EL EVANGELIO PUESTO POR ESCRITO La necesidad de recuperar la historia de Jesús Elaboración de las tradiciones evangélicas
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predicador de Nazaret tal como sus discípulos lo habían visto durante su ministerio, cuando no comprendían lo que estaba sucediendo. La tradición transmitida de sus hechos y palabras era una visión retrospectiva de los mismos desde su experiencia de testigos del Resucitado. No se trataba, pues, de la narración imparcial de los acontecimientos. Una experiencia muy especial quedaría involucrada en la transmisión. Porque ellos habían visto a Jesús viviente junto a Dios, como el Cristo (Mesías), y describían entonces las enseñanzas y signos de Jesús de acuerdo con esta experiencia. Sin embargo, esto no significa que se hayan deformado sus enseñanzas como consecuencia del culto que, desde entonces, rindieron
a predicación del Evangelio tropezaría desde el comien zo con objeciones y preguntas, tanto de parte de los oyentes judíos como de los paganos. Si Jesús había sido procesado por quebrantar la Ley, ¿cómo podría ser entonces el Mesías? Si Jesús fue condenado mediante un fallo del hasta hoy prestigioso derecho romano ¿cómo podían sus discípulos considerarlo inocente e, incluso, juez de todo el mundo? Los misioneros debieron desarrollar cuidadosos argumentos para convencer a sus oyentes. Si lo lograban, éstos consideraban el anuncio proclamado como un llamado de Dios dirigido a ellos personalmente y comenzaban a pertenecer al grupo de los discípulos. Y si Dios había acreditado a Jesús con milagros y prodigios (Hech 2,22), como afirmaban los predicadores, ¿podrían los testigos personal. Por eso la tradición de Jesús de estos hechos contarles más acerfue tomando vida propia en cada ca de eso? O sobre otras cosas que comunidad. Y la comunicación enaún no terminaban de entender, tre las diversas comunidades hizo como, por ejemplo, el por qué de las que la tradición continuase actitudes hostiles contra siendo la misma, pero a la vez Jesús. Preguntas como esas Comprensión plena hizo también que se matizahacían los recién llegados ra con mucha riqueza. Se fora la comunidad, sobre todo «Los apóstoles transmitieron a sus oyentes lo mó así un tesoro del cual se cuando ellos querían comuque hizo y dijo realmente el Señor con aquella tomaría el material para la renicar a otros lo que habían comprensión más profunda que ahora tenían» dacción de los relatos sobre experimentado personalPont. Comisión Bíblica, Instrucción sobre la Jesús. mente como una invitación verdad histórica de los evangelios, Una vez que en torno a de parte de Dios. Sancta Mater Ecclesia VIII un predicador se había formaDe este modo, los prido un nuevo grupo de discímeros discípulos debieron pulos, había principalmente retornar a su memoria lo que habían visto realizar a Jesús y los discípulos a Jesús en cuanto Se- tres ocasiones que lo invitaban a transmitir relatos sobre los hechos lo que le habían escuchado enseñar. ñor e Hijo de Dios. Pero era imposible que lo contaran Sea en Palestina, Siria, Asia de Jesús o sobre sus palabras: del mismo modo como lo habían Menor o Egipto, donde quiera que La INSTRUCCIÓN en el signipercibido la primera vez. Ya no po- un predicador formaba un grupo de dían hablar de Jesús como lo hubie- creyentes, allí echaba raíces una tra- ficado profundo del mensaje que los sen hecho antes de aquella expe- dición de Jesús. Las palabras de Je- recién llegados habían aceptado, y riencia pascual que los había trans- sús transmitidas por el predicador de las consecuencias del mismo formado. La figura central de las tra- a esos creyentes eran dirigidas para la actitud respecto de sus vidiciones sobre Jesús era, entonces, como una invitación a acoger el don das. Podríamos llamarla también el Resucitado, y no simplemente el salvífico de Dios de un modo muy catequesis. Así, el libro de los He12
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chos nos muestran a Pablo dedicado enteramente a predicar en Corinto ante los judíos que el Mesías era Jesús (18,5), permaneciendo un año y medio en ese lugar para enseñarles (18,12). La FRACCIÓN DEL PAN. En esta celebración se podían evocar los hechos de la pasión de Jesús, y las palabras dichas por él antes y durante la misma, y la explicación después de su resurrección de que eso era necesario. En 1 Co 11, Pablo comunica por carta a los creyentes de Corinto la tradición recibida por él acerca de las palabras de Jesús al instituir ese signo como memorial de su muerte.
Qué son los evangelios Los evangelios son determinadas síntesis de las tradiciones comunicadas por los apóstoles y los predicadores que fueron discípulos suyos, adaptadas a las necesidades de las comunidades para las cuales se escribieron con un estilo propio de la proclamación. De este modo, cada evangelio ofrece un aspecto diverso del misterio de la persona de Jesús, remitiendo siempre al único Evangelio anunciado oralmente por los apóstoles desde Pentecostés .
orientar con ellos su vida. Hech 9,31 dice que por el tiempo del regreso a Jerusalén del convertido Saulo (aprox. 40 dC), «las Iglesias gozaban de paz en toda Judea, Galilea y Samaría». Esto nos habla de una presencia segura de creyentes en Jesús en la zona. Las DISCUSIONES que los creLa evidencia arqueológica, adeyentes sostenían tanto con los recién más, muestra una presencia muy anllegados vacilantes, como con los tigua de comunidades en Nazaret y opositores de afuera, los movieron en Cafarnaúm, donde existen restos a consignar por cuánto sabían acerde una domus-ecclesia (casa-iglesia), ca de Jesús. edificada sobre la supuesta casa de Siendo a la vez fieles a lo reciPedro. En cuanto a las tradiciones bido, pero también sintiéndose libres de milagros, éstas pudieron prender para adaptarlo a la situación del también entre los que no eran discímomento y del lugar donpulos, entre el pueblo code vivían, la transmisión mún de Galilea que estaría de los relatos se vio enriigualmente deseoso de esInterpretación de los evangelistas quecida por los aportes cuchar relatos apasionanque se fueron haciendo a tes sobre los prodigios de «Así como Jesús había interpretado a sus discípulos después de la resurrección las palabras de la Escrila tradición de Jesús. Por Jesús o sobre la muerte del tura y las suyas propias, también ellos interpretaron eso los evangelios no son Bautista. las palabras y acciones del Maestro atendiendo a las exactamente lo que denoRelatos más extensos necesidades de sus oyentes» minaríamos biografías, como la pasión, la infancia aunque su forma literaria de Jesús o el vaticinio de la Sancta Mater Ecclesia VIII haya sido tomada de este ruina de Jerusalén, se cagénero muy conocido en racterizan por las citas de la antigüedad. El interés histórico y vida eclesial, o de la historia del lu- la Escritura o alusiones a la historia biográfico queda en los evangelios gar donde esas comunidades están de Israel. En los relatos de la pasión relegado ante el interés didáctico re- ubicadas, muchas veces influye en aparece el lamento propio de los salligioso. No encontramos en los evan- la formación de una determinada mos de sufrimiento. La descripción gelios un orden cronológico exacto tradición. del tiempo de tribulación que se aveni tampoco la totalidad de lo que cina es más siniestra que el apocadijo o hizo Jesús: lipsis de Daniel. Los relatos de la inFormas evangélicas fancia, tal como los recoge Mt, apa«Jesús realizó en presencia de El comienzo de la tradición de recen conformado por citas de cumlos discípulos otras muchas selos dichos y de los hechos es proba- plimiento de la Escritura; y los misñales que no están escritos en ble que comenzara en los lugares mos relatos, desde la tradición de Lc este libro. Éstas han sido escridonde actuó Jesús: Galilea. Tal vez salpicado de himnos compuestos en tas para que uds. crean que Jelas primeras tradiciones se forma- lenguaje bíblico. Es más claro aquí sús es el Cristo, el Hijo de Dios, y ron a partir de relatos breves acerca un momento de transición desde la para que creyendo tengan vida en de recuerdos conservados por los tradición oral a los evangelios escrisu nombre» (Jn 20,30). discípulos que habían seguido a Je- tos. Ya hay un trabajo de composiLa elaboración escrita de estas sús en esos lugares, y que contenían ción. Llegamos a la fase de la redacsíntesis sucedería más tarde, cuan- los dichos que Jesús enseñó para ción de los evangelios. El Evangelio puesto por escrito
do se dispersaron por el mundo los que fueron desde el comienzo inmediatos testigos de vista y de oídas de la vida y de la predicación de Jesús. Estos habían sido, además, los primeros predicadores del Evangelio. Surgía entonces la necesidad de fijar por escrito el contenido de esta predicación. De este modo los libros escritos venían a sustituir a los primeros predicadores. Mientras tanto, estas tradiciones se van elaborando a medida que surge la necesidad de instruir a los creyentes. Pero también el impacto que producía en las comunidades los acontecimientos de su propia
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Formas literarias utilizadas en los evangelios "Asiduos en el ministerio de la palabra", predicaron con formas de expresión adaptadas a su fin específico y a la mentalidad de sus oyentes, pues eran "deudores de griegos y bárbaros, sabios e ignorantes". Se pueden, pues, distinguir en la predicación que tenía por tema a Cristo: catequesis, narraciones, testimonios, himnos, doxologías, oraciones y otras formas literarias semejantes que aparecen en la Sagrada Escritura y que estaban en uso entre los hombres de aquel tiempo.
Sancta mater Ecclesia VIII
La cuestión sinóptica Comparando el texto de los evangelios entre sí, percibimos sorprendentes coincidencias de palabras a lo largo de párrafos y hasta de páginas enteras. El cuarto de los evangelios escapa a esta regla, pues es casi totalmente distinto de los tres primeros, a excepción de algunos puntos. Su redacción debió depender casi exclusivamente de una tradición propia, prácticamente desconocida para los otros tres. El más breve de estos tres (Marcos), tiene 330 versículos que también están presentes en los otros dos más extensos (Mateo y Lucas). Tratándose de autores diferentes, la coincidencia tan extensa entre esos
330 versículos suscita algunas preguntas. ¿Cómo es posible que en algunos casos la coincidencia sea al pie de la letra? ¿Hubo fuentes comunes que justifiquen las semejanzas? ¿Se han tomado como modelo uno de otro? Pero estos dos evangelios más extensos, además de coincidir a veces con el breve, comparten alrededor de 230 versículos que no aparecen en él, y que contienen principalmente palabras de Jesús. ¿Habría datos que conocieron sólo Mateo y
Lucas, desconocidos de Marccos? Y, finalmente, mucho material está sólo en Mt (330 versículos no presentes ni en Mc ni en Lc), y mucho sólo en Lc (500 que no aparecen ni en Mc ni en Mt). ¿Existirían tradiciones exclusivas de Mt o de Lc, desconocidas respectivamente por cada uno? Es evidente, entonces, que hubo una interdependencia entre los evangelios, como se afirma desde los días de san Agustín. Las principales teorías han sido: 1. GRIESBACH (1783 y 1789): El primer evangelio habría sido Mateo, del que depende Lucasc; Marcos es una síntesis posterior de ambos, pues el más breve era probablemente un resumen de los más extensos. Pero la mejor redacción de los evangelios más largos hace pensar, más bien, que el breve fuera anterior, y los extensos hayan sido copias mejoradas del mismo. MATEO
MARCOS
LUCAS
Evangelio de MATEO 330 versículos exclusivos de Mateo Evangelio de MARCOS
330 versículos comunes entre Marcos - Mateo -Lucas
2. LESSING (1778): Hubo un antiguo escrito apostólico, originalmente en arameo, el Evangelio de los Nazarenos, del que dependen los tres sinópticos. Evangelio PRIMITIVO
FUENTE de dichos (Q)
230 versículos comunes entre Mateo - Lucas 500 versículos exclusivos de Lucas
MATEO
MARCOS
LUCAS
Evangelio de LUCAS
La redacción de los evangelios «De entre las muchas cosas transmitidas seleccionaron unas, otras las redujeron a síntesis y otras las explicaron teniendo presente la situación de las Iglesias».
Sancta mater Ecclesia IX
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3.Herder (1877): Los evangelios nacieron de la primitiva catequesis oral. Las semejanzas se explican (?) porque todos dependen de una tradición única. Las diferencias se explican por la personalidad propia de cada evangelista. En efecto, la dependencia no puede ser una simple copia, sino que hay un trabajo de elaboración.
Evangelios sinópticos
4. Las DOS FUENTES. Además de haberse basado en el texto de Marcos (el más antiguo) Mateo y Lucas habrían integrado desde alguna fuente común los dichos de Jesús que tienen en común entre ellos y que faltan en Marcos. Se trataría de algo así como un refranero. Por falta de mayor conocimiento se llama a este material con el término alemán Quelle (fuente). De ella cada uno habría copiado a veces textualmente al realizar su propia redacción. FUENTE de dichos
MARCOS
MATEO
LUCAS
Finalmente la existencia de material exclusivo de Mateo y de Lucas lleva a completar la teoría de las dos fuentes postulando la existencia de otras dos fuentes conocidas respectivamente por Mateo y Lucas, en las que destacan los relatos de la infancia característicos de cada uno de estos dos evangelios. El esquema quedaría constituido de esta forma (derecha):
Etapas de formación de los Evangelios «Los Apóstoles, ciertamente, después de la ascensión del Señor, predicaron a sus oyentes lo que El había dicho y obrado, con aquella crecida inteligencia de que ellos gozaban, amaestrados por los acontecimientos gloriosos de Cristo y por la luz del Espíritu de verdad. Los autores sagrados escribieron los cuatro Evangelios escogiendo algunas cosas de las muchas que ya se trasmitían de palabra o por escrito, sintetizando otras, o explicándolas atendiendo a la condición de las Iglesias, reteniendo por fin la forma de proclamación de manera que siempre nos comunicaban la verdad sincera acerca de Jesús.
Concilio Vaticano II, Dei Verbum 19
El estudio del aporte redaccional de cada evangelio permite descubrir un pensamiento propio del autor, es decir, aquella adaptación del único mensaje para la utilidad de las distintas comunidades. Esta utilidad era precisamente lo que movía al autor a escribir una versión propia a pesar de existir otras anteriores. Y esta intención del autor y la comparación de otros documentos con su obra nos permiten conocer también algo de lo que sucedía en la comunidad a la cual estaba dirigido el evangelio. Integrando el esquema de las dos fuentes con la descripción de las distintas etapas de la formación de los evangelios según Dei Verbum 19 se puede graficar el proceso del siguiente modo: OBRAS y PALABRAS de Jesús
Tradiciones ORALES
Tradiciones ESCRITAS MATEO Especial
LUCAS Especial
FUENTE de dichos
MARCOS
MATEO
LUCAS
FUENTE de dichos
MATEO
MARCOS
LUCAS
La redacción de los Evangelios según la situación de cada comunidad ¿Cuál puede haber sido la utilidad de las distintas comunidades? Se trataba de que las comunidades perseveraran en la fe una vez que los apóstoles fundadores ya no estaban con ellas. Por eso, más allá de la particularidad del grupo destinatario de cada evangelio, podemos determinar cinco propósitos que pudieron perseguir los autores evangélicos en todos los casos para contribuir a ese fin. Es la tesis que presenta Gerd Theissen en su obra La redacción de los evangelios y la política eclesial (Salamanca, 2002). 1. Construir CONSENSO mediante la recopilación y adaptación de las tradiEl Evangelio puesto por escrito
ciones religiosas básicas. Cada comunidad podía contar con tradiciones muy diversas, especialmente a causa de la comunicación que existía con otros grupos. El evangelista debía, en estos casos, combinar dichas tradiciones y armonizarlas cuando parecían en contradicción entre sí. Y también debía justificar cada enfoque nuevo que él mismo aportara como respuesta a nuevas situaciones, mostrando que pertenecía fiel a la tradición propia de la comunidad. 2. Guiar las relaciones EXTERIORES mediante la creación de una imagen del mundo que ofrezca orientación. Los
creyentes viven en medio de un mundo, que muchas veces es hostil hacia ellos, y ante el cual deben saber cómo proceder, cómo acercarse o alejarse. 3. Forjar una identidad SEPARADA de la religión de origen creando una imagen del judaísmo que ofrezca una comprensión del ser de la propia comunidad. Si el cristianismo nació como un movimiento judío de renovación que consideraba un inicio de cumplimiento de las promesas hechas a Israel, debía explicar de modo convincente por qué se había separado del judaísmo.
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4. Orientar las relaciones INTERNAS de la comunidad insistiendo en las normas grupales para hacerlas viables. En cada comunidad hay una tendencia a la formación de grupos internos que pueden mantener una relación antagónica entre sí. Cada evangelista ha buscado subrayar las normas fundamentales de relación aseguren la unidad, y también
fomentar la tolerancia ante la intransigencia que pudieran manifestar algunos individuos que comprometían igualmente la comunión. 5. Configurar una ESTRUCTURA DE AUTORIDAD independiente de personas y generaciones. Los evangelios son testigos de un cambio de situación en la predicación y vivencia
de la Buena Noticia. Cada comunidad establecida debía contar con dirigentes locales que estuvieran presentes continuamente en el lugar, pues la referencia a autoridades itinerantes ya no resultaba efectiva, tanto más cuanto ya no se trataba de los testigos del Resucitado ni los que habían recibido el testimonio directo de parte de ellos.
Tradición extraevangélica ¿Es posible encontrar palabras de Jesús fuera de los Evangelios? Efectivamente. En algunas ocasiones Pablo cita palabras de Jesús que se encuentran en los Evangelios, pero él las pone por escrito en sus cartas un par de décadas antes de que los Evangelios comiencen a ser redactados. Por tanto, no las ha conocido leyendo los Evangelios, sino por medio de tradiciones orales que podrían remontarse hasta el tiempo de la predicación de Jesús. Son las palabras que se refieren a la prohibición del divorcio (1 Cor 7,10 // Mc 10,11s), a las instrucciones sobre el mantenimiento económico de los misioneros (1 Cor 9,14 // Mt 10,10), y especialmente a la Última Cena: «Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado...» (1 Cor 11,23s // Mc 14,22-24). Y a esas mismas tradiciones orales se pueden deber algunas palabras de Jesús no registradas por ningún Evangelio, como éstas que parecen bastante conocidas para Pablo y tal vez para sus oyentes: «En todo os he enseñado que es así, trabajando, como se debe socorrer a los débiles y que hay que tener presentes las palabras del Señor Jesús, que dijo: «Mayor felicidad hay en dar que en recibir» (Hech 20,35). Papías a comienzos del siglo II buscó con entusiasmo escuchar a los discípulos de los apóstoles: «No pensaba yo que los libros pudieran serme de tanto provecho como lo que viene de la palabra viva y permanente» (Eusebio, Historia Eclesiástica III,39,4) . Pero Eusebio se muestra muy escéptico frente a la tradición recibida por Papías, en la cual habría «extrañas parábolas del Salvador y de su doctrina, y algunas otras cosas todavía más fabulosas» (39,11). Incluso consideró a Papías «como hombre de muy escasa inteligencia» y como «el culpable de que tantos escritores eclesiásticos después de él hayan abrazado la misma opinión que él, apoyándose en la antigüedad de tal varón, como efectivamente lo hace Ireneo» (39,13). Eusebio estaba en lo cierto, ya que unas palabras que Ireneo de Lyon (Contra las herejías V,33,3-4) había aceptado como pronunciadas por Jesús, porque Papías aseguraba haberlas recibido del apóstol Juan, pertenecen en realidad a un escrito judío de finales del siglo I que conocemos con el nombre de Apocalipsis Siríaco de Baruc (29,3.5). Allí se describe que, tras una época de calamidades, el Mesías inauguraría una era de fecundidad asombrosa, con abundancia de vino y pan. Esta confusión nos advierte que, aún teniendo un gran aprecio por las tradiciones antiguas, es conveniente hacer una lectura crítica de las mismas mediante la comparación con las diversas fuentes de que disponemos. Pero el mismo Eusebio parece abandonar su actitud crítica al citar unos «documentos públicos» guardados en los archivos de la ciudad de Edesa, entre los que se encontraría la correspondencia entre Jesús y el rey Abgar. El carácter legendario de estas cartas es tan evidente como la finalidad que persiguen: vincular el cristianismo de Mesopotamia con el apóstol Tomás y con una decisión del mismo Jesús, quien habría prometido que «le llevaría la salvación para el rey y para todos los suyos» (H.E. I,13,3). La motivación de Eusebio al recoger estas leyendas no es la credulidad respecto al relato, sino la «utilidad» para confirmar la fe cristológica de sus lectores: «Baste por el momento con este relato, que no será inútil, traducido literalmente de la lengua siríaca» (13,22). Si la utilidad parece permitir tales licencias al historiador, ¿hasta qué punto podemos fiarnos de los testimonios sobre Jesús, incluyendo los relatos evangélicos? Tenemos que reconocer que si quisiéramos disponer de una garantía absoluta de autenticidad para aceptar como valioso un texto, deberíamos resignarnos a descartar gran parte de la literatura antigua, tanto religiosa como filosófica. ¿Cuánto corresponde realmente a la enseñanza de Sócrates y cuánto al pensamiento de Platón, que cita sus palabras en los Diálogos? El mismo Papías reconocía en los redactores de los Evangelios un trabajo de interpretación en la recepción de las tradiciones orales: «Marcos, intérprete que fue de Pedro, puso cuidadosamente por escrito, aunque no con orden, cuanto recordaba de lo que el Señor había dicho y hecho. Porque él no había oído al Señor ni lo había seguido, sino, como dije, a Pedro más tarde, el cual impartía sus enseñanzas según las necesidades y no como quien hace una composición de las sentencias del Señor» (Eusebio, H.E. III,39,15).
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