NUEVA CIUDADANÍA Y DEMOCRACIA La Estrategia Nacional de Formación Ciudadana es una acción del Ministerio de Educación para concretar en las aulas los procesos de aprendizaje para una nueva ciudadanía. Se compone de un conjunto de acciones que buscan avanzar hacia la formación de ciudadanas y ciudadanos activos y en ejercicio de sus derechos y deberes. El área incluye cinco temáticas básicas para el ejercicio responsable de la ciudadanía. 1. Derechos Humanos. 2. Diversidad y multiculturalidad. 3. Democracia. 4. Memoria histórica y conflicto armado interno. 5. Cultura de paz. Su abordaje en las aulas es necesario para orientar la formación hacia una cultura de convivencia pacífica, conocimientos del contexto nacional y de la historia que la precede, así como para conocer los derechos humanos y las formas de ejercerlos. Obje tivos 1. Propiciar la mejora de la calidad de la educación y la implementación del Currículo Nacional Base en las aulas de preprimaria, primaria, básico y diversificado, en favor de la construcción de la cultura de paz y el desarrollo de una nueva ciudadanía. 2. Desarrollar una alternativa pedagógica, acorde con los compromisos del Estado y los mandatos de la reforma educativa, que propicie alcanzar una cultura de paz y de observancia de los derechos humanos, así como el conocimiento de las causas, el desarrollo y las consecuencias del conflicto armado interno, los principios de la democracia y la diversidad, la multiculturalidad e interculturalidad. 3. Facilitar a los docentes el acercamiento a fuente que les permitan el abordaje y desarrollo de competencias y los contenidos referidos a la democracia, los derechos humanos, la cultura de paz, al conflicto armado interno y las relaciones interculturales, que se incluyen en el Currículo Nacional Base.
LA NUEVA CIUDADANÍA Hablar de nueva ciudadanía se convierte en una obligada simultaneidad entre ciudadanía y democracia, de cara a los nuevos retos que enfrentan las sociedades es importante plantearse nuevos desafíos como un proceso dinámico histórico, periódico e infinito, en la medida que se asuma la responsabilidad individual para el bien colectivo en esa medida los países se desarrollan y se pueden enfrentar con éxito a las aparente incoherencias de la vida, ser y estar, norma y libertad, individualismo y ser social, el yo interno y las relaciones sociales, compromiso e indiferencia, derechos y obligaciones, el prójimo y yo, privado y colectivo, de tal manera que en función social se participe solidariamente en la gestión de recursos, el gobierno de un territorio, ciudad, nación o estado, solamente la participación activa propositiva hace que un país se desarrolle en forma sostenible. http://www.mineduc.gob.gt/portal/contenido/menu_lateral/programas/seminario/docs13/DESA RROLLO_DE_LOS_TEMAS_EJE_2018.pdf
LA NUEVA CIUDADANÍA Y DEMOCRACIA EN GUATEMALA Independientemente de la polisemia de la categoría democracia, mediando una relativa controversia, puede afirmarse que democracia es la forma de gobierno del Estado, a través de la cual, por medio de un proceso electoral, los ciudadanos tienen la oportunidad de escoger libremente quiénes serán sus gobernantes. La democracia también es una forma de construir, garantizar y expandir la libertad, la justicia y el progreso, organizando las tensiones y los conflictos que generan las luchas de poder. Es evidente, entonces, que la democracia no se reduce a procesos legales que regulan el método para elegir y ser elegido. Los procesos electorales son inherentes a la democracia, pero únicamente son una parte. Puede afirmarse que en Guatemala, desde la promulgación de la Asamblea Nacional Constituyente del Decreto Ley No. 1-85, que contiene la Ley Electoral y de Partidos Políticos, formalmente, existe una democracia electoral, pero este hecho jurídico y político, en la presente coyuntura, no responde a las demandas colectivas de la ciudadanía. El desarrollo de la democracia tiene varios años de estar estancado, no es el vehículo para dar respuesta a fenómenos políticos y sociales que atormentan cotidianamente a los guatemaltecos. Guatemala vive una democracia que rápidamente envejece y camina hacia su extinción, y ser reemplazada por una nueva democracia, hegemonizada por una joven ciudadanía. El proceso es inevitable: lo viejo desaparecerá abriendo paso a lo nuevo. El sujeto de la democracia, más que el votante, es el ciudadano. En este marco, la ciudadanía, que en las últimas semanas se ha apoderado masivamente de las calles, demandando cambios esenciales en el sistema político y jurídico del país, el fin de la corrupción y procesar a los responsables, para enfrentar la crisis, está enviando claros mensajes. La crisis que vive el país no puede mantenerse por mucho tiempo estancada; tendrá que resolverse tarde o temprano, de una u otra manera. Por supuesto, dicha realidad debería resolverse dando un salto cualitativo hacia adelante, hacia lo nuevo, hacia el progreso. Independientemente de lo anterior, debe subrayarse: en el ámbito electoral, no basta votar. Es indispensable saber por cuál candidato se puede optar, y, al hacerlo, tener plena conciencia de optar por propuestas programáticas que respondan objetivamente a las demandas del votante. Conocer las propuestas de los partidos es la única vía que le permite a la ciudadanía diferenciar ideológica y políticamente e incidir en la decisión de por quién votar. Y, en el supuesto de ignorar voluntaria o involuntariamente la crisis que vivimos los guatemaltecos, es altamente probable que se abra la puerta al rechazo del proceso electoral. Las manifestaciones divulgadas en los medios de comunicación social, contra la asistencia a votar, acreditan la incredulidad creciente de la ciudadanía política en las elecciones reguladas por las normas vigentes. Debe desarrollarse la capacidad de analizar los fenómenos que nos enseña la coyuntura y adoptar consensos que enfrenten positivamente la crisis. La ciudadanía que se ha expresado masiva y libremente, imprimiendo un hecho histórico, ha lanzado una indubitable señal: la transformación del Estado y sus componentes. La dirigencia de los organismos de Estado, el Procurador de los Derechos Humanos, de las organizaciones del sector privado, universidades, iglesias, cooperativas, sindicatos, partidos políticos deberían adoptar decisiones que coadyuven la crisis y suscribir convenios que desarrollen los Acuerdos de Paz y abran el sendero para el desarrollo de Guatemala. Caso contrario, es saludable tener presente el siguiente proverbio chino: “Una sola chispa puede incendiar la pradera”.
https://www.publinews.gt/gt/opinion/2015/05/20/democracia-ciudadania.html