LA INFLUENCIA SUTIL EN LA VIDA COTIDIANA O el Efecto mariposa en los sistemas sociales Por Fabio Fuentes Navarro 25-‐01-‐2010 El Efecto mariposa, o lo que Briggs y Peat denominan influencia sutil, es un concepto que hace referencia a la idea de que alguna alteración pequeña y no prevista en algún sistema determinado puede generar modificaciones sustantivas y a escalas mayores en otro sistema aparentemente inconexo al primero. Edward Lorenz, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), trabajó en esta noción en los primeros años de la década de los sesenta cuando trataba de predecir los cambios climáticos a partir de modelos matemáticos. En sus investigaciones se percató de que la introducción de variables pequeñas dentro de un sistema ordenado no generaba cambios proporcionales a la magnitud de las variables dentro del mismo sistema, sino que éstos se reproducían a una escala mucho mayor de la esperada en sistemas diferentes al inicial. El Efecto mariposa, según lo señalan Briggs y Peat en “Las siete leyes del caos. Las ventajas de una vida caótica” (1999, Barcelona, Grijalbo), puede aplicarse también a los sistemas sociales. Ellos ponen como ejemplo lo sucedido en Estados Unidos en los años sesenta, cuando una joven negra subió a un autobús y se sentó en los asientos destinados a la gente blanca. Este pequeño evento suscitó una “reacción en cadena” en casi todo el país en contra de las políticas segregacionistas del gobierno de esa época: movimientos estudiantiles, marchas y manifestaciones, amén de múltiples actos de violencia colaterales, fueron las grandes consecuencias de la decisión de la joven negra que se negó a ocupar asientos destinados a la "gente de color". Hace algunos años se estrenó la película “El efecto mariposa” (2003), la cual bajo las bases de esta teoría resultó —en mi opinión— una buena metáfora del descubrimiento de Lorenz en el área de los sistemas climáticos para dar cuenta de comportamiento caótico de los sistemas sociales. El film presenta gráficamente la forma en que la introducción de un conjunto de alteraciones mínimas en la vida de las personas en un tiempo determinado, resultan ser grandes modificaciones que trastocan no sólo la vida de quienes introducen dichas alteraciones, sino de quienes incluso aparentemente “poco” o “nada” tienen que ver con ellos.
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El personaje principal de la película, Evan (Aston Kutcher), debido a los grandes cambios que han provocado sus decisiones en la vida de las personas —la mayoría de las veces nefastos—, poco a poco toma conciencia de su propio comportamiento, de sus acciones, y de las consecuencias que éstas provocan no sólo en él mismo, sino en quienes están tan cerca como lejos de él. Esta conciencia sobre sí mismo, sobre sus actos, sobre la vida de los demás y sobre el entorno del que forma parte le permite tomar decisiones cada vez más responsables, cada vez más prudentes y cada vez más en función de los otros. En esta virtud, resulta productivo precisar, a modo de analogía, que el Efecto mariposa es útil para la explicación y predicción de los fenómenos en los sistemas climáticos, como la influencia sutil —que refieren Briggs y Peat— lo es para las relaciones sociales en el marco de las interacciones interpersonales de los sistemas organizacionales. Desde esta equivalencia, la influencia sutil puede ser una forma conciente del ser humano para incidir propositivamente y con sentido humano, a través de la introducción de alteraciones pequeñas e intencionadas, en campos más amplios y aparentemente inconexos a nuestros entorno más inmediato. Si bien es cierto que una acción genera diversos tipos de reacciones —ahora amplias y remotas—, resulta sumamente productivo suponer qué tipo de reacciones podría desencadenar una serie de actos humanos concientes. Por ejemplo, ¿qué sucedería si una actitud de tipo personal, como lo puede ser la amabilidad o la cortesía, fuese introducida con la intención de alterar el estado de ánimo de un determinado grupo social (sistema social) típicamente conflictivo? La respuesta a esta cuestión —así como le sucedió a Lorenz con los sistemas climáticos— no es predecible en términos definitivos y determinantes, pues se desconoce la cantidad de alteraciones concientes e inconcientes introducidas intencional e inintencionalmente en el sistema social. Sin embargo, una certeza — aunque temporal— radica en que la alteración inicial siempre ejercerá influencia en otros sistemas por muy remotos que éstos sean, lo cual implicaría inexorablemente el reconocimiento y aceptación de un imperativo ético-‐político en una nueva dimensión de actuación, la planetaria, y en el marco de un paradigma científico-‐ integrador, el holístico. Dicho imperativo es tener conciencia del poder de dichas intenciones. En marco del discurso científico del paradigma emergente de las ciencias, en consecuencia, a la noción poder puede otorgársele un sentido positivo que involucra los actos intencionales del ser humano. La idea que Briggs y Peat señalan a este respecto es que “El poder positivo del efecto mariposa implica el reconocimiento de
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que cada individuo es un aspecto indivisible del todo, y que cada momento caótico del presente es un espejo del caos del futuro.” (1999: 57), lo cual supone, a la vez, arribar a un estado de conciencia más allá del que posibilitan los órganos sensoriales —estados ordinarios de conciencia—, propiamente a un estado alterado de conciencia que permita al ser humano realizar actos que aseguren la convivencia armónica de las generaciones presentes y venideras. En tanto idea final, pero no determinista, desde la perspectiva del Efecto mariposa convendría al ser humano experimentar (vivir con sentido) el fenómeno de la influencia sutil con conciencia, considerando para ello la intencionalidad personal y colectiva en la vida cotidiana, pues la realización de actos humanos concientes y con sentido humano, en el marco de esta teoría, paulatinamente generará humanidad, entendiendo por ésta un sistema cargado de neguentropía y no por la ausencia del caos. Xalapa-‐Equez., Ver. México.
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