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INTRODUCCIÓN
A LA LINGüíSTICA
COGNITIVA
Una de las afirmaciones más polémicas a las que se llega am pliando el concepto de construcción es que,las secuen~ias sintácticas tienen significado por derecho propio. Esta es una Idea bastante sugerente, sobre todo cuando se consideran construcciones cuyo significado no deriva de la suma de sus partes constituyentes, como, por ejemplo, en la construcción: "¿SV[infinitivo] SN [nominativo]?": (14) ¿Conducir rápido yo? El valor de esta construcción presenta una situación que es justamente la contraria de la anterior, ya que cualquier hablante de castellano reconoce esta construcción básicamente como equivalente a una negación (No conduzco rápido). Lo interesante de esta construcción es que la interpretación de negación no se puede deducir directamente de sus componentes, ni desde el punto de vista formal -se trata de una interrogación afirmativa-, ni desde el punto de vista semántico -no existe ningún elemento. semánti~amente negativo-. Es decir, una persona que no conociera la eXIStencia de esta construcción, no la entendería como una negación y, de hecho, es muy probable que no la pudiera interpretar correctamente. Resulta evidente que el valor último de la construcción de (14) no es computable a partir de la suma de sus componentes, pero ello no implica que no existan marcas formales que activen su interpretación semántico-pragmática. Es el uso del infinitivo en una interrogación (retórica o bien semiecoíca), frecuentemente seguido de un sujeto posverbal, lo que activa la lectura negativa. Observemos que, si la construcción no es interrogativa (o exclamativa), se convierte en agramatical (salvo, claro está, en el idiolecto de Tarzán): (1S) *Conducir rápido yo Es más, si la estructura no contiene un infinitivo, no recibe una lectura negativa, como demuestra el hecho de que (16) es una pregunta "normal" (es decir, no retórica), que, además, no requiere un sujeto explícito por tener esta información codificada en la desinencia verbal. (16) ¿Conduzco rápido?
SEMÁNTICA
Y GRAMÁTICA
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Esta observación tiene repercusiones teóricas de dimensiones considerables. A diferencia de otros marcos teóricos, la lingüística cognitiva cuestiona la separación de la sintaxis y la semántica. De hecho, muchos casos que, a primera vista, parecen ser "cuestión de pura forma" resultan ser construcciones gramaticales que han de satisfacer ciertas restricciones semánticas. Como muestra, un botón: (17) a. Soy médico y Sonia es enfermera b. *Sonia es enfermera y soy médico En (17b), el segundo miembro coordinado no permite la omisión del pronombre. Aunque el castellano se suele citar como una de las lenguas de sujeto vacío por excelencia, existen ciertas construcciones gramaticales como ésta que no toleran la omisión del sujeto. Es precisamente este tipo de fenómeno poco usual el que llama la atención a los "construccionalistas". Es posible estipular una restricción formal que dé cuenta de esta estructura; pero esta solución sería sin duda problemática, puesto que hay construcciones con y que admiten perfectamente la elisión del pronombre, incluso cuando las diferentes cláusulas no comparten el mismo sujeto: (18)
María se fue de casa y me puse a llorar
La construcción empleada en (18) difiere de la de (17) porque expresa una secuencia de acontecimientos que activa una inter pretación causa-efecto. En cambio, la construcción de (17) exige la presencia del sujeto gramatical en la segunda cláusula coordinada porque expresa un contraste temático entre el primer y el segundo sujeto. Es decir, no es el simple cambio de sujeto lo que obliga a que aparezca el segundo de ellos, sino que es la construcción en sí la que impone restricciones tanto de significado como de forma. De nuevo, estos hechos no parecen desprenderse de principios generales, sino de construcciones que relacionan forma y significado de manera no completamente arbitraria ni predecible. De ejemplos como éstos se deduce que es necesario partir del concepto de construcción gramatical para derribar el muro que