sistema de san Agustín. La gracia determina al cristiano a obrar voluntariamente; la razón determina al filósofo sin quitarle el gusto por lo voluntario (2). Es sorprendente que los hombres se dediquen tan poco po co a todo to do lo prác pr áctic tico o y qu e se cali ca lien ente ten n tanto ta nto con co n v anas especulaciones. ¡Mirad los desórdenes que tantas herejías han causado! Siempre han girado sobre puntos teóricos teóricos:: bien b ien se trata del núm ero de person as de la T rinidad y de su emanación; bien del número de sacramentos y de sus virtudes; bien de la naturaleza y de la fuerza de la gracia. ¡Cuántas guerras, cuántos disturbios por po r quim qu imer eras as!! (6).
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LA FÍLOSOFÍA CONTRA LA RELIGIÓN
Nue N uestr stroo filósofo filóso fo no se cree cr ee ex exili iliad adoo en e ste st e m u n do; no cree estar en un país enemigo; quiere disfrutar como sabio ahorrador de los bienes que la naturaleza le ofrece, quiere encontrar placer con los demás, y para encontrarlo tiene que obrar (6). Los sentimientos de probidad entran en la constitución mecánica del filósofo en la misma medida que las luces de la mente. Cuanta más razón encontréis en un hombre, más probidad encontraréis en él. En cam bio, bio , a llí ll í dond do ndee reina re inann el fana fa natis tism m o y la supe su pers rstic tició ión, n, reire inan las pasiones y el arrebato. [...] El devoto solo es honesto por pasión. Ahora bien, las pasiones no son nada seguras. Además, el devoto, me atrevo atrevo a decirlo, decirlo, suele suele no ser honesto hon esto con c on relación relac ión a Dios, porque suele no seguir exactamente la regla. La religión es tan poco proporcionada a la humanidad, que el más justo comete infidelidades a Dios siete veces veces al día, día, es decir decir,, varias veces. Las frecue fr ecuentes ntes co comuniones de los más piadosos nos muestran en su corazón, según su manera de pensar, una vicisitud continua del bien y del mal; sobre este punto basta creerse culpable para serlo (7,8). El entendimiento, al que se cautiva bajo el yugo de la fe, se vuelve incapaz de los grandes proyectos que exige el gobierno y que son necesarios para los empleos público púb licos. s. Se ha hace ce cree cr eerr a los supe su pers rsti tici cios osos os qu quee un ser se r supremo lo ha elevado por encima de los demás; hacia ese ser y no hacia el público se vuelve su reconocimiento (11).
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ATEOS CLANDESTINOS
Siempre lo maravilloso corrompe lo razonable; hay sentimientos sentimientos bajos que rebajan al al ho mbre por deba jo incl in clus uso o de la anim an im alid al idad ad;; h ay otro ot ross q u e pare pa rece cen n e le varlo por encima de sí mismo. Nosotros condénanos por p or igua ig uall a un u n o s y a otr o tros os,, p o rq u e no conv co nv iene ie nen n al h o m bre. bre . Es co rro rr o m p er la p erfe er fecc cció ión n de un ser se r sacar sac arlo lo fu e ra de lo que es, es, inclus o con el pretexto de elevarlo (13).
Nicolás Nicolás Fré F rére rett Carta de Trasíbulo a Leucipa ¡Pero el que solo tiene accesos pasajeros de una devoción intermitente, aquel para quien la devoción es una pasión triste, que le hace considerar la divinidad como un Ser siempre irritado contra los hom bre s! A tacar su persuasión es iniciar la curación de un mal que envenena todos sus placeres, que agria todas sus penas y hace de su vida su suplicio continuo (2). Pues este mundo (que habitamos) no es otra cosa más que un conjunto de un número infinito de seres, que accionan y reaccionan sin cesar unos sobre otros por po r dese de seos os y fuer fu erza zass d ifer if eren ente tes; s; este es te un iver iv erso so no h a b ría rí a podi po did d o ser tal com co m o es si esos es os dese de seos os no se h u b iera ie ran n opuesto entre sí; y, como esos deseos luchan mutuamente, no pueden ser satisfechos todos al mismo tiem po: unos un os son o b stác st ácu u los lo s p a r a los dem de m ás, ás , y la v icto ic tori riaa e s tá siempre del lado donde se encuentra el mayor grado de fuerza. El placer está unido a la satisfacción de esos deseos, y el dolor al encuentro de los obstáculos. [...] 59