Mosca blanca (Bemis ia tabaci):
Con el nombre vulgar de ¨moscas blancas¨ se conocen a un grupo de insectos muy pequeños; pertenecientes al orden Homoptera, familia Aleyrodidae, que se caracterizan por infestar las hojas de las plantas, usualmente sobre el envés de las mismas; en los estados inmaduros tiene forma de escamas cuyos adultos tienen el cuerpo recubierto de una fina capa de polvo blanco de aspecto harinoso (aleyron = harina), producido por unas glándulas ventrales, dos pares de alas. Bemisia tabaci , conocida
también como mosca blanca del algodonero o de la batata, tiene su origen en las regiones del centro del oriente asiático. Recientemente, un biotipo nuevo (biotipo nuevo para algunos taxónomos o especie nueva para otros) se ha extendido, en corto plazo de tiempo, por diversas regiones europeas y americanas, originando grandes pérdidas en los cultivos afectados. Este biotipo, tan agresivo, parece originario de Sudamérica y añade a la gravedad de los daños directos, el peligro de ser vector de un gran número de virosis, entre las que se encuentran algunas que afectan al tomate. Se trata de una especie polífaga que parasita más de 300 especies de plantas, pertenecientes a más de 63 familias botánicas, incluyendo ornamentales, malas hierbas y cultivos hortícolas. Pero este biotipo B se ha encontrado asociado a más de 600 especies de plantas distintas, extendiéndose por las regiones tropicales y subtropicales; así como en los invernaderos o cultivos protegidos de regiones templadas. BIOLOGIA
Todas las especies de Aleirodidos, o moscas blancas, son fitófagas, con mucha frecuencia de plantas cultivadas. Ciclo biológico
Es un insecto hemimetábolo (metamorfosis incompleta) que tiene las siguientes etapas de desarrollo durante su ciclo de vida: huevo, cuatro instares ninfales y adulto. Estos estados de desarrollo se observan en el envés de las hojas. La duración del ciclo total de huevo a emergencia de adultos es de 24 a 28 días.
Descripción de los estados de desarrollo Huevo: El huevo de mosca blanca se fija al envés de la hoja por medio de un pedicelo. El huevo es liso, alargado, la parte superior termina en punta y la parte inferior es
redondeada. En promedio un huevo mide 0.23 mm de longitud y 0.1 mm de anchura. Los huevos son inicialmente blancos (1), luego toman un color amarillo (2) y finalmente se tornan café oscuro cuando están próximos a eclosión (3). La mosca blanca pone los huevos en forma individual o en grupos (4).
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Primer instar: La ninfa recién emerge del huevo se mueve para localizar el sitio de alimentación; es el único estado inmaduro que hace este movimiento y se le conoce como “crawler” o gateador. De allí en adelante la ninfa es sésil. Tiene forma oval con la parte
distal ligeramente más angosta. Es translúcida y con algunas manchas amarillas. Es muy pequeña (0.27 mm de longitud y 0.15 mm de anchura). La duración promedio del primer instar es de tres días.
Segundo ínstar: La ninfa de segundo instar es translúcida, de forma oval con bordes ondulados. Mide 0.38 mm de longitud y 0.23 mm de anchura. Las ninfas de primer y segundo instar se ven con mayor facilidad si se usa una lupa de 10 aumentos. La duración promedio del segundo instar es de tres días.
Tercer ínstar: La ninfa de tercer ínstar es oval, aplanada y translúcida, semejante a la de segundo ínstar. El tamaño aumenta al doble del primer ínstar (0.54 mm de longitud y 0.33 mm de anchura). Se observa con facilidad sobre el envés de la hoja sin necesidad de lupa. La duración promedio del tercer ínstar es de tres días.
Cuarto ínstar (pupa): La ninfa recién formada de cuarto ínstar es oval, plana y casi transparente. A medida que avanza su desarrollo se torna opaca y en ese momento se le da el nombre de pupa. Presenta hilos de cera largos y erectos que le son característicos (1). De perfil luce elevada con respecto a la superficie de la hoja (2). En las pupas más desarrolladas próximas a la emergencia de adultos, los ojos se observan con facilidad. La pupa mide 0.73 mm de longitud y 0.45 mm de anchura. La duración promedio del cuarto ínstar es de ocho días.
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Adulto: Recién emerge de la pupa, el adulto mide aproximadamente 1 mm de longitud. El cuerpo es de color amarillo limón; las alas son transparentes, angostas en la parte anterior, se ensanchan hacia atrás y están cubiertas por un polvillo blanco. Los ojos son de color rojo oscuro. Las hembras son de mayor tamaño que los machos, viven entre 5 y 28 días. Se alimentan y ovipositan en el envés de hojas jóvenes, las cuáles seleccionan por atracción de color. Los adultos copulan apenas emergen, pero puede haber un período de preoviposición de un día. Una hembra pone entre 80 y 300 huevos. La Bemisia tabaci se puede reproducir partenogenéticamente dando lugar a progenies constituidas exclusivamente por machos.
Hábitos del adulto: La mayoría de los adultos emergen en el día y se mueven poco en la noche. Su actividad aumenta en las primeras horas de la mañana y se mantiene durante el resto del día. Inicialmente los vuelos son muy cortos; a partir de los nueve días de vida su desplazamiento es mayor (hasta dos metros por día). Aunque este insecto es mal volador, las corrientes de aire lo dispersan fácilmente de un cultivo a otro. Otro factor que facilita la dispersión de la mosca blanca entre cultivos y regiones, es el transporte de plantas infestadas de un sitio a otro.
Daño directo: B. tabaci ataca cerca de 250 especies de plantas diferentes. Entre los principales hospederos están habichuela y fríjol (Phaseolus vulgaris), tomate (Lycopersicum esculentum), pepino (Cucumis sativus), pimentón (Capsicum annum), zapallo (Cucurbita maxima), berenjena (Solanum melongena), papa (Solanum tuberosum) y algodón (Gossypium hirsutum). Los adultos y las ninfas de B. tabaci causan daños directos cuando se alimentan chupando la savia del floema, lo cual reduce el vigor de la planta, la calidad del producto y disminuye la producción.
Gota de secreción azucarada Follaje cubierto con secreción azucarada
Daño indirecto: La mosca blanca también causa daños indirectos por la excreción de una sustancia azucarada que recubre las hojas y sirve de sustrato para el crecimiento de un hongo de color negro conocido como “fumagina”. Al cubrir la parte superior de la hoja, el
hongo causante de la fumagina interfiere con el proceso de fotosíntesis lo cual también afecta el rendimiento del cultivo. Cuando la infestación es muy alta, la fumagina puede cubrir las vainas afectando así la calidad del producto. Esto aumenta las pérdidas para el agricultor.
Detección y monitoreo:
Se deben colocar trampas de color amarillo, durante todo el ciclo, para detectar la presencia de la o las plagas presentes, e incluso cuando se retire el cultivo. El periodo de exposición de las trampas para el monitoreo será de 24 horas. Para el monitoreo de adultos las trampas deben ser cilíndricas con superficie de 30 x 15 cm, y deben de estar cuadriculadas a metro cuadrado. El número de metros a cuantificar, dependerá de la población del insecto, en ocasiones es posible cuantificar toda la trampa y esto ocurre cuando su incidencia es baja, sin embargo, cuando es alta, se recomienda cuantificar ya sea 3 o 6 metros cuadrados, pero siempre se definirá el dato por metro cuadrado/día. El dato que se capture, siempre debe ser uniforme con la finalidad de poder comparar la población y detectar la disminución o incrementos. Cuando el cultivo está protegido, para disminuir la población, es necesario cubrir con trampas la mayor superficie, lo anterior indica que las trampas se deben de colocar a lo largo y ancho del invernadero. Hay que recordar que a menor altura mayor captura. Las trampas se deben de colocar a una altura de 15 cm sobre el nivel del suelo. Al detectar los primeros adultos, se recomienda realizar la captura masiva, colocando en el invernadero plásticos de color amarillo impregnados con pegamento. Reforzar con una mayor cantidad de“trampas”, las áreas donde las capturas son
más abundantes, sobre todo en la entrada del invernadero.
Al detectar las primeras plantas con síntomas de “virus” se deben de destruir,
introduciéndolo en bolsas de plástico bien cerradas. Además de la captura en trampas, se debe de muestrear la población de adultos de mosca blanca en planta. Revisar cuidadosamente 10 hojas superiores por surco y cuantificar el total de adultos. Se recomienda que los muestreos se realicen de preferencia dos veces por semana. Para cuantificar la incidencia de ninfas de mosquita blanca se requiere: Dividir la planta en cinco estratos y colectar 10 hojas o foliolos por surco entre el segundo y el cuarto estrato de la planta y de preferencia de los primeros 4 pares de foliolos de la parte basal de la hoja. Introducir el material en bolsas de papel previamente etiquetadas y llevarlo a un lugar adecuado para su revisión. Revisar cuidadosamente el material colectado con la ayuda de una lupa de 10x, y cuantificar la población de ninfas.
Control biológico Parasitoides: Amitus fuscipennis
Este endoparasitoide ataca ninfas de primer ínstar. Esuna avispita de color negro muy pequeña (0.77mm de longitud) presente desde 1100 hasta 2700msnm. La ninfa de mosca
blanca parasitada por Amitus inicialmente tiene apariencia lechosa y se torna gris oscura cuando el parasitoide va a emerger. Es uno de los enemigos naturales más importantes de Mosca Blanca
Encarsia nig ricephalla
Es un endoparasitoide que ataca ninfas de segundo ínstar. Es una avispita de cabeza negra y cuerpo amarillo muy pequeña (0.6 mm de longitud), que se encuentra desde 750 hasta 1500 msnm. Cuando el parasitoide va a emerger, la ninfa de mosca blanca parasitada por Encarsia se torna amarilla con un punto negro en el extremo de la pupa.
E r e t m o c e r u s c al i f o r n i c u s
Este endoparasitoide ataca ninfas de segundo y tercer ínstar. Es una avispita amarilla muy pequeña (1 mm de longitud) que se desarrolla desde 750 hasta 1500 msnm. Las ninfas de mosca blanca parasitadas por Eretmocerus se tornan amarillas y adquieren un aspecto abultado cuando el parasitoide va a emerger.
Depredadores Delphastus pusillus
Larvas y adultos de éste coccinélido consumen inmaduros de mosca blanca. Las larvas (1) inicialmente son blancas y luego se tornas amarillas. El adulto (2) es un cucarroncito negro muy pequeño (1.65 mm de longitud) que vive desde 100 hasta 1900 msnm. Otros coccinélidos que pueden atacar a la mosca blanca son Cycloneda sanguinea, Hippodamia convergens, Coleomegilla maculata y Harmonia axyridis.
Chrysopa
La larva (1) de éste neuróptero consume inmaduros y adultos de mosca blanca; es gris o café, tiene aspecto de cocodrilo y presenta mandíbulas a manera de pinzas. El adulto (2) es pequeño (12 - 20 mm de longitud), verde, con alas transparentes y antenas largas. Este predador está ampliamente distribuído.
Orius insidiosus
Ninfas y adultos de éste chinche consumen huevos y ninfas de mosca blanca. Las ninfas (1) son pequeñas (2-3 mm de longitud), sin alas, de color amarillo-naranja o café. Tienen forma de lágrima y son muy móviles. El adulto (2) es aplanado y ovalado, muy pequeño (3 mm de longitud), negro, con manchas blancas en las alas. Este depredador también está ampliamente distribuído en distintas regiones.
Hongos entomopatógenos Lecanicillium lecanii
El hongo que ataca con mayor frecuencia a la mosca blanca es Lecanicillium (Verticillium) lecanii. Ataca adultos y ninfas y se presenta de preferencia a partir de los 1200 msnm. Los insectos afectados por L. lecanii se ven cubiertos de micelio blanco algodonoso. Otros hongos registrados son: Paecilomyces fumosoroseus,Beauveria bassiana, Aschersonia aleyrodis y Fusarium sp.
Control químico
El control químico es todavía el método más utilizado para el manejo de mosca blanca pero no se está usando correctamente. Por ejemplo, se usan insecticidas a los cuales el insecto se ha vuelto resistente. Los estudios del CIAT indican que este insecto es resistente a los organofosforados metamidofos (Tamaron, Monitor), malathion (Malathion), mmonocrotofos (Azodrin) y dimetoato (Roxion, Sistemin), a algunos carbamatos como carbofuran (Furadan) y carbosulfan (Elthra) y a piretroides como cipermetrina (Cymbush) y cialotrina (Karate). Uso racional de insecticidas eficientes
Para un uso racional de los insecticidas se consideran dos aspectos muy importantes:
• Tratar la semilla con un insecticida sistémico con el fin de proteger el cultivo durante los
primeros 25 días. • Hacer las aplicaciones foliares con base en el nivel de población de ninfas de primer
ínstar de la mosca blanca que justifica control químico (umbral de acción1) y así reducir el número de aplicaciones por ciclo de cultivo. Aplicación de un insecticida sistémico a la semilla
Un día antes de la siembra, trate la semilla con el insecticida sistémico Gaucho (imidacloprid) en dosis de 6 cc por cada kilogramo de semilla.. De esta forma se controla bien la mosca blanca durante los primeros 25 días del cultivo. Para tratar la semilla: • Ponga la semilla en una bolsa plástica y agrege el insecticida (1). • Agite la bolsa para qu e la semilla se impregne uniformemente con el producto (2). • Ponga la semilla a secar sobre un costal de cabuya (3). Para una mejor distribución del
producto en la semilla, se recomienda tratar pequeñas cantidades a la vez y hacerlo a la sombra.
Cuándo hacer aplicaciones foliares
25 días después de la siembra, cuando ha terminado el efecto residual del insecticida sistémico aplicado a la semilla, determine la necesidad de hacer la primera aplicación foliar con base en el umbral de acción.
TRIPS ( t h r i p s
palmi)
Los primeros ancestros de Thrips parecen haber aparecido entre el período Carbonífero y Pérmico y se constituyen en un grupo hermano del orden Hemíptera. Desde el punto de vista de la estrategia de alimentación los thrips poseen características variables, pudiendo ser predadores, fitófagos, fungívoros y polinívoros, se encuentra desde especies polífagas hasta específicas y de distribución a menudo cosmopolita. Los trips presentan casi siempre reproducción por partenogénesis de tipo arrenotokia y ocasionalmente telitokia; en la primera las hembras de mayor tamaño. T. palmi es originario de Indonesia, se cree que de la región de Sumatra, de donde fue registrado la primera vez por Karny en 1925, afectando plantas de tabaco, su mayor incidencia comenzó 50 años después en el sudeste de Asia, desde donde se ha distribuido hacia África, Oceanía, y más recientemente se ha registrado en el Caribe y Estados Unidos (Florida, las explosiones poblacionales del insecto en la década de los ochenta, en Asia se atribuye a la eliminación de sus enemigos naturales por las altas y frecuentes aplicaciones de pesticidas. Se observó T. palmi por primera vez en Colombia en el Valle del Cauca, en los municipios de Cerrito y La Unión, afectando los cultivos de habichuela, melón y pimentón, luego se registró en los departamentos de Antioquia y Santander. En la Costa Atlántica la presencia de cultivos productores de materia prima para la industria y susceptibles a la plaga le dan un una connotación especial. Los thrips están entre los insectos plagas más comúnmente registrados en la década de los noventa, causando daños devastadores a un considerable número de especies vegetales con importancia económica en cultivos de diferente naturaleza económica. Comportamiento de las poblaciones
Los estudios del ciclo biológico de T. palmi han sido limitados, debido a las dificultades para su cría y estudio bionómico detallado; no obstante, este muestra las siguientes características: las hembras adultas de T. palmi ovipositan insertando sus huevos en los tejidos de la planta, principalmente dentro del parénquima de las hojas y cerca de las nervaduras, las flores o debajo de la epidermis de los frutos. Estos son pequeños, de color blanco-amarillento y de forma arriñonada; tardan 3,4-4,8 días en eclosionar a una temperatura de alrededor de 26°C, lapso que varía dependiendo de las condiciones ambientales y la planta hospedante.
Esta especie tiene dos instares ninfales, que viven en el follaje de la planta, preferiblemente en el envés de las hojas. Son de coloración amarillo-pálida, casi transparentes, y de apariencia similar excepto en el tamaño; son muy parecidos al adulto, pero sin alas y con ojos muy pequeños. La ninfa I dura como promedio 1-3 días y la ninfa II 1,3-2,5 días, a 26°C. La pupa también se desarrolla en dos estadios inmóviles, conocidos como pre-pupa y pupa. El primero posee movimientos libres y dos pequeñas alas, y en el segundo se distinguen las antenas y el largo de las alas es mayor. La prepupa tiene una duración media de 1,3-2,8 días, y la pupa de 1,5-2,5 días, a 26°C. La longevidad de los adultos es de alrededor de ocho días. En estudios realizados se pudo comprobar que la duración del ciclo de desarrollo de huevo a adulto es de aproximadamente 14-17 días. En estudios de laboratorio a temperatura controlada, se pudo precisar el efecto de esta, y se determinó que el ciclo tiene una duración media de 16,49 días a 15°C, de 12,09 días a 20°C y de 7,25 días a 30°C. De forma general, el incremento de las poblaciones se correlaciona con las temperaturas altas y las precipitaciones escasas, aumentando cuando se prolongan los períodos de sequía. De hecho, las poblaciones son menores en el invierno que en el verano. Un factor ambiental que contribuye significativamente a deprimir las poblaciones son las lluvias, por efecto mecánico sobre las ninfas y adultos y en las pupas por exceso de humedad, pues precipitaciones de 40 mm en 24 horas pueden afectar las poblaciones del follaje, y de 80 mm en 24 horas causan inundaciones y mortalidad de las poblaciones en el suelo. Esta especie muestra una distribución espacial del tipo agregada, mientras que la distribución de las poblaciones en los diferentes niveles de la planta muestra diferencias significativas para los cultivos de porte bajo, hallándose las mayores poblaciones de ninfas en los niveles medio e inferior, mientras que los adultos muestran preferencia por el nivel superior manifestándose con mayor intensidad en los bordes de los campos. Los biorreguladores de poblaciones de T. palmi en la región son básicamente depredadores, demostrándose como los más efectivos los siguientes: — Las chinchitas de los géneros Orius y Cyrtopeltis, entre otras. — El trips Franklinothrips vespiformis . — Los crisópidos Chrysoperla , Chrysopa , Nodita y otros. — Los sírfidos Toxomerus, Ocyptamus y otros. — Los ácaros Amblyseius, Neoseiulus y otros. Como se ha demostrado en diversos estudios realizados en algunos países de la región la diversidad de biorreguladores de las poblaciones de esta plaga constituye un potencial para la lucha biológica pues, como señalara, estos organismos tienen muchas posibilidades si forman parte de un manejo bien concebido.
Plantas hospedantes En la región de origen de T. palmi se han encontrado unas 159 plantas hospedantes. En el Caribe se han identificado hasta el presente más de 40 plantas donde se hospeda esta especie aunque, sin duda, debido a la rica diversidad de nuestra región, deben existir muchas más. Esta especie prefiere las herbáceas, los arbustos y los árboles, en ese orden; sin embargo, no en todas las plantas logra completar su ciclo, ni es igualmente nociva. Existen tres tipos de plantas hospedantes de T. palmi : — Tipo I: Plantas donde desarrolla las fases de huevo, ninfas y adulto y causa lesiones ostensibles en los tejidos que ataca, manifestándose con mayor nocividad. — Tipo II: Plantas donde desarrolla las fases de huevo, ninfas y adulto, pero sus lesiones no llaman la atención, es decir, son menos nocivas. — Tipo III: Plantas donde solamente se observan poblaciones de adultos y en ocasiones alguna descendencia (huevos y ninfas), pero no logran completar su desarrollo y no causan lesiones ostensibles. Por supuesto, cuando el agricultor conoce bien estas categorías para los cultivos de interés, puede conducir con mayor precisión las tácticas de control de esta plaga. Las plantas consideradas como preferidas por lo general están en las categorías I y II, que en nuestra región son las siguientes: — Solanum melongena (berenjena) — S. tuberosum (papa) — Phaseolus vulgaris (frijol) — Capsicum annuum (pimiento) — Gossypium spp. (algodón) — Citrullus vulgaris (melón) — Cucumis sativus (pepino — Cucurbita maxima (calabaza) — Glycine max (soya)
Desde el punto de vista práctico, también es importante el hábito de preferir determinados órganos de la planta, pues aunque generalmente T. palmi vive en el envés de las hojas, en algunos cultivos, como el pimiento o chile ( C. annuum ), también vive en las flores y los frutos, donde realiza los mayores daños al provocar la caída de aquellas. En las cucurbitáceas y los Phaseolus también muestra preferencia por las flores, aunque los daños no son tan severos como en el pimiento; y el en tabaco ( Nicotiana tabacum ), el girasol (Helianthus annuus ) y el romerillo ( Bidens pilosus ), por lo general solo se observa en las, comportamiento que puede ser diferente para otras condiciones e incluso variedades de cultivos. Importancia La importancia de T. palmi como plaga agrícola se puede definir en dos direcciones: — Como insecto fitófago, cuyos daños se manifiestan al raspar los tejidos superficiales de la planta para alimentarse de la savia, ya sea en las hojas, las flores o los frutos. — Como insecto vector del tospovirus Tomato Spotted Wilt Virus (TSWV), aunque no tan eficientemente como Frankliniella occidentalis Pergande y otras especies de este género, tal y como se demuestra en diferentes países de Asia y Europa, donde coinciden las virosis y los vectores. Quizás la mayor importancia de esta especie está dada por el carácter oportunista que manifiestan las poblaciones que arriban por primera vez a cualquier país o territorio, principalmente por los siguientes factores:
— No se encuentran biorreguladores, principalmente poblaciones de depredadores de
ninfas y adultos en el follaje de las plantas, ni microorganismos y depredadores de pupas y adultos en el suelo. — El nicho ecológico está relativamente disponible, escasamente ocupado por áfidos (Hemiptera: Aphididae) y minadores de las hojas (Diptera: Agromyzidae), incapaces de detener el impetuoso desarrollo de las primeras poblaciones que se manifiestan en cualquier lugar invadido. — Debido al desconocimiento y la falta de experiencias, se recurre a aplicaciones indiscriminadas de insecticidas de diferentes tipos, a los cuales esta especie es capaz de adaptarse rápidamente, no lográndose las efectividades necesarias para un control técnica y económicamente aceptable. Se ha demostrado que cuando se conduce un programa de manejo integrado, la plaga se deprime y puede ser mantenida sin mayores pérdidas, pero puede ser muy dañina cuando no se mantienen tácticas eficaces de manejo. La valoración de los efectos económicos de esta plaga en algunos países de la región permite estimar pérdidas de entre el 50 y el 90% cuando ocurren altos niveles de poblaciones. Estudios conducidos en Cuba permitieron demostrar que existe una estrecha relación entre Los ataques del insecto, el desarrollo del cultivo y las pérdidas en los rendimientos, lo que se conoce como “período crítico”, como es el caso de la papa, en la cual se
determinó transcurre desde la brotación hasta los 60 días; en el frijol, desde la germinación hasta la formación de las vainas; y en la berenjena, desde la floración hasta la fructificación. Los índices para decidir las aplicaciones de insecticidas han sido estudiados en algunos cultivos; en Colombia, determinaron un umbral de acción de siete adultos por folíolo para el cultivo del frijol. Manejo integrado de T. palm i T. palmi es una plaga muy difícil de manejar por los agricultores, debido principalmente a
las siguientes características: — Su pequeña talla, que dificulta la detección de las poblaciones que inician sus ataques al cultivo y la realización de muestreos para decidir sobre las intervenciones. — El hábito de alimentarse en el envés de las hojas, las flores y otros sitios poco visibles. — Se hospeda en diversidad de plantas. — Buen desarrollo en condiciones de sequía prolongada. — Adquisición de resistencia a insecticidas. Lo anterior sugiere que para su manejo hay que garantizar la capacitación de los técnicos y agricultores, lograr que realicen monitoreos para decidir las aplicaciones de insecticidas, establecer regulaciones para el traslado de material de siembra de plantas hospedantes, así como para la producción y comercialización de plántulas, entre otras tácticas preventivas. Como se describe más adelante, todo lo relacionado con el manejo de la finca y el cultivo constituye prácticas preventivas de gran impacto sobre la plaga que, cuando se integran con la lucha biológica y el control químico, permiten su manejo. Seguimiento de las poblaciones La experiencia del enfrentamiento a esta plaga en la región ha permitido demostrar que se pueden alcanzar buenos resultados cuando los agricultores adoptan estrategias de MIP, donde las decisiones para realizar cualquier intervención parten de una evaluación previa de las poblaciones de la plaga y se completa cuando se determina la efectividad de la misma.
El seguimiento de las poblaciones de T. palmi se puede realizar mediante muestreos periódicos y trampas, principalmente. Los muestreos para conocer el comportamiento de las poblaciones de la plaga se deben realizar semanalmente, evaluando 10 plantas mediante un muestreo secuencial enumerativo de las poblaciones, cuantificando directamente en el campo la cantidad de ninfas y adultos presentes en el folíolo siete de la hoja en la zona media de la planta, en el caso de la papa, aunque la ninfa II se correlaciona mejor con la población. Las trampas documentadas como más efectivas para atraer poblaciones de adultos de thrips son las que utilizan el color como atractivo, principalmente el amarillo, azul y blanco, dependiendo de la especie por capturar. En el caso de T. palmi , se recomiendan las trampas blancas o azules. Prácticas agronómicas Las poblaciones de trips son deprimidas eficazmente mediante ciertas prácticas agronómicas, principalmente la planificación de las siembras, las rotaciones de cultivos, la densidad de la plantación, los policultivos, las labores culturales, y el manejo del riego, entre otras. Las prácticas agronómicas más eficaces en la prevención y supresión de las infestaciones por esta plaga son: Manejo de variedades: El uso de variedades que se muestren resistentes o tolerantes a T. palmi tiene potencial para el manejo de esta plaga, pero aún no existen resultados concluyentes en las investigaciones en curso, aunque ya hay avances, como se muestra en los resultados obtenidos por Díaz et al. P. vulgaris, quienes han encontrado variabilidad genética para la respuesta al ataque de esta especie, expresada en bajos niveles de daños, adaptaciones reproductivas regulares o intermedias y mejores rendimientos. La fecha de siembra: Para algunas localidades, esta puede ser una táctica preventiva importante, sea porque se puede manejar la fecha de siembra favoreciendo los períodos de mayores precipitaciones por su efecto sobre la plaga, o teniendo en cuenta la susceptibilidad o niveles de infestación de los cultivos o campañas de cultivos que se sembraron con anterioridad. La programación de las siembras: La programación de las siembras se refiere a los campos que se siembran primero y los últimos, teniendo presente el cultivo anterior, la colindancia, las posibles fuentes de infestación y la dirección predominante de los vientos, los campos de papa sembrados en fechas tempranas son fuentes de poblaciones que emigran hacia los campos que se siembran tardíamente, debido al vuelo de los adultos desde las plantas de mayor edad, superpobladas y deterioradas, hacia las plantas más jóvenes y con mejores condiciones para su alimentación y reproducción. La remoción del suelo: La preparación del suelo es una táctica fundamental para bajar las fuentes de infestación de esta plaga en los campos que se van a sembrar, principalmente cuando el cultivo anterior fue atacado por T. palmi y los niveles de malezas dicotiledóneas fueron altos. La inversión del prisma en la preparación del suelo, así como las labores de aporque, son tácticas muy efectivas para exponer la plaga a la superficie y la acción de los rayos solares o dañar mecánicamente las pre-pupas y pupas que se encuentran en el suelo. La calidad de las plántulas: Cuando la siembra se realiza de trasplante, se recomienda que las plántulas sean obtenidas bajo sistemas protegidos, de forma tal que se minimicen
los riesgos de infestación primaria de los campos. La revisión y tratamiento previos de las plántulas es una táctica muy recomendada. Las coberturas al suelo: Esta táctica está siendo muy aceptada por los agricultores, incluso para cultivos anuales. En el caso de su empleo para la lucha contra trips en general y T. palmi en particular, las experiencias indican que: — Las plantas que se siembran como coberturas y las malezas que se toleran entre hileras de plantas pueden funcionar deprimiendo poblaciones de esta plaga, principalmente por la limitación de superficie del suelo para el desarrollo de la pupa, el incremento de poblaciones de hormigas depredadoras en el suelo, la mejora del microclima en el suelo para favorecer la acción de microorganismos sobre pupas y adultos, y el favorecimiento de fuentes alternativas de alimento a los adultos de los predadores, entre otros. — El arrope, que disminuye las posibilidades de empupar en el suelo, contribuye a un microclima favorable para el desarrollo de microorganismos que actúan sobre pupas y adultos en el suelo y favorece la actividad de hormigas depredadoras. — El uso de cobertores de plásticos reflectores, que controlan significativamente las poblaciones de la fase de pupa, al impedir su realización en el suelo, así como por el efecto de las radiaciones de calor sobre el envés de las hojas, donde se desarrollan las poblaciones de ninfas. Los policultivos: Contribuyen a disminuir la ocurrencia de inmigrantes, además de que pueden favorecer el desarrollo de los biorreguladores, como en el caso del maíz ( Zea mays) (Mederos et al. 2001). El manejo del riego: El riego tiene un efecto negativo sobre las poblaciones aéreas (ninfas y adultos) y sobre las poblaciones del suelo (pre-pupas, pupas y adultos). Según estudios conducidos en el cultivo de la papa, el riego por aspersión deprime las poblaciones por efecto mecánico. Existen diferencias en la eficacia de los diferentes sistemas de riego, pues los aspersores mecánicos tradicionales deprimen alrededor del 40%, mientras el sistema de pivote central eléctrico tiene efectividades del 55%; en ambos casos, las poblaciones más deprimidas por este efecto físico son las de los niveles superior (46-66%) y medio de las plantas (54- 68%), siendo las ninfas las más sensibles (Vázquez 2003). Debido a que las mayores poblaciones de ninfas se encuentran en el nivel medio de la planta y las de adultos en el nivel superior (Jiménez et al. 2000, Plana et al. 2001, Suris y Plana 2001), el manejo del riego por aspersión puede ser una táctica preferencial para el combate de T. palmi . El riego por gravedad o superficial puede ser manejado para exponer el suelo, en la zona debajo de la planta, a niveles de agua en estado de inundación, lo que afecta directamente las poblaciones de pre-pupas y pupas en el suelo y limita la emergencia de los adultos. Tanto el riego por aspersión como por gravedad mantienen un alto nivel de humedad en el microclima del campo cultivado, que permite un menor desarrollo de las poblaciones, debido a que esta especie se desarrolla mejor en temperaturas altas y humedades bajas, y porque favorece el desarrollo de microorganismos entomopatógenos. Eliminación de los restos de cosecha: Esta es una práctica muy recomendada, sobre todo si el cultivo que se ha cosechado fue atacado por y hubo niveles considerables de malezas hospedantes en los campos y sus alrededores. Esta fuente de infestación primaria puede contribuir significativamente una mayor nocividad de la plaga, toda vez que al emerger el cultivo que se siembra, las poblaciones se incrementarán con mayor rapidez que si la infestación es por los inmigrantes. Por ello, se recomienda que en el
cultivo anterior del esquema de rotación se evalúe la infestación por la plaga al concluir la cosecha, tanto en el cultivo como en las malezas, y que cuando se eliminen los restos de cosecha, se evalúe la calidad de la labor en dos momentos: inmediatamente después de concluida y antes de la preparación del suelo para la siembra siguiente. Rotaciones de cultivos: Debido a la polifagia de esta especie, no resulta fácil disponer de buenos sistemas de rotación para cultivos anuales, aunque de forma general la rotación con gramíneas y dicotiledóneas del tipo II (Solanum tuberosum, Sesamun indicum , etc.) en la clasificación de hospedantes contribuye a disminuir las poblaciones, siempre que sea una táctica que se maneje en el nivel de agroecosistema, no en campos específicos. Solarización: Para la agricultura urbana y los semilleros en campo abierto, esta táctica de combate físico puede ser empleada con éxito para evitar infestaciones primarias cuando brota el cultivo. Combate biológico El combate biológico puede ser una posibilidad, dependiendo del sistema de producción, entre otros factores que pueden contribuir a que se logren efectividades económicas, como se resume a continuación: — Para cultivos protegidos, sea en casas de cultivo o en sistema de cobertores, puede resultar eficaz la cría y liberación de depredadores, principalmente de chinchitas y ácaros, así como las aplicaciones de bioproductos a base de microorganismos entomopatógenos. — En cultivos de pequeña escala a campo abierto y en agroecosistemas diversificados, en zonas rurales, periurbanas y urbanas, la conservación de los biorreguladores es una táctica muy promisoria, al igual que la liberación de entomófagos depredadores y las aplicaciones de bioproductos. — Para los cultivos a gran escala de explotación intensiva, es posible obtener buenos resultados con las aplicaciones de bioproductos. En el caso de los entomófagos, las mejores experiencias se han logrado con liberaciones inoculativas de crisópidos (Chrysopa spp.), antocóridos ( Orius spp.), y ácaros depredadores, combinadas con la conservación de estos y otros biorreguladores que habitan en los agroecosistemas. En estos casos, las principales tácticas de conservación son: 1. Realizar monitoreos u observaciones periódicas en los campos, para dar seguimiento al desarrollo de las poblaciones de la plaga y de los entomófagos. 2. Siempre que sea posible, aplicar los insecticidas dirigidos al suelo, no al follaje, para minimizar el efecto tóxico directo de estos productos. 3. Emplear bioproductos entomopatógenos, por su menor efecto sobre los biorreguladores. 4. Para sistemas diversificados de producción, los policultivos pueden contribuir al desarrollo de los biorreguladores. 5. Mantener condiciones de humedad óptima en los campos y, si es posible, emplear cercas vivas perimetrales que minimicen los efectos de las corrientes superficiales de aire. Los bioproductos a base de microorganismos entomopatógenos también resultan efectivos cuando las aplicaciones comienzan desde que aparecen las primeras poblaciones de adultos (inmigrantes) en los campos, continuándolas con frecuencia para garantizar un nivel continuo de inoculación que demuestre que las poblaciones de T. palmi se pueden mantener bajas. Desde luego, esta táctica será más efectiva en la medida en que se logre mantener el monitoreo periódico de los campos y se realicen con la calidad requerida para este tipo de
aplicaciones, además de su integración con las aplicaciones foliares de insecticidas y fungicidas. Los biopreparados pueden aplicarse solos o mezclados; en estos últimos casos se logra aumentar la efectividad, sobre todo cuando se mezcla un hongo entomopatógeno con bacterias del genero Bacillus . Los entomopatógenos recomendados son preparados a base de Beauveria bassiana, Metarhizium anisopliae y Bacillus thuringiensis , lo que por supuesto depende mucho del manejo de las cepas que se empleen, de la calidad del bioproducto en la solución final (virulencia, pureza, viabilidad y concentración) y de la calidad de la aplicación. Combate químico
El uso de insecticidas es una de las prácticas más documentadas para el combate de T. palmi , recomendándose diversidad de moléculas; sin embargo, también existen referencias sobre bajas efectividades debidas a la aparición de resistencia o efectos adversos sobre las poblaciones de biorreguladores (Kawai y Kitamura 1987, Etienne y Watermuelen 1990, Cermeli et al. 1993), lo que demuestra que el combate químico debe ser conducido cuidadosamente Precisamente, debido a las bajas efectividades o los efectos adversos que se obtienen por insecticidas de amplio espectro o por las mezclas de insecticidas, la molécula imidacloprid y otras han constituido una alternativa exitosa en muchos países de la región, como se demuestra en estudios donde se determinaron como más efectivas, prolongándose sus efectos durante 24 días con dos aplicaciones a intervalos de seis días, las siguientes: • Imidacloprid 35 Cs (1,0 y 1,5 L/ha) • Imidacloprid 70 WG (0,350 kg/ha) • Diafentiurón 50 CE (0,5 -0,75 L/ha) • Profenofós 72 CE (0,72 L/ha)
Cuando se logra emplear insecticidas que se aplican a las semillas, a las plántulas o en el momento de la siembra, los que por supuesto deben tener efectos prolongados sobre las primeras poblaciones de adultos que emigran a los campos cultivados, se obtiene una forma de integrar los plaguicidas al manejo de la plaga, ya que se pueden combinar con el combate biológico, siempre y cuando se logre mantener las poblaciones de la plaga por debajo de los índices permitidos para el cultivo de interés. ACARO O ARAÑITA ROJA (Tetranychus urticae)
La clasificación taxonómica de Tetranychus urticae es la siguiente: Reino: Animalia Filo: Arthropoda Clase: Arachnida Subclase: Acari Orden: Prostigmata Familia: Tetranychidae Género: Tetranychus Especie: T. urticae Tetranychus urticae es un ácaro fitófago con alto potencial reproductivo, ciclo de vida
corto, tasa de desarrollo rápido y capacidad para dispersarse rápidamente. Su tamaño oscila entre 0,4 y 0,6 mm, en el caso de la hembra adulta, que tiene un aspecto globoso. El macho es más pequeño y aperado. Este ácaro puede presentar diferentes
características morfológicas, sobre todo su color puede variar en respuesta a su régimen alimenticio, factores ambientales, planta huésped y estado de desarrollo. Tetranychus urticae se reproduce mediante partenogénesis de tipo arrenotoca en la que los machos se desarrollan a partir de huevos no fertilizados (haploides), mientras que las hembras se desarrollan a partir de huevos fecundados (diploides). Esta especie presenta una proporción de sexos entre 2:1 y 9:1 a favor de las hembras (Macke et al. 2011). Cada hembra adulta puede poner unos 100-120 huevos, con una tasa de 3-5 huevos por día. Sin embargo, estas cifras pueden variar según la cantidad y la calidad del alimento, o las condiciones ambientales. Tiene un ciclo de vida corto que consta de cinco fases de desarrollo (huevo, larva, protoninfa, deutoninfa y adulto). Entre cada fase hay una fase inactiva o período quiescente, en la que adoptan una posición característica, recibiendo el nombre de crisalis (protocrisalis, deutocrisalis y deutocrisalis). La quiescencia está delimitada por el desprendimiento de las exuvias. En condiciones óptimas de aproximadamente 30°C completa su ciclo en 9 días. CICLO BIOLOGICO
Este ácaro tiene alta tendencia agregativa y desarrolla sus colonias en el envés de las hojas donde producen tela en abundancia que les protegen de los depredadores, acaricidas y condiciones climáticas adversas. Además, la tela también se utiliza como mecanismo de dispersión. En condiciones de escasez de alimento o cuando la planta está fuertemente infestada, los individuos se acumulan en el extremo de la hoja o del brote y después por corriente de aire o por gravedad son transportados a otra planta. Tetranychus urticae también puede vivir sobre los frutos cuando éstos están presentes. Temperaturas elevadas y condiciones de baja humedad favorecen el incremento de sus poblaciones que pueden alcanzar niveles perjudiciales y causar graves daños a las plantas hospederas. En climas fríos, este ácaro presenta baja actividad, mientras que en los países mediterráneos, donde la temperatura es suave, esta araña puede estar activa durante todo el año. Tetranychus urticae es una de las especies más dañinas que atacan a las hortalizas.
El daño causado por este fitófago se debe a su actividad alimenticia. Para alimentarse T. urticae inserta sus estiletes en el tejido de la hoja, succionando el contenido de las células epidérmicas y parenquimáticas. El vaciado causa el colapso y muerte de las células que originan manchas cloróticas en las hojas, disminuyendo la tasa de transpiración y la actividad fotosintética de la planta. Si la infestación coincide con altas temperaturas y/o estrés hídrico, puede causar defoliaciones graves y el número de flores producidas puede
reducirse considerablemente. Cuando el ataque se produce sobre los frutos, ocasionan manchas herrumbrosas y difusas, que se inician en la zona estilar o peduncular. Estas manchas causan un daño cosmético que reduce su valor comercial, produciéndose en consecuencia importantes pérdidas económicas.
DAÑOS: Daños directos: El acaro se alimenta de la clorofila de los tallos, hojas y frutos. Cuando los ataques son muy intensos, los órganos afectados toman una coloración plateada. Los frutos atacados en estado verde no llegan a adquirir su coloración normal, quedando con una coloración amarillo pálida, restando belleza y calidad al fruto, y perdiendo valor comercial. No afecta a sus propiedades organolépticas. Daños indirectos: Cuando los ataques son muy intensos puede haber defoliación, si están asociados a condiciones de baja humedad ambiental y viento.
Los síntomas iniciales son pequeños puntitos amarillentos en las hojas, las hojas se abarquillan, se secan y definitivamente se caen. A veces se puede observar una finísima telaraña en las hojas.
CONTROL Medidas preventivas y culturales:
Favorecer la proliferación de poblaciones de insectos auxiliares. La presencia de setos sirve para frenar las poblaciones de ácaros transportadas por el viento. Por otra parte, se ha comprobado en muchas plantaciones de hortalizas y frutales la importancia de la
cubierta vegetal y de la flora de las lindes y ribazos (zarzas) en albergar poblaciones de fitoseidos que controlan a los ácaros. En este sentido, para conservar el equilibrio, se considera importante en el caso de segar la cubierta vegetal hacerlo por bandas, evitando segar toda la cubierta en el mismo momento.
Evitar el cultivo en suelos húmedos y pesados para evitar la posibilidad de ataques de hongos o bacterias por alta humedad. Realizar una nutrición balanceada, puesto que una nutrición muy nitrogenada hace más suculentas estas plagas. Prevenir el exceso de humedad mediante la construcción de canales, zanjas o camas. Preparar adecuadamente del suelo. Adquirir plántulas de buena calidad en viveros certificados. Dichas plántulas garantizan un crecimiento rápido y vigoroso, con menos tiempo de exposición al ataque de plagas. Cosechar oportunamente, teniendo en cuenta la madurez fisiológica del producto y los requerimientos del mercado. Disponer adecuadamente los residuos de cosecha. Realizar rotación de cultivos con especies diferentes, eliminado así plagas y enfermedades.
Control biológico: Stethorus punctillum, Conwentzia psociformis, Chrysopa sp, Euseius stipulatus, Neoseiulus californicus, Amblyseius andersoni, Macrolophus caliginosus, Phytoseiulus persimilis, Amblyseius californicus.
Si la humedad cae por debajo del 70% en el microclima que rodea la hoja durante un periodo de tiempo prolongado, los huevos de la mayoría de los depredadores se deshidratan y no eclosionan. Sin embargo, aunque la humedad relativa baje drásticamente, el microclima que provoca la transpiración de la planta alrededor de la hoja, generalmente, asegura un adecuado nivel de humedad para el acaro. Únicamente en casos de necrosis acusada del tejido vegetal, como ocurre con ataques fuertes de
araña roja o trips, este microclima puede convertirse en un factor que limite el desarrollo del depredador. Esto se debe a que la necrosis del tejido vegetal disminuye la tasa de transpiración, lo que deriva en un incremento de la temperatura de la hoja y una menor humedad en la capa de aire que la rodea. Control botánico: (Extractos de plantas) Purín de ortigas.
Control químico en AE:
En plantaciones de árboles puede ser necesario en algunos casos tratar los huevos de invierno, que están en diapausa con aceites, para bajar las poblaciones primaverales. Los aceites minerales, el azufre y la azadiractina ejercen un buen control sobre los ácaros En el caso de invernaderos con programas de control biológico, se recomienda tratar los ácaros con azufre mojable, dirigiendo la aplicación a los focos o zona de la planta con presencia de los mismos ( Aculops lycopersici en tomate), para interferir lo menos posible en las poblaciones de insectos auxiliares. También se han mostrado muy eficaces para el control de ácaros los quemadores de azufre instalados en invernaderos. Criterios de intervención: Es fundamental vigilar su presencia a final de primavera y verano. En general, en árboles se puede considerar como nivel para intervenir que el 20% de las hojas observadas presenten formas móviles. No realizar aplicaciones en el caso de presencia de fitoseidos (parásitos), en la relación de 1/2 de presencia con respecto al acaro. Recomendaciones para el control químico:
Asesorarse de un profesional para la formulación y aplicación de los plaguicidas. Identificar el tipo de plaga. Aplicar el producto recomendado en la dosis correcta y en el momento oportuno de la plaga. Evitar mezclas, a menos que se verifique su compatibilidad o sean recomendadas por la casa productora. Usar coadyuvantes para lograr un mejor efecto del producto evitar el uso de mayores concentraciones. Utilizar los equipos apropiados, debidamente calibrados. Tener en cuenta las medidas de protección para evitar contaminaciones e intoxicaciones.