Descripción: El Cantar de los Nibelungos, escrito a principios del siglo XIII por un poeta austríaco consta de treinta y nueve cantos compuestos por versos pareadso y presenta rasgos semejantes al cantar de ges...
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Aventura para el juego de rol "El Anillo Único".
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Partitura nibelungos
Descrição: Los griegos, posiblemente desde tiempos micénicos, llamaron fenicios a los habitantes del antiguo país de Canaán. El término, que etimológicamente deriva del vocablo phoinix cuyo significado es el ...
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El anillo del Nibelungo
Richard Wagner 14
en los prados; a todos sonríen sus ojos abiertos y el dulce trino de los pájaros es su canto. Respira exhalando perfumes y de su sangre brotan hermosísimas flores. Subyuga al mundo adornada con armas delicadas. De ella huye el invierno y las borrascas. El amor que ahora se alegra a la luz de la hermosa luna y se escondía antes en nuestros pechos, la ha atraído. ¡Vencido está el obstáculo que separaba la prima vera del amor! -¡Te he visto y te he presentido cuando me miraba en el agua de los arroyos! contesta Siglinda-; te he esperado desde el tiempo ya perdido y en brumas. ¡He llevado eseondido y en seereto mi amor a ti; tu voz me era conocida y sonaba a música extraña y divina! Los amantes se oyen inundados de un mutuo encantamiento; se cuentan sus sueños, sus penas y esperanzas; reconocen que la imagen de cada uno ya vivía en ambos; que la voz era un viejo eco conocido cuyo acento les venía de lejos, desde la niñez perdida. -¿De veras te llamas Wehwalt? -pregunta Siglinda. -Desde que me amas dejé de llamarme así; ahora domino las delicias y los encantos del amor. -¿Puedes llamarte Friedmund? -Llevaré cl nombre que tú me des. -¿No era lobo tu padre? -¡Era lobo para zorros cobardes! -¡Tú eres un welsa! -grita la mujer-, ¡Welsa era el anciano que hundió la espada en el fresno y que reconocí como a mi padre! ¡Deja que te llame Siegmund, boca de la victoria! ¡Siegmund te llanto yo! Siegmund enajenado se acerca al árbol, toma la espada del puño, e impulsado por su amor la arranca con ímpetu. -¡Nothung! -grita al contemplarla. Y la presenta a Siglinda como regalo de bodas. -¡Así me desposaré con la mujer más ideal; así la arrancaré a mi enemigo! ¡Sígueme lejos de aquí! Vente conmigo a donde habita la hermosa primavera; Nothung nos protegerá y aun pereciendo yo, ella te protegerá! Y Siglinda entusiasmada se apresta a seguirle, diciéndole: -¡Tú eres Siegmund y yo Siglinda, que ansiosa te esperaba! ¡Has ganado con tu espada a tu hermana y a tu esposa! -¡Esposa y hermana eres! -responde -responde Siegmund-. ¡Surja, pues, de nosotros una nueva estirpe de los welsas! Y el resplandor lunar ilumina a los amantes; afuera se siente en el bosque el susurro de las hojas movidas por el viento mañanero. Pronto el viejo sol alumbrará los caminos y las corzas correrán entre los matorrales. Unidos en el destino la pareja abandona la casa de Hunding y se pierde en la umbría de las selvas y el silencio del amanecer. Los dioses desde el Walhalla han visto el derrotero de los amantes; la mirada de Wotan los ha acompañado por los senderos del bosque. Hunding, vuelto de su letargo, conoce el abandono de Siglinda y una tremenda cólera lo conmueve. Invoca a Fricka, la protectora del matrimonio, y clama venganza. El viejo Wotan lucha entre su preferencia por el welsa Siegmund, su propio hijo, y la influencia de su esposa que reclama justicia para Hunding. Cuando en otro tiempo Wotan descendió a la tierra en busca de Erda, la mujer de sabiduría infinita, la fascinó con su dominio y de los amores de amibos nació la hija predilecta del dios: Brunilda. Con ella suman nueve sus hijas, todas walkyrias, 14