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Una nueva mentalidad De la Era de la Información a la Era Conceptual por Daniel H. Pink
RESUMEN EJECUTIVO Gracias a la aparición de las máquinas en la Era Industrial, la fuerza física dejó de ser un atributo significativo para la fuerza laboral. Más tarde, con la aparición de las computadoras en la Era de la Información, el análisis lógico dejó de ser, a su vez, un atributo esencial entre los empleados. La civilización Occidental ha sido construida gracias a las habilidades propias del cerebro izquierdo, a decir: análisis y cálculo. Pero, dado que esto lo pueden hacer con mayor celeridad las computadoras, lo importante hoy en día es desarrollar las habilidades propias del cerebro derecho: arte y diseño. En la Era Conceptual reinará el hemisferio derecho del cere bro. En un mercado repleto de productos iguales, el diseño di seño se convertirá en el gran factor para diferenciar mercancías y artículos. Los gerentes deberán pues convertirse en artistas.
La Era Conceptual A menos de que usted haya estado atrapado en una caverna durante la última década, seguramente habrá escuchado algo sobre la batalla entre el “cerebro derecho” y el “cerebro izquierdo”, y sobre el conjunto de destrezas y habilidades que le son propias a cada uno de ellos. En pocas palabras, el hemisferio izquierdo es utilizado cuando se trata de tareas lógicas, lineales y analíticas, mientras que el hemisferio derecho es utilizado para t areas creativas y para combinar ideas que no están relacionadas entre sí. Aunque los hemisferios trabajan en conjunto y todos utilizamos ambos, la mayoría de la gente se inclina hacia un lado o el otro. Así pues, algunas personas no entienden el cálculo mientras que un ingeniero no logra pintar más que figuras simples. Según James Watson, ganador del premio Nobel por descubrir el ADN, el cerebro humano “es la cosa más complicada que hayamos descubierto en el universo”. Compuesto de 100 mil millones de células y con un peso de aproximadamente tres libras, el cerebro está dividido en dos mitades del mismo tamaño y apariencia. Cada una de las 100 mil millones de células forman una red que determina nuestra manera de hablar, forma de aprender, capacidades, ritmo del corazón, respiración e, incluso, nuestra preferencia por un tipo de música sobre otro. Hasta no hace mucho, la comunidad científica creía que el Resumido.com selecciona,
hemisferio izquierdo era el más importante, pues es el que diferencia a los seres humanos de los animales. Desde los tiempos de Hipócrates, los médicos han creído que el lado izquierdo, el mismo en el que está el corazón, era el más importante. Además, en el siglo XIX se encontró evidencia que confirmaba dicha creencia. Paul Broca, neurólogo francés, descubrió que una porción del hemisferio izquierdo controlaba el habla. Poco después, Carl Wernicke, neurólogo alemán, descu brió que este mismo hemisferio es el que le permite al ser humano entender el lenguaje. Y, dado que el lenguaje es lo que separa al ser humano de las demás especies, prevaleció la idea de que el hemisferio izquierdo era el que nos hacía humanos y el derecho no era más que el resultado de un estadio anterior más primitivo. Esta idea se mantuvo durante los siglos XIX y XX. Sin embargo, en los años cincuenta, el profesor Roger Sperry, de Caltech, dirigió un estudio con pacientes que, tras sufrir ataques de epilepsia, se les había removido la sección cerebral que separa ambos hemisferios. El resultado obtenido por Sperry fue que “el llamado cerebro menor o subordinado, considerado iletrado retardado y hasta inconsciente (por algunos expertos), era, por el contrario, más importante cuando se trataba de ciertas tareas mentales… Pareciera haber dos modos de pensar propios de cada uno de los hemisferios”. Sperry ganó el premio Nobel por sus estudios en medicina, que han cambiado para siempre los campos de la psicología y la neurociencia. Desde que aparecieron los resultados de Sperry, se han llevado a cabo muchos estudios sobre las diferencias entre ambos hemisferios y cómo interactúan entre sí. Y han surgido dos concepciones opuestas. Según la primera, el cerebro derecho es el “salvador”, pues es considerado el origen de todo lo que es bueno y noble. Según la segunda, el hemisferio izquierdo es más importante pues nos permite razonar analíticamente y nos separa de los animales. Sin embargo, la verdad yace en el medio. Todos utilizamos ambos hemisferios del cerebro en todo lo que hacemos. Es posible que cada persona se incline naturalmente hacia uno de los dos lados, pero las capacidades propias del hemisferio no dominante pueden ser aprendidas y desarrolladas. Sin embargo, durante las dos últimas décadas, los logros individuales, nacionales y globales han dependido en su mayoría de las destrezas propias del hemisferio izquierdo. En la Era de
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Una nueva mentalidad la Información, como suele ser llamada la segunda mitad del siglo pasado, Estados Unidos estaba urgido de trabajadores “del conocimiento”. Los informáticos, abogados, administradores, médicos e ingenieros le debían su éxito al razonamiento lógico, lineal y analítico, es decir, a habilidades asociadas con el hemisferio izquierdo. Incluso los exámenes para entrar a las universidades (PSAT, SAT, LSAT, GMAT y MCAT) miden esencialmente las habilidades del hemisferio izquierdo. Dichos exámenes son lineales, secuenciales y están determinados por el tiempo. Se contesta cada pregunta con una única respuesta posible y se pasa a la siguiente hasta que se acaba el tiempo. Sin embargo, hay una revolución en camino, que cambiará el clima social y económico en todo el mundo. Aunque este cambio no ha sido detectado aún por la mayor parte del mundo de los negocios, las destrezas propias del hemisferio derecho están cobrando una mayor importancia en los negocios. La economía estadounidense de los últimos 150 años se puede dividir en tres partes: 1. Era Industrial: el mercado está lleno de fábricas y líneas de ensamblaje, y el protagonista es el trabajador de producción en masa. Su éxito depende sobre todo de su fuerza física. 2. Era de la Información: la tecnología es el impulso fundamental en Estados Unidos y otras naciones desarrolladas. Los protagonistas son los “trabajadores del conocimiento” (abogados, médicos, ingenieros, contadores y programadores de computadoras). El éxito depende de patrones de pensamiento lineales, secuenciales y analíticos. 3. Era Conceptual: los héroes son los creadores (artistas, escritores y diseñadores). Para ser exitoso es preciso dejar de lado lo analítico y tomar en cuenta lo abstracto. La idea es ver todos los detalles para entender el conjunto. Si vamos aún más atrás, nos daremos cuenta de que el preám bulo de la Era Industrial fue la Era Agraria. Todos estos cambios culturales fueron impulsados por t res factores: 1. Riqueza.
A medida que la gente se hacía más rica, la tecnología avanzaba y los mercados mundiales se hacían más accesibles, estos tres factores modelaban una nueva era. Esta es la razón por la que hoy en día América del Norte, Europa Occidental, Australia y Japón están enfrentando una nueva revolución. Los individuos y las organizaciones sólo tienen que formularse estas preguntas para determinar si deben cambiar su punto focal: 1. ¿Alguien en el extranjero lo puede hacer por menos dinero? 2. ¿Podrá una computadora hacerlo más rápido? 3. ¿Hay demanda de lo que ofrecemos en esta era de abundancia?
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Primero, consideremos la riqueza. Nuestros cerebros izquierdos nos han hecho ricos, lo que nos ha permitido gozar de un nivel de vida que hubiera sido impensable hace un siglo. Com pare cómo era su vecindario hace 50 años y cómo es ahora: centros comerciales y tiendas repletas de todo, desde bananas hasta equipos digitales. Algunos ejemplos de la riqueza actual en Estados Unidos: 1. Durante casi todo el siglo XX el sueño americano era tener un automóvil y una casa: hoy en día más de dos tercios de los estadounidenses tienen un vehículo y una casa. De hecho, 13% de las casas vendidas hoy en día son casas secundarias. Hoy en día hay más vehículos que conductores. 2. Almacenamiento: esta se ha vuelto una industria de US$ 17 mil millones anuales en Estados Unidos. Los estadounidenses tienen tantas cosas que se ven en la necesidad de alquilar espacio para poderlas guardar. 3. Desechos: si no almacenamos nuestras cosas, las desechamos. Estados Unidos gasta más en bolsas de basura de lo que gastan otros 90 países en todo. Los receptáculos de nuestra basura cuestan más que todos los bienes consumidos por casi la mitad de las naciones. Sin embargo, es precisamente esta prosperidad lograda gracias a las capacidades del hemisferio izquierdo lo que está obligando a los negocios a pasar al lado derecho del cerebro. En una era de riqueza y abundancia, ya no es suficiente fabricar productos que sean simplemente funcionales y baratos. Dada la gran cantidad de artículos, hace falta, además, tomar en cuenta el “factor estético”. Esto permitirá que un producto funcional y barato sea, además, bello y único. Tomemos por ejemplo la cadena de tiendas Target. Diseñadores reconocidos mundialmente, como Karim Rashid y Philippe Starck, Mossimo e Isaac Mizrahi, han diseñado toda una línea de productos para el estadounidense común. Por menos de US$ 25 es posible comprar un basurero de Mizrahi. O, ¿qué tal un cepillo para el inodoro diseñado por Michale Graves, profesor de arquitectura de Princeton? Graves es uno de los arquitectos más reconocidos del mundo y, sin embargo, es posible comprar su cepillo por menos de US$ 10. La idea es que, ante la gran abundancia de productos, sólo serán exitosos aquellos que sean estéticamente atractivos. 2. Tecnología.
El segundo factor involucrado en el cambio económico es la tecnología. Para explicar esto, nos valdremos de la fábula de John Henry. Este último, “un hombre que nació con un martillo en la mano”, trabajaba en los ferrocarriles después de la Guerra Civil. Se decía que Henry podía trabajar el acero más rápido y mejor que cualquier otra persona. Formaba parte de un equipo que se dedicaba a crear túneles para el ferrocarril. Pero, un día, apareció en el campamento un vendedor con un taladro a vapor. La fuerza de Henry fue puesta a prueba por la eficiencia del taladro, y, tratando de conservar su trabajo, abusó de sus fuerzas humanas, colapsó y murió. Esto fue lo
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Una nueva mentalidad que sucedió en la Era Industrial. Existe una historia muy parecida que involucra al campeón mundial de ajedrez, Garry Kasparov, y una computadora. Kasparov ganó su primer torneo mundial en 1985 y, en la siguiente década, nunca perdió un juego. Pero, en 1997, Kasparov fue vencido por una supercomputadora IBM de 1,4 toneladas. Atónito, Kasparov pidió una revancha. Y, de nuevo, perdió. Mientras que Kasparov era capaz de analizar de una a tres jugadas, la computadora podía analizar de dos a tres millones de movidas por segundo. El mundo había entrado en la Era de la Información. Así como la historia de John Henry ilustra cómo las máquinas pueden reemplazar la fuerza humana, esta historia demuestra que las computadoras se pueden ocupar de las capacidades propias del cerebro izquierdo. Gracias a las computadoras, cualquier tarea que dependa de una rutina (o que pueda ser analizada en pasos) está en peligro. 3. Globalización.
El tercer factor que supondrá un cambio hacia las destrezas propias del cerebro derecho es la globalización. No hay nada que haya despertado más ansiedad y controversia que el outsourcing (tercerización). El trabajo de un programador que gana US$ 70.000 al año en Estados Unidos puede ser realizado en India por menos de US$ 14.000. Las universidades de la India forman cerca de 350.000 ingenieros al año, y esta es la razón por la que gran cantidad de compañías subcontratan ingenieros allá. Asimismo, firmas financieras como Morgan Stanley, JPMorgan Chase y Lehman Brothers subcontratan analistas financieros en la India. Y esta es sólo una parte de las industrias que están subcontratando servicios para poder continuar siendo competitivas en el mercado. La India no es el único lugar en el que las corporaciones pueden encontrar personal calificado y bien entrenado, que trabaje por menos de la mitad que sus colegas estadounidenses. Motorola, Nortel, Intel y Boeing están subcontratando expertos en informática e ingenieros aeroespaciales en Rusia; y el conglomerado de servicios computacionales, Electronic Data Systems, subcontrata programadores en Brasil, Egipto y Polonia. Otras grandes corporaciones están subcontratando profesionales en: Hungría, las Filipinas y China, y a veces sólo pagan 6% del salario normal de un profesional estadounidense. Para los ejecutivos (concentrados en su cerebro izquierdo) de Europa y América del Norte, las implicaciones de la subcontratación son alarmantes. Por ejemplo: 1. Uno de cada diez empleos dentro de la industria informática estadounidense se mudará al extranjero en los próximos dos años. Asimismo, uno de cada cuatro empleos en el área de TI será subcontratado en el exterior. 2. Al menos 3,3 millones de empleos gerenciales y US$ 136 mil millones en salarios serán mudados en 2015 desde Estados Unidos a algún país barato como la India, China o Rusia. 3. Se calcula que 1,2 millones de empleos europeos serán mudados al extranjero hacia 2015.
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Aunque estas estadísticas son preocupantes y no todo el mundo aguantará dicha tendencia, el trastorno será parecido al de otros cambios económicos pasados. Así como los trabajadores fabriles tuvieron que aprender nuevas destrezas cuando apareció la Era de la Información, muchos de los actuales trabajadores “zurdos” del conocimiento de hoy en día deberán implementar más habilidades del cerebro derecho para mantener su empleo en la Era Conceptual. Los diplomas de Artes están comenzando a reemplazar el típico MBA de la Era de la Información. Hace unos años, Bob Lutz fue contratado como ejecutivo en General Motors. Lutz no encaja con la imagen que normalmente tenemos de una persona que piensa con su cerebro derecho. Ya con setenta años de edad, Lutz es un ex marino que ha trabajado en cargos gerenciales en las tres grandes compañías automovilísticas de Estados Unidos. Cuando se le pregunta qué lo diferencia de sus predecesores en General Motors, responde: “Uso más el cerebro derecho. Considero que estamos en el negocio del arte. Arte, entretenimiento, una escultura que se mueve y que, incidentalmente, sirve para transportarse”. Estamos ante la presencia de lo que podemos llamar “grandes habilidades conceptuales” (crear productos artística y emocionalmente satisfactorios, detectar patrones y oportunidades inesperadas, crear una narrativa satisfactoria y combinar ideas sin relación para crear nuevas cosas) y “grandes habilidades de tacto” (capacidad para entender las sutilezas de la interacción humana, disfrutar con uno mismo y provocar a los demás, y crear propósito y significado).
Los seis sentidos Existen seis habilidades propias del cerebro derecho necesarias para complementar las habilidades del cerebro izquierdo: diseño, relato, sinfonía, empatía, juego y sentido. Estas habilidades no pueden ser fácilmente reproducidas por las computadoras ni por los trabajadores en países subdesarrollados. Diseño
En nuestro mundo de abundancia ya no es suficiente con crear un producto económico y funcional; también es importante crear un producto que sea atractivo desde un punto de vista emocional. Gordon MacKenzie, durante mucho tiempo fuerza creativa de Hallmark Cards, que le solía hablar a grupos escolares, siempre comenzaba su discurso preguntando: “¿Cuántos artistas hay en este recinto?” Cuando se trataba del primer grado, todos los niños alzaban la mano. En el segundo grado, tres cuartos del grupo alzaba la mano; y en tercer grado, sólo unos cuantos. Ya en el sexto grado, nadie alzaba la mano y todos los niños miraban alrededor para ver si alguien admitía ser algo que, ya lo habían aprendido, era una “desviación”. Esta anécdota es un llamado de alerta. La riqueza de las naciones y el bienestar de los individuos dependen hoy en día de que “haya artistas en el salón”. Si bien no todo el mundo se convertirá en un artista de calidad, es de suma importancia que los gerentes se vuelvan diseñadores si quieren tener éxito en la
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Una nueva mentalidad economía de hoy en día. El diseño es la fuerza diferenciadora de hoy en día. Como señala Norio Ohga, ex presidente de alta tecnología de Sony: “En Sony asumimos que todos los productos de la competencia tienen básicamente la misma tecnología, cuestan lo mismo, funcionan igual y tienen las mismas funciones que los nuestros. El diseño es lo único que diferencia los productos en el mercado”. Asimismo, Chris Bangle, de BMW, señala que: “Nosotros no fabricamos automóviles”. Por el contrario, fabrican “obras de arte móviles, que expresan el amor del conductor por la calidad”. Relatos
A medida que la información fluye más libremente, los hechos se vuelven menos importantes. Lo importante es el contexto en el que son colocados estos hechos y el modo emocional de presentarlos. De eso se trata un relato: un contexto enriquecido con emociones. Los relatos implican mucho dinero. El arte de persuadir (publicidad, consejos, consultorías, relaciones públicas) constituye 25% del PIB estadounidense. Si estimamos que los relatos constituyen al menos la mitad de todos los esfuerzos de persuasión, aquellos producen US$ 1 billón para la economía estadounidense. Existe un nuevo movimiento en marcha en el mundo de los negocios llamado “Relatos Organizacionales”. La gente de negocios se ha dado cuenta de que tanto ellos como sus contrapartes aprenden tanto o más a partir de conversaciones informales y discusiones a la hora del almuerzo que con el aprendizaje formal. 3M le da a sus ejecutivos clases para aprender a contar relatos; la NASA está empezando a utilizar relatos como parte de sus programas de gerencia del conocimiento; y, Xerox, reconoce que su personal de mantenimiento ha aprendido a reparar las máquinas no tanto con los manuales sino con relatos. Lo mismo ocurre en el campo médico. La doctora Rita Charon, profesora de la Universidad de Columbia, recuerda cuando trabajaba como médico internista. Descubrió que buena parte de su trabajo tenía que ver con relatos. Los pacientes descri bían sus problemas en forma de relatos y los médicos repetían constantemente relatos sobre su éxito. En 2001, Charon propuso el “movimiento de medicina narrativa” en un artículo aparecido en Journal or the American Medical Association, en el que propone una nueva aproximación al cuidado médico: “Junto a las habilidades científicas, los médicos deben aprender a escuchar, entender y valorar los relatos de los pacientes, y actuar en beneficio de estos últimos”. Hoy en día, todos los estudiantes de medicina del segundo año deben tomar un curso de narrativa médica. Quince años atrás, sólo tres cuartos de las escuelas de medicina estadounidenses ofrecían cursos humanísticos; hoy en día, la proporción es de tres a cuatro. Sinfonía
No se trata necesariamente de música clásica sino de saber reunir elementos que no parecen tener relación entre sí. Es la
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habilidad de sintetizar y detectar patrones generales, en vez de ofrecer respuestas específicas. Dada la automatización, la subcontratación de técnicos y el acceso instantáneo a la información, los profesionales deben aprender a hacer cosas que las computadoras y los extranjeros no sean capaces de hacer. El prefijo más importante de nuestra época debe ser “multi”. Todo el mundo es “multicapaz”; nuestras comunidades son multiculturales; la industria del entretenimiento es hoy en día multimedia; etc. Quienes logren dominar el arte de manejar información y conocimientos diversos serán recompensados en la Era Conceptual. Por ejemplo, la subcontratación de especialistas en informática en la India generará oportunidades para aquellos que sean capaces de mediar entre los programadores del Este y los clientes del Oeste. Dichas personas tendrán que sentirse cómodas en ambas culturas y contar tanto con las habilidades “duras” necesarias para llevar a cabo su tarea, como con habilidades “suaves”, como Ventas y Marketing. Nicholas Negroponte, de MIT, lo pone de este modo: “Buena parte del estancamiento de ciertos ingenieros ha sido resuelto por gente que no pertenece a dicha área. Es más importante la perspectiva que la inteligencia. La capacidad de dar grandes saltos con el pensamiento es denominador común entre creadores de nuevas ideas, mentes multidisciplinarias y experiencias variadas. Para sobrevivir y prosperar en la Era Conceptual, debemos ser inversionistas y creadores de metáforas. La imaginación metafórica (es decir, entender una cosa en términos de otra) es esencial para poder establecer conexiones y comunicar experiencias que los demás no tienen. Por ejemplo, Gerald Zaltman, profesor de la escuela de negocios de Harvard, desarrolló un método para reemplazar las encuestas y los focus groups, que consistía en pedirle a los involucrados fotografías que representaran sus sentimientos con respecto a un producto o servicio en particular. De este modo, Zaltman consigue las metáforas con las que los clientes suelen pensar en el producto (por ejemplo, el café es considerado un motor, los sistemas de seguridad, un perro guardián). Empatía
La empatía es la capacidad de imaginarnos en la misma situación que otra persona e intuir qué esta sintiendo. Empatía no es lo mismo que simpatía. Esta última significa sentirse mal por alguien; la empatía es sentir con alguien. En la Era de la Información, la empatía era considerada un concepto que no tenía conexión con la junta directiva o con el negocio de la alta tecnología. Daniel Goleman, en su libro Inteligencia Emocional, publicado hace poco más de diez años, opinaba que las habilidades intelectuales no son tan importantes como las fortalezas emocionales. De hecho, lo único que las computadoras no son capaces de reproducir es la empatía. Esta última supone captar señales no verbales muy sutiles como la expresión facial, la postura y los patrones de habla. En palabras de Simon Baron-Cohen, psicólogo de la Universidad de Cambridge, la empatía “supone
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Una nueva mentalidad inexactitud (no es posible identificar por completo el estado mental de otra persona), ponerle atención a todo el panorama (por ejemplo, lo que uno cree que otro cree sobre una persona), contexto (la cara, la voz, la actuación y la historia de una persona constituyen información esencial para determinar el estado mental de la misma) y sin expectativas de ser legítima (es posible que lo que nos hizo felices ayer no nos guste hoy). Esas son todas habilidades propias del lado derecho del cerebro. Mientras que cualquier trabajo que pueda ser reducido a un conjunto de reglas o patrones puede ser llevado a cabo por las computadoras o por una fuerza laboral extranjera, la capacidad de captar matices y hacer conexiones a un nivel emocional son destrezas fundamentales de la Era Conceptual. Juego
Durante los años treinta y cuarenta, reírse en la planta River Rouge de la Ford Motor Company era considerado una ofensa contra la disciplina y silbar o sonreírse eran considerados actos de insubordinación. Madan Kataria, médico de Mumbai, en la India, cree que la risa funciona como un virus benevolente, que se propaga de un individuo a otro, de una corporación a la otra y de una nación a sus vecinos. Tanto Kataria como un gran número de médicos en todo el mundo, creen que la risa puede mejorar el sistema inmunológico de las personas y, por curioso que parezca, aumentar las ganancias de una compañía. Hace unos años, Kataria abrió un club de la risa en el que un pequeño grupo de personas se reúnen cada mañana para comenzar el día con media hora de risa. Hoy en día hay como 2.500 clubes de la risa en todo el mundo. Buena parte está en la India, pero también hay en Inglaterra, Alemania, Suecia, Noruega, Dinamarca y Canadá, y pronto abrirán varios en Estados Unidos. Combinar trabajo con juego se ha vuelto una estrategia exitosa para muchas compañías. Por ejemplo, Southwest Airlines, que sigue siendo rentable mientras sus rivales luchan por mantenerse solventes, incluye dicha estrategia en su declaración de misión: “Es raro que la gente triunfe si no se está divirtiendo”. De acuerdo con el Wall Street Journal, más de 50 compañías europeas, incluyendo a Nokia y Daimler-Chrysler, han contratado consultores de “juego serio”, una técnica que utiliza los bloques Lego para entrenar a los ejecutivos corporativos. Por su parte, British Airlines cuenta con un “bufón corporativo” para divertir a los empleados. Los ejecutivos se han dado cuenta de que el humor es un indicador de efectividad gerencial, inteligencia emocional y habilidades del cerebro derecho; y de que la risa tiene el poder de aumentar la efectividad. Jugar se está volviendo una cuestión común.
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Sentido
En 1942, Viktor Frankl era un joven psiquiatra que vivía en Viena. Como era judío, este y su familia fueron enviados a campos de concentración. Frankl sobrevivió a tres duros años entre Auschwitz y Dachau; pero su esposa, hermano y padres fueron ejecutados. Durante su encarcelamiento, Frankl escribió un libro en retazos de papel. Un año después de que los Aliados liberaran los campos de concentración, las notas de Frankl se convirtieron en uno de los trabajos literarios más poderosos y conmovedores del siglo XX, El hombre en busca de sentido. En este, Frankl concluye que “el principal problema del hombre no es obtener placer o alejarse del dolor sino encontrarle un sentido a su vida”, y que dicha búsqueda de sentido es la fuerza más poderosa dentro del ser humano. En esta era de abundancia, en la que visitar un centro comercial significa un embotamiento de los sentidos y en la que no tenemos que luchar por sobrevivir, la mayoría de los estadounidenses se puede dar el lujo de invertir tiempo en buscarle un sentido a sus vidas. Si Frankl y sus compañeros en prisión fueron capaces de buscarle un sentido a sus vidas a pesar del trabajo extenuante, guardias sádicos, el hambre y la pérdida de sus familias y vidas, con toda seguridad nosotros también podemos. Buscarle un sentido a nuestras vidas, o la espiritualidad, nos mejora en todos los sentidos. Está comprobado que la gente que reza o medita a diario tiene una menor presión arterial. Investigaciones han demostrado que ir al templo disminuye las posibilidades de un infarto, suicidio y ciertos tipos de cáncer. La espiritualidad se está abriendo camino en el mundo de los negocios. Hace cinco años, Ian Mitroff, de la Universidad de California del Sur, y Elizabeth Denton, consultora, llevaron a cabo un proyecto de investigación llamado Una auditoría espiritual del mundo corporativo estadounidense en el que entrevistaron a cien ejecutivos. La mayoría de los ejecutivos no definió “espiritualidad” como religión sino como la búsqueda de sentido en nuestras vidas. Mitroff y Denton descubrieron que, si bien los ejecutivos y sus subordinados estaban deseosos de expresar su espiritualidad en el trabajo, por lo general esto estaba prohibido para evitar ofensas contra la religiosidad de los colegas. Sin embargo, uno de los descubrimientos más importantes fue que las compañías que admiten los valores espirituales y definen sus objetivos en función de estos, sobresalen por encima de las compañías que no los admiten. Según un reciente estudio realizado en Estados Unidos, tres de cada cinco estadounidenses considera que la espiritualidad podría mejorar sus trabajos. En la Era Conceptual habrá un renacimiento de la espiritualidad en los lugares de trabajo y un crecimiento de la espiritualidad como negocio: el negocio de ayudar a los demás a darle sentido a sus vidas.
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Una nueva mentalidad
Título original: A Whole New Mind Editorial: Riverhead Hardcover Publicado el: marzo de 2005
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