Alumnas: María Fernanda Espejo, Laura Cecilia Gómez.
“Confesiones”, San Agustín.
Una vez entrada
la edad media y teniendo en cuenta las pretensiones pretensiones eclesiásticas
características de aquella época, surgió en Europa un movimiento llamado Patrística, el cual estuvo encaminado a catapultar o defender las doctrinas y pensamientos cristianos. Uno de los principales patrísticos fue el africano Agustín de Hipona más conocido como San Agustín. San Agustín como uno de los principales padres de la iglesia, incursiono no solo en la religión y en la filosofía, además de esto junto a las dos anteriores en la literatura logrando escribir grandes obras que por su magnitud inspiraron el curso del cristianismo en la edad media e incluso en la actualidad llegando a ser un importante objeto de estudio para la filosofía. Una de sus principales obras literarias literar ias fue “confesiones”, libro en el cual plasmo gran parte de su pensamiento claramente cristiano, al mismo tiempo en el que exponía una leve descripción de los objetivos de este, resaltando la labor de Dios como fuente de inspiración y principal receptor junto con los hombres. Inmediatamente después de este preámbulo, empieza a desarrollar ciertas temáticas de relevante importancia tales como el hombre, sus cualidad y el porqué de estas, tocando además el tema de Dios como creador y ser eterno, y finalmente al tiempo y su origen. Respecto al tema del hombre, resalta su composición dualista de alma y cuerpo, siendo la primera importante en mayor proporción y la única capacitada para el encuentro con Dios y por consiguiente la encargada de llevar al verdadero conocimiento de cierto modo ayudada por el cuerpo, quien permite la experimentación y entrada de información al hombre. A su vez, rescata la existencia del espíritu poseedor de la memoria, la cual posee las imágenes de la realidad y fue otorgada por Dios, entre otras cosas para registrar cuatro pasiones: la alegría, el deseo, el temor y la tristeza. Dichas pasiones junto con los sentidos y la ciencia le permiten al hombre caer en la tención y así es como encontramos que este se deja maravillar por los colores, por los olores y por las sensaciones más que por Dios, así como también la ciencia nos remite a un conocimiento parcial y no totalmente seguro de las cosas, haciéndose necesaria la utilización de los “sentidos” del alma, quienes ayudaran a la percepción percepción del conocimiento real puesto que guían su atención a Dios. Seguidamente habla sobre Dios como creador y ser eterno, el cual con su palabra y sobre todo voluntad creó el universo entero. Por lo cual los hombres para comprender el principio deben abrirse a la intuición de la eternidad siempre inmóvil. Eternidad en donde todo es presente a la
vez, siempre estable, no tiene porvenir, ni pasado, y determina ambos. Entonces, Dios crea y mantiene el universo y es aquel por lo que todos los tiempos existen, precediendo al tiempo con su eternidad presente, es decir, el hoy de dios es la eternidad, ni mañana, ni ayer. Finalmente propone una idea del tiempo en donde no cabe la existencia tanto del futuro como el pasado, quedando estos rezagados a el tiempo presente: presente de la memoria(pasado), presente de la visión(presente actual) y presente de expectación(futuro), siendo estos encontrados en el espíritu donde además se encuentran las operaciones relacionadas con la espera, la atención y el recuerdo. El objeto de la espera pasa por encima y se coloca ante la atención, se transforma en recuerdo y se comporta como un ciclo, donde la espera del futuro está en el espíritu, el presente es un punto fugitivo, y el pasado es lo que queda en el espíritu. Podemos concluir, que San Agustín como la mayoría de filósofos encuentra en otros su fuente de inspiración, siendo en este caso la filosofía platónica. Sin embargo es de resaltar su esfuerzo por lograr llegar a la verdad, una verdad que a su parecer está en definitiva determinado por la cristiandad propia de aquella época y que a pesar de ser claramente religiosa, es tan imponente que logra desatar ciertas dudas sobre la veracidad de las cosas que creemos como reales, haciéndose mayormente notorio en la concepción del tiempo sin pasado ni futuro, sino regido por el presente. San Agustín logra por medio de su pensamiento plasmado en confesiones, un relativo avance respecto a la filosofía de la época y sobre todo, logra explicar prácticamente todos los fenómenos que en el momento aquejaban a la sociedad, convirtiéndose así en un verdadero precursor de la filosofía y la ya conocida oscura edad media.