Presentación Propósito de la Asignatura Competencias de la asignatura Unidad I.- Importancia y Necesidad de la Ética y la Deontología.
3 3 4 6
A)
Importancia y Necesidad de La Ética.
7
B)
Importancia del Compromiso Ético y Personal.
18
C)
Importancia y Necesidad de La Deontología Jurídica.
21
Autoevaluación Unidad II. La Vocación Profesional.
33 35
A) De la vocación en general.
35
B) Como se detecta una vocación.
36
C) La vocación del ser hombre.
37
D) La vocación policial.
47
Autoevaluación Unidad III. Conceptos y Principios Éticos Fundamentales.
52 53
A) Valor de la ética.
54
B) La conciencia moral.
57
C) La libertad.
68
D) El bien y sus características.
110
E) Principios éticos fundamentales.
114
Autoevaluación Unidad IV.-La Ética del Policía como Servidor Público.
130 131
A) Concepto y características del servidor público.
131
B) Principios generales de la deontología en el policía.
135
C) Servicio a la justicia y al derecho.
138
D) Espíritu creativo y de servicio.
139
E) Principio de decoro y dignidad profesional.
145
Autoevaluación Respuestas a los ejercicios de Autoevaluación. Bibliografía
149 150 151
1
Presentación El presente texto base comprende al tercer cuatrimestre
de la Licenciatura en
Seguridad Pública, tiene como propósito abordar los contenidos que permita obtener las competencias que se requieren para un mejor desempeño de la actividad en la que el sujeto se encuentra, esto es el ámbito policial. El programa de tercer cuatrimestre avanza en la valoración de las condiciones que debe tener todo profesional al llevar a cabo su profesión. Partiendo como elemento necesario de la vocación al momento de elegir la profesión, en la cual pretende desarrollarse como individuo. Este hecho debe de partir tomando en cuenta las actitudes y aptitudes para dicho fin. También debe estar consciente que la profesión es para servicio de la sociedad y como consecuencia de ella recibirá lo necesario para solventar las necesidades que como ser humano debe de satisfacer. En la Unidad I Importancia y Necesidad de la Ética y la Deontología estudiaremos, la importancia y necesidad de la ética. Como esta es necesaria en el desarrollo de toda profesión y que como la falta de la misma ha traído grandes desigualdades sociales. En la unidad II tocaremos el tema de la vocación profesional, haciendo énfasis en la importancia de contar con la vocación al momento de elegir una profesión. En la unidad III, abarcaremos el tema de los conceptos y principios éticos fundamentales, donde abordaremos el tema de la libertad, el bien, la conciencia moral, etc. Como pilares dentro de la estructura moral. En la unidad estudiaremos la Etica del Policía como Servidor Público. Concepto y características del servidor público. Estructura de las Unidades de Deontologia. Cada Unidad comprende los siguientes elementos: ● El número y título de la Unidad. ● Los temas y subtemas a través de los cuales se promueven las competencias que se pretenden adquirir al término del presente curso, los cuales involucran la perspectiva e interés personal de los alumnos.
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Propósito de la asignatura Conocer y analizar los principios filosóficos, jurídicos, morales, éticos y deontológicos relacionados con el campo profesional
de los policías, así como sus implicaciones
teóricas y prácticas en la sociedad. Competencias de la asignatura Importancia y Necesidad de la Ética y la Deontología. Identificar la importancia de la ética y la deontología en el desempeño profesional, a través de la reflexión y estudio analítico del contenido de esta unidad. La deontología juega un papel importante, en toda profesión ya que se refiere a los deberes que lleva consigo una profesión y la reflexión que se hace sobre la falta a cualquiera de ellos. La Vocación Profesional. Analizar los diferentes componentes de la vocación y como esta es necesaria y fundamental al momento de elegir una determinada profesión. La importancia que la vocación tiene en toda profesión cada vez se hace mas patente, las consecuencias de la falta de ella, al momento de elegir una profesión “x”. Conceptos y Principios Éticos Fundamentales. Explicar e identificar cada uno de los componentes éticos, de la conducta humana, en su parte moral, y como en conjunto conforman el todo del acto humano. La Ética del Policía como Servidor Público. Mencionar la necesidad de que un servidor público ajuste su conducta a un código profesional, ya que al formar parte de la administración pública necesario es apegarse a unos lineamientos eticos y normativos. Manejo y resolución de conflictos. El conflicto consiste en una discordancia entre dos o más perspectivas, intereses, valores o necesidades que afectan la relación entre individuos o grupos. Los conflictos son inherentes a las relaciones sociales, particularmente en las sociedades democráticas donde se privilegia la pluralidad y las libertades de los individuos, por lo que tienen un valor potencial para enriquecer la calidad de las relaciones entre personas y grupos. El análisis de conflictos es una oportunidad para explorar y formular soluciones creativas a un problema. El desarrollo de capacidades empáticas y para el diálogo, por
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parte de los alumnos, coadyuvará a la búsqueda de formas creativas para resolver conflictos de manera no violenta en el contexto próximo. Participación social y política. La participación refiere a las acciones encaminadas a la búsqueda del bienestar de una colectividad a través de los mecanismos establecidos en las leyes para influir en las decisiones que afectan a todos los miembros de la sociedad. Esta participación es un componente necesario para la vida democrática y se expresa en las organizaciones de la sociedad y en los órganos políticos como los partidos. Para participar en el mejoramiento de la vida social es necesario que los estudiantes desarrollen disposiciones para tomar acuerdos con los demás, colaborar en tareas colectivas de manera responsable, comunicar con eficacia sus juicios y perspectivas sobre problemas que afectan a la colectividad, y formular propuestas y peticiones a personas o instituciones sociales y políticas. Apego a la legalidad y sentido de justicia. La legalidad refiere al reconocimiento, el respeto y el cumplimiento de principios de carácter obligatorio para todos los miembros de una colectividad expresados en las leyes. La legalidad se encuentra estrechamente vinculada con el valor de la justicia al considerar que ninguna persona se encuentra por encima de las leyes. Las leyes son producto del acuerdo entre los miembros de la comunidad, establecen derechos y obligaciones, limitan el poder de los gobernantes y constituyen la base para la solución de conflictos en una sociedad. Las leyes pueden transformarse a través de mecanismos establecidos, donde el diálogo y los acuerdos constituyen vías fundamentales. Comprensión y aprecio de su profesión. La profesión es toda actividad que enaltece al hombre y lo inserta a la sociedad de la cual es parte, enfocando sus energías en la construcción de una sociedad más igualitaria y más justa. Podemos decir que solo de esa manera trabajando con total apego a los principios éticos, todo profesional coadyuva en el desarrollo de la sociedad en la cual se encuentra insertado y en el desarrollo de la profesión que ostenta como individuo. De esa manera logrará un alto aprecio de parte de la ciudadanía a la cual sirve, asi como pleno cooperación para llevar a cabo la tarea que como profesional lleve a cabo.
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Unidad I
Importancia y Necesidad de la Ética y la Deontología.
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Unidad I. Importancia y Necesidad de la Ética y la Deontología. A) Importancia y Necesidad de La Ética.
Estamos lejos de
la época
en que
se
pensaba
dicotómicamente que la ciencia era neutra y que sólo la política, la economía, o la ética tenían que ver con los asuntos relacionados con los valores. En este momento vivimos una etapa de pensamiento "postmoderno", es decir de un pensamiento (¿y también una sensibilidad?) que ha hecho una severa crítica a la ciencia y sus pretensiones ingenuas de objetividad. Estamos en una época en que de nuevo se vuelve a caer en la cuenta de que la ética está por encima y es la que tiene que guiar a la ciencia en su capacidad de servir a la humanización del hombre. Es posible que la ciencia brinde los medios y el conocimiento para construir una estación aeroespacial, pero es la ética la que juzgará si es lícito o no el usarla o el desarticularla. La ciencia, -si quiere ser tal- es ciega pero no neutra. No es neutra ni en los usos que se le pueda dar, ni en los medios que utiliza para alcanzar su fin, que es el conocimiento. Desde la física o la biología -en las que los mismos métodos de observación que se usan "construyen" una realidad diferente según los que sean,hasta las ciencias de la comunicación social -en las que la forma de presentar la noticia muchas veces deforma una "realidad" de acuerdo a lo que le interesa al periodista-, es evidente que el riesgo de manipular la realidad para los intereses valorativos del ser humano, es un hecho que acecha permanentemente cualquier area del saber y de la acción humana. Estamos pues, en un mundo en el que cada vez se hace más necesaria la clarificación de los dilemas éticos que presenta la acción humana. El siglo XXI será probablemente el siglo de la ética. Y eso, por múltiples factores.
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Uno de ellos es que los avances de la bio-medicina, especialmente de la tecnogenética, que introduce en la conducta
del
hombre
capacidades
insospechadas
de
manipulación de la naturaleza biológica y humana que hasta ahora no eran posibles. Si hasta el momento la evolución de las especies se producía por mecanismos más o menos naturales, ahora el hombre es capaz de romper esas barreras e intervenir en las mismas leyes que gobiernan la evolución. ¿Vale la pena que nos preguntemos por cual debe ser el límite adecuado para esta intervención? ¿O seguiremos pensando que el valor absoluto y por encima de todo es el avance del conocimiento por sí mismo? ¿Acaso es "bueno" para el hombre que el conocimiento se convierta en un fin en sí mismo, y ponga en riesgo otro valor -que a mi juicio es mucho más importante-: la convivencia armónica entre los seres humanos? Hace unos años nos parecían asuntos "teóricos" o propios de los países desarrollados ciertos problemas éticos provocados por el avance de la ciencia y de la tecnología. Ahora, el hecho de que caiga lluvia ácida en un país subdesarrollado como el Uruguay o que el Cuareim -uno de sus ríos más interiores- esté severísimamente contaminado, no es ninguna novedad. Que un país haya desarrollado tecnología para tener niños por fecundación in vitro no es ya noticia porque estos procedimientos ya forman parte de los tratamientos que se plantean normalmente a las parejas estériles. Pronto será posible diagnosticar por medio del análisis cromosómico de una muestra de sangre periférica, a costos accesibles a cualquier madre, las características genéticas del niño que pocos días atrás ha sido concebido.
Otro de los factores que ha llevado a revalorizar la ética es la caída del sistema económico centralizado de los países del este, y su sustitución
por
otro
de
mercado. El año 1989 va a pasar a la historia como pasó a ella la revolución 7
bolchevique de 1917 o la revolución francesa de 1789. Podría pensarse ingenuamente que de ahora en adelante entramos en una era en que, el precio fijado por la oferta y la demanda será lo único que determine el verdadero "valor" de las cosas y de las acciones humanas. En la práctica, la ética de la sociedad capitalista es "tanto tienes, tanto vales". No obstante, cada vez hay más conciencia de que una economía dejada a sus solas fuerzas salvajes de oferta y demanda termina construyendo o manteniendo horrendas diferencias sociales, indignas de una humanidad que ha declarado en 1948 la igualdad de la gran familia humana. El desafío que tiene la sociedad del siglo XXI es la de introducir correctivos a la economía de tal manera que
se
supere la insolidaridad y el egocentrismo para construir una humanidad fraterna tal como ha sido afirmada por casi todos los países del mundo en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Así, de nuevo caemos en la cuenta que una economía sin una ética se hace ciega e inhumana. Sólo una toma de conciencia de que es el "sujeto" humano el que tiene que asignar valor a las cosas y establecer los criterios para distribuir los bienes escasos para beneficio de todos, es lo que hará posible una convivencia humana sin nuevos "bloques" que terminen siendo peores que los que se derribaron con el muro de Berlín. A diario recibimos información de cualquier canal de televisión del mundo por medio de las antenas parabólicas y podemos acceder a la base de datos de cualquier país por medio de la informática o de los telefax. Un periodista con dos valijas apropiadas puede trasmitir desde cualquier rincón de la tierra una noticia que valga la pena ser conocida. Los problemas sociales, éticos, políticos o religiosos de cualquier región de la tierra tienen implicación en los demás. Pero ninguno de estos problemas se podrán resolver si no se apela a la ética. El derecho no es más que la positivación de los valores éticos. Pero las leyes no pueden formularse sin una previa reflexión de la sociedad, que busque las convergencias axiológicas sin discriminar las minorías de ningún tipo. Por otra parte, ninguna legislación, código o constitución es capaz de agotar en su positivación todos los dilemas éticos que se plantean en la convivencia 8
social. De ahí que cada vez sea más necesaria una formación moral a todos los niveles de la sociedad.
Gran parte de las
universidades, por su misma
vocación de servicio a un hombre concebido como individuo con vocación comunitaria, tienen en su propia motivación fundacional la raíz que la lleva a ser instancia académica para una permanente toma de conciencia de aquello que no deja al ser humano construir una humanidad fraterna y solidaria. De ahí que introduzcan en todas las areas de formación profesional, el estudio de la ética como parte fundamental del currículo de sus alumnos. Esta síntesis ética que presentamos a continuación, no tiene como cometido tratar el tema de la fundamentación de la ética para especialistas de la filosofía, sino brindar un instrumento de trabajo para la docencia en ética de los alumnos que se preparan para ser profesionales en las diversas ramas del saber que se imparten. Como tal, pretende ser solamente una introducción que ayude al alumno-a a tener un "esqueleto" conceptual a partir del cual poder reflexionar los dilemas éticos específicos que le plantea su práctica. Aún siendo ese el objetivo principal, creemos que lo que aquí presentamos tiene un valor que va más allá que la mera ética "profesional", y que puede ser un aporte a toda persona que descubra la necesidad de emprender este camino de progresiva humanización. Sería un error esperar que este "esqueleto" conceptual que presentamos para la docencia esboce
todos
los
complejísimos
problemas
teóricos y prácticos de los que se ocupa la ética filosófica. También sería un error utilizar esta propuesta de síntesis como una palabra ya definitivamente elaborada o como una receta que se puede aplicar sin esfuerzo analógico. Cada área del conocimiento o práctica profesional tiene luego que hacer la tarea de "encarnar" este esquema
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conceptual en su propia práctica. Eso constituye la Etica Profesional, que solo puede ser abordada en el campo específico de cada profesión. Analizar y valorar la moral del profesional y su actuación en el ejercicio profesional en relación con los principios deontológicos y su relación con los clientes, colegas y demás personajes del proceso jurídico. Su sentido y necesidad Es un importante deber de todas las Facultades y de los colegios de profesionistas preocuparse seriamente y con sentido de responsabilidad de recordarle a los que ejercen su profesión cuales son sus deberes. No es posible que en ninguna de tales instancias se deje de impartir instrucción deontológica. No hacerlo es contribuir a la degradación del menester profesional, al deterioro social de su imagen, a la pérdida de la fe en la justicia. Es, en fin, colaborar a la divulgación ética de la sociedad y sus principios. El profesional que es honesto y probo es consecuente con sus principios y con el juramento que pronunció al incorporarse a su respectivo colegio profesional. El secreto profesional y el deber de informar El profesional tiene como deber ético el guardar reserva de los asuntos vinculados con la vida privada de sus clientes. Ello,
porque
se
debe
proteger
el
bien
jurídico
correspondiente a la intimidad de la vida privada de las personas, protegidas por la normatividad jurídica y la jurisprudencia comparada. Frente al derecho la intimidad de la vida privada del cliente y de su familia se alza el correlativo deber del profesional de guardar secreto sobe todo lo relacionado con dicha intimidad ética y jurídicamente comprometido a no violar el derecho a la intimidad en la vida privada de aquel cliente que le confía informaciones que pertenecen exclusivamente a dicha esfera jurídica. El sacerdote, el médico, el profesional son aquellas personas que por las especiales características de su ministerio o profesión se encuentran muy cerca del ser humano y sus más delicados problemas. Ellos son depositarios de asuntos y actividades
10
vinculados con el mundo referido a la intimidad de la persona. La confianza y la lealtad son valores que signan y presiden dichas relaciones interpersonales. En el lecho de muerte de una persona se suele imaginar la presencia del sacerdote, a quien se le confía los pecados, del médico, que posee toda la información de los problemas relativos a su enfermedad, y la del profesional que conoce el destino de sus bienes al haber participado en la redacción de su testamento y de haberlo tal vez asesorado en algún tramo de su vida. Los códigos de ética profesional, sobre todo los relacionados con la actividad de los profesionales y de los médicos, contienen dispositivos de protección de la intimidad de la persona así como aquellos relacionados con el deber
de
estos
profesionales
de
guardar
el
correspondiente secreto de las confidencias e informaciones que reciben concernientes a la intimidad de la vida privada de sus clientes. De otro lado, como es sabido, ciertas constituciones y códigos civiles y penales, actualmente vigentes, protegen la intimidad de las personas prescribiendo como ilícitos todas aquellas conductas que conozcan indebidamente y divulguen secretos o confidencias relativos al ámbito de la privacidad personal y ordenamientos jurídicos normas protectoras de la intimidad, este interés existencial es tutelado por la jurisprudencia. El autor en su ejercicio profesional ya largo a la fecha ha conocido en carne propia este derecho y deber principista. El joven profesional toma debida nota a este a este deber, derecho y responsabilidad. La deontología jurídica como humanizadora del derecho ante la globalización Aunque se admitiera, siguiendo la posición a ultranza de Kant y Kelsen, que el Derecho fuese totalmente independiente de la ética, la Deontología Jurídica abriría, de par en par, una puerta de acceso de la ética a la práctica jurídica. La ética exigiría a legisladores, jueces y profesionales una actuación responsable, de acuerdo a los valores jurídicos fundamentales. De este modo la ética accedería al Derecho, no por una puerta falsa, sino más que por la vía de la teoría, por el camino de la práctica.
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La ética constituye el ámbito que inspira y cobija los más nobles sentimientos del ser humano. Sin ética el hombre estaría sin "hogar", a la intemperie, desamparado en un mundo en el que sólo imperaría la ley de la selva y la de los más bajos instintos. Así pues, urge una renovación de la moral, que en diálogo con la postmodernidad genere una moral de la persona, una moral concreta, una moral de actitudes y de opciones fundamentales. Urge promover, no una moral minimalista, sino una moral de aspiraciones. Las recientes aventuras bélicas de los últimos años con las secuelas de hambre, destrucción y muerte nos están revelando la importancia y necesidad de la ética, no sólo a nivel individual y nacional, sino a un nivel planetario. Los esfuerzos humanos para construir un mundo más justo, más humano y más fraterno, van mucho más allá de los progresos técnicos, que sin la guía de la ética pueden convertirse en una amenaza para la paz y la justicia. Ahora bien, la orientación del progreso a nivel técnico y político debe pasar por la ética y especialmente por la ética de las profesiones, y entre ellas, por la ética de la profesión jurídica. Quizá ninguna profesión, como la jurídica, esté sometida a una tan fuerte tensión: la de guiarse por los altos ideales de la justicia y la equidad, y la de dejarse arrastrar por las más bajas inclinaciones hacia la corrupción y la injusticia. Lamentablemente el problema no es nuevo, ni se circunscribe a una sola nación. En efecto, la mala fama de la profesión jurídica ya existía desde la época de Platón. El filósofo de la Academia escribió en su diálogo Las leyes: "Hay muchas cosas nobles en la vida humana, pero en la mayoría se fijan males que fatalmente los corrompen y dañan... sin embargo, a esta profesión que se nos presenta bajo el bello nombre de arte se le asigna una mala reputación... Ahora bien, en nuestro Estado este llamado arte... no debería existir jamás".
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No sólo Platón, empero, los eliminó de su Estado, también Tomás Moro, un gran profesional, los desterró de su Utopía: "Ellos no tienen profesionales entre sí, porque los consideran la clase de personas cuya profesión es desvirtuar las cosas". Más radical es la proclama de los revolucionarios del drama Enrique VI de Shakespeare: "Lo primero que debemos hacer es matar a todos los profesionales". Siendo una profesión tan noble, las recriminaciones contra los profesionales son un hecho casi universal. Después del descubrimiento de América, los monarcas españoles, queriendo preservar a las nuevas colonias de las lacras que sufría la sociedad española, prohibieron la emigración de los profesionales debido a "su afición a los pleitos, su pasión por la trácala y su capacidad de engullir bienes y fortunas en procesos interminables". Se aducen varias razones para explicar esta mala reputación. Las relaciones humanas surjan conflictos. Ahora bien, muchos de estos conflictos tienen repercusiones jurídicas. Además, hay que considerar que es muy difícil que las partes en conflicto busquen la conciliación razonable y lleguen a valores compartidos. A lo anterior hay que añadir que, precisamente por motivos éticos, en algunas ocasiones el profesional no puede declinar asumir causas impopulares y desagradables. La sociedad en cambio, muchas veces lo atribuye a la falta de ética, y en ocasiones llega a identificar al profesional con su cliente. La función humanizadora de la ética
Al actuar éticamente, no se trata sólo de evitar caer en su comportamiento gregario, sino que el prescindir de la ética sería abdicar de algo que es íntimo y propio del hombre. En efecto, en el capítulo primero del libro primero de la Política, Aristóteles afirma que "lo propio del hombre con respecto a los demás animales es que él sólo tiene la
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percepción de lo bueno y de lo malo, de lo justo y de lo injusto, y de otras cualidades semejantes, y la participación común de estas percepciones es lo que constituye la familia y la ciudad." De este modo, la ética distingue al hombre del animal, y su ser social está también estrechamente ligado a su comportamiento. Un poco antes, Sócrates proclamaba que una vida que no se examina no vale la pena vivirse. Para el sabio griego el auto examen es un medio importante para lograr el dominio de sí mismo. Muchos años después, Benjamín Franklin, el inventor del pararrayo, descubrió no sólo que era importante el dominio de las fuerzas de la naturaleza, sino también y sobre todo el dominio sobre sí mismo, el dominio de las propias pasiones. El auto-examen nos exige preguntarnos también por el progreso técnico y su impacto en nuestras vidas. Precisamente el progreso técnico desorbitado, en los países del primer mundo, está generando las "enfermedades de la abundancia", y haciendo surgir de nuevo las preguntas éticas fundamentales: ¿cuál es mi función en el mundo? ¿cuáles son las condiciones del auténtico progreso humano? ¿cuáles son las orientaciones que brotan de la vocación y destino del hombre? ¿cuál es el sentido de la vida?
Se pueden multiplicar las leyes y los reglamentos, pero si no existe conciencia ética, no serán acatados. Para reforzar la ética es imprescindible la religión. Pretender excluir el fenómeno religioso es dar la espalda a un aspecto esencial de la historia y la vida humana.
La función humanizadora de la deontología jurídica sobre el derecho A lo largo de la historia de la humanidad se ha manifestado claramente la influencia benéfica y humanizadora de la Deontología sobre el Derecho. El hombre debe respetar la justicia y evitar la violencia y la desmesura, a fin de disfrutar los bienes del derecho.
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Desde la antigüedad vemos que la necesidad de la ética en casi todos los ámbitos de la vida humana, pero de modo especial en el ámbito jurídico: corrupción, robos, violaciones, homicidios, delitos de cuello
blanco, fraudes,
impunidad...
El
derecho, que alguien ha descrito con acierto, como el mínimo de ética exigible, estaría
destinado
a,
de
algún
modo,
restaurar el orden y la armonía en la sociedad. Pero si el derecho en su aplicación se corrompe, el caos es mayor, y se hace más urgente recurrir de nuevo a la ética para romper el circulo vicioso y que se propicie, al menos, la aplicación justa y equitativa del derecho. Von Ihering nos recuerda que en los primeros tiempos de Roma el juez que se dejaba corromper era castigado con la pena de muerte. No existe reproche más grave contra la autoridad judicial que la figura sombría de los que víctimas de una flagrante injusticia se hacen, en su frustración, criminales o ejecutan la justicia por sus propias manos. Cuando las instituciones legales no están a la altura de su misión la "justicia popular" entra en acción, y con sed de venganza, aplica a los criminales lo que en los Estados Unidos se conoce como la ley de Lynch. Por consiguiente, la importancia de la ética en el mundo jurídico es algo urgente e imprescindible. Es cierto que el derecho no lo es todo, pero si lo jurídico estuviera impregnado de valores éticos, se daría un paso decisivo hacia un mundo más humano y más justo. La Deontología, por lo demás, es más necesaria en aquellas profesiones que como la jurídica, han caído en gran desprestigio.
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La deontología como instancia crítica de las leyes El gran filósofo Rudolf Stammler sitúa la ciencia del derecho en el reino de los fines. Así, la normatividad jurídico-positiva es únicamente un medio, y la justicia el fin, ya que toda legislación está llamada a constituirse en derecho justo. De ese modo, afirma el iusfilósofo alemán, la justicia como pauta para juzgar las leyes, asume un puesto relevante y valioso en la crítica de todo derecho histórico, necesitado siempre de valoración. Ante una ley gravemente injusta y repudiada por muchos sectores de la población se puede incluso justificar el uso de medios violentos, siempre que antes se hayan agotado los medios pacíficos y que existan probabilidades de éxito de la oposición violenta, o bien que de los medios violentos no se sigan mayores daños de los que se quieren corregir. La objeción de conciencia y la desobediencia civil ya están siendo aceptadas en algunos casos por varias legislaciones del mundo. Ahora bien, aunque las leyes fueran justas siempre quedará como un reto el garantizar para toda la igualdad ante la ley. La Deontología es una instancia crítica del Derecho, la Deontología también acude al auxilio del derecho reforzando la obligación jurídica y elevando el acatamiento de las leyes al nivel de la conciencia moral. En efecto, Santo Tomás (I-II, q. 96, a 4,c) sostiene que "las leyes justas obligan en conciencia". El Aquinate señala cinco condiciones para que se dé esta obligación en conciencia: 1) que las leyes emanen de la autoridad legítima, 2) que sean convenientemente promulgadas, 3) que no sobrepasen la esfera de la competencia de la autoridad,
16
4) que no contradigan la ley natural y 5) que sean conformes al bien común. De aquí, que la existencia de las leyes llamadas "meramente penales" como pretendían sostener algunos moralistas, era una contradicción, ya que no tendría sentido no obligar a cumplir la ley y, en cambio, sostener la obligación moral de aceptar el castigo por el incumplimiento de la ley. La importancia de la deontología ante un mundo globalizado Es obvio que los aspectos deontológico-jurídicos influyen
en
muchos
aspectos
positivos
de
la
globalización. Los temas deontológico-jurídicos influyen en diversos aspectos del Comercio Internacional. Así, antes de firmar el Tratado de Libre Comercio, Estados Unidos exigió a México que modificara los artículos de la Constitución que atentaban contra la libertad religiosa. Asimismo el Tratado con la Unión Europea difícilmente se hubiera firmado en el "Antiguo régimen", ya que la Comunidad europea exigía un avance en el rubro de la democracia y de los derechos humanos. También es muy conocido que muchas naciones exigen como condiciones para realizar inversiones, seguridad jurídica y efectivo combate a la corrupción y al crimen organizado. Finalmente, la Deontología podría contribuir a superar los efectos negativos de la globalización. B) Importancia del Compromiso Ético y Personal. Compromiso Ético El Compromiso Ético es una herramienta que no
debe
Constituye
faltar, un
en
ningun
profesional.
compromiso
voluntario,
individual, manifiesto y formal del funcionario
17
público, quien a través de la confirmación se compromete públicamente a mantener una conducta honesta y transparente, sujeta a normas éticas y conforme las leyes vigentes que guardan relación con la función pública. El Compromiso Ético busca fomentar el cambio cultural en
la
función
pública,
favorecer a la erradicación del desapego al cuidado y defensa
de
los
bienes
públicos. Esta herramienta busca
crear
modelos
de
conducta que sean imitados tanto en la función pública como por la ciudadanía en general. Frente a la falta de afecto hacia los bienes públicos, y la ausencia del sentimiento de responsabilidad por la guarda y adecuada administración de los mismos, para cambiar la cultura reinante en nuestro país, que no es otra que la carencia del sentido de pertenencia nacional, es necesaria la creación de modelos nuevos, que colaboren con la recuperación de los valores perdidos. Si bien, la ley de la función pública establece las obligaciones y sanciones aplicadas a los funcionarios públicos, y las demás leyes, comprenden las obligaciones de los ciudadanos en general de respetar y resguardar los bienes públicos, es urgente la necesidad
de
un
cambio
en
la
forma
de
pensar
de
los
paraguayos.
A través del compromiso ético, el cual trasciende el ámbito interno de los funcionarios públicos y de sus respectivas instituciones y se convierte en un acto público conocido por la ciudadanía en general, Transparencia Paraguay pretende crear modelos, parámetros de conductas deseables en la administración pública y favorecer de esta manera el cambio cultural deseado. El Compromiso Ético busca aumentar el control y la participación ciudadana. Hace público el Compromiso Ético de los funcionarios suscriptores del mismo, por lo tanto, al conocer la ciudadanía el compromiso asumido, podrá realizar un mejor control de las gestiones y funciones desempeñadas por los funcionarios, y realizar las denuncias 18
pertinentes en caso de incumplimiento por parte de aquellos funcionarios involucrados. Conociendo más acerca de los objetivos del Compromiso Ético El compromiso ético, busca lograr el compromiso voluntario y manifiesto de los funcionarios públicos, de mantener y promover en sus respectivas instituciones, la inserción de conductas honestas, transparentes, que vayan, inclusive, más allá de las obligaciones
establecidas
en
las
leyes
relativas Con
a el
la
función
compromiso
pública. ético
se
busca favorecer y aumentar la participación de la ciudadanía en el control de la administración de los bienes públicos y en la gestión pública en general. La ciudadanía debe asumir un rol protagónico en el quehacer público, a través de la participación
activa
y
responsable. El funcionario público se debe a la ciudadanía porque es un servidor de los ciudadanos. Se pretende humanizar y personalizar al funcionario público, sacarlo del ámbito abstracto en que se encuentra, y acercarlo más al ciudadano común. La importancia de la función que los servidores públicos desempeñan, debe ser conocida por lo ciudadanos, quienes deben conocer y valorar la tarea realizada por los funcionarios. Un acercamiento entre ciudadanía y funcionarios públicos es necesario como medio para lograr el fin común que ambos sectores tienen, mayor desarrollo en el país que permita un mejor nivel de vida para todos los ciudadanos. Con el compromiso ético, se busca introducir en el debate público el tema relativo al tipo de conducta que se espera del funcionario público, pero como algo posible, factible. Para la obtención de este fin, el funcionario público estaría dando el primer paso, al enviarle un “mensaje” a los ciudadanos, asumiendo el compromiso voluntario
19
y manifiesto de mantener conductas honestas y transparentes en el desempeño de sus funciones. Como parte de la transformación cultural, el compromiso ético busca que los ciudadanos le den valor a la palabra empeñada, a los compromisos morales asumidos frente a las demás personas. Además, en el contexto de la transformación cultural, se pretende que el ciudadano común se acostumbre a esperar una conducta ética de parte del funcionario público, y que éste le transmita la idea que eso efectivamente se puede esperar de él. Al funcionario público se le puede exigir una conducta ética, honesta y transparente, porque está dispuesto a comportarse de esa manera. A través
del
contacto
entre
el
ciudadano y el funcionario público, se pretende
“jerarquizar”
la
función
pública, que ésta vuelva a ser una profesión respetada, que se vea a la función pública con respeto. Esta transformación no solamente depende del cambio de actitud del funcionario, sino, además, de la predisposición del ciudadano de respetar y valorar el servicio que prestan los funcionarios al país. Con esto se pretende, además, que el funcionario tome mayor conciencia de su rol en la transición a la democracia por la cual atraviesa nuestro país. La función pública honesta, transparente, basada en la rendición de cuentas a la ciudadanía es primordial y la única vía para disminuir la corrupción imperante. El funcionario público debe comprender y asumir su rol de servidor público, quien ha recibido un mandato de la propia ciudadanía, a través de sus autoridades electas por medio del voto. C) Importancia y Necesidad de La Deontología Jurídica. La responsabilidad del profesional es tan antigua como la profesión y era posible encontrar normas sobre ella en el Código de Justiniano o Las Ordenanzas Reales de Castilla. 20
En éstas se decía que "si por negligencia e ignorancia del profesional, que se pueda colegir de los actos del proceso, la parte a quien ayudare perdiere su derecho, tiene que pagar a su defendido por el daño que le causó, con costas, y en juicio breve”. Pero hasta hace poco se discutía y se afirmaba que el profesional sólo sería responsable ética y no jurídicamente. El
tema
está
zanjado
y,
según
Mosset
Iturraspe, "los abandonos, los errores y los descuidos reproche
merecen de
ahora,
conciencia
además y
del
del juicio
desfavorable de terceros, una sanción jurídica", agregando que entre las deficiencias de la administración desempeño
de
justicia
profesional
desconocimiento
del
está en
saber
el
propio
cuanto jurídico
"el o
la
negligencia o imprudencia en su aplicación redundan en graves fallas en aquel servicio" ¹ La aplicación de las normas deontológicas es hoy día indispensable en el quehacer cotidiano del hombre, pero sobre todo en aquellas que desarrolla el jurista, que si bien ejerce una profesión humanista con altos valores éticos como la justicia, la equidad, la lealtad, la verdad y la seguridad jurídica, es común que de él se escuchen, de entre la vox populi, frases tan conocidas y lapidarias como: "Entre profesionales te veas", "Dios libre a esta casa de profesionales", "Ojalá nunca tenga que caer en manos de un profesional", "Mi profesional se vendió a la otra parte", "Abogángster", y muchas otras similares. Es claro que las más de las veces estas expresiones son injustas, pues ciertos pseudoprofesionales del derecho, denominados con bien ganado sarcasmo "leguleyos", "picapleitos", "coyotes", "simuladores", "tinterillos", etc., se ostentan como profesionales sin serlo y han desprestigiado tan noble actividad. Por las razones señaladas es importante fomentar y poner en práctica las normas deontológicas en cualquier ámbito social o del conocimiento en que nos desenvolvamos, de manera especial entre estudiantes y profesionales del derecho, a fin de que las mismas dejen
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de ser letra muerta y se conviertan en una exigencia, tal como lo demandan los tiempos y la sociedad actuales.² Deontología Jurídica. Deontología En un sentido etimológico, Deontología hace referencia a la ciencia del deber o de los deberes:
Deon, deontos: significa obligación, deber.
Logía : expresa conocimiento, estudio.
Deontología, por tanto, es para Hébarre "el conjunto de reglas de carácter ético que una profesión se da a sí misma y que sus miembros deben respetar". El concepto deontología fue acuñado por Jeremías Bentham en su obra “Deontología o ciencia de la moral”, en donde ofrece una visión de esa disciplina que no ha sido, sin embargo, compartida por todos los estudiosos del tema. Para Bentham, la deontología se aplica fundamentalmente al ámbito de la moral, es decir, a aquellas conductas del hombre que no forman parte de las hipótesis normativas del derecho vigente. Trata, pues, del espacio de la libertad del hombre sólo sujeto a la responsabilidad que le impone su conciencia. Asimismo, Bentham considera que la base de la deontología se debe sustentar en el principio de la utilidad, lo cual significa que los actos buenos o malos de los hombres sólo se explican en función de la felicidad o bienestar que puedan proporcionar Se puede decir que mientras en Bentham la deontología se entiende a partir de sus fines (el mayor bienestar posible), para Kant la deontología es en sí misma una ciencia de los deberes o imperativos categóricos en la que no importan los fines, sino la intencionalidad del acto, independientemente de las consecuencias materiales de aquél. La base de la ética kantiana se encuentra en el siguiente principio básico:
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"Obra siempre de acuerdo con aquella máxima que al mismo tiempo puedes desear que se convierta en ley universal". Y eso quiere decir que una persona actuaría éticamente si está de acuerdo en que su regla de conducta debe ser aplicada por todo aquel que se llegara a encontrar en una circunstancia similar. Por lo tanto nos encontramos ante dos teorías éticas: 1.- Algunas teorías éticas no se sirven de las consecuencias para determinar si un acto es bueno o malo.
Estas
teorías
se
conocen
por
teorías
deontológicas o formalistas (deon: deber). En la ética deontológica, la cualidad intrínseca de un acto o su conformidad con una regla moral define si es bueno o malo. Por ejemplo, no mantener una promesa se puede considerar intrínsecamente malo. 2.- El no consecuencialísimo, formalismo o deontología define “correcto” como las distintas consideraciones intrínsecas de la acción, en gran parte independiente de las consecuencias. En otras palabras, la decisión depende de nuestra habilidad para mirar el futuro y no tomar ninguna decisión por la consecuencia de las acciones. Por lo tanto, considera los intereses y derechos de la persona (derechos humanos) como lo más importante y ve este propósito como un servicio a la justicia. La deontología, formalismo o no consecuencialísimo centra como conceptos éticos lo correcto y lo incorrecto. La acción ética consiste en hacer el propio deber. Hacer el propio deber es lo correcto y lo bueno. Eludir el deber es incorrecto o malo. Lo correcto o incorrecto depende de la naturaleza de la acción en términos de su significado moral inherente, por ejemplo, el hacer una promesa. Las teorías teleológicas Griego telos = fin, estiman que un acto es bueno o malo en función de las consecuencias que él produce. El consecuencialísimo o teleología usualmente define “correcto” en términos de causar bien como las
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consecuencias de las acciones. Ello origina un cálculo de las acciones relevantes en la situación y elige una que tenga la máxima “ratio” de beneficio por encima del daño producido. El objeto y el propósito de esta teoría es la “utilidad”. La ética utilitarista representa en la teleología la corriente más importante para los cuidados contemporáneos. Los utilitaristas afirman que un acto es bueno en cuanto proporciona mayor intensidad de placer o de bondad sobre un dolor. Se definen correctas las acciones en cuanto tienden a producir felicidad. Por felicidad se entiende placer y ausencia de dolor; por infelicidad, dolor y privación de placer. La dificultad de esta teoría es cómo se puede mensurar en abstracto cualidades como placer y dolor. El consecuencialísimo está establecido en el resultado final y, por lo tanto, en la estipulación de que el resultado final es la mayor felicidad; además, la felicidad se pone al alcance mediante una serie de acciones correctas. Al analizar esta teoría, nos damos cuenta rápidamente que sus posiciones enfrentan la felicidad de unos versus la felicidad media de todo el mundo. Así, el utilitarismo puede concebirse como la prescripción de la injusticia. Todas las acciones no pueden considerarse a la luz del bienestar general; las personas individuales deben tenerse en cuenta. El más conocido defensor de la teoría no consecuencialista fue Immanuel Kant (17241804).
Vamos a introducirnos en la filosofía y en la persona de Kant, por la repercusión que sus teorías han tenido en el pensamiento de generaciones posteriores. Este filósofo nació en una ciudad al este de Prusia, venía de un hogar severamente cristiano, dato muy importante para toda su filosofía, fue también su propia religiosidad.
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Kant partía a del punto de vista de que la diferencia entre el bien y el mal es algo verdaderamente real. Todos los seres humanos tenemos una “razón práctica”, es decir una capacidad de razonar que en cada momento nos dirá lo que es bueno y lo que es malo moralmente, por lo tanto la capacidad de distinguir entre el bien y el mal es innata como las demás cualidades de la razón. Y todos los hombres tenemos acceso a la misma ley moral universal. Para llegar al bien supremo la razón práctica ha de postular tres principios que lo hagan posible: ¤ Primer postulado: la libertad. El mundo del fenómeno está regido por la necesidad, mientras que el mundo de la razón práctica esta regido por la libertad. ¤ Segundo postulado: la inmortalidad del alma. Llegar al bien supremo supone la santidad, perfecta conformidad entre la voluntad y la ley moral, lo que sólo es posible suponiendo la inmortalidad del alma. ¤ Tercer postulado: la existencia de Dios. Lograr el bien supremo requiere también llegar a la felicidad adecuada a la moralidad y para ello tenemos que postular la existencia de Dios como realidad en la que el bien supremo se cumple. Estos tres postulados hacen posible la ampliación del conocimiento. La noción del deber, que es central en la filosofía estoica, con Kant adquiere mayor ímpetu. Para Kant, el concepto del deber es una idea innata, las personas nacen conociendo cuáles son sus deberes, siendo el deber básico el cumplir con lo correcto. Además postula que cuando se actúa con una actitud correcta, es esta la que es decisiva para determinar si se trata o no de un acto moral, no son las consecuencias del acto las que son decisivas. Por ello también llamamos a la ética de Kant ética de intención. La presencia de la ley y el deber en la voluntad se manifiestan a través de la experiencia de obligación que se plasma en los imperativos o mandatos que expresan el deber ser. Éstos imperativos son impositivos para voluntad, así que hay que obrar ateniéndose a ellos. El imperativo, así, representa el mandato objetivo que recibe la
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voluntad. Los imperativos categóricos mandan la acción en sí misma sin referencia a ningún fin. Kant tiene un fuerte sentido del respeto por la persona y su capacidad de razonar y actuar moralmente, así describió las consideraciones para que una regla moral sea válida y las llamó imperativos categóricos: 1. - Ser aplicable al universo entero. 2. - Que todo el mundo la respete. 3. - Que los individuos sean tratados como un fin y no como un medio, eso quiere decir que no debemos utilizar a las demás personas con el fin de conseguir ventajas para uno mismo, ni tampoco tienes el derecho a usarte a ti mismo como un mero medio para conseguir algo. Kant formuló la ley moral como un imperativo categórico, con lo cual quiso decir que la ley moral es “categórica”, es decir, valida en todas las situaciones. Además es un “imperativo”, es decir, es “preceptiva” o, en otras palabras completamente ineludible. Por eso la ética de Kant se suele denominar ética de obligación.
La norma deontológica sugiere que hay estándares para escoger, razonar y juzgar moralmente. Consisten en normas específicas, como el decir siempre la verdad. Son estas normas las que nos dictan cómo actuar en un dado. Kant dice que los imperativos categóricos son órdenes incondicionales, obligatorias y necesarias éticamente en cualquier circunstancia. No hay autoridad externa que indique qué hacer y tampoco hay que considerar las consecuencias. Con estos pensamientos, Kant se pone a establecer normas morales absolutas. Vamos a ilustrar la teoría de Kant con un ejemplo: dos profesionales con igual habilidad y reputación trabajan en un despacho jurídico. Una trabaja porque le gusta esa clase de trabajo; el otro porque siente que esto es lo que ella debería estar
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haciendo, aunque no le gusta el derecho; este profesional tiene adquirido un sentido cívico del deber. Kant, por lo tanto, juzgaría a ésta como virtuoso, y a el segundo como alguien que, aunque hacia las cosas bien hechas, no demostraba un valor moral en cuanto a su trabajo. Pero se puede decir que se tiene solo en cuenta el hecho y no las consecuencias. Sin embargo, las decisiones morales siempre producirán consecuencias. Problemas de las normas deontológicas: El principal problema de las normas deontológicas es que, a veces, a través de ellas se genera conflictos y que uno debe decidir en función de normas decididas por otros anteriormente. Otro gran problema es la excepción de la norma. Para un profesional es muy difícil separar la idea de deber y de obligación de las finalidades y propósitos, deseos y necesidades de una situación. La postura deontológica focaliza el significado moral de los valores en deber u obligaciones, guiados por normas y principios específicos sin considerar las consecuencias, y para el profesional es muy difícil justificar sus acciones sin tener en cuenta las consecuencias Ética. Se puede definir ética como: orientar acciones racionalmente durante toda la vida hacia bienes. Analicemos ahora cada uno de estos elementos. Orientar. Antiguamente la ética se caracterizaba por decir a las personas lo que tenían o no que hacer (ej.: no al aborto); hoy en día la ética no pretende solucionar sino orientar, ser una guía.
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Acciones. La ética no pretende orientar el pensamiento, sino las acciones. No se preocupa por lo que se piensa sino por lo que se hace. No es un saber teórico, es un saber práctico; las cuestiones prácticas le incumben a todo el mundo. Racionalmente. Se intenta utilizar la razón, se intenta orientar las acciones racionalmente; se tiene que razonar el porqué se actúa de una manera y no de otra. Las personas no sólo actúan sino que además tienen razones. Durante toda la vida. La ética no se preocupa sólo de una acción puntual sino de acciones que duran toda la vida y de acciones que con el tiempo se hacen hábitos. Se trata de labrar actitudes. El hacer está vinculado también con el ser (“la manera de hacer es ser”); se trata de pasar del hacer al ser (ej.: no se trata de hacer una acción generosa, sino de ser generoso). Hacia bienes. A la ética le preocupa una conducta hacia bienes, hacia el bien, hacia la madurez, hacia lo mejor, hacia lo excelso, hacia la autorrealización,... para perfeccionarse a uno mismo. Deontología Jurídica Significa "lo obligatorio, lo justo, lo adecuado". Es la rama de la filosofía jurídica que tiene como finalidad específica la determinación de cómo debe ser el derecho y cómo debe ser aplicado. La importancia práctica de la deontología jurídica la pone de manifiesto Vanni, haciendo ver la relación que existe entre las formaciones sociales y la actividad psíquica de los hombres.
Algunas diferencias entre ética profesional y deontología. ÉTICA PROFESIONAL
DEONTOLOGÍA 28
Orientada al bien, a lo bueno.
Orientada al deber (el deber debe estar en contacto con lo bueno).
No normativa.
Normas y códigos.
No exigible.
Exigible a los profesionales.
Propone motivaciones.
Exige actuaciones.
La Deontología, además, tiene algunas consecuencias de carácter sancionador. Para Desantes Deontología jurídica es el "conjunto sistemático de normas mínimas que un grupo de profesionales establece y que refleja una concepción ética común o mayoritaria de sus miembros. Con frecuencia se suele afirmar que los códigos deontológicos son innecesarios, ya que, en todo caso, los valores primordiales de la sociedad se encuentran a salvo, en virtud de que están jurídicamente protegidos en la legislación penal. Tal afirmación debe calificarse de errónea porque confunde los fines y propósitos de ambos cuerpos normativos. Entre el Código Penal y el Código Deontológico subsisten diferencias de fondo y forma. "Las exigencias de una legislación penal son mínimas porque deben conciliar los intereses de la mayor parte o de la totalidad de una comunidad; en cambio, las exigencias de la ley moral son de fondo porque tocan la naturaleza del hombre y sus obligaciones consigo mismo y con los demás.
Conclusión. "Deontología o ciencia de la moral" valora las conductas por su utilidad.
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Pero como la humanidad, desde que se desprendió del instinto como desencadenante exclusivo de conductas, necesita inexorablemente algún tipo de moral para regir sus comportamientos (es decir sus conductas en relación con los demás), también ha moralizado esta última palabra que inventó su autor para que fuera lo más amoral posible. Por consiguiente, cuando alguien clama por
la
deontología,
clama
por
la
moralidad. Esta es una muestra más de que la realidad no se transforma por el simple procedimiento de cambiarle el nombre. Nos hemos quedado con la palabra inventada por Bentham, igual que nos quedamos antes con la palabra "ética", con lo que tenemos un nuevo sinónimo de "moral". A veces, un sistema afirma qué es correcto y qué incorrecto, y no puede aceptar ninguna otra cosa. La dificultad radica entonces en que no hay sitio para excepciones o para la libertad individual. Ninguna de las dos teorías (consecuencialísimo y no consecuencialísimo) es, por lo tanto,
verdaderamente
satisfactoria,
pero
ambas
señalan
principios
éticos
convencionales. De entre los filósofos contemporáneos cabe señalar a Frankena, Firth y Rawls, con sus respectivas teorías éticas, que intentan responder a los problemas no resueltos por la deontología Su concepto básico es que obrar "de acuerdo a la ética" se corresponde con obrar de acuerdo a un código definido de antemano. Un apartamiento de una norma previamente definida, en general por escrito, constituye una actitud o un comportamiento no-ético.
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Autoevaluación: En el paréntesis de la derecha escribe una “V” si la oración es verdadera y una “F” si es falsa. Estamos en una época en que de nuevo se vuelve a caer en la cuenta
(V )
de que la ética está por encima y es la que tiene que guiar a la ciencia en su capacidad de servir a la humanización del hombre. No obstante, cada vez hay más conciencia de que una economía dejada a sus solas fuerzas salvajes de oferta y demanda termina ( F ) construyendo una sociedad más igualitaria. Es necesario introducir todas las áreas de formación profesional, el ( V ) estudio de la ética como parte fundamental del currículo de sus alumnos. Aristóteles proclamaba que una vida que no se examina no vale la ( F ) pena vivirse. Para el sabio griego el auto examen es un medio importante para lograr el dominio de sí mismo Excluir el fenómeno religioso es necesario, y no afecta su exclusión el ( F ) aspecto esencial de la historia y la vida humana. Aristóteles afirma que "lo propio del hombre con respecto a los demás ( V ) animales es que él sólo tiene la percepción de lo bueno y de lo malo, de lo justo y de lo injusto”… Von Ihering nos recuerda que en los primeros tiempos de Roma el juez ( F ) que se dejaba corromper era libre de pena. El compromiso ético, busca lograr el compromiso voluntario y ( V ) manifiesto de los funcionarios públicos, de mantener y promover en sus respectivas instituciones, la inserción de conductas honestas
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La Vocación Profesional
Unidad II
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Unidad II. La Vocación Profesional. A) De la vocación en general. La
vocación
profesional
va
muy
relacionada con las virtudes, todas las virtudes en general, y también las virtudes policiales, tienen una historia, la historia
de
su
descubrimiento
y
apropiación primera. La historia de las virtudes coincide con la historia de la ética, pero comprendida ésta como ethica utens o moral vivida
y no
meramente como ethica docens o moral filosófica. Los seres humanos no somos sino un proyecto encaminado a ser de una manera determinada. Este yo, en el que cada cual nos reconocemos, configura nuestra identidad o personalidad. El individuo virtuoso es el que ha tomado la decisión no sólo de preferir el bien, sino que se ha comprometido también a realizarlo. La profesionalidad, si es que es una virtud, no puede dejar de ser una “virtud controvertida”, de muy difícil encuadre y cambiante perfil. Los griegos distinguían entre la acción productiva –poiesis- y la acción propiamente dicha –praxis-, aquella que posee un valor inmanente independientemente del producto obtenido. La praxis puede ser buena o mala, virtuosa o viciosa. Y es la repetición de las acciones la que hace al hombre bueno. Pero la repetición de las actuaciones policiales no es posible, porque las causas y circunstancias nunca se repiten. Si la Policía es demasiado predecible, será ingenua, y la ingenuidad es algo que nunca se puede permitir un policía.
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Los valores morales aluden directa e inmediatamente
a
la
subjetividad,
puesto que cada ser humano ha de asumir la responsabilidad de su acción libre y en la doble vertiente objetiva y subjetiva
que
la
misma
Además,
los
valores
conlleva.
morales
se
autojustifican, porque cada uno de ellos
entraña
una
clase
de
prescriptividad fundante de humanidad, hasta el punto de permitirnos establecer a las claras la diferencia entre, por ejemplo, un mal deportista, o un mal médico, o un mal policía. Los valores morales afectan al hombre como ser social al hallarse sumidos tanto en las relaciones interhumanas cuanto en las que median entre el hombre y la naturaleza, hábitat en el que se desenvuelve su vida, y que positivan actitudes como la igualdad, la solidaridad, la defensa del medio ambiente, etc. Y por último, los valores morales, al margen del orden valorativo en que nos movamos, siempre los hallamos jerarquizados, respondiendo así a la problematicidad entrañada en muchas de nuestras elecciones por mor precisamente de una oposición conflictiva entre diferentes clases de los mismos, la cual exige, para ser dirimida, una escala de orden. Los valores policiales en una sociedad democrática son objeto de estudio en la formación de los policías. Mas adelante veremos cada uno de ellos. B) Como se detecta una vocación. Proceso de Elección Profesional. Elegir una carrera tiene muchos factores a considerar y esto lleva a agobiarte con tanta consideración y tanta información. Todos los factores tienen su importancia, pero para llevar a cabo en forma efectiva este proceso de elección debemos desarrollarlo por partes. Primero se debe considerar los factores personales que tienen que ver con los intereses, habilidades, personalidad, etc., para lograr distinguir la vocación y luego los factores profesionales. 34
Aquí te recomendamos una secuencia de Instrumentos de apoyo a seguir en este proceso
de
elección,
pero no es la única forma,
hay
personas
que están seguras de sus
características
personales y necesitan que les informen qué carreras
son
compatibles con ellos, otras conocen el área de estudio que deben abordar, por lo que necesitan conocer las carreras correspondientes a ella para poder elegir. Otras ya saben por qué carrera optar y sólo necesitan tener más información de ella. La siguiente pauta es una proposición para quien no tiene nada encaminado en esta tarea.
Test Vocacional.
Cómo distinguir la Vocación. Vocación Sucede que se pueden tener variados intereses y además disímiles, que no son posibles de compatibilizar... Entonces... por cuál decidirse? Por el que representa la vocación. ¿Como distinguir la Vocación?
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En la elección de las actividades De las actividades elegidas, se hacen las siguientes preguntas: ¿Por qué se ha elegido la actividad? ¿Qué es lo que precisamente te agrada de ella? Ya que a una misma actividad llega gente por
diversos
motivos
que
no
son
precisamente los mismos para todos. Luego es importante darse cuenta si en otras actividades elegidas, se repiten esos mismos motivos. Por lo general ciertos motivos se repiten entre las actividades que se han elegido (o gustaría realizarse). Estos son los fundamentales para la elección de la carrera. En la elección de tus actividades Por ejemplo, cuando estás sin preocupaciones y dejas tu mente divagar, ésta tiende a irse mayormente hacia un tipo de ideas, por deleite. En las ideas ocupan tu imaginación Un tipo de ideas que siempre rondan en tu cabeza como: Ejemplo: cuando voy en viaje y mi mente queda libre, para entretenerme empiezo a imaginar cómo se vería la gente de la calle disfrazada de diferentes personajes que a se me ocurran en el momento. Ejemplo: cuando observo a la gente en la calle, observo sus actitudes y me pregunto y especulo sobre las causas de su comportamiento. Esto me entretiene. Ejemplo: “Siempre estoy buscando ideas, en cualquier lugar donde este, escucho, veo y hago anotaciones, las mismas que más tarde serán el complemento para un idea” 36
“Sueños” o anhelos Este es un soñar despierto o fantasear con realidades deseadas, ideas locas. Una curiosidad, un anhelo. Ese deleite de “irse en la volada”. Esas palabras que están clavadas en uno, cargadas de energía, como: Ejemplo: “...no se me gustaria crear algo k utilizara todo tipo de energia, kmo k soy de esa idea, una kosa asi, eso es algo k no dudo en mi CREAR, algo que funcione, que sirva”. Ejemplo: “Algo como tomar a la persona desde niño y hacerlo florecer en todo” Ejemplo: "Me gustaría hacer algo importante, mi sueño sería escribir un libro de sabiduría de vida" Sueños relacionados con tus intereses cotidianos. Estos “sueños” son válidos solo
si tienen
relación con alguno de sus intereses cotidianos, pues podría tratarse de sueños adquiridos del ambiente,
por
influencia
externa
o
falsas
creencias respecto de algo. Sueños que te son más propios Los que despiertan tus mayores energías En el que te sentirías mejor posicionado en cuanto a tu capacidad Hacia
el
que
tiende
más
frecuentemente
tu
mente
e
imaginación
En los que has tenido sueños de realizar algo. En donde quieres y sientes que puedes hacer tu aporte Sueños que indican Vocación
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Anhelar algo, como: satisfacer una necesidad, darse un placer, la búsqueda de un alivio o desahogo, entregar algo a un ser querido, etc. Son anhelos que aunque válidos, no indican Vocación. Los sueños que indican vocación los podemos distinguir por dos factores fundamentales: Placer personal al realizar la tarea Tarea con sentido de entrega Ejemplo “Lo mío es la alegría y en llevarla a la gente para hacerle aflorar su entusiasmo, su parte de niño, hacerla soñar” Como se puede ver, esto no responde a una necesidad imperiosa o un déficit personal que le traiga problemas, no busca aliviar algún dolor psíquico o físico, no es algo que busque conveniencia, ni por buscar reconocimiento, etc. Es un placer personal, pero si te fijas, este anhelo además de ser un placer para sí mismo, se proyecta hacia la vida de los demás.
Placer personal si – entrega si Sueños que no indican Vocación Ejemplo 1 “Sueño con poder viajar, disfrutar de estar en una bella playa, comer en buenos restaurantes, buenos hoteles, bien servido, descansar” Este es un sueño que es un placer personal. 38
No tiene sentido de entrega. Este tipo de sueños también están descartados. Placer personal si-entrega no Ejemplo 2 “Anhelo poder darle una buena educación a mis hijos, por ello me sacrificaré y haré lo que sea para lograrlo” En este caso su sueño es satisfacer necesidades de otras personas como los de su familia. Y a pesar de ser una entrega y estar la satisfacción de lograrlo, le falta el agrado por la tarea que realizará para conseguirlo, ya que la cataloga de sacrificio. Placer personal no-entrega si Reunión de intereses, aptitud y personalidad Uno puede tener gustos por muchas cosas y habilidad para otras tantas, pero la vocación es una, ella te absorbe y te lleva a dejar en segundo plano todo el resto. Hay gustos en que uno es sólo un consumidor de ellos, en los cuales nos gusta "consumirlos" pero no somos ocurrentes en esa línea, es decir no tenemos aptitudes para ello. Hay gustos en que sólo son un placer personal y no tienen ningún sentido de entrega, como vacacionar por ejemplo. Esto no trae una realimentación de las motivaciones porque no está la satisfacción que es la que la produce. Hay otras cosas que nos agradan porque somos hábiles en ello y esto nos hace sentirnos bien, pero no hay mayor curiosidad por la tarea misma. El agrado que sentimos es por una alimentación a nuestra autoestima y el reconocimiento de los demás.
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En la Vocación está la curiosidad y el placer por la realización de la tarea misma y no sólo por sus logros (Gusto); se te ocurren cosas nuevas o puntos de vista diferentes a los ya existentes en esto, te animas a especular, a hacer hipótesis, sientes una seguridad intuitiva que de alguna manera saldrás adelante con esto y quisieras hacerlo a tu manera Aptitud. Sientes que esto es muy necesario para los demás o para la Vida. (Entrega) Evaluación de Carreras. Consideración de Factores Externos. A) La vocación del ser hombre. El hombre nace con un fin que es el de perfeccionarse
con
la
libertad
y
conciencia de realizar actos que lo llevan a la trascendencia. Esta sólo es posible si
cada
hábito
de
conducta
está
encaminado a la moralidad que es regulada
por los principios que
le
conciernen…que son tres:
1. El criterio subjetivo de la moralidad haciendo alusión a la conciencia. 2. El criterio objetivo próximo de la moralidad que es la recta razón. 3. El criterio objetivo remoto de la moralidad es la ley moral natural. La conciencia tiene la acción de hacer una interiorización sobre los actos humanos que se realizan para implicar un deber ser que persiguen un Bien Común.
La interiorización realiza un ejercicio espiritual que orientan y hacen apetecer a nuestras obras bajo el Bien Común respetando el origen de la naturaleza humana bajo
el
sentido
ético
que
debe
poseer
la
vida
en
comunidad.
La conciencia hace participar a la racionalidad de los actos en un desarrollo personal e integral que hace que las facultades humanas (racional, sensitiva, vegetativa y
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locomotiva), sean dispuestas para un orden natural, donde se enfatiza la dignidad y la valía de la persona. El hombre se engrandece respecto a otro ser viviente guiado por la Recta Razón cuya capacidad nos hace comprender la realidad humana y la importancia del campo ético en la formación del hombre, para ejercer en cada ser humano una virtud que lo hace perfectible o en su fallo ser vicioso sin dejar de ser perfectible porque acuden en su corregimiento un juicio moral apoyado en las fuentes de la moralidad. La Recta Razón llevada a un orden ético aparece como sindéresis lo cual hace que se efectúe la moralidad del hombre como acto de interiorización en los hechos cotidianos que hacen del llamado del hombre como vocación, es decir, como llamados a ser éticos, a ser un ente dispuesto y digno de recibir la Verdad y la Bondad de Dios, que invitan al hombre a ejercer su libertad dignamente. La realización del fin último aparece como la tendencia que tiene al hombre al Bien común, esto es a la vocación humana. El hombre es llamado a trascender a través de la libertad que apetece por medio del acto espiritual sobre la deliberación constante que llena la vida del hombre. La autorrealización como participación del ser personal infunde en el trato con los demás el deber ser como el buen vivir en comunidad cumpliendo con ello la vocación del hombre como humanidad. El hombre deja de ser individual para donarse al hombre en el vínculo de la caridad.
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La comunidad como objeto de la vocación del hombre debe ser fuente de virtudes que inviten a cada uno de sus integrantes a ser éticos, por lo tanto, humanos. Ser rectos por tanto libres de apetecer el bien y con un compromiso de aprender a ser sociables regulado por una normatividad. Las virtudes morales invitan al hombre a realizar la vocación humana. Estas son la prudencia
como
virtud
principal,
la
justicia,
fortaleza
y
templanza.
La Prudencia como Recta Razón es el medio por el cual se conoce en forma natural la ley moral natural, que invita al hombre a prevalecer en la Verdad. Esta manifiesta un orden moral pegado a la naturaleza que da la iluminación al resto de las virtudes que persiguen el fin último.
La prudencia realiza la aplicación de la ley moral natural implicando con ello el deber ser en la comunidad que se infunde en la normatividad
moral,
social,
jurídica
y
religiosa, forjando a la persona a llegar a la trascendencia. Sólo a través de la ley moral se puede establecer el modelo ético que debe conformar la vida humana en tendencia al fin último que haga de la vida comunitaria un núcleo humano, un amor a la persona como el respecto a ella misma. La comunidad debe poseer testimonios de vida en donde la persona debe ser un fin nunca un medio en la vida diaria, en base a las a las virtudes que cada persona posee para poder lograr la trascendencia. El hombre justo puede y debe reconocer la propiedad y el derecho que se adquiere con los logros que se alcanzan en una conciencia civil. La fortaleza hace al hombre rebasar el mal que puede recibir en forma intencional o no de otros hombres. Esta es la disposición del alma al enfrentar las injusticias como daños que puede sufrir una comunidad.
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La templanza invita al hombre a no dejarse llevar sólo en una vida pasional sino invita a la moderación de las pasiones para engrandecer la vida
humana.
Llevar
una
vida
equilibrada pasionalmente hace al hombre doblemente digno al ordenar sus pasiones al deber ser. La prudencia es la Recta Razón que conduce al Recto Obrar como modo operandis en la orientación de cada acto que sabe y comprende cada situación en orientación al fin último. La prudencia invita al hombre a dejar a un lado el fin particular que prende al hombre de egoísmo y por tanto hace que el hombre no realice la vocación humana. En síntesis sólo se puede realizar la vocación del hombre que es el origen de la humanidad, viviendo rectamente en comunidad tomando como promotor el deber ser que infundido por los criterios de la moralidad hacen que los actos humanos se conviertan en obras, que manifiestan las virtudes: la justicia, la fortaleza, la templanza y la prudencia como los puntos cardinales del humanismo. C) La vocación del ser hombre. Al hablar de vocación humana queremos decir que el hombre tiene un destino ó misión en el mundo, que debe ir realizando mediante su propia actividad, convirtiéndolo en parte de historia particular. Cuando hablamos de profesión, es porque a trabé de ella, como actividad central de nuestra vida, vamos haciendo realidad nuestra propia misión en el mundo. 1º) Debemos tomar conciencia de nuestra vocación profesional. Hay que descubrir la vocación a la que me siento llamado y que debo ejercer por medio de una profesión.
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Vocación profesional no es lo mismo que ser funcionario de rutina, que ejercer una actividad concreta. Debo investigar el para qué de mi actividad y así descubriré las motivaciones de mi trabajo.
2º) Trabajar por vocación: unas personas se sienten realizadas y felices con su trabajo; muchas otras no están a gusto con la profesión que ejercen. Trabajar por vocación alude a la vocación de aquellos en los que la profesión ó dedicación principal al trabajo coincide con las aptitudes, disposiciones y gustos personales. Rasgos de los que trabajan por vocación: a. Adaptación; hay un ajuste entre aptitudes e inclinación con la dedicación al trabajo. b. Satisfacción; trabajar así produce gozo y satisfacción, son personas que contagian felicidad, dan la impresión de que todo les es fácil y natural. c. Rendimiento; éste será mayor que cuando se trabaja sin cualidades , forzado ó con desganas. d. Personalización; algunas personas se encuentran
comprometidas con su
trabajo, y esto les ayuda a la creatividad y realización personal. e. Superación; no contentos con lo conseguido, intentan superarse y hacerlo cada vez mejor.
Actitudes en el ejercicio de la profesión -Responsable: (consciente de la tarea y de sus deberes) -Competente: (conocimientos técnicos) -Laborioso: (activo, no perezoso)
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-Dialogante (buenas relaciones humanas) -Participativo (apto para trabajar en grupo) -Honesto (honrado) -Creativo D) La vocación policial.
Las virtudes, están muy ligadas a la vocación, general, policiales, historia
todas y
las
también tienen
de
su
una
virtudes las
en
virtudes
historia,
la
descubrimiento
y
apropiación primera. La historia de las virtudes coincide con la historia de la ética, pero comprendida ésta como ethica utens o moral vivida y no meramente como ethica docens o moral filosófica. Los seres humanos no somos sino un proyecto encaminado a ser de una manera determinada. Este yo, en el que cada cual nos reconocemos, configura nuestra identidad o personalidad. El individuo virtuoso es el que ha tomado la decisión no sólo de preferir el bien, sino que se ha comprometido también a realizarlo. La profesionalidad de la policía, si es que es una virtud, no puede dejar de ser una “virtud controvertida”, de muy difícil encuadre y cambiante perfil. Los griegos distinguían entre la acción productiva –poiesis- y la acción propiamente dicha – praxis-, aquella que posee un valor inmanente independientemente del producto obtenido. La praxis puede ser buena o mala, virtuosa o viciosa. Y es la repetición de las acciones la que hace al hombre bueno. Pero la repetición de las actuaciones policiales no es posible, porque las causas y circunstancias nunca se repiten. Si la
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Policía es demasiado predecible, será ingenua, y la ingenuidad es algo que nunca se puede permitir un policía. Los valores morales aluden directa e inmediatamente a la subjetividad, puesto que cada ser humano ha de asumir la responsabilidad de su acción libre y en la doble vertiente objetiva y subjetiva que la misma conlleva.
Además,
los
valores
morales
se
autojustifican, porque cada uno de ellos entraña una clase de prescriptividad fundante de humanidad, hasta el punto de permitirnos establecer a las claras la diferencia entre, por ejemplo, un mal deportista, o un mal médico, o un mal policía. Los valores morales afectan al hombre como ser social al hallarse sumidos tanto en las relaciones interhumanas cuanto en las que median entre el hombre y la naturaleza, hábitat en el que se desenvuelve su vida, y que positivan actitudes como la igualdad, la solidaridad, la defensa del medio ambiente, etc. Y por último, los valores morales, al margen del orden valorativo en que nos movamos, siempre los hallamos jerarquizados, respondiendo así a la problematicidad entrañada en muchas de nuestras elecciones, precisamente de una oposición conflictiva entre diferentes clases de los mismos, la cual exige, para ser dirimida, una escala de orden. Los valores policiales en una sociedad democrática son objeto de estudio en la formación de los policías
Entre ellos, se han destacado: -
Compromiso. Se trata de la voluntad de implicarse. Es la actitud y la implicación por encima de los conocimientos. “Hace más quien quiere que quien sabe”. Compromiso es
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entrega desinteresada a una labor, asumiendo los sacrificios que esa labor conlleve: es el impulso, la vitalidad, la ilusión. -
Disciplina.
Es la identificación de los objetivos del individuo con los de la organización. La capacidad para interiorizar las normas, pero no por la vía de la imposición sino por la del autoconvencimiento. Cuando se habla de disciplina para profesionales nos referimos a la forma más elevada de ésta, la autodisciplina. Implica obediencia a las normas y las órdenes recibidas en el seno de una organización jerárquica así como a la autoimposición de normas para alcanzar determinados objetivos. La obediencia a las normas nunca supondrá acatar órdenes ilegales. -
Integridad.
Hace referencia a la prestación ética del servicio. No vulneración de ninguna de las normas recogidas en el código deontológico de referencia. Significa tratar con imparcialidad y neutralidad, no discriminar en ningún caso y oponerse resueltamente a cualquier acto de corrupción. -
Creatividad.
Es la capacidad para generar ideas, proponer alternativas, vislumbrar problemas y formular hipótesis, de proponer nuevas metodologías que gocen del aval de las ciencias y construyan la profesión en el único marco posible, el de los Derechos Humanos. A la creatividad se opone el gregarismo y la mediocridad que buscan refugio en el continuismo mediante las resistencias al cambio. -
Competencia.
Es más que cualificación, es la capacitación en la medida que supone adquisición de conocimientos, habilidades, actitudes y hábitos. No es suficiente el “saber”, se requiere “saber hacer”, “saber ser” y el “saber estar”. Se trata, en definitiva, de todo lo que contribuye al desarrollo personal y profesional del individuo. -
Colaboración.
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El
trabajo
en
equipo,
sumando
esfuerzos, “codo con codo”, es una de las
claves
organizaciones.
del
éxito
Esta
colaboración
en
las
cultura
de
fomenta
el
reconocimiento de metas comunes. Se percibe a través de muestras de atención
y
simpatía,
de
los
comentarios, de las bromas, la constitución de equipos de trabajo y en la interconexión de sus vidas personales y profesionales. -
Responsabilidad.
Libertad para tomar decisiones. Siempre referida a ámbito de las competencias de cada cual. Asumir los resultados de esas decisiones. Estaría muy vinculado con el compromiso y requiere un clima laboral que posibilite la implicación y el compromiso personales. La pertenencia a la institución policial supone aceptar la estructura jerarquizada de la misma y regirse por un principio fundamental: jerarquía. Éste implica a su vez dos principios: a) Subordinación. Es la sumisión de unos a otros para conseguir una mayor eficacia en el trabajo. Se acepta voluntariamente al ingresar en esta profesión. b) Obediencia. Significa cumplir las instrucciones y órdenes dadas por los superiores en materia profesional. La subordinación no tiene límites en el ámbito profesional. Sin embargo, la obediencia sí tiene un límite perfectamente marcado por las leyes. Estos límites a la obediencia están determinados por el llamado principio de obediencia debida que establece la necesidad
de
no
cumplir
aquellas
órdenes
o
instrucciones que sean manifiestamente ilegales. Todas 48
estas normas legales consideran al funcionario de policía como sujeto totalmente responsable de su conducta. Para que dichas normas sean cumplidas a la perfección exigen del funcionario de policía: 1.- Buen conocimiento de la normativa legal vigente. 2.- Alcanzar un tipo de moral de autonomía que le permita analizar las órdenes recibidas desde el punto de vista de su legalidad y así poder cuestionarlas cuando no cumplan los requisitos legales. El principio de obediencia debida carecería de validez en el caso de funcionarios anclados en un tipo de moral de obligación porque entonces el principio que realmente funcionaría sería el de obediencia ciega.
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Autoevaluación: De las siguientes preguntas, subraya la respuesta correcta. 1.- ¿Llamamos compromiso a? a. La voluntad de implicarse. Es la actitud y la implicación por encima de los conocimientos. “Hace más quien quiere, que quien sabe”. b. La voluntad de implicarse. Es la actitud y la implicación por encima de los conocimientos. “Hace más quien sabe, que quien quiere”. c. La voluntad de implicarse. Es la actitud y la implicación por encima de los conocimientos. “Hace más quien sabe, que quien no quiere”. 2.- ¿Llamamos integridad a? a. Significa tratar con parcialidad, no discriminar en ningún caso y oponerse resueltamente a cualquier acto de corrupción. b. Significa tratar con imparcialidad y neutralidad, no discriminar en ningún caso y oponerse resueltamente a cualquier acto de corrupción. c. Significa tratar con parcialidad y neutralidad, no discriminar en ningún caso y oponerse resueltamente a cualquier acto de corrupción 3.- ¿Llamamos Colaboración a? a. El trabajo en equipo, sumando esfuerzos, “codo con codo”, es una de las claves del éxito en las organizaciones. b. El trabajo individual, sin necesidad del “codo con codo”, es una de las claves del éxito en las organizaciones. c. Formar parte de un equipo, no siendo necesario la suma de esfuerzos, donde no existe el “codo con codo”. 4.- ¿Cómo llamaban los griegos a la virtud? a. La llamaban acción productiva –areté- y la acción propiamente dicha –praxisb. La llamaban acción productiva –poiesis- y la acción propiamente dicha –praxisc. La llamaban acción productiva – praxis - y la acción propiamente dicha – poiesis-
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Conceptos y Principios Éticos Fundamentales
Unidad III
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Unidad III. A) Valor de la ética. Si se analiza con cierta profundidad la tarea filosófica, se vera que en ultima instancia esta puede desembocar en una forma de vida, en la fundamentacion de una actitud moral. Aun las mas abstractas reflexiones echas por el hombre acerca del misterio del cosmos y de la vida, no tienen otra razón de ser que la justificación de una ética. La importancia de la ética deriva de su objeto de estudio: la moral. Desde que
le
hombre
se
agrupo
en
sociedades tuvo la necesidad de desarrollar una serie de reglas que le permitieran
regular
su
conducta
frente a los otros miembros de la comunidad. De manera que la moral es una constante de la vida humana. Los hombres no pueden vivir sin normas ni valores. Es por eso que se ha caracterizado al hombre como un "animal ético". Los problemas que la ética estudia son aquellos que se suscitan todos los días, en la vida cotidiana, en la labor escolar, en la actividad profesional, etc. problemas como: ¿Qué es un comportamiento bueno o uno malo?, ¿Se es libre para realizar tal o cual acción?, ¿Quién nos obliga a realizar esta acción?, entre estas 2 acciones, ¿Cuál se debe elegir?, etc. Todos estos problemas que la ética estudia plantean una urgente solución, que no puede postergarse por que constituyen el meollo de la vida misma, pues, en ultima instancia, el hombre es un ser moral. - Como escribe José Ortega y Gasset – "La moral no es una performance suplementaria y lujosa que el hombre añade a su ser para obtener un premio sino que es el ser mismo del hombre cuando esta en su propio juicio y vital eficacia."
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"Un hombre desmoralizado es simplemente un hombre que no esta en posesión de si mismo, que esta fuera de su radical autenticidad, y por ello no vive su vida, por ello no crea ni fecunda, ni hincha su destino." B) La conciencia moral. La obligación Moral tiene su origen en la vida misma y echa allí sus raíces mucho más profundamente que en el pensamiento consciente. Proviene de los más oscuros e inconscientes fondos del hombre" La conciencia moral consciente en el conocimiento que tenemos o debemos tener las normas o reglas morales; es la facultad que nos permite darnos cuenta si nuestra conducta moral es o no es valiosa. Existen dos posiciones fundamentales que explican la naturaleza de la conciencia moral: la innatista y la empírica.
La posición innatista afirma que la conciencia nace con el individuo, es una capacidad propia de la naturaleza humana. Se afirma, por ejemplo, que la capacidad para juzgar lo bueno y lo malo de una conducta es un don divino, o, es un producto propio de la razón humana, la misma que descubre a priori el sentido del bien y del mal. La posición empírica sostiene que la conciencia moral es resultado de la experiencia, es decir, de las exigencias o mandatos de la familia, de la educación o del medio sociocultural en general, por lo que, las ideas morales son de naturaleza social, están determinadas por las condiciones materiales de existencia. Clases de conciencia La conciencia sociológica abarca la totalidad de nuestro "yo", la misma que nos permite darnos cuenta de nuestra propia existencia, como entidades individuales y de existencia de las otras personas y del mundo material que nos rodea, como algo fuera de nuestro" yo".
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En cambio la conciencia moral es consciente de los valores éticos, es decir conocimiento de lo que se debe hacer y de lo que no se debe hacer, y en esta forma poder diferenciar lo bueno y lo malo. La conducta obligatoria
La conducta moral es una conducta obligatoria conforme al deber, es decir, el individuo se haya obligado a comportarse de acuerdo a una regla o norma de acción y a evitar los actos prohibidos por ella. La obligatoriedad moral impone deberes al sujeto. Toda norma establece un deber.
El carácter social de la obligación moral, viene dado por las siguientes razones: en primer lugar, existe obligatoriedad moral para un individuo cuando sus decisiones y sus actos afectan a los demás, o a la sociedad entera; en segundo lugar, lo obligatorio de un acto no es algo que el individuo establece, sino que lo encuentra ya establecido, en una sociedad dada u en tercer lugar, las normas morales, no son modificadas por cada individuo, sino que cambian de una sociedad a otra; por tanto el individuo decide y actúa en el marco de una obligatoriedad dada socialmente. El deber moral El deber es la obligación moral que la afecta a cada persona y que se fundamenta en obrar según los principios de la moral, la justicia o su propia conciencia. En ética, el deber es comúnmente asociado con conciencia, razón, rectitud, ley moral y virtud.
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En el deber se compendian aquellas exigencias de tipo moral que la sociedad va planteando al individuo conforme a su etapa de desarrollo. Quienes fundamentan los deberes en la ley natural suelen dividirlos en deberes negativos o prohibitivos, que impiden las acciones malas y deberes positivos o afirmativos, que mandan la realización del bien. Los deberes negativos de la ley natural se imponen absolutamente en todas las circunstancia; los positivos son susceptibles de apreciaciones interpretativas según su objeto. Las diferentes clases del deber son productos del sistema de las relaciones sociales, por el hecho de entrar en determinadas relaciones, el hombre toma sobre sí obligaciones. En la sociedad dividida en clases antagónicas, el deber se encuentra estrechamente vinculado a los interese de clases; por lo tanto, existirán deberes que defienden los intereses de la clase dominante y deberes que defienden los intereses de la clase explotada. De acuerdo a la moral general pueden haber las siguientes clases de deber: deberes del individuo para con la nación, deberes militares, deberes del trabajador o empleado, deberes familiares, deberes humanos etc. De acuerdo a la moral especial pueden considerarse los siguientes: los deberes para con Dios, los deberes del hombre para consigo mismo y los deberes para con el prójimo. Conciencia Moral En la actividad intelectual del individuo, en el uso de su inteligencia, se presentan dos tipos de conciencia. Una es la conciencia Psicológica y otra la conciencia MORAL, que tienen características diferentes, pero que ambas son como una reflexión del intelecto sobre hechos y realidades.
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Conciencia Psicológica La conciencia psicológica es un darse cuenta de la presencia de sí mismo; de las cosas y los hechos que se encuentran fuera del yo, y de la reflexión resultante de los propios actos y de las realidades existentes en el mundo que le rodea. De este aspecto
psicológico
resulta
la
Concientización. Mediante procesos de enseñanza o de sensibilización, las personas se dan cuenta de lo que acontece en el mundo natural y social. Así se puede hablar de concientización turística" o "concientización ecológica". Diferenciaciones La conciencia moral tiene una definición muy antigua y que es usada en forma muy general. "Es el juicio inmediato y práctico sobre el carácter moral de nuestras acciones". Este hecho de ser un juicio inmediato de la experiencia es lo que constituye la médula de la Etica. A fin de entender con mayor claridad estos dos aspectos de la conciencia, se puede establecer el siguiente paralelismo entre la conciencia psicológica y la conciencia moral: Conciencia conciencia Psicológica Moral Conocimiento Juicio de valor Observa Aprecia 56
Constata obliga ¿Qué soy? ¿Qué debo hacer? La conciencia moral es resultado de un raciocinio del tipo deductivo y que se encuentra apoyado en todos los principios generales de comportamiento que se han designado como ~sindéresis~, además de aquellos que hemos sentado durante el proceso de socialización y que corresponden a nuestra cultura. La conciencia moral se desarrolla en el niño en una forma natural por la acción educadora que va realizando la sociabilización. Lo que al parecer es innato, de hecho llega al individuo por una experiencia sensible sobre lo que está bien y lo que está mal, El obrar bien tiene premio y el obrar mal tiene castigo. sabe que si obra bien y a pesar de ello se le castigue, le llega en forma inmediata un sentido de justicia e injusticia y un concepto de autonidad que impone premios y castigos. Bajo estos principios es comprensible que la conciencia moral puede ser formada dentro de los procesos educativos, y de esta manera hacerla clara, recta, independiente y delicada El juicio moral La conciencia moral, corno juez de nuestros actos, sólo puede darse cuando éstos son actos humanos voluntarios, o sea los actos en los que ha intervenido la libertad de acción. No puede haber un juicio de conciencia cuando los actos efectuados han sido obligados por una autoridad o por una acción coercitiva de agentes extraños a nosotros mismos. Se podría poner con ejemplo la acción de un soldado en tiempo de guerra En la actividad profesional a veces se toman decisiones por obligación o por seguir esquemas o sistemas preestablecidos, que muy poca libertad de acción dejan al sujeto, en estos casos la conciencia moral quedara un tanto suprimida. Ahora bien, como resultado del juicio de valor que efectúa la conciencia moral sobre los actos del propio individuo, se conduce lo siguiente:
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A un sentimiento de culpa A un remordimiento A un arrepentimiento. Esto puede llevar a un castigo, un auto castigo, o a una acción interna En este campo intervienen una serie de elementos a los cuales se les ha dado en llamar PUENTES DE LA MORALIDAD, que constituyen la conformidad o disconformidad con la recta razón que dirige al acto humano. Al analizar concretamente un determinado acto humano ya sea realizado por uno mismo o por otra persona, hay tres elementos para juzgarlo El objeto, la situación y el fin El objeto es hacia dónde Se dirige el acto libre y voluntario; qué es lo que quiere; es el contenido de la acción. La situación o circunstancias: Situado en un lugar, por una persona, en un tiempo, quién lo hace y qué condiciones acompañan al acto La intención o fin: El motivo por el cual se efectúa el acto; la razón por la cual se actúa Estos elementos, Según se presenten, harán que el juicio de conciencia se haga en consecuencia, ya que muchas veces las personas se ven precisadas a actuar en contra de una norma moral. Un ejemplo se da el matar a una persona para salvar la propia vida o la de un ser querido que está desprotegido. La aplicación de estos elementos es algo muy complejo y se puede referir a los tipos de conciencia que se han expresado anteriormente Independientemente de los elementos que intervienen en el acto voluntario, el individuo obra en función de un fin, lo que quiere decir que sus actos están 58
determinados en cierta forma por ese fin último natural que es la felicidad, Pero todo ello dentro de una recta razón que como cualidad de la inteligencia, está dentro de la naturaleza del hombre. En el curso de su desarrollo, la persona humana adquiere hábitos que son pautas de comportamiento estables que disponen al sujeto para bien o para mal, según su forma de ser los cuales Son difíciles tanto de adquirir como de remover. En el campo de la moral, los hábitos se manifiestan como virtudes o vicios de comportamiento. En algún momento Aristóteles afirmó que el hombre es virtuoso es feliz, de lo que se puede seguir que para acercar al hombre hacia su fin, la virtud orientará rectamente sus actos, y San Agustín define la virtud como 'una buena cualidad del Alma, por la cual se vive rectamente, y de la cual nadie hace mal uso" La virtud en el pensamiento humano Virtud proviene de VIR; valor, fuerte, poderoso. Las virtudes pueden dividirse en morales e intelectuales. Las virtudes morales que también se denominan como Cardinales son cuatro; la Prudencia, la justicia, la Fortaleza y la Templanza. Prudencia. Utilizar la recta razón en el obrar; compromete al sujeto; es la virtud más importante y puede regir a las otras Justicia: comúnmente se entiende como dar a cada quien lo que le corresponde. Fortaleza es vencer las dificultades y superar los obstáculos. Templanza es la moderación en los placeres. Las virtudes intelectuales son múltiples y de diversa índole, pero se pueden señalar algunas como la sabiduría, la valentía y el ahorro. Los vicios son lo opuestos a las virtudes y por tanto comportamientos negativos que alejan al hombre de su realización y que pueden tener serios efectos. 59
Perfil profesional La formación profesional es distinta para cada área y nivel de desempeño, y dependiendo de esto mismo, la formación puede ser larga y pesada o corta y ligera e incluso puede realizarse mientras se desempeña un trabajo ya sea similar o distinto, aunque de menor nivel por lo general. La formación profesional también puede ser muy teórica o muy práctica. Sin embargo, excepto algunas profesiones eminentemente especulativas como la de filósofo, todas deben contener una cierta dosis tanto de teoría como de práctica o sea la auténtica "praxis", entendida ésta como la aplicación de un Conocimiento o de una teoría que a su vez fue extraída de experiencias concretas, Hablando ya en un sentido menos amplio, y como se entiende por lo general, las profesiones son el resultado de un proceso de formación a nivel superior de calidad universitaria, ya que ésta es la forma en que se puede garantizar a la sociedad que un individuo que ostenta la certificación de sus estudios mediante un título, sabe y puede hacer algo dentro de un marco ético-social y que su actividad es productiva y beneficiosa para la misma sociedad. Larroyo señala lo siguiente: 'En virtud de la profesión el hombre se articula a la vida económica y asegura así su existencia fortaleciendo y haciendo progresar la economía de la sociedad entera. El desempeño del trabajo profesional, al constituir un valor para la sociedad, supone la eficiencia en el desempeño y su contribución al bien
común.
Esto
descarta
totalmente
la
improvisación profesional que causa tantos estragos en las sociedades subdesarrolladas, donde individuos de dudosa moralidad medran ostentando conocimientos y habilidades de las cuales carecen. Ahora bien, como ya se explicó, el hombre dedica la mayor parte de su tiempo a la actividad profesional (preparación, preocupación), tanto
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para obtener los satisfactores básicos como los de nivel más elevado consistentes en deseos, ambiciones y temores. El elemento compensatorio de toda esta actividad es el dinero, representado por sueldo, emolumento u honorarios, además de otros beneficios que, aunque no expresados en metálico, si contienen satisfactores que pueden ser convertibles o equivalentes. Dice Scherecker que "el profesional adquiere por su actividad el derecho a un sueldo que cambia la distribución del dinero, o de otros bienes, en el mundo, y normalmente su actividad cumple ciertas obligaciones estipuladas". El cumplir con las condiciones dentro de las cuales el trabajo profesional ha sido contratado, y el percibir un sueldo por el mismo, se pone al servicio de otros el "saber hacer", pero de ninguna manera la dignidad humana, El sueldo o salario no compra al hombre, solamente compra las habilidades del hombre. La persona no está obligada a desempeñar funciones que no estén de conformidad con la escala de valores morales que respalden su condición de profesional digno. Es algo así como comprometer lo que antiguamente se conocía como el honor . Los deberes profesionales no comienzan al recibir el Diploma o el
Título.
Desde
el
mismo
momento en que se decide la actividad profesional que se va a ejercen el individuo adquiere una responsabilidad
moral
muy
especial. el estudiante de una determinada profesión no puede sustraerse a los deberes que correspondan a la misma, alegando que aún no la ejerce, ya que en cl momento en que empieza a estudiar, se obliga a los deberes que la misma profesión ha establecido. La educación y la moral. El objetivo fundamental de la educación consiste en la formación de la conciencia moral del hombre, para que este intuya los valores éticos fundamentales tales como:
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El amor a la verdad
El apego a la sobriedad y a la lealtad
La dedicación y la responsabilidad al trabajo
El interés a la justicia y al bien común
La aversión hacia la venganza, el odio, la hipocresía, la avaricia, el egoísmo y
la cobardía La educación ha de procurar conducir a los jóvenes hacia la reflexión científica sobre los grandes problemas y misterios de las cosas, de la vida y del cosmos, a fin
de
proporcionar
profundas.
Esto
vivencias
llevará
hacia
más una
formación de una cultura general que lleve a la comprensión de nuestra cultura nacional, así como también a la comprensión de otras culturas distintas a la nuestra. Esta cultura general hará que el individuo se sienta, "ciudadano del mundo", mediante la comprensión que obtiene de las formas de vida y manifestaciones culturales de otros pueblos. De este modo, contribuirá a que haya mayor tolerancia para con otros pueblos, otras costumbres y otros valores. Ética profesional de la abogacía Se ha cuestionado la posibilidad de señalar principios éticos y normas morales para el ejercicio de una profesión que es realizada por un hombre adulto, ya formado, que tiene su propia concepción de la vida, de la sociedad y por tanto de la profesión. Pero lo que se pretende es formular pautas específicas que regulen el correcto desempeño de cualquier profesión. En lo que se relaciona con la profesión de profesional se establecen tres clases de deberes: con el cliente, con la autoridad y con el adversario. Deberes del profesional con el cliente.
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Los deberes del profesional con el cliente pueden sintetizarse así: lealtad e independencia. La lealtad, obliga al profesional el cumplimiento de los siguientes deberes: decirle la verdad, hacerle conocer
el
alcance
del
problema
mantenerlo
informado sobre el avance del proceso, demostrar interés por la causa, actuar con agilidad, instruir al cliente sobre lo que debe hacer o decir, presentar toda la prueba posible, no transigir ni renunciar derechos sin el expreso consentimiento del cliente, etc. La independencia del profesional le obliga a no ser partícipe de los intereses en conflicto y por eso no es conveniente el pacto de cuota- litis así como la aceptación del mandato, porque el primero convierte al profesional interesado en la cuota-litis, y, el segundo le hace también litigante, haciendo proclive a que el proceso se revista de pasión y encono. Deberes del profesional con la autoridad. Los deberes del profesional con la Autoridad los resumimos así: a.
Respeto a la magistratura. La Autoridad, el juez o tribunal son dignos de todo
respeto por la investidura y función que ejerce independientemente de la persona. b.
Verdad para la justicia y fe en la justicia. El profesional debe hacer del
proceso una síntesis de la verdad descubierta con la investigación a fin de que el Juez pueda tener seguridad de "administrar justicia". El profesional tiene que demostrar su fe en la justicia y en el ejercicio de la profesión frente a la autoridad.
C)
Independencia.
La
independencia del profesional en el ejercicio del derecho le permite
actuar
con
63
responsabilidad, con sensibilidad, con sentimiento altruista, con desinterés, con delicadeza y con modestia. Deberes del profesional con el adversario. Los deberes del profesional con el adversario se refieren a la lealtad en la contienda, a la independencia, al respeto y solidaridad profesional. La lealtad en la contienda significa la defensa honesta de la causa, utilizando el lenguaje forense que no debe confundirse con el lenguaje vulgar. El respeto solidaridad obliga al profesional a mantener con el colega adversario relaciones de cordialidad, sin que eso signifique abdicación de la independencia. Ética profesional del servicio social Los aspectos éticos que encierra el ejercicio de la actividad profesional del Servicio Social, tiene una seria proyección sobre la sociedad en que actúa. Las repercusiones directas en la vida social son, en el caso de esta profesión, mayores y más profundas que las que pueden tener otras ocupaciones. Se trata de una actuación directa sobre la vida social, y las conductas negativas pueden crear imprevisibles problemas psico-sociales y culturales. Partimos de la siguiente pregunta: ¿Cuál es el fundamento filosófico de la ética profesional del Servicio Social? Fundamentalmente, los principios filosóficos surgen sobre la base de los valores generalmente aceptados: justicia, solidaridad, verdad, bondad, dignidad, etc; en este sentido, pueden
exponerse
los
siguientes
principios
filosóficos
inherentes a esta profesión:
Confianza en los valores esenciales del individuo
Respeto a los derechos individuales
Compresión amplia de la sociedad y de sus potencialidades
Concepción positiva de la unidad y el progreso sociales
Reconocimiento de deberes y responsabilidades hacia la comunidad.
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A continuación seleccionaremos los principios fundamentales sobre la ética profesional del Servicio Social formulados por las Naciones Unidas y por la Federación Internacional. Principios de las naciones unidas. a.
Reconocer el valor del ser humano como individuo, cualesquiera sean su
circunstancia, condición, raza religión, opinión política, o conducta; y hacer lo posible por fomentar en el individuo un sentido de dignidad y de respeto propio. b.
Fomentar el propio esfuerzo como medio de desarrollar en el individuo el
sentimiento
de
confianza
en
sí
mismo
y
su
capacidad
para
afrontar
responsabilidades. c.
Promover oportunidades para una vida más satisfactoria en las circunstancias
particulares en que se encuentran los individuos, os grupos y las comunidades d.
Respetar las diferencias entre los individuos, grupos y comunidades, tratando
al mismo tiempo de conciliarlas en el bienestar común. a.
El trabajador social profesional tiene como obligación suprema el servicio de
los demás, lo cual debe primar, sobre cualquier otro interés o ideología particular. La dignidad de la persona humana. Toda persona es digna de respeto y consideración, por ser persona humana, no sólo por sus títulos o posesión de fama y bienes; por eso toda persona es digna de respeto, porque este es un deber y una obligación cívica y social. Quien no sabe respetar los valores y la dignidad de los demás, no es persona digna de vivir en sociedad, porque esto exige
hacerse
consciente
de
sus
deberes y responsabilidades frente a sí mismo, a los demás y a la naturaleza. Para hacer digno el hombre, tiene que ser responsable frente así mismo lo cual implica valorizarse y personalizarse. Personalizarse quiere decir, que se toma como 65
persona consciente y responsable; que está en capacidad de cumplir los deberes que le exige su propia vida y la sociedad; que tiene una voluntad capaz de controlar y dirigir sus instintos para no perjudicar a nadie con ellos, en sí, que es una persona capaz de valorar y dirigir su actuación en forma responsable. El hombre frente a los demás, también tiene deberes y responsabilidades, lo cual consiste en valorar y respetar a los
demás
como
a
sí
mismo,
reconociendo que hay que respetar su libertad, sus bienes y sus costumbres. Para tener este comportamiento con los demás, es necesario valorarse como persona humana, y ser persona humana consiste en ser justo, tanto consigo mismo, como con los demás, pero, claro está, cuando la persona se valora bien a sí misma también sabe valorar a los demás. Esto es lo que significa socializarse. Y socializarse es adaptarse a la comunidad en que vive, contribuyendo a su proceso y desarrollo, es hacerse consciente de la comunitariedad. Una tercera condición se refiere al hombre contra al mundo, esto es, frente a su medio circundante. Este medio también exige del individuo, adaptación y responsabilidades, lo cual impone los siguientes deberes en cumplir: Responsabilidad en su trabajo y estudio Responsabilidad ante la Patria y sus Leyes C) La libertad. ¿Realmente existe la libertad? Sin duda, el desentrañamiento de este tema ha sido motivo de discusión entre filósofos de todos los tiempos, motivo por el cual –aún no sabemos si libremente- decidimos plasmar en estas líneas nuestro
respectivo
reconocemos,
es
análisis, demasiado
el
cual, endeble 66
comparándolo con los profundos estudios de Sartre, de Hegel, de Kant, de Leibniz, del Barón d’Holbach o de Hartmann, por mencionar algunos. No obstante ello, la complejidad de abordar este tema no debe ser motivo de susto o declinación para quien desee hacerlo, pues para cualquiera que lo intente resultará provechoso tratar de sumergirse, aunque sea superficialmente, en las profundidades del mismo. Seguros estamos que al terminar de leer este trabajo se tendrá la suficiente información como para poder formarse una opinión propia al respecto, por lo menos. Así, conocer si somos libres o no, o mejor dicho, conocer si podemos ser libres o no, creo que es lo menos que como individuos pensantes podemos hacer. Saber si lo que hemos realizado desde que usamos la razón o lo que tenemos planeado realizar como proyecto de vida, fue o será producto del ejercicio de nuestra libertad o tristemente resultado del movimiento de los hilos que Dios, el destino, la naturaleza o como suela llamársele haga de nuestra vida marioneta. He aquí la importancia de saber si existe la libertad. Para estudiar la libertad creímos necesario establecer o delimitar los puntos sobre los que nos vamos a enfocar. Es decir, en vista de las muchas concepciones, enfocaremos nuestro estudio en los puntos más importantes y resaltantes, no sin antes establecer una pequeña, pero fructuosa comparación de ideas a modo de marco conceptual para facilitar la comprensión del lector y nuestro desarrollo del tema. En este sentido, este trabajo monográfico, estará segmentado en tres capítulos: en el primero nos avocaremos a los conceptos tocando temas históricos y religiosos; el segundo decidimos por unanimidad concedérselo al campo de la ética y la filosofía debido a la relevancia que estos conocimientos aportan a su estudio y que nos servirá de guía para la posterior racionalización de nuestras ideas a cerca de lo que para nosotros representa el término libertad en su sentido más amplio, y que estarán plasmados en el tercer y último capítulo.
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Lo invitamos a un paseo por el mundo de las ideas, el que esperamos sea de su completo agrado. La libertad Sobre la libertad se ha dicho y se seguirá diciendo mucho. Se argumenta, por ejemplo, en algunas concepciones, que siendo el hombre libre no lo es del todo pues tiene toda actividad regulada por pautas de conducta que le dicen lo que debe y lo que no debe hacer. A estas se suma la contradicción que sostiene que aún teniendo la conducta regulada por normas existe la disyuntiva de lo que el individuo decide o no decide hacer, otorgándole otra acepción a la palabra libertad, libre albedrío. Guillermo Cabanellas al respecto nos dice: se trata de la "facultad humana de dirigir el pensamiento o la conducta según los dictados de la propia razón y de la voluntad del individuo, sin determinismo superior ni sujeción a influencia del prójimo o del mundo exterior", a lo que podemos agregar que, siendo así, el ser humano es libre independientemente de la existencia de las normas que rigen su conducta y de las sanciones que, como resultado de la priorización optada, se deriven. Pero este hecho tiene un antecedente nacido de una relación de dependencia, si nos remontamos a los tiempos primeros de la existencia del hombre, como nos dice Juan Monroy: –la única posibilidad que tuvo el animal humano para subsistir dependió de la formación de grupos (clanes, tribus, gangs). Lo que explica un rasgo del hombre tan antiguo como su existencia: su sociabilidad"–. Si a esto le sumamos lo venido después, desde las viejas Concepciones Estatales, Platónicas como Aristotélicas, Rousseau y su Social Contract, el nacimiento del Constitucionalismo, Montesquieu y la Teoría de la Separación de Poderes y el reconocimiento de los Derecho Fundamentales de las Personas, concluiremos –inobjetablemente– que la libertad forma parte de la evolución del hombre y que ha sido tema de discusión y polémica durante toda nuestra existencia y que además se denota una gran
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dependencia, o necesidad, del hombre a vivir con otros en sociedad para facilitar la respuesta a sus necesidades. Siendo así y dando cuenta que al fin el hombre es libre y que en medio de tanta libertad depende de otros para poder aplacar su necesidad de bienes que le aseguren la subsistencia; la misma relación de dependencia, ¿no constriñe la libertad? A continuación enfocaremos el tema según algunos autores. Volviendo a Guillermo Cabanellas define a la libertad en una forma genérica como: "Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo cual es responsable de sus actos", sin embargo este mismo autor asigna, en el campo jurídico, la siguiente sentencia: "Entendida la libertad como
autonomía
individual,
absoluta
en
el
pensamiento, y mayor o menor según las relaciones surgidas de la convivencia social, ha movido a definiciones de juristas y legisladores. Envuelta en la anonimia, pero aureolada por notable perspicacia jurídica, los romanos decían: "Libertas est potestas faciendi id quod Jure licet" (La libertad es la facultad de hacer lo que el derecho permite)". Justiniano transcribió en el Digesto el concepto y las palabras similares de Florentino: la libertad es la facultad de hacer cada uno lo que le plazca, salvo impedírselo la fuerza o el derecho. Aún encadenada así en algo la libertad, su valor es tan grande que Gayo la consideraba como el mayor de los bienes: "Libertas omnibus rebus favorabilior est" (La libertad es la más preciada de las cosas). Y tan elevado es su precio que, ratificando a su colega Ulpiano, exclamaba: "Libertas pecunia lui non potest" (la libertad no se puede pagar con dinero). Los piratas sarracenos, con los cristianos medioevales y los guerrilleros morunos con los prisioneros de guerra del siglo XX, demostrarían que aquel insigne jurista no siempre estaba en lo cierto.
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Paulo, a su vez, expresaba: "Libertas ad tempus dari non potest" (La libertad no se puede conceder temporalmente). Por que esa amenaza de retornar a la esclavitud amarga, como simple condena a la libertad, la transitoria liberación. No obstante, en la realidad procesal y como atenuación penitenciaria, se conoce esa libertad revocable o en cuotas que representan instituciones como la libertad provisional de los procesados y la libertad condicional de los condenados de ejemplar comportamiento ulterior. Las Partidas, inspiradas en el Digesto, caracterizaban la libertad cual "poderío que ha todo hombre naturalmente de hacer lo que quisiese, sólo que fuerza o derecho de ley o de fuero se lo embargue". En Francia, en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, la libertad se consagra como Derecho Fundamental en el artículo 2° y se define en el 4° en estos términos: "La facultad de hacer todo aquello que no perjudique a otro". Como conducta personal, la libertad se entiende en el sentido más amplio y a la vez ingenuo. En el Anarquismo Puro, como aquella potestad de hacer lo que se quiere, imposible por carecer de omnipotencia y por el respeto que infunden los demás en su individualidad y en su conjunto. Con sentido más moral, la libertad se circunscribe a hacer cuanto no daña a otro, con la imprecisión consiguiente al daño y a la autoridad para apreciarlo. En aspecto más jurídico, la libertad consiste en el derecho de hacer cuanto las leyes permiten y todo lo que no prohíben. Desaparecida la esclavitud, al menos en sus formas más groseras, la libertad personal está garantizada en el orden civil, y es irrenunciable e inalienable. No sucedía así en el Derecho Romano, donde dada la extensión de las facultades individuales, el mayor de 20 años podía vender su propia libertad y transformarse en esclavo, condición digna del capaz de tal suicido moral.
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El propio Escriche, partícipe del entusiasmo que la libertad suscitaba en todos sus aspectos y más en la España del siglo XIX, luego de su calvario constitucional y de la primera de las guerras civiles ganada bajo su signo, declara que la libertad –en su sentido natural y verdadero– es la facultad que tiene el hombre de obrar o de no obrar en todo, como crea convenirle. Por eso toda la ley le es contraria, por que toda la ley le ataca y disminuye. Pero no llega a una conclusión anarquista, como buen jurista. Por eso agrega que la ley que nos quita una parte de nuestra libertad nos asegura la porción que nos queda, confiriéndonos los derechos de seguridad personal, de protección para el honor y de prosperidad; de modo que el sacrificio que hacemos para adquirir tan preciosos bienes es mucho más pequeño que la adquisición. La libertad, pues, de los ciudadanos, será mayor o menor según la mayor o menor gravedad de los obstáculos que la ley oponga a sus acciones o actos; y tales pueden ser las leyes de un estado que absorban casi enteramente la libertad de los individuos que lo componen. La libertad, por la que se luchaba empeñosamente en Europa en el curso del siglo XIX, se ha convertido en el siglo XX en divisa de carácter internacional. Con el lema de la "Libertad de los Pueblos" hicieron los luego vencedores de la Primera Guerra Mundial; pero a ello siguió una ola de dictaduras en Europa, como nunca se había conocido desde el destruido Absolutismo Real. Por la aspiración de la "Libertad del Iindividuo", oprimido en los sistemas totalitarios, se anunció que se batallaría en la Segunda contienda universal; y también los triunfadores –a tanta distancia ya de su victoria– tienen mucho que cumplir. El ansia de libertad, inextinguible en los individuos y en los pueblos por larga que la opresión se muestre e insaciable por mayor tolerancia que se logre o consienta, se manifiesta en la vida de los países coloniales como sentimiento de emancipación e independencia. Libertad en lo religioso, moral y ético Hay tantas respuestas de libertad como hombres en el mundo. Para unos, libertad significa la
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ausencia de ataduras humanas; otros encuentran la libertad en la democracia; para muchos, la libertad es poder decir y hacer lo que mejor les parece; para otros es no estar esclavizado. Según
el
Diccionario
Enciclopédico Ilustrado de la Lengua Española: "la libertad es la facultad que tiene el ser humano de obrar o no obrar según su inteligencia y antojo; es el estado o condición del que no está prisionero o sujeto a otro; es la falta de coacción y subordinación; es la facultad que se disfruta en las naciones bien gobernadas, de hacer y decir cuanto no se oponga a las leyes ni a las buenas costumbres". En fin, de libertad encontraremos infinidades de acepciones y conceptos; pero para enfocarnos en los aspectos más resaltantes de éste significado tendríamos que penetrar en los puntos de vista histórico, religioso y ético. Desde el punto de vista histórico, al igual que toda especie viviente procede por evolución de toda una cadena de especies sin que se produzcan nunca saltos espectaculares, así también toda conducta humana procede por evolución de toda una cadena continua de conductas anteriores, sin saltos espectaculares (y si los hay es preciso buscar los eslabones perdidos en vez de diseñar modernas mitologías). De lo cual es preciso inferir que lo que hoy denominamos LIBERTAD procede por evolución de la ESCLAVITUD, es decir que la realidad que hoy llamamos libertad es una forma evolucionada de una realidad antigua, ya extinguida, que denominamos esclavitud. Para muchos, libertad es el contrario de esclavitud (y no a la inversa). De manera que si no hubiese existido la esclavitud, ni siquiera se hubiera percibido ni definido la libertad, de la misma manera que si no hubiese oscuridad, nunca hubiéramos percibido y definido la luz, tan esquiva por lo demás a ser definida.
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Esclava es la persona que no es dueña de sí misma, sino que es propiedad de otra persona, física o jurídicamente. Por consiguiente, libre sería la persona sobre la cual nadie ejerce derecho de dominio, es decir de amo. Y la primera duda que nos asalta es si no existe la barrera natural, el límite (finis) de la libertad: ¿qué es la esclavitud? ¿Cómo podemos definir esa realidad? Al no tener límites se nos convierte en indefinible, es decir en in-finita, con lo cual a cualquier cosa se le llama libertad. Ahora bien, encontramos también
que
perspectiva
desde
la
religiosa,
la
libertad es simplemente la verdad de Jesús. Para los religiosos, él es el modelo y el
ejemplo
de
lo
que
realmente significa ser libre. Sobre todo, Jesús estaba libre del pecado Su vida entera era una expresión perfecta de la justicia de Dios en todos los sentidos. Este hecho es tan conocido que no es necesario entrar en más detalles. También estaba libre de Satanás y de los poderes de las tinieblas. Podía decir de Satanás, "Nada tiene en mí" (Juan 14:30). Estaba libre del temor. Podía denunciar el pecado en los líderes religiosos. No temía a las multitudes que le querían matar. Podía fijar su rostro hacia Jerusalén e ir al encuentro de su muerte. Estaba libre de toda enfermedad. No hay testimonio escrito que indique que su salud fuera menos que perfecta en ningún momento. Estaba libre de la tradición religiosa. No tenía ningún respeto para nada por la religión que no procediera de Dios. Estaba libre de todas estas cosas y muchas más. Pero no sólo estaba libre de sino libre para. Estaba libre para hacer la voluntad de su Padre en todo y todos los días. Estaba libre para ser la perfecta expresión de su padre celestial en todo lo que decía y hacía. Estaba libre para dar su vida por nosotros. La libertad que disfrutaba Jesús es la libertad que ofrece a todos aquellos quienes creen en él. En Romanos 8: 19-22 Pablo escribió: "Porque el anhelo ardiente de la creación es el de aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación 73
fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora" ¿Cómo se ha de entrar en esta libertad que predican las religiones cristianas? Encontramos la respuesta en el versículo que ya hemos citado "Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres". En la religión, la verdad que entra en los corazones de todos los seres humanos, es la que traerá la verdadera libertad a todos. No es la doctrina del hombre que entra en nuestras mentes lo que nos hará libres; si no la verdad que proviene de Dios. "Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Jn 8.31-32). De acuerdo con las palabras del Maestro, la libertad del hombre se encuentra en la verdad de su evangelio. La mentira es el antónimo de la verdad. A través de los tiempos, la debilidad del hombre lo ha llevado a mentir Los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda (Apoc. 21.8). La libertad es sinónimo de verdad en toda su esencia. La verdad a medias, no libera al hombre de sus pecados. Muchos se convierten en esclavos de los vicios. El licor, el tabaco, las drogas, etc., una vez se posesionan del ser humano se le hace muy difícil liberarse de ellos. En Romanos 7:1525 el Apóstol Pablo, todo un apóstol, confiesa lo difícil que se le hace vencer la carne. El verso 19 dice: "Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago, y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mi." Lo que es imposible para los hombres es posible para Cristo. "De
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cierto, de cierto os digo que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado" (Jn. 8.34). "Así que si el Hijo os libertare seréis verdaderamente libres." (Jn. 8.36). La libertad es Cristo, porque el vino a romper las cadenas con que nos tenía atados Satanás. Cristo vino a dar la libertad a los presos que estaban encadenados a sus delitos y pecados. La libertad en Cristo no compara con ninguna otra cosa a que pueda aspirar el ser humano. Todo lo que tenemos que hacer es escuchar su voz, aceptar su invitación, y obedecer su palabra. Conocer la verdad no es suficiente para alcanzar la libertad. Sin la obediencia al Evangelio, nadie tiene libertad completa En conclusión la libertad necesita de la verdad. La libertad requiere del entendimiento (facultad que busca la verdad) y de la voluntad (facultad que busca el bien). Usando ambas el hombre puede determinar dónde está el bien verdadero y escogerlo. La libertad puede aumentar en el sentido de adquirir mayor facilidad de conocer y escoger el bien. Mejorará a base de realizar buenas elecciones, pues se crea el hábito de optar por el bien. La libertad disminuye con los pecados, pues los vicios dificultan elegir bien. "El que peca es esclavo del pecado". Por ejemplo, la persona que se deja vencer por la pereza cada vez se vuelve más perezosa y le cuesta escoger bien en asuntos que supongan esfuerzo. Los que ayudan a ser libres son los que difunden la verdad –"la verdad os hará libres"–, y ayudan a escoger el bien. Por ejemplo, quien invita a un amigo a drogarse le dificulta la libertad atándole a ese defecto; en cambio, quien anima a trabajar, rezar o comportarse bien facilita el buen ejercicio de la libertad. Quien hace el mal adquiere un vicio y si ejerce un acto bueno adquiere una virtud. ¿Por qué? Según los grandes socráticos, es imposible que un hombre ejerza un acto libre sin que en su misma índole de hombre adquiera una profunda reconfiguración
intrínseca.
La
vida
humana está entretejida de multitud de actos, pero no es indiferente actuar bien
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o mal, porque cada acto tiene consecuencias externas, pero también –y sobre todo– consecuencias internas. Los vicios nos encadenan, las virtudes contribuyen a hacernos más libres. La libertad es un valor que a menudo está oscurecido. A veces se escucha ¡déjame hacer mi vida! Aquí está la oportunidad para hacerlo. ¿Por qué? Primero, porque en el paso al acto el ser humano no puede ser sustituido. El hombre está en sus propias manos, dice la Antropología Clásica; nadie puede sustituir su iniciativa. Este hallazgo clásico lleva a formular la libertad como Causa Sibi, ser causa en orden a actos, ser causa para sí en orden a actos: desarrollarse, actualizar sus facultades corre a cargo de cada cual. Los actos virtuosos los ejercitamos desde la libertad y sólo así podemos progresar en esa libertad. Por eso, la gran tradición clásica hasta Tomás de Aquino, sostiene que el invalorable don de la libertad radica en controlar la propia conducta, es ser Causa Sibi. La libertad ante todo es el autodominio. Es dueño de sí el que tiene virtudes y no es dueño de sí el que no las tiene porque tiene vicios. Por eso, la alternativa ética es ontológica, afecta al ser mismo del hombre: uno se hace bueno o se hace malo. ¿Cómo se hace bueno o se hace malo? A través de sus actos, por esto es por lo que son importantes puesto que el origen de la moralidad está en los actos y éstos se determinan por sus objetos. Libertad no es hacer lo que nos da la gana - eso es el libertinaje, corrupción de la libertad - sino hacer lo que hay que hacer, es decir, realizar las cosas según el querer de Dios no forzosa o necesariamente sino libremente, porque nos da la gana de hacerlo. La mayor libertad se da en el cielo donde
la
alcanzan
inteligencia su
mayor
y
voluntad perfección,
descubren con toda facilidad donde está el bien verdadero y eligen siempre con acierto. Libertad de Expresión
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Libertad de Expresión es la libertad de expresar pensamientos, ideas o creencias a través de la palabra (escrita u oral), la expresión artística, científica, etc. Por supuesto que esta libertad tiene sus límites lógicos. Uno de esos límites es el derecho al honor. Otro es el respeto a los sentimientos religiosos de la persona. Por otro lado, no habría que olvidar tampoco, que el Derecho a la Libertad de Expresión es también un derecho importante en una sociedad democrática. Considerado lo anterior, surge ahora una reflexión interesante: si el Derecho es capaz de establecer unas pautas éticas tan elevadas cuando regula la libertad de expresión y el derecho al honor, ¿debería ser inferior la norma para los que se rigen además por principios cristianos? Si se acepta que el espíritu de las enseñanzas de Jesucristo es mucho más excelso que las simples leyes humanas, ¿habría alguna justificación para que alguien usara el "lenguaje del odio" o la "vejación gratuita"? No parece que debiera ser así, sobre todo si se tiene en cuenta el espíritu de las admoniciones apostólicas. El tema es extremadamente sutil, pues el campo de la religión puede ser muy sinuoso y se escapa muchas veces al Derecho Positivo. La falta de ética por parte de los que permiten y enseñan esa política de "aborrecimiento" sólo recuerda al mismísimo Espíritu de la Inquisición que despreciaba absolutamente todos los derechos y libertades de la persona humana. De modo que, ¿quién tiene derecho de usar su libertad de expresión para "odiar", "vejar" o "mancillar" a otros? Puede tratarse de los ataques desmesurados o llenos de odio de personas particulares contra alguna confesión religiosa, o al revés, que sea una confesión religiosa la que a través de la propaganda de sus líderes mancille o veje el honor y buen nombre de personas. Pero según lo considerado hasta ahora, habría que llegar a la conclusión de que ninguna ley, jurídica o moral, podría justificar semejante conducta.
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Sin de los derechos humanos o la falsedad. Pero parece también necesario tener en cuenta que, tanto desde la perspectiva del Derecho como desde los altos valores cristianos, no todos los modos tienen por qué ser lícitos, sobre todo si lo que se desea como meta final es rectificar las cosas para lo que es verdadero, educar en la justicia o contribuir para la edificación de los demás. ¿Existen clases de libertad? De acuerdo a Ortega y Gasset, el hombre se encuentra inmergido en el mundo y actúa en diferentes planos: en el plano material o mundo de la naturaleza, y en el espiritual o mundo de la cultura. El mundo de la naturaleza es el mundo de la necesidad, pues está regido por la ley de casualidad, mediante la cual –de un modo ineluctable– a todo efecto corresponde una causa. En cambio, el mundo de la cultura es el mundo de la libertad, porque dicho mundo es creado por acciones humanas que son realizadas por el hombre no casualmente, sino obedeciendo aun principio teológico finalista. Una piedra debe caer necesariamente, de acuerdo con las leyes de la gravedad; un hombre puede o no realizar un acto, aceptando las consecuencias de su acción u omisión. Siendo así, la libertad tiene un concepto amplísimo ya que puede referirse a las cosas del mundo de la naturaleza o bien a la del mundo de la cultura. Según Soler "si algún concepto hay cuyos atributos sean infinitos, inagotables, ese concepto es el de libertad". La libertad absoluta no existe pues aún los cuerpos en el espacio se hallan sometido a las leyes de la gravedad universal de Newton o a las del campo unificado de Einstein. En el mundo de la cultura tampoco existe la libertad absoluta, por cuanto ella debe detenerse ante la esfera de la libertad de los otros hombres con quienes convivimos.
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De allí que la libertad sea una entidad relativa y podríamos conceptuarla como la no sujeción a algo. Pero esta concepción, vaga y generalizada, debe delimitarse; así decimos: libertad física, o sea no sujeción a algo material; libertad biológica, o sea vida independiente de otros organismos; libertad política, o sea gobierno propio que es independencia con respecto a lo externo y posibilidad de elegir gobernantes o de ser elegido en lo interno; libertades públicas; libertades civiles; libertades económicas; etc. En el mundo de la cultura, la libertad puede ser individual o colectiva. La libertad colectiva consiste en la independencia con respecto a otros Estados. La libertad individual puede ser pública o privada, o sea libertad política y libertad civil, dentro de la vieja denominación de Aristóteles. Así tendremos que una aproximación al concepto de libertad nos la hace mostrar como un derecho, como un derecho imprescindible e inalienable de la persona humana, insito a ella y por ende perteneciente indisolublemente a su naturaleza. Esto nos conduce a la concepción de la libertad como un derecho natural, un derecho natural fundamental y primordial. De acuerdo a la Enciclopedia Jurídica Omeba, tendremos que Libertad en el sentido de la Filosofía del Espíritu, "es el estado existencial del hombre en el cual éste es dueño de sus actos
y
puede
autodeterminarse
conscientemente sin sujeción a ninguna fuerza o coacción psicofísica interior o exterior. Opónese así este concepto al de determinismo causal que, en la medida en que implica forzosidad, es y constituye una limitación a la posibilidad de obrar." Lo que nos indica esta definición es que se debe entender por acto libre aquel que se ejecuta con dominio y propiedad en la decisión; esto es, con pleno conocimiento y facultad para realizar otro distinto o, cuando menos, para omitirlo. 79
La existencia de la libertad es un hecho de experiencia inmediata y universal en la vida humana; un hecho que es, a la vez, el de la coexistencia social del hombre. Y si la coexistencia social implica la vigencia de uno o más sistemas normativos, resulta que el hombre es libre en tanto posee una inteligencia capaz de comprender el sentido normativo de sus actos y una voluntad capaz de decidir la realización e éstos. La libertad humana opera así, tanto en la esfera de la razón como en la de la voluntad. De ahí que todo ejercicio de aquélla signifique una volición no ciega ni absoluta ni instintiva, sino racional. Y de ahí también que el grado de libertad interior depende proporcionalmente del conocimiento del sentido de una acción. Sobre todo lo anteriormente dicho, podríamos decir que la libertad es un derecho que otorga el Estado al individuo y no es una norma jurídica sino que es el poder del individuo de realizarse a sí mismo, de resistir a la opresión del Estado y las Leyes, a la esclavitud de las cosas, a fin de desarrollar su íntima personalidad y erigirse en el creador de su propio destino. La libertad y la ética Desde un punto de vista ético la libertad humana se puede definir como la "autodeterminación axiológica." Esto significa que una persona libre se convierte, por ese mismo hecho, en el verdadero autor de su conducta, pues él mismo la determina en función de los valores que previamente ha asimilado. Cuando no se da la libertad –o se da en forma disminuida– entonces el sujeto actúa impedido por otros factores, circunstancias y personas, de modo que ya no puede decirse que es el verdadero autor de su propia conducta. De acuerdo con esto se dice que la condición previa de la libertad en un individuo es la captación y asimilación de los valores. En la medida en que un individuo amplía su horizonte axiológico podrá ampliar paralelamente el campo de su
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propia libertad. Y en la medida en que una persona permanezca ciega a ciertos valores, se puede decir que posee una limitación en su libertad. La libertad humana tiene que ir paralela con el sentido axiológico y el sentido de responsabilidad, de no ser así se convierte en libertinaje. Uno de los aspectos más importantes en la vida de una persona es su proceso de liberación. La libertad puede aumentar o disminuir a lo largo de la vida. Los primeros factores que limitan la libertad del hombre son los condicionamientos, el Súper Yo, las manipulaciones ajenas, las emociones sofocantes y las ataduras de una filosofía pesimista. El tipo de libertad del que estamos hablando es la libertad interior, ésta se rige por valores captados, también es llamada libertad axiológica una vez que se asimilan los valores. El hombre elige realizar algún valor o rechazarlo. La Libertad no existe cuando una persona es ciega para los valores. Actuar libremente significa inclinarse, adoptar y realizar un valor, o rechazarlo. Cuando no existe uno o varios valores en la mente del individuo, su conducta va a estar orientada, no por valores, sino por instintos, reflejos, condicionamientos, hábitos, inclinaciones surgidas del inconsciente, presiones externas, etc. La percepción de los valores es indispensable para que exista un acto libre. Existen dos modos de percibir lo valores: a) En forma conceptual: Es la que se logra por medio de explicaciones teóricas o descripciones más o menos distantes del objeto valioso. b) En forma intuitiva: Es la que se logra por medio de una vivencia en la cual se capta, se aprecia y se adopta ese valor como tal dentro del mundo personal del sujeto cognoscente. Para que la libertad axiológica se pueda dar debe existir la posibilidad de un conocimiento holístico o intuitivo de uno o varios valores. Sin este tipo de conocimiento, muy diferente al conocimiento conceptual, no es posible que se dé la libertad que nos lleva al valor moral. En otras palabras: para elegir un valor primero hay que conocerlo y apreciarlo en cuanto a tal. 81
Para un manejo sencillo de las clasificaciones de la libertad, esta se ha divido en dos muy sencillas: a) Libertad – de: Significa libertad de obstáculos, de vínculos o de restricciones, sean estos de orden físico o de orden moral. b) Libertad – para: Significa libertad para alcanzar un objetivo o para realizar un valor o para llegar a una meta, es de tipo interna y reside en la voluntad. La postura que niega la libertad humana es el "determinismo", postura propuesta por Skinner que ha cobrado auge. Este psicólogo conductista rechaza la libertad en función de un fenómeno también real: los condicionamientos en que vive inmersa la mayoría de la gente. La tesis central del determinismo dice que el hombre ya está fijado o "determinado" en cierta dirección por diferentes causas que desconoce en el momento mismo y que, por tanto, su decisión "libre" sólo sigue siendo de nombre. Los principales expositores de esta corriente fueron: Leibniz, Spinoza, Freud y Skinner, cada uno con su tesis sobre el comportamiento del hombre. Julián Marías, citando a Leibniz, nos dice, por ejemplo, cuando se refiere a la libertad: "Todas las mónadas son espontáneas, por que nada externo puede coaccionarlas ni obligarlas a nada; pero no basta esto para que sean libres. La libertad supone, además de la espontaneidad, la deliberación y la decisión. El hombre es libre por que escoge entre lo posible después de deliberar. Pero tenemos,
como
dificultad,
la
presencia
divina; Dios, desde un comienzo, ve el ser de las mónadas, y estas encierran en sí todo lo que les ha de acontecer y han de hacer. ¿Cómo es posible la libertad?" Leibniz echa mano de algunas agudas distinciones de la teología católica, especialmente del español Molina, para interpretar la ciencia de Dios. Dios tiene tres 82
tipos de ciencia: 1. Ciencia de Pura Intelección; 2. Ciencia de Visión, 3. Ciencia Media. Por la primera, Dios conoce todas las cosas posibles; por la Ciencia de Visión conoce las cosas reales o futuras; por la Ciencia Media Dios conoce los futuribles, es decir, los futuros condicionados, las cosas que serán si se pone una condición, pero sin que esta condición esté puesta. Dios conoce lo que haría la voluntad libre, sin que esté determinado que esto haya de ser así, ni se trate, por tanto, de futuros, como Cristo sabe que si en Tiro y Sidón se hubieran hecho milagros, las gentes hubieran hecho penitencia. Las cosas contingentes no son necesarias; su necesidad sólo viene dada a posteriori, después de un decreto de la voluntad divina, posterior a la ciencia de libre intelección y a la ciencia media. Dios crea a los hombres y los crea libres. Esto quiere decir que se determina libremente a obrar, aunque han sido determinados por Dios a existir. Dios quiere que los hombres sean libres, y permite que puedan pecar, por que es mejor esa libertad que la falta de ella. El pecado aparece, pues, como un mal posible que condiciona un bien superior: a saber, la libertad humana. Existen otros tipos de Determinismo además de los expuestos por los pensadores mencionados anteriormente; éstos son el Determinismo Biológico y el Sociológico que sostienen la existencia de otras fuerzas rectoras de la conducta humana como pueden ser la programación genética y la coerción social. Sin embargo, frente al Determinismo Absoluto que es al que hicimos referencia en los párrafos anteriores, se levanta una postura contraria denominada Libertarismo. ¿En qué creen los libertarios? En pocas palabras, creen que la libertad individual es el valor fundamental que debe subyacer a todas las relaciones sociales, intercambios económicos y al sistema político.
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Los libertarios esencialmente predican la libertad en todos los campos, incluyendo el derecho a lo que uno quiera con su propio cuerpo mientras esto no infrinja la propiedad e igual libertad de otros. En este sentido, creen que la gente que quiere tomar drogas, ver pornografía, prostituirse o pagar por una prostituta, o comprometerse en cualquier clase
de
actividad
sexual
consensual,
debería poder hacerlo sin ser importunada por la ley y asediada por la policía. Prescribe entonces, que ser libre significa elegir y actuar de la forma que se quiera, es decir, poder comportarse de manera distinta de cómo se ha hecho si así se hubiese querido o elegido. Ello significa que se tiene una libertad de decisión y de acción que escapa a toda determinación causal. Analicemos ahora la postura media, una posición que deja al margen los extremos y que más allá de postulados incompatibles entre libertad y causa, concilia a ambas, es decir, se reconoce que la conducta del hombre se encuentra determinada, pero que dicha determinación, más que impedir la libertad, es la condición necesaria para ella. Esta última postura distingue entre Determinismo Universal, el cual reconoce y acepta; y Determinismo Absoluto, el cual objeta, dado que niega la libertad humana la cual presupone la existencia de varias formas posibles de comportamiento y la posibilidad de decidir libremente entre cualesquiera de ellas. La libertad humana no es absoluta. Existen varios obstáculos que disminuyen y, a veces, nulifican la libertad de la conducta humana. El Estudio de ellos proporciona mayor claridad para la comprensión de los actos humanos en la vida real. En la medida en que falta libertad, el acto humano pierde su calidad de humano y llega a convertirse en un simple acto del hombre. A pesar de esto, la libertad puede conquistarse e incrementarse a partir del nivel de desarrollo y madurez propio de cada uno. Afortunadamente existen procedimientos psicológicos que fomentan este gradual crecimiento de la libertad personal.
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Factores que Ayudan a la Búsqueda de la Libertad La Ignorancia consiste en la ausencia de conocimientos, es un obstáculo ya que para elegir algo es preciso conocerlo. El mejor consejo para obtener la libertad es abrir horizontes, ilustrar acerca de nuevas posibilidades. Muchos fracasos en las carreras profesionales se deben a una elección incorrecta de ella por ignorar otras especialidades que estarían más de acorde con las cualidades del sujeto. El Miedo consiste en la perturbación emocional producida por la amenaza de un peligro inminente y es un obstáculo ya que en casos extremos (pavor), puede producir una ofuscación completa de las facultades superiores y todo lo que se ejecuta en esos momentos pierde el carácter de acto humano pues el sujeto no puede responder de ello. La Cólera y Otras Pasiones son factores importantes para encontrar la
libertad.
La
cólera,
también
llamada ira, enojo o coraje, al igual que otras emociones y pasiones producen una fuerte limitación en nuestra
capacidad
de
elegir
libremente. Las emociones como el odio, la tristeza, la alegría, los celos, la envidia y el enamoramiento son respuestas orgánicas (de adecuación o de inadecuación, de aceptación o de rechazo) por parte del sujeto cuando percibe un objeto afín o discordante. La emoción llevada a los extremos recibe el nombre de pasión. La Violencia es una fuerza externa, física o psíquica, ante la cual es difícil o imposible resistirse. Ésta puede debilitar la libertad del sujeto hasta el grado de suprimir toda responsabilidad en lo que se refiere a la conducta realizada en esos momentos. Los Desajustes Psíquicos entre los cuales sobresale la neurosis, debilitan la libertad debido a que la persona se siente atada a ciertos patrones de conducta, a
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mecanismos de defensa, a lo que le dicta el auto concepto o el Súper Yo, a las emociones exageradas, como la ansiedad y la angustia. La libertad y persona Es difícil aceptar la libertad pues tenemos muchos y grandes condicionamientos, obstáculos, impedimentos. Además, como la libertad no es objetivable, no la podemos demostrar. El hombre no sólo es sino que también se hace; es fruto de sí mismo, de su libertad, de sus opciones libres. Es hombre en búsqueda de verdad. Pero además, jerarquiza y realiza los valores según su proyecto personal de vida. Es por ello que la sociedad y la comunidad deben dar al niño que nace, las condiciones para que encuentre lo necesario para realizarse como persona en vistas a una integral realización. Para la Antropología, el hombre además de individuo es persona, es sujeto, es uno, es único. El hombre se manifiesta, se revela como persona en su relación con los otros. Es un Yo en relación con un Tú. Existe en el mundo con los demás para realizarse personal y comunitariamente. Su perfeccionamiento como persona se realiza en relación con el otro. El hombre es un ser responsable de otro. Esto supone responder a la llamada del otro, de otra persona que exige tu atención, respeto y poder vivir en plenitud. Todo esto implica responsabilidad. La Libertad y sus Límites Como es lógico, el reconocimiento de una libertad ilimitada haría imposible la convivencia humana, por lo que son necesarias e inevitables las restricciones a la libertad individual. La libertad se define como el derecho de la persona a actuar sin restricciones siempre que sus actos no interfieran con los derechos equivalentes de otras personas.
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La naturaleza y extensión de las restricciones a la libertad, así como los medios para procurarlas, han creado importantes problemas a los filósofos y juristas de todos los tiempos. Casi todas las soluciones han pasado por el reconocimiento tradicional de la necesidad de que exista un gobierno, en cuanto grupo de personas investidas de autoridad para imponer las restricciones que se consideren necesarias. Más reciente es la tendencia que ha subrayado la conveniencia de definir legalmente la naturaleza de las limitaciones y su extensión. El anarquismo representa la excepción a todo esto, al considerar que los gobiernos son perversos por su propia naturaleza, y sostener que es preferible su sustitución por una sociedad ideal donde cada individuo observe los elementales principios éticos. El equilibrio perfecto entre el derecho del individuo a actuar sin interferencias ajenas y la necesidad de la comunidad a restringir la libertad ha sido buscado en todas las épocas, sin que se haya logrado alcanzar una solución ideal al problema. Las restricciones son en no pocas ocasiones opresivas. La historia demuestra que las sociedades han conocido situaciones de anarquía junto a periodos de despotismo en los que la libertad era algo inexistente o reservado a grupos privilegiados. Desde estas situaciones hasta su evolución hacia los estados de libertad individual cristalizados en los gobiernos democráticos, conocidos en algunos círculos como ‘la menos mala de las soluciones’ respecto a ese deseo natural del hombre por ser libre La libertad y educación Es importante mencionar también a la educación. La educación es un factor también muy importante para conocer la libertad. Y es que solo a través del aprendizaje propio del individuo es como este llegara a su independencia ideológica, económica;
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bajo ciertas circunstancias; y podrá evitar a los "enemigos de la libertad", que no son otra cosa que aquellos factores que no hacen posible la libertad. Una educación libre es aquella en la cual se permite la libre expresión de ideas, aunque sean incorrectas para el contexto sobre el que esta trabajando. En vez de regañar se orienta a los educandos para que ellos mismos decidan su libertad. En el proceso de educar toman parte los profesores, los alumnos, la familia, la institución educativa, la sociedad, etc. Cada una de estas esferas debe posibilitar un clima de respeto y tolerancia, de autonomía e independencia para la educación en libertad. El educador debe tener respeto a su ideología, a su persona, a su concepción política, a sus iniciativas y al ejercicio profesional. El educando debe cumplir dos condiciones: respeto al docente y autonomía propia. Debe ser tolerante con las opiniones del profesor, siempre que éste no quebrante conscientemente los derechos del alumno. La institución escolar debe estar libre de opresiones y manipulaciones, tanto de la política educativa de la nación, como de presiones sociales, de intolerancia del equipo docente, de intransigencias del alumnado o de los padres de familia. La sociedad en la que está inserta la institución escolar favorece o dificulta también la educación en libertad, ya que no es lo mismo un centro educativo en sociedades totalitarias que en sociedades democráticas. La sociedad proyecta en la escuela su cosmovisión y según sea más o menos respetuosa con la dignidad de la persona humana, resultará fácil o incómodo educar en libertad. La educación es correcta, si es una educación de la libertad de o de la libertad para. Con la expresión "libertad de" se habla de la liberación de prejuicios, estereotipos, esquemas mentales de los adultos, que es preciso operar, como terapia, en la mente del educando y del educador. Un docente no liberado es incapaz de educar en libertad a sus alumnos. Sólo el profesor "libre de" puede producir un tipo de educación semejante a la que él ha recibido o se ha auto impuesto. 88
Al estar "libres de" el educando y el educador están preparados para auto realizarse como libres para juzgar a los demás entregarse sin prejuicios, dominar la naturaleza, ejercer el mando y otras funciones necesarias en la vida personal y social de los individuos. El compromiso del maestro es doble: asistir y ayudar al alumno a que corra su riesgo y arriesgarse él mismo ante sí y ante el alumno. Este compromiso ha de ser liberador y no manipulador; el docente ha de buscar la independencia de juicio y acción, porque cuanto menos necesite el alumno su apoyo, a medida que progresa cronológica y escolarmente, tanto mayor ha sido el provecho obtenido en el proceso educativo. La libertad y ley El Derecho de ser Libre. Existe
un
marco
legal
donde
se
encuentra la libertad. Es decir, la libertad esta
encerrada
dentro
de
la
ley,
aparentemente. Esta marco comienza con la declaración universal de los derechos humanos. La ley toma a la libertad como un derecho que esta otorga. . Lo correcto sería decir que la libertad permite que existan los derechos de la ley. La libertad es una facultad
natural
Contamos
con
de ella
la
humanidad.
desde
nuestro
nacimiento. El problema es que debido a nuestra dependencia, también natural, hacia nuestros padres nos es imposible practicar esta facultad. Con el tiempo se nos trata de enseñar lo que es libertad, cuando nosotros ya la poseemos. Esta escrita en nuestro cuerpo. Es la educación que se nos da; la que nos dice que es nuestra libertad o,
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mas correctamente, como vivirla. Necesitamos entonces una educación liberal para poder conocerla a fondo. Libertad positiva y negativa Coaccionar a un hombre es privarle de la libertad: libertad, ¿de qué? Casi todos los moralistas que ha habido en la historia de la humanidad han enlazado la libertad. Igual que la felicidad y la bondad, y que la naturaleza y la realidad, el significado de este
término
se
presta
a
tantas
posibilidades que parece que haya pocas interpretaciones que no le convengan. No pretendo
comentar
la
historia
ni
los
muchísimos sentidos que de esta palabra han sido consignados por los historiadores de las ideas. Propongo examinar nada mas que dos de los sentidos que tiene esta palabra, sentidos que son, sin embargo, fundamentales, que tienen a sus espaldas una gran parte de la historia de la humanidad, y me atrevería a decir, que la van a tener todavía. El primero de estos sentidos que tienen en política las palabras freedom o liberty que empleare con el mismo significado- y que siguiendo muchos precedentes, llamare su sentido negativo, es el que esta implicado en la respuesta que contesta a la pregunta de que cual es el ámbito en que al sujeto –una persona o un grupo de personas- se le deja o se le deja hacer o ser lo que es capaz de hacer o ser, sin que en ello interfieran otras personas. El segundo sentido, que llamare positivo, es el que está implicado en la respuesta que contesta a la pregunta de que que o quien es la causa de control o interferencia que puede determinar que alguien haga o sea una cosa u otra. Estas dos cuestiones son claramente diferentes, incluso aunque las soluciones que son deán ellas puedan mezclarse mutuamente.
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La Idea de Libertad Negativa Normalmente se dice que soy libre en la medida en que ningún hombre ni ningún grupo de hombres interfieren en mi actividad. En este sentido, la libertad política es simplemente el ámbito en el que un hombre puede activar, sin ser obstáculo por otros. Yo no soy libre en la medida en que otros me impiden hacer lo que yo podría hacer si no me lo impidieran, y si a consecuencia de lo que me hagan otros hombres, este ámbito de mi actividad se contrae hasta un cierto limite mínimo, puede decirse que estoy coaccionado a quizás oprimido. Sin embargo él termino coacción no se aplica a toda forma de incapacidad. Si yo digo que no puedo saltar mas de diez metros o que no puedo leer por que soy ciego, o que no puedo entender las paginas más oscuras de Hegel, seria una excentricidad decir que en estos sentidos estoy oprimido o coaccionado. La coacción implica la intervención deliberada de otros seres humanos dentro del ámbito en que podría actuar si no intervinieran. Solo se carece de libertad política si algunos seres humanos le impiden a uno conseguir un fin. La mera incapacidad de conseguir un fin no es falta de libertad política. Esto se ha hecho ver por el uso de expresiones modernas, tales como libertad económica y su compartida opresión económica. Se dice, muy plausiblemente que si un hombre es tan pobre que no puede permitirse algo respecto a lo cual no hay ningún impedimento legal – una barra de pan, un viaje alrededor del mundo, o recurrir a los tribunales de la misma manera que la cojera mas impide correr naturalmente no se diría que esta incapacidad es falta de libertad y mucho menos falta de libertad política. Solo porque creo que mi incapacidad de conseguir una determinada cosa se debe al hecho de que otros seres humanos han actuado de tal manera que a mí, a diferencia de lo que pasa con otros, se me impide tener suficiente dinero para poder pagarla, es por lo que me considero victima de coacción u opresión. En otras palabras, este uso de este termino depende de una especial teoría social y económica acerca de las causas de mi pobreza o debilidad.
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Si mi falta de medios materiales se debe a mi falta de capacidad mental, o física, diré que me han quitado la libertad (y no meramente hablaré de pobreza) solo en el caso de que acepte esta teoría. Si además creo que no me satisfacen mis necesidades como consecuencia de determinadas situaciones que yo considero injustas e ilegitimas, hablará de opresión o represión eco Mónica. Rousseau dijo: La naturaleza de las cosas no nos enoja, lo que nos enoja es la mala voluntad. El criterio de opresión es el papel que yo creo que representan otros hombres en la frustración de mis deseos, lo hagan directa o indirectamente y con intención o sin intención de hacerlo. Ser libre en este sentido quiere decir para mí que de esta ausencia de interposición, más amplia es mi libertad. Esto es lo que querían decir los filósofos políticos
ingleses
clásicos
cuando
usaban esta palabra. No estaban de acuerdo sobre cual podían o debía ser la extensión del ámbito de esa libertad. Suponían que tal como eran las cosas, no podían ser ilimitadas porque si lo fuera, ello llevaría consigo una situación en la que todos los hombres podrían interferirse mutuamente de manera ilimitada, y una clase tal de libertad natural conducirá al caos social en que las mínimas necesidades de los hombres no estarían satisfechas, o si no las libertades de los débiles serian suprimidas por los fuertes. Como veían que los fines y actividades de los hombres no se armonizan mutuamente de manera automática, y como (cualesquiera que fuesen sus doctrinas oficiales) valoraban mucho otros fines como la justicia, la felicidad, la cultura, la seguridad o la igualdad en diferentes grados estaban dispuestos a reducir la libertad en aras de otros valores y, por supuesto en aras de la libertad misma. Pues sin esto era imposible crear el tipo de asociación que ellos creían que era deseable por consiguiente, estos pensadores presumían que el ámbito de las acciones libres de los hombres debe ser limitado por la ley. Mill, en Inglaterra y Constant y Tocqueville en Francia, que debía existir un cierto ámbito mínimo de libertad personal que no podía ser violado bajo ningún concepto, pues si tal ámbito se traspasaba, el individuo mismo se encontraría en una situación demasiado restringida incluso para ese mínimo desarrollo de sus facultades
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naturales, que es lo único que hace posible perseguir e inclusivo concebir los diversos fines que los hombres consideran buenos, justos o sagrados. De aquí se sigue que ha que trazar una frontera entre el ámbito de la vida y el de la autoridad pública. Donde haya que trazarla es una cuestión a discutir y, desde luego a regatear. Los hombre dependen en gran medida los unos de los otros, y ninguna actividad humana es tan completamente privada, como para no obstaculizar nunca en ningún sentido la vida de los demás. La libertad del pez grande es la muerte del pez chico, la libertad de algunos tiene que depender de las restricciones de otros. Y se sabe que otros han añadido: La libertad de un profesor de Oxford es una cosa muy diferente de la libertad de un campesino egipcio. Esta proporción cobra su fuerza en algo que al mismo tiempo verdadero e importante, pero la frase misma sigue siendo una engañifa política. Es verdad que ofrecer derechos políticos y salvaguardias contra la intervención del Estado a hombres que están medio desnudos, mal alimentados, enfermos y que son analfabetos, es reírse de su condición, necesitan ayuda medica y educación antes de que puedan entender que significa un aumento de su libertad o que puedan hacer uso de ella. ¿Qué es la libertad para aquellos que no puedan
usarla?
Sin
las
condiciones
adecuadas para el uso de la libertad. ¿Cuál es el valor de esta? Lo primero es lo primero. Como dijo un escritor radical ruso del siglo XIX, hay situaciones en las que las botas son superiores a las obras de Shakespeare, la libertad individual no es la primera necesidad de todo el mundo. Pues la libertad no es la mera ausencia de frustración de cualquier clase, esto hincharía la significación de esta palabra hasta querer decir demasiado o querer decir muy poco. El campesino egipcio necesita ropa y medicinas antes que libertad personal, pero la mínima libertad que él necesita hoy y la mayor cantidad de la misma que puede que necesite mañana no es ninguna clase de libertad que le sea peculiar a él, sino que es idéntica a la de los profesores, artistas y millonarios.
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Lo que preocupa a la conciencia de los liberales occidentales no es que la libertad que buscan los hombres sea diferente en función de las condiciones sociales y económicas que estos tengan, sino que la minoría que la tiene la haya conseguido explotando a la gran mayoría que no la tiene, por lo menos, despreocupándose de ella. Creen, con razón que si la libertad individual es un fin del ser humano, nadie puede privar a nadie de ella, y mucho menos aun deben disfrutarla algunos a expensas de otros. Igualdad de libertad, no tratar a los demás como yo no quisiera que ellos me trataran a mí, resarcimiento de mi deuda a los únicos que han hecho posible mi libertad, mi prosperidad y mi cultura, justicia en su sentido más simple y más universal; Estos son los fundamentos de la moral liberal. La libertad no es el único fin del hombre. Igual que el critico ruso Belinsky, y yo puedo decir que si otros han de estar privados de ella –si mis hermanos han de seguir en la pobreza, en la miseria y en la esclavitud-, entonces no la quiero para mí, la rechazo con las dos manos, y prefiero infinitamente compartir su destino, pero con una confusión de términos no se gana nada. Yo estoy dispuesto a sacrificar parte de mi libertad, o toada ella, para evitar que brille la desigualdad o que se extienda la miseria. Yo puedo hacer esto de buena gana y libremente pero téngase en cuenta que al hacerlo es libertad lo que estoy cediendo, en aras de la justicia, la igualdad o el amor a mis semejantes. Debo sentirme culpable, y con razón si en determinadas circunstancias no estoy dispuesto a hacer este sacrificio. Pero un sacrificio no es ningún aumento de aquello que se sacrifica (es decir, la libertad), por, muy grande que sea su necesidad moral o su compensación. Cada cosa es lo que es: la libertad es libertad, y no igualdad, honradez, justicia, cultura, felicidad humana, o conciencia tranquila. Si mi libertad, la de mi clase o nación, depende de la miseria de un gran numero de otros seres humanos, el sistema que promueve esto es injusto e inmoral. Pero si yo reduzco o pierdo mi libertad con el fin de aminorar la vergüenza de tal desigualdad, y con ello no aumento materialmente la libertad individual de otros, se produce de manera
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absoluta una perdida de libertad. Puede ser que esta se compense con que se gane justicia, felicidad o paz, pero esa perdida queda y es una confusión de valores decir, que aunque vaya por la borda mi libertad económica. Sin embargo, sigue siendo verdad que a veces hay que reducir la libertad de algunos para asegurar la libertad de otros. ¿A base de qué propósito debe hacerse esto? si la libertad es un valor sagrado e intocable, no puede haber tal principio. Una u otra de estas normas –o principios- conflictivas entre si tienen que ceder, por lo menos en la practica, no en normas o máximas universales. Sin embargo hay que encontrar un compromiso práctico. Los filósofos que tenían una idea optimista de la naturaleza humana o que creían en la posibilidad de armonizar los intereses humanos, filósofos tales como Locke o Adam Smith y, en algunos respectos, Mill, creían que la armonía social y el progreso eran compatibles con la reserva de una ámbito amplio de vida privada, al que no había que permitir que lo violase ni el Estado ni ninguna otra autoridad.Hobbes
y
los
que
comulgaban
con
él,
especialmente los pensadores conservadores y reaccionarios, defendían que si había que evitar que los hombres se destruyesen los unos a los otros e hicieran de la vida social una jungla o una selva, había que instruir mayores salvaguardas para mantenerlos en su sitio y, por tanto, deseaban aumentar el ámbito del poder central y disminuir el del poder del individuo. Pero ambos grupos estaban de acuerdo en que una cierta parte de la vida humana debía quedar independiente de la esfera del control social. Invadir este vedado, por muy pequeño que fuese, seria despotismo. Benjamín Constant, el más elocuente de todos los defensores de la libertad y la intimidad, que no había olvidado la dictadura jacobina, declaraba que por lo menos la libertad de religión, de opinión, de expresión, y de propiedad debía estar garantizadas freneta cualquier ataque arbitrario. Jefferson, Burke, Paine, y Mill recopilaron diferentes catálogos de las libertades individuales, pero el argumento que empleaban para tener a raya a la autoridad era siempre sustancialmente el mismo. Tenemos que preservar un ámbito mínimo de libertad personal, si no hemos de degradar o negar nuestra naturaleza.
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No podemos ser absolutamente libres y debemos ceder algo de nuestra libertad para preservar el resto de ella. Pero cederla toda es destruirnos a nosotros mismos. ¿Cuál debe ser pues ese mínimo? El que un hombre no puede ceder sin ofender a la esencia de su naturaleza humana. ¿Y cual es esta esencia? ¿Cuáles son las normas que ella implica? Esto ha sido, y quizás será siempre, tema de discusiones interminables. Pero sea cual sea el principio con arreglo al cual haya que determinar la extensión de la no interferencia en nuestra actividad, sea este el principio de la ley natural o de los derechos naturales, el principio de utilidad o los pronunciamientos de un imperativo categórico, la santidad del contrato social, o cualquiera otro concepto con el que el hombre ha intentado poner en claro y justificar sus convicciones, libertad en este sentido significa estar libre de: que no interfieran en mi actividad mas allá de un limite, que es cambiante, pero siempre reconocida. La única libertad que merece este nombre es la de realizar mi propio bien a nuestra manera", dijo el que es el mas celebrado de sus campeones. Y si esto es así, ¿puede justificarse jamás la compulsión? Mill no tuvo ninguna duda de que si se podía. Puesto que la justicia exige que todos los individuos tengan derecho a un mínimo de libertad, respecto a cada uno de ellos, a todos los demás había que restringirla y si eran necesario, por la fuerza privarles de ella. El efecto la única función de la ley era prevenir estos conflictos y el Estado se reducía a ejercitar las funciones de un sereno o de un guardia de trafico, como desdeñosamente las describía Lasalle. Según Mill, ¿qué es lo que hacia que fuese tan sagrada la protección de la libertad individual?. En su famoso ensayo nos dice que, a menos que se deje a los hombres vivir como quieran, de manera que si vida sola concierna a ellos mismos, la civilización no podrá avanzar la verdad no podrá salir a la luz por faltar comunicación libre de ideas, y no abr ninguna oportunidad para la espontaneidad la originalidad, el genio, la energía mental y el valor moral. Todo lo que es sustancioso muy diverso será aplastado por el peso de la costumbre y de la constante tendencia que tienen los hombres hacia la conformidad que solo da
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pábulo a capacidades marchitas y a seres humanos limitados y dogmáticos y restringidos y pervertidos. La autoafirmación pagana tiene valor como la auto negación cristiana. Todos los errores que probablemente puede cometer un hombre contra los buenos consejos y advertencias están sobrepasados, con mucho, por el mal que representa permitir a otros que le reduzcan a lo que ellos creen que es lo bueno". La defensa de -la libertad consiste en el fin negativo de prevenir la interferencia de los demás. Amenazar a un hombre con perseguirle, a menos que se someta a una vida en la que él no elige sus fines, y cerrarle todas las, puertas menos una - y no importa lo noble que sea el futuro que ésta va a hacer posible, ni lo bueno que sean los motivos que rigen a los que dirigen esto-, es pecar contra la verdad de que es un hombre y un ser que tiene una vida que ha de vivir por su cuenta. Esta es la libertad tal como ha sido concebida por los liberales del, mundo moderno, desde la época de Erasmo (algunos dirían desde la época de Occam) hasta la nuestra. Toda defensa de las libertades civiles y de los derechos individuales, y toda protesta contra la explotación y la humillación, contra el abuso de la autoridad pública, 'la hipnotización masiva de las costumbres, o la propaganda organizada, surge de esta concepción individualista del hombre, que es muy discutida. Sobre esta posición pueden hacerse notar tres hechos. En primer lugar, Mill confunde dos ideas distintas. Una es que toda coacción, en tanto que frustra los deseos humanos, es mala en cuanto tal, aunque puede que tenga que ser aplicada para prevenir otros males mayores; mientras que la no interferencia, que es lo opuesto a la coacción, es buena en cuanto tal, aunque no, es lo único que es bueno. Esta es la concepción negativa de la libertad en su forma clásica. La otra idea es que los hombres deben intentar descubrir la verdad y desarrollar un cierto tipo de carácter que Mill aprobaba -crítico, original, imaginativo, independiente, no
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conformista hasta el extremo de la excentricidad, etc.~, que la verdad puede encontrarse, y que este carácter sólo puede desarrollarse en condiciones de libertad. Estas dos ideas son ideas liberales, pero no son idénticas, y la conexión que existe entre ellas es, en el mejor de los casos, empírica. Nadie defendería que la verdad, la libertad y la expresión puedan florecer donde el dogma aplaste todo pensamiento. Pero las pruebas que proporcionara historia tienden a mostrar (como en efecto, sostuvo James Stephen en el formidable ataque que hizo a Mill en su libro Libertad Igualdad, Fraternidad que la integridad), el amor a la verdad y el ardiente individualismo se desarrollan por lo menos con la misma frecuencia en comunidades que están regidas por una severa disciplina, como, por ejemplo, los calvinistas puritanos de Escocia o de Nueva Inglaterra, o que están bajo la disciplina militar, que en sociedades que son más tolerantes o indiferentes; y si esto es así, el argumento de Mill en favor de la libertad como condición necesaria para el desarrollo del genio humano cae por su base. Si sus dos metas resultasen ser incompatibles, Mill se encontraría frente a un cruel dilema, además de las otras dificultades originadas nada por la inconsecuencia que guardan sus doctrinas con el utilitarismo estricto, incluso en la propia versión humanista que tiene de él. En segundo lugar, la doctrina de Mill es relativamente moderna. Parece que en el mundo antiguo casi no hay ninguna discusión sobre la libertad como ideal político consciente (a diferencia del mundo actual en que sí la hay). Ya había hecho notar Condorcet que la idea de los derechos individuales estaba ausente de las ideas jurídicas de los griegos y romanos, y esto parece ser igualmente válido para los judíos, los chinos y otras civilizaciones antiguas que han salido a la luz desde entonces. La dominación de este ideal ha sido más bien la excepción que la regla, incluso en la reciente historia de Occidente. Ni tampoco la libertad considerada en este sentido ha constituido con frecuencia el gran grito de las manifestaciones de las grandes masas de la humanidad. El deseo de que no se metan con uno y le dejen en paz ha sido el distintivo de una elevada civilización, tanto por parte de los individuos como por parte de las comunidades. El sentido de la
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intimidad misma, del ámbito de las relaciones personales como algo sagrado por derecho propio, se deriva de una concepción de la libertad que, por lodos sus orígenes religiosos, en su estado desarrollado apenas es más antigua que el Renacimiento o la Reforma. Sin embargo, su decadencia marcaría la muerte de una civilización y de toda una concepción moral. La tercera característica de esta idea de libertad tiene mayor importancia. Consiste en que la libertad, considerada en este sentido, no es incompatible con ciertos tipos de autocracia o, en todo caso, con que la gente no se gobierne a sí misma. La libertad, tomada en este sentido, se refiere al ámbito que haya de tener el control y no a su origen. De la misma manera que una democracia puede, de hecho, privar al ciudadano individual de muchas libertades que pudiera tener en otro tipo de sociedad, igualmente se puede concebir perfectamente que un déspota liberal permita a sus súbditos una gran medida de libertad personal. El déspota que deja a sus súbditos un amplio margen de libertad puede ser injusto, dar pábulo a las desigualdades, más salvajes o interesarse muy poco por el orden, la virtud o el conocimiento; pero, supuesto que no disminuya la libertad de dichos súbditos o que, por lo menos, la disminuya menos que otros muchos regímenes, concuerda con la idea de libertad que ha especificado Mill. La libertad, considerada en este sentido, no tiene conexión, por lo menos lógicamente, con la democracia o el autogobierno. Este, en general, puede dar una mejor garantía de la preservación de las libertades civiles que la que dan otros regímenes, y como tal ha sido defendido por los libertarlos. Pero no hay una necesaria conexión entre la libertad individual y el gobierno democrático. La respuesta a la pregunta de que quién me gobierna es lógicamente diferente de la pregunta de que en qué medida interviene en mí el gobierno. En ¿Esta diferencia es en lo que consiste en último termino el gran contraste que hay entre los dos conceptos de libertad negativa y libertad positiva. Pues el sentido positivo de la libertad sale a relucir, no si intentamos responder a la pregunta de que qué soy libre de hacer o de ser, sino si intentamos responder a la de que por quién estoy gobernado o quién tiene que decir lo que yo tengo y lo que
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no tengo que ser o hacer. La conexión que hay entre la democracia la libertad individual es mucho más débil que lo que les parece a muchos defensores de ambas. El deseo de ser gobernado por mí mismo o, en todo caso, de participar en el proceso por el que ha de ser controlada mi vida, puede ser un deseo tan profundo como el deseo de un ámbito libre de acción y, quizá históricamente, más antiguo. Pero no es el deseo de la misma cosa. En efecto, es tan diferente que ha llevado en último término al gran conflicto ideológico que domina nuestro mundo. Pues esta concepción positiva de la libertad '-no el estar libre de algo, sino el ser libre para algo, para llevar una determinada forma prescrita de vida-, es la que los defensores de la idea de libertad negativa consideran como algo que no es mejor a veces que el disfraz engañoso en pro de una brutal tiranía. La Idea de Libertad Positiva El sentido positivo de la palabra libertad se deriva del deseo por parte del individuo de ser su propio dueño. Quiero que mi vida y mis decisiones dependan de mí mismo, y no de fuerzas exteriores, sean éstas del tipo que sean. Quiero ser el instrumento de mí mismo y no de los actos de voluntad de otros hombres. Quiero ser sujeto y no objeto, ser movido por razones y por propósitos conscientes que son míos, y no por causas que me afectan, por decirlo así, desde fuera. Quiero ser alguien, no nadie; quiero actuar, decidir, no que decidan por mí dirigirme a mí mismo y no ser movido por la naturaleza exterior, o por otros hombres como si fuera una cosa, un animal o un esclavo incapaz de representar un papel humano; es decir, concebir fines y medios propios y realizarlos. Esto es, por lo menos, parte de lo que quiero decir cuando digo que soy racional y que ni¡ razón es lo que me distingue como ser humano del resto del mundo. Sobre todo, quiero ser consciente de mí mismo como ser activo que piensa y que quiere, que tiene responsabilidad por sus, propias decisiones, que es capaz de explicarlas en función de sus propias ideas y propósitos. Yo me siento libre en la medida en que creo que
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esto es verdad y me siento esclavizado, en la medida en que me hacen darme cuenta de que no lo es. La libertad que consiste en ser dueño de sí mismo y la libertad que consiste en que otros hombres no me impidan decidir como quiera, pueden parecer a primera vista conceptos que lógicamente no distan mucho uno del otro y que no son más que las formas negativa y positiva de decir la misma cosa. Sin embargo, las ideas positiva y negativa de libertad se desarrollaron históricamente en direcciones divergentes, no siempre por pasos lógicamente aceptables, hasta que al final entraron en conflicto directo la una con la otra. Una manera de aclarar esto es hacer referencia al carácter de independencia que adquirió la metáfora del ser dueño de uno mismo, que en sus comienzos fue, quizá, inofensiva. Yo soy mi propio dueño; no soy esclavo de ningún hombre; pero ¿no
pudiera ser
(como tienden a decir los platónicos o los hegelianos) que fuese esclavo de la Naturaleza, o de mis propias desenfrenadas pasiones?¿No han tenido los hombres la experiencia de liberarse de la esclavitud del espíritu o de la Naturaleza y no se dan cuenta en el transcurso de esta liberación de un yo que les domina, por una parte, y por otra, de algo de ellos que desaparece? Este yo dominador se identifica entonces de diversas maneras con la razón, con mi naturaleza superior, con el yo que calcula y se dirige a lo que satisfará a largo plazo, con mi yo verdadero, ideal o autónomo, o con mi yo mejor, que se contrapone por tanto al impulso raciona a los deseos no controlados, a mi naturaleza inferior, a la consecución de los placeres inmediatos, a mi yo empírico o heterónomo, arrastrado por todos los arrebatos de los deseos y las pasiones que tiene que ser castigado rígidamente si alguna vez surge en toda su Verdadera naturaleza. Posteriormente estos dos pueden estar -representados como separados por una distancia aún mayor: puede concebirse al verdadero yo como algo que es más que el individuo (tal como-se entiende este término normalmente), como un todo social del que el individuo es un elemento o aspecto: una tribu, una raza una iglesia, un estado, o la gran sociedad de los vivos, de los muertos y de los que todavía no han nacido. Esta
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entidad se identifica entonces como el verdadero yo, que imponiendo su única voluntad colectiva u orgánica A sus recalcitrantes miembros, logra la suya propia y por tanto una libertad superior para estos miembros. Frecuentemente se han señalado los peligros que lleva consigo usar metáforas orgánicas para justificar la coacción ejercida por algunos hombres sobre otros con el fin de elevarlos a un nivel superior de libertad. Pero lo que le da la plausibilidad que tiene a cable, coaccionar a los hombres en nombre de algún fin (Digamos p. e. la justicia o la salud públicas) que ellos mismos perseguirían, si fueran más cultos, pero que no persiguen porque son ciegos, ignorantes o están corrompidos. Esto facilita que yo conciba coaccionar a otros por su propio bien, por su propio interés, y no por el mío. Entonces pretendo que yo sé lo que ellos verdaderamente necesitan mejor que lo saben ellos mismos. Cuando más,, lo que esto lleva consigo es que ellos no se me opondrían si fueran racionales, tan sabios como yo, y comprendiesen sus propios intereses como yo los comprendo. Pero puedo pretender aun mucho más que esto. Puedo decir que en realidad tienden a lo que conscientemente se oponen en su estado de ignorancia porque existe en ellos una entidad oculta -su voluntad racional latente, o su fin verdadero-, que esta entidad, aunque falsamente representada por lo que manifiestamente sienten, hacen y dicen, es su verdadero yo, del que el pobre yo empírico que está en el espacio y en el tiempo puede que no sepa nada o que sepa muy poco, y que este espíritu interior es el único yo que merece que se tengan en cuenta sus deseos. En el momento en que adopto esta manera de pensar, ya puedo ignorar los deseos reales de los hombres y de las sociedades, intimidarlos, oprimirles y torturarlos en nombre y en virtud de sus verdaderos los, con la conciencia cierta de que cualquiera que sea el verdadero fin del hombre (la felicidad, el ejercicio del deber, la sabiduría, una sociedad justa, la autorrealización) dicho fin tiene que identificarse con su libertad, la libre decisión de su verdadero yo, aunque frecuentemente esté oculto y desarticulado. Esta
paradoja
se
ha
desenmascarado
frecuentemente. Una cosa es decir que yo sé lo que es bueno para X, mientras que él mismo no lo sabe, e incluso ignorar sus deseos por el bien mismo y
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por él bien de él, y otra cosa muy diferente es decir que el mismo lo ha elegido, por supuesto no concientemente, no como parece en la vida ordinaria, sino en su papel de yo racional que puede que no conozca su yo empírico, el verdadero yo, que discierne lo bueno y no puede por menos de elegirlo una vez que se ha revelado. Esta monstruosa personificación que consiste en equiparar lo que X decidiría si fuese algo que no es, o por lo menos no es aún, con lo que realmente quiere y decide, está en el centro mismo de todas las teorías políticas de la autorrealización. Una cosa es decir que yo pueda ser coaccionado por mi propio bien, para ver el cual yo estoy demasiado ciego; en algunas ocasiones puede que esto sea para mi propio beneficio y desde luego, puede que aumente el ámbito de mi libertad. Pero otra cosa es decir que, si es mi bien, yo no soy coaccionado, porque lo he querido, lo sepa o no lo sepa, y soy libre (o verdaderamente libre) incluso cuando mi pobre cuerpo terrenal y mi pobre estúpida inteligencia lo rechazan encarnizadamente y luchan con la máxima desesperación contra aquellos que, por muy benévolamente que sea, tratan de imponerlo. Esta transformación mágica o juego de manos (por el que con tanta razón, se rió William James de los hegelianos) sin duda alguna puede también perpetrarse tan fácilmente con el concepto negativo de libertad en el que yo, que no debiera ser violentado ya no es el individuo con sus deseos y necesidades reales tal como se conciben, sino el verdadero hombre por dentro, identificado con la persecución de algún fin ideal, no soñado por su yo empírico. Igual que en el caso del yo positivamente libre, esta entidad puede ser hinchada hasta convertirla en alguna entidad superpersonal -un estado, una clase, una nación o la marcha misma de la historia-, considerada cómo sujeto de atributos más verdadero que el yo empírico. Pero la concepción positiva de la libertad como autodominio, con la sugerencia que lleva consigo de un hombre dividido que lucha contra sí mismo, se ha prestado de hecho en la historia, en la teoría y en la práctica, a esta división de la personalidad en dos: el que tiene el control dominante y trascendente y el manojo empírico de deseos y pasiones que han de ser castigados y reducidos. Este hecho histórico es el que ha tenido influencia. Esto demuestra (si es que se necesita demostración para una verdad tan evidente) que las concepciones que se
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tengan de la libertad se derivan directamente de las ideas que se tengan sobre lo que construye al yo, a la persona al hombre y de libertad para que signifique todo lo que quiera el manipulador. La historia reciente ha puesto muy en claro que esta cuestión es meramente académica. Las consecuencias que lleva consigo distinguir dos yos se harán incluso mas claras si se consideran las dos formas mas importantes que históricamente ha tomado el deseo de auto dirigirse – dirigirse por el verdadero yo de uno mismo- la primera, de la segunda, la de la autorrealización o total auto identificación con un principio o ideal especifico con el fin de conseguir el propio fin. Conocer si somos libres o no, o mejor dicho, conocer si podemos ser libres o no, creo que es lo menos que como individuos pensantes podemos hacer. Saber si lo que hemos realizado desde que usamos la razón o lo que tenemos planeado realizar como proyecto de vida, fue o será producto del ejercicio de nuestra libertad o tristemente resultado del movimiento de los hilos que Dios, el destino, la naturaleza o como suela llamársele haga de nuestra vida – marioneta. He aquí la importancia de saber si existe la libertad. Y precisamente, en la búsqueda de tal conocimiento, uno se habrá de topar siempre con un principio llamado "de causalidad", postulado que por siglos se había aplicado a las ciencias naturales y que en estos días se ha extendido al campo de las ciencias sociales para poner sobre relieve que la actividad humana, ya sea su modo de pensar, de sentir, de actuar, de organizarse política y socialmente, de comportarse moralmente, de todo cuanto haga se halla sujeto a causas. Porque sinceramente sería muy fácil decir que la libertad existe en cuanto que no sufrimos coacción externa o interna de alguna clase. No, La libertad es mucho más que eso. Hasta este punto lo único cierto es que se vive en un mundo causalmente determinado y la incógnita por descifrar es si la libertad y su existencia es compatible o no con este infinito causalismo: Si me gustara la medicina no hubiera estudiado
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derecho, y si no hubiera estudiado derecho tal vez me preocuparan más otros temas, y si me preocuparan más otros temas quizá nunca hubiera elegido este trabajo de investigación, etcétera, etcétera. Por algo sigo creyendo que mi conducta si está causalmente determinada en cierto grado. Ojeando un poco las distintas corrientes filosóficas,
sobresalen
tres
posturas
fundamentales que tratan de esclarecer cómo en un mundo sujeto a relaciones de causa – efecto, existe la libertad. Dichas posiciones son las siguientes: libertarismo
un
determinismo
absoluto
y
por
absoluto,
un
último,
un
determinismo compatible con cierta libertad, con la cual estoy de acuerdo.
Luego de un estudio al tema buenamente recopilado por mis compañeros, y quien suscribe, seguro estoy que la libertad existe. Negar su existencia sería tanto como afirmar que nuestra vida es el vivo retrato de una obra de teatro en la cual el guión y el desenlace ya están escritos. Esto no es así. Creo firmemente en la posibilidad de que el hombre y la sociedad sean los arquitectos de su destino, al existir la libertad de elegir concientemente entre el actuar en una o en otra dirección. Sin dicha conciencia de los móviles o causas que lo impulsan a comportarse de cierta forma, si insinuaría que la conducta humana es inmediata e irreflexiva. Esto tampoco es así. Independientemente del grado de conciencia de los motivos, fines o carácter que llevan al hombre a realizar una acción, no puede existir libertad al margen del causalismo. Asimismo, el hecho de que la libertad implique cierta autodeterminación del sujeto para decidirse por la forma de comportamiento más adecuada elegida de entre varias, tampoco significa que dicha autodeterminación se realice al margen de una conexión causal. 105
En pocas palabras, el hombre es libre de decidir y de actuar sin que su decisión y acción dejen de estar causadas. Es imposible que nos sustraigamos al contexto histórico - social imperante, generalmente se va a actuar o decidir conforme a ciertas pautas, influencias o posibilidades de acción que nos ofrece el entorno. Después de todo la libertad es ilimitada, pero dentro de ciertos límites. En conclusión, la libertad es la capacidad exclusiva de todo hombre. ¿Por qué? Porque el hombre es el único con la capacidad de elegir haciendo uso de su razón e inteligencia; esta razón e inteligencia es lo que nos hace libres porque a través de ella nosotros
podemos
elegir
entre
lo
que
se
consideramos bueno o dentro de lo que se consideramos malo, obviamente y lógicamente lo hacemos en función a ciertos valores que se han interiorizado, que se han asimilado previamente. A mi parecer, la libertad si existe pues mi posición es totalmente contraria a los deterministas que niegan la existencia de la libertad. Si bien es cierto muchas veces, y en eso coincido con los deterministas, el hombre ignora las causas ocultas de su propia conducta por consiguiente se cree que elegimos libremente cuando no se tiene conciencia de las causas más profundas de nuestra conducta. Pero no todas las conductas son condicionadas o inclinaciones sugeridas por el inconsciente, existen también conductas que está libres de todo condicionamiento, por tanto, el hombre es libre cuando actúa o elige en función a sus valores, éticos y morales, y no en función a sus instintos, condicionamientos, hábitos, reflejos, pasiones externas, etc. Libre no es quien hace lo que quiere si no quien hace lo que debe hacer. Muchas veces la libertad suele ser confundida con un " yo hago lo que quiero" pues esta es una confusión entre el uso de la libertad y el libertinaje. No es libre quien hace lo que quiere pues la auténtica libertad se manifiesta en aquel que hace lo que debe hacer, haciendo uso de valores morales y éticos.
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No es difícil definir la libertad. Lo difícil es entenderla. Entender que mi libertad no termina donde comienza la de los demás, sino que todos tienen una libertad propia y en conjunto tal vez. Y estas dos debe de funcionar en armonía para existir. Si yo deseo hacer algo que dañaría la libertad de alguien mas, debo evitar hacerlo y buscar una alternativa a esa acción. O bien negociar con ese individuo para no dañar su libertad. Es fácil definir la "no libertad", es decir aquellas cosas que se hacen no por voluntad propia y que nos desagradan. Pensemos entonces que para ser libre se tiene que tener conciencia de uno mismo y voluntad para realizar las acciones que queremos. Existe
algo
denominado
el
libertinaje. Esto es el "exceso de libertad".
Eso
no
existe.
El
libertinaje mas correctamente lo definiría como el usar de pretexto la libertad para aprovecharse de uno mismo y los demás. Para permitirse hacer lo que sea sin importar nada, ni uno mismo ni los demás. Es el poner el placer personal sobre todo lo demás omitiendo así ideas propias y ajenas. El hombre necesita hacer una redefinición de sus valores morales, principalmente de la libertad, para poder así llegar al avance evolutivo como raza del que tanto presume. Es deprimente y penosos el saber que hay países donde aún existe la esclavitud, donde no se pueden expresar loas personas sin sentir miedo, donde ni siquiera existe la posibilidad de saber el significado de libertad. Señores, damas, hablo de México, no de un país africano o sudamericano. En nuestro país se siguen vendiendo a las mujeres. Se siguen reprimiendo a escritores y comunicadores en general. Hay censura donde ni siquiera debería de existir. Aun hay gente que por no saber leer y escribir no puede trabajar y tener una vida digna. Ese es el mejor modo de coartar la libertad de alguien Haciéndolo ignorante de lo que es la libertad. Es importante que sepan que es la libertad, pero es imposible o inútil decir que es a un nivel diferente del personal. Lo anterior solo es una opinión y unas ideas propias bajo las que yo me rijo. Solo el yo puede decir que es su libertad.
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Es indispensable que busquemos dentro de nosotros mismos ser libres, pues solo a través de esta búsqueda personal es como llegaremos juntos al valor humano del que mas nos sentimos orgullosos: D) El bien y sus características. Una vez que adoptamos un objetivo a lograr, lo “bueno” es todo aquello que favorece su logro, mientras que lo “malo” es todo lo que lo impide. Como el hombre busca la felicidad, el “bien” es lo que la permite llegar a esta, mientras que el “mal” es lo que impide su logro. John Locke expresó: “Aquello que tiene la capacidad de producirnos placer es lo que llamamos un bien, y lo que tiene capacidad de producirnos dolor llamamos un mal” Baruch de Spinoza consideraba el bien como algo subjetivo, no sólo por haber insistido en la idea de que lo bueno de cada cosa es la conservación y persistencia en su ser, sino también por haber escrito expresamente que «no nos movemos, queremos, apetecemos o deseamos algo porque juzgamos que es bueno, sino que juzgamos que es bueno porque nos movemos hacia ello, lo queremos, apetecemos y deseamos» [2 Todos los seres tienden, reflexiva o irreflexivamente, al cumplimiento de un fin, y a él dirigen sus esfuerzos. En general, el bien es lo propuesto a la actividad de los seres, cuyo cumplimiento determina la plenitud de su existencia y su bienestar. Referida constantemente la idea del bien a la de la actividad, podemos calificar ésta como buena si conforma en su ejercicio con el fin propio del agente o el bien es la relación adecuada de la actividad con su fin. Es el bien tendencia espontánea de los seres al cumplimiento de su fin, deseo para los sensibles y obligación para los racionales, que previa y reflexivamente conocen lo que han de cumplir. No es, sin embargo, la obligación como forma del bien la que funda éste, según piensa el formalismo kantiano, con su teoría de la buena voluntad (que puede reducirse al sic volo, sic jubeo), sino, inversamente, el bien el que justifica la obligación. Reside la dificultad del problema (V. JANET, La Morale) en que Kant olvida la distinción ya hecha por
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Leibniz del bien natural y del bien moral. El primero, el de las cosas, es la base y el supuesto, según el cual se ejercita la buena voluntad de Kant para constituir después en tal relación el bien moral. Existen muchos elementos de la virtud que son naturales en nosotros: la benevolencia, la moderación, la sinceridad, el buen natural (la buena pasta que dice la sabiduría popular), etc., como disposiciones
anteriores
a
toda
premeditación. El bien moral consiste en el acertado uso de los bienes naturales, cuya existencia previa se supone para el carácter obligatorio del primero, y que, aun mal empleados, siguen siendo buenos y sólo censurable su aplicación. La serenidad y el dominio de sí (el valor) son buenos, independientes de sus consecuencias, aunque los ejercite un malvado, sin que las simpatías que despiertan en nosotros estas buenas cualidades nativas (que es de donde procede el aspecto estético del mal) amengüe la censura al uso ilegítimo que de ellas se hace. Podemos admirar el ingenio y talento innegables de Voltaire, censurando a la vez empleo y dirección que les diera. La existencia del bien natural, el de las cosas, explica el bien universal o cosmológico, dentro del cual subsiste el humano, subdividido en bienes propios del cuerpo (la salud), del alma (racionalidad) y de la vida de unión (Mens sana in corpore sano). El hombre que sabe que tiene un fin que cumplir y lo realiza voluntariamente, constituyéndose como colaborador a la obra general, se siente y reconoce obligado con el bien moral. Consiste éste en la conformidad de nuestras actos conscientes (intención y motivo) y libres con el fin inherente a nuestro ser y que reconocemos al obrar voluntariamente (cum cognitione finis). Así resulta el bien moral el de la intención o voluntad y a la vez el del acto efectuado en conformidad con su fin; o como dice Leibniz, el bien natural sólo es moral en cuanto voluntario. Cumple el hombre el bien moral si obra según es (según su destino Operari sequitur esse). Este fin inmediato depende en primer término de la propia iniciativa del
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hombre, del desarrollo de su inteligencia (para conocer más y mejor lo que ha de cumplir), del propio de su sensibilidad (elevando sus sentimientos que sirven de acicate de la voluntad), y finalmente, de la energía con que persigue el cumplimiento de lo que concibe y ama como bueno. No niega cuanto decimos la transcendencia del fin humano al orden universal, en cuanto el agente ha de reconocer, dentro de la síntesis de su personalidad, los coagentes que con él concurren (herencia, medio y personalidad colectiva) y con los cuales se siente solidario para la práctica del bien. Pero contra el sentido erróneo que la filosofía pagana atribuye al destino como lo predeterminado de modo fatal, el hombre lo está formando constantemente y cumpliendo por grados, a medida que mejor lo conoce y lo ama. Como el bien es lo deseable para todo ser sensible, y la sensibilidad, según dice C. Bernard, es la propiedad más general y característica de la vida y la que se anticipa en su desarrollo a las demás, resulta que la voz de la naturaleza instintivamente grita: «el placer es el bien.» Aunque el placer parece una condición o consecuencia del bien, no se deben identificar ambos; porque, dadas las condiciones sujetivas de la sensibilidad, puede el placer ser un mal, según las circunstancias (los placeres intemperantes perturban la salud y abrevian la vida) y el dolor convertirse en bien (la amputación que salva la vida; la laboriosidad condición de salud). Además los goces son con frecuencia contradictorios entre sí, de donde surge la necesidad de cierta elección o placer generalizado (Metrique tecne de Epicuro y Platón, Aritmética moral de Bentham y St. Mill, que determina el tránsito del Epicureísmo al Utilitarismo), que exige el sacrificio del menor al mayor o más útil. Pero lo útil es un medio, no es un fin; es, por tanto, bueno condicionalmente.
Todo lo que es útil no es moral, pero todo lo que es moral es útil, resultando que la idea del bien es más intensiva (posee más notas o cualidades) que la de la utilidad, y que no debe excluir la moral el utilitarismo, sino apropiarse de él lo que tiene de 110
verdadero y desechar sus errores (V. BEAUSSIRE, Les Principes de la Morale), entre los cuales los de más bulto son los de identificar la esfera de la utilidad (la de los medios) con la del bien (la los fines) y no concebir más interés que el relativo y contradictorio que ofrece la experiencia. La moralidad del acto no está en lo útil (que vale sólo como medio) o en el resultado se haya obtenido, sino en el motivo y fin, según los cuales lo hemos realizado. Ni alabamos el bien cumplido por accidente extraño a la intención moral, ni censuramos el mal causado sin intención. Lejos de subordinar el bien a la conveniencia, es preciso aceptar sólo el interés bien entendido o la utilidad subordinada al bien. El bien por el bien mismo, motivo, móvil, impulso y razón de obrar, se identifica con nuestro fin y destino, comprendiendo dentro de éste las múltiples relaciones que la conciencia moral va abrazando en su desarrollo y que elevan y perfeccionan la personalidad en su amplio concepto.
Con este sentido inmanente del fin
propio
personal)
(la
que
transcendencia
perfección
no de
niega
la
nuestro
destino (en cierta solidaridad jerárquica)
el
pensamiento
concibe y la sensibilidad anhela un bien cada vez mayor, acicate nuestra perfección. Excelsior, es el constante desideratum del sentido moral, aspirando como ideal al Sumo Bien. Pensado como una realidad ab initio en Dios o como una idea realizable, siempre resulta el Sumo Bien postulado de la razón y deseo de la sensibilidad, que sirve de explicación y cúpula a la perfección individual. El Sumo Bien es el ideal de la vida moral. Si el empirismo reinante objetara que se pierde en las nubes y carece de virtud y eficacia para la vida, podremos aducir que, integrado por los bienes particulares que gradualmente vamos cumpliendo, posee raíces hondas en nosotros mismos, y que el ideal de la perfección no es un concepto vacío del entendimiento, sino una realidad viva que tiene como contenido el de nuestra naturaleza. La misma experiencia enseña que por cima de cada acto
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ejecutado se concibe como posible otro mejor y más conforme con nuestro fin, de donde surge el ideal de la perfección, acicate de todas nuestras energías o ideal dinámico que con carácter imperativo nos liga y obliga, hace patente su existencia en medio de sus posibles violaciones, y se ofrece como ley y norma de nuestra conducta. El carácter permanente con fuerza de obligar constituye al bien como ley moral (V. LEY MORAL) y a la vez como obligación y deber (V. DEBER Y 0BLIGACIÓN) de la voluntad libre. E) Principios éticos fundamentales. Los valores éticos son estructuras de nuestro pensamiento que mantenemos preconfiguaradas en nuestro cerebro como especie humana de cara a nuestra supervivencia. Los valores éticos son medios adecuados para conseguir nuestras finalidad. Al hablar de valores es importante diferenciar entre los valores que podemos llamar finales y los valores de tipo instrumental. Los valores instrumentales son modos de conductas adecuados o necesarios para llegar a conseguir nuestras finalidades o valores existenciales. Estudios realizados por Rockeach demuestran, que mientras el número de valores finales que las personas dicen usualmente poseer no son mucho más de una decena, el número de valores instrumentales es más elevado, aunque no llega al centenar. No necesariamente debe
existir
una
correspondencia
puntual entre los valores finales e instrumentales.
Además,
para
la
obtención de un determinado valor final, puede ser necesario un determinado conjunto de varios valores instrumentales. Debemos tener en cuenta que cuando un valor meramente instrumental se le atribuye un valor extraordinario, pasa a ser percibido como final por su poseedor. Lo que tienen más propio los valores éticos (o, si queremos, los valores morales) es el imperativo de acción que comportan, es decir, son unos valores que se nos imponen como pautas de nuestra acción. Los 112
valores éticos, pueden no coincidir con nuestros deseos, pero sentimos que debemos intentar realizarlos si no queremos perder categoría como personas que somos. La problemática de los valores ha sido abordada sistemáticamente por las ciencias sociales desde diversos ángulos, en tal sentido la Filosofía, la Psicología, la Sociología y la Antropología se han dedicado a su estudio. Por eso, no será prudente atenerse a las valoraciones de una disciplina cuando abordemos este tema, sino hay que referirse a concepciones abarcadoras que garanticen un marco teórico amplio. El trabajo Los valores en las Ciencias Sociales recoge esta concepción, su autora Silvia Vasquez plantea que el término valor fue usado inicialmente para apuntar la valía de algo en el sentido económico de intercambio de valor, así es que, como concepto explícito tuvo en sus primeros tiempos diversos significados, pero siempre muy relacionados con el campo de la economía política. Zaira Rodríguez que considera que la teoría general de los valores dentro de la filosofía marxista-leninista está aún por desarrollar, aunque en ella se aborda el problema de los valores desde diversas perspectivas, tales como la teoría del factor subjetivo, las consideraciones de la cultura, etc. En su libro Filosofía: Ciencia y valor señala de la naturaleza específica del conocimiento filosófico que es imprescindible la diferenciación de los valores como valores de las cosas y los valores de la conciencia Según José Ramón Fabelo Corzo “las crisis de valores por lo general acompañan a las conmociones sociales que tienen lugar en los períodos de transición de la sociedad (progresivos, regresivos o de reacomodamiento. (9) Se producen cuando ocurre una ruptura significativa entre los sistemas de valores pertenecientes a las tres esferas o planos que siguen: 113
1. Los valores objetivos de la realidad social. 2. Los valores socialmente instituidos. 3. Los valores de la conciencia. Los primeros como parte constitutiva de la realidad social; de esta manera la actividad humana, sus tendencias, los objetos, fenómenos, procesos y sujetos adquieren una u otra significación social, en la medida en que favorece o no el desarrollo de la sociedad. Fabelo les llama sistema objetivo de valores y lo considera como dinámico, cambiante y dependiente de la condición histórico-concreta. Los segundos como el reflejo de esa realidad en la conciencia de los hombres. Está incluido en este grupo valores
el
sistema de
los
dependencia
subjetivo
de
individuos
en
del
grado
de
correspondencia
entre
intereses
personales
sujeto
con
del
los
intereses de la sociedad y también de las influencias educativas y culturales. Los terceros como el sistema de valores socialmente instituido y reconocido oficialmente, que puede ser resultado de la generalización de una de las escalas subjetivas existentes en la sociedad o la combinación de varias de ellas. RESPONSABILIDAD Existen varios significados de la palabra responsabilidad en castellano: • Como la imputabilidad o posibilidad de ser considerado sujeto de una deuda u obligación (ejemplo: “Los conductores de vehículos automotores son responsables por los daños causados por sus máquinas”). • Como cargo, compromiso u obligación (ejemplo: “Mi responsabilidad en la presidencia será llevar a nuestro país a la prosperidad”).
114
• Como sinónimo de causa (ejemplo, “una piedra fue la responsable de fracturarle el cráneo”). • Como la virtud de ser la causa de los propios actos, es decir, de ser libre (ejemplo: “No podemos atribuirle responsabilidad alguna a la piedra que mató al pobre hombre, pues se trata de un objeto inerte que cayó al suelo por azar”). • Como deber de asumir las consecuencias de nuestros actos. Responsable es aquel que conscientemente es la causa directa o indirecta de un hecho y que, por lo tanto, es imputable por las consecuencias de ese hecho (es decir, una acumulación de significados previos de responsabilidad), termina por configurarse un significado complejo: el de responsabilidad como virtud por excelencia de los seres humanos libres. En la tradición kantiana, la responsabilidad es la virtud individual de concebir libre y conscientemente las máximas universalizables
de
nuestra
conducta.
Para
Hans
Jonas,
en
cambio,
la
responsabilidad es una virtud social que se configura bajo la forma de un imperativo que, siguiendo formalmente al imperativo categórico kantiano, ordena: “obra de tal modo que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica en la Tierra”. Dicho imperativo se conoce como el “principio de responsabilidad”. En la ética, responsabilidad moral es sobre todo la responsabilidad que se relaciona con las acciones y su valor moral. Desde una ética consecuencialista, dicho valor será dependiente de las consecuencias de tales acciones. Sea entonces al daño causado a un individuo, a un grupo o a la sociedad entera por las acciones o las no-acciones de otro individuo o grupo. En una ética deontológica, en cambio, tales acciones tendrán un valor intrínseco, independiente de sus consecuencias. Desde esta perspectiva, es un sistema de principios y de juicios compartidos por los conceptos y las creencias culturales, religiosas y filosóficas, lo que determina si algunas acciones dadas son correctas o
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incorrectas. Estos conceptos son generalizados y codificados a menudo por una cultura o un grupo, y sirven así para regular el comportamiento de sus miembros. De conformidad a tal codificación se le puede también llamar moralidad y el grupo puede depender de un amplia conformidad a tales códigos para su existencia duradera. Desde el punto de vista de la organización social, la responsabilidad moral se diferencia de la responsabilidad jurídica por su carácter interno. La responsabilidad moral se refiere principalmente al carácter interno de las conductas (la conciencia o intención de quien ha actuado), sin importar aspectos externos como el hecho de que éstas hayan sido descubiertas o sancionadas. Por el contrario, los procesos jurídicos no son necesariamente procesos de intención (por ejemplo, la prescripción del delito de robo por el mero transcurso del tiempo puede invalidar la responsabilidad jurídica sin invalidar la responsabilidad moral). La responsabilidad moral ocupa un
lugar
cada
vez
más
importante en la opinión pública cuando la adjudicación de la responsabilidad jurídica a través de los tribunales es insuficiente para cerrar casos como son, por ejemplo, corrupción
escándalos ligados
de al
ocultamiento de cifras en la contabilidad de empresas, derramamiento de petróleo en zonas naturales, financiamientos ilegales de campañas y escándalos de corrupción política. El término aparece también en la discusión de temas como determinismo o libre albedrío, puesto que sin la libertad es difícil ser culpado por las propias acciones, y sin esta responsabilidad moral la naturaleza del castigo y la ética se convierten en una interrogante. Se suele llamar responsabilidad social a la imputabilidad de una valoración positiva o negativa por el impacto que una decisión tiene en la sociedad. Se refiere generalmente al daño causado a la sociedad o parte de ella por las acciones o las
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no-acciones de otro individuo o grupo. Por ejemplo: “La responsabilidad social de las empresas transnacionales es muy grande”. También se designa así el compromiso de una persona con su propia sociedad. Ejemplo: “Juan decidió abrir su consultorio médico en el campo, porque tiene un gran sentido de responsabilidad social”. Mientras que en la tradición kantiana la responsabilidad es
la
virtud
individual
de
concebir
libre
y
conscientemente las máximas universalizables de nuestra conducta, para Hans Jonas, en cambio, la responsabilidad es una virtud social que se configura bajo la forma de un imperativo que, siguiendo formalmente al imperativo categórico kantiano, ordena: “obra de tal modo que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica en la Tierra”. Dicho imperativo se conoce como el “principio de responsabilidad”, de gran importancia en ecología (lo que significa que la responsabilidad ambiental puede concebirse como una forma de responsabilidad social). Desde el punto de vista de la organización social, la responsabilidad social se diferencia de la responsabilidad jurídica por carecer de un proceso institucionalizado de adjudicación, es decir, no existen tribunales especializados en juzgar la responsabilidad social que no esté prevista en normas jurídicas. La responsabilidad política es la imputabilidad de una valoración por el uso que un órgano o individuo hace del poder. Así, por ejemplo, afirmar que el Presidente X fue políticamente responsable en el caso Y, significa que se atribuye al Presidente X un grado de culpa y/o se le atribuye una sanción por la manera de usar su autoridad en el caso Y. Con el surgimiento de los estados organizados con base en constituciones políticas, la responsabilidad de los gobernantes ante los Parlamentos o los tribunales por su uso del poder es un tipo de responsabilidad jurídica. Esta forma de responsabilidad político-jurídica suele ser evaluada y adjudicada según reglas específicas (como el
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impeachement anglosajón) y ante autoridades específicas (como el Senado constituído en cámara juzgadora o un tribunal administrativo ad hoc). Sin embargo, la responsabilidad política es también evaluada por los ciudadanos cuando, asumiendo el papel de electores en un sistema democrático, valoran el uso que los gobernantes han hecho del poder, aplicando cualquier tipo de criterio para evaluar su desempeño y no una norma jurídica. Por lo tanto, la responsabilidad política no se subsume bajo la responsabilidad jurídica, como la legitimidad política no se subsume bajo la legalidad jurídica. Un criterio que suele emplearse para distinguir la responsabilidad política afirma que concierne relaciones verticales de autoridad (la conducta de la autoridad ordenadora frente al gobernado subordinado). El juicio de valor que un gobernado atribuye a los actos de poder de un gobernante constituye, en efecto, una manera de evaluar la responsabilidad política que es fundamental para la vida democrática. LA TOLERANCIA La tolerancia es la capacidad de conceder la misma importancia a la forma de ser, de pensar y de vivir de los demás que a nuestra propia manera de ser, de pensar y de vivir. Si comprendemos que nuestras creencias y costumbres no son ni mejores ni peores que las de otras personas, sino simplemente distintas, estaremos respetando a los demás. No es preciso compartir una opinión para ser capaz de considerarla tan válida como cualquier otra. Lo que hace falta es tratar de ponerse en el lugar de los demás. Desde cada perspectiva, las cosas se perciben de una manera distinta. Por eso, analizar en grupo una situación, escuchando la opinión de cada miembro del mismo, nos permite valorarla mejor.
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Compartir las diferencias nos enriquece. Algunas veces, a lo largo de la historia se pueden ver ejemplos de personas cuyas formas de actuar nacen precisamente de la falta de respeto hacia los demás. Dejar pasar actitudes desconsideradas e injustas es una manera indirecta de no respetar a quien las sufre. Por eso, ser tolerante es también definirse, dar un paso al frente, hacer una opción por la justicia y la paz. LIBERTAD La libertad es un concepto muy amplio al que se le han dado numerosas interpretaciones por parte de diferentes filosofías y escuelas de pensamiento. Se suele
considerar
que
la
palabra
libertad
designa la facultad del ser humano que le permite decidir llevar a cabo o no una determinada acción según su inteligencia o voluntad. La libertad es aquella facultad que permite a otras facultades actuar y que está regida por la justicia. Históricamente, en especial desde las Revoluciones burguesas del s. XVIII y XIX, la libertad suele estar muy unida a los conceptos de justicia e igualdad. Este estado define a quien no es esclavo, ni sujeto ni impedido al deseo de otros de forma coercitiva. En otras palabras, lo que permite al hombre decidir si quiere hacer algo o no, lo hace libre, pero también responsable de sus actos. En caso de que no se cumpla esto último se estaría hablando de libertinaje. La protección de la libertad interpersonal puede ser objeto de una investigación social y política, mientras que el fundamento metafísico de la libertad interior es una cuestión psicológica y filosófica. Ambas formas de la libertad se unen en cada individuo como el interior y exterior de una malla de valores, juntos en una dinámica de compromiso y de lucha por el poder; la sociedad que luchan por el poder en la definición de los valores de los individuos y de la persona que lucha por la aceptación social y el respeto en el establecimiento de valores de la propia en el mismo
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En el marco de control interno, la libertad es también conocida como la libre determinación, la soberanía individual, o la autonomía. La libertad también puede significar autonomía interna, o de maestría sobre la condición interna. Esto tiene varios significados posibles: • La capacidad de actuar de conformidad con los dictados de la razón. • La capacidad de actuar de conformidad con el propio ser verdadero o valores. • La capacidad de actuar de conformidad con los valores universales (como la verdad y el bien). • La capacidad de actuar con independencia de los dictados de la razón y la insta de deseos, es decir, arbitrariamente (autónoma). El
filósofo
francés
Jean-Jacques
Rousseau afirmó que la condición de la libertad es inherente a la humanidad, una inevitable faceta de la posesión del alma, con la implicación de que todas las interacciones sociales con posterioridad al nacimiento
implica
una
pérdida
de
libertad, voluntaria o involuntariamente. Él hizo la famosa frase El hombre nace libre, pero en todas partes está encadenado. En Filosofía, se define la libertad moral como la excención de obligación. El hombre tiene libertad moral sólo respecto de aquellas cosas que no está obligado por la moral a hacer o a dejar de hacer. se dice que una persona fortalece su libertad de querer cuando su libertad moral disminuye, ya que las obligaciones y compromisos que tiene es por que el quizo aceptarlas. Por tanto lalibertad de querer y la libertad moral dependen del hombre
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El libre albedrío es la creencia de aquellas doctrinas filosóficas que sostienen que los humanos tienen el poder de elegir y tomar sus propias decisiones. El concepto ha sido extendido en ocasiones a los animales y a la inteligencia artificial de las computadoras. Muchas autoridades religiosas han apoyado dicha creencia mientras que ha sido criticada como una forma de ideología individualista por escritores tales como Baruch Spinoza y Carlos Marx. La frase es comúnmente usada y tiene connotaciones objetivas al indicar la realización de una acción por un agente nocondicionado íntegramente ligado por factores precedentes y subjetivos en el cual la percepción de la acción del agente fue inducida por su propia voluntad JUSTICIA Históricamente
ha
recibido
muchas
formulaciones, siendo la más clásica la de Ulpiano, al decir que la justicia consiste en “dar a cada uno lo suyo”. Las tradiciones liberal
y
Declaración
social
que
Universal
confluyen de
los
en
la
Derechos
Humanos acabarán reconociendo que la justicia consiste en “dar a cada uno las condiciones para vivir en libertad y en igualdad”. En realidad la justicia es un valor que articula los restantes: el respeto a la libertad y su potenciación, el fomento de la igualdad, la realización de la solidaridad, el respeto a las diversas formas de vida, la toma de decisiones comunes a través del diálogo de manera responsable. Cuando se da todo eso, entonces se da la justicia. La justicia es el conjunto de reglas y normas que establecen un marco adecuado para las relaciones entre personas e instituciones, autorizando, prohibiendo y permitiendo acciones específicas en la interacción de individuos e instituciones. Este conjunto de reglas tiene un fundamento cultural y en la mayoría de sociedades modernas un fundamento formal:
121
• El fundamento cultural se basa en un consenso amplio en los individuos de una sociedad sobre lo bueno y lo malo, y otros aspectos prácticos de como deben organizarse las relaciones entre personas. Se supone que en toda sociedad humana, la mayoría de sus miembros tienen una concepción de lo justo, y se considera una virtud social el actuar de acuerdo con esa concepción. • El fundamento formal es el codificado formalmente en varias disposiciones escritas, que son aplicadas por jueces y personas especialmente designadas, que tratan de ser imparciales con respecto a los miembros e instituciones de la sociedad y los conflictos que aparezcan en sus relaciones. La Justicia no es el dar o repartir cosas a la humanidad, sino el saber decidir a quien le pertenece esa cosa por derecho. La Justicia es ética, equidad y honradez. Es la voluntad constante de dar a cada uno lo que es suyo. Es aquel sentimiento de rectitud que gobierna la conducta y hace acatar debidamente todo los derechos de los demás. Hans Kelsen la define así: “La Justicia es para mí aquello cuya protección puede florecer la ciencia, y junto con la ciencia, la verdad y la sinceridad. Es la Justicia de la libertad, la justicia de la paz, la justicia de la democracia, la justicia de la tolerancia.” El “ideal de justicia” o sea, ese conjunto de condiciones protegidas por el derecho se puede considerar desde una perspectiva absoluta iusnaturalista dentro de lo cual todo derecho es justo y si no es justo es derecho. Pero desde una perspectiva iuspositivista el derecho es condición de la justicia y a la vez esta es una medida de valoración del derecho, por lo que podemos decir que un derecho positivo determinado es justo o es injusto de acuerdo a un ideal de justicia subjetivo.
122
La verdadera justicia es el arte de dar lo justo o hacer dar lo justo a un individuo, basándose en los principios del arte del derecho, sin tener ningún tipo de discriminación o preferencia hacia ninguna persona. Ya que todas las personas deben ser tratadas sin ninguna discriminación o preferencia ya que así se estaría dando una justicia falsa, y no sería “dar a cada uno lo suyo”, sino “dar a él lo que le toque”, dependiendo de su clase social o raza. En principio, en la mayoría de sociedades se han manejado dos conceptos parcialmente incompatibles sobre qué es una distribución justa de los bienes y la riqueza: • La justicia según la necesidad, sostiene aquellos que tienen mayores necesidades de un bien deben poseer asignaciones mayores. En general este criterio es preponderante
al
considerar
la
situación
de
personas
enfermas
o
con
discapacidades y también a segmentos de las sociedades con menos capacidad de procurarse bienes como los niños, los ancianos y los marginados. • La justicia según el mérito, sostiene que aquellos que más contribuyen a la producción de bienes y riqueza deben tener también una mayor proporción de los mismos. Algunos partidarios del liberalismo sostienen que poner en riesgo el criterio anterior eliminaría un importante incentivo a la generación de riqueza y el trabajo contributivo. Entre otras muchas teorías sobre la justicia, destacamos la de los filósofos: • Platón: La Justicia Aristocrática como armonía social. Propone que los puestos de mando lo lleven los mejores de la sociedad, es decir, los más sabios. •
Aristóteles:
La
Justicia
como
igualdad
proporcional: Dar a cada uno lo que es suyo, o lo que le corresponde. Dice que lo que le corresponde a cada ciudadano tiene que estar en proporción con su rango social y sus méritos personales.
123
• Santo Tomás de Aquino: La Ley Natural. Dice que los ciudadanos han de tener los derechos naturales, que son los que Dios les da. Estos derechos son más tarde llamados Los Derechos Humanos. • Para los utilitaristas las instituciones públicas se componen de una forma justa cuando consiguen maximizar la utilidad (en el sentido de felicidad) agregada. Según esta teoría, lo justo es lo que beneficia al mayor número de personas a la vez. “Jesús de Nazaret, al ser interrogado por el gobernador romano, admitió ser un rey, mas agregó: ‘Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad’. Pilato preguntó entonces: ‘¿Qué es la verdad?’ Es evidente que el incrédulo ro- mano no esperaba respuesta al interrogante: el justo, de todos modos, tampoco la dio. Lo fundamental de su misión como rey mesiánico no era dar testimonio de la verdad. Jesús había nacido para dar testimonio de la Justicia, de esa Justicia que deseaba se realizara en el reino de Dios. Y por esa Justicia fue muerto en la cruz” La Justicia carece de realidad material, no puede ser pesada, palpable ni medida y, además, se muestra constantemente huidiza ante los esfuerzos de asirla palpablemente. Porque ¿quién puede negar que cambia constantemente? Tampoco podemos negar a la Justicia como una parte de la moral y al igual que ella, cambia según el lugar, según la época y según el tiempo, sin embargo la Justicia podrá cambiar pero siempre será el valor supremo de toda moral y sobre todo del propio Derecho. El concepto de justicia no se detiene en los actos eternos del hombre, sino que regula lo interior del mismo, no permitiendo que ninguna parte de su alma haga otra cosa que aquello que le es propio. Consiste entonces en poseer y hacer lo que es de cada cual. Socialmente, es semejante a la armonía de los planetas que mantiene un coordinado movimiento, y individualmente es un orden y una belleza en las partes del alma. Lo malo surge
124
cuando existe una desarmonía entre el hombre y la naturaleza, entre los hombres y los hombres y entre el hombre y él mismo. La justicia se basa en el reparto equitativo de los beneficios de una ciudad entre sus habitantes, de modo que para gobernar de manera justa, aquellos que menos tienen deben ser los más favorecidos por la organización de la ciudad. Según esto, los gobernantes que quieran serlo de una ciudad, no pueden ser aquellos que ambicionen el poder para su propio enriquecimiento, sino que deben gobernar aquellos que lo hagan en virtud al desarrollo común. Si el gobierno recayese sobre aquellos que lo ambicionan, la sociedad sería deficiente e injusta. VERDAD La Verdad suele definirse como la conformidad existente entre lo que se expresa y la situación real de algo o el concepto real que se tiene acerca de un tema. La verdad se hace evidente mediante un sistema de falsación que, llevado a sus últimas consecuencias, demuestra como las proposiciones que hemos tomado en cuenta y que nos motivaron en origen, son esenciales y necesarias para conocer si la firme convicción torna en verdad o no, dependiendo si el objetivo inicial se cumple en el acto final. Mientras las proposiciones no sean falsables, quedan dentro del ámbito de la lógica y la razón. Esta pregunta es objeto de debate entre teólogos, filósofos y lógicos. Cuando la definición se cumple como verdadera, se suele decir que se ha cumplido de forma satisfactoria, colmando las expectativas del individuo, a tal grado que, al poner en práctica dicho conocimiento, produce cierto grado de felicidad o sensación de plenitud al ser consciente de los efectos prácticos de su trabajo.
125
El hombre busca la verdad mediante el ejercicio de las facultades racionales, en un grado más o menos acertado. En lógica, una proposición es toda aquella afirmación o negación a la que se le puede asignar un grado de certeza. Al ser procesada por las facultades racionales, ejecutadas por las facultades físicas y puestas a prueba según al criterio de la persona, esta puede tomar un valor verdadero verdad).
o
falso
Así
(véase
valor
podremos
de
tener
proposiciones certeramente falsas y/o certeramente verdaderas, dependiendo de las conclusiones a las cuales nos encaminen las facultades racionales de nuestra
mente
fabricadas
para
y/o
las
herramientas
tal
fin,
tales
como
ordenadores, ábacos o cualquier otro instrumento afín al modelo lógico/racional aceptado. Según la teoría de la adecuación, la verdad es la adecuación (no la identificación) entre las cosas y el entendimiento. Y tanto más verdadera será mi comprensión, cuanto más semejante sea a las cosas. Es una teoría de origen aristotélico-tomista. Cuando alguien está de acuerdo sinceramente con una afirmación, puede o no puede reivindicar que es la verdad. Mientras que uno puede tener un buen sentido intuitivo de lo que tiene que ser verdad, dar una definición que consiga una amplia aceptación es difícil. Una razón es que a menudo la verdad es primero indicada como un objetivo y sólo después de que la gente empiece a razonar qué verdad es realmente. La verdad es buscada en la religión, la filosofía, las matemáticas, la abogacía y la ciencia; estos campos usan diferentes métodos e intentan llegar a la verdad para servir a diferentes objetivos. No con sorpresa, el uso compartido de una sola palabra en todos estos campos provoca con facilidad confusión y conflicto.
126
Incluso la verdad, como la bondad y la belleza, es un tema perenne para la humanidad. Gran parte de este artículo trata de ideas filosóficas respecto a qué clase de cosas son llamadas verdad y el significado de la palabra verdad. Además, trata algunos usos particulares y peculiares de la verdad.
127
Autoevaluación: En el paréntesis de la derecha escribe una “V” si la oración es verdadera y una “F” si es falsa. José Ortega y Gasset – "La moral no es una performance suplementaria y lujosa que el hombre añade a su ser.
(V )
La posición innatista niega que la conciencia nace con el individuo, es una capacidad propia de la naturaleza humana.
( F )
En la actividad intelectual del individuo, en el uso de su inteligencia, se presentan dos tipos de conciencia. Una es la conciencia Psicológica y ( V ) otra la conciencia MORAL. El Determinismo Biológico y el Sociológico que niegan la existencia de ( F ) otras fuerzas rectoras de la conducta humana como pueden ser la programación genética y la coerción social. El educando debe cumplir una condición: respeto al docente.
( F)
Soy libre en la medida en que ningún hombre ni ningún grupo de ( V ) hombres interfieren en mi actividad.
Mill consideraba el bien como algo subjetivo, no sólo por haber insistido ( F ) en la idea de que lo bueno de cada cosa es la conservación y persistencia en su ser. Ya había hecho notar Condorcet que la idea de los derechos ( V ) individuales estaba ausente de las ideas jurídicas de los griegos y romanos…
128
Unidad IV
La Ética del Policía como Servidor Público
129
Unidad IV. La Ética del Policía como Servidor Público. A) Concepto y características del servidor público. Es
toda
persona
física
que
desempeñe en un sujeto obligado, algún empleo, cargo, comisión o funciones
públicas
naturaleza,
de
cualquier
por
elección,
nombramiento, concurso o contrato. Cuando hablamos de características del servidor público, nos referimos a las cualidades que debe reunir un servidor público, para llevar a cabo su función correctamente. Estas
características
directamente
de
se Ley
toman de
Responsabilidades de Los Servidores Públicos del Estado de Chiapas, en su artículo 45. Mencionaremos algunas de ellas a continuación. En primer lugar está la Diligencia. La diligencia, en sentido más alto, es el esmero y el cuidado en ejecutar algo. Una prontitud de hacer algo con gran agilidad tanto interior como exterior. Como toda virtud se trabaja, netamente poniéndola en práctica. Se observa esto al Custodiar y cuidar la documentación (sic) e información que por razón de su empleo, cargo o comisión, conserve bajo su cuidado o a la cual tenga acceso.
130
Buena Conducta: Observar en la dirección de sus subalternos las debidas reglas del trato y abstenerse de incurrir en agravios, desviación o abuso de autoridad. Honradez: Utilizar los recursos que tengan asignados para el desempeño de su empleo, cargo o comisión, ejercer las facultades que le sean atribuidas y emplear la información reservada a que tenga acceso por su funcion, exclusivamente para los fines a que están afectos. Respeto:
Observar respeto y subordinación legítimas a sus superiores
inmediatos
o
mediatos,
cumpliendo
las
disposiciones que estos dicten en el ejercicio de sus atribuciones;
Comunicar por escrito al titular de la dependencia o entidad en la que presten sus servicios, el conocimiento de las violaciones a este articulo o las dudas fundadas que le suscite la procedencia de las órdenes que reciba; Cabe destacar que estas entidades pueden ser -territoriales o especializadas (por servicios)-, como miembros de la fuerza pública, o en cualquier otra condición que ante la ley les dé tal carácter. Así por ejemplo, para efectos penales y disciplinarios son servidores públicos los particulares que ejercen funciones públicas en forma permanente o transitoria, o administran recursos provenientes de contribuciones. Todo servidor público está al servicio del Estado y de la comunidad y debe ejercer funciones en la formas prevista por la constitución, la ley o el reglamento, estando su responsabilidad y la manera de hacerla efectiva determinadas por la ley. 131
Así
las
cosas,
y
sin
importar
la
forma
o
manera
en
que
se
encuentre vinculado ese servidor público, deben asistirlo
compromisos
mayores consigo mismo, la
comunidad,
la
institución a la que presta sus servicios y por ende con el estado, lo que importa y le impone por encima de cualquier circunstancia, lealtad, entrega, vocación, sacrifico, capacidad, disciplina, honorabilidad, voluntad y honradez, entre otras muchas consideraciones y convicciones, mismas que debe ofrecer en beneficio que no en detrimento de las instituciones, la ciudadanía y el estado, reflejando en ello la esencia fundante y fundamental de lo que es y debe ser el Estado en las más de sus dimensiones, máxime cuando es el nuestro un estado social de derecho (con forma unitaria y gobierno republicano) cuya configuración jurídico - política se halla inspirada en el propósito cierto y eficaz de brindar a la actividad estatal el más amplio de los despliegues posibles dentro del ámbito de las realidades sociales, con el fin que ella, la actividad estatal, pueda hacer cabal y efectiva la igualdad entre los gobernados, en la procura incesante de lograr con ello la síntesis entre la democracia y los fines sociales de toda estructura institucionalizada de poder. No podemos dejar de lado y mucho menos olvidar bajo premisa alguna, que como servidores públicos nos debemos a la comunidad, la cual y mediante el cumplimiento de sus deberes contributivos permite que el gobierno cumpla con sus compromisos salariales y prestacionales respecto de nosotros, una más de las razones por la cual no podemos dar pie para que la población manifieste inconformismo frente a los actores e instituciones del estado, particularmente por cuanto aún hoy, y no obstante los ingentes esfuerzos gubernamentales, persisten desde ciertas franjas ciudadanas, quejas sobre incompetencia, negligencia y deshonestidad por parte de servidores 132
del estado en el manejo de los asuntos públicos y en la búsqueda de soluciones verdaderas de los problemas que afectan directa o indirectamente a la sociedad en su conjunto. Tampoco nos es dable a los servidores públicos, permitir desde nuestra función, razón de ser y existir, que tome fuerza ningún descontento ni sentimiento negativo frente a la forma como debemos y tenemos que conducir menos
nuestras que
pesimistas,
se
actuaciones generalicen
frustraciones
y
mucho
perspectivas ni
censuras
ciudadanas hacia el servicio y los servidores públicos, toda vez que con ello en nada contribuimos a la buena marcha de nuestra institucionalidad. Las acciones de los servidores públicos deben estar siempre, por siempre y como fórmula de superación, encaminadas urgentemente a borrar de una vez por todas la visión negativa que los ciudadanos tengan o puedan tener sobre el manejo de las instituciones del estado y en oposición a lo cual, enfrentar con realismo ese posible desprestigio y frustración, en dirección expedita a robustecer ese servicio público mediante sólidos y congruentes fortalecimientos en lo democrático, institucional y estatal, con lo que ganaremos todos en beneficio de todos. B) Principios generales de la deontología en el policía. La Deontología al tratar sobre los deberes de todas las profesiones, contempla principios básicos que pueden aplicarse perfectamente a toda profesión.
1. Principio de la profesionalidad La profesionalidad es un principio ético primordial dentro de la profesión denominada y supone que el policía
trabajará con respeto a la persona, protección de los
derechos humanos, sentido de la responsabilidad, competencia profesional y prudencia. Su autoridad se fundamenta en su competencia, su capacitación, su cualificación para las acciones que desempeña y su capacidad de autocontrol. Ha de 133
estar profesionalmente preparado/a para la utilización de métodos, herramientas educativas y tareas que utilice en su práctica profesional, así como para identificar los momentos críticos en los que su presencia pueda limitar su acción. 2. Principio de justicia social La actuación del Servidor Público debe basarse en el derecho al acceso, que tiene todo ciudadano, al uso y disfrute la seguridad en un marco del Estado Social Democrático de Derecho. Esto exige, además, que desde el proceso en su desempeño, actúe siempre en favor del pleno e integral desarrollo y bienestar de las personas y los grupos, actuando no sólo en las situaciones problemáticas sino en la globalidad y la vida cotidiana en general.
De acuerdo con este principio, para el servidor público es imperativo actuar siempre en el marco de los derechos fundamentales, y en virtud de
los
enunciados
derechos en
la
humanos Declaración
Universal de los Derechos Humanos.
3. Principio de la información responsable y de la confidencialidad En consonancia con éste y el anterior principio, constituye una obligación ineludible para el Servidor Público guardar el secreto profesional en relación a todas aquellas informaciones obtenidas directa o indirectamente acerca de los sujetos. En aquellos casos en que por necesidad profesional se haya de trasladar información entre profesionales o instituciones, siempre ha de tenerse en cuenta este principio. 4. Principio de la formación permanente El Policía Preventivo tiene el deber y el derecho de formarse de manera permanente y continua, e ir avanzando, no sólo en cuanto a conocimientos, sino también en referencia a la calidad de su servicio, a través del análisis crítico de su experiencia. Esto significa, un proceso continuo de aprendizaje que permita el desarrollo de recursos personales que favorezcan la actividad profesional. 134
5. Principio de la solidaridad profesional
El Policía Preventivo debe mantener una postura activa, constructiva y solidaria en lo referente a la práctica de su profesión.
6. Principio de respeto a los sujetos que conforman el Cuerpo de Seguridad Pública del Estado. El Policía Preventivo debe respetar la autonomía y la libertad de los sujetos con los que trabaja, fundamentándose tal principio en el respeto a la dignidad de la persona y en el principio de profesionalidad descrito en este Código.
7. Principio de la coherencia institucional El Policía Preventivo debe conocer y respetar los programas de seguridad que implemente el Estado, en aras del mejoramiento de la seguridad pública.
8. Principio de la participación comunitaria El Policía Preventivo debe promover la participación de las personas y de la comunidad en labores de Prevención del Delito, intentando conseguir que sea la propia comunidad con la que interviene, la que busque y genere los recursos y capacidades para transformar y mejorar la seguridad de la comunidad en la que está inserto.
135
9. Principio de complementariedad de funciones y coordinación.
El
Policía
Preventivo
trabajará
siempre inserto en coordinación con las
demas
corporaciones
seguridad
pública
coordinada,
para
en
de forma
enriquecer
su
trabajo. Esto está contemplado en la ley General que Establece las bases de coordinación del sistema nacional de seguridad pública, la cual tiene como propósito La presente ley tiene por objeto establecer las bases de coordinación entre la Federación, los Estados, el Distrito Federal y los Municipios para la integración y funcionamiento del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
C) Servicio a la justicia y al derecho. Cuando hablamos de la justicia nos referimos a la concepción que cada época y civilización tienen acerca del bien común. Es un valor determinado por la sociedad. Nació de la necesidad de mantener la armonía entre sus integrantes. Es el conjunto de reglas y normas que establecen un marco adecuado para las relaciones entre personas e instituciones, autorizando, prohibiendo y permitiendo acciones específicas en la interacción de individuos e instituciones.
El trabajo policial requiere en gran medida del apego de ese valor fundamental en toda sociedad y esta exige que la función que realiza sea en total apego a la justicia y al derecho. Ya que de acuerdo al desempeño que realice, es que tendrá de la sociedad todo el apoyo que el Policía Preventivo requiera.
136
En este sentido mas adelante encontraremos inmersos en los principios de
la
deontología policial de Sir Robert Peel el servicio a la justicia y al derecho que todo Policía Preventivo debe de cultivar.
D) Espíritu creativo y de servicio. El Espíritu de servicio es el que se destaca en personas altruistas, que siempre están atentas a prestar ayuda, que buscan la manera de aportar lo necesario para mejorar, apoyar o incentivar progreso en la situación del prójimo. En el caso del servidor público, se exige de el que cuente con esta virtud, ya que por el lugar que ocupa dentro de la sociedad, es imprescindible que actúe desinteresadamente en el desarrollo de sus funciones. El servidor público tiene como obligación el servicio a la ciudadanía y se pretende que este servicio lo lleve a cabo no por exigencia, sino por virtud de manera que le sea grato servir a la sociedad a la que pertenece y sea este servicio con esmero, trayendo como resultado beneficios a toda la comunidad. Desafortunadamente esta atención no se lleva a cabo tal como la ética profesional lo demanda, y es la causa de mucho de los problemas existentes en la actualidad, dentro de las instituciones pública y mientras esto no cambie el panorama actual será muy difícil que cambie. El servicio a la ciudadanía Cuando hablamos de servicio a la ciudadanía nos estamos refiriendo al conjunto de actividades interrelacionadas que ofrece el Estado con el fin de que la ciudadanía satisfaga sus necesidades, tendientes a vivir armónicamente en el espacio donde se desenvuelve.
137
Para identificar cuales son esas necesidades recomendamos el siguiente ejercicio. 1.- Investigar que es lo que requiere la sociedad. Para determinar cuáles son las necesidades que la sociedad demanda se deben realizar encuestas periódicas que permitan identificar las mas exigentes, además se tiene que establecer la importancia que le da la ciudadanía a cada una de ellas. Es necesario estar al tanto de lo que llevan a cabo las diversas entidades o dependencias municipales y estatales, de manera que se pueda enriquecer con las distintas experiencias ajenas y propias. De esta manera se atenderá cada vez mejor las distintas necesidades que se detecten en las encuestas o cualquier instrumento que nos sirva para obtener dicha información. 2.- Qué nivel de servicio se debe ofrecer Ya conociendo las necesidades, ahora se tiene que detectar la cantidad y calidad que ellos desean, para hacerlo, se puede recurrir a varios
elementos,
entre
ellos,
encuestas
periódicas a los diversos sectores de la sociedad, buzones de sugerencias, número 800
y
sistemas
de
denuncias.
Los dos últimos bloques son de suma utilidad, ya que maximizan la oportunidad de conocer los niveles de satisfacción y en qué se está fracasando.
3.- Cuál es la mejor forma de ofrecer los servicios Se debe tomar en cuenta el presupuesto con el que cuenta la dependencia. De esta manera los objetivos serán mas alcanzables, puesto que parte del fracaso de muchos programas se debe a una mala planeación en los gastos que se requieren
138
para mantener los distintos programas, que se instrumenten para satisfacer las necesidades identificadas en las encuestas. Elementos de servicio a la ciudadanía
Contacto cara a cara
Buena relación con la ciudadanía
Correspondencia
Denuncias
Instalaciones
Importancia del servicio a la ciudadanía Un buen servicio a la ciudadanía puede llegar a crear una imagen de confianza, de manera
que
la
sociedad
brinde
el
apoyo
cuando
este
sea
necesario.
Perder la confianza de la sociedad es nefasto para alguien que requiere de ella por lo que se ve necesario trabajar esta parte mediante diversas estrategias encaminadas a mejorar la relación con ella. De acuerdo al servicio que se reciba, de acuerdo a la atención que uno tenga de quien se requiere, va a ser la conducta que se va a manifestar cuando se requiera de quien me brindó un servicio, sea esta conducta negativa o positiva. No se aceptan excusas de cualquier tipo para abandonar la obligación, sea cual fuere, ya que la grandeza de una institución es probada en los momentos mas difíciles. Los servidores públicos que están en contacto permanente con la sociedad proyectan actitudes que lo afectan en las diversas interacciones, esto puede servir como un evaluador constante del sentir de la sociedad con respecto a su demanda que tenga esta de los servidores
públicos,
ya
que
cada
139
interacción que se tenga resultará en indicios del desempeño llevado a cabo por parte de la corporación. Acciones: Las actitudes se reflejan en acciones: el comportamiento de las distintas personas con las cuales la sociedad entra en contacto produce un impacto sobre el nivel de satisfacción, se incluye: La cortesía general con el que el personal maneja las preguntas, los problemas, como ofrece o amplia información, provee servicio y la forma como la empresa trata a los otros clientes. Los
conocimientos
del
personal
están
concentrados en identificar y satisfacer las necesidades de los ciudadanos, desde la más
simple
ayuda
tal
como
brindar
información, brindar auxilio en un asalto, rescate de secuestrado etc. No se debe ver a
los
ciudadanos
como
un
botín
de
ganancias ya que del Estado se devenga un salario para brindar la atención necesaria, por lo que el policía preventivo debe conformarse con el sueldo que obtiene por sus servicios.
Puntos a observar cuando se atiende a la ciudadanía Dentro de su plan de trabajo cada dependencia, posicionan a sus clientes por encima de todo, muchas veces esta sentencia no se cumple.
1.- El ciudadano por encima de todo Es al ciudadano a quien debemos tener presente antes de nada.
140
2. - Cumple todo lo que prometas Son muchas las empresas que tratan, a parir de engaños, de efectuar ventas o retener clientes, pero ¿qué pasa cuando el cliente se da cuenta? 3. Solo hay una forma de satisfacer a los ciudadanos, darle mas de lo que espera. Cuando el ciudadano se siente satisfecho al recibir mas de los esperado ¿Cómo lograrlo? Conociendo muy bien a nuestros clientes enfocándonos en sus necesidades y deseos. 4.- Para el ciudadano tu marcas la diferencia El policía preventivo que tiene contacto directo con los ciudadanos tienen un gran compromiso, pueden hacer que un cliente regrese o que jamás quiera volver. Eso hace la diferencia. 5.- Un ciudadano insatisfecho corre la voz, de su insatisfacción
Los Policías Preventivos empleados son los primeros que deben estar satisfechos, si no se les satisface a ellos como pretendemos satisfacer a los ciudadanos, por ello se debe trabajar mucho en relación a las condiciones laborales de los Policías Preventivos.
7.- El juicio sobre la calidad de servicio lo hace la ciudadanía La única verdad es que son los clientes son quienes, en su mente y su sentir lo califican, si el servicio que se les está brindando es bueno, se obtiene una buena calificación
8.-
Por
muy
bueno
que
sea
un
servicio
siempre
se
puede
mejorar
Si se logró alcanzar las metas propuestas de satisfacción de necesidades, es necesario plantear nuevos objetivos. 141
9.- Cuando se trata de satisfacer las demandas de la ciudadanía, todos somos un equipo. Todas las personas de que conforman la dependencia de seguridad deben estar dispuestas a trabajar en pro de la satisfacción de la ciudadanía, trátese de una queja, de una petición o de cualquier otro asunto. ¿Qué significa tener espíritu creativo? De acuerdo a todo lo que hemos estudiado hasta este momento es necesario primeramente trabajar la parte creativa en cada uno de los actores que conforman la seguridad pública, siendo necesario esto desde el momento en que los hábitos y las costumbres ya no sirven para seguir a flote y surge la necesidad de utilizar la imaginación y la creatividad para abrir nuevas posibilidades de éxito. Aquellos servidores públicos que cultiven un ambiente en el que prima el talento, la creatividad y la imaginación, serán capaces de cambiar el rumbo actual ahora que la economía se desacelera y los niveles de consumo caen progresivamente. El viento sopla en dirección contraria y hay que manejar el barco de otra forma para llegar al mismo destino. Fomentar la creatividad tiene dos aspectos importantes: Creatividad y confianza: la perspectiva interna La creatividad es necesaria en toda profesión ya que de esta manera, ya que de la idea brillante a la fantasía hay un paso. En el entorno policial la creatividad está limitada al marco legal, por lo que todo está permitido mientras que sea dentro de la ley, de manera que el desempeño
policial
se
enfoca
a
la
búsqueda de nuevas formas de operar. Este actuar policial no solamente se circunscribe
a
la
parte
reactiva
sino
preventiva que es la parte que últimamente se le está dando mas importancia, y es donde la creatividad de los servidores 142
públicos tiene mayor esfera de acción ya que se pueden llevar a cabo múltiples maneras de prevenir el delito, propiciando con ello, menos incidencias delictivas. Entendiendo entonces que la creatividad en la prevención tiene un mayor campo de acción es posible entonces llevar a cabo una serie de actividades con el objeto de desarrollarla, en conjunto con cada uno de los actores que están inmersos en el sector de la seguridad pública. Creatividad y curiosidad: la perspectiva externa Además de crear un entorno en el cual la creatividad puede florecer hay otro hábito que es importante para generar nuevas ideas: la curiosidad. El trabajar en conjunto siempre redundará en beneficio para la comunidad, aunque se requiere de mucha coordinación para que esto se realicé en los mejores términos. Un equipo que tiene un interés natural en lo qué esta pasando en el área de su competencia y se pregunten entre otros ¿Qué exige la sociedad de nosotros? ¿Qué podemos hacer para atender esas exigencias? ¿Cómo lo vamos a solucionar? etcétera, cada una de estas preguntas permiten por consecuencia el desarrollo de un espíritu creativo. Como servidor público sería bueno preguntarse periódicamente si la forma de trabajar en dentro de la corporación está fomentando el espíritu creativo desde o bien es necesario llevar a cabo acciones profundas para ser capaces de generarlas. Al final es en la creatividad dónde está el éxito y la garantía de alcanzar cada una de las metas propuestas dentro de su ámbito de trabajo.
E) Principio de decoro y dignidad profesional. Cuando hablamos de decoro nos referimos al honor que se le debe a la profesión asi como a la seriedad que se le debe a la misma. Toda profesión en si merece, de los que la ejercen, un respeto al momento de actuar y de conducirse como profesionales, ya que
143
de ello depende el respeto que la sociedad le tanga a la profesión sea cual esta fuere. En la profesión policial, no hay excepción ya que el decoro profesional debe observarse en todo momento de la actuación de los miembros de los cuerpos policiales. Cuando hablamos de dignidad profesional nos referimos a la calidad de digno. Es el sentimiento que nos hace sentir valiosos, sin importar nuestra vida material o social. La dignidad se basa en el reconocimiento de la persona de ser merecedora de respeto, es decir que todos merecemos respeto sin importar cómo seamos. Al reconocer y tolerar las diferencias de cada persona, para que ésta se sienta digna y libre, se afirma la virtud y la propia dignidad del individuo, fundamentado en el respeto a cualquier otro ser. La dignidad es el resultado del buen equilibrio emocional. A su vez, una persona digna puede sentirse orgullosa de las consecuencias de sus actos y de quienes se han visto afectados por ellos, o culpable, si ha causado daños inmerecidos a otros. La misma dignidad que nos pone por encima de la naturaleza, pues podemos transformarla también en nosotros mismos, contenerla, regularla, nos hace responsables. Un exceso de dignidad puede fomentar el orgullo propio, pudiendo crear la sensación al individuo de tener derechos exclusivos (privilegios). La dignidad refuerza la personalidad, fomenta la sensación de plenitud y satisfacción. Como
decíamos
líneas
atrás
encontraremos inmersos el servicio a la justicia y al derecho, la dignidad y el decoro profesional en los principios de la deontología policial se instituida en 1829, cuando Sir Robert Peel propuso el London Metropolitan Police Act.
La lectura de sus 9 principios hace reflexionar sobre su permanente vigencia.
144
A continuación abordaremos los 9 principios que la contienen. Sir Robert Peel (1829): El policía como ciudadano de uniforme (la policía son los ciudadanos y éstos son la policía)
Prevenir el delito y el desorden, antes que reprimirlos por la fuerza militar y por la severidad de las penas previstas por la ley.
No olvidar nunca que si la policía quiere ser capaz de cumplir con sus funciones y sus obligaciones, hace falta que los ciudadanos aprueben su existencia, sus actos y su comportamiento y que la policía sea capaz de ganar y conservar el respeto de los ciudadanos. No olvidar nunca que ganarse el respeto de los ciudadanos y conservarlo significa también asegurarse la cooperación de un público dispuesto a ayudar a la policía a respetar las leyes. No olvidar que cuanta mayor cooperación se obtenga de los ciudadanos, menos necesario será el empleo de la fuerza física y del enfrentamiento para conseguir los objetivos de la policía. Obtener y conservar la aprobación de los ciudadanos, no halagando la opinión pública, sino utilizando siempre la ley de una manera absolutamente imparcial, independientemente de su relación con la política y sin preocuparse de la justicia o la injusticia de fondo de las leyes; poniendo su servicio y amistad a todos los ciudadanos (...) Siendo siempre cortés y amable y no dudando en sacrificarse cuando se trate de defender la vida. 145
Utilizar la fuerza física en los casos donde la persuasión, los consejos y las advertencias, hayan resultado ineficaces para asegurar el respeto de la ley o el restablecimiento del orden; y en un caso dado, no utilizar más que el mínimo
de
fuerza
física
necesaria
para
conseguir los objetivos planteados. Mantener
siempre
con
la
ciudadanía
las
relaciones que permitan concretar la tradición histórica según la cual la policía son los ciudadanos y éstos son la policía; los policías no son más que miembros de la ciudadanía pagados por ocuparse, a tiempo completo, del bienestar de la comunidad, de las tareas que incumben a cada ciudadano. No perder nunca de vista la necesidad de atenerse estrictamente en las funciones que son las de la policía y abstenerse de usurpar, incluso aunque sea en apariencia, los poderes del aparato judicial para vengar a los individuos o al Estado y para juzgar autoritariamente sobre la culpabilidad y castigar a los culpables. No perder nunca de vista que el criterio de la eficacia de la policía es la ausencia de crimen y de desorden y no la manifestación visible de la acción de la policía para conseguir estos resultados. En la observancia de cada uno de los principios tendremos a un policía digno y con decoro profesional.
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Autoevaluación: En el paréntesis de la derecha escribe una “V” si la oración es verdadera y una “F” si es falsa. Servidor Público es toda persona física que desempeñe en un sujeto obligado, algún empleo, cargo, comisión o funciones públicas de cualquier ( ) naturaleza por elección, nombramiento, concurso o contrato. La diligencia, en sentido más alto, es el esmero y el cuidado en ejecutar algo. Es hacer algo con gran agilidad tanto interior como exterior. Como (
)
toda virtud se trabaja, netamente poniéndola en práctica. Honradez, es observar respeto y subordinación legítimas a sus superiores inmediatos o mediatos, cumpliendo las disposiciones que estos dicten en (
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el ejercicio de sus atribuciones Las acciones de los servidores públicos deben estar siempre, por siempre y como fórmula de superación, encaminadas urgentemente a borrar de (
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una vez por todas, la visión positiva de los ciudadanos hacia la policía. La profesionalidad es un principio ético primordial dentro de la profesión denominada y supone que el policía trabajará con respeto a la persona, (
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protección de los derechos humanos… El Policía Preventivo tiene el deber y el derecho de formarse de manera permanente y continua, e ir avanzando, no sólo en cuanto a (
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conocimientos, sino también en referencia a la calidad de su servicio… La Lealtad nos referimos a la concepción que cada época y civilización tienen acerca del bien común. Es un valor determinado por la sociedad. ( ) Nació de la necesidad de mantener la armonía entre sus integrantes. Cuando hablamos de decoro nos referimos al honor que se le debe a la profesión asi como a la seriedad que se le debe a la misma.
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HOJA DE RESPUESTAS
Módulo I
Módulo III 1.- V 2.- F 3.- V 4.- F 5.- F 6.- V 7.- F 8.- V
Módulo II
1.- V 2.- F 3.- V 4.- F 5.- F 6.- V 7.- F 8.- V
Módulo IV 1.- a 2.- b 3.- b 4.- b
1.- V 2.-V 3.- F 4.- F 5.- V 6.- V 7.- F 8.- V
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Bibliografía
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