¿Qué es la democracia? – Resumen
Alain Touraine
En esta obra, Alain Touraine nos explica la manera de ver a la democracia no únicamente como la decisión de las mayorías o como el poder del voto en el ciudadano, sino como un sistema definido por su sustancia y su procedimiento, como un medio de ejercer la libertad en los ciudadanos y ser un “sujeto” dentro de la sociedad.
Menciona el autor que en ocasiones los ciudadanos, por falta de cultura o interés utilizan el voto como un medio de castigo hacia el candidato por el que no están votando, y ejercen el voto con un sistema de eliminación, en lugar de ver por su conveniencia realmente.
Nos dice que la democracia debe de ser liberal, pero es muy importante que esta se imponga sobre el consumo, que es quien verdaderamente rige, sobre el estado a la sociedad, por lo que la gente debe de presentarse más interesada por la política y más participativa.
Tanto los poderes religiosos, como las revoluciones han sido a lo largo de la historia medios anti-democráticos que generan absolutismo y en ocasiones dictaduras, argumentando la búsqueda de la libertad y la seguridad, pero esto, en una democracia no es válido.
A lo largo de la obra menciona numerosas veces que la sociedad está integrada por diferentes culturas, que, en vez de perderse y convertirse en algo que no son, cada cultura debe de aportar a as demás, conformando una unidad no homogénea en la sociedad, reconociéndole a cada cultura su diferencia y tolerándola.
Se habla de la democracia como una lucha contra cualquier tipo de extremismo o racionalismo “La fuerza de la democracia proviene no de una construcción racional sino de una lucha en nombre de intereses y valores contra unos poderes: la democracia no existe más que como liberación tanto del despotismo racionalista como de la dictadura comunitaria, y sobre todo en sus formas extremas…” (p. 179).
Se han hecho en la historia intentos para sintetizar cosas que realmente son imposibles de sintetizar, y que al hacer el intento de hacerlo se puede llegar a consecuencias muy peligrosas, tales intentos son libertad e igualdad y individualismo con ciudadanía. Estos deben de estar unificados pero reconociendo sus diferencias para poder ser
reconocidos. De igual manera propone el autor la integración de la justicia junto con la libertad y la igualdad, pero estos términos aplicados no solo a las elites como en la ilustración, sino a toda la sociedad.
Nos habla de un sujeto, que no lo son todos los individuos, sino solo los que logran cumplir con ciertas características y hacen de la sociedad algo mejor; este sujeto debe de reunir tres elementos generales:
1. Resistencia a la dominación: no refiriéndose al estado, sino a la sociedad de consumo y sin interés político
2. Amor a si mismo: se dice que es más importante la relación de un sujeto consigo mismo que con los demás.
3. Reconocimiento de los demás como sujetos: esto es muy importante, ya que todos los sujetos integran a una sociedad cooperativa y deben de ser tolerantes.
El sujeto no está sometido a la razón (como solía decirse en la ilustración, en donde solo los más cultivados formaban parte de esa ciudadanía) sino de su libertad, y saberla ejercer responsablemente.
La democracia hoy en día ya no es como la que definía Arquímedes como la participación en un orden político, sino que hoy “lo es a la inversa, por el reconocimiento de sujetos personales y por la diversidad de sus esfuerzos para combinar la razón instrumental con la integración de una comunidad, lo que supone la mayor libertad posible para cada uno... El sujeto es a la vez razón, libertad y memoria. Estas tres dimensiones corresponden a la democracia…” (p. 185). La democracia pretende crear sujetos para unir a los elementos aparentemente contradictorios pero complementarios, evitando principalmente al rechazo ajeno y al irracionalismo.
La situación política ha dado un cambio radical, en donde antes, la gente no tenía acceso a una participación y estaban sometidas a las órdenes del estado; hoy en día es totalmente al revés, la gente tiene acceso a la vida política, pero están situados en una sociedad modernista de consumo que los aleja de la vida política.
Se debe de buscar la libertad individual para lograr una libertad colectiva, y hacer cambios particulares y no pretender hacerlos globales, porque esto se hace muy complicado.
La democracia en su momento representó una amenaza para los regímenes totalitarios (y lo hace también hoy), y la cultura democrática, como dice el autor, representó un sustituto a la cultura revolucionaria; pero hoy en día el modernismo y la cultura consumista están representando, a su vez una amenaza para la democracia, incluso sin que los individuos logren notarlo.
Por último se habla de un “espacio público”, que no lo es como un espacio físico, sino cultural, que vincula a la democracia con la libertad y el estado debe de gobernar sobre este para el bien común y no sobre la vida económica. Se deben de crear lazos entre lo privado y lo público para lograr armonioso ese espacio público que tiene poder por medio de instituciones productivas. Un sujeto lo es cuando tiene una “conciencia política” que está directamente vinculada con una “cultura democrática”.