Rolando Cortes EV519 Evangelismo entre hispanos Primera reseñ reseña 18 de Julio 2014
El pueblo misionero de Dios, escrito por Carlos Van Engen, publicado por libros desaf í ío en el 2004 . INTRODUCCION
Dr. Van Engen, hace un aporte significativo a la eclesiologí eclesiología, teniendo en cuanta la gran
variedad de aportes de la tradició tradición protestante, conectándolos el pensamiento clá clásico de la
Iglesia cristiana. Tiene como propó propósito resaltar la misió misi ón de la Iglesia, la cual debe tomar su papel dentro del reino de Dios, y concientizar a los pastores, lideres y plantadores de iglesias a crear congregaciones misioneras en el mundo y equipar a los miembros de sus iglesias para descubrir su propia naturaleza misionera, es decir cual es su propó propósito en el mundo. Hace un
llamado a las iglesias a recuperar su sentido de identidad y misió misión con una visió visión hacia el futuro.
Este libro nos da diferentes aportes significativos a la eclesiologí eclesiología misional. Por un lado,
nos da a conocer el marco histó histórico de la eclesiologí eclesiología de los últimos veinte siglos, con el fin de
entender la relació relación entre la iglesia y el mundo. Por otro lado, propone una nueva perspectiva
misioló misiológico en eclesiologí eclesiología, basada en un fundamento bí bí blico, blico, donde la Iglesia debe vivir su
naturaleza misionera aquí aquí y ahora. Ademá Además, Muestra la iglesia como un organismo activo y
dinámico, centrado en Jesucristo y ligado a la Palabra de Dios, en un constante desarrollo y cambio que la lleva a mejorarse, reformarse y manifestarse, con metas definidas, que se convierten en declaraciones de fe y propósito, con una planificación y evaluación puntual teniendo en cuenta su entorno socio cultural. TESIS Y CONTENIDOS: La tesis del libro es que la medida en que las congregaciones locales son edificadas para
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alcanzar el mundo, ellas llegaran a ser lo que en realidad son: el pueblo misionero de Dios . (24) ”
El autor hace énfasis en dos palabras; Iglesia y misión, donde la iglesia vive su llamado en el
mundo a través de su misión. Es decir que cada iglesia debe encontrar su propósito y su visión misionera, encontrando la manera en que debe presentar mas efectivamente el Evangelio en el lugar donde se encuentra, sin tomar formas, estructuras y tradiciones de otros lugares. La visión
va mas allá de una filosof ía ministerial, pues debe promover metas claras y especificas que
apunten al desarrollo de su propósito como misión teniendo en cuenta su cultura, pueblo, necesidades especificas de su contorno social, etc.. (27).
ORGANIZACIÓ N DEL LIBRO:
Parte 1: Las Iglesias locales: el pueblo misionero de Dios:
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La Iglesia adquiere su dinamismo en la medida en que se acerca al Reino de Dios venidero. (32). La iglesia es como una semilla que tiene dentro de si el poder de llegar a ser un árbol, pero su crecimiento demanda cuidarlo y regarlo. Si como Iglesia existimos para edificar
congregaciones misioneras en el mundo, debemos tener en cuenta la relación entre Iglesia y
misión (33). La eclesiologí a moderna hizo un impacto en la iglesia local ya que esta era definida
y explicada con tal lógica o razón que no había posibilidad de encontrar en ellas una realidad
correspondiente. (42). Poe ello si hizo necesario una nueva perspectiva misionológica para poder ver la Iglesia misionera como una realidad emergente, la cual al ser edificados en el mundo, llega a ser en realidad lo que es por fe.(47). Esa nueva perspectiva tiene su fundamento Bí blico en la carta a los Efesios, la cual nos provee un panorama amplio de la iglesia local donde nos muestra a un organismo en constante
crecimiento en cuanto su expresión misionera debido a su
imprescindible existencia en el mundo. (53) teniendo en cuenta que la misión de la iglesia es una
misión de santidad (58),
y es una misión hacia todos (61). Esa perspectiva misionera se
caracteriza por la unidad, santidad, apostolado y catolicidad (reconciliadora) (74). Por ultimo, el autor amplía el concepto de misión, haciéndole un llamado a la iglesia a evaluar su naturaleza esencial como una comunidad que avanza hacia el mundo (87), dando testimonio mediante la proclamación, identificándose con el oprimido, estando a favor del mundo, viviendo una vida en
santidad y anhelando un crecimiento numérico.(92)
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Parte 2: Las Iglesias locales: Una visión para el pueblo misionero de Dios:
Para qué existe la iglesia en el mundo? Su propósito principal proviene del Dios trino, y
por ello lograr ese propósito y no el personal debe ser la tarea de la administración de la iglesia (98), pues la iglesia existe porque Jesucristo vive en medio de la comunidad. La realidad esencial de la Iglesia es la comunidad y ella es más importante para la realidad de la Iglesia que su misma estructura. ((98). Las palabras descritas en la Biblia: koinonia, kerigma,
diakonia y
martirya dan una descripción de la razón de ser de la Iglesia (99), y además se derivan de una perspectiva mayor, la del Reino de Dios: el mundo creado, sostenido, gobernado y redimido por Jesucristo el Rey. Al ver esta relación entre la Iglesia y el reino de Dios en el mundo, podemos
entender mejor la misión de la Iglesia. (118). El creyente llega a ser parte del Reino de Dios en
el tiempo y en el espacio a través de la redención en Jesucristo, la cabeza del cuerpo, la iglesia. (120). Por ello la iglesia debe existir activamente para el mundo, ejerciendo la labor tripartita de Jesucristo: profeta, sacerdote y Rey.(135) Parte 3: Las Iglesias locales: siendo formados como pueblo misionero de Dios:
Cuando la iglesia se fija metas con visión, fe y compromiso, esas metas se convierten en
declaraciones de fe y propósito que movilizan a la iglesia a llegar a ser lo que confiesa creer. Al fijarse metas la iglesia reconoce ser el pueblo de Dios, reunido, sustentado y enviado por Dios y
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produce una perspectiva encarnada como se ve en el ejemplo del sermón del monte. (147). Fijar
metas es reconocer que el don de la naturaleza de la iglesia es también su tarea, pues lo que ella
confiesa creer es también su campo de acción. (156), donde toda la comunidad de creyentes son
sacerdotes y ministros y están llamados a la oración, santificación, justificación y al servicio. ((164-165). La iglesia es un cuerpo viviente del Cristo vivo, es decir que somos parte de un cuerpo y no de una institución y por ello la tarea de los líderes es completamente diferente a la
de los líderes institucionales. (179). Por ello, para edificar congregaciones misioneras es muy
importante entender el papel de los que las dirigen, pues ellas requieren líderes dinámicos,
enérgicos, optimistas y organizados que puedan dirigir las habilidades y los recursos de los miembros. (180) No podemos dejar de lado la importancia de la estructura administrativa que facilitan la acción concreta de la misión congregacional en el mundo (organización),
pues
muchos pastores y líderes desean que sus iglesias crezcan y se proyecten en su misión pero no
están dispuestos a pagar el precio de dedicarse a una cuidadosa, intencional, y disciplinada
administración llena de visión, la cual debe tener por lo menos los siguientes elementos: analizar
y estudiar del contacto del ministerio de la congregación, dar a conocer la visión y diseñar metas
que están contextualizadas apropiadamente. (195)
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CONCLUSIÓ N:
Este libro nos desaf ía en cuanto a nuestra verdadera razón de ser como iglesia, y a hacer
una auto reflexión acerca de si realmente estamos cumpliendo con nuestra misión dentro de nuestra comunidad, o si solamente estamos viviendo el que hacer de la iglesia como una cotidianidad. Estoy de acuerdo en que la iglesia tiene
una razón de su existencia, la de
proclamar el evangelio de Jesucristo a toda criatura y no podemos perder esa misión. Debemos
trabajar con las personas de nuestra iglesia, ministr ándoles la Palabra de Dios en el Poder del
Espíritu Santo, llevándolos a tener un compromiso serio con Jesús y su obra misional, dándoles metas definidas y estrategias claras para lograr el objetivo de ser la Iglesia que ejerce su Apostolado, movilizándose hacia el mundo perdido, haciendo diferencia en el mundo, mostrando
al Señor Jesús en la tierra como Profeta, Sacerdote y Rey. Finalmente, por la calidad y cantidad
de aportes a la Eclesiología Misional, este libro puede ser usado como herramienta de
capacitación en la preparación de nuevos obreros.
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