Lectura crítica de “Los Complejos Familiares” de Jacques Lacan* J a cq cq u e s - A l a i n M i l l e r * *
I. Un texto precursor Vamos a interesarnos en el primer gran escrito de referencia de Lacan en el psicoanálisis –que no se encuentra en los Escritos, lamentablemente, precisamente porque 1 es grande. El editor ha considerado que se podían pasar de este texto en ese volumen que tiene cerca de 1000 páginas y Lacan consintió en eso. A raíz de esto, el texto no tiene una existencia totalmente oficial en la consideración de Lacan. Hay que constatar que de todas maneras no ha recibido la atención que merece. El hecho de que haya sido un poco pirateado aquí y allá -es curioso-, no lo ha hecho entrar en la consideración que merecía. Se le ha dado además un título que era falso: La familia. No se llama para nada La familia. No se comprende nada de la cuestión si uno se guía por ese título. Eso formaba parte de una Enciclopedia, cuyas grandes líneas han sido trazadas por el psicólogo Henri Wallon. Gracia le sea rendida por haber llamado a Lacan -que no era muy persona grata-, para hacer un capítulo. Wallon fue quien hizo los capítulos: “La familia”, “La escuela”, “La profesión”. Es un abuso considerar que es la familia lo que ocupaba a Lacan. El verdadero complejos familiares familiares en la formación formación del individuo individuo . título del texto es totalmente otro: Los complejos Ese texto sólo se puede leer retrospectivamente. Ninguna chance de leerlo como un capítulo de enciclopedia, diciéndose: enérgicamente que se llega a “La escuela”. Sólo se lo puede leer de una sola manera -es justamente ahí que la significación ha cambiado: como precursor de la enseñanza de Lacan. Es que él no estaba en la fecha en la que fue escrito. Fue entonces una síntesis sensacional de la teoría del desarrollo psíquico y de una clínica freudiana. La segunda parte que se llama Los complejos familiares en patología, es una clínica freudiana resumida y de una maestría totalmente extraordinaria. Es a leer como un esfuerzo. Seguramente estamos lejos de lo que será la enseñanza de Lacan. Nos encontramos -de manera sensible-, ante un joven psicoanalista -un joven psiquiatra y un joven psicoanalista. psicoanalista. Lo que permite que resalte mejor cuál es el hilo de orientación orientación de Lacan, que le permite dirigirse convenientemente en esta cuestión de inconsciente o de historia del inconsciente. Al mismo tiempo, lo que está mas ausente en este texto es el
concepto de inconsciente mismo. Es incluso lo que es impresionante. Ciertamente no hay ninguna teoría del inconsciente en este texto. Tampoco hay -forzosamente-, ninguna teoría de la práctica analítica. 2 El texto que ha precedido a aquel, Más allá del principio de realidad da el inicio de una fenomenología de la relación analítica. Nada parecido en este texto -hay que decir que no es su objeto esencial. Pero es sensible -no se trata de la palabra, del lenguaje y menos aún cuestión del discurso analítico-, que ya hay una distinción totalmente severa entre el yo (moi) y el sujeto. Es el punto de ombilicación esencial de la enseñanza de Lacan. A Lacan le hace falta lo que le vendrá después con el estructuralismo de Jackobson y de Lévi-Strauss. Todo eso está ausente y con razón. Lo que es sorprendente, es que al mismo tiempo sea como llamado en vacío -el tema mismo de la familia por ejemplo. Visiblemente tiene una buena orientación, que posee su independencia en relación a la obra de Freud. Lo que le permitirá finalmente tomar ahí un punto de apoyo del inconsciente estructurado como un lenguaje, que, como se lo repite suficientemente, no esta en Freud. Tomando este tema de entrada, ¿sobre qué está puesto el acento? Seguramente, sobre el hecho que, como es un fenómeno de generación que concierne la vida, hay familia en el animal como en el hombre. Si bien se puede aislar la familia a partir de la generación, de la procreación y de la necesidad del mantenimiento de un medio de desarrollo para los jóvenes por los individuos adultos, ya en el animal -está desde el inicio del texto-, lo social es diferente de lo estrictamente familial, de lo estrictamente natural. Y para pasar al 3 hombre, de entrada lo caracteriza por el desarrollo de las relaciones sociales. Hay alguien que no tiene ni la metáfora ni la metonimia y que sin embargo pone de entrada fuera de juego el puro instinto natural en el hombre, considerando simplemente la observación, la experiencia, la psicología, la antropología del tiempo. Esto le basta para, de entrada, excluir el instinto en lo que concierne al hombre y poner al contrario en valor la instancia constitutiva de la dimensión que llama la cultura en todo lo que concierne al hombre. Incluso en el animal hay un elemento social que no es estrictamente natural, pero en el hombre, de todas maneras, lo social toma forma de cultura. Antes de la introducción 4 por Lévi-Strauss de las Estructuras elementales del parentesco , la referencia esencial de Lacan es plantear que, donde se busque en la especie humana -y esto no es válido sólo para el psicoanálisis-, no hay naturaleza que no sea transformada por la cultura, de tal suerte que el factor cultural domina. Esto lo conduce de inmediato a hablar de la economía paradojal de los instintos. Al punto tal que no es por el rodeo del psicoanálisis que Lacan, desde su partida, en su tabla de orientación psicoanalítica, aísla ya la función paterna como el ejemplo mismo de una función que no es deducible de la naturaleza. Antes de Lévi-Strauss se hace alusión a la complejidad de las formas de la parentesco: “… los modos de organización de esta autoridad familiar, las leyes de su transmisión, los conceptos de la descendencia y del parentesco unidos a éstos, las leyes de la herencia y de la sucesión que se combinan con ellos, por último sus relaciones intimas con las leyes del matrimonio […]. Su interpretación deberá esclarecerse entonces con los 5 datos comparados de la etnografía, de la historia, del derecho y de la estadística social”. Y todo esto -dice-, establece que la familia es una institución. Ahora bien, ¿de qué se trata entonces? Primero de relativizar la forma familiar existente. Se tiene incluso una idea de lo que serán las investigaciones contemporáneas
sobre la historia de la familia. Pero lo que aquí es llamado cultural es en definitiva un ersatz de lo simbólico. El concepto de lo simbólico falta pero de la buena manera, es decir que se capta que es llamado de todas las formas posibles. La idea que en el hombre no se encuentren de entrada la necesidad y los instintos naturales, sino que, en otra dimensión, que es la de la cultura, sean modificados, es esencial. Evidentemente no está aún formulado a partir del Otro con mayúsculas, aún no esta dicho que todo el mensaje de esta comunicación llamada mental se forma en el lugar del Otro, pero ya está articulada una dominación del factor cultural de una manera perfectamente clara. También se constata la aspiración -que será la de Lacan en sus matemas-, a una enseñanza de simplicidad, contrariamente a lo que se imagina. Es lo que se encuentra aquí, ya que lo que es dado como clave de la teoría del desarrollo y de la psicopatología es un concepto, y uno solo, el de complejo. Un solo concepto, que justamente no es presentado a partir del psicoanálisis, sino de una fórmula generalizada, como se expresa y que es un concepto antitético al del instinto. Ustedes ven ahí en lo que se apoya mi demostración, ese punto de apoyo de Lacan en ese encierro del inconciente, que es un punto de apoyo externo, exterior al psicoanálisis mismo. Define el complejo esencialmente como un factor de cultura, como lo opuesto del 6 instinto y en eso se sustituye a Freud. De entrada es por un repudio de Freud que formula este concepto operativo. ¿Qué es este complejo? Es una pre-estructura. Es justamente lo que le falta, el concepto de estructura. Y sin embargo es lo que trata de definir con rodeos, evidentemente. Trata de definirlo al mismo tiempo como una forma y como una actividad. Como una forma que se impone en el desarrollo, fijando una realidad con fecha, entonces representante, bajo una forma fija, una cierta realidad del desarrollo -esto desde el punto de vista de la génesis- y por otro lado como una actividad, es decir como incitando a las repeticiones de comportamiento, de emociones vividas, cuando un cierto número de experiencias se presentan. Da una definición que no comporta para nada que se trate solamente de complejo inconciente. “Lo que define el complejo, es que reproduce una cierta realidad del ambiente y doblemente. 1) su forma representa esta realidad en lo que tiene de objetivación distinta a una etapa dada del desarrollo psíquico; esta etapa especifica su génesis. 2) su actividad repite en lo vivido la realidad así fijada, cada vez que se producen ciertas experiencias que exigirían una objetivación superior de esta realidad; esas experiencias especifican el 7 condicionamiento del complejo”. ¿Qué es lo que Lacan llama la objetivación por el concepto, al punto de decir que todo complejo se refiere a un objeto? Sólo se puede cernir en el conjunto del texto. Es la idea que lo real no interviene como tal en eso de lo que se trata. Sólo interviene a través de diferentes formas de objetivación. Dicho de otro modo, cuando emplea el término de objetivación, es con la noción que las formas de objetivación se suceden y que se pasa de una forma de objetivación antigua a una nueva, a través de una crisis, a través del conflicto de una forma de objetivación, eventualmente con la referencia a lo real. Lo que llama objetivación -sobre el fondo de La fenomenología del espíritu de Hegel, es lo que está desarrollado en esta sucesión de formas de objetivación que se suceden por conflictos y luego se resuelven a través de crisis -viene en definitiva al lugar de la palabra de simbolización. Eso que caracteriza el complejo por la repetición de la realidad fijada, al lugar de una objetivación superior de la realidad. Tanto que pone el acento, en la
continuación, sobre el hecho de que toda identificación objetiva exige ser comunicada -se ve bien ahí eso que llama el concepto de simbolización. Esto aparece ahí difícilmente comprensible, y es solo sobre el fondo de lo que vendrá a continuación que se puede percibir el valor que tiene esto. Lo que da de entrada ese punto de apoyo para la reapertura del inconsciente, es esta antitesis aquí formulada como la del instinto y la del complejo, que permite oponer de un lado el complejo como conocimiento -este complejo tiene evidentemente el estatus del significante, es el término de saber que se debería poner en el lugar de complejo-, y por otra parte, el conocimiento en la connaturalidad del instinto, de oponer el carácter típicamente social del complejo a la tipicidad en la especie del instinto, en fin, oponer la estagnación propia de lo que llama un complejo a la rigidez del instinto. El conjunto de esto marca que, de todas formas, habiéndose dado la definición del hombre, no se puede definir nada de su psiquismo a partir de la adaptación vital. Lo que esta de entrada, desde 1938, ya preparaba a Lacan para oponerse a esta egopsychology , para quienes la adaptación es la palabra clave. Lo que es sorprendente, es que por tener el buen camino de la razón, se tiene como en un hueco, desde esta pre-guerra, de alguna manera dibujado, todos los elementos que van a converger hacia esta segunda pulsación del inconsciente. Es solo en un segundo movimiento que Lacan sitúa el complejo como inconsciente, es decir propone que Freud ha ya hecho del complejo como inconsciente “la causa de efectos psíquicos no dirigidos por la conciencia, actos fallidos, sueños, síntomas”.Ya tenemos aquí, como preparado, eso que Lacan llamara mas tarde las formaciones del inconsciente, aisladas en su secuencia y nosotros tenemos ahí ese complejo radicalmente no instintivo, cultural, basado sobre un nivel de objetivación -la objetivación reposando sobre la comunicación- y situada por Freud como causa de esos efectos no dirigidos por la conciencia. Tenemos ahí como preparado, eso que en un arranque, permitirá el estructuralismo y permitirá el inconsciente estructurado como un lenguaje. Ese inconsciente estructurado como un lenguaje, para entenderlo en su lugar, hay que entenderlo como la fórmula que permitió esa segunda pulsación del inconsciente, cuyas coordinas están dadas allí totalmente por fuera de la experiencia psicoanalítica en sentido estricto.
II. El pre-estructuralismo de Lacan Tomé este texto de los “complejos familiares” para introducir la posición del psicoanálisis entre matemática y literatura, que sólo he esbozado, lo que me llevó a ciertos 8 desarrollos a propósito de la hystoria del psicoanálisis. Si tuviera hoy que justificar haber acercado esas dos partes, lo haría por el bies de este término, que no es recibido entre nosotros -si lo es en el extranjero- para situar a Lacan y algunos otros: el post estructuralismo. Es una invención de un anglosajón, que le permite hacer un paréntesis donde toma un cierto número de luminarias del estructuralismo francés y que pone a Lacan en compañía de un cierto número de nombres a quienes el suyo se encontró ligado en el curso de los años sesenta. Se este término de post-estructuralismo me retiene es porque bajo esa insignia iré a Canadá en el mes de mayo, supuestamente, “Lacan en el post-estructuralismo”. Les previne que no aceptaba esa categoría pero no se desanimaron por ello. Voy a acercar hoy el pre-estructuralismo de Lacan, que es ciertamente mucho más reconocido que el post-estructuralismo y su posición en el lugar de la ideología
estructuralista, lo que se podría calificar efectivamente de post-estructuralismo de Lacan, pero donde justamente, no tiene mucha compañía. Esto dará ocasión de marcar aquello que a menudo se cree poder oponer a Lacan en los departamentos literarios de América, a saber la superioridad del análisis gramatológico o deconstructivo. Si este análisis gramatológico es fundado tal vez -y seguramente lo es-, para fabricación de tesis, no lo es manera tan evidente para lo que tiene ele estatuto atribuido a la literatura. Este texto de los “complejos familiares” debe inscribirse en al historia del psicoanálisis en tanto se presenta como escandido por momentos que se pueden enumerar. 1) El descubrimiento del inconsciente. 2) La interrogación técnica. 3) El cambio de dirección de los años 20. 4) El abandono de Freud. 5) La vuelta a Freud. Esta sumaria periodización es la que Lacan, por muy desconfiado que sea en el lugar de la historia, presenta sin embargo en sus Escritos. Les he señalado que se podía ordenar resumidamente esta historia del psicoanálisis, como Lacan lo hace mas tarde, como historia del inconsciente, cuyo momento de descubrimiento termina por la represión, que 9 necesita, que da su sentido, su situación, al retorno a Freud. Es en relación a esta periodización que nos interesa el punto de partida de Lacan, es decir el punto de partida del retorno a Freud. Yo he propuesto y esto me parece admisible, que su punto de partida es la 10 diferencia del yo y del sujeto. Es así como la continuación de su enseñanza nos obliga a situar El estadio del espejo como la puerta de entrada en el psicoanálisis. Por este hecho se encontró en conjunción con el esfuerzo de Freud en la segunda década del siglo -marcada 11 por excelencia por el texto Introducción al narcisismo- por situar al yo relativo al narcisismo. Cualquiera sean las correcciones que lacan aportará a Freud sobre algunos puntos y tiende a hacerlo desde este texto de los “Complejos familiares” -la vuelta a Freud no significa la devoción aún al menos de sus dichos-, la definición del yo a partir del narcisismo, si nos limitamos a eso, ya era suficiente para denegar que se tuviera ahí el punto apropiado para hacer de pivote al proceso analítico. De donde la insurrección de Lacan contra la egopsychology , cuando bajo el pretexto de apoyarse en el texto de Freud El 12 yo y el ello, ella pone en una trampa a esa definición narcisista del yo. Es por eso que esta puerta de entrada de Lacan del Estadio del espejo, que de alguna manera da imagen -es necesario decirlo-, el estatuto narcisista del yo, estaba como preparada con anticipación para servir como testimonio contra el psicoanálisis releído como una psicología del yo. Cuando Lacan comienza su enseñanza, en los años cincuenta, él es el autor de la comunicación del Estadio del espejo de 1936 y no puede creer cuando lee lo que se desarrolla en los Estados Unidos desde 1945-1946: contrariamente, el yo ha quedado tomado como pivote del proceso analítico. Hay ahí una correspondencia entre lo que figura en “Los complejos familiares” y lo que había sido para Lacan el tema de su primera comunicación a la comunidad analítica, en Marienbad en 1936. No redactó esa comunicación para publicarla, parece que por el despecho o el furor de haber sido cortado por el presidente de la sesión. La comunicaciones no eran en la época de veinte minutos, como hoy, sino de doce minutos y como no se le permitió continuar, no se tiene esa comunicación. El texto más cercano a ese Estadio del espejo no es el que figura en los 13 Escritos, que es de una redacción muy posterior -y es ya una modificación-, sino el que figura en los “Complejos familiares”. El yo no es el sujeto, no es que Lacan defina al sujeto en sus “Complejos familiares”, pero es necesario que los distinga. Lo hace ante todo por el estatuto del sujeto
que mantiene como dividido y en oposición a toda concepción unificante. Y para él no se trata de una división que se pueda superar. Esto es suficiente para percibir porqué más tarde -y sin mucha dificultad-, podrá hacer de la castración un concepto clave, puesto que en primer lugar la castración nombra la división del sujeto como no superable. Cuando se capta el concepto de castración en su construcción, en su elaboración lacaniana en sus comienzos -todavía la llama en los “Complejos familiares” un fantasma, debido a que le falta el concepto de simbólico-, ese comienzo nos ayuda a reconocer la bifidez, el carácter doble de este concepto que por un lado apunta hacia el sujeto y vuelve a nombrar su división, mientras que por el otro apunta hacia el objeto donde da lugar a su pérdida. Lacan introduce mas tarde el símbolo menos (-) para escribir en su expresión mas simple, la castración. Ese símbolo se trata, se pone en serie por un lado con S la división del sujeto y por el otro con pequeño a, el objeto como perdido. Se entonces, desde el punto de partida de Lacan, en qué la castración, aunque aún no lo sea podrá devenir un concepto clave. Lo que es un obstáculo para admitir la castración como un concepto clave en la obra de Freud es que no se la quiere admitir la división del sujeto como definitiva, estatutaria -no admitiendo evidentemente ninguna reconciliación y en todo caso no permitiendo pregonar ese olvido benigno, esa negligencia benigna a la que se llama sabiduría. Por lo tanto, primero esa división fundamental y diré -se encuentra el pasaje en este texto-, una división por el síntoma. Segundo, se encuentra allí una estructura anterior al estructuralismo y al menos un llamado al concepto de estructura, que es una grilla a partir de la cual descifrar -lo que parecerá ala mayoría absolutamente opaco-, su definición del complejo, en ese tiempo. Efectivamente, en ese complejo, ni una gata encontraría ahí a sus gatitos -por otra parte, Lacan abandonó la promoción-, si no se puede percibir que lo que hay ahí es una anticipación del concepto de estructura. Esta anticipación está ante todo presente en la referencia obligada a lo social que se encuentra en este texto. Se dice que es obligada porque viene del tema mismo: la familia. Viene del promotor de este volumen de la Enciclopedia, Henri Wallon y viene de la serie donde está inscripto el texto antes de “La escuela” y “La profesión”. Pero Lacan hace algo con estas obligaciones de rendir homenaje a quien lo aloja -y después de todo, es esta la suerte de los alojados. El acento puesto sobre lo social -obligado en esta Enciclopedia- y sobre lo cultural como aquello que especifica lo cultural en el hombre, ese cultural que está hecho de sedimentaciones de la comunicación, anuncia ya la noción de los simbólico por la afirmación, chocante desde todo punto de vista para el lector de ese tiempo, que lo que el psicoanálisis verifica es el dominio de los factores culturales. O que lo lleva a una definición del orden humano como tal, es decir diferenciado de aquello que ordena las 14 relaciones de las especies animales como “subversivo a toda fijeza del instinto”. Es allí que se justifica el llamado a la antropología y a la historia que se hace en este primer texto. Estas referencias, como aquellas tomadas a la edad de las Luces, tienen la ventaja de atraer a todos al debate. Esto tiene siempre el mismo valor de manifestar el artificio -que después de todo es otro nombre del significante en tanto que semblante-, de hacer ver el artificio en lo que regula, reglamenta, constriñe la existencia humana. Si hay un punto que es masivo en este texto y también absolutamente decisivo después de esta división del sujeto, es la denuncia de una concepción instintiva tratándose del hombre, siendo el instinto como tal rígido, invariable, a lo que uno se opone precisamente por la
investigación cultural mas elemental, las variaciones infinitas de la existencia humana y de sus modos de organización. Es un buen punto de partida decir que la búsqueda en lo que concierne al psiquismo no puede jamás objetivar los instintos, sino solamente formas de estos dominadas de entrada por factores culturales, que Lacan llama en este texto, complejos. 15 Destaqué anteriormente su expresión “La economía paradojal de los instintos”. Podrán reencontrar esta intuición, ciertamente enriquecida en pasajes ahora célebres de los Escritos, donde retoma la inexistencia de la necesidad pura del instinto en el ser hablante, en tanto que, aún si pudiera aislar esa necesidad sería de cualquier manera modificada por la demanda por el hecho que el sujeto habla y se dirige a Otro. No se encuentra evidentemente, este cerco alrededor del Otro de la demanda en ese texto de los “Complejos”, pero si se encuentra la respuesta que permitirá esa elaboración, a saber: el carácter fundamentalmente no instintivo de los apetitos humanos. Esto llega hasta su análisis breve, sumario, criticable pero sorprendente del destete, que supone de entrada marcar que aún si ahí está interesada la función de apariencia natural, ello no permite dar cuenta de aquello que se trata en esa regulación que es el destete.
III. El complejo-estructura No nos sorprendamos que Lacan dé del complejo una fórmula que llama generalizada, en relación con lo cual el complejo en el sentido analítico aparece como un caso derivado. Dar del complejo una fórmula generalizada, quiere decir de hecho tratar el complejo como una estructura, de la misma manera que, más tarde, no considerará que sólo haya estructura analítica. Esta puesta a punto de una fórmula generalizada del complejo, que sólo da un lugar secundario al complejo inconsciente, como si se tratara ahí de una parcialización del concepto, es un anticipo de hecho ahí también, de lo que le falta todavía a Lacan, a saber, el concepto de estructura. Es tanto más chocante cuanto que, mas tarde, el Lacan estructuralista va a atribuir ciertas incertidumbres freudianas a esta falta del concepto de estructura, pero sin embargo encontrará en Freud como la anticipación de la estructura saussuriana. Podemos decir lo mismo de Lacan, salvo que evidentemente él no tiene la excusa de Freud, pero aun alrededor de ese defecto central de su exposición, lo que es más bien sorprendente es todo lo que ya llama y conduce a ese concepto de estructura. Uno sólo se orienta en esta definición de complejo a partir del concepto de estructura. Lacan lo llama una representación, pero ese complejo tiene de hecho dos rasgos: fijación y repetición. Fijación de una etapa del desarrollo psíquico y repetición que ese complejo promueve, que hace que Lacan hable allí de la actividad de ese complejo -ya 16 expuse hace tiempo el concepto de Lacan hablando de “acción de la estructura”-, que se refiere a la puesta en marcha, de manera en ocasiones no convenientes -y es justamente ahí donde se hace perceptible-, cuando un engranaje, un cierto tipo de experiencia se presenta. ¿Cómo se puede dar cuenta de esta fijación y de esta repetición sin ese concepto de estructura? Lo que llama también a ese concepto de estructura es la conexión de todo complejo con un objeto y sin duda era necesario atrapar ese objeto a partir de lo que llama las formas de objetivación, que son en definitiva formas de subjetivación, puesto que la cuestión es saber en qué nivel lo real se encuentra, en un momento, objetivado por un sujeto, es decir comunicado. No hay otra definición del objeto propiamente dicho, de la 17 “identificación objetiva”, de identificación como un objeto como tal, por fuera de la
posibilidad de comunicarlo. Es lo que hace de ese objeto, en definitiva, una objetivación y envía de esa manera a los avatares, a la posición del sujeto. Lo que también es sorprendente es que el objeto del que se trata, es finalmente también una anticipación del objeto tal como lo conoceremos mas tarde como perdido. Hay muchas falsas ventanas en este texto, una suerte de lista, de puesta a punto simétrica, de contabilidad, que depende ciertamente del estilo psiquiátrico y enciclopédico, pero leyéndolo après-coup , es necesario sin duda desarticularlo, para percibir que la manifestación esencial del complejo, es la “carencia objetiva en relación a una situación 18 actual”. Se puede retener sólo de esta frase el término carencia. Lo que Lacan nos presenta bajo el aspecto fijo y activo del complejo se refiere cada vez a una carencia. A pesar de las apariencias, es esta carencia la que ordena la serie, la secuencia escandida que Lacan propone del desarrollo psíquico. De la misma manera esto hace ver lo que este texto anticipa, por la valorización, tratándose de la estructura en sentido, analítico, de su correlación con el objeto como carente. Se tiene ya aquí, no la lógica depurada que Lacan dará mas tarde, pero si el llamado de atención. No está el mismo llamado en el texto ligeramente anterior Mas allá del principio de realidad , aún cuando todo el paréntesis que es la fenomenología de la experiencia analítica -que no figura para nada aquí-, deja evidentemente presentir los elementos de la enseñanza posterior. Una cuarta anticipación, aún si no está desarrollada, es sin embargo explícita, si se sabe leer el texto sin ocuparse demasiado de las dificultades de su exposición. Lacan da un triple aspecto de esta carencia en este texto, primero ser una relación de conocimiento, segundo ser una forma de organización afectiva, tercero ser una puesta a prueba del choque de lo real. Traída así, aún si ello se justifica para los lectores de la época pero también para los de hoy que no tuvieran la orientación que propongo, el acercamiento parece un poco heteróclito. Si se trata del objeto, para situarlo e identificarlo, para comprender que el conocimiento está en juego también, que no se trata ahí de pura percepción, sino también de actividad en el nivel superior, como uno lo imagina y que hace falta la integración de esas percepciones y al mismo tiempo una puesta en juego de mecanismos gnoseológicos porqué no hacerlo complicado-, se puede admitir también que respecto a ese objeto uno tiene sentimientos y palpitaciones. Si se habla de complejo es que hay sentimientos fijados en relación a ese objeto -puesta a prueba del choque de lo real-, que después de todo este objeto aún si es una forma de objetivación de lo real, puede sin embargo sorprendernos. Se puede pues comprenderlo en un nivel desarmado, pero espero que no haya escapado a nadie aquí, que una vez que se extraen esos tres aspectos de lo que Lacan llama la carencia objetiva por la que se manifiesta el complejo, esa tripartición ya es la de lo simbólico, de lo imaginario y de lo real. La relación de conocimiento, desde el momento en que sólo se concretiza en la comunicación, es a decir verdad, impensable sin la dimensión simbólica. Esta forma de organización afectiva supone ya la posición del objeto como imaginario. En cuanto a la prueba al choque de lo real se encuentra ya anticipado el estatuto puramente lacaniano de lo real en ese término choc y que encontrará por ejemplo su expresión propiamente incorporada en su enseñanza, en los trozos de real. El choque de lo real, es ya lo que anticipa lo real como imposible, imposible precisamente de reabsorber el choc. Lo que no
marca lo real como imposible, evidentemente es que lo real no hace sistema y de ello se tiene de alguna manera el toque de atención en esta prueba del choque de lo real. Es lo que hace del pre-estructuralismo de Lacan, un pre-estructuralismo al cual le falta la estructura, al cual le falta la precisión que lo simbólico, cuando es referida a la estructura saussuriana, da a ese concepto vago de lo cultural. Lo que le falta a este preestructuralismo es el concepto de significante. Lo que viene al lugar del concepto de significante, es aquél que está ahí sólo arrimado y que no permite hacer la diferencia con el objeto: el concepto de imago, tratado de manera original por Lacan y lo que va a permitirle nombrar de manera indiferenciada el objeto y el significante. Para hacer un rápido corto-circuito, ¿qué hace pasar del pre al postestructuralismo? El pre-estructuralismo es el más acá del significante y el postestructuralismo, el bueno, es decir el único, el de Lacan, es el más allá del significante, es la consideración del más allá del significante.
IV Una secuencia escandida Quería decir una palabra de esta secuencia escandida, que Lacan ha puesto a punto. Es muy simple hay tres escansiones: el destete, la intrusión y el Edipo. El destete, todo el mundo sabe lo que es. La intrusión, Lacan resitúa su “estadio del espejo” bajo ese nombre, bajo ese título y a nivel de la familia. Esencialmente ahí deviene un análisis del complejo fraterno esto es el intruso. Con respecto al Edipo, efectivamente hay una tentativa para identificar y localizar ese complejo. Primeramente narrarlo y así explicar y sacar las consecuencias de su triangulación fundamental. Sitúa ese complejo de Edipo entre el padre y la madre, disponiendo solamente del fantasma de castración. Lo más sorprendente de esta secuencia es que si se tratara de estadios no se encuentra el estadio anal. Es muy singular -asombroso-, ver esta ausencia de la orientación freudiana. Por el contrario, de entrada, está la idea que las escansiones de este desarrollo encuentran sentido sólo a partir del Edipo. Lacan escribirá en su texto sobre las psicosis que el desarrollo -en tanto tenga su lugar en el psicoanálisis-, sólo toma su significación por retroacción del complejo de Edipo. A saber, que las pérdidas anteriores no deben ser tratadas como puras heridas narcisistas. Sino que se ordenan a partir de la castración, es 19 decir que toman su valor a partir de la castración. Ya tienen aquí esta buena orientación, puesto que Lacan -es verdad que demasiado rápido-, sólo articula ese desarrollo bajo reserva de su re-organización -es el término que usa-, por el complejo de Edipo. De manera asombrosa, ya tenemos el esbozo de lo que es correcto pensar de este desarrollo, a saber que él se ordena retroactivamente a partir del Edipo, que de esta manera viene a clausurarlo. En cuanto al destete tienen una demostración deslumbrante -de la cual no necesitamos porque hemos tomado el mal hábito de no repensar más los fundamentos de nuestras articulaciones. Es una demostración que la regulación que representa el destete no es una regulación natural, sino una regulación cultural. Para justificar lo que podría aparecer hoy como mas cercano a las exigencias de la naturaleza en la práctica del destete, como pieza de apoyo viene la referencia a la antropología y a la historia, para testimoniar que en la especie humana se ha hecho cualquier cosa con el destete, que ahí no se encuentra una
fijeza comparable a la del instinto. Al contrario, es necesario decir que se han inventado diversas formas de destete. Ya se ve para qué sirven esas referencias antropológicas e históricas, para demostrar que aquí no hay relación con ese objeto -en el sentido que mas tarde Lacan dirá no hay relación sexual. Esto quiere decir que no está inscripto en el instinto y que por lo tanto hay lugar para la invención humana, para la invención del mundo simbólico precisamente porque en ese lugar nada está inscripto. Es verdad que cuando se dice no hay relación sexual, uno se imagina que se encarna ante todo en la relación del hombre y la mujer y que uno inventa porque ahí nada está escrito. Pero también es verdad que toda relación del hombre con sus objetos -sus objetos que se puede decir aproximadamente de goce-, implica que el hombre inventó como comportarse con esos objetos, en tanto que los objetos vienen a ese lugar que Lacan comienza a cernir aquí. Se puede lamentar -por la belleza de la cosa-, que no trate el supuesto estadio anal. Ya que ahí prevalece por excelencia el invento humano que es la cloaca, el sumidero o el tacho de basura, que son testimonios de la cultura como tal. Lacan proponía definir la civilización -no la cultura-, por la cloaca. La civilización es lo que camina por las profundidades del sumidero. Lo que, por otra parte se ve reaparecer en la cuestión de la literatura. Por ahí nacerá tal vez, otra idea del postestructuralismo, que la que posee los que lo regentean. Lo que es agradable en este texto es la demostración de que hay una diferencia radical con el instinto. Hoy consideramos esta diferencia como establecida. Releer esos pasajes sobre “No hay nada de instintivo -en la especie humana-, entre la madre y el niño” nos ayudaría tal vez a desprendernos de las elucubraciones de un Bowlby que lejos de restringir a nada la parte del instinto en el comportamiento humano, sueña por el contrario con extenderlo hasta una edad tan avanzada que bien se podría comparar ese curso a las costumbres de las abejas. El significante que le falta ahí a Lacan es también el significado. Puesto que trata de marcar que lo que cuenta no es tanto el hecho del destete sino “la manera en que será vivido” por el sujeto y según la significación que él le dará. Acá Lacan habla sólo fugazmente de sentido y significación. Recurre a un término deficiente para nosotros: la intención mental del sujeto que se refiere al destete y que por lo tanto puede aceptarlo o rechazarlo, luego ese rasgo marcará la continuación de su desarrollo. De una cierta manera, ni lo acepta ni lo rechaza completamente, ninguna de las dos vertientes es predominante: es 20 una intención mental, más acá de la elección, porque” el yo no está constituido”. Esto es anticuado en su expresión y aún en su pensamiento. Nos encontraríamos mejor ahí si hubiera esa intención de significación. Luego, en la representación del grafo de Lacan se encuentra como estando en el origen del vector del significado. Es ya esa intención mental que ha devenido intención de significación. Para nosotros la significación nos habla más que lo mental y no impide que en definitiva lo mental se reduzca a eso. Aún señalaré que -de manera impactante-, Lacan nos dice al pasar, que para el niño, desde los primeros días y aún antes de la coordinación de la mirada, el rostro humano no le es indiferente. Es suficiente con esta notación para excluir todo pensamiento, fundado en la observación del niño, de un narcisismo primario, por el que sólo estaría ocupado de la realidad de su cuerpo.
Ha hecho falta mucho tiempo -y parece que hoy se lo logra fugazmente-, para percibir la apertura del mundo primario del niño. Sin embargo ya tenemos aquí, como al pasar, esta notación. El rostro humano ya tiene su valor para el niño recién nacido. Lacan ya ha tomado partido, no hay narcisismo primario, el único narcisismo concebible es el narcisismo secundario, a saber aquél que supone el yo y su relación con la imagen. ¿Qué hace imago en esta cuestión? Si Lacan dice, con tanta tranquilidad, el seno materno, si ese complejo del destete está articulado a la imago del seno materno, es evidente que ya aprovechó, en 1938, a Melanie Klein. El nombre de Melanie Klein -salvo error-, aparece en el texto sólo una vez, Lacan ha tomado partido en el debate que va a ocupar el movimiento psicoanalítico por largo tiempo. Lo volvemos a encontrar a continuación cuando evoca los fantasmas. Le rinde homenaje a Melanie Klein como a una de esas investigadoras que mejor han comprendido el origen materno de los fantasmas de desmembramiento, de dislocación, de destripamiento, de devoración, etc. La relación imago-complejo está expresada por la pérdida del objeto que marca el complejo como tal. Para nombrar este complejo elige el momento de la pérdida del objeto. Lacan hace de este complejo, clásicamente, el más primitivo, el que admite las reorganizaciones dialécticas que posteriormente experimentará. Ciertamente hay en este texto una primariedad de la madre. En su interpretación del complejo de castración, del fantasma de castración, destacará también el origen materno. La función del padre es verdaderamente rechazada, como al margen, como por fuera de esa esfera fantasmática dominada por la presencia materna desde el destete. Vemos anunciado en este texto lo que vendrá luego, esa posición excepcional del punto de capitón como presencia del Nombre-del-Padre. Toda la fantasmática humana, inclusive la castración, está tomada en el paréntesis materno. La función del padre aparece como de un orden totalmente otro, aunque no tenga aún otro término que imago del padre para calificarlo. Volviendo a esta relación imago-complejo, vemos como la estructura en el sentido de Lacan está articulada a un objeto perdido, al menos en lo que concierne al destete y al Edipo. La situación del complejo de intrusión, inventado para la circunstancia, no responde de manera estricta. Ese complejo de intrusión hará más bien de tapón en lo que sigue y Lacan hará extrusión de ese complejo, que está un poco forzado en su lugar, motivado por una consideración puramente desarrollista.
V Una concepción de conjunto del desarrollo psíquico Al releer este texto fui presa del entusiasmo. Fue para mí una sorpresa tomarlo como un escrito de Lacan. Lo que es asombroso es esta consistencia y sobre todo que Lacan no se haya detenido en esa consistencia, que no haya repetido los complejos familiares toda su vida. Podría haberlo hecho, puesto que es verdaderamente una concepción de conjunto del desarrollo psíquico. Notaré solamente dos puntos, porque no quiero dejarme llevar por el comentario. Primero, está aquí con todas las letras -aquello que alguno quiso atribuirse el mérito del descubrimiento-, el concepto de apuntalamiento, la constatación que en definitiva la pulsión se apuntala en las funciones naturales. Evidentemente, Lacan en esa fecha no dispone del concepto de pulsión. Sólo habla de instinto, por cierto para impugnarlo, pero resaltará que este valor no cae del cielo,
seremos liberados de la consideración del instinto en sentido estricto cuando nos ocupemos de Freud. Es uno de los efectos del retorno a Freud. Sin embargo esta oposición se encuentra articulada de la manera más justa: “Oponiendo el complejo al instinto, no negamos al complejo todo fundamento biológico y sin embargo definiéndolo por ciertas relaciones ideales -aquí se hace sentir también la falta del termino simbólico-, nosotros lo ligamos a su base material. Esta base es la función que asegura en el grupo social; ese fundamento biológico se lo ve en la dependencia vital del individuo en relación al grupo. Mientras que el instinto tiene un soporte y no es otra cosa que la regulación de éste en una función vital, el complejo sólo tiene en ocasiones una relación orgánica, cuando suple una insuficiencia vital por la regulación de una función 21 social. Tal es al caso del complejo del destete”. Dicho de otra manera hay un fundamento biológico de este complejo, lo que no impide que sea articulado e inscripto por lo simbólico. Aquí se ve que el término relación hace emergencia: una relación orgánica. Si se piensa ahí en el término relación sexual, también puede ser definida por la suplencia -no de una insuficiencia vital sino de una insuficiencia en lo simbólico-, por la regulación de una función, que por ese hecho deviene función social. Nosotros no tendríamos en esta formulación ninguna objeción. El término relación, bajo la pluma de Lacan, viene exactamente a la posición que tendrá más tarde: suplencia de una falta, siendo la cuestión en qué esta suplencia hace que haya o que no haya relación. Es una primera notación, esa relación a lo orgánico, esa relación al fundamento biológico que no es denegado en su conjunto. Segunda notación: es la manera en que Lacan adopta y recusa al mismo tiempo el instinto de muerte, en el sentido de Freud. Es ahí en donde se nota la falta del término pulsión, puesto que rinde homenaje al instinto de muerte como una deslumbrante invención de Freud, que él considera contradictoria en estos términos. “Tanto es así que el genio mismo, en Freud, cede al prejuicio del biólogo que exige que toda tendencia se refiera a un instinto. Ahora bien, la tendencia a la muerte, que especifica el psiquismo en el hombre, se explica de manera satisfactoria con la concepción que desarrollamos aquí, a saber que el complejo, unidad funcional de ese psiquismo, no responde a funciones vitales, sino a la 22 insuficiencia congénita de esas funciones”. Entonces al mismo tiempo tenemos la adopción del instinto de muerte pero con el nombre de tendencia a la muerte para quitarle todo fundamento biológico. Aquí también es la promoción del concepto de simbólico lo que permitirá a Lacan, en el Informe de Roma, convalidar por primera vez de manera convincente la invención freudiana, refiriéndola a la dimensión misma de la cadena significante. Paso por alto el hecho que Lacan fundará esas insuficiencias vitales en Bolk, en la concepción de prematuración específica del infante humano. Si situé esta tendencia a la muerte, que Lacan convalida, en el momento en que habla del destete, es porque allí articula la ligazón de la muerte con la madre. Todo lo que es fantasma de muerte, llamado de la muerte, pendiente al suicidio -está fundado en la clínica y Lacan no lo desmentirá mas tarde-, se trata de la madre, es decir de la imago materna que viene a darle razón. La madre preside -es esa su concepción-, la pérdida primitiva: la del seno. La imago materna es recordada al sujeto, con intensidad variable, cada vez -estos términos no son los de Lacan en la época-, que interviene una pérdida de goce.
Para aquellos que se interesan -no encontrando mucho apoyo para ello en Lacan-, en la teoría de las toxicomanías, ahí apela también a esa imago materna para explicar la forma que puede tomar la toxicomanía de envenenamiento lento de amor: “Envenenamiento lento por la boca”. Son, evidentemente los años locos, el opio de los años veinte. Efectivamente, en todo este texto se ve planear -de manera kleiniana-, la imago materna sobre todas esas conexiones con la muerte. Esto hace evidentemente del padre una 23 función de reparación, el término de Lacan es: “una función de sublimación”. Va a evocar lo intra-uterino, al pasar. Incluso se apoyará en el testimonio de los pediatras que sostienen que los niños nacidos antes de término sufrirían de carencia afectiva -siempre guardando su distancia con el trauma de nacimiento. La madre es la diosa de las carencias y el padre se encuentra encargado de una función positiva. Llega a relacionar las neurosis contemporáneas con la declinación de la imago paterna. Felizmente no ha mantenido el término de complejo de intrusión, que hace la segunda escansión después del destete. En esas tres páginas, en esta parte del complejo de intrusión, donde son definidos con tal fineza los estragos producidos en el hermano mayor por la llegada de uno menor, aunque Lacan, a diferencia de Freud, nunca habló de su análisis, no se puede evitar pensar en su propia constelación familiar, en el estatuto de su hermano menor. Sobre el fondo de ese complejo de intrusión, no se puede evitar dar sentido al hecho que ese hermano menor se haya vuelto monje. Es en este complejo de intrusión -del cual les digo cuan divertido es leerlo-, que Lacan retoma su “estadio del espejo”. ¿Qué es allí el objeto-imago? Es el semejante. Entonces lo que aparece como rasgo esencial de la sociabilidad humana, son los celos -aquí esto tiene un valor especial puesto que será el gran tema de la tesis de Lagache-, la función de los celos como arquetipo de los sentimientos sociales, estadio del espejo, competencia y acuerdo, son mostrados como los vectores, los motores mismos de la sociabilidad humana: competencia con el rival y acuerdo con el igual. Si se quisiera despellejar este complejo de intrusión, se vería primeramente lo que ya puso a punto de manera evidente de la relación imaginaria al otro. Y se vería al mismo tiempo, llamado por la falta verificable, el concepto del Otro mayúscula para fundar el acuerdo más allá de la competencia. Cuando en su seminario Lacan pone en el pizarrón su esquema L, donde contrapone el eje imaginario al eje simbólico, la relación al otro imaginario y la relación al otro simbólico, es evidente que ahí encuentra la fórmula adecuada al complejo de intrusión.
VI. Una recuperación del complejo de Edipo También valdría la pena hablar de la forma en que, en tercer lugar, da cuenta del Complejo de Edipo por el fantasma de castración, apoyándose en Frazer, para sondear la universalidad de la prohibición del incesto con la madre y tratando de entrada el parricidio de Tótem y Tabú como un mito freudiano, un mito y una construcción destinados a dar su valor a la imago paterna. Notemos que para Lacan decir fantasma de castración enseguida denota la preponderancia de la madre. En esta castración, es la madre la que desempeña el factor desencadenante, hasta el punto de decir que no es la irrupción del deseo genital lo que motiva el Edipo, sino la angustia que éste puede suscitar por la reactualización de la imago materna primitiva. Entonces la castración es la de la defensa del yo narcisista con respecto a la angustia que reactualiza la madre. Lo que hace que ahí la castración sólo tenga la
especificidad de ser una parcialización de los fantasmas globales del cuerpo fragmentado. Es lo que está presente en este pasaje que ya mencioné: “El examen de estos fantasmas -los fantasmas de origen materno identificados por Melanie Klein-, que se encuentran en los sueños y en algunas impulsiones, permite afirmar que no se refiere a ningún cuerpo real, sino a un maniquí heteróclito, a una muñeca barroca, a un trofeo de miembros, en donde tenemos que reconocer al objeto narcisista del cual ya evocamos la génesis: condicionada por la precedencia, en el hombre, de formas imaginarias del cuerpo sobre el dominio del 24 cuerpo propio”. El conjunto de esos fantasmas es referido a esa prematuración primaria, que también instala un valor de la madre y que de entrada hace del cuerpo, no una imagen integrada, sino una imagen formada de alguna manera por la sedimentación de las formas imaginarias que vinieron a colmar el agujero sin fondo que representa ese desfasaje inicial. La castración se refiere a ese cuerpo. La castración tratada como un fantasma no es otra cosa que la parcialización, sobre una parte especial del cuerpo, de esos fantasmas, que son fundamentalmente siempre fantasmas de dislocación o de desmembramiento. ¿A qué llama Lacan fantasma aquí? Llama fantasma a lo que es de hecho la descomposición de la muñeca narcisista. Lo así llamado narcisismo es lo que hace el pegamento de esa imagen multiforme, de esa imagen heterogénea. El término fantasma viene a denotar el momento donde, en los sueños, en las obsesiones, en las alucinaciones, ese pegamento se disuelve y ese cuerpo salta en pedazos. Al tratar la castración como un fantasma, el fantasma de castración se sostiene en la elección de una parte del cuerpo especial, donde se concretiza de alguna manera esa dislocación y ese desmembramiento. “El fantasma de castración se refiere a ese mismo objeto” -es decir a esa muñeca barroca-, “su forma no depende del sexo del sujeto y determina, más bien que soporta, las fórmulas de la tradición educativa. Representa la defensa que el yo narcisista opone a la renovación de la angustia que tiende a quebrantarlo: crisis que no causa tanto la irrupción del deseo 25 genital en el sujeto como la del objeto que él reactualiza, a saber la madre”. Es una teoría de la castración estrictamente imaginaria y por eso mismo aparece como parcial, sino fuera que ella valoriza tanto más la intervención de la imago paterna. Se encuentra ahí de una manera mas convincente que en este pasaje, ese análisis fundamental, que lo que el Edipo freudiano destaca es la oposición de la identificación y del deseo. Lo que retiene Lacan de la identificación edípica tomada del lado macho es que se introduce un clivaje entre el objeto deseado y la identificación. Es por eso que el deseo genital no es la angustia. La angustia viene después del deseo genital, reactualiza a la madre como objeto fundamental del deseo, el objeto como tal. Por otro lado es puesto en escena otro proceso diferente del de la elección de objeto, a saber, la identificación con lo que es el obstáculo para la realización del deseo, es decir el padre. Hay pues allí con el Edipo, tal como él lo presenta, por supuesto -su concepto de deseo es todavía un concepto de deseo alimentado, formado en lo imaginario-, la irrupción de un objeto completamente diferente, que no es el objeto mayor materno, sino ese objeto de identificación que interviene como tal, a pesar de y a causa de, el obstáculo que representa para el deseo. Evidentemente, Lacan dará a continuación una definición del término deseo mucho más amplia. Aquí se podría, después de todo, colocar más bien goce en lugar del deseo. Pero a esta imago del padre le da su lugar a partir de la sublimación, diciendo justamente que se va a ver surgir allí, con ese padre, otro tipo de objeto que el de antes, un tipo de objeto que no es de satisfacción sino que es, hablando con propiedad de identificación ideal. La imago paterna esta pues ahí muy clásicamente cargada de esta
función de idealizar y hay que decirlo idealizante. Es allí que se prepara el Nombre-delpadre. El valor de su recuperación del Complejo de Edipo es hacernos pasar del otro materno, mortífero, del semejante como otro también mortífero al otro sublimado y que preside, con lo que puede haber de acuerdo entre el sujeto y su existencia. Es ahí que se hace sentir la falta del concepto del Otro mayúscula, si bien ya está llamado a ese lugar. “Ese momento haciendo surgir el objeto al que su posición sitúa como obstáculo al deseo, lo muestra aureolado por la trasgresión sentida como peligrosa; él aparece al yo a la vez como apoyo de su defensas y como ejemplo de su triunfo”. He aquí la cosa importante: “Es por eso que este objeto viene normalmente a llenar el marco del doble donde el yo se 26 identificó primero y por el cual puede todavía confundirse con el prójimo”. Dicho de otra manera es como si se saliera de su marco y que en lugar de lo que estaba antes que el prójimo, el semejante, viniera a inscribirse un objeto, aureolado, triunfante, obstáculo y al mismo tiempo ejemplo del triunfo. “Aporta al yo una seguridad, reforzando ese marco, pero eso mismo lo opone como un ideal que, alternativamente, lo exalta y lo deprime. Este momento del Edipo brinda el prototipo de la sublimación tanto por el rol de presencia enmascarada que juega allí la tendencia, como por la forma con la cual reviste al objeto. La misma forma es sensible, en efecto, en cada crisis que se produce, para la realidad humana” -un término heideggeriano, traducción en la época del Dasein-, “esa condensación de la cual mas arriba planteamos el enigma: es esa luz del asombro que transfigura un objeto disolviendo sus equivalencias en el sujeto y lo propone ya no como medio para la satisfacción del deseo, sino como polo para las creaciones de la pasión. (….) Una serie de funciones antinómicas se constituye así en el sujeto por las crisis mayores de la realidad humana, para contener las virtualidades indefinidas de su progreso” -contener en el sentido de continente. En todo este texto, Lacan exalta el rol paterno de manera tal que está dispuesto eventualmente a atribuir a la desaparición del personaje del padre en la historia de un sujeto, los límites mismos de su forma de objetivación del mundo. Se trata verdaderamente de la realización de ese recorrido que va hasta esa enigmática sublimación, de donde cuelga la realización del desarrollo psíquico. Con esta condensación con la que plantea el enigma y esa luz del asombro que transfigura un objeto disolviendo sus equivalencias en el sujeto y que propone como polo a las creaciones de la pasión, a falta de ese concepto significante como transgrediendo, como reordenando las formas imaginarias, no se puede decir que él disuelva el enigma. Más bien lo bautiza como sublimación. Por lo que la primera parte de este texto termina con el examen del estatus del hombre moderno en el lugar de esta imago, estudia la relatividad del matriarcado y del patriarcado y sobre todo refiere la neurosis contemporánea, pero también la emergencia del 27 psicoanálisis, a la decadencia de la imago paterna. Esto nos lleva casi a la literatura. Plantea entonces, la evolución de las neurosis de carácter, hace de ella un tipo especial. Es esta carencia que, conforme a nuestra concepción del Edipo, viene a agotar el impulso instintivo, a deteriorar la dialéctica de las sublimaciones. Madrinas siniestras instaladas en la cuna del neurótico, la impotencia y la utopía encierran su ambición, ya sea que ahogue en él las creaciones que espera el mundo al que viene, ya sea que en el objeto que propone a su rebelión, desconozca su propio movimiento. Está firmado Jacques Marie Lacan, antiguo jefe de clínica de la Facultad de Medicina. No hay evidentemente muchos antiguos jefes de clínica de la Facultad de medicina que se expresen así. Paso sobre la parte clínica de la cosa.
No pude tratar hoy el post-estructuralismo, pero voy a darles la clave. El único post-estructuralismo es el del objeto aquél que nos lleva “más allá del significante” a una nueva forma, inédita, de la carencia objetiva.
* En su curso Las respuestas de lo real del 8 de febrero de 1984, Jacques-Alain Miller evoca el texto de Los complejos familiares de Jacques Lacan “en donde escande tres tiempos esenciales -los complejos-, del desarrollo del niño. () Lo comenta brevemente diciendo que “la referencia sociológica de Lacan enmascara el alcance de su trabajo”. El acento está puesto por Lacan en el hecho que “la familia no es natural, no es un hecho biológico, sino que es un hecho social”, se trata de plantear que “los instintos no tienen nada que hacer en eso” -habla de economía paradojal de los instintos en el hombre”. Toda la idea de dependencia vital camufla esta dimensión, prosigue J-A. Miller. La tesis de Lacan es que “la dependencia es la sujeción al Otro, es una puesta en forma significante de la palabra”. Ese año J.-A. Miller publica en la editorial Navarin el texto de los “complejos”, para luego republicarlo en l a editorial Seuil en 2001, incluyéndolo en los Autres écrits. Aquí sólo se encontrará una lectura de la primera parte; J-A. Miller no lo volverá a tocar en su curso semanal. El título “lectura crítica” retoma una frase de J-A. Miller de la lección del 14 de marzo 1984. Catherine Bonningue. () Texto y notas establecidas por Catherine Bonningue a partir de dos lecciones de la orientación lacaniana, II, Des réponses du réel Las respuestas de lo real-, 7 y 14 de marzo de1984, enseñanza pronunciada en el marco del Département de Psychanalyse de Paris VIII . Este texto fue publicado una primera vez en Letterina. Archives de l’ACF-Normandie (1998, nº 6) y ha sido ligeramente revisado para esta publicación. ** Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis Traducción libre de Marcela Errecondo, con l a amable autorización de su autor. Edición no revisada por el autor. Notas
1. Este texto de los “Complejos familiares” de Jacques Lacan, luego del de L’Encyclopédie française, tomo VII (marzo 1938), ha sido objeto de una primera publicación, en 1984, en la Ed. Navarin y luego retomado en los Autres écrits, Paris, Le Senil, 2001, p. 23-84. 2. Lacan, J. “Au –delà du ‘Principe de réalité’” (1936) [ Más allá del Principio de realidad], Écrits, Paris, Le Senil, 1966, p. 73-92. 3. Lacan, J., “Les complexes familiaux dans la formation de l’individu” (1938) ,Autres écrits, op.cti., p.23. 4. Lévi-Strauss C., Les Structure élémentarires de la parenté,Pris/La Haya, Mouton et Cie, 1967 (priemera edición 1949). 5. Lacan, J.,”Les complexes familiaux…”, op. cit.,pg.24 6. Ibid.,p.28-29 (“ El concepto del complejo, bien que ha sido recientemente introducido,” - por Freud- “se muestra mejor adaptado a los objetos mas ricos;es por lo que repudiando el apoyo que el inventor del complejo creyó deber buscar en el concepto clásico del instinto, nosotros creemos que, por un cambio profundo teorico, es el instinto que se podría esclarecer actualmente por su referencia al complejo.” 7. Ibid. 8. Cf. El comienzo de la lección del 7 de marzo, que no se reproduce aquí. 9. Ibid. 10. Ibid. 11. Freud, S., “Para introducir el narcisismo” (1914), La vida sexual, PUF, Paris, 1969, pags. 81-105. 12. Freud, S., “El yo y el ello” (1923), Ensayos de psicoanálisis, Payot, col. Petite bibliothèque, Paris, 1981, pgs. 230-275. 13. Lacan, J., “El estadio del espejo como formador de la función del yo tal como nos es revelada en la experiencia psicoanalítica” (1949), Escritos, Le Senil, Paris, 1966, pags. 93-100. 14. Lacan, J., “los complejos familiares…”, Op. cit., pag. 28 15. Miller, J.-A.,”Acción de la estructura”, Un comienzo en la vida, Gallimard, Le Promeneur, Paris, 2002, pags. 57-85. 16. Miller, J.-A, “acción de la estructura”, Un comienzo en la vida, Gallimard, Le Promeneur, Paris, 2002, pags. 57-58. 17. Lacan, J., “Los complejos…”, op. cit., pag. 28. 18. Ibid. 19. Lacan, J. “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis” (1958), Escritos, Le Senil, Paris, 1966, pg. 554. 20. Lacan, J. “Los complejos familiares”, op. cit, pags.30-36. 21. Ibid., pags. 34-35. 22. Ibid., pág. 35. 23. Ibid., pág, 55. 24. Obi., págs. 52-53. 25. Ibid., pág. 53. 26. Ibid., pág. 55. 27. Ibid., págs. 60-61: “El rol de la imago del padre se deja percibir de manera asombrosa en la formación de la mayor parte de los grandes hombres. Su resplandor literario y moral en la era clásica del progreso, de Corneille a Proudhon, vale la pena ser notado; y los ideólogos que en el siglo XIX, sostuvieron contra la familia paternalista las críticas mas subversivas no son aquellos que menos llevan la marca. Nosotros no somos de aquellos que se afligen por un pretendido relajamiento del lazo familiar (…) Pero un gran número de efectos psicológicos nos parecen responder a una declinación social de la imago paterna. Declinación condicionada por la vuelta sobre el individuo de efectos extremos del progreso social, declinación que marca sobr e todo en nuestros días a las colectividades mas afectadas por esos efectos: concentración económica, catástrofes políticas (…) Cualquiera sea su porvenir, esa declinación constituye una crisis psicológica. Tal vez sea a esta crisis que hay que referir la aparición del psicoanálisis mismo. El sublime azar del genio no explica por si solo tal vez que sea en Viena –entonces centro de un estado que era el meeting-pot de las formas familiares mas diversas, desde las mas arcaicas a las mas evolucionadas, desde los últimos grupos agnáticos de los paisanos eslavos hasta las formas mas reducidas del hogar pequeñoburgues y a las formas mas decadentes del hogar inestable, pasando por los paternalismos feudales y mercantiles- que un hijo del patriarcado judío haya imaginado el complejo de Edipo. Como quiera que sea son formas de las neurosis dominantes del fin del ultimo siglo que han revelado ser íntimamente dependientes de las condiciones de la familia”.