CANTO I
Háblame, Musa, del varón astuto, que luego de arrasar la ciudadela de Troya, anduvo mucho tiempo errante y conoció los hábi hábito toss de nume numerros osos os pueb pueblo los, s, y so sopo port rtó ó penu penuri rias as,, mien mientr tras as surcaba el mar, pugnando por su vida e intentando ayudar a que los compañeros compañeros volvieran a la patria: pero los insensatos se comieron el rebaño del Sol, quien les negó el regreso. a a todos los que hab!an conseguido escapar de la muerte estaban sanos y salvos en sus casas, a e"cepción de #diseo, que se hallaba cautivo de la nin$a %alipso, quien lo ten!a preso en la isla de #gigia, deseosa de tomarlo por esposo. a hab!a llegado el tiempo decretado por los dioses para que regresara a &taca, su patria, y todas las deidades se apiadaban de 'l, e"cepto (oseidón, a cuyo hi)o (oli$emo hab!a cegado. *n d!a se reunió la asamblea de los dioses: todos se hab!an dado cita en el palacio del ol!mpico +eus, e"cepto (oseidón, quien se encontraba en el le)ano pa!s de los et!opes, donde asist!a a unos sacr sa cri ici cios os que que hab! hab!an an prep prepar arad ado o en su hono honorr. -ec ecor orda dand ndo o el e)emplo de gisto, a quien #restes hab!a dado muerte, el padre de los hombres $ue el primero en tomar la palabra: / 0os humanos nos echan la culpa de sus males, cuando en verdad son ellos quienes se los atraen con sus propias locuras. 1unque enviamos a Hermes para desalentarlo, 'l se casó igualmente con la esposa de 1gamenón y lo mató cuando volv!a a su casa. 0e respondió respondió 1tenea, la diosa de o)os glaucos: / Has dicho la verdad. o)alá as! pere2can quienes se atrevan a imitar su e)emplo. (ero es distinto el caso de #diseo. 31caso 31caso olvidó hacerte un sacricio4 3Tan eno)ado estás4 +eus, el que )unta las las nubes, respondió: respondió: / 35u' palabras son esas, hi)a m!a4 3%ómo podr!a olvidarme del divino #diseo, que por su ingenio y sus o$rendas a los dioses siempre de destacó4 s (oseidón, el que sacude el suelo, el que sigue eno)ado, a causa de su hi)o (oli$emo: lo de)ó ciego el h'roe. (or eso es que le impide retornar a la patria. (ero es momento ya de que regrese. 6ispongamos su vuelta. 5ue (oseidón renuncie a su rencor, que 'l solo no podrá contra la voluntad del resto de los dioses. 0e respondió respondió 1tenea, la diosa de o)os glaucos: / (adre adre +eus, +eus, si al resto resto de los dioses dioses les place place su regr regreso eso,, envi enviem emos os a He Herrme mess a la isla isla de #gig #gigia ia,, para para que que le tran transm smit ita a nuestras órdenes a la nin$a %alipso y le permita irse. o, por mi parte, partir' hacia &taca, donde le in$undir' a su hi)o Tel'maco cora)e para que llame a una asamblea y se en$rente a los crueles pretendientes que consumen su hacienda7 más tarde lo har' ir a la arenosa (ilo y a sparta, de anchos valles, para buscar noticias del regreso de su querido padre, y para que se haga $ama y renombre entre la gente.
1s! di)o di)o,, y se co colo locó có en los los pies pies las las her hermosa mosass sa sand ndal alia iass inmortales, con que pod!a volar, transportada en el viento, sobre las aguas y la tierra, y tras tomar la lan2a, dio un gran salto desde la cumbre del nevado #limpo y, rauda, se posó $rente a las puertas del palacio de *lises, en &taca, tomando la apariencia de Mentes, el señor de los taos. ncon ncontr tró ó a los soberb soberbios ios prete pretendi ndient entes es que )ugaba )ugaban n a los dado dadoss $ren $rente te a la puer puerta ta del del pala palacio cio.. Ha Hac! c!a a much mucho o tiem tiempo po que que pasaban el d!a consumiendo la despensa de la casa de #diseo, de banq banque uete te en banq banque uete te,, en tant tanto o que que es espe pera raba ban n que que su es espo posa sa (en'lope escogiera a uno de ellos para que la desposara. Tel'maco, angustiado el cora2ón por la ausencia del, quien si acaso volviera, e"pulsar!a a aquellos insolentes, $ue quien notó primero la presencia de la diosa. Hi2o ingresar al hu'sped al vest!bulo y le tendió la mano, saludándolo: / S' bienveni bienvenido, do, hu'spe hu'sped. d. 1qu! 1qu! te tratar trataremo emoss como a un amigo. (ero antes de que nos digas a qu' has venido, come y sacia tu apetito. 6icho esto, Tel'maco hi2o entrar a la diosa en el palacio y le o$reció un sillón para sentarse, en un siti itio ale)a e)ado de los pretendientes, para que el griter!o de aquellos sinverg8en2as no los perturbara, y as! solicitarle al e"tran)ero noticias de su padre, y luego, tomó asiento )unto a ella en una hermosa silla. Tras lavarse las las ma mano noss dis$ dis$ru ruta tarron de e"qu e"quis isit itos os ma man) n)ar ares es.. (oc oco o desp despu' u's, s, entraron en la sala los viles pretendientes, y luego de que hubieron comido hasta llenarse, 9emio, el divino aedo, entonó un hermoso canto. / 5uerido hu'sped di)o Tel'maco a la diosa/. spero no te eno)es por lo que te dir'. stos no tienen otra ocupación más que la m;sica y el canto, y nada les importa, pues consumen impunes la hacienda de otro hombre, un varón cuyos huesos se pudren le)os en alguna playa, o las olas arrastran por los mares. (ero ahora dime por $avor qui'n eres y cómo y con qu' n has llegado a mi casa. 0e respondió respondió 1tenea, la diosa de o)os glaucos: / Soy Mentes, y me )acto de reinar sobre los taos. Me dirig!a a Temesa Temesa a buscar bronce, y me detuve aqu! porque me aseguraron aseguraron que que tu padr padre e hab! hab!a a regr egres esad ado o. Sin Sin duda duda que que los los dios dioses es tram traman an cont co ntra ra su vuel vuelta ta77 pues pues #dis #diseo eo vive vive,, aunq aunque ue es está tá pris prisio ione nerro del del oc'ano, en una $'rtil isla. o no soy adivino ni int'rprete de sueños, pero igual te dir' lo que sucederá: no estará mucho tiempo ale)ado de su patria, por más $uertes que sean las cadenas que lo tienen su)eto. (ero dime, 3qu' clase de reunión es esta4 31caso se celebra un casamiento4 3(or qu' permites seme)ante ultra)e4 / a que preguntas, hu'sped, yo te responder': esta casa $ue antaño antaño respe respetad tada, a, mientr mientras as vivió vivió mi padre padre con nosot nosotro ros. s. 1hora 1hora todos los hi)os de las $amilias nobles de 6uliquio, de +ama, de +aquinto, y de la áspera &taca, pretenden a mi madre y arruinan nuestra casa. Mi madre, sin embargo, no recha2a las nupcias, ni sabe poner $reno a este atropello, y mientras tanto estos odiosos
hombres consumen nuestra hacienda, y pronto acabarán conmigo mismo. / <#h dioses= 'stor, y luego rumbo a sparta, donde reina Menelao. Si uno y otro te dicen que tu padre está vivo, soporta todo esto un año más, aunque est's a?igido7 pero si acaso oyes que 'l ha muerto, vuelve sin dilación y levántale un t;mulo, hónralo con e"equias, y b;sc b;scal ale e a (en'l en'lop ope e un ma mari rido do.. una una ve2 ve2 que que todo todo es esto to es est' t' cump cumpli lido do,, me medi dita ta có cómo mo habr habrás ás de darl darles es muer muerte te a los los odio odioso soss pretendientes en el palacio, si abiertamente o con alg;n engaño, pues es preciso que de)es de comportarte como un niño: ya tu edad te lo impide. 1hora debo partir. T; sigue mis conse)os. 0uego uego de habl hablar ar,, la dios diosa a de o)os o)os glau glauco coss part partió ió raud rauda, a, volando como un pá)aro, in$undiendo en el alma de Tel'maco cora)e y esperan2a, y avivando en su mente el recuerdo de su padre. 1l verla, sospechó el hi)o de #diseo que no era un mortal con quien hab!a hablado. 0uego se dirigió a los pretendientes: /
CANTO II
>o bien surgió la hi)a de la mañana, os, de dedos sonrosados, Tel'maco salió de la cama, y luego de vestirse se puso al hombro la alada espada y colocó en sus pies las hermosas sandalias, y seme)ante a un dios en su sonom!a de)ó su habitación. 1cto seguido ordenó a los heraldos que llamaran al ágora a todos los aqueos, que muy pronto empe2aron a acudir. 1llá se dirigió, empuñando la lan2a de bronce y con dos perros sigui'ndole los pasos7 en el camino, (alas 1tenea adornó su gura con la gracia de los dioses, y cuando llegó al ágora, la gente lo miraba con asombro. 1ll! ocupó la silla de su padre, puesto que los ancianos le hicieron un lugar. lugar. sa era la primera ve2 que se convocaba a una asamblea, tras la part partid ida a de #dis #diseo eo.. Tel'm el'mac aco o pidi pidió ó la pala palabr bra, a, y (is'n is'nor or,, el heraldo, puso el cetro en sus manos: / Habitantes de &taca: no los he convocado para hablar de un asunto de orden p;blico, sino de una desgracia que ha ca!do sobre mi propio hogar7 pensándolo me)or, son dos mis cuitas: que he perdido a mi padre, que reinaba sobre todo su pueblo con amor paternal, ya es hecho conocido. (ero (ero ahora resulta que destruyen mi casa y acaban con mi hacienda los crueles pretendientes de mi madre, los hi)os de los nobles itacenses, sin que ella lo consienta: vienen todos los d!as a mi casa, nos deg8ellan los bueyes, se comen las ove)as y las cabras y beben locamente el ro)o vino en banquetes sin n, aprovechando que no está #diseo, que les har!a $rente si estuviera. 0es ruego, pretendientes de mi madre, por +eus y por
Temis, Temis, que se averg8encen ante sus vecinos y cesen en su ultra)e7 de lo contrario, habrá de perseguirlos la ira de los dioses, irritados por sus obras perversas. 6icho 6icho esto, esto, Tel' el'mac maco, o, $urios $urioso, o, su$rió su$rió un ataque ataque s;bit s;bito o de llanto, y arro)ó el cetro al suelo. Todo el pueblo, en silencio, sintió piedad por 'l, y hasta los pretendientes se quedaron callados, todos meno me noss 1nt! 1nt!no noo, o, que que era era el má máss inso insole lent nte, e, quie quien n co cont ntes estó tó co con n ásperas palabras: / Tel'maco, Tel'maco, has hablado con palabras encendidas7 modera tus impulsos y de)a de insultarnos. >o tenemos la culpa de lo que nos acusas: es tu madre quien nos ha dado $alsas esperan2as, que alienta con astucias. Hace tres años ya, y pronto vendrá el cuarto, que te)e una morta)a para que use 0aertes, el padre de #diseo, el d!a de su entierro. @<>o habrán de consentir, )óvenes pretendientes, que a hombre tan opulento se entierre sin morta)a=A, nos dec!a. 1s! nos persuadió, pero más tarde descubrimos que cada noche deste)!a todo lo que hab!a te)ido en la )ornada. >os tuvo en el engaño mucho tiempo: tres años. 0a descubrió una esclava. Tel'maco, escucha la respuesta que te damos a ti y a los demás ciudadanos: ord'nale a tu madre que regrese a la casa de su padre y que tome por esposo a qui'n 'l le aconse)e y a ella más le pla2ca. / 3%óm 3%ómo o podr podr!a !a,, 1nt! 1nt!no noo, o, e"pul "pulsa sarr de mi ca casa sa co cont ntra ra su voluntad a quien me dio la vida y me crió4 5ui2á murió mi padre, qui2á vive. Hasta que no lo sepa no he de restituir la dote de mi madre al vie)o Bcario. >o $uera cosa que #diseo regresara y las odiosas rinias se eno)aran conmigo. Camás dar' esa orden. 0o que les pido ahora es que salgan de mi casa, y que coman la hacienda de otro hombre o la propia, si quieren celebrar alg;n banquete. 1s! di)o Tel'maco, y +eus le envió dos águilas que echaron a volar desde la cima de un cercano monte. n el momento de llegar al ágor ágora, a, gira girarron velo velo2m 2men ente te y mira mirarron a todo todoss a la ca cara ra,, en presagio de muerte, antes de desgarrarse con las uñas la cabe2a y el cuello7 y luego se marcharon por la derecha, encima de las casas, y a trav's de la ciudad. l presagió de)ó a todos perturbados. l anci ancian ano o Ha Hali lite ters rses es,, que que sa sab! b!a a inte interp rprretar etar el vuel vuelo o de las las aves aves,, intentó señalarles sus $echor!as a los pretendientes. pretendientes. (ero estos no le hicieron caso alguno y se burlaron de 'l. Tel'maco pidió de nuevo la palabra: / (retendientes, conc'danme al menos una cosa: denme una buena nave con veinte compañeros. Br' a sparta y a la arenosa (ilo, a recabar noticias de mi padre. Si me dicen que vive y que ha de regresar, aunque estoy a?igido, soportar' todo esto un año más7 per pero si ac acas aso o es escu cuch cho o que que 'l ha muer muerto to,, al punt punto o volv volver er', ', le levantar' un t;mulo, lo honrar' con e"equias y casar' a mi madre. 1s! di)o Tel'maco, y luego tomó asiento. *na ve2 que hubo habl hablad ado, o, se leva levant ntó ó el buen buen M'nt M'ntor or,, am amig igo o de #dis #diseo eo,, y co con n benevolencia arengó a los presentes: / Habitantes de &taca, escuchen mis palabras. #)alá ning;n rey los los vuel vuelva va a gobe goberrnar nar co con n clem clemen enci cia a y )ust )ustic icia ia,, ya que que se han han
olvidado de #diseo, que reinaba sobre &taca con amor paternal. cr'an cr'anme me// no me eno) eno)an an tant tanto o los los ultr ultra) a)es es de es esto toss orgu orgullo lloso soss pretendientes, como me indigna el resto de ustedes itacenses, que contemplan, sentados en silencio, cómo estos, que son pocos, se salen con la suya, y no intentan reprenderlos reprenderlos con palabras. 0e respondió 0eócrito: / 35u' 35u' co cosa sass dice dices, s, M'nt M'ntor or,, inse insens nsat ato4 o4 Tus pala palabr bras as so son n vanas, porque estos nada pueden hacer contra nosotros. Si volviera #diseo de &taca en persona, e intentara e"pulsarnos de su casa, poco poco se aleg alegra rar! r!a a su mu)e mu)er, r, que que lo es espe pera ra,, pues pues all! all! mism mismo o le dar!amos muerte. 5ue a Tel'maco ayuden en su via)e Haliterses y M'ntor, amigos de su padre. si a m! me preguntan mi opinión, no creo que Tel' el'maco via)e a ninguna parte. Seguramente perman permanece ecerá rá sentad sentado o aguar aguardan dando do notici noticias as de su padre padre.. 1hora, 1hora, regresemos cada uno a su casa. 1s! di)o, y al punto concluyó la asamblea. Tel'maco se $ue apenado a la playa, y all! invocó a 1tenea, lamentándose de lo ocurrido en el ágora. 0a diosa de o)os glaucos escuchó su plegaria y apareció ante 'l tomando la apariencia del buen M'ntor: / Tel'maco, t; no serás en el $uturo cobarde ni imprudente, si es que has heredado el carácter de tu padre. Has de emprender tu via)e. >o te preocupes por los pretendientes, ni por sus insolencias, ni por los planes que mediten contra ti. (ara ellos, la muerte ya está cerca. Dete a tu casa ahora, y dispón las provisiones para el via)e, que yo me ocupar' de elegir una nave y buscar tripulación. Tras Tras o!r a la diosa, $ue a su casa Tel'maco, y encontró a los sobe so berb rbio ioss pret preten endi dien ente tess que que deso desoll llab aban an ca cabr bras as y as asab aban an unos unos cerdos en el patio. 1nt!noo nuevamente lo insultó, y el hi)o de #diseo, contrariado, ba)ó hasta la bodega de su padre, en donde se guardaba oro, bronce y vestidos y aromático aceite, y vasi)as de un dulc dulce e vino vino añe) añe)o, o, por por si volv volvie iera ra un d!a d!a #dis #diseo eo a su ca casa sa.. 0a guardiana de todo era uriclea, nodri2a y despensera de la casa. 1 ella le pidió que preparara las provisiones para el largo via)e. (ero la el nodri2a rompió en llanto y le di)o: /
%uando se hi2o de noche, 1tenea acudió al palacio de #diseo, y les in$undió el dulce sueño a los pretendientes, hasta tal punto que las copas se les ca!an de las manos. Se apresuraron todos a volver a sus casas a acostarse, y el sueño no tardó en cerrarles los párpados. Tomando Tomando la gura de M'ntor, 1tenea e"hortó a Tel'maco a partir: / <s momento, Tel'maco= Te esperan ya tus compañeros en los bancos bancos listos para remar, remar, aguardando aguardando tus órdenes. órdenes. Damos, no retrasemos retrasemos más el via)e. *na ve2 en la orilla, cargaron las vituallas en la nave. l hi)o de #diseo tomó asiento en la popa, y a su lado 1tenea, mientras los compañeros quitaban las amarras y ya se dispon!an en los bancos. 0a diosa de o)os glaucos les envió un viento próspero, el %'ro, que sobre el mar vinoso soplaba suavemente. %uando ya se ale)aban de la costa, hicieron libaciones a los dioses, en especial a (alas 1tenea. la nave siguió su curso establecido toda la noche y la siguiente aurora.
CANTO III
l sol ya se elevaba tras surgir de la hermosa laguna, por el cielo de bronce, llevándoles la lu2 a dioses y a hombres, cuando arri arribó bó Tel'm el'mac aco o co con n su trip tripul ulac ació ión n a la aren arenos osa a (ilo (ilo,, la ciud ciudad ad construida por >eleo. Hallaron en la orilla a los pilios, que hac!an sacricios a (oseidón, el dios que sacude la tierra: hab!a nueve grupos de quinientos hombres, y cada grupo estaba sacricando nueve toros negros. Tel'maco y los suyos anclaron en el puerto y saltaron a tierra, 1tenea primero, y Tel'maco despu's. 0a diosa de o)os glaucos as! di)o: / Tel'maco, ya no debes mostrar verg8en2a en cosa alguna, tras tras cru2ar cru2ar el oc'ano oc'ano buscan buscando do in$or in$ormac mación ión sobre sobre tu padre padre.. >o demores, preg;ntale directamente a >'stor, domador de caballos7 veamos qu' noticias tiene para darte. 1 esto di)o Tel'maco: / M'ntor, 3cómo podr!a acercarme hasta 'l4 3%ómo podr!a ir a saludarlo4 1unque yo soy discreto, siente verg8en2a un )oven de interrogar a un vie)o. repuso repuso la diosa: / 1lgu 1lguna nass co cosa sass han han de oc ocur urr! r!rs rset ete e so sola las, s, y otra otrass ha de inspirártelas un dios, pues has nacido y te has criado con el $avor de los dioses. 6e eso estoy seguro. 0uego de este intercambio, emprendieron la marcha guiados por la diosa, hasta llegar al sitio donde estaban reunidos los varones de (ilo. 1ll! se hab!a sentado >'stor )unto a sus hi)os, y en torno a 'l los pilios preparaban un $est!n de abundante carne asada. 1penas vieron que ten!an hu'spedes, los pilios se acercaron para estrechar sus manos. (is!strato, que era uno de los hi)os de >'stor se adelantó a los otros. otros. 0os saludo saludo y los invitó al banquete, y señaló unas pieles dond donde e toma tomarr as asie ient nto o )unt )unto o a su padr padre e >' >'st stor or y a su her herma mano no Trasimedes. Trasimedes. (is!strato sirvió una copa de vino y se la dio a 1tenea, diciendo estas palabras: / 1l2a tus ruegos, hu'sped m!o, al soberano (oseidón, puesto que celebramos en su honor este banquete. Tras libar de la copa, y hecho el ruego, pásale el dulce vino a tu compañero para que tambi'n 'l pueda beber, invocando a los dioses inmortales, porque todos los hombres necesitan de ayuda de los dioses. Tras Tras reali2ar las libaciones, 1tenea y Tel'maco comieron y bebieron a sus anchas. *na ve2 que estuvieron satis$echos, as! les habló >'stor: / 1hora que han comido y han bebido, la ocasión es propicia para interrogarlos. interrogarlos. 35ui'nes son, $orasteros4 $orasteros4 36e dónde vienen, tras navegar por los h;medos caminos4 31 qu' se debe su visita4 l prudente Tel'maco, a quien hab!a in$undido en su alma cora)e la diosa de o)os glaucos, para que preguntara sobre el padre y adquiriese gloriosa $ama entre los hombres, respondió: respondió: / >os preguntas, 'stor=, de dónde hemos venido, y yo te lo dir': de &taca, situada al pie del monte >eyo, y lo que aqu! nos trae no es un asunto p;blico, sino particular. 6e todos los guerreros que lucharon en Troya se sabe el paradero: algunos están muertos y
otros viven. Sin embargo, la suerte de #diseo, mi padre, +eus nos ha prohibido conocerla: nadie puede decirnos claramente en dónde pereció, si en el mar o en la tierra. (or eso abra2o tus rodillas, >'stor, por si pudieras darme in$ormación sobre su muerte. 1 esto respondió el insigne >'stor: / 'stor= %on )usticia tomó vengan2a #restes. 6i$undirán sus hechos los aqueos, cubri'ndolo de gloria. #)alá a m! los dioses me in$undieran $uer2as para vengarme de los pretendientes que me insultan y traman maldades contra m!. 6i)o el insigne >'stor: / 0a noticia ha llegado a mis o!dos de que los pretendientes de tu madre cometen tropel!as en tu casa. 35ui'n sabe si tu padre los vengará alg;n d!a4 #)alá que la diosa de o)os glaucos, la divina 1tene tenea, a, te as asis ista ta co como mo ante antess hi2o hi2o co con n #dis #diseo eo.. (ero ero no pier pierda dass tiempo. Duelve ahora a la nave, o si acaso deseas ir por tierra, aqu! tienes tienes un carro carro con corceles, corceles, y ve a 0acedemoni 0acedemonia, a, a visitar visitar al rubio Menelao. Mis propios hi)os te acompañarán. 0uego de estas palabras cayó el sol y se hi2o de noche. 1l notar que Tel'maco y la diosa se dispon!an a volver al barco, >'stor los retuvo: / 5ue +eus no permita que duerman en la nave, no $altando en mi casa lechos ni lindas colchas. l hi)o de #diseo no dormirá en las planchas de cubierta mientras yo viva o queden mis hi)os en mi casa para honrar a mis hu'spedes. 1s! di)o 1tenea, la de los o)os glaucos: / Fien ien has habla ablad do, ancia ncian no, y es co conv nven enie ient nte e que te obede2ca Tel'maco. Te seguirá a tu casa para pasar la noche. o volver' a la nave, )unto a los compañeros, a n de darles ánimo y de)ar todo listo. 6ormir' all! unas horas, y no bien amane2ca me
marchar' al pa!s de los caucones, donde tengo una deuda por cobrar. T; env!a al muchacho a sparta, con uno de tus hi)os7 dale tu me)or carro carro y los caballos más $uertes y veloces. 6icho esto, la diosa se trans$ormó en un águila, y se marchó volando, maravillando a todos. l anciano, perple)o por lo que hab!a visto, pronunció estas palabras: / <1migo= a no temo que puedas ser cobarde o d'bil en el $uturo, puesto que de tan )oven te acompañan los dioses. (orque esa no era otra que (alas 1tenea, que siempre estuvo al lado de tu padre. >o bien bien se most mostrró os, os, de dedo dedoss so sonr nros osad ados os,, hi)a hi)a de la mañana, >'stor sacricó )unto a sus hi)os una hermosa novilla a (alas 1tenea, que tanto lo hab!a honrado visitando su casa. *na ve2 celebrado el sacricio, les ordenó a sus hi)os preparar los caballos y el carrua)e, y pidió a la despensera que tra)era vituallas dignas de los reyes. Tel'maco subió al e"celente carro, y )unto a 'l (is!strato, quie quien n tomó tomó las las rien rienda dass y a2ot a2otó ó a los los ca caba ball llos os,, que que part partie ierron surcando surcando la llanura. 1l arribar a 9eras, el sol ya se pon!a. 1ll! durmieron esa noche, hu'spedes de 6iocles, quien los recibió con gusto. (ero al amanecer prepararon el carro y se pusieron en camino, y al n de la )ornada llegaron a una $'rtil llanura donde el via)e terminaba: tan rápido corr!an los caballos. luego el sol se puso, y las sombras cubrieron los caminos.
CANTO IV
>o más llegar a sparta, la de valles pro$undos, dirigieron sus pasos al palacio del rubio Menelao, quien se encontraba all! con amigos, de esta por las bodas de su hi)o y su hi)a. Mientras todos go2aban del banquete, un aedo divino cantaba acompañado de la c!tara, y un d;o de bailarines recorr!a la sala al ritmo de la m;sica entre la muchedumbre, como entretenimiento. 1l notar la presencia de los dos compañeros, los hicieron sentar y les sirvieron abundante comida y ro)o vino. l rubio Menelao, saludándolos con la mano, les di)o estas palabras: / %oman y regoc!)ense. 6espu's que hayan comido nos dirán qui'nes son entre los hombres, pues se advierte que son hi)os de reyes por su estampa y gura. 6icho esto, les dio a probar un tro2o de suculento lomo asado, que solo a 'l le hab!an servido. 0os )óvenes comieron y bebieron, y cuando se saciaron Tel'maco acercó la cabe2a a (is!strato para no ser o!do, y le di)o estas cosas: / <#bserva, hi)o de >'stor, buen amigo, cómo reluce el bronce en el palacio, a la par del electro, la plata y el marl= 1s! debe de ser por dentro la morada del ol!mpico +eus. l rubio Menelao oyó lo que dec!an y los amonestó: / ing;n mortal se puede comparar con el divino +eus, cuya hacienda es eterna= s cierto, sin embargo, que entre los hombres hombres no hay quien me aventa)e en rique2as, tantos son los tesoros que tra)e en mis nav!os, tras pasar muchas penas y andar errante mucho, por %hipre, por gipto, por 9enicia, por 0ibia, por Sidón, por tiop!a, al regreso de Troya. (ero o)alá viviera en mi palacio con la tercera parte de mis bienes, y se hubiesen salvado los que que hall hallar aron on la muer muerte te en la ciud ciudad ad de (r!am r!amo o. (or todo todoss me entriste2co, pero por nadie lloro como por #diseo, quien más su$rió de todos. Seguramente penan por 'l su vie)o padre, 0aertes, la
discreta (en'lope y Tel'maco, su hi)o, a quien de)ó reci'n nacido en casa. 1s! habló y en Tel'maco se despertó el deseo de llorar, al escuchar que hablaban de su padre. -odó por sus me)illas una lágrima , y levantó el muchacho el manto color p;rpura, para cubrirse el rostro. >o de)ó de advertirlo Menelao, y meditó en su mente si deb!a esperar a que Tel'maco mencionara a su padre, o si ser!a me)or interrogarlo. ntre tanto, su esposa, la bell!sima Helena, sali sa lió ó de su apos aposen ento to per$ per$um umad ado o y tomó tomó as asie ient nto o al lado lado de su esposo. esposo. 1l ver a los dos )óvenes, as! lo interrogó: interrogó: / 3Sabemos, Menelao, qui'nes son esos hombres que han llegado hasta nuestra morada4 1caso me equivoque, pero nunca he visto un parecido seme)ante, en mu)er, hombre o niño, como el que guarda este )oven con #diseo. 1 lo que contestó el rubio Menelao: / a se me hab!a ocurrido lo que estás sugiriendo. Sus pies, sus manos, su mirada, la cabe2a y los cabellos son los mismos de aqu' aqu'l. l. adem además ás,, hace hace un rato rato,, rec ecor orda dand ndo o a #dis #diseo eo,, vi có cómo mo lagrimeaba este muchacho7 de hecho, se cubrió con el purp;reo manto para evitar ser visto. 0uego di)o (is!strato: / <#h Menelao, conductor de pueblos= ste que ves, por cierto, es Tel'maco, el hi)o de #diseo. (ero porque es discreto y decoroso ha sentido pudor de hablar en tu presencia. %on 'l me env!a >'stor soy su hi)o, (is!strato/, pues Tel'maco busca tu conse)o7 muchos males padece en casa el hi)o cuyo padre está ausente si no hay nadie que lo au"ilie, como le ocurre a 'l: su padre $alta en &taca, y no hay en todo el pueblo quien lo asista en la desgracia. %ontestó Menelao: / <#h dioses= Ha llegado a mi morada el hi)o del varón amado que por m! sostuvo tantas luchas, y a quien hab!a prometido honrar por encima de todos los aqueos, si acaso regresaba. o le habr!a asignado una ciudad, en 1rgos, para que la habitase, y se hiciera un palacio, y tra)era a los suyos y a su pueblo, para que nos reuni'ramos con regularidad. habr!amos sido siempre amigos y $elices, sin que nada pudiera separarnos, a e"cepción de la muerte, si alg;n dios envidioso no lo hubiera privado, a 'l y solo a 'l, de volver a la patria. He visto muchas tierras y conocido di$erentes pueblos, pero nunca vi a nadie como 'l, ninguno con su cora2ón y con su ingenio. <0as ha2añas que en Troya reali2ó= 0o ;ltimo que supe de 'l es que se hallaba prisionero en la isla de %alipso. l anciano (roteo, que habita cerca de la costa egipcia, me lo hi2o saber, cuando yo regresaba con mis naves, tras a$rontar peligros incontables. 1cto seguido, el rubio Menelao les contó su regreso plagado de peligros y penurias. %uando al n su relato concluyó, se hab!a hec echo ho muy muy tar ard de, y Helen elena a enco encom mendó endó a sus sus esc scla lav vas que que disp dispus usie iera ran n ca cama mass para para sus sus invi invita tado dos. s. n ella ellass se ac acos osta tarron
Tel'maco Tel'maco y (is!strato, y el rubio Menelao y la divina Helena se $ueron a su cuarto. >o bien bien se most mostrró os, os, de dedo dedoss so sonr nros osad ados os,, hi)a hi)a de la mañana, Menelao se levantó del lecho y $ue a sentarse al lado de Tel'maco. Tel'maco. 0uego 0uego de saludarlo, le di)o estas palabras: palabras: / 5u'd 5u'dat ate e en mi pala palaci cio o algu alguno noss d!as d!as má más. s. 0uego uego te irás irás reple repleto to de regal regalos: os: tres tres caball caballos, os, un carro carro espl'n espl'ndid dido, o, una copa copa labr labrad ada a para para que que haga hagass liba libaci ción ón a los los dios dioses es inmo inmort rtal ales es,, y te acuerdes de m! todos los d!as. 1 lo cual el discreto Tel'maco repuso: / o pasar!a un año )unto a ti sin e"trañar mi casa ni a mis padr padres es:: tan tan dele deleit itos osas as so son n par para m! tus tus pala palabr bras as.. (ero ero no me retengas, porque mis compañeros han de estar impacientes en la arenosa (ilos. 0os caballos que o$reces, mucho los agrade2co, pero no he de llevarlos: solo hay cabras en &taca, no es tierra de caballos. 1s! habló Tel'maco, y el rubio Menelao le hi2o una caricia en la cabe2a y di)o: / Hi)o m!o, se muestra en tus palabras que eres de sangre noble. Te dar' otro regalo, el más hermoso ob)eto y el más caro que hay en mi palacio: una vasi)a de plata bien labrada, con los bordes de oro, obra de He$esto, que me dio el h'roe 9'dimo, el rey de los sidonios, cuando volv!a a casa y me detuve en sus tierras. s eso lo que quiero regalarte. Mientras as! dec!an, los invitados iban arribando al palacio. *nos *nos tra! tra!an an ove) ove)as as y otr otros vino vino,, que que rec econ on$o $ort rta a el ánim ánimo. o. Sus Sus esposas ven!an con el pan, tocadas las cabe2as con espl'ndidas cintas. 1s! se preparaba la comida. n &taca, entre tanto, en el palacio de #diseo, se divert!an los viles pretendientes lan2ando )abalinas y discos en el patio. 1nt!noo y ur!maco, que por lina)e eran los cabecillas, permanec!an sentados. >oemón, hi)o de 9ronio, quien le hab!a prestado a Tel'maco Tel'maco la nave, se acercó a donde estaban y le preguntó a 1nt!noo: / 1nt! 1nt!no noo, o, 3sab 3sabem emos os por por vent ventur ura a cuán cuándo do pien piensa sa volv volver er Tel'maco Tel'maco de (ilo4 Se marchó marchó con mi nave y ahora la necesito. Se quedaron atónitos cuando escucharon esto, dado que no sab!an del via)e de Tel'maco. 1l n contestó 1nt!noo: / -esponde y s' sincero. 3%uándo se $ue y con qui'nes4 -eplicó >oemón: / Bban con 'l los )óvenes más egregios del pueblo. 0os lideraba M'ntor, o tal ve2 $uera un dios, puesto que ayer lo vi por aqu! nuevamente, habiendo ya partido la nave de Tel'maco. 6icha ichass esta stas pala palab bras as,, >o >oem emó ón se mar arch chó ó. 1nt!n nt!no oo y ur!maco, con ánimo irritado, llamaron a los otros, que de)aron sus )uegos para o!rlos. 1s! les habló 1nt!noo, col'rico, con $uego en la mirada: / <#h <#h dio diose sess=
reunir a los me)ores en su tripulación. 6e aqu! en más deber!amos precavernos de 'l7 o)alá quiera +eus acabar con su vida antes de que que ma madu durre. (ero, ero, o bien bien tuvo tuvo noti notici cia a de lo que que suce suced! d!a, a, el co cora ra2ó 2ón n se le llen llenó ó de angustia y ya no pudo contener el llanto. %uando logró calmarse, se puso ropas limpias, y se marchó a su cuarto )unto a sus criadas. Tras llenar una cesta con granos de cebada, le dirigió esta s;plica a (alas 1tenea: / <yeme hi)a de +eus, t; que llevas la 'gida= Si alguna ve2 te hi2o sacricios el astuto #diseo dentro de este palacio, no te olvides de ellos y protege a mi hi)o, y aparta a los perversos y orgullosos pretendientes. 1quella misma noche, la diosa de o)os glaucos apareció en sus sueños, tomando la gura de una hermana de (en'lope, B$tima, y le habló de esta $orma: / (en'lope, no temas. 0os dioses no permiten que llores y te angusties. Tu hi)o ha de volver, pues nunca ha cometido o$ensa contra ellos: 1tenea ha escuchado tus plegarias. >o bien le di)o esto, la gura de B$tima se disipó en el aire, y por por la ce cerrradu radura ra de la puer puerta ta de)ó de)ó la habi habita taci ción ón.. Se desp desper ertó tó (en'lope, (en'lope, aliviada, puesto que un sueño claro la hab!a visitado entre las sombras de la noche. Mientras tanto, los viles pretendientes se hab!an embarcado, y surcaban la l!quida llanura, meditando en su ánimo la muerte de Tel'maco. Tel'maco. Hay en el mar, entre &taca y la escarpada Samos, una isla pedr pedreg egos osa a a la que que llam llaman an Este Esteri ris: s: all! all! los los pret preten endi dien ente tess se emboscaron aguardando a Tel'maco.
CANTO V
os se levantaba de su lecho, de)ando que Titón les llevara la lu2 lu2 a mort mortal ales es e inmo inmort rtal ales es,, cuan cuando do los los dios dioses es co conv nvoc ocar aron on a asamblea, presidida por +eus, el que truena en el cielo. 1tenea, trayendo a la memoria las muchas peripecias de #diseo, les contó a
las deidades cómo el h'roe se hallaba prisionero en el palacio de la nin$a %alipso: / <(adre +eus= <9elices dioses inmortales= #)alá ning;n rey los vuelva a gobernar con clemencia y )usticia, pues no se acuerda nadie entre los itacenses del divino #diseo, que reinaba en la isla con amor paternal. Se encuentra prisionero en una isla, cautivo en el palacio de la nin$a %alipso7 el regreso a la patria es imposible, porque le $altan naves y una tripulación que lo condu2ca por las anch anchas as es espa pald ldas as del del oc oc'a 'ano no.. por por si $uer $uera a poco poco,, los los crue cruele less pretendientes de su esposa buscan matar al hi)o, que ha ido a la sagrada (ilo y luego a sparta en busca de noticias de su padre. sto contestó +eus, que amontona las nubes: / 35u' tonter!as son esas, hi)a m!a4 3>o hab!amos convenido que #diseo volviera y se vengara de ellos4 1compaña a Tel'maco para que vuelva sano sano y salvo a casa, casa, y que los pretendientes pretendientes en la nave tengan que regresar sin cumplir su ob)etivo. 6iri 6irigi gi'n 'ndo dose se a He Herrme mes, s, su hi)o hi)o am amad ado, o, le habl habló ó de es esta ta manera: / a que eres mensa)ero, ve a casa de %alipso y dile que los dioses han decretado esto: que #diseo regrese a su morada. Dolverá en una balsa, sin ayuda de hombres o de dioses. (asará (asará por la tierra de los $eacios, quienes le harán honores, brindándole una nave cargada de rique2as para volver a &taca. Su destino es volver entre los suyos. l mensa)ero Hermes no desobedeció el pedido de su padre: se colocó en los pies las hermosas sandalias de oro con que pod!a volar sobre la tierra y el oc'ano, rápido como el viento7 empuñó su cayado con el que era capa2 de dormir o despertar los o)os de los hombres, y luego emprendió el vuelo a toda prisa, como hacen las gaviotas cuando pescan, mo)ándose las patas en su vuelo rasante. %uando llegó a la isla de %alipso, prosiguió su camino hasta la vasta gruta que ten!a por casa. -odeaba su morada un $'rtil bosque, y aves de todo tipo anidaban en las ramas de los árboles. Cunto a la honda cueva hab!a una hermosa viña cargada de racimos. Manaban cuat cuatrro $uen $uente tess cris crista tali lina nas, s, que que regab egaban an los los $res $resco coss prad prados os de violetas que hab!a alrededor. ra tan agradable el panorama, que hasta un dios que llegara a esos para)es se maravillar!a. Halló a %alipso en casa. 1dentro de la gruta, ard!a en el hogar un $ueg $uego o ac acog oged edor or,, y el ce cedr dro o al cham chamus usca cars rse e per$ per$um umab aba a el ambiente. 1l tiempo que te)!a, entonaba %alipso con melodiosa vo2 una canción. >o bien vio a entrar a Hermes, supo qui'n era 'l, pues por le)os que que vivan, los dioses dioses se conocen entre s!. (ero (ero no halló a #diseo, que lloraba en la playa con los o)os en vano )os en el oc'ano. %alipso hi2o sentar al mensa)ero, y le sirvió ambros!a y ro)o n'ctar. n'ctar. *na ve2 que comió y bebió le di)o esto: / 3(or qu', querido Hermes, vienes a mi morada, cuando antes no sol!as $recuentarla4 Hermes Hermes le contestó:
/ >o es por mi voluntad que te visito, sino siguiendo órdenes de +eus. Il dice que contigo hay un varón, el más in$ortunado de cuantos combatieron en la guerra de Troya durante nueve años. l viento y el olea)e lo tra)eron aqu! cuando intentaba regresar a casa. +eus te ordena que lo de)es ir, puesto que su destino no es morir le)os de su $amilia, sino verlos de nuevo y regresar. Se estremeció %alipso y respondió: / <5u' crueles y celosos son los dioses= Se irritan contra m! porque amo a un mortal, cuando #rión amó a os, y la diosa 6em'ter a asión, y cuando quien hundió la nave de #diseo en el oc'ano no $ue otro que +eus. n el medio del mar murieron todos sus compañeros: no quedó ninguno. Il solo llegó aqu!, tra!do por el viento y el olea)e. o misma lo cuid' y lo aliment', y le hice la promesa de una vida eterna si decid!a quedarse )unto a m!. (ero no me es posi posibl ble e co cont ntra rari riar ar los los desi design gnio ioss de +eus +eus.. 6e)a 6e)arr' que que se marche como me has ordenado. (ero antes le dir' cómo llegar a tierra sano y salvo. 1s! di)o %alipso, y Hermes se marchó con la tarea cumplida. 0a nin$a $ue a la playa, donde encontró a #diseo llorando sin cesar: anhelaba el regreso, y aunque %alipso estaba enamorada de 'l, no la correspond!a. Se pasaba los d!as sentado en unas rocas de la play playa, a, co con n los los o)os o)os clav clavad ados os en vano vano en el oc oc'a 'ano no,, llor lloran ando do y suspirando. suspirando. 0e habló de esta manera: / 6esdichado #diseo, no te lamentes más ni consumas tu vida de esta $orma, puesto que de buen grado te de)ar' que partas. %orta grandes maderos y ensámblalos con bronce para hacerte una balsa, que llenar' con pan y agua y ro)o vino, que regoci)a el ánimo, y te dar' vestidos para cubrir tu cuerpo. Har' que sople un viento $avorable que te lleve a tu patria sano y salvo, si lo quieren los dioses de ese modo. 1l o!r a la nin$a, el prudente #diseo se estremeció y le di)o: / 6iosa, seguramente tramas algo y no creo que sea mi partida/ enviándome a surcar en $rágil balsa los abismos del mar, terrible y peligroso, que otras naves de buenas proporciones proporciones y velas, a las que el mismo +eus asistió con su soplo, no han logrado cru2ar tan $ácilmente. >o subir!a a tu balsa, salvo que me )uraras que no tramas causarme ning;n mal. 0a dios diosa a le so sonr nrió ió y le ac acar aric ició ió la ma mano no,, dici dicien endo do es esta tass palabras: / 1stuto eres por cierto. (or Gea y por el cielo que la cubre, y por las aguas subterráneas de la stigia, )uro que no maquino contra ti ning;n daño. se es el )uramento más solemne que puede hacer un dios. s cierto que quisiera tenerte aqu! conmigo para siempre, pero tambi'n entiendo que deseas regresar con tu esposa y con los tuyos. le di)o #diseo: / Fien sabes que (en'lope, que es de sangre mortal, no puede competir en hermosura y garbo contigo. Sin embargo, yo añoro d!a a d!a regresar a mi casa con los m!os.
1s! habló abló,, y la noc och he so sobr brev evin ino o. Se $uer $uero on a aco cost star ar,, dis$ dis$ru ruta tand ndo o los los goce gocess del del am amor or,, y cuan cuando do sa sali lió ó el so soll dier dieron on comien2o a los preparativos. %uatro d!as despu's, la balsa estaba lista. 1l quinto d!a %alipso de)ó que se marchara, no sin antes lava lavarl rlo o y vest vestir irlo lo co con n ropas opas per$ per$um umad adas as,, y envi enviar arle le una una bris brisa a $avorable. %ontento desplegó las velas #diseo y navegó en el mar por diecisiete d!as. 1l d!a dieciocho, ya era capa2 de ver los montes del pa!s de los $eacios. (ero hete aqu! que (oseidón volv!a entonces de tiop!a, y pudo ver de le)os a #diseo. l dios, lleno de cólera, sacudió la cabe2a y se di)o a s! mismo: / (arece (arece que los dioses han cambiado cambiado de idea con res respecto pecto a #diseo mientras yo estaba ausente. a está cerca el pa!s de los $eacios, donde el destino quiere que se libre de todos sus pesares. (ero (ero sospecho que le queda a;n un su$rimiento más. 6i)o, y echando mano a su tridente )untó las nubes y agitó las olas, e hi2o soplar un viento huracanado. 6e nubes de tormenta cubr cubrió ió el mar y la tier ierra, y de un momen omento to a otro tro la noch noche e sobrevino, sobrevino, al tiempo que unas olas gigantescas sacud!an la barca de #diseo, quien en la tempestad se que)ó amargamente: / <1y= 35u' será de m!4 (arece que las predicciones de la diosa han sido equivocadas. 1hora me espera una terrible muerte. #)alá con los otros que cayeron en Troya hubiera perecido: habr!a sido me)or que este nal sin gloria. Mientras dec!a esto, una ola gigantesca tumbó la embarcación. l h'roe $ue arro)ado en medio del oc'ano, mientras un torbellino destru!a la nave. (ermaneció #diseo mucho tiempo en el agua. %uando al n emergió, escupiendo agua amarga, atravesó las olas y se asió a lo que quedaba de la balsa, que era arrastrada por la corriente a su anto)o. 1s! lo encontró Bno, la de los bellos pies, que hab!a sido mortal, y ahora viv!a en las pro$undidades del oc'ano. 1piadándose de 'l, emergió de las aguas y se posó en la balsa al lado suyo, diciendo estas palabras: / <6esdichado= 3(or qu' (oseidón que sacude la tierra se ha eno)ado contigo de este modo4 (ero por mucho que lo intente no logrará hacerte daño. Ha2 lo que te dir': qu!tate esos vestidos, abandona la balsa a merced de los vientos, y nada hasta la cosa. ste velo inmortal que voy a darte e"ti'ndelo deba)o de tu pecho y nada temas ya: no bien llegues a tierra despó)ate de 'l y arró)alo en el mar. Tras Tras darle el velo, Bno se sumergió en las aguas. n ese mismo instante, (oseidón levantó una ola colosal que cayó sobre el h'roe. 1$errado a un madero, se quitó los vestidos de %alipso y e"tendió el velo de Bno deba)o de su pecho. 6os d!as con sus noches anduvo as!, perdido por el mar, hasta que al n, al alba del tercero, las aguas se calmaron y vio tierra. %uando ya parec!a que llegaba a la orilla una ola gigante lo arro)ó
contra las rocas7 se habr!a hecho peda2os si 1tenea no hubiera intervenido, in$undiendo en su mente la idea de a$errarse a una saliente. %uando pasó la ola, siguió nadando en busca de una playa, hasta que llegó al n a la boca de un r!o, en donde al2ó una s;plica: / <yeme dios del r!o, quienquiera que t; seas= He llegado hasta ti escapando del mar embravecido: el que trama mi ruina es (oseidón. l r!o lo aceptó y lo llevó en su seno hasta la orilla. Se encontraba agotado: le $altaba el aliento, ten!a el cuerpo hinchado, y de su boca y su nari2 manaba agua salada. %uando al n respiró y pudo volver en s!, se quitó el manto y lo arro)ó en el r!o. Se lo llevó una ola haci hacia a el oc' c'an ano, o, y pronto onto estuv tuvo en manos anos de Bno nuevamente. ntonces #diseo se apartó del r!o, se inclinó al lado de unos )uncos y besó la tierra. 1gotado, se puso a buscar donde dormir, y se tendió entre dos arbustos. 0uego se cubrió con un manto de ho)a ho)ass ver verdes, des, y der derramó ramó 1tene tenea a el sueñ sueño o sa sana nado dorr so sobr bre e sus sus párpados, para que descansara de sus tribulaciones.
CANTO VI
Mientras as! dorm!a el paciente #diseo, rendido por el sueño y el cansancio, se dirigió 1tenea a la ciudad de los $eacios, donde reinaba 1lc!noo, 1lc!noo, a n de acelerar acelerar el regreso regreso del h'roe. h'roe. %uando llegó al pala palaci cio, o, entr entró ó en la habi habita taci ción ón dond donde e dor dorm!a m!a una una much muchac acha ha hermosa, seme)ante a los dioses en belle2a: era >aus!caa, hi)a del rey 1lc!noo. 0as ho)as de la puerta estaban entornadas, pero la diosa de los o)os glaucos se coló por la hendi)a como un soplo de viento y se ubicó )unto a la cabecera de la cama donde dorm!a >aus!caa. Tomando Tomando la gura de la hi)a de 6imante, que era una amiga suya, y de su misma edad, le di)o estas palabras: / >aus!caa, 3cómo puedes ser tan pere2osa4 Has descuidado tus espl'ndidos vestidos, y ya está cerca el d!a de tu boda, en que has de ataviarte con tus me)ores ropas y deberás vestir a tu corte)o de manera acorde. Dayamos, Dayamos, pues, cuando despunte el alba, a lavar tus tus vest vestid idos os en el r!o r!o. >o se segu guir irás ás so solt lter era a much mucho o tiem tiempo po.. Te pretenden los más nobles de los $eacios. 1penas amane2ca, dile a tu padre que te preste un carro para llevar tus ropas a lavar, que el r!o queda le)os. 6ichas estas palabras la diosa de o)os glaucos se encaminó al #limpo de regreso. os, de bello trono, llegó enseguida y despertó a >aus!caa, de hermos hermosa a cabell cabellera era.. 1dmir 1dmirada ada del sueño sueño que acabab acababa a de tener, tener, corrió por los salones del palacio en busca de sus padres, para poder poder contár contársel selo. o. Su madre madre,, )unto )unto al $uego, $uego, te)!a te)!a lana lana p;rpur p;rpura, a,
rodeada de sus siervas, y el padre se aprestaba para ir a reunirse en conse)o con los nobles $eacios. 6i)o >aus!caa a 1lc!noo: / 3(od 3(odr! r!as as orde ordena nar, r, quer querid ido o padr padre, e, que que me prep prepar aren en un carrua)e sólido, para que vaya al r!o a lavar mis vestidos7 y los tuyos tamb tambi' i'n, n, pues puesto to que que te co conv nvie iene ne es esta tarr bien bien atav atavia iado do cuan cuando do cele ce lebr bras as as asam ambl blea ea co con n los los má máss insi insign gnes es entr entre e los los $eac $eacio ios. s. Mis Mis hermanos tambi'n tienen necesidad de ropa limpia, y yo soy quien se encarga de lavarla. 1s! di)o >aus!caa, sin atreverse a hablar de casamiento. (ero su padre, comprendiendo todo, le otorgó de inmediato lo que le ped!a. #rdenó a los criados que dispusieran todo de inmediato, y pronto la princesa y sus doncellas se pusieron en camino. a a en la orilla del r!o, de l!mpida corriente, desuncieron desuncieron las mulas y las de)aron que pastaran libres. 6escargaron el carro y lavaron la ropa en las aguas pro$undas, pro$undas, y luego las tendieron encima de las rocas de la playa, para que se secaran. 1cto seguido se bañaron ellas, se per$umaron con lustroso aceite, y se pusieron a comer, sentadas en la orilla del r!o. 6espu's de la comida, >aus!caa y sus criadas se quitaron el velo para )ugar a la pelota un rato. Mientras )ugaban, la de bra2os n!veos, >aus!caa, entonó un canto. n eso la princesa le arro)ó la pelota con demasiada $uer2a a una de sus criadas y erró el pase, haciendo que el balón $uera a parar al r!o. 0as mu)eres a coro se pusieron a gritar, despertando al divino #diseo, que pensó: / 35u' clase de personas habitan esta tierra4 3Serán violentos y salva)es, salva)es, o acaso serán hospital hospitalarios arios y sentirán sentirán respeto respeto por por los dioses4 aquellas voces de mu)er que oigo, 3serán acaso nin$as4 Hablan Hablando do as! as!,, #diseo #diseo sal salió ió de su esc escond ondite ite entre entre aquell aquellos os arbustos y cortó una rama $rondosa para cubrir su desnude2. 1s! se apareció ante las doncellas, como un león salva)e, que se asustaron mucho, al verlo en ese estado, sucio y casi desnudo, con la piel arrugada por el sol y la sal y el cabello revuelto, y escaparon, todas menos >aus!caa, porque 1tenea le in$undió valor. #diseo dudaba entre implorarle de le)os, o abra2arse a sus rodillas. 1l nal decidió hablarse a la distancia, no $uera que >aus!caa lo )u2gara atrevido: / <#h reina, yo no s' si eres diosa o mortal, pero atiende mi s;plica= Si eres diosa te encuentro muy parecida a Ertemis, por tu hermosura hermosura y porte7 si eres mortal, dichosos son tu padre, tu madre y tus hermanos= Sus cora2ones deben rebosar de alegr!a cuando te ven bailar. 6e todos modos, estoy seguro de que el más dichoso será quien te despose y te lleve a su casa. s tanta tu belle2a que no me atrevo a ir adonde estás y abra2ar tus rodillas como suelen hacer los suplicantes, aunque me abruma una terrible pena. 1yer logr logr' ' sa sali lirr de las las gar garras ras del del ma mar, r, desp despu' u'ss de vein veinte te d!as d!as de penurias, a merced de las olas y los vientos, desde que en una balsa me ale)' de la isla de #gigia. 1hora el destino me ha tra!do hasta aqu!, y t; eres la primera persona que me encuentro. Te ruego que me des algo para que cubra mis verg8en2as. < que te den los dioses todo lo que deseas, un esposo, $amilia, y la $elicidad=
0e contestó >aus!caa, la de bra2os de nieve: / 9orastero, 9orastero, ya que no me pareces insensato ni vil, sabe que el padre +eus distribuye la dicha entre los buenos y los malos, y si te dio estas penas, deberás soportarlas con paciencia. 1hora que has llegado a esta ciudad, no ha de $altarte nada, ni ropa ni comida: has venido al pa!s de los $eacios, donde gobierna 1lc!noo, que es mi padre. 1s! habló. 1cto seguido les pidió a las criadas que le dieran una muda de ropa, y algo de comer y de beber. beber. stas obedecieron y le dieron un manto y una t;nica. l divino #diseo les pidió a las mu)eres que se ale)aran, pues sent!a gran verg8en2a de mostrarse desnudo en su presencia. 0uego de esto se bañó en el r!o, se quitó de los anchos hombros la sal del mar. luego de lavarse bien el cuerpo, se vistió con la ropa que le dieron. la diosa 1tenea hi2o que que par parec ecie iera ra má máss alto alto y má máss $or $ornido nido,, y em embe bell llec eció ió su ros ostr tro, o, derram derramand ando o la gracia gracia so sobr bre e 'l. 1s!, 1s!, respl respland andeci ecient ente e de belle2 belle2a, a, comió con avide2, puesto que hac!a mucho que ayunaba. Mien Mientr tras as tant tanto, o, >a >aus us!c !caa aa dobl dobló ó y guar guardó dó la ropa, opa, volv volvió ió a enganchar las mulas al carro carro y, tras montar, llamó a #diseo: / 9orastero, 9orastero, levántate: vamos a la ciudad, donde te llevar' a la casa de mi padre. padre. como eres discreto, discreto, voy a pedirte pedirte algo: que no subas conmigo en el carrua)e, sino que vayas caminando atrás, )unto con las criadas, para evitar los chismes. (ues en los pueblos siempre hay malas lenguas, que tal ve2 cuando vean que vienes con nosotras se pregunten: @35ui'n es este e"tran)ero tan apuesto que acompaña a >aus!caa4 3Ha encontrado marido en otra parte4 3Será por por es eso o que que desd desdeñ eña a a los los $eac $eacio ioss que que pret preten ende den n toma tomarl rla a por por esposa4 Ha2 lo que yo te diga: marcha detrás del carro )unto con las criadas, y a poco de llegar a la ciudad, cuando veas un bosque de álamos, aguarda aguarda all! sentado, mientras nosotras vamos vamos a casa de mi padre. cuando creas que ya hemos llegado, entra en la población y busca la morada de 1lc!noo, mi padre. Te será $ácil encontrarla, pues nadie entre los $eacios tiene otra tan espl'ndida, y hasta un niño podr!a señalártela. %uando llegues all!, pasa de largo el trono de mi padre, y abra2a las rodillas de la reina, mi madre. Si ella te recibe con $avorable ánimo, tambi'n lo hará mi padre , y podrás regresar regresar a tu patria muy pronto. 1s! habló y con el látigo hi2o andar a las mulas, que tiraron del carro. l sol ya se pon!a cuando entraron al bosque sagrado de 1tenea. 1ll! #diseo se detuvo solo, invocando a la diosa: / <sc;chame, indomable hi)a de +eus, ya que no nunca me o!ste cuando me maltrataba (oseidón, que sacude la tierra= (ermite que los $eacios me den la bienvenida y se apiaden de m!. sa $ue su plegaria, y la escuchó la diosa, pero se mostró delante de #diseo, pues tem!a a su t!o, (oseidón, que segu!a irritado con el h'roe.
CANTO VII
Mientras as! rogaba el paciente #diseo, >aus!caa iba en el carro carro a la ciudad. >o bien llegó a la casa de su padre, sus hermanos, hermanos, hermosos como dioses, corrieron a ayudarla. 6esuncieron las mulas y llevaron la ropa adentro de la casa, y ella se encaminó a su habitación, donde estaba la el urimedusa, la vie)a esclava que la hab!a amamantado y ahora le encend!a el $uego y preparaba su comida. n ese mismo instante se levantó #diseo para ir a la ciudad, y 1tenea, que tanto lo quer!a, lo envolvió en una nube: no $uera que un $eacio en el camino lo $uera a interrogar. interrogar. %uando llegó al poblado
se apar aparec eció ió la dios diosa a ante ante sus sus o)os o)os,, toma tomand ndo o la gur gura a de una una donc doncel ella la que que llev llevab aba a un cá cánt ntar aro o. l divi divino no #dis #diseo eo le hi2o hi2o es esta ta pregunta: / o mires ni interrogues interrogues a nadie en el camino: aqu! los $orasteros no son bien recibidos. 1s! hablo 1tenea, y condu)o a #diseo por las calles. >adie se percató de su presencia: una niebla cele eleste lo envolv!a. %ontemplaba los puertos y los barcos, el ágora y los grandes y altos muros con o)os asombrados. una ve2 que llegaron al palacio de 1lc!noo la diosa de o)os glaucos le di)o estas palabras: / s es este te,, $ora $orast ster ero, o, el pala palaci cio o que que busc buscab abas as.. 1dent dentrro encontrarás, celebrando un banquete, a los reyes: no temas, y entra ya. 6ich 6ichas as es esta tass pala palabr bras as,, la dios diosa a se ma marrchó chó. 1l lleg llegar ar a las las puertas del palacio, #diseo se detuvo: la morada de 1lc!noo reluc!a con el brillo del sol o de la luna. 1dornaban la entrada dos perros de oro y plata, que hab!a $abricado He$esto para 1lc!noo. 1dmirado, #diseo, penetró en el palacio, cubierto todav!a por la nube. 1s! llegó a la estancia donde estaban los reyes, y abra2ó las rodillas de la reina. n ese instante se es$umó la niebla, y todos los presentes enmudecieron de sorpresa al verlo. ntonces #diseo le dirigió esta s;plica a la reina: / 1rete, me presento ante tu esposo, y ante tus invitados y ante ti, tras muchos su$rimientos, y abra2o tus rodillas. <#)alá que los dioses les concedan una vida $eli2= He venido a pedirles una nave con su tripulación para que me condu2can de regreso a mi patria patria,, pues pues hace hace mucho mucho tiempo tiempo que ando ando erran errante, te, padeci padeciend endo o in$ortunios. dicho esto, #diseo se sentó al lado del hogar, en las ceni2as, en señal de a?icción. a?icción. Todos los invitados invitados permanec permanecier ieron on mudos, mudos, hasta que habló queneo, que en edad y elocuencia era el mayor de todos, arengándolos: arengándolos: / >o co corrres espo pond nde, e, 1lc! 1lc!no noo, o, que que un hu's hu'spe ped d per perma mane ne2c 2ca a sentado en las ceni2as. 6ale una buena silla, y manda a los heraldos que me2clen ro)o vino para o$recerle libación a +eus, dios de los suplicantes. que la despensera le traiga de comer. ntonces le tendió la mano el rey 1lc!noo al prudente #diseo, y le o$reció una silla bien labr abrada, en el lugar de su hi)o 0aodamante, que le cedió su puesto al $orastero. 0a despensera puso ante sus o)os pan y muchos man)ares, y todos los presentes bebieron y o$recieron libaciones a +eus, y una ve2 que concluyeron les di)o estas palabras el magnánimo 1lc!noo:
/ scu scuch chen en mis mis pala palabr bras as,, ca capi pita tane ness y pr!n pr!nci cipe pess $eac $eacio ios. s. Terminado Terminado el banquete, que cada uno vaya a dormir a su casa. Mañana, convocados los ancianos, hemos de decidir en asamblea cómo lo ayudaremos a volver a su patria, no sin antes cumplir con los los debe deberres de la hosp hospit ital alid idad ad y o$r o$rec ecer erle less a las las divi divini nida dade dess hermosos sacricios. 1s! di)o, y los $eacios estuvieron de acuerdo en ayudar al hu'sped a volver a la patria. Hechas las libaciones, y tras haber bebido cada uno cuanto le vino en gana, volvieron a sus casas. l divi divino no #dis #diseo eo se qued quedó ó en el pala palaci cio, o, )unt )unto o al rey y la reina eina,, mientr mientras as que las esc esclav lavas as levant levantaba aban n las mes mesas. as. 0a prime primera ra en hablar $ue 1rete, pues al ver las ropas de #diseo hab!a reconocido la t;nica y el manto que hab!a te)ido )unto a sus esclavas: / 1nte todo, o dices que llegaste errante por los mares4 l astuto #diseo as! le respondió: / 6i$!cil me ser!a, aus!caa, seme)ante a una diosa. 0e rogu' protección y me la dio, haciendo gala de una discreción inusual a su edad. Me o$reció de comer y de beber, hi2o que me lavaran en el r!o y me entregó estas ropas. 1 pesar de mis penas, te he dicho la verdad de todo lo ocurrido. 1s! di)o #diseo, y 1lc!noo respondió:
/ Hu'sped, no $ue discreta por completo mi hi)a, puesto que no te tra)o personalmente a casa. 0e contestó #diseo: / o no quisera,
CANTO VIII
>o bien surgió la hi)a de la mañana, os, la de dedos rosados, salió del lecho 1lc!noo, al tiempo que #diseo tambi'n de)aba el suyo. 1mbos se dirigieron hacia el ágora, que hab!an construido los $eacios )unto al puerto, donde tendr!a lugar una asamblea. Mientras tanto, 1tenea, tomando la gura de un heraldo de 1lc!noo, recorr!a las calles, incitando a los )e$es y a los nobles a encaminarse al ágora: / o s' qui'n podrá ser el $orastero que llegó a mi casa tras andar tanto tiempo errante por los mares, ni si viene de oriente o de occidente. ahora nos pide ayuda para volver a casa con los suyos: es menester que lo ayudemos, como en el pasado hicimos con tantos otros en el mismo trance. chemos, pues, al mar un barco no estrenado con cincuenta y dos )óvenes, de los me)ores entre los $eacios, que llevarán los remos. 0uego vayamos todos a mi casa y dis$ dis$ru rute temo moss de un banq banque uete te regio egio,, en home homena na)e )e al hu's hu'spe ped. d. llamen a 6emódoco, el aedo divino, a quien los dioses otorgaron su don. 1s! hablo, y #diseo y los nobles $eacios lo siguieron, y en el palaci palacio o comen2 comen2ó ó el banque banquete, te, tras tras hacer hacer sac sacri ricio cios. s. *n herald heraldo o condu)o hasta la sala al aedo 6emódoco, quien hab!a recibido de los dioses un bien y una desgracia al mismo tiempo: le quitaron la vista, pero a cambio le otorgaron el canto. una ve2 que comieron y bebieron cuanto les vino en gana, las Musas inspiraron al aedo a celebrar la gloria de dos h'roes $amosos, #diseo y 1quiles, y a cantar la disputa que tuvieron en medio de un banquete en honor de los dioses. 1l o!rlo, a #diseo le brotaron las lágrimas, y se cubrió la cara con el manto, pues sent!a verg8en2a de llorar delante de los $eacios. 1 pesar de su es$uer2o por ocultar las lágrimas, 1lc!noo, que estaba )unto a 'l, se dio cuenta, y habló de esta manera a los $eacios: / scuchen, capitanes y pr!ncipes $eacios. %omo ya hemos dis$rutado del banquete y del canto, salgamos y midamos nuestras $uer2as en competencias de distinto tipo, de modo que, al volver entre los suyos, el hu'sped les reera a sus amigos cómo nos destacamos los $eacios en la lucha, en el salto y las carreras.
1s! di)o, y salió y todos lo siguieron. l heraldo tomó de la mano ano a 6em 6emódoco doco y lo co con ndu)o du)o a$ue a$uerra de la ca cassa, par ara a que que presenciara presenciara los )uegos con los otros. %omp %o mpit itie ierron los los )óve )óvene ness en di$e di$errente entess prue prueba bas: s: pugi pugila lato to,, carreras, lan2amiento de disco y luchas. 6espu's tuvo lugar una e"ce cele lent nte e e"hib "hibic ició ión n de bail baile, e, que que desp desper ertó tó la admi admira raci ción ón el hu'sped y los $eacios por igual. 1l concluir los )uegos y la dan2a, 1lc!noo habló as!: / scuchen capitanes y pr!ncipes $eacios. 6emos a nuestro hu'spe hu'sped d un regalo, egalo, como como lo e"ige e"ige la hospit hospitalid alidad. ad. Treces reces reyes reyes gobiernan a este pueblo, y yo soy el primero entre mis pares. 5ue cada uno traiga un manto y una t;nica y un talento de oro, para que se le alegre el cora2ón. 1s! habló, y todos lo aplaudieron, pidiendo acto seguido a los heraldos que tra)eran los regalos. 1lc!noo les mandó que tra)eran un co$re muy hermoso, para guardar all! los dones recibidos. 0uego le pidió a 1rete que les diera la orden a las criadas de que prepararan un baño para el hu'sped, cosa que hicieron inmediatamente. *na ve2 ve2 que que lo hubi hubier eron on lava lavado do,, per$ per$um umad ado o y ungi ungido do co con n ac acei eite te,, le dieron una t;nica y un espl'ndido manto, y al punto $ue a reunirse con los hombres, bebedores de vino. >aus!caa, la hermosa hi)a de 1lc!noo y la reina 1rete, se paró en el umbral y admirando a #diseo le di)o estas palabras: / #)alá que los dioses, oh hu'sped, quieran quieran que cuando cuando est's de regreso en tu patria aun te acuerdes de m!, a quien debes la vida. l astuto #diseo respondió: respondió: / >aus!caa, si +eus me concede regresar a mi casa, all! como a una diosa invocar' tu nombre mientras viva, puesto que $uiste t; mi salvadora. 6ich 6ichas as es esta tass pala palabr bras as,, se se sent ntó ó en un sill sillón ón.. Sirv Sirvie iero ron n la comida y el vino, y el heraldo vino )unto a 6emódoco, que se ubicó en el medio del salón. entonces #diseo, cortando una ta)ada de espina2o de cerdo, bien cubierta de grasa, le di)o estas palabras: / 6emódoco, te alabo sobre todos los hombres, porque el don que posees proviene proviene de la Musa, o acaso acaso 1polo te lo concedió. %on admirable estilo cantaste las ha2añas de los aqueos en Troya, todo cuan cuanto to su$r su$rie ierron y sus sus hech hechos os glor glorio ioso sos, s, co como mo si de ver verdad dad lo hubieras presenciado. Te pido que nos cantes sobre el caballo de made ma dera ra que que co con n el au"i au"ili lio o de 1tene tenea a peo peo co cons nstr truy uyó: ó: aque aquell lla a máquina que el divino #diseo llevó con sus engaños a la acrópolis, con el vientre repleto de soldados, que destruyeron Troya. Si acaso eres capa2 de contar todo esto como ocurrió en verdad, yo les dir' a los hombres que alg;n dios bondadoso te concedió tu don. 1s! di)o, y 6emódoco, inspirado, cantó. en su canto, contó de qu' manera los aqueos subieron a sus naves, ngiendo retirarse, mientras que los me)ores, )unto con #diseo, permanec!an ocultos en el vientre del caballo que los mismos troyanos arrastraron hasta la ciudadela. %antó la discusión que sostuvieron los troyanos, dudando
si acaso desarmarlo para ver su contenido, o arro)arlo al oc'ano desde un acantilado, u o$recerlo a los dioses como o$renda. sa resolución prevaleció, y los aqueos al amparo de la noche salieron del caballo y asolaron la ciudad. Tambi'n cantó 6emódoco de qu' modo #diseo y el rubio Menelao sitiaron la morada de 6e!$obo, y cómo cómo combat combatier ieron on ardua arduamen mente te hasta hasta alcan2 alcan2ar ar el triun$ triun$o, o, con la ayuda de (alas 1tenea. 1s! cantó 6emódoco, y al escucharlo el rostro de #diseo se cubr!a de lágrimas. 1lc!noo, al percatarse, ordenó que el aedo de)ara de cantar, y di)o estas palabras: / scuchen, capitanes y pr!ncipes $eacios. 5ue de)e de tocar 6emódoco la c!tara, ya que su canto no les gusta a todos: desde que nos pusimos a comer y nuestro aedo comen2ó su canto, que el hu'sped no ha de)ado de llorar. 0a nave está dispuesta, y en su co$re ya están guardados los presentes, que en señal de amistad le regalamos, pues cualquiera que tenga algo de sensate2 trata a los suplicantes y a los hu'spedes cual si $ueran hermanos. (or eso, $orastero, no ocultes con malicia lo que he de preguntarte, porque es )usto que hables con verdad. 6ime cómo te llaman tus padres y la gente que habita en tu pa!s, pues todo lo que nace, nace con alg;n nombre. 6ime cuál es tu tierra, cuál es tu pueblo y cuál es tu ciudad ciudad,, para para que all all!! podamo podamoss lle llevar varte te en nuestr nuestras as naves. naves. (ero ero habla ahora, y dinos por qu' para)es anduviste errante, qu' tierras conociste y qu' ciudades, y con qu' hombres trataste. %u'ntanos por qu' lloras cuando escuchas hablar de los aqueos, y de sus desventuras y de Troya. 31caso alg;n pariente tuyo murió allá4 39ue un es$or2ado compañero, acaso4 (uesto que un compañero dotado de prudencia no es, a decir verdad, in$erior a un hermano. hermano.
CANTO IX
el astuto #diseo respondió: respondió: / Mi nombre es #diseo 0aert!ada. 0os hombres me conocen por mi ingenio. Tengo mi casa en &taca, la isla donde se al2a el monte >'rito, que se ve desde el mar. 1lrededor hay otras islas: +ama, 6uliqu 6uliquio io y la umbros umbrosa a +aqui +aquinto nto.. s áspera áspera la tierr tierra a de &taca, &taca, mi patria, pero cr!a varones e"celentes. >o e"iste tierra alguna más dulce para m!. aun cuando %alipso me tuvo prisionero en sus pro$undas grutas para hacerme su esposo, y la engañosa %irce me retuvo en su palacio, )amás me persuadieron en mi ánimo, ni una ni la otra: para quien ale)ado de los suyos habita en tierra e"traña, por más que sea en un palacio espl'ndido, nada es más grato que la propia casa y la propia $amilia. (ero te contar' cómo $ue mi regreso desde Troya, decretado por +eus, lleno de su$rimientos y pesares. 6e Troya me llevaron los vientos al pa!s de los c!cones, en &smaro. Saqueamos la ciudad y matamos a quienes la habitaban. 0uego nos repar eparti timo moss equi equita tati tiva vame ment nte e el bot! bot!n n y las las mu)e mu)erres es.. Bnst Bnst' ' a mis mis compañeros a que nos retiráramos con prisa. >o pude persuadirlos. os combatieron )unto a los nav!os. 0ogramos contenerlos durante todo todo el d!a, d!a, per pero al atar atarde dece cerr nos nos derr derrot otar aron on,, y enco encont ntra rarron la muerte seis aqueos. 0os demás escapamos como nos $ue posible, esperando hasta ;ltimo momento por si acaso volv!an los que al n no volvieron. una ve2 que 2arpamos, +eus, el que amontona las nubes levantó una tempestad, que cubrió de negrura la tierra y el
oc'ano oc'ano.. "tra "travia viamos mos el rumbo, rumbo, y los viento vientoss ras rasgar garon on nuestr nuestras as velas. 0as recogimos, pues, y logramos llevar la nave hasta una playa, donde permanecimos dos d!as con sus noches, roy'ndonos el alma la angustia y el cansancio. 1l tercer d!a, una ve2 más partimos con co n vela velass desp desple lega gada das. s. habr habr!a !amo moss lleg llegad ado o a sa salv lvo o a nues nuestr tra a patria, si el viento y el olea)e no hubieran desviado nuestra nave, al doblar en el cabo de Malea, y conduci'ndonos le)os, más allá de %itera. 6urante nueve d!as nos arrastraron vientos enemigos. 1l d'cimo llegamos al pa!s de los lotó$agos, que solo comen ?ores. Fa)amos a la costa y cargamos agua $resca. 6espu's mis compañeros comieron al costado de las naves. scog! a dos de ellos y a un heraldo, y los mand' a in$ormarse qui'nes viv!an en aquellas tierras. nseguida partieron, y pronto se toparon con los hombres comedores de loto, quienes en ve2 de hacerles alg;n daño, les regalaron lotos para que los comiesen. Tan pronto como hubieron degustado aquel $ruto dulc!simo se olvidaron de todos los pesares, y los abandonó el deseo del regreso, preriendo quedarse all!, con los lotó$agos. 1 pesar de sus lágrimas, me los llev' conmigo y los at' a los los banc bancos os de las las có cónc ncav avas as nave naves, s, orde ordena nand ndo o a los los otr otros que que 2arparan, temiendo que olvidasen el regreso si probaban la ?or ellos tambi'n. tambi'n. Me hicieron hicieron caso y enseguida enseguida a2otaban a2otaban las las olas con los remos. (artimos con el ánimo a?igido y muy pronto llegamos al pa!s de los soberbios c!clopes, pueblo sin ley que no cultiva el campo, conándose a los dioses inmortales, al que todo le nace sin semilla ni arado. llos no deliberan en el ágora y carecen de leyes. Habitan en las cumbres de montes escarpados, y cada uno gobierna a su mu)er e hi)os, sin importarles los demás en nada. 1l lado de la isla de los los c!cl c!clop opes es hay hay otra otra má máss pequ pequeñ eña, a, apen apenas as un islo islote te.. 1ll! 1ll! desembarcamos en medio de la noche, y al punto nos echamos a dormir aguardando la aurora. >o bien se mostró os, la de dedos rosados, rosados, hi)a de la mañana, recorrimos la isla, ca2amos y comimos y bebi bebimo moss del del vino vino de los los c!co c!cone nes. s. %uan %uando do ca cayó yó la noch noche, e, nos nos acostamos a dormir de nuevo. cuando salió el sol, convoqu' el ágora y di)e a mis amigos: /%ompañeros leales, permane2can aqu!. %on mi nave y mi gente ir' a enterarme qui'n habita en la isla que vemos desde aqu!, y si sus habitantes son soberbios, salva)es e in)ustos, o si acaso reciben a sus hu'spedes con amistad y temen a los dioses. 6espu's nos despedimos y subimos a las naves. una ve2 que llegamos a la cercana isla, divisamos una elevada gruta muy cerca de la orilla, rodeada de altos pinos, encinas y un laurel, que escond!a la entrada. *n copioso rebaño de ove)as y de cabras pastaba alrededor. 1ll! viv!a un monstruo alto como montaña, que ale)ado de todo cuidaba sus rebaños, y nunca $recuentaba al resto de los c!clopes, porque era cruel de ánimo y albergaba siniestros pensamientos. ntonces orden' a mis compañeros que se quedaran a cuidar la nave y eleg! solo a doce, los me)ores. >os pusimos a andar, llevando con nosotros algunas provisiones y un gran odre rebosante de dulce y negro vino, regalo de Marón, sacerdote de 1polo. (ronto llegamos a la enorme gruta, y como no hab!a nadie,
deci decidi dimo moss entr entrar ar e inve invest stig igar ar.. >o >oss so sorp rprrendi endió ó enco encont ntra rarr tant tanta a abunda abundanci ncia: a: ces cestos tos llenos llenos de quesos quesos,, y establ establos os rebos rebosant antes es de corderos y cabritos. Me insistieron mis hombres en que tomáramos de all! unos quesos y algunos animales. (ero yo me negu', aunque en verdad habr!a sido lo más prudente, porque deseaba conocer al c!clope y que me concediera dones hospitalarios. ncendimos el $uego, hicimos sacricios, comimos de los quesos y esperamos. l c!clope llegó, transportando en sus bra2os gran cantidad de leña que que tra! tra!a a para para hace hacerr su co comi mida da.. 0a arr arro)ó o)ó co con n es estr tr'p 'pit ito o en la entrada, y presas del terror huimos hacia el $ondo de la gruta. Hi2o entrar el rebaño, y luego colocó un enorme peñasco a manera de puerta7 tan grande era la roca, que ni veintidós carros de cuatro ruedas que tiraran )untos habr!an sido capaces de moverla. 1cto seguido, se sentó a ordeñar las ove)as y las cabras. 6espu's puso a cua)ar la mitad de la leche, y el resto lo guardó para beb'rselo durante la comida. 9inalmente 9inalmente hi2o el $uego, y al vernos nos habló: / 35ui'nes son, $orasteros4 36esde dónde han venido por el mar4 30os trae alg;n negocio, o van sin rumbo )o, igual que los piratas4. l miedo que nos daban su ronca vo2 y su espantoso aspecto nos encog!a el cora2ón. 6e todos modos )unt' valor y pude hablarle: /Somos aqueos que venimos desde Troya, surcando el ancho mar. 0os vientos, caprichosos, nos impidieron el regreso a casa, y nos tra)eron hasta aqu!. 0uchamos en el e)'rcito de 1gamenón, $amoso en todo todo el mund mundo o por por su triu triun$ n$o o. He Hemo moss veni venido do en ca cali lida dad d de suplicantes. Te abra2amos las rodillas, para que nos recibas con bondad bondad y nos o$re2ca o$re2cass un regal regalo, o, como como es cos costum tumbr bre e entre entre los hu'spedes. S' respetuoso de los dioses, y en especial de +eus, ya que venimos como suplicantes. 1s! habl' y 'l me di)o estas crueles palabras: /3res tonto, e"tran)ero, o vienes de muy le)os, que no sabes que a nosotros los c!clopes no nos importan +eus ni los dioses $elices, $elices, porque porque somos somos más $uertes4 $uertes4 >o les perdonar perdonar!a !a la vida por temor de +eus ni de nadie. (ero dime en qu' sitio has de)ado tu nave nave cuan cuando do lleg llegas aste te aqu! aqu!.. Me di)o di)o es esas as pala palabr bras as,, proc procur uran ando do enga engaña ñarrme me,, per pero yo me di cuen cuenta ta de sus sus inte intenc ncio ione nes, s, y as as!! le respond!, con otro engaño: /l que sacude el suelo, (oseidón, acabó con mi nave, tras hacerla chocar contra las rocas de esta isla, pero mis compañeros y yo $uimos capaces de salvar nuestras vidas. (or ;nic ;nica a res espu pues esta ta,, el %!cl %!clop ope e atra atrapó pó a dos dos co comp mpañ añer eros os,, co como mo si hubieran sido dos cachorros, y los arro)ó al suelo, parti'ndoles el cráneo con el golpe. 1cto seguido, los despeda2ó y se comió su carne y sus entrañas, y ni siquiera perdonó los huesos, como un león salva)e. >osotros, aterrados, elevamos las manos, suplicándole a +eus. %uando se hubo saciado de leche y carne humana, se echó a dormir el c!clope. ntonces yo le hubiera atravesado el pecho con la espada hasta llegar al h!gado. mpero, me contuve al darme cuenta de que no habr!amos podido al2ar la roca de la entrada, y habr habr!a !amo moss per perec ecid ido o sin sin rem emed edio io.. 6e modo modo que que agua aguarrdamo damos, s, sollo2ando, la aurora. %uando surgió la hi)a de la mañana, os, la de dedos rosados, el c!clope hi2o $uego y se sentó a ordeñar. luego de
cumplir esta tarea, agarró a dos compañeros y se los devoró. 0uego sacó a pastar los animales, retirando la piedra de la entrada sin el menor es$uer2o, y volviendo a cerrar. o me qued' tramando la vengan2a, por si acaso 1tenea me otorgaba la victoria, hasta que al n tom' una decisión. 1l lado del establo, el c!clope hab!a puesto un gran tronco de olivo para que se secara, del tamaño de un mástil. o o separ' una rama, del largo de dos bra2os e"tendidos, y con los comp co mpañ añer ero os la puli pulim mos os,, la agu2 agu2am amo os de un lad lado, lueg luego o la endu endurrec ecim imos os en el $ueg $uego, o, y desp despu' u'ss la oc ocul ulta tamo moss deba deba)o )o del del esti'rcol que cubr!a la gruta. l c!clope volvió al atardecer, arriando sus rebaños. Dolvió a cerrar la entrada con la puerta y se sentó a ordeñar como el d!a anterior7 al terminar, tomó a dos compañeros y se los devoró a manera de cena. ntonces me acerqu', llevándole una co copa pa del del vino ino que tra!am a!amo os, y le hab habl' de es estta $or $orma: /sc;chame, adie7 >adie me llaman mis amigos y mis padres. Me respondió con cruel talante el c!clope: /1 >adie me lo habr' de comer ;ltimo, y a todos los demás antes que a 'l: ese será mi don hospitalario. tras hablar as!, cayó ebrio de vino y eructó y se quedó dormido all! mismo, en el suelo. ntonces acerqu' la punta de la estaca a las brasas ardientes para cale ca lent ntar arla la,, mien mientr tras as les les daba daba ánim ánimo o a los los otr otros os,, para para que que no temieran. %uando ya estuvo al ro)o vivo, ellos se la clavaron en el o)o al c!clope, y yo me apoy' encima y la hice girar. Mucha sangre brota brotaba ba alrede alrededor dor de la calien caliente te estaca estaca mientr mientras as la revolv! evolv!a. a. l c!clope dio un grito espelu2nante, que retumbó por toda la caverna, y nosotr nosotros os corrim corrimos os a esc escond onder erno nos, s, mientr mientras as 'l se arran arrancab caba a la estaca y la arro)aba le)os de all! con $uria, y llamaba a los gritos al resto de los c!clopes. %uando oyeron sus gritos acudieron algunos, y detrás de la roca le preguntaron qu' lo atormentaba: /3(or qu' tan eno) eno)ad ado, o, (oli$ oli$em emo, o, grit gritas as de es esa a ma mane nera ra en la divi divina na noch noche, e, desp desper ertá tánd ndon onos os44 31lg 31lg;n ;n homb hombrre te roba oba las las ove) ove)as as44 3# ac acas aso o alguien intenta matarte con engaño o con la $uer2a4 respondió el robusto robusto (oli$emo desde adentro: /<1migos m!os= Nadie me mata con engaño, no con $uer2a. ellos le contestaron: (ues si estás solo y nadie te hace daño, no podrás evitar la en$ermedad que te ha envi enviad ado o +eus +eus.. <(!d <(!del ele e ayud ayuda a a (os osei eidó dón, n, tu padr padre= e= lueg luego o se marcharon. o me re!a para mis adentros de cómo hab!a logrado el engaño del nombre. l c!clope, gimiendo dolorido, retiró el gran peñasco de la puerta y se sentó en la entrada, por si lograba
capturar a alguien que intentara salir con las ove)as. <5u' iluso, si esperaba que $uera tan ingenuo= o me puse a pensar cómo salir de aquella desgraciada situación, y se me ocurrió un plan: hab!a unos carneros hermosos y muy bien alimentados7 con varillas de mimbre los at' de tres en tres, y cada compañero se colgaba del vientre del medio, mientras los otros dos lo proteg!an. o mismo me a$err' al vientre del más grande. 1s! permanecimos, aguardando la aparición de os. %uando al n se mostró la hi)a de la mañana, los carneros salieron presurosos a pastar. l c!clope palpaba sus lomos para ver si estábamos nosotros sobre ellos. 1s! mis compañeros salieron de la cueva sin que 'l lo notara. l ;ltimo en salir $ue el que me transportaba, que era su $avorito. tras palparlo, el %!clope le di)o: / o <>o debi debist ste e em empl plea earr tu gran gran $uer $uer2a 2a para para comerte a los amigos de un varón inde$enso. Han hallado castigo tus acciones, ya que te has atrevido a comerte a tus hu'spedes en tu propia morada. 1s! di)e, irritando aun más su cora2ón. %omen2ó a arro)ar rocas contra la embarcación, pero las esquivamos. aunque mis compañeros quer!an disuadirme e intentaban callarme, volv! a gritar $urioso: / %!clope, si alg;n hombre te pregunta qui'n te ha de)ado ciego, t; dile que #diseo, el hi)o de 0aertes, habitante de &taca, te privó de tu o)o. ntonces, (oli$emo lan2ó un suspiro y di)o: / <#h dioses, se han cumplido los pronósticos que me vaticinaron que ser!a privado de la vista por mano de #diseo. Sin embargo esperaba que ser!a un hombre alto y $uerte7 y es un hombre pequeño, d'bil y despreciable, quien me ha de)ado ciego, con la ayuda del vino. (ero ay;dame, padre (oseidón, (oseidón, t; que abra2as la tierra. %umple lo que te pido: que #diseo, que tiene en &taca su casa, no regrese )amás a su palacio. si acaso los dioses ya han dispuesto que vuelva, que sea tarde y mal, en nave a)ena, muertos sus compañeros, y que halle un nuevo mal en su morada. 1s! rogó, y su padre lo escuchó. %uando al n regresamos a la isla donde las otras naves aguardaban, ba)amos el ganado y pasamos el d!a celebrando un banquete, no sin antes hacerle sacricio a +eus del carnero pre$erido del c!clope. (ero el dios no hi2o caso de nuestro sacricio, y meditaba ya cómo perder mis naves y a los eles compañeros. %uando llegó la noche nos echamos a dormir en la playa, y no bien surgió os, hi)a de la
mañana, la de dedos de rosa, desatamos amarras amarras y partimos, con el ánimo triste, pero $elices de salvar la vida.
CANTO X
/1rribamos a olia, donde habitaba olo, el guardián de los vien viento tos, s, quer querid ido o por por los los dios dioses es.. >o >oss hosp hosped edó ó en su es espl pl'n 'ndi dido do palacio, nos deleitó con m;sica y banquetes y nos hi2o preguntas sobre Troya, que yo le contest' cumplidamente. (asamos all! un mes, y al e"presarle yo que deseaba partir, el rey no me retuvo. (or el contrario, me entregó un regalo valios!simo: un cuero de buey de nueve años, en que hab!a encerrado los mugidores vientos, con e"cepción del %'ro. %'ro. 1tó el cuero a la nave con un hilo de plata a n de que ninguno se escapara, y nos envió el %'ro para que nos llev llevar ara a de regr egres eso o. >a >ave vega gamo moss sin sin paus pausa a nuev nueve e d!as d!as co con n sus sus noches, y al d'cimo pudimos divisar la tierra patria, donde vimos hogu hoguer eras as ence encend ndid idas as en la co cost sta. a. Todo odo es ese e tiem tiempo po yo hab! hab!a a gobernado el timón de la nave, sin ced'rselo a nadie, para llegar más rápido. (ero (ero en aquel momento tan $eli2, me sent! $atigado, y el sueño me rindió. Mientras yo dormitaba, mis hombres discut!an, creyendo que en el cuero que olo me hab!a dado yo guardaba riqu rique2 e2as as.. *no *no de ello elloss di)o di)o:: /<%u /<%uán án quer querid ido o y honr honrad ado o es es este te hombre= o bien desembarcamos, me present' ante ante olo olo en el pala palaci cio o. l rey, ey, al ver verme entr entrar ar,, me preg pregun untó tó,, asombrado: /35u' haces otra ve2 aqu!, #diseo4 31caso no te di todo lo necesario para volver a casa4 yo le contest', con pesar en el alma: /0a insensate2 de mi tripulación y un sueño inoportuno han causado este daño. Sin embargo, este mal tiene remedio: tu puedes ayudarme una ve2 más. Tras un largo silencio, olo respondió, con el ánimo airado:
un heraldo, para que averiguaran qu' gente viv!a all!. 1l punto se pusi pusier eron on en ca cami mino no,, y ense ensegu guid ida a enco encont ntra rarron a una una )ove )oven n que que recog!a agua de un arroyo. lla les indicó dónde quedaba el palacio del rey, y $ueron hacia allá. 1l entrar, encontraron a la reina, que era mucho más alta que una mu)er normal, y más $ornida. lla no di)o nada, pero mandó a llamar al rey 1nt!$ates, que cuando entró y vio a mis compañeros, agarró a uno de ellos y se lo devoró. 0os otros esca es capa parron, on, ater aterra rado dos, s, de regr egres eso o a las las nave naves, s, mien mientr tras as el rey 1nt!$ates daba gritos de aviso por toda la ciudad. nseguida acudió una multitud de $uertes lestrigones, que más que hombres parec!an gigantes, que se pusieron a arro)ar arro)ar peñascos de gran tamaño contra nues nuestr tras as nave naves. s. 0os $uer $uerte tess lest lestri rigo gone ness atra atrapa paba ban n a nues nuestr tros os compañeros como a peces y se lo devoraban. o cort' las amarras de mi barco, y al punto inst' a los hombres a remar. 0a nuestra $ue la ;nica nave que logró huir de la desgracia. 0uego llegamos a la isla de ea, donde viv!a %irce, la hechicera de las hermosas tren2as. Tras atracar, ba)amos de la nave y nos echamos a dormir dos d!as y dos noches seguidos, agotados por seme)ante es$uer2o. 1l tercer d!a yo me levant' y busqu' un mirador. 6esde all! pude ver el palacio de %irce. 1l volver, encontr' a los compañeros con el ánimo triste, sollo2ando, por los hechos del lestrigón 1nt!$ates y la violenta cólera del del c!cl c!clop ope. e. 6e nada nada nos nos se serv rv!a !a lame lament ntar arno nos: s: los los divi divid! d! en dos dos grupos y asign' a cada uno un capitán. o mandar!a a uno, y ur!loco ser!a el capitán del otro. Hicimos un sorteo y le tocó al de ur!loco inspeccionar el área. n el medio de un valle se encontraba el palacio de la hechicera %irce. 1lrededor, hab!a animales $eroces, lobos y leones, a los que %irce hab!a hechi2ado, dándoles un mágico breba)e. (ero (ero estos animales no atacaron a los hombres de ur!loco, sino que con la cola les hicieron esta, como hacen los perros con sus amos. 0os hombres, temeroso, se detuvieron ante las puertas del palacio. #yeron desde all! a %irce que cantaba con melodiosa vo2 mientras te)!a. (olites, uno de los hombres, di)o: /6ebe ser una dios diosa a o una una mu)e mu)err quie quien n ca cant nta a mien mientr tras as te)e te)e.. 3(or 3(or qu' qu' no la llam llamam amos os44 1s! 1s! les les di)o di)o y ello elloss la llam llamar aron on a voce voces. s. %ir %irce vino vino enseguida, y les abrió la puerta y los invitó a pasar. 0os hombres la siguieron, todos menos ur!loco, que sospechaba que era alguna trampa. 0a diosa hi2o sentar en cómodos sillones a los hombres y les dio de comer y de beber, pero con la comida me2cló un breba)e mágico, para hacer que los hombres se olvidaran completamente de su patria y del regreso. *na ve2 que comieron y bebieron, %irce los tocó con su varita, al punto convirti'ndolos en cerdos. 0uego los encerró en unos chiqueros. Ten!an de los cerdos la cabe2a y el cuerpo, y la piel y la vo2, pero aun conservaban la inteligencia humana. ncerrados, lloraban, mientras %irce les daba de comer bellotas y otras cosas que a los cerdos les gustan. ur!loco volvió sin dilación a la cóncava nave, para in$ormarme sobre lo ocurrido. ra incapa2 de contener el llanto, y se le hab!a hecho un nudo en la garganta. %uando al n $ue capa2 de relatarnos lo que hab!a visto, me colgu' la espada y le orden' que $uera conmigo, de manera que
pudi pudier era a indi indica carrme có cómo mo lleg llegar ar a la ma mans nsió ión n de %ir %irce ce,, per pero 'l, 'l, abra2ando mis rodillas me di)o estas palabras: />o me obligues a ir, te lo suplico: pues yo s' que de all! no volverás trayendo de regreso a nues nuestr tros os co comp mpañ añer eros os.. Huya Huyamo moss ense ensegu guid ida a los los que que es esta tamo moss presentes, que aun podemos escapar de aqu!. yo le contest': ur!loco, t; qu'date a comer y beber al lado de la nave. (ero yo ir', que as! el deber deber me lo e"ige. e"ige. 6icho esto, esto, me ale)' ale)' de la nave y del mar. %uando iba por el valle, y me acercaba a la mansión de %irce, se apar aparec eció ió el dios dios He Herrme mes, s, adop adopta tand ndo o la gur gura a de un )ove )oven n radiante de hermosura. Tomándome la mano, me habló de esta manera: /36ónde vas, in$eli2, sin conocer esta región4 Trans$orm Trans$ormados ados en cerdos, tus amigos se encuentran encerrados en sólidos chiqueros en la casa de %irce. 6e querer liberarlos, la misma suerte correr!as t;. (ero quiero ayudarte: te dar' esta ra!2, que ociará de ant!doto contra cualquier breba)e que %irce quiera darte. %uan %uando do ella ella te golp golpee ee co con n su vara vara,, t; sa saca cará ráss la es espa pada da y la amena2arás. lla se asustará y te invitará a que duermas con ella. >o la rechaces, pero p!dele que te )ure que no maquinará ning;n mal contra ti. 0uego de estas palabras, me hi2o entrega de una planta: su ra!2 era negra y era blanca su ?or, como la leche. 0os dios dioses es la co cono noce cen n co con n el nomb nombrre de moly , y solo ellos pueden arrancarla. 0uego el dios se marchó, y yo llegó al palacio de la hechicera %irce. %uando llam' a la puerta, %irce vino, me abrió, y me invitó a pasar. o la segu!, coneso, con temor. Me hi2o sentar en un sillón hermoso y me dio de beber en una copa de oro. %uando hube hube bebido, bebido, me tocó con con su vara y me espetó: espetó: /<1n /<1nda, da, vete vete al chiquero a revolcarte )unto a tus compañeros= (ero la poción no hab!a hecho e$ecto. Saqu' la espada y me lanc' sobre ella. %irce, lan2ando un grito se arro)ó a mis rodillas y di)o, entre lamentos: / 35ui'n eres y de qu' pa!s procedes4 >ing;n otro mortal resistió mis breba)es. Seguramente, Seguramente, t; eres #diseo: Hermes ya me advirtió de tu venida. (ero vayamos a la cama ahora: que cre2ca entre nosotros nosotros la conan2a. 1s! di)o la diosa, y yo le contest': /3%ómo me pides que con$!e en ti, si has convertido en cerdos a los m!os, y hace instantes quisiste hacerme a m! lo mismo4 >o en$undar' la espada ni dormir' contigo a menos que prometas por los dioses inmortales que no maquinarás ning;n daño en mi contra. so le di)e y ella elevó el )uramento que yo le demandaba. 0uego vinieron sus cuatro criadas, que que ca cale lent ntar aron on agua agua para para que que me baña bañara ra,, y me tra) tra)er eron on ropas opas limpias y me dieron comida. (ero yo no quer!a comer, y me qued' sentado, cabi2ba)o. 1l verme en ese estado %irce me preguntó qu' me ocurr!a: /3(or estás as!, mudo, #diseo y no quieres probar estos man)ares4 a no debes temer, que te he )urado por los dioses que nada tramar!a contra ti. yo le respond!: /35ui'n comer!a, %irce, mientras están los suyos trans$ormados en cerdos4 Si en verdad tienes tienes buena buena voluntad, voluntad, libera a mis amigos. so di)e, y salió rumbo rumbo al chiquero, y les untó a mis hombres un breba)e distinto. nseguida perdieron la pelambre, el hocico y la cola, y recobraron su gura huma humana na,, aunq aunque ue es esta taba ban n má máss )óve )óvene ness y má máss alto altoss que que ante antes. s.
%uand ando me vier viero on me rec econ onoc ocie ierron, on, y me dier dieron on la mano ano, agradecidos. (ronto en toda la casa resonaba un llanto conmovido, y hast hasta a la mis misma %ir %irce se apia apiad dó, dicie iciend ndo o es esttas pala palabr bra as: /Bngenioso #diseo, de lina)e divino, den tregua a sus pesares. o s' cuánto han su$rido en el mar y en la tierra. (ero ahora es momento de comer y beber y recobrar las $uer2as que ten!an cuando partieron su casa, en &taca. 1s! habló, y escuchamos su conse)o. (ero al cabo de un año, que pasamos de banquete en banquete, me llamaron aparte aparte mis amigos amigos y me di)eron esto: /%ompañero /%ompañero,, es momento momento de pensar en la patria, si acaso has de salvarte y volver con los tuyos. 1s! di)eron, y al ponerse el sol, sub! al lecho de %irce y le rogu': /%irce, mi cora2ón está impaciente por retornar a casa, e iguales ansias sienten mis amigos. s hora de que cumplas tu promesa de ayudar ayudarme me a volver volver.. %irce %irce me respond espondió: ió: /Bngen /Bngenios ioso o #diseo #diseo,, no permane2can más en mi palacio si as! no lo desean. (ero antes de que vuelvas a tu casa, te espera un nuevo via)e: irás a la mansión de Hades y (ers'$one, para pedirle oráculo al alma de Tiresias, el adivino ciego, que conserva su mente intacta todav!a. ntre todos los muertos, sólo a 'l le concedió (ers'$one ra2ón e inteligencia. 0os otros no son más que sombras pasa)eras. 1l o!r sus palabras, mi cora2ón dio un vuelco. -omp! a llorar, y mi alma no quer!a vivir ni ver la lu2 del sol. cuando al n las lágrimas cesaron le di)e estas palabras: /%irce, 3qui'n va a guiarme en este via)e4 >ing;n hombre ha llegado hasta el Hades )amás en un negro nav!o. Me contestó la diosa: /Bngenioso #diseo, no te preocupes más. >o habrá necesidad de gu!a en este via)e. T; T; despliega las velas de tu nave y si'ntate en cubierta. l viento ha de llevarte a trav's del oc'ano, hasta la playa donde crece el bosque tupido, propiedad de la diosa (ers'$one, con sus árboles negros. 1marra all! tu nave y encam!nate a la mansión de Hades. n el lugar en donde el (iri?egetón y el %ocito desaguan en el r!o 1queronte hallarás una roca. De hasta all!, cava un hoyo y o$rece libaciones en honor de los muertos. (rimero has de o$recerles leche y miel, vino a continuación y nalmente agua. spolvorea todo con co n hari harina na y supl suplic ica a a los los muer muerto tos, s, prom promet eti' i'nd ndol oles es hace hacerl rles es sacr sa cri ici cios os cuan cuando do lleg llegue uess a &tac &taca, a, y tamb tambi' i'n n que que a Tires iresia iass le inmolarás aparte un buen carnero negro. 6espu's presta atención a las aguas del r!o: por ella observarás que vienen muchas almas de di$untos. #rd'nales entonces a los tuyos que maten animales con la espada y que los quemen y supliquen a los dioses y a Hades y a (ers'$one. 6esenvaina la espada y no permitas que los muertos se acerquen a la sangre antes de interrogar al adivino. %uando llegue Tiresias, Tiresias, te indicará la el camino y la $orma en qu' habrás de regresar a &taca, y cuánto tardarás. 1s! me di)o %irce, y pronto llegó os, la del trono de oro. ntonces $ui a buscar a mis amigos que dorm!an. (ero tampoco pude regresar esta ve2 con la tripulación completa e !ntegra. lp'nor, el más )oven de mis hombres, hab!a subido borracho a la terra2a, quedándose dormido. %uando escuchó los los ruid ruidos os que que ven! ven!an an del del pala palaci cio, o, trat trató ó de leva levant ntar arse se,, per pero se trope2ó y se cayó del techo, rompi'ndose las v'rtebras del cuello, y
hundi'ndose su alma en la mansión de Hades. 1ntes de la partida, di)e a mis compañeros: /Sin duda creerán que estamos yendo a casa, a la querida patria. (ues bien, %irce nos ha indicado que hemos de hacer un via)e a la mansión de Hades y (ers'$one, a pedirle a Tiresias que nos d' su oráculo. %uando les di)e esto, rompieron a llorar y se tiraban del cabello. (ero con lamentarse no consiguieron nada. 1?igidos, subimos a la nave. %irce se presentó y nos de)ó un carnero y una ove)a negros, y luego se ale)ó sin ser notada. 35ui'n puede ver a un dios si no quiere ser visto4
CANTO XI
/ 1l llegar a la costa, echamos en el agua la negra embarcación, y tras i2ar el mástil desplegamos las velas. %argamos el ganado, y por n nos hicimos a la mar, con el alma angustiada y vertiendo muchas lágrimas. Bmpulsaba la nave una brisa propicia, enviada por %irce, la de las lindas tren2as, y anduvimos a velas desp desple lega gada dass dura durant nte e todo todo el d!a, d!a, hast hasta a que que el so soll se puso puso,, y arribamos arribamos al con$!n del oc'ano, de pro$unda corriente. 1marramos 1marramos la
nave, y desde all! marchamos por la costa hasta el lugar que %irce nos hab!a indicado. indicado. ntonces cav' un un po2o con la espada, y o$rec! o$rec! libaciones a los muertos, con leche y miel primero, despu's con vino y al nal con agua. spolvore' la harina, supliqu' a los di$untos, y promet! que al regresar a &taca les sacricar!a la me)or vaca que poseyera en mis corrales, y en honor de Tiresias un carnero negro. 1cto seguido, degoll' las reses que hab!amos tra!do en nuestra nave por encima del po2o. %orrió la negra sangre y al instante vinieron desde el Irebo las almas de los muertos: doncellas y muchachos $allecidos en la ?or de la edad, ancianos agobiados por mil penas, y varones ca!dos en combate, heridos por las lan2as, con la armadura toda toda ensang ensangrrentada entada.. Se ace acerc rcaba aban n causan causando do un gran gran estr' estr'pit pito, o, mientr mientras as daban daban aullid aullidos os terro terror! r!cos cos:: al verlas verlas,, se adueño adueño de mi persona el pálido terror. n seguida e"hort' a los compañeros a desollar las reses y a quemarlas de inmediato, en honor de Hades y (ers'$one. 6esenvain' la espada y me sent', para impedirles a las almas de los muertos que se acercaran a beber la sangre, antes de interrog interrogar ar a Tires Tiresias, ias, el adivino ciego. ciego. 0a sombra sombra que primero primero se acercó $ue la de lp'nor, nuestro compañero, compañero, que yac!a insepulto en la mansión de %irce 1l verlo me cayeron unas lágrimas, y le habl' de este modo: /3%ómo has llegado, lp'nor, a esta tierra sombr!a4 30legaste a pie, antes que nuestra nave4 lp'nor suspiró, diciendo estas palabras: /<#diseo 0aert!ada, del lina)e de +eus= 0a saña de alg;n dios y el e"ceso de vino me han causado la ruina. %a! de una terra2a del palacio de %irce7 tras quebrárseme el cuello, mi alma ba)ó al Hades. (ero s' que al regreso pasarás por ea nuevamente: te suplico, #diseo, que te acuerdes de m! y no de)es la isla sin llorarme y darme sepultura. >o sea que mi desgracia te atraiga a ti la cólera divina. 1s! me di)o 'l, y yo le promet! hacer lo que ped!a. Dino despu's la sombra de mi madre, 1nticlea, a la que de)' viva cuando part! hacia Troya. %uando la vi, llor' copiosamente, pero me sobrepuse a mi congo)a y le imped! acercarse hasta la sangre. (or n se acercó el alma de Tiresias, Tiresias, empuñando su cetro. 1l verme, me habló as!: /<#diseo 0aert!ada, del lina)e de +eus=
insolencias, vali'ndote de astucias o empuñando la espada. %uando te hayas vengado, has de tomar un remo y te irás tierra adentro, donde viven los hombres que no saben lo que es el mar ni han visto nunca un barco, y que )amás probaron la comida con sal. 1ll!, cuando te salga al paso un caminante y te pregunte por el rastrillo que en el hombro cargas, clava el remo en la tierra y sacrica tres animales al que mueve el suelo, (oseidón soberano. 0uego vuelve a tu hoga hogarr y ha2 ha2 sa sacr cri ici cios os para para los los otro otross dios dioses es inmo inmort rtal ales es.. Si cumples todas mis indicaciones, te llegará la muerte en la ve)e2, le)os del mar7 y en &taca los ciudadanos vivirán $elices. Todo lo que te he dich dicho o es la ver verdad. dad. 1s! di)o di)o Tires iresia ias, s, y yo le co cont ntes est' t':: /
m!a= 3(or qu' huyes de m! cuando intento abra2arte4 3res un simulacro enviado por (ers'$one (ers'$one para que se acrecienten mi llanto y mis lamentos4 1 lo que respondió: / o te engaña (ers'$one, sino que as! les pasa a los mortales cuando les llega el trance de la muerte: los nervios ya no pueden su)etar los huesos ni la carne, y todo lo consume un $uego ardiente cuando la vida desampara el cuerpo: se va volando el alma, como un sueño. 1hora vuelve donde brilla el sol, para que un d!a puedas re$erirle a tu esposa lo que acabas de o!r. o!r. Me qued' viendo cómo se ale)aba mi madre, y pronto comen2aron a acercarse otras almas de mu)eres. 1s! $ue que vi a 1lcmena, la madre del gran H'rcules, y 1riadna que ayudó a Teseo a matar al Minotauro. Di a la hermosa picastra, que $ue $ue ma madr dre e de dip dipo, o, y pude pude ver ver y o!r o!r a nume numerros osas as alma almass de mu)eres. cuando estas se $ueron, se presentaron ante m! las almas de cuantos combatieron en Troya )unto a m!. (rimero apareció el glorioso 1gamenón, a quien cre!a muerto en el oc'ano, rota su embar embarcac cación ión por alguna alguna torm torment enta. a. (ero ero 'l me relat relató ó su $at!di $at!dica ca muerte, a manos de su esposa %litemnestra y de su amante gisto. 6espu's vino (atroclo y luego 1nt!loco, y el gran Eya" tras ellos. 1cto seguido, apareció la sombra del $amoso h'roe 1quiles, el de los pies veloces, que se acercó a beber la negra sangre. %uando me conoci conoció, ó, me di)o di)o estas estas palabr palabras: as: /Bngen /Bngenios ioso o #diseo #diseo,, 3qu' 3qu' estás estás tramando ahora4 3%ómo te has atrevido a ba)ar hasta aqu!, donde los muertos vagan como sombras4 1s! me di)o, y yo le respond!: /1quiles, el me)or y el más valiente de todos los aqueos, he venido hasta aqu! para hablar con Tiresias y que me d' su oráculo, pues no he vuelto a mi patria tras embarcar en Troya, y a;n no se terminan mis traba)os. T; T; $uiste más dichoso: los aqueos te honramos como a un dios, y aqu! entre los di$untos sobresales tambi'n. >o debes apenarte de estar muerto. 'l me respondió: /#diseo, no intentes consol consolar arme. me. (re$e (re$erir rir!a !a ser un labrad labrador or al ser servic vicio io de un hombr hombre e miserable, que apenas pueda mantener su hacienda, a mandar en el reino de los muertos. (ero dime qu' ha sido de mi hi)o, si se ha quedado en casa o acaso ha ido a la guerra, para ser el primero en la batalla. cu'ntame tambi'n si es que tienes noticias de mi padre. 1 lo que contest': />o he tenido noticias de tu padre, (eleo, pero s! puedo hablarte de tu hi)o, >eoptólemo. o mismo lo llev' en mi cóncava nave desde sciro al campamento aqueo. n el conse)o hablaba siempre antes que ninguno, y siempre con ra2ón. no ten!a rival en el combate. 1s! le di)e, y su alma se $ue por la pradera de as$ódelos, $eli2 por lo que le hab!a dicho de su hi)o. luego vi al rey Minos, que )u2ga entre los muertos, quienes en su presencia le e"ponen sus historias. vi al gigante #rión, que sigue persiguiendo con su ma2a de bronce los animales que mató en su vida. vi tambi'n a Ticio, el hi)o de la tierra, acostado en el suelo: dos buitres le ro!an el h!gado sin que 'l pudiera de$enderse. vi despu's a Tántalo, Tántalo, el cual crueles tormentos tormentos padec!a, sumergido en un lago cuya agua le llegaba al mentón. %ada ve2 que el anciano intentaba beber, las aguas se es$umaban, absorbidas por la tierra. %olgaban
sobre 'l las $rutas de altos árboles, y cuando al2aba el bra2o para agarrar agarrar alguna, se las llevaba llevaba el viento a las sombr!as sombr!as nubes. Di de igual modo a S!si$o, que soportaba una labor muy dura, empu)ando una piedra con las manos, intentando llevarla hasta la cima de un monte. Sin embargo, cuando ya estaba cerca de la cumbre, una $uer $uer2a 2a irr irres esis isti tibl ble e volv volv!a !a a em empu pu)a )arr la roc oca a cues cuesta ta aba) aba)o o. nuevamente S!si$o emprend!a la tarea, y el sudor le corr!a por el cuerpo, y sobre su cabe2a se levantaba el polvo. vi al $ornido Heracles7 me)or dicho, su imagen, porque 'l está )unto a los dioses, comparte sus banquetes y tiene como esposa a Hebe, de hermosos pies. %uando me vio, me conoció enseguida y me habló de este modo: /
CANTO XII
/ 1l regresar a ea, no bien surgió la hi)a de la mañana, os, envi' algunos hombres al palacio de %irce, para que recobraran recobraran el cadáver de lp'nor. lp'nor. 0uego cortamos troncos y le hicimos una pira en la orilla. una ve2 que quemamos el cadáver y las armas del muerto, le erigimos un t;mulo y clavamos el remo sobre 'l. n eso vino %irce, seguida de sus criadas, trayendo pan y carne y ro)o vino. %omimos y bebimos todo el d!a, y cuando el sol se puso los demás se acostaron )unto al barco. (ero a m! %irce me llevó del bra2o a un lugar apartado, para que le contara todo lo sucedido. cuando hube terminado, me di)o estas palabras: /a ves que se ha cumplido todo lo que te di)e. 1hora recuerda bien lo que voy a decirte. %uando partas de aqu!, primero encontrarás a las sirenas, que hechi2an a los hombres con su canto. 5uien se acerca a escucharlas, ya nunca vuelve a ver a su esposa ni dis$ruta a sus pequeños hi)os )ugando alrededor, celebrando $elices el regreso del padre, puesto que las sir sirenas enas,, se sent ntad adas as en un prad prado o )unt )unto o a un mont montón ón de hues huesos os humanos putre$actos, lo atraen con su canto irresistible hacia los alados alados peñascos peñascos de la costa. T; pasarás de largo, largo, y taparás con cera los o!dos de los tuyos. Sin embargo, si quieres deleitarte con su canto, ha2te atar de pies y manos al mástil de tu nave. %uando haya pasado este peligro, ya no puedo decirte qu' camino escoger. 1nte ti se presentan dos posibilidades: la primera es un estrecho que los dioses llaman -ocas rráticas. Se trata de unas rocas prominentes, por donde los nav!os no pasan sin peligro7 ni siquiera las t!midas palomas que llevan la ambros!a al padre +eus logran salir airosas,
que lar rocas a veces arrebatan alguna. Sólo la nave 1rgos, por todos conocida, logró sortear con '"ito este imponente escollo, y eso $ue porque Hera quer!a bien a Casón. (or el otro camino, se al2an dos promontorios en$rentados. n uno habita scila, y en el otro %ari %a ribd bdis is.. (ara ara es esca capa parr de algu alguno no de es esto toss mons monstr truo uoss hay hay que que acercarse al otro. scila tiene doce pies de$ormes y seis cuellos largu!simos, y en cada uno de ellos una horrible cabe2a, en cuya boca hay tres las de dientes losos y apretados. %aribdis vive en$rente, sobre las turbias aguas7 una higuera silvestre la oculta de la vista. Tres veces cada d!a sorbe agua y tres veces la vomita horriblemente. >o te encuentre all! cuando las sorbe, porque de lo contrario, ni (oseidón habr!a de salvarte. (or el contrario, debes acercarte a la cueva en donde vive scila, y procurar que tu nav!o pase lo más rápidamente que le sea posible. (ues es me)or que e"trañes a seis de tus amigos que a todos ellos. 0uego llegarás a la isla de Trinacria, Trinacria, donde pastan las vacas y ove)as del Sol, que nunca tienen cr!a, pero que nunca mueren. Si los tuyos no tocan el rebaño, regresarán a &taca7 pero si le provocan alg;n daño, se perderá la nave con su tripulación, y si logras salvarte, volverás a tu patria despu's de mucho tiempo. 1s! me di)o %irce, y pronto surgió os, la del trono dorado. 6e regreso en la nave, les orden' a los m!os que subieran y soltaran amarras. nseguida 2arpamos, y batieron las olas con los remos. >os conduc!a un viento $avorable, enviado por %irce. 0es e"pliqu' a mis hombres lo que me hab!a aconse)ado %irce. Mientras nos acercábamos a la isla de las Sirenas, tom' un pan de cera, cort' pequeños tro2os, los abland' en mis manos, y tap' los o!dos de la tripulación. llos me ataron a su ve2 al mástil con rmes ligaduras, y luego se sentaron para seguir remando. no tardaron mucho las Sirenas en percibir que nos apro"imábamos, y pronto se pusieron a cantar: /<#diseo $amoso, gloria de los aqueos, ven aqu!= 1c'rcate y det'n la marcha de tu nave para que escuches nuestra bella vo2. >adie ha pasado por aqu! en su nave sin escuchar la suave vo2 que ?uye de nuestra boca, sino que se marchan tras recrearse en ella y aprender muchas cosas: pues sabemos lo mucho que han su$rido aqueos y troyanos por voluntad divina, y tambi'n cono co noce cemo moss cual cualqu quie ierr co cosa sa que que oc ocur urrre so sobr bre e la $'rt $'rtil il tier tierra ra.. 1s! 1s! dec! dec!an an co con n su her hermosa mosa vo2, vo2, y en mi alma alma anhe anhela laba ba co cont ntin inua uarr escuchándolas. 0legu' incluso a gritarles a los m!os que me de)aran libre, pero no me escucharon. 0uego les hice señas con las ce)as, per pero ello elloss se enco encont ntra raba ban n co conc ncen entr trad ados os rem eman ando do77 les les hab! hab!a a advertido que no me hicieran caso aunque les suplicara. *na ve2 que de)amos atrás a las Sirenas, mis leales compañeros se quitaron la cera que tapaba sus o!dos y soltaron los nudos que me su)etaban. (oc oco o desp despu' u's, s, not' not' dela delant nte e de noso nosotr tros os el vapo vaporr de unas unas olas olas gigantescas y llegó a mis o!dos un ruido atronador. l miedo se adueñó de mi tripulación y los remos cayeron de sus manos. 0a nave se detuvo. ntonces e"hort' as! a mis compañeros. /<1migos= a a sabemos lo que es su$rir desgracias. sta amena2a no es peor que el %!clope. 6e 'l nos escapamos tambi'n por mi valor, decisión
y prudencia, como no dudo que recordarán. Hagan lo que les digo: permane2can sentados en los bancos y batan con los remos el olea)e del mar, por si +eus quisiera concedernos concedernos escapar de la ruina. a ti, piloto, yo te ordeno esto: aparta nuestra nave del vapor y las olas y procura acercarla a aquel escollo. 1s! di)e y los hombres pronto me obedecieron. >o les habl' de scila, sin embargo: me hab!a decidido por el mal menor, evitando la ruta de las -ocas rráticas, y manteniendo nuestra embarcación lo más le)os posible de %a %ari ribd bdis is.. %ru2 %ru2am amos os el es estr trec echo ho entr entre e lame lament ntos os:: de un lado lado estaba scila y del otro %aribdis, sorbiendo enormes cantidades de agua y arro)ándolas luego con violencia por sus horribles $auces. l páli pálido do ter terror ror se apod apoder eró ó de todo todos, s, y mien mientr tras as nues nuestr tros os o)os o)os se posaban en %aribdis, nos atacaba scila por el otro costado. l monst onstru ruo o ar arrrebat ebató ó co con n sus sus se seiis boc oca as al mism ismo n;mer ;mero o de comp co mpañ añer eros os,, que que aull aullab aban an de agon agon!a !a y e"te e"tend nd!a !an n los los bra2 bra2os os,, supl suplic ican ante tes, s, mien mientr tras as los los devo devora raba ba la in$a in$aus usta ta cria criatu tura ra.. 6e los los horrores que su$r! en el mar, aquel $ue el más penoso. %uando al n escapamos de %aribdis y scila, llegamos a Trinacria, la hermosa isla del Sol, donde pastaban muchas vacas y ove)as gordas. -ecord' los presagios presagios de Tiresias Tiresias y %irce y les di)e a mis hombres: /%ompañeros, /%ompañeros, escuchen mis palabras. Tiresias el tebano y %irce me han predicho que deb!a evitar a toda costa la isla de Trinacria, que alegra a los mortales, puesto que nos esperan all! grandes desgracias. 1s! les di)e, y todos se sintieron molesto. ur!loco, que al llegar a la isla de la hechicera %irce hab!a hecho gala de proverbial prudencia, me espetó, $astidiado, estas palabras: /<res cruel, #diseo= res muy vigoroso, vigoroso, y tu cuerpo no se cansa7 y debes ser de hierro, hierro, puesto que no permites que los tuyos, $atigados, amarremos amarremos la nave en esta isla y tomemos la cena y durmamos aqu!. 1l alba nos pondremos en marcha una ve2 más. 0os demás apoyaron la moción. ntonces comprend! que alg;n dios nos tramaba una desgracia, y le habl' de esta sta $or $orma ma:: /ur /ur!l !lo oco co,, soy uno co cont ntra ra todo odos uste ustede des. s. (er ero o prom'tanme esto: si nos topamos con una manada de vacas o de ove)as, ninguno matará, cediendo a la locura, ni una vaca tan solo, ni una ove)a, sino que comerán lo que %irce nos dio. 1s! le di)e y ellos prestaron prestaron )uramento )uramento de que lo har!an as!. 1tracamos 1tracamos la nave y ba)amos a la isla. Mis hombres prepararon la comida, y despu's de comer y de beber, lloraron recordando a los que hab!an muerto en las $auces de scila. 0uego el sueño se apoderó de ellos. 6urante todo odo un mes sup supló sin pausa ausa el >o >oto to,, y nos nos nos nos $ue $ue posi posibl ble e empr em pren ende derr el regr egreso eso.. Mien Mientr tras as hubo hubo co comi mida da y ro)o o)o vino vino,, mis mis hombres se abstuvieron de tocar los rebaños del Sol. 1gotados los v!veres, $abricaron an2uelos e intentaron pescar o ca2ar pá)aros, puesto que el hambre nos atormentaba. o me intern' en la isla, para orar a los dioses, y ver si alguno de ellos me mostraba el camino de regreso a la patria. Me ale)' de los m!os y me lav' las manos y les rogu' a los dioses del #limpo, los cuales derramaron sobr so bre e mis mis párp párpad ados os el dulc dulce e sueñ sueño o. mien mientr tras as yo dor dorm!a, m!a, as as! ! e"hor "horta taba ba ur! ur!lo loco co a los los otr otros os:: /%om /%ompa pañe ñerros os,, es escu cuch chen en mis mis
palabras. %ualquier clase de muerte es odiosa a los hombres, pero morir morir de hambre hambre es la $orma $orma más m!sera de cumplir el destino destino que tenemos )ado. Tomemos, pues, a las me)ores vacas del rebaño del Sol, y hagamos sacricios en honor de los dioses que habitan en el cielo. Si nos es concedido regresar a la patria, construiremos para el Sol un templo ricamente labrado. si, irritado por sus vacas, quiere el hi)o de Hiperión destruir nuestra nave, y as! lo aprueban los restantes dioses, pre$erir!a morir tragando el agua de las olas, a consumirme lentamente aqu!. 1s! les di)o ur!loco y los otros se mostraron de acuerdo. 0uego eligieron las me)ores vacas, elevaron las s;plicas, degollaron las reses, las tro2aron y las pusieron en los asadores. l dulce sueño abandonó mis párpados en ese mismo instante, y rumbe' hacia la nave. %uando ya estaba cerca de la costa, me llegó el agradable aroma de la grasa. Suspirando, clam' de esta manera a los dioses eternos: /<(adre +eus y demás dioses bienaventurados= Sin duda que para causarme un daño me han enviado el sueño, pues mientras yo dorm!a mis compañeros han cometi cometido do un delito delito imper imperdon donabl able. e. 0uego 0uego puede puede entera enterarrme, pues pues %alipso, que lo hab!a escuchado de la boca de Hermes, me lo contó despu's, que el Sol tambi'n al2ó sus plegarias a +eus y a los dioses: /<(adre +eus y el resto de los dioses $elices e inmortales= 0es pido que castiguen a los compañeros de #diseo 0aert!ada, pues presas de soberbia han matado a mis vacas, a las que yo me complac!a en ver cuando sub!a al estrellado cielo, tanto como al ba)ar de nuevo a tierra. si no me compensan, voy a hundirme en el Hades, y solame sol amente nte alumbr alumbrar ar' ' a los muerto muertos. s. +eus, +eus, que amonto amontona na las nube nubes, s, res espo pond ndió ió:: /<#h /<#h Sol= Sol= oto, y luego de este pla2o pudimos arro)ar arro)ar la nave al mar. mar. (ero no conseguimos avan2ar durante mucho tiempo: el %'ro sopló sobre nosotros, nosotros, y desencadenándose produ)o produ)o una tormenta de grandes dimensiones: el viento huracanado quebró el mástil, que cayó en la cabe2a del piloto, matándolo en el acto. nseguida se puso negro el cielo, y +eus $ulminó la nave con sus rayo rayos. s. Todos odos mis mis co comp mpañ añer eros os ca caye yerron por por la bor borda y $uer $ueron on engullidos por las olas: un dios les denegaba el regreso a la patria. o o sin embargo me mantuve en pie en cubierta, hasta que el mar abrió los ?ancos de la quilla y el mástil se rompió en su unión con ella. 1lcanc' 1lcanc' a rescatar rescatar una soga soga de cuero que encontr encontr' ' sobre sobre el mástil7 at' mástil y quilla, y sentándome en ambos, de)' que me llev llevar aran an los los per pernicio nicioso soss vien viento tos. s. (ront ronto o ya no so sopl pló ó el viol violen ento to %'ro, %'ro, y sobrevino sobrevino el >oto, que me arrastró toda la noche hasta que pas' nuevamente )unto a scila y %aribdis7 me mantuve agarrado de la higuera mientras %aribdis vomitaba el mástil y la quilla de sus horribles $auces7 no quiso +eus que me viera scila, porque de lo
contra contrario rio no me habr!a habr!a librad librado o de una muerte muerte terribl terrible. e. 6urant 6urante e nueve d!as anduve a la deriva, y a la noche del d'cimo los dioses me llevaron a la isla de #gigia, donde vive %alipso, la de las lindas tren2as, la cual me recibió con amistad, y me o$reció su amor y sus cuidado. (ero esto ya lo sabes, 1lc!noo, pues ayer te relat' los hech hechos os en es esta ta mism misma a ca casa sa,, en pres presen enci cia a de 1ret 1rete: e: 3par 3para a qu' qu' repetir lo que ya se ha e"plicado claramente4
CANTO XIII
%uando #diseo terminó de hablar, se quedaron callados los presentes, como si su relato los hubiera hechi2ado. (ero 1lc!noo enseguida contestó: /<#diseo= Mañana, seg;n creo, volverás a tu patria, y ya no deberás andar errante, aunque hayan sido muchas tus penurias. 0uego se $ueron a dormir, cada uno a su casa. no bien surgió os, la de rosados dedos, todos se encaminaron a la nave llev llevan ando do los los regal egalos os y los los v!ve v!verres y all! all! mism mismo o go2a go2arron de un banquete, donde cantó 6emódoco, e hicieron sacricios a +eus, por el '"ito del via)e. 0uego subieron a la embarcación, y los diestros marinos tendieron una colcha y una tela sobre las tablas de la popa, para para que que #dis #diseo eo pudi pudier era a dor dormir mir pro$ pro$un unda dame ment nte. e. 0o 0oss otr otros se sentaron en los bancos, soltaron las amarras y golpearon las olas con los remos, mientras sobre los párpados de #diseo ca!a un sueño muy pesado, suave y dulce, parecido a la muerte. 1s!, surcaba el ancho mar la nave, más velo2 que un halcón. %uando salió la estrella más brillante, la que anuncia que os se dispone a surgir, llegaron a la isla. n la playa de)aron a #diseo, que segu!a dormido, con todas las rique2as que le hab!an obsequiado. (oseidón, sin embargo, continuaba irritado. 9ue a visitar a +eus y le di)o: / <(adre +eus= a nunca me honrarán entre los inmortales, pues ni siquiera me honran los mortales: ya ves que los $eacios, que para peor son de mi misma estirpe llevaron a #diseo hasta su patria, tras haberlo colmado de regalos. +eus le respondió: / 35u' tonter!as dices4 >o te odian los dioses, que ser!a di$!cil herir con el desprecio al más antiguo y más ilustre. mpero, si acaso acaso los humanos te deshonran, deshonran, de)o a tu arbitrio que te vengues vengues de ellos. #bra, pues, como quieras. -eplicó (oseidón: / 1s! lo hab!a pensado, padre +eus, pero tem!a tu cólera. 5uiero hacer nau$ragar la hermosa nave de los $eacios, cuando vuelva a casa, y para que en el $uturo se abstengan de escoltar con bar barco coss a los los homb hombrres es77 tamb tambi' i'n n quie quierro oc ocul ulta tarr ba)o ba)o una una gran gran montaña su ciudad. -epuso -epuso +eus, que amontona nubes: / 0o me me)o )orr se será rá es esto to:: cuan cuando do los los ciud ciudad adan anos os desd desde e la poblac población ión est'n est'n mirand mirando o cómo cómo vuelve vuelve la nave, nave, trans$ trans$ór órmal malo o en peñasco al lado de la cosa, parecido a una nave, para que luego todo todoss rec ecue uerrden den lo oc ocur urri rido do,, y cubr cubre e la ciud ciudad ad co con n una una gran gran montaña. %uando oyó (oseidón, que sacude la tierra, las palabras de +eus, $ue a squeria, donde viven los $eacios, y se detuvo all!.
Mientras la nave se acercaba, rauda, de regreso a la patria, el dios la interceptó y la trans$ormó trans$ormó en un peñasco enorme, con el toque de su mano inclinada, y luego se marchó. 0os $eacios, que esperaban en la co cost sta, a, qued quedar aron on as asom ombr brad ados os77 entr entre e s! se mira miraba ban, n, sin sin comprender comprender lo sucedido. ntonces 1lc!noo les hablo: / <#h dioses= Se han cumplido los antiguos presagios de mi padre, quien me advirtió que (oseidón un d!a habr!a de irritarse con nosotros, por llevar a los hombres por el mar sin nunca su$rir daño. 6ec! 6ec!a a que que alg; alg;n n d!a d!a har! har!a a nau$ nau$ra raga garr una una nave nave her hermos! mos!si sima ma,, al volver de llevar a un e"tran)ero, y luego ocultar!a nuestra ciudad ba)o una gran montaña. so di)o mi padre, y as! se está cumpliendo. scuchen, por lo tanto, lo que voy a decirles: no escoltaremos, de ahora en más, a nadie que llegue a la ciudad sacricaremos doce toros en honor del que mueve la tierra, (oseidón, para ver si se apiada de nosotros y no nos cubre la ciudad ba)o una gran montaña. 1s! habló, y eso hicieron los $eacios. Mientras tanto, #diseo se despertó en su patria. 6espu's de estar ausente tanto tiempo, no la reconoció.7 además, 1tenea lo hab!a envuelto en una espesa nube, para que su llegada no $uera conocida. Se presentó ante 'l la diosa entonces, tomando la gura de un pastor, )oven y delicado en su gura como el hi)o de un rey. 1l verlo, se alegró #diseo y le di)o estas palabras: / i siquiera en tu tierra tierra eres capa2 de renunciar a los inventos y a las palabras mentirosas, que siempre $ueron de tu
agrado4 >o hablemos más de ello, que ambos somos e"pertos en astucias, pues si t; te destacas entre todos los hombres, yo soy reconocida entre los dioses. 3>o me has reconocido todav!a4 Soy (alas 1tenea, hi)a de +eus, que siempre te protege y te au"ilia en tus cuitas. Dengo ahora hasta ti para $or)ar un plan para esconder estas rique2as que por mi inspiración te dieron los $eacios, y para revelarte los traba)os que habrás de soportar en tu morada. 6eberás tolerarlos en silencio, y aguantar los ultra)es que te hagan. el astuto #diseo respondió: respondió: /6iosa, hasta al más astuto le ser!a di$!cil conocerte, pues toma tomass la gur gura a que que te plac place. e. o sa sab! b!a a que que es esta taba bass a mi lado lado mientras luchaba en Troya. (ero (ero cuando la guerra terminó, partimos en las naves y un dios nos dispersó, y )amás volv! a verte, hi)a de +eus. (ero (ero dime si es cierto que he llegado a querida tierra. 0e contestó 1tenea, la diosa de o)os glaucos: /T; siempre te comportas con la misma cordura7 por eso es que no puedo abandonarte en la desgracia, porque eres despierto, inteligente y )usto. Te mostrar' tu tierra, para que puedas disipar tus dudas. 1s! di)o la diosa diosa y disipó disipó la nube. nube. nsegu nseguida ida sus sus o)os o)os pudieron contemplar la cumbre del boscoso monte >'rito, y la gruta de las >áyades, las nin$as de los r!os, a quienes #diseo sol!a hacer o$rendas. 1legrándose en su alma, #diseo besó la $'rtil tierra y di)o estas palabras: /<>in$as >áyades, hi)as de +eus= >o cre! que volver!a a verl verlas as.. 1hor 1hora a las las sa salu ludo do,, per pero pron pronto to he de volv volver er a hace hacerl rles es sacricios, si (alas 1tenea me conserva la vida. 0a diosa de o)os glaucos respondió de esta $orma: / >o te preocupes, #diseo, ahora, y pongamos de prisa tu tesoro en el $ondo de la gruta, donde estará seguro, y tramemos un plan para que todo se haga de la me)or manera. 6ebes pensar cómo te vengarás de los desvergon2ados desvergon2ados pretendientes que mandan en tu casa y corte)an a tu esposa, que aunque les da esperan2as, en su interior suspira porque vuelvas. l astuto #diseo contestó: / <#h <#h dios dioses es== Ha Habr br!a !a muer muerto to en mi pala palaci cio, o, igua iguall que que 1gamenón, si no me hubieras instruido, diosa, acerca de todo esto. Damos, t; tra2a el plan para que los castigue, e in$;ndeme cora)e y $ortale2a, como cuando luchábamos en Troya codo a codo. (ues si t; me acompañas como lo hiciste entonces, yo luchar!a solo contra trescientos hombres. le di)o la diosa de o)os glaucos: glaucos: /(uedes estar seguro de que te asistir' cuando llegue el momento. (ero ahora te har' irreconocible a todos los mortales: te arrugar' la piel, har' parecer rala tu rubia cabellera, llenar' de lagañas tus hermosos o)os, y cubrir' tu cuerpo con harapos, para que en el palacio nadie te recono2 recono2ca. ca. 1ntes que nada debes visitar al porquero, el guardián de tus cerdos, que se mantiene el, y que
adora tu hi)o y a tu esposa. 0o encontrarás sentado entre los cerdos, que se alimentan cerca de la -oca del %uervo, en la $uente 1retusa, y beben aguas turbias y devoran bellotas. T; si'ntate a su lado y preg;ntale todo cuanto quieras, mientras yo voy a sparta, la de hermosas mu)eres, a buscar a Tel'maco, tu hi)o, que ha via)ado has astta all! ll! a ver ver a Menel enelao ao y pregu eguntar ntarle le si su padr adre aun aun se encontraba con vida. 0e respondió #diseo: /6iosa, 3por qu' t; misma no se lo revelaste, ya que todo lo sabes4 3(ara 3(ara que 'l tambi'n pase muchas penurias en el mar y se coman su hacienda mientras tanto4 contestó 1tenea, 1tenea, la diosa de o)os glaucos: glaucos: />o debes preocuparte por Tel'maco. o misma lo escolt', con el propósito de que se hiciera $ama de valiente. s cierto que lo acechan en su nave los pretendientes, y traman matarlo cuando regrese a &taca. (ero te garanti2o que no lo lograrán. 6ichas estas palabras, tocó con su varita al divino #diseo. 6e pronto sus cabellos se volvieron ralos, la piel se le arrugó y se llenaron de lagañas sus hermosos o)os. 0o cubrió con harapos sucios y rotoso tosos, s, y le puso uso en las las ma man nos un bas astó tón n y una bols bolsa a de mend me ndig igo o. 0uego uego se desp despid idie iero ron, n, y la dios diosa a se ma marrchó chó rumb rumbo o a sparta, donde estaba Tel'maco. CANTO XIV
#diseo, de)ando atrás el puerto, emprendió su camino por el bosq bosque ue,, y atra atrave vesó só un se send nder ero o es esca carp rpad ado o haci hacia a el siti sitio o dond donde e 1tenea le hab!a señalado que encontrar!a a umeo. all! encontró al porquero, )unto a la entrada de un corral muy amplio que 'l mismo hab!a construido con piedras y maderos, para los cerdos del ausente rey. %uat %uatrro er eros per perra2o ra2oss cuid cuidab aban an a los los ce cerrdos. dos. %uan %uando do oyeron que alguien se acercaba, corrieron a su encuentro ladrando con violencia. 1stutamente, el h'roe de)ó caer el báculo en el suelo y se se sent ntó ó all! all! mism mismo o. (ero ero habr habr!a !a su$r su$rid ido o una una desg desgra raci cia a si el porquero no hubiera corrido tras los perros, gritándoles para que se dispersaran. umeo lo ayudó a ponerse en pie, y le habló de esta $orma: / 1nciano, $altó poco para que en un instante mis perros te despeda2aran, y seguro me habr!as echado a m! la culpa. Fastante su$r su$rim imie ient nto o teng tengo o yo, yo, llor lloran ando do a mi se seño ñorr y engo engorrdand dando o a sus sus cerdos, para que otros los coman7 y 'l qui2ás est' hambriento, y ande peregrinando por pueblos y ciudades de gente e"traña que habla e"trañas lenguas, si es que aun vive y ve la lu2 del sol. (ero s!gueme, anciano, vayamos a mi casa para que pueda darte de comer y beber y me cuentes qui'n eres y qu' padecimientos has su$rido. 1s! habló, y lo condu)o a su cabaña. 1ll! esparció en el suelo un manto de ho)as secas, colocándole encima una abrigada y
gruesa piel de cabra, a manera de lecho. se alegró #diseo del recibimiento, recibimiento, y di)o estas palabras: / <5ue +eus y los otros dioses inmortales que concedan aquello que más quieras, ya que me has recibido con bondad= 0e respondió el porquero: /<#h $orastero= o no podr!a recha2ar a un hu'sped, puesto que son de +eus todos los $orasteros y los pobres. %ualquier regalo que se le haga a un hu'sped les es grata a los dioses, por e"igua que sea7 as! suelen hacerlas los esclavos, que siempre tienen miedo cuando su amo es )oven. (ues los dioses, sin duda, impidieron que el m!o regresara7 'l me quer!a mucho, y me hab!a concedido una casa, un terreno y una mu)er hermosa, todo aquello que un amo bondadoso le da a su servidor si este traba)a para 'l con ganas. (ero 'l pereció en Troya, adonde $ue siguiendo a 1gamenón. 6ichas estas palabras, salió hacia los chiqueros, atrapó dos lechones y los sacricó, y tras descuarti2arlos los puso a la parrilla. %uando estuvieron listos, se los sirvió a #diseo y le entregó además una copa de vino, diciendo estas palabras: /#h hu'sped, come ahora esta carne de cerdo, que es lo ;nico que hay para los siervos7 pues los cerdos más gordos los devoran los viles (retendientes, sin temer la vengan2a de los dioses, y sin piedad alguna. 1s! le habló el porquer porquero, o, y cuando terminar terminaron on de comer, #diseo le di)o estas palabras: /<1migo= 6ime ahora qui'n es ese hombre rico y poderoso del del que que me habl hablab abas as ante antes, s, es ese e am amo o tan tan quer querid ido4 o4 36ic 36ices es que que pereció de$endiendo el honor de 1gamenón, en Troya4 6ime cómo se llama, por si acaso pudiera conocerlo. 5ui2á yo lo haya visto, y pueda darte alguna nueva de 'l, pues he via)ado mucho. 0e respondió el porquero: /<1nciano= >i su esposa ni su hi)o se de)ar!an convencer si acaso un vagabundo llega con noticias suyas. (ues cada peregrino que aparece en la isla le va a contar mentiras a (en'lope, y mi ama lo recibe y le da de comer, y le hace mil preguntas con los o)os llorosos llorosos.. T; mismo inventar!a inventar!ass cualquier cualquier cosa, por que te den un manto y una t;nica. (ero seguramente los perros y las aves de rapiña ya le habrán arrancado la carne de los huesos, y su alma debe haberlo abandonado. # tal ve2 en el mar lo devoraran los peses y sus huesos est'n en una playa, me2clados con la arena. 1 quienes lo quer!amos ya no nos queda más que la triste2a7 y sobre todo a m!, que nunca encontrar' amo tan generoso como lo era #diseo. el paciente #diseo di)o entonces: entonces: /1migo, ya que niegas con incredulidad la vuelta de tu amo, te dar' mi palabra, y si es preciso ba)o )uramente, de que tu amo, #diseo, está en camino. Solo te pido a cambio de esta buena noticia un manto y una t;nica, que me darás a su llegada. s me)or que me creas, pues me son más odiosos que las puertas del Hades los que buscan aliviar su miseria con mentiras. Todo se cumplirá tal
como te lo anuncio: #diseo vendrá este mismo mes, regresará a su casa, y all! se vengará de todos los que ultra)an a los suyos. 0e contestó el porquero: /1nciano, no tendr' que darte nada por la buena noticia, ni tampoco el ausente regresará a su casa. (ero bebe tranquilo y cambiemos de tema, que cada ve2 que escucho hablar de 'l, se me entristece el alma. Me)or dime qui'n eres, en qu' pa!s naciste, y por qu' estás aqu!. 1s! lo interrogó el el umeo, y #diseo contó que hab!a estado en Troya, y se inventó una larga historia, llena de un sin$!n de detall detalles, es, para para que pareci pareciera era verdad verdadera era.. mientr mientras as conver conversab saban an sobrevino la noche, destemplada y sin luna. +eus hi2o soplar el $uerte $uerte %'ro %'ro,, y derram derramó ó una una lluvia lluvia persis persisten tente. te. ntonc ntonces es #diseo #diseo tramó un nuevo relato, para ver si el porquero porquero le regalaba un manto: / scucha ahora, umeo, pues quisiera decir unas palabras, ya que me incita el vino, que hasta al más sensato le hace sentir deseos de cantar y re!r con alegr!a, y lo incita a bailar y a contar cosas que más le convendr!a guardarse para s!. (ero dado que he come co men2 n2ad ado o a habl hablar ar,, ya no me dete detend ndrr'. <#)a <#)alá lá $uer $uera a )ove )oven n y tuvie uvierra las $uer $uer2a 2ass que ten!a en!a en Troya, oya, en oc ocas asió ión n de una una embo em bosc scad ada a que que hici hicimo moss )unt )unto o al mur muro= >o >oss guia guiaba ban n #dis #diseo eo y Menelao, y yo era el tercero. %uando llegamos )unto a la muralla, nos nos oc ocul ulta tamo moss en los los ma mato torr rral ales es y nos nos cubr cubrim imos os co con n nues nuestr tros os escudos. %ayó la noche cruel. Soplaba un viento g'lido, y comen2ó a nevar. *na capa de hielo cubr!a los escudos, y todos los aqueos dorm!an en$undados en sus mantos. (ero, insensato, yo me lo hab!a de)ado en la cóncava nave, sin prever una helada. n medio de la noche, lo despert' a #diseo, que estaba )unto a m!, y as! le di)e: @o tra)e manto. Me engañó alg;n dios dios cuan cuando do de)' de)' las las nave navess vest vestid ido o co con n la t;ni t;nica ca,, y ahor ahora a no encuen encuentr tro o $orma $orma de evitar evitar la desgra desgracia ciaA. A. 1s! 1s! le di)e di)e y 'l, astuto astuto como siempre, me susurró: @
y nada más. %uando vuelva Tel'maco, el hi)o de #diseo, 'l te dará un manto y una t;nica, y te conducirá donde t; quieras ir. ir. 6ichas 6ichas estas palabra palabras, s, se levantó levantó y le preparó preparó una cama cerca del $uego al hu'sped, y la llenó de pieles de ove)as y de cabras. Se acostó all! #diseo, y umeo le echó encima el manto que ten!a para cubrirse en noches de tormenta. Se abrigó y se colgó la espada de los hombros, y enseguida salió de la cabaña, porque no le gustaba dormir le)os de sus queridos cerdos. se alegró #diseo al ver con cuánto celo umeo se ocupaba de su hacienda.
CANTO XV
Mientras tanto, 1tenea hab!a ido a sparta, para instar a Tel'maco Tel'maco a regresar regresar a &taca. (is!strato dorm!a en el palacio, pero encontró a Tel'maco a su lado, despierto en medio de la noche: la
suerte de #diseo lo inquietaba. 1tenea, la diosa de o)os glaucos, se le acercó y le di)o: / Tel'maco, no es bueno que demores le)os de tu palacio, pues has de)ado all! muchas rique2as y unos hombres soberbios: no sea que se repartan tu hacienda y se la coman, y luego el via)e te resulte in;til. (!dele a Menelao, valiente en el combate, que te de)e partir, para que halles aun en tu palacio a tu madre, (en'lope, pues ya su padre y sus hermanos la e"hortan a casarse con ur!maco, que supera a los otros pretendientes en dádivas nupciales. te advier advierto to otra otra cos cosa: a: los más conspi conspicuo cuoss de los prete pretendi ndient entes es se encuentran emboscados, aguardando que vuelvas, en el estrecho que separa a &taca de la escabrosa Same. Se $rustrarán sus planes: t; embárcate de noche, y mant'n el nav!o ale)ado de las islas, pues el dios que te au"ilia te enviará unos vientos $avorables. %uando llegues a &taca, irás directamente a casa del porquero, el que cuida los cerdos y te es el. (asa la noche all!, y env!alo a la ciudad para anunciarle a tu madre (en'lope que has vuelto sano y salvo. Tras Tras hablar de esta $orma, la diosa se marchó al le)ano #limpo. ntonces despertó Tel'maco a (is!strato, y le di)o estas palabras: /<6espierta, hi)o de >'stor, y engancha los caballos, para que nos pongamos en camino= 0e contestó (is!strato: /Tel'maco, el'maco, aunque aunque estemos estemos apurados apurados por emprender emprender el via)e, no es posible guiar a los caballos mientras dure la noche tenebrosa. tenebrosa. a a va a mostrarse os. speremos speremos que el h'roe Menelao, $amoso por su lan2a, nos traiga los regalos y mande que los carguen en el carro. luego despidámonos de quien nos recibió hospitalariamente: es menester que sea as!, Tel'maco. 1s! 1s! di)o di)o.. nse nsegu guid ida a sur surgió gió os, os, la de tron trono o dora dorado do.. ento entonc nces es Mene Menela lao o se leva levant ntó ó del del lech lecho, o, que que co comp mpar art! t!a a co con n la hermosa Helena. 1l ver que se acercaba, se levantó Tel'maco, y luego de vestirse, $ue a su encuentro y le di)o: /<#h Menelao, pr!ncipe de hombres, del lina)e de +eus= (erm!teme (erm!teme partir a mi querida patria, que ya siento deseos de volver a mi hogar. 0e contestó el valiente Menelao: / Tel'maco, si es ese tu deseo, yo no te retendr': me es igualmente odioso el antrión que trata al hu'sped con e"cesivo amor como el que lo recibe con un ánimo odioso7 ser moderado es siempre conveniente. (ero espera que traiga mis regalos y mande que los pongan en tu carro, )unto con provisiones para la traves!a. 1s! se hi2o, y luego de cargar los regalos en el carro, subieron ellos mismos, dispuestos a partir. (ero antes de a2u2ar a los caballos ocurrió algo asombroso: por sobre sus cabe2as pasó vola voland ndo o un águi águila la que que llev llevab aba a en las las gar garras ras un gans ganso o blan blanco co,, enorme, que hab!a arrebatado qui2á de alg;n corral, pues lo segu!an hombres y mu)eres que daban grandes gritos7 al llegar )unto al
carro carro,, giró hacia hacia la derecha. derecha. 1l ver este prodigi prodigio, o, se les alegró alegró el alma a todos los presentes, y di)o as! (is!strato: (is!strato: /<#h Menelao, pr!ncipe de hombres, del lina)e de +eus= "pl!canos si el dios que envió este presagio lo hi2o aparecer para nosotros nosotros o solo para ti. Menelao se puso a meditar qu' respuesta o$recerle, pero la hermosa Helena se adelantó, diciendo estas palabras: /scuchen: les dir' lo que sucederá, pues as! me lo inspiran los dioses en el ánimo, y creo rmemente que as! se cumplirá. 6e la misma manera en que este águila, que viniendo del monte, donde tiene su cr!a y su morada, arrebató a este ganso, criado en una casa ca sa,, as as!, !, tras tras pade padece cerr much muchas as penu penuri rias as y anda andarr erra errant nte e lar largo tiempo, regresará #diseo y logrará vengarse, si es que no está ya en casa tramando muchos males contra los pretendientes. respondió respondió Tel'maco: Tel'maco: /<5ue +eus nos lo cumpla= n ese caso, te invocar' en mi casa como a una diosa cada d!a que viva. 0uego se despidieron, y los caballos se lan2aron a correr por la ciudad, buscando la llanura. a de regreso en (ilos, as! le habló Tel'maco a (is!strato: / a que nos unen vie)os la2os hospitalarios, por la amistad que tienen nuestros padres, además de que somos de la misma edad, y estamos más unidos tras este via)e )untos, voy a pedirte algo: d')ame aqu!, )unto a la embarcación7 no sea que tu padre me retenga en su casa contra mi voluntad, queriendo agasa)arme, que a m! me urge llegar lo antes posible a casa. 1s! di)o y (is!strato le concedió el pedido. Sin más demora, se embarcó Tel'maco, y 1tenea, la diosa de o)os glaucos, le envió un viento propicio, a n de que el nav!o atravesara el mar lo más pront pronto o posibl posible. e. Mientr Mientras as guiaba guiaba el barco, barco, Tel' el'mac maco o pensab pensaba a si lograr!a huir de la emboscada o si lo apresar!an para darle muerte. Mien Mientr tras as tant tanto, o, #dis #diseo eo ce cena naba ba co con n ume umeo o y algu alguno noss campesinos que con 'l traba)aban. 6espu's de la comida, #diseo habló as!, para ver si el porquero porquero seguir!a albergándolo en su casa: / 1mig migos m!o m!os, oigan igan lo que que voy voy a dec ecir irle less: cuan cuand do amane2ca me pondr' en camino a la ciudad. >o quiero convertirme en una carga para ustedes. Solo te pido, umeo, que me indiques cómo llegar a la ciudad, o que alguien de los tuyos me acompañe. Mendigar' en las calles, por si alguien quiere darme una copa de vino y un mendrugo de pan. Tambi'n ir' al palacio de #diseo, para darle noticias a (en'lope, y ver' a los soberbios pretendientes, a ver si me convidan algo de comer, ya que tienen de todo en abundancia7 a cambio har' lo que me pidan ellos, pues nadie me supera en preparar el $uego, en trinchar y asar carne, o en escanciar el vino: son esos los servicios que les prestan los criados a sus amos. 0e respondió, muy a?igido, umeo: / 35u' cosas dices, hu'sped4 0o que t; buscas es morir, sin duda, si quieres tener trato con los viles pretendientes, cuya
violencia y arrogancia enormes llegan al rmamento. n nada se parecen sus criados a ti: siempre los sirven )óvenes, de hermosa cabe ca bell ller era a y ros ostr tro o ro2ag o2agan ante te,, que que van van siem siempr pre e vest vestid idos os co con n su mant ma nto o y su t;ni t;nica ca.. 5u'd 5u'dat ate e co con n noso nosotr tros os,, que que tu pres presen enci cia a no mole molest sta a a nadi nadie. e. %uan %uando do veng venga a el am amad ado o hi)o hi)o de #dis #diseo eo,, te obsequiará una t;nica y un manto, y te conducirá donde t; quieras. 0e respondió respondió el paciente y divino #diseo: /<umeo= <#)alá +eus te llegue a querer tanto como te quiero yo, puesto que me has librado de la miseria y del vagabundeo= >o hay, para el hombre, nada más terrible como una vida errante. 1s! di)o #diseo, y luego preguntó por su padre, 0aertes. umeo le contó que el anciano viv!a, aunque todos los d!as le suplicaba a +eus que le enviara la muerte, abrumado de pena por la ausencia de su hi)o y la muerte de su esposa. siguieron hablando, hasta que al n el sueño los rindió, aunque no por mucho tiempo, porque enseguida vino os, la de trono dorado. Mientras tanto, la nave de Tel'maco, gracias a los conse)os de 1tenea, 1tenea, hab!a hab!a llegado a tierr tierra, a, eludiendo eludiendo la emboscada, emboscada, y los hombres quitaron rápidamente el mástil y plegaron las velas. 0uego de es esto to,, llev llevar aron on la nave nave al $ond $ondea eade derro, arr arro)ar o)aron on el ancl ancla a y la ataron las amarras. %uando desembarcaron, comieron y bebieron, y tras la cena di)o as! Tel'maco: / %ompañeros, ahora ahora lleven la negra nave a la ciudad, pues yo me ir' al campo a ver a los pastores: cuando caiga la tarde, tras recorrer mis ncas, volver' a la ciudad, y les dar' mañana, como premio, un banquete abundante de dulce vino y carnes. 1s! 1s! di)o di)o Tel' el'mac maco, o, y los hombr hombres es volvie volviero ron n a embar embarcar car,, llevando a la ciudad la negra nave. Tel'maco se ató las hermosas sandalias, tomó la $uerte lan2a y emprendió su camino, marchando a paso vivo, hasta donde guardaba sus abundantes cerdos el el porquero umeo.
CANTO XVI
>o bien surgió surgió la aurora, aurora, #diseo #diseo y umeo encendie encendieron ron el $ueg $uego o en la ca caba baña ña,, y lueg luego o se pusi pusier eron on a hace hacerr el desa desayu yuno no,, despu's de despedir a los pastores, que se $ueron con los cerdos. ntonces escuchó el astuto #diseo unos pasos a$uera y advirtió que los perros perros no ladraban. 0e di)o estas palabras palabras al porquero: porquero: /umeo, me parece que alg;n amigo o conocido viene, porque escucho pisadas, y los perros no ladran. 1pen penas di)o di)o esto sto, apar parec eció ió en la puer uerta su quer querid ido o Tel'maco. Tel'maco. Sorprendido, el porquero se levantó, y se le cayeron unas ta2as en que estaba me2clando el negro vino. 9ue enseguida al encuentro de Tel'maco, y besó su cabe2a, su rostro delicado, sus o)os y sus manos, como un padre que abra2a a su ;nico hi)o que le nació de vie)o. Mientras lloraba de alegr!a, umeo le di)o estas palabras: / o vienes a menudo a ver el campo. (reeres la ciudad, como si te agradara estar entre esos viles pretendientes. pretendientes. 0e respondió respondi ó Tel'mac Tel'maco: o: /1nciano, as! lo har', que te he venido a ver especialmente a ti, para saber si mi madre se encuentra aun en el palacio, o alguno de esos hombres la ha desposado ya. 0e contestó el porquero: /T Tu u madre permanece en el palacio, con el alma a?igida, y consume sus d!as y sus noches llorando sin cesar. 6espu's de hablar as!, tomó la lan2a de Tel'maco, y lo hi2o pasar al interior de la cabaña. ntonces #diseo hi2o además de levantarse, levantars e, pero se lo prohibió Tel'maco Tel'maco,, diciendo estas palabras: / Hu'sped, no te levantes: seguro que hallaremos otra silla. umeo e"tendió entonces una piel de cordero sobre un colchón de ho)as, y all! se acomodó el hi)o de #diseo. 0uego les sirvió sirvió umeo carne asada que hab!a sobrado de la v!spera, v!spera, y le dio vino vino en una una co copa pa r;st r;stic ica. a. *na *na ve2 ve2 que que co comi mier eron on y bebi bebier eron on,, Tel'maco Tel'maco le di)o al el porquero: porquero:
a &taca4
/36e dónde viene el $orastero, anciano4 3%ómo ha llegado
0e contestó el porquero: /1rma haber venido en barco desde %reta, despu's de visitar muchas ciudades, puesto que as! se lo tramó el destino. o a ti te lo encomiendo: has por 'l lo que quieras, pues se )acta de ser tu suplicante. 0e contestó Tel'maco: /umeo, me producen tus palabras una enorme congo)a. 3%ómo 3%ómo puedo acoger al hu'sped hu'sped en mi casa4 Soy )oven y no tengo la $uer2a necesaria para salir en su de$ensa, en caso de que lo in)urie alguno de los pretendientes. (ero le entregar' un manto y una t;nica, vestidos muy hermosos, le obsequiar' una espada y unas lindas sandalias, y le prestar' ayuda para que vaya a donde más desee. si quieres tenerlo aqu! en tu casa, te enviar' vestidos y comida, a n de que no gastes en su manutención. (ero eso s!: no le permitir' que vaya allá, a )untarse con los viles pretendientes, pues si lo o$enden me provocar!an un enorme disgusto: pues un hombre, por más $uerte que sea, no puede hacerles $rente a tantos enemigos. (ero ahora apres;rate: es urgente que vayas a avisarle a mi madre que he vuelto sano y salvo, y procura que nadie se entere de mi vuelta, pues son muchos los que maquinan males en mi contra. Mientras tanto, yo me quedar' aqu!. 1s! di)o Tel'maco. nseguida se puso en marcha el el porquero umeo7 entonces 1tenea asumió la gura de una mu)er hermosa, y se paró en la entrada. Sólo #diseo era capa2 de verla, pues ues los los dio diose sess no se hac hacen visi visib bles les par para todos odos.. >a >ad da notó otó Tel'maco7 Tel'maco7 sin embargo, embargo, los perros percibieron percibieron su presencia, presencia, y en ve2 de ladrar escaparon al $ondo del establo entre gemidos. 0a diosa le hi2o señas a #diseo, y este salió de la cabaña y se reunió con ella. ntonces 1tenea le di)o estas palabras: /Bngenioso #diseo, de lina)e divino, es hora de que hables con tu hi)o y le digas qui'n eres, para que luego de tramar la ruina de los soberbios pretendientes vayan )untos a la ciudad7 y yo no estar estar' ' le) le)os os de ustede ustedess mucho mucho tiempo tiempo,, deseos deseosa a como como estoy estoy de entrar en la batalla. 1s! di)o 1tenea, y lo tocó con su varita de oro. 1l instante, una t;nica y un manto le cubr!an el cuerpo, y parec!a más alto y vigor vigoroso oso.. -ecuper ecuperó ó tambi' tambi'n n su te2 morena morena,, y las me)illa me)illass se le redondearon, brotándole de nuevo negra barba. 0uego de esto, la diosa se marchó, y el h'roe volvió a entrar en la cabaña. %uando lo vio su hi)o querido, se asombró, y temiendo que pudiera ser un dios apartó la mirada y le habló as!: /<9orastero= (arece que eres otro: ya no tienes las mismas vestiduras, y tu cuerpo tampoco es el de antes. Sin duda eres un dios: te ruego que nos seas $avorable, para que te o$re2camos sacricios y te hagamos regalos.
/>o soy un dios, Tel'maco, sino tu padre amado, por quien su$res y lloras, y aguantas los ultra)es de esos hombres. 6iciendo as!, besó al n a su hi)o, y de)ó que las lágrimas, que hasta hasta el momento hab!a hab!a contenido contenido,, brotaran brotaran de sus o)os. o)os. Sin embar embargo, go, Tel' el'mac maco o aun no es estab taba a conven convencid cido o de que $uera $uera su padre, y le habló as!: /T; no eres #diseo, mi padre, sino un dios que pretende engañarme, para que me lamente más aun. 3%ómo es posible que hace un rato $ueras un anciano andra)oso, y ahora te pare2cas a uno de los dioses que habitan en el cielo4 el astuto #diseo respondió: respondió: /T Tel'maco, el'maco, no esperes que venga otro #diseo más que yo. Tras Tras veinte años regres' regres' a la patria, despu's de su$rir penas incontables. l cambio en mi gura es obra de 1tenea, la diosa de o)os glaucos, pues ella puede hacerlo. %ualquiera de los dioses que habitan en el cielo puede darle la gloria a un hombre o destruirlo. destruirlo. 6ichas 6ichas estas estas palabr palabras, as, se sentó sentó.. Tel' el'mac maco o abra2ó abra2ó a su padre, y los dos lloraron largamente, como gimen las aves cuando los campesinos les roban los pichones que no saben volar. la pues puesta ta del del so soll los los habr habr!a !a enco encont ntra rado doss abra abra2a 2ado doss llor lloran ando do,, si Tel'maco Tel'maco de pronto no le hubiera preguntado preguntado a su padre de qu' manera hab!a llegado a &taca. 0e respondió respondió el paciente y divino #diseo: /Hasta aqu! me tra)eron los $eacios, $amosos por sus naves, que que es esco colt ltan an a los los hu's hu'spe pede dess que que lleg llegan an a sus sus tier tierra ras. s. 0leg 0legu' u' dormido y ellos me de)aron en la playa, con m;ltiples tesoros, que ahor ahora a es está tán n a sa salv lvo o en una una grut gruta. a. 6esp 6espu' u'ss vine vine hast hasta a aqu! aqu!,, siguiendo los conse)os de 1tenea, a n de que tramemos )untos la ruina de los pretendientes. (ero háblame de ellos y dimes cuántos son, para ver si podremos bastarnos los dos solos, o será menester pedir ayuda. 0e respondió respondi ó Tel'mac Tel'maco: o: /<#h padre= staba al tanto de tu $ama, tanto en la lucha como en el conse)o, pero dos hombres solos nada podrán hacer contra tantos varones es$or2ados. >o son die2 ni son veinte, sino en ver erda dad d much uch!sim !simo os: cinc cincu uent enta y dos vinie inierron de 6uli 6uliq quio uio, acompa acompañad ñados os por sei seiss esc escude uderros. 6e Same Same hay veinti veinticua cuatr tro7 o7 de +aquinto son veinte, y de la misma &taca son doce, y todos ellos valerosos. Si les hacemos $rente en el palacio, creo que pagaremos con la muerte el propósito de vengar sus e"cesos. le di)o #diseo: /3Te parece que +eus y (alas 1tenea son suciente ayuda, o he de buscar au"ilio en otra parte4 0e respondió respondi ó Tel'mac Tel'maco: o: /(adre, ambos son aliados e"celentes7 pero ellos viven en el ancho cielo. 0e respondió respondió el paciente y divino #diseo: / >o permanecerán muy le)os de nosotros cuando haya que luchar. 1hora escucha bien lo que voy a decirte: apenas sur)a os,
vete a casa y ;nete a los soberbios pretendientes7 el porquero, más tar tarde, de, me llev llevar ará á hast hasta a el pueb pueblo lo,, tran trans$ s$or orma mado do en anci ancian ano o y mise misera rabl ble e me mend ndig igo o. Si es esos os homb hombrres me insu insult ltan an o ma malt ltra rata tan, n, deberás soportarlo, aunque me arrastren por los pies o me echen. T; T; con suaves palabras amon'stalos, para que pongan n a sus locuras7 pero no te harán caso, pues está cerca el d!a de su muerte. no bien 1tenea me lo indique, yo te har' una señal con la cabe2a, y t; recogerás todas las armas que encuentres en la casa, para luego guardarlas en el sótano. Si alguno de los viles pretendientes te pregunta el motivo, t; le dirás que el $uego del hogar estropeaba las armas de #diseo, que han perdido su brillo, y que además no $uera que hubiese una disputa entre los pretendientes y acabaran matándose entre ellos. te dir' algo más: si en verdad eres sangre de mi sangre, a nadie le dirás que #diseo está en casa, ni al anciano 0aertes, ni al el porquero umeo ni a los siervos, ni a la misma (en'lope. Será nuestro secreto. Mien Mientr tras as los los dos dos plan planea eaba ban n es esttas co cosa sas, s, la nave nave que que tra)era de (ilos a Tel'maco arribó a la ciudad. >i bien desemb desembar arcar caron, on, enviar enviaron on un herald heraldo o a cas casa a de (en'lop en'lope, e, para para comunicarle que Tel'maco hab!a regresado sano y salvo, y ahora estaba en el campo, recorriendo sus ncas. n la puerta, el heraldo se encontró con umeo, que hab!a venido con el mismo n. *na ve2 que cumplió su cometido, el el porquero se marchó hacia el campo. 0oss prete 0o pretendi ndient entes, es, cuando cuando se entera enteraro ron, n, se sintie sintiero ron n con$us con$usos os y a?igidos. Salieron del palacio, y a$uera se sentaron delante de la puerta. Su cabecilla, 1nt!noo, los e"hortó diciendo estas palabras: /<0os dioses han librado de este mal a Tel'maco= 6urante el d!a entero nos turnábamos sin descanso en la cumbre de alg;n monte, acechando su vuelta, a n de sorprenderlo y darle muerte. 6ebe haber sido un dios quien lo condu)o sano y salvo a &taca. <(en <(ense semo moss otra otra $or $orma de ma mata tarl rlo, o, y que que es esta ta ve2 ve2 no es esca cape pe== Mientras Mientras viva Tel'maco, el'maco, no podremos podremos cumplir cumplir nuestro nuestro propósi propósito. to. Damos, d'monos prisa, antes de que re;na a los aqueos en el ágora, y all! denuncie cómo tramamos contra 'l una muerte terrible. >o aprobará nuestro accionar el pueblo7 qui2á nos e)ecuten o tal ve2 nos destierren. Mat'moslo en el campo, le)os de la ciudad, y luego repartámonos sus bienes equitativamente entre nosotros. 1s! les di)o 1nt!noo, y todos se quedaron en silencio. Se puso de pie 1n$!nomo, y les di)o: /1migos, /1migos, no quisiera quisiera que matemos matemos a Tel'mac Tel'maco, o, pues es delito grave destruir el lina)e de los reyes. %onsultemos primero la voluntad divina. Si los dioses lo aprueban, lo matar' yo mismo. (ero si no es as!, les aconse)ar' que desistan de hacerlo. 1s! les les di)o di)o 1n$!n n$!no omo, mo, y los los otro tros pret preten endi dien ente tess se mostraron de acuerdo. %asualmente, (en'lope escuchó lo que los prete pretendi ndient entes es estaba estaban n discut discutien iendo7 do7 subió subió a su habita habitació ción, n, y se acostó en la cama, llorando amargamente, hasta que al n la diosa de o)os glaucos vertió sobre sus párpados el sueño.
Mientras tanto, el porquero volvió con #diseo y Tel'maco, y )untos prepararon la cena. 1tenea ya hab!a tocado nuevamente con su vara a #diseo, volviendo a convertirlo en un anciano, para que el el umeo no lo reconociera. una ve2 que comieron y bebieron, los tres se recostaron recostaron en sus lechos, y el sueño los rindió.
CANTO XVII
%uando surgió la hi)a de la mañana, os, la de dedos de rosa, Tel'maco se ató las hermosas sandalias, y tras tomar la lan2a, mientras se dispon!a a ir a la ciudad, le di)o as! al porquero: porquero: /1nciano, vuelvo raudo a la ciudad, para que as! mi madre pueda verme y de)e el triste llanto. Te pido que acompañes a la ciudad al hu'sped in$eli2, para que pueda mendigar all!. 1s! di)o, y salió de la cabaña, andando a paso rme y maqu ma quin inan ando do ma males les contr contra a los los pret preten endi dien ente tes. s. %uan %uando do lleg llegó ó al palacio, la discreta (en'lope corrió a echarse en sus bra2os, y le cubrió de besos la cabe2a y los o)os, y le di)o, entre lágrimas: /
mi deseo, para buscar noticias de tu padre. (ero vamos, relátame lo que has podido averiguar de 'l. Sin embargo, Tel'maco le di)o solamente lo que le hab!a dicho Menelao: Menelao: que #diseo #diseo viv!a, viv!a, y que era prisioner prisionero o en el palacio palacio de la nin$a %alipso, donde permanec!a contra su voluntad, pues no ten!a nave ni una tripulación que lo ayudara a atravesar el mar. mar. n tant tanto o co conv nver ersa saba ban n (en'l en'lop ope e y Tel'm el'mac aco, o, ume umeo o y #diseo se pon!an en camino. %uando ya se acercaban al palacio, oyeron el sonido de la lira de 9emio, que tocaba y cantaba para los pretendientes. al llegar a las puertas del palacio, le di)o as! #diseo al el porquero: / sta ha de ser sin duda la casa de #diseo. Se distingue entre todas las demás por tener más de un piso, por su muro almenado alrededor del patio, y las hermosas puertas de dos ho)as. >adie >adie despr despreci eciar! ar!a a sem seme)a e)ante nte mansió mansión. n. %reo %reo que en su interi interior or multitud de varones celebran un banquete, pues siento olor a carne asada y oigo la melodiosa lira, que los dioses hicieron compañera natural del banquete. 1s! di)o #diseo, y al escuchar su vo2, un perro de la casa, que estaba echado all!, levantó la cabe2a y paró las ore)as: era 1rgos, el perro de #diseo, quien lo hab!a criado desde que era cachorro, aunque luego no hab!a podido dis$rutarlo, porque hab!a tenido que partir hacia Troya. 1ntes de su partida, lo llevaban los )óvenes a ca2ar, pero ahora, en ausencia de su dueño, estaba echado encima del esti'rcol que ten!an all!, )unto a la puerta, para que los criados abonaran los campos. %uando vio que #diseo se acercaba, movió la cola, alegre, y ba)ó las ore)as, y aunque intentó moverse y salir a su encuentro, no pudo levantarse. %uando lo vio, #diseo, sin que lo viera el otro, se secó con la mano una lágrima, y di)o: /<u /<ume meo= o= Me so sorp rprrende ende que que es ese e per perro es est' t' so sobr bre e el esti'rcol, pues su cuerpo es hermoso, aunque no s' si era velo2 de )oven, o como aquellos perros perros que los señores cr!an en la casa para que los diviertan. 0e contestó el porquero: /se perro que ves perteneció antiguamente a un hombre que murió le)os de aqu!. Si t; lo hubieras visto en vida de #diseo, te habr!as admirado de lo velo2 y rápido que era: entonces no de)aba escapar ninguna presa. (ero (ero ahora ya nadie cuida de 'l. tras hablar as!, atravesó las puertas de la casa y penetró en la sala donde estaban los viles pretendientes. en ese mismo instante, despu's de veinte años de esperar a #diseo, la negra muerte se adueñó de 1rgos. 1l ver entrar a umeo, le hi2o señas Tel'maco para que se sent se ntar ara a )unt )unto o a 'l. 'l. (oc oco o desp despu' u's, s, entr entró ó #dis #diseo eo en el pala palaci cio, o, convertido en un vie)o y miserable mendigo, que se apoyaba en un bastón e iba vestido con harapos, y se sentó en el piso, al lado de la puerta. Tel'maco tomó un tro2o de carne y un peda2o de pan, y le di)o al porquero:
/0l' /0l'va vale le es esto to al hu's hu'spe ped, d, y má mánd ndal ale e que que vaya vaya por por las las mesas, y les pida a los viles pretendientes, pues el pudor no le conviene al hombre que está necesitado. 1s! lo hi2o i2o umeo umeo,, y llev llevó ó la co comi mid da y tran transm smit itió ió el mensa)e. (oniendo las vituallas sobre su bolsa, sucia y harapienta, #diseo comió. %uando el aedo concluyó su canto, 1tenea, la diosa de o)os glaucos, se apro"imó a #diseo, y lo instó a mendigar entre los pretendientes, para ver cuáles de ellos eran )ustos y cuáles más ben' ben'vo volo los, s, aunq aunque ue ning ningun uno o de ello elloss habr habr!a !a de sa salv lvar arse se de la muerte. Se puso en pie #diseo, y empe2ó a mendigar, pidiendo a cada ca da uno uno co con n la ma mano no e"te e"tend ndid ida, a, co como mo si hubi hubier era a me mend ndig igad ado o siempre siempre.. llos, llos, compadeci' compadeci'ndose ndose,, le o$rec!an o$rec!an limosna, limosna, mirándose mirándose entre ellos, e"trañados, preguntándose qui'n podr!a ser el hu'sped. 1nt!noo, al enterarse de que umeo lo hab!a tra!do a la ciudad, lo increpó de esta $orma: / <1$amado porquero= 3(or qu' tra)iste a este hombre a la ciudad4 31ca caso so no tenem enemo os su sucien cienttes me men ndigo digoss, que que ar arrruina uinan n los los banquetes4 3# te parece poco que los que aqu! se )untan den cuenta de los bienes de tu amo #diseo, y quisiste invitar tambi'n a este4 0e respondió el porquero: /1nt!noo, has sido siempre, de entre cuantos pretenden a (en'lope, el más cruel con los siervos de #diseo, y en especial conmigo. 6e todos modos, yo no me preocupo, mientras vivan aqu! (en'lope y Tel'maco, que es seme)ante a un dios. Tel'maco, Tel'maco, pidi'ndole al porquero porquero que no le contestara, as! le di)o a 1nt!noo: /1nt!noo, me aconse)as con el celo de un padre por su hi)o, cuando me ordenas e"pulsar al hu'sped. <>o permitan los dioses que que algo algo as as!! suce suceda da== 6ale 6ale algo algo,, que que no te lo proh proh!b !bo7 o7 por por el contrario, quiero que lo hagas, y no temas que mi querida madre, o alguno de los siervos puedan tomarlo a mal. (ero no hay en tu pecho tal propósito, que preeres comer t; solo a compartir. 1nt!noo respondió: respondió: /<r /<res un $an$ar $an$arró rón, n, Tel' el'mac maco, o, incapa incapa22 de conten contener er tu eno)o= Si todos los demás hicieran como yo, y no le dieran nada, pronto nos librar!amos de 'l, y para siempre. Sin embargo, los otros pretendientes le dieron a #diseo un poco de comida cada uno, y llenaron su bolsa. ya #diseo iba a sentarse de nuevo al lado de la puerta para comer la carne y el pan que le hab!an dado, pero al pasar al lado de 1nt!noo se detuvo, y le habló de este modo, inventando una historia $abulosa: / 1migo, dame algo, que no pareces menos noble que los otros, sino más distinguido, y seme)ante a un rey. (or eso debes darme más pan que los demás, y yo divulgar' tu $ama por la tierra. Hace años, yo tambi'n viv!a en un palacio, y ten!a criados, y o$rec!a limosna al vagabundo, sin importar qui'n $uera ni la naturale2a de su necesidad. (ero la voluntad de +eus me arruinó, instándome a ir
a gipto con mis naves7 all! nos capturaron los piratas, y a muchos los mataron, pero a m! me entregaron a 6m'tor, que reinaba con gran poder en %hipre, y desde all! he venido, despu's de padecer mil in$ortunios. 1nt!noo respondió: respondió: / 35u' dios nos ha enviado esta peste, a arruinarnos el banquete4 Todos dan sin medida, pues comen de la hacienda de otro hombre. 1pártate de aqu!, no sea que te env!e a mendigar a %hipre o al amargo gipto nuevamente. mientras se ale)aba, #diseo #diseo le di)o: /<#h 6ioses= n verdad tu inteligencia en nada se compara con tu noble gura. >i un puñado de sal dar!as de tu casa a quien te suplicara, ya que ahora, sentado en mesa a)ena, no has querido o$recerme ni un mendrugo de pan, cuando tienes a mano tantas cosas. 1s! di)o, y 1nt!noo se irritó más aun, y mirándolo )o le habló de esta manera: /3Todav!a me insultas4 <a no saldrás impune del palacio= tomó el escabel que ten!a a sus pies, y lo arro)ó arro)ó contra #diseo, dándole en el hombro derecho. (ero #diseo se mantuvo rme, y agitó la cabe2a, tramando en su interior siniestros planes. ntonces se ale)ó y se sentó en el piso, en el lugar de antes, y les habló as! a los pretendientes: /scuc /scuchen hen,, prete pretendi ndient entes es de la ilustr ilustre e (en'lop en'lope: e: ning;n ning;n varón se apena si lo hieren por de$ender su hacienda7 pero 1nt!noo me hirió por causa del $unesto vientre, que tantos males ocasiona al hombre. Si en alg;n lado e"isten los dioses que protegen a los pobres mendigos, mendigos, que le den muerte a 1nt!noo antes de que la boda se realice. 1s! di)o. Tel'maco, al ver cómo golpeaban a su padre, sintió en su cora2ón una gran pena, pero contuvo el llanto, y agitó la cabe2a, tramando en su interior siniestros planes. %uan %uando do supo supo (en'l en'lop ope e que que 1nt! 1nt!no noo o hab! hab!a a golp golpea eado do al $orastero, $orastero, le di)o estas palabras a su criada ur!nome: /Todos los pretendientes son odiosos, pero sin duda 1nt!noo es el más despreciable. <#)alá 9ebo 1polo, $amoso por su arco, lo mate con sus ?echas= 6espu's de decir esto, mandó a llamar a umeo y le habló as!: /Damos, manda a llamar al $orastero. 3>o has visto que mi hi)o estornudó despu's de mis palabras4 s señal inequ!voca de que los pretendientes morirán, sin que escape ninguno. te dir' algo más: si lo que dice el hu'sped es verdad, yo la regalar' un manto y una t;nica, vestidos muy hermosos. 1s! di)o, y umeo $ue a buscar a #diseo, quien le di)o en respuesta: /umeo, sin tardan2a ir!a a ver a la reina (en'lope, pero temo a los crueles pretendientes, cuya soberbia llega al mismo cielo, que hace instantes apenas me golpearon, y nadie lo impidió.
T; T; an;nciale a (en'lope que acudir' a su lado no bien se ponga el sol, para darle noticias de su esposo. umeo transmitió el mensa)e a la reina, y ella estuvo de acuerdo. 1cto seguido $ue donde estaba Tel'maco Tel'maco y le di)o: /1migo, yo me voy de nuevo con los cerdos, y a cuidar de tu hacienda y de la m!a. 6e todo lo de aqu! has de ocuparte t;: y sobre todo cu!date t; mismo, pues muchos son los que te traman daños. <#)alá los destruya el padre +eus antes de que se vuelvan una plaga= 0e respondió respondi ó Tel'mac Tel'maco: o: /1nciano, as! se hará. 1hora vete a casa, y regresa regresa mañana con el alba, y trae contigo hermosos animales7 que yo me ocupar' de las cosas de aqu!, y conmigo, los dioses. 1s! 1s! di)o di)o,, y umeo umeo aban abando donó nó el pal palac acio io,, donde onde los los pretendientes segu!an recreándose con el canto y la dan2a, y volvió con los cerdos mientras ca!a la l a tarde.
CANTO XVIII
>o bien se marchó umeo, apareció un mendigo en el palacio, al que llamaban Bro, que sol!a pedir por las calles de &taca7 todo todoss lo co cono noc! c!an an por por su glot gloton oner er!a !a inmo inmode dera rada da.. 1l lleg llegar ar,, se propuso propuso e"pulsar a #diseo, y le habló con palabras in)uriosas: / 1nciano, sal de ah!, para que yo me siente, si quieres evitar que te saque arrastrándote de un pie. mirándolo )o, el astuto astuto #diseo respondió: respondió: /<6e /<6esd sdic icha hado do== >ing >ing;n ;n daño daño te ca caus uso, o, y tamp tampoc oco o me opongo a que te den limosna. 1qu! hay lugar para los dos: no envidies lo m!o. Me parece que eres un vagabundo como yo, y son los dioses quienes conceden la abundancia. (ero no me provoques a luchar: no sea cosa que, vie)o como soy, te haga brotar la sangre por el pecho y los labios7 y as! descansar!a más tranquilo mañana, pues no creo que intentes el regreso a casa de #diseo. el vagabundo Bro Bro le respondió, respondió, eno)ado: / <#h dioses=
Todos Todos )uraron )uraron como se los solicitó el astuto #diseo, y comen2ó el combate. #diseo dudaba si era me)or matar de un solo golpe a Bro, precipitando su alma s;bitamente al Hades, o darle un golp golpe e suav suave e que que lo ec echa harra por por tier tierra ra,, para para que que los los so sobe berb rbio ioss pretendientes no lo reconocieran. 1l n se decidió por esto ;ltimo, y lan2ó un puñeta2o que alcan2ó a su oponente en la mand!bula, deba)o de la ore)a, que le rompió los huesos, y le hi2o echar sangre por la boca. Bro quedó tendido inmóvil en el suelo, mientras los prete pretendi ndient entes es levant levantaba aban n los bra2os bra2os y mor!an mor!an de ris risa. a. ntonc ntonces es #diseo tomó a Bro del pie, y lo arrastró hasta el patio y lo sentó a un costado de la puerta, y le puso un bastón en la mano. 0uego le di)o as!: /5u'date ah! sentado y no molestes7 no quieras, siendo pobre, convertirte en el rey de los mendigos. >o sea que te atraigas un daño aun peor que el que has su$rido ahora. una ve2 que habló as!, volvió a colgarse al hombro su bolsa sucia y llena de agu)eros, y se sentó de nuevo al lado de la puerta. 1nt!noo cumplió con su palabra, y le puso delante un gran vientre de cabra, y le o$recieron vino en una copa de oro. Mientras tanto, 1tenea, la diosa de o)os glaucos, puso en el cora co ra2ó 2ón n de la disc discrreta eta (en'l en'lop ope e el dese deseo o de apar aparec ecer er ante ante los los prete pretendi ndient entes: es: quer!a quer!a que la reina reina ganara ganara mayor mayor honra honra ante ante su esposo y su hi)o. -iendo sin motivo, (en'lope llamó a su criada y le di)o: /ur!nome, mi ánimo me pide lo que antes no deseaba: aparecer ante los pretendientes, aunque me son odiosos. ur!nome le di)o: /Me parece oportuno lo que dices. (ero antes deber!as lavarte y colorearte las me)illas. >o te muestres ante ellos con el rostro rostro a$eado por el llanto, que no es bueno a?igirse sin descanso. as! le contestó la prudente prudente (en'lope: (en'lope: / >o me pidas, ur!nome, que me lave y me arregle, pues los dioses que habitan el #limpo destruyeron, cuando partió #diseo, mi bell belle2 e2a. a. 1hor 1hora a ve a busc buscar ar a mis mis donc doncel ella las, s, Hi Hipo poda dami mia a y 1utóno tónoe, e, a n de que que me hag hagan co comp mpañ añ!a !a,, puest uesto o que que me averg8en2a presentarme sola ante los varones. 1s! di)o y la vie)a se $ue por el palacio a buscar a las mu)eres. ntonces 1tenea, la diosa de o)os glaucos, le in$undió el dulce sueño a la hi)a de Bcario, que se quedó dormida de inmediato7 y mientras tanto le otorgó la diosa belle2a incomparable para que cautivara a los varones: limpió con ambros!a el rostro hermoso, la hi2o parecer más alta y más esbelta, y conrió a su piel el brillo del marl reci'n labrado. *na ve2 hecho esto, la diosa se marchó, )usto cuando llegaban las criadas. 0a reina despertó, y salió de su cuarto con las criadas. %uando llegó al salón en donde estaban los viles pretendientes, con el rostro cubierto con un hermoso velo y una honrada doncella a cada lado, todos los pretendientes sintieron las rodillas a?o)árseles, el amor inundó sus cora2ones, y sus cuerpos temblaban de deseo. (ero ella le habló as! a su hi)o Tel'maco:
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1s! 1s! le di)o di)o 1nt! 1nt!no noo, o, y todo todoss los los demá demáss es estu tuvi vier eron on de acuerdo. %ada uno envió a su propio heraldo a buscarle a (en'lope un regalo. l heraldo de 1t!noo tra)o una hermosa t;nica con doce broches de oro7 un collar de oro y ámbar el de ur!maco, que reluc!a como el mismo sol. uridamante le o$reció dos aros con tres perlas brillantes cada uno, (isandro le obsequió una delicada gargantilla7 y los otros aqueos tra)eron, cada uno, su regalo. (en'l en'lop ope e volv volvió ió a subi subirr a su cuar cuarto to,, y las las es escl clav avas as se llevaron los magn!cos regalos, mientras los pretendientes volv!an a go2ar de la dan2a y del canto. staban aun en eso cuando llegó la noche, y entonces se hi2o un $uego en el salón. Cunto a 'l se quedó el paciente #diseo, removiendo removiendo las brasas, mientras tramaba planes que que llev llevar ar!a !a a ca cabo bo.. tamp tampoc oco o es esa a ve2 ve2 quis quiso o 1tene tenea a que que se abstuvieran los soberbios pretendientes pretendientes de in)uriar a #diseo, a n de que el pesar atormentara aun más su cora2ón. as!, para burlarse de 'l le di)o ur!maco: /3Te gustar!a, hu'sped, si te tomase a sueldo, traba)ar en mis campos, poniendo cercas cercas y plantando árboles4 o o te dar!a pan, vestidos y cal2ado todo el año. (ero como eres ducho en malas artes, no quieres traba)ar, sino pedir limosna por el pueblo, para llenar tu estómago sin $ondo. l astuto #diseo as! le respondió: /#)alá compiti'ramos, ur!maco, t; y yo, traba)ando en el campo hasta el anochecer: ver!as cómo no nos $altar!a alimento. igualmente, si +eus suscitara una guerra en alg;n lado, y yo tuviera escudo y una lan2a, me ver!as luchar en las primeras las, )unto a los más valientes, y ya no me hablar!as de mi estómago. (ero eres insolente y tu ánimo es cruel, y crees que eres grande y poderoso, porque estás entre pocos y no de los me)ores. Si volviera #diseo, estas puertas tan anchas te ser!an angostas para salir huyendo. 1s! le habló #diseo, irritando la cólera de ur!maco, que le di)o a su ve2: /
1s! 1s! les les di)o di)o y todo todoss se ca calm lmar aron on.. Hi Hici cier eron on una una ;lti ;ltima ma libación a los dioses, y luego cada uno se $ue a dormir a casa.
CANTO XIX
%uan %uando do los los pret preten endi dien ente tess se mar arch char aro on, #dis #diseo eo y Tel'maco Tel'maco guardaron guardaron todas las armas dentro del palacio. *na ve2 que lo hicieron, Tel'maco se $ue a su habitación y se acostó a aguardar la salida de la divina os. (ero #diseo se quedó en la sala, tramando la matan2a de los pretendientes )unto con 1tenea. n eso eso,, abando abandonó nó su habita habitació ción n la prude prudente nte (en'lop en'lope, e, seme)ante en belle2a a Ertemis o a 1$rodita, y $ue a sentarse en el sill sillón ón labr labrad ado, o, co con n ador adorno noss de plat plata a y de ma mar rl, l, en que que so sol! l!a a sentarse, )unto al $uego, en la sala. Dinieron Dinieron las doncellas, a levantar
las mesas del banquete, y echaron leña al $uego, para que hubiese más lu2 y calor. una de las esclavas Melanto era su nombre/ increpó as! a #diseo: /<9 /<9oras oraste terro= 3>os 3>os vas vas a mole molest star ar tamb tambi' i'n n de noch noche, e, anda andand ndo o por por la ca casa sa y es espi pian ando do a las las mu)e mu)erres es44 Dete ete a$ue a$uera ra,, y cont'ntate con lo que ya comiste, si no quieres que te eche a bastona2os. (en'lope escuchó lo que dec!a y se lo recriminó de esta manera: /<(erra desvergon2ada y atrevida= scuch' tus palabras, y tus tus malas malas accion acciones es recib recibirá irán n cas castig tigo: o: bien bien sab!as sab!as que yo quer!a quer!a interrogar al $orastero acerca de mi esposo en esta sala, pues estoy a?igida. ntonces ordenó que le tra)eran una silla a #diseo. %uando estuvo sentado, la prudente (en'lope le di)o: / <9orastero= 1nte todo quisiera preguntarte: 3qui'n eres y de qu' pa!s procedes4 el astuto #diseo respondió: respondió: /Mu) /Mu)er er,, ning ing;n mor mortal tal sobr obre la vast vasta a tier tierrra podr!a dr!a censurarte, pues tu gloria ha llegado al ancho cielo, como la de un rey sabio y temeroso de los dioses. (ero ahora, que nos hallamos en tu casa, preg;ntame otras cosas: no quieras conocer mi lina)e y mi patria, que el recuerdo recuerdo acrecienta mis pesares. 0e respondió (en'lope: / <#h hu'sped= 0os dioses inmortales acabaron con todos mis encantos / la hermosura y la gracia de mi cuerpo/ el d!a que partiero partieron n a Tro Troya ya los aqueos, aqueos, y #diseo con ellos. ellos. Si 'l volviera volviera a cuidarme, tal ve2 recobrar!a algo de mi belle2a. (ero ahora me abruman desgracias incontables que me ha enviado un dios. (orque todos los hi)os de las $amilias nobles de 6uliquio, de +ama, de +aquinto, y de la áspera &taca, pretenden desposarme contra mi volunt voluntad ad y arrui arruinan nan nuestr nuestra a cas casa. a. llos llos me e"hor e"hortan tan a cas casar arme me pronto, y yo maquino engaños: primeramente, un dios me sugirió que te)iera una tela sutil e interminable, y entonces les habl' a los pretendientes: @
el astuto #diseo respondió: respondió: /<#h mu)er= s di$!cil recordarlo despu's de tanto tiempo, pues veinte años han pasado ya. Te dir', sin embargo, la imagen que de 'l guarda mi cora2ón: llevaba un manto doble de lana color p;rpura, con un broche de oro su)etándolo7 y en la parte de atrás del del ma mant nto o hab! hab!a a bor bordado dado un per perro que que ten! ten!a a entr entre e las las pata patass delanteras un cervatillo al que miraba $orce)ear. Tambi'n ten!a una t;nica, que era muy suave al tacto y reluc!a como el mismo sol. (ero (ero qui2á #diseo no ten!a la misma vestimenta cuando partió de &taca, y tal ve2 se la dio alg;n compañero en la nave, o alg;n varón que lo haya recibido en su casa: #diseo ten!a incontables amigos, pues eran eran poco pocoss los los aque aqueos os que que pod! pod!an an co comp mpar arár árse sele le.. o mism mismo o le obsequi' una espada de bronce, un manto p;rpura, además de una t;nica, y lo $ui a despedir cuando partió en su nave. %on 'l iba un hera herald ldo, o, que que se llam llamab aba a ur! ur!ba bate tes. s. ra ra un poco poco má máss vie) vie)o o que que #diseo, con los hombros arqueados, de cabellos ri2ados y la piel mor morena. ena. 0o es esti tima maba ba #dis #diseo eo por por so sobr bre e los los demá demás, s, porq porque ue sus sus opiniones sol!an coincidir. 1s! di)o, y (en'lope (en'lope lloró, porque reconoc!a los detalles que le daba #diseo con tanta e"actitud. cuando sus deseos de llorar se saciaron, saciaron, le di)o estas palabras: /<#h hu'sped= Hasta ahora te tuve compasión, pero de ahora en más has de ser recibido con respeto y cariño en esta casa, porque yo misma le entregu' a #diseo esas ropas que dices. (ero no volverá a su hogar y a su patria, pues con hado $unesto partió a Troya, Troya, esa ciudad ne$asta. ne$asta. el astuto #diseo respondió: respondió: / <#h, venerable esposa de #diseo= >o mortiques más tu hermoso cuerpo, ni consumas tu ánimo, llorando a tu marido. 6e)a ya de llorar y escucha mis palabras: #diseo está vivo y está cerca, y viene de regreso. Trae muchas rique2as que pudo recoger por el camino, aunque perdió a sus eles compañeros y la cóncava nave en el oc'ano, al salir de la isla de Trinacria. Sin embargo, 'l se encuentra sano y salvo, y no pasará mucho le)os de sus amigos y su patria. Doy a )urarte algo, con +eus como testigo: #diseo vendrá antes de n de mes. 0a discreta (en'lope as! le respondió: / <9orastero, o)alá se cumpla lo que dices= (ronto conocer!as mi amistad, y te dar!a regalos incontables. (ero presiento en mi ánimo lo que ha de ocurrir: no volverá #diseo. 1s! di)o (en'lope, y ordenó a las criadas que lavaran al hu'sped y prepararan para 'l un lecho muy abrigado y cómodo, para que descansara. (ero di)o #diseo: /<#h, venerable esposa de #diseo= 6esde el momento en que de)' mi patria, aborre2co las mantas y las colchas. Me acostar' como antes, en el suelo. los baños de pies tambi'n me desagradan salvo que de tus siervas haya alguna muy vie)a y de ánim ánimo o disc discrreto, eto, que que haya haya su$r su$rid ido o tant tanto o co como mo yo7 yo7 a ella ella no le impedir!a yo que me toque los pies.
0a discreta (en'lope as! le respondió: /<5uerido hu'sped= Hay aqu! en mi casa una mu)er anciana como la que describes. lla crió a #diseo desde su nacimiento: ella te lavar lavará á los los pies pies,, aunq aunque ue sus sus $uer $uer2a 2ass so son n es esca casa sas. s. <1c' <1c'rrca cate te,, uriclea, y lava a este varón, que es de la misma edad que tu señor: pues as! deben ser sus manos y sus pies en este mismo instante, pues enve)ece la desgracia al hombre. 1s! di)o. 0a anciana se levantó, cubri'ndose el rostro con las manos, y se puso a llorar, dici'ndole a #diseo: /<#diseo, ay de ti, que no puedo salvarte= Sin duda, +eus le cobró más odio que a ning;n otro hombre, a pesar de que siempre respetó a los dioses. 5ui2á de 'l tambi'n se burlaron las criadas en el palacio de otro, como ahora lo hacen estas perras, cuyas muchas in$amias seguramente quieres evitar, no permitiendo que te laven ella ellas. s. Te lava lavarr' los los pies pies,, por porque que as as!! me lo orde ordena na la disc discrreta eta (en'lope, pero tambi'n porque tus desventuras me han conmovido el ánimo. además te dir' que, de todos los hu'spedes que han venido a esta casa, ninguno se parece como t;, en el cuerpo, en la vo2 y en los pies, a #diseo. nseg nseguid uida a tomó tomó un calder caldero o reluc relucien iente, te, me2cló me2cló all all!! agua agua caliente y agua $r!a, y se puso a lavarle los pies a su señor. (ronto reconoció la cicatri2 que le hi2o un )abal! con sus colmillos, una ve2 que salió de cacer!a por el monte (arnaso (arnaso.. >i bien tocó la cicatri2 la anciana, le soltó el pie de golpe, conmovida. 0a pierna vino a dar contra el caldero, que se agitó, y el agua se derramó en el suelo. Bnvadieron el alma de la anciana emociones me2cladas, alegr!a y triste2a, le brotaron las lágrimas y se quedó sin vo2. Tomando de la barba a #diseo, le di)o: /T; eres #diseo, hi)o querido7 y no te conoc! hasta que te toqu' con estas manos. 1s! di)o uriclea, y luego le hi2o señas a (en'lope, para comunicarle la noticia. (ero no pudo verla, pues la distra)o (alas 1tenea. ntonces ntonces #diseo la tomó tomó del cuello y la atra)o hacia hacia s!, y le di)o estas palabras: /T; misma me criaste, 3quieres perderme ahora4 n e$ecto, soy yo: tras soportar $atigas incontables, despu's de veinte años, estoy estoy de vuelta vuelta en la querida patria. patria. 1hora 1hora que lo sabes, calla, que en el palacio nadie debe enterarse. 1s! di)o, y la anciana se $ue a buscar más agua. una ve2 que su cuerpo estuvo limpio y ungido con aceite, se sentó )unto al $ueg $uego o para para ca cale lent ntar arse se,, y se cubr cubrió ió la cica cicatr tri2 i2 co con n los los hara harapo pos. s. ntonces la discreta (en'lope le di)o: /
?echas por los o)os de las hachas, y de)ar' esta casa, a la que llegu' virgen, que es tan hermosa y llena de rique2as, de la que seg;n creo/ me acordar' en mis sueños. el astuto #diseo respondió: respondió: /<#h mu)er de #diseo, venerable= a no postergues esa competencia, pues antes de que ellos con el pulido arco logren tensar la cuerda y disparar la ?echa, regresará regresará #diseo. 0a prudente (en'lope le di)o: /
CANTO XX
#diseo tendió en el suelo del vest!bulo la piel cruda de un buey buey,, y enci encima ma co colo locó có much muchas as piel pieles es de ove) ove)a7 a7 tras tras ac acos osta tars rse, e, ur!nome lo tapó con un manto. Sin embargo, por más que lo intentaba, era incapa2 de conciliar el sueño: tramaba muchos males contra los pretendientes. Mientras yac!a en el lecho, desvelado, se le acercó 1tenea, ba)ando desde el cielo, y le habló de este modo: /3(or qu' estás desvelado4 sta es tu casa y tienes en ella a tu mu)er y a tu hi)o, que ya quisieran otros otros que el suyo $uera a s!. 0e respondió #diseo: /<#h diosa= s cierto lo que dices. (ero (ero mi ánimo medita sin cesar cómo podr!a deshacerme, solo, de esos desvergon2ados, que son muchos y siempre están en grupo. tambi'n me preocupa qu' pasará conmigo si es que logro matarlos: tal ve2 sus $amiliares intentarán vengarse, y tendr' que buscar re$ugio en otro lado. 0e respondió la diosa de o)os glaucos: /<6esdichado= Si un hombre con$!a en un amigo, que es mortal, 3por qu' no puedes t; creer en las palabras de una diosa4 1hora r!ndete al sueño, que es molesto pasar la noche en vela, vigilando: pronto tus males llegarán a t'rmino. t'rmino. 1s! di)o la diosa, y derramó sobre los o)os de #diseo el sueño. 0uego volvió al #limpo. en el instante mismo en que #dis #diseo eo se qued quedab aba a dor dormido mido,, su es espo posa sa desp desper erta taba ba,, llor lloran ando do amargamente. una ve2 que su ánimo se sació de llorar, elevó esta plegaria: /
recogió las pieles y el manto sobre los que hab!a dormido, los puso en una silla, salió al patio, y all!, al2ando las manos, le dirigió esta s;plica al padre de los dioses: /<(adre +eus= Si $ue la voluntad de los dioses traerme de regr egres eso o a la patr patria ia,, tras tras envi enviar arme me ma male less inco incont ntab able les, s, ha2 ha2 que que alguien de esta casa me diga alg;n presagio, y mu'strame t; mismo alg;n prodigio. prodigio. 1s! 1s! rogó ogó #dis #diseo eo,, y +eus +eus lo es escu cuch chó ó. 6esd 6esde e el #lim #limpo po,, encima de las nubes, hi2o tronar el cielo. dentro de la casa, una criada que estaba all! moliendo el trigo y la cebada, $ue la que dio el presagio: /<(adre +eus, que riges a los dioses y a los hombres= Has enviado un trueno desde el cielo estrellado, y no hay ninguna nube: sin duda, debe ser una señal que le env!as a alguien. %;mpleme a m! tambi'n lo que voy a pedirte: que sea este el ;ltimo banquete para los pretendientes, puesto que mis rodillas des$allecen por el duro traba)o que me imponen, de molerles la harina. <5ue sea la de hoy su ;ltima cena= 1s! di)o la criada, y se alegró #diseo, al ver las dos señales, sabiendo que tendr!a '"ito en su vengan2a. n el sa saló lón, n, las las otra otrass es escl clav avas as ence encend nd!a !an n el $ueg $uego o del del hogar, cuando Tel'maco Tel'maco salió del lecho, se vistió, se colgó la espada al hombre, se puso las hermosas sandalias en los pies, y empuñando la lan2a, abandonó su cuarto. 0uego llegó el porquero, y tambi'n los pretendientes, que se pusieron a sacricar ove)as, cabras, cerdos y una vaca. %on astucia, Tel'maco sentó a su padre dentro de la casa, al lado de la puerta, donde le colocó una modesta silla y una mesa pequeña. 0e sirvió de comer, puso vino en su copa y le habló de este modo: / Hu'sped, si'ntate aqu! entre estos varones, y bebe vino. o o te librar' de los insultos y las agresiones que pudieran hacerte, que esta casa no es p;blica, sino que es de #diseo. ustedes, prete pretendi ndient entes, es, conten contengan gan su violen violencia cia,, que no haya haya disput disputas as ni altercados. 1s! les di)o y todos se mordieron los labios, admirados al ver que Tel'maco hablaba con seme)ante audacia. (ero 1tenea no de)ó que los soberbios pretendientes se abstuvieran del todo de in)uriar a #diseo. Hab!a entre ellos un hombre de ánimo perverso %tesipo era su nombre/, que ven!a de Same, y conado en sus vastas posesiones, pretend!a a (en'lope7 les habló a los soberbios pretendientes pretendientes dici'ndoles as!: /Blustres pretendientes, escuchen mis palabras. %omo es debido, el $orastero tiene en su mesa una parte seme)ante a la nuestra. s ra2onable y )usto, pues no estar!a bien privar de los man)ares a un hu'sped de Tel'maco. 1s! que yo tambi'n voy a o$recerte o$recerte el don de la hospitalidad.
1s! di)o, y tomó de un canastillo una pata de buey, que le arro)ó a #diseo, quien la esquivó, ba)ando la cabe2a. 6esdeñoso, #diseo le sonrió, y la pata $ue a dar a la pared. Tel'maco Tel'maco le di)o a %tesipo estas estas palabras: /(or /(or suer suerte te para para ti, ti, has has $all $allad ado, o, %tes %tesip ipo, o, por porque que de lo contrario te habr!a atravesado con mi lan2a, y en ve2 de celebrar tu casamiento tu padre habr!a tenido que enterrarte. (or lo tanto, que nadie sea insolente dentro de la casa, que ya no soy un niño, y puedo distinguir el bien del mal. Si antes he soportado que maten mis ove)as y se beban mi vino y se coman mi pan, es porque, siendo uno, no puedo contra todos. (ero ya no me causen más daños, y si no, no, dir direc ecta tame ment nte e má máte tenm nme, e, pues pues pre preer ero o mori morirr a ver ver có cómo mo maltratan a mis hu'spedes y acosan a las criadas. 1s! di)o Tel'maco, y todos se quedaron en silencio, hasta que habló 1gelao, uno de los pretendientes: pretendientes: /1migos, que ninguno se irrite, pues Tel'maco ha hablado con )usticia. >o maltraten al hu'sped, ni tampoco a los siervos que viven en la casa del divino #diseo. (ero quisiera darle un conse)o a Tel'maco: Tel'maco: #diseo ya no regresará, regresará, de manera que ve y dile a tu madre que tome por esposo al me)or de nosotros, para que t; te quedes con la hacienda de tu padre, y tu madre cuide la casa de otro. contestó Tel'maco: Tel'maco: />o />o post poster ergo go,, 1gel gelao ao,, la boda oda de mi ma mad dre7 por por el contrario, la insto a que se case con el me)or de ustedes7 pero no quier quiero o echarl echarla a del palaci palacio o contra contra su volunt voluntad. ad. <>o permit permitan an los dioses que as! sea= 1s! di)o Tel'maco, y los demás siguieron conversando y comien comiendo7 do7 sin embar embargo, go, Tel' el'mac maco o no les prest prestó ó atenci atención, ón, y se quedó mirando en silencio a su padre, aguardando el momento en que habr!an de vengarse de los desvergon2ados pretendientes. pretendientes. Mientras tanto, (en'lope hab!a puesto un sillón $rente a los pretendientes, y o!a lo que hablaban en la sala. 0os hombres se re!an, preparándose preparándose para el almuer2o, que $ue grato y dulce, porque sacri sac ricar caron on muchas muchas reses reses77 pero pero ningun ninguna a cena cena ser ser!a !a tan amarg amarga a como la que la diosa y el es$or2ado h'roe muy pronto les dar!an.
CANTO XXI
1tenea, la diosa de o)os glaucos, le inspiró a la discreta (en'lope que les tra)era el arco de #diseo a los desvergon2ados pretendientes, a n de celebrar aquel certamen que ser!a preludio a su ma mata tan2 n2a. a. Cunt Cunto o co con n dos dos cria criada das, s, subi subió ó a la habi habita taci ción ón má máss escon esc ondid dida, a, donde donde guard guardaba aba los ob)eto ob)etoss más valios valiosos os de #diseo #diseo,, además de su arco, que colgaba de un clavo, envuelto de una $unda muy hermosa. Tras descolgar el arco, se sentó all! (en'lope, y lo sostuvo sobre sus rodilla llas. 0o sacó de la $unda, llorando con co nster stern nada, ada, y cuan cuand do se cans ansó de lame lamen ntar tarse se $ue a la habitación en donde estaban los viles pretendientes, con el ?e"ible arco en una mano, y en la otra el carca), en el que hab!a gran cantidad de dolorosas ?echas. 1ll! se dirigió a los pretendientes: pretendientes: /sc;chen /sc;chenme, me, soberbio soberbioss pretend pretendiente ientes, s, que vienen vienen cada d!a a comer y beber la hacienda de mi esposo, que hace tiempo está es tá ause ausent nte, e, sin sin halla allarr otra otra e"cusa cusa que que el dese deseo o de ca casa sars rse e
conmig conm igo. o. scu scuch chen en,, pret preten endi dien ente tes, s, les les prop propon ongo go el sigu siguie ient nte e certamen: voy a poner aqu! el arco de #diseo. l que logre curvarlo, y hacer pasar las ?echas por el anillo de estas doce hachas, será con quien me vaya, y de)ar' esta casa a la que llegu' virgen, que es tan tan her hermosa mosa y llen llena a de riqu rique2 e2as as,, de la que que se seg; g;n n creo creo// me acordar' acordar' en mis sueños. 1s! di)o (en'lope, y le entregó al porquero el arco con las ?echas para que lo llevara entre los pretendientes. l porquero lo recibió llorando y lo puso en la tierra7 el boyero, 9iletio, que estaba all! all!,, tamb tambi' i'n n rompi ompió ó a llor llorar ar.. 1nt! 1nt!no noo, o, al verl verlos os,, les les di)o di)o es esta tass palabras, increpándolos: increpándolos: /<-;sticos campesinos, que no piensan más que en el d!a a d!a= 3(or qu', vertiendo lágrimas, conmueven el cora2ón de esta mu)er, cuando ella ya lo tiene sumido en el dolor, tras perder a su esposo4 %oman aqu!, en silencio, o váyanse a llorar a$uera del palacio. 6e esa manera habló, y Tel'maco le di)o: /Damos, ya no retrasen el certamen. 1 ver qui'n es capa2 de armar el arco. o probar' tambi'n: si tengo '"ito no tendr' que su$rir que mi madre se marche del palacio con un nuevo marido. 6ichas 6ichas estas palabr palabras, as, se despo) despo)ó ó del manto, manto, tomó tomó las doce hachas sin el mango y las clavó en el suelo, con el lo hacia aba) aba)o, o, una una detr detrás ás de otra otra,, y em empl plea eand ndo o una una cuer cuerda da alin alineó eó los los anillos. Tras esto, se ale)ó, levantó el arco y trató de tensarlo. Tres veces lo intentó, y las tres veces le $altaron $uer2as. qui2á, de intentarlo una ve2 más, lo habr!a conseguido, pero con una seña se lo prohibió #diseo. ntonces di)o as! el su$rido Tel'maco: /<#h dioses, ay de m!= Soy d'bil y cobarde, o demasiado )oven para arme de la $uer2a de mis bra2os y luchar contra alguien que me insult insulte. e. (ero, ero,
/<sc;chenme= Mi ánimo me impulsa a revelarles lo que pienso pienso.. Si #diseo #diseo lle llegar gara a de repen repente, te, porq porque ue un dios dios lo tra)er tra)era, a, 3ustedes se pondr!an de su lado o luchar!an con los pretendientes4 pretendientes4 le di)o el boyero: /
antes, o si la vida errante y la $alta de cuidados arruinaron mi $uer2a. 1nt!noo le di)o: /<#h hu'sped miserable= 3s que has perdido el )uicio4 3>o te bast basta a es esta tarr se sent ntad ado o aqu! aqu!,, co comp mpar arti tien endo do el banq banque uete te co con n nosotros4 Sin duda, te trastorna el dulce vino, que daña a quien lo bebe sin medida. te sobrevendrá una gran desgracia si acaso lleg llegas as a tend tender er el arco arco,, pues pues no habr habrá á en la ciud ciudad ad quie quien n te deend deenda. a. Febe Febe tranqu tranquila ilamen mente te y no compit compitas as con varone varoness más )óvenes. ntonces la discreta (en'lope le di)o estas palabras: /1nt!noo, no es )usto que se ultra)e as! a un hu'sped de Tel'maco, Tel'maco, sin importar quien sea. 3# piensas que si este hombre logra tender el arco de #diseo me llevará a su casa para tomarme por esposa4 >i 'l mismo concibió tal esperan2a. le di)o Tel'maco Tel'maco a su madre: madre: /Madre m!a, ninguno de estos hombres puede decirme a qui'n puedo entregarle el arco, pues detento el poder en el palacio. T; T; ve a tu habitación, y vuelve a tus labores, )unto con tus criadas, y de)a que del arco se ocupen los varones, y especialmente yo, que mando en esta casa. Se sorprendió (en'lope de las palabras de su hi)o, e hi2o lo que este le mandaba: subió a su habitación, y all! rompió a llorar por su esposo #diseo, hasta que derramó sobre sus o)os el dulce sueño (alas 1tenea. ntonces le ordenó Tel'maco al porquero que le entregara el arco al prudente #diseo, a pesar de las burlas de los pretendientes. umeo as! lo hi2o, y despu's llamó a uriclea, a quien le di)o estas palabras: /uriclea, Tel'maco te manda que cierres bien las puertas del salón. dice que si alguna de las criadas escucha que all! dentro hay hay grit gritos os y albo alborroto, oto, que que per perma mane ne2c 2ca a quie quieta ta y en sile silenc ncio io,, atendiendo a lo suyo. 1s! habló, y uriclea, sin responder palabra, se $ue a cerrar las puertas del salón. 1 su ve2, el boyero, con sigilo, cerró las puertas que daban al patio, y las aseguró con una cuerda. Mientras tanto, #diseo ten!a el arco en las manos, y lo estaba estudiando, para ver si los años lo hab!an estropeado. sin es$uer2o alguno, armó #diseo el arco, e hi2o vibrar la cuerda con la mano derecha, que resonó en el aire, emitiendo un agudo sonido seme)ante al de la golondrina. 0os pretendientes empalidecieron7 acto seguido +eus despidió como señal un trueno, y se alegró el paciente y divino #diseo del presagio. Tomó una velo2 ?echa, la acomodó en el arco, y tiró de la cuerda, apuntó y disparó. 0a ?echa limpiamente atravesó desde el primer anillo de las hachas al ;ltimo. entonces #diseo le di)o di)o as! a Tel'maco: Tel'maco: /Tel'maco, no te deshonra el hu'sped que albergas en tu casa. >o err' al blanco ni me costó traba)o armar el arco. Mis $uer2as están !ntegras aun, aunque estos pretendientes cre!an lo
contrario. (ero ya es hora de aprestar la cena, mientras hay lu27 y luego se deleitarán con el canto y la lira, que son los ornamentos del banquete. 1s! di)o #diseo, haciendo con las ce)as una señal a su hi)o, que se ciñó la espada, y tras tomar la lan2a, se colocó de pie )unto a su padre. CANTO XXII
l as astu tuto to #dis #diseo eo se quit quitó ó los los hara harapo pos, s, sa salt ltó ó al umbr umbral al armado con el arco, desparramó las ?echas delante de sus pies, y les habló a los pretendientes: /6emos por terminado este certamen. 1hora tirar' contra otr otros blan blanco cos, s, adon adonde de nunc nunca a nadi nadie e apun apuntó tó ante antes, s, a ver ver si me concede la gloria el dios 1polo. dicho esto, disparó la amarga ?echa contra 1nt!noo. que ten!a en la mano una copa de oro y estaba por beber el ro)o vino, sin pensar en la muerte. 35ui'n pensar!a que entre tantos hombres, uno solo los matar!a a todos, por más $uerte que $uese4 (ero alcan2ó la ?echa de #diseo en la garganta a 1nt!noo. Se le cayó la copa de la mano, la sangre le brotó de la nari2, y se cayó de espaldas, empu)ando la mesa, y esparciendo la comida en el piso, donde el pan y la carne asada se mancharon. 1l verlo, los otros pretendientes se pusieron de pie con gran gran tumu tumult lto, o, y busc buscab aban an las las arma armass que que so sol! l!an an co colg lgar ar de las las paredes, pero pero no hallaron nada. , airados, increparon a #diseo: / <9or <9oras aste terro= Ha Hace cess ma mall en disp dispar arar ar el arco arco co cont ntra ra un hombre. (ero ya no hallarás otros certá menes. 1hora te aguarda una terrible muerte. Has matado a un varón que era el me)or de &taca, y en castigo por ello te comerán los buitres aqu! mismo. 1s! 1s! habl hablab aban an,, pens pensan ando do que que hab! hab!a a muer muerto to por por err error a aquel hombre, y los muy insensatos no sab!an que la ruina pend!a sobre ellos. Mirándolos con odio, les respondió respondió #diseo: /<1h, perros= >o cre!an que volver!a de Troya, y por ese motivo devoraban mi hacienda y corte)aban a mi esposa, estando yo aun vivo, sin temer a los dioses que habitan en el cielo, ni recelar vengan2a alguna de los hombres. a la ruina se cierne sobre todos ustedes. 1s! di)o, y a todos los invadió el terror, y cada uno buscaba adónde huir, para librarse de una muerte horrible. ur!maco $ue el ;nico que se atrevió a decirle unas palabras: /Si es cierto cierto que t; eres eres #diseo que ha vuelto, vuelto, te asis asiste te la ra2ón al hablar de esta $orma de todo lo que hac!an los aqueos, pues muchas in)usticias se han cometido en el palacio y en el campo. (ero yace en la tierra el culpable de todo, 1nt!noo, que $ue quie quien n prom promov ovió ió aque aquell llas as ac acci cion ones es,, no por por nece necesi sida dad d o a$án a$án de matrimonio, sino para reinar sobre el pueblo de &taca, tras matar a tu hi)o. (ero no quiso +eus que as! $uera, y ahora lo ha pagado con su vida, como era )usto7 pero t; perdónanos, que te resarciremos
por todo lo que hemos consumido de tu hacienda, y te daremos mucho bronce y oro para aplacar tu cora2ón airado. l astuto #diseo le respondió, mirándolo con odio: / <ur!maco= 1unque ustedes me dieran, cada uno, todo su patrimonio, añadiendo, además, otros bienes de origen di$erente, ni aun as! habr!a de abstenerme de matar, hasta que todos paguen sus sus e"ce e"ceso sos. s. 1hor 1hora a tien tienen en dos dos alter alterna nati tiva vas: s: luch luchar ar co conm nmig igo o o escapar, si es que alguno lo logra, aunque no creo. creo. 1s! di)o #diseo, y a todos les ?aquearon las rodillas y el esp!ritu. ur!maco, e"hortándolos a todos al combate, desenvainó la espada y se lan2ó gritando hacia #diseo. (ero este, al mismo tiempo, le disparó una ?echa, que lo alcan2ó en el h!gado. ur!maco cayó de $rente al suelo, y una espesa neblina le veló la mirada. 1n$!nomo tambi'n se lan2ó contra el h'roe, para ver si pod!a echarlo de la puerta, pero Tel'maco se anticipó, y le clavó la lan2a entre los hombros, hasta que le salió la punta por el pecho, y 1n$!nomo cayó ruidosamente al suelo. Tel'maco de)ó la larga lan2a clav clavad ada a en el ca cadá dáve verr de 1n$! 1n$!no nomo mo,, temi temien endo do que que mien mientr tras as la arrancase alguien pudiera herirlo con la lan2a o la espada. %orrió hacia donde estaba #diseo y le di)o: / (adre, será me)or estar armados. Doy a traerte un casco, dos lan2as y un escudo, y en el camino me armar' yo mismo y les dar' otras armas a umeo y a 9iletio. el astuto #diseo respondió: respondió: /1p;rate, Tel'maco, mientras me quedan ?echas y puedo de$enderme. 0e obedeció Tel'maco, y regresó enseguida con las armas. mientras tuvo ?echas, #diseo siguió matando pretendientes sin cesar. %uando se le acabaron, de)ó el arco apoyado contra una pared, se echó al hombro un escudo, se cubrió la cabe2a con un labrado yelmo que ten!a un penacho de crines de caballo, y asió dos $uertes lan2as con la punta de bronce. Sin embargo, Melantio, el odioso cabrero que ayudaba a los viles pretendientes, descubrió dónde estaban escondidas las armas y se $ue a buscar lan2as y escudos para todos. Se a?o)aron las piernas de #diseo y le dio un vuelco el cora2ón, al ver que tomaban las armas sus rivales, porque ahora la lucha ser!a ardua. ntonces 1tenea, la diosa de o)os glaucos, se ubicó )unto a 'l, tomando la gura y el aspecto de M'ntor. %uando lo vio, #diseo se alegró, y le habló de esta $orma: /1le)a de nosotros, M'ntor, los in$ortunios, y acu'rdate de m!, tu compañero amado. 1s! di)o, a pesar de haber reconocido a (alas 1tenea. la dios diosa, a, dese deseos osa a de prob probar ar a #dis #diseo eo y a su hi)o hi)o Tel'm el'mac aco, o, no queriendo otorgarles otorgarles una $ácil victoria, le di)o de este modo: modo: / #diseo, no tienes ya el vigor con el que combatiste en Troya Troya nueve años, donde mataste a muchos, y aconse)aste cómo tomar la ciudadela. 3%ómo, ahora, en tu casa, solicitas ayuda contra los pretendientes4
6espu's de hablar as!, tomó la $orma de una golondrina y voló hasta posarse en una viga del techo, ennegrecida por el humo. Mientras tanto, 1gelao e"hortaba e"hortaba a los otros pretendientes: / <1migos= <1 la carga= 1hora es el momento, que M'ntor se marchó y los de)ó de nuevo solos )unto a las puertas. (ero no ataquen todos a la ve2, sino de seis en seis, que si +eus nos conc co nced ede e que que hira hiramo moss a #dis #diseo eo,, no nos nos pres presen enta tará rán n los los otr otros resistencia. 0e di)o di)o as as!! 1gel 1gelao ao a los los me me)o )orres que que qued quedab aban an vivo vivos: s: 1nmedonte, ur!nomo, (ólibo, 6emoptólemo y (isandro. ellos le obedecieron, pero 1tenea desvió sus lan2as. *na vino a clavarse en la columna que hab!a en la habitación, otra golpeó la puerta, y otra acabó clavada en la pared. -epelido este ataque, dispararon #diseo y los suyos, dando muerte a uridamante, 1nmedonte, (ólibo y %tes %tesip ipo o. nto ntonc nces es,, desd desde e el tech techo, o, 1tene tenea a al2ó al2ó su 'gid 'gida, a, y se llenaron de pavor las almas de los pretendientes que quedaban con vida, y huyeron por la sala como vacas que un tábano persigue, mien mientr tras as los los ac acec echa haba ban n #dis #diseo eo y los los suyo suyos, s, co como mo buit buitrres que que atac tacan a otras tras aves aves en el llan llano o, y ar arrrem emet et!a !an n co cont ntrra ello elloss, matánd matándolo oloss e hiri'n hiri'ndol dolos os con $uria, $uria, entre entre gemido gemidos, s, mientr mientras as la negra sangre manaba por el suelo. %uan %uando do al n la ma mata tan2 n2a a co conc nclu luyó yó,, #dis #diseo eo se puso puso a e"aminar la sala, por si quedaba alguno de esos hombres todav!a con vida. (ero (ero todos yac!an amontonados unos sobre sobre otros otros entre el polvo y la sangre, como los peces que los pescadores sacan del agua con sus redes, y amontonan en la arena de la orilla, deseosos de las olas y del sol reluciente. ntonces #diseo ordenó a las criadas que limpiaran la sala, mientras 'l y los suyos retiraban los cuerpos y raspaban el piso con espátulas. una ve2 que el salón estuvo limpio, los hombres se lavaron y #diseo llamó a uriclea y le di)o: /1nciana, trae a2u$re y tambi'n $uego, as! puricamos el salón. Ha2 que venga (en'lope )unto con sus criadas, y dile a las esclavas del palacio que vengan a la sala. le di)o uriclea: /1s! lo har', hi)o m!o. (ero antes perm!teme que te traiga una t;nica y un manto: ser!a deshonroso que en tu propio palacio continuaras vestido con harapos. el astuto #diseo respondió: respondió: /1ntes que cualquier cosa, quiero tener el $uego encendido en la casa. 1s! di)o y la anciana no desobedeció. 0levó $uego y a2u$re, y #diseo puricó la sala, el patio y las demás habitaciones. 0a vie)a $ue a buscar a las mu)eres, para mandarles que se presentaran. (ronto salieron del palacio con antorchas encendidas, rodearon a #diseo y lo abra2aron, cubri'ndole de besos la cabe2a, los hombros y las manos, y al h'roe lo invadieron las ganas de llorar con dulces lágrimas, porque en su alma las reconoc!a a todas.
CANTO XXIII
0a anciana, con el cora2ón contento, subió las escaleras para anunciarle a su señora que su amado esposo hab!a regresado. %uando llegó a su habitación, le di)o: /(en'lope, despierta, hi)a querida, para ver con tus o)os lo que todos los d!as anhelabas: ya ha llegado #diseo a su morada, por más tarde que $uese, y ha matado a los violes pretendientes que com!an tu hacienda, deshonraban tu casa y maltrataban a tu hi)o. 0a discreta (en'lope le di)o: /o te burles de m!, que suc sucie ient ntes es pena penass teng tengo o ya. ya. Duelv uelve e al sa saló lón, n, que que si otra otra de las las criadas viniera despertarme con ese mismo cuento, la echar!a con ca)as destempladas7 pero a ti la ve)e2 de disculpa de ello. contestó uriclea: />o me burlo de ti, hi)a querida. s verdad que #diseo ha regresado, regresado, y que está en esta casa, como te lo cont': era ese mismo hu'sped al que todos insultaban. 0o sab!a Tel'maco hace tiempo, pero no di)o nada, con prudencia, mientras su padre preparaba un plan para vengarse de los pretendientes. 0a prudente (en'lope le di)o:
/o lo s', no lo he visto, sólo o! los suspiros de los que ca!an muertos, pues nosotras permanecimos llenas de pavor en nuestra habitación con las puertas cerradas, hasta que luego tu hi)o vino desde la sala y me llamó por orden de su padre. Di a #diseo de pie, entre los cadáveres, que estaban apilados en el suelo: si lo vieras manchado con la sangre y el polvo, parecido a un león, tu cora2ón se llenar!a de );bilo. 1hora todos yacen en el patio, y ha encendido un gran $uego tu marido, tras esparcir a2u$re por la sala. Me ha mandado a llamarte. o hay que cantar victoria antes de tiempo. Fien sabes cuán $elices estar!amos todos si 'l volviera, y especialmente t;, y el hi)o que engendramos 'l y yo. (ero lo que me dices ices no es cier cierto to:: $ue $ue alg alg;n dios ios el que que mató ató a los los cru cruele eles pretendientes, irritado con sus malas acciones. (ero para #diseo la esperan2a del regreso regreso murió le)os de &taca, y 'l ha muerto tambi'n. 0e respondió uriclea: /inguna permanecer!a permanecer!a as!, con el ánimo rme, le)os de su marido, cuando 'l, tras veinte años de pasar tantos males, vuelve a casa. (ero, (ero, vamos, nodri2a, prepárame
la cama, porque quiero acostarme, que ella tiene en su pecho un cora2ón de hierro. 0a discreta (en'lope le di)o: />o hay en mi ni desprecio ni orgullo, o te eno)es conmigo, #diseo, que eres el más discreto de todos los hombres= Tem!a, horrori2ada, que viniese alg;n hombre y me enga engaña ñara ra co con n pala palabr bras as,, pues pues much muchos os tram traman an ma male less co con n astucias. (ero me das señales tan precisas, que nadie más ha visto que t; y yo, a e"cepción e"cepción de una esclava, no puedo más que creerte. 1s! di)o (en'lope, y #diseo lloró, abra2ado a su esposa, como abra2a la tierra un náu$rago que acaba de salvarse. uriclea y ur!n ur!nom ome e prepar eparar aro on el lech lecho o, y lueg luego o se mar arch char aron on a sus sus habitaciones, y marido y mu)er subieron a acostarse. *na ve2 que go2aron del amor tan deseado y postergado, #diseo y (en'lope se contaban el uno al otro sus historias. lla le di)o cuánto hab!a su$rido por culpa de los viles pretendientes, que usándola de e"cusa, com!an y beb!an de la hacienda de #diseo. (or su parte, #diseo le contó de los males que les hab!a causado a otros hombres y los que hab!a su$rido, y luego le narró sus aventuras: le habló sobre los c!cones y sobre los lotó$agos, de (oli$emo, el c!clope, y de olo. 0e contó sobre %irce y sus hechi2os, y sobre el via)e al Hade ades, dond donde e volv olvió a enco ncontrar trarse se co con n su madr adre y co con n los los compañeros muertos en el camino. 0e e"plicó cómo pudo escuchar el sublime canto de las sirenas, y cómo superó el $ormidable escollo de la horrenda %aribdis y la terrible scila. 0e habló de los rebaños del Sol, y le contó cómo los suyos hab!an perecido perecido por com'rselos. com'rselos. 0e rerió su estancia en la isla de #gigia, con %alipso, y cómo lo retuvo, tras o$recerle o$recerle la inmortalidad, sin poder doblegar su cora2ón. le contó de qu' manera, al n, llegó a la isla donde viv!an los
$eacios, que lo trataron como a un dios y lo tra)eron de regreso a la patria. aquello $ue lo ;ltimo que di)o, porque ya lo venc!a el dulce sueño, que rela)a los miembros y de)a el alma libre de inquietudes. una ve2 que )u2gó que #diseo y (en'lope (en'lope hab!an dis$rutado del amor y el descanso, 1tenea, que hab!a contenido la aparición de os para alargar la noches con sus goces, permitió que surgiera del oc'ano la hi)a de la mañana, para llevar su lu2 otra ve2 a los hombres. ntonces #diseo se levantó del lecho y le di)o a su esposa: /
CANTO XXIV
Hermes guió las almas de los pretendientes por l;gubres senderos, trasponiendo las corrientes del oc'ano y las puertas del Sol, y tras de)ar atrás el pa!s de los Sueños, arribaron muy pronto a la pradera de as$ódelos, morada de las almas, que son imágenes de
los di$untos. di$untos. %uando las vio llegar, el alma del divino divino 1gamenón 1gamenón se llenó de alegr!a, al saber que #diseo hab!a regresado nalmente a su patria. Mientras tanto #diseo, Tel'maco y los suyos de)aron la ciudad y llegaron al hermoso y cultivado campo de 0aertes, que en otro tiempo este hab!a comprado haciendo un gran es$uer2o. #diseo les di)o a los siervos y a Tel'maco: /*stedes sacriquen el me)or de los cerdos que encuentren en la casa para que lo comamos, que yo voy a probar si al verme ante sus o)os, despu's de tanto tiempo, me conoce mi padre. 1s! les di)o y les conó sus armas. 1l llegar a la viña, encontró all! a su padre, que estaba solo, traba)ando el campo. Des est! t!a a un ma mant nto o suci sucio o y rem emen enda dado do,, unos unos rotos otosos os guan guante tess de traba)o, y un gorro miserable hecho con piel de cabra. 1l verlo as!, abrumado por los años y la melancol!a, se detuvo al lado de un peral, y ya no pudo contener las lágrimas. >o sab!a qu' hacer, si abra2arlo y besarlo y contarle su regreso, o si probarlo antes de dars darse e a co cono noce cerr. Tras ras pens pensar arlo lo un inst instan ante te,, se deca decant ntó ó por por la segunda opción, y se acercó al anciano que segu!a cavando en torno de una una plan planta ta,, co con n la ca cabe be2a 2a gach gacha, a, dici dicien endo do es esta tass pala palabr bras as:: / <1nciano= Sabes cultivar un huerto, pues en este está todo bien cuidado, y no hay planta, ni higuera, ni olivo, ni peral que no lo est'. (ero voy a decirte una cosa, y espero no te eno)es: el que no me parece bien cuidado eres t;, pues no solo te agobia la ve)e2, sino que estás roñoso y harapiento. >o creo que tu amo te tenga en ese estado por holga2aner!a7 además, no se ve nada servil en ti, pues por tu aspecto te pareces a un rey. rey. (ero dime: 3a qui'n sirves4 36e qui'n es este huerto que cultivas4 o quisiera saber si estoy realmente en &taca, como me di)o un hombre que encontr' en el camino. Hace tiempo, en mi tierra, recib! a un hu'sped tan discreto como ninguno que haya recibido antes. 6ec!a ser de &taca, y que el nombre de su padre era 0aertes. 0o albergu' en mi palacio y le entregu' regalos de hospitalidad: siete talentos de oro, una )arra de plata, doce mantos sencillos, doce t;nicas7 y además, le entregu' cuatro mu)eres, mu)eres, diestras en toda clase de tareas. 1s! di)o, y 0aertes respondió con los o)os llorosos: /<9orastero= n e$ecto, estás en &taca. (ero ahora la rigen unos unos homb hombrres ma malv lvad ados os e inso insole lent ntes es,, y te se será rán n en vano vano es esos os regalos que le hiciste a aquel hu'sped. Si lo encontraras vivo en la ciud ciudad ad de &tac &taca, a, 'l no per permitir mitir!a !a que que part partie iera rass sin sin llen llenar arte te de obsequios para corresponder a tus presentes y a tu hospitalidad, como co mo se debe debe hace hacerr. (ero ero cu'n cu'nta tame me,, 3cuá 3cuánd ndo o rec ecib ibis iste te a es este te hu'sped, mi hi)o in$ortunado, si es que no ha sido un sueño4 0e)os de sus amigos y su patria, los peces en el mar se lo comieron, o en la tierra $ue pasto de las eras y las aves. ni su madre le hi2o una morta)a, ni su rica mu)er, la discreta (en'lope, lloró sobre su lecho, ni le cerró los o)os, como era )usto hacer, que tales son las honras debidas a los muertos. Damos, dime qui'n eres y de dónde has venido.
el astuto #diseo contestó: contestó: / Mi patria es 1libante, donde tengo magn!ca morada. l rey 1das es mi padre y mi nombre es p'rito. 1lg;n dios con$undió mi derrotero y me tra)o hasta aqu!. Mi nave está amarrada en una playa, le)os de la ciudad. en cuanto a tu pregunta, pasaron cinco años del d!a en que #diseo abandonó mi casa. 0o desped! contento y partió con alegr!a, con augurios propicios7 conábamos los dos en volver a encontrarnos, encontrarnos, e intercambiar magn!cos regalos. 1s! di)o #diseo, y 0aertes se vio envuelto en una negra nube de dolor. Tomó un poco de tierra, y la arro)ó, llorando, por sobr so bre e su ca cabe be2a 2a.. nto ntonc nces es #dis #diseo eo sint sintió ió pena pena en su ánim ánimo, o, y saltando a sus bra2os, lo besó y le habló de esta $orma: /(adre, yo soy aquel por quien preguntas, que regresa a la patria despu's de veinte años. 6e)a ya de llorar y de estar triste, que el tiempo nos apremia: mat' a los pretendientes en mi casa, vengando sus in)urias y sus malas acciones. 0e respondió 0aertes: /Si eres en verdad #diseo que ha vuelto, dame alguna señal que me conven2a. 0e contestó #diseo: /Mira, aqu! está la herida que un )abal! me hi2o en el pie, cuando niño. 1demás, te dir' cuáles $ueron los árboles que t; me regalaste en aquel tiempo: yo te segu!a por la huerta y t; me los ibas ibas nomb nombra rand ndo o. ran ran trec trece e pera perale les, s, die2 die2 ma man2 n2an anos os,, cuar cuaren enta ta higueras y cincuenta vides. 1s! di)o #diseo y a 0aertes se le a?o)aron las rodillas y el corra2ó co a2ón, por orqu que e rec eco onoc! noc!a a las las señal eñales es que su hi)o hi)o le daba. aba. 1bra2ando a su hi)o, le di)o estas palabras: /<(adre +eus= *stedes los dioses inmortales permanecen aun en el #limpo, si es verdad que los viles pretendientes tuvieron su ca cast stig igo o me merrec ecid ido o. (ero ero ahor ahora a temo temo que que sus sus $ami $amili liar ares es,, al enterarse de lo que pasó, te vengan a buscar. el astuto #diseo le respondió respondió a su padre: padre: />o te preocupes, padre, y vamos a la casa. a están all! Tel'maco, Tel'maco, )unto con el porquero porquero y el boyero, boyero, haciendo la comida. %uando llegaron a la hermosa casa, Tel'maco, el porquero y el boye boyerro co cort rtab aban an much mucha a ca carrne y me me2c 2cla laba ban n negr negro o vino vino.. nseguida una esclava lavó a 0aertes y le puso un manto encima de los hombros, hombros, y 1tenea 1tenea lo hi2o parecer parecer más alto y más $ornido $ornido de lo que era antes. %uando salió del baño, se sorprendió #diseo, pues parec!a un dios. Mien Mientr tras as go2a go2aba ban n del del banq banque uete te #dis #diseo eo y los los suyo suyos, s, la 9ama mensa)era recorrió la ciudad, anunciando la muerte de los prete pretendi ndient entes. es. Sus $amili $amiliar ares, es, cuando cuando se entera enterarron, corrie corriero ron n al palacio de #diseo con gritos y lamentos, y cada uno se llevaba el cuerpo de su pariente para darle sepultura. a los que hab!an venido de otras ciudades los pon!an en las rápidas naves para llevar a cada uno a casa. luego se reunieron todos en el ágora, con el
ánimo triste. 1ll! les habló upites, que era el padre de 1nt!noo, vertiendo muchas lágrimas por su hi)o asesinado: /1mig 1migos os,, es este te homb hombrre le ha hech hecho o gran gran trai traici ción ón a los los aqueos. 1 muchos y valientes se los llevó en sus naves, para luego perder las naves y los hombres7 y al regresar, ha muerto a los me)or me)ores es de los itacen itacenses ses.. Si nuestr nuestros os descen descendie diente ntess lle llegar garan an a enterarse de estas cosas, ser!a vergon2oso. si no castigamos a quienes han matado a nuestros hi)os y hermanos, para m! la vida ser!a ingrata, y o)alá me muriese cuanto antes, para estar con los muertos. (ero vayamos pronto, antes de que se escapen. 1s! di)o, entre lágrimas, y movió a compasión a los aqueos. ntonces Haliterses les habló de esta $orma: /Btacenses, escuchen mis palabras. Todo esto ha ocurrido por su debilidad, porque no se de)aron persuadir, ni por m! ni por M'ntor, cuando los e"hortábamos a impedir las locuras de sus hi)os7 ello elloss mism mismos os,, a ca caus usa a de su orgu orgullo llo,, devo devora rand ndo o la haci hacien enda da y ultra)ando a la mu)er de un varón e"celente, que pensaban que ya no volver!a, se atra)eron la ruina. Háganme caso a m!: no vayamos, no sea que alguien halle el mal que se buscaba. 1s! 1s! di)o di)o Ha Hali lite ters rses es,, y hubo hubo un gran gran tumu tumult lto o entr entre e la conc co ncur urrrenci encia, a, y má máss de la mita mitad d es estu tuvi vier eron on de ac acue uerrdo y se marcharon. Sin embargo, a los otros no les gustó el discurso de Haliterses, y corrieron a armarse )unto a upites. ntonces 1tenea le habló a +eus: /<(adre +eus, respóndeme= 35u' tramas4 3Tendrán lugar la perniciosa guerra y el horrible combate, o pondrás amistad entre unos y otros4 +eus, que amontona amontona las nubes, respondió: respondió: / o bien se oyó la vo2 de la deidad, los del bando de upites arro)aron las armas en el suelo y se dieron a la $uga. l
paciente #diseo, con horrible alarido, se lan2ó tras de ellos, como un águila. (ero +eus arro)ó un ardiente rayo, que $ue a caer delante de 1tenea. al ver esta señal de su padre, la diosa de o)os glaucos le di)o as! a #diseo: /o sea cosa que +eus se moleste contigo. 1s! di)o 1tenea, y 'l se alegró de o!rla y obedeció su orden. (alas 1tenea, transgurada en M'ntor, hi2o que los dos bandos acordasen la pa2.