„La
naranja
La
mecánica‟
industria
del
miedo
El miedo es la materia prima de las prósperas industrias de la seguridad privada y del control social. Una demanda firme sostiene el negocio. La demanda crece tanto o más que los delitos que la generan, y los expertos aseguran que así seguirá siendo. Florece el mercado de las policías privadas y las cárceles privadas, mientras todos, quien más, quien menos, nos vamos volviendo vigilantes del prójimo y prisioneros
del
miedo.
-Eduardo
Galeano-
Anthony Burguess parece haber escrito La Naranja Mecánica para ilustrar la cuestión criminal. Efectivamente, reconoce en su escrito de 1986 su pretensión de mostrar el sistema penal de su tiempo. Lo cierto es que el escritor fue un gran observador de la realidad. A través de la historia de Alex y sus amigos, unos pandilleros dedicados placentera y violentamente al delito, describe el funcionamiento del poder
punitivo
y
plantea
algunos
debates
de
la
criminología
y
el
derecho
penal.
El artista habla de su tiempo, aunque comprende que los procesos lo trascienden. Por ello es nuestro deber conocer el contexto en el que vivió y escribió, es decir, los hechos que marcaron su época y los discursos
políticos
y
científicos
en
disputa.
Burguess debió cumplir el servicio militar en Gibraltar, territorio español colonizado por Inglaterra, durante la Segunda Guerra Mundial. Luego retornó a Inglaterra, donde trabajó en el Ministerio de Educación. Allí, cuatro marines estadounidenses lo atacaron junto a su esposa, la golpearon y violaron brutalmente provocándole un aborto. Eran tiempos de posguerra, gobernados por regímenes totalitarios y marcados por la guerra fría entre capitalismo y comunismo, las luchas por la independencia en África y las revoluciones en muchos lugares del mundo. Entre los años 1954 y 1959, fue enviado como responsable educativo del Servicio Colonial a Brunei y Malasia. Aquellos territorios estaban inmersos en una gran conflictividad social, étnica y política, con altos niveles de violencia originados por la pobreza, las ocupaciones militares, la lucha armada y las matanzas étnicas. Resulta lógico que en aquellos años se
preguntara por las causas de la violencia y cuestionara los límites éticos a la ingerencia del Estado sobre la
moral
individual,
tal
como
lo
hace
en
esta
novela.
A su regreso a Inglaterra, el Primer Ministro Harold Macmillan implementaba políticas p olíticas keynesianas que permitían el bienestar de los trabajadores mejorando su calidad de vida1. Para conocer lo que sucedía en aquellos tiempos en cuanto al delito, acudimos a una investigación de Elías Carranza, quien a partir de las estadísticas del Home Office, indica que respecto de los delitos contra la propiedad “cada vez que se redujo el consumo personal de la población de Inglaterra y Gales, se dieron picos de incremento de los delitos contra la propiedad, y viceversa, durante los períodos en que la población elevó o mantuvo su consumo personal, los delitos contra la propiedad se mantuvieron estables o disminuyeron.”2
_________________
1.-
The
Guardian,
por
Vernon
Bogdanor,
30
December
1986
Harold Macmillan, “Unflappable master of the middle (Maestro imperturbable del camino medio)” http://translate.google.com.ar/translate?hl=es&sl=en&u=http:/ http://translate.go ogle.com.ar/translate?hl=es&sl=en&u=http://www.guardian.co.uk/politics/1986/dec/30/ob /www.guardian.co.uk/politics/1986/dec/30/ob ituaries&ei=c4RKT_CbAo2UtweooNTuAg&sa=X&oi=translate&ct=result&resnum=11&ved=0CEMQ7gEw Cg&prev=/search%3Fq%3Dharold%2Bmacmillan%26hl%3Des%26rlz%3D1R2ADFA_esAR423%26prmd %3Dimvnsob 2.-
Elías
Carranza,
“Criminalidad:
¿prevención
o
promoción?”
Naciones
Unidas,
UNED,
http://unpan1.un.org/intradoc/groups/public/documents/icap/unpan029907.pdf
La relación es inversa respecto de los delitos sexuales: aumentan en correlación positiva cuando
aumenta el consumo. Aclara que se trata de una aproximación estadística, porque hay casos no registrados. No presenta datos sobre los delitos contra l a vida en Inglaterra, por tener tasas m uy bajas de homicidios.
Es muy sorprendente considerar que Burguess logra describir con agudeza el funcionamiento del sistema penal de su época, a pesar de haber sido víctima de aquel ataque que mencionamos. Sin embargo, él puede volcarlo en la escritura, disparando un debate muy interesante para el lector, que se siente llevado a
reflexionar
sobre
los
planteos
filosóficos
y
políticos
en
los
que
nos
sumerge.
Burguess aborda en La Naranja Mecánica una crítica al poder del estado diciendo “para oponerme al intento de imponer al hombre leyes y condiciones sólo apropiadas para una creación mecánica, levanto la acerada pluma”. Desde el derecho penal critica todos los discu rsos sobre el fin de la pena y las causas del delito, y nos dice que no existen límites éticos para el poder punitivo del Estado en su guerra contra el enemigo
Sobre
interno:
los
los
rebeldes
procesos
y
los
del
delincuentes.
sistema
penal
La criminología crítica no había elaborado aún los conceptos sobre los procesos de selectividad arbitraria por el estereotipo y vulnerabilidad de las personas. No obstante, podemos encontrar descripciones de Burguess
sobre
la
selectividad
y
el
rol
de
las
agencias.
Al relatar la historia de Alex y sus drugos, nos describe el funcionamiento del poder punitivo a través de las distintas agencias que intervienen en la cuestión criminal, e ilustra los procesos de selección que se
producen en su seno, como buen observador. Esos procesos que el autor analiza, se enmarcan en la criminalización secundaria, que es la acción punitiva ejercida sobre personas concretas, pues no cuestiona las conductas prohibidas, ni aborda el proceso por el cual éstas son seleccionadas primariamente. La compartimentalización de las agencias es descrita por el autor ante la inminente implementación de la técnica Ludovico y a su finalización, mostrando cómo actúa, cada una, en función de sus intereses propios: la policía, el Poder Ejecutivo, la agencia penitenciaria, la Iglesia y los medios de comunicación, colisionando entre sí, de manera que no confluyen en un trabajo conjunto.
Tal vez buscando una posición lo más objetiva posible, Burguess nos presenta un protagonista que responde exageradamente a un estereotipo: Alex es un joven adolescente de familia sumisamente trabajadora, habitante de los sucios y desordenados suburbios, se viste a la moda, integra una pandilla que utiliza un lenguaje propio de su ambiente y consume drogas para violentar a otros. En cierto aspecto, la novela contribuye a la formación de ese estereotipo, sobre todo por el final en el que se muestra que Alex madura, de manera que la violencia aparece como un hecho de la juventud. Sin embargo, la crudeza del relato nos lleva a un distanciamiento3: esa exageración en las características de los protagonistas y en el relato de los hechos, es un recurso del autor para mostrar que se trata, justamente, de
un
estereotipo,
y
desde
allí
criticarlo.
En la caracterización de los personajes, hay referencias al gestus social, que implica para Brecht, que el lugar que ocupa el individuo en la sociedad se inscribe en las actitudes corporales, gestuales y verbales. Más tarde, lo señala Foucault, para quien los cuerpos son dominados a través de una anatomía política y también Bourdieu como la socialización de los cuerpos. En los cuerpos se hallan gravadas las relaciones sociales de producción y por en ellos pueden leerse las condiciones de trabajo, la cultura, la condición de clase.
Además de las condiciones materiales, las etiquetas determinan la vulnerabilidad de las personas que las portan, lo que se evidencia luego en los procesos de selección. Bien describe Zaffaroni que no sólo los infractores, sino también las víctimas y los policías son seleccionados en función del estereotipo que portan,
todos
ellos
de
la
misma
clase
social.
Así, las distintas víctimas de Alex y sus drugos, portan estereotipos por los que son seleccionadas, pues son vulnerables al ser personas que no tienen acceso al poder. Cada vez que ellos describen a sus víctimas, están presentes algunas de las características por las que opera esa selectividad: principalmente es etaria, pues en toda la novela aparece la oposición viejo-joven, es de género, porque está muy presente la dominación hacia la mujer por medio de la violación (sin hacer diferencias de edad entre ellas); es también prejuiciosa, respecto del „borracho roñoso‟ que cantaba en la calle, o del grasiento Billiboy; es clasista, lo cual se percibe tanto cuando golpean al “viejo estilo burgués de tipo profesoral”.
Respecto de lo que se llama selección policizante, más avanzado el relato, nos cuenta que pasan a integrar la fuerza policial dos jóvenes conocidos de Alex, amigo y enemigo, quienes pertenecen a la misma clase social que las víctimas y los autores de delitos. “Empleo para dos que ya están en edad de trabajar.
La
policía”.
_______________ 3.-
Concepto
teatral
acuñado
por
Bertolt
Brecht
En cuanto al proceso de selección criminalizante, hace referencia a la arbitrariedad de la agencia policial cuando, después de la confesión de Alex incriminando a sus amigos, no se investiga al respecto. Además, sabemos que Alex, es vulnerable por su estereotipo y posee también el estigma de haber sido enviado dos veces a institutos de menores, hecho que los policías conocen. La selección criminalizante opera independientemente de la culpabilidad del criminalizado, porque tiene una base teórica en el derecho de autor, propio de discursos autoritarios, como los que reproducen las fuerzas de seguridad.
La
guerra
a
los
delincuentes
A cargo del personaje del Ministro del Interior o Inferior, como gusta de llamarlo el autor, queda llevar adelante el discurso político bajo en cual se desarrolla la historia de Alex. Subyace en ella la idea de guerra contra los delincuentes, de la necesidad de acabar con el delito mediante una guerra absoluta por la supervivencia4 del “nosotros” frente al “ellos”. Se crea una imagen bélica legitimante del poder punitivo, a través de la cual se justifica la violación de principios constitucionales y garantías penales y procesales. Así, se va perfilando un lenguaje belicoso en las palabras de distintos personajes, que acaba con la instalación de un aparato totalitario, por la política de “mano dura contra los jóvenes matones, los ladrones, los pervertidos y toda esa cala” y por la persecución por la amenaza y no ya por un acto cometido, como se ilustra al haber encerrado a F. Alexander, el escritor que quería matar a Alex, lo cual configura
la
aplicación
de
un
derecho
de
autor,
propia
de
estados
de
policía.
Sostiene Zaffaroni que la doctrina de la seguridad nacional fue reemplazada por un discurso público de seguridad ciudadana como ideología, dando lugar a un discurso vindicativo, cuyos efectos son los siguientes: “a) incentivar el antagonismo entre los sectores subordinados de la sociedad; b) impedir o dificultar la coalición o el acuerdo en el interior de esos sectores; c) aumentar la distancia y la
incomunicación entre las diversas clases sociales; d) potenciar los miedos (espacios paranoicos), las desconfianzas y los prejuicios; e) devaluar las actitudes y discursos de respeto por la vida y la dignidad humanas; f) dificultar las tentativas de hallar caminos alternativos de solución de conflictos; g) desacreditar los discursos limitadores de la violencia; h) proyectar a los críticos del abuso de poder, como aliados o emisarios de los delincuentes; e i) habilitar la misma violencia que respecto de aquellos.”5
_________________ 4.5.-
Carl Zaffaroni,
Raúl
E.,
von Manual
de
Derecho
Clausewitz Penal,
2da.
Ed.,
Pág.
19
Todos estos efectos están presentes en La Naranja Mecánica, algunos con mayor énfasis. Los primeros tres refieren a las consecuencias del modo de producción capitalista, que divide a la sociedad en clases sociales, y que la imagen bélica del poder punitivo viene a potenciar o acelerar. Aunque el autor no lo describe detalladamente, se perciben y están allí, por tratarse de una sociedad capitalista moderna. La desconfianza y el miedo aparecen en cada una de las víctimas de la novela, en los padres de Alex y en su huésped, entre los prisioneros y guardias. Los prejuicios están en boca de todos los personajes, incluso del propio protagonista, que dice no pertenecer a esa clase de gente que son los delincuentes, con todos los calificativos negativos que los demás personajes descargan en él. El respeto por la vida y la dignidad humanas están ausentes de los discursos hegemónicos, claro que están presentes los discursos opositores, pero ellos no detentan el poder. Es, de hecho, el tema central de la novela, que critica el poder punitivo que avanza contra la condición humana en su guerra contra los delincuentes. En la figura de F. Alexander, el escritor de literatura subversiva, se plasman los discursos limitadores de la violencia y del abuso de poder, es el crítico del poder desacreditado y finalmente apresado sin haber cometido
alguno.
Teniendo en cuenta que en las sociedades modernas los explotados del sistema son controlados fácilmente por sus necesidades y subordinación, el mayor problema para el poder lo representan los excluidos y los rebeldes. Como vimos, a los rebeldes se los coloca en el lugar del delincuente, para descargar sobre ellos la coerción penal, a través del discurso del enemigo y la guerra contra la subversión. Pero “una buena táctica de control de los excluidos es que libren una guerra entre ellos y se neutralicen, y de ser posible, se maten.”6 Y así nos dice Burgess que ocurre, a través del Ministro del Interior o Inferior: “Ya ven que para esta gente el castigo no significa nada. Más aún, parece que les agrada,
y
se
matan
unos
a
otros.”
Finalmente, podemos afirmar que este discurso de seguridad ciudadana apela a una supuesta emergencia nacional contra los delincuentes, y responde a la estructura discursiva inquisitorial instaurada por El Martillo de las Brujas, que ha sido fundacional del poder punitivo ilimitado y que se ha mantenido en
todas
las
Sobre
fabricaciones
de
emergencias
la
finalidad
de
los
de
seis
siglos
la
posteriores.
pena
Varios personajes de la novela discuten la finalidad de la pena, representando distintas
_________________
6.-
Íbídem.
Pág.
18
teorías. Alex ha sido condenado a catorce años de cárcel a manera de castigo. Dos años después, un nuevo Ministro del Interior viene a cuestionar las “teorías penales pasadas de moda” que amontonan a los criminales en las cárceles creando una criminalidad concentrada. A través de un “tratamiento de recuperación”, lo que constituye una medida de seguridad post-delictual viene a darle a la ejecución de la pena una finalidad de resocialización, aunque no está instituida formalmente, pues no se desprende de la ley ni de la sentencia, sino de la aplicación por este funcionario de nuevas ideas sobre la cuestión criminal.
Con la idea de castigo o retribución coincide el director de la prisión, quien sostiene que su “fórmula es ojo por ojo” y se pregunta por qué el Estado vulnerado no ha de devolver el golp e, como lo hace cualquier individuo. Se funda en la idea de justicia, a la manera de las teorías absolutas de la pena. Se resiste a aceptar el concepto de resocialización que aparece en boca del Ministro del Interior o Inferior, ya que lo malo
no
debe
convertirse
en
bueno,
porque
viola
la
idea
de
justicia.
El capellán de la prisión representa la idea de reeducación, reformación, a lo cual se dedica a través de la palabra de Dios. Para él, el castigo es Divino y amenaza a los malos con una agonía infinita en el infierno. Sin embargo, se opone a las nuevas técnicas de “tratamiento”, porque eliminan la capacidad de elección del hombre, su libre albedrío y, en consecuencia, le quitan su condición humana.
No obstante, él mismo esboza un posible argumento de justificación, que luego es desarrollado por otro personaje, y es que el protagonista decide voluntariamente someterse al tratamiento para ser reformado, de manera que la elección ya ha sido efectuada. Es un argumento falaz, en principio porque Alex no tiene la libertad para decidir lo que ocurrirá con él, ni se le proporciona información o protección alguna.
Burguess también plantea la teoría de la prevención especial negativa, que en aras de prevenir futuros delitos por quienes ya han delinquido no reconoce límites. Lo hace a través de otro personaje, uno de los lectores de la biblioteca “que parecía un ex soldado”, quien no acepta el castigo y sostiene que “habría que
exterminarlos
a
todos
ustedes.
Como
si
fueran
una
plaga
maligna”.
F. Alexander representa al rebelde que se opone a todo el sistema y que pretende derrocar al gobierno, criticando sobre todo el exceso del poder punitivo, la instauración de un aparato totalitario y los mecanismos
de
socialización
y
resocialización.
Sin
embargo
parte
de
una visión cristiana (el árbol de la vida es el amor de Dios)7 y por ello, respecto del fin de la pena, se acerca a la posición del capellán en cuanto a la necesidad de respetar el libre albedrío de la condición humana,
pero
castigar
el
pecado
real.
En relación a ello, Zaffaroni sostiene que “si tenemos en cuenta que el derecho penal no puede fundarse sino en la imagen de un hombre capaz de autodeterminación, es decir, de un ente al que se pueden dirigir requerimientos, los meros impedimentos físicos para la comisión de delitos (como son las amputaciones, la castración, la llamada “pena de muerte”), caen fuera del derecho y, por consiguiente, de la prevención especial de que se vale el derecho para proveer a la seguridad jurídica.”8
A las distintas teorías de la pena, Zaffaroni buscaba la respuesta racional concluyendo que “la coerción penal no puede tener otra finalidad que la de cum plimentar la función del derecho penal, es decir, proveer a la seguridad jurídica, a la seguridad de la co-existencia, previniendo la comisión de nuevas conductas
afectantes de bienes jurídicos con una acción resocializadora sobre el autor.”9 La medida de la pena estaba dada racionalmente por el mismo concepto de seguridad jurídica, no por un criterio de retribución justa que parte de los concepto abstractos y absolutos de moral y justicia. De esta manera, adoptaba la resocialización como la única función racional de la pena para proveer a la finalidad del derecho penal.
Oponiéndose a su propia tesis, en la actualidad, Zaffaroni sostiene una teoría negativa y agnóstica de la pena, a partir de verificar que ninguna de las teorías positivas ha podido ser corroborada en la realidad social y que el poder punitivo tiene múltiples funciones, muchas de ellas inconfesables en un estado de derecho, que debe ser racional. Por ello, afirma que la pena es un ejercicio de poder sin fundamento jurídico10 que no tiene función reparadora ni restitutiva ni es coacción administrativa directa. Así, i ncluye en este concepto las penas ilícitas, impidiendo ignorar la totalidad del procedimiento punitivo.
Para rechazar la función resocializadora de la pena, Zaffaroni cita las investigaciones de Erving Goffman respecto de las instituciones totales, proyectándolas sobre la prisión. La estructura propia de este tipo de instituciones-amparada
en
la
necesidad
de
mantener
el
orden-
____________
7.- http://es.wikipedia.org/wiki/%C3%81rbol_de_la_vida, Árbol de la Vida – (Biblia Hebrea / Cristianismo) 8.9.-
Zaffaroni,
Tratado
de
Derecho
Íbidem,
Penal, Pág.
Pág.
74 63
10.- Tomado de Tobías Barreto “Quien busque el fundamento jurídico de la pena debe buscar también, si es que ya no lo halló, el fundamento jurídico de la guerra”, citado por Zaffaroni en Manual de Derecho Penal,
pág.
59
importa un deterioro de la persona, pues ésta le provoca la pérdida de su autonomía, de su cultura y sufre ataques al yo a través de ceremonias de degradación y profanaciones verbales por parte del personal, todo lo cual afecta directamente su autoestima.11 Este análisis demuestra que la propia prisión torna de imposible realización aquél ideal de reeducación de la persona, e indica que no se trata de una incapacidad
personal
sino
estructural.
En la historia de La Naranja Mecánica, Alex y todos los prisioneros sufren estos ataques por parte de los guardias, golpes, insultos, torturas, y por parte de otros prisioneros de los que deben protegerse. Finalmente, queda dicho en boca del Dr. Brodsky que la prisión es un castigo estéril y que sólo refuerza las conductas delictivas. Si bien el fin de la pena que se impone a Alex es el castigo, con estas palabras el autor niega la posibilidad de mejora en la prisión y su posible función resocializadora, la que seguidamente pondrá a cargo de una medida de seguridad como agravamiento de la pena.
Sobre el régimen penal juvenil, la ejecución de la pena y la medida de seguridad
Al ser apresado, Alex es llevado a la comisaría entre insultos y golpes, y allí es inducido a confesar sus crímenes, por medio de torturas y humillaciones, impulsado además por su deseo de inculpar a sus drugos traidores. Además de este trato ilícito e inhumano, no se le provee la asistencia de un abogado que
pueda
bregar
por
sus
derechos.
El proceso penal que se realiza parece respetar los principios y garantías democráticos del derecho penal
liberal, como legalidad, materialidad, lesividad, pues el autor no brinda información en contrario. Si bien es un adolescente de quince años, se le aplica el mismo proceso que a los adultos, pues se aclara que es un niño reincidente, que ya ha tenido dos advertencias a su paso por institutos correccionales.
En Inglaterra, las Cortes Juveniles fueron creadas en 1905 y dos años después se implementó el sistema de libertad vigilada. La escuela tipo reformatorio, a la que refiere Burguess se creó en 1954 12, es decir que era una institución muy nueva al momento en que él escribía. Conforme refiere este autor el recrudecimiento de la política criminal, en la actualidad, “en Inglaterra y Gales se ha iniciado, tras las últimas reformas de su legislación penal juvenil, una andadura hacia una política penal represiva y punitiva
que
sanciona
más
_________________
11.-
Zaffaroni,
Raúl
E.,
La
Cuestión
Criminal,
Fascículo
11,
Pág.
3
12.- Cecilia Blanco Escandón, “Estudio histórico y comparado de la legislación de menores infractores”, en
www.bibliojuridica.org/libros/4/1968/7.pdf
duramente delitos de escasa gravedad e impone penas privativas de libertad de mayor duración”13. Contrariamente a esta corriente punitiva, los autores citados coinciden en plantear la necesidad de establecer métodos alternativos de solución de conflictos con el fin de evitar la institucionalización de los menores
infractores,
disponiendo
de
verdaderos
y
eficaces
sistemas
de
protección.
Respecto de los delitos graves y violentos, Elías Carranza cita el art. 17 de las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la administración de la justicia de menores del año 1985 "... Las restricciones a la libertad personal del menor se impondrán sólo tras cuidadoso estudio y se reducirán al mínimo posible (...) sólo se impondrá la privación de libertad en el caso de que el menor sea condenado por un acto grave en el que concurra violencia contra otra persona o por la reincidencia en cometer otros delitos graves,
y
siempre
que
no
haya
otra
respuesta
adecuada”.
Volviendo a la novela que nos ocupa, la ejecución de la pena prevé la educación y el trabajo en talleres, así como la obligación de participar de las misas religiosas. En la prisión continúan los golpes e insultos por parte de los guardias, aquellas ceremonias de degradación y profanaciones verbales que nombraba Goffman. Las condiciones de vida son deplorables e indignas, como relata Nuestro Humilde Narrador al informar que las celdas fueron construidas para tres personas pero se aloja en ellas a seis o siete prisioneros. Afirma que “así eran todas las cárceles de la época, una vergüenza”. El hacinamiento provoca, además, el agravamiento de la conflictividad entre los presos y la necesidad de supervivencia. En estas condiciones, Alex se enfrenta con un compañero de celda, al que termina matando a golpes.
Luego de cumplir dos años de su condena en la prisión, Alex es elegido para ser sometido a un “tratamiento de recuperación”, por el cual se le conmuta la pena. Él presta su consentimiento ante la promesa de salir de la cárcel en sólo quince días, pero desconoce qué tipo de tratamiento se le impondrá.
Se trata de un sistema dualista de tipo vicariante, donde la pena es reemplazada por una medida de seguridad post-delictual. La pena como retribución, que se funda en la culpabilidad, se transforma en una medida administrativa como mejoramiento, fundada en la peligrosidad. Se mezclan de esta manera
características de un derecho penal de acto y otro de autor. Zaffaroni sostiene que, en estos sistemas dualistas, primero se trata al criminalizado como una persona, imponiendo una pena como retribución por el
injusto
y
luego
se
lo
trata
__________________
13.- Carlos Vázquez González y Ana Isabel Luaces Gutiérrez, “El nuevo r umbo de la justicia penal juvenil en
el
siglo
XXI”,
UNED,
en
http://www.meridianos.org/simposio/comunicaciones/sevilla/TC_a1_carlosvazquez.pdf
como una cosa peligrosa que debe ser neutralizada. Las llamadas „medidas de seguridad‟ no son otra cosa que penas con otro nombre. Aquellas, resultan una agravación indeterminada de la pena, que elude todas
las
garantías
y
límites
del
derecho
penal.
Burguess ilustra estas palabras con el Ministro del Interior o Inferior afirmando que el problema de los delincuentes comunes puede resolverse sobre una “base puramente curativa”, porque para “esta gente el castigo no significa nada” y busca eliminar el “reflejo criminal” a través de un “tratamiento de recuperación” impuesto a través de la administración de sustancias químicas y la manipulación del cerebro por medio del método de asociación. El Dr. Brodsky lleva adelante esta nueva técnica para reconvertir a los criminales, que son una cosa peligrosa en personas inofensivas. Amparado en nociones científicas desconoce todo derecho de la persona, quien se convierte en su objeto de estudio quedando totalmente desprotegido frente al poder. “No nos interesan los motivos, la ética superior. Sólo queremos eliminar el delito”. El discurso médico ha triunfado en la cuestión criminal, como relata Zaffaroni.
Criminología
y
violencia
simbólica
Desde el comienzo hemos venido analizando La Naranja Mecánica desde la criminología, entendida como “la ideología política que orienta al control social punitivo”14. Así, hemos detallad o los procesos de selectividad del poder punitivo en función de la estereotipo, conforme lo explica la criminología crítica, operando
bajo
el
discurso
de
seguridad
ciudadana.
Sin embargo, debemos considerar que los años en que Burguess escribió esta novela no habían conocido aún los cuestionamientos al poder represivo que comenzaba a realizar esta corriente de pensamiento. Por ello, nos enfocamos ahora en el paradigma anterior, la criminología etiológica, que buscaba las causas individuales del delito a través de distintas explicaciones. Veremos aquellas que están
presentes
en
la
novela.
En primer lugar, en función del orden cronológico en el que surgieron, corresponde ubicar a la demonología, que por medio de El Martillo de las Brujas legitimó el poder punitivo de la Inquisición. Está representada por la posición del capellán de la prisión, puesto que comparte la explicación religiosa de la causa del delito: lo provoca el Diablo, que es malo por naturaleza y se opone a Dios, rector de lo bueno. El hombre goza de libre albedrío y elige su inclinación a la maldad en asociación con el Diablo, para él la bondad
no
puede
imponerse
___________
14.-
Zaffaroni,
Raúl,
“Criminología,
aproximación
desde
un
margen”,
Temis,
Pág.
21.
y por ello no comparte las técnicas científicas que pretenden imponer una forma de conducta. En concordancia con las penas inquisitoriales amenaza que arderán en el infierno los pecadores y
criminales recalcitrantes. En varios pasajes, distintos personajes refieren a los infractores como malvados y demonios, que son conceptos heredados de esta inquisición demonológica y continúan siendo la base explicativa
de
muchas
religiones
modernas.
P.R.. Deltoid es el Asesor Postcorrectivo de Alex, que lo visita cada tanto en su libertad vigilada remarcándole su horrible personalidad. Se muestra confundido y confiesa que, a pesar de haber estudiado el problema de la causa del delito “durante casi un siglo, no hemos avanzado nada. Tienes un buen hogar, padres buenos y cariñosos y un cereb ro no del todo malo. ¿Qué demonio te carcome?”.
En la gaceta se manifiestan otros discursos: en uno de ellos se etiqueta a la Juventud Morderna como incivilizada, hecho que debía revertirse a través del arte; en otro, se afirmaba que “el Diablo andaba suelto y comenzaba a insinuarse en la carne joven e inocente”; en otro se proponía la necesidad de mayor disciplina por parte de los padres y de maestros auténticos. Todos ellos tendientes a estigmatizar a
los
jóvenes
y
provocar
miedo
en
la
sociedad.
En toda la novela se percibe la hegemonía del biologismo en el positivismo criminológico, en boca de todos sus personajes. La inferioridad de los delincuentes, como se los llama, aparece demostrada por la degeneración moral que se les adjudica. Se sostiene que hay una criminalidad concentrada en la prisión, donde se amontona a los pervertidos y repugnantes criminales, por oposición a la gente auténtica.
Como consecuencia de “la alianza entre el discurso biologista médico con el poder policial urbano europeo”15 se va gestando, como el huevo de la serpiente, el consenso social necesario para aceptar la verticalización de la sociedad en estructuras cada vez más jerarquizadas, que acaban, como no puede ser
de
otra
manera,
en
un
estado
totalitario.
Alex interpreta que su personalidad es algo que tiene que ver con él mismo en su privacidad, oponiéndose entonces al derecho penal de autor que se le aplicará luego. Se burla de esta búsqueda acerca de la causa de la maldad. Si las personas son buenas es porque les gusta, y confiesa que él hace lo
que
hace
porque
le
gusta.
_________________ 15.-
Zafaroni,
La
Cuestión
Criminal,
Fascículo
7,
Pág.
2.
Aquí aparece más claramente la crítica al poder: explica que las instituciones
llevan
adelante la socialización16 de los individuos negando la individualidad (el “yo”), el hombre normalizado debe ser bueno, no puede ser malo. Entonces, el poder punitivo no puede permitir “lo malo” porque de lo contrario estaría admitiendo esa individualidad que busca negar. La historia moderna es, para él, la lucha de los pequeños individuos contra esas enormes maquinarias de po der. Esto constituye el planteo central de Burguess, a través del título de la novela (así como otras que escribió antes y después), y de las
explicaciones vertidas en varios pasajes: no somos más que máquinas de reproducir el orden establecido,
conforme
la
manipulación
de
quienes
detentan
el
poder.
Plantea en la novela que esta manipulación de produce en tres aspectos: la socialización a través de las instituciones, la resocialización de los infractores que no se adecuan a las normas en la prisión, y la masificación del discurso a través de la prensa. Sus críticas tienen una cercanía con el concepto de Bourdieu sobre la violencia simbólica, como “esta forma de violencia que se ejerce sobre un agente social con su complicidad”, debido a que “las disposiciones que les inclinan a esta complicidad son también el efecto,
incorporado,
Reflexiones
de
sobre
la
la
dominación”17.
criminología
mediática
La importancia de la comunicación masiva, sea a través del cine o la televisión, radica en que también allí se produce una lucha simbólica entre distintos sectores de la clase dominante por imponer la representación legítima del mundo social. En la actualidad, la concentración oligopólica de los medios de comunicación del mundo como parte de grandes grupos económicos, ha limitado los sectores en disputa, con
lo
cual
el
discurso
tiene
también
a
concentrarse.
En cuanto a la criminología mediática, es evidente que la televisión ha ofrecido una base muy importante al triunfo del discurso de la seguridad ciudadana en los últimos años. Tomando en cuenta el caso de Argentina, y lo que podemos ver aquí de lo que se produce en Estados Unidos para ser luego distribuido en el mundo, no nos cabe duda de la importancia que reviste la repetición constante de informaciones y ficciones
acerca
del
delito
y
los
delincuentes.
Los noticieros, que han copado las pantallas de televisión en cuatro emisiones diarias,
________________ 16.-
Pierre
Bourdieu
(1980)
17.- J. Manuel Fernández, “La noción de violencia simbólica en la obra de Pierre Bourdieu: una aproximación
crítica”,
Univ.
Complutense
de
Madrid,
en
www.revistas.ucm.es/index.php/CUTS/article/download/.../7582
dedican más de la mitad de su tiempo a informar sobre distintos delitos, generalmente violentos, haciendo los periodistas todo tipo de conjeturas acerca del culpable, de las motivaciones del crimen, de la peligrosidad del sospechoso y por supuesto, cuestionando si es o no detenido, dependiendo de las circunstancias del caso, pero sin explicar los alcances de la prisión preventiva. Cada crimen que aparece se trata en cada emisión de cada noticiero durante, aproximadamente, una semana, o hasta que aparezca otro más aberrante. Antes de la existencia de la televisión, en entregas menos masivas, se reproducía en la sección Policiales de los diarios, como lo hacía Roberto Arlt desde los bares de hampa que frecuentaba, en los años veinte. Aún hoy se utiliza este lenguaje, de hampa o submundo, que representa
la
mala
vida,
que
condenaban
viejos
discursos.
Es nula en la televisión la información sobre estadísticas oficiales acerca del delito y la prisionización y el abordaje serio del tema criminal a través de expertos, salvo alguna aparición de Zaffaroni intentando explicar el fenómeno mediático. No son noticia las víctimas del gatillo fácil a excepción de algún caso resonante que no puede dejar de ser mostrado. El estado de las prisiones y las malas condiciones de vida de los presos, sólo son noticia cuando se produce algún motín de importancia. Hacemos notar, sin embargo, que el diario Página 12 publica con asiduidad informaciones sobre las malas condiciones de
vida en las cárceles y manicomios, torturas y trabajo esclavo en varias prisiones del país.
El reality show también llegó a la cuestión criminal, de la mano de programas como Policías en Acción, que se dedica a mostrar cómo se vive en las villas y barrios pobres y cómo se criminaliza la pobreza y Cárceles, que entrevista individualmente distintos presos condenados que cuentan el delito que cometieron y cómo viven en la cárcel. No se aborda el tema de la prisión en su conjunto. Otro programa como Documentos América, en el que, a través de cámaras ocultas, la producción hace una investigación y luego aborda a quien cometió el delito para pedirle explicaciones. Recientemente apareció el programa Cámaras de Seguridad que muestra justamente las cámaras de seguridad de varias ciudades mientras el periodista
habla
con
los
responsables
de
lo
que
sucede
en
las
calles.
Todos estos programas, fomentan los prejuicios y consolidan los estereotipos y prestan a la confusión sobre los procesos penales y sus garantías y principios. Entonces, se construye una realidad que no es toda la realidad. Deliberadamente se dejan de lado las cuestiones que atañen al poder punitivo y se descalifica a los críticos del abuso de poder como aliados de los delincuentes, como explicamos al referirnos a los efectos que produce el discurso vindicativo de seguridad ciudadana. Pero sobre todo, se fomenta la desconfianza hacia el vecino, el compañero, la pareja sentimental, el miedo al vecino, al pobre, al poder y ese discurso se transforma en un terrorismo mediático cuyo efecto fundamental, como ya hemos señalado, es el debilitamiento de los lazos de solidaridad en la sociedad.
De Estados Unidos nos llegan series televisivas por medio de las cuales se exporta su discurso represivo de tolerancia cero, respecto del enemigo terrorista en 24 y respecto del enemigo delincuente en Criminal Minds, Dexter y, el ejemplo más claro, La Ley y el Orden. Este último presenta a la división policial investigando el crimen y apelando a cualquier método que sea necesario para hallar al culpable. Los policías prejuzgan a los sospechosos, los increpan, los insultan, los torturan, los obligan a confesar. Así,
como ocurre con 24, se legitiman los métodos ilícitos que Estados Unidos utiliza dentro de su territorio, en Guantánamo y en el mundo entero en sus pretendidas luchas contra las emergencias mundiales que ese mismo
país
determina.
El arte es también una herramienta poderosa para la reproducción del conjunto de ideas que legitiman el orden natural de las cosas. A través del cine la doctrina de la seguridad nacional de Estados Unidos llegó a todo el mundo, a todos los hogares. Como ejemplo sirven cientos de películas, que representan la construcción del enemigo: la persecución al comunismo, desde el siglo pasado, y al terrorismo, en el siglo XXI. De la misma manera sucede con la reproducción de los valores morales que deben considerarse como una virtud, tal como ocurre con la sobrevaloración de la individualidad, del consumismo, el exitismo... La magnificencia de la industria del cine y televisión estadounidenses frente al resto del mundo, provocan una desigualdad fenomenal, que reproduce hacia el interior de cada país las limitaciones del arte independiente frente a la cultura dominante para disputar las ideas.
Pero, así como Bourdieu veía posible que los Mass Media terminaran siendo una herramienta de opresión simbólica, atribuía, entre otros, a los artistas y a los intelectuales el rol de provocar revoluciones simbólicas que trastornen las estructuras mentales, que nos hagan cambiar nuestra manera de ser y pensar. Y allí está la necesidad y la importancia del arte, por su potencial transformador, “aunque esas revoluciones no se dan en el vacío”. Decía Brecht que "el arte no es un espejo para reflejar la realidad, sino
un
martillo
para
darle
forma."
En cuanto a La Naranja Mecánica, no está demás decir que el nivel de violencia que presenta nos hace replantear algunas concepciones o ideas previas, desde una perspectiva diferente, puesto que la violencia del poder punitivo nunca nos ha resultado desconocida, seguramente debido a los tiempos que nos han tocado vivir. Esta historia causa impresión por la crudeza del lenguaje y por la forma en el autor
describe el pacer que Alex siente al dominar y doblegar a otros, sin escrúpulo alguno. En cierta medida, nos obliga a conectarnos con sensaciones que, probablemente, se hallan muy reprimidas en nosotros.
Al respecto, podemos decir que las diferencias que existen entre la película homónima de Stanley Kubrick y la novela resultan sustanciales. En el film no hay referencias al significado del título, a la reproducción mecánica del orden establecido que queda claro en varios pasajes de la obra de Burguess. Ocurre también con el rol que le da el autor a la oposición política, que resulta de importancia en la crítica a
la
etización
del
estado
con
su
aparato
totalitario.
En definitiva, lo que Burguess escribe sirve para trastocar las estructuras mentales y cambiar nuestras formas de ser y pensar. Lo que Kubrick dirige sirve para perpetuar las estructuras mentales del orden establecido y contribuir con el poder a sedimentar lentamente los discursos vindicativos que tienden a la verticalización jerárquica de la sociedad y las políticas criminales de endurecimiento del poder punitivo.
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