Nicolás Shumwary - La Invención de La Argentina (333)

Nicolás

Shumway

Historia de una idea

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Nicolás

es Profesor Shum w ayes

Asociado do Español en la Universidad do Yulo. Es ademAs autor do numerosos artículos sobre literatura hispanoamericana y española.

"La cuestión que plantea este libro está en el centro mismo del problem pro blema a presente político, político, ecoeconómico y social de la América Latina. Desde luego, la historia es Irreversible y no hay manera de regresar al pasado, pero es Importante que en la concepción de los planes de acción que, para enfrentar la larga crisis, Imaginan y buscan febrilmente los latinoamericanos no se vaya a recaer de alguna forma en la vieja contradicción entre la rea-









































































NI N I C O L Á S SHU SH U M W A Y

LA INVENCION DE LA ARGENTINA His H isto tor r ia d e una un a i d e a









































































E duardo ardo R u iz Diseño de tapa: Edu Invctiition o f Argenti Arg entina na Título original: The Invct Copyright © 1 9 9 1 by The Rege Regent ntss the U niversit niversity o f Calif Californi ornia.

Esta edición se publica mediante convenio con U n iv e rsity rs ity o f Califo Ca liforni rniaa Pres Press, s, 2120 21 20 Berke rkeley ley Way, Ca lifornia lifornia 94720, EEUU. E m ecé Edit E ditores, ores, S .A., .A ., 1993 199 3 © Em Alsina 2062 - Buenos Aires, Argentina. Edición anterior: 4.000 ejemplares. 2* impresión: 2.000 ejemplares. Impreso en Compañía Impresora Argentina, S. A., Alsina 2041/49, Buenos Aires, septiembre de 1993. Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente pr p r o h i b i d a , sin si n la a u tori to riza zacc ión ió n escrita de los los titulares de del "Copyright", bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprograíía y el tratamiento informático. IMPRESO FN t.A ARGFNTINA / PR1NTKD IN ARGENTINA

Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723. I.S.B.N.: 950-04-1274*8 23.442









































































A la memoria de mi padre James Carroll Shumway









































































Prólogo a la edición en español Todo texto se escribe con alguna idea del público al que está dirigido. Este concepto de público influye en las decisiones más básicas del autor autor:: qué qu é tcm as y (let (letal al les s e elig el ig en , cuánto se d ice so bre el tras trasfo fondo ndo y el con texto, qué términos términos se definen , qué ejemp los se dan, y una serie de otras consideraciones, no todas conscientes. Como noto en el prefacio, este libro fue destinado desde un principio a un público norteamericano no especializado en temas argentino argentinos. s. F ue po r es o que recibí con asombr o (y cierto terr terror or)) la propuesta de Emecé de traducir mi libro al castellano y publicarlo en la Argentina. Al principio pensé aceptar sólo si se me permitía darle darle otro enfoq ue al libro par para a un un púb lico argentino. Casi in m ed iatamente me di cuenta de mi incapacidad para tal empresa. Me fascina fascina la Argentina, Argentina, m e siento muy a gusto en la Argentina, teng o una gran admiración por la cultura argentina, y entre mis mejores amigo s figuran figuran mu chos argentinos. argentinos. Pero Pero en en ningún m om ento m e he sentido capacitado co m o para para enseñar a argentino s sobre su p ropio país. V oy a la Argentina para para que me ens eñ en y no para para enseñ ar. P or lo tanto, tanto, presento la traducción traducción de mi libro al al p úbl ico arg entino co n ciertas ciertas reservas porque, porque, con muy pocas ex cep cio n es, la traducción sigue siendo el mismo libro que se publicó en inglés en 1991 para otros lectores. Mi perspectiva es la única que no m e está vedad a: la de un extranjero que en un momento de su juventud visitó la Argentina, fue conquistado, y por lo tanto ha dedicado la mayor parte de su vida profesional al estudio de lo argentino. Si mi libro le resul resulta ta útil útil a algún argentino, argentino, me sentiré sentiré enorm em ente ha lagad o, pero pero tendr tendréé que con fesar que esta feli z circunstancia se d eb e al azar y no a mis inten cione s. Mientras tanto tanto,, le s agrad ezco su ap oyo a los editores de Em ecé; a mi mi traducto traductorr César Aira, que valien tem ente ha convertido convertido mi ing lés en español; español; y a mu chos am igos argentinos argentinos que me han asegurado que sus compatriotas podrían encontrar interesante este modesto estudio.











































































Prefacio

Dice Borges que los libros se escriben solos, que por mucho que pretendan los autores elegir sus temas, es el tema el que viene a decidir su propia expresión. Sin querer emular en modo alguno a Bo rge s, encu entro q ue el proceso de escrit escritura ura de este libro libro confirma confirma su aserto. E l p roy ecto original era escribir una historia historia de las ideas del lapso de q uin ce a ños que corre corre entre ntre el g olp e de 1930 (el pr prime imero ro de este siglo en la Argentina) y el triunfo de Juan Domingo Perón en 194 5. Mi ob jetivo era reconstruirlas reconstruirlas corrientes corrientes intelectuales intelectuales que anticiparon anticiparon al peron ismo , y e xp licaren alguna medida la extr extraordi aordi-naria naria polariza ción qu e des de entonces ha dom inado a la Argenti Argentina. na. D iligen te, le í a autore autoress nacionalistas nacionalistas com o lo s hermanos Irazu Irazust sta, a, H ugo W ast, Carlos Ibarg Ibargur uren en,, Ramón D olí y M onseñor Francesc Franceschi; hi; po pu listas c om o Arturo Arturo Jauret Jauretche che y Raúl Scalabrini Ortiz Ortiz;; liberales y co sm op olitas com o Eduardo Eduardo Mallea, Ezequ iel Martínez Martínez Estr Estrada ada,, Jorge Jorge Luis B orge s y V ictoria ictoria Ocampo. Ocampo. O bservé con especial inter interés és que lo s f ero ces desacuerdos entre ntre intelectuales intelectuales argentinos argentinos nacían nacían de con cep tos radicalmente diversos de la misma Na ción A rgenti rgentina: na: de su historia, su naturaleza, su papel entre las naciones del mundo. Pero cuando em pe cé a escribir escribir descubrí que lo que parecía parecía nuev o en la década de 1930 con frecuencia no era más que repetición, reelaboración, o al men os d iálogo con el pensamiento argentino argentino de épocas anteriores, y eso a tal punto que mis notas al pie parecían crecer más rápido que el texto. Con el tiempo, me incliné ante lo inevitab le y escri bí este libro, libro, sobre la Argentina del siglo x k . Aunque en ocasiones hago referencia aquí al pensamiento argentino más











































































m un do en un as dé ca d as apen as. En la década de 1920 nad nadie habría co n sid er ad o a la la A rge ntin a un país subdesarrollado. Con un un gobier ierno d e ap arien cia es ta b le, u na po bla ción altamente alfa alfabe beti tiza zada, da, y una prosp erida d sin igua l e n otras otras n ac ion es latinoa atinoameri merica canas nas,, a la A rgen tina s e la veía co m o una de las las exito sas democracia democraciass nu nuevas, igua l en m u ch os asp ecto s a Australia, Canadá y los Esta Estados dos Unidos, Y a pesar de estos aires de promesa, durante los últimos cincuenta añ os la A rge ntin a transitó transitó d e crisis en crisis, c ayend o en ho honduras siem pre cre cien tes de inestabili inestabilidad dad eco nó m ica, de desg sgar arra rami mien entto so so cial, caos político, militarismo, endeudamiento y gobiernos irresponsables. Por supuesto que hubo momentos en que pudo encenderse la esperanza, cuando argentinos valientes y abnegados se esfo rza ron en re rest staura aurarr la la prosperidad prosperidad y estabilidad estabilidad d e comienz comienzos os de siglo. Pero sin perdonar excepciones, la inquietud social, el resen tim iento de clase s y la incer incerti tidumbre dumbre econó m ica lle lleva varo ron n al al fracaso los m ejores p lanes ideados por los ciudadanos más lúc lúcid idos os.. ¿Q ué p asó? ¿C óm o p udo ser que a una nación benefici beneficiada ada con con envidiables recursos naturales y humanos le resulte tan difícil reverti revertirr esta lenta y m elan cólica d eclinación ha cia la la mezqui mezquinda ndad dy la ins ign ificanc ia? Las e xp licaciones son m uchas, cont contra radi dict ctor oria ias, s, incompletas: estructuras económicas coloniales, una clase alta irresponsab le, d em ag og os m csiánicos, una jera jerarqu rquía ía católic católica a rereaccionaria, militares sedientos de poder, tradiciones autoritaristas, la conspiración comunista, multinacionales omnipotentes, la intromisión de potencias imperiales como Gran Bretaña y los Estados Unidos. E ste libro toma en cuenta otr otro o factor factor de la ecuación argen argenti tina na qu e su ele p asarse por alto alto en las las histor historia iass económ icas, sociales y po líticas: la pcculiarm entalidad divisoria divisoria creada creada por los intelect intelectuauale s d el p aís e n el sig lo xix, en la que se enmarcó la la prime primera ra idea idea de la Argentina. Este legado ideológico es en algún sentido una











































































xrx xrx en sus partes partes constitutivas, que llamó “ficcion es orient orientador adoras“. as“. Las fic ci o n es orientadoras de las nac iones no pueden ser probadas, probadas, y en realidad realidad s uelen ser creaciones tan tan artific artificial iales es com o ficcione s literarias. Pero son necesarias para darle a los individuos un sentimiento de nación, comunidad, identidad colectiva y un destino común nacional. Como afirma Edmund S. Morgan en su libro Inven Inv entin ting g the People Pe ople:: magistral El éxito en la tarea de gobierno... exige la aceptación de ficciones, exige la suspensión voluntaria de la incredulidad, ex ig e que crea mo s que el emperador emperador está vestido aun aun cuando cuando veamos que no lo está. Para gobernar hay que hacer creer, hacer creer que no puede equivocarse, o que la v o z del pueblo es la voz de Dios. Hacer creer que el pueblo tiene una una v oz o hacer creer que los representantes del pueblo son el pueblo. Hacer creer que todos los hombres son iguales o hacer creer P eople ple,, 13.) que no lo son. (Morgan, Inventing the Peo Una de tales ficcio nes , que Morgan anali analiza za con am plitud, plitud, es el conc epto d e representación. representación. S eñala eñala que el sistema federal federal de lo s E stados U nid os tal co m o quedó fijado en las tres tres ramas de go bierno no es en ningún sentido pleno “el gobierno gobierno del pueblo, por el pueblo y para para el pu ebl o” . Antes bien, las pr prue ueba bass visibles sugieren que el g o bierno bierno norteamericano es, en el mejor de los ca sos , el g obierno por intereses especiales (incluidos el gobierno mismo y sus diversas agencias) que no representan a nadie más que a sí mismos. Pero la ficci fic ción ón orien ori enta tado dora ra del gobierno representat representativo ivo es a la ve z necesaria necesa ria y positiva: necesaria porque la creencia de que el gobierno representa nuestros nuestro s intereses m ueve a los ciudadanos norteamericanos norteame ricanos a obed ecer las ley es con un mínimo de coerci coerción; ón; positiva positiva porque nada nada promueve tanto la reforma como el esfuerzo para que la realidad coincida con la ficción orientadora de la representación (Morgan, 14). Entre Entre otras ficc f icc ione io ne s orientadoras orientadoras que apuntalan apuntalan el sentim se ntim iento











































































A rgen tina tal co m o ap arecen en los escritores y pens pensad ador ores es nuts im p orta nte s d el p aís entre 1SOS y ISS SSO. O. Il a lv r p u es to a osla osla ultima c o m o focha lím ite causara cierto aso m bro enirv enirv los lec lecto tore ress la lamí liarizad os c o n la historia argentina, ya que sue le eonsliloiaise eonsliloiaise n e s c afio co m o e l ina ug ur al do la A rge ntin a m od erna, divisoria divisoria rí ríe uptins entre un p erío d o do guerras c iv ile s, cau d illism os milita militare ress y ut utos os,, y un período do relativa estabilidad, crecimiento sin precedentes y p r o g r e s o m a t e r ia ia l . A u n q u e e s in i n n e g a b l e q u e lo lo s

logres económicos,

s o c i a l e s y p o l í t i c o s e n l a A r g en e n t in ina a d e s p u é s d e 18 8 0 e m p eq e q u eñ eñ ec e c en en en comparación los del período anterior, creo de lodos modos que las ficciones orientadoras y los paradigmas retóricos riel país se fundaron m u ch o antes de 1880 , y que estas estas ficcion es siguen siguen da da nd o form a a la la ac ció n y la identidad identidad del país. país. Debo hacer mención de otras cuatro cuestiones de ntétodo, Primero, pese a desvíos por el eanqx> de la historia social, lie m an tenid o en e l centro de la discu sión a las las ideas pert pertinen inentes tes a la cr ea ció n d e la iden tidad n acion al, y a su interacción con la hist histor oria ia.. D e a hí que algu no s personajes puedan puedan parecer parecer más admirables admirables que que otros simplemente ponjuc sus ideas fueron mejores. Por ejemplo, dos pensadores centrales que estudiaremos son Domingo Faustino Sa rm iento y Juan Bautista Bautista Alberdi. Alberdi. De los do s, jxu‘ jxu‘ ci en o fu fuee Sa rm iento e l d e m ás prominente y admirable admirable actuación actuación p ilhlie ilhliea, a, en en especial por su ardiente promoción de la educación. Pero como pen sado r Sarmiento dejó un legado legado con peculiar peculiar tuer/a tuer/a de división, quizás su contribución más desafortunada al país, fin contraste, A lber di, a unq ue prefirió la teoría teoría a la acción y en términos gener ales se negó a ensuciarse las manos con la vida pilhliea cotidiana, nos sorprende siempre con la originalidad de sus ideas, su visión anticipatoria y su permanente vigencia. Como resultado, en una historia puramente social es probable que Sannicnto aparecería











































































Tercero: aun c u m io creo creo que la menta mentalid lidad ad peculiar peculiar argent argentina ina dd sádo pasado colorea en cieno grado todo lo que puedan decir sobr sobree sí mismos y su país los argentino argentinoss modernos, este libro libro deja deja fuer fu era a de de sus lím ites un análisis en detalle det alle del pensamiento pensam iento argentino contemporáneo. Y por último, último, como com o los argentin argentinos os por cierto no necesitan que un extranjero vaya a hablarles de la historia de su país, he escrito pensan pensando do a i un público de habla habla inglesa, con esca es caso so conocim co nocim iento especializado especializado de la Argen Argentina tina.. Esta Esta elección elecc ión de público públic o me m e llev ó a inclui incluirr esboz esb ozos os biográficos e históricos que que dan dan el marco necesario, aunque esquemático, a los temas centrales del libro. El libro está organizado del siguiente modo. El capítulo 1 expone brevem brevem ente ente el legado colonial de la Argentina Argentina y los primeros primeros pasos pasos vacilantes de la región región hacía la la independencia. independencia. Los lectores lector es ya familiarizados con la historia argentina pueden preferir iniciar la lectura con el capítulo 2, dedicado a los escritos e influencia de Mariano Moreno, el pensador más significativo del período de la Independencia. El capítulo 3 examina las tempranas figuras populistas de José Artigas, héroe de la independencia uruguaya, y Bartolomé Hidalgo, creador de la literatura gauchesca, género peculiar de la literatur literatura a rioplatense protagonizado por los habitantes habita ntes nómades de las pamp>as. El capítulo 4 se ocupa de la República teórica teórica de Bemardino Be mardino Rivadavia, que que tuvo su apog eo y caída en e n la década década de 1820. Los Lo s capítulos capítulos 5 y 6 están están dedicados ala al a Genera Ge neración ción de 1837, grupo de escritores que en su enfrentamiento con la dictadura populista de Juan Manuel de Rosas se constituyó en la generación gener ación de intelectuales intelectu ales más brillantes brillantes que haya dado el país. El capítulo capítulo 7 estudia un una a polémica de largo alcance, du duran rante te la década décad a de 1850, entre Juan Juan Bautista Bautista Alberd Alberdii y Dom D omingo ingo Faustino Sarmien Sar miento, to, dos de los lo s miembros más distingui distinguidos dos de la Generación Generación del de l 37 , cu ya común oposición op osición al régimen régimen resista resista se disolvió dis olvió e n acerb acerba a enemistad enem istad tras tras la caída de Rosas. Rosa s. El capítulo 8 se s e ocupa de la obra obra historiográfic historiog ráfica a de Bartolomé Barto lomé Mitre, militar, militar, escritor, historiador historiador y polít ico que, que , al sentarlas bases para para un una a hísto riaoficia riao ficial, l, contribuyó en gran gran medida med ida en la creación de las ficcione ficc ioness orient orientad adoras oras del país. Lo s capítulos













































































clave en m¡ formación intelectual (y también una persona que probablemente discrepe con rnuclio de lo que digo aquí); los editores Scotl Maliler, Stanley Holwitz y Cathy Hertz, de la University of California Press; colegas como Sylvía Molloy y Carlos Carlos Roscnkrantz, que leyeron el manuscrito m anuscrito y me dieron valiosas valiosas opiniones; los historiadores David Rock y Tulio Halpcrín Donghi, que me hicieron muchos comentarios valiosos; amigos íntimos como Roben Mayolt y Peler Hawkins, que me alentaron en todo el camino; Roberto G onzále on zálezz Echevarría, que me aguijoneó agu ijoneó para ara qu quee termi terminar nara a el manuscrito, ma nuscrito, en parle com co m o veng v eng anza an za por sus resulta resultados dos cada vez peores en squash; la Universidad de Yalc, por darme tiempo libre; el personal de la Stcrling Memorial Library, la Biblioteca Nacional Argentina, Argentina, el Archivo de la Nació n en Buenos Buenos Aires y la Bib lioteca liote ca Pública Pública de La Pla Plata ta;; innumerables innum erables amigos am igos argentinos — Daniel Larri Larriqu quel ela, a, Héctor Schmcrkin, Francisco López Bustos, Josefina Ludmer, Enrique Pezzoni, María Luisa Bastos, Rafael Preda, Preda, Ernest Ernesto o Schó ó, Ro dolfo Zebrini— que aun hoy me perdonan mi interés en su país; y por último a mi difunto padre, James James Carroll Carroll Shumway, Shumw ay, a cuya memoria está d edicado edicad o el e l libro. libro.













































































Capítulo 1

Preludio a la nacionalidad

El camino camino de la Argentina Argentina hacia la la nacionalidad nacionalidad co m ienza con la conquis conquista ta y colon iza ció n españolas. Para Para trazarl trazarlo, o, em pie zo echando una un a mira mirada da a los problemas de la formación de n acio ne s en to do e l contine continente nte americano. americano. Luego examino los elem entos e sp ec ífico s de la expe riencia prenacional argentina en tanto preparan preparan e l esce na rio para los desarrollos posteriores. Durante Durante los ú ltimos años del siglo xviii y los primeros primeros del xix, la idea de nacionalidad fue la predominante en la mente europea. Con el fin fin del Iluminismo y la llegada llegada del Ro m anticism o, las ideas de frat frater erni nida dad d universal dieron paso a una una eme rg enc ia de sen s entim tim iento ient o nacionalista en el que cada país afirmaba su peculiaridad étnica, lingüíst lingüística ica y mítica. mítica. Tradiciones Tradiciones folklóricas, folklóricas, v ida cam pesina, fe stivales tivales religio sos, sos , histori historias as y héroes héroes nacionales, idiosincr asias étnic as, mitologías tribales y paisajes locales inundaron todas las artes, desde desde las nov elas históricas históricas de de Sir Walter Walter Scott y Alejandro D um as a la música de Dvorak, Wagner y Tchaicovsky a las pinturas de Goya, Goya, Tum er y David a la la poesía poesía de Schiller, Schiller, Bum s y Becquer. Se desenterraron mitologías nacionales cuando las había, y en caso













































































favonio la consolidación nacional habría sido mas difícil y quizas ími'osihle.

I os E stados stados l luidos, luidos, aimquc nue vo s co m o país, tamb ién tuvie tuvie-lon desdo el comienzo sus ficciones orientadoras, especialmente en el sueno puritano de establecer una Nueva Jerusalén en el desierto americano. Como lo han mostrado Ralph Pony, Sacvan Heivovitch y olios, el nombre del sucho era "América“, tromba' pensado para todo un continente pero que los puritanos hicieron suyo. Aun hoy, el uso común en todo el mu ndo em plea los nombre nombress "America" y “americano" como sinónimos de los Estados Unidos y sus ciudadanos, practica que ignora el hecho de que todos los habit habitant antes es del Hem isferio isferio Occidental so n tam bién am ericanos que viven en América, Desde el comienzo los puritanos se definieron como una nación apane, destinada por elección divina a una prosperidad y virtud ejemplares. Se vieron a sf mismos como modernos israelitas llamados por el Señor para ocupar una tierra prometid prometida: a: m ás que la busca de un obj etivo s oc ial , su s trabajos trabajos eran eran la sagrada peregrinación destinada a fundar la Sión del Nuevo Mundo y ser una luz para las inicuas naciones del Viejo. El sueño puritano resultó una ficción orientadora muy adaptable, y las generaciones subsiguientes de norteamericanos la transformaron en conceptos como los del destino manifiesto y la protección del mundo liba', así com o la idea idea de que lo s E stados U nid os deberían aspirar a una nonna moral nrás alta que otras naciones, norma que sigue siendo invocada por gente tan distinta como predicadores gélicos ilit ilitante ante los derechos derechos civ iles.













































































\sentimiento de nacionalidad propio e independiente, sino que fueeran fu ran exten sion es de España, dó ciles cnlealtad p olítica, fe religiosa y pago de impuestos. Pocos de los colonizadores españoles en América, o ningu no, soñaron con un destino destino distinto del que dictaba dictaba España para estas tierras. De modo de asegurar la hegemonía española sobre sus posesiones americanas, las colo nia s españolas español as fueron fueron gobernadas dur duran ante te casi 3 00 años por una una burocracia burocracia centralizada, centralizada, bien que pesada, en la que todos los puestos de importancia, políticos y eclesiásticos, eran ocupados mediante nombramiento desde la madre patria. Aunque los colonizadores y sus descendientes, los criollos, solían ignorar las órdenes de la metrópoli, rara vez cuestionaron en términos ideológicos la autoridad de la Corona y de sus representantes. tantes. Su actitud ante la monarquía queda bien descripta descr ipta en el lerna lerna contradictorio Obedezco mas no cumplo, que significaba “Reconozco la autoridad de la Corona, pero en un caso particular haré lo que me parezca”. Así es como los criollos podían actuar con independencia de la legislación imperial, y con frecuencia lo hacían, pero la suya era la libert libertad ad de una desob ed edien ien cia tolerada tolerada en una un a soc ied ad administrada sin rigor, rigor, no era era la libert libertad ad de n acio ne ness en embrión, ansiosas de independencia de la monarquía española. En razón razón de los estrechos estrechos lazos sociales, pol pol íticos c ideol óg icos ent ntre re España y sus colonias de l Nue vo Mundo, Mundo, las ideas de nac ionalidad propia en la América hispánica no empezaron a asomar hast hasta a los año s finales del siglo xvm, xvm, poco antes de los m ovim ientos independentistas de 181026. Aunque algunos toponímicos como México, Perú y Chile datan de los primeros años de la conquista,













































































Ideológico que subyacc a las soc s ocied ied ad es estable esta bless en otr otras pane paness del mundo. Se crearon así países nuevos con fronteras nuevas v nombres roción acufiados como Venezuela, Honduras, Colombia, Dolivia y Argentina; un siglo, o inclusive medio siglo antes de la Independencia, nadie en estas tierras soñaba que algún día serían naciones nuevas y separadas, con un destin d estin o propio. En ning ningun una a de estas áreas existía un mito previo de identidad nacional que ligara a sus habitantes bajo una ideología compartida. Aun así, a despecho de la centralización administrativa y la ausencia de ideologías nacionales previas a la Independencia, las distintas regiones de la América hispánica desarrollaron, al menos a nivel popular, una singularidad cultural, que las clases dirigentes, antes y después de la Independencia, no siempre supieron valorar. Los españoles veían en buena medida erosionados sus objetivos porese pore se mundo misterioso, descaradamente d escaradamente diferente, difere nte, infinitam infinitamente ente variado, variado, cuya cuya propiedad propiedad se atrevían a reclamar. D esde es de el día d ía en qu quee Colón intentó comprender y describir sus descubrimientos y experiencias, las tierras nuevas se posesionaron de su conciencia y discurso, dejándolo transfor transformado, mado, y en cierto mod m od o conqui co nquistado. stado. El y los conquistadores, misioneros y colonos que lo siguieron, no pudieron sino volverse en parte productos del Nuevo Mundo. La naturaleza fue la primera intrusión en el sueño de España de replicar replicarse se en América América.. Las fuerzas fuerzas naturales naturales de los lo s paisa p aisajes jes exóti ex óticos cos,, junglas enmarañ enmarañada adas, s, montañas formidables, formid ables, vasta va stass pamp pa mpas, as, un una a riqueza riqueza nat natur ural al sin cuento y una fauna intrigante, afectaron afecta ron e l curso cu rso de la conquista y asentamiento, así como cualquier idea imperial















































































de región en región. M ás aún: aún: lo s distintos grado s de mestizaje entre españoles, africanos y diferentes grupos de indios produjeron en cada cada sector secto r del Imperio españ ol un tipo racial peculiar, a tal punto que ya en el período colonial temprano los caribeños podían distinguirse de los mesoamericanos, y los habitantes de los Andes de los del Cono Sur. Inclusive las clases dirigentes, pese a sus obstinados r eclam os de pureza racial, racial, solían ser producto de alguna Bla nco y europeo se volv ieron tónni combinación. Blanco tónni nos relativos, relativos, más más ad ecuados para para mantener mantener el poder y conservar los s ecretos d e la familia que para describir un legado gentílico real. Con un rígido ríg ido control con trol estatal por un lad o y una una fecunda fecun da cultura cultura popular popular por otro, la con cien cia nacional, na cional, o al menos me nos regional, entre entre los criollos, se desarrolló en dos direcciones opuestas. Las clases dirigentes se forjaban en una atmósfera en que los modelos de éxito y refinamiento venían de España, y todos querían ser más españoles que los españoles. Como resultado, la alta cultura en la época colonial fue en gran medida imitativa y estéril; por supuesto que con notables excepciones como la poeta mexicana Sor Juana Inés de la Cruz en el siglo xvn. Aun después de la separación de España, la elite hispanoamericana se mantuvo más al tanto de las















































































masas se sentían más a gusto con sus caudillos, que, aunque primitivos y en tele s en sus m étod os, eran más sen sibles que la élit élitee centralista a los temores y anhelos de las masas rurales. Como resultado, en la figura del caudillo se combinaron localismo y durante déca décadas das la las perso pe rsonali nalism smo. o. Estos dos elem en tos impedirían durante iniciativas ilustr ilustradas adas de los gob iernos. D e he ch o, buena pa parte rte de de la las guerra guerrass civ ile s que siguieron a la Ind epend encia tienen su origen origen en en los conflictos entre el realismo de los caudillos localistas y los sueños utópicos de la elite urbana. En razón de d e esta d iscordancia iscord ancia entre en tre una alta alta cultura deriv derivati ativa va y una cultura popular exuberante, aunque caótica, las colonias españolas llegaron al movimiento independentista de 1810 mal preparadas ideológicamente para la tarea de edificar una nación. Lo s pensado res más utopistas utopistas del c ontine nte soñaban con cr crea earr un Estado panamericano p anamericano que cubrie cubriera ra todo el con tinen te. Más M ás práctic práctico, o, Simón Bolívar proponía cuatro o cinco países de buen tamaño, manteniendo aproximadamente las fronteras de los virreinatos, como lo indica en su célebre “Carta de Jamaica” (Bolívar, Obras Completas, 1 , 159175). Tales Tales sueños, empero, no se materiali materializazaron: ron: no bien bi en fueron derrot derrotado adoss los lo s espa es pa ño les, les , estallaron las guerr guerras as















































































primeros gobiernos independientes, y para planificar el futuro con más realismo. rea lismo. E s decir, después del caos sangriento sangriento que que siguió a las las Guerr Gu erras as de Independencia, Independen cia, los lo s intelectuales del continente abord abordar aron on la tarea crucial de crear ficciones orientadoras, mitos de identidad nacional, nacio nal, q ue pudieran reunificar países quebrados y quizás redu reducir cir la tendencia tendenc ia a una fragmen tación mayor. mayor. En el caso de la Argentina, el nombre nombre mism o del país refl reflej eja a el pasaje de colonia a país, de territorio imperial a nación, pues el nombre Argenti Arg entina na tuvo una prolongada y sinuosa evolución, no muy distinta a la del país. En 1514, un año después d e que que Balboa Balboa descubriera descubriera el P acífico , Juan Juan Día z de S olís recibi recibió ó el encargo encargo de la corona españ ola de explo rarla costa de Sudamérica Sudamérica en busca busca de una una conexión fluvial entre los dos océanos. Un año más tarde Solís entraba entraba en el inm enso ens o estuario que separa lo que q ue ahora ahora son so n Argentina Argentina y Uruguay, sólo para recibir una muerte violenta a manos de indígenas indíg enas que, que , simuland s imuland o amistad, lo atra atraje jero ron, n, a é l y a par parte te de su tripulación, a la costa. Exploradores posteriores, creyendo que el estuario conducía a las ricas zonas argentíferas del Alto Perú, hoy Bolivia, lo rebautizaron “Río de la Plata”. El nombre Argentina conserva la asociación con la plata en tanto deriva de argentum,















































































oro ni plata, y sus nativos, en su mayoría nómades, prefirieron el exilio o la muerte a la virtual servidumbre de la encomienda española, institución que obligaba a los indios a trabajar para los españoles a cambio de civilización europea, cristianismo y "protección”. Tampoco supieron ver el mayor recurso de la Argentina, las inmensas pampas que probablemente sean el área agrícola más rica del mundo. De hecho, si no hubiera sido por el imperativo religioso de cristianizar todo el continente, gran parte de la Argentina habría sido enteramente olvidada. De modo que la Argentinaseñala una paradoja: el país fue bautizado por la palabra Argentina plata, plata, mineral que no tenía, mientras que lo que s í tenía en abundanc abundancia ia (un fabuloso potencial agrícola) quedó ignorado durante casi tres siglos. A l carecer la Argentina de una una promesa de riquezas fáciles, fá ciles, la prim pr imera era colonizaci colon ización ón española en el Cono Sur fue prcvisiblcmcntc prcvisiblcmcntc débil y esporádica. Aparecieron Aparecieron algunos barrosos barrosos caseríos case ríos a lo largo de las rutas establecidas para el transporte de la plata boliviana. Como los aborígenes de la Argentina eran menos sedentarios que los de México Mé xico o Perú, Perú, el esquema esquema colonial de construir construir sobre civiciv ilizaci liz acion ones es preexistentes preex istentes no tuvo lugar en gran parte parte de la Argentina. ión pro cía a nos bienes comerciables —















































































comerciales comerciales al Nu cvoM und o ad os por por año, año, restri restricci cción ón que que obedecía a la necesidad de no embarcar mercaderías coloniales si no era en grandes flotas armadas, como defensa contra piratas como Sir Francis Drake (Gibson, Spain in America, 102). El pasaje obligado porLimaera apoyado además por lajera lajerarquí rquía a eclesiástica española, en plena Contrarreforma, como un modo de limitar la difusión de ideas heréticas a las colonias. El potencial comercial de Buenos Aires, empero, no pasó inadvertido para traficantes y contrabandistas, en su mayoría ingleses y holandeses, que violaban cotidianamente la legislación mer cantilist cantilista a española en su com ercio con c on los porteños, porteñ os, como empezó a llamarse a lo s habitantes h abitantes de la ciudad portuar portuaria ia de de B uenos uen os Aires. Como han mostrado Germán y A licia lici a Tjarks, Tjarks, a fines del sig lo xviii los comerciantes porteños vendían plata boliviana, carne salada, cueros y artesanías a exportadores no españoles, sacando una gruesa ganancia a la vez que evadían los impuestos a la Corona. Buenos Aires s e v olvi ol vi ó además un centr centro o import importante ante del tráfico de esclavos a medida que los portugueses comenzaron a traer mayor número de african os para para alimen tarla demanda de mano de obra de una un a econom ía en crecimiento (Rock, Argentina, 4049). En razón

















































































separarse separarse de la Argentina. A lo largo del río Paraná, Paraná, que baja desde el norte norte hastae hast aell estuario del Plata poruña rica zona agrícola agrí cola llam ll amad ada a “litoral”, “litoral”, estaban los pequeñ peq ueños os asentam asen tamien ientos tos de d e Santa Fe y Par Paran aná. á. Y en la boca del gran estuario, Buenos Aires, geográfica y culturalmcnte culturalmcnte distante de dell resto de d e la Argen tina, tina , pero destinada, por su privilegiada ubicación entre las fecundas pampas y las rutas marítimas, a ejercer una hegemonía peculiar sobre las provincias del interior. A diferencia de los Estados Unidos, donde una fácil navegación lluvial facilitó fa cilitó el e l contacto entre ciudades costeras costeras y del del interior interior,, las ciudades argentinas, salvo s alvo las d el litoral, litora l, estaban un unida idass sólo por los lentos viajes por tierra; el trayecto de mil doscientos kilómetrose kilómetrosentreTuc ntreTucumán umán y Buenos Bu enos Aires, po rejemplo, rejempl o, insumíaun insumíaun















































































probable probable que un antiguo antigu o sen timiento tim iento de haya hecho hech o a sus miembros más sensibles a las necesidades de los pobres que el canibalismo e co nó m ico que devastaría devastaría el interio interiorr argentino argentino de spués de la Independencia. Los historiadores argentinos modernos no están de a cú cúca calo lo en su apreciación del papel de los cabildos. Los historiado historiadores res “liberales” “liber ales” co m o José Ingenieros los llaman “el “el nacimiento de un espíritu oligárquico municipal” y la “antítesis” de la democracia (Ingen ieros, La evolución evoluci ón ideas ide as argentinas, argentina s, 1,32 33). mientras que los historiadores “revisionistas", nacionalistas proespañoles proesp añoles com c om o Julio Ju lio Ira/.u Ira/.ust sta, a, afirman afirman que los cab ildos fueron fueron instituciones esencialmente democráticas que se adelantan a la leona p olítica del Ilu min ismo (Irazusta (Irazusta,, Breve ,2627,51 Bre ve 54). Eti razón de sus sentimientos localistas, los cabildos fueron















































































eran todo lo anterior en un m om en eran ento to u otro. En su sentido orig origina inal, l, la palabr palabra a “gau ch cho” o” des ign a al habitante n óm ade y a menudo menudo fue fuera de la ley de las grandes llanuras de la Argentina, Uruguay y Brasil. En el uso corriente, “gaucho” designa al proletariado rural en general. Los gau chos (com o la po bla ción ru rurral en gen eral) provienen provienen de una triple raíz étnica: española, india y africana. Se desplazaban libremente librem ente por las pampas, p ampas, v iví an sin esfu es fu er erzo zo de una tier tierrra pró próvi vida da,, capturaban y montaban caballos salvajes, bebían en abundancia, apostaban, contrabandeaban, robaban, reñían, cazaban ganado salvaje, vendían cueros para comprar lo poco que necesitaban, se alimentaban principalmente principalmen te de carne, cantaban baladas improvisadas improvisadas















































































boliviana en barras, que se realizaba en forma ilegal desde hacía medio siglo. Los sagaces comerciantes porteños no tardaron en establecer establecer contrat contratos os ex clu sivo s con m on op olios m ercanti erca ntile less espaes pañoles, formando as í la base de a lgunas de las más sólidas fortuna fortunass privada privadass argentinas. A de m ás de la plata, plata, sus exp ortaciones primar primariias eran la carne salada y los cueros, producto este último de gran importancia industrial antes del descubrimiento del caucho. El 'libr e co m ercio ” traj trajo o una relativa relativa prosperi prosperidad dad a lo s com erciantes erciantes ricplatenses ricplatenses,, con paréntesis paréntesis prov ocad os por los con flictos de España España con Gran Bretaña Bretaña (Rock ,

g A i r t a en tr ,6 6 7 2 ).

El n uev o virrei virreinato nato incluía la m ayor part partee de lo que ahora ahora es B olivia, Paraguay, Uruguay y la A rgentina, rgentina, y constituía constituía e l primer primer paso en el establecimiento de una nueva nación, aunque en ese















































































En un nivel no o ficia l, empero, había más libertad in telectual telectual de la que nos parece que pod ía admitir la Igle I gle sia d e la Contr Contrar arre refo form rma. a. Los altos altos funcionarios de la Inquisició n em itían ed icto tras tras edict edicto o exigiend o que el Santo O ficio revisara revisara lo s lib ros qu e se intro introduc ducían ían,, las librerías y hasta las bibliotecas privadas. Pero, como observa Irving A. Lconard, los esfuerzos de los inquisidores caían en saco roto gracias al intenso contrabando de obras heréticas, a menudo con la colaboración de funcionarios menores de la Inquisición y miembros de las comun idades religiosas. D e m od o similar, aunqu aunquee a los escritores criollos les estaba estaba prohibido escr ib ir o publicar salvo salvo sobre materias inocuas o de interés puramente loc a l, durante todo todo el el período período colonial colo nial aparec aparecier ieron on con regular regularidad idad ed ic ion io n es no apro aproba bada dass Ba roqu quee Times Tim es in Oíd de obras locales y extranjeras (Leonard, Baro

















































































gnivcnicnic limitados, puesto que “mal pueden comunicar a sus discípulos unos conocimientos que ellos no poseen”. Mis adelante observa que las órdenes monásticas dedicadas a la enseñanza estaban más interesadas en mejorar su bienestar material que en educar a los jóvenes criollos (Manuel Moreno, “Vida", en rias rias y Autobiografías, II, 1622). A pesar de de estas lim itacion es a la la vida intelectual, in telectual, las ideas del del















































































pendientes, pend ientes, que querían querían hacer trato tratoss con otras naci n acion ones. es. Los in intermediarios mediar ios formaban formaban un grupo grupo que apoyaba apoya ba a cualq uier uie r gobierno, sin sin lomar en cuenta su ideología, en tanto defendiera sus intereses financieros; financieros; fueron fueron los antepasados de alguna alg unass de las familias familias má más acaudaladas de la Argentina, Argentina, in cluidos cluid os los l os A nchorcn nch orcn a, apellido qu que asoma repetidas veces en la historia argentina, siempre del lado del















































































diad a en Fe m s, 19). Popham, que fue el o ficial naval naval que ante antess que que nadie consideró la idea de la invasión, y cuando ésta se realizó transp transport ortó ó las tropas a B ue no s A ires, quería liberar liberar a la Argentina d e España corno primer paso hacia la apertu apertura ra de toda Sudam érica a los intereses comerciales ingleses. írrealiza izado do por el El objetivo de Popham , sin embargo, quedó írreal exceso de confianza de las tropas inglesas, que subestimaron















































































democracia republicana y “un medio para obtener armas contra Espar sparta ta" " (Bel grano, 35). 3 5). La derrota de la ocup oc up ació ac ión n también hizo que los ingleses cambiaran sus tácticas. En marzo de 1807, el vizcond vizc ondee Casilereagh fue nombrado ministro de Gu Guer erra ra;; Castl Castlcrc crcagh agh,, un pragmático que “consideraba a Sudamérica como una cuestión de interés exclusivamente económico para Inglaterra, y no una















































































Gran Bretaña, nada pudo igualar los sucesos de 1808, cuando Carlos IV, el monarca disoluto, Manuel Godoy, amante de su esposa, y Femando VII, resentido príncipe heredero, se enredaron en una lucha destructora. Después de años de intrigas, Carlos puso en prisión prisión a su hijo F em an do al enterarse enterarse de que estaba complotando para ara destronarl destronarlo. o. Una mu ched um bre, mo vid a por la idea idea de que el















































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































zado para distribuir terrenos” (“Reglamento Provisorio”, Doc«. méritos, 15 91 60 ). C on e ste pro pó sito, e l Protector mandaba ai

gobernador y su p ersonal q ue revisara “ca d a u no , e n sus respectiva ivas ju r is d ic c io n e s , lo l o s terr te rren en os d is p o n i b l e s ; y l o s s u je to s d ig n o s de esta gracia gracia con preve nción q ue lo s m ás in fe lice s serán los más pr privilegiados. En con secu enc ia, lo s n egro s libres, lo s zam bo s de esta esta clase, los indios y los criollos pobres, todos, podrán ser agraciados con suerte suerte de estancia, si c on su trabajo trabajo y ho m bría d e bien pr prop open ende den na su felicidad y a la de la provincia” (160). Temiendo que los ricos pudieran pudieran desp ué s co m pra rla tierra tierra qu e h abía sid o distribuida a “lo “los más infelices”, Artigas estipulaba que “los agraciados, ni podrán enajenar, ni vender estas suertes de estancia, ni contraer sobre ellos débito alguno”. Pero, reco no ciend o que sin algu na especiede crédito los nuevos propietarios no podrían reunir sus rebaños, mandaba que también se distribuyera el ganado disponible a “los más infelices ” (162). ¿Y de dónde saldrían esa tierra y ese ganado? En una ocasión Artigas se dirigió al cabildo de Montevideo para ordenar que todos los hacendados hicieran un inventario de sus tierras para determina determinarr cuáles estaban desaprovechadas. D on de se encontraba encontraba tierra ociosa, proponía que “ese muy ilustre cabildo gobernador debe conm inarlos [a los hacendados] co n la pen a de qu e su s terr terren enos os será serán n depositados en brazo brazoss útiles útiles que con su lab or fom en ten ... la prosperidad del país” (“Instrucciones sobre extrañamiento de los esp año les”, 4 de agosto de 1815 , , 155 ). Ot Otra ra fu fueent ntee sería sería la directa directa exprop iación de tierr tierras as y g an ad os de propiedad propiedad de de “los europeos y malos am ericanos” que no a po yá ro nla revol revoluc ució ión. n. No obstante, obstante, Artigas Artigas permite permite que los hijos d e “lo s euro peos y ma malo s am ericano s” recibái recibáiss “lo “lo bastante para q ue pue dan mant manten ener erse se en lo sucesivo, siendo el resto disponible, si tuvieren demasiado terreno” terreno” (1 61 ). Para Para que esto e sto no se parezca dem de m asiad asi ad o a una d ictadur ictadura a ben benévol évola, a, debería record arse tam bién que Ar tigas bu sca ba una plena pa participación política de las clases bajas. En ningún punto esto es más evidente que en su interés por lo s ind ios. In feliz tanto tanto en el am amor como en el matrimonio, Artigas adoptó a un indio guaraní como hijo, y lo llamó And rés A rtigas. D esp ué s p uso a Andrés al fr frent ntee de la provincia de M ision es. A l plan ifica r e l C on gr eso de Or Orie ient nte, e, que









































































Chin China. a. Usted dejará dejará a lo s p ue bl os e n plen a libertad libertad para para ele girlo s a su satisfac satisfacción, ción, pero cuidando qu e sean hom bres de bien y de alguna alguna capac apacid idad ad para resolver resolver lo conv cm cn te’ te’X X D o cw w ím v , 137). 137). En En una una carta similar fechada el 3 de mayo de 1815, a José de Silva, gobernador de Corrientes, Artigas le escribió: Yo deseo que los indios, en sus p ueblos, s e gobiernen gobiernen por por sí, para que cuiden sus intereses como nosotros de los nuestros. Así experimentarán la felicidad práctica y saldrán de aquel estado de aniquilamiento a que los sujeta la desgracia. Recordemos que e llo s tienen el principal principal derecho y que sería sería un una degradación vergonzosa que hasta hoy han padecido por ser indianos. (

D m t u n o c e s t ,164.)

Artigas Artigas intentó tamb ién atrae atraerr a los ind ios a la sociedad amplia media mediant ntee la co lon izac ión . C om o lo ob servaría servaría un autor autor posteri posterior, or, unodclos primer primeros os problcm asdelRíodclaP latacralasubp latacralasubp oblación. Para remediar esta situación, Artigas ofreció tierras, herramientas y animales animales a com un ida des indias, para para atrae atraerlas rlas a las colin as fértiles del Uruguay. Si Buenos Aires y Brasil le hubieran permitido contin ontinua uarr con e sto s exp erimen tos de colon izació n, la histor historia ia de los indios del Río de la Plata, la mayoría de los cuales fueron exterminados, habría sido muy diferente. Es especia lm ente notable que Artigas habla hablara ra de incluir a los indios indios en la la soc ied ad revolucion aria. Qu izá la may or tragedia tragedia de la Independencia fue lo que les hizo a los indios. Los colonizadores españoles habían creado un sistema legal para proteger a las comunidades y propiedades indígenas. Aunque estas leyes se violab violaban an con frecuencia, le daban al m eno s lo s indios indios una p osición legal y recursos recursos lega les, s i bien im perfectos. En contraste, contraste, las las sociedades que surgieron tras la Independencia abandonaron las estr struc ucttur ura as leg ale s y eco nó m icas de la col on ia en favor de nu evas teorías de propiedad privada y libre comercio. Al hacerlo, desencadenaron fuerzas de codicia y rapacidad que llevaron a la aniquil qu ilac ación ión de virtualmcn virtualmcn tc todos los ind ios d el R ío de la Plat Plata. a. Com o vere veremos mos en en capítulos posteriores, estas p olíticas d e exterminio se apoy apoyab aban an en fic cio n es orientadoras que les negab an a los ind ios un lugar en la comunidad emergente. Es en este contexto que los inte intent ntos os de Artigas de incluir a lo s indio s c om o parte parte del “pu ebl o”









































































gentes c om o los morenistas que reclamaban e l poder en nom nombr bree de de un pueblo abstracto que nadie había visto nunca. El pueblo de Artigas era real y visible; incluía a los pobres, los negros, los zambos, los gauchos y los indios, ¿Sería ésta la “arbitrariedad popular" que inquietaba tanto a los unitarios de Buenos Aires? Quizá lo que más asustaba a los unitarios en el Protector era su creencia ingenua de que el gobierno por el pueblo debía incluir a todos. Bueno, a casi todos. Artigas hacía una excepción cuando se trataba de los españoles de rango, o los “europeos", como los llamaba él. él. Y a éstos ésto s los lo s lomaba l omaba de blanc b lanco o para una cla se part partic icu ular lar de persecución. Primero, como ya se dijo, mandó a confiscar la tierra de los españoles ricos para redistribuirla entre los pobres. Segundo, como le escribió al gobernador de Silva, trató de excluir a todos los españoles de cargos públicos: N o conviene co nviene que ningún europeo europeo [sin distinción de person persona] a] permanezca en un empleo ni menos en los varios ramos^}e pública administración. Lo prevengo a usted para que si hay algunos [europeos [europeos]] en ejercicio, ejercicio, sean dep uestos uesto s y colocados, en su lugar, americanos. ( o D,165.) Posteriormente, en una una orden fechada el 9 d e enero ener o de d e 1816 al cabildo cabildo de Mon tevideo sobre sobre c óm o organizar gobiernos locales locales y elegir representantes al congreso provincial, especifica: ‘Todo el que haya de tener voz y voto vo to deberá debe rá ser americano: americ ano: de lo contrario D m t u n o c e s t ,171). P ero, significativame queda excluido” ( significa tivamente, nte, en otra otra directiva a M ontevi on tevide deo, o, fechad a el 4 de ago a go sto st o d e 1815, 181 5, Ar Artigas atempera su nativismo accediendo a incorporar europeos de clase baja baja.. Por ejemp lo, despu és de mandar que tod os lo s europeos europeos se sean encarce enc arcelado ladoss para para que no use n “su “ su influ in flu jo y poder” p oder” co contra tra la revolución, especifica: “absuelva más bien vuestra señoría de esla pena a los infelices artesanos y labradores que pueden fomentarel p a ís " ( , Docum 155 ). Parece Pa recería ría e n to n ce s que q ue la actitu itud de entos, 155). Artigas hacia lo s eu rop eos se basaba basa ba m ás en e n resentimiento resentimi ento de clase que en xenofobia; vio en los artesanos y obreros europeos aliados naturales naturales a la causa revolu rev olu ciona cio na ria contra con tra lo s funcionarios funcionarios y aristócr tócratas atas españ oles . Su by ace nte a mu ch cho o de lo anterior anter ior está la d ecisió eci sión n de Artigas de suspender toda idea de d iv is ió n d

la

l Nu evo M d )









































































negros, campesinos, artesanos: en su esquema todos son “americanos". Y en lanío americanos pueden votar, ser funcionarios, propietar propietarios ios,, co m erc iar cota* cota* sí , y hac erlo co n pr prior iorid idad ad sobre todos todos ios extranjeros. En una historia {X’rsomd de la rebelión uruguaya contra España, Artigas especifica que los orientales se inspiraron en “los americanos de Buenos Aires", como si dijera que los porteños se rebelaron por ser americanos, no porque hubieran leído a Rousseau o por la invasión de Napoleón a España ("José Artigas a la Junta Gubernativa del Paraguay”, 7 de diciembre de 1811,

Doc Docu umen ento toss, 58). De modo similar, cuando le escribe al general Ambrosio Carranza en octub re de 1811 , Artigas habla de "el "el honor, honor, la humanidad, la gran cau sa qu e forma la pa sión de l os americanos", americanos", como si si la categ or ía de "am ericano" de algún m od o fuera fuera anter anterio iorr a la revo luc ión y la identidad america na fuera fuera algo que esperar esperara a ser ser descubierto antes que creado (Artigas,

a Artigas, 128). Es

precisamente esta ficción conductora de "América" la que le perm pe rmit itiió ver a todo s los nativos de sue lo americano com o un único grupo grupo m ítico, m iem br os de una una futu futura ra nación , todos mcreccd oresd c los los mismos derechos; de m odo semejante, semejante, este concepto de A mé nca nc a le permitió permitió clasificar a sus enem igo s com o gente cuyas ideas ideas de de jerarqu jera rquía ía l o s ll e v a b a n a n e g a r lo q u e A r tig ti g a s sen se n tía tí a c o m o la un unid idad ad esencial esencial de una A m én ca m ítica, una una Am érica ya present presentee com o un un sentimiento colectivo, que pronto se haría realidad como una dinámica nación nueva. Pero el d est ino n o querría querría que A rtigas tuviera tuviera un papel en esa esa nueva nación. Quizá por exceso de confianza tras sus victorias de 1815 1815 y 1816, n o lle g ó a re co no cer el p oder co n tjue tjue podía contar contar un Buenos Aires reo rganizad o. D esd e su C ong reso de Oriente, Oriente, Artiga Artigass envió una una dele ga ció n a Bu en os A ires par para tra trata tarr de vend er una vez más su idea de federación. Buenos Aires respondió con una alternativa perentoria: o bien Artigas hacía del Uruguay una nación sep epar arada ada (co sa q ue los por teño s sabían qu e no po día aceptar), aceptar), o bien envi en viaba aba un una a dele ga ció n a una una nueva co nv en ción constit constitucional ucional que que tendría tugaren Tucumán, sin instrucciones vinculantes. Y en este pun pu nto Artigas co m et ió un gr av e error error táctico , al al insistir en que las las provincias bajo su control (la Banda Oriental, Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe) participarían sólo si se les anticipaban ciertas ga-









































































delegados, muchos de los cuales eran federales todavía dispuesto, a vent ventil ilar ar diferenci diferencias as co n sus e ne m igo s (Luna, Lo L o s caudillos, caudillos , 49 50). El C ongr eso de Tucu má n fue m uy pro du ctivo. En primer lugar, los delegados completaron la larca iniciada en Mayo, y el 9 de Julio Julio de 181 6 declará ron la ind ep en d en cia d e Es paña abandonan do la máscara de Femando VII. El mismo Femando facilitó la decisión del Congreso: había vuelto a ocupar el trono español, y estaba mostrando que en materia de reaccionarismo c intolerancia estaba a la altura de sus peores antepasados. Para subrayar su decisión de preservar la integridad del ex virreinato, los delegados adoptaron el nombre de Provincias Unidas del Río de la Plata y adopt adoptar aron on una bandera bandera ce les te y bla nca c u ya cr ea ció n e s atrib tribu uida, quizás erróneamente, a Bclgrano (Roscnkrantz, La L a ban b ande dera ra de de la patria, patri a, 194201). El acto final del Congreso de Tucumán fue el nombrami nombramient ento o del Director Director Supremo de las Pro vinc ias U nida s, en en la persona de Juan Martín de Pucyrrcdón, con instrucciones de establecer un gobierno en Buenos Aires, cuyas responsabilidades principales serían las relaciones exteriores, la guerra contra España y la creación de una constitución. El problema más candente, la relación de Buenos Aires con el interior, quedó hecho a un lado hasta la redacción de una constitución. En razón de su intransigenc intransigencia, ia, Artigas Artigas quedó exc luid o d e ésta y de fut futuras uras delibedeliberaciones. El nue vo Director Suprem o, Pucy rrcd ón, era un p ol ític o as astuto que se había distinguid o una décad a atrás atrás en la co n d uc ció n d e tr tropas portefi portefias as contra contra los ocupa ntes in gl es es . Bu en adm inistrado r ade dem más, Pucyrrcdón aseguró apoyo político y financiero a los esfuerzos militares militares de San Martín, Martín, lo que no es pe qu eño log ro habida cu cuenta de lo limitado de los recursos recursos con q ue con taba e l gob ierno. Tam También fuee und ccidido enem igo d el federalism o y d e su principal exp fu expo one nen nte, José Artigas. En su lucha contra los fed era list as , Pucy rrcdón re recibió una enorm e ayuda de una segu nd a in va sió n po rtug uesa al Ur Uruguay en junio de 1816. Artigas no era adversario para las tropas profesionales portuguesas. Y en enero de 1817 M on tevi de o cay cayó ó en manos de los inva sores, que d e in m edia to m anifestaron su de decisi isión de expulsar a Artigas de territorio uruguayo. El caudillo pidió auxil io a Bu en os A ires, pero a Puc yrrc dó n nad a le con ven ía más más que los po rtu gu ese s des truyer an a A rtig as y a su “ de m oc ra cia bá bárbara".











































































Artigas denunció con vehemencia la inacción de Pucyrrcdón, diciendo que “un je fe portugués n o habría habría procedido tan tan crimina lmente” como para abandonar a sus compatriotas a un enemigo Doc umentos ntos,, común común (car (carta ta a Pueyrrcd ón, 13 de no viemb re de 1817 , Docume 177) 177).. A rtigas rtigas recurri recurrió ó tam bién a sus ex aliados F rancisco Ramírez y Estanislao López en Entre Ríos y Santa Fe, pero no tardó en ente en tera rars rsee de qu e la lealtad de és tos se había debilitado al par par de su propia fuerza ante los portugueses. Mientras tanto, con la colaboración de un comité representan tante de varias varias p rov incia s, Pu eyrredón en 1819 presentó una una co ns titución para ser ratificada por todas las provincias. La nueva constitución constitución instituía un ejec uti vo fuerte, el D irector Suprem o, que debía ser elegido no por voto popular sino por un congreso. A su vez el congreso consistiría de una cámara baja de representantes provinciales elegidos por voto popular, cuya cantidad variaría de acuerdo a la población de cada provincia, cláusula que favorecía ampliamente a Buenos Aires. Aunque el Senado tenía por función corregir este desequilibrio, al ser pareja la cantidad de senador dores por cad a provin cia, la versión final de la constitución esp ec ificaba ficaba que los n ue vo s senadores serían erían eleg ido s no por vo to popular sino por los senadores mismos que elegirían de listas presentadas por las legislaturas provinciales. La constitución también de jaba abierta abier ta l a p o si b ilid il id a d d e una m onar on arqu quía ía c o n stit st itu u cio ci o n a l. La evidente ventaja porteña que surgía de estas medidas encontró inmediata oposición en el interior. Para imponer la constitución, Pueyrr Pueyrredó edón n en vi ó tropas tropas a Santa Fe, d onde fueron rechazadas por las tropas de López. López y Ramírez unieron fuerzas y emprendieron la marcha sobre Buenos Aires. Frente a una oposición que crecía tanto en las provincias como en la capital, Pueyrredón renunció en 1819, supuestamente por motivos de salud (Rock,

Argentina, 9293). Su sucesor fue el antiguo compañ ero de ann as de Artigas, José José Rondeau, a quien Artigas le envió otro pedido de ayuda contra los











































































inva sión inm inente a B ue no s A ires por L óp ez y Ra mírez. A fine finess (fe 181 9, A rtigas sen tía que la derrota derrota era era in ev ita ble , y le d io instruc. ci on es a su hijo m ay or para la di rc cció n de s u s herm anastros y de de los criados fam iliares. Tra s una impo rtante derrota derrota el 22 de enero enero de 1820, el ca ud illo aband onó territorio territorio urug uay o, qu izá c on la esp esperanza de reagmpar sus fuerzas, como había hecho antes. Mientras tanto, Rondeau enfrentó a los ejércitos de López y Ram írez írez en Cepeda, no lejo s de Bu eno s A ires. L os porteños fue fueron derrotados, lo que llevó a Juan Manuel Bcruti a escribir en sus

Mem M emor oria iass curiosas que la patria patria estaba “lle n a d e p artido s y expue expuest sta a a ser ser víctima de la ínfima ínfima pleb e, que se halla armada, armada, insole insolente nte y descosa de abatir la gente decente, arruinarlos e igualarlos a su calidad y miseria” (citado en Halperín Donglii, R Rev evo o lu ció ci ó n y gueguefebrero de 182 0 los líderes p rov inc iales oblig obligar aron on rra, 34 1). El 23 de febrero a Buenos Aires a firmar un acuerdo conocido como Tratado del Pilar, Pilar, que en algún asp ecto fue un triunfo triunfo para para el artig uism o ya si sin Artigas. D eclaraba a las prov incias a utóno ma s y prev eía la reuni reunión ón de un nuevo congreso federal para decidir el papel del gobierno central. El artículo 10 del Tratado especifica que se le envíe una cop ia a Artigas par para que él “entable desde lu ego las re lacio ne s qu que puedan convenir a los intereses de la provincia a su mando, cuya incoiporación a las demás federadas se miraría como un dichoso acontecimiento" (“Pacto celebrado en la capilla del Pilar”, Docu Doc umentos, 192). Sinceras o no, estas palabras contenían una cruel ironía, pue s Artiga s en ese m om ento no tenía pro vinc ia alguna ba bajo su mando y enfrentaba una inminente denota a manos de los portugueses. Además, el Tratado no incluía lo que Artigas más quería quería de B uen os A ires y de las otras otras provincias: una declaraci declaración ón de de g ü eñ a contra contra Portugal para para recuperar recuperar la B and a Oriental. Oriental. N o sól sólo faltaba esa declaración; en cierto sentido el Tratado hacía a Ramírezz y Lóp ez aliados d e facto de B uen os A ires. Tanto re Tanto indi indign gnó ó a Artigas la traición de Ramírez a los intereses uruguayos que no











































































pendenc pendencia ia de Ui Uis lY ov lne las Unkltis Unkltis él so opu so. 1 luciendo lucien do a un lado lado la política, Artigas entra al panteón de los próceros del Río de la plat plata a a u n ó el primero en haber h aber articulado articulado los con ceptos básicos b ásicos del del populismo argentino. Artigas se consideraba un federalista, y de hecho defendió los intereses de las provincias con vigor y coraje, Peto su federa fed eralism lism o inc i nclu luía ía much m uch o más que la mera mera idea idea de Iguald Igualdad ad de provincias en una confederación laxa, pues el pensamiento de Artig Artigas as lamb ido estab a teñ ido de una una con cienc cie nc ia popular que exigía exig ía un lugar lugar para para obrero ob rero s, in dios di os,, neg ros, zam bos y h umildes, umild es, acoplado acoplado con un un poderoso pode roso resentim ionio ion io contra contra el p rivilegio rivileg io y las pretensiones pretensiones de las clases altas. Artigas fue también el primer caudillo político importante que reconoció los peligros que el libre comercio planteab teaba a a las n ac ien tes industrias su damericanas, en e special speci al para para las las provincias del interior que podían verse afectadas negativamente por por las aspiracion aspira ciones es d e B ue no s A ires de volve rse un gran gran impo import rtado ador. r. Y por último, fue uno de los primeros en proponer a “América" como un patrimon patrimon io m ítico que definía a este continente continente com o una una tierra destinada a ser algo más que una derivación de Europa. La coloniza ción cultural cultural perceptible en la la de voción de los morenistas morenistas por las ideas europeas no tenía sentido para Artigas. Pero, como suele suce der co n lo s pop ulistas, A rtigas rtigas no tenía tenía una una idea clar clara a de cómo institucionalizar sus sentimientos políticos. Era un político del sentim iento y la acc ión, n o de las instituciones instituciones y las leyes. Por lo demás, su gob iern o m ediante decretos decretos y la supresión supresión violenta de detractores alimenta la sospecha de que, si su poder hubiera durado más, p od ía ha ber resultado m ás un dictador personalista que un demócrata demócrata in stitu cion alis ta. En resumen, tanto para para bien co m o para para mal, mal, encam ó la s f icc io n es orientado orientadoras ras antilib antiliberale erales, s, proteccionistas, populistas, nativistas y personalistas que siguen definiendo a ciertos elementos de la nación argentina. Las ficciones orientadoras populistas que subyacen en el federalismo de Artigas no se encuentran sólo en declaraciones de











































































los cam pesino s pobres un lugar en la soc ied ad revolucionar revolucionaria. ia. Pc Pcro Hidalgo Hid algo va un p aso importante imp ortante m ás a llá de A rtig as e n la ar artic ticulac lación ión de una postura populista; mientras que Artigas confinaba sus declaraciones a lo abstr abstract acto, o, H idalg o le dio al p opu lism o una una voz voz y un rostro humanos. Lo que en Artigas era primordialmentc teoría, en Hidalgo se v ue lve e l gauch o arq uctípico , una im age n que es ta tanto la del hombre de campo argentino de la década de 1810 como el repositorio mítico del auténtico espíritu argentino. Como señala Josefina Josefina Ludmer (a quien mi interpretación de be m uch o), Hidal idalg go ga ucho ho El l anuncia “un nuevo signo social, gauc ” (Ludmer, E

género gauche ga uchesco: sco: Un trata tr atado do so s o b re la

, 2 7 ). M i inter interpr pret etaación de Hidalgo, sin embargo, difiere de la de otros críticos admirables (Hcnríquez Ureña, Sánchez Reulet y Caillet Bois, por ejemplo) en que a mi juicio fue el primer escritor argentino de alguna importancia que haya enunciado ficciones orientadoras populistas que contrapesaran las doctrinas de exclusión que caract racter eriz izar aron on el pensamiento pensam iento antifederalista. Más M ás aun, sug iero ier o q ue su impor importa tancia ncia ideo lógic a iguala y quizá supera su pes o literario literario.. A l afirmarlo, no niego su importancia como creador de las formas gauchescas; gauchescas; pero pero sí siento siento que un ex ce so de interés en l os aspectos formales formales de su poesía ha llevado a mu chos a descu idar la importancia de su posición política. Nada en nuestro estudio de las ficciones orientadoras orientadoras argentinas argentinas tiene más importancia im portancia que el p op ul ism o de Hidalgo tal como se trasluce en la gauchesca, sus orígenes, su permanente validez, y el debate a menudo rispido que sigue provocando. Pero antes una palabr palabra a sobre la literatur literatura a g au ch esc a en genera general. l. En su su aspecto formal, la lite litera ratu tura ra gau ch esc a co n sist e usualmc usualmcnte nte en relatos en primera persona escritos en una lengua llena de ru ralismos de diverso grado de autenticidad, color local, personajes típicos, y un una a imaginería que s e su pon e reflejo de l a vida ni ral y el habla de las clases bajas. Los aspectos lingüístico y formal de la gauch esca estaban destinados a una larga vida; virtualmente cad cada











































































Aunq ue (oda la lit literal eralura ura ga uc he sca m uestra uestra sim ilitude ilitude s en su su uso de la lengua, el genero se desarrolló a lo largo de dos líneas ideológicas diferentes, si no opuestas, Gran parle de la literatura gauches gauchesca ca m is con oc ida , despu és de Hidalgo, aspi aspira ra a po co más allá del entretenimiento de públicos de clase alta, con parodias del habla del gaucho y el atraso rural, algo no muy distinto a las actuaciones con la cara tiznada, que caricaturizaban a los negros en los teat eatros de vo d ev il de los listad os U nid os, lisa liter literat atura ura ha ha sido ju z gada como un mero entretenimiento por unos, mientras que otros la veían veían com o profu nd am ente antipopular. antipopular. Op uesta a esta corrient corrientee está está la gau ch esca po pu lista de la que I lida lgo e s el primer ejemp lo. La literatura gauchesca populista buscó asegurar un lugar entre las Hcciones orientadoras del país al hombre común, al pobre de campo, al mestizo. En este esfuerzo, Hidalgo identifica al gaucho no sólo com o un argentino m ás, sino sino com o el argenti argentino no auténtico, auténtico, el símbolo genuino de una nación emergente. Además, Hidalgo hace su defensa del gaucho usando una especie de deliberada identificación con él, lo que, combinado con su punto de vista político, sólo puede ser llamado populismo. La peculiaridad de la literatura gauchesca comienza con la palabra gau g auch cho. o. En su autorizado libro

ga uc ho , el estudioso

urug ur ugua uayo yo Fem ando O. Assungflo Assungflo resume resume y documenta no m eno s de treinta y ocho teorías concernientes a los posibles orígenes de la

ga uche he,, sugi riendo al hom bre fuera pala palabr bra, a, que va n de sd e el francés gauc fuera ac h o, quizás de de la ley, basta el términ o de argot sudam ericano gu ach origen indio, que significa huérfano (Assungáo, 383520). Los intelectuales del Río de la Plata siguen discutiendo sobre el sentido “verda “verdader dero" o" de la palabra en una polém ica que al parecer no acepta la ¡dea de que las palabras tienen y adquieren sentidos nuevos, inclus inclusive ive contradictorios, contradictorios, de acuerdo a cóm o, cu ándo, dónde y por quién sean usadas.













































































espírit espíritu u argentino, m arcado por e l s en tid o co m ún , la simpa simpatí tía a v\ generosidad. 5 Los que romantizaron al gaucho rastrean el uso de la palabra hasta los primeros días de la Independencia, cuando los realistas

ga ucho hoss a los rev olu cion ari os, en e l se ntid o de ba llamaban gauc bandidos y criminales. Tanto in dign ó est e us o d e la palabra al gen eral Ma Manta Gücrnes, Gücrnes, caud illo de Salta, oc as ion al aliad o d e A rtigas e importan tante líder revolucionario, que transformó la palabra en un desafío,

g a u c h o debía de refediciendo diciendo que si sus soldados eran gau cho s, ga rirse al patriota luchando contra una ley injusta y autocràtica. Algunos autores del período de la Independencia captaron plena-

L a Gazeta mente esta esta trans transfor formaci mación. ón. Ya en 1817 , el 22 de m arzo, La de Buenos Aires declaraba declaraba qu e “el título d e g au ch o m andab a an antes de ahor ahora a una una idea p oco ve ntajos a del sujeto a qu ien s e aplicaba, aplicaba, y los honorados labradores y hacendados de Salta han conseguido hacerl hacerlo o ilustr ilustree y glorioso por tant tantas as proezas que les hac en d ign os de un reconocimiento reconocimiento eterno” eterno” (citado (citado en Ludm er, 27 , n. 5). Tam bién del lado lado de los romantiz romantizado adore ress está la po esía gau chesa de autores como Bartolomé Hidalgo, que usaron la imagen del gaucho para simb simb olizar olizar al americano americano revolucionar revolucionario io y auténtico. T íp ico de este este punto punto de vista en nuestro nuestro siglo es e l estudio de Ricardo E. R odrígu ez

is tori ria a S o c ia l d e l G a u ch o . E l término Molas de 1968, H isto término sufrió un un cambio adicional adicional en la década de 1840 cuan do D om ing o F. Sarmiento, de quien hablaremos más adelante, insistió en llamar gauchos a los soldados de Facundo Qu iroga; iroga; co m o ésto s er eran hombres de las provincias del oeste, lejos de las pampas donde vivían l

gaucho s “de verdad”, la palabr palabr

de Sarmie Sarmient nt













































































subsiguie subsiguientes ntes la transformación d e la palabra palabra en un lema nacionaü sta

g a u c h o s i n ó n i m o d e argentino auq ue ue een n n u e s tr tr o s i g l o h i z o d e ga lénáco. E n este aspecto la palabr palabra a es clav e de una de las princ pr incipal ipales es ficcion ficcion es orientadoras orientadoras de la A rgentina. rgentina. Tan problem ático co m o el sentido “verdadero” de la pala palabr bra a

gaucho gau cho es un problema paralelo que concierne al origen de la ¿ier ¿ieramr amra a gau che sca. H ay d os teorías contradict contradictorias orias respect respecto o del nacimiento de la gauchesca. La primera sostiene que este género lite iterario ario no fue m ás que un desarrollo d e la po esía popular de las clases bajas bajas rurales. rurales. Po ratrac tiva que pa rezca esta idea, no p uede ser prob pr obad ada a. Au nq ue m uch os ob servadores notaron la la existencia de la poesía poesía popular de l ga uch o, sobre tod o en letras de cancio nes, antes antes fe 1810, nada quedó registrado por escrito. Décadas después, cuand cu ando o los m ism os ve m os populares fueron fueron transc transcri ript ptos, os, con sistieron en baladas y canciones de amor totalmente desprovistas f e i le le n g u a je je p o p u l a r y l a s i m á g e n e s q u e s e a s o c ia ia n c o n l a g a u c h e s ca. La segunda teoría concerniente al origen de la gauchesca sostiene que fue desarrollada por hombres cultos, para quienes se trataba taba de un artificio lite literario rario com o cualq uier otro. otro. C om o lo señala Jorg Jorgee Lu ís B org es, “L os payadores d e la campaña no versificaron versificaron ja m á s e n u n le n g u a j e d e li b e r a d a m en te p l e b e y o y c o n im á g e n e s derivadas de los trabajos rurales; el ejercicio del arte es, para el pueblo, un asunto serio y hasta solemne” (Borges, “El ‘Martín R e n o ’ ” , O bras com pletas en colabor Desarrollando ando colaboración, ación, 5 15 ). Desarroll esta idea, en una crítica al nacionalismo literario de los años













































































A unqu e la in tención d e Bo rges era de sp olitiz ar la ga gauc uch hesc esca, a la que los nacionalistas argentinos estaban dolando de cualidades que rozaban la extravagancia, no puede negarse que la diferencia que esta blec e entre la la gau che sca y lo autén ticam ente popula popularr es en lo fundamental cierta. Pero además Borges deja entrever que el lenguaje popular de la la po esía ga uch esca de algún m odo hace de de ella algo po co "serio y hasta hasta sole m n e”. Nada podría estar más lejo lejoss de la verdad, verdad, com o el m ismo Borges lo rec on oce en otros contextos contextos.. De De hecho, algunos de los momentos más sublimes en la literatura hispanoamericana hispanoamericana se encuentr encuentran an en la g auc hesca . Dado que el género gauchesco, entonces, no es mera poesía popular transcripta, ¿qué es? o mejor dicho, ¿qué es lo que aporta espe cífica m en te Hidalg o a la lit liter erat atur ura a qu e ju stifiq ue el llamarl llamarlo o el el "pad "p adre re de la ga uch esca ”? En palabr palabras as del c rítico dom inica no Ped edro ro Ilenrfquez Ureña, la creación de Hidalgo fue a la vez modesta y revolucionaria (Henríquez Ureña, corrientes literarias, 115). Fue modesta porque la poesía de tipo satírica, con personajes populares y habla también popular, era bastante común en todo el mundo hispánico durante los últimos años del siglo xvm, y especialm en te, en el Río de la Plata Plata,, en la la forma de baladas br eves, los los satíricos o sainetes (Sánch ez Reu let, “ La ‘Poes ‘Poesía ía cielitos y diá log os satíricos G au ch esca ’ ”, 286 28 7). Fue revolucionaria revolucionaria porque puso es esas formas al servicio de una intención política explícita. En una palabra, lo que había sido burlesco y paródico se volvió en la gauchesca de Hidalgo un modo de instruir a los gauchos de sus deberes cí vic os al tiempo que usaba usaba a eso s m ism os gauchos co como símbolo legitimador de una nación emergente, símbolo de conno-













































































Cielito, Cielito, cie lo que sí, lo que te digo Fem ando, confiesa que som os libres libres y no andés remolineando. Cielito, Cielito, cie lo que sí, guardensé su chocolate, aquí somos puros Indios y sólo tomamos mate. Y si no le agrada, venga con lucida expedición, pero si sale matando no diga que fue traici traición. ón. (

Anto An tolo logí gía a

de

la p la po o e sía sí a gauches gauc hesca, ca, 7779.)

Aunque la irrever irreverenci encia a a dolescente de Hidalgo tiene un un visible encanto, lo más notable en estos poemas es su populismo. No sólo vemos en el obligado coloquialismo del lenguaje un intento de identificar identificar la indep end encia con e l gaucho; la mera idea de que los españoles deban guardarse su chocolate y dejar a los argentinos su mate, infusión popular entre los indios pampas y sus primos ga uch os, subraya la presunción de que el puebl o bajo se bastabastaba para ganar la independencia, que los humildes “indios puros” se basta bastaría rían n para hacer retrocede retrocederr a los vis tos os ejércitos del R ey,













































































de minas de plata y oro... Ya se acabaron los tiempos en que seres racionales, adentro de aquellas minas morían como animales. Cielo, los reyes de España ¡la p... que eran traviesos! Nos cristianaban al grito y nos robaban los pesos.

(Antología, 7779) El público pa para esto s versos ver sos era, ev ide nte m en ente, te, un público de de gauch os, que, aunque aunque habían habían luchado po r la indep en ende denc ncia, ia, ahora debían ser incorporados incorporados a un una a nueva estructura cív ica . Y es e s aquí donde vem os e l énfasis francament francamentee populista populista del pe nsa m iento de de Hidalgo. Antes que él, ningún escritor de importancia pensó en buscar para los gauchos un lugar en la nación emergente. Por el contrario, Beruti y los moralistas habían insistido tenazmente en que la independencia era producto exclusivo de los hombres ilustrados, quienes debían defenderla de la “ínfima plebe” si quería conservar su pureza. De ahí que la importancia de Hidalgo en la historia intelectual argentina sea mucho más que literaria. Aunque sin duda alguna merece un alto puesto en las letras argentinas por la creación del género gauchesco, igual de notables son sus intuiciones populistas que lo llevaron a tocar el tema del pluralismo















































































van desde la historia de la Revolución de Mayo a conceptos iluministas de ciudadanía, en la misma forma de los versos que vimos antes. Pero en lo s diá log os hay una nota de prote protest sta a cont contra ra otros argentinos, nota que estaba ausente en los cielitos. El orden social emergente en la década de 1820 daba poco espacio a los ex soldados gau cho s, y lo s altos ideales del Con greso de Tucumán Tucumán no se reflejaban en la creciente lucha entre Buenos Aires y las provincias. Los gauchos eran en gran medida las primeras víctimas mas de este idea lism o fallido, y los d iálog os d e Hidalgo refle refleja jan n su su desilusión. Dice Jacinto Chano, el gaucho “culto” del “Diálogo patriótico interesante” de Hidalgo, a su amistoso interlocutor, Ramón Contreras: Desde el principio, Contreras esto esto ya se equivocó; de todas nuestras Provincias se em pezó a hacer distinción. distinción. Com o si todas todas no juesen alumbradas po r un sol;















































































¿Porqué naides sobre naides ha de ser más superior? ... La lay es un una a no más, y ella da su protcición protcición a todo el que la respeta. El que la lay agravió agravió que la desagravie al punto: esto es lo que manda manda Dios, lo que pide la justicia y que clama la razón; sin preguntar preguntar si es porteño el que la lay ofendió, ni si es salteño o puntano, ni si tiene mal color, ella e s ig ual contra contra el crimen y n unca hace d istinción istinción de arroyos ni de lagunas, de rico ni pobretón: para para ella e s lo mesmo el poncho pantalón. pantalón.















































































rumbo opuesto. Habla no só lo de igualdad bajo la ley sino también rum de proble problemas mas esp ecí fico s (raza, (raza, ingr esos y lugar de origen) que sus compatriotas más sofisticados sólo querían posponer. Igual que Artigas, Hidalgo tomó las palabras de la Ilustración en su valor lit liter eral al,, asumiendo po sicio ne s que más adelante serían serían identificadas como populistas. Y también como Artigas, Hidalgo temía ser ignorado: Pero Pero es platicar de b alde, y mientras no vea yo que se castiga el delito sin mirar mirar la co nd ición: digo, que hem os de ser libres cuando cuando h able mi mancarró mancarrón. n. (

Antología, 84)

Aquí Hidalgo toma clara distancia del temor de Beruti al gobierno de la masa. Para Hidalgo la amenaza más temible al movimiento independentista no es el imperio de la masa sino















































































y desde e l barco barco mandaron mandaron toda la la p apelería a nombre del rey Fem ando; ¡y venían roncadores... la pu ... los maturr maturrang angos os!! Pero, am igo , nuestra J unta al grito les largó el guacho y les m andó una respuesta respuesta más linda que san Bernardo. Bernardo. ¡Ah gauchos escribinistas en e l pap el de un cigarro! cigarro! Viendo ellos que no emb ocaban, y que los habían tom iao, alzaron alzaron lo s contrapesos y dando güeltas al barco, se jueron jueron sin desped irse... Vayan con d oscientos diablos.

{Antología, 91)















































































nistas en el papel de un cigarro” subraya la co n dic ión com ún de l movimiento revolucionario; mientras el rey enviaba una cantidad de documentos oficiales, los abogados gauchos respondían en pequ pe queñ eños os pape les que eran propieda d de tod os. D ad a la naturaleza exaltada de su rebelión, no necesitaban papeles finos; la suya era una rebelión de sustancia y principio, no de forma. La creación literaria de Hidalgo fu e quizá s una rev olu ció n m odesta ; su po sic ió n ideol ideológi ógica, ca, en ca m bio, ftie auté nticam ente ra dical, y por cierto una de las más avanzadas en la primera década de nacionalidad de la Argentina. Si la la “modesta “modesta r evo lución” de H idalgo no hubiera hubiera encontrado reson esona anc nciia en e l espíritu espíritu arg entino, la po esía ga uc he sca pro bablemente se habría perdido como tantos otros versos patrióticos es g é n e r o ga u c h e s c o crit cr ito os du dura rant ntee la guerra de ind ep en de nc ia. Pero el gé sobr sobrev eviivió, vió, en gran m edida porque los escritores argentinos s ig u ieron encon encontr trand ando o en la ga uch esca un m ed io importante, quizá s inclus clusiive esencial, esencial, para para la discu sión política. política. Su razona m iento al pa recer fu fuee que no había m od o m ejor de b uscar ap oy o popular para

















































































ivv\w^nu \w^nuiv iv'k 'kM MvvK' vvK'll ftm .vM .v M d eO o u m xi , tratado tratad o contar con tarlo lo la historial otro otro gaucho amigo s uyo, lis así como el génerx)gauchesco después do Hidal vue lve una una tradi tradició ción n dividi dividida; da; co m o la R ev olu ción do M ayo que se dividió a temprana hora cuito saavedristas populistas y motinistas elitistas, la gauchesca pareció destinada a sonir a dos tradi dones contrarias. Hidalgo oteó el género y se identificó con una de esas tradiciones: la de promoción literaria de los humildes y ga ucho ho los excluidos. La obr obra culminante de la g au che sca, gauc * til Fierro, de 1872. que estudiaremos en extenso en un capítulo posterior, continúa esta tradición populista. La otra corriente en la gauchesca toma la forma de Hidalgo pero invierte su política. Su finalidad era divertir a un público ilustrado con las gracias de















































































Ambos Ambo s lados lados desarroll desarrollaron aron fi cc io n es o rientadoras rientadoras que definieran y sustentaran su punto de vista. Como veremos en capítulos subsilo s con flicto s que reflej guient guientes, es, estas ficc ion es, es , y los reflejan, an, evolucionarían con con independencia independencia una una de otra, lleva nd o a la la Arg entina modern a a una divisi división ón ideo lóg ica que de extraño mod o sig ue impidiendo el consenso consenso y la estabilidad. estabilidad.















































































Capítulo 4

Los rivadavianos

Los rivadavianos fueron un grupo de unitarios porteños reunidos alrededor de la figura de Bernardino Rivadavia, un morenista a quie qu ien n vimos ya c om o secreta secretari rio o del Triunvirato Triunvirato de 18 11 Durante la la















































































i jEXÏ,^vx ^vx














































































pu esto q ue o cu p ó h asta q ue fue ex p u lsa d o po r la fu fucr/ cr/.a .a en 182") A un qu e sup ue stam en te ded icad o a la la cre ac ión de una rcpúblitJ democrática, Rivadavia mostró desde temprano una fuerte inc|¡ nación antipopular, así co m o una deb ilidad ilidad por los decre decrettos m ulad os en con sulta só lo c o n su s prin cipio s p rivad os. Entr Entre 18 1821 y 1827, es la presencia dominante en la vida política, cultúrale intelectual portcíla, período que algunos historiadores argentinos

L a F e l iz simpatizantes han llamado La La F eliz E xp erien cia fu e resultado d e la co n ílu cn c ia af afortunada de cuatro ingredientes necesarios para la alta cultura: prosperidad, una clase alta alta em ergen te co n tiem po para para el o ci o , paz, y una fascin ació n c o n lo s u so s d e la aristocracia eu rop ea. La pr prosperidad

















































































socie ocieda dad d que soñaba, un reflejo reflejo de la c iviliz ac ión occid ental, e jem plo de cultura europea en las Américas, París de las pampas. Su sueño sigue dando forma al liberalismo argentino, y ningún catálogo ogo de de las las ficcion es orientadoras orientadoras de l país está com ple to sin él. Pero, curiosamente, no dejó escritos importantes, más allá de las cartas obli obligad gadas as,, las las declara cione s pro forma forma y lo s d ocu m ento s of iciale s.















































































m ejorar su sue rte, usa nd o para el lo lo s instrumen tos que la eco nomía les proporciona” (Halperín Donghi, 352). Esto significad u n im por tante ale jam ien to d el interés pater na lista y prote protect ctor or hacia el pobre exh ibid o por lo s g ob iernos co lon iale s, influi influidos dos po por |} Iglesia , en sus m ejores m om ento s, a sf co m o por caudillos caudillos de del tipo de Artigas. D e h ech o, d adas las p osic ion es rivadav rivadavian ianas as ha hacia lj















































































los jóvenes argentinos {Huirían educarse en Buenos Aires, envió jóvenes jóven es p o rteó rt eó o s b rill ri lla a n tes te s a e n s e ó a r e n e l inter in terior ior,, en un am plio pli o programa que en la atrasada provincia de San Juan ayudó a formar a Domingo Faustino Sarmiento, futuro presidente y escritor cuya importancia como creador de ficciones orientadoras se hará evident de nt ítulos steriore















































































festejado iniciador de las bellezas de nuestra historia natural. Cada noche encantaba a sus oyentes, hablándoles de alguna hierba hierba nueva, de alguna planta u tiliz ab le o pr ecio sa que ha había descubierto descubierto en las las ex plo ra cio ne s d e la m añan a. Y a la amení amenísi sima ma lección se gu ía otr otras as vec es un a co nf er en cia de físic a rec ecrreativa tiva,,















































































El Argos, cuyo nombro hace alusión al ojo vigilante, sirve com como te tempra mprano no prototi prototipo po d el p eriodi eri odi smo sm o liberal liberal porteño en g eneral: urbano, con la la mira mira puesta en la infor in form m ación ac ión interna inte rnacion cion al, austero a ustero sin carecer de estilo, informado, siempre del lado del elitismo intelectual, firme en su lealtad a las causas liberales, desdeñoso de las clases y cultura popularos, y severo en su crítica del gusto. De hecho, no puedo leer El A sin pensar en la revis Sur de V ic-





















































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































induamurarma lucís: “A b a n d o n em o s la s obras de la oscuridad I vista m os las armas armas de la luz” (Ro m an os, 13,12). La Lamcnt mcnta ablcmc cmc¿ i M i vida vida p rivada c o m o l o o b s e rv r v a A l b e rd rd i e n no estaban de moda bajo el gobierno de esc tiempo" ¿Escrita, ! Pó P ó s tu m o s , X V , 2 9 7 ) . ; La importancia de las palabras para la Generación fue

d c s t j .'

cad a en la primera reu nión de la A so c ia c ió n por Esteba Esteban n Ec Echeverría' fund ador d el gru po. En su “ D iscu rs o de introducción” dice quelj historia arg entin a d es d e la Ind ep en d en cia estu vo div dividi idida en dos períodos: “ La primera, la m ás grand e y glorios a pági página na de

nucstn

his toria p er ten ec e a la es pa da . P a só po r consiguiente la edad verdadera me nte her oica de nuestra vid a so c ia l... abri abriós ósee la p a l e s t r a de las intelige nc ias d ond e la razón razón se ver a y medita meditabun bunda da p r o c l a m a otra otra era era;; la nu eva aurora aurora de un m ism o sol; la adulta y ref reflexi exiva cd3d d e nuestra patria” patria” (

O

C

,1,99 ). El término ciencia ap a p

social revela la influencia sobre Echeverría de los franceses franceses Saint Sim ón y V íctor C ou sin, para qui quiene eness

p e n s a d o r e s el el g o b i e r n o

podía ser algo tan tan c ien tífic o co m o las le y es de mov movimiento de Ncwton. Más adelante Echeverría hace explícitas sus relaciones con los teóricos sociales franceses (106). Lo qu e s e n ece sita ba , se gú n E ch ev er ría , eran nuevas id ideas para una n uev a Argen tina; “no id ea s v ag as , erró nea s, inco incomp mplletas etas,, que prod ucen la anarquía mor al, m il v e c e s m ás fune sta que la física,sino ideas sistem atiza da s, c on o cim ien to p len o de la cienc cienciia social" (10 3). La N ue va G en era ción , en to n ce s, d eb e encontr encontrar ar el genio yla capacida d de ilum ina r al p u eb lo . ¿Y qu é c la se de perso persona na podrfa tipificar es e ge n io? “ B eb er en las fiie n te s d e la civ ilización eu europea, estu diar nu estra h isto ria , e x am in ar c o n oj o penetran te las las entrañas de nuestra s oc ied ad , y e n riq u ec id o p or t od o s lo s tesoros del del estudio y la r efle xió n, procu rar au m en tar los co n el caudal de su labor intelectu al para para de ja re n h er en cia a su patria ob ras que la la il ilustren) la enva ne zca n” ( 1 07 ). S ub ya ce nt e a la rece ta de Ec Eche heve verr rríía parala A rgentin a ha y una e xtra ord ina ria fe en las ide as. Por medi medio o de las palabras adecuadas, la Argentina podría salvarse. Para Para ilu m in ar al pu e b lo , el S a ló n fu n d ó u na revista revista semanal.

La L a M o d a , qu e log ró p ub licar v ein titr és n úm er os entre entre noviembre de 1837 y abril d e 18 38 , a nte s d e q ue R o sa s la ce cerra rrara. Ba Bajo el encabezado “Viva la Federación”, el primer número de La Mofe anun ciaba su o b je tiv o: inf or m ar so b re m o d a , p o es ía , art arte, e, literatura,









































































francés, sombreros (se usaba el gris, el negro quedaba prohibido), pantalones de hombres (nada de bolones, por favor) y una breve composición composición m usica l de Alberdi ( , 18 de noviembre de 1837, 15). Números subsiguientes incluían poemas originales c información sobre óperas de Rossini y novelas francesas. Como el Arg os de Buenos Aires Aire s unos quince años atrás. La diario diario unitario unitari o El Argos Mod M oda a parece interesada sobre todo en traer la cultura europea a la Argo s, no contiene comentarios Argentina. Pero, a diferencia del Argos, políticos explícitos salvo por los lemas obligatorios de encomio a Rosas y la Federación. De hecho, para evitar problemas con el dictador, La Moda Mo da tuvo la precaución de apoyar las políticas del régim régimen, en, por absurdas absurdas que fueran. fueran. Por ejem plo , en el número del 18 de noviembre noviembre de 1837, el d ecreto de Rosas segú n el cual todos todos los ciudadanos deben usar la insignia roja es justificado, quizás irónicamente, en los términos siguientes: “Cuando una idea política adopta un color por emblema suyo, y esta idea se levanta sobre todas, el color que la simboliza, en manos del espíritu público no tarda en volverse de moda... Tal es entre nosotros el color punzó, emblema de la idea federativa: es a la vez un color político y un color de moda" (2 de diciembre de 1837,4). De esta manera los jóve jó vene ness de La Mo da afirman afirman que todo lo que se haga en en nombre del "espíritu público" y la idea “federativa" es también moda. Por supues supuesto to que no creían semejante co sa, pero mantener una imagen imagen pública de lealtad, por absurda que fuera, era una exigencia del momento. De modo similar, prácticamente cada elemento en La Moda pare parece ce contrapesado en algún n ivel por el m iedo su byace nte de los autores de ofender al régimen. Típico es un brcve artículo de Alberdi titulado “Reglas de urbanidad en una visita”: Enscflo lo que he vis to, lo que se usa, lo que pasa porltello entre entre gentes que pasan por cultas. Para hacer una visita, no es nece sario sa ber la hor hora; a; que la sepan los seren os y lo s maestros de escuela. Es más i t r á o m cn t ,más andar andar en brazos de una dulc e distracción , y hacer com o Byron, o com o M. Fox, si posib le es, de la noch e día. y del día día noche. noche. Métase V. aunque sea a las dos de la tard tarde; e; así se estila en París y en Londres. (2 de diciembre de 1837, l.) La cultivada trivialidad de esta dase de escritos intentaba desviar el peligro que los miembros de la Asociación enfrentaban 147

el dejarse

































































e n R o s a s , q u i e n y a h a b í a e n c a r c e l a d o , m a t a d o o e nv n v ia ia do d o al exiii v a n o s d e s u s a m i g o s . T a m b i é n p o d r í a p en e n s a r s e qu q u e Alberd Alberdii cs c s í i m i t a n d o s i m p l e m e n t e l o s e s b o z o s c o s tu t u m b r i st s t a s d e su modci c o n f e s a d o , e l e s p a ñ o l M a r i a n o J o s é d e L a rr r r a. a . P er e r o l o s artículos! L a r r a e r a n c o n f r e c u e n c i a s a t í r i c o s o d e t r a s f o n d o p ol o l í t ic ic o, o, pcsea$¡ t o q u e l i v i a n o . D a d a l a r e p r e s i ó n d e l a é p o c a , A l b e rd r d i podía imitar la lig e r e z a d e L arr a, p e ro p o c a c o s a m ás . E l truco de la frivolidad, sin em b ag o, no co n v en ció

a t o d o e l m u n d o ; u no n o de los

poco!

e d i t o r i a l e s d e l a r e v i s t a a f i r m a : “ Q u i s i é r a m o s v e r convencidas a

La L aM o d a e s n a

muchas personas de que

f r í v o l o y d e p a s a t i e m p o ” . E l a u t o r a n ó n i m o a s e gu g u r a a los lectores q u e “ L a M o d a n o e s u n p la n d e h o st ilid a d con tra las las costumbres a c t u a l e s d e B u e n o s A i r e s , c o m o h a n p a r e c i d o c re r e er e r lo lo al algunos"(11 d e m a r zo zo d e 1 8 3 8 ) . S i l a p o s t u r a p ú b l i c a f u e f r í v o l a , e n p r i v a d o l o s mi miembros de l a A s o c i a c i ó n e r a n t r e m e n d a m e n t e s e r i o s . E n t r e s u s pr primeros actos es tu v o la re d a cc ión d e q u in ce “P alab ras sim b ólicas

(Asociación,

P ro gr es o, F rater nid ad , Ig u a ld ad , L ibe rta d , etcétera) se seguidas por e x p l i c a c i o n e s e s c r i t a s e n u n t o n o a l t i s o n a n t e c o n e c o s de las iras b í b l ic i c a s : “ L o s e g o í s t a s y m a l v a d o s t e n d r á n s u m e r ec e c id i d o ; el el juiciode l a p o s t e r i d a d l o s e s p e r a ” ( E c h e v e r r í a , D o g m a , 1 7 1 ) . Aunque Aunque los m i e m b r o s d e l S a l ó n t o m a r o n p r e c a u c i o n e s d e n o o fe f e nd n d er e r a Rosas, és te no tardó e n cerra rlo y e n e m p e z a r a pe rs eg u ir a sus miembros, q u i e n e s , d e s p u é s d e v a r i o s m e s e s d e r e u n i o n e s c l a n d es e s ti t i n as a s , huyeron d e l p a ís í s p o r m i e d o d e s u s v id id a s ( P a l a c i o s , E s t e b a n

,475*

4 7 7 ) . H a c i a 1 8 4 1 , l a m a y o r p a r t e d e l a G e n e r a c i ó n d e l 3 7 estaba viv ien d o en el e x ilio , ya en

C h i le l e , y a e n e l U r ug u g u ay ay . Aunque

r e l a c i o n a d a d e n o m b r e c o n e l a ñ o 1 8 3 7 , s u s o b r a s p ri r i n c ip ip a le le s fueron e sc s c ri r i t as a s e n e l e x i li l i o m u c h o d e s p u é s d e e s e a ñ o. o. A n t e s d e s e g u i r a n a l i z a n d o s u s i d e a s , d e b o p r es e s een n ta t a r de modo m á s s i s t e m á t i c o a l o s m i e m b r o s d e l a G e n e r a c i ó n , y a s us u s obras. El p r i n c i p a l e n t r e l o s o r g a n i z a d o r e s d e l s a l ó n e r a E s t e b a n Ec Echeverría, u n j o v e n p o e t a q u e a c a b a b a d e v o l v e r d e F r a n c i a , d on o n d e s e había e m p a p a d o d e s e n t i m i e n t o r o m á n t i c o y t e o r í a s o c i a l sa saint-sim onian a

osófi( I n g e n i e r o s , L o s i n i c i a d o r e s , 1 1 3 -1 - 1 1 9 ; K o m , In flu e n c ia s f ilosó c a s , 1 5 2 - 1 6 2 ) . A m a d o c o m o p o e t a , E c h e v e r r í a e s c o n o c id i d o ta también p o r d o s l a r g o s e n s a y o s , D o g m a s o c i a l i s t a d e 1 8 3 7 y Ojeada re-

t ro r o s p e c t iv i v a s o b r e e l m o v i m i e n t o i n t e l e c t u a l e n e l P l a t a d e s d e e l año









































































puntos portilla para la el más leído y recordado es Bases y puntos po lítica ca de la República, de 1852, tex organización políti íntimamente relacionado con la Generación del 37, poro no necesariamente representativo del pensamiento anterior o posterior de Albenli. Las Bases sirvieron de fuente de inspiración a la Constitució tución n de 1853. Esta constitu cons titución ción,, con cambios cam bios menores, seguiría seguiría en vigencia vigenc ia hasta ser se r remplazada remplazad a por Perón en 1949; tras tras la caída de Perón erón,, se reinstituyó re instituyó una versión versió n enmendada enm endada de la Constitución de 1853, 1853, que sigu si guee siend sie ndo o la Ley Suprema S uprema de la nación. Otros Otros miembros significativos del salón literario fueron Miguel Cañé, periodista y noveli novelista sta,, Vicente Vic ente Fidel F idel López, Lóp ez, novelista no velista ocasional antes de volverse famoso historiador; y Juan María Gutiérrez, novelista, crítico y cronista de la generación. Dos miembros importantes de la Generación de 1837, aunque no formaron parte del Salón Literario de Buenos Aires, se acercaron después al grupo originario, cuando todos estaban en el exilio. El primero fue José Mármol, novelista y poeta más conocido por por su nove no vela la antirrosista Amalia, publicada publicada en folletín en 1851, y en su forma completa en 1855 (Ghiano, “Prólogo", xliiixliv; Argenti ne Novel, 43). Lichtblau, Argentine 43 ). Políticam ente solitario, solitario, fue desterrado por por R osas en 1841, p ese a los minores según los cu ales era era simpatizante del régimen. Irónicamente, no se llevó mejor con los gobiernos que sucedieron a Rosas (Ghiano, xiii, xvii). El segundo miembr miembro o de la Gen eración era ción no asociado con el grupo inicial porteño porteño fue fue Domin Do min go Faustin F austino o Sarmiento, S armiento, quizás la figura figura más importa importante nte de su su época. Joven pobre en la provincia de San Juan, Juan, en su época un desierto cultural, Sarmiento siguió las actividades del Salón Litera Literario rio de tan cerca com c om o pudo, y hasta intentó organizar un un grupo grupo similar similar en San Juan. Juan. Varios años después, despu és, cuando ya todos estuvieestu vieran en el ex ilio , Sarmiento e stableció stab leció contacto personal, personal, aunque aunque a menudo polémico, con miembros del para entonces difunto Salón Literario. De toda la generación, fue Sarmiento quien tuvo una carrera públicamás exito sa. Fue en dos m isiones diplomáticas diplomáticas a los los Estados Estados Unidos representando a Chile, su patria de adopción en el exilio. Tras regresar a la Argentina, fundó docenas de escuelas públicas cuyo m aestros, en su m ayoría mujeres, eran eran jóve jó vene ne s recién recién recibida recibidass de las escuelas normales también fundadas por Sarmiento. En política, sirvió como ministro de Educación, embajador en los Estados Estados Un idos ido s y Preside nte de la la Nación . A un así, así, encontró encontró tiempo tiempo para para escribir obras qu e cuando se reunieron reunieron llenaron llenaron cincuenta y dos

149









































































volúmenes, volúmen es, Uto qni íds com c omo o escrito esc ritorr que tuvo más influencia^ j dos o tres textos que qu e s a lte lt e n siendo básicos básico s para la la wmpr wmpreenstó nstóS SI lav isi i sio o n q n e tien t ienen en le s arg a rgen entin tinos os vio su país. p aís. El pri prim men)en )entre treclw

esvv svvó , , .\,v .\,v;; os os yb\ ¡ >, \ j *¿Y;\ ¿Y ;\\UiJ?Jujnt\u'ufaioQMrQ$iUfa\%* ! mencionado habuu,tímente como

h \u u t u h \

Como escritores, los hombres riel ó? muestran un pmHc^ común a los esentones hispanoam ericanos ericanos aún en el pr esen te^ i su obra sue le ten er una cu alid ad rio ina cab ad o, un una a cu cualida idad enrice mexicano Alfonso Reyes ha cotnparado cv*n el pan sac^ de m asia do pronto riel riel h o m o . I to m in es rio acció n viviend viviendo o en e* so cied ad ca óti ca , vio ton su s es cr ito s co m o parte parte do do un paves? polític o m is am plio y n o c o m o riñes ou si m ism os a ser ser trabaja^ y pulido s, Consc iente riel riel p tvb letn a. Sarm iento decla declaró ró misdccj vea q ue “ l as cos as ha y q ue h acerlas, riten o mal, hayq hayque ueha haccer erií iíO O r e m od o sem se m eja nt e, A lbe rd rdii s e lame nt a d e q ue sus obras obras son son "libres rio acción, escritos velozmente”. Poro los defiendo como "oívs hechas para alcanzar al tiempo”, que, como el trigo, dele su sembrado en ol mom mo m en ento to jus to , para que qu e ha ya madur madurado ado entfcspe

rio cosech cose cha a echado en Mayor, Mayor, "Prólogo”, loó lo ó A FVse Vse a sus sim patías e n g en era l unitarias, la GerKnxióndd” se disting dis ting uió de la \ teja guard gu ardia ia unitaria unita ria en e n v ar ios io s aspectos. Pr Primera aunque eran ávidos lectores de pensadores europeos (Uvk Bentham. Milt. M ilt. Sp en encer cer,, $atnt $at nt~S ~S imon im on , Fouri Fo urier. er. Ccunt Ccunto, o, Lamm ammer erá ás Lereuv. Lermini Lerminier, er, Heg el. S av ign y) . lo s h om hre sdel 37 tr tratar atare^ e^ ser más cau tos que sus ant eceso res riva dav ian os al apl aplica icar tec tecos europeas a problemas argentinos. En su 0/V,:.í.i reínv^eemudí lS 4e , Echever Echeverrí ría a afirma afirma que un v ic io pecu liar de la Arge Argent ntit itas as "bus "b usca carr lo n ue vo ... olvidand o lo c on oc ido ” , D ice lueg luego o qu quee"ss libres, sus teorías esp ecu lativ as, con tribu yen muchas v ec eces es aepí no tome arraigo la buena semilla v a la confusión de las ideasmantiene mantienen n en estéril y perpetua a gita ció n a lo s espíritus espíritus inqu inquie ieté té (Echeverría, ermv'gev'zmi, l 161. 161. An tes, en el [X'gn r^ f j r i O a u i emv'gev'zmi, ci&gu, escribi escribió ó que "cada "cada pueb lo tiene su vida y su inteligerot inopia. ...Un pueblo que esclaviza su inteligencia a la imriig^ cia de otro pueblo, es estúpido y sacrilego”, puesto que actitudes violan la ley natural (IbdX Alberdi también ahnvO necesidad de indcpenderx'ia indcpenderx'ia intel in telec ectu tu al e n su discu rso inau inaug garsl arsl^ ^ tí pr prim imer er encuentro encuentro del S alón: “Con tinuar la v ida ida p ri n ci p ia d Mavvxno avvxno es hacerlo que hacen la Francia y lo s Estados V n -.A v d











































































imperfecta, y no copiar las civilizaciones extranjeras, aunque adelantadas. Cada pueblo debe ser de su edad y de su suelo. Cada pueb eblo lo de debe be ser él m ism o” (Alb erdi, 1,2 64 ). De mod o similar, Samiiento, pese a su admiración por Rivadavia, critica a los unit un ita arios porteños por imitar imitar cieg am en te las costu mbres mb res eu ropeas . “Voltaire había desacreditado al cristianismo, se desacreditó también en Buenos Aires; Monlcsquieu distinguió tres poderes y al punto tre tres poderes tuvim os n osotros; Ben jam ín Cons iant y B entham anulaban el ejecutivo, nulo de nacimiento se le constituyó allí; Sniith y Say predicaban el comercio libre, libre el comercio, se repitió. Buenos Aires confesaba y creía lo que el mundo sabio de Europa creía y confesaba” (Sarmiento, Facundo, 66-67). No obstan tante, te, pese pese a tales tales afirm acion es, los hom bres del 37, co m o ver em os más adelante, manifestaron una pasión similar por las ideas europea pe as y los m odelos norteamericanos, tal tal co m o había pasado con los unit un itar ario ios. s. Sus altisonantes palabras sobre la ind epe nd enc ia del pen sami samien ento to extra extranjero njero no bastaron para para quebrar quebrar el con dicio na m ien to de trescientos años de colonialismo: como había pasado con los morenistas y los rivadavianos, las nuevas ideas y los modelos sociales para la Generación del 37 vinieron de afuera, pese a todo lo que pudieran decir en sentido contrario. Un segundo terreno donde la Generación del 37 trató de romper con sus padres intelectuales, y otra ve/, con éxito discutible, fue su intento de terminar con las sangrientas divisiones entre unitarios centralistas y federales autonomistas, división que más de una ve/, había amenazado la integridad del país. Según Echeverría, los unitarios eran "una minoría vencida, con buenas tendencias, pero sin bases locales de criterio socialista, y algo anti antipá páti tica ca por sus arranqu arranques es sobe rb ios de exc lu siv ism o y su prem acía" (

O jeada , 83). La palabra socialista, tal como la usa aquí

Eche Ec heve verrría ría (siguiend o a su admirado Sain tSim on ), parece sig n ificar algo algo afín afín a "concien cia soc ial", en la que e l bien d e la socieda d es el determinan determinante te principal. principal. No hay referencia a un un orden ec on ó mico en particular. Lo cjuitraxte con el objetivo unitario, el de la nueva nueva gen eración era, segú n Ec heve rría, "unitari "unitari/. /.ar ar a los feder ales











































































D ogm m a, 83). semibárbaros” (Echeverría, Dog 83 ). C omo Moreno, Moreno, Echeverría podía pod ía ser s er in clu sivo siv o e n la s palabras, pero la suya s uya era una in inclusividad que no daba lugar a los no edu cados. De modo similar, Alberdi afirma que las disputas estériles entre unitarios u nitarios y federal fed erales es “c on d uc e la op inión inió n pública de aquella república repúb lica al abando a bandono no d e todo tod o sist s istem em a ex c lu siv o ”. La La nue nueva Argentina que aspiraban a crear debía tener un “sistema mixto que abrace y co n cilie ci lie las liberta libe rtades des de cada cad a pro vincia vin cia y las pr prerrogativas de toda la na ción c om o un todo”, to do”, libre d e “vana s ambiciones ambiciones po porel poder exc lusivo” {Bases, 290). Aunque Alberdi acepta como ge nuin o e l choq ch oque ue entre federale fed eraless y unitarios, unitar ios, su giere gier e con c on frecuencia, como ya hemos visto, que la división más básica en la sociedad argentina pasa entre B ueno ue noss A ires y las provinc pro vincias. ias. Éste es un un tema recurre recurrente nte en el pensamien pen samiento to d e Alberdi, Alber di, y, com co m o queda documentado en capítulos posteriores, constituiría un área importante de desacuerdo entre entre él y Sarmiento. A l ex plicar lo s problemas de la Argentina, e l pensami pensamient entoo de la Generación del 37 corre entre dos polos. En un extremo está Sarmiento, Sarmiento , apasionado, apasionad o, romántico, rom ántico, impu im pulsivo lsivo,, y a menudo más poético que práctico, como lo pone en evidencia el comienzo del Facundo:

Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte, para que, sacudiendo el ensangrentado polvo que cubre tus cenizas, te levantes a explicamos la vida secreta y las convulsiones internas que q ue desgarran las entrañas d e un n oble ob le pueblo pueblo.. Tú posee po seess el secreto: ¡revélano slo! ( , 1 ). En el otro extremo está Alberdi, lúcido, analítico, y con frecuencia irritado por las exageraciones, tan fáciles de citar, de Sarmiento. Aunque Alberdi y Sarmiento están de acuerdo en muchos puntos teóricos, su antipatía personal es hoy materia de leyenda. Más aún, como se verá en capítulos posteriores, tras la caída de Rosas, cuando ya no compartían un enemigo común,











































































Rosas nunca habría podido retener el poder tanto tiempo como lo hizo. La misión de los hombres del 37 era paradójica. Debían desac desacre redi dita tarr a las m asas y la “dem ocra cia inorgánica” representada representada por el caudillismo, al mismo tiempo que reorganizar la sociedad argentina en nombre de las masas, y echar los cimientos para la democracia institucional una vez que las masas estuvieran preparadas para ella. En pos de este objetivo paradójico, lanzaron un persistente ataque contra lo que veían como las bases del poder de Rosas: la tierra, la tradición española, y la clase humilde y mestiza consi consiste stente nte de gau chos, criados d om ésticos y peones. Respecto de la tierra, los hombres del 37 veían a las pampas arge argent ntin inas as com o una bestia qu e era preciso dom esticar. En una línea de ideas influida por De D e l’E spri sp ritt des de s Lois Lo is de Montesquieu, Sar^ miento miento vio en la tier tierra ra argentina la fuent e primordial de los problem as del país. Escribe que “el mal que aqueja a la República Argentina/ es la la exten sión” (Facundo, 11). Es una tierr tierra a sobre la qu e reinan la la muerte y la incertidumbre, donde misteriosas fuerzas eléctricas excita excitan n la im agina ción de l homb re y la tierr tierra a mism a milita contra la civilizaci civilización ón europea. Co mo lo s románticos que leía, Sarmiento se muestra fascinado por los poderes horrendos de las tormentas eléctri eléctricas, cas, cuando “un poder terrible, terrible, incontrastable, le ha hech o en un momento reconcentrarse reconcentrarse en sí m ism o, y sentir su nada en en m edio de aquell aquella a naturaleza irri irrita tada da;; sentir a Dio s, por decirlo d e una ve z , en la ater aterra rante nte m ag nif icen cia de su s ob ras” (Facundo, 22). Pero la de Sarmiento Sarmiento es una fascina ción q ue no produ ce gozo; en su mirada mirada la fuerza misteriosa de las pampas, no templada por bosques o ciudades, es la fuerza de la barbarie. Más que una madre perdida a la que que volver, la naturaleza naturaleza d ebe ser superada superada si la Argentina y su gente quiere llegar al estadio de la civilización. Sarmiento se lamenta una y otra vez de que Buenos Aires, pese a su fachada europea cuidadosamente esculpida por los rivadavianos, haya aceptado aceptado la la le y bárba bárbara ra de R osa s po rque “el espíritu de la pampa ha sopla soplado do en ella ” (13 ). Los c au dillos, en la m ente de Sarmiento, eran eran la encamación del “espíritu de la pampa”, y Rosas un bárbaro engendrado engendrado en “el fon do d e las entrañas ” de la tie tie

(10 ). La cau











































































Pero laelección la elección obvia que dicta dicta Sarmiento, de mb iva alenc lencia ia muy sobre la barbarie, enmascara una compleja ambiv estudiada por investigadores como Noé Jit J itri rikk , Beatriz Sarioy C ar los lo s A lo n s o . M ien tra s Sa rm ient ie nt o, el progr pr ogresista esista lib liberal, ral, quiere err ad ica r to d o s lo s v e st ig io s de “b arba rie”, Sarmie Sarmient nto o el poeta ro m án tic o enc uen tra atra ctivo al g a uc h o , co m o lo mu muestran sui h e rm o so s retratos de tipo s ga u c h e sc o s, su s costumbres costumbres,, sus can. y dones, su poesía ( F a c u n d o , 2134). De modo sim ilar se uestra se muestra atraído porla personalidad titánica d e l c a u d i l l o , el héroe héro e primitivo qu e de sa fía y trascie nde la le y hum ana . A unq ue inne innega gabl blee en un n iv e l litera rio, esa es a a m big üe da d ha ca si des apa recido rec ido en en la vida pú blica d e S armiento, c am po e n el q ue h iz o todo lo que que estaba a s u alc a nc e p or erradicar al ga uc h o y al in d io (p o r m ed io del ex exterminio si era n ece sar io), po r ex clu ir a lo s qu e dise ntía n, y for forzar en ios so b re vivi vi vi en tes te s su vis ió n d e la ci v iliz il iz a c ió n : una Argentina moderna, europeizada. La d esc ripció rip ció n que ha ce S a rm ient ie nt o de las la s tier tierra rass como como fuente de barbarie barbarie tam bién m arcó ar có y q u izá iz á s in ic ió una tradi tradici ción ón en las letras argen a rgen tinas: tinas : una tend te nd en cia a atrib at rib uir ui r lo s problemas problem as argentinos a cau sas sa s naturales natura les ante a nte s qu e a e rro res hu m anos an os,, conce concept pto o con el que s e asegura una d ef en sa con tra tod a ac us ac ión de cu culpa. La idea de que el fracaso del país derivaba de una debilidad orgánica inherente seguiría reconfortando a intelectuales desilusionados durant durantee gen era cio ne s. El d ete rm in ism o n eg a tiv o de Sa Sarmiento encontraría, encontra ría, por po r ej em plo, pl o, un fuerte fu erte e c o en un o de los lib libros más influyentes de este siglo, la R a d i o g r a f ía í a d e l a p a m p a de Ezcquicl Martínez Mar tínez Estrada, pub lica da e n 1 9 3 3 , c u y a te si s e s que la Argentina, co m o un una a persona enfer m a c o n una en fer m ed ad cong congèn ènit ita, a, no puede evitarci fracaso. Alberdi se mostró poco paciente con las polaridades sarmicnlinas, y menos todavía con su obsesión romántica conia











































































Argen rgenti tin na co n una fe ch a p recisa rec isa Alb erdi m uestra que creía, en ese momento por lo menos, que la construcción de una nación era resultado de la voluntad humana antes que de las circunstancias históricas y materiales, aunque, como veremos más adelante, en otros contextos suscribía a un punto de vista cuasi historicista, evolucio evolucionist nista, a, de la histor ia, en qu e las culturas superiores, que no estaban necesariamente vinculadas a una tierra en particular, inevitablemente remplazaban a las inferiores. En la concepción de Albeni Albeniii es media me diant ntee idea s Oas palabras correctas cor rectas ), trabajo, trabajo, esfu erzo e instituciones que se construyen las naciones modernas, y no medi median ante te los elu siv os p roc eso s de la naturaleza naturaleza (Bases, 248) . Hasta Hasta Ech cheever verría, ría, el p oeta r omántico omá ntico p or ex ce len cia , critica a Sarmiento por su rigidez y manifiesta su deseo de que hubiera pasado más tiempo formulando “una política para el futuro” en lugar de una cues cu esti tiona onable ble exp licac ión del pasado (Ojeada, 122). De todos modos dos est están án de acuerdo c on la receta d e Sarm iento para para la dom esticación ción de la tier tierra ra:: ferrocarriles, me jore s transportes f luviales luv iales , nue n uevos vos puerto ertoss de mar, mar, prop iedad privada d e la tierra, tierra, e inver sión extran jera. jera. Este programa programa para dom do m estic ar la tierra tierra repetía luga lugares res c om unes del liberalismo económico europeo, tal como había hecho Mariano Moreno en su famosa Repr R eprese esenta ntació ción n d e los lo s Hace Ha cend nda a dos dos tres décadas atrás. Pero Sarmiento va más allá del común anhe anhelo lo de prosperidad, prosperidad, y p ropo ne ide as cap italistas d e laissez-faire. A su su juicio, la propiedad privada era era tam bién un paso necesario hacia la erradicación de la vida nómada de gauchos e indios. De acue acuerd rdo o con su idea determ inista de que e l am biente de cide el es tilo de vida. vida. Sarmiento Sarmiento m antiene q ue lo s gauch os e indios argenti argentinos nos se parecen a los beduinos del Medio Oriente, porque en ambas regi region ones es la distribución d e la tier tierra ra permitió q ue la gen te viviera d e modos semejantes. Aunque en 1845, cuando escribió Facundo, Sarmiento nunca había visto ni las pampas ni el Medio Oriente, insistió en que la vida en las llanuras argentinas mostraba “cierta tintura asiática que no deja de ser bien pronunciada” (Facundo, 14). Posteriormente desarrolló esta idea en forma extensa, tras













































































dad a las pampas; también terminaría con la “barbarie" de i0 habitantes naturales de la pampa. A de m ás d e con c on ce d er q ue la d om i n ac ión d c 1a lie rr rra era era esencial el pr ogr eso, los h om bre s de l 37 es tu vie ro n en cas i total total ac acuerde sobre las supuestas deficiencias de España, la madre cultural. t¡ drama ed íp ico en e l q ue lo s hijo s arg en tin os de España tr tratan dc purgar la influencia española asume muchas caras. El sentimiento antiespañ ol caracteriza com pr en siblem en te m uc ho del movimiento independentista argentino. Pero aun después dc haber obtenido la libertad política dc España, los liberales argentinos siguieron des pre cian do a España. T om ás dc Iriar Iriartc tc,, po r eje m p lo , el prolífico memorialista que observó casi medio siglo dc historia argentina, escribió no mucho después dc 1820 que el colapso dc la confederación ración dc 1816 estaba cau sado por el “esta do scmisalva scmisalvajc" jc" de “pueblos educados por la España” (Memorias, III, III , 1 9 ). El se sentim iento ant iespa ñol se hiz o m ás v irulen to aun en tre lo s hombre hombress del 37, sim bo lizad o p or una notab le t end encia, toda vía com ún en en el siglo x x, a exc luir a España siempre q ue se habla dc E uropa. p a en la Arg en tina lle g ó a sig n ific ar el n orte dc Eur opa , la fue fuente dc la cultura moderna (no hispánica). El im pu lso detrás dc es te uso pe culia r pu ed e ve rs e con claridad ridad en lo s h om bre s de l 37 . E ch ever ría, por eje m p lo , afirm afirma a que Espa ña dejó en la Arg entin a una trad ición d c “ la abnegación del derech o dc e xam en y dc ele cc ió n , e s d ecir, e l s u icid io de la razón"

(Dogma, 191). M ás adelan te d eplo ra “la rancia ilu stra ció n eesspañola, suslibros.susprcocupacioncs.c suslibros.susprcocupacioncs.cuantam uantam alascmilladcjóplanl alascmilladcjóplanladacn adacn el suelo americano” (Ojeada, 12 1). 1) . D e m o d o sim s im ila r, Sa Sarmiento













































































Ibérica, dos años después de haber terminado Facundo. Con una arrog arrogan anci ciaq aque ue sigue sig ue asombrando a los lectores lecto res moder m odernos nos,, Sarmie Sa rmiento nto anuncia que visitó España con el “santo propósito de levantar el proceso verbal” a España, para “fundar una acusación” que él, Sarm Sarmie ient nto o, “co “com m o fiscal fisc al recono rec onocido cido”, ”, ya ha he hech cho o “ante “ ante el tribunal de la opinión de A mérica mé rica” ” (Viajes, II, 8). Como C omo la cultura cultura española en 1847 estaba en uno de los puntos más bajos de su historia, Sarm Sarmien iento to no tardó en encontrar encon trar mucho mu cho material con c on que confirm con firm ar las acusaciones ya registradas en el Facundo. A su juicio, todo lo que hubiera habido de grande y noble en España ya estaba muerto. En el campo intelectual, sólo las traducciones le ofrecían al lector inteligente algo sustancial, puesto que los escritores españoles se limitaban a vestir su vacuidad con “tanta frase anticuada, tanto voca vocabl blo o vetusto vetusto y apolillado”. apo lillado”. De mod o semejante, semejan te, su s historiadores historiador es se entregaban rutinariamente al “mal gusto nacional” de violar el hecho hecho histórico histórico para para “darse “darse aires de ser algo” alg o” (II, 454 45 4 6) . Y al niv el popular, Sarmiento encuentra a los españoles increíblemente ignorantes del mundo más allá de sus fronteras: “Para el español, no hay más más habit habitante ante del mund o que el francés y el inglés. ing lés. Cree en e n la existen existencia cia del ruso; ruso; el alemán es ya algo p roblemático; pero e so de suecos o dinamarqueses son mitos, fábulas, invenciones de los escritores” (II, 44). En términos igualmente vividos, Sarmiento se burla del gobierno español. El general Narváez, gobernante delegado de la degenerada Isabel II, cuyos adulterios eran la comidilla de toda Europa, es visto como representante del caudillismo, igual que el odia odiado do Rosas. Lo que había sido la gloria de España, España , Sarm Sa rmient iento o lo enc ncue uent ntrra simbolizado en El Escorial, el palacio , mu seo y m onason as-













































































m ad re q ue ha bía q ue exp ulsar y remplazar. La idea sa sarmient'ma . q u e la h er en cia esp añ ola en la A rge ntin a es fu en te de bar barbar barie rcp¡ su crítica a la tierra; ambos argumentos apelan a condición p r e e x i s t e n t e s p a r a e x p l ic i c a r e l f r a c a s o . E s t e d e t e rm r m i n is is m o i m p i ^ e s tam b ién una ex cu sa para para ju stificar el error erro r hum ano, ya ya que^. frac aso siem p re p ued e cu lparse a la barbarie de la tierra

y aj

i n a d e c u a c i ó n d e l p a sa s a d o e s p a ñ o l d e l p a í s. s.

A u n q u e A Au Alb lbee rd i, como co mo Sarm Sa rmie ient ntoo y Echev Ech everr erría, ía, tamb también ién conde, na el e l “ c ristia ris tiani nism sm o de gacetas, gacetas, de ex e x h ib ició ic ió n y de parad parada” a” de de Espa. f ,i a s( e23 6 ) , le agrega ña, y su falta de capacidad capacidad indus ind us trial tria l agrega al deba, te una perspectiva diferente sobre los errores de España. Comohj sido sid o nota n otado do,, la fe de A lb e rd i en los lo s res r esult ultad ados os p ositiv os itivos os de la acción humana hum ana info in form rm ada ad a lo alejaba de la l a ingenu ing enuaa creen c reencia cia his histtoricistad tade que el progres pro gresoo hum h umano ano surge inev in evita itabl blem em en te de todo mo movimiento h istó is tóriricc o ; de todos to dos m odos od os,, lo l o c entr en traa l a su pensa pe nsamie miento nto es la ideade que la A m é ric ri c a espa e spañola ñola es e l re r e sulta su ltado do de una un a expansión expansió n or orgánica en la que las civ c iviliz iliz a c ion io n e s superior sup eriores es inevit ine vitab ablem lem ente en te rem remplazana las más débile dé biles. s. España Espa ña pa p a r tic ti c ipó ip ó en este proce pr oceso so histórico histór ico na natural * conquistan conq uistando do las “ p r im itiv it ivaa s ” c iviliz iv ilizaa c ion io n e s indígenas e implantando la cultu c ultura ra europea en la A m é ric a hispá his pánica nica.. A lbe lb e rd i sigu siguee diciendo, sin embargo, emba rgo, que Españadejódeserunaherramientadelanaturalcza Españadejódeserunaherramientadelanaturalcza (y en un sen s entid tidoo de d e jó de ser se r parte par te de E u ro p a ) cuando cua ndo trató de cenar Hispanoamérica a la cultura superior de Francia e Inglaterra, violando lando de de es ese modo la ley de la la expansión ex pansión c u ltural ltur al (Bases, 155158),1 Este p re ju icio ic io anties an tiespa paño ñoll entre en tre inte in telec lec tuale tu ale s argentinos nu nunca fue













































































vindicar, en lo qbe se volvería el movimiento de la hispanidad, la herencia españolado la Argentina (107128). Paradójicamente, una gran parte de la corriente antihispánica entre tre los in tele ctu ales argentino arge ntino s del d el s iglo pasado fue inspi inspirad rada a por por el auto autorr esp año l M ariano Jo sé de Larr Larra a (18 09 18 37 ), que escribió escribió devastad devastadore oress críticas cr íticas a la cultura esp añola añ ola bajo el seudónim o de “Fígaro”. aro”. Albcrdi Alb crdi admiraba adm iraba tam o a Larra Larra qu e firmó firm ó algunos algu nos de sus proMo da con el d iminu tivo “ Fígarillo”, pios pios artículos en La Moda Fígarillo”, explicando explicando que “Me llamo Figarillo... porque soy hijo de Fígaro... soy un resultado suyo, una imitación suya, de modo que si no hubiese habido Fígaro tamp oco habría Figarillo: yo s o y .. . la obra obra póstuma póstuma de Larra” {LaModa, 16 de diciembre de 1837,1). En consonancia con el entusia smo d e A lbc rd rdi, i, Sarm iento llam ó a Larr Larra a “el Cervantes Cervantes de la regenerada España” {El Mercurio, 19 de febrero de 1842). Además del d esdén a la la herencia española, los hombres hombres del del 37 most mostra raba ban n un acuerd o cas i universal u niversal respecto resp ecto de la inad ecuación de los grupos grupos étn icos ico s de la A rgentina , sus “ razas” com co m o eran eran llamadas. llamadas. La palab palabra ra “raza” durante durante la m ayo r parte parte del sig lo pasado, co m o lo The Idea Idea o f Race in Science, se refería seña señala la Nancy Na ncy Stepan en su libro libro The a cualquier grupo étnico, de europeos a españoles, de indios a gauchos mestizos (170189). Siguiendo las teorías racistas de su tiempo, Sarmiento escribe: Por lo demás, de la fusión de estas tres familias [española, africana e india] ha resultado un todo homogéneo, que se distingue por su amor a la ocio sidad e incapacidad incapacidad industr industrial ial,, cuando cuando la la educ ación y las exigen cias de una una posición social no













































































que el é x ito p o lític o d e R osa s se d eb e en gran medida a un “celo es p io n a je ” for m ad a p or s ir v ie n te s n eg ro s de u na “ raza raza salva¡!?> i nfilt nfiltrada rada “en el sen o de cada fam ilia ilia de Bu enos Aires Aires” ” ( 141 141) , e Un m iemb ro jo ve n de la G en erac ión, José Má Mármo rmol, en

Am m a lia li a , d e 1 8 5 1 , tam b ién habla del miedo d¡ n ov ela antirrosi antirrosista sta A lo s u nitarios por su s pr op ios sir v ien te s, la m ayo ría de ellos ellos negros y m ulato s, q uie n es en gen era l er an pa rtidarios de Rosas Rosas.. En En un ep iso d io particularm ente r ev ela d or , E du ard o l e acon seja a Amalia que despida a todos sus sirvientes de Buenos Aires pues “[bajoel gob ierno de R osa s] se les ha a bie rto la pu ert a a las delaciones, delaciones, y bajo la sola autoridad de un m ise r ab le , la fo rtu n a y la v ida de una familia reciben el anatema d e la M az or ca ” (1 8 ). E n u n e p iso d io sim similar, lar, una criada criada delata ante la M az or ca a s u em p lea d o r qu e está tratando de escapar escapar al al Uru guay (48 ). Sarmiento v olv ió a una e x p lic a c ió n racial de l fracaso fracaso hi hispano-

ct os y armo rmonías ías de americ americano ano en su última última obra im po rtante, C on fli ctos las razas en en Am érica, un tratado m al o rg an iza d o qu e según al algunos no es m ás qu e una re co p ilació n d e n ot as d e u n futuro libro libro que Sarmiento no lleg ó a escribir. T er m in ad o e n 1 8 83 , cuan do Sa Sarmiento tenía setenta y dos años, Conflictos es un lib ro melan cólico que Sarmiento mismo llamó “un Facundo en v e je c id o ” (c (citado tado en Bunkley, Vida de Sarm iento, 5 0 3 ) . E n Conflictos, S arm ar m ien ie n to afirma que pese a una constitución ilustrada, una democracia aparente, prosperidad, transporte moderno, escuelas, academias, universidades, y todos los artefacto s de l pr o gr es o, la so cie d ad argen enti tin na en 1883, aunque mejor vestida y más educada que bajo Rosas, sigue plagada plagada

la corrup ción, el

alis

despr ecio g

l















































































de Conflictos, Sarmiento Sarmiento vu elv e sob re la incapacidad po lítica lítica de la raza: “Obsérvese que todo e l m und o cristiano está en po ses ión d el voto efectivo del pueblo para dirigir su gobierno, y que todos nosotros estamos persuadidos que no tenemos este resorte en nuestra maquina maquinari ria a política, p or u ña ex ce p ció n de la regla; regla; téng ase presen sente que este m al es gene ral a tod os lo s pu eb los de la raza latina en la Améri América ca del S ud, lo q ue h ace que d esp ué s d e setenta a ños no se haya podido organizar def initivam en te el Gob ierno” ( , XXXVIII, 273). La Argentina, concluye, está mejor que otros país paísees hispanoamericanos hispanoamericanos porq ue t iene m ás hab itantes b lan cos. En con contra traste ste, un país país co m o Ecu ad or “cuen ta un m illón d e habitan tes délos délos cual cuales sólo c ien m il son blanc os. R esultado: Tres tiranuelos tiranuelos mili ilitare taress abr abraz azan an casi toda su h istoria” (X X X V III, 28 2 2 83 ). Todos Todos los los hombres del 3 7 estaban de acuerdo con S armiento en lo esencial respecto de la raza. Mármol, con brevedad no característica en él, define a los partidarios de Rosas como “ese pueb ebllo ignor ignorant antee por ed uc ació n, ven ga tivo po r raza raza y e ntus iasta p or A i l a m l ,4 4 ). Hasta Alberdi, q ue por lo general evita las clima” ( caricaturas raciales que se encuentran en Sarmiento, lamenta los orígenes mestizos de la Argentina. Para Alberdi no hay América















































































nu estras m asa s populares, por todas todas las transformaciones del mejor sistem a d e instrucción: en cien años no haréis haréis de él un obr obrer ero o inglés” (25 2). Tam bién en las las B a se s Alberdi afirma que “utopía es pe pensar que podamos realizarla república representativa... si no alteramos y m od ificam os profundament profundamentee la la masa o pasta de que se compone nuestro pueblo h ispanoamericano” ispanoamericano” (405). C om o se verá verá en en capítulos posteriores, Alberdi alteró considerablemente su opinión de las razas razas m estiza s de la Argenti Argentina; na; pero com o indicadore s de un un pu punto de vista gen eracional, sus palabra palabrass se exp lican por sí mismas. mismas. Fue Ech everría, sin embargo, quien escrib ió la dec laración más eficaz de la G eneración sobre la raza raza,, no en un ensa yo sino e n uno de los prime ros y m ejores cu entos de la liter literatur atura a hispanoam ericana, “El m atadero”, escrito escrito probablemente en 1838. ^ El argumento argumento de “El matadero” matadero” es sim ple. Por cau sa de una es — c a s c z d e ca r n e , lo s part pa rtid idar ario ioss de R o s a s e s t á n em e m p e z a n d o a dudar de la capacidad de su caud illo para para proveer a la nac ión . E l anun cio de que varios toros serán carneados en determinada fecha atrae en masa al matadero ala s cl ases inferiores de B ue no s A ires. E che verr ía de describe con asqueante detalle cómo hombres sucios y manchados de sangre matan y desmembran el ganado; cómo la gente lucha por diferentes partes partes de los a nim ales, incluyen do s , te stíc ulo s y entrañas ó















































































doras ras , cuya fealdad fealda d mism mis m itabu itab u las arpías a rpías de las MI ru ruin in#" #" D I ó), ó ), Mfa adelante leemos que “dos africanas llevaban ai l ustrando las (las de un animal; allá una muíala se alejaba con un ovillo de Hipas y, resbalando de repente sobre un charco do mingic, caía a plomo, cubriendo con su cuerpo la codiciada prosa. Acullá se veían acorrucadas en hilera cua trocie tro cient ntas as n eg ra s... s. .. ” (3 IV), IV), Iislas isla s rclc r clc /en cía s racial iales siguen a todo lo largo del texto. tex to. La Intención de Lchevetría de desacreditar a los resistas se realza en vividos retratos de su conducta bárbara: luchan por los testículos de un loro, usan el lenguaje más vulgar y blasfemo, atacan cobardemente a un inglés inocen inocente, te, y al al fin asesin ase sinan an c on brutalidad al jo v e n unitario. Para ara que no queden dudas sobre su intención, concluye la historia con estas palabras: “En aquel tiem po los car nice ros d ego l ladores del Matadero eran los a póstoles póst oles qu quee propagab pr opagab an a verga y pufíal la Federación rosina, y no es difícil imaginarse qué Federación saldría de sus cabe cabeza zass y cuc h illas ... por el su ces o anterior anterior pue de ver se a las claras claras que el foco foco de la Federación es taba en el M atadero” (324 ). Tale s son las pal palab abrras de un escritor que en otros c on tex tos habla piados am ente de reconciliar federales y unitarios. Por más admiración que pueda inspirar el talento literario de Echeverría, no puede negarse la intención antipopular que hay detrás de esta historia. Ya que















































































¿Pero ¿Pero po rqu é esa co nc ien cia d e raza? raza? D e todas las expl explic ica ac¡ nes posibles del fracaso, ¿por qué la raza ocupa un lugar £ important importantee en el pe nsam iento d e la G ene ració n d el 37? La La expl expli^ i^ ció n m ás f ácil diría qu e lo s arge ar gent ntin inos os se limitaban a repetjj prejuicios comunes en Europa, donde la idea de la inferioridad inherente a los pueblos oscuros llevaba dos siglos de vigencia Aunque la influencia del racismo europeo en la Argentina innega inn egable, ble, la em ergen erg encia cia del pre juic io racial e n Europa seña señalla una exp licac ión adicional. La de nigra ción de lo s africanos en el pen. sam iento eu rop eo, de acuerdo c on N an cy Step St ep an , era re relativamente i rara antes de dell tráfico de es clav cl av os . C on la instituc inst itucion ionaliza aliza ción dé déla | escla vitu d, la supuest a inferioridad de l o s afr ica no s ob tuvo am amplia credibilidad precisam ente porqu e e l rac ism o proporcionaba proporcionaba una ideolo gía a la subyugación de los neg ros (Race (Rac e in Science, xxixxiii), En una una palabra, e l racism ra cismo o se h izo iz o po pu lar la r para justif justifica icarr la .... exp lotac lot ación ión de un grupo p articular. E n el c a s o d e la A rgenti rge ntina na,, estos argumentos su gieren que en algún n iv el la G en er ac ión ió n d e l 37 es estaba levantando un marco ideológico a priori para pa ra u n s is te m a político que exc luiría, p erseguiría, d esp oseer os eer ía y a m en u do mataría mataría a los “racialmcntc inferiores”: gauchos, indios y mestizos. Y de hecho,















































































Capítulo 6

La Generación de 1837, Parte II

Como vimos en el capítulo anterior, los hombres del 37 diagnosticaron, con imaginación y vigor, los problemas de su país. Pero identif identificar icarlos los males era apenas la mitad de su m isión; tam bién era necesaria la prescripción para mejorar y sanar, una nueva fórmula de principios de gobierno y ficciones conductoras que pusieran a la Argentina en el camino del progreso. Afirmaron que el pr prog ogre resso no era mero resultado resultado del m ovim iento histórico he ge lia no: al progreso había que ganarlo mediante una lucha corriente, contra las fuerzas de la superstición, los moldes culturales reaccion cionar ariios heredados de Españ a, la raza raza y los p rivileg ios asen tados . Ninguno de ellos creyó que el combate sería ganado en su generació ción; ante antes' s' bien , se ocu paro n d e crear un marco id eo ló gic o, d e

















































































con co n veni ve nien en cia de lleva lle va r eu ro p eo s del d el norte no rte a la Argentina, Citar»* a los románticos alemanes, afirma que "la raza alemana” es ricamente migrante, que se inició en la india, pasó al norteé Europa Europa en tiem t iem pos rom anos, an os, y en el s ig lo x ix seguí seg uía a tra trasladándr^’ a los Estados Unidos de América; los autores alemanes, scg¿ Sarmiento, habían reconocido "como hecho inevitablemente la emigración emigración de sus com patriotas” (Viajes, II, 232). Proponeu¿ política oficial para atraer alemanes a las playas sudamericana^ para para lo lo cual cu al los l os gob go b ier no s su d am er ica n os deberían deb erían sub subsid sidiar loí viaj es, la insta in stalació lació n, la com co m pr pra a d e h erram err am ientas ien tas,, se milla y adqui. sición sici ón de tierra tierra para para los recié re cién n lleg ll eg a d o s. Reco Re com m ien da que se esta blczcan centros d e infor m ación ació n y em igra ig ra ció n en Alemania, parada a cono co nocer cer esa s medidas med idas a ge n te qu e de otro mod o se se iría 2 Norteam érica (II, (II, 23 1 2 3 6 ). Un a ño d es p u és , durante su primen visita a los E stados U nid

S

ien to

ed ó asombrado asombrado d















































































país. Pe Pero para ara que esto s p ed azo s v iv o s ec he n raíces, Albcrdi Insiste en que sean sean plantados en un am bien te n utricio, lo que s ign ifica qu e la Argentina debe cambiar sus leyes sobre adquisición de tierra, derechos civiles y religión. De estos elementos, la religión era potencialmcnte el mil# explosivo. Recordando los problemas cine había tenido Kivadavía con la jera jerarqu rquía ía cató lica, los hom bre s del 37 extrem aron sus precauciones en la cuestión religiosa: afirmaban su fe en Dios a la vez qu quee promovían la libertad libertad de c ulto y la ed uc ació n secu lar corno relig eligió ión n "il "ilust ustra rada" da".. En las "Palabras S im b ólic as " de la A so c ia c ió n

de

M ayo, Echeverría, con referencias frecuentes a las Escrituras'

cristianas, defiende “la religión natural" (el impulso primordial de la hu huma mani nida dad d de creer en un p od er m ás alto) y la "religión po sitiva "















































































intelectual argentinos, los rivadavianos en particular, por su in d ife r en c ia más bien h ostilidad, ostil idad, h acia la la religión. religión. “ E n nuestra o r g u llo s a

religión en la Argentina. Echeverría critica a los

cie n cia, he m os d esec ha do e l m óv il m ás p od ero so para para moralizar' civilizar nu estras m a sa s... si le q uitáis [al pu eblo] la relig religió ión, n, ¿q¿ le d ejá is? . . . ¿Q ué autoridad tendrá la mo ral ante su s ojos sin sin el seii0 divin o de la san ción re lig io so ...? ” (

, 97 ). M ás puntilloso

Albcrdi escribe: Respetad su altar a cada creencia... La América española, red ucida al ca tolic ism o c on ex c lu si ó n d e otro c u lto, representa un soli solitario tario y silen silen cioso con ven to d e m o n je s... Excluirlos















































































argen gentin tina resistió a tales ataqu es a su s p rer rog ativa s, 011 eupedul respecto a la educación religiosa. La Iglesia perdió imieli»« twu ramuzasconlosreformistasdel37ysusvástago.sinlulcclmdes,|xn; siguió sie siendo ndo una fuerza activ a en la so cie da d argentina, argentina, jiiyanu jiiyanu blem blemen ente te del lado lado de la tradición . A u n h oy , lo s jerarcas de la Ig lesia argentin tina so nlo s m ás con serv ad ores , por no de cir reacciona rios,
que sus p lanes

inmig migrato ratorrios, ios, esquem as eco n ó m ico s y p resc ripc ione s de libertad libertad religiosa estaban teñidas de utopismo y no daban la clave de qué hacer mien mientr tras as tant tanto. o. Dad a la p os ició n lom ad a por la G ene ración respecto de sus conciudadanos, la cuestión era saber qué clase de gobierno podía podía llenar llenar el v ac ío hasta q ue , en palabras de E cheve rría,















































































"El mi litigio tmivoiKtil donde la universalidad de los que sufra,, gn oran ante te en e n la materi ma teriaa so br e la qu e el e l s u frag fr ag io versa, el sufra!1, un I gnor piclotidhlo universal no es iníls que el sufragio de ui^odc^0 p oc os ; y en ningu na parle parle Impera el rég im en de las mino minorí ríaas,co s,cojj d o n d e la m ayoría ayor ía n acion aci on al es p ro cla m ad a sobera sob erana na”” ("América1?

/;/*,Vil, *14), Se h ace ac e ev iden id en te a s í qu e la d em oc ra c ia para para la la Generación del 37 , com c om o para para los m or en isla s an tes q ue ello el los, s, se dclln llnía como un gobierno para el pueblo pero no por el pueblo. Q u e el n u e v o gobierno no debía incluir al "pueblo” en ningún sentido u n i v e r s a l 1 ya quedaba explícito en Sarmiento: "Cuando decimos p u e b l o , entendemos los notables, activos, inteligentes: clase g o b e r n a n t e , nosotros, So os gentes decentes. Patri Patrici ci cla j ; i t e

















































































s is e a personal en la h istoria, tema popular populariza izado do por por Hegcl y ¿espejes retomado por hombres tan diversos como Beethovcn, Sa nd ial, W agner y Arnold. Pero el héroe de Hegcl Hegcl es muy dife dife Filosofía de la Historia. isn¿s ¿ d caud illo de S armiento. En Hegd insste en que los grandes hombres de la historia se destac a poique “s u s ob jetiv os particulares particulares engloban grand grandes es pr prob oble lema mass quee sen la volunta d d el Esp íritu d d Mu ndo”. Pero qu Pero su su gran grande deza za















































































descripción que hace Sarmiento del caudillo. En realidad, en* gú n as p ec to Sa rm iento q uiso em ular al caud illo illo que ta tanto odiat P or ejem p lo, cond ena al cau dillism dillism o co m o un gobier gobierno no “sin J

de $3r' m ien to escrit escr itor. or. En lugar de usar argum entaciones c u i d a d o s a m e n t e construidas, basadas en pruebas verificablcs, Sarmiento recurre 5

m as y sin d ebate”: ninguna descripción m ejor del esti estill o















































































sido usado, a menudo menudo con interes in teresada ada arbitrarieda arb itrariedad, d, para p ara to d o , d e s d e anular los resultados de elecciones provinciales hasta clausurar universidades.1 Domesti sticar al caudilli caudillismo smo m ediante un e jec ut ivo fu erte n o fu e la única rece eceta de la Generación d el 3 7 para lo s m a le s d e la nación.















































































rro llad o, r ico en recu rsos naturales y pob re en capital y te tecnología N o bastaba c on proy ecta rlo que había que ha cer, lo fu fun ndamental tal la inversión de capital y tecnología para hacerlo. P" La solución sugerida con más frecuencia para

r e m e d i a r iaia es ca se z argentin argentina a de capital capital y tecn tecn olog ía era, co sa que a n a d i e p u e d e resolverían















































































navegación fluvial y a los puertos. Con capital extemo, con inmigrantes extranjeros, todo es posible. “Abrid las puertas de par en par”, escribió Albcrdi, “a la entrada majestuosa del mundo” (Bases, 272). Hemos visto en algún detalle cómo los hombres del 37 con-















































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































llar estas tíos perspectivas, Mitre busca adjudicar a los dhlgenic, porteñ po rteñ os que q ue admira una cap acidad acid ad m ística de percibir percibir la la volui,J profund pro fundaa del pueb pu eblo. lo. En Ia"D Ia" D iogra iog raffad ffadel el General Ge neral Manuel lilielgrano" escribe; C om o todas las la s grandes rev olucion olu cion es, qu e, a pesar pesar de ser h i j a s de un propósito deliberado, no reconocen autores, la revolé ción argentina, lejos de ser el resultado de una inspiración personal, de la influencia de un círculo o de un momento de sorpresa, fue el producto espontáneo de gérmenes fecundos por largo tiempo elaborados, y la consecuencia inevitable de la fuerza de las cosas. Una minoría activa, inteligente y previsora dirigía con mano invisible esta marcha decidida de todo un pu eblo eb lo hacia h acia destino dest ino s des d es co n o cid ci d o s. Ella fucla fucla pr primera que tuvo la inteligencia clara del cambio que se preparaba, la que qu e con trib u yó a im prim pr imirle irle una d ire cció cc ión n fija y a dar darle formas regulares el día en que la revolución se manifestó en todo su esp lendo len do r, sin dejar d ejar por es to d e representa repr esentarr un un solo Ínstamelas nec esid ad es y las asp iracion es co lec tiva s de la mayo mayorría, ía, que a su vez le comunicaba su impulso y le inoculaba su espíritu C CXI, O , varonil ( 102103). En este es te párrafo pá rrafo abun dan las la s c on tra d iccion icc ion es. ¿Cóm o es es que las revoluciones son hijas de un propósito deliberado aunque no reconozcan autores? ¿Cómo es que una “minoría inteligente y p rcv ¡sor a,,d irigc un m ov im ien to que es "la cons co nsecu ecu en cia in inevitable de la fuerza de las cosas" en general? ¿Mitre está sugiriendo, en clara c on tra d icció n co n las teo rías d el Gran Hom bre que ut utiliza ha bitualm entc, un h istor icism o he ge lian o o darsvini darsviniano ano en el que los ho m br es s e limitan a serv irá un m ov im ien to inv isible de la la historia? ¿O bien su inten ción , c o m o sus ataqu es a los c au dillos, ti tiene más que v er con su s a m bicion es po líticas líticas que con la hi histori oria? La explicación política es la más convincente: argumentando qu e la s m inor ías ilustrada s p ue de n reflejar una voluntad noexplfcita del pueblo, Mitre defiende a su propia minoría ilustrada contraías ac usa cion es d e clitism o qu e siem pr e h abían abían llovido llovido so sobre los liberales p or teó os . Para ex p lica r có m o u na m inoría ilu ilustra trada también es d em ocr ática, M itre recurre recurre a d os ep istem olo gía s muy muy usadas









































































Según Mitre, durante los tiempos conflictivos que llevaron al pronunciamiento revolucionario del 25 de Mayo de 1810, “un nuevo evo acto actorr del drama drama revoluc revo lucion ionari ario o va v a a presentarse en la escen esc ena a política: el pueblo, el pueblo de la plaza pública, que no discute, pero qu quee marcha marcha siempre siem pre en col co l umna cerrada apoyando apoy ando los lo s grand gr andes es movimientos, que decide de sus destinos” (OC, XI, 115). Esto es, aunque los registros h istóric istó ricos os m ucstran ucstran que los lo s héroes de Mitre, los morcníslas, se opusieron abiertamente a los intentos de Saavedra por democratizar la Primera Junta, Mitre por afirmación nos asegura que “el pueblo” fue un actor principal en el proceso revolucion ionario ario.. ¿Y cóm o d efine efi ne al “pueb “pu eblo”? lo”? No se trat trata a, según segú n resulta, de cualquiera. El pueblo “esperaba tranquilo el resultado de las deliberaciones de sus representantes legítimos, y confundido en las masas asas compactas compactas de los lo s batallon bata llones es nativos, nativo s, esperaba la señal de sus jefes para inlcrv inl crvcnír cnírcon con las armas, armas, si fuese fue se necesari nece sario” o” XI, 115). Esta frase reveladora distingue “el pueblo” de los “batallones nativ ativos os" " y sugiere sugi ere de ahí que el pueblo pue blo que q ue le importa importa a Mitre Mitre es “la gente decente” antes que las masas en general. Esta distinción se hace más clara en un pasaje posterior donde afirma que “de entre aque aquell lla a multi multitud tud vibrante vibrante de indi in dign gn ació ac ión. n... .. se vio vi o surgir una nueva nue va ent ntid idad ad,, activa, in teligente telig ente y audaz, que a la manera de las guerrillas que aclaran la marcha de los ejércitos, era precursora del pueblo próx pr óxim imo o a moverse mov erse en masa” (OC, XI, 120). D e este modo, mod o, no bien b ien ha afirmado Mitre que el pueblo participó en pleno en el proceso revolucionario, vuelve a definir al “pueblo” como una “minoría inteligente” inteligente” que rcílcja rcílcj a el prejuic pre juicio io antipopular antipopular y porteño de dell mism m ismo o Mitre. Para defender tales posiciones en términos democráticos, postula un vínculo misterioso entre algunos de los líderes revolucionarios y el pueblo, explicando de ese modo que aunque el pueblo blo nu nunca nca er era a cons consultado ultado en forma forma visib le, su voluntad se s e man m anifesifestaba de algún modo en las acciones de la minoría inteligente. Es exacta exactamen mente te el mism mi smo o argumento que usó u só Sarmiento para para explicar exp licar la autoridad de los caudillos. Por lo demás, tal argumento coloca a Mitre itre roiundamc roiund amcntcen ntcen la posic po sición ión que estaba tratan tratando do de evitar: por mucho mucho que que tra trata ta de hacer hac er del “pueb “pu eblo lo” ” el participante central central de las revoluciones, siempre vuelve a las teorías de los grandes hombres y las las min minor orías ías inte lig en tes .,, y por extensión a defensas veladas de él mismo y sus partidarios porteños en su lucha contra el gobierno naciona nacionall perfectam perfe ctamente ente legal lega l de Urquiza. Urquiza. En resumen, Mitre incluy incl uyee a las las masas só lo mediante la afirmación afirmación de d e que “el pueblo” pueb lo” (la gente gen te decente) reflejaba la voluntad de la masa. Que las masas también









































































quisiera» a Rasas, apecharan do los Hiéralos ilo Buenos Alies y apoyaran# apoyaran # varias va rias gvM gvMU'iac U'iacion ioncs cs vio vio c a u d illo il loss son so n olomoiuox qu quedol* totalmento rio lado, Las demás Morrallas en la ( ñi/ i'c/ ii son una colección de c,v IKU IKUI variaMe variaMe,, sd s d c iv lom lo m u la por razon ra zones es que aluu a no son cla clarras, l\> lodos modos, es evideóle en general una política editorial de protecci protección ón a los héroes héro es unitarios unitari os y osc o scu u tw itul it ulet et no de sus co conexion iones federales y resistas, fVr ejemplo, la "Biografía r í e Mariano More. ixV\ escrita y publicada por su hermano Manuel en 1812, es tvpuxlucida,,, tvpuxlu cida,,, peto sin men m encio ciona narr el he hech cho o de que Manue anuell fue fue un federal convencido que había representado a Rosas en Inglaterra durante dos décadas. De modo similar, un breve articulo sobre el almirante Guillermo Brown no hace mención alguna al hecho de que Brown Brown también también fue partidario de R osas os as.. La tx'líii tx'l íiica ca edit editor oria iall de proteger las reputaciones unitarias es especialmente evidente en el tratamiento que reciben Rivadavia y üivalle» En la breve biografía de Manuel José García puede verse un ejemplo del esfuerzo por preservar la reputación de Rivadavia, Escrita anónimamente por "Un Amigo de la Patria", el artículo parv parvee ee serobra del hijo de García, Garcí a, que q ue s e iderui tica tic a al comienzo comie nzo só sólo como preveedor de los documentos, tarea descripta así: "En esta pequeña tarea (el hijo] ha pagado un escaso tributo al respeto y el amor filial” (Gatería , 1461, Por supuesto, García era una figura problemática. Como desafortunado emisario tanto de Rivadavia como de de Dorrcgo en lo s :u\os fina les de d e la décad dé cad a de d e 1820 1820 en las negociaciones con Brasil y Gran Bretaña que llevaron a la independen pendencia cia dd Uruguay, era acu sado sad o tanto po r unitarios unitario s como como por resist resistas as de haberee haberee exce ex ce did di d o en e n sus su s fu n c io n es y haber habe r contribu ibuido ido a la pérdid pérdida a dd d d Uruguay. En tren reiv r eiv indi in dica cator tor ío, la bi biografía previsiblemc previsiblemcnte nte ju justific stifica a d papel pap el de d e G arcía ar cía po r haber logrado logrado “una pac pac honora honorable ble y enteramente satisf sa tisfac actor tor ia (qu e] se ce celeb leb ré en 1828" (157). En realidad, los dos tratados (el primero fue rechazado) no dejaron satisfecho a casi nadie, y fueron una causal de peso en la caíd caída a de Rivadavia y el e l asesina ases ina to de D or rc go . Para hacer hace r cre creíb íble le su defens de fensa,d a,d biógrafo anónim o tenía qu e m ostrar ostra r que d desafor fortu tun nado diplomá diplomátic tico o se limitaba limitaba a seguir seg uir ó r d e n e s ... lo que prese present nta aba el prob pr oble lem ma de de có m o culpar a R iva da via s in m en cion ci on ar lo. lo . El autor lo consi consigue gue a lo largo largo de cin co pág ina s d e cir cu n loq ui os, que al aluden









































































Es casi casi com o si el nombre “Rivadavia” fuera fuera más sacrosant sacrosanto o ¿ d hombre mismo, mismo, y la crít crítica ica fuer fuera a admisible admisible sólo media mediant ntee eufemismos. La '"Biografía de Bemardino Rivadavia” muestra un interés semejante en"evitar detalles desagradables. La inclusión del articule mismo representó algo así como un gesto diplomático de paite de Mitre ya que su autor, Juan María Gutiérrez, era en ese momento uno de los ministros de Urquiza. Pero, dejando de lado t e dife difere renc ncia iass políticas polític as entre Mitre y Gutiérrez, Gutiérrez, éste ést e aceptó plenaplenamente la necesidad de crear iconos inatacables. En consecuencia, elogia la visión administrativa de Rivadavia y sus instituciones cult cu ltu urale ales, pero pero se limita lim ita a los l os términos términ os más m ás crípticos críp ticos para para hablarde t e contr controv overs ersias ias que obligaron a Rivadavia Rivad avia a renunc renunciar. iar. Las fallas administrativas de Rivadavia son descriptas en los siguientes término inos: “A “A pesar de la dócil d ócil voluntad que q ue se sentía en la población para obedecer a un buen gobierno, gobie rno, existí exi stía a una fuerza secreta que denu de nun nciab ciaba a y deten d etenía ía su acción ac ción;; fuerza formada principalmente principalmen te por t e aspir aspirac acion iones es en envid vidiosas iosas apoyadas en hábitos rancios y en prepreocupaciones que una prensa sin doctrina social había incitado sin corregir” ( 9) . Es difíc il decidir qué quiere decir esto ,e r G a l í rl2 9). exact exactam amen ente te.. Parecería com co m o si Gutiérrez estuviera culpando culpand o de la la fege fegend ndar ariaim iaimpopularidad popularidad de Rivadavia Rivad avia aúna aún a fuerza sin nombre que ¡pvertía a la prensa y desviaba a las masas. ¿De dónde viene la timidez de Gutiérrez para atacar a los enemigos de Rivadavia y disc discu utir tir sus errores rrores y puntos vulnerables? ¿Miedo de ofender a ex resista resistass ahor ahora a bajo bajo la enseñ ens eña a de Urquiza? ¿Miedo ¿Mi edo de desacreditar a Rivadavia presentando argumentos contra él? ¿Miedo de que cualquie cualquierdis rdiscus cusión ión realista de las la s fuerzas fuerzas y debilidades debilidad es de Rivadavia debilitaría su utilidad como ficción orientadora para argentinos fatu fatutos tos? ? Sea cual fuere la razón, e l R ivadavia ivad avia de Gutiérrez Gutiérrez es una med edia ia figur figura, a, un icono ic ono para para la historia ofic ial que p oco se parece ál volu volunt ntar ario ioso so unitario unitario qu e dom inó la política po lítica argentina argentina entre entre 1S21 1S21 y 1S27. Pero Pero el respeto respeto mostrado p or Rivadavia no e s nada nada compar comparado ado con con la la manio maniobra bra que los lo s editores ed itores d e la Galería pusieron en escena para proteger a Lavalle. Lavalle es una figura compleja. Patriota since sincero ro aunque imp redecib red ecible, le, luch lu chó ó co n valo v alorr en las Guerra Guerrass de la Independencia, ganándose el respeto de San Martín y Simón Bolív Bolívar ar,, quien una ve z ob serv ó que “E l comandante comandante Lavalle es un león a quien es preciso tener enjaulado, para soltarlo el día de la









































































m ilia porteña, nacido en 1797 , era era un ad olesc en te cuando cuando empe^ hab(a a com batir a los espa ñole s bajo bajo las órd enes de S an Martí Martín, n, y nohab(a cu m plid o trei treinta nta años cuando cuando cesaron las hostilidad es entre España y la A rgentina. La verdadera verdadera tragedia de la v ida de Lavallc fue qUc las Guerras de la Independencia terminaran tan pronto, dejándolo con la voca ció n de militar militar y sin sin guerras en que emplearla. emplearla. Combatió aceptar el el para el gobierno unitario contra Brasil, pero no pudo aceptar tratad tratado o de paz que le dio su ind epen den cia al U ruguay. Sintiéndose traicionado, lanzó un exitoso golpe de Estado contra el gobierno legítimo de Manuel Dorrego, imponiendo un modelo de intervención m ilitaren gobiernos gobiernos civ iles que sigu e viv o. Para ara empeorarlas co sa s, ejecutó a Dorrego a fines de 18 28 , segu ram ente apo apoyad yado por unitarios que temían que alguien tan popular como el gobernador destituido destituido pudiera pudiera encabezar un con trago lpe. C om o si esto esto no no fuera por la la suficiente para comprometer su reputación, su breve paso por política tras la muerte de Dorrego resultó tan desastroso que la mayoría de los porteños vieron con alivio el ascenso al poder de Ro sas. Bajo presión de R osas, L av all c h uy ó al Uruguay en 18 1829, y vivió en un desdichado exilio hasta 1839, cuando otros exiliados unitarios lo convencieron de encabezar una fuerza de invasión contra Rosas. La campaña pasó por dos años de desastres, que culminaron culminaron con la muerte muerte de L ava llc en sep tiem bre de 1841 1841.. Uno de los más espeluznantes episodios en la historia argentina es el transp transport ortee que hicieron los le ales a L av al le d e su s restos desde desde Jujuy hasta BOlivia, unos cuatrocientos kilómetros de calor desértico, para impedir que los enemigos profanaran su cadáver, que en el viaje se d esco m po nía a celera dam ente. Un a vi d a marcada por tanto heroísmo, aventura, coraje, violencia y error merece una representación equilibrada, y hasta un poco de simpatía. No es lo que le dan los anónimos autores de la “Biografía de D. Juan Juan L av allc ” en la s u pr op ósito ós ito e s de defender Galería .Antes bie n , su a Lavallc a cualquier costo, aplastando el disenso con un exceso

L as c ien ie n to y una de Sarmiento. La retórico que no se veía desde Las “Biografía de D. Juan Lavallc” puede ser la biografía más representativa sentativa de la cole cc ión , ya que ap arece co m o resul resulta tado do de un genu ino trabaj trabajo o de equip o d e var ios au tores , u no de los cuales cuales su suena muy p arecido a Sarm iento, no só lo en el e st ilo sin o p or su pr propensión ión acitaraS arm icnto. C om o L ava llc desperta ba controver sias inc inclus lusive entre los unitarios, su biografía también proporciona una buena











































































La introducción introducción da el tono to no de d e paneg p anegírico írico de todo el artícul artículo. o. “El “El general ral D. Juan Juan L avall av allc”, c”, nos no s dice di cen n lo s biógr bi ógrafos afos anónimos, anó nimos, “en fin, pasa a colocarse colo carse a la izquierda iz quierda del general gener al San Martín”. Esta Esta curiosa abertur tura nos hace hac e preg p regun untam tamos os qu quié ién n ocupará ocu pará el e l lugar l ugar de la derecha: derecha: ¿el di funt funto o Belgrano, Belgr ano, qu quizá izás, s, o algún alg ún argentino arg entino más reciente, quizás Mitre o Sannicnto? "Lavallc”, siguen los biógrafos, “perteneció a aquellas legiones inmortales destinadas por la Providencia para obrarla regeneración regeneración del m un d o... o. .. Do tadod tad odcc un valorsobr valorsobrchuma chumano no y de una inteligencia superior... hallaremos siempre a este obrero del progres progreso, o, combatie comb atie ndo por la libertad de la patria... patri a... El que desde 182 1828 hast hasta a 1841, 1841 , en que exhaló exh aló el último últim o aliento, ali ento, no cesó ce só un día de protest testa ar con las amias amia s contra la exi e xiste stenc ncia ia sangrienta del verdugo l í G r a e l 203204). r del Río de la Plata (Rosas)” ( 2 , 03204). Para que el lector no piense que un ser tan elogiado necesita más defensa, los biógrafos van de inmediato a los problemas centrales de la vida de Lavallc: su golpe contra el gobierno electo de Dorrcgo, su ejecución del depuesto gobernador y su execrable actuación como presidente. En el manejo de estos problemas la biog biogra rafí fía a de Lavallc nos no s da un buen ejemplo ejem plo de la historia historia oficial popu popular lariz izad ada. a. Para Para defender defend er las a cc ccion ion es ilegítimas ilegítim as de Lavalle, los biógr biógrafo afoss deben debe n antes afirmar que D o rreg rrego o y e l federalismo eran eran ta tan horr horren endo doss que Dorrcgo Dorrcg o obtuvo ob tuvo exactamen exac tamente te lo que se merecía, que las acciones de Lavallc quedaran enteramente justificadas. Este imperativo los lleva a emprender la descripción de la política de Buenos Buenos Aires hacia el finde fin de i período perío do rivadavia rivadaviano: no: “La situación er era a particularmente difícil ya que algunas de las provincias del interior tiranizadas por Ibarra, Bustos, López y Quiroga se negaban a reconocer la autoridad del Gobierno General” (226). Dos problemas mas debilitan debilitan esta afimia ción: ción : primero, las pob laciones provinciales en su mayoría apoyaban a los caudillos y desconfiaban profundamente mente de Bu enos eno s A ires; nada sugiere sug iere que las provincias, provin cias, aun aun sin sin los los caudillos, caudillos, hubieran recon ocid o al gobierno gob ierno de Rivadavia. Segundo, las provincias nunca habían aceptado a Buenos Aires como “ el Gobierno General” y estaban menos dispuestas a hacerlo después











































































hechos muestran muestran o t a cosa , Con razón o sin s in e lla ll a , la oposición fe federal en el Congreso se indignó por las maniobras de Rivadavia íbderaliza íbderalizarla rla ciudad puerto puerto sin aprobación aprob ación leg isla tiva, tiv a, y expresaren su disenso en sus funcion es legi timas de funciona rios electo electos. s. m;;s aun, no hay motivo para suponer que los federales eran nús violento viol entoss que sus su s opon op onen entes tes unitarios. unit arios. En una u na palabra, palabra, la re renuncia de Rivadavia resultó de la inse in sens nsib ibili ilida dad d p olít ol ític ica a y la mal mala a admi. nislración, nislración, ames am es que de las p resion res ion es de “ una v iolen iol enta ta opo oposició ición n". Los ataques a Donego enqvoron. Hl regreso de Lavado a Buenos Aires iras el tratado de paz de 1828 es descripto culos siguientes términos: términos: A su llegada (después de la campaña contra Brasil en Uruguay] encontró a la capital en la mayor agitación. El Prest dente dente de la República Repúb lica inh i nhabilit abilitado ado para continu cont inuar ar con éx éxito ito la guerra, por la hostilidad que sufría de los opositores, encabezados por el coronel Donego, en alianza estrecha con los caudillos del interior, había enviado una misión a Río Janeiro para negociar la paz., bajo la base de la indepedenda de la provincia provincia oriental, oriental, y d en viad vi ad o, traspasand trasp asando o las pr precisa isas instrucciones instrucciones que llevaba, lleva ba, había firmado firm ado un tratado tratado igno ignom minio inioso so para el país (2 31). 31 ). Este párrafo, otra vez, es más interpretativo que factual. Primero, el autor considera las buenas relaciones de Donego con los caudillos como una especie de traición antes que como un paso hacia la consolidación, la clase de iniciativa que promovía Alberdi en las Cornil limpian ,l i t o a sS u n tiq eg un do , lo s biógrafos lim a Rivadavia de toda culpa cu lpa por el prim pri m er tratado. tratado . En realidad, realidad, se sa sabe poco poc o sobre sobre la medida en qu e G arcía se s e apartó d e su s instr instruc ucci cion ones es,, en parte porque Rivadavia les decía cosas diferentes a personas difere diferente ntes, s, co m o queda a mp liamente dem ostr ad o e n e l rela elato que hac hace U S . F en uie las nego ciaciones (Pe ni, 17 91 87 ). Está Está clar laro,si»











































































a este escamoteo de datos, los biógrafos logran su objetivo de defender a Rivadavia al tiempo que sugieren que la respuesta violenta de LavaJle contra Dorrcgo quedaba de algún modo justificada. Tampoco se le concede a Dorrcgo un punto a favor por su considerable popularidad. "El coronel Dorrcgo", nos dicen, "escalaba el poder empujado por el brazo robusto del populacho, y se contrajo sólo a financiar su poder estrechando sus relaciones con los caudillos del interior, y excitando cada vez más el espíritu salvaje de la plebe” (229230). La referencia de esta frase es la elección provincial que ganó Dorrcgo, por la que llegó a la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires, y sus intentos de construir puentes con los caudillos provinciales. Las elecciones mismas habían implicado cierto riesgo. Nombrado originalmente por el Congreso, Dorrcgo fácilmente podría haber seguido en el pode poderr sin buscar una ratificac rat ificación ión ele ctoral cto ral . Pero se sentía lo bastante bastante seguro de su popularidad como para llamar a elecciones, que en efect efecto o ganó co n facilidad. Para lo s b iógra fos de Lavalle, en cambio, gana ganarr con el voto popular só lo sign ificaba una alianza alianza con la plebe, epíteto que recuerda los prejuicios étnicos y clasistas ya vistos en escr escrit itos os de la G eneración del 3 7 .4 Una vez dadas las premisas para la racionalización del golpe contra Dorrcgo, los biógrafos de Lavalle ponen manos a la obra. Su primera tarea es mostrar que la maniobra de Lavalle no violentó principios democráticos en tanto gozó del apoyo del "pue "p uebl blo”. o”. N o pued e sorpren dem os qu e “el pu eblo” resulte resulte ser no cualquiera sino "lo más selecto del pueblo de Buenos Aires [que] en asamblea popular, se reunía en la iglesia de San Roque, y por un acto en que firmaron más de 2.000 ciudadanos, se nombraba al general Lavalle Gobernador Provisorio de la Provincia, encargándol gándolee de la la m isión de an ulare! poder de Ro sas y D orrcg o... [q [que ue]] no podían ser derrocados sino por los esfuerzos de la civilización armada”, Se nos informa, además, que la asociación de Dorrcgo











































































con los caudillos era condenatoria de por sí ya que estos lfdcj^ provinciales “no eran otra cosa que los representantes vivos dei4 barbarie... elevados al poder por la fuerza material de las ma^ salvajes” (Galería, 233). Pero especialmente escalofriante es i3 conclu con clusió sión: n: e l derrocamiento derrocam iento armado de d e gobiern gob iernos os electos electos es per. misib mi sible, le, incl in clus usiv ivee deseable, desea ble, si se lo hace h ace en e n nombre nomb re de la “civil iviliz iza ación ión armada”, argumento usado para justificar virtualmcnte todos los golpes en la historia argentina. Habiendo declarado así que Dorrego se merecía todo l o q u e tuvo, y que los perpetradores del golpe sólo buscaban proteger lj civilización de “la masa bruta”, los anónimos autores encaran el asunto más espinoso: el asesinato de Dorrego. En un comienzo cauto, afirman que: La ejecución del infortunado coronel Dorrego ha sido calificada ya por los lo s buenos bue nos de toda tod a la nació na ción n como err error que nadie más que el general Lava La valle lle lam la m en entó tó después despu és con todala efusión efus ión de su alma elev el ev a d a ... .. . Sin embargo emb argo,, como c omo en nuestra calidad calida d de biógraf bió grafos os cre c reem emos os que esta es tam m os en el de debe berr de legar a la posteridad todo to doss los lo s ante an teced ceden entes tes de d e est e stee suceso fatal para que pueda formar juicio y fallar con conocimiento de causa (234). Esta declarada imparcialidad y devoción a las pruebas, no obstante, se desvanece velozmente en una nube de retórica apologética más al tono con el resto de la biografía: Dejando a un lado que [Dorrego] era el desorganizador exclus cl usiv ivo o de toda tod a la república, repúb lica, q ue por su causa caus a el país país,, comprometido en una guerra nacional, había tenido que abdicar sus glorias firmando una paz menos ventajosa de la que debía esperarse después de cuatro victorias; que por escalar y conservarse en el poder, había humillado al pueblo de su











































































Los mismos autores desmienten mucho de lo anterior. Por ejemplo, sus críticas a los caudillos, las “masas brutas”, y a los federales en general, contradice la afirmación de que Dorrcgo "era el exclusivo perturbador de toda la república”. Además, la “paz menos que desventajosa” que le dio su independencia al Uruguay era considerada en general como el único modo de terminar las hostilidades con el Brasil, y por cierto era mejor para la Argentina que los términos aceptados por García originalmente bajo Rivadavia. Además, los contactos amistosos de Dorrcgo con los caudillos mal podían considerarse una “tutela”, y la idea de que Dorrego estaba agitando a los indios para luc luchar con contra tra lo s “cristianos” “cristia nos” e s puramente puram ente difamatoria. La biografía sigue así: Y siendo el e l coronel cor onel D orrego el jef e natural natural de dell parti partido do federal de esa época, e s d ecir, el c aud illo d e las m asas desenfre desenfrenadas nadas,, quee de qu de un extremo a otro de la R epública epúbli ca hacían estremecer a los pueblos con su algazara salvaje [Lavalle] creyó que haciéndolo desaparecer, la some tería por m ed edio io de un tremendo ejemplo. ejemplo. Ofuscad o por e l hum o de d e un com bate fratric fratricida ida,, con el corazón corazón lacerado lacerado por las desgracias d el p aís ... N o recordó recordó que las ideas malas o buenas no se degüellan, y que la única sangr sangree que fecunda fecun da el árbol de la libertad libertad es la que se derrama derrama en su su tronco tronco combatiendo por su su causa en lo s camp os de bata bata-lla lla (23423 5). A continuación los biógrafos insertan una extensa cita de Sarm Sarmie ient nto o (“El Seño Se ño r Sarm iento d ice así”) que in cluy e el siguiente sigu iente pasaje: [Lavalle] no hacía más que realizar su voto, confesado y proclamado de ciudadano... Lavalle, fusilando a Dorrcgo, como se proponía fusilar a Bustos, López, Facundo y los













































































punto argumen argu mentos tos usados usad os en todo go lpe lp e militar milita r contra contra los go gobiernos argentin arg entinos os estable est ablecid cidos: os: un líder líde r corrupto cuya cuy a popu popula larid ridad ad ha hace de algún modo inoperables los controles y equilibrios del gobierno instituc ins tituciona ional, l, masa m asass ignorantes igno rantes cu cuya ya voluntad volu ntad debe deb e ser ign ignorada por su propio bien, un patriota militar que busca devolver el país a la normalidad, norm alidad, y por último un llam ado ad o a la vio v iolen len cia , o “civ “civil iliz iza ación ión armada”, como única solución para una situación tan fuera de control que sólo medidas extraordinarias pueden funcionar. Además, en la sugerencia de que los problemas pueden resolverse mediante me diante la eliminaci elim inación ón de d e ciertas persona pers onas, s, los biógr iógraf afo os de Lavalle Lav alle se alinean no só lo con e l “Pla n Revo R evoluci luciona onario rio” ” de Mariano More M oreno no de d e medio me dio sig si g lo atrás, atrás, sin si n o tam bién bié n co n el e l más sa sangriento gobierno militar en la historia argentina, la junta que gobernó de 1976 a 1983. De hecho, los biógrafos de Lavalle, quizá por primera vez en la historia argentina, describen dos veces el acto criminal de Lavalle con el eufemismo “hacer desaparecer”, ahora famoso en todo el mundo gracias a la guerra sucia que llevó a cabo el reciente gobierno militar contra su propio pueblo. La defensa de Lavalle también destaca un hecho desagradable de la historia argentina: con frecuencia la gente más estentórea en el apoyo de un gobierno institucional es la primera en apoyar un golpe cuando su grupo no está en el poder. También es significativa la imagen de un cáncer que necesita ser extiipado. Detrás de cada golpe, detrás de cada experimento económico, detrás de cada cambio traumático de gobierno, está la imagen del doctor sabio que debe realizar una una cirugía c irugía radical que, qu e, si b ien do loros lor osa, a, es ne neces cesar aria ia para













































































todo el asunto fue algo que pasó espontáneamente y sin autorización. La “histor “historia ia ofic ia l” de la tragedia de La valle y Dorrcgo que que podemo podemoss leer en la Galería es e sp ecia lm en te interesant interesantee cuando cuando se la compara con notas que escribió Mitre sobre Dorrego en 1841, quince años atrás. Tomadas antes de que las exigencias de justificar a una “minoría ilustrada” porteña colorearan su pensamiento, las notas de Mitre presentan un cuadro muy distinto del caso Dorrego. Antes que una “sistemática y violenta oposición en el seno mismo del Congreso”, Dorrego, en la primera versión de Mitre, es “un espíritu vivo, penetrante, activo, elevado y sublime” que contrastó el mundo soñado de Rivadavia con “las llagas, OC , XII, 342). los deseos, las necesidades de la Nación” (Mitre, OC, En la versión anterior, Dorrego es un pragmático, que cuestiona constantemente la factibilidad de los grandiosos proyectos de Rivadavia, haciendo preguntas incómodas sobre costos reales y beneficios. Además, Mitre reconoce en sus notas de 1841 que el ascenso de Dorrego al poder después de la desafortunada asociación ción de Rivadav ia co n e l primer trata tratado do d e G arcía con el B rasil fue enteramente comprensible: “Un tratado afrentoso, estipulado por nuestro enviado en el Río Janeiro, un menoscabo de nuestra dignidad y derechos, divorció el Gobierno con el pueblo; con él cayó cayó la facción [el gobierno de R ivadavia] que hasta entonces había había mane maneja jado do las bridas b ridas de l Es tad o” (OC, XII, 3 48 ). U na historia historia muy diferente a la versión de la Galería, donde “El coronel Dorrego recurría a cualquier medio imaginable para obligar a Bemardino













































































jand ja ndo o así as í una mancha manch a indeleb ind eleble le sobre sobr e las la s páginas de su vida ida” ( oq XII, XII, 3 5 1). 1).5 ¿Qué ¿Qu é había ha bía cam c ambia biado do entre 184 18 4 1, la fech fe cha a de estas estas no notas de Mitre sobre la vida de Dorrego, y 1857, fecha en que el grupos Mitre publica la Galería, para explicar enfoques tan radicalmente diferentes de la vida de Lavalle? La única diferencia real era la situa sit uació ció n polít po lític ica a de Mitre. Las La s no tas ta s fue f uero ron n escrit esc ritas as en el Uruguay antes de que las la s am bicion bic iones es p olít ol ític ica a s de M itre itr e se de defin finier ieran; en 1841, desde el exilio, era posible ver a Dorrego con relativa imparcialidad. Mitre y los autores de la Galería, en cambio, necesitaban justificarse como “minoría ilustrada” haciendo resistencia a la barbarie barbarie que para para en tonc to nces es había ha bía sid si d o identificada identificada con el federal fede ralism ismo o en e n general gene ral y e l gob g obie iern rno o fede fe dera rall de d e Urquiza en particular. lar. Y así com co m o la “civ “ci v iliz il iza a ció ci ó n arma a rmada” da” enca en cam m ada ad a en Lav Laval alle le había luchado contra la “barbarie” de Dorrego, la civilización annada encama enca mada da en los lo s mitristas porte po rteño ñoss de debí bía a prepararse un una vez vez más para subyuga subyu gar r a la “barbarie” de l o s ur urqu quic icis ista tas. s. Cada vers versión ión de la historia de Dorrego D orrego toma tom a sent s entido ido así as í sob s obre re el trasfondo po polític tico de los años 1841 y 1857. Aunque la Galería puede ser el ejemplo más claro de los presupuestos presupu estos de la historiogr histor iografía afía de Mitre, Mit re, co m o hist histor oria ia es una obra menor, sobr s obree todo tod o cuan cu ando do se la com para pa ra c on las dos dos monumentales menta les biogra b iografías fías que Mitre Mit re term te rm inó en la década de 1880. La prim pr imer era a de éstas fue un estudio e n do s volú m en es tit titulad ulado o Historia de Belgranoy de la Independencia Argentina, Argen tina, publicada en 1859, versión muy expandida expandida del artículo artículo de la Galería, y cono co noci cida da co como













































































america icana, los s ometió om etió a la la prueba prueba crítica, los c la sific si fic ó según seg ún lo que ella dejó como precipitado y trató de poner, frente a lo impreso, los resultados de su pesquisa personal en las fuentes inéditas" (Cutiría, His H isto tori ria a crítica crí tica de la historio histo riograf grafía ía argentina arge ntina,, 160167). Un resum sumen, y pese a sus am bicio bic ione ness políti po lítica cas, s, M itre itre trajo trajo a la historiografía histori ografía argentina un laudable interés por las pruebas y la documentación. En realidad, la cuarta y definitiva edición de la obra, publicada en tres volúmenes volúmenes en 1887. es un tesoro de exten ext ensas sas citas de docum d ocumentos entos que Mitr itre cole co lecc ccio ionó nó durante durante cincuen cinc uenta ta años de trabaj trabajo o en archivos. arch ivos. Igualmente admirada es su Histor His toria ia San Martín y la Emancipac cipación ión Su Sudame damerica ricana, na, en tres tres vo lúm lú m en es, publicada entr entree 1887 y 1890. Pese Pese al al impresionante apara aparato to biblio grá fico en que se apoya su obra, sin embargo, la Histor de Mitre Mitre prov ocó un una a His toria ia de larga polémica polémica sobro sobro su premisa básica: básica: qu queun eun ahisio ah isioria riadc dcB B elgran elg ran o, un gran hombre, y la min oría ¡lustrada de Bu en enos os A ire s, pudiera ser s er presentada como una historia de la independencia argentina. Contemporáneos de Mitro como Dalmacio Véle/. Sarsftcld y Vicente Fidel López mantuvieron este debate con Mitro durante casi tros décadas. En realidad, sus críticas a Mitre posiblemente llevaron a éste ésteau auna na fundamcntaciónmucho fundamcntaciónmucho más sistemática en los documentos. docum entos. En razón de esta mayor profundidad bibliográfica, cada edición sucesiva de la Historia His toria la mejora. La primera escaramuza en el debate comenzó en una serie de artículos publicados por Dalmacio Véle/. Sarsficld en el periódico Ell Nacional E Nacional en His toria ia de Bclg B clgran rano o de Mitro en 1864. Al llamar a la Histor Mitro "un juicio injurioso injurioso y calum ca lumniante niante a los pue blos del interio interior", r", V élcz él cz













































































pr ovin cia inic ió un sistem a de im pu esto s prog resivo y me provin medidas de reforma agraria que lo pusieron en malos términos con las ricas familias salteñas, una de las cuales era la suya propia. Además como Hidalgo, Güemes contribuyó a cambiar el sentido de la palabra “gau “g au ch o”, de d elinc ue uente nte ap atrio at riotan tan ativo ati vo.. Los historiadores mo dernos dern os en genera ge nera l están de acuerdo en que G üem es logró logró un un buen equilibrio entre la lealtad a la nación y la defensa de la provincia; también es muy elogiado actualmente por trascender sus propias raíces de cla se para para con ducir un mo vim vi m ien to p opular opula r y pr progresist ista.6 A ojos de Mitre, en cambio, la popularidad entre las clases bajas y la oposición a Buenos Aires eran pecados imperdonables. Incapaz d e desm des m entir la con tribución tribu ción de G üe üem m es a la la luch lucha a por la independencia, Mitre con ced e que “co m o cau dillo fue gr grandeenla lucha por la causa común”, pero afirma que “como caudillo fue funesto contribuyendo contribuyen do co n su ejem e jem pl o a la desorganiza desorg aniza ción po política Est udio s t h r ó o c s ti 69 ). Mitre r y so cia l” (Mitre, (Mitre, Estudio ,i M itre in siste sist e ad ademá vituperio ya estereotipado, en que Güemes fue un “caudillo destinado a adquirir una gloriosa a la vez que siniestra celebridad... Aunque educado y perteneciente a una notable familia de Salta, manifestó siempre una tendencia a halagar las pasiones de las multitudes para conquistarse su afecto y dividirlas de las clases His toria tor iade de cultas cultas de la sociedad” ( (1 85 9) , II, II, 2 Com o en otros ejem plos d e es tilo o ficia lista , lo que significa significa esto es que Güemes Gü emes buscaba la inclusió incl usió n de d e las la s cla se s populare pop ulares, s, y rechazaba las aspiraciones de la minoría ilustrada de Buenos Aires al poder exclusivo sobre las provincias.















































































historia de éstos puede prescindir del teatro de sus acciones. Nuestros historiadores toman individualidades, exageran sus condiciones, no sabemos el medio en que han vivido, el tam tamaño año y el valo v alorr de los lo s pu pueb eblos los en que han obrado obrado,, los brazos brazos secundarios que los han auxiliado; no conocemos ni las costum tu mbre res, s, ni las opi o pini nion on es de d e las masas, m asas, ni sabem os los nombres nombres de los primeros primeros person ajes que influían en ellas (233). Vélez Sarsfield so stie ne lueg lu ego o que la insistencia de Mitre Mitre en la prueba documental, antes que una virtud, es lo que condena sus historias a la parcialidad, ya que los documentos reflejan en su mayor par parte los intereses inter eses de las cla ses se s altas. altas. Afirma que, como las masas y sus líderes populares dejan pocos rastros escritos, su historia exige métodos que incluyan la leyenda, la tradición oral y los los testimoni testimonios. os. “El d efe cto de la Historia ”, concluye conc luye His toria Vél Vélez Sarsfield, Sarsfield, “es estar sacada de lo s documentos o fic ia le s... en los qu quee nunca nunca aparece la verdad histó rica” rica ” (233). (23 3). E n resumen, resumen, V éle z Sarsfield buscaba inclusión para las masas y sus caudillos en la historia, así como Artigas, Hidalgo y Alberdi habían querido incluirlos en la sociedad.















































































para fundamentar el mito de los caudillos bárbaros y sus h o r d a s salvajes. salva jes. Esta visió vi sió n de d e los l os caud ca ud illos ill os también tam bién dio di o apoyo a poyo a la negativa de Mitre a negociar de buena fe con el “caudillo" Urquiza, y quedó subyace sub yacente nte en su vis v isió ión n de su prop p ropio io pap p apel el en la historia h istoria ar argentina: líder lí der de una minorí min oría a ilustrada ilust rada llam ll amad ada a a resi re sist stir ir la “barba “barbarie rie” ”. Fue precisamente el uso sele se lect ctiv iv o qu quee h izo Mitre de las pr prue ueba bass lo que llevó a Albcrdi a acusarlo de que la Historia His toria Belgr Be lgran ano o es “ lal a leyenda documentada, la fábula revestida de certificados, que son para ver, pero no para leer de otro modo que los lee la vanidad del ra ndes y pequeñ eño os país, país, esto es, con los ojos cerrados” (Albcrd i, Gran hombres, 16).7 Una ironía: el lugar de Mitre en la historia argentina nunca ha sido investig in vestigado ado tan tan m etic et icul ulos osam am en ente te co c o m o él é l estudió a Belgrano, San Martín y el período de la Independencia. De todas las figuras prominentes del siglo x i x argentino (Moreno, Rivadavia, Rosas, Albcrdi, Sarmiento, Sarm iento, Urquiz Ur quiza) a) só lo Mitre ha esc esca apado ado al escrutinio de una rigurosa biografía crítica. Quizá los historiadores lo tratan caballerosamente por reconocer en él a un colega que















































































int intelec lectual, heroísmo, el ocu oc u en cia , am bició n, oportunismo e intriga intriga,, Mitre adm admite ite que se lo l o v ea de sd e m uch os á ngu los y com bina ción d e ángulos los. Ninguno de sus c on tem po rán eos tuvo tu vo sus d otes com bina escrit itor or,, historiador, p olíti ol ítico co , administrador, administrador, orador y líder dos de escr militar. Es cierto que Sarmiento fue mejor escritor, Albcrdi un pensador más lúcid lú cido, o, Urqu Ur quiza iza un patriota más má s entregad o, L óp ez un historiador más legible, y casi cualquiera pudo superarlo como nov novelista lista y traduc traductor tor.. Pero na die di e tu vo tod os e so s talentos tale ntos juntos; ni tampoco nadie acomodó sus talentos en un vehículo más perfecto de auto autopr prom omoc oció ión n que e l q ue ma ntuv o a Mitre en la mira del púb lico desde 1852 hasta su muerte en 1906. Pero Mitre es mucho más que un producto de la ambición personal y las las relacio nes pú públ blica icas. s. Una Un a ve z que Urquiza dejó de ser un obstáculo y Mitre llegó a presidente, se ocupó de organizar el país, fundar escuelas y universidades, redactar códigos y leyes, crear un moderno sistem sis tem a banc ba ncari ario o y moneta mo netario, rio, marcar po líticas lític as de inmigración y construir puertos, líneas telegráficas y ferrocarriles. En todas estas actividades se mostró un funcionario imaginativo e incansable, tanto que sin Mitre la Argentina moderna podría no existir. Pero hubo otro Mitre: un hombre cuyas ambiciones una y" '















































































constitucional cuya mayor ofensa había sido derrotarlo en su segunda postulación a la presidencia, Si Mitre hoy es mrts recordado dad o co m o un u n estadista, en ulito ul ito,, líder po líti co e historia historiador dor liberal, es en parte porque sus palabras siguen defendiéndolo y promoviéndolo. Y si sus palabras flaquean, sus descendientes se apresuran a salir en su ayuda. La La familia Mitre e s due ña y editora de Na Nación, el diario más poderoso del país, que a su vez ejeme una influencia tácita sobre la vida intelectual argentina mediante el simple expedie nte d e controlar quién y qu é s e pu publ blica ica o reseñ a en sus pá páginas. En realidad, con la colaboración de sus descendientes, Mitre se man tiene casi cas i tan intocab into cable le en la muerte co c o m o lo fue en vid vida. a. Dada la complejidad del hombre y los giros laberínticos de la vida intelectual argentina contemporánea, los escritos de Mitre siguen siendo la mejor ventana para ver que, pese a sus grandes palabras sobre dem de m ocraci ocr acia a y su notabl no tablee co ntr ibuc ib ució ión n a la historia, his toria, nunc nunca a deja de ser el defe de fen n so rd e los grandes grande s ho m bre s y l a s m inorías ilu ilustradas: yale decir, él mismo y los que están de acuerdo con él.















































































Capítulo 9

Raíces del nacionalismo argentino, Parte I

Desde los orígenes de la República Argentina, dos corrientes amplia lias dominaron las fic cio n es orientadoras orientadora s del de l país. La prim primer era, a, que hemos estudiado en detalle, es la postura liberal, elitista, centrada en Bu en os A ires ire s y en e n la s cla se s altas cultas que promueven el éxito mediante la imitación de Europa y los Estados Unidos al tiem tiemp po que que denigran denig ran la her enc ia espa ñola, ño la, la s tradicion es populares populares las las masas masas m estizas . L iberales lúc ido s y pro lífico s, de Moreno a los

















































































D os con side rac ion es prom ueve n la e le cc ió n do esc no nombre, Primero, muchos de los autores estudiados en este capítulo sé llamaron a sf mismos “nacionalistas", y ul federalismo “causa dos polín, nacionalista”. Por ejem plo O legario A ndtadc, en cas, importante panfleto publicado probablemente en 18b6, estudiado en d eta lle má s ad elante elan te en es te capít ca pít ulo , divid e a los los partidos políticos argentinos en dos grupos: “Federales y unitarios,,, nacionalistas y liberales” (54). Segundo, el nombre toma sentido a la la luz de lo que se v o lv ió el antiliberalism o e n este sigl siglo. o. Co Como el Kafka de Borges, que crea sus propios precursores, el nacionalismo argentino contemporáneo en cierto sentido creó su propia genealogía. Lo que más les falló a los oponentes del liberalismo porteño durante durante lo prim cinc ta añ os d iste ia d el país país,, f















































































primera vez encontraron un líder político con el que pudieran simpatizar, y un gobierno a cuyo alrededor pudo formarse una escuela genuina de sentimiento nacionalista. Gracias a la Confederación, escritores como Juan Bautista Alberdi (ya alejado de S a r m i e n t o y Mitre), Carlos Guido y Spano, Olegario V. Andrade y José Hernández se unieron en la causa común contra el dominio porteño. Pero, Pero, com co m o suele su ele suce su cede de r en las letras argentinas, argen tinas, también los pensadores de la Confederación fueron más hábiles en explicar el fracaso que en programar el é xito. xi to. C om o resultado re sultado,, los l os ejem e jem plo s más significativos de pensamiento nacionalista, populista y provincialista no aparecen durante el gobierno de Urquiza sino desp de spué uéss de su derrota derrota en 186 1, cuand cu ando o lo s mitristas mitr istas y Bue B ueno no s Aires A ires habían ían vuelto a domina dom inarr eell país. país . Este capítulo y el que sigue examinan'el pensamiento nacio-















































































adquirió el m ism o va lor s im bó lico que e l g au ch o en el pe pensamiento populista. Algunas de estas corriente, por supuesto, fueron aniicj. pada s por lo s primeros p opu listas, A rtigas e Hid algo, como como vimos en el Capítulo 3. S in em bargo, es durante durante las décadas de 186 1860 y 187o que e l pen sam iento na cion alista flo re ce po r entero. Aquí, Aquí, co como en capítulos anteriores, los desarrollos intelectuales son examinados ju n to a lo s h e c h o s s o c io p o lí t ic o s q u e l o s insp in spira iraron ron.. A m edia do s d e la d écad a de 18 50 , lo s éxito s de Urquiza hicieron parecer que el primer verdadero gobierno nacional déla A rgenti rge ntina na podría im po ne nerse rse . A u re olad ol ad o po r su triunfo so sobre Rosas, Urquiza un ificó todas las pro vin cias sa lv o Bu eno s Aire Airess ba bajo un gobierno constitucional, con capital en Paraná, que fue conocido com o la Co nfede ración La c on stit u ció n d e Urqu Urquiza iza siguió el















































































los los mismo mismoss derechos derecho s de autodeterm autod eterm inación inació n a la s provincias. p rovincias. Una de sus prim rimer eras as medid as fue fu e envi en viar ar al ya vie v iejo jo general gener al José María María Paz, Paz, fam famoso oso héroe héroe de la Indepe Inde pend nden encia cia,, portando un baúl baúl con doscientas do scientas mil libras esterlinas, a sobornar caudillos provinciales para que se alejaran de la Confederación. Cuando esto falló, los porteños enviaron dos ejércitos a las órd enes ene s de d e los general gen erales es Manuel Hornos Hornos y Juan Madariaga a interrumpir la convención constitucional de Santa Fe. Urquiza Urquiza los derrotó a am bos (F em s, 2 9 6 ). Los Lo s porteños no tardaron en comprender que la popularidad de Urquiza acoplada con su fu fuer erza za militar hacía intoca int ocable ble a la Confe Co nfe de ració ra ció n... n. .. al menos por el momento. La presidencia presidencia de Urquiza tamb ién v io la publicación de uno de los documentos más im portantes del d el nacion nac ionalis alismo mo argent argentino ino:: el j















































































nombre de la República independiente, el comercio, la navega ción ci ón y el gobi go bier erno no general gen eral del país, pa ís, emp e mplea leand ndo o el mism mismo o métoju que había empleado España. En vez de Madrid, se llamaba B u e nos no s A ir e s ... .. . En ve z del d el co lon lo n iaje ia je extranjero y monár onárqu quic ico, o, tuvim os desde 181 0 el coloniaje dom éstico y re rep publica lican no" ( A n d r a d e 53 5 4) . A firma lu ego eg o que que desd e los primeros días días de de la la i n d e p e n d e n , cia, sólo una cuestión política fue importante: si las P r o v i n c i a s Unidas o Buenos Aires controlarían la abundancia material d ele l país. Desde el punto de vista de Andrade, Buenos Aires tenía i o . das las de ganar en esta lucha económica, hecho que explica n o só lo la pobrez pob reza a de las pro p rovin vin cias ci as sin si n o tambié tam bién n sus gob gobiern iernos os cau diüistas:

Ai

















































































port porteñ eños os que aprovechan la p os ició n p rivilegi ada d e B uen os Aires son cómplices, cualesquiera sean sus supuestas diferencias políticas. cas. “Si es es injust injusto o atribui atribuirá rá Bu en os A ires ”, n o s dice , “lo “lo s crímen es, las las expoliaciones, expoliaciones, lo s antojos salv ajes de Ro sas, no es injusto injusto nega r su complicidad con los principios trascendentales de su política sob sober erbi bia a, exclu sivista y va nid osa , co n su s aspiracio nes capitales de preedomi pr domini nio o y de absorción” (7 2). N o pu ede sorprender que Andrade















































































la c aída aí da d e Urquiza, Urq uiza, afiim af iim a que “L o s c au d illo il lo s son so n los lo s re representantes m ás natura les de la dem de m ocrac oc rac ia d e S ud A m ér ic a ... Mit Mitre re,, S Sa armiento y los de la escuela liberal e inteligente... quieren reemplazarlos ca ud illos de pon cho, p o rl o s cau dillo s d e f r a c ,.. .la .la de democraciaquc es democracia, por la democracia que es oligarquía” (Grandesy















































































Buenos Aires, y el país va sallo , la repúbl república. ica. otro obedece; el uno goz a del tesoro, el otro 13 ikx>sob ern a, el otro K>{'¡ {'¡rodero; el uno u no es feliz, fel iz, e l o u o misera mis erabl blee (1 0 7 ).

Aquí Albe lbetvli tvli introdu introduce ce una una de las im ce n es más seductoras seduc toras y















































































sino que estaban desarrolladas de tal modo que quedaran en posició n dep endien te de lo s intereses de B uen os A ires, tal tal como como hoy se d ice que están lo s p aíse s latin oam erica no s resp ecto de los del del primer mundo. Co n Alb erd i, And rade y Her nán dez, la C onfedera ción de demostré que, además del sensato liderazgo de Urquiza, una Constitución ejemplar, y notables triunfos diplomáticos, Paraná también podía















































































a los porteños la rama de olivo. “Al fin de mi carrera política". escribid, "mi única ambición es contemplar desde el bogar tra tranquilo ilo, un una a y feliz República Repúb lica Arg A rgen entin tina. a... .. D eseo es eo que los hijos de una misma tierra y herederos de una misma gloria, no se armen in;ts los unos contra los otros; deseo que los hijos de Buenos Aires sean sean argent argentinos inos" " (citado (cita do en Bosch B osch,, 492) 49 2).. El 11 de noviembre novie mbre los l os derrotados porteños fumaron con Urqui/a el Pacto de San José de

















































































a ob ed ec er al m an do po rteño , tarca tarca en la q ue só lo R osas habí había a tenido































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































gau ch os qu e se resistie ron a vota r po r lo s candidatos candidatos de del go gobicm0 fueron en ca rc ela d os , p ue sto s en el ce p o , en via do s al ejército par¡1 que sirvieran en las fronteras con los indios y muchos de ellos perdieron perdieron el rancho, sus e sc a so s b ien es y hasta hasta su su mu mujer” ( c i t a d o e n Chávez, Jo J o s é H Hee rn á n d e z: libe rale s, d el m od o m ás an tilibc ral, com enza ron a acosar a los p er iód ico s d e la o p o sic ió n ap lic án d ole s desprop desproporc orcion ionada adass multas La Repor "difamación”, que terminaron obligándolos a cerrar. La

fo r m a Pa P a c íf ic a su fri ó o ch o d e ta le s m u lta s, una de las cu cual ales es alcanzó la suma d e d iez m il p es o s (C há ve z, 2 6) . Com o re resultado de la p ers ecu ció n , en 18 58 H er n án d ez p as ó a Paraná, centr centro o de dell gobierno de U rq uiz a, d on d e trabajó d iv er sa m en te c o m o perio periodis dista, ta, maestro y escriba . C om o m uc ho s fede ral es, qu edó de desi silus lusiionado onado por la ne gativ a d e U rq uiz a a s eg u ir lu ch an do por la causa fed federal tras la batalla de Pa vó n en 18 61 . A d em á s, Hern ández most mostró ró desde el co m ien zo sim pa tía p or R icar do L óp ez Jordán, Jordán, el hombre que con spiraría spir aría para m ata r a U rq ui za y d irigir iri gir ía u na revolución revolu ción ab abortada contra contra Bu en os A ire s. D e tod os m o d o s, co m o pe peri riod odis ista, ta, Hernánde z m an tuv o su p ro cla m ad a le al ta d a Urq uiza , quiz quizá á porque su trab trabaj ajo o depe nd ía de el lo . C om o l o d ic e co n delicad ezaTu lio Halpc rín Donghi, Hernández siempre fue "sensible a las tendencias dominantes en el m edio al que se incorpora” incorpora”

mundos, 41). Durante la década 18581868, Hernández escribió para para vario s p er ió di co s d el inter ior, su artícu lo m ás sign signif ific icat ativ ivo o fue

Vida Vida de l

, de 1863, del que ya hablamos. Muy conmovido C a o ch

por la caída de Paysandú en 1864, se unió a los federales Guido y Spano y Olegario Andrade en su inútil defensa de los blancos uruguayos. Después, trabajó en varios periódicos provincianos, hasta qu e al fin, en 18 69 , d ie z m es es de sp ué s de qu quee Sarmiento asumiera la pr eside nc ia, v o lv ió a B u en os A ires, donde donde fu fundóE//fío

de la Plata, uno de los periódicos más importantes en la historia argentina. A u n q u e E l R ío d e l a P l a t a du ró ap en as o c h o m eses, ese s, re representa la cu lm ina ció n d el pe n sam ien to p ol ític o de Hernández Hernández y dae dael marco ideológico para la primera parte del M a rtín rt ín F ierr ie rro. o. Además, exce pto p or su fam os o po em a, e st e dia rio a lberg a los mejore mejoress esfuerzos de H ernán dez en fav or de lo s d es p o se íd o s. En una una pr prosa sobria y ascética, los editoriales de Hernández en E l R ío de

Plata piden

,d P r i o sed r 16).









































































daba Artigas cincuenta años atrás. También se muestra enérgico en contra de la leva de gauchos pobres para luchar contra los indios, y cuestiona la prudencia de la Guerra al Paraguay. Pero más importante quizás es el marco retórico de su escritura, un marco que clar clara ament mentee lo vincula co n Alberdi, And rade y Gu ido y Sp an o en la denuncia de la “barbarie culta” de los liberales argentinos, la exclu exclusió sión n del del pobre del pro ceso p olític o, y la oligarquía antinacional. El buen buen sentido sentido de su periodismo, periodismo, s in em bargo, n o s iem pre s e imp impuso uso en su su política práctica. práctica. Tras el ase sinato sin ato de Urq uiza e l 11 d e abril de 1870, la mayoría de los argentinos, incluidos quienes habían ían sentido sentido rencor contra el c audill au dillo o por su aba ndo no a la ca u sa fede federral, al, cer cerra raro ron n filas tras tras Sarmiento en la co nd en a a L ó p ez Jordán. No fue el caso caso de Hernández. En una carta carta al ase sin o d e U rq rquiz uiz a, o por lo menos menos al que planeó su asesinato, Herná ndez esc rib ió sob re su ex patrón: patrón: Urquiz Urquiza, a, era era el Gobem adorTirano de Entre Rí os , pero era m ás quee todo el Jefe Traidor qu Traidor del Gran Partido Partido Fe der al, y su m ue rte mil veces mereci merecida, da, es un una a justicia justicia tremenda y ejem pla r de l part partid ido o otra otrass tan tanta tass vece s sacrificado sacrificado y ven did o p or é l . . . jH ac e dos años que Ud. [López Jordán] es la esperanza de los Pueblos, Pueblos, y hoy , postrad postrados, os, abatidos abatidos,, engr illad os, m iran en U d. un salvador! (Citado en Chávez, 79.) No hay prácticamente nada en los artículos de Hernández en El Río dela dela Plata que anticipe su apoyo a la violencia desalada por el desafortunado López Jordán. Aunque crítico al gobierno de Sarmiento, El Río de la P lata da un un tono tono de o po sición lea l, en la ta da favor del debate libre, opuesto a soluciones no institucionales, favorable a la nueva inmigración, y con esperanzas de trabajar dent de ntrro de un un sistem a genuina mente liberal. liberal. L óp ez Jordán n o representaba nada de esto, ni había ningúna razón objetiva para pensar que podía resistir a la inevitable reacción militar de Buenos Aires. En re resume sumen, n, Hernández Hernández apostó, apostó, por malos m otiv os , po r el h om bre equivocado. El 22 de abril de 1870 cerraba El R ío d e , en parte como resultado resultado de la crecie nte presión q ue e jerc ía sob re é l e l gobi gobier ern no de Sarmiento, y h uyó al norte, dond e esp erab a unirse a lo s jordanistas. Aunque su apoyo a López Jordán fue una decisión política









































































Gaucho M artín F ierro. ierro. Hernánd ez se unid a López Jordán justo a tiemp o para ve r cóm o lo derrotaban las fuerzas fuerzas del gobi gobier erno no,, y l0 expu lsaba n d el pa ís. P ero el con tacto co n so ldad os gauchos gauchos y otros miembros de la población rural revitalizaron su interés en los problemas y el lenguaje de esta gente. Es probable que haya sido en ton ces q ue c o n cib ió su per son aje M artín Fierro, Fierro, quien quien en un nivel personal refleja los problemas que Hernández antes sólo había tocado en forma abstracta.2 Tras la derrota de López Jordán, Hernández v iv ió en el e x ilio un tiem po, primero primero en Brasil, Brasil, después en Montevideo. En 1872 volvió secretamente a Buenos Aires, don de se a lojó en el H otel A rgen tino. A llí, p arcialment arcialmentee oculto ulto ya que el gobierno no mostraba tolerancia con los “jordanistas", escribió la primera parte de E l ga publicó g a u c h o M a rtín rt ín F ierr ie rro o , q ue publicó el 28 de noviem bre de 187 2 en una ed ición bar bar a ta . N ingu na de scrip ción podría se r mejor que la d el prop propiio He Hernánd ez de lo s m otiv os qu e lo lleva ron a escribir su poema. poema. En En una carta carta de d iciem br e d e 187 2 al primer ed itor del libro, libro, Her Hernández m anifiesta su su de seo de e xp on er “los abu sos y todas las las de desgrac racias ias de que es víctima esa clase desheredada... sus trabajos, sus desgracias, los azares de su vida de gaucho” (carta transcripta en

A n to lo g ía d e la li te r a tu r a g a u c h e s c a , 13751376). Pero también qu iso pintar un cuadro q ue ganara n o só lo sim pa tía política pa para el gaucho , sino también com pren sión d e su cultura cultura y lenguaje pe pecu cu-liares liares.. En esta tarc tarca, a, Hern ández e n o ca sio n es se sitúa sitúa por enc encima imado do su tem a... pero sólo en o ca sion es. C om o escrib e en la misma carta: Me he esforzado, sin presumir haberlo conseguido, en presentar un tipo que personificara el carácter de nuestros gau

2 Puede haberse inspirado en otra o tra obra ob ra gauch ga uchesca, esca, “ Los tres gau gauch cho os orientales“ del poeta uruguayo Antonio Lussich, que fue publicada apenas unos meses antes. Aunque literariamente inferior a muchas otras obras gauchescas, el poema de Lussich tiene la distinción distinc ión de restaurar resta urar a la poes po esía ía gauchesca gauc hesca su elem elemen ento to de protesta al servicio de los gauchos mismos, elemento que, como hemos visto, se había perdido después de Bartolomé Barto lomé Hidalgo. En “Los “ Los tres gauchos orientales“ orientales“,, tfes ex partidarios de la causa blanca se lamentan por su espacio perdido en la sociedad sociedad uruguaya tras el triunfo de Flores F lores y la G uerra uer ra al Paraguay. Paragua y. El 20 de juni junio o de 1872 1872 Hernández le escribía una carta a Lussich elog el ogián iándol dolo o por po r retratar de mo modo tan vivido “la desdicha y sufrimiento del gaucho obligado a ser soldado, su









































































chos, concentrando el modo de ser, de sentir, de pensar y de expres expresars arsee que que les es e s peculiar, dotándolo con lodos los juego jue goss de su imaginación llena de imágenes y de colorido, con todos los arran arranque quess de su altiv a ltivez, ez, inmoderados inmoderado s hasta hasta el crimen, y con co n lodos los lo s impulso imp ulsoss y los lo s arrebatos, arrebatos, hijos de una naturaleza naturaleza que la educación no ha pulido y suavizado. (1375-1376.) Pero en última instancia el poema es mucho más que un panfleto político y un retrato social. Como en muchas grandes obras de la literatura, parece como si en algún punto el tema se posesionara del autor, obligándolo a ir más allá de sus intenciones, Martín Fierro a menudo en versos ver sos de d e gran belleza. belle za. Como resultado, Martín retra etrata ta a un hombre que e s a la vez un individuo individu o y un prototipo, un fascinante personaje literario literario y también una víctima representativa del liberalismo argentino. En este entretejido de lo individual, lo psicológico, lo sociopolítico y lo artístico está la grandeza del poema. Al comienzo, Martín Fierro se presenta como un “payador”, vale decir una especie de trovador gaucho reconocido por su capacidad de improvisar en verso y cantar nanraciones. Con ecos evidentes evid entes de Hidalgo, Fierro Fierro afirma afirma que su historia será será de su frimicnto y desgracias, pues en cierto modo la sociedad socieda d liberal lo ha privado privado de todo salvo de su historia: Aquí me pongo a cantar al compás de la vigüela, que el hombre hombre que que lo desvela desv ela una pena estrordinaria, como la ave solitaria con el cantar se consuela. (1-6) Something about Un Une numbe numbers rs Más adelante Fierro Fierro observa que su desgracia no proviene provie ne de lo que ha hecho sino de lo que es: un gaucho. Soy gaucho... N ací como nace el peje peje en el fondo de la mar naides me puede quitar aquello que Dios me dio -









































































lo del

(pie al mundo

mundotruje lohe lo he r llevar.

glo ría es vivir tan líbre M í gloría corno á l el p m y

j

arodel Ci C i e lo ,

tía go nido nidoen en ente sucio andehay andehay tanto que nu nutri trir, r, m ide id e n me ha de seguir Guando yo y o rem re m onto on to el vuelo.

Y sepan cuantos escuchan escuchan d e mis pe rm el relato, que nunca peleo ni mato necesídá; tunó p r o r y que qu e a tanta alversídá sólom sólo m e arrojó el mal trato. Y atiendan la relación ga ucho o perseguido, que hac e un gauch que padre padre y marido ha sid o empeñoso y diligente, y sin emb argo Ja Ja gen te lo tiene por por un bandido (79 -11 4.) iFier Fierrro deja en claro , sin em ba rgo, qu e la suya e s la his histo tori ria a de todos los g au ch os, que se p ropone n o s ól o co ntar su vida sino hablar en nombre de un pueblo. En este esfuerzo, su voz asume un tono peculiarmentc ¿pico, de unidad prcnacional, en que la historia del

gaucho em pi eza en un paraíso pe rdid o, un pasado incierto incierto cuando los ga uch os v ivían vida s de dign idad , felic ida d y auto autode dete term rmin inac ació ión: n: Yo he con ocido esta esta tier tierrra en que el paisano vivía y su ranciólo tenía y sus hijos y mujer era una delicia ver cómo pasaba sus días. Entonces - cuando el lucero











































































n0S decían que el día lle ga ba , a la coc ina rumbiaba el gaucho - que era un encanto. Y s e n t a oj o j u n to to a l j o g ó n a espera esperarr que ve ng a el día, al cimarrón le prendía hasta ponerse rechoncho mientr mientras as su ch ina d ormía tapadita con su poncho. Y apenas la madrugada empezaba a coloriar, los pájaros a cantar y las gallinas a apiarse, era cosa de largarse cada c ual a tr trabaj abaja ar. (1 33 -15 6.) Como todos los mitos de paraíso perdido, éste no puede situarse en la historia. Si el gaucho alguna vez gozó, siquiera aproximadam ente, tal tal existencia existencia idílica, idílica, debió d e ser en lo s tiem pos coloniales cuando los gauchos vagaban sin restricciones por las llanuras, viviendo de los dones de la tierra silvestre. Pero las alusiones de Hernández al “paisano” en su “ranchito”, rodeado de “sus hijos y mujer”, preparándose “cada cual” a hacer su trabajo, su gier e un m odo de vida y división del tr trabaj abajo o que sólo s e dio en las grandes estancias donde los gauchos eran peones, tratados más o m en os bien de acuerdo acuerdo al humor humor del estanciero. estanciero. En consecuen cia, la nostálgica evocación de Hernández de un pasado en que los ga u ch os viv ía n f elice s, reconciliados reconciliados con su m edio y su tra traba bajo jo,, ha sid o vi sto c o m o una defensa de la figur figura a del del estanciero, estanciero, bajo bajo el cual lo s ga uc ho s s e suponían peones satisf satisfechos. echos. Tulio Tulio Halper Halperín ín Do nghi,











































































IVtv> e s p re ci so lom a re n cu en ta tres pun tos, par para no cacr cacrcn cnun unjj condena demasiado fácil. Primero, sean cuales fueren las pruebas vio qu e c u o li o s co n tex to s I lam íne le/, haya s ostenido pos posicio icione ness anuo s a lao li g a tq u ía tei i at en ien te, su ¡XH ¡XH'tn tna a apuntasól apuntasólooblic ooblicuamcntc uamcntc en esa dirección, a punto tal que el proletariado rural nunca leyó el po em a sin o c o m o su propia v in d ica ció n . Fueran Fueran cuales cuales fu fuesen las in ten cio n es d e I iem án d ez , tal tal co m o se las reconstruye reconstruye ala ala lu luz de sus olios escritos, esta respuesta de la masa lectora al poema sigue siendo válida; en resumen, jxir la autoridad de muchos lectores, £7

ga g a u c h o ¡Martin ¡Martin H e r r ó sigue siendo una defensa populista, y hasta rev olu cio n ar i a, a, del g au ch o, aun cua nd o en o tros contex tos I Iemández ha ya m ostra do am biv ale nc ia resp ecto del lugar que que el el pr proletariado rural podía tener en una sociedad ideal. Segundo, en la perspectiva d el m arc o retór ico d el po em a, el tem a del paraíso pe ni ido ido fun funciona e fe c tiv a m en te en co ntra pu nto al pre sen te lam entab le, pr profundiza izan* do a sí la tragedia d e Fie n o y po r ex ten sió n su condena a la la política ica o fic ia l. T e reero, m ov id o por la n osta lgia d e un pasa pasado do pe perdido, H erná nde z su gie re c om o M an siila que la Argen Argenttina ina en su en ec g u cc im iei u o co n m od elo s extranjeros extranjeros perdió el ru rumbo mbo, y que un r eto m o al p asa do pod ría se r la m ejo r esp eran za par para el pa país. Esta nostalgia es una constante del populismo argentino, y se da en el folklore rural, en las letras de tangos, en las historias revisionistas y en las ideologías anlilibcrales. Respecto de la contribución del p oe m a a la crea ción de ficc ion es o rientado ras argenti argentinas, nas, esto estoss tres puntos tienen mucho más peso que cualquier arqueología erudita sobre lo q ue Hernández “realmente" “realmente" quiso decir. Tras la evocación de la vida anterior del gaucho, Fierro empieza su cuento de desgracias. Cuando él y otros gauchos, además de algunos inmigrantes y un inglés, estaban en un baile en el campo, llegan oficiales del ejército y reclutan por la fuerza a los d esd ich ad os bailarin es para para ir a luc ha r contra e l indio en la fro frontera.











































































mama mamado dorr, cabresto, cabresto, laz laz o, bola b olass y ma ne a” . L o sorprend e, sin ' h áo que el gobierno no los p rovea de equipa m iento de calidad similar Los reclutas recibieron “lanzas y latones” en lugar de las armas armas de fuego fu ego que había hab ía resultaban in útiles porq ue el fusiles, y las gobierno no proveía de m un icion es. Las armas n o era lo ún ico que fallaba: Del sueldo nada les cuento, porque andaba disparando, nosotros de cuando en cuando solíamos ladrar de pobres  nunca llegaban los cobres que se estaban aguardando. Y andábamos de mugrientos que el miramos daba horror  les juro que era un dolor ver esos hombres, ¡por Cristo! en mi perra vida he visto una miseria mayor. (Ó25636.)3 Para sobrevivir, Reno tuvo que vender su querido caballo al comandante, que lo quena “pa enseñarle a comer grano”. Se endeu en deu dó además adem ás con un comerciante comerciante de front fronter eraa que le daba crédito contra sueld su eld os futuros futuros.. Como Com o resu result ltado ado,, cuando llegaba la paga él, como muchos de sus camaradas, no estaba “en la lista”. Cuando varios gauchos se quejaron, el comandante inició una falsa investigación para “averiguar bien las cosas  que no era el tiempo de R osas osa s (7 73 7 74 ). El comandante comand ante habla habla con la retó retóri rica ca del liberaliberalism o argentino: se hará hará justicia, el gobierno es un severo fiscal fiscal de sí mismo, hay que confiar en la justicia. Pero en esta comedia de











































































nadie habla en su favor. Como sucede con todos los pobres de la campaña, sus ne cesi dade da de s y puntos pu ntos de d e vista quedan excluidos excluidos de la Argentina oficial: Pero qué iba a hacerles yo, charavón en el desierto; más bien me daba por muerto pa no verme más fundido y me les hacía el dormido aunque unque soy m edio despiert despierto. o. (7 93 -79 8.) Además, sugiere que la Argentina liberal tal como puede vérsela en el ejército tenía interés apenas en mantener una fachada, detrás de la cual florecía la corrupción y la barbarie: Aquello no era servicio ni defender la frontera aquello era ratonera en que sólo gana el juerte era jug ar a la suerte con una taba culera. culera. Y o he visto en esa milonga muchos Jefes con estancia, y pion es en abundanci abundancia, a, y majadas majadas y rodeos he visto visto negocios feos a pesar de mi inorancia. (805-822.) Tras la falsa investigación, el mayor se venga de Fierro por haberse quejado por la falta de p aga. E l casti ca sti go de Fierro por habe aber buscado buscado justicia por los carriles carriles in stitu cion ale brut br utal al











































































me ataron cuatro cinchones les aguanté los tirones tirones sin que ni un ay se m e oyera, y al gringo la noch e entera entera lo har harté con mis m aldiciones. (87 7-8 88 .) Tras esta humillación, Fierro empieza a pensar que la única opción es la deserc ión, y “lo m esmo que el peludo enderesé enderesé pa mi cueva” (1007-1008). Pero encuentra que su rancho no existe, su mujer mujer para para so br ev ivi rse ha ido con otro hombre, y sus hijos, aunque aunque “eran como los pichones, sin acabar de emplumar” (1043-1044) trabajan de peones. Contemplando el destino impiadoso que se ha abatido sobre su mujer y sus hijos, Fierro se lamenta: ¡Tal vez no te vuelva a ver, prenda de mi corazón! Dios te dé su proteción ya que no me la dio a mí Y a mis hijos dende aquí les echo mi bendición. Com o hijitos de la cuna cuna andarán por ahi sin madre Ya se quedaron sin padre y ansí la suerte los deja, sin naides que los proteja y sin perro perro que les ladre ladre.. (106 3-10 74.) Al serle negado un lugar en la sociedad argentina, Fierro se vuelve hacia una vida de crimen, “como el tigre, que le roban los cachorros”. cacho rros”. El crimen es e s el e l único ú nico cam ino que queda abier abierto to par para a que el descastado pueda mostrar que “hay sangre en sus venas”. Es













































































Cumu Cu mulo lo el n o v io ne negro gro de la,mujer la,mu jer lo enfrenta Oo OolViu lViuH Ho,». ,».,, Fierro lo llama llam a ‘ porrudo’ porrud o’* *, y pr prov ovoc oca a un duelo, due lo, Tras un com comí! cu ch illo, ill o, breve y brutal, brutal, Fierre mata al negro: ill° » Tiró unas cuantas patadas y ya cant cantó ó pa el ca m er o « Nunca m e puedo olvidar olvidar de la agonía de aquel negro. En esto la negra negra vino vino , con los ojos como ají  Y empezó la pobre allí a bramar como una loba * Yo quise darle una soba a ver si la hacía callar callar  M as pude re (lesionar que era malo en aquel punto, y por respeto al dijunto no la quise castigar. Limpié el facón en los pastos, desaté mi redomón  monté despacio, y salí al tranco pa el cafladón. (12351252.)













































































Afirmaciones como la de que nunca olvidará la agonía del negro, o nucDodrfa ir a darle un entierro apropiado, sugieren pena, pero no neces ecesar ariam iame ente; te; también también podrían podrían indi indiccar supersti superstici ción. ón. Y la falta falta de remordimiento no puede atribuirse a la poca disposición de Fierro por mostrar emociones, ya que en otras partes del poema sus emociones son visibles al punto de erosionar su credibilidad. Tercero, el dolor de la mujer negra no conmueve a Fierro. Su reacción inicial es pegarle para que deje de llorar, pero decide no hacerlo con la frase hecha “por respeto al dijunlo”. Este notable episodio se pre presta sta avaria variass interpretacion interpretaciones. es. Si nos nos confinamos a lo político, la escena sugiere hasta qué punto el maltrato social ha brutalizado y alienado a Fierro, haciendo de él un criminal de la peor especie. La escena así podría permitirle a Hernández repetir un lugar común de su periodismo, según el cual los gauchos se volverían buenos ciudadanos sólo mediante la educación y la inclusión política; y quizás ésa era su intención. Pero tal argumento no da cuenta enteramente de la disposición de Hernández de arriesgar la simpatía del lector por Fierro. Antes de la pelea, Fierro es una víctima inocente, culpable sólo de ser un gaucho en una sociedad que no le da lugar. Pero al matar al negro y querer callar a golpes el llanto de su mujer, Fierro se vuelve un agresor brutal, impiadoso, y pone en peligro la simpatía que habí habíamos sentido sentido haci haciaa él hasta hasta ese momen omento. to. Borges sugiere sugiere que en esta escena Fierro se impone a Hernández, que la lógica interna del personaje de ficción obligó al escritor a ir más allá de sus













































































hvsj viudamente, uno do los ¡vlloías, un recluta gaucho Uanuulo Sargento Sargento Cuw, Cuw, so une une a l iorna iorna dici diciend endo o "¡ " ¡Cruz no oonslcn oonslcnlc lc / qu que se remota remota ol ol delito delito /»lo matar ansí nsí un vál vá llenlo nlo!" (16 (1624 I 626). 626). Junios ios derrotan al resto vio la partida, después vlosovuvhan una botella, y se cuentan sus respectivas historias. Aunque l lom an do / ofrece ofr ece ¡v e o s mol ivo s para para ladelccción vl vlel Sargento ( 'n i? o n aytul aytula a vi vio Fierro, Fierro, ol e pis od io subi subier eree qu que los \ mcu cuK Kvs vio dureza dur eza y homhr hom hría ía eotn eo tn pa itld it lda, a, el e l ovillo u la virilidad, virilidad, han montado sobro la lealtad de Cruz al uniforme. Cruz afirma que "estas son las ocasiones / vio mostrarse un hombre juerte, / hasta qu ev en ga la muerte muerte / y lo agarr agarree a coscorron es" (1 6 8 9 169 1692) 2).. Y a continuación: "Fl andar tan vlespilcbao / ningún mérito me quita, / sin ser se r un alma bendita ben dita /m e du duelo elo riel iel mal ajeno" ( 169 .V16 .V 1696) 96).. Ig Igual que tuerto cu ando an do mata al negro ne gro , Cruz Cru z repite repi te el credo cred o de la bravura viril en la que lo que cuenta es la fuerza, no las instituciones y las aso cia cio ne nes. s. Robre Robre iva el e l argum ento llam ando and o la atenció atención n con itoma sobro su indumentaria como algo que tto quita mérito a un hombro que satv simpatizar con las desgracias de ortos. Hay quien es Ir Irán lamentado lamentado que en es te ep iso d io 1lemá ndez elevas elevasee la amistad por encima de la ley, el personalismo sobre el institucionalismo: la critica apunta a que Hernández glorifica ctt pequeña escala el ¡vrsonalismo que Sarmiento deploraba ctt sus ataques al tosismo. Teto en la mente de los lectores populares de Hernández, Herná ndez, la c ola bor ación ació n de Cruz co n Fierro era al al par parecer el vínico medio de acceso a la dignidad cuando lodos los naipes repartidos estaban en contra del pobre sujeto.













































































Andaremos de matreros

s í e s p r e c i s o pa salvar nunca nos han de tallar ni un güen pingo para huir,

ni un pajal ande dormir, ni un matambre que ensartar. (20712076.) Hernández, vuelve a las intenciones políticas del poema concluyendo el cuento de Cruz con: Y dejo rodar la bola que algún día ha de parar  tiene el gaucho que aguantar hast hasta a que lo trague trague el o yo  o hasta que venga algún criollo en esta tierra a mandar. (20892094.) La mención del “criollo” anticipa lo que se volvería un tema principal en el credo nativistanacionalista. Antes que un liberal europeizante, lo que la Argentina necesitaba era un argentino de verdad, verdad, alguien alguien sintonizado sintonizado con el país auténtico que el libera lismo traicionó una y otra vez en nombre de las modas ideológicas prov enientes de Europa Europa y los Estados Estados Unido s. El verdadero “cr iol lo ” representaría, por definición, los intereses del campo, de las provincias y del gaucho, y sería un hombre de verdad, alguien que pudiera pudiera “man dar”. dar”. Hernández identifica correctam ente el a nsia del













































































resuelven abandonar para siempre la Argentina y vivir entre los indios donde “no alcanza / la faculté del Gobierno” (2189-2190) Fie rro s im b ó lic a m e n te rom pe su guitarra guitarra “pues naides naides ha de cantar / cu an do es te ga u ch o ca ntó ” (22 79 -22 80 ). Ret Retoma oma entonces Hernández la narración, pintando cómo Fierro y Cruz cruzan la fronter a y m ira n c o n triste za a su s esp alda s la s última últimass po poblaciones arg en tin as , m ien tra s “a Fierro d os lagr im one s / le rod rodaron por la cara” (2 2 9 7 -2 2 9 8 ). El p oeta termina su histo histori ria a vol volvien viend do a la cuestión política que lo había motivado al comienzo: Y y a c o n e s ta t a s no n o t i ci ci a s mi relación acabé por ser ciertas las c onté, todas las desgracias dichas es un telar telar de d esdichas c a d a g a u c h o q u e u s té té v e . Pero pong a su esperanza esperanz a en el Dios que lo formó y aquí me despido yo, que he rclatao a mi modo m a l e s q u e c o n o c e n t od od o s pero que naides contó. (2305-2316.) Con la frase “cada gaucho que usté ve” Hernández hace de















































































Dr¡mcra vez e n la historia del gén ero , una obra ga u ch esc a s e v o lv ía realmente popula popularr entre entre los gau cho s m ism os, algu nos de los cua les, iletrados, ados, se ap rendían rendían el po em a de mem oria. El temprano aunque iletr Martí artín n F ierr ie rro o entre éxito del M entre las cla ses p opulares opulares sin duda algu na deriva iva de su mensaje p olítico . Por primera primera v ez , los gau ch os o yer on hablar en su lengua de alienación, desgracias y frustraciones que eran las constantes de su existencia. Pese a la popularidad del poema, con la excepción de unas cartas personales al autor, los críticos cultos en la Argentina virtualmcntc lo ignoraron hasta comienzos del siglo XX.4 Curiosamente, los primeros críticos de nivel que reconocieron el valor literario del poema fueron los españoles Menéndez y Pelayo y Miguel de Unamuno. Obras clave en la revisión crítica en la p a y a d o r de Leopoldo Lugones (1916) y La L a lit li t e Argentina son El pa ratura argentina de Ricardo Rojas, obra en muchos volúmenes, publicadacntrc publicadacntrc 1917 y 1922. Tanto Rojas com o Lug on es consideran consideran Ma rtín Fie F ierr rro o una épica al Martín épica nacion al, el pri pri mcr testimo nio de un alma argentina autóctona, encamada en el gaucho y su representante arquctípico, Martín Martín Fierro Fierro (Sava, 51 57 ). L os po pu listas peron istas hicieron de Martín Fierro un grito de batalla contra los abusos del















































































Autores como Ezcquicl Martínez Estrada

ciónde ción de Martín Martín F r i o e(1948) (r1948) y Jorge Luis Burgos en As¡nrius versalis alism mo" la lite li te r a tu r a gauchesca(1 9 5 0 ) prefieren elo gia re! “ univer de la obra, descartand o a sí el o b vi o é n fa sis po lítico del del poe poema. Un Una muestra reciente de crítica “antihemandiana" es el libro de Tullo J o s é H e rn á n d e z y s u s mun mu n dos do s ( 1985), que sugiere Halpcrí Halpcrín n D ongh i Jo que el interés de Hernández por el gaucho era paternalista en el m ejor de l os ca sos , y exp lotad or en el peor. D e h echo, el el est estud udio io de Halpcrín, aunque e xten sam en te doc um entad o y muy infor formativo, parece de stin ad o pr im ord ialm entc a destruir destruir un icon o naci nacio onalis alistta

Ell g a u c h o M a rtín rt ín F ie rro rr o surgió de una sofavorito. En resumen, E ciedad profundamente dividida; la discusión del poema sigue refl re flej ejando ando esa d ivisión esen cial. En 187 9 José H ernández publicó una una continuación a El gau gauch cho o

M a rtín rt ín

,i titulada La no r F o er titulada L a V ue uelt lta a d e M a rtín rt ín F ierr ie rro o . La secuela no

só lo es literaria literaria m ente infer ior al al prim er poem a; adem ás ref refleja eja una v isió n funda m entalm ente distinta del gaucho : una visión pro provocada por cambios en la Argentina y cambios en las circunstancias de















































































fnnulc ciuizá ju sti st i fi c a d a m e n te , a u n q u e la e l e c c i ó n d e 1 8 7 4 p ro b a blemente no fue más deshonesta que otras de la ¿poca. Un mes tlesntnís de perder, Mitre organizaba una milicia y trataba de gobierno. Las Las fuerzas fuerzas of icia les no tuvieron incon ven ientes (lerrocnru! gobierno. en derrotar'a los golpistas, Mitre pasó por la corle marcial y fue cond onden ena ado a muerte. I Icmández. se apresuró ad en un cia rla hip oe re sía del ex preside presidente nte.. En la la ed ició n de l 2 4 d e octub re de 1874 d e Pa P a tria tr ia,, escribía: “Una vez más Mitre trata de agrandarse, satisfacer sus insaciables ambiciones y asegurar su puesto, sometiendo al país a su voluntad y capricho. General mediocre, revolucionario torpe, polít olític ico o inepto inepto y mal escritor, viv e y ha viv id o siem pre en un mu nd o mist misteerio rioso de su e ñ os ... Siempre una una mala mala influen influen cia, lle v a d fuego , la sangre y la devastación dondequiera que vaya” ( p e riodísticos de José Hernández, 6 9 ) . A u n q u e e l p r a g m á t i c o Avellaneda no tardó en indultarlo, Mitre perdió a consecuencia de este incidente toda posibilidad de recuperar la presidencia. La caída política de Mitre Mitre seña ló que el pode r había había pasad o al nn a una nueva generación. De esa generación, Avellaneda era el















































































de tierras en la Argentina. Primero, gran parte de la nueva tierra ofre cía potencia po tencia l agrícola agríco la lim itado por ser demasiado estér estéril il o estar demasiado lejos para el transporte de los productos. Las mejores tierras de la Argentina eran las que estaban cerca de las vías flu via les , sobre sob re la frontera frontera norte de la provincia de Buenos Air Aires y el Litoral, y éstas ya pertenecían a la oligarquía. Segundo, los ban cos argentinos arge ntinos no hicieron hici eron ningún nin gún intento de extender extender el cr crédito a pe pequ qu eñ eños os propietario pro pietarios; s; de hec h o, lo s banc b ancos os solían solía n req reque ueri rirt rtie ierr rras as co m o garantía, g arantía, po lític a que hacía que qu e el e l crédito fuera fuera a quien quienes es ya Es says ys on Economic Economi c History History of eran eran ricos (D íaz Alejandro, Alejandro, Essa Arge Ar genti ntine ne R epub ep ublic lic,, 3540,151159). El resultado fue un cambio sin ca m bio . C om o ob serva el historiador historiador D avid Rock, “Au “Aunq nqu ue el país estaba pasando por un cambio y desarrollo profundos, y se estaba formando una nueva p obla ción, no hubo un cambio cambio concoconcom itan te en la distrib d istrib ución uci ón d e la riqueza riqu eza ni en la estru estructu ctura ra de de poder er.. En partes dife ren tes d el país lo s grupos grupo s terrateniente terratenientess y merc merca ant ntile iless habían solu cion ad o lentamente sus dife ren cias , pero pero el resu result ltad ado o de esta reconciliación fue un grave desequilibrio en favor de la oli-















































































Las B se y volv ía a su comercio comercio en ,a su postura inicial m ás tard tard ro todo esto era en buena medida una discusión teórica, y siguió sié siénd ndol olo o hast hasta a que el presidente Mitre en 18 62 abrió la ec o n o m ía arg argentin tina a inversores y prestatarios ext ra nj er os, la m ay or ía i n g le sc s. E l resultado íue una especie de desarrollo por el que la Argentina proveía materias primas y un mercado para las manufacturas ingles glesas as,, a la v e / que dejaba dejaba irrealizado su p ote n cia l ind ustrial. En tal economía, los terratenientes c intermediarios argentinos adquirieron gran riqueza con exclusión de la masa de trabajadores confinados a trabajos de peones, empacadores y estibadores. Fue preecis pr cisame ament ntee este este estado estado de cosas lo que p ro vo có lo s deb ates de la década de 1870.5 Los Los argument argumentos os en favor del libre com er cio tal c o m o lo s presentan los gobiernos de Mitre y Sarmiento derivan de Adam Smi Smiih y David David Ricard Ricardo, o, amb os útiles aun que q uizá s in vo lun tario s colaboradores del expansionismo británico. Las teorías de libre comer om erci cio o dominar dominaron on la l a enseñanza enseñanza de la e co no m ía e n las un iver sidade dadess porte porteñas ñas,, donde el libro libro de texto era una trad uc ción es p a ñ o la del manual de 1858 de Joseph Gamicr, A b r e g é d e s é l é m e n ts d e

















































































lian lian tic aplicar" (Chlur (Ch luram am onlc, onl c, 129). C arlo s Pelle P elle grini, gri ni, un disc discíp ípul ulo o de López que llega ría a presid pre siden ente te en 18 90, 90 , am plió pli ó la argum rgumen enta ta-ción diciendo que "si el librecambio desarrolla la industria que ha ndquiridocierto ndquiridocierto v ig o r .,. e l libre cam bio mata laindustr laindustrianaci ianacientc. entc... .. Lo que es un elemento de vida para el árbol crecido, puede ser un eleme ele mento nto de muerte para para la planta que qu e nace" (cita (c itado do en Chiar iaramon amontc tc,, 129). 129). l’cro l’cro incu estio na blem ble m ente ent e el p ron un ciam iento más nota notab ble en favor del proteccionismo pertenece a Emilio de Alvcar, quien, en La R Rev evis ista ta d e B tres famosas cartas dirigidas a "espí "espírit ritu u imp i mp rev isory exa gerad ger adam am ente liberal de d e nuestra nuestra leg legis isla laci ción ón mercantil c industrial". Sostiene que “El librecambio carece de sentido para para nosotros", y que la Arg entin a deberí de bería a seg uircl ui rcl ejemplo proteccionista de los Estados Unidos, donde de hecho la industria















































































La devoción no partidaria de Avellaneda por el “progreso” tam también bién enfrió las pasiones pasio nes personalistas pe rsonalistas de sus p red ecesor ece sor es y creó cr eó una atmósf atmósfera era en que los lo s desa cuerdos p odían resolv res olv erse ers e sin guerras. Favoreciendo el pluralismo limitado a las clases altas que siempre definió la democracia argentina, Avellaneda nombró en cargos impo import rtan ante tess de su gobierno a porteños y prov p rov inc ian os, e x resi stas y unit un ita ario rios por por igual. Adem ás, al poner al al auto nom ista A do lfo A lsin a al fr frent ntee del Ministerio Ministerio de Defensa, D efensa, aplacó, al m en os temporalm temp oralm ente, los temores porteños de un predominio provincial. Al mismo tiempo, reforzó su base de sustentación en el interior ayudando a for formar un una a liga de gobernadores pr ovin ciales cia les qu quee p odía n con tar con favo favore ress especiales a cambio del a poyo a Bu en os A ires, aun aun si e so significaba torcer el resultado de las elecciones.















































































Liberta Lib ertad d no tardó en mostrar su viejo espíritu en un debate perio-

dístico con Sarmiento respecto de los méritos relativos de su d el C hacho, que acababa de ser reeditada (Chíve/., dez , 105 10 51 1 14 ). Pero 1lem 1le m ánde án dezz estaba cansado de ser un pe perriod iodista ista itinerante con una causa a cuestas. Ahora tenía familia y anhelaba una vida v ida m i s tranquila. Adem Ad emás, ás, había dinero por gana ganar. r.T Trab rabajan ajand do primero co m o agente age nte inmobiliario inmob iliario y después d espués en la ju junt nta a dir direc ecti tiva va de un banco de crédito, adquirió una pequeña fortuna y en el proceso cont co ntri ribu buyó yó a la mism m ism a concen con centra tració ción n de propiedad que que ant antañ año o había condenado. Siguió haciendo incursiones en la política pero tenía problemas para identificarse con ningún partido de Buenos Aires. Veía correctamente los intereses de los autonomistas por los derechos de los Estados como una herencia legítima del federalismo, pero no podía comulgar con las tendencias separatistas del Parti-















































































despué desp uéss de todo una nación ag rícola, los gauchos y su co nocim iento de la tierra constituían un recurso natural que debía ser protegido, inclui incluido do y desarrollado , para para bien de todo el país. C omo señala José Pablo Feinmann, las ideas de Hernández en este sentido deben mucho a la afirmación de Alberdi de que la civilización argentina no podía separarse de su riqueza, y que su riqueza estaba en el camp campo. o. H ernández lle va la argumentación de Alberdi un paso paso más allá, sosteniendo que el potencial agrícola argentino no podrá hacerse realidad sin el bienestar de sus trabajadores agrícolas Vuelta de Martín Fierro (Feinma (Feinmann, nn, 17 61 79 ). C omo resultado resultado,, Vuelta es a la vez una justificación de la nueva Argentina y un manual práctico escrito para gauchos sobre cómo volverse buenos ciudadanos, productivos y dóciles.















































































No obstante el evidente dldacticismo de estas declaraciones, Hernández se propone producir un libro "sin revelar su pretcnsión", usan us ando doel el lenguaje lengu aje coloq col oqui uial al de Jos gauc ga ucho hoss para para que no no se pe percaten (Anto tolo logí gía a de poesí po esía a gauch cheesca sca, de que se los está instruyendo (An 14371438). ¿Cómo realiza Hernández ambiciones que parecen tan ledlosamcnlc pedagógicas? Nomuy bien si comparamos lasegunda parle con la primera. Salvo algunos relámpagos de humor, esporádicas denuncias de injusticias, y muchos aforismos logrados, ¿a Vuelta no puede compararse con su predecesor. La torpeza de la cslruclura, la cantidad de episodios forzados, la moralización incesante cesant e y las dig resion res ion es de filoso fil oso fía casera debilitan el inter terés has

















































































El indio es indio y no quiere apiar de su condición, ha nacido indio ladrón y como indio ladrón ladrón muere muere.. (583 -58 8.)















































































En resumen, los indios merecían morir. Vivos, eran inútiles; muertos, no pueden hacer más daño. ¿Podemos perdonar o al menos entender la actitud de Hernández como producto de su época? Com Co m o agen ag ente te inmob in mobiliar iliario, io, Hernández Hernánde z se beneficia ben eficiaba ba con las guerras. Además, como toda su generación, lo enceguecía una visión del progreso en la que no cabían los indios. ¿Sería justo esperar que diera el h or del cidio? Quizá no. Al mismo ie















































































N o repeti repetiré ré las quejas de lo que se sufre allá  son cosas muy dichas ya y hast hasta a olvidadas d e viejas. viejas. (36 01 36 04 .) Luego viene un prolongado enfrentamiento entre Fierro y el















































































Avellaneda en un comentario poco conocido, están tomados “del Corán, el Viejo Testamento, los Evangelios, y sobre todo de Confucio y Epicteto” (citado en Halperín Donghi, José Hernández, 316). Hernández se limitó a traducirlos a un vocabulario gau ches co. S ea c o m o fuere, He rnán dez (Fierro) muestra muestra pr prefer ferencia especial por dichos que subrayen el individualismo y el trabajo















































































Dadas estas cosas, 1lemández nos asegura que "el gaucho es el cuero llaco, / da los lientos para el lazo" (48514852). Es decir, es la base necesaria de una sociedad agrícola. Sin su mano de obra y su conocimiento de la tierra y el ganado, la Gran Estancia no podría podría funcionar. Alime Al imenten nten,, vistan y denle un lugar lugar al gaucho, y la Argentina podrá tomar su lugar entre las naciones.























































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































Nicolás Shumwary - La Invención de La Argentina (333)

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