No fue un sueño Un cuento de ldana
Final Final 1
CAPITULO 9
Sentada en su despacho con una taza de café entre sus manos se encontraba Maca, allí en la soledad mientras sus ojos se escapaban por la ventana, recordaba los momentos más salvajes de aquel tiempo intenso que habían compartido. Apoyó su cabeza en el respaldo, podía recordar en su propia piel los labios húmedos de su ama, la lengua juguetona que se introducía por todos los lugares más insospechados que podía imaginar, pensó que había sido una maestra ejemplar aunque nunca pensó que se entregaría a una mujer y mucho menos de la forma que lo hizo. Cerró los ojos durante un rato para rememerar aquellos instantes, aquellos aquellos gemidos, aquella palabras, cuando nuevamente nuevamente abrió los ojos se encontró frente a ella en su cocina a la Sra. Basilia, quien se disculpó por entrar de aquel modo a su casa, pero no le abría.
Ba_ Hoy es Navidad y te traigo un cocido que he preparado.
M_ Gracias... Gracias.. . no sé que haría sin usted le sonrió.
Ba_ Hija.. Hija.... deber deberías ías cambiar cambiar esta casa, casa, no parece parece tuya tuya le dijo dijo con debilid debilidad ad para no ofenderla.
M_ Está bien así, gracias.
Entonces la mujer le contó la fiesta que iban a preparar en el pueblo, un belén viviente y luego, chocolate para todos. Maca sonrió pensando que debería acudir aunque lo que menos le apetecía era moverse de allí. Entonces la miró y pensó que era una buena oportunidad para saber más de su vecina.
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M_ ¿Es tal como dicen?
Ba_ ¿Cómo dicen dicen en la televisión? televisión? Maca asintió mirándola-. mirándola-. No, No, es una gran persona, yo yo siempre dije que lo peor que pudo hacer fue separarse de Cruz, lo pasó muy mal entonces, pero el amor había terminado y no se puede vivir como una amiga con tu pareja.
M_ Siguen juntas, supongo que quedaron bien notó en su propia voz celos inexplicables.
Ba_ Es que la verdad con Esther es imposible terminar mal.
M_ Pues Pues por lo que que dicen... dicen... interrumpió a la mujer obligándola obligándola a mirarla. mirarla.
Ba_ Ya, pero yo creo que por esta vez el miedo de estar sola la empujó a esa mala mujer. Y ahora sufre las consecuencias. Pero de verdad te digo que es una persona respetable, cariñosa, trabajadora y muy tierna.
M_ ¿Lo ¿Lo ti tien enee todo todo,, verda erdad? d? - preg pregun untó tó con con esce escept ptic icis ismo mo sin sin qu quer erer er reco record rdán ándo dola la salvajemente como una leona sobre ella-. Hasta la admiración de este pueblo.
La mujer la miró sonriente moviendo la cabeza y emitiendo una sonrisa amplia. Maca la miró, carraspeó y dejó la taza sobre la mesa.
M_ No entiendo cómo un pueblo como éste, pequeño, alejado gracias a Dios de la civiliza civilización ción que reside en la ciudad, ciudad, lejos de envidia envidias, s, prisas, prisas, odi odios, os, aquí aceptan a una mujer muj er lesbia lesbiana na cuand cuandoo en lo qu quee para para todo todoss es el mun mundo do perfec perfecto to de las capitale capitales, s, ahí todavía tienen tantos prejuicios 3
Ba_ Quizá porque a nosotros nos importa el ser humano, nadie puede juzgarla por su vida íntima, aquí jamás se hizo, el hijo de la tieta Carmen, era amanerado, los amigos se burlaban y aquello aquello creó un un conflicto Maca escuchaba escuchaba atentamente-. atentamente-. El muchacho muchacho era un cielo cielo y el alcalde de por entonces, el tío Bautista que en paz descanse, nos reunió a todos los vecinos, incluido el cura de por entonces, un Ángel, dado que la tieta Carmen había enfermado y todos sabíamos que era por cómo trataban al chaval, pues en la plaza decidimos por el bien de todos, cesar en las burlas, y aquel que sus hijos o adultos rompiera aquel acuerdo, pagaría a modo de disculpa con ganado, gallinas o lo que fuera. Claro aquello fue determinante sonrió orgullosa-. Pero claro, nadie pensaba que dos mujeres al menos no en este pueblo, al principio cuando se supo, se levantó polvareda, claro, era irremediable. Pero los viejos del lugar entre los que orgullosamente me encuentro recordamos aquella reunión por el hijo de la Tieta Carmen, Carme n, el resto ya ya lo conoces le dijo dijo con una sonrisa acompañada por Maca
Despidió a la Sra Basilia asegurándole que trataría de ir a ver el belén como los años anteriores había hecho, pero le comentó la situación con las gatas y el cuidado que debería tener. Después subió hasta su habitación con las palabras de la Sra. Basilia resonando en su cabeza, debería hacer algo, tenía razón, no podía tener aquella casa así, ¿y si Esther entraba y lo veía?
M_ Esther... murmuró exhalando un profundo suspiro y con temor se preguntó en voz voz alta mientras apoyaba su frente contra el cristal-. ¿Qué pasará cuando te vuelva a ver?
Comió sola en su triste cocina, después se tumbó un rato en la cama para descansar y recuperar algo de fuerzas perdidas durante la noche, después tal y como había prometido se fue hasta el Belén viviente. Allí recibió su vaso de chocolate y su trozo de bollo, la gente le sonreía, le felicitaba la Navidad y ella con una sonrisa les devolvía el gesto. Había llegado el 4
momento en que los niños como todos los años le cantaban al niñito Jesús del Pesebre, ella se apartó a un lado, donde había menos gente, sus ojos miraban la escena pero no se reflejaba en su memoria, allí residía Esther y tanto pensar en ella, notó hasta como si en ese momento rozara su cintura. Salió de su ensimismamiento cuando notó sus labios rozando con su aliento la oreja mientras le decía.
E_ Tengo más ganas de ti... te espero impaciente.
Se giró y vio como se marchaba con una sonrisa de lado, le hubiera gustado ir y decirle que estaba loca si pensaba que podía manejarla, pero no tuvo fuerzas más que para observar cómo se alejaba. Durante el resto de los villancicos trató de quitarse de la cabeza su encuentro, pero le fue imposible, se marchó de allí enfadada consigo misma por no poder olvidar sus palabras, sin duda, cuando fuera a su casa, tendría que enfrentarse a ella y decirle que con aquel juego se había equivocado. Subió a su furgoneta y al llegar miró la casa de la vecina, había luz y a pasos rápidos se metió en su propia casa, se quitó el abrigo, subió con rapidez las escaleras entrando a su habitación enfadada, quería cambiarse de ropa y debía omitirla.
Entró a su habitación y al abrir la puerta y la luz, la vio allí en su cama rodeada de almohadones, con sonrisa liviana, ojos pícaros y gesto ardiente, tapaba su desnudez con la sábana pero dejaba ver partes de su cuerpo estratégicas. Entonces con un susurro que envolvió por completo el ambiente pesado de aquella casa, le dijo...
E_ Desnúdate, quiero ver como te desnudas para mí la miraba con fuego en sus ojos, y con autoridad en sus gestos insistió-. Desnúdate.
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Era extraño aquel juego, porque se mostraban de manera herida, se hablaban rozando el odio, con austeridad y gestos gélidos. Querían demostrarse quien era la más fuerte, la que más odiaba a la otra y sin embargo, sus ojos daban a su vez, muestra de un profundo respeto al mismo tiempo que cierto temor.
M_ ¿Por qué no me desnudas tú? clavó su mirada tan ardiente como la otra en los otros ojos que se mostraban igual.
E_ Porque quiero que lo hagas tú.
M_ Vamos ven, demuéstrate que también puedes arrastrarte como lo hice yo.
Ganó la prueba con aquellas palabras, Esther salió de debajo de la sábana completamente desnuda, reptando hasta ella que se mostró complacida. Esther comenzó despacio a desabrochar los botones, tan poco a poco, que a Maca la respiración pareció que la iba a ahogar, la diseñadora la miraba y disfrutaba de lo que veía. Nuevamente volvieron a devorar sus pieles, un deseo loco que las volvía diferentes, era un choque de dos trenes, era la erupción de un volcán, recorriendo el deseo sus cuerpos tal si fuera la lava lava ardiente y destructiva a su paso.
Después de la batalla, llegaba la calma, el cuerpo más fuerte de Maca, se encontraba tendido boca a bajo con los brazos en cruz, los ojos cerrados, su pelo sobre la cara. Esther se había quedado en posición fetal, de lado cara a ella, devoraba su cuerpo con la mirada de igual manera que minutos antes lo hiciera con las manos, con los labios Se sentía poderosa, había doblegado a la gigante, allí estaba rendida ante ella, le parecía maravillosa, mezclada la fuerza con la ternura, la pasión con la más desconcertante frialdad. Era un misterio que no 6
entendía, era algo que la atraía con una fuerza desmedida. Era la mejor amante que había tenido, ni siquiera toda la pasión de Adela alcanzaba a lo que era aquella mujer. Sin embargo, reconocía que aquella mujer misteriosa tenía algo que se le escapaba, no entendía aquella casa apagada, cerrada, escondida, al entrar tuvo miedo, ella que solía captar el trasfondo de las personas, comprendió que quizás aquella casa lo que estaba reflejando era su interior, quizá aquella tenebrosidad tenía que ver con su comportamiento ante lo desconocido y lo desconocido en ese caso, era ella. Pero... ¿estaba preparada para ir más allá de aquello?, ¿quería descubrir realmente realmente lo que había tras la apariencia fría y calculadora de Maca?, ¿tenía fuerzas para algo más que sexo?.
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CAPITULO 10
El alba comenzaba a hacer su aparición estelar, cubría el cielo con colores rosados y unos tímidos rayos de sol trataban de abrirse paso entre la belleza de aquel cielo. Aquellos rayos rayos descubrieron en el rostro de Maca unas profundas y heridas lágrimas, era la primera vez que sentía en su interior aquella corriente, sin duda había confundido el sentimiento de amor llamándole odio. Le daba miedo porque su control había desaparecido, su destreza en la vida se había diluido, su huida de la civilización a un lugar rodeado por bellas montañas, riachuelos frescos y limpios, le había hecho fracasar, porque justo el motivo que le había hecho huir era el que le había atrapado con su vecina. Se impregnó con fuerza del olor de su cuerpo en las sábanas, rozó con la yema de los dedos aquel lugar, cerrando los ojos, sintiendo golpear sus sienes. Se levantó para asomarse a la ventana y llenarse de aquella visión que la naturaleza le regalaba cada mañana, pero también para llenarse por qué no reconocerlo, de aquella fortaleza donde residía la reina que se había atrevido sin ella saberlo a derribar sus murallas y con una catapulta repleta de pasión, haberle destrozado de aquella manera su compostura.
M_ Sólo soy para ella un trofeo respiró hondo mirando con los ojos entrecerrados entrecerrado s con dolor-. Nada Nada más, sexo sexo y desafío, y yo, ¡idiota de mí! Amándola en silencio sonrió con la mueca que provoca en el rostro el dolor por la ironía.
Aquel pensamiento elevado a la soledad de su casa, resonó por las paredes hasta que el eco le golpeó, humillada retiró las lágrimas y cayó como una losa sobre las sábanas que había rozado el cuerpo de la otra, aspirando su olor y cuanto más aspiraba, más se sentía humillada, cada vez más necesitada.
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Mientras ajena a la verdad y lo que había provocado, Esther iba de un lado a otro con un gesto sonriente, fue el sonido de su teléfono el que la sacó de su atolondramiento, detrás de una voz repleta de felicidad se encontraba Cruz esta vez sola en la línea, había aprovechado que su amorcito estaba haciendo footing para comentarle su estado hipnótico del amor, Esther reía abiertamente las locuras de su amiga, se sentía feliz por ella pero la otra, que la conocía a la perfección reconoció en su tono tranquilo que algo estaba ocurriendo.
C_ ¿Y a ti qué te pasa, corazón?
E_ Si te lo cuento te vas a burlar de mí, así que mejor me callo
C_ Vay Vaya... a... vaya... vaya... murmuró murmu ró con algo de burla.
E_ ¿Va ¿Vaya... ya... vaya... vaya... qué? su rostro mostró una gran sonrisa.
C_ Nada, sólo digo vaya... vaya... vaya vaya insistió con el mismo tono.
E_ Sí, pero yo conozco muy bien tu vaya... vaya...
C_ ¿Y he acertado? Cruz no no preguntó más.
E_ Plenamente sonrió con gesto de pilla.
C_ Con la veterinara veterinara confirmó segura.
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E_ Correcto.
C_ Vaya... vaya...
E_ Pero sabes una cosa Cruz, después de lo que me ha pasado no me reconozco.
C_ ¡Ay ¡Ay madre! exclamó temiéndose lo peor.
E_ Es como si sólo buscara revancha, por mi parte claro, nos devoramos como fieras, como si nos poseyera una locura demoníaca la otra soltó un silbido quedándose blanca-. Así es, nos odiamos pero en la cama es como una batalla.
C_ Ten cuidado Esther.
E_ Aquí no pierdo nada Cruz, es odio por odio.
C_ No lo digo por ti se calló un segundo para captar su atención-. Lo digo por ella, es una persona que necesita ser amada.
E_ Vaya... ¿desde cuándo te interesa tanto ella?
C_ Desde que vi su tristeza se apresuró a contestar.
Aquellas palabras salieron lentamente desde el conocimiento de una mujer que captaba como nadie los sentimientos de los demás y sin embargo, le costaba entender los suyos. Cuando colgó aquella frase se repetía una y otra vez, ni ella misma se reconocía en 10
aquel papel que estaba desarrollando, se quedó pensativa, quieta, como una estatua recordaba los ojos oscuros de Maca cuando la besó por primera vez, el temblor de sus manos, de su cuerpo, el miedo en su mirada una vez llegado al cielo. Emociones que había ocultado porque no quería ver más allá de una mujer, de un cuerpo y de un goce. Acarició a sus gatas mientras volvía a pensar en ella, sin duda era más que evidente que guardaba un secreto, quiso apartar la voz de Cruz tratando de devolverle la cordura de bajarla a la tierra, de encontrarse con esa parte suya que era la verdadera, nunca haría algo como lo que estaba haciendo en ese momento con esa mujer, sin duda, sin ninguna duda era un juego muy peligroso, demasiado. Decidida subió a su buhardilla llevándose a cada gata en un brazo, trató de entregarse a los bocetos de la nueva colección para los niños, su mente trataba de centrarse pero ya llevaba seis cuartillas desparramadas por el suelo y no había manera de centrarse. Oyó a las dos gatas emitir un aullido pero no les miró, estaba con el ceño fruncido ante la enésima creación que no le convencía, la arrugó entre sus manos y finalmente acabó echándola contra la pared con furia y un fuerte suspiro. De pronto una voz la sacó de sus pensamientos.
M_ Vas Vas a tener mucho trabajo para arreglar esto la voz de Maca susurrando le llegó como si un relámpago traspasara su cuerpo por la mitad, se giró lentamente y la vio apoyada en el marco de la puerta con sus brazos cruzados sobre el pecho. Aquella actitud actitud chulesca era la que trastornaba a Esther que la miraba sorprendida al verla allí. Maca sonrió de lado diciéndole-. Yo también sé entrar sin llamar.
E_ ¿Qué quieres? trató de sacudir su atracción fatal con una mirada fría.
M_ Ver Ver a mis pacientes se le acercó poniéndose sobre su altura desbaratando los nervios de Esther, mientras Maca pasaba lentamente su lengua por los labios-. No estás muy inspirada 11
¿eh?
E_ Cuanto antes acabes de reconocerlas reconocerlas y antes desaparezcas, lograré inspirarme.
M_ ¿Y si quiero reconocerte reconocer te a ti primero? le preguntó con un tono travieso sintiendo ese torbellino de pasión incontrolable en su interior y pudiendo adivinar que el otro estaba de igual modo alterado. Esther no contestó el silencio era denso, tan denso que ambas pudieron palparlo-. ¿Y si no quiero irme, que harías? acercó su cuerpo hasta unirlo a la espalda de Esther y le susurró en el oído con una voz envuelta en esa avidez por devorarla-. ¿Me echarías?
E_ Sí musitó repleta repleta de deseo, repleta repleta de un éxtasis que sufría por el roce del cuerpo cuerpo y sus labios en su oreja y su mejilla, notó como sus pezones se erguían como su centro cobró vida, Maca sonrió de lado pasando sus manos por el vientre de Esther-. Vete...
M_ ¿Y quedarte sin tu dosis, eh? hizo girar con suavidad el taburete hasta dejarla frente a ella, sus pechos quedaban a la altura de Esther, sus ojos fueron directamente hasta ellos con un deseo de besarlos, lamerlos, succionarlos imposible de detener. Maca comenzó a desabrocharse la camisa mirándola con la respiración agitada-. Te mueres de ganas.
E_ No tantas como tú posó sus manos sobre las caderas de la veterinaria que mientras se quitaba el sujetador, con la boca entre abierta-. Vamos sigue.
M_ ¿A qué esperas?... le musitó con sus pechos duros por la excitación, excitación, los pezones llamándola a gritos.
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E_ Así... susurró mientras mientras sus manos manos recorría la la espalda lentamente, con con sumo cuidado mientras su boca se iba acercando a su pecho izquierdo y provocando que Maca echara la cabeza para tras su melena cayó como si fuera una cascada fresca-. Dámelos... solo para mí.
M_ ¡Ah! emitió un gemido gemido agudo agudo al notar como como la lengua lengua de Esther recorría despacio y casi con un contacto efímero su pezón-. Si... así ama mía... así.
E_ ¿Te ¿Te gusta... eh? separó su boca mientras la veía veía como se transformaba su piel, como se erizaba.
M_ ¿Y a ti?
Volvió el desafío entre ellas, volvió la batalla, el desenfreno, ambas antes de verse en aquella buhardilla se habían hecho la misma promesa por separado, detener aquella locura que a lo único que las empujaría sería a un sufrimiento quizá imposible de borrar.
Maca la obligó a bajar de aquel taburete, la puso primero contra la pared, sus respiraciones respiraciones agitadas, enloquecidas, enloquecidas, sus prisas por quitarse la ropa, mordiscos aquí, mordiscos allí, manos hábiles llenándose de piel ajena, dedos penetrando en la boca contraria, lenguas librando una batalla, ruido de labios chocándose, sonido de gemidos extremos, de aullidos como lobas en celo, rodando por el suelo, tropezando con bocetos inútiles, sexos humedecidos, pechos erguidos, voces rotas por el deseo, por el placer, por el miedo.
E_ No pares... no pares le decía mientras Maca lamía su sexo sexo con frenesí-. Sigue, sigue...
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M_ Te Te gusta... dime... dime que te gusta le decía con la voz voz jadeante mientras su mano apretaba con fiereza el muslo de Esther.
E_ Sí, sí, sí gritaba grita ba sin cesar-. No pares, sigue, sigue...
M_ ¿Te gusta que te coma, eh?
E_ Sí... cómeme entera.
M_ Dimelo... otra vez esclava... hoy eres mi exclava exclava le susurró sobre su sexo sexo humedecido, a punto de temblar y convulsionarse.
E_ Cómeme, por favor... favor... no pares... eres mi dueña... sí... sí... sí gritó finalmente. finalmente .
M_ Así me gusta, que que me supliques le dijo sintiendo como las manos de Esther la estiraban hacia su boca, volvieron a jugar con las lenguas hasta que Esther se puso sobre ella, acoplando su sexo húmedo sobre su vientre, Maca cerró los ojos y suspiró-. Sí...
E_ Dímelo le ordenó ordenó con mirada abrasadora.
M_ Sigue Esther... sigue... házmelo.
Pero de repente la voz se le quebró, apareció nuevamente aquella mirada oscura en sus ojos provocando en Esther un latido fuerte y dañino. Y cuando Maca rompió en un grito ahogado por el orgasmo vivido, la diseñadora vio como temblaba y no precisamente de placer. placer. Sin pensarlo, dejó caer su cuerpo sobre el otro, las palmas de sus manos abiertas 14
reposaban en el suelo, sus piernas a ambos lados de las otras, sus sexos húmedos unidos y sus caras casi rozándose, los ojos mirándose, las pupilas moviéndose, y los labios, con un ligero temblor acercándose.
M_ Esther&
E_ Maca&
Fuero Fueronn dos susurr susurros, os, pron pronto to comenz comenzóó otro otro baile baile dife diferen rente te,, sin saber saber qu quéé había había empujado a ambas a aquello, Esther rozó su nariz con la otra, sus labios se posaron con dulzura sobre los otros, se rozaron, se besaron, se miraron, las manos de Maca recorrieron recor rieron la espalda desnuda y sudorosa de la otra, con suavidad, como si fuera la primera vez que la tocaba, el cuello de la veterinaria quedó repleto de besos suaves, mientras el pelo y la cara de la diseñadora se dejaban llenar de caricias lentas miradas tiernas.
Como espectadoras del paso de la lujuria a la ternura se hallaban Aullidos y la bolita peluda que parecían entender entender el paso del arrebato a la calma, la bolita huérfana del calor de su madre, buscaba el refugio de su nueva compañera y ésta la acogía como los brazos de Maca acogían el cuerpo rendido de Esther. Aullidos lamió sus orejas y su cabeza como tratando de darle paz, protección, de tal modo como la pareja en aquel momento de silencio hacía. Era la primera vez que al finalizar no separaron sus cuerpos, no hubo huida como las veces anteriores, anteriores, sino que al contrario se buscaron para encontrar como lo hizo la bolita con Aullidos, el refugio en la otra piel, en los otros brazos.
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CAPITULO 11
Había pasado media hora donde las respiraciones se habían ido pausando, donde no se habían movido ni separado, donde Maca la seguía abrazando con la misma ternura que se había transformado en ella de la pasión, donde Esther continuaba recibiendo el calor de aquel cuerpo y donde las dos mentes trabajaban más aprisa de lo que debían. Y pronto se dio cuenta Esther que algo estaba por ocurrir, porque de pronto los latidos del corazón de Maca se fueron disparando poco a poco pero con ritmo continuado, y tras un suspiro notó cómo la separaba de su cuerpo y se sentaba dándole la espalda.
M_ He venido venido a despedirme rompió el silencio mientras recogía su ropa.
E_ ¿Despedirte? ¿Despedirte? le preguntó preguntó sentándose sentándose como ella mirándola mirándola con el ceño fruncido. fruncido.
M_ Eso he dicho.
El molino que se movía por la corriente de la pasión había dejado de hacerlo, el agua era mansa como la de un lago y ante la falta de fuerza, se había detenido. detenido. Y como el molino, algo en el interior de Esther por primera vez se detuvo. La vio vestirse y no se le ocurrió otra cosa que tomarle del brazo para que la mirara.
E_ ¿Y las gatas?
M_ Solo me despido de ti agachó la cabeza buscando un calcetín.
E_ ¿Entonces ¿Entonces no te vas?... quiero decir& no entiendo entiendo hablaba con con gesto gesto de asombro asombro y sin sin 16
saber cómo organizar sus palabras de una manera coherente.
M_ No quiero seguir con esto, no puedo seguir con esto.
E_ Ah vale& vale& ahora sí que lo lo entiendo. Pero Pero claro& me queda una una sola duda, ¿para ¿para qué has venido venido provocán provocándome?, dome?, ¿querías ¿querías follar la última última vez y quedarte quedarte bien?... dio una pequeña carcajada carcajada a modo de desagrado y le reprochó-. Solo has querido utilizarme.
M_ Lo mi mism smoo qu quee tú me has has util utiliz izad adoo a mí mí.. Nos hemos hemos utili utiliza zado do afirm afirmóó con con vo vozz contundente una vez estuvo vestida, mientras sus ojos transmitían lo contrario.
E_ ¡Está bien! bien! quiso aparentar aparentar frivolidad frivolidad y le dijo dijo con cierta sorna mientras se se vestía vestía con rapidez, las gatas al escuchar cómo alzaba la voz las miraron con temor-. Nos lo hemos pasado bien, ahora ya sabes que puedes gozar con una mujer, ¡vuelve a tu escondite amargo!
M_ Yo Yo no me escondo ¡que te quede claro! fue a salir pero se detuvo girándose mientras la miraba otra vez con aquellos ojos repletos de furia-. No quiero estar contigo ¿qué pasa, no lo puedes admitir?
E_ Eres Eres odiosa, odiosa, asquerosa asquerosamente mente odiosa se giró encontrándose encontrándose con aquellos ojos repletos repletos de furia y los suyos propios de igual manera.
M_ No menos que tú.
Decidida comenzó a bajar las escaleras hecha una furia, a una distancia considerable Esther la seguía con calcetines y la camisa larga, las piernas desnudas y en sus venas una ira 17
que le quemaba quemaba el corazón, ni siquiera siquiera la traición traición de la Argentin Argentinita ita le había causado causado una impresión como aquella, aquella, y aquel desconcierto en su interior le hizo gritar desde arriba de las escaleras haciendo que Maca se detuviera.
E_ Vete Vete a tu cueva, cueva, enciérrate y consúmete como una cobarde& ¡eso es lo que eres!... ¡una perdedor perdedora& a& una odiosa odiosa perdedo perdedora! ra! cada palabras palabras que que decía se arrepentía arrepentía no quería quería pero salían de su garganta garganta como si tuvieran vida propia, propia, y entonces el recuerdo de la voz de Cruz la arrolló.
M_ No me conoces, ¡no sabes nada de mí!, no me juzgues.
E_ Sé lo suficiente de ti como para alegrarme de perderte de vista, ¡no te necesito para nada!, ¡ni para para restregarme restregarme contra ti, sola siento siento más! empezó gritando y fue bajando bajando la voz voz que no por eso fue menos hiriente.
Las palabras palabras volaron volaron como flechas flechas lanzadas por los indios indios apahoe apahoe , clavándose clavándose en ella lentamente, cerró los ojos, se detuvo con expresión sombría apretando los puños cortando la circulación de una sangre alborotada, exclamando al cielo tranquilidad por callar. Pero el cielo le dio la espalda como alguna otra vez, de su cuerpo malherido comenzaron a salir unos temblores que la convulsionaron de forma cruel, hasta que cayó de rodillas y un mar de lágrimas comenzaron de igual manera a depositarse sobre la alfombra como si se tratase de una rabiosa lluvia de abril. Aquella Aquella mujer de apariencia fuerte se había vuelto un harapo en el suelo, envuelta por un llanto atroz que logró asustar a Esther que se precipitó sobre ella asustada, sintiendo como se le secaba la boca, como sufría por una dureza inusitada en ella con la que había provocado aquel derrumbe en la persona que por much mu choo qu quee qu quis isie iera ra evit evitar arlo lo,, le habí habíaa ll lleg egad adoo al cora corazó zón. n. Se arrod arrodil illó ló ella ella tamb tambié iénn 18
abrazándola instintivamente contra su pecho con un gesto de pena reflejado en su rostro, con una rabia contra sí misma por justamente hacer lo que Cruz le había advertido que no hiciera, daño a aquella mujer. Al tenerla entre sus brazos, Maca se sentó llorando con un desgarrador pesar.
E_ Lo siento siento& & lo siento& siento&
Pero Maca seguía llorando, acunada por un Esther que cada vez tenía más claro que aque aquell esta estado do no era era el resu result ltad adoo po porr sus sus repr reproc oche hess ni po porr sus sus pala palabr bras as neci necias as,, serí seríaa seguramente por algo que llevaba en su interior, y pensó rápidamente que fuera lo que fuera, era la causante de aquella mancha sombría en sus ojos. Asombrada vio como llegaban las dos gatas una apoyándose en la otra, al verlas sonrió con pena porque parecía que llegaban de un campo de batalla pero una vez más aquellos animales, a los que Maca se aferraba, le demostraron que el amor por sus amas era más fuerte que su propio dolor. Tanto Aullidos como la bolita sabían quién era la herida y hasta ella se precipitaron, restregando con torpeza sus protecciones contra su cuerpo. Entonces la voz de Maca rota por el dolor embargó la estancia y el corazón de la diseñadora que seguía acunándola.
M_ Ayúdame Ayúdame Esther& Esther& ayúdame& ayúdame&
Fuer Fueron on pala palabr bras as repl replet etas as de mi mied edo, o, de sole soleda dad, d, de súpl súplic icaa ante ante algo algo qu quee la trastornaba, tanto que en ese instante Esther supo que definitivamente se había quitado la careta, que iba a mostrarse tal y como era, y ella estaría allí para con los brazos abiertos recibirla. La ayudó a levantarse, la llevó hasta la habitación que había de invitados, la depositó en la cama, las gatas las siguieron con un ronroneo sonoro, Esther la tapó, le puso almohadones en la espalda, Maca se apoyó con el rostro rojo por el sofoco, con la nariz 19
taponada y los ojos cerrados. Después subió a las gatas que lo agradecieron con un maullido, fue hasta la cocina, le preparó una tila y mientras lo hacía pensaba.
E_ ¿Qué he estado haciendo?, ¿qué le he hecho?, yo no soy así y no quiero que me vea así como una cualquiera que sólo busca lo que he estado buscando, engañarme a mí misma que podía mantener una relación física, que la odiaba, y ahora me encuentro con este dolor en el pecho, con la pena en el alma, y con un amor que no sé de donde ha nacido, pero, es fuerte. ¡Ay ¡Ay Maca& qué te han hecho, hecho, Maca!.
Con la tila fue hasta la habitación, se la entregó con un beso en la frente que Maca agradeció con un suspiro que iba saliendo roto de su interior, después se tumbó a su lado volviéndola a refugiar en el pecho.
M_ No puedo estar estar a tu lado lado Esther, Esther, sólo te haría sufrir& sufrir& estoy estoy maldita maldita desde que que nací su voz era tremendamente débil y rota.
E_ ¿Cuéntame ¿Cuéntame que te atormenta?, atormenta?, ¿por ¿por qué esta angustia angustia?? ante su silencio silencio y notar notar como volvía a llorar insistió-. Me has pedido ayuda, si no me lo cuentas, no puedo ayudarte. Tranquilízat Tranquilízate, e, quiero ayudarte ayudarte porque porque ayudándote ayudándote a ti, me ayudaré ayudaré a mi misma separó su cabeza del pecho de Esther Esther y ante su mirada interrogante, ésta sonrió y le afirmó-. A ver& ¿qué voy a hacer si me he enamorado de ti?
M_ Esther rompió nuevamente a llorar.
E_ Nunca Nunca nadie había llorado llorado porque porque yo me hubiera enamorado, enamorado, ¿tan malo es? es? le sonrió por primera vez con esa maravillosa sonrisa que había hechizado a Maca el día que la vio-. 20
Venga&
M_ Tengo Tengo miedo& desde que nací parece que que mi vida ha sido maldecida.
E_ No creo en esas cosas cosas le interrumpió para darle darle ánimo. ánimo.
M_ Mi madre murió al nacer yo, mi padre la amaba profundamente y no quiso hacerse cargo de la asesina de su amor, me crié con mi abuela hasta que a los seis años murió, durante mucho tiempo estuve pasando de unas manos a otras de los que decían ser mi familia, pero todos acababan por dejarme a un lado, decían que sobre mí pesaba esa maldición por matar a mi madre.
E_ ¡Cuánta ¡Cuánta ignoranc ignorancia! ia! le acarició acarició la cara y Maca buscó buscó que el contacto contacto fuera fuera mucho mucho mayor, lo necesitaba.
M_ Al fina finall ll lleg egué ué a mano manoss de un unaa tí tíaa solt solter eron onaa que decí decíaa me harí haríaa enco encont ntra rarr la racionalidad, racionalidad, y me haría una mujer aprovechable, aprovechable, su casa siempre estaba oscura, las cortinas echadas, los muebles tapados, su voz era firme y su mano larga y muy dura. Fue un infierno.
E_ ¿Y si fue un infierno?, ¿por ¿por qué lo revives revives en tu tu casa? le preguntó con con gesto gesto apenado por su historia.
M_ Porque Porque es la manera manera de recordarme recordarme todos todos los días días lo que soy soy su voz sonó sonó tan oscura oscura como lo era su casa, tanto, que la bolita se acercó hasta su mano y le dejó un suave lamido.
E_ Imagino que cuando me dejes descubrirte, encontraré una mujer maravillosa, tan 21
maravill maravillosa osa como cuando curas a tus animales, animales, cuando cuando los miras& -volvi -volvióó a besarle besarle la frente-. Además si Basilia dice que eres una mujer extraordinaria, lo debe ser.
M_ Siento tanto odio hacia mí misma, ni siquiera tengo una fotografía suya, ni siquiera sé como era.
E_ Debes parecerte a ella, ella, debió ser muy guapa guapa le sonrió apartándole apartándole las lágrimas de sus mejillas-. ¿Y tu padre no reaccionó nunca?, ¿nunca fue a buscarte?
M_ Murió cuando tenía diez años, sólo lo vi una vez, iba con mi tía de la mano y lo encontram encontramos os por la calle miraba miraba fijamente fijamente la pared pared mientras mientras se aferraba aferraba a la mano de Esther. Continuó tras exhalar un profundo suspiro-. Me miró con tanto odio que me refugié detrás de mi tía. Fue la primera y última vez que lo vi antes de suicidarse.
E_ Maca cariño, no puedes acarrear con todo aquello, no puedes es inhumano.
M_ Si yo no hubiera nacido& nacido&
E_ Fue el destino Maca, creo firmemente en él. Mira cuando llegué aquí pensaba que me dejaría morir poco a poco, que había amado a una mujer como no lo haría nunca más, que mi corazón no volvería a latir, que me dedicaría a vivir sola, y llegaste tú. Quizá quise teñir de odio mi atracción por ti, pero desde que te conozco sueño contigo, me castigaba por hacerlo pero... era mi destino encontrarte, de igual modo que fue destino de tus padres encontrarse en el cielo.
M_ Esther... Esther... mumuró lentamente lentamente con gesto gesto agradecido agradecido y se besaron besaron por primera vez vez cara a 22
cara sin disfraz, sintiendo lo que hacían.
E_ ¿Qué pasó despué después? s? le acarició acarició la cara mientras mientras bolita ante ante el mo movim vimient ientoo de las dos cayó y renegó yéndose junto a Aullidos.
M_ Mi querida querida y lúgubre tía tía me encerró en un reformatorio reformatorio notó la incredulidad incredulidad de Esther en la presión de las yemas de sus dedos sobre su piel-. Me pasé tres meses allí hasta que me escapé, me subí a un autobús llegué a Madrid, dormí en parques hasta que encontré un trabajo en en un burdel, burdel, me lo dieron porque porque a la dueña dueña le dí mucha pena pena sonrió con tristeza-, tristeza-, yo estaba en la trastienda , preparando botellas, arreglando habitaciones, allí conseguí un cuarto pequeño y me saqué el graduado, después le dije a la dueña que quería estudiar, y un día me dieron entre todas un sobre con dinero, aquel gesto me emocionó tanto como a ellas volvió vol vió a sonreír acompañada por Esther esta vez-. Más tarde conseguí una beca y con todo eso logré mi sueño de ser Veterinaria. Pero sola, toda mi vida sola.
E_ ¿No tenías amigas?
M_ No... no quería hacer daño a nadie, por eso Esther, por eso debo huir de ti, te haré daño.
E_ Si huyes, me harás más daño ¿no lo comprendes?
Su voz, su gesto, sus manos le transmitieron su afirmación, sus ojos suplicantes, humildes, no disimulaban sus sentimientos, y como era la primera vez que alguien le mostraba abiertamente amor, se rindió, la abrazó como si temiera que todo fuera mentira, pero los labios de Esther eran realidad, sus bocas fundidas f undidas eran reales, sus manos en su piel, eran reales. 23
M_ Teng Tengoo mi miedo edo a esto esto se separó separó no demas demasiad iadoo con su mano puesta puesta sobre sobre la mejil mejilla la rozándola con cuidado, con ternura-. Tienes razón cuando dices que sólo quiero a animales, ellos nunca me fallan, pero contigo fue como la corriente que arrastra todo a su paso, dices que crees en el destino, yo también, y desde que te curé, mientras estabas desmayada pensé en que eras tú la mujer que esperaba. Me asustabas, porque me desnudaste por dentro me dejaste con el alma desnuda, por eso te odiaba, para no sentir lo mucho que te quiero.
Durante un rato la acunó hasta que se durmió, después se sentó a los pies de la cama en una silla, la observaba parecía que se había quitado un peso enorme de su espalda, su gesto era calmado, relajado, su respiración no se entrecortaba como antes. En ese momento comprendía muchas cosas, por qué aquel ataque el día de su cumpleaños, sin duda ese día era para ella un infierno, se sentía culpable y aquel injusto sentimiento era quien le alejaba de todo, también comprendía su comportamiento con ella, su actitud de ataque era su mejor defensa, una defensa que trataba de ocultar sus verdaderos sentimientos. También supo que había descubierto su condición sexual en aquel burdel, se enamoró locamente de una prostituta que era bella como la luna, aquélla que de vez en cuando le regalaba furtivos besos y caricias, pero un día desapareció y nunca más volvieron volvieron a saber de ella. Entendía su defensa porque la vida le había golpeado duramente, una sonrisa tierna se dibujaba en su rostro, le gustaba la idea de cuidarla, de mimarla, de regalarle amor, Cruz nunca necesitó esa parte de ella, se amaron pero nunca dependieron la una de la otra, tampoco con Adela quien allí mismo sentada, recordó que en el fondo de su alma siempre supo que la engañaba, pero no quería darse cuenta. Con Maca, todo era distinto, desde cómo habían comenzado, sonrió como aquel día le dejó el coche en su puerta, hasta el primer momento donde la pasión estalló, y además, en ese instante sabía que Maca, a pesar de su dolor, de sus miedos, era quien le estaba dando una lección, con su vida aún a pesar de todo, creía en el amor, si no 24
hubiera sentido amor verdadero, verdadero, no habría pensado en huir. Sonrió ampliamente, las gatas la miraron y bostezaron para volver a dormir. Y se miró a sí misma, aquel amor era un amor diferente para ella, que le había llevado a enloquecer, pero sin duda una vez curado su corazón se daba cuenta que se sentía con ganas de luchar por ella, por una vida mejor para ambas, notaba cómo recuperaba su propia ilusión, aquel vértigo, aquella sensación de amor. Una sonrisa más amplia mientras se pinzaba el labio llenó su gesto, al recordar sus discusiones, mucho más amplia fue la sonrisa al recordar las sonrisas maliciosas de Maca. Todos aquellos recuerdos en tan poco espacio de tiempo, la llenaban como si la conociera toda la vida.
M_ Esther...
E_ Estoy Estoy aquí aquí se apresuró hasta ella de igual modo que las gatas.
M_ ¿No ha sido un sueño, verdad?
E_ No mi amor, no ha sido un sueño, estoy aquí y lo estaré siempre.
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EPILOGO
Diez años después, la pareja acudía a recoger el premio a la mejor trayectoria profesional profesional de la moda, radiante, junto a la mujer más hermosa que había conocido por fuera y por dentro, desfilaron por la alfombra roja, Esther y Maca cogidas de la mano. La vida había sido a veces complicada por el carácter de ambas, pero siempre habían resuelto sus problemas. En el camino hasta llegar allí, Esther había tenido que luchar un poco más para demostrar que su arte seguía ahí, intacto a pesar de ser lesbiana. Maca por su parte, había vencido sus miedos y aunque esas fiestas le daban pavor, acompañaba a su mujer porque se habían casado ante todo el pueblo que las acompañó, aquel día había sido el más feliz de sus vidas. Así como cuando por fin Diana y Javier juntos de nuevo bautizaron bautizaron a su primer niño, que tuvo la fortuna de tener dos madrinas. Al recibir el premio, una emocionada Maca miraba con sus ojos felices a aquella pequeña mujer que le había hecho feliz, a su lado Cruz y Sonia, que seguían juntas viviendo temporadas largas en el pueblo en la casa que le habían comprado a Maca. Todas emocionadas pendientes de Esther quien era el centro de atención de la velada.
E_ Gracias, estoy muy emocionada con el premio, y tan sólo quiero decir que me siento terriblement terriblementee feliz, feliz, por muchas muchas cosas, por mi familia familia miró a Cruz, Sonia, Sonia, su hermano y cuñada-, por la gente que trabaja para mí, por esa gente que me cuida en mi rincón ¡qué no voy a decir dónde!, pero sobre todo, soy inmensamente feliz por tener a mi lado, la mujer que tengo. Maca cariño... nuestro amor... no fue un sueño...
Las ropas tiradas por la habitación del hotel, la botella de champán vacía en el suelo, las copas perdidas por algún lugar, y ellas dos desnudas amándose, sintiendo como en aquella batallas que libraban cuando se odiaban, emociones, sensaciones del mismo grado. 26
M_ Te Te quiero cariño... le dijo dijo una más que agotada Maca abrazando su cuerpo desnudo.
E_ Y yo mi vida... te quiero.
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