SEGURIDAD Y DERECHOS HUMANOS: herramientas para la reexión sobre la seguridad ciudadana y democrática
Jee de Gabinete de Asesores Dr. Raúl Garré
SEGURIDAD Y DERECHOS HUMANOS: herramientas para la reexión sobre la seguridad ciudadana y democrática Equipo de Trabajo:
Secretaría de Políticas de Prevención y Relaciones con la Comunidad, Ministerio de Seguridad • • • •
Coordinación: Esteban Rodríguez Dibujos e ilustraciones: Paula Di Giorgi Diseño gráco: Policía Federal Argentina Corrección: Willy Bouillon
Agradecimientos:
Agradecemos muy especialmente al abogado y militante de derechos humanos, Andrés Díaz, miembro del Centro de Derechos Humanos Miguel Ángel Pro Juárez (Centr o Prodh), de la ciudad de México, por el “Manual de Seguridad Ciudadana”, material que tuvimos presente a la hora de elaborar esta herramienta didáctica.
ISBN: 978-987-27467-0-4 Ciudad Autónoma de Buenos Aires, junio de 2011 Publicación del Ministerio de Seguridad de la Nación Av. Gral. Gelly y Obes 2289 – CP 1425 – Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Tel. 54 (011) 4809-1572 / 0800-555-5065 www.minseg.gob.ar
Ministerio de Seguridad Secretaría de Políticas de Prevención y Relaciones con la Comunidad
INDICE Pag. 11
Tema
Presentación
SEGURIDAD, DERECHOS HUMANOS y DEMOCRACIA: defniciones básicas Pag. 16 21 30 36
Tema
1.1. ¿Qué entendemos por seguridad? 1.2. ¿Qué entendemos por derechos humanos? 1.3. ¿Qué entendemos por democracia? Ejercicio 1 Análisis de caso
Construyendo un modelo de seguridad ciudadana democrática Pag. 40 42 44 47 51
2.1. 2.2. 2.3. 2.4. 2.5.
55 58 62
2.6. La seguridad, ¿sólo es un problema policial? 2.7. Inseguridad y delito común:¿pobreza o brecha social? 2.8. Imposición del orden estatal o gestión de la conflictividad
Seguridad y derechos humanos. Seguridad y democracia. Seguridad y Estado: el gobierno político de la seguridad. Seguridad pública y seguridad ciudadana. Seguridad objetiva y seguridad subjetiva: la sensación de inseguridad.
social.
63 66
2.9. La intervención multiagencial y multiactoral. 2.10. La demagogia punitiva: agitando el fantasma de la inseguridad.
68 70
2.11. La seguridad y los ciudadanos desaventajados. 2.12. La policía y las manifestaciones públicas: proteger a los manifestantes Ejercicio 2 Análisis de caso
74 80 Ejercicio 3 Análisis de caso 86 Ejercicio 4 Análisis de caso 7
Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS HERRAMIENTA S para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
Tema
Obligaciones del Estado en materia de seguridad Pag. 92 95
3.1. ¿Quién es responsable de garantizar la seguridad? 3.2. Obligaciones básicas del Estado en materia de derechos humanos y seguridad.
96 100 104 108 110
3.3. 3.4. 3.5. 3.6. 3.7.
114
3.8. Violaciones de los derechos humanos en el ámbito de la
Policía y derechos humanos: límites para la actuación policial Policía y sociedad El uso de la fuerza Las detenciones por averiguación de identidad Violaciones de los derechos humanos en el ámbito de la seguridad por parte de la Policía Federal seguridad por parte de las otras fuerzas de seguridad
118 121
Tema
3.9 Otros derechos de los policías Ejercicio 5 Las obligaciones del Estado
Prevención del delito y la violencia Pag. 124
4.1.
128 131 131
4.2. La “Tolerancia “Tolerancia Cero”: vigilar a los “grupos peligrosos” 4.3. Los modelos preventivos: 4.3.1 Prevención situacional Los ciudadanos soldados: ciudadanos
La seguridad ciudadana y la nueva prevención: de la prevención policial a la prevención ciudadana
enclaustrados, ciudadanos temerosos
137 139 145 151
8
4.3.2. Prevención social 4.3.3. Prevención comunitaria ¡Vecinos en alerta! Vigilar y delatar 4.3.4. Participación comunitaria Ejercicio 6 Los conflictos sociales y urbanos en nuestro barrio
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Tema
La participación comunitaria como política de Estado Pag. 154 157
5.1. 5.2.
158 158 159
5.2.1. ¿Qué son las Mesas Barriales y Zonales? 5.2.2. ¿Quiénes las pueden integrar? 5.2.3. ¿Cuáles son las funciones y misiones de las
Seguridad ciudadana y participación comunitaria Las Mesas Barriales y Zonales de Participación Comunitaria en Seguridad
Mesas Barriales?
159 161 161 163 164 166
167 171 172 178
5.2.4. 5.2.5. 5.2.6. 5.3. 5.4.
¿Cómo se organizan las Mesas Barriales? ¿Cuáles son las funciones y misiones de las Mesas Zonales? ¿Cómo se organizan las Mesas Zonales? ¿Cómo participar?
¿Qué más podemos hacer, de qué otras maneras podemos participar? Ejercicio 7 El rol de las mesas de participación comunitaria
Repaso fnal Otros materiales útiles: para seguir aprendiendo y debatiendo Direcciones útiles - Servicios teleónicos Bibliograía
INDICE DE FIGURAS Pag. 29 35 50
Figura 1: ¿Cuáles son nuestros derechos que debe asegurar el Estado? Figura 2: Las formas de la democracia Figura 3: Dos modelos de seguridad: de la seguridad pública a la seguridad ciudadana
54 94 149 150 157
Figura 4: Las dos dimensiones de la inseguridad Figura 5: ¿Quién es el responsable de la seguridad? Figura 6: Paradigmas de prevención Figura 7: Modelos de prevención ciudadana Figura 8: ¿Cómo participa la sociedad en el gobierno de la seguridad? 9
Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
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A modo de presentación
E
n el marco de las nuevas políticas de seguridad de este ministerio, los ciudadanos y la comunidad son actores centrales. El proceso de cambio y de construcción de una política de seguridad acorde con las que conorman el modelo nacional y popular que conduce la Presidenta de la Nación, Dra. Cristina Fernández, implica que el pueblo y sus organizaciones no son espectadores, ni receptores pasivos; muy por el contrario son verdaderos y legítimos protagonistas del proceso de diagnóstico, del de construcción de respuestas y del de evaluación en todo lo atinente a políticas en materia de seguridad. La gestión de las diversas expresiones del delito, de la violencia y de otras confictividades sociales nos exigen superar antiguos esquemas en los que el Estado, con el indiscutido monopolio de la violencia, consolidó un abordaje en el que las uerzas de seguridad denían políticas y al mismo tiempo eran el único instrumento mediante el cual se viabilizaban respuestas con una concepción reactiva rente al conficto, con intencionalidad represiva y sin ninguna capacidad resolutiva o de anticipación. Para corregir esta concepción negativa se tomó la decisión política de generar, en primer lugar, un eectivo gobierno civil de la seguridad, objetivo que se expresa puntualmente con la creación del Ministerio de Seguridad en diciembre de 2010. Este desaío también incluye la centralidad de las políticas de prevención, el protagonismo de los gobiernos locales, la participación eectiva y conducente de la comunidad y la moderni-
zación y el ortalecimiento institucional democrático de las uerzas de seguridad, entre otros objetivos. Apelar al protagonismo de la comunidad exige una política activa que permita el pasaje de la expresión de voluntad hacia una eecti va par ticipación amplia y diversa y, además, reclama del Estado un activismo importante que asegure la distribución de la palabra y el acceso a las ideas y a las herramientas conceptuales. Estas “herramientas” para las organizaciones tienen el n de promover el debate sobre políticas de seguridad con elementos que permitan un protagonismo creciente y, además, una mirada estratégica que implica una puesta en relación del proceso de políticas en materia de seguridad con el contexto institucional, social y político en su conjunto. Este material es un aporte más para superar la posibilidad de que el debate quede encapsulado en el diagnóstico generado a través de la experiencia individual o coyuntural rente a la violencia y el delito que, en tanto esté signada por contextos de alta sensibilidad según la situación de las víctimas, la manipulación mediática, el estupor mismo que algunos hechos producen, terminan tributando a aquellos sectores que aprovechan la debilidad del debate público para impulsar respuestas de probada inecacia práctica pero con cierto resultado en el plano de lo discursivo, uncionales a los riesgos del retorno autoritario bajo viejos y nuevos ropa jes, acercándose así más a la estaa que a la solución real de los problemas. 11
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Tampoco es solución proponer que, en la registra la concentración de estos temas en medida en que algunas demandas legítimas sectores hegemónicos que - lejos de impugde seguridad se expresan en términos auto- nar las deciencias del viejo paradigma de ritarios o incompatibles con las condiciones seguridad que reduce la cuestión a un tema de vida que nuestra democracia impone, de- policial- se amparan en ormas de relación ban ser descalicadas sin más. Esa posición, que carecen de componentes críticos y en las valorativamente correcta, en tanto impug- que son precisamente los sectores más popuna ciertos cursos de acción por su expresa lares y más vulnerables los que quedan uera negación de las más básicas condiciones de de toda posibilidad de participación positiva. la democracia, deja la cuestión de ondo sin gestionar. Y pierde de vista que el Estado es Así como el modelo de seguridad ciudadana el primer obligado a rescatar la demanda en y democrát ica no limita la seguridad a la posu legitimidad, trabajando sobre ella en todo licía, en el plano de la sociedad civil tampoco lo errado o distorsionado que tenga y promo- puede acotársela a determinados sectores o a viendo respuestas genuinas a los problemas los mismos de siempre. Resta entonces hacer que se plantean. Además, en ese proceso, es explícito que destinatarios de este material necesario que la ciudadanía también com- son las organizaciones sociales y quienes las prenda que no todo vale en relación con las integran aunque, coherentes con la propuesrespuestas rente a la violencia, que existen ta, esto no resulta excluyente. límites y que el control de éstos es una obliEl proceso de movilización y organización gación primordial del Estado. popular que atravesamos es una realidad Se trata de evitar tanto la demagogia puniti- eectiva y, por cierto, un muy saludable sig va como la inacción tecnocrática que se sus- no de estos tiempos. El Estado, comprometido tenta acusando a quien demanda seguridad con el ortalecimiento de una organización de “autoritario”, conundiendo así lo inapro- social y popular orienrado a protagonizar piado de los términos de la demanda con el los procesos políticos en marcha, pone así en manos de ella herramientas concretas para la objeto mismo del reclamo. refexión y el debate colectivo, para apoyar Nosotros apelamos aquí a una perspectiva y contribuir a la ormación de espacios de completamente distinta e interpretando que capacitación sobre seguridad y derechos huhemos llegado, como dice nuestra Presiden- manos en las organizaciones, contribuyendo ta, para hacernos cargo de los problemas, en lo que aquí corresponde a la construcción y proundización del modelo nacional y poavanzamos en todos los rentes. pular. Tenemos que orjar un nuevo paradigma en materia de seguridad, dada su larga historia de distanciamiento entre la sociedad civil y los temas de seguridad, incluyendo en esa Nilda Garré distancia a la dirigencia política. También se Ministra de Seguridad de la Nación 12
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Ministerio de Seguridad Secretaría de Políticas de Prevención y Relaciones con la Comunidad
Tema SEGURIDAD, DERECHOS HUMANOS y DEMOCRACIA: defniciones básicas Objetivos
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Disparadores para la reexión inicial: •
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Reconocer las dierentes perspectivas para pensar y denir la seguridad. Reconocer la importancia de los derechos humanos en nuestro ordenamiento jurídico. Reconocer la importancia del compromiso de los ciudadanos en la democracia y las distintas ormar de participación.
¿Qué entendemos por derechos humanos? ¿Quiénes tienen derechos humanos? ¿Qué entendemos por democracia? ¿Cómo puede participar la ciudadanía para autogobernarse? ¿Qué entendemos por seguridad?
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Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
1.1.
¿Qué entendemos por seguridad?
¿De qué hablamos cuando decimos “seguridad”? ¿Qué entendemos por “seguridad”? ¿Es cierto que la seguridad es un concepto aséptico, que no es de derecha ni de izquierda? ¿La seguridad es la “seguridad”? A simple vista, en la vida cotidiana la seguridad se nos presenta como un concepto que no orece mayores dicultades. Basta que uno diga que se siente inseguro o reclame más seguridad para que todos sepan de qué se está hablando, a qué se está haciendo reerencia. La seguridad es un concepto de inmediata comprensión, orma parte del sentido común, de nuestra conversación diaria. En esos lugares, en esos momentos, la seguridad casi siempre aparece vinculada con confictos que amenazan la integridad ísica o los bienes personales, y, por otro lado, a hechos por lo general asociados con determinados actores: jóvenes de piel morena de barrios marginales.
antes 16
Sin embargo, cuando nos detenemos en ella, a los eectos de construir respuestas eectivas que se hagan cargo de este problema, se presentan dicultades y muchos interrogantes. Por empezar, la inseguridad es un problema complejo, que tiene como telón de ondo múltiples causas y merece respuestas refexivas y deliberadas entre los distintos actores involucrados. El Estado es uno de esos actores, pero no el único. Están las víctimas y los vecinos, las organizaciones de la sociedad civil, los investigadores, la policía, las distintas agencias que componen el sistema penal, las instituciones que instrumentan los programas de seguridad y el desarrollo social, educativo, cultural, etcétera. Todos ellos tienen algo para decir; a todos hay que escuchar. Por eso las respuestas no son sencillas, no se improvisan de un día para el otro. La calidad institucional y la
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construcción democrática de la seguridad ciudadana están muy lejos de las respuestas espasmódicas de los periodistas y políticos oportunistas que se apresuran a decir rápidamente lo que la “gente” quiere escuchar, que ponen todo bajo responsabilidad de la policía, que creen que las cosas se resuelven con más presencia policial, aumentando las penas, bajando la edad de punibilidad, creando más cárceles, etcétera. Las respuestas consensuadas entre distintos actores a los problemas de la inseguridad reclaman tiempos más o menos largos, que son los que demanda la discusión pública en cualquier democracia, y la resolución de problemas estructurales complejos de larga duración.
nas, proxenetismo, narcotráco, mercado de autopartes robadas, asaltos a banco y camiones que transportan caudales, piratas del asalto, etc.) y el denominado “de cuello blanco” (grandes evasiones scales, doble contabilidad, invención de empresas antasmas, lavado de dinero, etc.), o la violencia de género o contra niños, los accidentes de tránsito, la que se registra en el útbol, etc. Es decir que la seguridad va mucho más allá del delito callejero. Aunque muchas de esas situaciones no son percibidas como generadoras de miedo, integran también la confictividad social y en no pocos casos alcanzan la categoría de delitos de menor o mayor entidad que merecen atención y respuesta del Estado. Esta última no será siempre la misma. No Porque, además, conviene tener siempre todo se resuelve con más policía. presente que la seguridad no se relaciona sólo con la construcción de estrategias De allí que, antes de avanzar, conviene para prevenir y perseguir el delito común proundizar la noción de seguridad. ¿Qué (no organizado o de oportunidad), sino es la seguridad? En términos generales, también para prevenir y perseguir el delito según Victoria Rangugni (2010), la noción proesional u organizado (trata de perso- de seguridad se vincula con un valor u 17
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objetivo deseables –aunque ciertamente incomprensible- que apuntarían a la reducción o elusión de la incertidumbre, la desprotección, la inseguridad, las amenazas. Esta reducción o elusión de la incertidumbre es incomprensible en tanto aquello que atenta contra las certezas es cambiante y está históricamente determinado.
antes
En eecto, a lo largo de la historia, la seguridad tampoco ha sido siempre la misma, es decir, no siempre estuvo asociada con los mismos problemas, los mismos protagonistas, y, por tanto, las agencias del Estado -para hacerse cargo de la inseguridad- tampoco ueron siempre las mismas. A grandes rasgos, se puede decir que durante el estado de bienestar, la seguridad se vinculaba centralmente con la cuestión social. Si el Estado tenía que equilibrar el desarrollo económico con el desarrollo social, solucionar los desequilibrios e inequidades sociales, garantizando el pleno empleo y la calidad de vida, incrementar la capacidad de consumo, transormar a los trabajadores en consumidores, entonces la seguridad era la “seguridad social”. La tendencia era a la desjuridización de los confictos sociales. La resolución de los confictos y las situaciones violentas merecían un tratamiento correctivo e integrador que no siempre involucraba a las agencias del sistema penal y a las uerzas policiales. Si había que asistir e incluir en las redes sociales, la cárcel no parecía la mejor respuesta ni la única. Antes había que agotar otras instancias; existían otras agencias que tenían que hacer su trabajo. Pero en las décadas del 70 y el 80, con la crisis de la sociedad salarial, el desmantelamiento del estado social y la prepotencia del mercado, la seguridad ue mutando hasta convertirse en un problema policial. La seguridad era una problemática que ya
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Ministerio de Seguridad Secretaría de Políticas de Prevención y Relaciones con la Comunidad
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no involucraba a las agencias sociales o de desarrollo social sino, centralmente, a las agencias que coordinaban y planicaban la actuación policial. Para contener las consecuencias sociales de las transormaciones producidas por el neoliberalismo (la marginación social, la desocupación, la precarización del mercado laboral, el abandono amiliar, etc.), se catalogaba a la policía como la institución primordial. Todo se cargaba a su cuenta y al sistema punitivo. Poco a poco se empezaba a asociar la inseguridad con la pobreza y se proponía un tratamiento criminalizador, canalizando los confictos sociales hacia el ámbito judicial. Es lo que algunos autores llamaron la “judicialización” y “criminalización de la pobreza”. Como dijo el sociólogo rancés Loïc Wacquant, con el desmantelamiento del estado social la providencia se vuelve penitencia. La culpa de la inseguridad la tienen los pobres. Prueba de ello son las políticas de “Ley y Orden”, “Tolerancia Cero” y “Mano Dura”, a través de las cuales se propone limpiar las calles de los extraños reerenciados como peligrosos, invisibilizarlos, sacarlos de circulación. En la Argentina, en los últimos años, paulatinamente se ueron creando nuevas condiciones institucionales para repensar la seguridad sobre otras bases. A medida que el Estado ue agregando la cuestión social en su agenda, la inseguridad empezó a enocarse de otra manera. Y, por tanto, se ueron postulando otras agencias para su intervención. Eso no signica que el Estado desautorice a la policía ni que haya que desentenderse de problemas como el delito, la violencia y demás confictividades sociales. Pero –como se verá más adelante- se los abordará con otras herramientas y otras estrategias, ya no sólo con la policía sino tambien con el desarrollo de politicas sociables inclusivas. 19
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La intervención será multiagencial y descentralizada, es decir, además del Ministerio de Seguridad intervienen los ministerios de Desarrollo, Educación, Justicia y la Secretaría de Cultura de la Nación), procurando involucrar a los gobiernos locales (municipios o comunas). Desde esta perspectiva, y según el criminólogo italiano Alessandro Baratta (2003), la seguridad es una necesidad humana que no tiene contenido propio, es decir, una necesidad secundaria o accesoria respecto de todas las otras necesidades básicas o reales que pueden denirse como primarias (alimento, salud, vivienda, trabajo, etc.). La seguridad no es un n en sí mismo. Debe orientarse a crear condiciones para el ejercicio de aquellos derechos, analizando las confictividades sociales y violentas que pueden obstaculizar o poner en tela de juicio el ejercicio eectivo de esos derechos. Los derechos humanos y la democracia constituyen el marco de la seguridad ciudadana, las dos ideas uerzas que organizan las tareas para gestionar las confictividades sociales. Los derechos humanos representan un límite y señalan un horizonte en materia de seguridad. No se trata de reducir derechos para disminuir los riesgos, sino de ampliar los derechos para asumir entre todos los riesgos que corremos en ciudades con proundos contrastes sociales. No hay que perder de vista que, con el aán de obtener seguridad, muchos ciudadanos tienden a reclamar reormas institucionales o penales que avasallan otros valores deseables, como la igualdad entre las personas, la libertad, la cooperación, la protección mutua entre aquéllas. Reormas que, lejos de resolver los problemas, crean nuevas condiciones para reprodu20
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cirlos o, incluso, agravarlos. De allí que la democracia y los derechos humanos jen límites al mismo tiempo que perlan un nuevo horizonte para la administración de la seguridad.
Recordemos… La seguridad se centra en el respeto de los derechos humanos de las personas y permite que éstas participen en su implementación de orma activa, plural y crítica.
1.2.
¿Qué entendemos por derechos humanos?
Los derechos humanos son aquellas libertades y derechos básicos que tienen las personas, sin distinción de ningún tipo (raza, color, sexo, nacionalidad, identidad política, religión, ocupación, edad, etc.) por el solo hecho de ser tales, es decir, por su sola condición humana. Todos poseemos derechos de los que nadie nos puede despojar. Siempre los tenemos, aunque cometamos alguna alta o delito. Por ejemplo, si una persona cometió un robo, tendrá derecho a un juicio justo, a alimentarse, a gozar de salud y a su integridad ísica. No se lo puede privar de una deensa, ni de comida, etc., por más grave que haya sido el crimen que se le imputa o por el que se la condena. Los derechos humanos no son dádivas sino conquistas sociales alcanzadas, a través de la lucha en distintos lugares del mundo y a lo largo de la historia, por grupos de personas en situación de des ventaja: esclavos, trabajadores, pobres, opositores políticos, mujeres, inmigrantes, personas de color, niños, minorías reli21
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giosas o nacionales perseguidas y discriminadas. Por eso, los derechos humanos van evolucionando y cambiando constantemente a partir del protagonismo de los ciudadanos organizados y del compromiso que asumen los Estados de cara a todos los ciudadanos. Esos derechos se ueron plasmando en instrumentos (declaraciones, tratados, pactos, convenciones) que constituyen los estándares a los cuales tienen que adecuarse los ordenamientos jurídicos de los Estados que adhieran a aquellos instrumentos, y también en la Constitución Nacional. Para los Estados esos instrumentos internacionales implican un compromiso asumido con la sociedad civil, establecen criterios, jan los parámetros mínimos, el piso común a partir de los cuales los Estados tienen el deber de organizar su gestión. Para la sociedad civil, representan un programa de lucha y de legitimidad de esa lucha contra la violencia, los abusos, la desidia, la burocracia de los gobiernos y demás autoridades que muchas veces impiden que se cumplan eectivamente. En los derechos humanos, entonces, se pueden reconocer claramente dos momentos: el primero apunta al reconocimiento de los derechos (jar por escrito) y el segundo tiene que ver con su cumplimiento eectivo (ejercicio en la práctica). Los derechos humanos no empiezan y terminan en las declaraciones o en las constituciones que los reconocen como tales. Ésa es una primera parte que habrá que completar a través de la implementación de políticas públicas universales, protegiendo especialmente a minorías o grupos que, por las particulares circunstancias en las que se encuentran, están en una relación desigual y desventajosa. 22
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Los derechos humanos se pensaron, por un lado, como instrumentos que limitan el uso abusivo del poder de los gobernantes y uncionarios de turno, jando obligaciones negativas para el Estado. Por ejemplo, estableciendo prácticas que impiden la tortura, la discriminación, la privación arbitraria de la vida o la libertad limitan y pautan el uso de la uerza por parte de las agencias de seguridad, entre otras. Por otro lado, estableciendo obligaciones positivas para el Estado en orden a garantizar el ejercicio pleno de los derechos. Es decir que los Estados no sólo tienen restricciones sino que están obligados a garantizar eectivamente los derechos humanos, responder mediante políticas públicas concretas para que toda la ciudadanía pueda ejercer los derechos civiles y políticos: los de orden económico, social, cultural y ambiental.
Pluralidad de derechos Los derechos humanos pueden ser de dierente tipo: civiles, políticos, sociales, económicos y culturales: ✔
Recordemos… …que los derechos humanos son todo lo que necesitamos las personas y grupos para vivir dignamente.
Los derechos civiles y políticos son derechos considerados de “primer orden” porque son aquellos que garantizan la vida y la libertad. Entre ellos, están el derecho a la libertad de expresión; a no ser molestados por nuestras opiniones; a no ser torturados ni esclavizados; a la libertad de pensamiento; a la libre asociación; al voto; a participar de los asuntos públicos directamente y peticionar a las autoridades, y al debido proceso.
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Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
Recordemos que los derechos humanos… •
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Son inherentes a la persona humana: nacemos con estos derechos y por esta condición nos pertenecen. Su origen no es el Estado ni las leyes, sino la propia dignidad de la persona humana. No son concesiones del Estado sino que pertenecen a todos más allá de la nacionalidad, la religión, la cultura, la raza o el sexo. Son inalienables: nadie puede renunciar a ellos, ni el Estado puede alegar que no se reclaman para soslayar su cumplimiento. Es decir que ni el Estado ni ningún grupo social o empresa los pueden arrebatar. Son universales, porque son siempre de todos, en cualquier circunstancia, tiempo y lugar. Son dinámicos e históricos, porque, según las necesidades históricas y las luchas sociales se les van incorporando cambios. Son interdependientes o integrables, porque un derecho está en relación con el otro; violar un derecho supone violar otro. Por ejemplo, no es posible el ejercicio del derecho a la vida sin acceso a la salud o al agua potable o a la alimentación; no es posible el derecho a la libertad de ex presión sin acceso a la educación o a los bienes culturales; no es posible el derecho a no ser detenido arbitrariamente sin tener acceso a petición o a la Justicia. La violación de uno de ellos supone la violación del resto. Son progresivos: su tendencia es al avance, de ninguna manera a la regresión o cancelación, tanto en lo que corresponde al contenido protegido como a la ecacia y procedimiento para su cumplimiento. Son obligatorios para cualquier Estado, sin importar si se está atravesando una crisis económica, política o una guerra o catástroe natural. El Estado debe no sólo respetar y garantizar los derechos reconocidos, sino además organizar su acción con el n de satisacer su plena realización.
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✔
Los derechos económicos, sociales y culturales (DESC) son los derechos que el Estado debe garantizar a través de medidas colectivas, satisaciendo las necesidades básicas sociales, culturales y económicas. Entre los DESC se encuentran el derecho al trabajo, a la salud, a la vivienda, a la educación, a la alimentación adecuada, al ambiente sano, a la identidad y la niñez eliz, entre otros. son aquellos que posibilitan a las personas tener las condiciones necesarias para vivir dignamente. El derecho al trabajo digno es uno de estos derechos que debe asegurarse a toda persona, en condiciones equitativas y satisactorias, es decir, garantizando eectivamente igual remuneración por igual tarea, sin distinción entre sexos, nacionalidad, etcétera. Derecho que debe proteger a los niños de la explotación y la trata de personas.
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Los derechos económicos
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Losderechos sociales
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Losderechosculturales
garantizan a las personas un desarrollo en sociedad. El derecho a la salud, a la educación, a la seguridad social son algunos de ellos, que deben preservarse para satisacer necesidades materiales e intelectuales. reeren a los derechos vinculados al conocimiento, al respeto por las costumbres, al derecho a la comunicación, a la producción artística. 25
Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
¿Por qué hay derechos de primero y segundo orden?
La distinción de orden, donde se pretende dierenciar a los DESC de los derechos civiles y políticos, se explica en que estos últimos son de inmediata aplicación por parte del Estado, el cual sólo debe abstenerse de alterarlos. Por ejemplo, el Estado no debe matar, no debe privar a nadie de su libertad en orma arbitraria, no debe ejercer censura previa, etc., mientras que los DESC necesitan de acciones concretas por parte del Estado para lograr su ejercicio, acciones que dependen de cómo se encuentre económicamente aquél para garantizarlos. Ahora bien, si recordamos que los derechos humanos son indivisibles, interdependientes e integrales, los Estados locales no pueden ampararse en las circunstancias económicas para justicar su violación. Si bien los DESC van a ser 26
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alcanzados en orma progresiva, los Estados deben garantizar las condiciones para su cumplimiento eectivo: erradicar la pobreza extrema, la mortalidad inantil, garantizar el acceso a la atención médica primaria, erradicar el analabetismo, por ejemplo a través de programas como la asignación universal por hijo. Corresponde al Estado garantizar y asegurar, como mínimo y en orma gratuita, la satisacción de los niveles esenciales de cada uno de los derechos económicos, sociales y culturales de toda la ciudadanía, debiendo demostrar que ha realizado el máximo esuerzo en cuanto a utilizar todos los recursos que están a su disposición para poder satisacer, con carácter prioritario, esas obligaciones mínimas y aunque se demuestre que tales recursos son insucientes (Comité DESC, Observación general nº 3 (14/12/90)
¿Dónde se encuentran reconocidos los derechos humanos? Todos los derechos humanos están consagrados en la Constitución: por ejemplo, en los artículos 14 y 14bis, y a partir del artículo 75, inciso 22, donde el Estado argentino reconoce declaraciones, pactos, protocolos y convenciones de derechos humanos.
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Algunos instrumentos internacionales con rango constitucional en la Argentina:
28
✔
CADH: CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS. PACTO DE SAN JOSÉ DE COSTA RICA, 22 de noviembre de 1969.
✔
CONVENCIÓN SOBRE LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS FORMAS DE DISCRIMINACIÓN CONTRA LA MUJER, 18 de diciembre de 1979.
✔
PIDESC: PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES, 16 de diciembre de 1966.
✔
PIDCP: PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS, 16 de diciembre de 1966.
✔
PROTOCOLO FACULTATIVO DEL PIDCP, 16 de diciembre de 1966.
✔
CONVENCIÓN CONTRA LA TORTURA Y OTROS TRATOS O PENAS CRUELES, INHUMANOS O DEGRADANTES, 10 de diciembre de 1984.
✔
CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO, 20 de noviembre de 1989.
✔
DUDDHH: DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS, 10 de diciembre de 1948.
✔
DECLARACIÓN AMERICANA DE LOS DERECHOS Y DEBERES DEL HOMBRE. Bogotá, Colombia, 1948.
✔
CONVENCIÓN INTERAMERICANA SOBRE LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS FORMAS DE DISCRIMINACIÓN RACIAL, 21 de diciembre de 1965.
✔
CONVENCIÓN PARA LA PREVENCIÓN Y LA SANCIÓN DEL DELITO DE GENOCIDIO, 9 de diciembre de 1948.
✔
CONVENCIÓN INTERAMERICANA SOBRE DESAPARICIÓN FORZADA DE PERSONAS, 9 de junio de 1994.
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Figura 1: ¿Cuáles son nuestros derechos que debe asegurar el Estado? Derechos civiles y políticos
Derechos económicos, sociales y culturales
Otros derechos
• Derecho a la vida.
• Derecho a la propiedad
• Derecho de los pueblos
individual y colectiva.
a la autodeterminación.
• Derecho a la seguridad
• Derecho a un medio
económica.
ambiente sano.
• Derecho a la alimenta-
• Derecho al desarrollo
ción adecuada.
sustentable.
• Derecho al trabajo (a un
• Derecho a la paz.
• Derecho a la integridad
ísica y psicológica. • Derecho a la libertad
personal. • Derecho a la igualdad
ante la ley. pensamiento, de conciencia y de religión.
salario justo y equitativo, al descanso, a ormar y pertenecer a un sindicato, a la huelga, etc.).
• Derecho a la libertad de
• Derecho a igual salario
• Derecho a la libertad de
expresión. • Derecho a la libertad de
movimiento y libertad de tránsito. • Derecho a la justicia. • Derecho a elegir y ser
• Derecho de las mujeres
por igual trabajo.
(a gozar de todos los derechos en condiciones de igualdad, a una vida libre de violencia, a decidir sobre su cuerpo).
• Derecho a la seguridad
• Derecho de los pueblos
social.
indígenas (a la tierra y el territorio, a la consulta previa e inormada, a la autodeterminación).
• Derecho a la vivienda. • Derecho al vestido.
elegido a cargos públicos.
• Derecho a la educación.
• Derecho a la informa -
• Derecho a la investiga -
ción.
ción cientíca, literaria, artística.
• Derecho de las niñas
y niños a ser sujetos de derecho, a que se anteponga siempre su superior interés.
• Derecho a expresiones
culturales. • Derecho a la identidad. 29
Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
Recordemos que los Estados están obligados a: ✔
RESPETAR
✔
PROTEGER
✔
SATISFACER
✔ ✔
ADOPTAR MEDIDAS PROGRESIVAS PRESENTAR INFORMES
Los Estados tienen que respetar y proteger los derechos humanos. Son las dos caras de la misma moneda. Por un lado, no puede violarlos y por otro, debe protegerlos generando medidas progresivas y no regresivas. Esto signica que el Estado en su actuación no puede ir en desmedro de los derechos alcanzados; no puede dar pasos hacia atrás, salvo que demuestre que en realidad ello es para mejorar un conjunto de otros derechos. Además, periódicamente debe mejorar la situación de los derechos ciudadanos, garantizando su satisacción.
Por último, el Estado está obligado a presentar inormes sobre la situación de los derechos humanos. Cualquier ciudadano u organización social pueden reclamar su respeto o recurrir a tribunales internacionales para denunciar la violación de aquéllos, ante lo cual el Estado debe responder inmediatamente.
1.3. ¿Qué entendemos por democracia?
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Se ha dicho que la democracia es el "Gobierno del pueblo". La democracia es la manera de decidir colectivamente cómo queremos vivir entre todos. Pero es, también, el medio que tiene la ciudadanía para hacer visibles sus problemas y el mecanismo para imaginar una solución, para debatir y buscar colectivamente una respuesta a los problemas con los que tienen que medirse determinados grupos o sectores sociales. Por eso, como dijo el lósoo rancés Jacques Ranciere (1996), el horizonte de la democracia no son los
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acuerdos sino los desacuerdos. La democracia es la posibilidad de practicar el desacuerdo, de poner en común o hacer evidentes soluciones vividas como problemas, circunstancias experimentadas como injustas. La democracia no es la atalidad de decir sí, sino la posibilidad de decir no. De allí que la democracia sea siempre la lucha por la democracia. La democracia supone abrir permanentemente ámbitos de maniestación, producir espacios de polémica o litigio para demostrar lo que es justo o, mejor dicho, lo que un sector social o un grupo entienden que es injusto de cara al Estado o al resto de la sociedad. La democracia es un orden desordenado, inestable, dinámico, que requiere esuerzos continuos de parte de los protagonistas –los distintos actores sociales- por los incesantes desplazamientos y renegociaciones constantes entre ellos. Como dice la politóloga Chantal Moue, “las cosas siempre podrían ser de otra manera” (2009). Por eso, la democracia siempre 31
Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
estará incompleta; no se puede reducir a deres contrademocráticos no sólo no son una expresión de una vez y para siem- opuestos a la democracia sino que constipre. Los acuerdos están recomponiéndose tuyen su complemento necesario. permanentemente a partir de los disensos puestos de maniesto. Los consensos Ahora bien, para que el pueblo pueda gonunca son totales. bernarse (debatir, decidir y controlar), esto es, autodeterminarse, jarse sus propias Acaso por todo eso “democracia” signica leyes e instituciones, decidir libremente el “gobierno del pueblo” que, en una so- cómo quiere vivir; maniestar los probleciedad masicada y urbanizada, necesita mas que padece pero también sus deseos, un diálogo fuido entre representantes y sus esperanzas; comunicar sus confictos, representados. Ese diálogo supone desa- peticionar a las autoridades; estar en conrrollar un debate público, que debe ser diciones de que un grupo pueda decir no, desinhibido (completo), vigoroso (uerte) y ejercer el desacuerdo, se necesitan tres y abierto (plural). Pero asimismo necesita, cosas: como señala el politólogo rancés Pierre Rosanvallon (2007), de la contrademocra• Primero, un compromiso de los ciucia. No hay democracia sin contrademodadanos: no hay democracia sin accracia: si la democracia es la expresión de tivismo social. Los ciudadanos tienen la conanza de los ciudadanos sobre los que involucrarse o participar activarepresentantes, la contrademocracia, por mente en los debates públicos. No el contrario, es la reserva de desconanza. pueden quedarse sentados en su casa, A través de sus diversas ormas (poderes siguiendo los hechos desde lejos o de control, poderes de obstrucción y porente al televisor. Deben compromederes de enjuiciamiento), los ciudadanos terse, ormar parte activa de los deba velan para que los representantes elegidos tes que los involucra, participar en las sean eles a los compromisos que asumiedistintas organizaciones que agregan ron. Por eso, según Rosanvallon, los polos intereses de los ciudadanos.
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• Segundo, contar con espacios públicos: no hay democracia sin espacios de encuentro y expresión, sin eseras públicas para dialogar, donde los ciudadanos puedan presentar sus problemas, ámbitos para peticionar a las autoridades, pero también para poder compartir y conrontar problemas con otros sectores de la sociedad. Esos espacios de encuentro son pluridimensionales, en la medida que no sólo se trata de una esera racional, sino también aectiva. Los debates no implican únicamente intercambio de argumentos sino que con recuencia se revelan como expresiones apasionadas. Las pasiones son los insumos morales para sostener colectivamente procesos de maniestación pública y posicionamientos que reclaman tratamientos prolongados. 33
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• Y tercero, libertad de expresión: no hay democracia sin libertad de expresión, sin debate público plural. La discusión colectiva reclama de la capacidad expresiva de los múltiples actores en cuestión, estén o no directamente involucrados en la problemática concreta. Porque de lo que se trata es de decidir entre todos cómo queremos vivir entre todos. Resulta claro que para que los ciudadanos puedan expresarse libremente necesitan todo aquello que crea las condiciones para la libertad de expresión, como la posibilidad de desplazarse (no hay libertad de expresión sin libertad de movimiento, circulación); de reunirse (no hay libertad de expresión sin libertad de reunión); organizarse (no hay libertad de expresión sin libertad de asociación u organización), e inormarse (no hay libertad de expresión sin derecho a la inormación, sin acceso a ella). En una democracia, la libertad de expresión no es la libertad de expresión individual sino la libertad de expresión colectiva. No son los individuos sueltos los que se expresan sino los individuos agregados en otros colectivos. La libertad de uno no termina donde comienza la del otro sino que, por el contrario, se reuerza y potencia con la libertad del otro. Si el otro no es libre, si el otro no puede decir no, entonces tendremos serias dicultades para maniestar nuestro desacuerdo.
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Por eso, como dice el jurista norteamericano Owen Fiss, el derecho a la libertad de expresión no es un derecho más sino, en todo caso, es uno de los primeros y más importantes undamentos de toda la estructura democrática. El socavamiento de la libertad de expresión aecta directamente el nervio principal del sistema democrático.
Figura 2: Las ormas de la democracia Democracia representativa
Democracia participativa
Ciudadanos pasivos
Ciudadanos activos
(espectadores)
(activismo social)
Los ciudadanos opinan
Los ciudadanos debaten
Los ciudadanos delegan
Los ciudadanos actúan
Ciudadanos indignados
Ciudadanos comprometidos
Recordemos… En una democracia, el compromiso de los ciudadanos no termina con el voto. Se maniesta todos los días cuando aquéllos discuten en su entorno inmediato y, sobre todo, cuando orman parte de otros colectivos a través de los cuales refexionan y debaten, se organizan para peticionar a las autoridades y compartir con el resto de la sociedad su punto de vista sobre determinados problemas. Uno de esos problemas es, sin lugar a dudas, la seguridad.
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Ejercicio 1: Análisis de caso LA REPRESION A UN INTENTO DE SAQUEO PROVOCO DOS MUERTOS Y UNA PROTESTA VIOLENTA FRENTE A LA COMISARIA. Muerte y uria vecinal en José León Suárez
Un grupo quiso robar la carga de un tren que surió un descarrilamiento. La policía reprimió. Murió un joven de 16 años y hay otro muerto, aunque no se sabe si está vinculado al hecho. Luego, vecinos atacaron con piedrazos la comisaría. Hubo corridas y saqueos a comercios. Por Soledad Vallejos
Fuentes judiciales conrmaron a este diario que un joven de 16 años murió baleado en las vías mientras eectivos policiales de la provincia de Buenos Aires reprimían el saqueo a un tren descarrilado, en José León Suárez. Otro chico, de 17 años, murió en un centro de salud, presuntamente tras haber sido herido en la misma escena, algo que anoche los investigadores aún no habían conrmado. Al cierre de esta edición, un tercer muchacho se encontraba internado en grave estado. Poco después de que corriera la noticia de las muertes, la violencia continuó en las calles del barrio: algunos de los heridos habían sido llevados a la sala de salud ubicada rente a la comisaría 4ª. de San Martín. Familiares y amigos cortaron las calles. Luego de algunos minutos, sobre la avenida Márquez comenzaron las corridas, los saqueos y los disparos. Hubo al menos seis detenidos. La policía detuvo al menos a 15 personas, todas ellas menores de edad. Ante las cámaras de los móviles de TV, en la puerta de la comisaría, un hombre acusó a los 36
ociales de haber detenido a su hijo de 12 años mientras caminaba junto a su madre por la avenida. Por orden de la Unidad Fiscal de Investigación (UFI) 5ª, a cargo de Marcelo Sendot, la Policía Bonaerense ue apartada de la investigación. Se secuestraron las armas de los eectivos involucrados en los episodios cuyo conuso derrotero no llegó a ser despejado anoche; también ueron secuestrados patrulleros con impactos de balas. Cerca de medianoche, el scal Sendot, quien se encontraba recorriendo los lugares donde todo había transcurrido, conrmó que la investigación será realizada exclusivamente por su ocina y peritos de Gendarmería. En la tarde, siete vagones del tren 8232, del Nuevo Central Argentino (NCA), descarrilaron a la altura de José León Suárez. Se trataba de un carguero que transportaba autopartes entre Retiro y Zárate. En un comunicado, NCA sostuvo que “un grupo de personas arrojó al paso de un tren (...) troncos de árboles con el n de producir su descarrilamiento para posteriormente
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saquear la mercadería transportada”. Este caso, añadió la empresa, no resultó inusual, porque en “los últimos 90 días se produjeron dos hechos similares con la misma nalidad”. En conversación con este diario, uentes judiciales también sostuvieron que no se habría tratado de un accidente, sino que habría sido un sabotaje cometido por “gente del barrio Villa Independencia”, cercano a las vías. La carga de los vagones comenzó a ser saqueada por habitantes de ese asentamiento. Un llamado al 911 alertó de la situación. “La Policía Bonaerense llega al lugar; se produjeron enrentamientos con la gente de la villa”, aun cuando al cierre de esta edición seguía siendo incierto si esas personas estaban o no armadas. El primero de los muertos llegó al Centro de Atención Primaria Nº 4 José Luis Agote, ubicado rente a la comisaría 4ª de San Martín. Fuentes de la investigación dijeron a este diario que, al llegar al lugar, el joven ya había allecido. Una de las balas que recibió habría sido disparada desde cierta altura, porque el recorrido es descendente. Al cierre de esta edición, por la distancia que existe entre el hospital donde alleció y el lugar de los hechos, los investigadores Noticia
aún procuraban establecer si el segundo muchacho también habría muerto a consecuencia de heridas infingidas al pie del tren. Al trascender la noticia de las muertes, los heridos y las detenciones, la tensión estalló en las inmediaciones de la comisaría 4ª y la sala de salud. Mujeres, niños y varones jóvenes dejaron las veredas para tomar la calle y obligar a colectivos, autos y motociclistas a desandar camino. Ya atardecía. A esos cortes de calle sobrevinieron corridas en cuanto eectivos de la comisaría procuraron liberar el lugar. La tensión estalló mientras chicos jóvenes, muchos de los cuales luego serían detenidos, arro jaban piedras a los policías, mientras otros rompían vidrieras y saqueaban comercios, como una casa de computación de la que anoche apenas quedaban algunos muebles. Los móviles de la televisión transmitían en vivo. Las versiones eran conusas y hasta contradictorias. En la puerta de la comisaría, el jee de la DDI de San Martín, Mario Briceño, conrmó la primera de las muertes, y sostuvo la hipótesis de que en las vías del tren se había producido “un enrentamiento” entre habitantes del barrio carenciado y eectivos policiales. Briceño, sin embargo, procuró no relacionar a los heridos con el descarrilamiento.
publicada en el diario Página/12, 4 de ebrero de 2011.
Preguntas para la reexión colectiva 1. ¿Cuálessonlosderechosviolados? 2. ¿Quiénoquiénessonlosagentesvioladores? 3.
¿Quiénessonlasvíctimas?
4. ¿Quétendríaquehacerlapolicía? 5. ¿Puedenlosciudadanoshaceralgo?
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Tema CONSTRUYENDO UN MODELO DE SEGURIDAD CIUDADANA DEMOCRATICA Objetivos
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Disparadores para la reexión inicial:
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Reconocer la relación entre seguridad y derechos humanos. Reconocer la relación entre democracia y seguridad. Reconocer la situación de vulnerabilidad y desventaja de determinados sectores de la sociedad. Reconocer la complejidad de los con fictos sociales y las limitaciones de las políticas de seguridad. Reconocer la dierencia entre inseguridad y sensación de inseguridad. Reconocer la importancia de las maniestaciones públicas en una democracia y el rol especíco que deben asumir las agencias policiales ¿Puede la policía resolver el problema de la inseguridad? ¿Qué papel desempeña la policía en una sociedad democrática? ¿A quién debe proteger la policía? ¿Cuáles son los sectores y grupos desaventajados? ¿Cuál es el rol de la policía en las maniestaciones públicas que llevan a cabo los sectores desaventajados? ¿Qué dierencia existe entre imponer orden o gestionar confictos? ¿Qué otras herramientas puede utilizar el Estado para generar seguridad? ¿La pobreza es la causa de la inseguridad? 39
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2.1.
Seguridad y derechos humanos
¿Queremos ser guardianes del orden o deensores de los derechos? La seguridad, ¿está vinculada con los derechos humanos o con el orden público? Tradicionalmente, la seguridad pública estuvo asociada con la idea de orden público. El orden era el principal valor y el objetivo del Estado. El orden público organizaba las políticas de seguridad y denía las tareas de las policías. Esto implicaba que cualquier acción del Estado en el terreno de la seguridad estaba orientada a preservar o restaurar la tranquilidad puesta en tela de juicio por los distintos actores sociales. La seguridad del Estado estaba ubicada delante de la seguridad de las personas que eran consideradas como un medio para alcanzar determinadas metas, entre ellas, el orden público. Había que cuidar al Estado de la sociedad; la policía estaba para proteger a los gobernantes que representaban el orden. Una política que tenga como criterio el orden público puede alentar, por ejemplo, la realización de razzias o detenciones masivas o sistemáticas de jóvenes pobres o inmigrantes para evitar su presencia en el centro de la ciudad, para combatir las “pandillas” que, a juicio de las autoridades o vecinos prejuiciosos, amenazan la tranquilidad. El concepto de seguridad ciudadana, por el contrario y como se verá más abajo, enoca su prioridad en la seguridad de las personas, en la convivencia pacíca de los ciudadanos entre sí. Considera a las personas como seres sociales y comunitarios, así como destinatarios principales de las políticas de seguridad. Las personas son colocadas en el centro de la denición y la instrumentación de la seguridad. La seguridad ya no es un n en sí mismo sino un instrumento para alcanzar la plena vigencia de todos los derechos humanos que tienen los ciudadanos.
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Una política de seguridad que parta del ciudadano buscará, entonces, que la actuación policial contribuya tambien a la vigencia de los derechos y que responda a las necesidades concretas de las comunidades y atienda a sus particularidades, guardando entonces proximidad respecto de ellas. En el caso concreto de los agentes encargados de la seguridad, su marco de actuación ya no será el “mantenimiento del orden público” sino la “protección integral de los derechos humanos”. Los derechos humanos constituyen un límite para la actuación policial, pero también son la partitura de la misma: la policía está para garantizar el ejercicio de los derechos. Garantizar la seguridad a los ciudadanos es una de las unciones principales del Estado. Una unción que debe cumplimentarse no sólo a través de la policía. La policía es una de las agencias que tiene el Estado a partir de la cual puede desarrollar distintas estrategias tendientes a prevenir o perseguir el delito, o tratar la violencia y otras confictividades sociales. Pero no es la única y, muchas veces, ni siquiera la más importante o estratégica. Esto es algo que no conviene perder de vista para no acotar la seguridad a la policía o la inseguridad al delito. Volveremos sobre esto más adelante.
La seguridad es un servicio que debe prestar el Estado. Esa prestación, en un régimen democrático, tiene como reerentes la Constitución Nacional y los instrumentos internacionales de derechos humanos. El Código Penal o los códigos de convivencia no son los únicos pretextos de las agencias policiales. También están los derechos humanos, que limitan el poder del Estado a la hora de reprimir y prevenir el delito. La seguridad de los ciudadanos signica garantizar un contexto pacíco para el desenvolvimiento de la vida social en el que se respeten también la integridad ísica de las personas y los derechos de los individuos y sus bienes, así como el resarcimiento del daño para las víctimas de delitos, incluso la seguridad sica y los bienes de aquellos que cometen delitos. Garantizar la vigencia de todos los derechos, desde una perspectiva integral que incluya tanto los derechos civiles y políticos, como los derechos económicos, sociales y culturales, supone -además- practicar una política pública de seguridad integral. Una seguridad que no se limite a reprimir sino que tienda a crear condiciones para el ejercicio eectivo y real de los derechos humanos que tenemos todas las personas.
Recordemos… Si la seguridad es un derecho, los gobiernos están obligados a extenderla a toda la ciudadanía, sobre todo a aquellos que se encuentran en una situación de desventaja.
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2.2.
Seguridad y democracia
Han cambiado los parámetros de las agencias y la cantidad de actores ejecutores. Porque en una democracia el pueblo delibera con sus representantes todo el tiempo. La democracia, o mejor dicho, la democracia concebida en términos participativos, llevó al Estado a estar cada vez más atento a los reclamos de la sociedad, a darle protagonismo en el debate y la planicación de las políticas de seguridad. Si la democracia consiste en decidir entre todos cómo queremos vivir, los ciudadanos tienen que comprometerse, deben ormar parte del debate público. El compromiso va mucho más allá de la concurrencia a suragar en las periódicas elecciones. La participación no empieza y termina con cada jornada electoral. No hay que limitar la democracia al suragio. Sabemos que cada persona vale un voto, pero no todas las personas están diciendo lo mismo cuando votan, no todos lo hicieron por las mismas razones, atendiendo las mismas prioridades. Hay matices y dierencias que no suelen ser relevados en las elecciones. Votar a un candidato particular implica votar un conjunto de medidas económicas, sociales y securitarias que, en ese momento (al celebrarse el voto), requieren cierta resignación. Se votan los trazos gruesos, dejándose para después de las elecciones el debate más no o minucioso, que expone matices, prioridades e intensidades. Por eso no hay que sobredimensionar las posibilidades expresivas del suragio. El suragio puede volverse un sistema torpe en la medida que torna discontinuo el diálogo entre los representantes y los representados toda vez que las elecciones, que se demoran en el tiempo, se concentran además sobre determinados ejes generales. De esta manera, cuando la democracia se circunscribe al voto, se genera un décit de representación que, en sociedades
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Hoy, el Estado ha reasumido la problemática de seguridad, dándole carácter de ítem central, o sea que la ha retomando de otra manera. Ya no como un tema que involucra a la dirigencia política, que atañe exclusivamente al uncionariado de turno, sino a todos los ciudadanos. De esa manera, los ciudadanos deben comenzar a participar en el diseño, planicación, instrumentación, control y evaluación de las En denitiva, la democracia necesita de políticas de seguridad. Por eso hablamos un diálogo fuido entre representantes y de seguridad ciudadana democrática. Porrepresentados. Después de cada elección, que entre todos debemos debatir y decilos debates se mantienen y proundizan. dir qué entendemos por seguridad y cuáEstos debates necesitan, además, de espa- les son las estrategias idóneas para hacer cios públicos para la puesta en juego del rente a la inseguridad. compromiso cívico. Eso no implica debilitar el rol del Estado. Durante mucho tiempo la seguridad ue La seguridad, reerenciada como un sertema de Estado, una competencia exclusi- vicio público, resulta una competencia y va del gobierno de turno. Cuando la socie- una unción del Estado. Pero su contenido dad es el lugar del desorden, reerenciado no se completa a espaldas de la sociedad como el lugar de los confictos sociales, sino escuchando a ésta e involucrándola al Estado le correspondía velar por el or- todo el tiempo en las discusiones y las deden público. La seguridad era cuestión de cisiones. Estado, que se diseñaba, planicaba e instrumentaba más allá de la comunidad, a espaldas de los ciudadanos, o sin dialogo con ellos. como la nuestra, que ha atravesado continuos desequilibrios y crisis de representación (esto es, por la incapacidad del sistema de partidos para agregar los intereses de los dierentes sectores sociales y la incapacidad del sistema político en cuanto a canalizar adecuadamente los confictos sociales), puede aectar la gobernabilidad y conducir a una crisis institucional.
Un Estado que, además, empezó a delegar en el mercado la cuestión de la seguridad. La seguridad se privatizo. El Estado dejó en manos de empresas privadas la gestion de la seguridad: son los ciudadanos los que, en tanto consumidores, deberían resolver su seguridad personal. De esa manera, cuando la seguridad se privatiza y un bien publico se convierte en un bien privado, otra mercancía que se compra o se vende en el mercado, la seguridad se organiza de una manera desigual: Aquellos que tienen mas recursos, tendrán mas posibilidades de estar seguros.
Recordemos… …en una democracia, la seguridad es un problema que involucra a todos los actores sociales. Todos los ciudadanos deben participar en el diseño, planiicación, instrumentación, control y evaluación de las políticas de seguridad.
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Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
antes
2.3.
Seguridad y Estado: el gobierno político de la seguridad
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Garantizar la seguridad de los ciudadanos es una de las unciones principales del Estado. Si la seguridad es un servicio público, entonces es un deber del Estado: los gobiernos están obligados a extenderla a toda la ciudadanía, sobre todo a aquellos que se encuentran en una situación de desventaja. Los Estados democráticos presuponen la existencia de un estado de derecho que no sólo regula la convivencia entre los ciudadanos, sino que también limita el poder del Estado para ejercer la violencia. Es por ello que la seguridad debe ir de la mano de la Justicia y el estado de derecho.
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después
Como se dijo recién, durante decadas, mu- ca y más allá de cualquier control judicial, chos dirigentes se desentendieron de la se- y otras, acordando con sectores de la diriguridad. En parte porque se cargó la tarea gencia política y la Justicia. a la cuenta del mercado, y en parte porque se delegó en la propia policia el gobierno La creación del Ministerio de Seguridad es de la seguridad. Es lo que muchos auto- señal de la desición de asumir el gobierres han denominado el “desgobierno de la no de la seguridad. Asegurar un gobierno seguridad” o la “policialización de la se- político de la policía. Es la política la que guridad”. debe denir el rumbo de la policía, y no al revés. Pero la política unida a las organiEl desgobierno de la policía contribuyó a zaciones sociales y los gobiernos locales. la autonomización y corporativización de Como venimos diciendo, no se trata de las instituciones policiales. Con el paso del sustituir a la sociedad para representarla tiempo, algunas policías ueron desarro- sino de convocarla para que coparticipe llando sus propios intereses, gestionándo- en la denición de las políticas de segurilos, unas veces, sin injerencia de la políti- dad y en el control de la policía. 45
Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
Si los confictos sociales son enómenos complejos y multicausales, entonces no corresponde que las respuestas a ellos provengan de la intervención exclusiva del Ministerio de Seguridad. El ministerio es una de las agencias, pero deberá coordinar su intervención con otras agencias del Estado (Ministerio de Desarrollo o Educación, por ejemplo), procurando la participación de los gobiernos locales que son, en última instancia, los que se miden diariamente con los confictos sociales en sus territorios.
Recordemos… …que en nuestro país las uerzas militares no pueden utilizarse para gestionar en las confictividades sociales ni para desarrollar labores de seguridad ciudadana.
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2.4.
Seguridad pública y seguridad ciudadana
Los conceptos de seguridad pública y seguridad ciudadana suelen utilizarse indistintamente, como sinónimos. Sin embargo, existen algunas dierencias que conviene tener presente para luego pensar las nuevas ormas que asume hoy la pre vención, ya sea la prevención comunitaria o la prevención policial a través de una policía de proximidad o comunitaria. Los aspectos comunes se sintetizan en que ambas comprenden la seguridad de las personas y los bienes; están claramente denidas dentro de los márgenes de la soberanía de un Estado y en el marco de las leyes; pretenden crear las condiciones para que los individuos se encuentren libres de riesgo y daño; proveen el respeto y resguardo de los derechos y garantías individuales, así como el pleno uncionamiento de los poderes y órganos del Estado democrático. En cuanto a las especicidades y dierencias que podemos encontrar son relativas al contexto en que son utilizadas. En ese sentido, la palabra pública se utiliza preerentemente para el ámbito de las políticas sectoriales, haciendo énasis en la responsabilidad que le cabe al Estado en la relación gobernantes/gobernados y en una clara delimitación respecto de lo que es privado para proteger la libertad de las personas. Por el contrario, con la palabra ciudadana se pone especial énasis en la corresponsabilidad de la seguridad entre ciudadanos y Estado, prioritariamente en el aspecto de la participación. La seguridad pública, entonces, hace mención al conjunto de acciones públicas (normativas, intervenciones, desarrollos institucionales) orientadas a producir y garantizar determinadas condiciones de 47
Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
convivencia, a la persecución de delitos, la reducción de ormas de violencia y la protección de los bienes y la integridad ísica de los ciudadanos. Todo ello, según un marco regulador que unciona como organizador y límite de las competencias. La seguridad ciudadana se orienta a lo mismo, pero acentuando la cuestión de la ciudadanía como actor clave de la seguridad. Como se habrá advertido, aquí no hablamos tanto de seguridad pública sino de seguridad ciudadana, toda vez que no se trata de proteger al Estado de la sociedad en general y tampoco garantizar el statu quo de un sector social, de privilegiar los intereses de determinado sector en detrimento de otros. No se busca preservar y restaurar un supuesto orden público, sino preservar a todos los ciudadanos, garantizando el ejercicio de sus derechos y de su libertad.
antes
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El enoque de la seguridad ciudadana prioriza la seguridad de las personas, es decir que ellas son receptoras de las políticas de seguridad. Pero, además, asigna a los ciudadanos el papel de actores sociales y comunitarios. O sea que son reerenciados a la vez como los receptores y protagonistas del diseño, la planicación y la instrumentación de las políticas de seguridad. Reiteremos que no se trata de proteger al Estado de la sociedad sino a los ciudadanos en esa sociedad. El Estado debe velar por la plena vigencia de los derechos de aquéllos. Los agentes de la seguridad deben responder a las necesidades de las comunidades guardando proximidad respecto de ellos. Pero deben hacerlo no perdiendo de vista las dierentes interpretaciones que puedan tener los distintos actores sobre los problemas generados por los variados confictos que pueden experimentar diariamente.
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En denitiva, como sostiene Rangugni, “la seguridad ciudadana es un concepto que supera la idea de seguridad ligada al mantenimiento del orden público por parte de los poderes estatales. La supera y reemplaza por una idea de seguridad entendida como derecho inherente a la ciudadanía misma. La seguridad, en este sentido, no es tanto una unción a cumplir por los poderes públicos y un bien a brindar por las instituciones estatales, sino un derecho ciudadano sin cuyo cumplimiento la ciudadanía no está cumplida. Pero al
mismo tiempo, en tanto derecho exigible al Estado, se constituye en una obligación ciudadana, no sólo en lo atinente al cumplimiento de las leyes, sino también respecto de su participación protagónica en la cuestión. Esta noción de seguridad ciudadana implica una reubicación en el ciudadano en tanto ser comunitario que no sólo demanda seguridad, sino también provee sus capacidades, disposiciones y propuestas para lograrla” (Rangugni, 2010: 71)
Recordemos… La seguridad ciudadana apunta a crear condiciones para la convivencia pacíca de los ciudadanos entre sí; su objetivo no es el “mantenimiento del orden público” sino la “protección integral de los derechos humanos”.
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Figura 3: Dos modelos de seguridad: de la seguridad pública a la seguridad ciudadana Seguridad pública Exclusión y contención social
Seguridad ciudadana Inclusión y protección social
Seguridad para los uertes
Seguridad para todos, sobre todo para los grupos desaventajados Imposición de orden (ordenar) Gestión de confictividad (gestionar) La seguridad es un n en sí mismo La seguridad es un medio (instrumento) para alcanzar la plena vigencia de todos los derechos humanos, desde una perspectiva integral que incluye tanto los derechos civiles y políticos como los derechos económicos, sociales y culturales El objetivo de la seguridad es resguardar El objetivo de la seguridad es garantizar el orden público el ejercicio de los derechos y libertades de las personas Oposición entre derechos humanos y Derechos humanos y seguridad son un seguridad binomio inseparable Seguridad a través de la reducción de derechos undamentales y minimización de riesgos Seguridad y ciudadanía se oponen La seguridad es una responsabilidad exclusiva del Estado
Política tecnocrática Seguridad del Estado
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Seguridad a través de la ampliación de los derechos undamentales y asunción de riesgos Seguridad y ciudadanía se complementan El Estado es el responsable undamental de la seguridad, pero la ciudadanía y las organizaciones de la sociedad participan en el diagnóstico, el diseño, la instrumentación, control y evaluación de las políticas públicas de seguridad Política democrática Seguridad de la sociedad
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2.5. Seguridad objetiva y seguridad subjetiva: la sensación de inseguridad
Un tema recurrente, materia de debate público en los últimos años, que ha sido explotado por muchos periodistas y del cual ha sabido sacar provecho el populismo punitivo, es la “sensación de inseguridad”. Hablamos de "populismo punitivo" para dar cuenta de todos aquellos que creen que la inseguridad se resuelve aumentando las penas, creeando nuevas guras penales, bajando la edad de imputabilidad o haciendo más carceles. Los investigadores coinciden en que no hay que conundir la inseguridad objetiva con la inseguridad subjetiva o la sensación de inseguridad; no es lo mismo ser víctima de un delito que temer ser víctima de aquél. Se trata de dos enómenos dierentes, aunque eso no implica que no estén relacionados entre sí. En muchos casos, la inseguridad subjetiva se explica en la inseguridad objetiva, esto es, la gente tiene más miedo porque eectivamente aumentó el delito. Pero otras veces puede suceder que habiendo bajado el delito (disminuido la inseguridad objetiva), la gente siente más miedo que nunca (aumento de la inseguridad subjetiva). Como se puede ver, se trata de dos variables relacionadas pero independientes. No hay una relación mecánica entre los términos en cuestión. La inseguridad subjetiva no es el mero refejo de la inseguridad objetiva. Muchas veces el aumento del miedo puede tener que ver con otras causas como, por ejemplo, el crecimiento de la desconanza policial (la gente tiene miedo porque desconía de la policía, los jueces o los políticos); el aislamiento de los ciudadanos y desenganche de las redes sociales (la gente tiene miedo porque se encuentra sola y enclaustrada en su casa, alejada de sus grupos de amigos), o las coberturas truculentas y sensacionalistas que exponen los 51
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grandes medios de comunicación en tor- ese sentimiento. La seguridad no está heno de determinados confictos sociales (la cha solamente de experiencias concretas gente tiene miedo porque se siente alar- que nos tocó vivir a nosotros o nuestros mada con las noticias policiales). Otras amiliares, amigos o vecinos, sino de dis veces está relacionada con la vulnerabili- cursos y relatos, algunos muy nuevos y dad que producen otras transormaciones otros bastantes viejos que venimos carestructurales (la gente tiene miedo porque gando por generaciones. Pero la inseguripuede perder el trabajo en cualquier mo- dad no sólo tiene que ver con experiencias mento o puede perder su casa, su nivel de violentas o esa violencia no siempre es consumo). En ese sentido, para calmar su percibida como tal. La violencia indirecangustia redenen y transorman ese mie- ta, esto es, la alta de trabajo o el trabajo do diuso en miedo al delito (aumenta la precario, la alta de vivienda, educación o sensación de inseguridad porque la gente salud, el hecho de no poder acceder a la se siente a la deriva), es decir, encuentran Justicia, también son maniestaciones de un chivo expiatorio o víctima sacricable inseguridad y sin embargo no llegamos a que canalice la tensión diaria, etcétera. identicarla con ella. La culpa de nuestro derrotero no son las malas políticas sino el Vista la inseguridad a través de nuestras “joven” que tenemos en rente. Ya se sabe: conversaciones cotidianas o la televisión, cuando uno ignora quién lo golpea tiende la inseguridad tiene un rostro concreto y a golpear al que tiene más cerca, al lado. un barrio que la abrica. Tendemos a asociar la inseguridad a la presencia de deter- Ahora bien, estas preocupaciones están en minados grupos que no dudamos en iden- el origen de la inseguridad, crean conditicar prejuiciosamente como peligrosos o ciones para que sintamos miedo. El miedo productores de riesgo. al delito es la cara visible de un problema más proundo. Hay otro montón de causas La seguridad y la inseguridad son cons- que producen inseguridad y, sin embargo, trucciones sociales subjetivas: nuestros muchas veces no llegamos a percibirlas prejuicios, creencias, valores, diarios como uente de inseguridad, causantes de que leemos, periodistas que escuchamos, la “sensación de inseguridad”. Es un mieconstituyen otros insumos para modelar do diuso toda vez que no tiene un origen 52
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concreto, viene de todos lados; es, por así cuando apunta con el dedo al otro –como decir, el “espíritu de una época”. Pero para una proecía autocumplida- contribuye a calmar la angustia que eso genera se le inventar también el problema que tiene: la pone un rostro y se le asigna un lugar. De sensación de inseguridad. esa manera, el miedo abstracto se vuelve miedo a algo concreto. El miedo es el mie- Así como hay que construir estrategias do al delito callejero y, más aún, el miedo para prevenir y perseguir el delito, hay a determinados grupos identicados como que construir también estrategias para productores de miedo, supuestos protago- conjurar el miedo al delito. Muchas veces, nistas del delito callejero o actos de van- haciendo retroceder el delito se logrará hacer retroceder el miedo al delito. Pero dalismo. otras veces, cuando el miedo tiene otras Así, los jóvenes pobres o inmigrantes se causas –como se dijo- nuestro miedo no nos presentan como los culpables de to- va a disminuir porque el Estado haya sido dos nuestros padecimientos y angustias ecaz en la lucha contra el delito común. diarias. La culpa la tienen los “pibes”. Esos Se necesitan otras respuestas. Por ejemplo, grupos de jóvenes suelen convertirse en no sólo se debe propiciar que los medios el mejor chivo expiatorio de una sociedad de comunicación inormen de manera resque tiene miedo y no se da cuenta de que ponsable y no truculenta sobre los con53
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fictos sociales, que no manipulen el dolor de las víctimas y que consulten varias uentes a la hora de investigar, etcétera. Se necesita, además, como veremos, que se reconstituyan los tejidos sociales, que los ciudadanos participen en la vida pública, se sumen a las organizaciones barriales. Una persona sola en su casa, que se la pasa mirando televisión, tiene más posibilidades de sentir miedo que una persona que sale, tiene muchos amigos, se relaciona, participa en la vida pública. Una
persona que dialoga colectivamente en un club, en la cooperadora de la escuela, en una biblioteca popular, en una organización social o política o en un centro cultural, tendrá más herramientas para hacer una lectura crítica cuando vaya a la verdulería de la esquina y escuche rases como: “El problema son los vagos de la esquina”. Pondrá más reparos o tendrá más preguntas para hacerse cuando vea televisión y no se dejará llevar de las narices ácilmente.
Figura 4: Las dos dimensiones de la inseguridad Inseguridad objetiva
Inseguridad subjetiva o sensación de inseguridad
Cantidad de hechos de violencia, robos, secuestros, etc., que se producen en un espacio determinado
Temor, incertidumbre, el miedo al otro o el sentimiento de ragilidad que producen tanto los hechos reales como otros múltiples actores
El delito en ciras
El miedo al delito
Recordemos… No hay que conundir el delito con el miedo al delito. La inseguridad muchas veces no nos está inormando del aumento del delito sino del aumento del miedo al delito. A veces, la disminución del delito puede contribuir a la disminución de la sensación de inseguridad; pero otras veces, ésta puede mantenerse e incluso aumentar a pesar de que hayan disminuido el delito y los confictos sociales. 54
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2.6. La seguridad, ¿sólo es un problema policial?
Los portavoces de las campañas de “ley y orden” piensan los problemas sociales con el Código Penal en la mano. Por eso, la pregunta que se hacen es cuál es el ni vel de castigo adecuado. La política criminal es la respuesta a determinados casos tipicados como problemáticos y sugieren una intervención reactiva por parte de la policía centrada en el momento en que se está cometiendo el delito o después de que éste tuvo lugar. La prevención del delito es una materia pendiente. Cada una de las situaciones es tratada como un caso aislado que merece una respuesta individual. Problemas penales requieren soluciones judiciales, de la misma manera que los problemas policiales requieren la atención policial. Por el contrario, cuando a la seguridad se la piensa con los derechos humanos y la Constitución Nacional, la pregunta es cuál es el nivel de protección adecuado. Y cuando alguien plantea el problema con esta pregunta ya no podrá responderla apelando solamente a la policía y a las otras agencias del sistema penal. Hemos dicho que la seguridad no ha sido siempre la misma. Como sostuvo el sociólogo rancés Robert Castel (1993), durante casi todo el siglo XX la seguridad estuvo vinculada con lo social; la inseguridad era la “inseguridad social”, una temática asociada al mantenimiento del pleno empleo y el mejoramiento de la calidad de vida de la sociedad en general: equilibrar el desarrollo económico con el desarrollo social, para el mantenimiento de la cohesión social. Esta problemática, así enocada, reclamaba el compromiso y la disposición continua de protecciones especiales por parte del Estado para reducir los riesgos sociales. El compromiso descriminalizaba y desjudicializaba determinados confictos sociales, habilitando a 55
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otras agencias sociales para asistir a los miedo de la gente crea condiciones aactores en situación de desventaja. vorables para la expansión de este rubro, para aumentar la renta a través de estas En la Argentina, tras el golpe militar y inversiones privadas. Cuanto más miedo con la “doctrina de seguridad nacional”, tenga la gente más posibilidades de vencon la crisis del estado de bienestar, la se- der seguridad tendrán los empresarios de guridad se ha ido separando de lo social este negocio. para quedar circunscripta al delito común y a otras confictividades sociales urbanas Pero al mismo tiempo que el mercado gacasi siempre vinculadas con los sectores naba terreno, también había otra concepmás pobres o marginados. La seguridad ción sobre el Estado que empezaba a ganar se ha convertido en una problemática que adhesiones entre distintos actores sociales reclama otra legalidad e involucra a otras y de la dirigencia política. Un Estado soagencias: la policía, los tribunales y la brecargado de demandas sociales que hacárcel, es decir, el sistema penal. bía que desalentar, a veces a través de la represión y la criminalización de la proSin lugar a dudas, detrás de este corri- testa, y otras, apelando a la sociedad civil, miento estaba operando -también- la es decir, interpelando al libre albedrío de mano invisible del mercado, los intereses los ciudadanos, conando en la voluntad económicos de una industria incipiente y –sobre todo- en su capacidad de consupero muy prometedora (la industria del mo para resolver los problemas que planmiedo: la seguridad privada). En eecto, el tean estos enómenos. La seguridad social negocio de la seguridad privada empieza se ha vuelto, entonces, una cuestión ina ganar cada vez más espacio a medida dividual y privada; la seguridad social se que va aumentando el temor social. El ha transormado en seguridad personal: 56
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vista la inseguridad a través de la deensa personal, aquélla se nos presenta como un problema que girará en torno de la protección de la integridad ísica y la propiedad privada de los ciudadanos. Con todo, a medida que el Estado se desentendía de la seguridad social, acotando la seguridad a una cuestión policial (hay que garantizar el orden), la seguridad se convertía también en seguridad personal: los individuos, en tanto consumidores, tienen que comprar seguridad para sentirse más seguros y protegerse. Por el contrario, desde el modelo de la seguridad ciudadana y democrática la inseguridad no es centralmente un problema policial que se resuelve apelando a la policía o haciendo más cárceles, sino resol viendo los problemas sociales pendientes, encarando esos problemas con políticas públicas universales que garanticen la renta ciudadana, un trabajo estable y digno, con mejores condiciones para la edu-
cación, etcétera. Ello no signica que el Estado no pueda ni tenga que apelar a la policía en determinados casos. Pero sólo podrá hacerlo cuando no existan otros canales de diálogo y nunca perdiendo de vista que la respuesta punitiva no puede ser la única y denitiva. No se puede perder de vista que, en las sociedades desiguales donde importantes sectores de la población resultan segregados y discriminados, la inseguridad es un problema más complejo, más grave pero también más proundo. El telón de ondo de la inseguridad es la brecha social y espacial, pero también los procesos de estigmatización social que reproducen y crean malentendidos entre vecinos y las distintas generaciones, produciendo un círculo vicioso de inseguridad.
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2.7. Inseguridad y delito común: pobreza, brecha social, ragmentación social y mercados delictivos
Dijimos que durante el neoliberalismo, el delito en general había sido reducido al delito común o al microdelito, asociado con la pobreza que viven determinados sectores sociales. “La causa del delito es la pobreza, la desocupación”, solemos escuchar. “Es la uente generadora de delito y de distintos tipos de echorías o conductas incivilizadas o estilos de vidas violentos que generan igualmente inseguridad y preocupación.” Se trata de una concepción simplista y mecanicista, que atribuye todo a la pobreza. El delito común sería la respuesta espasmódica y visceral de la pobreza: “Tengo hambre; luego, robo”. No decimos que esto no sea así, que la pobreza no sea un actor a tener presente a la hora de explorar las causas del delito común, pero las cosas resultan mucho más complejas. Hay que evitar las posturas simplistas que remiten todo a la desocupación, el hambre, la marginalidad, sugiriendo, en n, que el delito es la respuesta a una necesidad insatisecha. En eecto, como dijo la presidenta Cristina Fernández, las causas del delito contra la propiedad habría que buscarlas en la brecha social, es decir, en la desigualdad extrema existente en determinados ámbitos urbanos, aceleradamente desagregados y deteriorados y, en cuyo contexto durante las dos últimas décadas se ue desarrollando un extendido proceso de rápida marginación en gran parte de la población de esos lugares. Lo mismo sostiene Mariano Ciaardini, director de Política Nacional del Ministerio de Justicia: las causas del delito común no hay que buscarlas en la pobreza sino en la polarización o verticalización del sistema social, en el deterioro desigual como consecuencia del impacto negativo en determinados sectores de la sociedad de las
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políticas neoliberales, es decir, en el desase o desajuste económico abrupto que se produce entre ciertos grupos sociales, que ocupan espacios adyacentes, en el marco de ciertos cambios acelerados. En otras palabras, “el deterioro económico social no deriva directa e inmediatamente en violencia delictiva sino a través de complejos procesos de degradación de las ormas de organización económica y social que incluyen aspectos individuales y amiliares, y también institucionales y políticos. Es la resultante de la neasta combinación de la destrucción de los individuos con la destrucción de la organización social y política. Tanto una como otra tienen en su base la destrucción económica y social” (Ciaardini, 2007: 46) Entonces, “no es la
pobreza en sí lo que está relacionado con el delito en orma directa, sino el desajuste económico abrupto de un estrato social o grupo respecto a otro u otros que ocupan espacios adyacentes” (Ciaardini, 2007: 47) En tercer lugar, a la hora de explorar las causas del delito común habría que prestar especial atención además a otros enómenos que algunos autores (Miguel Miguez y Alejandro Islas, 2010) llamaron la “ragmentación social” o “desorden social”. La pobreza se vuelve delito sólo cuando aquélla se encuentra mediada por la ragmentación social. Dicho de otra manera: para que estos sectores reerencien estas actividades como “estrategia de sobrevivencia o pertenencia” hace alta 59
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mucho más que pobreza; es necesario que se hayan deteriorado los consensos comunitarios que regulaban la vida de relación entre los miembros de la comunidad. Esos consensos cotidianos se construyeron por generaciones en torno del mundo de la escuela, el trabajo ormal estable y las solidaridades sindicales. Las transormaciones que supuso el neoliberalismo para el mundo del trabajo, la escuela y la amilia ueron deteriorando esas trayectorias biográcas alrededor de las cuales se ormaron las pautas que normaban las relaciones sociales. La ragmentación social, es decir, la desarticulación del tejido social, las crisis en los sistemas de participación política, el creciente individualismo producto de los cambios culturales en los 90 y el desdibujamiento de los contratos comunitarios que norman la vida cotidiana, contribuyeron a crear condiciones para
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reproducir determinados confictos sociales, generando malentendidos sociales cuando vuelven inecaces los mecanismos de control social que ejerce la sociedad. Finalmente, las causas del delito hay que buscarlas en la conormación de los mercados ilegales, en las estructuras de oportunidades que generan esos mercados (por ejemplo, el mercado de autopartes o de drogas legales e ilegales). En eecto, esos mercados pueden ser reerenciados por alguna persona como la oportunidad para resolver problemas materiales concretos. La conormación de estructuras de oportunidades delictivas permite que determinadas ilegalidades y ormas de victimización (y no otras) sean llevadas a cabo por los potenciales inractores socialmente producidos. Por ejemplo, la demanda de
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autopartes, de remedios o determinadas drogas legales puede ser percibida por distintos grupos de sectores precarizados como una oportunidad para resolver problemas materiales concretos. Si la gente compra más autos y maneja mal, y choca y luego va a un “desarmadero” o un negocio que vende autopartes muy “baratas”, entonces tenderá a aumentar el robo de autos para satisacer la demanda de ese mercado ilegal. Y lo mismo se puede decir del mercado de ármacos o la trata de personas. La desregulación del mercado de medicamento creó condiciones para el aumento de venta de remedios y, con ello, el aumento de regularidades: piratas del asaltos (robo de camiones que transportan remedios), adulteración de medicamentos, etcétera. Como se puede ver, los problemas resultan más complejos: el delito común no es la respuesta a una necesidad insatisecha. Los contrastes sociales abruptos, el deterioro de consensos y controles sociales, el deterioro y la desconanza hacia las instituciones y la conormación de mercados ilegales son otros actores que crean condiciones para que el delito tenga lugar.
Recordemos… La inseguridad no es un tema que atañe exclusivamente a la policía, un problema que se resuelve apelando a la policía o haciendo más cárceles, sino resolviendo los problemas sociales pendientes, encarando los confictos sociales con políticas públicas universales que garanticen la renta ciudadana, un trabajo estable y digno, con mejores condiciones para la educación, etcétera.
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2.8. Imposición del orden estatal o gestión de la conictividad social
Dijimos que el gobierno democrático de la seguridad no se unda en la idea del orden. No se trata de ordenar sino, como dice Alberto Binder, de gestionar las confictividades sociales. Ahora bien, “abandonar la idea de orden no signica, de ninguna manera, proponer una política permisiva respecto de la criminalidad. Gobernar la seguridad implica desarrollar políticas públicas y comunitarias para gestionar las confictividades sociales. No es una mirada débil sino compleja sobre los enómenos sociales. Es necesario reconocer tanto su realidad dinámica como las múltiples causas que los originan. De esa manera no sólo se quiere evitar en todo momento el uso de la uerza, sino impedir que en un conficto predomine el más uerte. Si el uerte debe ganar que no sea porque es el más uerte sino porque tiene razón.
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2.9. La intervención multiagencial y multiactoral
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Los problemas con causas múltiples reclaman también múltiples respuestas por parte de las distintas agencias del Estado y actores de la sociedad. Para resolver los problemas de inseguridad en la sociedad no basta con la intervención de las instituciones que componen el sistema penal y tampoco apelando al accionar policial. Al contrario, muchas veces, cuando interviene sólo el sistema punitivo, lejos de resolver los problemas, terminan agravándose. Así, con recuencia, las propias políticas de seguridad contribuyen a generar el problema que quieren resolver, es decir que las soluciones orman parte del problema del delito y otras confictividades. Por ejemplo, como dijo el sociólogo argentino Gabriel Kessler (2004), si a un jo ven, que sabe que robar está mal (que sabe que está cometiendo un delito), y sabe además que el trabajo es lo que le aporta honorabilidad y respetabilidad en su barrio, de cara a las generaciones mayores, se lo lleva a la cárcel de buenas a primeras, además de generar en él resentimiento y un estigma que le resultará muy diícil sacarse de encima una vez que cumpla su condena y salga de la cárcel, se lo podrá estar vinculando con otros individuos en una carrera proesional del delito. De esa manera, la cárcel, lejos de resolver los problemas recrea las condiciones para que se agraven, toda vez que la persona que pasó una temporada en prisión tendrá muchas dicultades para conseguir un trabajo ormal y digno y será molestado permanentemente por la policía, alertada por los vecinos prejuiciosos del barrio. Otras veces, la cárcel le aporta capital social (contactos, aliación en redes criminales proesionales), capital simbólico (“chapa”) y capital cultural (experiencia), 63
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que perlan una trayectoria criminal cada vez más diícil de desandar. El problema de la inseguridad no se resuelve, pues, con más cárcel sino creando condiciones para reproducir la vida: trabajo ormal digno, redes sociales solidarias, etcétera. Hay que operar sobre las condiciones de vida en las que se desarrolla la violencia, generando oportunidades para desalentar la opción criminal. Para decirlo de otra manera: para atajar los problemas complejos, con causas sociales diversas, la respuesta no puede ser única sino múltiple. Reclama la articulación y el trabajo conjunto de distintas agencias del Estado. 64
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Ahora bien, las respuestas del Estado no sólo deben dirigirse dirigirse a hacer rente a la inseguridad objetiva. También hay que operar en el plano de las subjetividades. Si la inseguridad es, también, una sensación, allí también habrá que ensayar una respuesta. En ese sentido, hay que ortalecer los lazos sociales para aanzar el sentimiento de seguridad. Como dijimos, un individuo solo es un individuo que tienen más chances de sentirse vulnerable. Y esa vulnerabilidad vulnerabili dad que genera angustia suele ser catalizada a través de un chivo expiatorio. Por eso hay que apuntalar las redes sociales, el entramado organizacional de la sociedad.
Todo esto supone articular las politicas públicas de seguridad con la intervención de otras áreas. Por ejemplo, trabajar en conjunto con el Ministerio de Educación o la Secretaría de Cultura en políticas sociales, educativas o recreativas que puedan contener las expectativas de los jóvenes, o capacitarlos para que tengan más posibilidades de encontrar un trabajo estable y digno cuando ingresen al mundo de la economía. Puede articular también, con el Ministerio de Desarrollo Social, la implementación de programas especiales destinados a grupos en riesgo o con antecedentes penales, para contenerlos y reinsertarlos en la sociedad. 65
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2.10. La demagogia punitiva: agitando el antasma de la inseguridad
En los últimos años, sobre todo en vísperas de cada elección, muchos dirigentes políticos prueban su valía en la lucha contra lo que suelen llamar “el fagelo del delito”. Muchos partidos hicieron de la inseguridad su caballito de batalla y hacen campaña manipulando el dolor de las víctimas, aprovechando la desgracia desgracia ajena para ganarse la adhesión de la gente. Se trata de políticos oportunistas y demagógicos que dicen lo que la gente quiere escuchar, lo que muchos periodistas quieren oír. Pero también se trata de políticos irresponsables, que creen que los problemas son sencillos y se pueden resolver con más presupuesto, es decir, con más policía, con “mano dura”, “haciendo más cárceles”, “bajando la edad de punibilidad para los menores”, “negando las excarcelaciones para los pobres”, “subiendo las penas”, “creando más delitos”, “aumentando las acultades discrecionales de la policía”, etcétera. Pero, ¿por qué la inseguridad es el tema principal de las campañas electorales electorales?? Sin duda, porque hay muchos delitos y la gente siente miedo o no quiere acostumbrarse a convivir con este tipo de confictos. Pero hay algo más: según el criminólogo noruego Nils Christie, cuando los políticos piensan que el mercado tiene que ocupar el lugar del Estado, o sea, cuando el Estado se desentiende del trabajo, la educación, la vivienda, la salud, la niñez, niñez, etcétera, como sucedió en las décadas anteriores durante el neoliberalismo, muchos políticos creen que el Estado sólo está para custodiar el orden y combatir el delito o las incivilidades. Pero el Estado no está para incluir sino para contener, es decir, para evitar que lo que sobra irrumpa, se organice o lleve a delinquir. De allí que la lucha contra el delito común se haya convertido en la vidriera de la política.
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No se trata de un problema menor, porque cuando el delito se convierte en el tema avorito de estos políticos, se manipula el miedo que legítimamente pueda tener la ciudadanía y, por añadidura, se magnican los problemas, se estigmatiza a los supuestos victimarios, se alimenta un espíritu de revancha que, lejos de contribuir a pacicar la sociedad, a resolver los confictos sociales, genera más malentendid malentendidos os y crispa a la sociedad. De esa manera, son recreadas constantemente las condiciones para que estos males se perpetúen en el tiempo de una manera cada vez más grave.
En una democracia y, más aún, en una sociedad con todos los problemas que tiene, después de décadas de abandono del Estado y de indolencia social, después de tanta rivolidad, banalidad e individualismo, la búsqueda de soluciones debe hacerse entre todos y con paciencia. Escuchando a todos los actores involucrados para tener un diagnóstico completo de los problemas. No hay que echar más leña al uego, sino debatir con responsabilidad.
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2.11. La seguridad y los ciudadanos desaventajados
Ahora bien, si bien es cierto, como dice la Constitución Nacional (en su articulo 16), que todos los ciudadanos son iguales ante la ley, hay determinados grupos de ciudadanos que, por las particulares circunstancias en las que se encuentran (años de desocupación, miseria, alta de recursos económicos y culturales, deterioro de las redes sociales de solidaridad, etc.), no tienen las mismas oportunidades para ejercer y hacer valer los derechos que la ley les garantiza. Las sociedades que nos tocan son complejas. Esa complejidad tiene múltiples razones. Algunas derivan directamente del sistema capitalista y su modelo neoliberal, que han terminado polarizando, segregando y compartimentado a la sociedad. Otras tienen que ver con el descompromiso del Estado y su desmantelamiento (ajuste del gasto público, reorma del Estado, privatizaciones y desregulaciones) durante muchos años, con el décit de representación (crisis de los partidos tradicionales para agregar los intereses de los distintos sectores y grupos de la sociedad), pero también con la incapacidad del sistema político para canalizar las distintas voces de la sociedad (crisis de gobernabilidad). Pero las desigualdades sociales no son solamente económicas, desigualdades que derivan de la apropiación exclusiva de la naturaleza: las hay raciales, étnicas, culturales, de género o ísicas, que tampoco pueden ser desapercibidas y subordinadas a las otras. En nuestra sociedad, existen dierentes clases de grupos (menores de edad, niños o jóvenes; mujeres; jubilados; minorías étnicas, raciales, culturales o religiosas; inmigrantes; madres solteras; discapacitados; enermos de cáncer o sida; pobres; desocupados; trabajadores precarizados,
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etc.) que están en una situación de des ventaja con respecto a otros grupos de otros sectores de la misma sociedad. Si bien es cierto que, en sociedades como las nuestras, las desigualdades económicas aectan a todas aquellas minorías, cada una tiene sus particularidades que habrá que poner de maniesto y atenderlas. Esa pluralidad de grupos e intereses, de circunstancias y cosmovisiones, propia de las sociedades contemporáneas, diluye o redene uno de los presupuestos undacionales del constitucionalismo moderno, tanto en su versión liberal como socialista, a saber: la vocación universalista que se reconoce en el principio de igualdad (“todos somos iguales” o “todos merecemos un trato igualitario en oportunidades iguales”). El Estado debe garantizar la igualdad económica, la distribución equitativa de la riqueza, esto es, garantizar un piso común a todos los ciudadanos, pero al mismo tiempo debe velar por las particularidades de los distintos grupos de pertenencia, pero también por las particularidades que existen en el seno de cada grupo. No sólo por las desigualdades que se agravan cuando se trata de determinados grupos (por ejemplo, los pobres o los aborígenes), sino por aquellas desigualdades que cabe preservar (la propiedad colectiva en los aborígenes). Para decirlo de otra manera: se trata de pensar una sociedad igualitaria, pero respetuosa de la diversidad cultural y la pluralidad de estilos de vida, que proteja a los grupos de personas desaventajadas, las cuales, para resolver los problemas materiales, desarrollan determinadas estrategias de sobrevivencia, como, por ejemplo, limpiar vidrios y hacer malabarismos en
los semáoros, cuidar coches, cartonear, mendigar, dedicarse a la venta ambulante, ocupar terrenos públicos, etcétera. De la misma manera, hay que cuidar a todos aquellos que, no pudiendo esperar la próxima elección para presentar su problema ni tampoco acceder a los medios masivos de comunicación para compartir su problema con el resto de la sociedad, o accediendo a ellos ven desvirtuado su punto de vista, eligen la calle para maniestarse y peticionar a las autoridades. En denitiva, lo que estamos señalando cuando reconocemos la existencia de grupos desaventajados es su estatus jurídico particular, y postulando, por añadidura, el especial trato que merecen estos grupos. Por eso mismo, el Estado demuestra una preocupación prioritaria o privilegiada hacia los grupos sociales más desaventajados, asegurando un trato justo para ellos, sea atendiendo oportunamente sus reclamos y no criminalizando sus acciones que tienden a poner de maniesto el problema (demanda o exigencia legitimada en los instrumentos internacionales que garantizan los derechos humanos) o desarrollando políticas públicas preerenciales o de apoyo especial para ellos. En ese sentido, el Estado brinda una especial protección para todos aquellos que, por las particulares circunstancias en la que se encuentran, están en una situación desventajosa para ejercer sus derechos o hacerlos valer.
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2.12.
La policía y las maniestaciones públicas
No todas las protestas son iguales. Hemos dicho que en una democracia, para que los ciudadanos puedan autogobernarse, tienen que tener la posibilidad de expresarse. No hay democracia sin libertad de expresión. La libertad de expresión es el nervio de la democracia. La Constitución prevé determinados mecanismos institucionales para que los ciudadanos puedan peticionar a las autoridades y compartir con el resto de la sociedad los problemas que tienen. Uno de esos mecanismos es el suragio electoral. Cada dos y cuatro años las personas serán convocadas para maniestar su opinión sobre los candidatos y las propuestas de cada uno de los partidos. Pero en sociedades como las nuestras, con los problemas sociales que tienen, hay determinados sectores sociales que no pueden esperar ese momento. Deben poder contar en todo momento con la oportunidad de expresarse libremente. El sistema prevé también la posibilidad de contar lo que les pasa a través de los medios masivos de comunicación. Pero cuando la libertad de expresión se organiza en unción de la capacidad económica, si para aparecer en la televisión o poner un aviso en el diario hay que pagar, está claro que los sectores de mayores recursos económicos tienen más chances de llegar más lejos y a más personas. En estas circunstancias, cuando las personas no pueden esperar a la próxima elección y tampoco pueden acceder a los medios o, accediendo, éstos desvirtúan o manipulan su punto de vista, los ciudadanos podrán expresarse usando los espacios públicos como oros públicos. A través de las marchas, cortes, maniestaciones, los ciudadanos pueden compartir sus problemas, expresarse libremente.
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Estas ormas de maniestación pública, protagonizadas por los sectores desaventajados, merecen ser protegidas por el Estado. Por eso, el ex presidente Néstor Kirchner ordenó la despolicialización de la protesta social, es decir, dispuso la ausencia de eectivos policiales en las maniestaciones públicas y, cuando uese necesaria su presencia, indicó que ésta se hiciese sin portación de armas de uego. Con ello, la gestión de Kirchner quería evitar que la intervención disuasiva de la policía en el control de las grandes maniestaciones y protestas sociales desembocase en hechos de violencia con secuelas atales. Los maniestantes desaventajados están ejerciendo un derecho consagrado en la Constitución y en los pactos internacionales de derechos humanos: la libertad de expresión.
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Criterios de actuación de las uerzas de seguridad ante maniestaciones públicas:
• El objetivo es el respeto y protección de los participantes, así como reducir las aectaciones que puedan causar las maniestaciones en derechos de otras personas y bienes públicos. • Se buscará garantizar el control del tránsito, destinado a minimizar los inconvenientes para personas ajenas y reducir la posibilidad de hechos de violencia con los maniestantes. • Se agotarán todos los recursos para garantizar la resolución de los confictos que no implique daños a la integridad ísica de las personas. Por ello, la intervención de los cuerpos policiales debe ser progresiva, comenzando por el diálogo con los organizadores de la maniestación. • La negociación con los organizadores no podrá estar en manos de quien conduzca el procedimiento operativo policial.
antes
• Cuando las maniestaciones sean programadas o con amplia concurrencia o cuando se prevean riesgos potenciales, el Poder Ejecutivo deberá designar un uncionario político responsable de coordinar todas las acciones y hacer cumplir las normas. • No podrán participar en los operativos los policías que se encuentren bajo investigación por uso excesivo de la uerza. Deberá existir una capacitación previa del personal que intervenga.
después 72
• Se establecerá claramente la prohibición de portar armas de uego. El personal que intervenga no dispondrá de municiones de poder letal. La utilización de pistolas lanzagases está prohibida. Se considerará alta grave la utilización de armamento o munición no provista por la institución correspondiente.
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• Las postas de goma sólo podrán ser • Se prohíbe expresamente la utilización de móviles que no se encuentren utilizadas con nes deensivos en debidamente identicados. Si hubiera caso de peligro para la integridad ídetenidos, éstos sólo podrán ser trassica de algún miembro del personal ladados en patrulleros o vehículos esinterviniente. No se puede utilizar ese pecícos. material para dispersar una maniestación. • Se velará por el respeto de grupos que requieran una protección especial de • Los agresivos químicos y antitumulsus derechos, tales como niños, jóvetos sólo podrán ser utilizados en últines, mujeres, ancianos, pueblos orima instancia y siempre previa orden ginarios y personas con capacidades del jee del operativo. dierentes. • Todo el personal interviniente deberá portar identicación clara que pueda • Los eectivos de seguridad deben garantizar la actividad periodística. Los advertirse a simple vista en los uniperiodistas no podrán ser molestados, ormes. detenidos ni trasladados. El personal • Todo el personal que intervenga será actuante debe abstenerse de realizar previamente individualizado y se reacciones que impidan el registro de gistrarán el armamento, la munición, imágenes o la obtención de testimolos vehículos, los equipos y los aparanios. tos de teleonía celular. • La responsabilidad operativa y la de control recaerá en uncionarios policiales dierentes. • Se establecerán con claridad los canales de comunicación de las uerzas policiales y se registrarán esas comunicaciones. • En operativos programados, se dispondrán barreras ísicas (vallas) que ayuden a preservar la integridad ísica de los maniestantes y los eectivos policiales. • Se dispondrá que, siempre que los riesgos para el personal no lo desaconsejen, los cuerpos especiales (policía montada, canes, inantería) se mantengan a distancia prudente de la maniestación y sólo intervendrán en caso de que las condiciones lo exijan.
Recordemos… La policía no puede estar con armas de uego en una mani estación pública. La policía debe garantizar la libertad de prensa en las maniestantes. La policía tiene deberes especiales rente a niños y mujeres.
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Ejercicio 2: Análisis de caso
DOS MUERTOS Y AL MENOS DIEZ HERIDOS EN LA REPRESION POLICIAL A UNA PROTESTA TRAS UN DESALOJO EN SOLDATI
Día de uego y sangre en el sur de la ciudad* Por la tarde, la Federal y la Metropolitana desalojaron las viviendas intrusadas que construyen las Madres en Los Piletones. Un grupo de los desalojados protestó luego en la Villa 20, con pedradas e incendios. Todo terminó en represión y muerte. Más de 50 detenidos. piedrazos la comisaría. Hubo corridas y saqueos a comercios. Por Carlos Rodríguez
El desalojo de un grupo numeroso de amilias que habían ocupado parte del predio del Parque Indoamericano, en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires, terminó con gravísimos incidentes cuando las policías Federal y Metropolitana reprimieron a vecinos que se resistieron en la zona de la ciudad donde se encuentra la Villa 20. La protesta vecinal incluyó la quema de autos secuestrados en procedimientos policiales y que se encuentran depositados en un predio que pertenece a la Federal. La Guardia de Inantería reprimió con violencia a los vecinos y de acuerdo con la inormación obtenida por Página/12, hubo dos personas allecidas, mientras que hay otras dos heridas de suma gravedad, entre ellas una beba. Cerca de la medianoche, uentes de la Policía Federal consultadas 74
por este diario conrmaron la muerte de un joven de 22 años y de una mujer de 28 años. La inormación ue diundida, al principio, por el Frente Darío Santillán, que denunció en un comunicado que “los policías dispararon balas de plomo con sus armas reglamentarias y con Itakas”. La denuncia tardó varias horas en ser conrmada por una uente ocial. Hubo más de 50 detenidos. El Frente Darío Santillán aseguró que durante “el violento desalojo del Parque Indoamericano y en la Villa 20 ueron asesinados Bernardo Salgueiro, de 24 años, y Rosemary Puña, de 28 años”. Además, según denunció la misma organización, “hay otras dos personas que ueron trasladadas a los hospitales Piñero y Santojanni, una de las cuales es una beba que ue
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herida de bala y un joven que tiene una herida en la cabeza y que tuvo que ser intervenido quirúrgicamente de urgencia”. Anoche, un vocero del Ministerio de Justicia de la Nación se había hecho presente en la Villa 20, para tratar de ampliar la inormación y establecer los detalles de lo sucedido. Aunque la ocina de prensa de la Policía Federal seguía sin dar inormación sobre los hechos de violencia, una uente de esa uerza le conrmó a este diario las dos muertes, aunque sostuvo que “las heridas que recibieron las dos personas sería de armas de bajo calibre”. La misma uente dijo que “también hay policías heridos de bala de armas de bajo calibre”. Horas antes de que se conociera la noticia sobre las muertes y las personas heridas, el ministro de Espacio Público del gobierno porteño, Diego Santilli, había asegurado que el operativo de desalojo, realizado en orma conjunta por las policías Federal y Metropolitana había “terminado bien”, en reerencia a que “no se habían producido incidentes graves”. Según Santilli, habían sido “muy distintas las posturas que adoptaron las amilias (que habían ocupado el predio del Parque Indoamericano), que se retiraron sin producir incidentes, y la de un grupo reducido que provocó los choques con la policía”. En el operativo intervinieron uniormados tanto de la Federal como de la Policía Metropolitana. Sergio Schocklender, de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, entrevistado antes de que se conocieran las muertes, aseguró que la situación planteada en el Parque Indoamericano, con la toma de tierras, era
“el resultado de la inacción del gobierno de (Mauricio) Macri, que sigue produciendo desalojos, pero no construye viviendas para la gente pobre”. Los problemas comenzaron en la madrugada de ayer, cuando “un grupo de hombres armados intentó ocupar, a tiros, el obrador del barrio que estamos construyendo en la zona de Los Piletones”, inormó a Página/12 Sergio Schocklender. Precisó que “el portón por el que ingresaron las personas que iban armadas estaba custodiado por la Policía Metropolitana, que no hizo nada para evitar la agresión que surieron los serenos y la gente que se encontraba en el lugar”. En ese predio, la Fundación construye 320 viviendas, con la participación directa de las mismas personas que serán las adjudicatarias de esos hogares. “La Policía Metropolitana vio los ogonazos, pero no hizo nada para impedir el accionar de ese grupo, que evidentemente responde a algún puntero político que convocó a ocupar viviendas que están siendo construidas para otras personas que son adjudicatarias de esas casas”, interpretó Schocklender. Luego ueron llegando al lugar personas que, sin ejercer violencia, ueron ocupando los terrenos. “Con su accionar, con la indierencia del gobierno de (Mauricio) Macri, lo que se genera es una batalla entre pobres que necesitan un lugar donde vivir.” De acuerdo con la inormación suministrada por el gobierno porteño y el SAME, en los incidentes hubo “ocho policías heridos”. Nada se dijo sobre los civiles muerto y heridos que después, como se pudo comprobar recién cerca de la medianoche, 75
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habían sido atacados a tiros. Las imágenes registradas en el lugar demuestran que hubo una violenta represión en contra de los vecinos del lugar. Los agentes de la Federal y de la Metropolitana reprimieron con balas de goma, según la inormación ocial, aunque los vecinos de la Villa 20 arman que “dispararon balas de plomo con sus armas reglamentarias y con Itakas”. Además de los muertos y de los heridos, se produjeron 28 detenciones, en la comisaría 52ª, y otras 27 en la seccional 36ª, las dos que intervinieron en el operativo, junto con uerzas de elite como la Guardia de Inantería. El desalojo del predio ocupado en el Parque Indoamericana ue ordenado por la jueza María Cristina Nazar, y se desarrolló sin incidentes graves, al menos en los primeros momentos. El problema comenzó a las 19.45, pero se trasladó a la zona de la Villa 20, de la que habían partido –se supone– algunas de las personas que intentaron tomar las casas que construye la Fundación Madres de Plaza de Mayo. De acuerdo con la inormación suministrada por el ministro porteño Diego Santilli, las amilias que habían ocupado el predio lo abandonaron luego de una “negociación pacíca”. El uncionario macrista estuvo acompañado por el ministro de Seguridad porteño, Guillermo Montenegro. Al parecer, 45 minutos después, cuando el conficto parecía solucionado, un grupo de personas –según la versión ocial– comenzó a arrojar piedras contra la Guardia de Inantería. Los policías comenzaron a reprimir con disparos de balas de goma –y también de plomo, según las denuncias 76
realizadas por los vecinos– y el avance de un camión hidrante por la avenida Escalada. Los maniestantes, como respuesta, quemaron gomas sobre el asalto y luego retrocedieron hacia la Villa 20, donde quemaron los autos secuestrados del predio policial. Uno de los vecinos muertos, Bernardo Salgueiro, de 22 años, es un joven de nacionalidad paraguaya que había llegado al país hacía un año. Vivía en la Villa 20, donde alquilaba una habitación de tres por tres por la que pagaba la suma de 400 pesos. Hoy, las organizaciones sociales realizarán una conerencia de prensa para inormar sobre lo sucedido y para las 15 se llamó a una maniestación hacia la Plaza de Mayo, que partirá de la esquina de Corrientes y Callao.
Noticia
publicada en el diario Página/12, 4 de ebrero de 2011.
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CRONICA DEL INDOAMERICANO
Una toma ampliada* Por Emilio Ruchansky
Cuando Cristina Isert sonríe brillan un corazón y una for diminutos, ambos incrustados en sus dientes. No son de oro, aclara la mujer, oriunda de los barrios altos y pobres de La Paz, en Bolivia. “No vaya a creer que me sobra algo”, dice sentada en dos bloques de hormigón, comiendo pepitas y tomando chocolatada en un tupper, que acaba de entregarle una asociación benéca. No aparecieron ni los remedios ni la comida ni el agua; los víveres prometidos por el gobierno porteño. La mujer ocupa uno de los tantos lotes del Parque Indoamericano, en Villa Soldati. “Estamos oprimidos en casa, somos muchos, así que les cuido este lugar a mi hija y a mis tres nietos”, cuenta Isert. Para vivir, lava ropa y cuida a los bebés de “señoras del centro”. Por hora, asegura, “le pagan siete pesos y en negro”. Ayer, la toma se amplió en el Indoamericano con cientos de nuevos ocupantes. Alrededor de ella, entre los escombros y las líneas divisorias, cientos de hombres, mujeres y niños se distraen jugando al útbol, a las cartas, tomando mate o charlando con sus nuevos vecinos. Cada tanto, se arma un tumulto porque a alguien le quieren quitar el terreno. “A los bolivianos no nos deenden tanto”, se lamenta Isert,
que tiene casa en la Villa 20 y enseguida se acusa: “Algunos venden los terrenos, me dan vergüenza. Yo no los vendería, ¡si los necesita mi hija!” A dos parcelas, el boliviano Arsenio Quispe dice que está “atigado”, que no entra su amilia en el cuarto que alquila en la Villa 20. Trabaja doce horas diarias en un taller de ropa clandestino en Flores y gana, según dice, 1300 pesos. Detrás de él, dos chicas bajan con palas un conciso montículo de tierra. Al lado, con las rocas, troncos y hierros de este parque que parecía un baldío, cuatro muchachos hacen uego y preparan un guiso en una olla negra, tiznada de tanto calentarse con brasas. Quispe cuenta que le quitaron la mitad del terreno que ocupó pocas horas antes. “No me puedo deender, otros tienen más amilias y presionan con eso. Y yo no respondo a la violencia. Los bolivianos nos caracterizamos por ser muy respetuosos”, dice. En el camino por la única calle de la ocupación, se ven tiendas hechas con palets o con cuatro maderas y techo de sábana o razada. El calor y la alta de agua son los principales enemigos de los ocupantes. Aunque cuando anochece, aparezcan los temidos aprietes de “los vagos”, 77
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como denen todos los entrevistados. “A mí me quisieron sacar también, pero me la aguanto. Tengo esta barra de metal y ya me hice amigo de los vecinos. Los pude echar enseguida”, cuenta orgulloso Nelson Villavicencio, chaqueño y criado, como asegura, “en las cosechas de algodón”. Con sólo 22 años y quince traba jando de sol a sol, se vino a la ciudad de Buenos Aires porque “no daba más”. Ahora, mientras vigila su terreno, “la bruja” le trae comida y agua de la casilla que alquilan en la Villa 20. No durmió en toda la noche, dice, “porque la presión y el miedo” se lo impedían. Mientras el cronista recorre el lugar, muchos se paran para preguntar “si es por el censo”, la otra promesa de la administración macrista. En medio de la espera, un grupo de paraguayos, amigos de Bernardo Salgueiro, asesinado el martes pasado, aseguran que al joven lo mató la policía y que no les quieren devolver el cuerpo. “Nosotros somos muy unidos y ahora más porque mataron a Bernardo, no nos van a poder sacar”, dice Alejandro Martínez, carpintero de proesión. Su amigo, Diego Ramos, zapatero, asegura que la ocupación, ahora, es una gran juego de ajedrez. “Si te movés y no volvés por un rato, te 78
ocupan el lugar. Entonces, si no salimos a deender a alguien es porque ponemos en riesgo nuestro lugar, siempre evaluamos esto antes de saltar por alguien”, dice el zapatero.
*Noticia publicada en el diario Página/12, 10 de diciembre de 2010.
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Preguntas para la reexión colectiva 1.
¿Quiénessonlosactoresprotagonistas?
2.
¿Quiénessonlosactoresinvolucradosenelconictosocial?
3.
¿CuálessonlasagenciasdelEstadoqueidentican?
4.
¿Cuáleselmotivodelamanifestaciónpública?
5.
¿Cómoconsideraeldesempeñodelapolicía?
6.
Atendiendoaloleídoenelmanual,¿cuálcreenquedebería habersidoelroldelapolicíaylosjueces?
7.
Desdeunaperspectivadelosderechoshumanos,¿puedeusarse lafuerzapúblicaparaconteneractosdeprotesta?¿Enqué casos?
8.
¿QuéderechosdeberíaprotegerelEstadoenelmarcodeuna manifestaciónpública?
9.
¿QuéotrasagenciasdelEstadoconsideranquedebenintervenir paraprevenirestetipodeconictos?
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Ejercicio 3: Análisis de caso Corte de rutas: “La masacre del puente.” Día de protesta y aprietes* HABRA 2000 EFECTIVOS PARA CONTENER A LOS PIQUETEROS
Por primera vez el Gobierno amenazó que impediría los cortes, no así la protesta. Cuatro organizaciones de desocupados son las organizadoras. Decidieron no llevar chicos al piquete. Por Laura Vales
”Si quieren marchar, que crucen los puentes de acceso a la Capital, pero no vamos a permitir que los corten con piquetes, aislando la ciudad.” El Gobierno anticipó en estos términos la postura que mantendrá rente a la nueva jornada de protesta impulsada por cuatro organizaciones de desocupados, que desde temprano en la mañana avanzarán desde el conurbano para concentrarse en las principales entradas a la Capital. La idea de los maniestantes es instalarse en cinco accesos y bloquearlos hasta obtener una respuesta ocial a sus reclamos. El operativo policial, según inormó la Secretaría de Seguridad, contará con no menos de dos mil hombres de la Federal, la Gendarmería y la Preectura. Ante el temor de que se produzcan incidentes o haya represión, la mayor parte de las organizaciones decidió no llevar chi80
cos a las concentraciones. Ayer no había una postura monolítica sobre hasta qué límite mantener los bloqueos. Esta es la primera vez en más de ocho meses que cuatro sectores piqueteros logran articular una acción conjunta y por lo que se ve, mucho de lo que suceda se va a decidir un poco sobre la marcha. Para Néstor Pitrola, del Polo Obrero, la cuestión es ser recibidos por el Gobierno: cuando antes sean atendidos, más rápido terminarán los piquetes. Castells pareció más entusiasmado con una eventual marcha hacia la Casa Rosada que con el sostenimiento de un bloqueo, aunque raticó que habrá desocupados de su organización en los cinco puntos anunciados. En la Coordinadora Aníbal Verón se mostraron menos dispuestos a ceder.
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Como una muestra concreta de que el endurecimiento ocial no es una cuestión discursiva, en el Gobierno ayer mostraban como ejemplo lo sucedido en Tucumán, donde la policía local junto con la Gendarmería desalojó tres piquetes en los puentes Lucas Córdoba, San Andrés e Ingeniero Barros, en el último caso con gases lacrimógenos. El despeje ue realizado por pedido del gobernador Julio Miranda (PJ), con conocimiento del juez ederal Felipe Terán. Los maniestantes, en su mayoría obreros de la construcción, ueron primero emplazados a desbloquear la ruta y sacados por la uerza en los casos en que se negaron a hacerlo. Sobre el puente Ingeniero Barros hubo incidentes entre las uerzas de seguridad y los maniestantes, que rechazaron el desalojo con piedras. Disuelto el piquete, consignó el parte policial, los uniormados tendieron “un cordón de seguridad en torno a los barrios marginales que circundan la ruta, impidiendo el paso de los maniestantes hacia los puentes”.
de la mañana para dar tiempo a llegar a los desocupados que se movilizan desde puntos distantes del conurbano. La protesta está anunciada como una jornada de carácter nacional, con cortes de ruta en 19 provincias. En el interior, dijeron los organizadores, las principales actividades se concentrarán en Córdoba, Corrientes, Chaco, Tucumán, Mendoza, Neuquén, Mar del Plata y Santa Fe. Los principales reclamos de los piqueteros son el plan Jees y Jeas de Hogar, del que sostienen que han quedado uera miles de solicitantes, el envío de alimentos a los barrios y la libertad de Raúl Castells.
Tal órmula de desalojo mediante la intervención de la Justicia es la que podría repetirse hoy si los desocupados mantienen su intención de cortar los ingresos a Buenos Aires. Los cinco puntos de concentración anunciados son los puentes Pueyrredón y Alsina, en Avellaneda; en el puente La Noria, de Lomas de Zamora, el acceso de Liniers al oeste y General Paz y Panamericana al norte. Aunque no hay un horario jo, los cortes se producirán después de las once
* Noticia publicada en el diario Página/12, 26 de junio de 2002 81
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LOS ASESINATOS SE COMETIERON LEJOS DEL PUENTE DONDE COMENZO LA PROTESTA La cacería policial terminó con dos muertos a balazos*
Las uerzas de seguridad tomaron una parte de Avellaneda para cazar a los piqueteros que antes habían sido dispersados en el puente Pueyrredón, acceso clave a la Capital Federal. Y la cacería ue sangrienta: dos muertos, 90 heridos, varios de ellos con balas de plomo, más de 150 detenidos. Por Laura Vales
Los dos muertos llegaron al Hospital Fiorito sin documentos, con inocultables heridas de bala. Uno con un disparo en la espalda, a la altura del glúteo. “Un chico muy joven, de menos de 25 años”, describió la médica que lo recibió en la guardia. El otro con un balazo en el pecho. No hubo nada que hacer, los dos llegaron ríos. Los amiliares reconocieron los cuerpos varias horas más tarde: Darío Santillán, de 21 años, y Maximiliano Costeki, de 25. Ambos pertenecían a la Coordinadora de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón. Por lo que se sabe hasta ahora, cayeron escapando de la policía, uno de ellos porque decidió auxiliar a otro herido, los dos bastante después de iniciado el operativo de represión que la bonaerense desató en la bajada del Puente Pueyrredón como inicio de una cacería que prolongó durante varias horas por las calles de Avellaneda. La represión empezó sin previo anuncio, con un incidente cuyo origen se pareció a un error o a un acto de estupidez. Tal como estaba previsto, piqueteros de cuatro organizaciones (la Coordinadora Aníbal Verón, el Movimiento de Jubilados y Desocupados de Raúl Castells, el Bloque 82
Nacional y Barrios de Pie) se concentraron desde las once de la mañana en el acceso que comunica Avellaneda con la Capital. La jornada de protesta de ayer incluía el corte de cinco puentes, pero la interrupción del de Avellaneda había quedado a cargo de los de la Verón. Por eso se vio allí a mayoría de desocupados de ese sector, uertes en el sur del conurbano. Sus integrantes se reunieron para marchar rente a la estación de trenes de Avellaneda. A las once y media de la mañana habían ormado una columna de doscientos metros de largo a lo largo de la avenida Hipólito Yrigoyen, tres cuadras antes del puente. Un segundo grupo de maniestantes, encabezados por la mujer de Raúl Castells, Nina Peloso, los esperó rente al Bingo Avellaneda. Había sol, y las mujeres se dedicaron a sacar pequeñas viandas de sus bolsos para almorzar. En la calle no se veían chicos. La gente los dejó en casa porque existía temor por una eventual represión, aunque nadie pensaba que podría ocurrir de la manera brutal y sin preámbulos en que después sucedió.
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–Espero que antes de darnos palos nos de la Plaza Alsina, que iban caminando avisen –dijo Nina Peloso a Página/12, en- por la avenida Mitre), la inantería tendió tre la preocupación y la broma, mientras un cordón policial en el medio. Esa línea esperaba la llegada de los otros manies- de uniormados quedó parada, atravesantantes. do la calle, hasta que tuvo a las dos coTampoco Darío Santillán, el más joven de lumnas a diez centímetros de distancia. Es los muertos del día, imaginaba lo que iba la que mostraron, aunque acotada por el a pasar. Página/12 lo cruzó en la misma ancho de la pantalla, algunos canales de vereda donde las piqueteras comían su televisión. Cuando policías y piqueteros almuerzo. Santillán había acompañado estuvieron cara a cara empezaron los emal diario poco tiempo atrás a hacer una pujones, los orcejeos, las trompadas. Diez nota en el barrio La Fe, donde el MTD de segundos más tarde la policía lanzó el priLanús tiene una ábrica de ladrillos hue- mer gas lacrimógeno y un minuto después cos con la que los habitantes del asenta- la gente corría en desbandada, escapando miento quieren reemplazar sus casas de de los disparos. A partir de allí la reprechapa. Tras el encuentro hubo una suerte sión se extendió en un crescendo que se de charla inormal. Darío parecía despreo- pareció bastante a una cacería. cupado. Anoche sus compañeros contaron que lo vieron por última vez en la esta- Norma Giménez corrió hacia atrás, busción Avellaneda, donde decidió quedarse cando regresar por Mitre hacia la Plaza para auxiliar a un herido. Alsina. Calcula que habría hecho la primera cuadra cuando sintió los disparos en Un tercer grupo de maniestantes se re- la espalda: cuatro balas de goma de que unió en la plaza Alsina, a varias cuadras atravesaron su campera, el suéter, una cade distancia. Quince minutos antes del miseta, antes de lastimarle la piel. A su mediodía, las dos columnas más aleja- sobrino Leonardo Torales le ue peor: una das del puente empezaron a marchar para bala le atravesó el pulmón y tuvo que ser confuir en él. Un helicóptero sobrevolaba operado de urgencia. Norma dice que vio el área, mientras abajo se apostaban eec- rancotiradores sobre el puente peatonal tivos de la policía y la preectura. pegado a la entrada del Pueyrredón. “Íbamos corriendo por la avenida, gritando Lo imprevisto pasó apenas la gente llegó que no nos tiren y vimos caer a otro chico al lugar del corte. Con el grupo de mani- en una esquina”, relató a Página/12 en el estantes de la Verón delante (justo en la Hospital Fiorito. bajada del Pueyrredón) y otro detrás (los 83
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Otros corrieron por Hipólito Yrigoyen buscando llegar a la estación de Avellaneda. La intención era que los piqueteros de más edad pudieran subirse a un tren para salir de la zona. La policía tiró gases lacrimógenos dentro de la estación. Allí murió por lo menos uno de los maniestantes, posiblemente Darío Santillán. La diputada porteña Vilma Ripoll habló más tarde con un testigo que, al parecer, auxilió en el lugar. “Encontró a un pibe tirado en el piso, sangrando, al que la policía quiso levantar para llevárselo preso. Este hombre vio que el chico se estaba muriendo y les pidió que pararan, porque lo estaban arrastrando como si uera un saco de papas”, contó ayer. “El pibe tenía un tiro en la zona lumbar y sangraba. Cuando el hombre insistió en que el chico estaba muy mal, lo metieron en un vehículo y lo llevaron al hospital.” Unos ochocientos maniestantes intentaron mantenerse sobre la Yrigoyen, pero la cantidad de gases lacrimógenos en el aire era tal que era imposible permanecer en el lugar sin desmayarse. Todo estaba envuelto en una neblina irrespirable. La avenida se convirtió muy pronto en una zona de guerra: los uniormados avanzando, tirando gases y disparando sobre el tumulto, los maniestantes más jóvenes tirando molotovs dentro de los locales comerciales, armados con honderas y piedras. Algunos arrancaron marquesinas de 84
publicidad y trataron de armar barricadas para volver a cortar la calle, pero los gases no los dejaron permanecer. Cien metros antes de llegar a la estación quedó el esqueleto de un colectivo incendiado. Según dijo la policía, por piqueteros que subieron con un usil. En la calle hubo persianas bajas y gente espiando desde los techos, con miedo a todo: a la policía y a los maniestantes. Allí donde el tráco no estaba cortado, los heridos trataban de llegar al hospital o al menos alejarse del área. Pasó un grupo de cinco personas cargando a la rastra a una mujer desmayada. Los automovilistas continuaron su camino ignorando los pedidos de auxilio. Pasó un hombre con una pierna baleada, apoyándose para caminar en el hombro de otro. El dúo consiguió entrar a la estación de Gerli, pero una vez dentro tiraron más gases y tuvo que volver a salir. Los curiosos que se habían asomado cerraron puertas y ventanas a su paso. Si tuvieron suerte, habrán podido treparse a algún colectivo. La columna central ue así retrocediendo, desgajándose por las cuadras adyacentes, recibiendo nuevas cargas por patrulleros que llegaban cada tanto desde los costados. Una vez dispersada en grupos menores, la gente era detenida. Más de 50 personas ueron rodeadas, en Mariano Acosta al 1300, y trasladadas a la comisaría 1ra de Avellaneda. Los dirigentes piqueteros
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dijeron ayer que a la medianoche aún altaba que unos treinta volvieran a sus casas. La tarde terminó con 160 detenidos, 90 heridos y los dos muertos. La policía no tuvo heridos de bala. Sólo el jee del operativo, comisario Alredo Franchiotti, dijo que lo había lastimado un proyectil. Tenía un raspón en el cuello, y un ojo mora-
do producto de la uria de los amiliares que le pegaron en el Hospital Finochietto, cuando el ocialintentó acercarse a los medios para ostentar el rasguño. El comisario, golpeado y todo, se dio el gusto de diundir su versión de lo sucedido: “Actuamos porque esa gente iba dispuesta a combatir”, dijo a las cámaras. “Nos dimos cuenta por sus cánticos”. * Noticia publicada en el diario Página/12, 27 de junio de 2002
Preguntas para la reexión colectiva 1.
¿Quiénessonlosactoresprotagonistas?
2.
¿Quiénessonlosactoresinvolucradosenelconictosocial?
3.
¿CuálessonlasagenciasdelEstadoqueidentican?
4.
¿Cuáleselmotivodelamanifestaciónpública?
5.
¿Cómoconsideraeldesempeñodelapolicía?
6.
Atendiendoaloleídoenelmanual,¿cuálcreenquedebería habersidoelroldelapolicíaylosjueces?
7.
Desdeunaperspectivadelosderechoshumanos,¿puedeusarse lafuerzapúblicaparaconteneractosdeprotesta?¿Enqué casos?
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¿QuéderechosdeberíaprotegerelEstadoenelmarcodeuna manifestaciónpública?
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¿QuéotrasagenciasdelEstadoconsideranquedebenintervenir paraprevenirestetipodeconictos?
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Ejercicio 4: Análisis de caso CASO DEMONTY ENCONTRARON EL CADAVER DEL CHICO EZEQUIEL DEMONTY FLOTANDO BAJO UN PUENTE DEL RIACHUELO Un cuerpo que condena a la Policía Federal*
Fue tres kilómetros río abajo de donde lo obligaron a saltar a las aguas sucias. El principal acusado es un subinspector hijo de un ex jee de la Bonaerense, que habría golpeado a Ezequiel antes de ordenarle “que nade”. Hay once policías más detenidos. Por Carlos Rodríguez El cuerpo joven apareció fotando sobre las oscuras aguas del Riachuelo, muy cerca del puente Victorino de la Plaza, que cruza la avenida Vélez Sarseld en el extremo sur de la Ciudad de Buenos Aires. El hallazgo ue a media mañana y desde ese momento, casi, se supo que era el cadáver de Ezequiel Demonty, de 19 años, el pibe del Barrio Illia que había sido obligado a arrojarse a las aguas, negras como la misma muerte, en la noche del viernes 13 de septiembre. “Justo en el Día del Estudiante”, suspiró Luz Martínez, quien ue maestra de Ezequiel de la primaria y el secundario, y que siguió la triste escena desde la orilla del río. Anoche, al menos diez de los 12 policías involucrados ueron trasladados a distintos lugares de detención, por decisión de la jueza María Bértola. Entre ellos está el ocial subinspector Gastón Somohano, señalado como el máximo responsable del operativo que nalizó con tres chicos sumergidos en las aguas nauseabundas, dos de los cuales salvaron su vida en orma providencial. Somohano es hijo de un ex jee de la Policía Bonaerense.
bría golpeado a Ezequiel con su pistola para acelerar la caída”, aseguró a Página/12 una uente cercana a la amilia. El ocial Somohano es hijo del comisario retirado Osvaldo Somohano, quien ue jee de la Policía Bonaerense hasta diciembre de 1991, cuando asumió el comisario Pedro Klodczyk, mentor de la llamada “Maldita Policía”. Fuentes de la Federal reconocieron que Somohano hijo tiene “un carácter irritable” y que suele hacer “algunos desplantes”, incluso ante sus propios colegas. El grupo de policías involucrado en la causa estaba encabezado por el ocial inspector Daniel Barrionuevo, quien era el jee externo de la comisaría 34ª, que ue descabezada a partir de los sucesos que terminaron dolorosamente ayer con la aparición del cuerpo de Ezequiel. Los otros involucrados son los sargentos Jorge Sosa y Luis Funes; los cabos primeros Luis Gutiérrez, Alredo Bornasari y José Luis Martínez; el cabo Andrés Wright; los agentes Santiago Ritrovato, Sandro Esteban Granado, Maximiliano Pata y Jorge Ramón Solís. Al parecer, dos de los policías ueron dejados en li“Al parecer, además de ordenarles que se bertad anoche, luego de ser indagados tiraran al agua, el propio Somohano ha- por la jueza, mientras que el resto ue
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trasladado directamente a la cárcel de Vuelta de Rocha hasta el Puente Uriburu Marcos Paz, donde seguirán detenidos a (Puente Alsina) y se topó con el cuerpo a disposición de la Justicia. El único que la altura del puente sobre la calle Vélez no ue llevado a Marcos Paz ue el sar- Sarseld”. Ese puente, que se llama Victogento Luis Funes, quien quedó alojado rino de la Plaza, está a unos tres kilómeen una dependencia de la Gendarmería. tros del lugar donde Ezequiel ue obligado a tirarse a las aguas. “Yo esperaba decir La medida ue tomada por la jueza por- ‘es’, pero tengo que decir ‘era’”, declaró que Funes ue el policía que admitió la madre de Ezequiel, Dolores Ingamba, al ante la doctora Bértola que habían rea- conrmar que era el de su hijo el cuerlizado el operativo nocturno del viernes po que habían rescatado de las aguas. 13, dentro de las mismas características “No quiero que pase nunca más”, rogó que habían sido denunciadas antes por la mujer, que ante una pregunta inoporlos dos chicos sobrevivientes, que tienen tuna de la prensa dijo que no pensaba 18 y 14 años, y que todavía “siguen sin describir el estado del cuerpo. “Espero tener ningún tipo de seguridad especial, que ellos vayan a verlo.” Ese ue el único aunque ya recibieron amenazas”, ase- momento en el cual la mamá de la víctiguró una uente allegada a la amilia. ma trató con cierta dureza a los asesinos de su hijo (ver recuadro). La mujer estaba El testimonio aportado el viernes por el acompañada por su actual pareja, Rodolsargento Funes ue raticado ayer por o Suárez, quien se limitó a decir que “es otros tres policías, según pudo saberse muy injusto que un chico bueno termine en uentes cercanas a la investigación. de esta orma. Esto que pasó no se paga Todos aseguraron que la voz cantante la con nada y lo único que podemos pedir llevó Somohano, quien luego de la de- es que se haga justicia”. Las declaraciones tención de los chicos en la esquina de La ueron hechas en la puerta de la Morgue Constancia y Avenida Cruz, en el Barrio Judicial, donde se hizo el reconocimiento. Illia, ordenó que los llevaran hasta la orilla del Riachuelo, a 30 metros del Puente La repercusión que tuvo la conrmación Alsina, en el barrio de Pompeya. Al pa- pareció conmover los cimientos de algurecer, en este caso, como ocurría duran- nas instituciones que suelen permanecer te la dictadura, nadie cuestionó la orden. impávidas ante los terremotos. “DelinUna vez más ganó la obediencia debida. cuentes”, “enemigos”, “traidores”, ueron las palabras elegidas por el jee de la Fe“El cuerpo estaba fotando, no lo encon- deral, Roberto Giacomino, quien se caractramos como resultado de la tarea que teriza por deender a sus hombres con el seguían realizando los buzos de nuestra mismo ímpetu con el que ayer los descauerza y de la División Bomberos de la licó (ver nota aparte). “No hay palabras Policía Federal”, conrmó ayer el jee del para calicar la orma en que murió”, Destacamento La Boca de la Preectura, dijo el secretario de Seguridad Interior, preecto Hugo Zabala. Explicó que uno Alberto Iribarne, al conocerse la noticia. de los botes de goma se dirigía desde la 87
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Iribarne destacó especialmente la actitud asumida por la madre del joven Ezequiel Demonty: “Pidió que no haya más violencia en el momento en que más grande es su dolor y en el contexto de nuestra compleja y diícil situación social”. Iribarne sostuvo que el Ministerio de Justicia y la secretaría están “colaborando con las autoridades judiciales” y dando “plenas garantías a los testigos”, aunque los amiliares de los dos sobre vivientes ayer dijeron todo lo contrario. El deensor adjunto de la Ciudad de Buenos Aires, Gustavo Lesbegueris, quien acompañó a la amilia en los últimos días, estimó que con la aparición del cuerpo “se cierra una etapa muy dolorosa y se abre otra que tiene que llevar al juicio y al castigo de los responsables”. El deensor estaba acompañado por Luz Martínez, quien ue maestra de Ezequiel durante el primario y el secundario. “Era una preciosura de chico, una criatura como cualquier otra”, dijo la docente.
hubiera vuelto a su casa con vida. Seguramente nada de esto que nos está pasando se hubiera conocido. Que al menos su muerte sirva para que se terminen estas cosas porque es sabido que están ocurriendo todos los días y nadie parece darse por enterado”.
La mujer resaltó especialmente que la víctima era “una persona muy tranquila, que nunca generaba ningún disturbio”. Para evitar alsas interpretaciones de sus dichos, se apresuró a aclarar que “aun en el caso de que se trate de chicos que alguna vez delinquieron, esto no justica lo que han hecho”. Luz Martínez se hizo una pregunta que parece denir el costado central de la historia: “¿Alguien se merece que lo tiren al río?”. Para ella lo ocurrido “no tiene ningún sentido y nos debe llamar a la refexión a todos”.
Otra uente, del ámbito universitario y que alguna vez ue juez, recordó que en los tiempos más duros de la primera época del peronismo en el poder “el Riachuelo supo ser el lugar de castigo, no sólo para los ladronzuelos o chicos de la calle sino también para los opositores políticos”. En los últimos años, los barrios del sur suelen ser el fanco elegido por patotas violentas de la Federal que habitualmente suelen ser denunciadas por los curas católicos que vi ven en las villas del Bajo Flores, del Barrio Zavaleta y de Villa Lugano, entre otras.
“Si saben nadar, naden”, habrían sido las últimas palabras que escucharon los tres chicos, antes de hundirse en las aguas putreactas de un Riachuelo que, durante el ulgor del menemismo, iba a ser dejado libre de toda impureza. A partir del caso de Ezequiel, en los barrios que tienen la desgracia de ser vecinos del inecto charco comenzaron a circular historias en torno de otros supuestos casos de chicos que también ueron arrojados al río. “Nosotros hemos acumulado denuncias por abusos de todo tipo, pero nunca hemos recibido ninguna denuncia concreta en la materia”, dijo anoche a este diario una uente judicial que tiene jurisdicción sobre uno de esos barrios porteños.
La docente recalcó que “lo que hay que Anoche se realizó la autopsia del cuerpo pensar es qué hubiera pasado si Ezequiel de Ezequiel, que puede servir para rati88
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car que el joven ue golpeado por los policías, antes de ser obligado a arrojarse a las aguas. Fuentes judiciales aseguraron que con las pruebas testimoniales recogidas y con la aparición del cuerpo del delito “el caso está virtualmente cerrado y lo que hay que establecer ahora es el grado de responsabilidad que le cupo a cada uno de los miembros de la comitiva policial”. La causa que había comenzado como “averiguación de ilícito” terminó como “homicidio, lesiones y privación ilegítima de la libertad”. Anoche, como nunca en los últimos años, las uentes habituales de la Federal estaban “destruidas” por la conrmación. Los restos de Demonty comenzaron a ser velados a las 22 de ayer en una casa de sepelios ubicada en Eva Perón (ex Avenida del Trabajo) y Guardia Nacional, en Mataderos, muy cerca del lugar donde vivían hasta el viernes 13
los dos sobrevivientes. Los chicos están escondidos, sin ningún tipo de custodia especial, y están “virtualmente aterrorizados”, dijeron uentes cercanas a la amilia. En el lugar del velatorio, a pedido de los padres, tuvo que instalarse un equipo de sonido, ya que allí se realizará una ceremonia religiosa de acuerdo con el rito de los evangelistas. El sepelio se realizará hoy a las 11 en el cementerio de Flores. * Noticia publicada en Página/12, 22 de septiembre de 2002
Preguntas para la reexión colectiva 1.
¿CuálessonlasagenciasdelEstadoqueidentican?
2.
¿Cómoconsideraeldesempeñodelapolicía?
3.
¿Cuálessonlosderechoshumanosvulnerados?
4.
¿Consideraquesetratadeunhechoaisladoodeunapractica regular?
5.
¿Cuálcreequepodríanserlasaccionesestrategicasparaponer encrisisestetipoderutinasinstitucionales?
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Tema OBLIGACIONES DEL ESTADO EN MATERIA DE SEGURIDAD Objetivos
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Conocer los deberes del Estado en materia de seguridad y derechos humanos. Reconocer las distintas unciones de la policía y sus límites. Saber clasicar los tipos de obligaciones estatales. Distinguir los principios y limitaciones que las instituciones de seguridad deben ajustar en su actuación.
Disparadores para la reexión inicial: •
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•
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¿Quién es el responsable de la seguridad? ¿La policía está para proteger al Estado o a la comunidad? ¿Cuáles son las limitaciones al uso de la uerza y otras acultades de la policía cuando eectúa acciones de seguridad? ¿Cuándo es legítimo el uso de la uerza por parte de las autoridades?
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3.1.
¿Quién es responsable de garantizar la seguridad?
La seguridad ciudadana y democrática es una responsabilidad indelegable del Estado. Más allá de que los ciudadanos puedan individualmente contratar en el mercado privado servicios para sentirse más protegidos, la seguridad sigue siendo un servicio público que corresponde y debe prestar el Estado a todos los ciudadanos, principalmente aquellos que, por las particulares circunstancias en las que se encuentran, tienen que enrentarse periódicamente a situaciones confictivas y violentas. Por otro lado, conviene tener presente que en una sociedad democrática, la comunidad -organizada a través de determinadas instituciones (partidos, sindicatos, clubes, centros de adultos mayores, cooperadoras escolares, bibliotecas populares, centros culturales, movimientos sociales, escuelas, etc.)- puede y debería participar y colaborar tanto en el diseño como en la implementación, control y evaluación de la gestión local de las confictividades sociales. De allí también que las organizaciones de la sociedad civil tienen asimismo su cuota de responsabilidad. A través de la acción colectiva se pueden generar mecanismos de prevención y control social, creando atmóseras sociales beneciosas y tolerantes que impidan la comisión de delitos y resuelvan otras confictividades sociales, acilitando el encuadramiento de los problemas y la contención e inserción social de las personas o grupos en situaciones de desventaja.
antes 92
Las políticas de seguridad ciudadana son diseñadas por el Poder Ejecutivo en los tres niveles de gobierno: nacional, provincial y municipal. El gobierno nacional y los gobiernos provinciales tienen la obligación de coneccionar las políticas públicas de seguridad y regular la prestación de servicios policiales tanto de las policías
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después
del Estado como las de empresas privadas prestadoras de servicios similares. Pero hay que tener en cuenta que una de las tendencias actuales en materia de seguridad es su localización. La seguridad se está territorializando. Partiendo de la base de que los vecinos de la ciudad o el barrio son los que mejor conocen el territorio y, por tanto, los confictos sociales y los eventos violentos, la gestión de las confictividades no debería prescindir de la intervención de las autoridades locales ni desautorizar a las organizaciones de la comunidad. De allí la tendencia a la conormación de policías comunitarias o de proximidad y la creación de las Mesas Barriales de Seguridad, estos últimos, espacios de encuentros vecinales para que las organizaciones de la sociedad civil del barrio debatan entre todas qué seguridad quieren para el barrio. En todo caso, a las autoridades centrales
les tocará establecer los criterios generales de las políticas de seguridad, acordes con los estándares internacionales de derechos humanos, que luego serán particularizadas por las autoridades locales y las distintas organizaciones de la comunidad atendiendo los matices especícos que tienen los confictos sociales en cada territorio. De esa manera, omentando la responsabilidad de la sociedad en el debate público en torno de la seguridad, además de promover la participación, se ortalece la ciudadanía. Los ciudadanos son acultados para tal n y con ello se crean mejores condiciones para el protagonismo social que necesita la democracia. El gobierno nacional ha creado recientemente el Ministerio de Seguridad, el cual es el responsable principal del diseño, planicación, instrumentación, control y evaluación de las políticas de seguridad, 93
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a saber: la prevención del delito; la promoción de la participación comunitaria en las políticas de seguridad; la persecución e investigación del delito común y las organizaciones criminales; la selección,
ormación y especialización de las distintas uerzas públicas; el control y la disposición de sanciones de las inracciones administrativas; la custodia en eventos y maniestaciones públicos, etcétera.
En el sistema de seguridad nacional existen cuatro uerzas de seguridad: • • • •
Policía Federal Argentina (PFA) Gendarmería Nacional Argentina (GNA) Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) Prefectura Naval Argentina (PNA)
Estas instituciones dependen del Poder Ejecutivo nacional y tienen jurisdicción en todo el territorio argentino. Además, pueden cooperar con las policías provinciales e inter venir en asuntos de competencia ederal.
Recordemos… La seguridad es una responsabilidad indelegable del Estado.
Figura 5: ¿Quién es el responsable de la seguridad?
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Modelo de seguridad tradicional
Modelo de seguridad democrático
La responsabilidad de la seguridad pública se reserva exclusivamente al Estado
La responsabilidad de la seguridad ciudadana recae principalmente en el Estado
Seguridad para los uertes
Seguridad para todos, sobre todo para los grupos desaventajados
La policía del Estado: cuida al Estado
Policía de la comunidad: protege a los ciudadanos
Los ciudadanos no participan
Los ciudadanos participan en el diseño, planicación, instrumentación, control y evaluación de las políticas de seguridad
Los ciudadanos consumen seguridad privada
Los ciudadanos se comprometen en las políticas públicas
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3.2.
Obligaciones básicas del Estado en materia de derechos humanos y seguridad
Hemos señalado que los derechos humanos, en tanto atributos inherentes a la condición humana, constituyen un límite para las autoridades. El Estado tiene la obligación de respetar los derechos humanos, ajustando el ejercicio de la unción pública a los límites impuestos por el respeto de esos derechos. La obligación estatal de garantizar los derechos implica el deber de organizar todo el aparato gubernamental y, en general, todas las estructuras a través de las cuales se maniesta el ejercicio del poder público, de manera que sean capaces de asegurar jurídicamente dicha obligación. Por tanto, exige al Estado emprender las acciones necesarias para asegurar que todas las personas bajo su autoridad estén en condiciones de respetar y hacer respetar los derechos humanos. Además, la obligación de garantizar supone tanto la existencia de normas como la necesidad de remover obstáculos, aunque no emanen de las normas internas sino de la estructura social y de la cultura. En razón de ello, el Estado también debe promover los derechos humanos emprendiendo campañas necesarias para que se vayan creando las condiciones que permitan -por una parte- ser ejercidos y -por otra- respetados por todos, tanto por los agentes del Estado como los particulares. Asimismo, el compromiso de garantizar entraña la obligación jurídica de proteger, es decir, tomar las medidas pertinentes para impedir intromisiones de terceros en el ejercicio de los derechos.
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Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
En cuanto a las obligaciones estatales, también se las ha clasicado como obligaciones negativas y positivas. Las autoridades no sólo deben abstenerse de cometer violaciones a los derechos humanos, sino además adoptar medidas de protección: • Las obligaciones negativas o pasi vas corresponden al no hacer del Estado, lo que se traduce en una prohibición absoluta y deniti va del abuso de poder por parte de los agentes y autoridades que conorman el aparato estatal o la no intererencia en el ejercicio de los derechos protegidos, es decir que aquél tiene el deber de respetar los derechos y libertades. • Las obligaciones positivas o acti vas implican un hacer del Estado, lo que supone que éste tome las medidas y realice todas las acciones legislativas, ejecutivas y judiciales con el n de asegurar los derechos y libertades protegidos por los instrumentos internacionales, y a su vez los Estados deben prevenir, investigar y sancio-
3.3.
Policía y derechos humanos: limites para la actuación policial
96
nar toda violación de los derechos reconocidos por la convención y procurar el restablecimiento, si es posible, del derecho transgredido y, en su caso, la reparación de los daños producidos por la violación de los derechos humanos. Finalmente, debemos recordar que las obligaciones del Estado deben realizarse siguiendo siempre el principio de igualdad y no discriminación. Esto supone que las personas gozarán de sus derechos undamentales sin discriminación alguna por motivos de raza, sexo, idioma, religión, cultura, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica o cualquier otra condición social. Sin embargo, no toda distinción de trato puede considerarse contraria a la dignidad humana y sólo se la juzgará discriminatoria si carece de una justicación razonable y objetiva, ya que ciertas desigualdades buscan proteger mediante un trato dierenciado a ciertos grupos que, por tratarse de personas vulnerables o al encontrarse en una situación desventajosa, merecen una especial protección o sobreprotección por parte del Estado. Dijimos que desde la perspectiva de los derechos humanos el Estado tiene obligaciones activas y pasivas. Las obligaciones pasivas son aquellos deberes que suponen para el Estado abstenciones y limitaciones a su actuación para garantizar la vigencia de los derechos humanos. Para que los derechos humanos sean respetados no sólo es necesario que el Estado haga determinadas cosas, sino que no haga otras. Tratándose de las policías, interesa repasar cuáles son las abstenciones y limitaciones que deben observar sus agentes mientras gestionan la seguridad, velando por el respeto de los derechos humanos.
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Las obligaciones pasivas del Estado coinciden, en buena medida, con las obligaciones de respetar, consistentes en que el Estado no interera en el disrute de los derechos humanos ni en el de los bienes que constituyen el objeto de cada derecho. Ahora bien, ¿cuáles son las obligaciones de no hacer del Estado en materia de derechos humanos que más directamente atañen al ámbito de la seguridad ciudadana? En principio, podemos decir que las obligaciones de no hacer tienen que ver con que las autoridades del Estado en general y los agentes policiales en particular se abstengan de violar los derechos humanos cuando ejercen las acultades coneridas por la ley para garantizar la seguridad de todos. Como ha dicho en sucesivas oportunidades la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), “el Estado tiene la obligación de adoptar medidas necesarias para garantizar la seguridad ciudadana, a través de métodos que respeten los estándares de los derechos humanos en el marco de la sociedad democrática”. Revisemos esas obligaciones de no hacer en unción de algunos derechos que merecen especial atención: • Derecho a la vida: los agentes del Estado no pueden privar arbitrariamente de la vida a nadie en aras de tutelar la seguridad ciudadana. El uso de la uerza letal sólo es reconocible en casos de legítima deensa. De allí que el uso de la uerza tenga que protocolizarse a los eectos de restringir al máximo posible su utilización, de la misma manera que deben disponerse mecanismos de control eectivos y permanentes para evitar esos casos.
• Derecho a la libertad: los agentes del Estado no pueden detener arbitrariamente a nadie alegando motivos de seguridad, orden público o por meras sospechas. Las detenciones siempre deben estar cabalmente undadas y motivadas, así como también aquellas razones deben hacerse conocer a las autoridades competentes y a las personas que se detiene o demora. • Derecho a la integridad personal: los agentes del Estado no pueden alegar razones de seguridad pública para cometer actos de tortura. También deben abstenerse de causar padecimientos ísicos y/o psicológicos en las personas usando o amenazando con usar la uerza pública. No pueden zamarrearlas, ni pegarles y tampoco “pasearlas” en patrulleros. Tampoco pueden, una vez trasladadas a la comisaría, alojarlas con individuos pri vados de libertad imputados de haber cometido algún delito. La policía es responsable de su custodia. Si quien resulte detenido es una mujer, en caso de ser revisada deberá hacerlo personal emenino. Nunca deberá ser alojada con hombres en una comisaría. 97
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• Derecho a un trato humano: los agentes del Estado no pueden inringir tratos crueles, inhumanos, humillantes o degradantes en las personas que han sido privadas de su libertad o se encuentran demoradas para preservar la seguridad. No pueden, por ejemplo, cachearlas si no existen motivos, y cuando lo hacen no deben arrojar y desparramar sus pertenencias por el piso. • Derecho al debido proceso y a un juicio justo: los agentes del Estado no pueden restringir las garantías básicas del debido proceso con la excusa de que alguien es potencialmente “peligroso”, o alegando problemas administrativos, alta de personal, etcétera. Por ejemplo, no pueden negarse o demorar la comunicación de la situación de un detenido al juez de turno y deensor ocial; no pueden negarle a la persona detenida el derecho a una llamada para dar a conocer su situación, etcétera.
• Derecho a la libertad de expresión: los agentes del Estado no pueden acotar la libertad de expresión aduciendo que el ejercicio de este derecho pone en riesgo la seguridad pública. Por ejemplo, no pueden prohibir una maniestación pública (movilización, corte de ruta u ocupación de espacios públicos, etc.) que se realizan con el n de denunciar un conficto social, para peticionar a las autoridades o compartir con el resto de la sociedad los problemas que aectan a ese actor social, aduciendo que se viola el derecho de tránsito o el de trabajar de otros ciudadanos. • Derecho a la libertad de reunión: los agentes del Estado no pueden coartar la libertad de reunión para preservar la seguridad pública; tampoco pueden disponer “toques de queda” o medidas similares que impidan a los ciudadanos encontrarse para celebrar una reunión. Recordemos que, en una democracia, la reunión es constitutiva del debate público. • Derecho a la libertad de tránsito: los agentes del Estado no pueden obstruir el libre tránsito de los ciudadanos si no existe undamento y motivación de tal medida por autoridad competente. Por tanto, no pueden disponer “operativos cerrojos” ni “retenes” que impidan la circulación y el libre desplazamiento de los ciudadanos.
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• Derecho a la propiedad: los agentes del Estado no pueden violar la propiedad privada sin undamento ni motivación de dicha medida por autoridad competente. Por tanto, no pueden disponer allanamientos sin orden judicial y sin la presencia de testigos en todo el proceso. No pueden arrojar las pertenencias de la morada allanada al piso, ni romperlas o dañarlas. Todo objeto que se secuestre debe ser detallado en el acta del procedimiento, la que debe darse a leer para ser rmada u obser vada por el titular o responsable de la morada allanada y por los testigos del procedimiento.
Es importante recordar que una de las características de los derechos humanos es su integralidad o interdependencia, lo cual signica que, recuentemente, la violación de un derecho supone la violación de otro. En denitiva, como pudimos ver, los derechos humanos limitan y acotan el ejercicio de las acultades que han sido coneridas a las autoridades para gestionar las confictividades sociales y la seguridad ciudadana.
• Derecho a la privacidad: los agentes del Estado no pueden intervenir la correspondencia o la comunicación privada sin undamento, ni motivación de dicha medida por autoridad competente. Por tanto, no pueden “pinchar” los teléonos o intervenir la recuencia de los teléonos móviles o “hackear” las cuentas privadas de Internet. •
Derecho a la igualdad y principio de no discriminación: los agentes del Estado no pueden tratar en orma discriminatoria y desigual a los ciudadanos por su extracción social, étnica, religiosa, género o nacionalidad en el ejercicio de las acultades legales para resguardar la seguridad. No pueden, por ejemplo, hacer razias masivas en los barrios humildes ni detener sistemáticamente a las personas pobres por el solo hecho de ser pobres, jóvenes y/o morochos.
Recordemos… Desde el modelo de seguridad ciudadana y democrática se propone otro rol para la policía: la protección de los derechos humanos. La policía está para gestionar las confictividades sociales que puedan menoscabar el ejercicio eectivos de los derechos que tienen los ciudadanos. Los derechos humanos, entonces, constituye el contenido de la agencia policial.
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3.4.
Policía y sociedad
La policía es una institución que históricamente ha estado al servicio del gobierno de turno más que de la comunidad. La policía ha sido la policía del Estado, guardiana del orden público, siempre dispuesta a cuidar al gobierno de la sociedad. En muchos casos, incluso, la policía ha sido la encargada de custodiar los intereses de un sector determinado de la política o la economía. Con todo, desde el modelo tradicional, la sociedad o parte de ella era vista sospechosamente. Se instruía a la uerza policial para que viese en la sociedad no a un interlocutor sino a un enemigo. Se la entrenaba con la dinámica de la guerra, con la hipótesis del conficto interno y la lógica del amigo-enemigo. Por eso estamos ante agencias muchas veces muy poco predispuestas a dialogar con la sociedad, a la que percibe como problema y objeto de control. Una institución poco dispuesta a la mediación, que no ue preparada para dialogar con la sociedad civil. Una agencia organizada para deender al Estado de la sociedad, entrenada para sospechar, vigilar, detectar y neutralizar a individuos o colectivos de personas reerenciados como peligrosos, productores de riesgo, activistas o enemigos internos que tienen o pueden tener los gobiernos. Porque cuando se postula al otro como enemigo, está excluyéndose de antemano cualquier tipo de mediación. Con el enemigo no se puede dialogar. El enemigo habla un idioma extraño, ininteligible. Al enemigo hay que hacerle la guerra de policía: hay que vigilarlo, perseguirlo y, eventualmente, demorarlo, cachearlo, detenerlo o reprimirlo.
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Ese enemigo se construyó en unción de las coyunturas políticas con las que debían lidiar los uncionarios de turno, pero también a partir de los intereses que ue desarrollando la policía a medida que se corporativizaba.
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Otra consecuencia indirecta de la aplicación de este modelo es la privatización de la seguridad personal. Si la policía está para proteger al Estado y custodiar el orden público, la sociedad debe cuidarse a sí misma recurriendo al mercado. Los ciudadanos se transorman en consumidores de seguridad. La seguridad se organiza en unción de la capacidad económica de los actores. Cuanto mayor sea su poder adquisitivo, más seguridad podrán contratar y más seguros podrán sentirse. Por el contrario, como venimos diciendo, desde el modelo de seguridad ciudadana y democrática se propone otro rol para la policía: la protección de los derechos hu-
manos. La policía está para custodiar su ejercicio y gestionar las confictividades sociales que puedan menoscabar el ejercicio eectivo de los derechos que tienen los ciudadanos. Además, no hay que perder de vista que el policía no es un extraterrestre. El policía es un ciudadano más. No es un individuo separado y separable del resto de los demás. Su trabajo especial –custodiar a la comunidad- no lo pone más allá de la comunidad. De allí que entre las reormas que actualmente se están proyectando desde el Ministerio de Seguridad de la Nación se 101
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prevé la promoción de la participación comunitaria. Si la comunidad, a través de sus organizaciones, se involucra en la gestión de los confictos sociales, se crean mejores condiciones para producir un diálogo fuido entre la policía y la comunidad, un diálogo que tenga como marco el estado de derecho y el respeto de los derechos humanos. Un diálogo que vaya mucho más allá de la realización de un mapa del delito, que no se produzca en unción de la detección y delación de los grupos de personas que suscitan miedo entre los vecinos del barrio. Un diálogo, entonces, que también acerque a los vecinos, que permita un debate entre las dierentes generaciones y que no contribuya a reproducir malentendidos que puedan generar estigmatización, resentimiento y, por añadidura, contribuir a recrear condiciones para que los vecinos tengan más miedo, se sientan más inseguros. Un dialogo, en denitiva, que abarque a todas las partes involucradas en los confictos sociales. Pero además, la nueva prevención se completa con el despliegue de una policía de cercanía o proximidad, una policía que esté vinculada con los ciudadanos en sus barrios, estrechamente relacionada con los habitantes del lugar y con sus confictos particulares. Esos ciudadanos pueden ser además sus vecinos, de modo que la relación ya no será anónima ni ría. Todo esto no se resuelve con medidas 102
oportunas. Por más buena voluntad de las autoridades de turno, hay que construir nuevas relaciones sociales, hay que limar las mutuas desconanzas, hay que reconstruir las redes sociales. No se trata de un problema menor, sobre todo cuando la desconanza y la corrupción son actores que contribuyen a aumentar la sensación de inseguridad en la población: a medida que la conanza en la policía disminuye, a medida que la corrupción es percibida como un problema mayor, la sensación de inseguridad también se incrementa (Dammertt y Malone, 2002). Desconanza que se verica en el uso de la seguridad privada, en los linchamientos públicos, en los escraches o ataques a las comisarías por parte de los vecinos o en la alta de colaboración con la policía. Pero hay que tener presente que muchas veces esa desconanza no está hecha de derechos humanos y democracia, de reclamos de calidad institucional y respeto por el estado de derecho. La policía se ganó la desconanza no sólo por la corrupción sino porque no satisace determinadas expectativas que la sociedad espera de ella. Expectativas que tampoco se modelaron a partir del respeto de los derechos humanos, la solidaridad, etcétera. Al contrario: el precio de la conanza está hecho de “ley y orden”. En un contexto electoral,
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los políticos demagógicos tienden a decir lo que la gente y los periodistas en general quieren escuchar: “Más seguridad es más policía”. Por ello, después de cada “ola de inseguridad”, las respuestas de esos políticos rente a los reclamos de los vecinos indignados que protagonizaron las “marchas por la inseguridad” no son la calidad institucional, controles externos y auditorías permanentes, sino un aumento del presupuesto para el reequipamiento de la uerza, mayores acultades que avalen la discrecionalidad policial y el incremento de las penas para los victimarios. El populismo punitivo y las respuestas espasmódicas de muchos políticos contribuyen a consolidar los esquemas de interpretación discriminatorios y autoritarios que pueden existir todavía en la sociedad que, lejos de contribuir a desandar las rutinas policiales violentas, crean nuevas condiciones de posibilidad para su despliegue y puesta en práctica. Así, entre cultura social y cultura policial, entre la vida cotidiana y las rutinas institucionales hay muchas y proundas continuidades que conviene no desconocer a la hora de reormar la policía.
nos sorprendemos cuando corroboramos la conanza que, a pesar de la corrupción, despierta la policía. Una conanza que a lo mejor se explica por la proximidad de la policía a la sociedad. La policía es la que está en la calle, en la trinchera diaria, midiéndose con muchos de los problemas concretos que tienen los vecinos. Una conanza que subsiste en el mito del “buen policía”, ese de la esquina que retaba pero cuidaba a los niños o jóvenes por sus eventuales travesuras. Acá también hay que hacer la siguiente aclaración: muchas veces la conanza que maniestan algunos vecinos se basa en las mismas concepciones que tienen aquellos que maniestan desconanza: conían en el uso de la uerza pública o desconían porque no la usan. En los dos casos, los vecinos están pensando lo mismo: le están reclamando al gobierno de turno “mano dura”, una policía uerte, que no ahorre sus energías y apele al uso de la violencia.
Cabe recordar, como lo señalan los antropólogos Alejandro Islas y Daniel Miguez (2010), que la policía sigue siendo una de las instituciones del Estado que más conanza despierta en la ciudadanía. Si se la compara con otros actores (dirigentes políticos, concejales o la propia Justicia), 103
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3.5.
El uso de la uerza
Dijimos que el gobierno democrático de la seguridad ciudadana no se unda en la idea del orden sino en la protección de derechos. La policía no está para imponer un orden sino para proteger los derechos cuando gestiona las confictividades sociales. Esto supone la utilización de la palabra. La policía de la seguridad democrática no está para reprimir sino para dialogar y hacer dialogar, abrir o generar canales para que tenga lugar el diálogo entre los distintos actores en conficto. Esto no signica que en determinadas circunstancias la policía no pueda ni deba hacer uso de la uerza, según la acultad que le otorga la ley. El Estado tiene el monopolio de la uerza; la violencia es uno de los rasgos que caracterizan a los Estados modernos. Una violencia que se instrumenta a través de la Policía Federal, la Gendarmería, la Policía de Seguridad Aeroportuaria o la Preectura Naval Argentina. Pero debe tenerse presente que policía no es igual a violencia. El uso de la uerza es una de las acultades que tiene la policía, pero no la única ni la más importante. En los estados de derecho, esa violencia se encuentra ajustada a determinadas ormas. Es una uerza reglada y controlada, que debe adecuarse a determinados estándares jurídicos. El uso de la violencia por parte de la policía esta regulado y tiene límites legales concretos. No puede quedar, por tanto, al margen de la legalidad. Toda la ciudadanía debe saber qué está prohibido y qué está permitido. Con ello se busca impedir la brutalidad, los abusos de poder y las violaciones de derechos humanos, evitando omentar este tipo de prácticas violentas.
antes 104
Por otro lado, la uerza que puede utilizar la policía no siempre tiene que ser letal. De hecho, las autoridades deben estable-
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después
cer una serie de métodos que determinen pautas muy precisas sobre el uso que las policías hagan de armas y municiones con las que se las ha provisto. Entre esas armas gurarán aquellas incapacitantes no letales para emplearlas cuando uera apropiado, para limitar cada vez más el empleo de medios capaces de ocasionar lesiones o muertes.
guías generales para la actuación de los uncionarios y ueron diseñados conorme a los estándares aplicables de derechos humanos.
Según estos instrumentos, los uncionarios encargados de hacer cumplir la ley utilizaran medios no violentos en la resolución de las confictividades sociales. Sólo en casos estrictamente necesarios y A nivel internacional, existen instrumen- cuando otros medios resultasen inecatos que sirven como modelo para regular ces o no garanticen de ninguna manera el el uso de la uerza y que, mientras no se logro del resultado previsto, podrán usar legisle en la materia en nuestro país, pue- la uerza (no letal o letal): “Los uncionaden servir de guía para evitar las lagunas rios encargados de hacer cumplir la ley no de la ley. En el ámbito de las Naciones emplearán armas de uego contra las perUnidas, estos instrumentos son el Código sonas salvo en deensa propia o de otras de Conducta para Funcionarios Encarga- personas, en caso de peligro inminente de dos de Hacer Cumplir la Ley, adoptado por muerte o lesiones graves, o con el propóla Asamblea General el 17 de diciembre sito de evitar la comisión de un delito parde 1979, y los Principios Básicos sobre el ticularmente grave que entrañe una seria Empleo de la Fuerza Pública y de Armas amenaza para la vida, o con el objeto de de Fuego por los Funcionarios Encargados detener a una persona que represente ese de Hacer Cumplir la Ley, del 7 de septiem- peligro y oponga resistencia a su autobre de 1990. Estos instrumentos, si bien ridad, o para impedir su uga, y solo en no tienen carácter de ley, constituyen caso de que resulten insucientes medidas 105
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menos extremas para lograr dichos objeti vos. En cualquier caso, sólo se podrá hacer uso intencional de armas letales cuando sea estrictamente inevitable para proteger una vida” (Art. 9). Así y todo, en esos casos, “los uncionarios encargados de hacer cumplir la ley se identicarán como tales y darán una clara advertencia de su intención de emplear armas de uego, con tiempo suciente para que se tome en cuenta, salvo que al dar esa advertencia se pusiera indebidamente en peligro a los uncionarios encargados de hacer cumplir la ley, se creara un riesgo de muerte o daños graves a otras personas, o resultara evidentemente inadecuada o inútil dadas las circunstancias del caso” (Art. 10). De lo dicho hasta aquí, y atendiendo a estos instrumentos internacionales, podemos extraer los siguientes principios undamentales para regular el uso de la uerza:
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• Principio de legalidad: que implica el sometimiento a la Constitución y a las leyes nacionales, así como a las normas contenidas en los instrumentos internacionales de protección de derechos humanos. • Principio de proporcionalidad: que exige que haya un equilibrio entre la gravedad de la situación que provoca la intervención policial y la intensidad o grado de la uerza usado para arontarla. • Principio de razonabilidad: que supone que la uerza no puede ser empleada de modo que resulte irracional o excesiva. • Principio de necesidad absoluta o de intervención mínima: que ordena que el uso de la uerza sea siempre excepcional, por lo que solamente deberá utilizarse cuando sea estrictamente necesario, es decir, por imperio de las circunstancias. Únicamente dos objeti vos pueden perseguir el uso de la uerza: prevenir un delito de inminente comisión o eectuar una detención de un delincuente legal. El uso de la uerza letal sólo puede ser admisible en deensa propia o amenaza inminente de muerte o lesiones que pongan en peligro la vida.
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De modo que la violencia debe ser una práctica excepcional. Pero, aun así, el uso de la uerza está reglado, limitado. Cuando las autoridades policiales o judiciales habilitan el uso de la uerza para gestionar las confictividades sociales, aquélla debe adecuarse a determinados estándares que la regulan. La policía no puede hacer lo que quiera o lo que reclama la gente en un momento de emoción violenta. El uso proesional de la violencia supone, entonces, ajustarla a determinados estándares jurídicos. Según Binder (2009), los principios estándares para protocolizar el uso de la uerza son los siguientes:
• Principio de la ultima ratio: En la gestión de los confictos debe existir una primacía de los instrumentos no violentos o con historia menos abusiva; la violencia tiene que ser el último recurso, siempre postergable si existen otras instancias, actores o canales de diálogo. • Principio de mínima intervención: En la gestión no deben utilizarse instrumentos violentos si el conficto no tiene ya algún componente violento que deba ser neutralizado o acotado. • Principio de respuesta integral: No existe ningún conficto que por sí sólo tenga una naturaleza que implique la intervención violenta del Estado, ya que la “gra vedad” no sólo se mide por los atributos de ese conficto sino por la ecacia de los métodos de respuesta. • Principio de economía de violencia estatal: La selección de un conficto como aquellos que reclaman una intervención violenta no debe ser rígida, ya que siempre se debe dejar la puerta abierta, en el caso concreto, para que otra orma de intervención de los confictos produzca el mismo eecto social con menor costo en términos de violencia.
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3.6.
Las detenciones por averiguación de identidad
Una de las prácticas habituales y discrecionales de la policía son las detenciones por averiguación de identidad, lo que antes se llamaba “Doble A”. Se trata de una práctica muy diundida. Sin embargo, tenemos que saber que debiera ser una practica excepcional. El hecho de que la policía patrulle el centro de la ciudad o los barrios no la habilita para que detenga discrecionalmente a las personas por averiguación de identidad por la simple “portación de rostro”. Para el ambito de la ciudad de Buenos Aires, las detenciones por averiguación de identidad ueron reguladas por la Ley Lázara, una reorma que se introdujo después de la muerte del joven Walter Bulacio en una comisaría de la ciudad de Buenos Aires, después de que eectivos de la Policía Federal lo detuvieron en la entrada de un recital de rock, por averiguación de antecedentes.
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Dice la nueva ley: “…uera de los casos establecidos por el Código de Procedimiento Penal, no podrá detenerse a las personas sin orden de juez competente. Sin embargo, si existen circunstancias que hagan presumir que alguien hubiese cometido o pudiese cometer un hecho delictivo o contravencional y no acreditase ehacientemente su identidad, podrá ser conducido a la dependencia policial que correspondiese, con noticia al juez con competencia en lo correccional en turno, y demorada el tiempo mínimo necesario para establecer su identidad, el que en ningún caso podrá exceder las 10 horas. Se le permitirá comunicarse en orma inmediata con un amiliar o persona de conanza a n de inormar su situación. Las personas demoradas para su identicación no podrán
ser alojadas junto ni en los lugares destinados a detenidos por delitos o contra venciones”. De modo que la policía solamente puede detener a las personas en dos casos concretos: para esclarecer delitos que ya se cometieron o para prevenir delitos que pudieran llegar a cometerse. Fuera de esos casos la policía no está habilitada para detener a nadie. Además, nótese que la ley ya no habla de averiguación de antecedentes sino de identidad. La nalidad que persigue el legislador cuando habilita a la policía a detener es solamente a los nes del establecimiento o la constatación de la identidad, nunca para conocer su eventual derrotero. La otra novedad es que la policía tiene que inormar inmediatamente de las actuaciones a la autoridad judicial.
Recordemos… ….no existe una norma que obligue a los ciudadanos a tener que llevar documentos las 24 hs. …todos tenemos derecho a circular y desplazarnos libremente por la ciudad y el país. La policía no puede molestarnos. Sólo podrá detenernos para conocer nuestra identidad en dos casos: para esclarecer delitos que ya se cometieron o para prevenir delitos que pudieran llegar a cometerse. Fuera de estos casos, la detención será arbitraria. En caso de que la policía nos detenga, hay que saber que: • La detención no podrá extenderse más de 10 horas. • Tenemos derechos a una llamada para comunicar nuestra situación a un amiliar. • No nos pueden alojar con presos imputados de delitos. • Nos tienen que inormar el objeto de la detención e inormar el juez interviniente. 109
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3.7.
Violaciones de los derechos humanos en el ámbito de la seguridad por parte de la Policía Federal
Las violaciones de derechos humanos pueden conundirse con las altas disciplinarias o los delitos. Si bien hay algunas altas y muchos delitos que pueden constituir al mismo tiempo una violación de derechos humanos, es necesario explicar las dierencias. • Faltas disciplinarias
Las altas disciplinarias son todas aquellas transgresiones a los deberes y obligaciones policiales. Las altas están reguladas por la Ley para el Personal de la Policía Federal Argentina (ley 21.965) y por la Reglamentación de la Ley para el Personal de la Policía Federal Argentina (decreto 1866/83). Según el orden de gravedad de la alta, las sanciones pueden ser:
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Apercibimiento (individual o colectivo): es una advertencia ormulada por el superior al subalterno (o los subalternos) de la comisión de una alta cuya naturaleza o magnitud no hace menester otra sanción mayor. Arresto: consiste en la permanencia del sancionado en su dependencia o en el lugar que se determine, por un período no mayor de 60 días. Cesantía: importa la baja del sancionado con pérdida del estado policial y los derechos que le son inherentes. Exoneración: implica la baja deniti va e irrevocable del sancionado y la pérdida de todos los derechos que la institución le brinda a sus miembros. El exonerado no puede pedir la reincorporación en ningún caso.
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Tanto la exoneración como la cesantía las dispone el tribunal disciplinario previa instrucción de sumario. Algunas altas graves pueden ser: la re velación a personas ajenas a la institución de inormes, órdenes o constancias secretas o reservadas; el pedido o aceptación de propinas, indemnizaciones o regalos en su condición de policía, para sí o sus allegados; interponer infuencias o utilizar procedimientos no reglamentarios para solicitar cambios de destino, ascensos, comisiones o servicios; dejar huir o posibilitar la huida de un detenido; la pérdida o sustracción de armamento bajo su custodia; el trato con personas conocidas por la policía como de mala reputación; la manipulación indebida de armas o el disparo injusticado o imprudente de aquéllas; ordenar a un subalterno un acto que transgreda el régimen disciplinario; la embriaguez, etcétera.
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• Delitos penales
El delito es una conducta que daña de manera grave la propiedad, las posesiones o la integridad de las personas de una comunidad e incluso de la nación entera. Los delitos se describen en el Código Penal. Son responsables de un delito la persona o personas que lo cometan y los autores intelectuales, es decir, la gente que lo planea. Se castiga con multa o la privación de la libertad. Le corresponde al ministerio público (los scales) la investigación de las conductas y a la autoridad judicial (los tribunales) decidir si hubo o no un delito, quién es la persona responsable y la sanción que corresponde. • Violaciones a los derechos humanos
En términos ormales, una violación a los derechos humanos sucede cuando el Estado, a través de sus agentes servidores públicos, vulnera, niega, restringe, condiciona o no garantiza los derechos humanos de las personas o colectivos protegidos por normas nacionales e internacionales. Asimismo, si el Estado no respeta y no garantiza los derechos humanos o, en su caso, si no sanciona a los responsables de un hecho ilícito, sea particular o agente estatal, se convierte en un Estado violador de derechos humanos atentando de manera grave contra las personas sujetas a su jurisdicción. 112
Existen diversos mecanismos para declarar responsable al Estado y sus autoridades por violaciones de derechos humanos o, en su caso, proteger o restituir a los individuos en el goce de sus derechos, a nivel nacional mediante la tramitación de una acción de amparo y a nivel internacional mediante diversos mecanismos regionales y universales protectores de los derechos humanos. Hay quienes arman que son los Estados los únicos que pueden violar estos derechos, aunque también otros señalan que las empresas multinacionales y los poderes privados –legales e ilegales- pueden incurrir en violaciones a derechos humanos.
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Recordemos… El Estado, a través de sus servidores públicos, puede negar, vulnerar o restringir los derechos humanos de las personas. Si un particular viola derechos humanos, el Estado puede ser responsable por su alta de diligencia para proteger eectivamente los derechos humanos. Los responsables de una violación de derechos humanos pueden ser: • Los que ordenan la acción (ORDENADORES) • Los que desarrollan la acción (EJECUTORES) • Los que la planearon o decidieron (AUTORES INTELECTUALES)
Los tipos de responsabilidad pueden ser: • Por OMISION: cuando los uncionarios dejan de cumplir su unción • Por ACCION: cuando los uncionarios participan en la violación de los derechos humanos
En caso de que la policía o alguna otra uerza pública hicieren uso abusivo de la violencia hay que denunciar el hecho a la Justicia o las secretarías de derechos humanos.
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3.8. Violaciones de los derechos humanos en el ámbito de la seguridad por parte de las otras uerzas de seguridad
Repasemos también el sistema disciplinario de las otras uerzas de seguridad toda vez que tanto la Gendarmería como la Preectura se encuentran actualmente cumpliendo unciones de policía en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
a. Sistema disciplinario de la Gendarmería Nacional Argentina (GNA) El régimen disciplinario de la GNA se rige transitoriamente por las disposiciones del Código de Disciplina de las Fuerzas Armadas (anexo IV de la Ley 26.394). Según el orden de la alta, las sanciones pueden ser:
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Apercibimiento: es la reprobación ormal y expresa que, por escrito, dirige el superior al subordinado, sobre su conducta o proceder, de la cual debe dejarse constancia en el legajo personal del causante. Arresto: conorme la gravedad de la alta, el arresto podrá ser simple o riguroso y consistirá en restricciones a la libertad del sancionado. Arresto simple: implicará la permanencia del causante por el tiempo que dure su arresto en domicilio particular o unidad que se indique. El sancionado participará en las actividades de la unidad que su jee determine, permaneciendo en los lugares señalados el resto del tiempo
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b. Sistema disciplinario de la Preectura Naval Argentina (PNA) Las altas disciplinarias de la PNA están reguladas por la Ley de la Preectura Na val Argentina (Ley 18.398) y por la Reglamentación de la Ley de la Preectura Naval Argentina (Decreto N° 6242/71). Según la gravedad de la alta, las sanciones pueden ser:
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Arresto riguroso: signicará el internamiento del causante en la unidad que se determine. El sancionado no participará de las actividades de la unidad durante el tiempo que dure el arresto, con relevo de mando y del servicio pertinente. Destitución: consiste en: 1) la pérdida denitiva del grado; 2) la baja; 3) la imposibilidad de readquirir estado de gendarme.
La destitución es dispuesta por el Consejo de Disciplina previa instrucción de la inormación disciplinaria. El personal que es sancionado tiene derecho a interponer un recurso rente a la sanción dispuesta. Algunas altas gravísimas pueden ser: insubordinación; deserción; desobediencia; abuso de autoridad; órdenes ilegales; abandono del servicio; abandono del destino; abuso del poder disciplinario; negocios incompatibles; acoso sexual del superior; la comisión de un delito, etc.
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Apercibimiento: es la advertencia ormulada por el superior al subalterno que cometa una alta que por su naturaleza y circunstancia no merezca sanción más severa. Arresto: consiste en la detención del sancionado en el organismo, dependencia o unidad, domicilio particular o lugar donde se ordene por el término de su duración Pérdida del uso del grado y del uniorme para el personal en situación de retiro: se aplica al personal en situación de retito Baja por cesantía o en calidad de cesantía: consiste en la separación del causante de la Preectura Naval; implica la pérdida del estado policial y de los derechos que le son inherentes; excepto el derecho al haber de retiro que le pudiera corresponder. Baja por exoneración o en calidad de exoneración: consiste en separar denitivamente al causante de la Preectura Naval Argentina; implica la pérdida del estado policial y de los derechos que le son inherentes; quedando inhabilitado para el ejercicio de todo cargo, empleo o unción en la administración pública. 115
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La cesantía y la exoneración las dispone el Preecto Nacional Naval previa instrucción de un sumario. El personal sancionado puede interponer un recurso rente a la sanción impuesta. Algunas altas graves pueden ser: aplicar castigos excediéndose en sus acultades disciplinarias; excederse en el ejercicio de su autoridad; inringir los reglamentos policiales; etc.
c. Sistema disciplinario de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) Por último, las altas disciplinarias de la PSA están reguladas por la Ley de Seguridad Aeroportuaria (Ley 26.102), el Régimen Proesional del Personal Policial de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (Decreto N° 836/08) y por el Reglamento de Investigaciones Administrativas del personal policial de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (Decreto N° 1329/09). Según la gravedad de la alta, las sanciones pueden ser:
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Apercibimiento: comprende el llamado de atención y la advertencia al personal policial que cometió una alta disciplinaria leve que aecte la disciplina, la imagen pública y/o prestigio de la institución o la ética y honestidad del personal policial. Apercibimiento grave: comprende el llamado de atención y la advertencia al personal policial que cometió una alta disciplinaria leve que aecte la operatividad en el servicio y/o los principios básicos de actuación policial.
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Suspensión de empleo por un máximo de 60 días: comprende la pri vación temporal del ejercicio de las unciones del personal policial que cometió en orma reiterada una alta disciplinaria leve, una alta disciplinaria grave o una alta disciplinaria muy grave.
La cesantía y la exoneración son dispuestas por el/la titular del Ministerio de Seguridad, previa instrucción de un sumario por parte de la Auditoria de Asuntos Internos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria. El personal sancionado puede interponer un recurso rente a la sanción impuesta.
Pérdida del uso del grado y del uni- Algunas altas disciplinarias muy graves orme para el personal en situación pueden ser: incumplir con el servicio ordide retiro: comprende la privación del nario o extraordinario, siempre que aecderecho de hacer uso del grado je- te gravemente la vida, bienes o salud de rárquico y del uniorme que posee el personas; haber sido condenado judicialpersonal policial de la Policía de Se- mente a pena privativa de la libertad, aun guridad Aeroportuaria en situación de ejecución condicional y/o habilitación para el ejercicio de la unción pública; code retiro que uera sancionado. meter actos u omisiones que impliquen de - Baja por cesantía: comprende la orma directa o indirecta cualquier modo separación deinitiva del personal de corrupción; acosar y/o discriminar por policial de la Policía de Seguridad razones de sexo, raza, ideología, religión, Aeroportuaria por razones discipli- condición étnica, económica, social o pernarias. Implica la inhabilitación para sonal a cualquier otro miembro de la insel reingreso del personal policial de titución; agredir ísicamente a un particula Policía de Seguridad Aeroportua- lar; cometer actos que impliquen la aecria sancionado, pero no importa la tación de la dignidad humana y/o violen pérdida del derecho a los haberes de los derechos humanos, etcétera . retiro que le correspondiere.
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Baja por exoneración: comprende la separación denitiva del personal policial de la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Implica la pérdida del empleo y los derechos inherentes al mismo. Asimismo, implica la inhabilitación para el reingreso a la Policía de Seguridad Aeroportuaria, y conlleva la pérdida del derecho al haber de retiro que correspondiere. Los cónyuges supérstites, convivientes y derechohabientes conservarán el derecho a percibir la pensión que les hubiera correspondido en caso de haber allecido el causante a la echa de la baja por exoneración.
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3.9.
Otros derechos de los policías
Los policías en tanto ciudadanos gozan de los mismos derechos humanos. La unción que realizan los policías no implica, por tanto, ninguna restricción en el goce de sus derechos. Considerando la situación de los policías en la Argentina, algunos de los derechos más importantes que cabe subrayar y recordar son: • Que se garantice la protección a su vida e integridad ísica: para ello es necesario que los agentes cuenten con el equipo necesario para preser var su integridad ísica y garantizar su seguridad en el cumplimiento de su servicio. Pero además la administración pública debe proporcionar al policía una capacitación constante y la organización necesaria. Tales ser vicios deben ser brindados en orma gratuita ya que se trata de condiciones indispensables para una adecuada ejecución de su labor.
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• Que se respete su dignidad: los poli- Los policías tienen los mismos derechos cías deben ser respetados por sus su- y las mismas obligaciones que cualquier periores y tratados con dignidad no servidor público. Su unción especial –gasólo por sus compañeros y personal rantizar la seguridad de los ciudadanosadministrativo sino también por el no puede implicar una reducción de los resto de la ciudadanía. Aun en el su- derechos reconocidos a todo empleado de puesto de haber cometido un delito o la administración pública. Algunos aspecuna alta, sus superiores jerárquicos tos importantes que conviene tener preno deben exhibirle, ni ridiculizarle, ni sentes son: someterle a tratos degradantes, humillantes u oensivos. • El límite a su deber de obediencia: un • Que se le brinde capacitación conspolicía debe y puede cumplir las órtante: en las sociedades contempodenes de la autoridad superior si éstas ráneas, con todos los confictos que no violan los derechos humanos. El existen y la complejidad de aquéllos, policía, entonces, no puede invocar la las autoridades administrativas deben “obediencia debida” para undamengarantizarle una capacitación adetar o legitimar su actuación cuando cuada para las unciones que puede la orden recibida es improcedente, llegar a asumir. Esa capacitación tiecontraria al ordenamiento jurídico y nen que ser constante, toda vez que los derechos humanos. El policía en los confictos y los delitos van muese caso no sólo puede sino que debe tando y se van volviendo cada vez incumplir la orden y el Estado debe más complejos. proteger al policía que lo haga. • Que sus derechos laborales sean respetados: como cualquier otro traba jador, el policía tiene derecho a una salario digno y a una carrera policial estable.
• Las sanciones legales: ningún policía puede ser sancionado administrativamente con un arresto superior a los 60 días. • No aplicación de sanciones colectivas: ningún policía puede ser sancionado administrativamente por pertenecer al mismo grupo de otro servidor que haya cometido una alta y no puede ser identicado. • Derecho a no ser discriminado: tanto las tareas de mayor interés como las menos atractivas deben asignarse de manera equitativa y razonable a todos los agentes en igualdad de condiciones. Distinto es el caso de aquellas unciones para las cuales se necesita una especial capacitación. En esa situación, el policía puede negarse a realizar tareas para las que no ue preparado. 119
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• Derecho de petición: todo servidor público tiene el derecho a presentar una queja, de manera verbal o escrita, por irregularidad ante sus superiores o ante autoridades distintas, quienes, en caso de haber recibido la queja, estarán obligados a responderla. • Derecho a la inormación: con el n de garantizar una mejor deensa de las imputaciones que se les hacen, los policías deben tener acceso a su expediente personal para consultar antecedentes, reportes y datos relacionados con el desempeño de sus unciones. 120
Recordemos… Otros derechos undamentales que tienen los uncionarios policiales -que conviene no perder de vista- son el derecho a la libertad de conciencia y religión, el derecho a la protección de la vida privada, y el derecho a la igualdad de trato entre hombres y mujeres.
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Ejercicio 5: Completar el cuadro sobre las obligaciones del Estado Consigna: como hemos visto, el Estado tienen obligaciones muy especícas cuando se trata de los derechos humanos. Complete en el siguiente cuadro: ¿Cuáles son las obligaciones de las autoridades y agentes de seguridad respecto de algunos derechos?
Derecho
¿Qué deben hacer los responsables de la seguridad para que este derecho sea respetado?
¿Qué no deben hacer los responsables de la seguridad para que este derecho sea respetado?
¿Cómo se viola más frecuentemente este derecho en nuestro barrio o en el centro de la ciudad o en un espectáculo deportivo o cultural custodiado por los responsables de la seguridad?
A la integridad de la persona
A la libertad personal
A una vida libre de violencia
A la vivienda / inviolabilidad del domicilio
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4
Tema
PREVENCION DEL DELITO Y LA VIOLENCIA
Objetivos
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Reconocer las distintas ormas de prevención. Reconocer la importancia de la participación de los ciudadanos en organizaciones de la sociedad civil. Reconocer la importancia de la participación de las organizaciones sociales en la prevención.
Disparadores •
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¿Qué signica prevenir? ¿Quién es el responsable de la prevención? ¿Qué nos hace sentir seguros o inseguros? ¿Qué tan seguros nos sentimos en el ambiente donde vivimos y donde trabajamos? Para sentirnos seguros, ¿conviene aislarse y encerrarse o relacionarse y participar de la vida comunitaria? ¿Cuándo hay que llamar al 911? ¿Prevenir es delatar? 123
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4.1.
Seguridad ciudadana y “Nueva prevención”: de la prevención policial a la prevención ciudadana
La violencia y el delito son enómenos sociales complejos que no pueden ser enrentados con una sola estrategia de política pública. Por eso, tradicionalmente dos han sido las nalidades de la política criminal: la persecución del delito y la prevención del delito y la violencia. Si la represión supone la intervención policial después (pos acto) de que el delito se ha producido, la prevención es la intervención antes (ex acto) de que el delito se produzca, para evitar que tenga lugar. En las últimas décadas, el acento se ha puesto otra vez en la prevención. Se sabe, como dice un rerán popular, que “mejor es prevenir que curar”, o sea que, antes que perseguir el delito, conviene prevenirlo. Una prevención que ya no se organiza exclusivamente a través de la agencia policial.
antes
Estamos asistiendo a una transormación de las políticas de seguridad, toda vez que la sociedad y otras agencias empiezan a ser convocadas para participar en el desarrollo de politicas de prevención. De allí que muchos autores hayan empezado a hablar de un “gran cambio de paradigma” para dar cuenta no sólo de la centralidad que tiene la prevención en la planicación general de las políticas de seguridad sino para reconocer el protagonismo de muchos otros actores, además de la policía, en esas tareas. Como vimos en el capítulo 3 de este manual, recordemos la responsabilidad principal que le cabe al Estado tanto en las tareas de persecución como de prevención del delito y la violencia.
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después
Como se puede observar, la prevención desarrollo de medidas concretas desno ha sido tampoco siempre la misma, es tinadas a prevenir delitos (por ejemdecir, no siempre se la pensó y organizó plo, organizando la policía comunal o del mismo modo. En las décadas del 80 de proximidad). (en países como Gran Bretaña o Canadá) y los 90 (en Italia y otras naciones, al- 2. La convocatoria a la participación gunas de América latina), la prevención ciudadana: los vecinos y organizaera una intervención que involucraba casi ciones sociales empiezan a ser reeexclusivamente a las agencias del sistema renciados como actores centrales de penal. Se trataba de una unción policial la nueva prevención (por ejemplo, centralizada por el Estado. Pero, a partir alentando la ormación de grupos de de entonces, se produce una serie de cam vecinos alertas o la creación de oros bios que tienen tres rasgos centrales: o mesas de seguridad). 1. La creciente delegación de unciones en materia de seguridad, antes centralizadas, en instituciones públicas locales: distintas agencias gubernamentales locales ajenas al sistema penal empiezan a participar activamente en la toma de decisiones y en el
3. La incorporación de empresas privadas en las estrategias de prevención del delito: la apelación a los ciudadanos para que, en tanto consumidores, apelen al mercado de modo de contribuir a producir seguridad (por ejemplo, contratando seguridad privada). 125
Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS HERRAMIENTA S para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
La “nueva prevención” introduce una serie de estrategias de intervención novedosas en el campo de la seguridad destinadas a producir seguridad, sea para evitar o disminuir el riesgo de ser víctima de delitos (inseguridad objetiva) o evitar o disminuir la sensación personal y colectiva de temor con respecto a ser víctima de un delito o una incivilidad (inseguridad subjetiva). En la nueva prevención no sólo se busca pre venir el delito o la violencia, sino también también evitar el temor al delito o la violencia. Pero debe señalarse también que la participación de la sociedad no siempre tendrá los mismos cauces, no siempre se estará buscando lo mismo con la implicancia de los ciudadanos. No es lo mismo que la comunidad sea interpelada en tanto sujeto de inormación que, por el contrario, sea reerenciada como sujeto de acción en la resolución de los confictos sociales. En el primer caso, los vecinos son meros apéndices de la policía: ésta necesita de la participación de la sociedad como uente privilegiada de inormación para que le indique cuáles son los colectivos de personas que producen miedo. Los vecinos saben dónde se reúne la “barrita” de jó venes cada tarde, dónde se vende droga, quién es extraño en el barrio, aquellos que molestan o que ellos consideran molestos. La participación está acotada a mapear los delitos, a “marcarle” a la policía cuáles son las personas o grupos de personas productores de hechos cotidianos que mo126
lestan u oenden a la comunidad. Ésta es una de las ideas uerza del paradigma de la “Tolerancia Cero” (ver recuadro). En el segundo caso, la ciudadanía, individualmente o de manera colectiva, a través de las organizaciones que integra, es convocada a participar en el diseño, planicación, instrumentación y control de las políticas de seguridad, mediante audiencias públicas, cuando se trata de políticas generales, o en su propia localidad a través de espacios públicos creados especialmente para contener su protagonismo (por ejemplo, las Mesas Barriales de Seguridad). En cualquiera de los casos, la prevención no está exenta de riesgos y dicultades que, dicho sea de paso, conviene tener muy presentes para no miticar la prevención. En eecto, en algunas circunstancias, la prevención -lejos de resolver o evitar confictos- puede contribuir a crearlos o, incluso, proundizarlo proundizarlos. s. Por eso, antes de describir los distintos modelos de prevención, conviene repasar los riesgos y las dicultades más comunes que se corren con la prevención:
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1. La estigmatización y segregación 3. La policialización de la seguridad: socioterritorial: las políticas de precuando en el diagnóstico de los pro vención pueden identicar al “otro” blemas los vecinos se desentienden como alguien amenazante, determidel pasado, de los contextos sociales nados espacios como peligrosos pel igrosos y, por con los que se miden determinados añadidura, generar estigmatización y actores sociales, de las causas de los segregación del otro. problemas que enrentan, y se concentran básicamente en el presente, 2. La demagogia punitiva: la ciudadanía en las consecuencias que determitiene el potencial de convertirse en nados eventos pueden producir, se una caja de resonancia y, por tanto, tiende a asociar la seguridad con la avorecer a los grupos de presión que presencia y vigilancia policial, y por reclaman mano dura o incremento de añadidura, a asimilar la inseguridad los castigos, sosteniendo la necesidad con la criminalidad callejera. En ese de respuestas represivas rente a los sentido, prevenir signica más policía problemas. No se trata de impedir que en las calles del barrio. La policía se la ciudadania se exprese en esos tertransorma en la respuesta a todos los minos, sino de asumir que el Estado problemas, la solución de rigor. debe elaborar respuestas democráticas que estén acordes con los estándares 4. La venganza social: muchas veces, internacionaless de derechos humanos internacionale la sensación de abandono por parte y no valerse de soluciones soluciones demagógidemagógidel Estado o la rustración de la pocas para liberarse de la responsabiliblación, aunadas a un permanente dad en la construccion de soluciones reclamo por solucionar (y solucionar complejas para problemas complejos. rápidamente) los problemas que enrentan algunos ciudadanos, pueden generar mecanismos comunitarios de justicia por mano propia como, por ejemplo, los linchamientos, escraches o juicios populares. Incluso, puede llegarse a la situación de que los vecinos armen sus propias uerzas para tomarse revancha (es el caso de la ormación de guardias paramilitares, como existen en algunas ciudades de América latina). latina). 127
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4.2.
La “Tolerancia “Tolerancia Cero”: vigilar a los “grupos peligrosos”
La prevención es tambien el ABC de la “Tolerancia Cero”. Pero la Tolerancia Cero se encuentra en el extremo opuesto de las políticas de seguridad ciudadana y democráticas que impulsa este gobierno. Por eso, antes de continuar, conviene repasar esta teoria, aunque sea muy brevemente, toda vez que muchos dirigentes politicos y periodistas periodistas se han hecho eco de ella ella y ha tenido repercusión en la ciudadania. Para los partidarios de la “ley y orden”, no sólo la sociedad debe actuar preventi vamente; también debe hacerlo el Estado. Con la prevención se ha rediseñado el rol de la policía. El papel de la policía se redene a partir de redenir su objeto de atención. La policía ya no estará para perseguir el delito sino para prevenirlo, toda vez que que su objeto de atención atención no serán los delincuentes cuanto los incivilizados, es decir, los potenciales delincuentes, aquellos que crean las condiciones para que el delito tenga lugar. Dice la criminóloga italiana Tamar Pitch: “Retrotraer la policía a sus antiguas tareas de control y deensa, de aseguramiento del orden a cualquier costo, desplazándola así de las unciones de investigación y arresto de delitos gra ves” (Pitch, 2009: 2009: 132) En todo caso, para los partidarios de la “Tolerancia Cero” luchar contra el delito implica prevenirlo, es decir, luchar contra los pequeños desórdenes de la vida cotidiana que van creando las condiciones, generando el ambiente, “las malas juntas” para que el delito tenga lugar; pequeños hechos alterados que van llevando a las personas a cometer delitos. Por eso, se especula que si se lucha paso a paso contra
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los pequeños desórdenes de la vida cotidiana se logrará desalentar las conductas desviadas, y con ello hacer retroceder el delito. Esta es la tesis conocida como de “ventanas rotas”, que uera esbozada por los criminólogos norteamericanos -asesores de Ronald Reagan- Wilson y Kelling, en el ensayo “Reparar las ventanas rotas: la restauración del orden y la disminución del delito en nuestras comunidades”. Según sostienen, los pequeños desórdenes cotidianos serían el comienzo de problemas muchos más serios de convivencia. La carrera hacia el delito proesional se inaugura con este tipo de actos de vandalismo. En la primera oja de cualquier prontuario nos encontraremos con esta clase de contravenciones. Se trata de hechos menores pero que, sin embargo, van perlando conductas desordenadas que, si no son desalentadas a tiempo, pueden generar situaciones de mayor gravedad. Como dicen Wilson y Kelling, “quien roba un huevo, roba una vaca”. Quien puede lo menos, puede lo más. De modo que la mejor orma de prevenir los delitos graves es persiguiendo aquellas pequeñas conductas que si bien no constituyen un delito sientan las bases morales y materiales para que éste se produzca. Dicho con las palabras de sus mentores: “Un barrio estable de amilias que se preocupan por sus hogares y por los hijos de los demás, que decididamente runcen el ceño ante intrusos indeseables, puede convertirse en pocos años, e incluso en pocos meses, en una selva inhóspita y aterradora. Una propiedad es abandona-
da, se deja crecer el pasto, una ventana estalla. Los adultos dejan de regañar a los chicos ruidosos; los chicos, envalentonados, se vuelven más ruidosos. Las amilias se mudan a otro barrio, mientras llegan personas solteras. Los adolescentes se reúnen en las puertas de las tiendas. Los comerciantes les piden que se corran pero ellos se niegan. Comienzan las peleas. La basura se acumula. La gente empieza a beber rente a las tiendas. En poco tiempo un borracho se desploma en la vereda y se le permite dormir allí. Los mendigos se acercan a los transeúntes” (Willson y Kelling, 1982: 70). Esta decadencia urbana genera un ambiente inseguro desde el momento que el temor lleva a que la gente se evite entre sí, debilitando los controles inormales. Por eso, advierten que “no controlar ciertas conductas lleva al colapso de los controles comunitarios” (Willson y Kelling, 1982: 70) Existe una relación de continuidad entre el mantenimiento del orden y la prevención del delito. Cuando una ventana rota no se repara enseguida se corre el riesgo de que se rompan otras ventanas. De ahí en más, estaremos a un paso del delito predatorio. En eecto, el ambiente decadente genera la sensación de que nada y a nadie le importa nada. Los “revoltosos” continuarán con sus echorías en una espiral que los conducirá directamente a practicar el delito. La degradación urbana, expresión de la alta de control social, de desidia institucional, induce a los protagonistas de aquellos actos vandálicos a ir subiendo la apuesta para concretar actos más nocivos.
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Como se puede advertir, los desórdenes aparecen casi siempre asociados con determinados grupos de pares. Colectivos de personas, cuyos estilos de vida contradicen y van deteriorando las pautas de con vivencia de la comunidad. En tal esquema puede enumerarse a mendigos, borrachos, drogadictos, adolescentes ruidosos, prostitutas, vagabundos, vendedores ambulantes, personas mentalmente perturbadas o desaliñadas, revoltosas, impredecibles y violentas. El objeto de la prevención serán esos colectivos de personas, reerenciados como productores de riesgo, que generan temor y crean un ambiente de inseguridad entre ciudadanos y consumidores. Ahora bien, a la policía de la “Tolerancia Cero” no le interesa saber nada sobre las poblaciones que identica como peligrosas. No es un saber-poder sino un poder a secas, un mero poder de contención. No está interesada en la causa de aquellas conductas, ni tampoco en las biograías de sus protagonistas. Ni la clase, ni la raza, ni el género, ni la nacionalidad son datos por tener en cuenta. Estos antecedentes sociales son excluidos de su consideración; sólo se tendrá como relevante evaluar el riesgo contingente que introducen con sus conductas en el entramado urbano. De esa manera, la prevención situacional rompe la conexión entre la criminalidad y la estructura social desigual. Si los controles disciplinarios del estado de bienestar eran una suerte de laboratorio, puesto que había que estudiar para reinsertar, los controles del estado de malestar, según el sociólogo inglés Zygmurt Bauman, son meros contenedores o vertederos (Bau130
man, 2005) donde se van arrojando los desechos sociales, depositando a los inser vibles o supernumerarios, a los marginales de la sociedad. Estos controles toman como punto de partida el riesgo, un riesgo que es normal pero que hay que contener. Un riesgo que sólo puede ser gestionado a través de la intervención oportuna sobre el ambiente, es decir, sobre los comportamientos exteriores de los grupos sociales considerados peligrosos. De allí que los controles se vuelvan preventivos, porque operan sobre las conductas, o mejor dicho, sobre las culturas o estilos de vida. Controles que imponen un orden sin norma, que se organiza a través de una uerza desprovista de toda ormalidad, es decir, a través de la discrecionalidad. Un orden que tan sólo está marcando un territorio, distribu yendo los cuerpos en el espacio público, evitando el congestionamiento de personas sospechosas en la calle. La atención se ha trasladado a los escenarios donde se mueven los eventuales oensores, donde tienen lugar las incivilidades. Ya no interesan las causas sino los escenarios inmediatos o próximos al delito. De allí que de lo que se trata es de controlar las oportunidades para cometer delitos. En la medida que esas oportunidades se reduzcan, lo mismo sucederá con los delitos. Como decía Giuliani, el ex alcalde de Nueva York, “hay que limpiar las calles”. Intervenir sobre el ambiente, esterilizar el territorio, bloquear el acceso a determinadas áreas por parte de determinados grupos.
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4.3.
En las últimas décadas, se han producido cuatro modelos de prevención: la prevención situacional; la prevención social; la prevención comunitaria, y la participación comunitaria. No hay que perder de vista que se trata de cuatro modelos teóricos. En la realidad, resulta muy diícil encontrarlos de esta manera, pero tienen muchos puntos de contacto unos con otros. Repasemos, entonces, los modelos preventivos por separado pero no perdiendo de vista que en la práctica no hay un punto donde termine, por ejemplo, la prevención social y empiece la prevención comunitaria o la prevención ambiental. Revisemos cuáles son los presupuestos teóricos y las criticas más comunes que se le han ormulado a cada uno de estos modelos.
4.3.1
Este modelo de intervención se propone modicar situaciones y/o ambientes en los que se pretende reducir el delito. Busca rediseñar la geograía urbana, modicando la arquitectura privada o rediseñando los espacios públicos para evitar que determinados hechos tengan lugar, es decir, para reducir lo más que se pueda las posibilidades de que los ciudadanos resulten víctimas de delitos (hurtos o robos) u otras confictividades (cobro de peajes, insultos, amenazas, vandalismos, etc.) que producen temor. Cuanto peor el diseño urbano, más altas son las tasas del delito. Con la táctica situacional se pretende diseñar lugares más seguros para las potenciales víctimas y más hostiles para los potenciales victimarios. El objetivo no es atrapar al eventual delincuente o inractor sino evitar o reducir los daños. De hecho, uno de los presupuestos teóricos de este modelo es que el delito es considerado normal, algo que, sobre todo en la gran ciudad, puede llegar a ocurrir, y de lo que se trata es de reducir las probabilidades. Se parte
Los modelos preventivos
Prevención situacional y ambiental
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del supuesto de que “la ocasión hace al ladrón”; por tanto, prevenir el delito signica disponer una serie de obstáculos en el ambiente que desalienten la conducta del potencial agresor. El otro supuesto teórico es que el posible oensor es un actor racional, alguien que sabe lo que hace, que se la pasa midiendo y comparando los riesgos que corre en unción de los benecios que puede obtener. Por tanto, la manera de desalentar el delito será disponiendo una serie de obstáculos que presenten dicultades de acceso o altas probabilidades de detectarlo. De esa manera, si el medio ambiente presenta dicultades, el potencial inractor, en tanto actor racional, se abstendrá de cometer el delito o materializar una conducta reerenciada como problemática por los vecinos. Entre las técnicas de prevención situacional que pueden adoptar las autoridades locales en el espacio público se pueden mencionar: 132
• el alumbrado público; • los circuitos cerrados de televisión o cámaras de vigilancia en los estacionamientos de autos, plazas o parques y zonas céntricas muy transitadas; • el vallado o cerramiento de espacios públicos; • el cierre de calles; • los reductores de velocidad (lomos de burro) para disminuir el tránsito y la velocidad de circulación vehicular.
Por su parte, los vecinos pueden poner en práctica otras estrategias de prevención situacional en el espacio público, entre ellas: • la contratación de seguridad privada; • la disposición de garitas de vigilancia privada en los barrios; • la vigilancia del vecindario (“vecinos alertas”) o la ormación de patrullas vecinales; • la restauración y embellecimiento de plazas, parques y paseos públicos;
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• la parquización de terrenos baldíos; • la estetización del barrio.
Las estrategias de prevención que pueden adoptar los vecinos en sus hogares son: • la disposición de luces con otocélulas sensibles al movimiento en las puertas de acceso y garajes; • el uso de cámara de video o monitoreo; • la utilización de rejas, puertas o vidrios blindados, reorzamiento de cerraduras, trabas de ventanas, electricación de cerca perimetral o le vantamiento de muros; • la utilización de sistema de alarmas (alarmas perimetrales, botones antipánico, etc.); • la instalación de porteros eléctricos; • la adquisición de armas de uego; • el aprendizaje de técnicas de autodeensa personal y/o la utilización de perros.
Como se puede observar, si bien muchas de estas estrategias pueden ser aportadas por el Estado, hay una uerte apelación al uso del mercado para poder implementarlas. El ciudadano, en tanto consumidor, puede comprar esos elementos securitarios o contratar tales servicios para que su transcurrir cotidiano sea más seguro. Las críticas más comunes que se han ormulado a este modelo es que está estrechamente vinculado con la prevención de delitos contra la propiedad y el control de conductas indeseables en los espacios públicos, pero desatiende otros que tienen lugar en el ámbito privado (violencia doméstica o contra mujeres o niños), y no se preocupa de los delitos organizados, ni de la criminalidad económica (evasión scal; contabilidad raudulenta; uga de capitales o delitos de guante blanco), o los perpetrados por la autoridad (corrupción política) o los que genera el tránsito. Como dice Victoria Rangugni, “este recorte y 133
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ocalización no sólo deja de lado hechos altamente lesivos, sino que contribuye a una denición sesgada del problema de la seguridad y reuerza la criminalización de la pobreza al consolidar como relevantes sólo los delitos de los más débiles” (Rangugni, 2010: 35) Por otro lado, este modelo se dirige a los síntomas de los delitos y no a las causas que pueden producirlo, priorizando criterios empresariales, como los de reducción de riesgos (que utilizan las compañías de seguros y siniestros) para hacer rente al delito contra la propiedad o la integridad ísica. Al mismo tiempo, cuando sólo busca reducir “aquí y ahora” el delito (en vez de solucionar los problemas de ondo), pierde de vista que la conducta delictual es móvil, que tiende a desplazarse de un lugar a otro. De modo que con la disposición de obstáculos lo único que se logra es trasladar el delito a otros barrios o zonas de la ciudad donde los impedimentos son menores. Además, puede promover una e 134
ciega en la tecnología, instigada undamentalmente por los intereses comerciales de la creciente industria de la inseguridad. Finalmente, otra crítica que se le ha ormulado a ese modelo es su carácter intrusivo y excluyente: una vigilancia excesiva y omnipresente transorma a los ciudadanos en soldados (ver recuadro: Los ciudadanos soldados) y convierte sus hogares en auténticas orticaciones militares. Además, contribuye a diundir una “mentalidad de ortaleza”, a “encerrarse”, a asociar la libertad con el autoconnamiento. Todo lo cual no sólo violenta libertades civiles sino que desalienta la participación comunitaria y el uso de los espacios públicos, que ya no serán identicados como lugares de encuentro sino tratados como meros ámbitos de circulación.
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Los ciudadanos soldados: ciudadanos enclaustrados, ciudadanos temerosos
antinucleares, hoy, para protegerse del enemigo interno, de los delincuentes, se recomienda contar con una habitación antipánico, y cuando el dinero no alcanza para ello, hacerse de buenos perros, electricar el perímetro, colocar alarmas y cámaras de vigilancia, contratar seguridad privada o ponerse de acuerdo entre los vecinos del barrio o de la cuadra para estar alertas rente a cualquier movimiento sospechoso.
Se sabe que la propiedad es privada, pero en los últimos años el hogar se ha convertido en una suerte de casamata o búnker. La casa es el mejor reugio en la ciudad. Todas las medidas que adopta el ciudadano-soldado que entra en pánico, lo llevan a convertir su casa en una ortaleza que lo resguarde del mundo exterior reeren Vale la pena recordar el relato del escriciado como un lugar peligroso. Cuando el tor Franz Kaka, "La madriguera", donde pánico cunde, el ciudadano se abroquela, el protagonista, un innominado animal se encierra y se distancia cada vez más de (puede ser un hombre o un topo), está los demás. obsesivamente preocupado por construir un hoyo, una guarida inexpugnable que, Como señala el urbanista y lósoo ran- poco a poco, terminará siendo una tramcés Paul Virilio (2006), de la misma mapa sin salida. Sin saberlo, el individuo ha nera que en la década del 40, en Europa, cavado su propia osa. Aquello que había los gobiernos recomendaban cavar una imaginado como una garantía de seguritrinchera en el jardín o el patio del ondad se convierte en la uente de sus peores do, y en las décadas del 60 y 70, durante pesadillas. la guerra ría, sugerían construir sótanos 135
Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
“Mi hogar es mi castillo. En ese castillo, uno puede tener su propia habitación, una habitación donde es posible estar totalmente en privado” (Christie, 2004: 47). Observemos en este ejemplo el uso de la palabra “privado”, uno de los etiches a voritos a la hora de pensar también en la seguridad. En eecto, la seguridad es pri vada. Pero ¿qué signica privado? ¿Qué sucede cuando la seguridad se vuelve privada? Privado viene del latín privare. “Privar –dice Christie- era el concepto romano para el destino de ser amputado, separado de la vida social, arrancado de todo lo importante, apartado”. Para Christie, entonces, el costo de la seguridad es el aislamiento social: los individuos comienzan a tomar distancia de sus vecinos y de los grupos sociales que los contienen, para pasar la mayor cantidad de tiempo encerrados en su habitación. Sin embargo, no se dan cuenta de que la seguridad inmediata que satisacen con esas conductas, crean las condiciones anímicas para perpetuar ese estado en el tiempo y en el espacio. Se vuelven más vulnerables y se sienten amenazados por todo. Nunca estarán satisechos con las medidas de seguridad adoptadas. Siempre habrá una nueva táctica aconsejada, una alarma más ecaz. Y las medidas que adopten las autoridades también serán siempre insucientes. Después de cercar el perímetro de la casa, se pretenderá cercar el barrio y luego la ciudad donde vive. El hombre habrá quedado atrapado en una espiral de inseguridad. Un círculo vicioso del que le resultará cada vez más diícil escapar toda vez que, con semejantes conductas, desautorizó las instancias colectivas y democráticas hasta recostarse sobre gobernantes autoritarios y demagógicos que hicieron de la inseguridad un problema policial. 136
Recordemos… La seguridad no es un bien privado que se resuelve según la capacidad de consumo de cada ciudadano. La seguridad, en tanto bien colectivo, constituye un servicio público.
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4.3.2.
Prevención social
La estrategia de prevención social parte de un enoque dierente. En primer término, el destinatario directo no es la víctima eventual sino los sectores vulnerables, es decir, aquellos que, por las particulares circunstancias en las que se encuentran, pueden verse arrastrados a protagonizar algún delito. La idea central subyacente de este modelo es que ciertos delitos (sobre todo, el deliro predatorio, callejero o de oportunidad) son consecuencia de determinadas condiciones socioeconómicas, culturales o vinculares. La desocupación y la precarización del empleo, el deterioro de las redes sociales o el resquebrajamiento del tejido comunitario, el desdibujamiento de los contratos sociales, la socialización deectuosa en la escuela y la amilia, todo ello crea condiciones para que determinados actores tengan más probabilidades de reerenciar al delito como estrategia de 137
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sobrevivencia y/o pertenencia o como la oportunidad de resolver problemas materiales o identitarios. Por eso, desalentar el delito supone no sólo mejorar las condiciones de trabajo digno en general, sino asistir a esta población en riesgo con programas de contención e inclusión social especialmente diseñados. De allí también que los destinatarios de estas políticas públicas no sean sólo los jóvenes en situación de vulnerabilidad, sino su entorno social, el tejido social. Hay que apoyar al entramado institucional en el que, al expresar sus problemas y sean contenidos, pueda contribuir a modelar otras trayectorias para estos actores en desventaja. A dierencia de la prevención situacionalambiental se opera sobre las causas, se trata de intervenir sobre las condiciones sociales con las que se miden determinados sectores o grupos. La prevención social trabaja con poblaciones ocalizadas reerenciadas como grupos de riesgo, actores vulnerables (por ejemplo, jóvenes pobres y desocupados, que no están yendo a la escuela y que tampoco tienen contención amiliar o rotan en dierentes grupos amiliares), a eectos de brindarles una protección especial que, revirtiendo las condiciones de riesgo y vulnerabilidad, obstruyan una eventual trayectoria criminal (“para que crezcan uera del delito”) o desalienten la comisión de nuevos delitos.
cular las políticas públicas en materia de seguridad con las que hacen al desarrollo social y educativo. Entre las técnicas sociales de prevención social se pueden nombrar: • • • • •
la capacitación laboral; la reinserción en el sistema educativo; la recreación e integración cultural; el apoyo psicológico-vincular; el otorgamiento de benecios que incentiven la reinserción escolar, la capacitación laboral y la integración cultural.
Una de las críticas más habituales que se le ormulan a este modelo surge de la tendencia a asociar el delito con la pobreza, postulando una relación mecánica de causa-eecto entre pobreza y delito y deduciendo que el delito es una consecuencia inevitable de la pobreza. Como dijimos (ver punto Inseguridad y delito común ¿pobreza o brecha social?), no es la pobreza sino la brecha social una de las causas del delito común en la Argentina.
Por otro lado, vinculada con lo anterior existe también una tendencia a la estigmatización de aquellos grupos reerenciados como de riesgo, a discriminarlos en aras de la prevención. Esto, con recuencia, lejos de resolver los problemas crea nuevos confictos entre los ciudadanos, Como se puede ver, se trata de revincular toda vez que alimenta la discriminación y la inseguridad ciudadana con la inseguri- el resentimiento, que encuadran entre los dad social. De allí la importancia de arti- impulsores primarios de la inseguridad.
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4.3.3.
Prevención comunitaria
El modelo de prevención comunitaria es una táctica orientada a actuar sobre las causas, sólo que esta vez no está dirigida a las víctimas eventuales ni a victimarios potenciales sino a la comunidad. La comunidad no sólo es reerenciada como objeto de intervención, sino además identicada como sujeto de acción, es decir que deja de ser un mero destinatario para ser un actor protagonista. Se parte del supuesto de que el delito y la violencia son consecuencia del racaso de la vida comunitaria y los procesos de socialización, del deterioro de los acuerdos comunitarios que norman la vida cotidiana. Fracaso que se verica en el anonimato, el individualismo, el desinterés por el otro, el aislamiento y la despreocupación por el espacio público, es decir, en la cultura del “no te metás”. El debilitamiento de los vínculos comunitarios constituye un actor que acilita la emergencia de la inseguridad (objetiva y subjetiva). Por eso, con el despliegue de estrategias de pre vención comunitaria se busca apuntalar el tejido social con vistas a reconstruir ormas de control social en el territorio por parte de quienes lo habitan.
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Para ello, como señala Cristian Varela, “la prevención comunitaria se ocaliza de manera más directa en situaciones especícas, así como en el trabajo con grupos determinados o con vecinos de un mismo ámbito” (Varela, 2010: 61). La prevención toma sentido haciendo oco en aspectos concretos y problemáticos de la vida comunitaria que contribuyen a la inseguridad. Entre las técnicas sociales de prevención comunitaria se pueden mencionar:
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• la vigilancia vecinal: la coordinación de los vecinos para vigilar el barrio (ver recuadro sobre Vecinos en alerta!) y desplegar otras tácticas situacionales de seguridad, como el intercambio de teléonos, la colocación de carteles de seguridad (“vecinos alertas” o “seguridad vecinal”), la eliminación de los signos identicatorios de propiedad deshabitada cuando los vecinos están ausentes por razones laborales o vacaciones (colocando residuos en los basureros, cortando el césped, retirando la correspondencia, olletería o diarios, encendiendo las luces exteriores o interiores, vigilando la casa, etc.); • las rondas vecinales o guardias urbanas de vecinos; • la mediación comunitaria (alternativa y extrajudicial) para la resolución de confictos que tienen lugar en el barrio; • la administración barrial de viviendas populares, sobre todo la regulación de los espacios públicos (placitas, juegos, estacionamientos) y aquellos espacios que están a mitad de camino entre lo público y lo privado (pasillos, escaleras, etc.); • la realización de actividades recreativas para los niños en los espacios públicos; • el apoyo comunitario a través del trabajo voluntario.
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Entre las críticas más recuentes que se le hacen a este modelo, una se basa en la concepción que se tiene de “comunidad”. La comunidad es el vecindario, es decir, una sumatoria de ciudadanos ejemplares que comparten la ubicación geográca y tienen los mismos intereses e identidades. Propone relaciones de solidaridad en unción de la anidad u homogeneidad social. Los vecinos se vinculan en tanto comparten el mismo estilo de vida y adhieren a los mismos valores. Una comunidad que se apoya y reproduce un “nosotros exclusivo”. Como dice otro investigador argentino, Máximo Sozzo: “Comparten la orma en que piensan y se visualizan a sí mismos; de tal manera que el dato denitorio de lo que constituye una comunidad se ubica en las cabezas del conjunto de personas, se expresa en términos simbó-
licos y se materializa en actitudes y comportamientos colectivos. De esta orma, se pierde de vista el infujo de instituciones que atraviesan las prácticas sociales de ese espacio urbano a lo largo del tiempo y que a su vez se encuentran imbricadas en relaciones políticas, económicas y sociales más amplias en las que se inscriben: el trabajo, la amilia, la religión, etc. No se comprende adecuadamente no sólo la dinámica interna de la vida comunitaria sino también la dinámica externa de la comunidad local con respecto al resto de los espacios sociales: la economía política de la comunidad” (Sozzo, 2000: 30) Por otro lado, la imaginación sobre la comunidad que proyecta la táctica comunitaria es errada en otros sentidos: “Piensa que ese grupo de personas radicadas es141
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pacialmente en determinadas ronteras, comparten una identidad, un sentido de pertenencia o sentido de comunidad, y por ello comparten una serie de valores o normas, lo que implica una tendencia a la armonía y la paz. No se toma en cuenta que las comunidades pueden ser también intolerantes y punitivas. Pero, sobre todo, se pierde de vista que los procesos de control social en la vida social no son uniormes y unívocos sino heterogéneos, plurales y confictivos. Por ende, en el marco de determinadas coordenadas de espacio y tiempo pueden coexistir complejamente diversos valores o normas armados por diversos sectores del grupo de personas que se encuentran allí ubicados. Comunidad no es sinónimo de consenso” (Sozzo, 2000: 31) Finalmente, para Varela, intentar “el reuerzo o la revalorización de esos lazos, en sociedades que ya no se rigen por hábitos comunitarios, parecería ser una apuesta con pocas chances de ganar. En todo caso, se argumenta que las estrategias comunitarias tendrían más posibilidades de producir eectos en aquellos lugares donde existe una vida comunitaria, con sus vínculos, su identidad y su sentido de pertenencia. Pero si son ciertas las hipótesis de la perspectiva comunitaria en seguridad, no son ésos los lugares donde la inseguridad presenta mayores problemas, ya que ellos cuentan con el reaseguro que signica la cohesión social de la vida comunitaria” (Varela, 2010: 63). 142
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¡Vecinos en alerta! Vigilar y delatar La inseguridad y el miedo al delito han ido progresivamente vaciando las calles y las veredas del barrio. La calle ya no es un espacio de encuentro sino de circulación. El mandato consiste en evitar al otro. La calle no se vive, se vigila. El sacricio de la libertad es el precio que hay que pagar para ganar seguridad. La calle es aquello que quedó detrás de la ventana. El otro es percibido a través de la mirilla de nuestra puerta, el parabrisas del coche o el tele visor. De hecho, miramos por la ventana como miramos el televisor. Y cuando miramos por la ventana somos mirados por la televisión, que nos asusta otra vez. Si la casa es nuestro búnker privado, un lugar protegido con perros, rejas y alarmas, el barrio es el lugar donde hay que mantenerse en guardia las veinticuatro horas. Cuando la calle se vuelve un espacio de circulación y las veredas se vacían, el “otro” se vuelve sospechoso y los vecinos deberán mantenerse alertas. Como rezan los cartelitos en los barrios de clase media: “vecinos en alerta”, “seguridad vecinal”. Los vecinos están controlando cada mo vimiento del barrio, atentos a las personas anónimas que, por el solo hecho de serlo, se tornan sospechosas.
Pero ¿qué signica “sospechoso”? ¿Alguien desconocido, “raro”? ¿Qué atributos debe tener un extraño para ser “raro”? ¿Ser joven, pobre, morocho, o las tres cosas? Reírse o andar cantando por la calle, ¿nos convierte en sujetos raros y sospechosos? Deambular sin rumbo por la ciudad, ¿es un acto peligroso? Lo miedos tienden a solaparse. La precarización del trabajo, la pérdida de un horizonte estable, la alta de certidumbre, susceptibilizan las relaciones sociales. Todos se sienten vulnerables. El miedo se vuelve ubicuo y surge la necesidad de ponerle un rostro a esa sensación diusa, de encontrar nuevos chivos expiatorios. ¿Y entonces? Miedo sobre miedo, pocos buscaron respuestas colectivas. Si los sectores más acomodados se mudaron a la burbuja de barrios cerrados, los que no estaban tan acomodados pero sentían que tenian mucho que perder, se encerraron en sus propios barrios, orticaron su vi vienda. Prolieraron las rejas, las cámaras de vigilancia, los vecinos en alerta para delatar a cualquier sospechoso. La mirada desconada desplazó al saludo amistoso. Los deliverys suplantaron al asado compartido o la cena en el club. Y hasta la comodidad del sillón de la tele y el asiento de la computadora. Se esumó la costumbre de sacar la silla a la vereda. 143
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Cada casa se tornó un punto separado del otro. El barrio se redujo a un gran dormitorio, pero con compartimentos aislados, sin relación entre sí. Se desataron los lazos y, lo que es peor, muchos perdieron la voluntad, la pasión y el gusto de establecerlos. En este contexto, el vigilantismo y la cultura de la delación se proponen como estrategias de seguridad preventiva. Estrategias que, en la medida que estigmatizan al otro, recrean permanentemente las condiciones de su inseguridad. Por ejemplo, la estigmatización lleva a hacer un uso abusivo del 911. Se llama a la policía cuando no hay razones para hacerlo; se la llama porque somos víctimas del miedo que crean nuestros propios prejuicios. Y esos prejuicios, sumados a la intervención abusiva de la policía, generan resentimiento de parte de aquellos que son estigmatizados y delatados como “sospechosos”. Todo esto, lejos de crear un clima seguro, instala y proundiza malentendidos entre los distintos actores (por ejemplo, entre vecinos del barrio o comerciantes y grupos de jóvenes), sentando las bases para que se produzcan confictos sociales.
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4.3.4.
Participación comunitaria
La participación comunitaria es el cuarto modelo de prevención. Una prevención que reclama también el protagonismo de la comunidad, pero ésta ahora será convocada a través de su entramado organizacional. Por eso se dierencia de la prevención comunitaria. Aquí, en la prevención participativo-comunitaria, la comunidad no es entendida como una sumatoria de ciudadanos sueltos que participan individualmente sino de ciudadanos organizados, individuos que se nuclean para pensar y debatir colectivamente e imaginar soluciones creativas a los problemas que se les presentan cotidianamente. De allí también que la comunidad no sea una entidad homogénea sino algo heterogéneo. En ella participan distintas organizaciones compuestas por distintas clases sociales, que pueden tener también dierentes concepciones del mundo, creencias e intereses. En segundo lugar, la comunidad es participada pero no sólo para evitar que sus miembros sean potenciales víctimas. Interviene no sólo sobre el delito sino además sobre los actores que pueden desembocar en conductas ilegales, violentas y confictos sociales de diverso tipo. Hay que aclarar que cuando el Estado propicia el protagonismo de la comunidad, cuando reclama la participación comunitaria, no busca –como en otras épocas“lavarse las manos”, pasarle “la pelota” al mercado, a los ciudadanos en tanto consumidores. El Estado no juega al “sálvese quien pueda”. La participación comunitaria no lo exime de responsabilidades. El Estado sigue siendo, como hemos dicho, el principal responsable. Sólo que esa responsabilidad es compartida con las instituciones sociales. Esto resulta un avance sustancial en las políticas públicas de se145
Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
guridad, porque el Estado no aparece di- los periodistas a través de encuestas, sino ciendo “el problema es mío”, sino, por el actores protagonistas de los distintos decontrario, “el problema es nuestro”. Mien- bates que tienen lugar y que los involutras la seguridad era un problema exclusi- cran directa o indirectamente. vo del Estado, los gobernantes hicieron de la seguridad una manera de deenderse de En materia de seguridad, con la participala sociedad. Ahora, cuando el Estado da ción comunitaria, el gobierno no sólo busparticipación a la comunidad organizada, ca acercarse a la población sino establecer lo hace reconociendo su responsabilidad, ámbitos de cooperación en la prevención pero omentando la construcción de una del delito. ciudadanía activa que necesita la democracia. Ahora bien, el protagonismo no se impro visa, no es algo que se decreta. Sobre todo Pero al hacerlo, involucrando activamen- en sociedades como las nuestras, donde, te a la comunidad en la resolución de los y durante mucho tiempo, la participación problemas que tiene, se busca construir ha sido pensada y organizada en términos una ciudadanía que esté a la altura de la republicanos. Recordemos: “El pueblo no democracia. Una ciudadanía activa que no delibera ni gobierna sino a través de sus se agote en votar cada dos o cuatro años, representantes”. De esta manera, la partisino que participa cotidianamente a través cipación está acotada al suragio electoral. de los dierentes ámbitos de organización Cada dos años las personas son convocaque integra. Los ciudadanos no son indi- das a votar y después se les pide que sigan viduos pasivos con opiniones que alguna los debates por TV. Los ciudadanos cree vez pueden ser levantadas o medidas por mos que el ejercicio del gobierno se limita 146
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a elegir a aquellos que van a representar nuestros problemas e intereses. Por el contrario, cuando la participación se organiza a través de la democracia, los ciudadanos tienen que comprometerse activamente y todos los días en la búsqueda de soluciones a sus problemas. En nuestra sociedad, circunscribir la participación al voto puede provocar un décit de representación que, lejos de resolver los problemas, puede agravarlos. Los ciudadanos tienen que comprometerse. En una democracia, el compromiso es una responsabilidad de los ciudadanos. Sin embargo, la responsabilidad no se traduce espontáneamente en acciones concretas: “No es una tarea lineal que se cumple a partir de una toma de decisión política. Entre la decisión y su materialización eectiva hay una distancia donde abundan los obstáculos. Algunos de ellos son propios de las estructuras del aparato estatal. Otros exceden al sistema público y se sitúan en el seno de la sociedad ci vil” (Arriola, 2010: 69). De parte del Estado, éste tendrá que generar ámbitos que creen condiciones para que la participación tenga lugar. Por ejemplo, mediante Mesas Barriales (ver capítulo 5). Sin embargo, si en estos ámbitos no participan todos los sectores de la sociedad o sólo lo hace un determinado sector, estaríamos repostulando a la comunidad como un espacio homogéneo, con todos los riesgos y problemas expresados al reerirnos a la prevención comunitaria. Y aquí es donde se presenta un punto por denir y que ha dado lugar a otra de las críticas que se le ormulan al modelo. En eecto, en una sociedad como la nuestra, en la cual la seguridad siempre estuvo asociada al Estado en general y a la poli147
Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
cía en particular, aquélla se plantea como un tema que tiende a estar ausente en las agendas de las organizaciones sociales. No era un aspecto abordado por las organizaciones sino un problema de incumbencia exclusiva del Estado, de modo que sólo a él le correspondía encontrarle solución eectiva. Pero en una democracia, cuando el Estado involucra a la sociedad organizada a debatir y denir las políticas de seguridad, entonces la comunidad tiene que comenzar a registrar esta problemática, no sólo para actuar en las eseras públicas que se generen a tal eecto (por ejemplo, los oros de seguridad), sino para tomar posición, rente a otras organizaciones sociales y agencias estatales (por ejemplo, la policía o la administración pública local, etc.), respecto de las políticas de seguridad ciudadana. Por eso el desaío es doble: además de crear ámbitos para la participación hay que sensibilizar a las organizaciones con el n de que éstas asuman como propio el problema de la seguridad y concurran a esos espacios para debatir el sentido de la seguridad. Ese debate tendrá como reerencia al estado de derecho y el respeto de los derechos humanos. Como señala Lucía Dammert, “la participación de la comunidad, si no es planicada, organizada e implementada con liderazgo y coordinación con los gobiernos locales, puede tener impactos negativos” (Dammert, 2005: 63). Hay que acompañar la discusión con charlas y talleres de capacitación, pero también coordinándola, evitando los malentendidos, que se estigmatice a determinados vecinos, que se vulneren derechos, etcétera. Pero de todo eso hablaremos en el último capítulo de este manual, dedicado a los oros de seguridad, una política de Estado de la actual gestión. 148
Recordemos… La participación comunitaria preventiva es el núcleo constituyente del modelo democrático de seguridad ciudadana. No se trata de una opción preventiva sino de una política pública central.
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Figura 6: Paradigmas de prevención
Actuarialismo privado
Actuarialismo social
Primacía del mercado
Primacía del Estado
Políticas privadas de seguridad Políticas públicas de seguridad La seguridad es un negocio
La seguridad es un servicio público
Los ciudadanos se convierten en policías
Los policías se convierten en ciudadanos
Los ciudadanos se enclaustran
Los ciudadanos se relacionan
Vecinos alertas
Vecinos solidarios
Autolimitación del uso y disfrute Uso ilimitado de los espacios de los espacios públicos por públicos por parte de todas las parte de la víctima potencial personas La calle es un espacio de circulación
La calle es un espacio de encuentro
La ciudad se fragmenta
La ciudad se abre 149
Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
Figura 7: Modelos de prevención ciudadana
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Rol del actor social
Tipo de medidas
Circunstancias o síntomas
Pasivo (el actor es un objeto)
Focalizadas
Social
Causas
Pasivo (el actor es un objeto)
Universales
Comunitario
Causas y circunstancias
Comunitarioparticipativo
Causas
Modelos preventivos
Opera sobre
Situacionalambiental
Poco activo (el actor es objeto y sujeto)
Muy activo (el actor es sujeto)
Focalizadas
Focalizadas
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Ejercicio 6: Complete el cuadro sobre los conictos sociales y urbanos en nuestro barrio
Consigna: En nuestro barrio o ciudad suelen producirse situaciones problemáticas que generan inseguridad. Complete el cuadro.
Confictos sociales urbanos
¿Por qué cree que se produ jeron?
¿Quiénes ¿Quiénes son los son las victima- víctimas? rios?
¿Qué debería hacer la policía desde el paradigma de la Tolerancia Cero?
¿Cuál de- ¿Cuáles bería ser son las el rol de estrategias la policía individuadesde el les que modelo de desarroseguridad llan los ciudadana vecinos y demo- para hacer crática? rente a esos confictos?
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Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
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5
Tema
LA PARTICIPACION COMUNITARIA COMO POLITICA DE ESTADO Objetivos
•
•
•
Caracterizar la relación entre la sociedad organizada y la policía Reconocer la importancia de la participación de los ciudadanos en las Mesas Barriales de Participación Comunitaria en Seguridad Reconocer la importancia de la solidaridad
Disparadores •
•
¿Cuál es el papel que tiene la ciudadanía en el diseño, planicación, control y evaluación de la seguridad ciudadana? ¿Puede la ciudadanía controlar a la policía? ¿Cómo?
153
Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
5.1.
Seguridad ciudadana y participación comunitaria
Más allá de que la seguridad es un deber del Estado, en una democracia los ciudadanos deben comprometerse y aquél debe crear las condiciones para su participación. La seguridad se completa entonces con el activismo social, necesita del protagonismo (compromiso) de los ciudadanos. Los ciudadanos, a través de las distintas instituciones de las que orman parte, pueden y deben participar activamente tanto en el diseño como en la implementación, el control y evaluación de las políticas de seguridad y de la policía. Hasta hace un tiempo, la seguridad -en tanto seguridad pública- era un tema de exclusiva competencia del Estado. Éste tenía el monopolio de la seguridad. Los ciudadanos eran simples espectadores. El Estado denía, diseñaba, implementaba y controlaba las políticas de seguridad, de espaldas a la sociedad, más allá de las necesidades y los dierentes puntos de vista de la comunidad. Cuando el Estado debia protegerse de la sociedad, entonces ésta o alguna de sus partes eran identicadas como sospechosas o problemáticas. La ciudadanía no sólo es el destinatario sino el objeto de impacto de aquéllas. La ciudadanía no es un sujeto de seguridad sino objeto de seguridad. Desde una perspectiva democrática, la seguridad no es un bien privado sino un bien público, algo que nos incumbe a todos. Por tanto, hay que implicar a la comunidad en la seguridad, pero para ello resulta primordial cambiar el modelo de seguridad. La seguridad es una obra de todos, se construye entre todos. “Todos” no son los ciudadanos sueltos sino los ciudadanos en cada una de las organizaciones de la sociedad civil de la que orman parte. La sociedad no es una sumatoria de indivi-
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dualidades, sino un entramado social. Los otras instituciones qué entienden por se vínculos sociales se tejen a través de la guridad. mediación de agrupamientos colectivos que nos identican y agregan nuestros in- Los ciudadanos no son espectadores ni tereses, nuestros problemas. Participamos meros consumidores: tienen que ser actoa partir de esas mediaciones sociales, con res, protagonistas de las políticas de segulas discusiones que se dieron en su inte- ridad democrática. Recordemos que la serior, según su punto de vista. Por eso no guridad es un bien colectivo y no un bien basta con que el Estado genere instancias privado que se resuelve según la capacide participación. Se necesita que cada una dad de consumo de cada jee de amilia. de las instituciones civiles (clubes, cooperadoras escolares, gremios, partidos polí- La participación no es algo que se improticos, movimientos sociales, centros cul- visa ni se decreta. Hay que construirla. Duturales, casas juveniles, bibliotecas, etc.) rante mucho tiempo la democracia estuvo evalúe también a la seguridad como un acotada al suragio electoral. La democratema primordial en sus respectivas agen- cia consistía en asistir a las elecciones y das. Que generen sus propios ámbitos de optar entre los dierentes candidatos. Desrefexión y discusión para luego ir a los pués había que regresar a nuestros hogaespacios públicos (por ejemplo, los oros res y seguir los debates por televisión. Si de seguridad) a refexionar y debatir con los ciudadanos estaban disconormes te155
Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
nían que esperar las próximas elecciones para maniestar su desacuerdo. Como dicen muchos que todavía desconían de la movilización social, el pueblo no delibera sino a través de sus representantes. Por el contrario, en una democracia participativa los representantes no están para sustituir a los representados sino para convocarlos y generar marcos que proundicen su participación. Pero esa participación no se logrará de un día para el otro. Deben procurarse canales y marcos para que aquélla pueda maniestarse. El Ministerio de Seguridad propone a la participación comunitaria preventiva como núcleo constituyente del modelo democrático de seguridad ciudadana. No se trata de una opción preventiva sino de una política pública central. Una política de Estado, que se concreta en la ormulación del “Plan Nacional de Participación Comunitaria”, prevé la ormación ciudadana en políticas de participación comunitaria en seguridad y la conormación e institucionalización de ámbitos de participación comunitaria en seguridad, entre otras líneas de acción. Uno de estos espacios son las Mesas Barriales de participación comunitaria. De ello nos ocuparemos en este capítulo.
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Recordemos… El Estado no tiene el mono polio de la seguridad. Los ciudadanos no son simples espectadores y destinatarios de las políticas de seguridad. La seguridad es una obra de todos se construye entre todos. Los ciudadanos tienen que ser protagonistas de las políticas de seguridad democrática.
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Figura 8: ¿Cómo participa la sociedad en el gobierno de la seguridad? Política centralista y autoritaria: los ciudadanos y los gobiernos no interactúan
Política pluriactoral: los ciudadanos y los gobiernos interactúan
Los ciudadanos son destinatarios y meros espectadores de las políticas de seguridad
Los ciudadanos son protagonistas de las políticas de seguridad
Las políticas de seguridad, una vez Las políticas de seguridad son diinstrumentadas, son estáticas: no námicas: se van adaptando ante los son retroalimentadas, ni evaluadas, cambios sociales y la interacción ni controladas por la ciudadanía entre los ciudadanos y los gobernantes. Las políticas de seguridad son evaluadas y controladas por los ciudadanos
5.2.
Las Mesas Barriales y Zonales de Participación Comunitaria en Seguridad
Con el objetivo de impulsar el desarrollo de un modelo de seguridad ciudadana y democrática, que implica desplegar acciones que incidan en la dimensión cultural de la sociedad -para lo cual la participación democrática constituye una de las estrategias centrales-, promover relaciones dinámicas entre las organizaciones de la comunidad y las autoridades estatales e impulsar la participación comunitaria, el ministerio ha creado recientemente en el ámbito de la jurisdicción de las comisarías de la Policía Federal Argentina en la ciudad de Buenos Aires las Mesas Barriales y Zonales de Participación Comunitaria. 157
Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
5.2.1.
¿Qué son las Mesas Barriales y Zonales?
Son espacios de encuentro, participación y trabajo de la comunidad barrial para la elaboración, diseño, implementación y control de las políticas de seguridad ciudadana de su jurisdicción. Como instituciones de la esera pública no estatal, su accionar actualiza la democracia participativa. A través de las mesas se busca generar nuevas y mejores condiciones para la participación de los ciudadanos.
5.2.2.
¿Quiénes las pueden integrar?
Las mesas estarán integradas por aquellas organizaciones o entidades comunitarias no gubernamentales, interesadas en la seguridad pública, que actúen en dicho ámbito territorial y que hayan participado en la capacitación inicial prevista por la Secretaría de Políticas de Prevención y Relaciones con la Comunidad del Ministerio de Seguridad. Se constituirá una Mesa Barrial por jurisdicción policial. Esta secretaría habilitó un registro para que las organizaciones y entidades de la comunidad no gubernamentales puedan participar.
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5.2.3.
¿Cuáles son las unciones y misiones de los Mesas Barriales?
Las Mesas Barriales tendrán como unciones en el ámbito territorial: • Eectuar diagnósticos participativos que permitan coneccionar mapas de prevención comunitaria de la violencia y el delito; • Participar en el diseño de los planes locales de seguridad; • Impulsar acciones de prevención de la violencia y de integración comunitaria en articulación con el Estado; • Cogestionar con organismos del Estado el mejoramiento del espacio urbano barrial; • Solicitar inormes del uncionamiento de las comisarías a sus titulares; • Diseñar y ejecutar estrategias de comunicación para inormar a los vecinos sobre el uncionamiento de la mesa, las acciones realizadas y todo otro tema que redunde en benecio de la seguridad pública e integración del barrio; • Invitar a autoridades, uncionarios públicos o eectores locales de las distintas agencias estatales con actuación en el ámbito territorial, para cuestiones y asuntos atinentes a la seguridad pública del ámbito vecinal.
5.2.4.
¿Cómo se organizan las Mesas Barriales?
Cada Mesa Barrial establecerá su organización, sus normas de uncionamiento y dictará su propio reglamento teniendo como marco los siguientes parámetros establecidos por el ministerio: • Los integrantes de la mesa cumplirán sus tareas de manera “ad honorem”. 159
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• Cada organización participa a través de un miembro titular y un miembro suplente elegidos a tal eecto; • Cada Mesa Barrial tendrá un órgano de coordinación colegiado conormado por tres integrantes que serán elegidos previa postulación, por simple mayoría de votos de los miembros presentes. La duración del mandato será de dos años, pudiendo ser reelectos. Los integrantes de dicho órgano ormarán parte de la Mesa Zonal que corresponda; • Serán atribuciones y deberes del órgano colegiado: convocar a los otros miembros a las reuniones; coordinar las reuniones; crear un archivo de notas recibidas y enviadas; registrar la asistencia a las reuniones; crear comisiones de trabajo; hacer observar el reglamento, y registrar cada reunión en un libro de actas; • La Mesa Barrial se reunirá como mínimo una vez por mes, en el lugar que sus miembros acuerden; • Las reuniones serán cerradas. Sólo podrán permanecer en las reuniones los miembros integrantes de la mesa y los invitados o convocados a tal eecto. Después de iniciada la reunión se podrá declarar pública cuando así lo dispongan los miembros integrantes; • En el tratamiento de los temas, se debe propiciar la toma de decisiones por consenso de todos los miembros presentes en la reunión. En caso de no ser posible, se someterá el tema a votación, en la que tendrán voz y voto los miembros titulares de las organizaciones y/o instituciones en la Mesa Barrial; • La Mesa Barrial convocará asambleas cada vez que lo considere necesario, estableciendo la obligatoriedad de realizar al menos cuatro por año. 160
Recordemos… Cuando la comunidad, a través de sus organizaciones, se involucra en la gestión de los confictos sociales, se crean mejores condiciones para producir un diálogo fuido entre la policía y la comunidad, un diálogo que tenga como marco el estado de derecho y el respeto de los derechos humanos. Un diálogo que no se limite a hacer un mapa del delito. La participación no se organiza en unción de la delación (para inormar a la policía sobre los grupos de personas que suscitan miedo entre los vecinos del barrio), sino con el n de dar participación a los vecinos en la resolución de los distintos confictos que puedan presentarse.
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5.2.5.
¿Cuáles son las unciones y misiones de los Mesas Zonales?
5.2.6.
¿Cómo se organizan las Mesas Zonales?
Las Mesas Zonales tendrán como unciones: • Articular el accionar de las Mesas Barriales de su jurisdicción; • Promover el trabajo en red de las dierentes organizaciones que integran las Mesas Barriales de su jurisdicción; • Favorecer el mutuo conocimiento de las dierentes realidades barriales, omentando procesos de integración; • Invitar a autoridades, uncionarios públicos o eectores locales de distintas agencias estatales con actuación en su ámbito territorial, como también a organizaciones no gubernamentales de carácter sectorial o cuyo ámbito de actuación se extienda a toda la jurisdicción, para tratar cuestiones y asuntos atinentes a la seguridad pública de la jurisdicción; • Evaluar el uncionamiento y las acti vidades del servicio de policía local.
Cada Mesa Zonal establecerá su organización y sus normas de uncionamiento y dictará su propio reglamento, teniendo como marco los siguientes parámetros establecidos por el Ministerio de Seguridad: • Los integrantes de la mesa cumplirán sus tareas de manera “ad honorem”.
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Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
• Cada Mesa Zonal tendrá un órgano de coordinación colegiado conormado por tres integrantes que serán elegidos previa postulación, por simple mayoría de votos de los miembros presentes. La duración del mandato será de dos años, pudiendo ser reelectos; • Serán atribuciones y deberes de los integrantes del órgano colegiado de coordinación: convocar a los miembros de la Mesa Zonal a todas las reuniones; coordinar las reuniones; crear un archivo de notas recibidas y enviadas; registrar la asistencia a las reuniones; crear comisiones de trabajo, hacer observar el reglamento, y registrar cada reunión en un libro de actas;
162
• La Mesa Zonal se reunirá como mínimo cada dos meses, en el lugar que sus miembros acuerden; • Las reuniones serán cerradas. Sólo podrán permanecer en las reuniones los miembros integrantes de la mesa y los invitados o convocados a tal eecto. Después de iniciada la reunión, se podrá declarar pública cuando así lo dispongan los miembros integrantes; • En el tratamiento de los temas, se debe propiciar la toma de decisiones por consenso de todos los miembros presentes en la reunión. En caso de no ser posible, se someterá el tema a votación, oportunidad en la que cada Mesa Barrial tendrá un voto en la Mesa Zonal.
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5.3.
¿Cómo participar?
Es muy importante que las organizaciones sociales perciban la signicación de esta problemática, pero también la de estas eseras públicas que pueden ser identicadas como un espacio para visualizar los distintos confictos sociales con los que se miden cotidianamente los vecinos del barrio. Pero además para buscar, con las otras organizaciones de la comunidad y las distintas agencias del Estado, una solución concreta a esas situaciones problemáticas. No son espacios para hacer catarsis e indignarse entre todos. De allí que es muy importante que cada organización -que evalúe como un ítem central a esas problemáticas- cree espacios propios en el seno de su organización aptos para compartir y debatir con sus pares las problemáticas que se debaten periódicamente en las mesas barriales y zonales. No se trata de mandar un delegado o vocero de la organización sino de participar activamente. La tarea de los vecinos que participan en representación de la organización no termina con cada reunión en la mesa barrial sino que continúa en el interior de su propia organización y dialogando con los vecinos que representan. Por eso es relevante que las organizaciones sociales acompañen las responsabilidades que asumió el vecino creando, por ejemplo, comisiones o áreas que garanticen la continuidad de la participación y el debate colectivo.
Recordemos… Que la comunidad organizada es uno de los actores claves para evaluar y controlar la gestión de las uerzas de seguridad y aportar desde allí al desarrollo ético y pro esional de aquéllas.
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Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
5.4.
¿Qué más podemos hacer?¿De qué otras maneras podemos participar?
• Registrando, documentando y denunciando casos de violaciones de derechos humanos ocurridas en el ámbito de la seguridad, por parte de las uerzas policiales; • Impulsando observatorios ciudadanos de las policías y la seguridad para tener un monitoreo constante y sistemático; • Discutiendo en nuestro entorno cotidiano inmediato sobre la necesidad de transitar hacia un modelo de seguridad ciudadano y democrático, de gestión de confictividades y respetuoso de los derechos humanos;
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• Participando en las discusiones públicas sobre temas de seguridad para insistir que los derechos humanos no se contraponen a ésta y socializar la perspectiva de la seguridad ciudadana y democrática; • Protestando, en ejercicio de nuestros derechos, cuando la actuación de la policía o los representantes de la Justicia incumplan sus obligaciones o desarrollen acciones para las cuales no estaban acultados; • Compartiendo experiencias y aprendiendo de los esuerzos del otro; • Inormándonos antes de sacar conclusiones. No hay que sacar conclusiones apresuradas; • Demandando rendición de cuentas a la autoridad; • Organizándose con otros ciudadanos para participar de todas estas maneras.
Recordemos… Que el Estado y la comunidad organizada son quienes deben contribuir a mejorar la situación de los grupos vulnerables y de alto riesgo en materia de violencia y delito. Es necesario promover espacios de integración comunitaria para enrentar y disminuir las confictividades sociales.
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Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS HERRAMIENTA S para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
Ejercicio 7: Complete el cuadro sobre el rol de las mesas de participación comunitaria
Consigna:: Retome los confictos señalados en el ejercicio 6 y complete el siguiente cuadro. Consigna
Confictos sociales urbanos
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¿Qué podrían hacer ¿Qué podrían hacer ¿Qué otras agenlos vecinos orgalos vecinos orgacias del Estado nizados desde las nizados desde las pueden implicarse Mesas Barriales? Mesas Zonales? en la busqueda de soluciones?
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REPASO FINAL / CONCLUSIONES Seguridad: La seguridad no es un n en sí mismo sino un instrumento para alcanzar la plena vigencia de todos los derechos humanos de que deben gozar los ciudadanos. Se centra en el respeto de esos derechos y propicia que las personas participen en su implementación en orma activa, plural y crítica. Derechos humanos: Los derechos humanos son todo lo que necesitamos las personas y grupos para vivir dignamente. Tales derechos, inherentes a la persona humana, son, además inalienables, uni versales, dinámicos e interdepend interdependientes, ientes, integrables, progresivos y obligatorios. El Estado debe respetar y proteger los derechos humanos. No puede violarlos y, en su resguardo, tiene que generar medidas progresivas y no regresivas. Seguridad ciudadana: Una política pública centrada en la seguridad colectiva apunta a crear condiciones para la con vivencia pacíca de los los ciudadanos ciudadanos entre sí; el objetivo no es el “mantenimiento del orden público” sino la “protección integral de los derechos humanos”. Seguridad, una responsabilidad indelegable del Estado: Garantizar la seguridad de los ciudadanos es una de las unciones principales del Estado. Si la seguridad es un servicio público, entonces los gobiernos están obligados a extenderla a toda la ciudadanía, en especial a aquellos que se encuentran en una situación de desventaja. 167
Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS HERRAMIENTA S para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
Despoliciamiento de la seguridad: la inseDespoliciamiento guridad no es un tema que atañe exclusi vamente a la policía, un problema que se resuelve apelando a la policía o haciendo más cárceles, sino resolviendo los problemas sociales pendientes, encarándolos con políticas públicas universales que garanticen la renta ciudadana, un trabajo estable y digno, mejores mejores condiciones condiciones para la educación, etcétera. Ello no signica que el Estado no pueda ni tenga que apelar a la policía en determinados casos. Pero sólo podrá hacerlo cuando no existan otros canales de diálogo y nunca perdiendo de vista que la respuesta punitiva no puede ser la única y denitiva.
Seguridad democrática: sabemos que democracia signica “gobierno del pueblo”. Para que entre todos decidamos cómo queremos vivir, los ciudadanos tienen que comprometerse, participar activamente en la discusión pública de los distintos asuntos y problemas. La democracia necesita un diálogo fuido y permanente entre representantes y representados. Hablamos de seguridad democrática porque entre todos debemos debatir y decidir qué entendemos por seguridad, cuáles son las estrategias para hacer rente a la inseguridad. La seguridad, entonces, involucra a la dirigencia política pero también es una responsabilidad de todos los ciudadanos que deben tomar parte en el diseño, planicación, instrumentación, control y evaluación de las políticas de seguridad. 168
Delito común: el delito común no es la respuesta a una necesidad insatisecha. Los contrastes sociales abruptos, el deterioro de consensos y controles sociales y la conormación de mercados ilegales son otros actores que crean condicione condicioness para que el delito tenga lugar. Multiagencialidad: los confictos sociales tienen múltiples causas que reclaman también múltiples respuestas de parte del Estado. Una de esas agencias es la policía. Pero hay otras, como, por ejemplo, los ministerios de Desarrollo, de Salud, Educación, Justicia, la Secretaría de Cultura, la AFIP o el Banco Central, con los que se debe coordinar el desarrollo de distintas estrategias tendientes a prevenir la violencia y otras confictividades confictividades sociales, entre ellas, el delito. Multiactoralidad: los confictos sociales no son patrimonio del Estado. La seguridad, siendo una responsabilidad indelega-
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La policía y los derechos humanos: la policía está para gestionar las conficti vidades sociales que puedan menoscabar el ejercicio eectivo de los derechos ciudadanos. Los derechos humanos limitan y acotan el ejercicio de las acultades que han sido coneridas a las autoridades para gestionar las confictividades sociales y la seguridad ciudadana. Desde el modelo de seguridad ciudadana y democrática se propone otro rol para la policía: la protección de los derechos humanos.
ble del Estado, es una problemática que incumbe también a la sociedad. En una democracia, la resolución de los problemas se completa con el activismo social. De allí que para enrentar las confictividades sociales se necesita interpelar a la comunidad que es, en última instancia, la que se enrenta diariamente con los confictos sociales en su territorio. Una comunidad que no será interpelada como una entidad homogénea sino como un espacio heterogéneo. La sociedad será participada a través de su entramado organizacional. Los dierentes actores sociales de la comunidad, que agregan los intereses de los ciudadanos –representantes de sus problemas-, serán convocados a participar en las eseras públicas que el Estado vaya creando (por ejemplo, las Mesas Barriales y Zonales) para debatir y compartir la búsqueda de soluciones creativas con vistas a resolver las confictividades sociales.
Uso de la uerza: en los estados de derecho el uso de la uerza por parte de la policía o la gendarmería se encuentra ajustado a determinadas ormas: es una uerza reglada y controlada, una violencia que debe adecuarse a determinados estándares jurídicos. El uso de la violencia por parte de la policía esta regulada y tiene límites legales concretos. No puede quedar, por tanto, al margen de la legalidad. La policía y las maniestaciones públicas: la policía no puede portar armas de uego en una maniestación pública. No está para vigilar a los maniestantes sino para protegerlos. La policía no puede estar vestida de civil ni hacer inteligencia sobre la sociedad, ni sobre los maniestantes ni sus organizaciones. Violaciones de derechos humanos: si un particular viola derechos humanos, el Estado puede ser responsable, por su alta de diligencia para proteger aquéllos eectivamente. En caso de que la policía o alguna otra uerza pública hicieren uso abusivo de la violencia hay que denunciar el hecho a la Justicia o a las secretarias de de169
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rechos humanos que se han creado en las distintas eseras estatales.
terio de Seguridad propone la participación comunitaria preventiva como núcleo constituyente del modelo democrático de seguridad ciudadana. No se trata de una opción preventiva sino de una política pública central. Si la comunidad, a través de sus organizaciones, se involucra en la gestión de los confictos sociales, crea me jores condiciones para producir un diálogo fuido entre la policía y la comunidad, un diálogo que tenga como marco el estado de derecho y el respeto de los derechos humanos. Un diálogo que va mucho más allá de la realización de un mapa del delito, que no se produzca en unción de la detección y delación de los grupos de personas que suscitan miedo entre los vecinos del barrio. Un diálogo que también acerque a los vecinos, que permita un debate entre las dierentes generaciones, que no contribuya a generar malentendidos capaces de inducir estigmatización, resentimiento y, por añadidura, plantear condiciones para que los vecinos tengan más miedo y se sientan más inseguros. Un dialogo, en denitiva, que involucre a todas las partes implicadas en los confictos sociales.
La prevención y la participación comunitaria: el Estado no tiene el monopolio de la seguridad. Los ciudadanos no son simples espectadores, meros destinatarios de las políticas de seguridad. La seguridad es una obra de todos, se construye entre todos. Los ciudadanos tienen que ser pro- Las Mesas Barriales: las mesas son espatagonistas de las políticas de seguridad cios de encuentro, participación y trabajo democrática. Recordemos que la seguri- de la comunidad barrial para la elaboradad es un bien colectivo y no un bien pri- ción, diseño, implementación y control de vado que se resuelve según la capacidad las políticas de seguridad ciudadana de su de consumo de cada ciudadano. El Minis- jurisdicción. 170
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OTROS MATERIALES ÚTILES PARA SEGUIR APRENDIENDO Y DEBATIENDO
• “Sociedad, Estado y seguridad”, Secretaría de Seguridad Interior – Cuadernos de Seguridad, Colección Manuales y Protocolos, N°1; Bs. As., 2010. • “Comunidad y seguridad”, Secretaría de Seguridad Interior – Cuadernos de Seguridad, Colección Manuales y Protocolos, N°3; Bs. As., 2010. • “La seguridad ciudadana”, Secretaría de Seguridad Interior – Cuadernos de Seguridad, Colección Manuales y Protocolos, N°5; Bs. As., 2010. • “El derecho a tener derechos. Manual de derechos humanos para organizaciones sociales”, Universidad Nacional de La Plata – Colectivo de Investigación y Acción Jurídica, La Plata, 2008. • “Manual de primeros auxilios legales: una guía para conocer sus derechos y ejercerlos en la vida cotidiana”; Ministerio de Educación, Aguilar, Taurus, Alaguara, Bs. As., 2007.
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DIRECCIONES ÚTILES
Organismos públicos
Deensoría del pueblo de la Nación: Suipacha 365 (C1008AAG), CABA Teléono: a810-333-3762 Consultas: www.deensor.gov.ar
Secretaría de Derechos Humanos, Ministerio de justicia y Deechos Humanos de la Nación, Centro de Recepción de denuncias y Orientación Ciudadana. Horario de Atención: Lunes a Viernes de 10 a 16 hs. 25 de Mayo 544 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Teléono: 011-5167-6500 Correo electrónico:
[email protected]
INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenoobia y el Racismo): Línea gratuita de consultas y asesoramiento: 0800-999-2345. Las 24hs., todos los días del año (
[email protected]) (las 24 horas todos los días del año)
[email protected]. http://inadi.gob.ar Moreno 750 1er. piso – C.P.: C1091AAP – Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Mesa de entradas: 011-4340-9431/32. Conmutador: 011-4340-9400.
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación Tucuman 1353, Teléonos 4374-5611/2/3
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Violencia Familiar: Programa “Las víctimas contra las violencias: contra el abuso y la violencia amiliar.” Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación Teléono: 137 (en CABA) unciona los 365 días del año, las 24 hs.) San Martín 323 (1004) 4 piso CABA
Brigada Niñ@s: Contra la explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes. Programa “Las víctimas contra las violencias: contra el abuso y la violencia amiliar.” Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Tel. 0800-222-1717 (unciona los 365 días del año, las 24 hs.)
Violencia contra la mujer: Centro de atención a víctimas de la violencia sexual y Brigada móvil de intervención en urgencias con víctimas de delitos sexuales
del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación Pasaje Ángel Peluo 3981, Barrio Almagro, CABA. Teléonos. 4958-4291 – 4981-6882 – 4958-3982 (unciona los 365 días del año, las 24 hs.)
Ministerio de Seguridad Secretaría de Políticas de Prevención y Relaciones con la Comunidad
Seguridad Vial: www.seguridadvial.gov.ar Organismos de
Asociación Miguel Bru
derechos humanos
Calle 46 # 897 O. "5 C" Tel: +54-2214272404 - La Plata Calle Andres Ferreira 3555 Tel: +54-1149121123 - Parque Patricios BS.AS. http://www.ambru.org.ar
Abuelas de Plaza de Mayo Virrey Cevallos 592 PB (1077) Ciudad Autónoma de Buenos Aires - República Argentina Tel.: (54-11) 4381-0642 / 0800-666-8631 Página web: www.abuelas.org.ar Correo electrónico:
[email protected]
Asamblea Permanente por los Derechos Humanos Sede Central: Av. Callao 569, 3º cuerpo, 1º Piso (1022) Ciudad Autónoma de Buenos Aires - República Argentina Tel.: 4373-0397 Página web: http://www.apdh-argentina. org.ar/ Correo electrónico:
[email protected] Delegación La Plata (0221) 482-4872//483-7860. Página web: www.apdhlaplata.org.ar Delegación Misiones Página web: www.misiones.org.ar/apdh
Asociación Madres de Plaza de Mayo Hipólito Yrigoyen 1442 (1089) Ciudad Autónoma de Buenos Aires - República Argentina Tel.: (54-11) 4383-0377 Página web: www.madres.org Correo electrónico:
[email protected]
Colectivo de Investigación y Acción Jurídica (CIAJ), La Plata www.ciaj.com.ar
Comité Argentino de Seguimiento y Aplicación de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño (CASACIDN) Libertad 1282, 1 Piso (1012) Ciudad Autónoma de Buenos Aires - República Argentina Tel.: (54-11)4815-9524 Página web: www.casacidn.org.ar Correo electrónico:
[email protected]
Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) http://www.correpi.lahaine.org
Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) Piedras 547 (1070) Ciudad Autónoma de Buenos Aires - República Argentina Tel.: 4334-4200 Página web: www.cels.org.ar Correo Electrónico:
[email protected]
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Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
Familiares de Detenidos-Desaparecidos por Razones Políticas Riobamba 34 (1025) Ciudad Autónoma de Buenos Aires - República Argentina Tel.: (54-11) 4953-5646 Página web: www.desaparecidos.org/amiliares Correo electrónico: aderap@bertel.com.ar
H.I.J.O.S. Riobamba 34 Tel.: 4953-5646. E-mail:
[email protected] Página Web: www.hijos-capital.org.ar
Liga Argentina por los Derechos del Hombre Corrientes 1785 2° C Tel.: (54-11) 4371-3939 Página Web: www.liga.org.ar
Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora Piedras 153, 1° Piso (1070) Ciudad Autónoma de Buenos Aires República Argentina Tel.: (54-11) 4343-1926 Página web: www.madresundadoras.org. ar/index.shtml Correo electrónico: madres
[email protected]
Madres del Dolor (011) 4953-3412 4953-3482 E-mail:
[email protected] http://www.madresdeldolor.org.ar
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Memoria Abierta Corrientes 2560, 2º E (1046) Ciudad Autónoma de Buenos Aires - República Argentina Página web: www.memoriaabierta.org.ar Correo electrónico:
[email protected]
Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH) Moreno 1785, 1° piso (1093) Ciudad Autónoma de Buenos Aires - República Argentina Tel.: 4382-5957 Página web: www.medh.org.ar/ Correo electrónico:
[email protected]
Servicio Paz y Justicia (SERPAJ) Piedras 730 (1070) Ciudad Autónoma de Buenos Aires - República Argentina Tel.: 4361-5745 Página web: http://www.serpaj.org/ Correo electrónico:
[email protected] Organismos especializados
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Reugiados (ACNUR) Cerrito 836, Piso 10 (1010) Ciudad Autónoma de Buenos Aires - República Argentina Tel.: (54-11) 4815-7870/3172/4357 Fax: (54-11) 4815-4352 Página web: www.acnur.org Correo electrónico:
[email protected]
Ministerio de Seguridad Secretaría de Políticas de Prevención y Relaciones con la Comunidad
Amnistía Internacional Argentina Uruguay 775, 4°B C1015ABO Ciudad Autónoma de Buenos Aires Teléonos: (+54 11) 4372.3141 / 4372.3404 / 4372.3643 Fax: (+54 11) 4372.1736 Pagina web: http://www.amnesty.org.ar/ Correo electrónico:
[email protected]
Centro de Inormación de las Naciones Unidas para Argentina y Uruguay (CINU) Junín 1940, 1º Piso (1113) Ciudad Autónoma de Buenos Aires - República Argentina Tel.: (54-11) 4803-7671/7672/0738 Fax: (54-11) 4804-7545 Página web: www.unic.org.ar Correo electrónico:
[email protected] Horarios de atención de la biblioteca: lunes, miércoles y viernes de 9:30 a 13:30 hs. / martes y jueves de 9:30 a 16:30 hs. Correo electrónico:
[email protected]
Comité Contra la Tortura Dirección postal: Secretariado, Comité contra la Tortura, Ocina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos. Ocina de las Naciones Unidas en Ginebra 8-14 Avenue de la Paix 1211, Ginebra 10, Suiza Tel.: (41 22) 917 9316 Fax: (41 22) 917 9022 (particularmente para los casos urgentes) Página web: http://www.ohchr.org/spanish/bodies/cat/index.htm Correo electrónico:
[email protected]
Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas Dirección postal: Equipo de Peticiones, Ocina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Ocina de las Naciones Unidas en Ginebra, 1211 Ginebra 10, Suiza Fax: (41 22) 917 9022 (particularmente para los casos urgentes) Sitio web: http://www.ohchr.org/spanish/bodies/hrc/ index.htm Correo electrónico:
[email protected]
Fondo de Contribuciones Voluntarias de las Naciones Unidas para las Víctimas de la Tortura Dirección Postal: Secretariado, Ocina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Fondo de Contribuciones Voluntarias, 8-14 Avenue de la Paix 1211, CH1211 Ginebra 10, Suiza Tel.: (41 22) 917 9315 Fax: (41 22) 917 9017 Sitio web: http://www.ohchr.org/spanish/ about/unds/torture/index1.htm#i Correo electrónico: unv
[email protected]
Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación IIPE/UNESCO Agüero 2071 (1425) Ciudad Autónoma de Buenos Aires - República Argentina Tel.: 4806-9366 Fax: 4806-9458 Página web: www.iipe-buenosaires.org.ar Correo electrónico: in
[email protected] 175
Seguridad y Derechos Humanos: HERRAMIENTAS para la REFLEXION sobre la SEGURIDAD CIUDADANA y DEMOCRATICA
ONUSIDA - Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/SIDA Ofcina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Dirección postal: Equipo de Peticiones, Ocina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Ocina de las Naciones Unidas en Ginebra, 1211 Ginebra 10, Suiza Fax: (41-22) 917-9022 (particularmente para los casos urgentes) Página web: http://www.ohchr.org/spanish/contact Correo electrónico:
[email protected]
Organización Internacional del Trabajo (OIT) Av. Córdoba 950, Pisos 13 y 14 (1054) Ciudad Autónoma de Buenos Aires - República Argentina Tel.: 4393-7076 (líneas rotativas) Fax: 4393-7062 E-mail:
[email protected] Página web: www.oit.org/public/spanish/region/ampro/buenosaires/index.htm Horario de atención de la Biblioteca: miércoles y jueves de 10 a 13 y de 14 a 18 hs. / viernes de 10 a 13 hs Correo electrónico:
[email protected]
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Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay Marcelo T. de Alvear 684, Piso 8 (1395) Ciudad Autónoma de Buenos Aires - República Argentina Tel.: 4314-2376 Fax: 4313-1880 Página web: www.onusida.org.ar / www.unaids.org Correo electrónico:
[email protected]
OPS/OMS - Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud Marcelo T. de Alvear 684, Piso 4 (1395) Ciudad Autónoma de Buenos Aires - República Argentina Tel.: 4312-5301/04 Fax: 4311-9151 Página web: www.ops.org.ar Correo electrónico:
[email protected] / in
[email protected]
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) Esmeralda 130, Piso 11, 12 y 13 (1035) Ciudad Autónoma de Buenos Aires - República Argentina Tel.: 4320-8700 / 4393-0008 Fax: 4320-8754 Página web: http://www.undp.org.ar/pnud Correo electrónico:
[email protected]
Ministerio de Seguridad Secretaría de Políticas de Prevención y Relaciones con la Comunidad
Poder Ciudadano Relator Especial de las Naciones Unidas sobre Tortura Dirección postal: Relator Especial sobre Tortura, Ocina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Ocina de las Naciones Unidas en Ginebra 8-14 Avenue de la Paix 1211 Ginebra 10, Suiza Página web: http://www.ohchr.org/english/issues/torture/rapporteur/index.htm Correo Electrónico:
[email protected]
UNESCO - Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura Ocina en Uruguay Avda. Brasil 2697, Piso 4º (11300) Montevideo - República Oriental del Uruguay Tel.: (5982) 707-2023 Fax: (5982) 707-2140 Página web: www.unesco.org / www.unesco.org.uy Correo electrónico:
[email protected]
UNICEF - Fondo de las Naciones Unidas para la Inancia Junín 1940 - PB (1113) Ciudad Buenos Aires - República Argentina Tel.: 4800-0123 Fax: 4800-0111 Página web: www.unice.org/argentina Correo electrónico: buenosaires@unice.org
Piedras 547 - (C.P. C1070AAK) - Buenos Aires - Argentina - Tel/Fax: (+54 11) 4331-4925 – E-mail:
[email protected] www.poderciudadano.org
Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP) Dirección: Talcahuano 256 / primer piso / Ciudad Autonoma de Buenos Aires / CP 1013/ Argentina / Mail:
[email protected] Tel/ Fax: [+] 54 (11) 4372-4970/0570 www.inecip.org
Instituto Latinoamericano de Seguridad y Democracia (ILSED) Talcahuano 256 Piso 1 (C1013AAF) Te: +(54)115-9839539 interno 184 Ciudad de Buenos Aires, Argentina E-mail:
[email protected] www.ilsed.org
Programa “El derecho a tener derechos” Facultad de Periodismo y Comunicación Social, UNLP y CIAJ E-mail: derechoatenerderechos.laplata@ gmail.com http://www.derechosatenerderechos. blogspot.com
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“El enemigo en el derecho penal”, Ediar, Bs. As., 2006. Zaaroni, Eugenio Raúl: