La Patria Del Criollo... Resumen. Opciones y y y
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el 05-18-2007 03:13 P M
Hola paisanos, compatriotas, gente linda y civilizada, gente trabajadora culta y honrada, de buenos modales y buenos principios morales,, pero con una carencia en sociología e historia política de morales Guatemala. No soy un docto, mucho menos un historiador simplemente comparto lo que mis abuelos un día me contaron y lo que viví haciéndose realidad sus dichos, cuentos, y fantasías, que nuestra tierra tierra No es tierra de Guatemaltecos Guatemaltecos Solamente. Donde al no concatenar las ideas, es como el que escucha los cuetes (la pólvora) pero no sabe dónde es la fiesta. Donde hacemos caso miso a la Teoría Dicotomica (es decir diferencia entre indio como servidor, ladino como dueño, el indio como soldado, y el ladino como comandante en otras palabras aún existen estratos sociales) Ge nte que aún no sabe distinguir los puntos de vista de las personas cuando son Subjetivamente, Objetivamente, o Filosóficamente, en donde la gente aún no sabe sabe que significa Guatemal Guatemala, a, en donde el Criollo es el hijo de Españoles nacido en Guatemala, llamado Ladino, en donde el Mestizo es el hijo de Españoles con indígenas, Autóctonos y donde los indígenas responden al nombre de Indios, que a su vez es sinónimo de ignorante, iletrado o analfabeta. Y donde el mencionado libro eminentemente nos habla de los parámetros de nuestra sociedad y se resiste a la dialéctica. O sea mis queridos compatriotas "La sociología Interna del País" y también se caracteriza por el dicho desde un punto de vista utópico
"Del Pueblo al Poder" así de simple. Con lo anterior dicho voy a dejarles un Resumen de lo que es el libro "La Patria Del Criollo" empezando en la siguiente página.
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Re: La Patria Del Criollo... Resumen. Opciones y y y
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el 05-18-2007 03:18 P M
LA PATRIA DEL CRIOLLO A parte de ´Encuentros de culturaµ, la conquista suele verse, en el peor de los casos, como un choque de armas, como un evento bélico, y a ello se debe que tengamos de aquel suceso una visión tan estrecha y tan falsa. falsa. Es necesario necesario comprender que los indíge nas no quedaron conquistados por el mero hecho de haber sido derrotados. Aquello fue sólo el primer paso de la conquista, y de ningún modo su consumación. La correcta comprensión de la conquista tiene una importancia importan cia extraordinaria para poder poder entender la i nferioridad económica, social e intelectual, en que vivieron a quedar los indígenas para el resto de la vida colonial« y actual. Después de ser
"Del Pueblo al Poder" así de simple. Con lo anterior dicho voy a dejarles un Resumen de lo que es el libro "La Patria Del Criollo" empezando en la siguiente página.
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Re: La Patria Del Criollo... Resumen. Opciones y y y
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el 05-18-2007 03:18 P M
LA PATRIA DEL CRIOLLO A parte de ´Encuentros de culturaµ, la conquista suele verse, en el peor de los casos, como un choque de armas, como un evento bélico, y a ello se debe que tengamos de aquel suceso una visión tan estrecha y tan falsa. falsa. Es necesario necesario comprender que los indíge nas no quedaron conquistados por el mero hecho de haber sido derrotados. Aquello fue sólo el primer paso de la conquista, y de ningún modo su consumación. La correcta comprensión de la conquista tiene una importancia importan cia extraordinaria para poder poder entender la i nferioridad económica, social e intelectual, en que vivieron a quedar los indígenas para el resto de la vida colonial« y actual. Después de ser
derrotados, los indígenas fueron obligados a tributar despiadadamente, despiadadame nte, fueron despojados de sus tierras, tierras, sometid os a la esclavitud y posteriormente a servidumbre. Interesa dejar claro que los nativos, puestos en una situación económica malísima, obligados a trabajar en las condiciones más duras para único provecho de sus amos, se vieron en adelante privados de toda posibilidad de superación, cayendo en un feudalismo el cual se vive en Guate hasta el día de hoy . El Saqueo De La Tierra A pesar de todos los enormes esfuerzos hechos para ocultarlo, es cosa bien sabida que el problema primordial de las sociedades centroamericanas es la mala distribución de la tierra, que se haya concentrada en pocas manos, mientras carece de ella la gran mayoría de la población. Esta realidad ha sido posible, en buena medida, por los principios que orientan duramente la colonia la política agraria. Estos principios, son los siguientes: Primero. El principio fundamental fundamental de la política indígena en lo relativo a la tierra se encuentra en la teoría del señorío que ejercía el Rey de España, por derecho de conquista, sobre las tierras conquist adas en su nombre. Este principio es la expresión legal de la toma de posesión de la tierra y constituye el punto de partida del régimen de tierra colonial. La conquista significó fundamentalmente una apropiación que que abolía automáticamente automáticamente a los nativos so bre sus tierras. Pero no se le daba automáticamente a los conquistadores. Unos y otros, conquistadores y conquistados, sólo podían recibir tierras de su verdadero propietario, el rey, pues en su nombre habían venido los primeros a arrebatarle sus dominios a los segundos. Inmediatamente después de consumada la conquista, toda propiedad sobre la tierra provenía, directamente dir ectamente o indirectamente, de una concesión real. El reparto de tierras que hacían los capitanes entre entre sus soldados, soldados, lo hacían en nombre del mona rca y con autorización de él, y la plena propiedad de aquellos repartos estaba sujeta a confirmación real. Consiguientemente, cualquier tierra que el rey no hubiera cedido a un particular o a una comunidad, pueblo, convento, etc., era tierra realenga, que pertenecía al rey y que no podía usarse sin incurrir en delito de usurpación. usur pación. El principio de d e señorío tiene dos vertientes: por un lado, únicamente el rey cede la tierra y por otro, no hay tierra sin dueño;
nadie puede introducirse en tierra que el rey no le ha cedido. La corona cede tierra cuando y a quien le conviene, y también la niega cuando ello le reporta algún beneficio. Mensaje 2 de 42 (10,628 vist as)
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Re: La Patria Del Criollo... Resumen. Opciones y y y
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el 05-18-2007 03:19 P M
Segundo. Con base en el principio anterior, España desarrolló un segundo principio de su política agraria: el principio de la tierra como aliciente. La corona, imposibilitada para sufragar las expediciones de conquista como empresa del estado, las estimuló como empresas privadas con el aliciente de ofrecerles a los conquistadores una serie de ventajas económicas en las provincias que conquistasen. Ceder tierras e indios fue el principal aliciente empleado. Para que ese estímulo diera los resultados apetecid os, la corona tenía que mostrar mucha magnanimidad en la cesión de tierras, pues hubiera sido desastroso que se propagara la noticia de que los conquistadores no estaban siendo debidamente premiados
por su inversión, ni los primeros pobladores por su decis ión de trasladarse a las colonias recientes. Esto condiciona la brutalidad de la primera etapa de la conquista y el principio del latifundio en las colonias: el rey ofrecía y cedía una riqueza que no había poseído antes del momento de cederla. Los conquistadores salían a conquistar unas tierras con autorización, en nombre y bajo el control de la monarquía: y la monarquía los premiaba cediéndoles trozos de esas mismas tierras y sus habitantes. Les pagaba, pues, con lo que ellos arrebataban a los nativos y co n los nativos mismos. Tercero. Ya afianzado el imperio por obra de la colonización y de la toma efectiva del poder local por las autoridades peninsulares, el principio político de la tierra como aliciente perdió su sentido original y siguió actuando en for ma atenuada. Una generación de colonizadores españoles habían echado raíces en las colonias: habían erigido ciudades, tenían tierras en abundancia, disponían del trabajo forzado de los indios -el nuevo repartimiento comenzaba a funcionar-, muchos de ellos tenían encomiendas, habían fundado familias y tenían descendientes. Con esta nueva situación, la monarquía se hallo en condiciones de aplicar un nuevo principio: la tierra como fuente de ingresos para las arcas reales, bajo el procedimiento de la composición de tierras. La incitación del periodo anterior a pedir y obtener tierras había dado lugar a muchas extralimitaciones. En aquel periodo convenía tolerarlas, pero medio siglo más tarde se convirtieron en motivo de reclamaciones y de ´composicionesµ: la co rona comenzó a dictar órdenes encaminadas a que todos los propietarios de tierras presentaran sus títulos. Las propiedades rusticas serian medidas para comprobar si se ajustaban a las dimensiones autorizadas en aquellos títulos. En todo caso en que comprob ara que había habido usurpación de tierras realengas, el rey se avenía a cederlas legalmente, siempre que los usurpadores se avinieran a pagar una suma de dinero por concepto de composición. En caso contrario, era preciso desalojarlas para que el rey pudie ra disponer de ellas. Dicho de otro modo la usurpación de tierras se practico desde el siglo XVI con base en la libertad de las concesiones y en el descontrol de la primera etapa de colonizadora. En la última década de ese siglo fue un sistema de composiciones, que no vino a frenar la usurpación,
sino a convertirla en un procedimiento para adquirir tierras y ensanchar los latifundios con desembolsos moderados. Al normar la composición, las leyes sistematizaron la usurpación de tierras estuvo causándole ingresos a la Corana durante todo el período colonial hasta el día anterior a la independencia. Cuarto. La legislación colonial de tierras expresa, de manera insistente y clarísima, el interés de la monarquía de que los pueblos de indios tuvieran tierras suficientes. Los pueblos deben tener suficiente tierras comunes para sus siembras, deben tener sus ejidos territorios también comunes de pastoreo y para otros menesteres distintos de la siembra-; a los indios que en lo particular quieran adquirir tierras por composición debe dárseles trato preferencial, y en ningún caso debe admitirse a composición a quien haya dado usurpado tierras de indios, se trate de tierras comunales -de sementera y ejidos- o de propiedad de algunos indios en particular. La preservación de las tierras de indios fue un principio básico de la política agraria colonial. Y no es extraño, porque la organización del pueblo de indios, como pieza clave de la estructura de la sociedad colonial, exigía la existencia de unas tierras en que los indíge nas pudieran trabajar para sustentarse, para tributar, y para estar en condiciones de ir a trabajar en forma casi gratuita a las haciendas y labores y a otras empresas de los grupos dominantes. Se trata, pues, de un principio permanente y fundamental de la política agraria de la colonia, que lo fue porque enraizaba en un interés económico también fundamental y permanente de la monarquía. Para que los indígenas permanecieran en los pueblos, y fuera posible controlarlos para la tributación, era indispensable que tuvieran allí unas tierras suficientes; que no tuvieran que ir a buscarlas a otra parte. (Sound Familiar?) Mensaje 3 de 42 (10,624 vist as)
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el 05-18-2007 03:21 P M
El quinto principio no se desprende de las leyes, pero es conocido por hechos importantes consignados en otros documentos: el bloqueo de los mestizos. Las leyes de las indias sobre la tierra no hacen discriminación de la gente mestiza -las ´castasµ, los ladinos-, sino más bien ofrecen puntos de apoyo legal para que ellos también la puedan obtener. Sin embargo, dado que los mestizos eran un contingente humano en crecimiento y de escasos recursos económicos, era de esperarse que el gobierno colonial, tomara provincias necesarias para proporcionarles tierras, considerándolos como un grupo económicamente diferenciado y muy necesitado de aquel recurso fundamental. Si los indios, como clase, vivían en sus pueblos, tenían sus tierras y gozaban de un fuero especial, los mestizos, como grupo emergente en la sociedad colonial, no ubicada y carente de medios de producción, debieron ser objeto de la creación de centros especiales para ellos, dotados de tierras para trabajar. Esto, que se hizo en otras colonias, y que los mestizos del reino de Guatemala solicitaron en diversas formas, fue sistemáticamente evitado por las autoridades del reino. La política de negación de tierras a los mestizos pobres en constante aumento demográfico, fue un factor que estimulo el crecimient o de los
latifundios, porque la población mestiza o ladina pobre se vio obligada a desplazarse a las haciendas y a vivir y trabajar en ellas a cambio de tierra en usufructo. Se volvieron necesariamente arrendatarios. El Indio Como Botín Al igual que con la tierra, para con los indígenas se aplicaron un conjunto de principios y mecanismos de dominación que propiciaron la, hasta el momento, inferioridad indígena. Entre esos principios y mecanismos podemos señalar: La encomienda y el repartimiento, pese a qu e fueron verdaderos ejes del sistema colonial, se conocen poco, y lo que de ellas se sabe aparece generalmente en definiciones muertas. Repartimiento y encomienda fueron instituciones que nacieron unidas, entrelazadas, y así permanecieron durante su primer a etapa. Las implantó Cristóbal Colon en las Antillas, y en su forma primitiva pasaron al continente. El repartimiento tenia dos aspectos, pues consistía en repartir tierras y también indígenas para trabajarlas; y como este segundo aspecto se justificaba diciendo que los indígenas eran entregados para que el favorecido velase por su cristianización -le eran encomendados para ello-, repartir indígenas y encomendarlos fue, en esa primera etapa, una misma cosa. La encomienda primitiva era en realidad un prete xto para repartirse los indios y explotarlos y como ninguna instancia superior controlada lo que se hacia con ellos, vinieron a estar, de hecho, esclavizados. Nos hayamos en la etapa primitiva de la colonia. La corona de España no aprueba los vejámenes que se cometen en su nombre pero tiene que tolerarlos, porque la despiadada explotación de los indígenas es el acicate de la conquista y el pago de la implantación del imperio. La encomienda primitiva fue una manera de disminuir, bajo el pretexto de que se entregaba a los indios para cristianizarlos, el hecho de que se los repartía para explotarlos. La esclavitud que se escondía tras el repartimiento y la economía primitivos no estaba legalmente autorizada, era esclavitud virtual. Sin embargo, hubo también en este sangriento periodo, justo a la esclavitud virtual, una esclavitud autorizada y legal. En su afán de enriquecerse as
toda prisa, los conquistadores se las arreglaron para obtener permiso de esclavizar, con base legal, a aquellos indígenas que presentaran una tercera parte resistencia armada. Este truco se complemento con el celebre Requerimiento de Palacios Rubios, instrumento jurídico que bebía leerse a los indios para llamarlos a aceptar pacíficamente la soberanía del monarca español. Se les explicaba en él la existencia de los Papas como vicarios del Dios verdadero en la tierra, y que el último Papa había donado los territorios indianos a los reyes de España. En tal virtud, se invitaba -requería- a los indios a aceptar la nueva situaci ón. Se les hacia saber que, si rechazaban el requerimiento, ´tomaremos vuestras personas, y a vuestras mujeres e hijos, y los haremos esclavos, y como tales venderemos, y dispondremos de ellos«µ Esta ultima amenaza era la verdadera razón de ser del requeri miento, porque servia para justificar la esclavización de los indios y el robo de sus bienes. El documento fue elaborado para que los indios lo aceptaran y evitar así la guerra, sino precisamente contando con lo que no seria aceptado y daría una base legal a la esclavitud de guerra y al despojo de los nativos. Así lo prueba el uso de el se hizo. El requerimiento se convirtió en parte integrante del equipo que todo conquistador había de llevar consigo a América. Mensaje 4 de 42 (10,622 vist as)
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el 05-18-2007 03:23 P M
Acostumbrados como estamos a pensar la conquista desde el lado de los conquistadores, olvidamos reflexionar sobre la que realmente significó para los conquistados. Imaginemos la sorpresa de los indios al recibir o escuchar el requerimiento: Unos otros homb res venidos del otro lado del mundo, cubierto el rostro con abundante pelambre y el cuerpo con amenazantes atavíos de guerra, precedidos de la alarma y el terror de las matanzas y despojos que vienen realizando en su recorrido, se plantan con un texto en l a mano y con las armas y las bestias listas para entrar en combate. Supongamos que se les traduce el documento a su idioma y que se les da el plazo de cuatro o cinco días para deliberar y decidirse. En ese plazo tendrían los indígenas, según las exigencia s del requerimiento, que abandonaran a sus divinidades y convencerse de que el Dios verdadero había venido al mundo en tiempo remoto y en país desconocido, habría que echar por tierra las creencias heredadas por siglos, y comenzar a rendirle culto a una pe queña figura humana fijada sobre dos maderillas encruzadas, que presentaba además el aspecto de los propios conquistadores: tez pálida y largas barbas. En unos pocos días habrá que renunciar al dominio de las tierras y aceptar la soberanía de un Rey desconocido y lejano. Y peor de todo: se sabe que se les exige inmediatamente pago de pesados tributos, la entrega de metales preciosos, y que todos los pueblos que quisieron ser pacíficos tuvieron que sublevarse a la vuelta de poco. Los indios deben haber comprendido que el requerimiento era un truco, y que todas esas loas de un Papa y un Rey repartiéndose el mundo no tiene otra finalidad que provocar el rechaza, justificar la guerra y darle bases legales a la esclavización y al despojo. Es
difícil pensar que no lo entendieran. La esclavitud y esta forma de encomienda fueron suprimidas con las Leyes Nuevas, que convirtieron a los indios en vasallos libres, obligados a tributar al Rey. Con estas Leyes, la encomienda pasa a ser una concesión liberadora por el rey a un español con méritos de conquista o colonización, consistente en percibir los tributos de un conglomerado indígena. Esa fue la encomienda que se prolongó prácticamente durante toda la época de la colonia. Pero mucho más importante que la nueva encomienda fue el nuevo repartimiento de indios: sistema que obligaba a los nativos a trabajar por temporadas en las haciendas, retornando con estricta regularidad a sus pueblos para trabajar en su propio sustento y en la producción de atributos. Esta última institución fue la pieza clave para del sistema económico de la colonia, y puede afirmarse que será imposible integrar una visión científica de la sociedad colonial centroamericana (superando las limitaciones de la tradicional ´historia de hechosµ, así como el carácter fragmentario y desarticulados de las monografías históricas) mientras no se reconozca que la base de aquella estructura social fue su régimen de trabajo: el repartimiento de indios, el trabajo obligatorio de los nativos, el riguroso control de los indígenas en sus pueblos, desde los cuales eran enviados periódicamente a trabajar a las haciendas y labores de los españoles y de sus descendientes a lo largo de los tres siglos coloniales. Ese régimen le imprimió desde las bases un determinado carácte r a la sociedad colonial centroamericana y condicionó de manera decisiva las luchas sociales, las ideologías, las formas del trato social y demás manifestaciones de la vida de aquella sociedad. Estos procesos de colonización no hubieran sido posibles sin e sa enorme labor que se llamó reducción de indios. Éste fue, en definitiva, el remate de la gran transformación ocurrida en las colonias a mediados del siglo XVI. Y los pueblos de indios, las reducciones de indios, vinieron a ser el punto de apoyo de todo e l sistema económico que se estructuro a partir de aquel período. La reducción
garantizo el cobro regular de los tributos de los encomenderos y la disponibilidad de mana de obra para los terratenientes. La esclavitud había causado una dispersión que era gr ave obstáculo para la reorganización de la colonia. Muchos indios vivían en las haciendas de sus amos, otros andaban huyendo, retirados en montañas y lugares remotos, y otros permanecían en la sede de los antiguos poblados prehispánicos. Ese alto grado de dispersión y desorganización fue resultado de una peculiar suma de factores: la esclavitud arrastró indios a las haciendas y ahuyentó indios a los montes, pero esto vino a operar sobre un cuadro de dispersión ya existente. Los indígenas, antes de la conquista, no vivían predominantemente en centros de población, sino en chozas y caseríos dispersos junto a los sembrados, constituyendo grandes áreas poblados. Los centros urbanos de que dan noticia los conquistadores eran solamente los núcleos de áreas habitadas mucho más amplias. A esos núcleos concurría toda la población en días determinados, con fines comerciales, religiosos y de administración, pero no eran la morada permanente de la gran mayoría de la gran mayoría de la población. La dispersión anárquica adoptada por los indios como recurso de defensa frente a la conquista, se desarrolló a partir de un cuadro de dispersión orgánica existente con autoridad. Esta situación era contraria al plan colonial de las Leyes Nuevas, que exigía, como requisito indispensable, que los indios vinieran a vivir, todos sin excepción, en poblados perfectamente organizados y estables. Los indígenas no podían pasar a ser efectivamente vasallos tributarios del rey, ni este podría ceder parte de la tributación (encomienda), ni sería posible suministrar a las haciendas periódicamente mano de obra indígena (repartimiento), mientras no hubiera centros de población perfectamente establecidos y controlados por autoridad. El repartimiento va perdurar incluso después de la independencia , aunque con distinto nombre. A medida que avanzaba la colonia, se llamo indistintamente mandamiento y repartimiento al envío de indios a las labores y
haciendas para realizar trabajo obligatorio por semanas o temporadas. Sin embargo, puede observarse la t endencia a llamar mandamiento al envió de indios a lugares lejanos a sus pueblos y por temporadas mayores que una semana, reservando el nombre de repartimiento al régimen de envíos para seis días a lugares cercanos. A eso se debe, muy probablemente, que de sde casi el mismo inicio de la Independencia hasta mucho tiempo después, bajo las dictaduras cafetaleras (1871 - 1944) se llamara mandamiento, y no repartimiento, el envío forzoso de indios a las fincas, pues eran envíos desde grandes distancias y por temp oradas largas.
En este libr o nos da mos cuent a de que el indio viene de ú ltimo. Se había r ezaga do en alguna par te, y aun al acor dar nos de el se nos apar ece desdibujado, empequeñecido, despr ovisto, del alto r elieve que ostent an otr os elementos de la Recor dación. Como
sabemos la Recor dación es un documento histó r ico es la pr incipal fuente para el conocimiento de los indios de Guatemala durante la época colonial, y sólo la cr ónica de Ximenez puede comp arár sele sin llegar nunca a serle igual. Lo que ocurr e es que la obra, lejos de pecar de infidelidad en este punto, es un r ef lejo exacto de la r ealidad dentr o de la cual se gestó. Como los cr iollos vivían del trabajo de los indios estos tení an que ser , en una u otra for ma la pr eocupación car dinal del gran testimonio cr iollo que es la Recor dación. Los cr iollos quer ían disimular la ver dadera pr ocedencia de su bienest ar y su r iqueza, y ese móvi l los llevaba a negarle mér itos a los indios, a borrar la gra n impor tancia de su tra bajo, agigantando sus posibles deficiencias, ocultando el or igen económico de las mismas inventando muchas otras y socavando por todos los medios del pr estigio de los nativos. Hay que analizar los sor pr endentes momentos en que e l cr onist a, altera ndo su posición funda mental de negación del indio, par ece adoptar de pr onto actitudes de apoyo y defens a de los indígenas. En todos estos momentos puede compr obar se que ocurr e uno de estos dos fenómenos: lo más f r ecuente es que este conside rando a los nativos, en su llana r elación con los cr iollos, sino en sus r elaciones con los españoles y que la apar ente defens a no sea otra cosa que la negación de la negación que aquellos hacían del indio. Los indí genas no adoptar on plena y exclusiva mente las cr eencias de la indoctr inaciòn católica, sino las combinar on con cr eencias suyas y des arr ollar on una r eligion mixta, fue obser vado por todos los cr onistas coloniales. Hay que buscar aquellas causas, por supuesto, en el bajo nivel cultural en que fuer on mantenidos los indígenas durante la colonia. Tiene que haber sido un f actor de pr imer or den, ta mbién la tendencia de los indios a mantener vivas sus tradiciones: no por iner cia, sino dent r o de un esfuer zo ender eza do a no aceptar plena y pasiva mente las cr eencias intr oducidas por sus dominador es y enemi gos de clase. Concluya mos,
la super vivencia del paga nismo y el r echazo del catolicismo era n fenómenos der ivados del odio que los indios sentían hacia sus dominador es y explotador es. No podí an éstos últimos, por lo tanto, ver con tranquila indifer encia las pr uebas de que la conciencia del indio no estaba plena mente conquist ada.
Tr es son los pr ejuicios que con insistencia y maña, se r epiten a lo lar go de todos los escr itos elaborados por los gr upos terratenientes en el conf licto de 1663. Uno es afir mar que los indios son hara ganes, que no t rabajan bien. Otr o consiste en deci r que son inclinados al vicio, especialmente a la embr iaguez, y que aumentan entr e ellos las borracheras y los escándalos si no se les tiene ocup ado con las más diver sas y capciosas for mas, que los indios no p adecen pobr eza, que viven confor mes y tranquilos. Son los tr es invetera dos pr ejuicios cr iollistas, que desde luego están pr esentes a lo lar go de toda la Recor dación, y el ter cer o es el que se expr esa, de manera casi mecánica, en la afir mación del cr onista sobr e la ³descansada r iqueza´ de los indios del Valle de Guatemala.
Cua ndo
el fiscal pidió la abolición del r epar timiento, la supr esión del tra bajo for zoso, estaba pidiendo en el mismo acto la implantación del trabajo asalar iado, la libr e contratación del tra bajo. La supr esión del r epar timiento implicaba la cr eación del trabajo asalar iado de libr e contratación. Y he aquí el fondo de todo aquel pr oblema: la defensa del r epar timiento implicaba una lucha por evitar la libr e contratación y el salar io. Aunque una cosa implicaba la otra, los cr iollos hicier on pr odigios para que solo se viera una cara del pr oblema. El trabajo libr e significaba un encar ecimiento inmediato de la mano de obra, y esto era lo que los cr iollos tenían que evitar con disimulo, sin que la ver da d saliera a luz. En r esumen. El r epar timiento era desvent ajoso para los indios y por eso lo r egían. La pr oducción de bienes para tr ibut ar les era total mente gra vosa, pues r egalaban allí su trabajo. Odiaban esa obligación. El trabajo en sus tierras comunales no of r ecía gra ndes alicientes per o aun siendo así, ese trabajo arr ojaba al mer cado inter no gran cantidad de bienes. Las plazas o mer cados sema nales de los pueblos y las ciudades se abastecían, funda mental mente, con lo pr oducido por los indios en sus tierras del común. Y finalmente allí donde el indio podía encontrar algún inter és en esfor zar se, se esfor zaba. Era hara gán pues en todos aquellos casos en que teni a motivos para oponer r esistencia a un tra bajo que le r esultaba desventajoso. Lo que a los ojos del cr iollismo apar ecía como deja miento de los indios, no e ra otra cosa que r esistencia. En ningún lugar de dicha obra el cr onista afir ma que el indio sea su compatr iota, o que la patr ia ³que lo arr ebata´ sea ta mbién patr ia del indio. La razón por la cual no toc a ese punto es obvi a: no le pasó por la imaginación. En el panora ma noticioso de la Recor dación Flor ida el indio apar ece en un plano social per fectamente delimitado y con una función c lara mente definida, es el tra bajador de la tierra. Entr e las minor ías dominantes y la gra n multitud opr imida de los indios, fue desarr ollándose en los siglos coloniales la compleja ga ma social de las capas medias. La conquist a había dado por r esultado una simple y r ígida estratificación en la que tales niveles no existían. Per o después de t r escientos años al llegar la colonia a su fin, ya constituyan las capas medias la ter cera par te de la población tot al del r eino. El rapto y la violación de mujer es indígenas durante la conquist a fue un fenómeno t an f r ecuente como el r obo de alimentos, de joyas, de otr os bienes. Las leyes españolas no solo autor izaban el matr imonio entr e indí genas y españoles sino que r ecomendaban no poner impedimento a tales matr imonios, dando por supuesto que habr ían de casar se no solamente españoles con indi as sino indios con esp añolas también. Esas sanas disposiciones no modific aban, emper o, la r ealidad indiana. Sobr e las bases de la esclavitud cr eada por la conquist a, era del ma yor inter és para los conquistador es ma ntener u ahondar las difer encias entr e los dos gr upos, vedarles a los indios el acceso al plano económico y cu ltural de los esclavistas y sumirlos en la infer ior idad. Por tal motivo los españoles no se unier on con las mujer es indias, no se asociar on mér ita mente con ellas, sino que únic a mente usar on de ellas; no cr ear on con ello un acer camiento social, sino dier on una demost ra ción de la distancia que había entr e la clase de las esclavas y la de sus amos. Al ser abolida la esclavitud hubo que legislar pr ohibiendo estr icta mente el darle muer te a los indios y el violar a sus mujer es e hijas. Ca be
destacar y r etener en r elación con este pr oblema. Pr imer o: que concùbito de español o cr iollo con indi a -mestizaje inicial- se desarr ollo al mar gen del matr imonio y fue una f aceta de la opr esión colonial. Y segundo: que el incr emento numér ico de los
mestizaos se debió, mas al mestizaje inicial, a la multiplicación de mestizos ent r e sì y r elacionándose con ot r os gr upos. La legislación indiana hacia difer enciaciones muy pr ecisas para que las castas, no fuera n confundidas ni tratadas en un p lano de igualdad con los españoles y cr iollos ni con los indios. Respecto de estos ú ltimos hallabanse las castas en vent aja, pues no estaban obligadas a tr ibutar , tenían liber tad de trasladar se a vivir de un lugar a otr o, y sus individuos podí an contratar se trabajo en donde y con quien le conviera. Respecto de españoles y cr iollos, en ca mbio, las castas se hallaban en desvent aja. No tenían acceso a car gos públicos, les estaban vedadas cier tas ocupaciones, y las penas para un mismo delito eran mas duras si el r eo per tenecía a una casta. Recor demos que los negr os fuer on intr oducidos en gra n escala en aquellas colonias donde los indios habían sido exter minados, también en aquellas en que hubo gra ndes centr os miner os, por que allí satisf acían el pr opósito imper ial y local de f acilitar un labor eo intensivo de los metales sin mer ma de la población nativa. El per iodo de activa impor tación de negr os y de su efectiv a explotación esclavista en Guatemala, cae entr e el momento de la supr esión de la esclavitud de indios y los años en que fue qued ando or ganiza do el trabajo for zoso por medio de los r epar timientos. Faltando la af luencia de nuevos elementos de raza negra, los existentes fuer on absor bidos por el mestizaje. Ser ia equivocado pues supone r que los negr os fuer on el sector mas opr imido en la sociedad colonial guatemalteca. La legislación indiana establecía que los negr os podían r edimir se compra ndo su liber tad, y muchos la obtuvier on en el per iodo de transición entr e la escla vitud efectiva y la esclavitud atenuadas siguier on comprándola después. En el pr oceso colonial guatemalteco, los negr os ingr esar on para ocupar el lugar de los indios sacados de la esclavitud. Los negr os no constituyen asunto de impor tancia en la Recor dación, y apenas los menciona como existentes en algunas haciendas azucar eras. La plebe fue una capa social ur bana, pobr e y heter ogénea, económica mente impor tante, opr imida y explotada en diver sas for mas, descontenta per o incapaz de esbozar una actitud generalizada de clase. Ni la plebe ni la capa media ar tesanal pr oveedora, era n clases, sino capas de composición comp leja. Muchos elementos de la capa media ar tesanal pr oveedora, des arr ollándose como pequeños p r opietar ios explotador es de obr er os y empleados de comer cio, se incor porar on a la capa media alta. El gr upo dominante esta integra do por los cr iollos y los funcionar ios. La capa media alta siempr e ha sido decidida par tidar ia de la independenci a. Para la cor ona, el desarr ollo de las rancher ías y el aumento numér ico de trabajador es r ural es venia a se, en definitiv a, un f actor que cont r ibuía a la conser vación de los pueblos indios con su r égimen de tr ibutación y r epar timiento ya r egular izado. La estr uctura de la colonia, tal como quedo después de la pr ofunda r eor ganización de mediados de siglo XVI, tenia por base la concentración de los indios en pueblos incor pora dos en la monar quía. La r educción de indios, di r ecta mente asociada a la abolición de la esclavitud, fue la medida funda mental del gran pr oyecto político que iba implícito en las Leyes Nuevas. Eso significó para los indios una biena ventura nza difícil de ima ginar . Recuperación de liber tas. Hubo muchos indios, sin emb ar go, que no
aceptar on las condiciones de la r educción, y que, abolida la esclavitud, per ma necier on en los montes o fuer on a r efugiar se en ellos. El pr opósito de t ransfor mar a los indios en ³vasallos libr e´, f racasó en todas las colonias.
La esencia de la Refor ma de Guatemala, fue una ampliación de la clase cr iolla en el poder , sobr e todo la base de una ampliación de la disponibilidad de los indios en situación de sier vos, y una a mpliación muy not able del númer o de empr esas agr ícolas latifundistas. No es necesar io que haya feudos con castillos feudales para que ha ya feudalismo. Y puede dar se un r égimen que no sea típica mente feudal y que of r ezca, sin embar go, un mar cado cará cter feudal como fue en e l caso de Guatemala, durante la época colonial. Una for mación económic a social es el tipo de trabajador que r ealiza la par te funda mental en la pr oducción, el tipo de r elaciones que se est ablecen entr e ese trabajador y el dueño de los medios de pr oducción y el tipo de pr opiedad pr edominante sobr e el medio de pr oducción ta mbién pr edominante.
Resumen La Patria del Criollo
Tercer investigado LA PATRIA DEL CRIOLLO
INTRODUCCIÓN A parte de ³Encuentros de cultura´, la conquista suele verse, en el peor de los casos, como un choque de armas, como un evento bélico, y a ello se debe que tengamos de aquel suceso una visión tan estrecha y tan falsa. Es necesario comprender que los indios no quedaron conquistados por el mero hacho de haber sido derrotados. Aquello fue sólo el primer paso de la conquista, y de ningún modo su consumación. La correcta comprensión de la conquista tiene una importancia extraordinario para poder entender la inferioridad económica, social e intele ctual, en que vivieron a quedar los indios para el resto de la vida colonial« y actual. Después de ser derrotados, los indígenas fueron obligados a tributar despiadadamente, fueron despojados de sus tierras, sometidos a l a esclavitud y posteriormente a servidumbre. Interesa dejar claro que los nativos, puestos en una situación económica malísima, obligados a trabajar en las condiciones más duras para único provecho de sus amos, se vieron en adelante privados de toda posibilidad de superación. RESUMEN y
El Saqueo De La Tierra
A pesar de todos los enormes esf uerzos hechos para ocultarlo, es cosa bien sabida que el problema primordial de las sociedades centroamericanas e s la mala distribución de la tierra, que se haya concentrada en pocas manos, mientras carece de ella la gran mayoría de la población. Esta realidad ha sido posible, en buena medida, por los principios que orientan duramente la colonia la política agraria. Estos principios, son los siguientes: Primero. El principio fundamental de la política indiana en lo relativo a la tierra se encuentra en la teoría del señorío que ejercía el Rey de España, por derecho de c onquista, sobre las tierras
conquistadas en su nombre. Este principi o es la expresión legal de la toma de posesión de la tierra y constituye el punto de partida del régimen de tierra colonial. La conquista significó fundamentalmente una apropiación que abolía automáticamente a los nativos sobre sus tierras. Pero no se lo daba automáticamente a los conquistadores. Unos y otros, conquistadore s y conquistados, sólo podían recibir tierras de su verdadero propietario, el rey, pues en su nombre habían venido los primeros a arrebatarl e sus dominios a los segundos. Inmediatamente después de consumada l a conquista, toda propiedad sobre la ti erra provenía, directamente o indirectamente, de una concesión real. El reparto de tierras que hacían los capitanes entre sus soldados, lo hacían en nombre del monarca y con autorización de él, y la plena propiedad de aquellos repartos estaba sujeta a confirmación real. Consiguientemente, cualquier tierra que el rey no hubiera c edido a un particular o a una comunidad, pueblo, convento, etc., era tierra realenga, que pertenecía al rey y que no podía usarse sin incurrir en delito de usurpación. El principio de señorío tiene dos vertientes: por un lado, únicamente el rey cede la tierra y por otro, no hay tierra sin dueño; nadie puede introducirse en tierra que el rey no l e ha cedido. La corona cede ti erra cuando y a quien le conviene, y también la niega cuando ello le reporta algún beneficio. Segundo. Con base en el principio anterior, España desarrolló un segundo principio de su política agraria: el principio de la tierra como aliciente. La corona, imposibilitada para sufragar las expediciones de conquista com o empresa del estado, las estimuló como empresas
privadas con el aliciente de ofrec erles a los conquistadores una serie de ventajas económicas en las provincias que conquistasen. Ceder ti erras e indios fue el principal aliciente empleado. Para que ese estímulo diera los resultados apeteci dos, la corona tenía que mostrar mucha magnanimidad en la cesión de tierras, pues hubiera sido desastroso que se propagara la noticia de que los conquistadores no e staban siendo debidamente premiados por su i nversión, ni los primeros pobladores por su decisión de trasladarse a las colonias recientes. Esto condiciona la brutalidad de la primera et apa de la conquista y el principio del latifundio en las colonias: el rey ofrecía y cedía una riqueza que no había poseído antes del momento de cederla. Los conquistadores salían a conquistar unas tierras con autorización, en nombre y bajo el control de la monarquía: y l a monarquía los premiaba cediéndoles trozos de esas mismas tierras y sus habitantes. Les pagaba, pue s, con lo que ellos arrebataban a los nativos y con los nativos mismos. Tercero. Ya afianzado el imperio por obra de l a colonización y de la toma efectiva del poder local por las autoridades peninsulares, el pri ncipio político de la tierra como aliciente perdió su sentido original y siguió actuando en forma atenuada. Una generación de colonizadores españoles habían echado raíces en las colonias: habían erigido ciudades, tenían tierras en abundancia, disponían del trabajo f orzado de los indios -el nuevo repartimiento comenzaba a funcionar-, muchos de ellos tení an encomiendas, habían fundado familias y tenían descendientes. A todo con esta nueva situación, la monarquía se hallo en condiciones de aplicar un nuevo principio: la tierra como fuente de ingresos para las arcas reales, bajo el procedimiento de la composición de tierras. La incitación del periodo anterior a pedir y obtener tierras había dado l ugar a muchas extralimitaciones. En aquel periodo convenía tolerarlas, pero medio siglo más tarde se convirtieron en motivo de reclamaciones y de ³composiciones´: la corona comenzó a dictar órdenes encaminadas a que todos los propietarios de tierras presentaran sus títulos. Las propiedades rusticas serian medidas para comprobar si se ajustaban a las dimensiones autorizadas en aquellos títulos. En todo caso en que comprobara que había habido usurpación de tierras realengas, el rey se avenía a cederlas legalmente, siempre que los usurpadores se avinieran a pagar una suma de dinero por concepto de composición. En caso contrario, era preciso desalojarlas para que el rey pudiera disponer de ellas. Dicho de otro modo la usurpación de tierras se practi co desde el siglo XVI con base en l a libertad de las concesiones y en el descontrol de la primera etapa de colonizadora. En la última década de ese siglo fue un sistema de composiciones, que no vino a f renar la usurpación, sino a convertirla en un procedimiento para adquirir tierras y ensanchar los latifundios con desembolsos moderados. Al normar la composición, las leyes sistematizaron la usurpación de tierras estuvo causándole ingresos a la Corana durante todo el período colonial hasta el día anterior a la independencia. Cuarto. La legislación colonial de tierras expresa, de manera insistente y clarísima, el interés de la monarquía de que lo s pueblos de indios tuvieran tierras suficientes. Los pueblos deben tener suficiente tierras comunes para sus siembras, deben tener sus ejidos -territorios también comunes de pastoreo y para ot ros menesteres distintos de la siembra-; a los indios que en lo particular quieran adquirir tierras por composición debe dárseles trato preferencial, y en ningún caso debe admitirse a composición a quien haya dado usurpado tierras de indios, se trate de tierras comunales -de sementera y ejidos- o de propiedad de algunos indios en particular. La preservación de las tierras de i ndios fue un principio básico de la política agraria colonial. Y no es extraño, porque la organización del pueblo de indios, como pieza clave de la estructura de la sociedad colonial, exigía la existencia de unas tierras en que los indígenas pudieran trabajar para sustentarse, para tributar, y para estar en condiciones de ir a trabajar en forma casi gratuita a las haciendas y labores y a otras empresas de los grupos dom inantes. Se trata, pues, de un principio permanente y fundamental de la política agraria de la colonia, que lo fue porque enraizaba en un interés económico también fundamental y permanente de la monarquía. Para que los indios permaneci eran en los pueblos, y fuera posible controlarlos para
la tributación, era indispensable que tuvieran allí unas t ierras suficientes; que no tuvieran que ir a buscarlas a otra parte. El quinto principio no se desprende de l as leyes, pero es conocido por hechos i mportantes consignados en otros documentos: el bloqueo de los mestizos. Las leyes de las indias sobre la tierra no hacen discriminación de la gente mestiza -las ³castas´, los ladinos-, sino más bien ofrecen puntos de apoyo legal para que ellos también la puedan obtener. Sin embargo, dado que los mestizos eran un contingente humano en crecimiento y de escasos recursos económicos, era de esperarse que el gobierno colonial, tomara provincias necesarias para proporcionarles tierras, considerándolos como un grupo económicamente diferenciado y muy necesitado de aquel recurso fundamental. Si los indios, como clase, vivían en sus pueblos, tenían sus tierras y gozaban de un fuero especial, los mestizos, como grupo emergente en la sociedad colonial, no ubicado y carente de medios de producción, debieron ser objetote la creación de cent ros especiales para ellos, dotados de tierras para t rabajar. Esto, que se hizo en otras colonias, y que los mestizos del reino de Guatemala solicitaron en diversas formas, fue sistemáticamente evitado por las autoridades del reino. La política de negación de tierras a los mestizos pobres en constante aumento demográfico, fue un factor que estimulo el crecimiento de los latifundios, porque la población mestiza o ladina pobre se vio obligada a desplazarse a las haciendas y a vivir y trabajar en ellas a cambio de tierra en usufructo. Se volvieron necesariamente arrendatarios. y
El Indio Como Botín
Al igual que con la tierra, para c on los indígenas se aplicaron un conjunto de principios y mecanismos de dominación que propiciaron la, hasta el momento, inferioridad indígena. Entre esos principios y mecanismos podemos señalar: La encomienda y el repartimiento, pese a que fueron verdaderos ejes del sistema colonial, se conocen poco, y lo que de ellas se sabe aparece generalm ente en definiciones muertas. Repartimiento y encomienda f ueron instituciones que nacieron unidas, entrelazadas, y así permanecieron durante su primera etapa. Las implantó Cristóbal Colon en las Antillas, y en su forma primitiva pasaron al continente. El repartimiento tenia dos aspectos, pues consistía en repartir tierras y también indios para trabajarlas; y como este segundo aspecto se justificaba diciendo que los indígenas eran entregados para que el favorecido velase por su cristianización -le eran encomendados para ello-, repartir indios y encomendarlos fue, en esa primera etapa, una misma cosa. La encomienda primitiva era en realidad un pretexto para repartirse l os indios y explotarlos y como ninguna instancia superior controlada lo que se hacia con ellos, vinieron a estar, de hecho, esclavizados. Nos hayamos en la etapa primitiva de la colonia. La c orona de España no aprueba los vejámenes que se cometen en su nombre pero tiene que tolerarlos, porque la despiadada explotación de los indígenas es el acicate de la conquista y el pago de la implantación del imperio. La encomienda primitiva fue una manera de disminuir, bajo el pretexto de que se entregaba a los indios para cristianizarlos, el hecho de que se los repartía para explotarlos. La esclavitud que se escondía tras el repartimiento y la economía primitivos no estaba legalment e autorizada, era esclavitud virtual. Sin embargo, hubo también en este sangriento periodo, justo a la esclavitud virtual, una esclavitud autorizada y legal. En su afán de enriquecerse as toda prisa, los conquistadores se las arreglaron para obtener permiso de esclavizar, con base legal, a aquellos indígenas que presentaran una tercera parte resistencia armada. Este truco se complemento con el celebre Requerimiento de Palacios Rubios, instrumento jurídico que bebía leerse a los i ndios para llamarlos a aceptar pacíficamente la soberanía del monarca español.
Se les explicaba en él la existencia de los Papas como vicarios del Dios verdadero en la tierra, y que el último Papa había donado los territorios indianos a los reyes de España. En tal virtud, se invitaba -requería- a los indios a aceptar la nueva situación. Se les hacia saber que, si rechazaban el requerimiento, tomaremos vuestras personas, e a vuestras mujeres e hijos, e los haremos esclavos, e como tales venderemos, y dispondremos de ellos«´ Esta ultima amenaza era la verdadera razón de ser del requerimiento, porque servia para justificar la esclavización de los indios y el robo de sus bienes. El documento fue elaborado para que los indios lo aceptaran y evitar así la guerra, sino precisamente contando con lo que no seria aceptado y daría una base legal a la esclavitud de guerra y al despojo de los nativos. Así lo prueba el uso de el se hizo. El requerimiento se convirtió en parte integrante del equipo que todo conquistador había de llevar consigo a América. ³
Acostumbrados como estamos a pensar la conquista desde el lado de los conquistadores, olvidamos reflexionar sobre la que realmente significó para los conquistados. Imaginemos la sorpresa de los indios al recibir o escuchar el requerimiento: Unos otros hombres venidos del otro lado del mundo, cubierto el rostro con abundante pelambre y el cuerpo c on amenazantes atavíos de guerra, precedidos denla alarma y el terror de las matanzas y despojos que vienen realizando en su recorrido, se pl antan con un texto en la mano y con las armas y las bestias listas para entrar en combate. Supongamos que se les traduce el documento a su idioma y que se les da el plazo de cuatro o cinco días para deliberar y decidirse. En ese plazo tendrían los indígenas, según las exigencias del requerimiento, que abandonaran a sus divinidades y convencerse de que el Dios verdadero había venido al mundo en tiempo remoto y en país desconocido, habría que echar por tierra las creencias heredadas por siglos, y comenzar a rendirle culto a una pequeña figura humana fijada sobre dos maderillas encruzadas, que presentaba además el aspecto de los propios conquistadores: tez pálida y luengas barbas. En unos pocos días habrá que renunciar al dominio de las tierras y aceptar la soberanía de un Rey desconocido y lejano. Y peor de todo: se sabe que se les exige inmediatamente pago de pesados tributos, la entrega de metal es preciosos, y que todos los pueblos que quisieron ser pacíficos tuvieron que sublevarse a la vuelta de poco. Los indios deben haber comprendido que el requerimiento era un truco, y que todas esas loas de un Papa y un Rey repartiéndose el mundo no tiene otra finalidad que provocar el rechaza, justificar la guerra y darle bases legales a la esclavización y al despojo. Es difícil pensar que no lo entendieran. La esclavitud y esta forma de encomienda fueron suprimidas con las Leyes Nuevas, que convirtieron a los indios en vasallos libres, obligados a t ributar al Rey. Con estas Leyes, la encomienda pasa a ser una concesión liberadora por el rey a un español con méritos de conquista o colonización, consistente en perc ibir los tributos de un conglomerado indígena. Esa fue la encomienda que se prolongó prácticamente durante toda l a época de la colonia. Pero mucho más importante que la nueva encomienda fue el nuevo repartimiento de indios: sistema que obligaba a los nativos a t rabajar por temporadas en las haciendas, retornando con estricta regularidad a sus pueblos para trabajar en su propio sustento y en la producción de atributos. Esta última institución fue la pieza clave para del sistema económico de la colonia, y puede afirmarse que será imposible integrar una visión científica de la sociedad colonial centroamericana (superando las limitaciones de la tradicional ³historia de hec hos´, así como el carácter fragmentario y desarticulador de las monografías históricas) mient ras no se reconozca que la base de aquella estructura social fue su régimen de trabajo: el repartimiento de indios, el trabajo obligatorio de los nativos, el riguroso control de l os indígenas en sus pueblos, desde l os cuales eran enviados periódicamente a trabajar a las haciendas y labores de los e spañoles y de sus descendientes a lo largo de los tres siglos coloniales. Ese régimen le imprimió desde las bases un determinado carácter a la sociedad colonial centroamericana y condicionó de manera decisiva las luchas sociales, las ideologías, las f ormas del trato social y demás manifestaciones de la vida de aquella sociedad. Estos procesos de colonización no hubieran sido posibles sin esa enorme labor que se llamó reducción de indios. Éste fue, en definitiva, el remate de la gran transformación ocurrida en las colonias a mediados del siglo XVI. Y los pueblos de indios, las reducciones de indios, vinieron a ser el punto de apoyo de todo el sistema económico que se estructuro a partir de aquel período. La reducción garantizo el cobro regular de los tributos de los encomenderos y la disponibilidad de mana de obra para los terratenientes.
La esclavitud había causado una dispersión que era grave obstáculo para la reorganización de la colonia. Muchos indios vivían en las haciendas de sus amos, otros andaban huyendo, retirados en montañas y lugares remotos, y otros perm anenecian en la sede de los antiguos poblados prehispánicos. Ese alto grado de dispersión y desorganización fue resultado de una peculiar suma de factores: la esclavitud arrastró indi os a las haciendas y ahuyentó indi os a los montes, pero esto vino a operar sobre un cuadro de dispersión ya existente. Los indígenas, antes de la conquista, no vivían predominantemente en centros de población, sino en chozas y caseríos dispersos junt o a los sembrados, constituyendo grande s áreas poblados. Los centros urbanos de que dan noticia los conquistadores eran solamente los núcleos de áreas habitadas mucho más amplias. A esos núcleos concurría toda la población en días determinados, con fines comerciales, religiosos y de administración, pero no eran la morada permanente de la gran mayoría de la gran mayoría de la población. La dispersión anárquica adoptada por los indios como recurso de defensa frente a la conquista, se desarrolló a partir de un cuadro de dispersión orgánica existente con autori dad. Esta situación era contraria al plan colonial de las Leyes Nuevas, que e xigía, como requisito indispensable, que los indios vinieran a vivir, todos sin excepción, en poblados perfect amente organizados y estables. Los indígenas no podían pasar a ser efectivamente vasallos tributarios del rey, ni este podría ceder parte de la tributación (encomienda), ni sería posible suministrar a las haciendas periódicamente mano de obra indígena (repartimiento), mientras no hubiera centros de población perfectamente establecidos y controlados por autoridad. El repartimiento va perdurar incluso después de la independencia, aunque con distinto nombre. A medida que avanzaba la colonia, se llamo indistintamente mandamiento y repartimiento al envío de indios a las labores y haciendas para realizar trabajo obligatorio por semanas o temporadas. Sin embargo, puede observarse la tendencia a llamar mandamiento al envió de indios a lugares lejanos a sus pueblos y por temporadas mayores que una semana, reservando el nombre de repartimiento al régimen de envíos para seis días a lugares cercanos. A eso se debe, muy probablemente, que desde casi el mismo inicio de la Independencia hasta mucho tiempo después, bajo las dictaduras caf etaleras (1871 - 1944) se llamara mandamiento, y no repartimiento, el envío forzoso de indios a las fincas, pues eran envíos desde grandes distancias y por temporadas largas. Así pues, hablar de repartimiento y de m andamientos es hablar de un mecanismo de explotación que ha permanecido hasta épocas muy recientes. Aún está fresca en la memoria de algunos las silenciosas hileras de indios, escolt adas siempre, atados a veces, que pasaban por pueblos y ciudades en su l argo y forzoso recorrido, a pie, desde sus puebl os hasta las fincas. y
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La conquista significó una apropiación que abolía todo derecho de propiedad de los nativos. La composición de tierras aportó grandes ingresos a la corona durante todo el periodo colonial. La preservación de las tierras de indios fue arma de doble filo al servicio de la corona. La encomienda primitiva fue pretexto para repartirse los indios y e xplotarlos hasta esclavizarlos. El orden político y el religioso dieron bases legal es a la esclavización y al despojo de los indios. La reducción de los indios garantizaba el trabajo obligatorio de los nati vos y su control. Este sistema de esclavitud arrastró indios a las haciendas y ahuyentó indios a los montes, como recurso de defensa frente a la conquista.
Severo Martínez Peláez LA PATRIA DEL CRIOLLO Decimotercera Edición Ediciones En Marcha, 1994
CuArto
investigDO
CAPITULO PRIMERO LOS CRIOLLOS Infancia Y Toma De Conciencia: El 18 de febr er o de 1,651 día terr ible para la ciudad de Santiago de Guatemala. Comenzó a r etumbar el suelo y a sacudir se violentamente. Entr e la muchedumbr e que se aglomeraba por aquellos días en los atr ios, se hallaba un niño que no olvidó jamás las impr esiones del terr emoto, y que, cuar enta años más tar de iba a r ecor darlas en las páginas de una célebr e cr ónica La Recor dación Flor ida. Por lo demás, los indios, si bien es cie r to que había que tenerlos a raya y patentizarle en todo momento su subor dinación ¡consejo cotidiano de padr es y abuelos! De allí que r esultara tan difícil compr ender el despr ecio que los mayor es r ecomend aban para con estos ser es descalzos y raídos, que olían a sudor . Si él hacía un ademán, pongamos el caso, de quer er chancear se con algún chicuelo acompañante de los indios, en el acto se veía asido por la mano enér gica de la abuela, quien lo apar taba con un susurr o insistente y enf ático: ³«apar te somos nosot r os y apar te los naturales«´ Herencia De Poder Francisco Antonio De Fuentes y Guzmán fue descendiente de los conquist ador es y pr imer os inmigrantes españoles de Guatemala. En el Ayuntamiento de Guatemala ocupó a la edad de dieciocho años, el puesto de r egidor . Durante tr eint a y ocho años. Disf r utó también de las Alcaldías Mayor es de Totonic apán y Sonsonate. Material proporcionado por Henry Barrios« para sus compañeros estudiantes« por medio de Rescate Estudiantil
Fuentes y Guzmán no era sólo un descendiente de conquist ador es, sino que era, además, un her eder o de la conquist a. Her encia de Sangr e y Her encia de Poder no eran una misma cosa. Esto quier e decir que el gr upo había r ecibido de sus antepasados, por una par te, una her encia biológica constituid a por cier tas caracter ísticas raciales, y, por otra par te, una her encia económica y política en tér minos de pr opiedad y autor idad. El Prejuicio De Superioridad La palabra cr iollo designaba a los hijos de españoles nacidos en Amér ica sin ningún mestizaje. Los cr iollos, a su vez, pr efer ían llamar se a sí mismos esp añoles, haciendo a un lado su lugar de nacimiento y sub rayando su or igen. Se daba por supuesto que e l or igen español acarr eaba super ior idad, f r ente a los sector es indígenas y mestizos. Entr e la gente de or igen eur opeo apar ecía una ser ie de f acultades des arr olladas y una habilidad general que la ponía, sin lugar a dudas, en un plano de ventaja r especto de la población mor ena. Entr e indios y mestizos, po r otr o lado, era evidente cier to atraso en cuanto a desarr ollo intelectual y de habilidades. En qué radicaba o de dónde pr ovenía, entonces, la efectiva super ior idad de los blancos sobr e los indios y los mestizos en el contexto de la sociedad colonial. La Superioridad De Los Conquistadores A pr incipios del siglo XVI era España uno de los países más desarr ollados del mundo. Había r ecibido los apor tes culturales de las civilizaciones del Mediterráneo y del Cer cano Or iente. Habían sido int r oducidas en aquella sociedad los alcances de la cultura mater ial y espir itual de muchos pueblos. Los ágiles caballos de guerra españoles, eran pr oducto del desarr ollo de la ganader ía caballar más antigua, pasando, clar o está, por la r omana y la de los árabes. Las técnicas del trabajo del acer o, la pólvora, con la que habr íamos mencionado los tr es f actor es tecnológicos decisivos de la super ior idad bélica de los conquist ador es. La cultura española del siglo XVI fue r esultado de una complejísima trama de pr ocesos histór icos en la que jugar on papel deter minante los pr ocesos económicos. La super ior idad de desarr ollo tecnológico conlleva una super ior idad intelectual que opera en las más var iadas situaciones. Super ior idad cultural, que significa disponibi lidad de mayor r ecur sos mater iales e intelectuales, que significa mayor dominio de la r ealidad. La Conquista Como Fenómeno Económico Los indios no estuvie r on sujetos y dominados mientras no se les despojó de sus fuentes de r iqueza ± apr opiación de sus tierras- y se les sometió a esclavitud. La lucha ar mada fue solamente un medio, un r ecur so para llegar al sometimiento económico. Y la evangelización fue una ter cera f ase: sometimiento ideo lógico, necesar io, al igualque la f ase militar , para la consolidación de la conquist a económica. Material proporcionado por Henry Barrios« para sus compañeros estudiantes« por medio de Rescate Estudiantil
La conquista es el sometimiento económico. Ni e l conquistador ni el conquistado expr esar on nunca, en sus documentos más dir ectos y f rancos, que la conquista fuese consumada en las batallas. Estas fuer on un medio, como ya quedó ilustrado. El momento económico es el deter minante y decisivo. Después de ser derr otados, los indí genas fuer on obligados a tr ibut ar despiadadamente, fuer on despojados de sus tierras, sometidos a esclavitud y ulter ior mente a ser vidumbr e. Esquema causal: a) Infer ior idad tecnológica, y por ende de cultura general, en el momento de los pr imer os contactos y de la lucha ar mada. b) Sometimiento económico y conve r sión del indio en fuente de r iqueza para el nuevo gr upo dominante: esclavitud y ser vidumb r e. c) De allí infer ior idad general per manente, der ivada de las condiciones a que quedar on r educidos los nativos. El f actor deter minante de la efectiva super ior idad que tenían sobr e el indio no era la ascendencia española en tér minos de sangr e y estir pe, sino la her encia de la conquist a en tér minos de r iqueza y poder ío. ±her encia de conquistaClase Dominante a Medias Los cr iollos no tení an en sus manos el gobier no de la pr ovincia. Tampoco poseían todas las fuentes de r iqueza, ni contr olaban a los indígenas en for ma absoluta (Esto no ocurr ió sino mucho tiempo después, con la Independenci a, que fue la toma del poder por ellos). Aquella clase compar tía el poder económico y político, en un plano de subor dinación, con la monar quía española r epr esentada en sus funcionar ios. Para extender y consolidad su dominio sob r e las tierras indianas, la cor ona española se vio obligada a estimular ya pr emiar a los conquist ador es y a quienes quisieran venir a pr obarlas. El pr emio consistía en concederles diver sos pr ivilegios y vent ajas que desper taban el inter és por la conquist a. Entr e los descendientes de los conquist ador es y pr imer os colonos (es decir entr e los cr iollos) fue desarr ollándose un sentimiento de suficienci a y de r ebeldía f r ente al dominio de España, confor me aumentaba la capacidad pr oductiva de sus pr opiedades y se hacían económicamente más fuer tes. La culminación de este p r oceso fue la Independenci a, per o el pr oceso mismo se obser va a lo lar go de los tr es siglos coloniales: un for cejeo constante entr e los funcionar ios r eales y los cr iollos como clase social. Los inter minables conf lictos entr e Audienci as y Ayuntamientos. Motivaciones De La Recordación Florida Tr es motivaciones, tr es incitantes que, según él declara, fuer on los que lo llevar on a empr ender le pr olongado trabajo de escr ibirla. La pr imera fue en obediencia a unas Reales Cédulas: Vinier on a sus manos unas Reales Cédulas en las que los r eyes pedían, ya desde el siglo XVI, que se r edactasen infor mes y r elatos sobr e la r ealidad geográfica y política de la pr ovincia. Así nacier on las más célebr es Cr ónicas de Indias. El hallazgo de estas ór denes, y la compr obación de Material proporcionado por Henry Barrios« para sus compañeros estudiantes« por medio de Rescate Estudiantil
que nadie había empr endido la tar ea de escr ibir un infor me completo del r eino, le inspirar on la iniciativa de tomar dicho trabajo para sí. En estr echa r elación con aquella iniciativa ± agr eguemos nosotr os- sur gió en él la aspiración de obtener el títu lo de Cr onista del r eino. Hacia 1,675 llegó a Guatemala la edición española de la ³Histor ia Ver dadera´ de Ber nal Díaz del Castillo. Fuentes había leído desde su juventud dicho manuscr ito. En la entrada de la Recor dación nos dice, pues, que se p r opone ender ezar aquellas alteraciones del or iginal de su ³ínclito y gener oso pr ogenitor «´ y pr esenta ese cometido como una de las motivaciones de su pr opia obra. Aunque las olvida en el lar go camino del r elato. Así, pues, la Recor dación no fue escr ita en obediencia de unas viejas cédulas, por que ese estímulo quedó anulado al ser desestimada la pr imera par te de la obra por el Consejo de Indias. Tampoco fue escr ita para r ectificar las alteraciones de la pr imera edición de Ber nal Díaz, por que no se cumple tal cometido en la obra. Desde el pr incipio hasta el fin. Dice don Antonio de Fuentes y Guzm án que la ter cera gran razón de su trabajo ha sido ³«el amor a la Patr ia, que me arr ebata«´. ¿Patr ia cuando aún f altaba mucho más de un siglo para la Independenci a? Defensa Del Patrimonio Y Nacimiento De La Patria La cr ónica es, toda ella, una exaltación, un canto y una defensa del r eino de Guatemala. No del r eino como un tr ozo del imper io español. No la madr e patr ia, sino la patr ia nueva, amer icana. La idea de patr ia que estaba naciendo en Guatemala en el siglo XVII, y que se halla pr esente en el fondo de los arr ebatos y alegatos de la Recor dación Flor ida, es la patr ia del cr iollo. Es un pr oducto ideológico de lucha que sostenían los cr iollos con la madr e patr ia, con España. Cuatr o son los grandes temas de la Recor dación Flor ida, a saber : la conquista, la tierra, los indios y Esp aña. Trata en pr imer lugar ±conquist a- de la fuente y el or igen del patr imonio cr iollo; después ±tierra e indios- de los dos aspectos más impor tantes del patr imonio en sí; y finalmente ±España- de la fuer za que impedía el pleno dominio y disf ru te del patr imonio, arr ebatándole a los cr iollos un pedazo de él. Su mundo le era quer ido por que era suyo; y más hondamente quer ido por que no era totalmente suyo. El indio había sido desplazado y el español venía a ver a quién desplazaba. Los cr iollos eran, digámoslo así, el gr upo emplazado, amenazado y puesto en t rance de defender lo suyo. Este fondo posesivo, r elativo a una posesión que los antepasados habían conquistado y que era pr eciso conser var y ampliar , constituye la causa pr ofunda del amor exaltado que el cr iollo sentía hacia su mundo. Material proporcionado por Henry Barrios« para sus compañeros estudiantes« por medio de Rescate Estudiantil
CAPITULO SEGUNDO LAS DOS ESPAÑAS Gachupines En los siglos coloniales corr ía un pr over bio, burlón y elocuente; que decía: gachupín con cr iollo, gavilán con pollo. El pr over bio debe haber corr ido entr e las capas medias de la población, entr e las capas medias de la población, entr e mestizos y mulatos, por que en su mucho acier to y poca par simonia denota algún r udo despr ecio para los dos gr upos dominantes por igual. En la mentalidad del cr iollo había dos Españas. Una era la España conquist adora, que a él se le antoja sublime, llena de hidalguía y de elevadas miras; otra es la España mezquina r epr esentada por funcionar ios de espír itu calculador y por bar cadas de emigrantes que ambicionaban una tajada del Nuevo Mundo. Explicar cómo la España grata a la memor ia de los cr iollos vino a conver tir se en la España que disputaba los pr ovechos de Amér ica, ese es el asunto que ahora tenemos entr e manos. Causas de la Idealización de la Conquista Fuentes y Guzmán ve en la conquist a un hecho pr ovidenci al, y en los conquist ador es ³«instr umentos escogidos de Dios para esta grande obra«´ ³Gratitud´. El bienest ar que a los cr iollos les deparaba su pr ivilegiada posición económica y social se la debían, en efecto, a quienes habían tomado la tierra y habían sometido a los indios. Los cr iollos tenían clara conciencia de que ellos estaban gozando lo que otr os habían conquistado. De allí que los her eder os de la conquist a, los cr iollos, sintieran ver dadera veneración por los conquist ador es. La gratitud se tor na más r uidosa cuando el cr iollo tiene en mente a los peninsular es, a quines, les inter esaba negarle mér itos a la conquista para r estarle der echos a los cr iollos. La gratitud no fue la única causa de idealización de la conquista por los cr iollos. Engrandecer los mér itos de la conquist a era un modo de r efor zar los der echos y mer ecimientos de los descendientes de los conquist ador es. La idealización de la conquista iba íntimamente unida a la necesidad de mantener vivo su r ecuer do, y que, todo esto junto, r espondía a una necesidad social de los cr iollos. Los españoles r ecién venidos a Indias, trataban de negar y disminuir la impor tancia de la conquista. Solían r efer ir se a las guerras y tr iunfos de España en Eur opa y Áf r ica, en donde no se había luchado contra ar mas de piedra y madera, decían, sino cont ra ejér cito que contaban con iguales y aun super ior es r ecur sos de guerra. En tr ozos como éste se per fila el engr eimiento del español r ecién llegado, que menospr eciaba el esfuer zo de los conquist ador es, y, f re nte a él, el cr iollo aferrado a ³«aquellos dichosos y felices siglos«´. Material proporcionado por Henry Barrios« para sus compañeros estudiantes« por medio de Rescate Estudiantil
El Héroe Bribón La defor mación de la conquist a de Guatemala alcanzó su punto más extr emado y gr oser o en la idealización de Pedr o de Alvarado. Este per sonaje sanguinar io ( ³este infelices malaventurado tirano´ como lo llama en algún lugar Fray Bar tolomé de las Casas) se convir tió, por obra de la admiración de los cr iollos, en un semidios ador nado con vir tudes que nunca tuvo. Fuentes y Guzmán lo califica moralmente como ³«incapaz de ladear se a otra par te que la de la razón y justicia«´, ³«compasivo y esclar ecido«´ Llega al f lagrante extr emo de pr esentarlo animado de una actitud amor osa y piadosa hacia los indios. Los avisos y embajadas que enviaba Alvarado a los indios antes de hacerles guerra, los f amosos r equer imientos, eran una for malidad legal ender ezada ajustificar la violencia y la esclavización de pr isiones, y los inter pr eta como pr uebas de que el capitán agotaba todos los r ecur sos para evitar la lucha, según eran sus inclinaciones dulces y piadosas. Fuentes y Guzmán tuvo en sus manos muchísimos documentos que daban testimonio, de manera clar ísima, de que Alvarado había sido un b r ibón. En el manuscr ito de Ber nal Díaz, Alvarado apar ece como un guerr er o impulsivo, el de las masacr es. Alvarado fue r epr obado y llevado a juicio por sus contemporáneos. Fuentes y guzmán fue el cr onista cr iollo de Guatemala. A él le corr espondía, por motivos de clase, echar los fundamentos de la idealización histór ica de la conquista. Brutalidad de la Primera Etapa Colonizadora El pr oceso por el cual la monar quía, vino a r ecuperar el gobier no efectivo de las pr ovincias, es el desarr ollo de dos instituciones co loniales: la encomienda y el r epar timiento. Las implantó Cr istóbal Colón en las Antillas. El repartimiento tenía dos aspectos, pues consistí a en r epar tir tierras y también indios p ara trabajarlas; y como este segundo aspecto se justificaba diciendo que los indígenas eran entr egados para que el f avor ecido velase por su cr istianización. La encomienda pr imitiva era en r ealidad un pr etexto para r epar tir se los indios y explotarlos. La encomienda pr imitiva: manera de disimular , bajo el pr etexto de que se ent r egaba a los indios para cr istianizarlos, el hecho de que se los r epar tía para explotarlos hasta la aniquilación. La esclavitud que se escondí a tras el r epar timiento y la encomienda pr imitiva no estaba legalmente autor izada. Los conquist ador es se las arr eglar on para obtener per miso de esclavizar , con base legal, a aquellos indígenas que pr esentaran una ter ca r esistencia ar mada. Este hábil tr uco se complementó con el célebr e Requerimiento de Palacios Rubios , que debía leer se a los indios para llamarlos a aceptar pacíficamente la soberanía del monar ca español. Se le explicaba el contenido del documento a unos indios que estuviesen a mano y se les mandaba a explicarlo, con suficientes dí as de anticipación, a los indígenas de Material proporcionado por Henry Barrios« para sus compañeros estudiantes« por medio de Rescate Estudiantil
los pueblos. Había habido tiempo p ara entenderlo, para r ef lexionar y decidir se, y el conquistador podía atacar inmediatamente a su llegada. Este macabr o tr uco legal sir vió para encubr ir las violaciones y r uina para los nativos. Los indios deben h aber compr endido que el r equer imiento era un tr uco, y que todas esas locuras de un Papa y un r ey r epar tiéndose el mundo no tenían otra finalidad que pr ovocar el r echazo, justificar la guerra y darle bases legales a la esclavización y al despojo. El r epar timiento y la encomienda pr imitivos, eran una manera de apr opiar se y esclavizar a los indios. Junto a ello estaba la esclavitud legal, amparada en tr ucos como el r equer imiento.
Los Defensores De Indios y Causas De Su Éxito. La voz más poder osa en defensa de los indios s alió de la or den r eligiosa de Santo Domingo, de aquella que se hallaba más vinculada a l tr ono de España y mas identificada con los inter eses de la cor ona. El Emperador Carlos V, pr esidió las r efor mas. Al fundar se el Consejo Real y Supr emo de las Indias (agosto de 1,525). Su pr imer pr esidente fue el pr opio Fray Gar cía de Loaisa. La or den misma era una impor tante fuer za política aliada de la cor ona. La defensa que los dominicos hacían de los indios, era, en el fondo, la defens a de los inter eses de la monar quía enf r entada a la voracidad de conquist ador es y colonos. Fray Bar tolomé de las Casas y antes que él otr os, como Fray Antonio de Montesinos, se atr evier on a gr itar que la conquist a era injusta, que España car ecía de der echos para despojar y esclavizar a los indios, y que e l r ey se estaba conden ado con los r obos y cr ímenes que se hacían a su sombra. Tan atr evidas acusaciones hubieran podido cost arle la vida al f raile bajo otras cir cunstancias. La defensa que los dominicos h acían de los indios coincidí a con la defensa que la cor ona había decidido hacer de sus pr opios inter eses en r elación con los indios: s acarlos de la mano de los conquist ador es y conver tirlos en tr ibutar ios del r ey. La cor ona se perjudicaba en lo económico al per mitir los abusos de los conquist ador es. Los indios son una pr eciosa fuente de r iqueza que el r ey; no está apr ovechando; son vasallos que deben tr ibutar al r ey; no debe tolerar se su exter minio. El f actor deter minante que encendió el fer vor humanitar io de Fray Bar tolomé fue el hecho de que supo hallar el punto de contacto entr e el mejoramiento de la condición de los indios y el mejoramiento de las entradas del r ey. Así nació el impor tantísimo cuer po jur ídico que se llamó desde entonces ³Leyes Nuev as´, pr omulgado en noviembr e de 1,542. Se establecía en ellas que todos los indios eran vasallos libr es, tr ibutar ios del r ey. Se le quitaban todos los indios a quien los tuviera sin títu lo a la vista. A quién teniendo títu los, se le r educir ían a númer o razonable. A quien, les daba mal trato, se le quitar ían todos sin m ás aver iguación. Se le quitar ían todos a quienes ejer ciesen oficios de autor idad. Material proporcionado por Henry Barrios« para sus compañeros estudiantes« por medio de Rescate Estudiantil
Las encomiendas poster ior es ser ían ya no un dominio dir ecto sobr e los indios, sino solamente el der echo a r ecibir de ellos una tr ibutación tasada por la autor idad r eal y se pr ohibía her edarlas. Las Leyes nuevas Y La Abolición De La Esclavitud De Indios A media que la monar quía apr etaba en sus mandatos r elacionados con el cese o la moderación de la esclavitud, los conquist ador es y colonos apr etaban también a los nativos, como apr esurándose a enr iquecer se antes de que les fuesen quitados. El per íodo de la más despiadada cacer ía y venta de esclavos en Guatemala fue éste, inmediatamente anter ior a la pr omulgación de las Leyes. El pr incipio motor de la conquista y colonización española de Amér ica fue la per spectiva, por par te de los autor es de esa vasta empr esa, de un enr iquecimiento rápido a costa de los indios y una existencia parasitar ia sobr e bases esclavistas. Las Leyes Nuevas fuer on pr egonadas en la ciudad de Santiago en mayo de 1,544. Llegó a Guatemala el Licenciado Alonso López de Cerrato. Vino como Pr esidente de la Audiencia con encar go de hacer cumplir las Leyes Nuevas. Actuó sin contemp laciones, se impuso a las veleidades de los esclavistas, y en poco tiempo logr ó sacar de la esclavitud a todos los indígenas que la suf rí an. Su actuación fue tan radical, tan efectiva, que su nombr e per dura en los documentos indí genas de la época como emisar io de un gran alivio para la población nativa. Tal como asiente el ³Memor ial de Sololá´, fuer on liberados todos los esclavos. Per o ocurr ió que la abolición de la esclavitud de indios, asociada al incr emento de la esclavitud de af ri canos, venía a r esolver el ver dader o pr oblema de aquel momento: r escataba a los nativos para pr ovecho de la cor ona, y, al mismo tiempo, pr opor cionaba fuer za de trabajo para las minas y otras empr esas en las que r esultaba conveniente el empleo de trabajo de esclavos af ri canos. Material proporcionado por Henry Bar rios« para sus compañeros estudiantes« por medio de Rescate Estudiantil
CAPITULO TERCERO LAS DOS ESPÑAS (Continuación) Nace La Encomienda En las Leyes Nuevas se decía que el r ey, seguía deseoso de pr emiar a los conquist ador es y pr imer os colonos. Puesto que todos los indios p asaban a ser vasallos libr es, tr ibutar ios de la cor ona, ésta se avenía a cederle par te de la tr ibutación a los españoles que mer eciesen tal estipendio. Los colonizador es iniciar on gestiones para conseguir que la nueva encomienda se hiciese her editar ia. El for cejeo en tor no a la per petuidad de las encomiendas pone de manifiesto cier tos hechos. Primero: se r efier e a la encomienda nueva, es decir , a la concesión de tr ibutos sin dominio di r ecto sobr e el trabajo de los indígenas. Segundo: el nuevo encomende r o, legalmente, no tenía ninguna autor idad sobr e los indios de su pueb lo encomend ado. Y Tercero: fue pr eciso pr ohibir que los encomender os habitasen en sus pueblos de encomienda, para evitar que cometieran abusos valiéndose del ascendiente que aquella concesión les daba. Los Encomenderos Según la ley, las tasaciones de tr ibutos debían hacer se por comision ados que nombraba la Audiencia, y el cobr o lo har ían los Corr egidor es. Los Corr egidor es fuer on los funcionar ios más dados a maltratar y r obar a los indios, y un elevado por centaje de ellos eran cr iollos. Una definición académica de la encomienda ser ía la siguiente: Concesión, librada por el r ey a f avor de un español con mér itos de conquist a y colonización, consistente en per cibir los tr ibutos de un con glomerado indígena, tasados por la Audiencia y r ecaudados por los Corr egidor es o sus dependientes. En el último ter cio del siglo XVI había en el r eino de Guatemala apr oximadamente doscient as encomiendas. Mucho más impor tante que la nueva encomienda fue el r epar timiento de indios: Sistema que obligaba a los nativos a trabajar por temporadas en las haciendas, r etor nando con estr icta r egular idad a sus pueblos para trabajar en su pr opio sustento y en la pr oducción de tr ibutos. El r epar timiento fue la pieza clave del sistema económico de la colonia. La base de aquella estr uctura social fue su r égimen de trabajo: el r epar timiento de indios, el trabajo en sus pueblos, eran enviados per iódicamente a trabajar a las haciendas y labor es de los españoles y de sus descendientes. El r epar timiento fue el mecanismo dentr o del cual quedó conquistado el indio: es decir , el mecanismo que garantizó su sujeción y su explotación, y por ende su posición de infer ior idad. Fue el r esultado del conf licto que suscit ar on las Leyes Nuevas de 1,542. Material
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